FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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miércoles, 21 de octubre de 2020

El proyecto de Jesús, madurando en el tiempo, 7

 Salvador Santos,

ALEGRÍA EN UNA BODA FRACASADA

      Uno de los primeros relatos del evangelio de Juan habla de lo ocurrido en la celebración de una boda. El texto dice así:

           “Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y fue invitado Jesús, como también sus discípulos, a la boda.
      Faltó el vino, y la madre de Jesús se dirigió a él:
       No tienen vino.
Jesús le contestó:
       ¿Qué nos importa a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora 

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Sobe el Daimon o el Dios–’Cristo interior’

 Isidoro García Gómez

ATRIO

«…Buscadme en vuestros corazones, después de mi muerte». (Mawlānā Rumi).
Porque la muerte no es apagar la Luz, es solamente apagar la lámpara, porque ha llegado el Amanecer”. (Rabindranah Tagore)

      No voy a hablar de Dios, porque eso es una tontería. Quiero hablar de la idea que nos hacemos de Dios, que es una cosa muy distinta.

      La idea que tenemos de “Dios”, es una creación personal nuestra, y es completamente independiente de la realidad. La realidad es lo que es, sin necesidad de que nosotros la pensemos, ni de como la pensemos.

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Lucía Ramón: “Los Evangelios los han interpretado varones”

 

Josep Playá Maset

Redes Cristianas

La profesora de la Facultad de Teología de Valencia reflexiona sobre la visión femenina de la Iglesia
La Fundació Joan Maragall invita desde 1997 a personalidades de relieve del pensamiento cristiano para exponer las líneas maestras de un libro que elaboran por encargo de la entidad. Y el jueves pasado la invitada fue Lucía Ramón, profesora de la Facultad de Teología de València, con el tema Feministas agnósticas y feministas cristianas: un diálogo inexplorado .

“Hasta ahora los textos los han interpretado prácticamente solo clérigos y varones”
Uno de sus libros anteriores tiene un título muy sugerente: Queremos el pan y las rosas.
Cuando hablo de feminismo hablo de un proyecto social, político, de igualdad de oportunidades para todos, independientemente del sexo. Las religiones han contribuido en parte a la limitación de las posibilidades y los derechos de las mujeres, pero también han servido para dar fuerza a las mujeres, afirmarse en su dignidad y rebelarse ante situaciones injustas.

Y entre estas mujeres que son un referente vital están esas trabajadoras de Massachusetts de principios del siglo XX que se manifestaban para pedir mejores condiciones de trabajo en la industria textil con las pancartas de “pan y rosas”. Reclamaban no solo justicia económica sino también el deseo de tener una vida plena. Las rosas son el reconocimiento de la dignidad de las personas, el poder gozar de las bellezas de la vida. Me preocupa especialmente el rostro de la pobreza en el mundo sea femenino. Hay que empujar para cambiar esta situación, también desde el ámbito de la espiritualidad de las religiones.

¿Qué puede aportar la visión de la mujer a la Iglesia católica?
La experiencia vital de nacer mujer y vivir en un cuerpo de mujer en una sociedad que es patriarcal, en mayor o menor medida, implica diferencias y experiencias distintas. La teóloga latinoamericana Ivone Gevara habla de “la expresión femenina del mal”. La violencia sexual, el no tener acceso al poder o el mal de la ignorancia son experiencias reales que se han de tener en cuenta. Si hablamos de la prostitución solo desde una perspectiva masculina habrá una experiencia de vida que quedará oculta. La realidad es compleja y cambiante.

El hombre es socializado para la autonomía y el trabajo en el espacio público, y las mujeres fundamentalmente hemos sido educadas en el cuidado, la atención a los demás. Hasta hace poco se daba por hecho que había una masa de mujeres que se encargaban del cuidado de niños, ancianos, enfermos, en un marco de economía informal. Y cuando las mujeres nos hemos incorporado al trabajo, ha empezado lo que Adela Cortina llama la “extinción de la mujer cuidadora”. Hay elementos de la vida que no son monitorizables, no se puede pagar para que te den consuelo, ni para tener cuidados afectivos o atención, pero son valores que necesitamos. Y que los hombres también deben desarrollar. Como las mujeres debemos desarrollar valores masculinos, la autonomía, el sentido de la responsabilidad, no buscar príncipes azules…

¿Y la Iglesia ayuda?
El discurso teológico, la predicación, el acompañamiento espiritual, los hacen fundamentalmente varones clérigos célibes… y esta otra experiencia de la vida, esta cultura ética propia de la mujer está ausente. Me parece una pérdida trágica que una institución desaproveche este potencial.

¿Qué aportación puede hacer el cristianismo a la liberación de la mujer?
He planteado las críticas, pero la propia espiritualidad y la experiencia cristiana de Dios afirma la dignidad de las mujeres y su creatividad. Los Evangelios, pese a estar escritos por varones, en un contexto patriarcal, destacan muchos encuentros de Jesús con mujeres que estaban oprimidas, con todo tipo de dolencias, y ese encuentro las libera y empuja a la acción. En tiempos del imperio romano, el cristianismo se consideraba casi una religión de mujeres. Hay muchas mujeres a las que su experiencia religiosa les impulsó a proponer nuevas formas de vida, proyectos sociales.

Pero los Evangelios se utilizan también para justificar…
…Aquí es donde cobra importancia la teología femenina. Estos textos tienen lecturas distintas, hay que interpretarlos en su contexto histórico y hasta ahora solo lo han hecho prácticamente clérigos y varones. Hay que deconstruir esas lecturas.

Dígame algún ejemplo.
Asociar a María Magdalena con una prostituta es un error que no aparece en los textos y sin embargo se ha dado por bueno. En la película de Mel Gibson La pasión de Cristo vuelven a identificarla con la prostituta que llora a los pies de Jesús, y eso no tiene nada que ver con los textos originales. También son importantes las traducciones. En el Nuevo Testamento aparece una carta a Junia, la apóstol, y el traductor la masculinizó como Junias. Se da por hecho que en la última cena no hubo mujeres, y cómo no iba a haber mujeres si estaban todos juntos. Muchas veces estas suposiciones vienen de la historia del arte. La Iglesia griega venera a María Magdalena como apóstol de los apóstoles, fue ella quien anunció la resurrección, y el papa Francisco la quiere recuperar como la primera apóstol.

¿En el tema de la mujer y la religión hay posturas antagónicas?
Es lo que he planteado en la Fundació Joan Maragall. Hay una postura apologética desde dentro, el discurso oficial, que defiende que la religión dignifica sin darse cuenta de las prácticas discriminatorias. Se hace una defensa en bloque de toda la tradición, y eso pasa en todas las religiones. Y luego está un feminismo que cree que la religión es el problema, y que hay que acabar con las religiones para acabar con el patriarcado. Pero no reconoce la pluralidad de tradiciones, con sus conflictos y sus disidencias.

La realidad no es algo monolítico, sino dinámico, como lo puede ser el catalanismo o el marxismo. Y, además, al negar la pluralidad negamos que para muchas mujeres, y especialmente para las empobrecidas, la espiritualidad y la religión son una dimensión importante en sus vidas a la que no quieren renunciar. No podemos plantear a las mujeres que tengan que elegir entre igualdad y espiritualidad. Podemos tenerlo todo, las que queramos; y luego habrá mujeres a las que no les interese esa dimensión espiritual. A mí la Iglesia me ha dado mucho, lo que no me impide ver esos problemas.

¿La Iglesia ha dado pasos, pero el acceso de la mujer al sacerdocio es un tema tabú?
Hablar del papel de la mujer a mí ya me resulta inquietante cuando en realidad todos somos bautizados y tenemos la misma misión. Jesús no propuso unas bienaventuranzas, unos mandamientos o unos ritos para entrar en la Iglesia diferenciados entre hombres y mujeres. Esas diferencias surgieron después, en el contexto greco-romano. El tema del sacerdocio es fundamental, porque es necesario para tener a acceso a cualquier lugar de toma de decisiones, para pertenecer a la jerarquía visible. Por muchas declaraciones positivas y elogiosas hacia las mujeres, la realidad es que no podemos acceder a esos estos ministerios.

A las teólogas feministas, las argumentaciones que se dan nos parecen poco consistentes. No hay una objeción clara en la Biblia contra el sacerdocio femenino, tiene que ver más con una tradición. El último argumento que se ofrece es la masculinidad de Jesús. Pero a nadie se le ocurrirá negar el sacerdocio a un negro o a un eslavo, aunque no sean judíos, y sí se les niega a las mujeres por el hecho de serlo. ¿Somos tan diferentes como para negar que las mujeres podamos representar a Cristo?

Estados Unidos en 2020: La más seria fractura social desde la Guerra Civil

José R. Oro

 Redes Cristianas

CUBADEBATE
Se viven días muy graves para la sociedad estadounidense. Una gran cantidad de problemas internos que han sido ocultados durante mucho tiempo por el así llamado “estado de bienestar” en algunos países capitalistas altamente desarrollados, no han progresado en Estados Unidos (en muchos casos, ni empezado a tratar de mejorarlos), como ha ocurrido en mucha mayor proporción en los países escandinavos, o en Canadá, por ejemplo.

Esto se agrava extraordinariamente con la presencia de Donald Trump en el sillón presidencial, encabezando el más ultraderechista Gobierno que se recuerde en ese país. Con una pobrísima administración pública, además.

El contrato social –siguiendo el concepto de Jean-Jacques Rousseau– actualmente vigente en Estados Unidos, se originó y estableció principalmente en la época presidencial de Franklin D. Roosevelt (1933-45). Ha llegado en la actualidad a formas extremas de obsolescencia y distanciamiento de la práctica generalizada, y en vez de ser mejorado (en lo posible dentro de una sociedad clasista e inherentemente injusta), ha retrocedido con respecto al New Deal de los años treinta. Sin mencionar que este contrato social no incluyó –o lo hizo solo limitadamente– a minorías, mujeres y otros sectores de la población.

La desigualdad actual no solo se expresa en la incongruente distribución económica, sino que en muchos casos incluye el rechazo social, discriminación racial y de género, menores oportunidades de desarrollo personal o de acceso al sistema de salud para las minorías. La desigualdad con respecto al 1% de la población que posee el 36% de la riqueza es, en muchos casos, menos evidente e insultante, porque no hay “contacto visual” frecuente con los miembros del “selecto club” Forbes 500, ni tampoco los menos favorecidos requieren de mansiones o de jets privados. El 20% de la población estadounidense posee aproximadamente el 75% de la riqueza, mientras que el restante 80% posee el 25%. Esa es la medida de la desigualdad, evidente y humillante, en una nación de tan grandes recursos.

El índice de Gini para los Estados Unidos en la ACS de 2019 (0.485) fue significativamente más alto1 que la estimación de la ACS de 2017. EE.UU. ocupa el lugar 109 entre 159 países, siendo más desigual que Turquía, Catar, Costa de Marfil, Filipinas o El Salvador, por poner unos pocos ejemplos cercanos al índice estadounidense. Solo Israel y Hong Kong están reportados como de más desigualdad que Estados Unidos entre los países desarrollados. Cinco estados (California, Connecticut, Florida, Luisana y Nueva York), el Distrito de Columbia (la ciudad de Washington) y Puerto Rico tuvieron índices de Gini más altos que el de todo el país, y 36 estados tuvieron índices más bajos que el promedio.

Está claro que en los sectores que tienen ingresos mucho menores o que poseen significativamente menor riqueza en los Estados Unidos están masivamente representados las minorías étnicas y otros sectores populares mencionados arriba.

Datos de la Oficina del Censo (julio, 2019). La tabla muestra la desigualdad de ingresos entre algunos grupos poblacionales de los Estados Unidos.

Estos datos muestran la desigualdad, pero de una forma engañosa y, de hecho, la reducen en medida considerable. En realidad, la desigualdad en la distribución de la riqueza es mucho mayor. Entre los factores de ese incremento están:

–Un porcentaje muy alto de la población no blanca carece de propiedad sobre sus viviendas (inquilinos) u otras propiedades y no tienen negocios propios. Dedican una parte significativa de sus ingresos, ya de por sí mas bajos, a pagar alquileres de viviendas y arriendos de autos.

–Considerables diferencias intragrupales. Por ejemplo, entre negros e hispanos ricos y pobres. De nuevo no es solo en ingresos, sino en no tener seguros de salud, peor acceso a la educación, etc.

–La desigualdad se refuerza cuando vamos más allá de los factores tangibles o cuantificables, incluyendo el rechazo social, la observación y abuso policial, entre otras manifestaciones “invisibles” o invisibilizadas.

Las capas de la población más afectadas por la desigualdad son relegadas a una posición marginal en la sociedad estadounidense, a un bajo nivel educativo y a un estándar de salud más bajo; su poder de contribución al conjunto de la sociedad queda limitado y, por lo tanto, sus posibilidades de crecimiento en etapas subsiguientes permanecen cada vez más restringidas. Todo un círculo vicioso que les coloca en una situación de desventaja cada vez mayor.

Economistas han argumentado que el origen de este problema podría radicar en que una parte creciente del beneficio captado por rentas extremadamente altas es utilizada para operaciones financieras improductivas (comúnmente especulativas) y, por lo tanto, no es reinvertida en la economía productiva o en sectores estratégicos como educación, sanidad e infraestructuras, fundamentales para la mejora de la renta real.

Esta especialización de la economía hacia las finanzas ha sido relacionada por esos autores con una mayor desigualdad, reducción de rentas de trabajo y un menor crecimiento económico. En parte tienen razón, aunque la causa esencial de la desigualdad es obviamente la sociedad clasista en sí misma.

Las desigualdades se han incrementado desde el inicio del Gobierno ultraderechista de Donald Trump en 2016, sobre todo en los elementos invisibilizados o poco visibles antes mencionados, y han tenido un reflejo en las estadísticas durante la pandemia de COVID-19.

La pandemia como factor de incremento de la desigualdad
La vulnerabilidad de los sectores humildes de la población en muchos países, incluso los muy desarrollados económicamente, ha sido evidenciada dramáticamente por la pandemia de COVID-19.

El contagio y los fallecimientos han sido significativamente más altos entre los pobres y las minorías. El índice de desempleo ha explotado entre los trabajos menos remunerados, y las quiebras masivas de cadenas de tiendas, restaurantes, bares y otros centros del sector de los servicios han hecho que estos índices de desempleo estén pasando de temporales a permanentes. Esto ha sido particularmente evidente en Estados Unidos, que sufre dos pandemias: la generada por el SARS-CoV-2 y la que representa la Administración Trump en el poder.

La pandemia ha evidenciado que la desigualdad no es solo económica. Imagen con datos de APM RESEARCH.

Enjuiciar la desigualdad, en definitiva, nos permite discurrir en qué medida los modelos económicos adoptados por la sociedad estadounidense en las últimas décadas responden a progresos sociales, aunque sean limitados, o a retrocesos destinados a incrementar la desigualdad y a perpetuar los privilegios de los pudientes, lo que resume de una manera simple toda la “doctrina” económica de Trump. Cuando él dice “Hagamos a América grande de nuevo”, se refiere a quienes tienen más de lo que necesitan y no a quienes carecen de ello.

Trump, promotor del miedo y la fractura social
No hay una forma racional para negar la necesidad de hacer cambios que reduzcan la desigualdad en Estados Unidos, desde el punto de vista económico, político, social, ético o incluso religioso. Por ello, el Gobierno de Donald Trump y quienes le apoyan acuden a un arma terrible: el miedo, muchas veces apoyados en fake news y rumores, afirmaciones o teorías sin sustento que echan a volar en discursos, declaraciones y redes sociales sin la más mínima responsabilidad política y con total desparpajo.

Por ejemplo, Trump y sus seguidores pretenden inculcar a los granjeros blancos de menor educación que los miembros de las minorías y masivas olas de inmigrantes van a afectar su status, o hacer creer que los profesionales anglosajones que tuvieron que pagar en las universidades estadounidenses enormes sumas en educación se van a ver suplantados por médicos hindúes o ingenieros latinos; que la fuerza de trabajo hispana o negra va a estar bien retribuida y con seguros de salud, mejores pensiones y otros beneficios que harían que los pequeños negocios se vuelvan inviables. Buscan que los policías teman que no van a recibir suficiente presupuesto para su trabajo, y que, por consiguiente, la población suburbana tema que no tendrá protección frente a minorías “violentas y vengativas”.

Para el complejo militar-industrial el mensaje es claro: el presupuesto militar tendrá que ser amputado en 20% o más para poder pagar mejoras sociales. Y es indiscutible el peso de esa industria en la economía y la política estadounidenses. En otras palabras, se busca inculcar miedo a cualquier acción que tenga como fin reducir la desigualdad social. Como se busca hacer creer que con Biden y los demócratas entrará en crisis la ley y el orden, o que llegará a EE.UU. el socialismo, un término que acumula décadas de propaganda contraria y manipulación política y mediática en ese país.

El miedo al “socialismo” es otra de las fobias en que se insiste a diario, para crear pavor entre personas que han oído por décadas que el socialismo es “lo peor”, aunque no sepan absolutamente nada del socialismo.

Franklin D. Roosevelt, el presidente (1932-1945) más progresista de Estados Unidos desde la época de Abraham Lincoln (1860-1865), dijo el 4 de marzo de 1933, en medio de la Gran Depresión (una crisis que con frecuencia comparamos con la pandemia), que “a lo único que hay que temer es al miedo”. Lo repitió en su famosa alocución de enero de 1941, conocida como el “discurso de las cuatro libertades”. Los fascistas odian patológicamente a FDR.

Es un hecho que los líderes progresistas (o simplemente responsables) trabajan contra el miedo, lo exorcizan. En cambio, la ultraderecha y el fascismo lo alimentan hasta niveles irracionales y criminales. Así lo hace Donald Trump, por supuesto.

La intimidación física directa, complementando el miedo subliminal
La brutalidad policial está destinada a provocar miedo, tanto a los discriminados como a los que los discriminan, diciéndoles que si la policía no fuera brutal, entonces no se podría vivir por la violencia de quienes los “envidian y odian”, quienes quieren quitarles lo que poseen y hasta violar a sus hijas. A cualquier exageración y desfachatez puede llegar esa propaganda.

Es otro caso de intento de invertir la relación causa-efecto: decir que la brutalidad policial es consecuencia de la violencia popular (sobre todo, la de los negros). Sin embargo, históricamente, y durante la ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial, ha quedado demostrado con hechos y números que la violencia en las calles –y en manifestaciones que comenzaron siendo pacíficas– ha sido consecuencia, y no causa, de la brutalidad y la agresividad de los cuerpos policiales. Una tendencia estimulada y justificada en numerosas ocasiones por Donald Trump.

Es todo un círculo vicioso del miedo y la violencia, dirigido a entronizar aún más la desigualdad.

Las caravanas de partidarios de Trump (armados muchos de ellos), ensalzados, incitados y protegidos por la policía y nada menos que por el propio presidente, constituyen un factor de una importancia profunda, que no se debe omitir de ninguna manera.

Utilizar el arma del miedo –a la par de la división– es consecuencia del entendimiento por parte de Trump y el fascismo estadounidense de cuán grandes son sus posibilidades de perder las elecciones el 3 de noviembre y ver surgir un Gobierno con una cierta responsabilidad social, que tomaría medidas en campos como la salud, educación y el acceso a oportunidades, entre otros, prácticamente imposibles de retrotraer en el futuro. También en el campo de la política internacional o incluso en temas medioambientales.

Toda la propaganda, las fake news y los rumores infundados que propagan a diario Trump y quienes lo apoyan parecen fácilmente refutables, son endebles –muchas veces al nivel del absurdo– y cualquiera pensaría que basta una negación. Pero es más complejo en medio de la polarización política, en un escenario en que se mezclan el pensamiento de derecha y sus expresiones extremas con la confusión, la desinformación, los prejuicios políticos y sociales y hasta el más rampante egoísmo. A pesar de todos sus desmanes, ilegalidades y mentiras, Donald Trump dispone aún de decenas de millones de partidarios.

Una de las características del miedo es que limita nuestra capacidad de pensar y analizar. Y eso es lo que busca Trump, como lo quiso Hitler.

El 3 de noviembre es el momento de la verdad. Hasta ahora todo indica que Joe Biden aventaja a Trump. Todas las acciones contra las minorías harán mayor esa brecha. Es muy probable que, aun siendo derrotado, Trump se niegue a entregar el poder o descalifique el resultado. En ese caso, la “fractura social” en Estados Unidos puede acarrear consecuencias imprevisibles.

Nota:

El índice Gini es una medida económica que trata de expresar la desigualdad de ingresos. Un puntaje de 0.0 equivale a la igualdad perfecta en la distribución de ingresos. Un puntaje de 1.0 indica una desigualdad total, donde un hogar tiene todos los ingresos de un país. Siempre se ha argumentado que el índice Gini muestra más bien la desigualdad de ingresos, no de riqueza. El índice Palma, desarrollado por el economista chileno José Gabriel Palma, más moderno y abarcador, muestra mejor la desigualdad, a juicio de los expertos. Uno de los valores más altos del índice Palma entre los países de alto desarrollo lo “ostenta” EE.UU., con 1.75. Ello indica que el 10% más rico supera en 75% la riqueza del 40% más pobre.

“Nunca antes un presidente había estado tan en sintonía con las grandes estructuras cristianas, vinculadas al fundamentalismo, se trata del liberalismo, del cristofascismo de Bolsonaro”

  grupobsesfys

Bolsonaro

“Nunca antes un presidente había estado tan en sintonía con las grandes estructuras cristianas . Nunca había visto a un líder que hablara tanto de dios en discursos oficiales para sensibilizar su base social promoviendo un” rey presidente según el corazón de dios “, escribe Fábio Py , doctor en teología de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro – PUC-RIO y profesor del Programa de Posgrado en Políticas Sociales de la Universidad Estatal del Fluminense Norte Darcy Ribeiro – UENF.
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Domingo 25 de Octubre de 2020 30º Ordinario Frutos, Engracia y Valentín (s. VIII)

 KOINONIA

La legislación de Israel estaba orientada a mitigar los efectos del empobrecimiento de las grandes masas de campesinos. El exilio, el desplazamiento forzado por causa de la guerra, la usura... se convertían en una amenaza para la convivencia y, sobretodo, contradecían los fundamentos éticos del pueblo de Dios.

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DOMINGO 14 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,1-12.17-20)

 José Antonio Pagola

NO OLVIDAR LO ESENCIAL

No era fácil para los contemporáneos de Jesús tener una visión clara de lo que constituía el núcleo de su religión. La gente sencilla se sentía perdida. Los escribas hablaban de seiscientos trece mandamientos contenidos en la ley. ¿Cómo orientarse en una red tan complicada de preceptos y prohibiciones? En algún momento, el planteamiento llegó hasta Jesús: ¿qué es lo más importante y decisivo? ¿Cuál es el mandamiento principal, el que puede dar sentido a los demás?

Jesús no se lo pensó dos veces y respondió recordando unas palabras que todos los judíos varones repetían diariamente al comienzo y al final del día: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Él mismo había pronunciado aquella mañana estas palabras. A él le ayudaban a vivir centrado en Dios. Esto era lo primero para él.

Enseguida añadió algo que nadie le había preguntado: «El segundo mandato es: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Nada hay más importante que estos dos mandamientos. Para Jesús son inseparables. No se puede amar a Dios y desentenderse del vecino.

A nosotros se nos ocurren muchas preguntas. ¿Qué es amar a Dios? ¿Cómo se puede amar a alguien a quien no es posible siquiera ver? Al hablar del amor a Dios, los hebreos no pensaban en los sentimientos que pueden nacer en nuestro corazón. La fe en Dios no consiste en un «estado de ánimo». Amar a Dios es sencillamente centrar la vida en él para vivirlo todo desde su voluntad.

Por eso añade Jesús el segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir olvidado de gente que sufre y a la que Dios ama tanto. No hay un «espacio sagrado» en el que podamos «entendernos» a solas con Dios, de espaldas a los demás. Un amor a Dios que olvida a sus hijos e hijas es una gran mentira.

La religión cristiana les resulta hoy a no pocos complicada y difícil de entender. Probablemente necesitamos en la Iglesia un proceso de concentración en lo esencial para desprendernos de añadidos secundarios y quedarnos con lo importante: amar a Dios con todas mis fuerzas y querer a los demás como me quiero a mí mismo

UN PCR AL VERBO AMAR EN TIEMPOS DE PANDEMIA

FE ADULTA

col aleixandre art

En el asunto del amor nos va la vida y precisamente por eso necesitamos recordar con cuánta facilidad nos engañamos a la hora de ponerlo en práctica. Quizá por eso Jesús le hace a Pedro junto al lago un test de diagnóstico rápido: Y cuando le oye responder afirmativamente a su pregunta “¿Me amas más que…?, le pone inmediatamente delante el camino en que verificar la autenticidad de su amor: “Apacienta a los míos, cuídalos, preocúpate, hazte cargo de ellos”.

El test sigue siendo eficaz hoy y quizá en este tiempo de pandemia nos venga bien actualizar sus imperativos[1] y escucharlos como dirigidos personalmente a cada uno de nosotros.

- Si me amas, huye de la obsesión por que termine cuanto antes este tiempo de crisis para poder volver “a lo de antes”. Eso “de antes” estaba absolutamente descompensado y urge reequilibrar el mundo: el sueño de un crecimiento y un consumo sin límites está teniendo consecuencias devastadoras.

- Si me amas, aprende las lecciones de la pandemia: los límites de la autosuficiencia y la común fragilidad, la conciencia de que, frente al virus de la Covid 19, no hay más defensa que el virus de la solidaridad.

- Si me amas, hazte de nuevo las preguntas esenciales, reflexiona sobre los retos planteados, el sentido de la vida, de las cosas y del mundo. Prepárate para defender la vida, apreciarla como nunca, amarla, vivirla; no desde el temor a la muerte, sino desde la alegría de estar vivos.

- Si me amas, piensa junto a otros y a largo plazo sobre el futuro de la condición humana: qué decisiones y políticas públicas son necesarias para defender la vida y su disfrute, su sentido y su sentir.

- Si me amas, desconfínate mentalmente por rebeldía y no resignación, por esperanza y con esperanza. Ponte a favor de una política y una economía de la vida y por la vida y escucha las preguntas de las generaciones futuras sobre qué mundo mejor pueden esperar.

- Si me amas, apacienta las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft): eres tú el encargado de apacentarlas, no dejes que sea su poder de distracción quien tome el control de tu vida.

- Si me amas, enciende en la oscuridad luz de visión, de orientación y de esperanza.

NOTA por si a alguno le pasa como a Pedro: las consecuencias del amor que Jesús le ponía delante le venían tan grandes, que trató de salirse por la tangente: “- Vale, yo lo intento, pero ¿qué pasa con fulanito y menganito y el otro, que no están por la labor de vivir todo eso?” El corte recibido fue fulminante: “-¿Y a ti qué te importa? Tú, sígueme”. Que en el fondo no es más que la versión adulta del juego “Antón Pirulero” que nos sabíamos los niños de antes: “Cada cual, cada cual, que atienda a su juego”.

 

Dolores Aleixandre

 

[1] Están inspirados en el excelente artículo de Manuel Montobbio “Desconfinarnos mentalmente: la invocación a la vida de Jacques Attali” en el que comenta el libro de ese autor: L´économie de la vie. Se préparer a ce qui vient” (El Ciervo, Sept –Oct 2020, p 20-21)

CUALQUIER SER HUMANO Y DIOS ‘NO SON DOS’

FE ADULTA

col fraymarcos

Mt 22,34-40

La pregunta sobre el tributo al Cesar se la hicieron los fariseos y herodianos. A continuación, narra Mt otra pregunta de los saduceos sobre la resurrección de los muertos, en la que ellos no creían. Quieren ridiculizar la creencia en otra vida con el supuesto de siete hermanos que estuvieron casados con la misma mujer. Jesús desbarata sus argumentos. Por eso, a continuación, el texto de hoy dice: “Al oír que había hecho callar a los saduceos”, los fariseos vuelven a la carga: ¿Cuál es el primer mandamiento?

La pregunta no era tan sencilla. La mayoría consideraba que todos los mandamientos tenían la misma importancia. Otros defendían que guardar el sábado era el primero. Había quien defendía el amor al prójimo como el principal. A nadie se le había ocurrido que el principal mandamiento, eran dos. Jesús responde recitando la “shemá” (escucha), que todo israelita recitaba dos veces cada día (Dt 6, 4-9). Jesús la referencia al Lev 19,18, pero elimina la primera parte que dice: “No guardarás rencor ni tomarás venganza de los hijos de tu pueblo”, con lo que deja claro quién es el prójimo al que hay que amar.

La originalidad de Jesús está en unir los dos mandamientos. De hecho, lo único que hace es citar dos textos del AT. No se trata solo de una yuxtaposición o de una equiparación. Se trata de una identificación en toda regla que, además, prepara el terreno a Jn para poder decir con rotundidad: “Un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). Es el mandamiento nuevo, que convierte la Ley en vieja. Después de 20 siglos, seguimos sin aceptar la diferencia entre AT y NT.

El valor absoluto de cada persona es una propuesta exclusiva de Jesús. Hasta entonces el individuo no contaba más que como perteneciente e integrado en el grupo. Desde esa perspectiva, lo único que interesaba eran las manifes­taciones del amor, no el amor mismo. De ese modo, el precepto recaía sobre las manifestaciones. El amor que exige Jesús no se puede alcanzar con el cumplimiento de un precepto. Ya no se trata de una ley, sino de una actitud: “Un amor que responde a su amor”. El amor que pide Jesús no se impone.

El concepto de “prójimo” es modificado por Jesús de manera sustancial. Para un judío, prójimo era el que pertenecía al pueblo y, a lo sumo, el prosélito. Jesús desbarata esa barrera y postula que todos somos exactamente iguales para Dios. El cristianismo no siempre ha sabido trasmitir esta idea de igualdad y hemos seguido creyendo que nosotros somos los elegidos y que Dios es nuestro Dios, como los judíos de todos los tiempos.

Jesús no propone un amar a Dios ni un amor a él mismo. Dios ni ama ni puede ser amado, es amor. La exigencia de Jesús no es con relación a Dios sino con relación al hombre. Cuando seguimos proponiendo los mandamientos de “la Ley de Dios” como marco para la vida de la comunidad, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús. S. Agustín lo entendió muy bien cuando dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Pero Pablo lo había dicho con la misma claridad: “Quien ama, ha cumplido el resto de la Ley”. No se trata de una nueva ley, sino de hacer inútil toda ley, toda norma, todo precepto.

El “Como a ti mismo” (también superado por Jesús: “Como yo os he amado”) necesitaría un comentario más extenso. Únicamente diré que el amor solo se puede dar entre iguales. Si considero superior o inferior al otro, mi relación con él nunca será de amor. Desde esta perspectiva, ¿a dónde se van todas nuestras “caridades”? Lo que nos pide Jesús es que quiera para los demás todo lo que estoy deseando para mí.  ¡¿De verdad creo hacer caridad cuando doy al mendigo la ropa vieja que ya no voy a utilizar?!

Una vez más tenemos que resaltar la imposibilidad de aceptar el mensaje de Jesús, sin abandonar la idea de Dios del AT. Esta es la trampa en la que cayeron los primeros cristianos que eran todos judíos. Aquí está también, la clave para entender tantas aparentes contradicciones en los evangelios. Lo que pide Jesús es más de lo que puede enseñar cualquier institución. La excesiva fidelidad a la institución nos impide alcanzar el mandamiento nuevo. Por eso Jesús criticó tan duramente las instituciones religiosas de su tiempo, (Templo, Ley, culto). Se habían convertido en un obstáculo para llegar al hombre.

El amor consiste en desarrollar la capacidad que tiene un ser de salir de sí e ir al otro para enriquecerle y enriquecerse como persona. A Dios no se le puede amar directamente ni mucho ni poco, porque no le podemos conocer. Dios no es un sujeto con el que me pueda encontrar. No es nada distinto de mí o de la creación. Amar a Dios y amar al prójimo es un único acto. Dios y el prójimo no se pueden separar. Tampoco Dios puede amar a sus criaturas porque no son nada fuera de Él. Demuestro que estoy abierto al amor si amo a todos. Si dejo de amar a una persona, puedo estar seguro de que lo que me mueve no es amor, sino egoísmo, instinto, pasión, interés o la simple programación.

El amor no responde a necesidad alguna de mi ego. Acontece en la profundidad del ser, incluyendo todos sus aspectos. Es el único camino para un crecimiento armónico del ser, impidiendo que la parte material y biológica del mismo, se imponga y arrastre a la parte más noble, malográndole sus posibilidades de ser humano. Superar el egoísmo no significa una renuncia a nada sino un acopio de humanidad. No suprime ninguno de los aspectos de nuestra humanidad, sino que los colma y les da su verdadero sentido.

El amor no es consecuencia del conocimiento. Los escolásticos decían: “No se puede amar nada, si antes no se conoce”. Pero no basta con conocer, debo conocerlo como bueno para mí. El conocimiento racional será siempre egoísta, solo puede apreciar lo que es bueno para mi falso ser. Solo de un conocimiento vivencial puede nacer el verdadero amor. Si necesito motivos interesados para amar, no es amor. Si amamos para hacer un favor, tampoco funciona. Tengo que descubrir que soy yo el que me enriquezco al amar. Ese enriquecimiento se produce en mi verdadero ser, y eso no nos interesa demasiado.

El mayor peligro a la hora de comprender el amor evangélico es que lo confundimos con el deseo de que el otro me quiera. El deseo de que otro me ame es instintivo y no va más allá del interés egoísta. La mayoría de las veces, cuando decimos te amo, en realidad queremos decir: “Quiero que me quieras”. Esto no tiene nada que ver con el mensaje de Jesús. Cuando oímos decir a una persona: “No puedo vivir sin ti”, en realidad, lo que está diciendo es: “No te voy a dejar vivir, porque te voy a exigir que vivas solo para mí”.

Es ignorancia creer que podemos amar a Dios aunque no amemos al prójimo; o peor aún, que podemos amar a uno mucho y a otro poco o nada. El amor es uno solo porque es una actitud personal. El amor queda especificado en la persona que ama, no por la persona amada. Tiene que existir antes de manifestarse. Lo que llega a los demás, lo que se percibe al exterior, son solo las manifestaciones de ese amor. La actitud vital es única en cada persona, pero el amor evangélico tiene que ser práctico, tiene que manifestarse en obras. Solo puede manifestarse cuando me encuentro con otro, con el próximo.

 

Meditación

La buena noticia de Jesús es que puedo identificarme con Dios.
El amor que Jesús nos pide es fruto de un descubrimiento
que solo puedes hacer viajando hacia tu interior.
Más allá de lo razonable, tú puedes descubrir la Vida,
esa VIDA de Dios que está en ti y está en todas las cosas.

APRENDA A SALVARSE EN TREINTA SEGUNDOS

FE ADULTA

col sicre

 

Domingo 30. Ciclo A

¿Cuál es el mandamiento principal? Muchos católicos responderían: «Ir a misa el domingo». Los que piensan así probablemente no irán a misa este domingo. A los que piensen de otro modo y vayan, les gustará recordar lo que pensaba Jesús.

El problema de sus contemporáneos

En los domingos anteriores, diversos grupos religiosos se han ido enfrentando a Jesús, y no han salido bien parados. Los fariseos envían ahora a un especialista, un doctor de la Ley, que le plantea la pregunta sobre el mandamiento principal. Para comprenderla, debemos recordar que la antigua sinagoga contaba 613 mandamientos (248 preceptos y 365 prohibiciones), que se dividían en fáciles y difíciles: fáciles, los que exigían poco esfuer­zo o poco dinero; difíciles, los que exigían mucho dinero (como honrar padre y madre) o ponían en peligro la vida (la circuncisión). Generalmente se pensaba que los importantes eran los difíciles, y entre ellos estaban los relativos a la idolatría, la lascivia, el asesinato, la profanación del nombre divino, la santificación del sábado, la calumnia, el estudio de la Torá.

¿Se puede reducir todo a uno?

Ante este cúmulo de mandamientos, es lógico que surgiese el deseo de sintetizar, de saber qué era lo más importante. Este deseo se encuentra en una anécdota a propósito de los famosos rabinos Shammay y Hillel, que vivie­ron pocos años antes de Jesús. Una vez llegó un pagano a Shammay y le dijo: «Me haré prosélito con la condición de que me enseñes toda la Torá mien­tras aguanto a pata coja». Shammay, que era sastre, lo despidió amenazándolo con la vara de medir que tenía en la mano. El pagano acudió entonces a Hillel, que le dijo: «Lo que no te gusta, no se lo hagas a tu prójimo. En esto consiste toda la Ley, lo demás es interpreta­ción" (Schabat 31a). También el Rabí Aquiba (+ hacia 135 d.C.) sintetizó toda la Ley en una sola frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo; este es un gran princi­pio general en la Torá». 

La novedad de Jesús

Mateo había puesto en boca de Jesús una síntesis parecida al final del Sermón del Monte: «Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los Profetas» (Mt 7,12). 

Pero en el evangelio de hoy Jesús responde con una cita expresa de la Escritura: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente» (Deuteronomio 6,5). Son parte de las palabras que cualquier judío piadoso recita todos los días, al levantarse y al ponerse el sol. En este sentido, la respuesta de Jesús es irreprochable. No peca de originalidad, sino que aduce lo que la fe está confesando continuamente.

La novedad de la respuesta de Jesús radica en que le han preguntado por el manda­miento principal, y añade un segundo, tan importante como el primero: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19,18). Una vez más, su respuesta entronca en la más auténtica tradición profética. Los profetas denunciaron continuamente el deseo del hombre de llegar a Dios por un camino individual e intimista, que olvida fácilmente al prójimo. Durante siglos, muchos israelitas, igual que muchos cristianos, pensaron que a Dios se llegaba a través de actos de culto, peregrinaciones, ofrendas para el templo, sacrificios costosos... Sin embargo, los profetas les enseñaban que, para llegar a Dios, hay que dar necesariamente el rodeo del prójimo, preocuparse por los pobres y oprimidos, buscar una sociedad justa. Dios y el prójimo no son magnitudes separables. Tampoco se puede decir que el amor a Dios es más importante que el amor al prójimo. Ambos preceptos, en la mentalidad de los profetas y de Jesús, están al mismo nivel, deben ir siempre unidos. «De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas» (v.40).

El prójimo son los más pobres (1ª lectura)

En esta misma línea, la primera lectura es muy significativa. Podían haber elegido el texto de Deuteronomio 6,4ss donde se dice lo mismo que Jesús al principio: «Escucha, Israel, el Señor tu Dios es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón...» Sin embargo, han elegido un texto del Éxodo que subraya la preocupación por los inmigrantes, viudas y huérfanos, que son los grupos más débiles de la sociedad (la traducción que se usa en España dice los «forasteros», pero en realidad son los inmigrantes, los obligados a abandonar su patria en busca de la supervivencia, marroquíes, senegaleses, rumanos, etc.). Luego habla del préstamo, indicando dos normas: si se presta dinero, no se pueden cobrar intereses; si se pide el manto como garantía, hay que devolverlo antes de ponerse el sol, para que el pobre no pase frío.

Es una forma de acentuar lo que dice Jesús: sin amor al prójimo, sobre todo sin amor y preocupación por los más pobres, no se puede amar a Dios.

El ejemplo de unos cristianos pobres (2ª lectura)

La lectura de la primera carta a los Tesalonicenses, continuación del fragmento que leímos el domingo pasado, recuerda lo bien que acogieron «la Palabra, entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo». La continuación de la carta aclara que «tanta lucha» se refiere a las persecuciones de los judíos. La comunidad, quizá la más pobre de las que fundó Pablo, supo unir dos realidades aparentemente irreconciliables: sufrir y vivir alegres, gracias al Espíritu Santo. De este modo se convirtieron en modelo para otros muchos cristianos de Macedonia y Grecia y nos recuerdan el ejemplo parecido de otras comunidades actuales.

El texto, aunque muy breve, contiene dos datos interesantes: 1) Resume la predicación de Pablo, al menos en sus primeros tiempos: el recurso para evitar el castigo futuro de Dios consiste en abandonar los ídolos, volverse al Dios verdadero y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús. 2) Hay comunidades cristianas no solo en Macedonia, sino también en Acaya y «en todas partes»; Acaya es la región situada al norte del Peloponeso, entre la región de Corintia y el mar Jónico. Esto demuestra que la predicación de Pablo y de los otros misioneros no se limitó a la ciudad de Corinto, sino que se extendió también hasta relativamente lejos.

LAS PALABRAS DE JESÚS

FE ADULTA

comentario editorial

"Debes comprender que, al igual que la música, la vida está hecha de sentimiento y de instinto, más que de normas". (Tony de Mello)

25 de octubre. DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 22 34, 40 “Amarás al prójimo como a ti mismo” (v39)

“Los fariseos preguntaron: Maestro, ¿Cuál es el precepto más importante en la ley?” La pregunta se explica porque los fariseos contaban seiscientos trece preceptos en la Ley que era necesario saberlos y practicarlos.

Jesús responde combinando Dt, 6, 5: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu  mente”, un amor que escucha la palabra, pero una escucha obediente que implica todos los aspectos de la vida y que debe ser transmitida como herencia a las nuevas generaciones. 

“Este es el precepto más importante pero el segundo es equivalente: Amarás al prójimo como a ti mismo” Estos dos preceptos sustentan la ley entera y los profetas” (v 39y40)

El fundamento de la relación con Dios y con el prójimo es para Jesús el amor solidario. Desde una perspectiva cristiana, sin amor al prójimo no hay amor a Dios, ni se alcanza la justicia que proclama el Sermón de la Montaña. Habitualmente ignoramos el amor práctico y solidario a quienes viven excluidos por la sociedad y olvidados por la religión. Abrazando la pobreza, Jesús, impulsado por su amor solidario, no hizo otra cosa que compartir la vida de los pobres, a quienes de modo particular vino a anunciar la Buena Nueva.

Levanta los ojos a tu alrededor y mira: se reúnen todos para venir a ti, por mi vida -oráculo del Señor- a todos los llevarás como vestido precioso, serán tu cinturón de novia” (Isaías 49, 16-18).

1 pareja

Para Paulo Coelho, "en toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo". 

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro, 

es pasar, pasar haciendo caminos,

sobre el mar. A.M.

Jesús pasó por el mundo haciendo el bien. Esta breve biografía de Jesús me recuerda al Poema de Antonio Machado.

 

CANTARES

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...