FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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domingo, 22 de enero de 2012

El gran legado de Bush


ATRIO

El pasado 15 de diciembre, Estados Unidos puso fin a la sangrienta, inmoral y errónea guerra iraquí que comenzó hace nueve años y que se llevó la vida de más de 150.000 civiles y casi 4.500 militares estadounidenses, según los medios occidentales.
Los estadounidenses se retiran dejando un país destruido, una sociedad destrozada y un pueblo completamente dividido. La gente carece de servicios públicos, hay más hambre, más enfermedades y se cometen asesinatos casi a diario. Se van tal cual entraron: mintiendo, tergiversando, manipulando datos. Si entonces justificaron la invasión alegando a las supuestas armas de destrucción masiva, ante la incapacidad de demostrarlo el Gobierno de Bush expuso de inmediato su estrategia y comenzó a vender la guerra como necesaria para “llevar la democracia a  Oriente Medio”. Así ahora afirman, como dijo el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, que los iraquíes están mejor que nunca. Que “el sueño de un Irak independiente y soberano es ya una realidad”, y que “hemos derramado mucha sangre aquí […] para lograr […] hacer un país soberano e independiente y capaz de garantizar su propia seguridad”.  El día 5 de enero, una cadena de atentados en distintos barrios de Bagdad, causaba 63 muertos y casi doscientos heridos.
Nos preguntamos cuándo decidirá Barack Obama cerrar Guantánamo, o lo que es lo mismo, cuándo decidirá cumplir con su palabra. Echamos la vista atrás y comprobamos que hace exactamente diez años, el 11 de enero de 2002, que llegaron los primeros presos al centro de detención de Guantánamo, una de las cárceles más tristemente famosas del planeta. Era la avanzadilla de las cerca de 800 personas que han pasado por la base estadounidense a lo largo de la última década y en la que se han enfrentado a maltratos, torturas y muerte. Apenas transcurrido seis días de aquel nefasto 11-S, el entonces presidente de los EEUU George W. Bush dispone “su guerra contra el terror”, autorizando a la CIA a establecer centros de detención en todo el mundo. Dos meses después, la Agencia Central de Inteligencia ya tenía autorización para detener indefinidamente y sin derecho a juicio a cualquier sospechoso de terrorismo. Esto fue el principio de la ‘doctrina Bush’. Principio que por cierto AÚN HOY PERDURA bajo la administración Obama. Guantánamo es el símbolo de la más infame violación de derechos humanos cometida al calor de la “guerra contra el terror”.
Lo que queda tras esta década de políticas antiterroristas estadounidenses es un “legado tóxico para los derechos humanos” –afirma Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España –  “El sistema de excepción ha permanecido igual, a grandes rasgos, con la nueva administración”, ya que se mantienen “los tribunales militares y aún quedan 161 personas dentro”. A los presos en Guantánamo hay que sumar el número de desaparecidos y detenidos en cárceles secretas de la CIA, cuyo número aún se desconoce, y las 2.100 personas que aún siguen recluidas en la prisión de Bagram, en Afganistán, sin cargos ni juicio. “Tanto en las bases de Afganistán como de Irak se ha detenido a cientos de personas, se las ha torturado y maltratado durante años bajo custodia estadounidense”.
Que duda cabe que el “legado” de Bush aún tardará años en subsanarse. El mundo no es más seguro después de sus 8 años de mandato. Aunque él se empañara en hacérnoslo creer: «Con Sadam fuera del poder, el mundo es un lugar mejor y más seguro» (con esta frase resumió su particular visión de la situación mundial, en una entrevista concedida a Larry King en la CNN el 15/08/2004). Qué absurdo. Sólo hay que repasar lo sucedido en Pakistán, Afganistán, Irak, Irán, Palestina, Al-quaida en el Magreb, (Mali, Mauritania), los atentados en Londres, Madrid, el incumplimiento de los objetivos del milenio con el consecuente aumento de la desigualdad y la extrema pobreza, el rechazo a la firma del protocolo de Kioto en 2005, la desregulación de los mercados financieros internacionales que trajo la crisis que todavía nos azota, Guantánamo, Abhu Graid y la extensión de la tortura por todo el planeta en bases militares americanas. ¿Es realmente este mundo  mejor y más seguro?
Cuando el pasado día 12 vi por TV las imágenes de los cuatro marines norteamericanos orinando sobre los cadáveres de varios talibanes en Afganistán y escuché cómo el Pentágono intensificaba sus intentos para evitar este tipo de imágenes que van contra los valores de las Fuerzas Armadas (después de que en 2004 se filtraran fotos de maltrato, abusos y tortura a presos en la prisión estadounidense en Irak de Abu Ghraib, y sobre todo, de las barbaridades que Wikileaks reveló sobre los cientos de informes que las autoridades estadounidenses dejaron sin investigar), me pregunté: ¿Dónde están esos valores de Las Fuerzas Armadas?  ¿Dónde está la ética militar?
A día de hoy, el conocido mundialmente “presidente de las guerras” George W. Bush, llena sus arcas con la multimillonaria venta de su libro “Decisión Points” autobiografía en la que justifica y reconoce que autorizó la tortura.
Deplorable.
19 de enero de 2012

Una teología nueva


Redacción de Atrio, 22-Enero-2012

Aunque la última obra de Juan José Tamayo, Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo (Biblioteca Herder. Barcelona, 2011. 416 páginas. 24,90 euros) ya fue presentada en Atrio por Ana Rodrigo y discutida en casi 200 comentarios (ya cerrados al pasar más de 30 días), crteo que vale la pena dar a conocer la opinión que sobre el libro escribía ayer en Babelia de El PaísFederico Mayor Zaragoza. Esto puede permitir seguir debatiendo sobre el tema a quienes todavía quieran decir algo, sobre todo si es derspués de leer el libro.

Una teología nueva

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA, EL PAÍS,  21/01/2012
Frente a la idea secular, espoleada por Samuel Huntington en la década de los noventa del siglo pasado, de que la paz entre las religiones y las civilizaciones es prácticamente imposible y que tarde o temprano se enfrentan porque todos consideran que sólo su creencia es la verdadera, el libro de Juan José Tamayo, tan interesante y atractivo como oportuno, nos permite entender la raíz de la discordia y los caminos del encuentro y la conciliación. El capítulo ‘Guerra y paz en las religiones’, junto con el que aborda el diálogo entre civilizaciones, son particularmente esclarecedores. La “globalización” sustituyó los valores éticos, los principios democráticos, por las leyes del mercado. Y las instituciones internacionales de “todos los pueblos” por los grupos plutocráticos (G-7, G-8… G-20).
Estamos ahora cosechando los frutos amargos de aquella incomprensible abdicación moral. La ética liberadora del cristianismo es inclusiva y armoniza, en la iglesia “del Evangelio y de las sandalias”, según preciosa definición del obispo Pere Casaldáliga, la emancipación personal con el cumplimiento de los deberes que la colectividad requiere. Del anatema al diálogo; del conflicto entre religiones a la alianza; de la marginación a la lucha contra la pobreza y la exclusión. En un momento en que está claro que ha llegado a término el paradigma económico actual, este libro abre luminosos caminos del mañana. Otra teología es posible… ¡y necesaria! Este es el hilo conductor de esta obra de gran relieve: también las religiones deben cambiar de rumbo, conservando sólo sus auténticos cimientos. Deben abandonar las seguridades dogmáticas y transitar por los terrenos de la realidad presente. Es preciso recuperar el tiempo para participar, para ser ciudadanos plenos, para dejar de ser espectadores y pasar a ser autores, para poder elevar el vuelo de las facultades distintivas de la especie humana en el espacio infinito del espíritu.
La obra se completa con una excelente reflexión sobre el papel del cristianismo liberador en los procesos de colonización y descolonización de América Latina: formas de poder, alienación de colonizados y colonizadores; protagonismo de las religiones en diversos momentos históricos… para permitir, al fin y al cabo, que los pueblos americanos fueran tomando progresivamente en las manos las riendas de su destino. El libro está escrito en un lenguaje claro y asequible. La sociedad, la mayoría silenciosa y silenciada, está facultada, sin embargo, para diseñar el futuro que anhelamos, el otro mundo posible que entre todos debemos construir. La teología que corresponde a este objetivo supremo de la educación que libera, que da alas y permite superar vallas y cercados, es la teología de la liberación, de la igual dignidad humana, sea cual sea el color de piel, la ideología, la religión y el sexo. La teología que considera por igual al hombre y a la mujer. Por fortuna, en un momento de inflexión histórica gracias a la conciencia global, el mayor número de mujeres en la toma de decisiones y la capacidad de participación no presencial, amanece una nueva teología que proporciona asideros éticos, al tiempo que, como establece el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “libera a la humanidad del miedo”. Este libro constituye una importante contribución a este amanecer ansiado.

Lo que significó el discurso del Rey o la crisis de la legitimidad de la democracia española



Vicenç Navarro, catedrático de ciencias políticas y sociales


Artículo publicado en EL PLURAL por Vicenç Navarro. 16 de enero de 2012.
Este artículo analiza la escasa calidad democrática de las instituciones representativas españolas, tanto a nivel central como autonómico, que está creando un problema grave de legitimidad de tales instituciones. Entre ellas está no sólo la corrupción, sino incluso más importante la aplicación por parte de los partidos gobernantes de medidas impopulares que no constaban en sus programas electorales..LEER MÁS