Publicado en alandar nº278 |
¿Qué es un santo? ¿Quién determina las cualidades que debe llevar aparejada una persona para que su rostro pase a ilustrar estampitas, su nombre se coloque a los recién nacidos o se le ponga a iglesias y congregaciones religiosas? En loor de santidad (“en olor”, como escriben con gracejo quienes confunden la expresión) nos llegan ríos de personajes de moral intachable, seres admirables a los que les unen ciertos “superpoderes”, por ende, supraterrenales. La maquinaria santificadora vaticana funciona en los últimos años, sobre todo desde que el anterior papa asumió el pontificado, al máximo de su capacidad. En este caso, como en otros muchos si hablamos de la Iglesia institución, la obsesión por la cantidad va a terminar sepultando la virtud de la calidad.
De la mano de la Congregación para las Causas de los Santos nos llegan noticias sobre la velocidad a la que “vuela” el proceso de canonización de Juan Pablo II. Al polaco, cuando se le suba a los altares, se le podría calificar de “santo express”. ¿Por qué algunos van tan rápido y otros (monseñor Romero, por poner un ejemplo nada inocente) tan lentos? Y seguimos con las preguntas: ¿cuál es el modelo de santo que defiende el Vaticano?, se pregunta Fernando Torres, nuestro colaborador y autor del interesante artículo en que se aborda este espinoso tema. Las repuestas caminan de la mano del modelo de Iglesia que se defiende desde la jerarquía: se buscan santos y santas de ideología y práctica conservadoras, poco insumisos ante las leyes humanas y muy milagreros. LEER MÁS