FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA DE MAYO DE 2024

PARTICIPA EN NUESTRO CONCURSO LITERARIO (SOLO ESPAÑA)

PARTICIPA EN NUESTRO CONCURSO LITERARIO (SOLO ESPAÑA)
PINCHAR IMAGEN PARA VER LAS BASES . (La página es de los Antiguos alumnos y es segura, a pesar del aviso que aparece)

miércoles, 5 de junio de 2024

HA FALLECIDO EN BARAKALDO DON JOAQUÍN RUIZ DE LOIZAGA FDEZ. VALDERRAMA (1929-2024)


Nuestro hermano Joaquín Ruiz de Loizaga ha fallecido en Barakaldo, como consecuencia de un ictus sufrido días atrás. Con sus 94 años gozaba de buena salud y le hemos visto participar en las dos últimas fiestas inspectoriales de Pamplona y Madrid.

Joaquín había nacido en Fontecha, pueblo de la provincia de Álava, junto al Río Ebro que separa Alava y Burgos, y cerca de la antigua casa salesiana de Zuazo de Cuartango. Hijo de Benigno y de Mª Guadalupe que formaron una familia numerosa en el ámbito rural donde vivieron, tenía dos hermanos clérigos de San Viator como era habitual en las familias cristianas. Joaquín sintió de pequeño la vocación salesiana.

Ingresó en el aspirantado de Astudillo en 1943, donde realiza con sencillez esta etapa formativa, en la antigua Inspectoría Céltica a la que perteneció en su origen y que vuelve a ser la Inspectoría al final de su vida. Siguió con normalidad las etapas formativas de entonces: el Noviciado en Mohernando, terminando con la profesión religiosa el 16 de agosto de 1948.; Posnoviciado-Filosofía en Madrid-San Fernando 1948-1950; el Tirocinio-trienio en Barakaldo (1950-53); la etapa de Teología en Madrid-Carabanchel que comienza en 1953 y termina con la ordenación el 23 de junio de 1957.

Sus primeros años de sacerdocio los vive en la casas de Cambados, Zamora y Santander (primero en la comunidad del Alta y después en la de Nueva Montaña), hasta que en 1968 se afinca en Cruces (Barakaldo).

En esta casa salesiana se ha entregado como salesiano durante más de 50 años y aquí se ha integrado llegando a ser persona muy querida y conocida en el ambiente de la obra salesiana y en el barrio, colaborando en la parroquia de Burtzeña, animando también con su presencia el centro de mayores al que en sus últimos años visitaba mañana y tarde diariamente.

Interesado por las Matemáticas, la Física y la Química, obtuvo las habilitaciones para dar clase desde los primeros años de su sacerdocio como Auxiliar de esas enseñanzas; varias generaciones han pasado por sus manos aprendiendo su saber y formándose con su acción de educador salesiano.

Junto a su labor educativa formal, Joaquín nos ha dado ejemplo de salesiano que se hace presente entre los jóvenes y educadores, independientemente de la edad, para ofrecer ánimo y para lograr en todos unidad en la casa común, tanto en un ambiente educativo o en otro.

Joaquín ha ejercido su sacerdocio en la Iglesia de Barakaldo durante décadas, provomiendo con gran entusiasmo la devoción a María Auxiliadora, con diversidad de iniciativas entre las que destaca el reparto de calendarios cada año y el rezo del rosario del que no se despendría en su última etapa. Y ha difundido el carisma salesiano de modo extraordinario mediante el Boletín Salesiano que hacía llegar a muchas familias allegadas a la casa salesiana.

Era un ejemplo en su austeridad en su generosidad y en su asistencia a los actos comunitarios, del tipo que fueran. En el comedor trataba de ofrecer su buen humor y sus graciosas ocurencias siendo un elemento cohesionador en la comunidad. Amante de todo tipo de deportes y siempre disponible para echar una mano en las tareas que sus posibilidades físicas le permitían.

En la fiesta inspectorial de 2023 celebramoslos 75 años de su profesión religiosa. El Señor que le ha sostenido en la fidelidad vocacional mostrará ahora su fidelidad haciéndole entrar en el banquete del Reino, como sencillo trabajador de la viña del Señor.

  ¡Descanse en Paz!

Niños y niñas mueren de desnutrición en Gaza. La operación Rafah del ejército israelí profundiza la hambruna


 kaosenlared

La llegada de tropas israelíes a la ciudad fronteriza del sur ha eliminado la posibilidad de que ingresen los suministros de ayuda, mientras tanto el hambre se profundiza en el sur de Gaza. Los 3000 niños y niñas con malnutrición aguda no podrán continuar su tratamiento. Se calcula que miles de criaturas con cuadros de desnutrición se sumarán en estos días. Ver noticia 

Los Comités Óscar Romero ante el genocidio de Gaza


 Sicsal

Elevamos nuestra voz, colectiva e individualmente, para mandar un abrazo fraterno a todas las víctimas, en medio del dolor producido por la sinrazón de la barbarie sionista apoyada en la manipulación de la Biblia hebrea. Lo hacemos desde el acompañamiento a nuestras hermanas y hermanos palestinos.

¿POR QUÉ EL PAPADO DE FRANCISCO REPRESENTA UN TRIUNFO IMPENSADO PARA LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN?


col martell

 

Llegó el momento de formularla de manera explícita, porque se trata de una hipótesis que todo el tiempo subyace implícitamente en múltiples análisis académicos y periodísticos que se han venido desarrollando desde el preciso momento en el cual Jorge Bergoglio llegó a ocupar el trono de San Pedro en 2013: el papado de Francisco representa en términos prácticos y simbólicos un triunfo y una reivindicación abierta de la mayoría de los postulados conceptuales y pastorales que ha planteado desde su nacimiento la Teología de la Liberación (TL), una corriente del cristianismo surgida en América Latina hacia finales de los años ‘60 que experimentó un notable crecimiento durante las décadas del ‘70 y ‘80 a lo largo y ancho de la región e incluso llegó también a expandirse a través de diferentes autores y experiencias comunitarias hacia otros lugares del mundo.

Al afirmar que Francisco ha legitimado con su praxis pontificia a la TL como una de las experiencias históricas del cristianismo latinoamericano, sólo excluimos en esta ponderación favorable a la utilización de herramientas analíticas provenientes de la tradición marxista para abordar el estudio de la sociedad, característica hermenéutica de algunas tendencias de la TL que se ha ido diluyendo con el correr del tiempo y que en la actualidad exhibe una incidencia prácticamente nula en los discursos y el accionar de los teólogos de la liberación más relevantes y representativos de esta corriente renovadora del cristianismo que hacia fines de los años ‘80 había logrado desarrollar, a partir de la extensión territorial de las comunidades eclesiales de base (CEBs), una amplia inserción geográfica en la gran mayoría de los países latinoamericanos.

Tras la caída del Muro de Berlín, en 1989, los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, envalentonados en aquel entonces por la orientación ideológica definida por Juan Pablo II (aliado clave para la geopolítica de Estados Unidos), pretendieron decretar la “muerte” de la TL, distorsionando su espíritu y sus contenidos filosóficos y fácticos al alegar en forma manipulada que se trataba de una línea de pensamiento que subordinaba la fe cristiana a la ideología marxista.

Esta afirmación ha sido refutada en reiteradas oportunidades. Algunas expresiones de la TL, no todas, han utilizado herramientas analíticas que el autor alemán Karl Marx y sus herederos intelectuales (entre quienes podemos destacar, por ejemplo, al politólogo italiano Antonio Gramsci) le han aportado a las ciencias sociales, del mismo modo que también han apelado a categorías de estudio generadas por sociólogos de diversas matrices metodológicas y hermenéuticas tales como el francés Émile Durkheim y el alemán Max Weber, entre otros, con el objetivo de intentar comprender con mayor precisión y sistematicidad la sociedad contemporánea, y fundamentalmente el devenir histórico de América Latina. La principal fuente de inspiración para los teólogos de la liberación no ha sido “El capital” ni el “Manifiesto comunista”, sino el Evangelio y fundamentalmente el ejemplo personal emanado a partir de la vida de Jesucristo.

La tradición marxista es una de las tantas que ha hecho sus aportes para comprender en forma integral al mundo contemporáneo, principalmente a la hora de describir cuál es la lógica de funcionamiento del sistema capitalista, cómo se reproduce y por qué genera crisis en forma cíclica. Pero no es la única. De hecho, en el caso de la versión argentina de la TL, la Teología del Pueblo (TP), en la cual se formó Jorge Bergoglio en los años ‘60 y ‘70, el marxismo brilla por su ausencia. En el caso de esta expresión rioplatense, es notoria la incidencia del mayor movimiento popular de la Argentina, el peronismo, fundado programáticamente en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y cultor de la conciliación de clases (sin negar el conflicto latente que genera cualquier sociedad capitalista), opuesta a la clásica lucha de clases sobre la cual sienta su base el pensamiento marxista.

La TL comenzó a desarrollarse a partir de la década del ‘60 en diferentes lugares de América Latina a la luz del Concilio Vaticano II (1962-1965) y la II Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebrada en la ciudad colombiana de Medellín en 1968, la cual les sirvió a los obispos de América Latina para realizar la recepción del Concilio Vaticano II a partir de una adaptación integral de sus contenidos a la peculiar realidad socio-histórica de la región. Ambos acontecimientos generaron, además de una gran apertura, una enorme movilización en distintos estamentos de la Iglesia Católica latinoamericana, principalmente en las áreas urbanas y rurales más pobres, porque motivaron a miles de sacerdotes, monjas y laicos a expandir aún más a lo largo y ancho del continente a las CEBs, que ya habían comenzado a crecer durante los años previos a aquellos dos sucesos, fundamentalmente en Brasil.

Es cierto que la caída del bloque soviético (cuya experiencia histórica y política poco y nada tuvo que ver, al menos en forma directa, con el espíritu conceptual y pastoral más profundo de la TL), y fundamentalmente el avance hegemónico de las ideas neoliberales en los años ‘90, frenaron el notable ascenso que la TL había experimentado en América Latina durante las dos décadas precedentes. El conservadurismo dominante también en ese entonces en el interior de la Iglesia decretó la “defunción” de la TL. Aún en los momentos más difíciles para las expresiones populares del catolicismo latinoamericano, el exponente más emblemático de la TL (junto al brasileño Leonardo Boff), el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, respondía irónicamente de la siguiente manera cuando alguien le preguntaba por la supuesta “muerte” de la TL: “puede ser que la Teología de la Liberación haya muerto, pero al menos a mí nadie me ha invitado a su entierro”.

Es pertinente aclarar que no pretendemos caracterizar al papa Francisco como un teólogo de la liberación, porque Jorge Bergoglio se ha destacado durante su trayectoria apostólica más bien como un pastor antes que un filósofo: un hombre de acción, pragmático, cercano a los pobres, con una gran destreza para la conducción política e institucional. Es cierto que su matriz formativa se referencia principalmente en la versión argentina de la TL: la TP, pero como líder universal de la Iglesia no puede adscribirse a una sola tradición teológica, porque en su condición de sumo pontífice representa a todos los católicos del mundo.

Detrás de su largo peregrinar como pastor, Bergoglio ha exhibido en las diferentes etapas de su praxis misionera una sólida formación teórica que se remite fundamentalmente a dos fuentes primordiales: los filósofos europeos, mayoritariamente jesuitas, que estudió durante su etapa como seminarista en la Compañía de Jesús, y los exponentes rioplatenses más emblemáticos de la TP: Lucio Gera, Rafael Tello, Juan Carlos Scannone y Alberto Methol Ferré, entre otros, a quienes podríamos agregar, aunque no se trate estrictamente de teólogos del pueblo, a dos prominentes filósofos argentinos que elaboraron miradas originales, cada uno a su manera, desde una perspectiva latinoamericanista: Amelia Podetti y Rodolfo Kusch.

Es importante subrayar, también, que la posibilidad de plantear como hipótesis de trabajo un triunfo y una reivindicación abierta de la TL, a partir del papado de Francisco, no implica retomar en forma acrítica su cuerpo hermenéutico y pastoral en los mismos términos en los cuales se planteó en los años ‘70, porque ya han pasado más de cinco décadas desde el nacimiento de la TL, y durante este período histórico se han producido una serie de transformaciones profundas en América Latina y el mundo que obligan a repensar y enriquecer aquellos conceptos fundamentales que permitieron elaborar una mirada analítica y práctica específica de nuestra región, capaz de sumarle a la tradición cristiana diferentes aportes realizados a partir del desarrollo de las ciencias sociales y también de las diversas experiencias políticas y comunitarias que han protagonizado sucesivamente los distintos pueblos latinoamericanos.

Los teólogos de la liberación, y también el papa Francisco, han incorporado a su agenda de temas prioritarios, entre otros, a la defensa del ambiente natural, los nuevos movimientos populares y los excluidos sociales por las políticas económicas neoliberales que comenzaron a implementarse en la década del ‘70, y se profundizaron con particular énfasis a partir de los años ‘90.

Considerados “herejes” durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, los planteos contrahegemónicos de la TL, o al menos una gran parte de ellos, parecieron tomar la fuerza de la voz papal a partir de la llegada de Francisco a Roma, proponiendo una serie de cambios para la Iglesia y para la sociedad mundial que fiel a su estilo Bergoglio los presenta de manera cordial, sin confrontaciones subidas de tono, pero con un contenido radicalizado que en términos prácticos convoca a retomar el camino sugerido por el Concilio Vaticano II, esta vez con la novedad y la originalidad aportadas por un liderazgo apostólico que ejerce un pastor formado en las peripecias propias de una región periférica del mundo, que observa y actúa desde una perspectiva integral capaz de superar la tradicional mirada eurocéntrica que ha caracterizado históricamente a la Santa Sede.

Aquellas “palabras peligrosas” que llegaban desde América Latina hoy parecen haberse convertido en buena medida en la “voz oficial” de la Iglesia Católica, y en la esperanza de millones de cristianos y no cristianos que cotidianamente son “descartados” (parafraseando a Francisco) por un sistema mundial que produce pobreza en forma sistemática y pone en riesgo con su voracidad depredadora no sólo a la humanidad sino también a todas las especies que desarrollan diferentes formas de vida alrededor del planeta.

En forma paradójica, desde el neoliberalismo se acusa al papa Francisco y a la TL de tener un pensamiento “viejo” y pasado de moda, cuando los hechos fácticos sucedidos a nivel global durante las últimas tres décadas demuestran exactamente lo contrario: los dogmas neoconservadores han fracasado en su instrumentación práctica alrededor del mundo y lejos de traer la prosperidad prometida han generado más crisis, concentración de la riqueza, pobreza y desigualdad en la distribución del ingreso. Nostálgicos de los años ‘90, los defensores de la doctrina del libre mercado naufragan en abstracciones teóricas que no han encontrado su correspondiente correlato en el plano de la realidad económica y social.

La utopía neoliberal chocó de frente contra la Crisis Financiera Global de 2008, que expuso las limitaciones reales de una economía mundial incapaz de subordinar los intereses especulativos a la inversión productiva, el trabajo y el bienestar de los pueblos. La pandemia de Covid-19 que irrumpió en el planeta a inicios de 2020 no hizo más que profundizar un deterioro general que ya se evidenciaba con claridad en el escenario previo a la emergencia sanitaria, que no hizo más que desnudar las graves fallas y debilidades de un sistema económico inspirado en una ideología dominante agotada en su discurso y su práctica y sin capacidad para crear soluciones innovadoras que permitan satisfacer las crecientes demandas sociales y ambientales.

Como contrapartida, el papa Francisco y una revitalizada TL plantean una mirada conceptual y pastoral capaz de darles nuevas respuestas a las complejidades del mundo contemporáneo, y también propuestas y un marco de acción presente y futuro que no se restringe meramente a la crítica mordaz sino que también abre una perspectiva esperanzadora que permite abordar de manera integral los grandes desafíos que deberá enfrentar el planeta durante las próximas décadas.

Una gran parte de aquellos conceptos y prácticas revolucionarias que de la mano de la TL y las CEBs lograron sacudir a la Iglesia Católica durante las décadas del ‘60 y ‘70, a los cuales se intentó reprimir y perseguir a partir de los años ‘80, volvieron renovados y enriquecidos a la Santa Sede en 2013 de la mano del papa Francisco. En forma inesperada y sorpresiva, porque el establishment vaticano pensaba que ya había “enterrado” definitivamente a la TL, que guardada en el rincón de los recuerdos era presentada, según esta perspectiva conservadora, como un intento frustrado de radicalización del cristianismo, convertida con el paso del tiempo en poco más que una anécdota folklórica. Sin embargo, igual que Jesucristo, un día la TL resucitó. Como dijera aquella frase atribuida erróneamente al dramaturgo español José Zorrilla (aún no se ha podido establecer con precisión quién ha sido su autor original): “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.

Aquella intuición primordial que definió el surgimiento de la TL, la opción preferencial por los pobres, se transformó a partir de los años ‘90 en una opción preferencial por los excluidos sociales: las reformas neoliberales profundizadas durante esa década, sumadas a una creciente tecnificación del trabajo a escala global, dejaron “afuera de todo” a millones de personas que se convirtieron repentinamente en material de “descarte”, término acuñado tras la crisis argentina de 2001 por el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.

El papel desempeñado a partir de entonces por los nuevos movimientos sociales ha sido central, porque no sólo se han organizado para luchar y protestar sino también para generar respuestas creativas como la recuperación de fábricas, el desarrollo de cooperativas y la organización del trabajo comunitario. El permanente apoyo que Bergoglio les ha brindado a estos actores sociales, primero a nivel local como titular de la arquidiócesis porteña y después a escala universal como papa Francisco, encuentra otro punto de convergencia evidente con las corrientes mayoritarias de la TL: los pobres y los excluidos deben convertirse en protagonistas directos de su propia historia, sin esperar pasivamente que el Estado o el mercado les ofrezcan en forma automática opciones sociales de inclusión.

Ellos mismos, como actores empoderados, son los sujetos portadores de su propia liberación. Ese mensaje ha sido reivindicado de manera explícita por Francisco durante los cuatro encuentros mundiales de movimientos populares que ha promovido hasta al momento la Santa Sede (2014, 2015, 2016 y 2021), en los cuales han desempeñado un papel relevante diversas organizaciones sociales latinoamericanas que se referencian conceptualmente en la TL, como por ejemplo el caso emblemático del brasileño MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), que ha reconocido históricamente el rol clave que ha tenido en su conformación y desarrollo la Iglesia Católica y ha citado en forma recurrente como fuentes de inspiración intelectual a importantes referentes de la TL como Leonardo Boff, Frei Betto, Pedro Casaldáliga y Hélder Câmara, entre otros.

Otra coincidencia central entre la TL y el papa Francisco refiere al cuestionamiento integral al sistema dominante, y a la necesidad de promover reformas sociales y económicas estructurales, diferenciándose de los sectores católicos más conservadores que sólo han alentado la caridad y beneficencia y no los cambios radicales. La solidaridad, para las diversas corrientes de la TL y también para el jesuita porteño, no puede entenderse sólo desde el asistencialismo (coyunturalmente necesario) sino también, y de manera impostergable, desde la promoción de cambios integrales a nivel económico y social. Y también confluyen claramente los principales autores de la TL y Francisco cuando definen la unicidad de la crisis mundial contemporánea: una “única crisis socio-ambiental” tal como la ha caracterizado el sumo pontífice.

Esta enérgica defensa de la Casa Común que ha asumido el papa argentino, en concurrencia con la TL (que ya había tomado como propia también a la agenda ambiental desde los años ‘80) y múltiples actores alrededor de todo el mundo, sumada a su denuncia por el drama planetario de los migrantes que huyen de sus respectivos lugares de origen por falta de oportunidades laborales y sociales, ha implicado que Francisco recibiera durante los últimos años un brutal ataque por parte de sectores políticos de extrema derecha que niegan el cambio climático y reivindican con fanatismo al capitalismo salvaje y a la máxima darwiniana de la “supervivencia del más apto”.

Un ícono de esta descarnada ofensiva contra el pontífice latinoamericano lo personifica el dirigente ultranacionalista estadounidense Steve Bannon con su organización internacional The Movement, que ha intentado agrupar durante los últimos años a diferentes espacios neofascistas alrededor del mundo. También han arremetido con dureza contra el papa Francisco, desde una posición política similar a la expresada por Bannon, otros líderes de extrema derecha de diferentes países europeos y latinoamericanos, como los casos por ejemplo de la francesa Marine Le Pen, el italiano Matteo Salvini, el español Santiago Abascal, el húngaro Viktor Orbán, el brasileño Jair Bolsonaro y el argentino Javier Milei, entre otros.

Este hostigamiento feroz que dirigentes ultraderechistas de diversos lugares del planeta están perpetrando contra Francisco tiene su correlato interno también en la Iglesia Católica, dentro de la cual los sectores más conservadores y ortodoxos están intentando resistir, con una inusual virulencia contra la autoridad pontificia, las reformas aperturistas promovidas por el papa argentino a nivel institucional y también su mensaje social hacia el mundo, al cual consideran sin medias tintas como “hereje”, “comunista” y “ambientalista”.

Estos grupos ultramontanos tienen como referente principal al cardenal norteamericano Raymond Leo Burke, quien lidera un espacio ultratradicionalista dentro de la Iglesia que también integran, entre otros cardenales, el guineano Robert Sarah, el chino Joseph Zen, el mexicano Juan Sandoval Íñiguez y los alemanes Gerhard Müller y Walter Brandmüller, y obispos como el estadounidense Thomas Gullickson, el holandés Rob Mutsaerts, el italiano Carlo Maria Viganò, el kazajo Athanasius Schneider y el argentino Héctor Aguer, entre otros.

Burke, además, tiene una relación directa y una amistad personal con Bannon que nació a partir de la confluencia ideológica entre ambos exponentes ultraderechistas, unidos también por el rechazo visceral que les genera la figura del papa Francisco con su estrategia renovadora para la Iglesia Católica y con su cuestionamiento al sistema hegemónico a nivel mundial, que incluye una crítica muy aguda contra los países centrales en su condición de promotores medulares del deterioro social y ambiental del planeta, denuncia que enerva tanto a Burke como a Bannon porque visibiliza claramente a nivel de la agenda política internacional la grave responsabilidad que ha tenido históricamente Estados Unidos como nación líder del bloque capitalista neoliberal.

De alguna manera, podemos afirmar que estas reacciones de sectores ideológicos de extrema derecha eran sumamente previsibles ante el tenor de las propuestas reformistas presentadas por Francisco para intentar lograr cambios profundos en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, desafiando abiertamente a poderosas élites eclesiásticas, políticas y económicas de diferentes lugares del planeta, principalmente en América y Europa. El ascenso vertiginoso de distintos dirigentes ultranacionalistas a partir de la segunda década del siglo XXI es análogo al escenario que caracterizó a los años ‘30 en el siglo pasado, cuando frente a una crisis económica global surgieron líderes mesiánicos con respuestas facilistas y demagógicas que demolieron a los regímenes democráticos de sus respectivos países y terminaron conduciendo a la humanidad a la guerra más sangrienta de toda su historia, con un saldo trágico de más de 60 millones de muertos.

En más de una oportunidad, Francisco ha advertido sobre el riesgo latente de caer otra vez en la misma trampa. Por eso, el Papa argentino insiste una y otra vez con su propuesta integral de justicia social para superar la crisis, incluyendo también a la justicia ambiental como parte de un mismo planteo sistémico. Porque, a diferencia de la crisis mundial del ‘30, ahora no sólo están amenazados los pobres y las grandes mayorías sociales sino también la Casa Común que cobija a todas las formas de vida que se expresan alrededor del planeta.

Francisco proviene de una región periférica del mundo: América Latina, motivo por el cual su mirada sobre la realidad planetaria difiere medularmente de aquella que pueda esbozar alguien que analiza la situación global desde una perspectiva eurocéntrica. Además, Bergoglio no representa a las élites latinoamericanas que históricamente han renegado de las costumbres regionales pretendiendo copiar las tradiciones europeas, sin identidad propia. Al contrario, su formación jesuítica y su adscripción a la TP y al pensamiento de filósofos argentinos como Amelia Podetti y Rodolfo Kusch expresan claramente una valoración de las culturas locales latinoamericanas que expresan esa síntesis entre el cristianismo europeo y las creencias ancestrales de los pueblos originarios de América.

El catolicismo latinoamericano es diferente a su par europeo, porque en el Nuevo Mundo el Evangelio encarnó en las culturas locales de una manera peculiar, dentro de la cual desempeñan un papel destacado las procesiones, peregrinaciones y múltiples devociones a la Virgen, Jesús y diferentes santos que le han dado una impronta popular a diversas expresiones de la Iglesia Católica que aún se mantienen vivas en pleno siglo XXI, consolidándose durante el transcurso de la historia como rasgos distintivos de la cultura latinoamericana. Todas las corrientes de la TL reivindican esta inculturación, y lo hace con particular énfasis la versión argentina de la TL: la TP, en la cual se formó Bergoglio en los años ‘60 y ‘70 integrándola también con el estudio de los filósofos jesuitas europeos y la notable obra del teólogo ítalo-alemán Romano Guardini.

Por eso planteamos que el papado de Francisco ha representado integralmente un triunfo de la gran mayoría de los postulados conceptuales y pastorales que la TL ha venido formulando desde su nacimiento a fines de los años ‘60, porque además de ese ethos histórico-cultural del cual Bergoglio se considera heredero, el primer papa latinoamericano también ha promovido en líneas generales la misma crítica socio-estructural que la TL ha desarrollado durante las últimas cinco décadas, con sus cuestionamientos integrales al sistema hegemónico a nivel mundial, actualizándola a la realidad específica del siglo XXI con el creciente protagonismo que han asumido los excluidos sociales y quienes defienden a la Casa Común frente al avance depredador del paradigma tecnoeconómico, tal como magistralmente la ha descrito el sumo pontífice en las cartas encíclicas Laudato si y Fratelli tutti.

En plena sintonía con la experiencia política del peronismo en Argentina, para la TP el sujeto histórico no es la clase social sino el pueblo. La TP reconoce el conflicto existente en cualquier sociedad capitalista, pero no busca potenciarlo sino que por el contrario pretende conciliarlo con la mejor resolución posible para todo el colectivo social. Se manifiesta distante tanto de la tradición liberal como así también del pensamiento marxista: es una expresión teológica específicamente latinoamericana, no elaborada sólo con categorías intelectuales de origen europeo sino también, y de manera preponderante, a partir del estudio de la experiencia histórica y cultural de pueblos que han logrado desarrollar su propia identidad, con una multiplicidad de matices, en esa vasta región del mundo que une a México con la Patagonia.

Esta reivindicación explícita de la Patria Grande expresa también claramente otra coincidencia entre las máximas de la TL y el discurso público de Bergoglio, quien desde joven ha hecho referencia en múltiples ocasiones a este concepto que remite al proyecto de unidad latinoamericana promovido inicialmente por los líderes de los procesos independentistas de principios del siglo XIX (José de San Martín, Simón Bolívar y José Gervasio Artigas, entre otros), y retomado a posteriori en forma sucesiva por la “Generación Latinoamericana del 900” (José Enrique Rodó, Manuel Ugarte, José Martí, Pedro Henríquez Ureña y Francisco García Calderón, entre otros), los proyectos revolucionarios de los años ‘60 y ‘70 y los gobiernos progresistas y populares de las primeras décadas del XXI, tal como lo ha descrito con precisión histórica en reiteradas oportunidades el teólogo del pueblo más afín al pensamiento del papa Francisco: el filósofo uruguayo Alberto Methol Ferré, con quien además el ex arzobispo de Buenos Aires cultivó una relación de amistad que se extendió hasta la muerte del pensador montevideano en 2009.

Bergoglio incluyó en forma expresa esta defensa de la Patria Grande en el Documento Conclusivo del CELAM Aparecida 2007, y después como papa Francisco volvió a referirse al tema cuando a mediados de la segunda década del siglo XXI se produjeron una serie de triunfos electorales de espacios políticos de derecha que pusieron en peligro los avances logrados previamente en materia de integración regional por líderes tales como Lula, Dilma, Evo Morales, Rafael Correa, Hugo Chávez, José “Pepe” Mujica y Néstor y Cristina Kirchner, entre otros.

Desde una perspectiva latinoamericanista que le permite reconocer las diversidades específicas de las distintas regiones del planeta, el pontífice argentino busca emular la gesta del Concilio Vaticano II y volver a acercar a la Iglesia Católica hacia el mundo de las “periferias geográficas y existenciales” utilizando las palabras que él mismo suele emplear cuando pide que lo ayuden a promover una “Iglesia en salida” que abandone la comodidad del “centro” y de la “autorreferencia” y vaya a buscar a los “descartados” de la sociedad: los pobres, los migrantes, los pueblos originarios y el colectivo LGBT, entre otros.

 

Por Martín Burgos *

Religión Digital

HNA. ANA LUISA CASTRO: MUCHAS VECES, MI PRINCIPAL INSTRUMENTO DE TRABAJO SON MIS OÍDOS Y LA FORMA DE CURAR, LA SONRISA Y LA PALABRA


col martell

 

(Global Sisters Report).- Llegaron por decenas de miles a ver a la Virgen. En otra multitudinaria peregrinación internacional, 186 grupos de personas provenientes de 34 países asistieron entre el 12 y 13 de mayo al Santuario de Fátima, en Portugal, para celebrar los 107 años de la aparición de esta advocación de la Virgen María. El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, España, presidió las celebraciones y la misa central del lunes 13, en la que alrededor de 200 peregrinos recibieron la tradicional bendición de los enfermos.

De estos enfermos y de quienes enferman debido a los rigores de la peregrinación o las consecuencias del aglomeramiento —y también de los lugareños que buscan salud— se encarga una hermana católica junto a un equipo de colaboradores.

La Hna. Ana Luisa Castro, joven médica de la congregación Alianza de Santa María, ha estado coordinando el puesto de socorro del Santuario de Fátima desde septiembre de 2018. En estas fechas importantes allí, su trabajo también aumenta, tanto en la asistencia como en la preparación de los espacios y logística de su centro.

"Nuestra misión en el puesto de socorro es atender a los peregrinos que vienen a la casa de Nuestra Señora, aquí en el santuario, y a los colaboradores del Santuario de Fátima [más de doscientos]. Terminamos también recibiendo personas de la región, más cercanas al santuario, que no tienen fácil acceso a los servicios de salud, como inmigrantes y otros grupos", dijo Castro.

El recibimiento a los peregrinos enfermos se ha organizado en Fátima de manera sistemática desde 1924, hace 100 años. Actualmente, funciona a diario por la presencia de Castro.

"Estamos muy agradecidos con la Asociación de los Servitas de Nuestra Señora de Fátima y a la Asociación de los Médicos Católicos Portugueses, que trabajan aquí como voluntarios. Para estos profesionales es también una experiencia interesante, porque tienen la oportunidad de ejercer su profesión junto a peregrinos de todo el mundo", dijo la religiosa.

Licenciada en Medicina en 2008 y en Ciencias Religiosas en 2015, Castro profesó votos perpetuos desde 2017Actualmente, además de este trabajo en el puesto de socorro del santuario, ejerce como médica en una unidad de salud pública local cerca de Fátima, integrada en el Sistema Nacional de Salud de Portugal.

"Siento que, muchas veces, mi principal instrumento de trabajo son mis oídos y la forma de curar, la sonrisa y la palabra", afirmó.

-En términos históricos, ¿cómo surge el puesto de socorro en el Santuario de Fátima?

-El puesto de socorro comenzó por iniciativa de la Asociación de los Servitas de Nuestra Señora de Fátima, que celebra este año 100 años de existencia. Surgió con el objetivo del cuidado de los peregrinos enfermos que venían a Fátima, similar a lo que ocurría en ese momento en el santuario francés de Lourdes.

Fátima siempre ha estado vinculada a los enfermos, ya que muchas personas venían y vienen a Fátima en busca de una cura. Debido a esa afluencia, los Servitas comenzaron a prestar esta ayuda en las grandes peregrinaciones.

En 1925 comenzó la construcción de un pabellón de enfermos, inaugurado en 1929 como hospital-sanatorio con el nombre de Albergue de Nuestra Señora del Rosario. A lo largo de los años, el hospital-sanatorio ha crecido, llegando a tener servicios de internamiento, obstetricia y cirugía.

La Asociación de los Servitas de Nuestra Señora de Fátima se encargaba y se encarga de los servicios médicos, de enfermería y asuntos administrativos en las grandes peregrinaciones, así como de las consultas médicas de verificación que permiten a los peregrinos enfermos acceder a un lugar específico durante las celebraciones.

En 1990 comenzó la colaboración de la Asociación de los Médicos Católicos Portugueses, que garantizan en la actualidad el funcionamiento del puesto de socorro todos los fines de semana, en los días festivos y en otros momentos de grandes peregrinaciones, como por ejemplo en la peregrinación de los niños [el 10 de junio, día festivo nacional en Portugal], o en la peregrinación de los motociclistas [en fecha variable], y más días en verano.

-¿El servicio prestado refleja esa dedicación?

-Quien viene a trabajar al puesto de socorro viene con el propósito de servir y el paciente lo percibe de inmediato. No solo brindamos atención médica [sino también espiritual]; como las personas son escuchadas, pueden contar su historia. Tenemos la certeza de que los voluntarios son profesionales que comparten los valores cristianos y que llegan aquí con esa actitud de servicio y caridad.

Es importante decir que los servicios de salud son gratuitos, asegurados por el Santuario y por el voluntariado prestado por la Asociación de Servitas de Nuestra Señora y la Asociación de Médicos Católicos Portugueses. Los voluntarios, cuando prestan servicio en el puesto de socorro, se alojan en las instalaciones del Santuario de Fátima.

-¿Cómo entiende su trabajo aquí?

-La curación es quizás el gesto más necesario de los tiempos de hoy y, tal vez, de siempre. Necesitamos que Dios nos toque y nos cure constantemente y, así, nos rehaga en el hombre nuevo. En ese sentido, el cristiano y el médico viven en una búsqueda diaria de semejanza con Jesús, el médico de los cuerpos y de las almas.

A mi entender, el tipo de servicio que se presta en el puesto de socorro es muy hermoso, pues ofrecemos a los peregrinos ese apoyo que les permite tener una experiencia de Fátima como lugar de curación, encuentro y acogida.

Como todos los médicos, uso bata cuando estoy de servicio, y no digo expresamente que soy monja; [sino que] soy médica. Pero tengo algunas situaciones graciosas, como aquella en la que una señora que ya estaba saliendo de la consulta se volvió hacia atrás, respiró profundamente, como si estuviera tomando valor para decirme algo muy embarazoso, y me preguntó: "¿Puedo hacer una pregunta? ¿Eres monja?".

Creo que la medicina y la vida religiosa comparten de manera muy cercana ese deseo de entregarnos y de ayudar a llevar la salvación a cada persona. 

-¿Qué situaciones y personas acuden aquí desde el punto de vista de la urgencia médica?

-Hemos tenido de todo. Ayer, por ejemplo, tuve una sospecha de accidente cerebrovascular, una señora a la que luego enviamos al hospital. Pueden ser situaciones más o menos comunes o graves; aquí hacemos el primer chequeo, el primer enfoque terapéutico. A veces es suficiente, otras veces las personas tienen que ser enviadas al hospital. Desde malestares, caídas, deshidratación, hasta otras situaciones de salud más complicadas; pasan por aquí casos muy diversos.

-Las personas de Fátima y de la región también pueden acudir a este puesto de socorro, ¿incluso si no es un servicio público?

-Con la aparición de unidades hospitalarias y de salud públicas [hace varias décadas] dejó de haber necesidad de que ciertas especialidades funcionen aquí, como los ingresos y las especialidades que mencioné, pero como hay escasez de médicos en las unidades de salud pública [en Portugal denominados médicos de familia], muchas personas de la región vienen aquí. No cerramos la puerta a nadie.

-¿Cuántos servicios de atención hacen por año?

-A lo largo de un año, en un contexto normal de funcionamiento, pasan por aquí 5000 personas. Si sumamos las asistencias en las grandes peregrinaciones del año, el número asciende a 7000.

Un momento siempre muy hermoso en las grandes peregrinaciones es la bendición de los enfermos, durante la misa, por el presidente de la peregrinación. 

-¿Cómo funciona el recibimiento a ese nivel?

-Siempre tenemos muchas personas que quieren recibir la bendición de los enfermos, que quieren estar en el espacio destinado a los enfermos: la columnata norte, un espacio reservado más para personas con enfermedades prolongadas, terminales o degenerativas, con agravamiento de síntomas. El recibimiento a estos enfermos también se hace en el puesto de socorro.

Algunos vienen con mucha fe y esperanza, con la expectativa de tener un encuentro con Dios, con Nuestra Señora, que los pueda llevar a una curación. Otros vienen con un sentimiento de aceptación a la enfermedad que padecen, vienen a agradecer las mejorías que sienten o incluso la forma en que son acompañados en su enfermedad. Fátima está ligada a la cura interior.

 

Leopoldina Reis Simões

Religión Digital

LAS HABAS BAJO EL FUEGO


col koldo

 

Se han acampado en los terrenos de la universidad un grupo de jóvenes apoyando a los Palestinos. Quieren la paz y el diálogo. Me he acercado y he charlado un rato con ellos. Tienen muy clara su intención y saben que son un grano de arena junto a otras muchísimas personas que están haciendo lo mismo en otras universidades y ciudades del mundo. También manifiestan su oposición radical al comportamiento de Hamas.

Me he manifestado como cura y a eso no le han dado importancia. Lo que quieren es que muchas personas apoyen su causa. Luego hemos tenido una manifestación por las calles céntricas de la ciudad.

Me ha chocado. He visto a unos pocos cristianos de Comunidades y de la Hoac. Sin duda que habría más cristianos.

Y es que por la tarde he asistido a una celebración religiosa de Pentecostés pidiendo al Espíritu. Pero no he visto en la manifestación a casi ninguna de las personas que participaban en la celebración. Y me surge el interrogante. ¿Estamos en mundos distintos?

Cuando hablamos de compromiso cristiano, ¿a qué nos referimos? Hay manifestaciones abundantes por el mundo de la tercera edad, por el campo y sus problemas, por la salud y sus servicios. Me gustaría que los cristianos estuviésemos implicados en ellas. Porque como creyentes en Jesús sabemos que Él no tiene otras fuerzas más que a nosotros las personas para cambiar estas realidades y hacer un mundo nuevo.

Digo y oigo constantemente en círculos eclesiásticos que hay que estar con y por los pobres. Pero en la realidad veo que hacemos ciertas cosas, limosnas, obras por los pobres, pero no optamos por un mundo y una política que les promocione. Tengo que dejar de ver el mundo desde mi atalaya y bajar a la tierra, a la arena de la vida, oler a pobre, vivir pobre, saber lo que es necesidad y a acompañar a los pobres en su promoción, desde las leyes, desde los municipios, desde la vida.

Hoy domingo hay una carrera de la familia organizada por el ayuntamiento, bastante concurrida. Y hay anunciada otra marcha de la familia organizada desde la Diócesis para el próximo fin de semana... No acabo de entender. ¿No sería estupendo que estuviésemos en familia con otras familias? Creo que es de Helder Cámara esta idea: el fuego tiene que estar cerca de las alubias para que se cuezan bien.

 

LA CATEDRAL DE ANA


 

san patricio ny2
Homless in new York. getty

May 29, 2024

Ahí está ella, entre los enfermos sin techo de Nueva York. Es una mujer de mi comunidad, Hermanas Para la Comunidad Cristiana (SFCC, en inglés). Ella va mucho más allá de los límites de la comunidad cristiana.

Después de muchos años en el proyecto Sure, we Can, Ana ha discernido su llamado a crear un hogar con los más abandonados de la sociedad. Su compromiso es evidente, y de hecho ya está construyendo casitas para los más vulnerables, aquellos sin techo y afectados por la enfermedad en el corazón de Nueva York. Son personas que no son queridas en ningún sitio, ni por su familia ni en las calles. Y por supuesto, no tienen seguro médico.

Ana se siente llamada a servir a estas personas, y a ello dedica todo su ser. Si tiene que hablar con el alcalde, lo hace; si tiene que tratar con políticos para conseguir ayudas y permisos, también está allí. Si tiene que sembrar tomates y construir pequeños habitáculos con voluntarios, se arremanga y trabaja junto con ellos. Es hermana de las personas sin techo, de aquellas que sus familias ignoran debido a sus adicciones; de los leprosos de hoy.

san patricio ny2
(Foto: cortesía Catedral de San Patricio, Nueva York, EE. UU.) 

En el corazón financiero del mundo, el ritmo del corazón de esta mujer [de Ana] late de una manera diferente.

En contraste con las imponentes catedrales católicas y episcopalianas que emergen bellas y poderosas en esta ciudad, Ana construye su propio templo: casitas para los que han perdido todo en la vida, hasta la posibilidad de un techo y un abrazo familiar. Ahí, Ana emerge como un icono de hospitalidad bíblica, tan valorado por Jesús y sus discípulos y discípulas, quienes necesitaban ser acogidos en los lugares a donde la misión les conducía.

El ministerio de Ana me recuerda la mención que Leonardo Boff hace del impacto del efecto mariposa, relacionado con la teoría del caos de Lorenz/Prigogine: “El aleteo de las alas de una mariposa en Brasil puede provocar modificaciones atmosféricas hasta culminar en una tempestad en Nueva York. El presupuesto teórico es que todas las cosas están interligadas y van asumiendo elementos nuevos, creando complejidades en el curso de su evolución”.

Siempre, a lo largo de la historia, hay una mujer o un grupo de mujeres que, pasando desapercibidas, cambian, transforman, proyectan y construyen el futuro.

A nuestra Ana la llaman la Dorothy Day de hoy. Es vasca y habla muy poco, pero cuando lo hace, sonríe. Son sus gestos los que encarnan el Evangelio. Cuando me fijo en ella, emergen de mi interior ‘las Anas’ en el mundo. Son tantas las que lo dan todo, tantas las que se exponen a tope y lo hacen porque confían en ‘Aquel que es fiel’, y en la bondad intrínseca de los seres humanos.

En el Primer libro de Reyes 17, 10-16 vemos cómo a una viuda —persona sin recursos de ningún tipo en aquel tiempo— se le pide que comparta todo lo que le queda, y lo hace. Gracias a ese acto de abandono experimenta cómo la fidelidad de Dios se vuelca en ella. Esta es la fuerza de ‘nuestras Anas’, anónimas tanto en el Evangelio como en la realidad de hoy. La fuerza de estas mujeres radica en su conexión con el Todo que saca lo mejor de ellas y las impulsa al riesgo absoluto por amor al Absoluto.

La viuda, un miembro vulnerable de la sociedad, representa a la comunidad fiel, que incluso en medio de una realidad eclesial muy corrupta, como la vemos ahora y que horroriza a tantas y tantos, sigue amando a Dios como su compañero de camino.

“¿Pero cómo sería la discípula de hoy? Como nosotros la encarnemos: una mujer libre, preparada con estudios, y una mujer de oración, alguien apasionada por el Evangelio que (…) no tenga miedo a la intemperie”: Hna. Magda Bennásar

De la misma manera, la viuda que contemplamos en Mc 12, 42-44, al depositar todo lo que tenía para su sustento en el arca de las ofrendas del templo, encarna la calidad de amor que Jesús trata de comunicar, tan diferente de los dirigentes infieles a Dios, quienes priorizan su amor al dinero y al poder moral sobre otros. Jesús se estremece y la empodera cuando la ve, y también lo hace cuando ve que vosotras hacéis lo mismo: quizás siendo las ‘Anas’ de hoy, compartiendo todo lo que tenéis con vuestros hijos y refugiados, o saludando a mujeres refugiadas en el supermercado, como vi ayer a una abuela española riendo con mujeres cubiertas de telas y mascarillas que se confunden con burkas.

Estas mujeres podían ser marroquíes, pakistaníes, afganas, sirias; no lo sabré, pero sus risas me hicieron notar lo jóvenes que eran. Ellas iban cubiertas; ellos no, claro. Son detalles sutiles que invisibilizan y silencian a mujeres que podrían ser educadoras, sanitarias en sus países, pero que tienen que vivir exiliadas porque en los templos y en los palacios hay personajes mezquinos, en nómina y también los eméritos.

La viuda representa el modelo de discípula. ¿Pero cómo sería la discípula de hoy? Como nosotras la encarnemos: una mujer libre, preparada con estudios, y una mujer de oración, alguien apasionada por el Evangelio que, al igual que ‘nuestras Anas’, no tenga miedo a la intemperie.

En algunos casos, esta mujer y discípula enfrentará la dura realidad de la intemperie por la falta de techo, como en Nueva York y en tantos otros lugares; mientras que en la mayoría de las veces se enfrentará a la ‘intemperie’ de la falta de reconocimiento y apoyo, como ha sido siempre la historia de las mujeres.

No pretendo adivinar el futuro, pero desde la tripa al cerebro veo y siento clarísimo que la Iglesia de Jesús —es decir, las comunidades cristianas en general— solo resucitará cuando ‘las Anas’ de hoy se unan con su aleteo de mariposa a la tormenta que Jesús provoca al entrar en la vida de la gente.

Me gusta la catedral de Ana. Está cerquita de las majestuosas catedrales católicas y episcopalianas de Nueva York; pero como Jesús, se separa del templo y sus rigideces, para convertirse en el abrazo del Abba en la calle, en la nieve, entre alcoholismo y enfermedad. Ana se levanta y como la hermana que les representa a todos participa de los grupos de Al-Anon. Y se encariña con la anciana judía que cuida para ganar unos dólares para vivir, y nos cuenta en el ‘zoom mensual de compartir y celebrar’ que todo esto le ayuda a valorar más y más al Jesús que a tantas de nosotras nos sacó de donde vivíamos cómodamente para lanzarnos a su misión y tarea.

Creo que la viuda no es el único modelo de discipulado. Pero cuando Jesús la ve echando todo lo que tiene para vivir en el limosnero… el hombre se derrite. ¡Ya lo creo! También él está ‘hasta arriba’ de clericalismo, de política sucia, de abusos de poder en nombre de una religión que no existe más que en la mente de sus organizadores. Y al ver a aquella mujer, ve en ella lo que no logra despertar en ellos. Por esto, tal vez, ellos no la reciben, porque se sienten amenazados por su discipulado radical y fiel.

“Me gusta la catedral de Ana. Está cerquita de las catedrales de Nueva York; pero como Jesús, se separa del templo y sus rigideces, para convertirse en el abrazo del Abba en la calle, entre alcoholismo y enfermedad”: Hna. Magda Bennásar 

Conozco otras mujeres que no se llaman Ana, pero que encarnan el Evangelio puro, como mi amiga a quien ETA le mató a su marido en el portal de su casa y desde entonces se dedica a hablar de reconciliación en centros educativos de todo Vizcaya. O Belén, otra amiga, quien a pesar de su párkinson y del suicidio de su hija por depresión, se dedica a visitar y llamar a diario a personas mayores y solas, llevándoles, con su aleteo, la cercanía de Aquel que es fiel.

Seguro que también tú conoces a varias ‘Anas’. Es más, tal vez seas una de ellas. Por ello, a todas os damos las gracias. Nos vemos en vuestras catedrales-hogares, auténticos lugares de comunidad cristiana donde siempre hay acogida, bizcocho y cariño. ¡Menuda eucaristía! Aunque sea en línea, como ha sido últimamente para muchas personas y sigue uniendo a las ‘Anas’ de diferentes países y continentes. Ellas no paran. Son incombustibles; por eso la comunidad cristiana sigue viva en las calles, en las pantallas y en los hogares.

Ahí nos vemos hermanas. Ya sea en Nueva York, en Nicaragua, en tu barrio o en tu pantalla.

https://www.globalsistersreport.org/es/columnas/columnas/la-catedral-de-ana

 

Magda Bennásar

XABIER PIKAZA: "LA IGLESIA NACE ESPECIALMENTE DE LA INTERACCIÓN DE JESÚS CON SUS AMIGAS Y COMPAÑERAS, MUJERES MARGINADAS"


col koldo

 

Es, sin duda, uno de los más prestigiosos biblistas del mundo, pero Xabier Pikaza (Orozco, 1941) no se lo cree demasiado ni presume de ello. Con una quincena de grandes libros a sus espaldas ha marcado toda una época en la exégesis católica. Y, para ser fiel a sí mismo y a sus ideas, tuvo que sufrir y hasta dejar, junto a su amigo Senén Vidal, la Pontificia de Salamanca, donde ambos enseñaban. Hace 40 años, los dos jóvenes investigadores y amigos tenían un plan: "Estábamos planeando los siguientes trabajos, él sobre textos del NT, yo sobre la iglesia. Pero murió a los dos años (2016) y me dejó a solas con 2000 páginas locas sobre el origen de la Iglesia según el NT. Y de allí, al cabo de ocho años de revisión ha nacido ese libro, 'Compañeros y amigos de Jesús' Sal Terrae)".

O dicho de otra forma, "ofrecer una visión de conjunto de la iglesia, a partir del NT, tomando como clave la experiencia pascual de las mujeres". Un libro que era una deuda pendiente con Senén, su amigo, con Mabel, su amor, y con tantas mujeres olvidadas y marginadas en la historia de la Iglesia. Y hasta me atrevería a decir con RD. Con nosotros estuvo desde los inicios, hace 25 años y sigue siendo uno de nuestros mayores activos. Gracias por todo, hermano.

Aquí está tu nuevo libro: ‘Compañeros y amigos de Jesús’ (Sal Terrae). ¿Cuántos van?

Unos cuantos, según se cuenten. Puedes poner una docena de libros básicos y dos o tres de repeticiones y reinterpretaciones, sobre temas convergentes: Teoría de la religión, tratados sobre Dios, comentarios de Biblia, historia y sentido de la iglesia, espiritualidad, cuatro diccionarios (sobre Dios, Biblia, Religiones, Teólogos…) El tema no es la cantidad, sino la calidad, novedad y oportunidad, que quizá es menor que la cantidad.

En la dedicatoria dices: “Para Mabel, amiga de Jesús” ¿Y el amor de tu vida?

Mabel forma parte del básico de compañeros y amigos de Jesús… Me gustaría decir que también yo soy, como ella con ella, de esos amigos-compañeros-hermanos de Jesús, de los que habla su discípulo “amado” (Jn 15, 1) y el evangelio de Marcos (3, 31-35). Pero eso tendrán que decirlo ellas y otros que me conocen. Por mi parte me limito a repetir lo que dijo Pablo en 2 Timoteo: Quiero culminar con Jesús mi “carrera”.

¿Cómo definirías esa carrera de la iglesia en la que has estado y sigues? ¿Cuál es la visión de iglesia que ofreces en este libro? ¿Qué tesis es la que defiendes?

Quizá pueden “resumirse en cuatro”, como decíamos Senén Vidal y yo, hace cuarenta años, antes de dejar, los dos juntos, la Universidad Pontificia de Salamanca. Me acaban de hacer otra entrevista sobre el tema, y para no perderme en ideas generales he resumido en cuatro nuestras tesis de entonces, mis tesis de ahora:

1.   La iglesia no nace de Pablo, ni siquiera de Jesús, ni de Israel, sino que ella es el verdadero pueblo de Israel, humanidad de Dios en camino, en comunión con todos los pueblos de la tierra. También los judíos rabínicos dicen que ellos son iglesia, comunidad de compañeros y amigos de Dios, en la línea de Moisés y los profetas y rabinos, sin negar en principio a Jesús, pero sin fijarse en él, pues no parece una piedra necesaria para el edificio de su templo (cf. Sal 118, 22; Mc 2, 10-11; Hch 4, 119). 

2.   La iglesia no es Jesús por aislado, sino Jesús con compañeros, amigos y hermanos, en ejercicio de diálogo, encuentro y comunión de vida, unos con y contra (pero, al fin, en comunión con otros, y con todos) y con otros, varones y mujeres, encuentro de vida, de seres humanos, de vivientes, que se dan vida unos a otros, superando así la envidia, la lucha, la muerte, a través del Dios que se manifiesta por Jesús como amor que muere en los demás, resucitando en ellos.

3.   La iglesia nace del fracaso de Jesús Mesías como “cristo” superior de ley o guerra, rabino triunfante, celota militar victorioso. La iglesia no nace de un triunfo militar, político o económico de Jesús, sino de su fracaso en amor y por amor. No nace de imponer, sino de dar vida, como Dios (por Dios, en Dios). Jesús ha sido el “hombre de Dios” (ser humano, representante de todos los humanos, mujeres y varones) que triunfa perdiendo, como víctima universal, al servicio de todos. Pablo dijo en esa línea la palaba clave: … El Mesías ha muerto (1 Cor, 15, 3-4). F. Nietzsche dirá más tarde “Dios ha muerto”, pero esa es una palabra engañosa. La verdad más honda es que Cristo ha muerto como Dios de imposición, como víctima crucificada, y que así, como víctima de la violencia de los hombres, muriendo por ellos, ha podido ofrecerles vida de Dios. De esa entrega/fracaso del mesías, que muere por amor y para bien de todos, nace la Iglesia israelita, cristiana y humana, abierta a toda la humanidad.

4.   La iglesia es una experiencia de “resurrección” de Jesús en aquellos que acepan su mensaje y camino, a partir del mensaje de unas mujeres, especialmente de tres (las tres Marías). Las mujeres descubren que Jesús no es Cristo de Dios y fundador de Iglesia a pesar de haber muerto, sino precisamente por haber muerto ofreciendo y compartiendo su vida en amor por todos y revelando de esa forma al Dios verdadero, que no es poder sobre los hombres, sino amor y vida en ellos. En ese sentido, la iglesia es una experiencia básica de resurrección: De otros nacemos, para otros y con otros vivimos, en ellos resucitamos, triunfando así sobre la muerte.

Según eso, la iglesia la crearon unas mujeres, que creyeron en Jesús….

Nació por clari-videncia y amor de esas mujeres, que abandonan la tumba cerrada de Jerusalén y van a Galilea, para encontrar allí al verdadero Jesús que les espera por haberle amado, por haber sido amado por ellas. Ellas, como son signo de toda la humanidad, varones y mujeres, fueron las primeras madres, hermanas, amigas y compañeras de la iglesia, como dice Marcos 3,21-35. Así descubrieron y formularon, a partir de Jesús, la experiencia de la nueva humanidad que nace de la vida transmitida y compartida en conocimiento y palabra, en comunión de amor que pervive a través de la muerte, por encima de la muerte. Esa es la verdad y vida de Jesús, presencia de Dios (Dios hecho hombre, humanidad) en la historia de los hombres.

¿Cómo se abrió ese camino? ¿Cómo se expresó esa historia?

No es fácil precisarlo en forma de crónica pura, de hechos externos, y no hay una sino varias historias, contadas de maneras convergentes… Ésta es la historia que proclaman Marcos y Pablo, Mateo y Lucas, el Discípulo Amado y Tomás…. Los primeros años de la iglesia (30-40 d.C.) fueron de “caos creador” (con el Espíritu de Dios anidando sobre las aguas conforme al modelo de Gen 1-2, del Cantar de los Cantares y los Salmos y finalmente de Mc 1, 9-11). En esos años clave se produjo, un abanico riquísimo de experiencias y caminos de seguimiento de Jesús, partiendo de las mujeres de Galilea (con los Doce, con grupos de creyentes “helenistas”, parientes legales de Jesús, proto-gnósticos, como cuenta de una forma precisa y fundante el “evangelio” pentecostal de Hechos 1, 14-14).

Según eso, en principio, no hay una, sino varias iglesias, en comunión o sínodo constante…

Hay una, la única iglesia de Jesús, en varias iglesias, porque la unidad no es aislamiento y exclusión, sino comunión, pues allí donde sólo hay uno no hay ninguno. Del principio sin principio de Dios no surge el “uno”, sino la comunión de las iglesias… Cuando Pablo se hizo cristiano, en el camino de Damasco ya había varias iglesias que eran una, como él cuenta de manera muy precisa en sus cartas, sobre todo en 1 Corintios. Pablo entró a formar parte de una iglesia donde estaban ya Pedro y los Doce, con los hermanos/parientes de Jesús, con otros grupos de “apóstoles” y comunidades extensas de 500 hermanos. Así lo cuenta en 1 Cor 15, 3-8.

Pero no incluye en ese pasaje a las mujeres, con María Magdalena, ni a la madre de Jesús con Salomé, que forman, como has dicho en algún sitio “la trinidad femenina del principio de la Iglesia”

Gracias por la cita, pero los principios-principios nos desbordan siempre. Cuando una nueva realidad nace no está ya al principio, en lo que los cabalistas llamaban “en sof” (aquello que no puede decirse ni contarse, el infinito…). Cuando la nueva realidad se ve y puede contarse ya son “varias realidades en comunión”. Cuando llegamos al principio, lo importante (las mujeres con Jesús) ya ha pasado. Por eso, las primeras mujeres del principio de la iglesia quedan siempre veladas…. Todo procede de ellas, pero a ellas no se las puede contar…, como vemos no sólo antes de Pablo (1 Cor 15, 3-8), sino antes Pedro, como dice de manera tajante Marcos 16, 1-18.

A pesar de esto, tú quieres hablar de la iglesia antes de Pablo… ¿No te parece imposible?

En un sentido es imposible, pero lo imposible es lo importante. De eso he querido tratar, de la iglesia de Jesús y de sus primeros compañeros y amigos, antes de que se pudiera hablar más en concreto de Pedro y de Pablo.

Aquí me he fijado más en Pablo porque es la figura más conocida y estudiada de la iglesia primitiva. Yo mismo había querido escribir una redacción anterior de este libro titulada: La Iglesia antes de Pedro. Pero no me salía, y por eso la dejé a un lado. Tampoco pude escribir una iglesia antes de las mujeres, pues antes de ellas no hay “iglesia que se cuente”. Ellas hacen “cosas”, hacen todo, pero no se paran a contarlo. Me he fijado en Pablo, y por eso he podido escribir ese libro y titularlo “la iglesia antes de Pablo?

¿Cómo entró Pablo en la Iglesia?

De un modo “genial”, si me permites utilizar esa palabra. Entró como catalizador y fuente de comprensión unitaria del mensaje y seguimiento de Jesús, entendidos desde su muerte. Un amigo que ha leído el manuscrito de este libro me ha dicho: Tu Pablo ha entrado en la iglesia como un elefante en una cacharrería… Sí, como un elefante, o quizá mejor como un “camello” (Pablo era constructor de tiendas de campaña para camelleros). Entró como elefante/camello, pero aprendió, cambió…

Así pudo hacerlo porque, en la línea de las mujeres de la tumba vacía y de Galilea, él descubrió y dijo que la muerte de Jesús como Cristo fracasado de Israel era experiencia y principio de resurrección, presencia de Dios que da/regala su vida por los hombres, muriendo así y resucitando en ellos, De esa forma fue el primer teólogo de la iglesia, pero no por “crear los datos” (inventar la iglesia), sino por interpretarlos de un modo unitario, coherente, en el lugar de cruce de la cultura/vida judía y de la cultura/vida helenista. Con Pablo he terminado este libro, de un modo abierto, como diciendo “seguirá".

No sé si entiendo bien lo que me dices. Resúmeme lo que has dicho

Quizá las cinco “tesis” anteriores pueden resumirse en tres. (a) La iglesia sigue siendo Israel, con los profetas y el Cantar, con los Salmos, el Kohelet y Job, todo Israel tal como ha sido revivido y recreado por Jesús. (b) La iglesia nace de la interacción de Jesús con sus compañeros y amigos, especialmente con sus amigas y compañeras, mujeres marginadas, en medio de un mundo de excluidos, pobres, enfermos, desclasados…. (c) La iglesia es, según eso, una comunidad que nace del diálogo de Jesús con una serie de amigas y amigos, un diálogo que se intensifica tras la muerte de Jesús, ajusticiado por los poderes establecidos.

Eso me parece más claro. Volvamos al principio ¿Qué hay de Senén Vidal en este libro tuyo?

Muchísimo. Está sobre todo nuestro plan de jóvenes investigadores y amigos, que queríamos ofrecer una visión de conjunto de la iglesia, a partir del NT, tomando como clave la experiencia pascual de las mujeres. Esa era una idea clave de Senén. Un movimiento como el de Jesús no pudo nacer de una “clase” de letrados varones, sino de la “autoridad de la vida” que recogen la gran tradición de Israel y la de Jesús, mejor que los varones, partiendo de la función de Eva en el Génesis y en especial de las mujeres ejemplares de Israel, como la Sabiduría de Proverbios y la Sulamita del Cantar.

Eso no se suele decir… ¿No te parece muy nuevo?

Es muy nuevo para algunos, pero es bien conocido para muchos No se suele decir en círculos de poder de varones, pero es un tema esencial de los libros sapienciales de Israel, y de la primera tradición cristiana… Ciertamente, Pablo es esencial para la iglesia, pero viene en un segundo momento, lo mismo que Pedro y otros varones (Discípulo Amado, Tomás, Jacobo el hermano de Jesús…). Los varones vienen en un segundo momento, cuando las claves de la iglesia ya están instituidas. Por eso he titulado este libro “la iglesia antes de Pablo”, aunque podría haberlo titulado, quizá mejor “la iglesia antes de Pedro.

De eso tendríamos que hablar más…. No sé si éste es el momento de hacerlo. Tú dices en este libro que Jesús era “campesino sin campo, agricultor sin agro, hombre del común… marginado, pero no resentido"…

Ésa es una frase “retórica”. Es cierta, pero debe matizarse. El ideario de un tipo de pueblo de Israel está vinculado a campesinos con campo y a pastores con pasto… Pero en tiempo de Jesús (I d.C.) ese modelo de buenos propietarios se había roto y Jesús tuvo que crear un movimiento de humanidad (reino) donde cupieran (fueran esenciales) los desclasados (pobres, enfermos, “posesos”, pecadores oficiales, víctimas de la sociedad dominantes…

Sigues diciendo: “El grupo de Jesús no necesita letrados y, si los hubiere, no serían por ello superiores a los otros”. ¿Y qué pasó después y sigue pasando hoy con los clérigos?

En aquel momento (tras la federación de tribus y los reinos de Samaría y Jerusalén, con la comunidad del templo) estaba naciendo un nuevo judaísmo como federación de sinagogas, con una generación espléndida de letrados, sobre todo de línea farisea, que desembocaron en el nuevo Israel de la Misná y del Talmud, que ha subsistido hasta hoy.

En contra de eso, Jesús pensó que para recuperar la tradición profética, con Job, Kohelet y el Cantar, el nuevo judaísmo mesiánico (cristiano) debía fundarse sobre otras base. Actualmente, año 2024, nos hallamos en una situación muy parecida y tengo la impresión de que parte significativa y dominante de nuestra iglesia (incluyendo la clase “vaticana”) está más de acuerdo con los escribas/rabinos antiguos que con los compañeros y amigos.  

¿Es verdad que hay “una religión que tiende a ponerse al servicio del orden establecido y del sometimiento social”?

Evidente. En general las religiones “nacionales” o políticas, como decían T. Varrón y san Agustín, han sido un elemento clave del orden establecido, como ha vuelto a poner de relieve de G. Dumézil, que hablaba de los tres principios o fundamentos de las sociedades indoeuropeas, entre ellas la romana: Hay una religión mítico-poética, otra política y otra filosófica. En principio, el judaísmo ha tenido y sigue teniendo elementos favorables y otro opuestos al orden político-establecido, como sigue mostrando su admirable evolución posterior hasta el día de hoy. Pues bien, la “renovación cristiana” del judaísmo se independiza, en principio, del orden establecido, pero no en forma de enfrentamiento militar, sino de elevación de nivel como he puesto de relieve en la primera parte de este libro.

Según eso, la iglesia primitiva no tendrá un cuerpo apretado de doctrinas ni un derecho y catecismo oficial. ¡La Iglesia católica actual dice lo contrario!

Parece así, pero quizá esas palabras deben matizarse… Ciertamente, el mensaje de Jesús y de la iglesia primitiva tiene doctrina, pero no doctrina de imposición social, sino elevación/liberación del hombre, en gratuidad. El mensaje de Jesús no tiene un derecho en forma de ley rabínica o romana, pero insiste en una justicia derecho superior de libertad y gratuidad…

En un sentido hay una catequesis o catecismo necesario, pero Jesús fue un catequista, en la línea de la “metanoia” o cambio de Mc 1, 14-15. En esa línea, todo el evangelio de Mateo el evangelio de Mateo es un catecismo o catequesis, lo mismo que el evangelio de Juan y la carta a los romanos o la misma Didaché, por citar un texto clave del cristianismo primitivo. La primera iglesia de las mujeres, antes de Pablo, no tenía catecismo doctrinal, único e impositivo, como el de la Iglesia Católica del año 1992, pero en su conjunto todo el NT es un mensaje y catecismo básico de libertad y gratuidad, formulado en varias líneas…, un tipo de catecismo sinodal, de diálogo, de camino compartido de palabra y amor…De eso me gustaría hablar en la segunda parte de este libro, dedicada a las iglesias post-paulinas…

Dejemos ese tema para cuando salga tu siguiente libro sobre las iglesias del Nuevo Testamento. Alguna vez me has dicho que este libro (Compañeros y amigos de Jesús…) es una recreación de tu tesis “frustrada” en Sagrada Escritura.

Esa tesis se titulaba “Hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños”, y había querido defenderla en el Instituto Bíblico de Roma, pero no pude hacerlo, porque tanto Senén Vidal como yo tuvimos que dejar la Universidad Pontificia de Salamanca. Yo había preparado mi especialidad en Biblia sobre Mt 25,31-46, dirigida por Albert Vahoye, después Cardenal de la iglesia. La había aprobado ya, a principios del año 1984, y esperábamos fecha para el nombramiento del tribunal y defensa. Pero, teniendo que dejar la enseñanza, le dije a Vanhoye que renunciaba a defender la tesis; él lo entendió y, por eso, oficialmente sigo siendo “candidato a Doctor en Sagrada Escritura”. Para no tener la tentación de defender la tesis, publiqué el trabajo con el título: Hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños (Mt 25,31-46) (Sígueme 1984).

¿Era un libro de eclesiología bíblica?

La Eclesiología de Mt 25, 31-46: los cristianos como hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños otros. El trabajo anda por ahí, descatalogado como libro impreso, pero vivo “on line” en dos ediciones pirata. He pensado en corregirlo y disminuirlo, para publicarlo de nuevo. Pero la vida no he podido hacerlo hasta ahora. El título de aquel libro corresponde al título del libro actual. Donde el año 1984 ponía hermanos y servidores de Jesús hoy pongo compañeros, amigos, pero en el fondo el tema es el mismo

O sea, que el tema del libro se mezcló con temas de tu vida

Con la mía y la de Senén. Fuimos dos exilados de la Biblia, deambulando por la vida, con textos hebreos y griegos a cuestas. Senén fue más fino y escribió el gran libro que había proyectado: Nuevo Testamento, Sal Terrae, Santander (2014). Dijo lo que tenía que decir, y lo hizo muy bien. Estábamos planeando los siguientes trabajos, él sobre textos del NT, yo sobre la iglesia. Pero murió a los dos años (2016) y me dejó a solas con 2000 páginas locas sobre el origen de la Iglesia según el NT. Y de allí, al cabo de ocho años de revisión ha nacido ese libro.

Dicen que, al poco tiempo de de nacer, la iglesia dejo de ser judía, de Jesús, y se hizo helenista, ontológica y triunfante

La iglesia ha seguido siendo israelita, pero haciéndose universal, de manera que, siendo fiel a Israel, ha debido dialogar con Grecia y Roma, con Persia y la India, con el Islam y con China. Ha tenido que dialogar con todos los poderes, pero siendo iglesia de los fracasados, de las víctimas y los pobres.

 ¿Hubiera sido mejor que Jesús hubiera triunfado, que no le hubieran matado?

En aquellas circunstancias, y en este mundo (siglo XXI) eso hubiera sido peor, y además imposible. Como he dicho y repito, si Jesús hubiera triunfado no habría nacido la iglesia; habría nacido otro imperio como el romano, peor que el romano. La iglesia es una guía, camino y comunidad de compañeros/amigos de Jesús que son triunfadores precisamente por haber sabido perder con/por amor. Entender eso ha costado años, los años que median entre Jesús y Pablo.

Para ir ya terminando, ¿qué piensas hacer al haber acabado este libro?

Ya estoy haciendo algunas “cositas”. Tengo en el corazón, en la mente y en el PC varios proyecto iniciados: Comentario al Cantar y a Kohelet; una visión de conjunto de la Iglesia en Pablo; presentación de las iglesias según los libros del NT, pero sobre todo un tipo de narración de conjunto sobre los “tres fundadores” del cristianismo: Juan Bautista, Jesús…

De algo de eso hablamos hace más de 20 años, cuando nos conocimos, en tu casa de la Merced de Salamanca. Me dijiste que estabas escribiendo sobre Juan Bautista, y yo te dije que estaba escribiendo sobre el próximo Papa. Una narración sobre “Habemus Papam” (tenemos ya Papa)

Lo recuerdo bien. Tengo en un ángulo de mi PC tu “Habemus Papam”, con mi narración sobre el Camino de Juan Bautista. La tenía escondida, hasta que hace unos cinco años mandé el manuscrito a dos amigos de “editoriales” y me dijeron los dos, con amistad y respeto, que ese proyecto les parecía “verde”. Así lo dejé para siempre en el ángulo oscuro del PC, y me puse a escribir, al mismo tiempo que este libro de compañeros y amigos de Jesús, tres narraciones más simples y menos pretenciosas sobre los compañeros, amigos y colaboradores de María Magdalena (Juan Bautista, Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso), en resumen, una trilogía de Magdalena.

O sea, que anuncias una trilogía más para añadir a “trinidades” que ya has escrito. ¿Me permites anunciarlo?

Anúncialo, si quieres, pero suave-suave, no te garantizo nada, ni sobre esta Trilogía de Magdalena, ni sobre su publicación. Como empezabas diciendo al comienzo de esta entrevista, quizá he escrito y publicado demasiados libros…, sin contar con otros que llevan esperando años y años en telares, estanterías y rincones de mi vieja computadora. Esta “trilogía de Magdalena” (con Bautista, Cristo y Apóstol) ha cumplido un servicio, me ha dado muchas alegrías de fantasías, me ha permitido cambiar de “canal” al cansarme, mientras redactaba este libro sobre los compañeros y amigos de Jesús… Ha cumplido su función, me ha servido. Antes, yo escribía libros a pelo, porque andaban Senén y otros animando. Ahora necesito incentivos, mientras Mabel me dice pian-piano si va lontano. Pero a su lado puedo seguir escribiendo, y con entrevistas como la tuya puedo seguir pensando que merece la pena.