FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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jueves, 21 de junio de 2018

EN TORNO AL “PROBLEMA DEL MAL” (VI)

col lozano art

16. Somos Vida
 La visión no-dual, sin embargo, nos dice algo bien distinto. El Fondo de lo real es solo uno, y Eso que constituye la “sustancia” de todo es también nuestra identidad última. Identidad que se expresa en cada personalidad concreta, pero que no se reduce en absoluto a ella. Dicho de otro modo: no soy la “persona” que mi mente ve, sino la Consciencia que la sostiene y habita. De la misma manera, tampoco los otros son seres separados, sino solo formas en las que aquel mismo Fondo se despliega. En resumen: no somos los objetos que creemos ser, sino la Consciencia que los contiene, los sostiene y los constituye.
A partir de aquel primer error básico acerca del “yo”, fácilmente se cae en otro de no menor importancia, que consiste en tomar como definitivamente real la experiencia que percibimos a través de los sentidos. Desde la nueva comprensión, por el contrario, se hace patente que lo verdaderamente real no es ninguna “experiencia” (objeto), sino la Consciencia que las sostiene y las hace posibles.
La “nueva” comprensión nos hace ver que no somos unos seres separados que tienen vida, sino que somos la misma y única Vida, “disfrazada” en diferentes formas. Y es entonces –solo entonces– cuando percibimos que todo encaja admirablemente.
Somos Vida que se halla siempre a salvo, aun cuando la forma que ha tomado sea lastimada o incluso aniquilada. Si viviéramos con esa consciencia, dejaríamos de sufrir innecesariamente y de bloquear la Vida que busca desplegarse. Desde la consciencia que somos brotaría en todo momento la acción adecuada hacia los otros y hacia el mundo, sin apropiación ni tergiversación provocada por el ego.
La certeza de no-separación –de estar compartiendo la misma identidad– nos llevaría a actuar siempre a favor de los otros, como si de nosotros mismos se tratara. Lo cual significa, en contra de lo que objetaba aquella reacción habitual a la que aludía, que la transformación real de nuestro comportamiento no vendrá de la mano del voluntarismo ético, sino de la comprensión de lo que somos.
17. La comprensión de lo que somos es la mejor noticia
Lo que habitualmente se entiende por “yo” es solo una ficción. A no ser que utilicemos ese término para nombrar el centro psíquico que dirige nuestra actividad mental y emocional. Pero el hecho de que en nosotros haya actividad psíquica, así como posibilidad de cambio, no implica que exista “alguien” detrás. Todo es un despliegue de la consciencia que, en los seres humanos, se hace más “autoconsciente”. De ahí que seamos capaces de aprender y de transformarnos, pero todo ello, como decía, no requiere en absoluto la existencia de un “yo”. Más aún, tal idea solo aparece por un motivo: porque la mente se apropia de la consciencia y la considera una cualidad de sí misma.
Basta tomar un poco de distancia para darse cuenta de que la idea del “yo” es solo un pensamiento, nacido a partir del mecanismo mental de la apropiación de lo percibido. Y que, en un segundo momento, es la misma mente la que viene a confirmar que aquel pensamiento es algo –“alguien”– real.
Pero la realidad es que no existe un “yo” nada más que en nuestra propia mente. No existe por tanto “nadie” que sufra nada ni “nadie” que pueda hacer nada. Todo es un despliegue “impersonal”, porque no somos la “persona” que nuestra mente piensa, sino la propia y única Consciencia que se expresa en todo. Todos somos “disfraces” de la Vida; el disfraz padece el “mal”, pero lo que realmente somos se halla siempre a salvo.
La comprensión que brota de la no-dualidad es buena noticia. A partir de esta comprensión, permitimos que la Vida fluya también a través de nosotros. Hemos descubierto que era precisamente la identificación con el yo la fuente de toda confusión y de todo sufrimiento. Superado ese engaño, todo se hace patente: si creo ser el “yo”, veré el “mal” como todo aquello que lo ponga en peligro o lo amenace. Si sé que soy la Vida, ¿dónde está el “mal”? También la persona que experimenta dolor es, más allá de esa forma, Vida que se halla a salvo. Desde la comprensión de lo que soy, “haré” –la Vida hará– todo lo que pueda por cada ser, pero ya no los reduciré a la forma que mi mente ve.
En el nivel relativo –aparente, de las formas–, seguiremos hablando de “bien” y de “mal” pero, llegada la comprensión, lo haremos desde la certeza de que, en realidad, solo hay Bien sin opuesto, que es uno con “Lo que es”, con la Verdad y con la Belleza.
18. Lo decisivo es el “desde dónde”
Ante lo que llamamos “mal”, la mente se queda sin respuesta. Ni lo sabe explicar ni sabe qué hacer ante él. Se ve incluso incapaz de aceptarlo. Por lo que, ante ello, solo le quedan dos salidas: hundirse en la desesperanza o instalarse en la resistencia que vive rebelada contra el “mal”.
La lucha contra el mal –aun vivida desde una actitud noble y compasiva– suele esconder motivaciones no tan limpias: desde la incapacidad de aceptar la realidad como es hasta la necesidad de paliar inconscientes sentimientos de culpabilidad, desde el afán de autoafirmación en un compromiso “noble” hasta la búsqueda de reconocimiento por parte de los demás.
Cuando tomamos distancia de la mente (del yo), todo se modifica. La comprensión no nos dirá qué tenemos que hacer, pero nos situará en la actitud y el “lugar” adecuado para que la acción que brote en cada momento sea también la ajustada.
Gracias a ella nos hacemos conscientes de que lo realmente decisivo es el desde dónde: desde dónde acojo el “mal” y desde dónde brota mi acción frente a él. Si estoy identificado con el yo, lo más probable es que, tanto mi percepción como mi acción (o mejor, reacción) no consigan otra cosa que incrementar el sufrimiento y, en último término, la locura del mundo.
Únicamente la comprensión de quién soy hará posible que me viva desde la Sabiduría que –aunque mi mente no lo entienda– rige todo el proceso. Es esa misma sabiduría la que nos muestra que somos Vida, Plenitud y Totalidad.
Eso significa, en primer lugar, que el “mal” nunca puede afectarnos decisivamente en lo que somos. Sentiremos dolor, miedo, tristeza, angustia…, porque somos seres sintientes y dotados de una rica sensibilidad. Pero, aun en medio de toda esa vorágine de sentimientos que parecen desbordarnos, lo que somos –Lo que es– se halla siempre a salvo.
Tal comprensión me capacita para acoger mi propio dolor desde la aceptación limpia, como oportunidad de aprendizaje, en una actitud equilibrada entre la resistencia estéril y la resignación paralizadora.
La misma comprensión me hace ver que todo sin excepción es la Totalidad misma desplegándose. Por lo que no caigo en la trampa de imaginar una Totalidad “al margen” o “más allá” de lo que en este mismo momento se está produciendo. Yo mismo soy –con todos los seres– esa misma Totalidad, también en este momento en que siento dolor, soledad, vacío… Todo, sin excepción, es la Totalidad una expresándose o manifestándose bajo todo tipo de “disfraces”. Carece de sentido querer encontrarme con la Totalidad después de que supere este sentimiento doloroso o aquella situación de injusticia: todo ello es ya, en este mismo instante, la Totalidad.
Lo que de ahí se deriva es una aceptación profunda, que no nace de algún tipo de voluntarismo, sino del hecho mismo de comprender que somos esa misma Totalidad.La aceptación es, sencillamente, alineación con lo Real, tal como han expresado los sabios en algunos textos que reproducía en una entrega anterior: “La esencia de la sabiduría –afirmaba Nisargadatta– es la total aceptación del momento presente”“¿Cómo deberíamos vivir?” –se preguntaba la beguina Matilde de Magdeburgo–. Y ella misma respondía: “Vive dándole la bienvenida a todo”. San Juan de la Cruz apunta a esa misma clave: “Me parece que el secreto de la vida consiste simplemente en aceptarla tal cual es”. Y el propio Nietzsche, desde un marco ideológico aparentemente bien distante, expresa así en anhelo de su corazón: “«Amor fati»: ¡que ese sea en adelante mi amor!… Y, en definitiva, y en grande, ¡quiero ser, un día, uno que solo dice sí”. El sabio adopta la actitud que Ortega y Gasset expresara con estas palabras: “A ser juez de las cosas, voy prefiriendo ser su amante”.  Y vive la rendición lúcida que pregonaba Marco Aurelio: “Todo se me acomoda, oh Cosmos, lo que a ti se te acomoda”. La sabiduría es, por decirlo brevemente,amar lo que es.
La acción brotará también de esa misma comprensión, que me hace ver que todo otro soy yo. No será un yo que hace algo por los demás, sino la Totalidad que, en mí, se ofrece amorosa y servicial, comprometida y solidaria, a los demás. No sé lo que tendré que hacer, pero sé que se hará, a través de mí, en cada momento lo adecuado.

EL SECRETO DE CONFESIÓN: ¿TAPADERA DE ABUSOS O GARANTÍA DE GRACIA?

col otalora

Algo de lo que era noticia, de repente se ha convertido en polémica, y todo por las derivadas de la pederastia y sus casos concretos generalizados que han salido a la luz en el seno del clero católico. El cardenal George Pell que estaba muy cerca del Papa Francisco como consejero suyo y responsable de las finanzas vaticanas, está pasando su trago amargo ante la justicia australiana, defendiéndose del delito de varios casos de abusos a menores. Y, casualidad o no, la región australiana de Canberra acaba de aprobar la ley llamada Enmienda Ombudsman 2018 que obliga a los sacerdotes a romper el secreto de confesión cuando conozcan casos de abuso sexual.
Un buen amigo mío sacerdote apoya esta medida en su amor por los más débiles y pensando en el derecho a una reparación de la justicia humana en este mundo, si se puede. Él entiende que el secreto de confesión no puede servir de tapadera para aligerar las responsabilidades legales y la reparación del daño causado, ya aquí, en este mundo. Sin perjuicio, claro, de la justicia divina, que es cosa de Dios mismo en la otra vida. Y piensa, además, que el rango de personas consagradas les confiere mayores exigencias ejemplares en sus actitudes por el nivel de escándalo que pueden ocasionar sus conductas.
Yo, en cambio, defiendo el derecho al secreto de confesión porque quien se confiesa de cualquier pecado, terribles muchos de ellos, como la pederastia, se le supone el dolor de contrición, el arrepentimiento: y Dios perdona y olvida otorgando la paz a un alma atribulada por el daño ocasionado. El caso de la adúltera o el hijo pródigo son paradigmáticos. En segundo lugar, esta norma amenaza la libertad religiosa, a la que convierte en selectiva al imponerse en Canberra y no en el resto del territorio australiano. Por último, no habría razón para mantener el derecho a la protección de datos para los médicos y periodistas, una vez obligados los religiosos y presbíteros a perder dicho derecho.
La justicia legal humana no puede actuar así, tiene sus normas y castigos, pero lo normal en una democracia es que el reo no tiene la exigencia de declararse culpable ni tampoco está en la obligación de demostrar su inocencia. Uno de los grandes bienes del Estado de Derecho es que resulta legalmente más justo un culpable en libertad porque la justicia no ha podido demostrar el delito, que un inocente condenado sin la certeza de las pruebas.
Otra cosa es la prevención y denuncia de los casos de abusos sexuales, excepto cuando implique romper el secreto de confesión. De hecho el arzobispo de Canberra, Chistopher Prowse, ha asegurado que no apoya las medidas gubernamentales porque, entre otras cosas, la nueva legislación amenazaría la libertad religiosa. Y esgrime otros argumentos: "¿Qué agresor sexual confesaría a un sacerdote sabiendo que sería denunciado?" "Sin ese voto del secreto, ¿quién estaría dispuesto a desahogarse de sus pecados, buscar el sabio consejo de un sacerdote y recibir el perdón misericordioso de Dios?". Tampoco hay "garantía de que un sacerdote conozca la identidad del penitente", si hay una rejilla en el confesionario.
Es conocida la respuesta que dio el jesuita Pedro Cotton a Enrique IV cuando era su confesor, ante la pregunta directa del monarca: "¿Revelaríais la confesión que os hiciera el hombre que estuviera resuelto a matarme?". El padre Cotton le respondió: "No; pero me interpondría entre vos y él para impedirlo". Entre nosotros (Unión Europea), el nuevo Reglamento General de Protección de Datos, afortunadamente mantiene el derecho ministerial al secreto de confesión al igual que sigue vigente el secreto profesional de los médicos, por ejemplo. Porque a quien le decimos nuestro secreto, le vendemos nuestra libertad.

POLVO DE ESTRELLAS

col barros villar

La posibilidad de estar literalmente conformados por “polvo de estrellas” es una de las ideas más científicamente poéticas que se hayan cultivado. A través de los siglos más de una voz advirtió esta constitución sideral en el ser humano: “Sé humilde pues estás hecho de tierra. Sé noble pues estás hecho de estrellas”, reza un antiguo proverbio serbio. A principios del siglo XX Aleister Crowley promovía la idea de que “cada hombre y cada mujer es una estrella”, mientras que ya en tiempos más próximos, el rockstar del cosmos, Carl Sagan, advirtió: “El cosmos esta también dentro de nosotros. Estamos hechos de la misma sustancia que las estrellas”.
Si bien desde hace décadas la ciencia ya había insinuado la veracidad de esta idea, en 2010 un profesor de astronomía de la Universidad de Arizona, Chris Impey, fue categórico al confirmar que toda la materia orgánica que contiene carbono se produjo originalmente en las estrellas. El lienzo más antiguo del universo estuvo conformado principalmente por helio e hidrógeno, mientras que el resto de los componentes se crearon, y diseminaron, vía explosiones de supernovas –y así llegaría este polvo de estrellas a la Tierra. Todos los átomos pesados, incluidos oxígeno, nitrógeno y carbono, es decir buena parte de nuestra materia prima, fueron creados por una generación anterior de estrellas, latentes hace unos 4 mil 500 millones de años.
Somos, casi por completo, polvo de estrellas
Un análisis reciente de la información obtenida mediante el programa de exploración Sloan Digital Sky Survey logró ubicar, en 150 mil estrellas dentro de la Vía Láctea, los elementos que fungen como materia prima de la vida en la Tierra (carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y sulfuro). Lo anterior arrojó la conclusión de que el 97% de la masa del cuerpo humano está conformado por materia procedente de las estrellas.
“Por primera vez podemos estudiar la distribución de elementos a lo largo de la galaxia. Los elementos que medimos incluyen a los átomos que conforman el 97% de la masa del cuerpo humano” afirmó en un comunicado de prensa del SDSS Sten Hasselquist, de la Universidad Estatal de Nuevo México.
¿Qué se siente estar hechos de estrellas?
La posibilidad de intimar en el más profundo de los planos, la constitución misma, con seres que generalmente percibimos tan distantes e impersonales como los astros, tiene importantes implicaciones en la forma en la que nos autoconcebimos, así como en la manera en la que entendemos nuestra relación con el cosmos. El precepto cultural de que todo lo que “está allá afuera”, empezando por la naturaleza, existe aparte de mí, pareciera desplomarse, incluso racionalmente, si consideramos que estamos literalmente constituidos de materia astral.
Acariciar el cosmos
Llevando el juego reflexivo unos pasos más allá, podemos insinuar que al palpar a alguien estamos acariciando al cosmos, y que al contemplarnos al espejo hay en ese reflejo mucho más de lo que creemos. Además, y de la mano de otra premisa de Sagan que sentencia “Somos polvo de estrellas que piensa acerca de las estrellas”, llegamos a la posibilidad de que somos estrellas autodisfrutándose, o incluso podemos cortejar la idea de que contemplar las estrellas sea un ejercicio de introspección –lo cual, por cierto, hace aún más sugestiva nuestra existencia.

Boletín semanal Enrique Martínez Lozano

MI MÓVIL YA NO SUENA

col gerardo

He estado toda mi vida en parroquias rurales. Ahora ya estoy jubilado y vivo en la capital. Y hay un fenómeno que me cuesta aceptar: mi móvil no suena. Y en mi móvil silencioso está que nadie me llama, que nadie me necesita.
Es aprender a vivir la psicología de desaparecer. Cuántas personas hay que no existen ya en la sociedad aunque estén vivas, a las que nadie pide nada porque ya no ocupan labores públicas. Cuantas veces recuerdo y recito aquello de “cuán raro es dar gracias al arroyo seco”. Pasó mucha agua por él, pero hoy ya no corre ni una gota.
Miles y miles de personas viven en la soledad (una de cada cuatro jubilados), sin compañía, experimentando la falta de compañía, de apoyo.
Es de agradecer el que haya tantos voluntarios que visitan a las personas mayores, para estar con ellos, para acompañarles, para hablar de lo suyo.
Estoy haciendo un programa de acompañamiento con una asociación de jubilados. Qué bonito. Vamos de dos en dos. Y nos esperan. Si tardamos un minuto en llegar, se les hace un mundo. Lo esperan y lo desean.
Y la ancianidad va unida a debilidad de memoria, de fuerzas, de ganas de caminar… No cabe más que apoyarse en las manos de Dios, disfrazadas de mujer que acompaña y atiende en las labores, de médico que cura y anima, de voluntario que aporta esperanza, de teléfono que alguna rara vez suena y de los programas de la tele. Por lo menos hay ruido y sirve de compañía.
En una sociedad llena de ruidos, viene bien el silencio. Para oír la voz del Espíritu, para vivir la sencillez y la debilidad. Para darme cuenta de que Dios actúa desde lo pequeño y lo humilde.
Bonita ocasión para vivir el silencio: la interiorización, la contemplación. Para dar el valor a cada cosa, para recordar el pasado con gratitud y vivir el futuro con esperanza.
Cuanto más débil soy, más fuerte me siento. Y vivir con alegría el cambio, la vitalidad de los jóvenes y entender que hacen cosas distintas y con distintos valores. Y tienen mucho mérito.
Siempre hay una primavera en la que brota la vida y un otoño en el que se recogen los frutos. Todo es necesario. Recogemos los frutos que sembramos y nos alegramos porque vemos ya nacer y crecer otras realidades que los jóvenes van plantando. Han cambiado hasta las plantaciones del campo. Porque les sirven mejor los nuevos productos.

Domingo 12 Tiempo ordinario – B (Marcos 4,35-41): ¿Por qué tanto miedo?


José Antonio Pagola



POR QUÉ TANTO MIEDO

La barca en la que van Jesús y sus discípulos se ve atrapada por una de aquellas tormentas imprevistas y furiosas que se levantan en el lago de Galilea al atardecer de algunos días de calor. Marcos describe el episodio para despertar la fe de las comunidades cristianas, que viven momentos difíciles.
El relato no es una historia tranquilizadora para consolarnos a los cristianos de hoy con la promesa de una protección divina que permita a la Iglesia pasear tranquila a través de la historia. Es la llamada decisiva de Jesús para hacer con él la travesía en tiempos difíciles: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Todavía no tenéis fe?».
Marcos prepara la escena desde el principio. Nos dice que era «al caer la tarde». Pronto caerán las tinieblas de la noche sobre el lago. Es Jesús quien toma la iniciativa de aquella extraña travesía: «Vamos a la otra orilla». La expresión no es nada inocente. Les invita a pasar juntos, en la misma barca, hacia otro mundo, más allá de lo conocido: la región pagana de la Decápolis.
De pronto se levanta un fuerte huracán, y las olas rompen contra la frágil embarcación, inundándola. La escena es patética: en la parte delantera, los discípulos luchando impotentes contra la tempestad; a popa, en un lugar algo más elevado, Jesús durmiendo tranquilamente sobre un cabezal.
Aterrorizados, los discípulos despiertan a Jesús. No captan la confianza de Jesús en el Padre. Lo único que ven en él es una increíble falta de interés por ellos. Se les ve llenos de miedo y nerviosismo: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Jesús no se justifica. Se pone de pie y pronuncia una especie de exorcismo: el viento cesa de rugir y se hace una gran calma. Jesús aprovecha esa paz y silencio grandes para hacerles dos preguntas que hoy llegan hasta nosotros: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Todavía no tenéis fe?».
¿Qué nos está sucediendo a los cristianos? ¿Por qué son tantos nuestros miedos para afrontar estos tiempos cruciales y tan poca nuestra confianza en Jesús? ¿No es el miedo a hundirnos el que nos está bloqueando? ¿No es la búsqueda ciega de seguridad la que nos impide hacer una lectura más lúcida, responsable y confiada de estos tiempos? ¿Por qué nos resistimos a ver que Dios está conduciendo a la Iglesia hacia un futuro más fiel a Jesús y a su Evangelio? ¿Por qué buscamos seguridad en lo conocido y establecido en el pasado, y no escuchamos la llamada de Jesús a «pasar a la otra orilla» para sembrar humildemente su Buena Noticia en un mundo indiferente a Dios, pero tan necesitado de esperanza?

Osoro reclama la apertura de corredores humanitarios, el cierre de los CIEs y evitar las “deportaciones masivas”


Jesús Bastante

descarga6EL CARDENAL DE MADRID INSTA AL GOBIERNO A CUMPLIR CON LOS CUPOS DE LA UE
“Hay pactos que salvan vidas, pactos que construyen un futuro mejor para todos”, asegura
El cardenal de Madrid, Carlos Osoro, ha regresado con fuerza de su convalecencia. Y lo ha hecho tomando la delantera a los líderes políticos, sociales y religiosos de nuestro país, a quienes ha reclamado “un pacto global” sobre la acogida a inmigrantes y refugiados, en el que se incluyan la apertura de corredores humanitarios, el fin de los CIEs o acabar con la política de deportaciones masivas.··· Ver noticia ·

“No a una iglesia de solterones”


Pepe Mallo

Redes Cristianas
CelibatoLo ha proclamado Francisco en la sencillez de su homilía en Santa Marta el 21 de mayo pasado en la festividad de “La Iglesia Madre”. ¡¡No me lo puedo “de” creer!!, pero estas han sido sus palabras. “La Iglesia es femenina”, “es madre”. […] En cambio, cuando es una Iglesia masculina, se convierte, tristemente, “en una Iglesia de solterones”, incapaces de amor, incapaces de fecundidad”.
Soltero etimológicamente proviene del latín “solitarius” (solitario). Es el estado natural de la persona que se encuentra sin una pareja. La soltería es una opción humana que algunas personas eligen libremente de por vida. No tiene por qué ser una experiencia horrible. De hecho, muchas personas descubren aspectos muy importantes de sí mismas tras optar por la “soledad”. Se dice que lo mejor de estar soltero es no tener que estar pendiente ni dependiente de nadie. Pero también encierra aspectos negativos. Lo peor, sentir que se privan de compartir su vida con alguien. Compartir la vida hace crecer en muchos aspectos. Uno cuando está solo tiende a “repetirse”, a anquilosarse. A nivel social, se aprecia cierto halo de superioridad entre los que son capaces de llevar una relación de pareja y los que no.
El término “solterón” es despectivo
Se usa normalmente para referirse a alguien que ha alcanzado o sobrepasado la edad en la que, en su sociedad, se consideraría propio casarse, sea por desprecio o menosprecio al matrimonio, sea por desinterés por el compromiso serio. Les resulta más cómodo seguir una vida “libre de ataduras”. Es decir, sería una persona más bien comodona, acomodaticia, sin verdaderos objetivos, poco dada a tomarse las cosas en serio y a “complicarse la vida”. Solo le interesa vivir sin que nadie lo controle. Está claro que también en intención del papa Francisco “solterones” suena a desprecio, a descrédito, un don nadie, alguien amargado, insoportable, rancio… Desgraciadamente abundan los curas solterones, de los de raza, maniáticos, malhumorados, caprichosos, mandones, engreídos… gente sombría. Es decir, se trata de sacerdotes que se sienten reprimidos, desmotivados, desilusionados, cansados, en una palabra “quemados”; personas sin otro sentimiento que su ego, que se aferran a su “dignidad clerical” para dominar y manipular y poder sentirse alguien, incapaces de afectividad, de amar, de ser fecundos, como dice Francisco.
¿Qué habrá querido sugerir el Papa en esta homilía?
En el desarrollo han coincidido dos aseveraciones puntuales. La primera, “Sin la mujer, la Iglesia no va adelante, porque ella es mujer”. La segunda, la adoptada como título de mi reflexión: “No a una Iglesia de solterones”. Ya tenemos bien claro que Francisco intenta que la mujer ocupe puestos de responsabilidad en la Iglesia. Lo ha dicho y lo ha llevado a efecto en varias ocasiones. Con la segunda rotunda afirmación, ¿no habrá pretendido insinuar que no quiere en la Iglesia curas “solteros por obligación”? ¿No habrá intentado sugerir que la mujer aportará al “cura solterón” la sensibilidad, la afectividad, la capacidad de amar, la ternura que reportará la mujer a la Iglesia como “esposa y madre”? ¿Acaba Francisco de abrir las puertas al fin del celibato? ¿Es útil y necesario el celibato en la sociedad y en la Iglesia del siglo XXI?
El problema del “celibato” está actualmente en tierra de nadie
Muchos lo intentan perpetuar sacralizándolo, santificándolo y endiosándolo; no pocos sueñan con revisarlo adoptando una visión algo más real, que entienda el celibato como un problema práctico que resolver. Desde luego, el debate no es de ahora. Sin embargo, en esta cuestión todos los Papas, desde el Vaticano II hasta hoy, reconocen que el celibato no es inherente al sacerdocio, pero se pasan el uno al otro la “patata caliente”. ¿Lo hará también Francisco?
¿Qué consecuencias está acarreando en la Iglesia el preceptivo celibato ministerial? ¿Existe una relación causa efecto entre pederastia y celibato impuesto? ¿Cómo neutralizar los efectos del celibato obligatorio? Preguntas, espinosas de responder con exactitud científica, pero muy útiles para cuestionar los propios prejuicios eclesiales. Reivindicar el celibato opcional solo tiene sentido desde una eclesiología del Pueblo de Dios: de fe adulta, de encuentro de igualdad. Muchos de los planteamientos actuales de la ética sexual de la Iglesia precisan de una nueva reflexión.
Se está fraguando la ordenación de hombres casados (“viri probati”)
Y es que la elección de “viri probati” para los ministerios era ya práctica habitual de las primeras comunidades. Quiero hacer aquí referencia a un artículo mío publicado hace unos meses (“Viri probati” y “viri reprobati”). En él afirmaba que los actuales curas casados son “viri reprobati”. Personas que han optado precisamente por compartir su vida con una mujer. Que no estaban dispuestos a llevar una aburrida e infecunda existencia de “curas solterones”. La unión a una mujer que vive la misma inquietud cristiana, que comparte no sólo la comunidad de vida sino la comunidad de compromiso, que participa de las mismas aspiraciones y proyectos, es una riqueza inestimable que supera cualquier “noble ascetismo”, por mucho que se quiera sublimar el celibato. “¿Acaso no tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente, así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?” (1Cor. 9,5). Atrevida reivindicación de Pablo en defensa de su ministerio apostólico.
Francisco intuye que la aportación de las mujeres en la Iglesia será decisiva; que lograrán con su dinamismo, su sensibilidad e intuición resituar lo femenino en la vida de los curas y de las comunidades. La presencia de la mujer, en pie de igualdad al lado del sacerdote, debe ser necesariamente valorada como una presencia amorosa y fecunda, que terminará aportando todo lo que una Iglesia machista no ha sabido desentrañar del mensaje evangélico.

El dinero de la Iglesia. El espíritu pagano de los ‘negocios de Dios’


Vicente Claveroò

Dinero2La Iglesia católica, pese a decirse al servicio de los pobres, maneja su patrimonio financiero con los mismos criterios que cualquier empresa. Compra títulos deuda pública, se beneficia de las sicav y busca ganar rentabilidad e influencia con sus multimillonarias inversiones.
Aunque su reino no sea de este mundo, la Iglesia católica nunca ha descuidado los asuntos terrenales. Como cualquier empresa, procura administrar su copioso patrimonio con criterios de rentabilidad y/o influencia. Sobre todo, el patrimonio financiero: los miles y miles de millones que cada año pasan por sus manos, procedentes de las arcas públicas o de las donaciones de sus fieles.
Los negocios de Dios son tan universales como su Iglesia y tienen su epicentro en la sede apostólica de Roma, aunque se extienden por los centenares de diócesis del planeta que cuentan con recursos para hacerlos. Hay ejemplos muy reveladores de hasta dónde llega el poderío económico y cuál la forma en la que gestiona su dinero una institución que se proclama al servicio de los pobres.··· Ver noticia ··

La Conferencia Episcopal sigue dedicando más dinero a 13 TV que a Cáritas


FUENTE: EL BOLETÍN
La Conferencia Episcopal Española ha presentado este jueves la Memoria anual de actividades de la Iglesia Católica de 2016. En dicha memoria se hacen públicas las inversiones realizadas por la Iglesia a lo largo de ese daño. Entre ellas, una inversión de 9 millones de euros a 13 TV y de 6 millones a Cáritas.··· Ver noticia ··

El Papa alaba la acogida del Gobierno español al ‘Aquarius': “Sin inmigración, Europa se vaciará”


Jesús Bastante

barco akuariusFRANCISCO, A TRUMP: “SEPARAR A LOS NIÑOS DE SUS PADRES ES INMORAL Y CONTRARIO A LOS VALORES DEL CATOLICISMO”
Acusa a los cardenales de las ‘Dubia’ de actuar “de manera poco eclesial”, aunque las reformas “están en marcha”
“Sin inmigración, Europa se vaciará”. En plena jornada mundial de los refugiados, el Papa Francisco ha concedido una entrevista a Reuters, en la que denuncia que se “está creando una psicosis” sobre la inmigración, al tiempo que denuncia la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de separar a los menores inmigrantes de sus padres en la frontera. “Es inmoral y contrario a los valores del catolicismo”.··· Ver noticia

Domingo 24 de junio de 2018, 12º Ordinario: Natividad de Juan Bautista


12 del tiempo ordinarioBEn este domingo celebramos la fiesta de San Juan Bautista, «el precursor», como se le conoce popularmente, por su misión de anunciar y preparar la llegada de los tiempos mesiánicos, que ven su cumplimiento en Jesús..
De las figuras contemporáneas a Jesús pocas han recibido tanta atención entre judíos y cristianos como la figura de Juan Bautista. Ni siquiera figuras tan prominentes en la historia del cristianismo como Pablo o Pedro. Los cuatro evangelios colocan el inicio de la actividad evangelizadora de Jesús en relación con el bautismo de Juan. Flavio Josefo, un historiador judío de finales del siglo I, dedica más páginas al Bautista que a otros personajes de la época, e incluso lo considera el profeta más importante de su tiempo.··· Ver noticia ··