FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

sábado, 31 de enero de 2015

Feliz Fiesta de Don Bosco 2015


31/01/2015 - 141 Vistas


“Si me habéis amado hasta ahora, seguid haciéndolo en adelante con la observancia exacta de nuestras Constituciones".

 
1
2
3
4
5


Mis queridos hermanos:

Os deseo a todos una feliz fiesta de Don Bosco, que este año estamos viviendo con un particular significado en  el año del Bicentenario de su nacimiento.

Celebrar, hoy, la fiesta de Don Bosco con los jóvenes y con la Familia Salesiana es una ocasión para dar gracias a Dios por Don Bosco, por el regalo de haberlo conocido y el don la vocación salesiana que hemos recibido. No hace muchos días, uno Obispo a quien he tenido la oportunidad de saludar en una de las visitas inspectoriales me decía: “Lo que más admiro de vosotros es el amor que tenéis a vuestro fundador, a Don Bosco, y cómo lo sabéis transmitir”. Me alegré mucho de escuchar esto, y enseguida vinieron a mi memoria las palabras de Don Bosco, recogidas en el proemio de nuestras constituciones: “Si me habéis amado hasta ahora, seguid haciéndolo en adelante con la observancia exacta de nuestras Constituciones".

Don Bosco sigue vivo en medio de nosotros en la medida en que somos fieles a nuestras Constituciones; en la medida en que vivamos, compartamos y desarrollemos el carisma que el Espíritu Santo ha suscitado por medio de él en la Iglesia y para el mundo. Su síntesis está condensada en el Sistema Preventivo que, no es sólo un sistema pedagógico, es también una propuesta pastoral y, fundamentalmente, una experiencia espiritual. Así podremos vivir la invitación de nuestro Rector Mayor: “Como Don Bosco, con los jóvenes y para los jóvenes”.

Feliz fiesta con mi afecto fraterno
Juan Carlos Pérez Godoy SDB
Inspector SSM

“¡No somos conejos!” Jesús Mº Urío Ruiz de Vergara

Lo ha dicho el Papa sobre la excesiva facilidad y propensión a la fecundidad de las mujeres. He leído en algún medio que el Papa ha podido incomodar a las madres de familia numerosa. Otros suprimen el “ha podido” y afirman, sin rebozo, que las ha ofendido, y casi insultado. Pero, ¡no es para tanto!, ni para alarmarse. Es solo recordar el modo directo, llano, popular, sin ser grosero, del lenguaje de Francisco, para entender su libertad d expresión, … ¡que no solo la tienen los dibujantes franceses!
La fuerza y el frescor de la frase usada por el Papa, muy normal en el lenguaje coloquial, está en la misma línea que el caso del posible puñetazo que se podría llevar el doctor romano, amigo de Francisco, que prepara sus viajes inernacionales, (no que se llevaría, sino que se “podría llevar”), si se metiese con su madre, o la ridiculizase, o se riera de ella. Lo que hace el papa argentino es apelar a la condicion humana, a sus limitaciones, a sus arrebatos, a sus arranques de nobleza, y a la no siempre pronta ni dispuesta prudencia para sosegar los impulsos.
Lo que creo que la afirmación papal quiso recordar fue, ni más ni menos, la enseñanza del Vaticano II, ratificada después por Pablo VI, sobre la “Paternidad responsable”. Ésta fue una enseñanza y una propuesta del Concilio no solo valiente, sino apropiada psicológica y socialmente a nuestros tiempos. El trabajo fuera de casa de los dos miembros de la pareja, la pequeñez de la vivienda y abultado montante del proceso de crecimiento y de educación de los hijos había cambiado drásticamente el panorama.
El Papa lo que hace es recordar a tanto obispo, y tantos guías o gurús del ciertas porciones del pueblo cristiano, -recordemos a Kiko Argüello catequizando a sus fieles-, que la doctrina cristiana sobre el número de hijos no tiene por qué separarse del mundo de la biología, de la economía, y del sentido común. Me parece que ya conté en este blog la anécdota siguiente: después de una homilía que pronuncié en una parroquia, en la que debí decir algo sobre el mundo de las relaciones sexuales que no le gustó a cierta señora, (después me enteré qu era del Opus), ella entró en la sacristía, y me espetó, “nosotros no podemos buscar el placer por el placer, porque no somos animales . .
Ante el evidente insulto dirigido, consciente o inconscientemente, a las parejas que practican la “paternidad responsable” me enfadé, casi me indigné, y le solté a la señora: “es al revés, la pareja humana, y no los animales, (dicho así, con deprecio y enojo), es la única que puede disponer de una práctica sexual alejada de la procreación. Los animales solo se aparean para tener hijos cuando la hembra está en celo. Así que es más parecido a lo que hacen los animales la numerosa procreación”
La señora se enfadó muchísimo. Después me enteré de que tenía nueve hijos, … y, también, cocinera, “mecánico”, y dos criadas de servicio. Yo no me arrepentí de nada de lo que le dije. Suelo ser muy amable, pero me enfurece, como pienso que le pasa a Francisco, cuando constato la tremenda e injusta diferencia social, y que encima sean los que más medios tienen los que piensan que son los buenos, y los que cumplen con las enseñanzas de la Iglesia. Además, la señora en cuestión, seguramente nuy devota de la Virgen, nunca se paró a pensar, estoy seguro, de que María fue madre de hijo único.
Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

¿Prohibido hablar de santos y mártires? Juan José Tamayo, teólogo




OPINIÓN
El veto del cardenal Martínez Sistach a un teólogo para hablar de santos y mártires católicos en un espacio cristiano, ¿no es contradictorio?
Mi año nuevo comenzó con una generosa invitación para hablar de santos y mártires latinoamericanos en Casa Amèrica de Catalunya y en la parroquia barcelonesa de Sant Medir: monseñor Romero, arzobispo de San Salvador (El Salvador), asesinado en 1980, próximo a la canonización por el Vaticano y ya canonizado por el pueblo, e Ignacio Ellacuría, teólogo y filósofo asesinado por el sanguinario batallón Atlacatl del Ejército salvadoreño en 1989. Santidad y martirio: temas muy cristianos, teológicos y en sintonía con el contexto: en un distrito llamado Sants, en un lugar religioso con nombre de santo, Sant Medir, y bajo la imagen del mártir Jesús de Nazaret. Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños, el arzobispo de Barcelona, cardenal Lluís Martínez Sistach, ordenó “taxativamente”, afirma el párroco Enric Subirá, prohibir la conferencia.

Al final, terminó celebrándose en un local de Esquerra Republicana, bajo el emblema del partido independentista y con participación de un público numeroso, convocado por la figura de Ellacuría, que días antes de su asesinato recibió en Barcelona el Premio Alfonso Carlos Comín concedido a la UCA, y quizá también al reclamo de la prohibición episcopal.
Prohibir a un teólogo hablar de santos y mártires en un espacio católico, ¿no resulta contradictorio? En este caso parece que no. No es que al arzobispo de Barcelona no le gustara que se hablara de santos y de mártires, sino de estos santos y mártires, Romero y Ellacuría, asesinados por haber optado por los excluidos, haber condenado la represión militar del Ejército salvadoreño contra el pueblo, haber denunciado la acumulación de la riqueza en muy pocas familias y haber defendido la paz y la justicia por la vía de la negociación. Por eso los mataron, ¡no por recitar el credo niceno-constatinopolitano! “No conozco a nadie”, decía Albert Camus, “que haya dado su vida por defender el argumento ontológico de San Anselmo”. Yo tampoco.
Para Sistach, esos santos y mártires quizá sean incómodos, porque hoy criticarían su modo autoritario de gobernar la iglesia de Barcelona, su alejamiento del pueblo y su sumisión, en este caso al menos, a la organización Germinans germinabit, que le exigió la prohibición de la conferencia. Es posible que a él le gusten más los santos de postín, conforme a su condición de Príncipe de la Iglesia como cardenal que es

Quizá le hubiera resultado menos incómodo que yo hubiera hablado de “política catalana”
Quizá le hubiera resultado menos incómodo que yo hubiera hablado de “política catalana”. Pero no eso lo que pidieron. ¡Normal! Un castellano viejo —soy palentino— hablando de política catalana sin ser experto en la materia resultaría, cuanto menos, pintoresco Se lo dejo al cardenal que, como buen eclesiástico en ejercicio, puede hacerlo con mayor competencia.

Sucede, además, que a quien prohibió la conferencia sobre Ellacuría fue al director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, editor y coautor de tres libros sobre Ignacio Ellacuría, el último Ignacio Ellacuría. Utopía y teoría crítica, editado junto con L. Alvarenga, en el que colaboran profesores de la Universidad Centroamericana (UCA), de la que fue rector, y de otras universidades. ¿Es incompatible para el arzobispo de Barcelona el trabajo pastoral con el saber universitario? ¿Un profesor universitario no puede hablar en un espacio sagrado? ¿Vuelve a declarar reñidas la Academia y la Iglesia, como hiciera el teólogo Tertuliano (ca. 160-ca 220)?
A mi juicio, con la prohibición, el arzobispo ha cometido al menos cuatro “agresiones”, no cruentas ciertamente, pero no por ello menos graves: contra Ignacio Ellacuría, prestigioso universitario e intelectual reconocido internacionalmente, que además fue asesinado por defender la democracia, la justicia y la libertad en El Salvador; contra la Universidad Carlos III al vetarme como profesor de la misma; contra la Cátedra de Teología y de las Religiones que lleva el nombre de Ignacio Ellacuría, y, quizá la más importante, contra la libertad de expresión.

Según mis informaciones, Sistach es uno de los hombres de confianza del papa Francisco para llevar a cabo la reforma de la Iglesia en España. Pero flaco servicio está prestando a dicha causa con actitudes represivas de la libertad de expresión y del pluralismo religioso como esta. Ahora entiendo un poco mejor su actitud anclada en el modelo eclesiástico de Juan Pablo II y Benedicto XVI. La reforma de la Iglesia de Francisco no ha pasado los Pirineos.
Acabo de recibir un whatsApp que dice: “Juanjo, el obispo no te quiere, pero los catalanes tú sabes que sí. Un abrazo”. Me quedo con ese mensaje.


Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III de Madrid y editor, con Luis Alvarenga, de Ignacio Ellacuría. Utopía y teoría crítica (Tirant lo Blanch, 2014)
————–
EL PAÍS CATALUÑA, 30 DE ENERO DE 2015

Esos periodistas miserables Jaime Richart, Antropólogo y jurista


Como en todos los oficios y en todas las profesiones, hay esforza­dos e impecables y hay miserables. Pues bien, también en el periodismo español…
Miserable es un adjetivo suficientemente expresivo para describir a esos periodistas que, prevaliéndose de los privilegios inherentes a su rol social y a su presencia permanente en tribunas públicas, difaman. Me refiero a esos que no citan las fuentes de las acusacio­nes que divulgan por respeto a “sus” fuentes, convirtiéndo­las en rumor: “Dicen algunas asociaciones que usted se ha lucrado ilícitamente, o que usted es un aprovechado o que usted es un ladrón…” “Fulano tiene otras cuentas además de la de Suiza, en otros tantos paraísos fiscales repartidos por el mundo” Como la víctima del fuego amigo elegido por la cúpula para ex­piar la culpa de incontables corruptos del mismo partido ya está mediáticamente condenada, todo el mundo me creerá aunque exagere, se dice a sí mismo ese periodista. Aquí está su ba­jeza.

Otras veces mienten sin más. Ignoran, los muy necios que hoy día la ciudadanía sabe leer muy bien la realidad y distingue lo verosímil de lo cocinado. Por eso insisten, contumaces, en su miopía o en su estrabismo. Porque suponen que la mentira repe­tida una y otra vez acaba calando en los lectores, en los oyentes, en los televidentes. Seguir atribuyendo machaconamente la auto­ría de actos terribles a otros entes distintos de los determinados por la justicia, es otro rasgo de esos periodistas miserables. To­davía, después de once años y ya cosa juzgada, mantienen públi­camente que el atentado ocurrido en la estación de Atocha de Madrid en 2004 fue obra del terrorismo vasco…
Esos miserables, ebrios por haber descorchado supuestamente casos de escándalo se atreven a desafiar a la deontología del perio­dismo al hacer frecuentes asertos sin más fundamento que la rotundidad. No piensan que nosotros poda­mos pensar que si real­mente fueran ellos los verdaderos investigado­res de un caso de corrupción sonado, ese “honor” les bastaría y no tendrían necesi­dad de recurrir a la exagera­ción que tan a menudo lucen…
Luego, cuando una formación política que cuenta entre sus cabe­zas visibles con personal de un alto coeficiente intelectual dedi­cado a la enseñanza superior emerge como valedora de la justicia social, ellos, periodistas neoliberales confesos, al ver en ese par­tido un serio peligro para la ideología que el periódico defiende, al carecer de mejores argumentos rebuscan entre las imaginarias e irrisorias debilidades personales de su cúpula. Les da igual. Con ello, por un lado suponen venderán más ejemplares y por otro confían en que debilitarán al enemigo actual de la ideología del periódico.
Pues bien, lo mismo que el periodismo en general distingue frecuen­temente entre la responsabilidad penal y la responsabilidad política de los políticos, hora es de distinguir también entre la responsabilidad penal en que pueda incurrir el periodista, y su responsabilidad ética. Es preciso depurar la difamación, el rumor y el libelo, y de paso el insulto a la inteligencia de quienes les lee­mos o escuchamos.
Esos son algunos de los periodistas que predominan en esta socie­dad española. Por eso no debe extrañar que los movimientos sociales emergentes se planteen la regulación de la libertad de expresión para que haya límites dictados por la razón y por el sentido común y no sólo sean los jueces los que decidan tales límites. Ha de evitarse que ese “calumnia que algo queda” sea una amenaza constante y fácil en manos del periodismo con­tra los ciudadanos y ciudadanas que están o han ido a la política para remover de ella a los ladrones y villanos.
Por último, ya sabemos que la prensa escrita está tocada de muerte y que por eso mismo algunos periodistas que trabajan en ella recurren cada vez con más frecuencia al sensaciona­lismo y al amarillismo para vender más ejemplares. Pero si deseamos elevar un poco -sólo un poco- el nivel de esta misera­ble democracia, debería empezar este país por impedir o dificultar a esos periodis­tas miserables que hagan noticia de escándalo de lo irrelevante, y dosifiquen la noti­cias a su conveniencia y a la de su periódico, que se dediquen más a la hipérbole y al libelo que a informar veraz­mente, y más a ofender con sus patrañas a quienes no les gusta que a hacer del rigor informativo el valor supremo del periodismo. La ciudadanía española está necesitada de muchas cosas, pero también de una ética que es la expresión final de la grandeza de los pueblos y de las naciones y en España parece sepultada…