FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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ATALAYA NOVIEMBRE DE 2024

jueves, 23 de enero de 2025

“Yo acuso”. La indigencia moral de quienes manejan este mundo infame -- Miguel López

 


Nueva Tribuna

El panorama que nos presenta este recién estrenado 2025 no augura nada bueno para la estabilidad política y social en Europa.
No soy Émile Zola, me separa mucha distancia, cronológica e intelectual. Ni siquiera soy alguien conocido y poco puede importar lo que yo diga o escriba. Tampoco estamos en la Europa militarista que conoció Dreyfus, aunque no vamos por buen camino. Ver noticia

«A Israel se le ha impuesto el alto el fuego porque no ha logrado sus objetivos» -- Grégoire Lalieu

 


Rebelión

Entrevista a Said Bouamama
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Donald Trump lo anunció en sus redes sociales. Y Joe Biden confirmó que ambas administraciones habían trabajado juntas: se ha llegado a un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas. ¿Supone un punto de inflexión en la estrategia estadounidense? ¿Qué consecuencias tiene para el pueblo palestino y para el conjunto de la región? Said Bouamama, autor de Manuel stratégique de la Palestine et du Moyen-Orient, responde a nuestras preguntas.Ver noticia 

Francisco recuerda a Trump que Estados Unidos es «tierra de oportunidades y bienvenida para todos» -- Hernán Reyes Alcaide

 


Religión Digital

La Iglesia norteamericana alza la guardia ante posibles deportaciones masivas
Voces a ambos lados del Rio Bravo respaldan las críticas del Papa al posible plan. El cardenal de Chicago consideró una «afrenta a la dignidad» un eventual plan de expulsiones. En México, en tanto, crece la preocupación por el discurso anti-inmigrante y de odio Ver noticia

Trump autoriza llevar a cabo arrestos contra migrantes irregulares en iglesias o colegios

 


Público

El Departamento de Seguridad Nacional, además, limita el uso de la «libertad condicional» que Biden empleó para permitir que cientos de miles de migrantes entraran legalmente en EEUU de forma temporal.
El Gobierno del flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este martes la eliminación de las directrices del Gobierno de su antecesor Joe Biden que limitaban las detenciones federales de inmigrantes cerca de lugares sensibles, como escuelas, hospitales e iglesias.Ver noticia

Alto el fuego en Gaza: buscando en la paz lo que no lograron en la guerra -- Ignacio Gutiérrez de Terán Gómez-Benita

 


Rebelión

Fuentes: El Salto
Israel tiene una capacidad especial para ganar en los acuerdos, y sobre todo en el modo de aplicarlos, lo que no ha obtenido en sus campañas militares.
El 27 de noviembre pasado, inicio de la tregua entre Hezbolá e Israel, abundaron las imágenes de civiles libaneses jubilosos por volver a las aldeas de las que habían sido expulsados tras más de dos meses de inclementes bombardeos israelíes. Ver noticia

Tres retos a la Iglesia del Vaticano II: Desacerdotalización, desromanización y desantropologización


Cristianismo en construcción

«En el 2025, a los 60 años del Concilio, Estos tres tópicos están desafiando la fidelidad al Vaticano II»
«En 2025 se cumplen sesenta años desde la clausura del Concilio Vaticano II. Cabe, entonces, preguntarse si la Iglesia Católica avanza en la dirección que ella misma se dio»

«los tres desafíos: la desacerdotalización del cristianismo católico; la desromanización de las iglesias regionales; y la desantropologización de la espiritualidad» Ver noticia 

Ilunion, anfitrión de un gran acto franquista: “Estamos orgullosos de Francisco Franco” -- Jaime Fernández- Sergio Ramiro


El Plural

El acto «Orgullosos de nuestra Historia» tendrá lugar en el hotel Ilunion de Pio XII, en Madrid, el próximo 15 de febrero
Relacionado
Mientras este año se cumple medio siglo de la muerte del dictador Francisco Franco y el Gobierno ha puesto en marcha una serie de actos para honrar la memoria de las víctimas del periodo de represión, los planes de los franquistas son diferentes Ver noticia

“Misericordia con los transgénero y los migrantes”: el sermón en la catedral de Washington que Donald Trump no esperaba oír

 eldiario

La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde pidió a Trump y Vance tener “misericordia” con “los gais, lesbianas y niños transgénero”. Y, añadió: “Y con los que recogen nuestras cosechas y limpian nuestras oficinas; los que lavan nuestros platos en un restaurante o los que hacen los turnos de noche en los hospitales” Ver noticia

Ernesto Cardenal, humillado por Juan Pablo II. El comienzo de la “edad de hierro” contra la teología de la liberación -- Juan José Tamayo, teólogo

 Redes Cristianas

El 4 de marzo de 1983 llegaba el papa Juan Pablo II al aeropuerto de Managua Lo recibió el Gobierno en pleno presidido por Daniel Ortega. Estaba también el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, que era el Ministro de Cultura. En una de sus visitas a Madrid me contó que algunas personas le disuadieron de estar presente en la recepción porque el Papa iba a tener un gesto cuando menos inelegante y ciertamente de reproche hacia él.

Cardenal no hizo caso de las sugerencias y se ratificó en su presencia en el aeropuerto con todos los ministros para recibir al papa.

Juan Pablo II fue saludando protocolariamente a todos y cada uno de los miembros del Gobierno. Al llegar a Ernesto Cardenal, esté recibió al papa con una sonrisa y la rodilla derecha en el suelo. Quiso besarle la mano y el papa se la retiró bruscamente. Le pidió la bendición y, lejos de dársela, le negó el saludo, levantó el dedo índice de la mano derecha señalando a Cardenal en tono airado y amenazador y le dijo: “Antes tienes que reconciliarte con la Iglesia”.

Este relato se inspira en la crónica de Juan Arias, enviado especial del diario EL PAÍS para cubrir la información de aquel viaje, quien fue testigo de la escena, transmitida por televisión al mundo entero y grabada en nuestra retina de por vida. Con motivo del fallecimiento de Ernesto Cardenal el 1 de marzo pasado la escena nada ejemplar ha vuelto a transmitirse a través de todos los medios de comunicación como una de las imágenes más inmisericordes y humillantes del Papa a un sacerdote y teólogo de la Iglesia católica. Está presente en el imaginario colectivo mundial y me la recuerdan estos días en mis conferencias sobre Cardenal.
Perdonar, pedir perdón y amar a los enemigos son actitudes recomendadas por Jesús de Nazaret a sus seguidores y seguidoras.


El Papa Juan Pablo II nunca mostró actitud alguna de arrepentimiento por tamaña humillación, ni pidió perdón públicamente, tampoco lo hizo al propio Ernesto Cardenal, como creo hubiera sido obligado por tamaño acto de soberbia y de reprobable actuación de quien se auto-consideraba máximo representante de Cristo en la tierra. La humillación, empero, a la que fue sometido Ernesto por Juan Pablo II tuvo el efecto contrario: creó una corriente cálida de sintonía y solidaridad con el poeta-teólogo de la liberación de personas y colectivos de diferentes ideologías, creyentes y no creyentes, que dura hasta hoy y seguro que continuará después de su muerte

Negar el saludo a un miembro del Gobierno de Nicaragua era en sí un acto de displicencia y una transgresión de las más mínimas normas del protocolo diplomático, que solo en este caso, a lo largo de las decenas de viajes, se saltó irrespetuosamente Juan Pablo II. Aprovechar un acto oficial para reprender en público a un sacerdote que compaginaba su fe cristiana liberadora con el compromiso político en favor de las personas y colectivos empobrecidos de Nicaragua y descalificar a un cristiano místico que había luchado contra la dictadura de Somoza, fue un acto realmente mezquino.

La escena de reprobación pública de Cardenal tuvo un fuerte carácter político y teológico negativo que desacreditaba al papa y, a través de él, a la iglesia católica. Cardenal era uno de los principales referentes de la teología de la liberación en la modalidad de la teopoética de la liberación junto con Pedro Casaldáliga y Rubem Alves, que he analizado en mi libro Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, Madrid, 2020, 2ª ed. 195-205), y del cristianismo liberador en América Latina.

Por eso, condenarle a él era condenar a las teólogas y teólogos, a las cristianas y cristianos latinoamericanos comprometidos con la liberación de los pueblos oprimidos, incluso arriesgando su vida en la lucha contra las dictaduras y los poderes hegemónicos del continente. No conviene olvidar, además, que la reprobación a Ernesto Cardenal tenía lugar mientras Reagan minaba los puertos de Nicaragua, armaba al movimiento guerrillero de la “Contra” para deslegitimar al Frente Sandinista en el poder y apoyaba económica y militarmente al Ejército de El Salvador, que estaba masacrando al pueblo.

Estaba claro: el papa se aliaba con el Imperio y contra la Revolución sandinista, se posicionaba del lado del todopoderoso arzobispo de Medellín (Colombia) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el cardenal Alfonso López Trujillo, declarado enemigo y abierto perseguidor de la teología de la liberación y de las comunidades de base en toda América Latina, y apoyaba al arzobispo de Managua, Miguel Obando y Bravo, entonces declarado opositor del Frente Sandinista y más tarde colaborador y consejero espiritual de Daniel Ortega, que le reconoció como “Prócer Nacional por la Paz y la Reconciliación”. ¿Quién había cambiado? Ciertamente Daniel Ortega.

Con este gesto condenatorio se iniciaba la que yo llamo la “Edad de Hierro” del Vaticano contra la Teología de la Liberación, que continuaría durante el largo pontificado de Juan Pablo II y de los ocho años de su sucesor, Benedicto XVI, quien fuera el verdadero ideólogo inspirador de la condena de dicha teología desde su cargo de presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF).

Al año siguiente del maltrato a Cardenal, la CDF publicaba la Instrucción sobre algunos aspecto de la Teología de la Liberación (TL), en la que acusaba a la TL de reducir la fe cristiana a un humanismo terreno, utilizar acríticamente el análisis marxista de la realidad, que, a juicio de Ratzinger, no podía disociarse de la filosofía atea marxista, ofrecer una interpretación racionalista de la Biblia, identificar la categoría de “pobre” con la marxista de “proletariado” acríticamente y entender la Iglesia popular como una Iglesia de clase en su acepción marxista.

Tal deformada y caricaturesca era la imagen que la Instrucción ofrecía de la TL que ninguna y ninguno de las teólogas y los teólogos identificados con dicha teología se dieron por aludidos y consideraron que la crítica de la CDF en nada les afectaba. La Instrucción era, en realidad, una construcción ideológica del cardenal Ratzinger para más fácilmente atacar, descalificar y condenar la TL. El juicio contra ella no estaba dictado por criterios teológicos mínimamente objetivos y rigurosos, sino por la teología de Ratzinger, preocupada por la ortodoxia y ajena a la ortopraxis.
En 1984 tuvo lugar también el proceso contra mi entrañable amigo, colega y “compañero en la tribulación” el teólogo brasileño Leonardo Boff por su libro Iglesia: carisma y poder (Sal Terrae, Santander, 1982), excelente ensayo de eclesiología crítica. Ratzinger calificaba la obra de “una cierta utopía revolucionaria ajena a la Iglesia”, dirigir “un ataque despiadado y radical contra el modelo institucional de la Iglesia católica y presentar el depósito de la fe como “un proceso único y dialéctico de la historia o en dirección al primado de la praxis”. Consideraba el tono de la obra “polémico, difamatorio, incluso panfletario, absolutamente impropio de un teólogo”

En el proceso Boff contó con el apoyo y la compañía in situ de dos cardenales brasileños franciscanos, como él, Paulo Evaristo Arns y Aloisio Lorscheider, quienes estuvieron presentes. Pero dicha compañía sirvió de poco, por no decir de nada, ya que no le libró de la sanción impuesta por el cardenal Ratzinger: un tiempo de un tiempo de silencio.

¿Qué había sucedido en realidad para que se produjera una medida disciplinar tan dura, como la de imponer un tiempo de silencio, a un teólogo cuya principal tarea era la de enseñar y escribir, y que era como cortarle las alas a un animal volador? Que Ratzinger había cambiado de identidad y de función: en poco más de dos lustros pasó de mecenas de su discípulo Boff, a quien le pagó la publicación de su tesis doctoral, a detective, de maestro a policía.

¡Triste involución! Lo preocupante es que esa función detectivesca y policial siguió ejerciéndola durante las tres décadas siguientes, hasta su jubilación como papa, e incluso después. Fue larga invernada de la iglesia, de la que habló Karl Rahner, que duró un tercio de siglo.
En el próximo artículo, titulado “Último viaje de Ernesto Cardenal Solentiname”, hablaré de la comunidad que él creara en el lago de Solentiname, donde han sido llevadas sus cenizas. Descanse en paz.

EL DISCURSO PROVIDA DE CLARA CAMPOAMOR


col martell

 

Un discurso, hasta ahora desconocido, de Clara Campoamor, publicado en el periódico ‘El Socialista’, desmiente que la sufragista defendiera posturas abortistas. Al contrario, lejos de dignificar, justificar o blanquear el aborto fue pionera defensora del no nacido y de los derechos del niño. Subrayemos que Clara Campoamor no propone cadalsos ni hogueras para la mujer que piensa en abortar, sino que piensa en ayudarla a no tener que hacerlo.

Clara Campoamor no era abortista. Sin embargo, algunas obras o artículos propagan la conjetura de que la campeona de los derechos de la mujer identificaba el aborto con el progreso o como solución a un problema. Por ejemplo, en la película de Laura Mañá (2011), basada en la pionera novela de Isaías Lafuente, el personaje de Clara Campoamor, refiriéndose a una representada, dice que “mientras no llegue el divorcio ni se despenalice el adulterio, es mejor que aborte”. Tenemos ahora una base sólida para refutar que Clara Campoamor pudiera pronunciar esas palabras.

Y es que el 25 de febrero de 1926, Clara Campoamor abogaba por la protección social al no nacido en una abarrotada Casa del Pueblo de Madrid. El periódico El Socialista, órgano de comunicación del Partido Socialista, ofreció una amplia reseña del acto, del que otros diarios también se hicieron eco. Así, El Liberal atribuía estas palabras a la sufragista:

“Cuando nace un pequeño, al que la desgracia ha perseguido antes de ver la luz, carece de nombre y no tiene, por tanto, el amparo y la responsabilidad que proporcionan un apellido legítimo. En el momento de abrir los ojos a la vida son muchos los enemigos que desde ese instante están dispuestos a darle la batalla, y entre ellos se encuentra su propio padre. Este, unas veces por un necio temor, otras por timidez estúpida, las más por conveniencia y egoísmo, procura a toda costa ocultar aquello que para él —a su escaso entender— constituye un deshonor, sin tener en cuenta que él lo lanzó al mundo, y que de no preocuparse ni velar por él será el día de mañana un hombre de cárcel” […] “Otro de los enemigos del recién nacido es a veces su propia madre, que, sin temor ni escrúpulos, pero sí con grandes prevenciones para que la sociedad no lo advierta, abandona a lo que fue fruto de un amor perverso y mal entendido. Pero sobre estos enemigos hay otro más poderoso, que es la misma sociedad, que al recogerlo en su seno no le brinda cuantos medios se precisan para averiguar en todo momento quiénes son sus verdaderos padres y, antes por el contrario, le hace su víctima, le zahiere con sus burlas y le mira con un recelo doloroso”.

El texto del Liberal coincide con lo que publicaron otros diarios en la misma fecha y es congruente con el discurso mantenido por Clara Campoamor a lo largo de toda su vida pública, en la prensa, ante los tribunales o en las Cortes, reivindicando la igualdad de derechos para los hijos naturales y exigiendo la investigación de la paternidad.

Protección social del no-nacido

Pero, y esto es crucial, la reseña más completa, la de El Socialista, se refiere a algo totalmente nuevo; se entiende que Clara Campoamor no pide sólo derechos para el nacido, sino la protección social del no-nacido. Extraemos los siguientes párrafos, modificando el orden de exposición:

“Una de las mayores riquezas, por no decir la verdadera riqueza de los pueblos, es el hombre, y la sociedad tiene la ineludible obligación de ocuparse del todavía no nacido, para que venga al mundo fuerte y vigoroso”.

“Si los padres no pueden amparar a sus hijos, la sociedad tiene la obligación de protegerlos. Hay que conseguir una legislación de protección a la mujer embarazada y para la investigación de la paternidad, y así evitaremos que nazcan niños débiles y que haya infanticidios, puesto que las madres no se verán abandonadas”.

“A la mayoría de los hombres se les haría reflexionar si por los actos que cometen se les exigiera responsabilidad. En este caso, la mujer no tendrá necesidad de pensar en provocar abortos o hacer cosas peores, por una mala entendida deshonra y por falta de medios económicos, pues está probado que un 90 por 100 de las mujeres que cometen estos delitos son pobres. Los móviles de estos delitos, en general, se pueden condensar en los siguientes: egoísmo, miseria, comodidad y miedo al deshonor”.

“Los Códigos penales de todos los países castigan estos delitos; pero sería más eficaz y humano evitar que se cometieran, protegiendo al niño antes de nacer”.

Y llega la propuesta más original de la abogada: “Debe establecerse como obligación que la mujer declare su estado al tercer mes de embarazo, y disponer de los oportunos medios que facilitaría la sociedad, para proteger al niño antes de nacer, para que este venga a la vida en perfecto estado de salud y no depauperado, como sucede ahora en infinidad de casos”.

Como colofón, añade: “El niño, sin distinción de clases, debe ser protegido y amparado, porque no viene a la vida a petición suya”. […] “La vida del niño es una de las cosas que más debe interesar en la actuación del Poder público, amparándola con una sabia legislación; […] Dignificando al niño, nos dignificaremos nosotros”.

Proporcionemos algo más de contexto: un mes antes, Campoamor ejercía la acusación particular contra un joven médico, que tras haber dejado embarazada a una joven que servía en casa de sus padres, le provocó un aborto.

Subrayemos que Clara Campoamor no propone cadalsos ni hogueras para la mujer que piensa en abortar, sino que piensa en ayudarla a no tener que hacerlo. Algo en la línea de las organizaciones provida más modernas, que han sustituido el discurso penal por el social y prefieren brindar información y soluciones a dar lecciones.

Fundadora de La Cuna y el Madrinazgo del Niño

Toda su vida Clara Campoamor fue una defensora acérrima de los derechos del niño. En el seno de la Unión Republicana Femenina, fundó el comité La Cuna y el Madrinazgo del Niño, institución que regalaba cunas a las madres menos adineradas. Se conservan fotos de Clara Campoamor entregando cunas, rodeada de mamás con sus bebés.

Cuando estalló la Guerra Civil, estaba en prensa un estudio de Clara Campoamor titulado El Derecho del Niño, que no llegó a publicarse y que incluía, tres epígrafes, uno titulado ‘El primer derecho’, que podemos aventurar que se refería al derecho del no-nacido. Como seguramente se han perdido las galeradas, nunca llegaremos a saberlo.

En cualquier caso, hoy y ahora podemos afirmar que Clara Campoamor, lejos de dignificar, justificar o blanquear el aborto, se preocupó por los derechos del no-nacido y por el derecho de las mujeres a ser madres y a recibir amparo de la sociedad.

 

Luis Español Bouché *

Religión Digital

 

*Luis Español Bouché es historiador. Ha editado, traducido y prologado distintas obras de Clara Campoamor.

(Artículo cedido por el autor y publicado en ABC el pasado día 1 de enero)

SEÑOR MÍO JESUCRISTO


col martell

 

Cada vez que oigo rezar el Señor mío Jesucristo, me chirrían los oídos de mi fe. Lo expongo por si estoy equivocado. Porque veo que se sigue rezando.

“Creador Padre y Redentor mío” En qué quedamos: ¿Padre o Hijo?

“Me pesa de todo corazón de haberos ofendido” Yo creo que no puedo ofender a Dios. Ofendo sí a mis hermanos o a mí

“Porque podéis castigarme con las penas del infierno” Dios no nos castiga. A lo sumo, somos nosotros los que elegimos no dejarnos querer por Él, pero Él no nos castiga sino que nos ama

Si empezamos así nuestra oración, difícilmente podremos orar al Padre Bueno, misericordioso.

Hay otras oraciones que hacemos en las celebraciones y que merecerían la pena revisarlas.

La de veces que deseamos que El Señor esté con los fieles en la eucaristía (“El Señor esté con vosotros”) y no lo conseguimos porque seguimos insistiendo en lo mismo. Ya lo he comentado alguna vez ¿no podríamos poner en positivo nuestra aclamación al Señor: El Señor está con vosotros-as?

Podría comentar cantidad de oraciones de la Eucaristía, porque las veo como aquello de “orar es levantar a Dios y pedirle mercedes”. Me convence más y me cambia lo de Santa Teresa: “Estar a solas con Dios tratando en amistad, con quien sabemos nos ama”. Al hacerlas en presente me parecen más diálogo con el Padre y dialogar con Él en su Amor.

No necesitamos conquistar a Dios para que nos haga caso y nos resuelva lo que le pedimos. Más bien es compartir con Él y gozar de su presencia salvadora.

Hay multitud de oraciones-rezos que hemos ido elaborando que pretenden conseguir algo de Dios. Dios ya no va a cambiar. Él nos acompaña siempre y nos quiere siempre.

Yo propongo que en lugar de las oraciones que muchas veces hacemos (como por ejemplo el rosario o el Señor mío Jesucristo), oremos y contemplemos esa magnífica oración que lo dice todo y contempla la vida desde la fe: el MAGNÍFICAT “Engrandece mi alma al Señor…” Todo para tratar de amistad con Dios.

 

HAPPYCRACIA


col koldo

 

Las fiestas de la campaña navideña consumista, los encuentros familiares de todo tipo en los días de Navidad como las celebraciones de fin de año han pasado. Y ahora estamos ya en un nuevo año. Y el gran cuodlibeto: ¿felices? Pregunta sencilla, pero de respuesta compleja.

Y en esta complejidad viene el artículo con este título HAPPYCRACIA. Las palabras son muy conocidas: “happy”, palabra inglesa de un uso muy conocido, y en castellano: feliz, dichoso, bienaventurado o si se quiere “felicidad”. Un estado de ánimo vaporoso. Rápido de búsqueda obligada como si fuera eterna. De ahí el segundo término “cracia”, término griego, que significa poder, obligación, imponer.

El Ser Humano tiende por su complejidad sináptica a “tener”, que es necesario para sobrevivir; también como necesidad, tiende a “estar bien”, además de necesario, es suficiente; pero también hay en castellano otro verbo: "bien ser", que no es únicamente necesario y también suficiente, sino que muestra que es satisfactorio. Y emerge un conflicto con estos tres verbos: tener, estar y ser. Me viene a la memoria el famoso libro de Erik Fromm (1900-1980): Tener o ser (1976).

Y encaramos una auténtica pugna, pero no únicamente en la sociedad, -y me sitúo en el paradigma que se está imponiendo "tecno-capital-cientista"- que nutre sólo "tener" (=producir, consumir, reciclar), y, sobre todo, alejar todo aquello que se puede referir al interior de todo ser humano. La lucha verdadera se establece en el interior, en la mente, en el pensamiento, en los sentimientos, en la sensitividad donde tiene lugar la valoración verbal. Ninguno de los tres verbos debe anularse. Todos tres son necesarios, dos suficientes, solo uno satisfactorio. Pero ¿qué criterio emplear para valorarlo?

La sabiduría, fruto de siglos de reflexión silenciosa, y en toda cultura, nos indica que si no vas a tu interior, si no te iluminas, si no reflexiones, si no tomas conciencia de ti mismo no te sentirás (sensitividad) bien, sereno. Dicho de otra forma: si no disfrutas de paz, serenidad interior, no vas en busca de la felicidad. Y este camino errado lo presenta muy bien y con diversas estrategias este nuevo paradigma tecnócrata sin axiología.

Necesitamos dar un paso más. ¿Cuál es el sentido original de la palabra “felicidad”? La etimología de felicidad, del latín: “felicĭtas, -ātis,” y que a su vez, deriva de “felix, felicis”. Y esta raíz significa "fértil", "fecundo", "afortunado" o "venturoso". El sufix llatí  -itas (-idad en castellano) indica una cualidad o estado.

Por lo tanto, el origen o el estado de producir frutos no sería posible si no fuera desde el interior propio. Ahora bien, con el tiempo fue tomando otro sentido no tan profundo. Fue de mayor prosperidad material. Una expresión exterior de alegría, gozo y satisfacción pero la causa era exterior: lo tangible. Y, desgraciadamente, las fiestas pasadas se miden muchísimo con lo tangible.

Sentía a decir, hace décadas, en el terreno de la educación, o mejor dicho, de la enseñanza: ¡¡¡Hagamos feliz al alumnado!!! ¿Un equivalente sin esfuerzo? Y una de las tres cosas imposible, en el pensamiento freudiano, son: Gobernar, curar y educar. El factor común de estos tres indicadores es la libertad interior si se educa verdaderamente. Educar es extraer de dentro las potencialidades para madurar, crecer, evolucionar: SÉ TÚ. Y topamos con la raíz de “feliz” o “fecundo”: Crear desde el interior.

Y ser uno mismo significa ser productor, que generes tú tus valores, que potencies tus aptitudes, tus carismas o dones naturales. Tus capacidades. Es cierto que el entorno es básico y necesario. No en vano, el muy desconocido filósofo castellano José Ortega y Gasset (1883-1955) tiene una gran frase, mencionada muchísimas veces: "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". Es preciso desmenuzar este pensamiento. Lo dejo a la consideración de la persona lectora. Este es siempre el objetivo de los artículos: Producir o crear la propia reflexión.

Y el término “happycracia” se ha popularizado en los últimos años para describir una suerte de sistema social en el que la felicidad personal se convierte en una obligación y, de paso, una herramienta de control social. Fue ampliamente difundido por el libro Happycracia: Cómo la industria de la felicidad controló nuestras vidas (2018), escrito por los sociólogos Edgar Cabanas y Eva Illouz.

 Y sólo buscar "tener" es necesario, y si añadimos "estar bien", será además suficiente, pero no satisfactorio. Por eso es necesario: “bien ser” o “sé tú”. Sólo conjugando, sin excluir ninguno, puede haber “un proceso madurativo integral”. Es la frase de un librero de Santiago de Compostela a la pregunta de los peregrinos de si faltaba mucho para llegar a la Catedral, les respondía, e hizo una postal, “NO CORRAS, QUE A DONDE TIENES QUE LLEGAR ES A TI MISMO”. Y esto pide un talante para poder SER HUMANO EN UN SISTEMA CAPITALISTA.

Entonces tener serenidad, estar sereno, ser tú es la felicidad porque es una aptitud de fecundidad. O como expresa Lao-Tse (China, s. VI aec) en el libro del Tao te King"Si eres feliz con la simplicidad, tu corazón estará libre de deseos y encontrarás la paz en ti mismo."

¡¡¡Buena faena para el 2025!!!

 

Jaume PATUEL PUIG,

Pedapsicogogo

SOLEDAD FECUNDA


col kowalski

 

«En soledad vivía, / y en soledad ha puesto ya su nido, / y en soledad la guía / a solas su querido, / también en soledad de amor herido» (Juan de la Cruz). 

Nadie desea estar solo. Los seres humanos nos caracterizamos por nuestra sociabilidad, por la necesidad de unirnos a los demás, de mantener relaciones cordiales, cariñosas, amorosas. Cuando una persona no desea, ni está a gusto en contacto con los demás (si no es por algún tipo de opción personal, profesional o vocacional), sabemos que sufre algún tipo de patología psicológica.

Las nuevas redes sociales también favorecen el contacto con los demás, por la puesta en común de distintos tipos de afinidades musicales, culturales, espirituales, solidarias… Aunque también pueden conducir al aislamiento, o a otro tipo de patologías, cuando el mundo virtual que proyectan las nuevas tecnologías se confunde con el real y se prefiere estar solo viajando por ese espacio, al margen de los problemas y sufrimientos presentes en la realidad concreta de la vida.

Tanto las personas mayores como los jóvenes necesitamos unirnos en grupos, para que nos ayuden a encontrarnos a nosotros mismos, a relacionarnos, a salir de nuestro propio mundo. Este tipo de relaciones ayudan al equilibrio mental y a la realización personal en múltiples aspectos.

Pero también es necesario encontrarnos a solas con nosotros mismos. Nuestra salud interior, que se refleja también en la vitalidad física, precisa de la soledad para reflexionar, para serenarnos, para hallar nuestro ser más íntimo, al Otro que nos habita y nos da plena identidad, para tomar las decisiones importantes que solo nosotros podemos dar.

En la soledad resuenan las voces, los anhelos, los rostros de quienes nos acompañan por los senderos de la vida. La soledad nos ayuda a estar a gusto con nosotros mismos y a sentirnos dichosos en compañía con los demás; a conocernos con autenticidad: con nuestras incongruencias y aciertos, con nuestros pesares y alegrías; a relacionarnos personalmente con el Misterio, con el Dios de la vida y del universo… Todo ello va llenando de riqueza, poco a poco, nuestro mundo interior y nos ayuda a entrar en él cada vez con más asiduidad, con más ganas, sin ningún tipo de temor.

Adán se sintió en plenitud como persona cuando descubrió y se relacionó con Eva; pues no somos sino con el otro. «Somos el sueño de alguien y estamos llamados a engendrar a alguien con nuestro mejor sueño» (José Arregi). Por lo tanto, una soledad o es fecunda o no es una soledad sana, pues no nos aísla en lo profundo del yo egoísta e insociable, sino que nos abre, nos ayuda a dilatar nuestra experiencia existencial junto a los demás, repleta de nombres y de presencias gozosas que nos invitan a vivir una existencia feliz.

Muchas veces nos sentiremos dichosos por estar compartiendo, en medio de una multitud, distintas experiencias: un concierto de música, una película, un homenaje, una reclamación justa. Junto a los demás nos sentiremos unidos a tanta bondad, a tantas esperanzas e ilusiones como compartimos con los otros. O también solidarios, con el dolor, la derrota, la desilusión, la merma de los derechos, la pobreza o la injusticia. Y, a la vez, nos encontraremos solos, gozando de «la música callada, la soledad sonora… que recrea y enamora» (San Juan de la Cruz).

«Felices quienes reciben el don de la soledad en donde resuenan todos los ecos, desde el inicio del universo».

 

Miguel Ángel Mesa

Religión Digital

¿CATÓLICOS DE DERECHAS Y DE IZQUIERDAS?


col kowalski

 

Llevo tiempo dándole vueltas a una percepción que veo agudizarse por momentos: las dos maneras de entender la vivencia cristiana de los católicos. Habrá quien me diga que hay muchas otras maneras de entender el Evangelio, con los matices y coloraturas propios de cada persona; sin duda es posible que así sea, pero yo quiero referirme a dos tendencias bastante nítidas y mayoritarias en nuestra vivencia de fe.

Me refiero a dos conductas que entiendo yo distorsionan lo mejor del Mensaje cristiano. ¿Quiénes se llevan la imagen de los que rezan? Los llamados católicos tradicionalistas que no ven con buenos ojos al Papa Francisco por sus reformas y denuncias proféticas. ¿Y quiénes se llevan la fama de ser solidarios y priorizar las ayudas a los que más las necesitan? Los católicos con vitola de progresistas. Naturalmente que dicha percepción es subjetiva, pero no es menos cierto que la tendencia sociológica católica es real.

El Papa destituyó a la cúpula de Cáritas Internacional porque entendía que esta institución debía ser mucho más que una ong. Que lo ético es exigible para todos, pero lo cristiano es ofertable, precisamente por ese plus en el que anida su ser de Buena Noticia. Me he referido en otras ocasiones al pasaje de Marta y María, cuyo mensaje teológico es un todo único. Descubro que es mucho mejor llamarles por orden inverso, María y Marta, porque primero es la oración a la escucha, para después hacer la voluntad de Dios afanados en sanar, acompañar y salvar con actitud de compasión y misericordia. Ambas son dos partes de la misma oración que nos enseñó el Maestro…

Cuando prima la oración hablada y nos quedamos ahí, no se consuma la donación amorosa, que es adonde los rezos deben llevarnos. Creo que hemos devaluado la oración, primero por entenderla como un remedo directo de los problemas materiales. Así no dejamos a Dios ser Dios, quien cumple todas sus promesas, aunque ello signifique a veces que no realice todos nuestros deseos. En segundo lugar, cuando la oración de petición lo acapara todo, sobre todo cuando los aguijones de la vida arrecian, dejamos a un lado la petición de amar mejor, de rezar mejor y de aprender a orar a la escucha con la humildad necesaria, la que requiere tiempo de silencio en la mejor disposición a la acción del Espíritu.

En el otro extremo están quienes se comportan de facto como si sus propias fuerzas fuesen suficientes; entienden lo que debe hacerse, les apetece y les gusta dedicarse a ello porque se han convencido de que así pueden recolectar frutos a corto plazo. Suelen recibir muchos desengaños. La siembra está sujeta a muchas contingencias que la semilla no puede solventar. Se comportan más como recolectores que como pacientes sembradores…

En estos tiempos difíciles de crisis varias, tendemos al encastillamiento, a las seguridades y a las actividades más estimulantes sin darle la importancia que tiene el hecho de que la evangelización es un mandato de Jesús con sus reglas de actitud y conducta. El enrocarse ocasiona el descrédito tanto de la oración (a la escucha María) como de la acción (en la acción Marta). Nuestra parte contemplativa activa en oración alimenta nuestra parte evangelizadora asistencial. No podemos desligar la oración de la evangelización porque la primera constituye la fuerza y el alimento de toda obra cristiana. 

Obras y oraciones son amores como instruyó Jesús, quien se afanó en sanar y predicar con el ejemplo. Y en ese ejemplo, la oración tuvo el nivel de importancia máxima, su relación de amor Yo-Tú con el Padre como algo prioritario, esencial. Por eso Él pudo llevar a cabo su misión convirtiéndose en luz y fuerza para todos los que buscaban. Lo del cristianismo de derechas e izquierdas, para mí tiene que ver con esto. Algunos lo llevan al terreno político, pero no está nada claro la diferenciación aquí cuando vemos a depauperados que votan a Trump, entre otras contradicciones que resquebrajan la distinción tajante tradicional. Pero este es otro tema.

Volviendo al meollo principal, sugiero darle una vuelta al pasaje de María y Marta, en clave de oración precisamente, porque me temo que el riesgo de convertir la oración y la acción en un refugio personal es real, de atrincheramiento frente "al otro" en clave de dos Iglesias. Ya tenemos bastante cuando la Iglesia institución acapara el Mensaje a sus conveniencia, y no a la de la Iglesia Pueblo de Dios. Por aquí no seremos luz ni fuerza para nadie; en todo caso, nos debilitaremos más y más ante la falta de resultados cuantitativos con el peligro de decepción supone. Cuando arrinconamos la oración se nos olvida que, a pesar del extraordinario bien que Jesús hizo, su resultado cuantitativo fue un fracaso humano: acabó clavado en un madero con las peores sensaciones posibles… excepto en su vivencia de su fe profunda en el amor del Padre. Casi nada…

 

REHACER EL CORAZÓN


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Ni siquiera ha hecho falta echar mano del sorteo y su designio siempre impredecible. Ha mediado el ”¡Llévatelo tú…!” que nunca la disputa. Sin embargo, al desmantelar la casa familiar el "Corazón de Jesús” permanecía huérfano, no encontraba refugio, no tenía quién lo acogiera. Ningún hermano quería llevárselo a su casa. Ni siquiera entraba en el listado de objetos y muebles a repartir fraternalmente. 

El “Corazón de Jesús” había ocupado lugar privilegiado en la casa de mis padres. Había saludado hierático a todas las visitas durante décadas. Ahora que debemos vaciar la vivienda, a la imagen le aguardaba un incierto exilio, ya en almacenes de traperos, ya en una estantería llena de polvo en “Reto”, ya en un espacio virtual más decoroso en Wallapop. 

No nos interesa la escultura recargada, ni la religiosidad cautiva, sino la espiritualidad viva, libre y liberadora, rehecha a sí misma que sortea las edades. No deseaba almacenar recuerdos, pero pensé que mis padres hubieran querido un digno exilio para ese singular “sin techo". Decidí acoger en mi casa esa pequeña y típica escayola barroca. No en balde había tenido un especial significado para nuestros progenitores. Pese a lo estandarizado de la escultura, acogiendo el “Sagrado Corazón”, abrigaba la fe de ellos, reverenciaba su legado. Me llevaba el símbolo de algo puro, de un amor universal que no conoce fronteras. Pensé incluso que su presencia cercana, podría resultar estimulante, retadora en determinados momentos.

El Corazón viajó por primera vez muy lejos de la orilla del mar, de su habitual morada en el Gros donostiarra. Tienta echar la culpa a los chinos y sus embalajes sin consistencia, pero el error fue mío. Ya en destino, la caja de cartón se abrió por el peso precipitándose al suelo su contenido. No cogí el bulto con el debido cuidado y la imagen de Jesús, su corazón rojo y toda su historia de generosidad infinita se fue a estrellar en el entarimado de mi salón. 

Durante minutos permanecí mudo, sin siquiera proferir exclamación alguna, sin correr a por la escoba… La cabeza se puso a razonar acelerada y peligrosamente. La simbología del destrozado corazón de Jesús en el suelo de mi casa podría ser muy desalentadora, valga la redundancia “descorazonadora”. Yo quería inundar mi hogar con ese Corazón y helo ahí hecho trizas en el suelo. 

He debido detener la loca imaginación y sus terribles interpretaciones. Me restaba el recurso de correr al teclado y ponerme a expiar mi culpa, emplearme en la defensa del Corazón de Jesús hoy tan “amenazado”. Sin embargo, no argumentaremos contra la Lalachus y su otro corazón de astado. No nos tienta polemizar con "revueltas" y "hormigueros”. Preferimos escribir para la nostalgia de lo verdadero y genuino. Una estampa del Sagrado Corazón de Jesús con la cabeza de la vaquilla del Grand Prix no puede afectar a una fe arraigada, pero sí interrogarnos sobre esta hora complicada al tiempo que esperanzada.

El bombo ha vencido al silencio, la huida hacia adelante al recogimiento, el entretenimiento hueco a la compañía con el Misterio. Si se nos rompen los corazones de Jesús en nuestras tarimas, quizás debamos encontrar otro barro para remodelarlo, otra pared más blanqueada para alzarlo, otro mundo en el que se halle más arraigado. Tendremos que rehacer ese corazón con otro estilo, izarlo a un rincón más propio, pero no conviene que desaparezca de nuestras vidas, que el primer “hormigueo” en nuestra conciencia, la primera “revuelta” indiscriminada acabe con él.

Si no logramos recomponer el corazón de piedra, intentemos llevar la ternura de la compasión al día a día, al instante siempre desafiante. Nuestro dolor no es el de los “Abogados cristianos”, ni del obispo de turno que carga contra la última gracia de la escena televisiva, de su siempre “moderno” y más que cuestionable altar. La “caverna” ya tienen sus voceros, la intransigencia poco tiene de “buena nueva” y evangelio. Ningún humor puede herir, si el símbolo ya está aposentado y encarnado. 

Nuestra pena es el exceso de principios superiores que hemos puesto a la venta en el Wallapop de turno. Poco llega a nuestra “lista de reparto” de entre todo el legado de nuestros antepasados. Nuestra aflicción viene de dejar a un lado los corazones grandes y los valores que los animaron, las mismas máximas de las que hoy tanto necesitamos. Nuestra pena es el eco de ese "bombo" televisivo de la noche que en nuestro interior va acabando con los vacíos serenos, los instantes sagrados, los silencios imprescindibles…

No sé si ir a por pegamento a la tienda o a por confesor a la iglesia. Quizás mejor a por silencio al ancho desierto y allí intentar purificar mi corazón y de allí volver con más atención cuando muevo cajas, cuando repartimos el legado de nuestros mayores.

 

TRUMP Y LA AMÉRICA QUE VIENE


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No, la Historia «no terminó» con la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Lo que había sido una ilusión de algunos politólogos y políticos a finales del siglo pasado resultó ser dramáticamente erróneo. Al fin y al cabo, esto ya se comprendió en los albores del siglo XXI con el «impensable» suceso del atentado terrorista contra las Torres Gemelas, que supuso un sombrío despertar para quienes imaginaban una era de estabilidad mundial bajo la bandera de la economía liberal.

En los más de 30 años transcurridos desde aquel día histórico en el que, junto con el Muro, se derrumbó también uno de los sistemas totalitarios más liberticidas de la historia, la humanidad ha vivido un número cada vez mayor de conflictos que han pasado de ser locales a regionales, hasta adquirir el angustioso perfil de lo que, con precisión profética, el Papa Francisco viene llamando desde hace años la «Tercera Guerra Mundial a trozos». La historia, por tanto, está lejos de haber terminado.

En este cuarto de siglo, un siglo que -citando de nuevo al Pontífice- está marcando un «cambio de época» incluso más que «una época de cambio», las fuerzas de las grandes potencias económicas, políticas y militares del planeta también se han reconfigurado. Hoy vivimos en un mundo multipolar que hace que la búsqueda de acuerdos, especialmente en situaciones de crisis, sea más compleja y menos lineal. Y, sin embargo, este es el mundo en el que vivimos, y el principio de realidad exige que todos los líderes (especialmente los de mayor poder) se den cuenta de que los grandes retos de nuestro tiempo deben abordarse con nuevos paradigmas, con esa creatividad que rechaza la actitud del «siempre se ha hecho así».

Es en este contexto histórico en el que el próximo lunes Donald Trump jurará por segunda vez defender la Constitución de los Estados Unidos y servir al pueblo norteamericano. Un acontecimiento, como ya se ha dicho y escrito ampliamente, que presenta características en muchos aspectos inéditas y que se contempla con esperanza y preocupación a la vez, porque a nadie se le escapa -incluso en un mundo en el que ya no hay una única superpotencia- hasta qué punto Estados Unidos puede seguir influyendo en las dinámicas políticas y económicas internacionales. El presidente electo Trump ha declarado en repetidas ocasiones que trabajará para poner fin a la guerra en Ucrania. También ha afirmado que bajo su presidencia Estados Unidos no se involucrará en nuevos conflictos. Queda por ver qué actitud tendrá hacia los organismos internacionales.

La inmigración, el medio ambiente y el desarrollo económico (cada vez más impulsado por la tecnología) son algunas de las cuestiones clave sobre las que el 47º inquilino de la Casa Blanca será observado de cerca no sólo por el pueblo estadounidense, sino por toda la comunidad internacional.

Históricamente, los Estados Unidos de América han estado en su mejor momento cuando se han abierto al mundo (al fin y al cabo, las Naciones Unidas son «un invento estadounidense») y, junto con sus aliados, han construido un sistema que -con las limitaciones de todo esfuerzo humano- ha garantizado la libertad, el desarrollo económico y el progreso de los derechos humanos. Ocurrió con presidentes republicanos y con presidentes demócratas. Una América replegada sobre sí misma sería, por tanto, un despropósito.

El presidente Trump está llamado a trabajar para superar las divisiones y polarizaciones que caracterizan la vida política estadounidense desde hace años, y que tuvieron en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 una de las fechas más tristes de la historia nacional. Es una tarea difícil, sin duda. Pero necesaria para la nueva administración. Porque los Estados «desunidos» de América serían un grave peligro para un mundo ya desgarrado y fragmentado.

Hace diez años, el Papa Francisco -el primer Papa procedente del continente americano- se dirigió al Congreso de los Estados Unidos en un discurso en el que destacaba los valores fundacionales de la nación estadounidense. Un discurso cuya lectura también podría servir al Presidente Donald Trump y al Vicepresidente J.D. Vance.

Un discurso, aplaudido en numerosas ocasiones a lo largo del hemiciclo del Capitolio, que señaló cuatro figuras de grandes americanos como las estrellas polares que, incluso en esta época turbulenta, pueden ayudar a trazar el rumbo de quienes están llamados a ocupar puestos de responsabilidad política.

"Una nación -concluyó el Papa Francisco- puede considerarse grande cuando defiende la libertad, como hizo Lincoln; cuando promueve una cultura que permite «soñar» con derechos plenos para todos los hermanos y hermanas, como trató de hacer Martin Luther King; cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como hizo Dorothy Day con su incansable trabajo, fruto de una fe que se hace diálogo y siembra paz al estilo contemplativo de Thomas Merton. Estos son los valores que han hecho grande a Estados Unidos. Y que el mundo sigue necesitando".

 

Alessandro Gisotti / L'Osservatore romano

Religión digital

TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN INTEGRAL: LA TIERRA COMO EL 'GRAN POBRE'


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No solo los pobres gritan. Grita también la Tierra, convertida en la Gran Pobre, despojada de sus bienes y servicios naturales limitados. El Papa Francisco habló hace días sobre el grito de la Tierra y de los pobres. La mayor agresión que se le hace es no considerarla como la Gran Madre, Casa Común y Gaia, un superorganismo vivo que se autorregula y combina todos los elementos necesarios para autorreproducirse siempre y generar vidas, especialmente la vida humana, la mayor floración del proceso evolutivo. A duras penas consigue disolver los desequilibrios y seguir manteniendo la capacidad de alimentarnos, a nosotros y a toda la comunidad de vida.

Hoy en día, sin embargo, ella se está mostrando debilitada. Es la Sobrecarga de la Tierra (Earth Overshoot). Ha sido explotada en demasía debido a la voracidad de algunos cuyo proyecto es acumular para sí bienes materiales de forma ilimitada, sin sentido de reparto justo con el resto de la humanidad. Lo peor está sucediendo en tiempos recientes. Hay un retroceso en la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero, lo que agrava el calentamiento global con las consecuencias conocidas.

No se reconocen los derechos de la naturaleza y de la Tierra, reducida a un baúl de recursos para sustentar el proyecto ilusorio de un crecimiento ilimitado, a sabiendas de los límites insuperables del planeta.

Crece la conciencia a partir del Overview Efect de los astronautas que vieron la Tierra desde sus naves espaciales y testimoniaron que Tierra y humanidad forman una entidad única y compleja. Los humanos expresarían ese punto de complejidad en que la Tierra empezó a andar, a pensar, a cantar, a conmoverse y principalmente a amar.

Frente a la urgencia ecológica, la alternativa que se impone es esta: o cuidamos de nuestra Madre-Tierra o no habrá un arca de Noé que pueda salvarnos. Bien lo dijo el Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti (Todos hermanos y hermanas) de 2020: «Estamos en el mismo barco, o nos salvamos todos o no se salva nadie».

Por eso, en la opción por los pobres contra la pobreza se debe incluir a la Tierra, como el Gran pobre. Es nuestra misión bajarla de la cruz y resucitarla para que mantenga su vitalidad.

Una teología de la liberación integral debe ser una ecoteología de liberación, como lo he defendido desde los años 80 del siglo pasado, y ha sido finalmente oficializada por el Papa Francisco en su encíclica Laudato Sì: sobre cómo cuidar de la Casa Común (2015).

La ética ecológica fundamental, que sustenta cualquier otro imperativo, exige lo siguiente: ¿qué hago para salvaguardar la vida en la Tierra y permitir que todos los seres puedan seguir existiendo y viviendo en ella? El segundo imperativo ético es este: ¿qué hago para conservar las condiciones del ser humano para que pueda subsistir y seguir evolucionando como lo ha hecho durante milenios?

La Tierra funda un principio estructurador de todo, la nueva centralidad del pensamiento y de la acción. La cuestión no es qué futuro tiene el cristianismo o nuestra civilización, sino qué futuro tiene la Tierra viva y en qué medida el cristianismo y otros caminos espirituales, junto con las ciencias, colaboran para que el futuro de la vida en la Tierra sea posible.

La alarma ecológica nos exige redoblar el cuidado. Sólo en 2023 lanzamos a la atmósfera 40 mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). La mitad es absorbida por las plantas en el proceso de la fotosíntesis y por los océanos. Pero la otra mitad va a parar a la atmósfera y se queda allí cerca de cien años. Crea una estufa que acaba agravando el calentamiento global con efectos desastrosos como los inmensos incendios en el Amazonas, en el Pantanal, actualmente en California y hasta en la fría y húmeda Siberia. Se habla de una nueva fase de la Tierra, después del antropoceno, la más peligrosa de todas, el piroceno, es decir, la irrupción del fuego (piros en griego) que puede incendiar e incinerar todo. Representaría una amenaza extrema para la supervivencia humana y del sistema-vida.

La ciencia nos ayuda a prevenir la llegada de los eventos extremos y a mitigar sus daños. Pero ella sola no es suficiente. Necesitamos una nueva ética y otra espiritualidad de la Tierra que nos inspiren para encontrar una forma más benevolente y cuidadosa de estar aquí. De esta manera, la Tierra aún podrá querernos sobre su suelo. En caso contrario, la humanidad o una gran parte de ella podría desaparecer.

Esto seguramente no representa la voluntad del Creador ni el propósito de la humanidad. Estamos al límite del peligro extremo y urge cambiar. Inauguraríamos otro rumbo distinto y así salvaríamos la vida en la Madre Tierra y nos salvaríamos todos con ella.

No tenemos mucho tiempo. Urge empezar ahora mismo, haciendo cada uno su revolución molecular allí donde vive o trabaja. Sumando todas las fuerzas, daremos el salto necesario para merecer permanecer sobre este bello y riquísimo planeta, nuestra única Casa Común.

 

Leonardo Boff

Religión Integral

Traducción de MªJosé Gavito Milano

 

*Leonardo Boff ha escrito Ecología:grito de la Tierra-grito del pobre, Vozes muchas ediciones 2024; Cuidar de la Casa Conún: pistas para retrasar el fin del mundo, Vozes 2024.

TODA LA SINAGOGA TENÍA LOS OJOS CLAVADOS EN ÉL

 

fe adulta

El evangelio encierra experiencias que iluminan nuestra vida. No solo dice cosas de Jesús; también dice cosas que quieren dar sentido a nuestro diario caminar.

Cuando los de su pueblo preguntan a Jesús qué es lo que pretende, cómo va a ser su mesianismo, él responde leyendo un pasaje de Isaías sobre la misión de un profeta: “El Espíritu del Señor está sobre mí…”. Pero ocurre una cosa curiosa: Jesús censura el texto de Isaías, porque al anuncio de los beneficios de un mesianismo positivo para Israel se añade una expresión que Jesús omite: “Y un día de venganza de nuestro Dios”. Como diciendo: mi mesianismo no incluye la venganza contra los paganos ni contra nadie. La venganza y la condena no entran en mi plan. Es que el viejo judaísmo entendía siempre su salvación a costa de la condena de los paganos.

No es de extrañar que diga el texto: TODA LA SINAGOGA TENÍA LOS OJOS CLAVADOS EN ÉL. ¿Cómo se le ocurría censurar a Isaías? ¿Dónde queda la venganza contra los paganos siempre esperada? ¿No era el hijo de José que, como todo judío, soñaba con la destrucción del paganismo? Esa mirada que los de su pueblo echan sobre Jesús está cargada de rechazo y de contrariedad.

Esta tensión es para nosotros interesante: si no hay día de venganza ni de desquite se puede vivir sin temer a Dios, sin temblar ante un Dios que no me fiscaliza, sin ocultarme ante un Dios que solo quiere mi bien. El mensaje de Jesús libera del mismo Dios.

¿Cómo se puede dejar de temer a Dios si es que ese sentimiento aún anida en los pliegues del alma?

· No temas al Dios que es tu Padre bueno: porque temer a un Padre bueno no tiene sentido. Dios es bueno con sus criaturas y, como dice el libro de la Sabiduría, nada subsistiría si Dios no lo sostuviese.

· No temas al Dios que hace camino contigo: que se interesa por lo tuyo, que recorre tus mismas sendas, que sabe de las calles de tu barrio, que empuja tus pasos al bien.

· No temas el Dios que te ha dado el regalo de la vida: porque la vida es un regalo de amor, por limitada que sea. Y cada día, con el amanecer, se te vuelve a poner en las manos ese hermoso regalo.

Dicen que la palabra “religión” viene de “religar”: el creyente se religa a Dios. Pero, en realidad, es una religación que libera, que empodera, que otorga autonomía, que abre un horizonte de respiro. Si la religión nos oprime en algo, eso no viene del evangelio.

Para entender bien esto quizá haya que cambiar de idea de Dios. Bien lo dice aquel poemilla del obispo poeta Pedro Casaldáliga: «Para cambiar de vida hay que cambiar de Dios.  Hay que cambiar de Dios  para cambiar la Iglesia. Para cambiar el Mundo  hay que cambiar de Dios».