FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 24 de noviembre de 2016

Recursos para prepararse en Adviento




Dentro del Plan Pastoral 2016-2017 se ha lanzado la campaña de Adviento '¡Mi Vida! #Luz'.








El próximo domingo, 27 de noviembre, comienza el Adviento. Es un tiempo de esperanza, de preparación para la venida de Jesús. Para vivir este tiempo, como todos los años, se han elaborado una serie de recursos, unas propuestas que ayudan a trabajar la vida interior a cualquier edad.

Dentro del Plan Pastoral 2016-2017 se ha lanzado la campaña de Adviento '¡Mi Vida! #Luz'. Los materiales y las propuestas de la campaña se pueden consultar en este enlace.

Este documento explica el MOTIVO-SÍMBOLO: #LUZ desde el 27 de noviembre al 22 de diciembre. Hace una propuesta metodológica para trabajar durante estas cuatro semanas.

Cabe destacar como novedad de este año las reflexiones en podcast sobre el Adviento, recogidas en el canal de Salesianos España en Ivoox.

La esperanza llega a nuestra vida - 1º Domingo de Adviento, Ciclo A

TIEMPO DE ESPERANZA

col salome


Esperad, no os canséis de buscar
velad, porque por fin vendrá
¿no notáis que crece ya
la luz, la vida, la humanidad?

Derribad cada muro y alzad
vuestros brazos para abrazar
allanad los caminos
dejad al corazón hablar

DESPERTAD, ES TIEMPO DE ESPERANZA
YA AMANECE Y LA LUZ NOS ALCANZA
YA ESTÁ AQUÍ, CON SU PAZ
YA ESTÁ AQUÍ EL AMOR QUE NOS SALVA (bis)

Alejad el miedo a cambiar
levantad los ojos más allá
atreveos a desear
la luz, la vida, la humanidad

Hay que alzarse para caminar
hay que vivir para aprender a amar
hay que empezar a gritar
que en nosotros, Dios, habita ya

DESPERTAD, ES TIEMPO DE ESPERANZA
YA AMANECE Y LA LUZ NOS ALCANZA
YA ESTÁ AQUÍ, LA VERDAD
YA ESTÁ AQUÍ EL AMOR QUE NOS SALVA (bis)

YA ESTÁ AQUÍ, CON SU PAZ
YA ESTÁ AQUÍ, EL AMOR QUE NOS SALVA


Salomé Arricibita


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: Tiempo de esperanza.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

DICTADOS DEL MÁS ALLÁ

col triasdebes

Vivir del mismo modo, con independencia de que se crea o no en que hay algo más tras la muerte, obliga a alinear las creencias religiosas y los derechos terrenales. También ayuda a ser más libres.
EN LA PELÍCULA Qué bello es vivir (1946), del director Frank Capra, el protagonista, George Bailey, encarnado por James Stewart, está a punto de suicidarse. Antes, un ángel le permite ver cómo sería el futuro sin su presencia. Visualiza un mundo peor. Así que cuando regresa de nuevo al momento previo al suicidio, en lugar de lanzarse por el puente, decide regresar a su hogar para que el mundo sea mejor gracias a estar él con vida. Son muchas las películas donde el protagonista tiene oportunidad de observar su futuro o su pasado desde el más allá. De casi toda ficción de ese tipo, libros, relatos, filmes…, se infiere algo fundamental: que, según lo que pensamos que nos espera, decidimos vivir de un modo determinado
La historia de las civilizaciones está plagada de costumbres que nos obligan a sacrificarnos por lo que pueda haber tras la muerte. Hay creencias que incluso obligan a tareas y conductas concretas, algunas realmente exigentes. Podríamos pensar que estos comportamientos son propios de culturas pasadas. Sin embargo, la religión protestante sigue considerando que el juicio final depende en gran medida de lo que uno haya aportado a la sociedad en lo material y económico durante la vida. En la católica, por su parte, se considera que los malos o buenos comportamientos determinan la salvación o condena de las almas.
Bajemos la cuestión a la tierra. Existen solo dos posibilidades. Que tras la muerte haya algo o que no haya nada. Veamos las conductas en cada caso.
Establecer relaciones causa-efecto entre vida presente y eventual vida futura allana el camino a la manipulación
Entre aquellos que piensan que sí hay algo, lo interesante desde un punto de vista conductual es que, por lo general, establecen una correlación entre lo que encontrarán y su comportamiento. Sistemáticamente se considera la vida una especie de prueba para determinar si merecemos una existencia mejor, más larga o eterna. ¿Por qué? Establecer relaciones causa-efecto entre vida presente y eventual vida futura allana el camino a la manipulación del individuo. Si nadie sabe a ciencia cierta qué hay después de la vida, ¿cómo puede defenderse que existen reglas causa-efecto entre ambas existencias? La vida eterna es una cuestión de fe, pero lo que nos espere después y de qué dependa está impregnado de tanta suposición como las religiones de antiguas civilizaciones.
Supongamos por un momento que alguien de ferviente fe y que creía en el más allá pasa a considerar que no hay nada tras la muerte. Absolutamente nada. ¿Cómo actuaría? ¿Dejaría de hacer el bien? ¿Modificaría su moral? ¿Su ética? Y, lo más importante, ¿sus conductas y comportamientos? Este es un supuesto muy terapéutico. La creencia en un Dios se ha asociado tradicionalmente a la de una vida eterna o prolongación de la existencia. Con el único objetivo de revisar conductas, permítanme esta pregunta: ¿puede existir un Dios creador pero no una vida eterna? Supongamos que sí. Esta hipótesis permitiría a los creyentes liberarse en vida de cualquier eventual manipulación por parte de los administradores de las religiones, sean cuales sean estas. Abrazar una fe sería una cuestión de principios, no de futuros indemostrables.
Las religiones son un modo de acercarse a un concepto de Dios y de vivir según un mandato divino o una determinada moral. ¿Por qué se ha hecho preciso un incentivo o castigo para que los fieles acaten las normas? Probablemente por cuestiones educativas, religiosas, sociales y, por supuesto, organizativas.
Actuar conforme a una fe o principios independientemente de una vida futura dejaría de condicionar cómo vivimos la actual y respondería a lo que sabemos: que la vida póstuma no es segura y la presente sí. Eso no significa caos, desorden, amoralidad o falta de ética. Significa libertad máxima. Se puede vivir plena y libremente sin pasar por encima de las libertades de los demás. ¿Puede una vida ser plena si está vinculada a una eventual futura existencia? Para los santos, mártires y muchos creyentes, sí. A otros les causa mucho sufrimiento, contradicciones y conflictos.
Queda una tercera solución interesante. Se trata de creer ambas cosas al mismo tiempo. Que hay algo y no hay nada. ¿De qué serviría en nuestro día a día? Probablemente, uno alcanza la máxima virtud cuando vive de la misma forma tanto si cree que hay vida en el más allá y un Dios que le juzgará como si piensa que no hay nada, que uno cierra los ojos y se acabó la película, sin salvación ni condena. Si bajo ambas premisas el comportamiento y valores con los que uno vive son los mismos, esa persona estará actuando libre de coacción, manipulación, presunciones o posibles falsas creencias. Y no está reñido con cualquier modo de fe. Vivo hoy según mi fe por lo que al presente le reporta, no por lo que al futuro pueda suponerle. Lograrlo hace a una persona completamente dueña de su libertad y la lleva a vivir una vida plena, sin importarle lo que vendrá, o no vendrá, después. Alguno esgrimirá que en eso consiste la salvación. Puede ser. No me lo planteo.
Lo que sí sé es que vivir de un mismo modo haya o no haya vida después obliga a una persona a alinear sus creencias religiosas y las humanas, los mandatos divinos y los derechos terrenales, y que su fe en Dios, en caso de darse, coincida con la naturaleza que ese Dios le ha dado. Somos seres humanos. Y pienso humildemente que, de existir un Dios, lo único que espera de nosotros es que nos comportemos como tales.

LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO

col juliani

Una de cada tres personas en el mundo vive en un país sin libertad religiosa y 38 países sufren persecución o discriminación, según revela el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2016, elaborado por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
El estudio analiza la situación de la libertad religiosa en los 196 países que existen y constata que, durante el periodo analizado –desde junio de 2014 hasta el mismo mes de 2016–, el 20% de los países han sido escenario de «graves ataques» a la libertad religiosa.
En concreto, pone de manifiesto que 38 países padecen estas violaciones, de entre los cuales 23 sufren persecuciones –esto es que «existe una campaña activa para exterminar, expulsar o someter a un determinado grupo religioso»– y 15, discriminación derivada de la aplicación de leyes que marginan a los fieles de una religión. Pertenecen al primer grupo de países, aquellos cuyos habitantes son perseguidos por profesar una determinada creencia, entre otros, Afganistán, Arabia Saudí, Corea del Norte, China, Irak, Kenia, Libia, Nigeria, Siria y Somalia. Mientras, entre los discriminatorios, se encuentran Argelia, Egipto, Irán, Kazajastán, Maldivas, Qatar, Turquía, Ucrania y Vietnam.
En cualquier caso, de los datos se desprende que en la mitad de estos 38 países la situación se ha mantenido estable en los últimos dos años y en un 8% incluso ha mejorado. El informe señala además que los gobiernos no son los principales responsables de la persecución, sino agentes no estatales como organizaciones terroristas o fundamentalistas. Precisamente, el informe denuncia que uno de cada cinco países en el mundo ha sufrido ataques islamistas radicales y califica de «genocidio» las matanzas llevadas a cabo por el autoproclamado Estado Islámico en Siria e Irak. «Desde 2014 estamos asistiendo a un nuevo fenómeno de violencia sin precedentes calificado como hiperextremismo islamista», advierten los autores. En Occidente, añaden, este «hiperextremismo» corre el riesgo de desestabilizar el tejido social, pues algunos países que han sido víctimas de ataques de fanáticos asisten ahora al auge de «grupos populistas», así como al surgimiento de «discriminación y violencia». Asimismo, precisa que el cristianismo es la religión más perseguida del mundo y que 334 millones de cristianos viven aún hoy en alguno de estos 38 países

CONTRA TODO DERECHO Y HUMANIDAD

José Carlos García Fajardo, Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)


La Federación Internacional de los Derechos Humanos denunció que el gobierno de Estados Unidos se ha negado a considerar a los presos de Guantánamo como prisioneros de guerra y no les ha sido imputado crimen alguno.
Guantánamo es el nombre de la localidad donde se levanta la base que Estados Unidos controla en suelo cubano desde hace 90 años. El primer contingente de 680  prisioneros llegó a esa base el 11 de enero de 2002. Desde entonces, los prisioneros han permanecido detenidos en calidad de “combatientes ilícitos”, lo que según Washington le permite desoír el contenido de la Convención de Ginebra, de 1949, sobre la detención y tratamiento de los prisioneros de guerra. 


La desesperante situación de los presos de Guantánamo intentaron apoyarla en el marco de la política exterior que emprendió George W. Bush. Necesitaba un casus belli que le llegó con los  ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono. Hoy nadie duda de que entonces los arsenales de armas así como la industria pesada norteamericana estuvieran preparados para la “reconstrucción” de un país de Oriente Medio que antes tendrían que invadir. De hecho se bombardearon instalaciones claves en Iraq previamente seleccionadas para ser “reconstruidas” por el club de los socios de la familia Bush. Fue la puesta en escena de una cruzada de invasión, cambio de regímenes, ocupación e imposición de la democracia liberal, tal como lo entendían Bush y los halcones de la Casa Blanca en su día, y hoy amenaza con imponerse por el siniestro equipo de gobierno que anuncia el Presidente Trump. 

Los reclusos en Guantánamo nunca fueron tratados como “prisioneros de guerra”, porque implicaría protección y respeto a sus derechos. Tampoco como “delincuentes” o “criminales”, lo que representaba el derecho a un rápido y justo juicio frente a un jurado imparcial, además de un abogado que los defendiera. Las pocas imágenes que conocimos del campo consternaron a la opinión mundial. Se los vio llegar con los ojos tapados, los pies encadenados, maniatados, y en permanentemente posición de rodillas. Y en un evidente estado de confusión, desorientación y anonadamiento producto de las drogas con las que fueron tratados, según confesión de algunos pocos liberados, de algún capellán militar y por la denuncia de Amnistía Internacional, entre otras organizaciones. También la gran prensa norteamericana denunció este terror, empezando por The New York Times, que lo llamó “El escándalo en Guantánamo” 
Entre los presos también se produjeron más de 50 intentos de suicidio, y algunos de los liberados permanecen con secuencias mentales y físicas irreparables.

La Federación Internacional de los Derechos Humanos denunció que el gobierno de Estados Unidos se ha negado a considerar a estos presos como prisioneros de guerra y no les ha sido imputado crimen alguno. Estados Unidos está vinculado por la normativa internacional en materia de derechos humanos y por la ley humanitaria internacional, en particular el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Tercer Convenio de Ginebra, que ha ratificado en ambos casos.
El  Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos determinó que los presos de Guantánamo tienen derecho a ser protegidos por esos instrumentos jurídicos. El Convenio de Ginebra exige que los presos sean tratados sin crueldad. Pero, “Las apretadas jaulas metálicas recalentadas por el sol tropical de la base de Guantánamo parecen ser de otra época más brutal”, escribió un periodista inglés. “Es una especie de GULAG caribeño y causaría inquietud si fuera de cualquier otro país”. Todos son musulmanes. Los presos no saben dónde están. Los están interrogando las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia yanquis al mando del general Miller que fue enviado a Bagdad para endurecer los sistemas de interrogatorio “como hacemos en Guantánamo con gran eficacia”. Recordemos el espanto de las torturas en la prisión militar norteamericana de Abu Ghraib, en Iraq y denunciada por una cadena de televisión en 2004. Su nombre, Camp redemption.

La Convención de Ginebra dice que los prisioneros de guerra no tienen que someterse a la interrogación. Pero  Estados Unidos considera que sacarles información era crucial para la “guerra contra el terrorismo”.
¿No es el deber de toda la gente de conciencia oponerse a los crímenes que se cometen en Guantánamo? Esa fue la promesa que hizo el Presidente Obama desde la campaña que le llevó a su primera elección y que volvió a repetir en la segunda. Pero los poderes fácticos, los lobbies y la entraña que mueve y lleva a la presidencia de EEUU de un tipo como Donald Trump, ha impuesto que hombres sin ser juzgados todavía sigan en ese infierno de Guantánamo, desde aquel nefasto 11 de enero de 2002. Y nosotros debemos que considerarnos heridos en esa tortura que padecen seres humanos en prisiones clandestinas, centros de tortura en países sin garantías jurídicas manipuladas por agencias incontrolables de los Estados Unidos. 

Entre lo peor y lo peor. Elecciones en Estados Unidos

Arnaldo Zenteno SJ


Y ¿Cuál es el mayor peligro que representa Trump para la Humanidad?
Ahora se escucha decir con frecuencia que Hillary Clinton era una mala opción, pero que Trump es peor. O que la elección era entre lo malo y lo peor. Analizando un poco la trayectoria de los dos candidatos, pienso que es más acertado decir que la elección fue entre lo peor y lo peor de los políticos norteamericanos.
Brevemente veamos algo de Clinton y luego podemos detenernos en las perspectivas con Trump el candidato ganador según su sistema electoral, aunque tuvo un millón menos de votos que Clinton.
HILLARY CLINTON: Representante del imperio estadounidense del dinero y de la violencia
No son pocos los analistas dentro de Estados Unidos que llamaban la atención para el riesgo que suponía la elección de Hillary Clinton como presidenta



1.- «No hay duda de que Hillary es la candidata Wall Street ($). Más peligroso aún es que ella es la candidata del complejo militar-industrial; apoyó todas las guerras solicitadas por el estado de seguridad estadounidense, dirigido por los militares y la CIA». Incentivó las guerras contra Irak, todas las del norte de África y contra Siria. Se jactó de la guerra contra Libia y de la muerte de Kadaffi. Con su papel como Secretaria de Estado fortaleció esa línea de Obama, que a excepción de las relaciones con Cuba, continuó con la misma lógica belicista de Bush. Fue aún peor, diría por ejemplo, un verdadero criminal de guerra, pues por estricta orden personal suya mandó atacar con drones y aviones no tripulados a los líderes árabes, acabando con la mayoría de ellos (Sachs p.476-477).
Siendo todavía Secretaria de Estado intentó reiniciar la Guerra Fría con Rusia, a propósito de la conquista de Crimea y de la guerra en Ucrania. El balance final que hace Sachs de las acciones torpes de Hillary como Secretaria de Estado es devastador: «desde cualquier punto de vista que consideremos, ella batió el record de los desastres» (www.JeffDSachs.com). Con la victoria de Trump, nos liberamos del liderazgo guerrerista, el de Hillary, que como política de estado había elegido la violencia militar como forma de resolver los problemas sociales mundiales.( Leonardo Boff opina que Hillary es peor…)


2.- A lo anterior se añade la desconfianza que generó Hillary, con toda razón, por la tan grave imprudencia en una estadista, al usar su correo personal para asuntos muy graves de la política norteamericana- más riesgo, pues son más fácilmente descifrados por los piratas cibernéticos.
3.- También hay claras sospechas del mal uso de su influencia para fortalecer económicamente la Fundación de su esposo el expresidente Clinton.


PERO SIN DUDA EL PELIGRO MAS GRAVE ERA SU ACTITUD GUERRERISTA PARA IMPONER EL DOMINIO ECONOMICO Y POLITICO DE ESTADOS UNIDOS EN EL MEDIO ORIENTE ( y donde hiciera falta)
TRUMP: SU PERFIL, SUS ANTIVALORES, Y ¿QUÉ ES LO MÁS PELIGROSO…?
1.- MULTIMILLONARIO DESHONESTO QUE NO PAGA LOS IMPUESTOS. IMPREVISIBLE E IMPULSIVO. INCONTROLABLE AUN POR SU PROPIO PARTIDO.
2.- SUEÑA CON QUE ESTADOS UNIDOS SEA OTRA VEZ EL PAÍS MÁS PODEROSO. PROPUGNA UNA POLITICA ECONOMICA PROTECCIONISTA Y QUE ROMPA LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO. ES UNA INCOGNITA CÓMO ACTUARÁ EN LOS CONFLICTOS DEL MEDIO ORIENTE Y EN CONCRETO CON IRAN Y EN SIRIA.
3.- ES MISOGINO SIN RESPETO A LAS MUJERES.


4.- ES CLARAMENTE ANTI EMIGRANTES. PARTE MUY PRINCIPAL DE SU CAMPAÑA.
5.- PERO TODAVIA HAY UN PELIGRO MAYOR PARA LA HUMANIDAD: SU ACTITUD Y TOMA DE POSICIÓN QUE NO RECONOCER LA GRAVEDAD DE LA CRISIS CLIMÁTICA, QUE LLAMA INVENTO DE CHINA, Y QUE NO ESTÁ DISPUESTO A CUMPLIR CON LOS ACUERDOS MINIMOS DE PARÍS PARA DETENER AUNQUE SEA DEBILMENTE LA CONTAMINACION AMBIENTAL ADEMAS VA A INCENTIVAR LA PRODUCCIÓN DEL PETROLEO Y EL CARBÓN TAN CONTAMINANTES. (Así opina Chomsky Analista)
5.-TRUMP ESTÁ FORMANDO SU GABINETE CON GENTE DE LA EXTREMA DERECHA DEL PARTIDO REPUBLICANO. En EU inician el asalto al poder los racistas y extremistas vs. Migrantes vs acuerdo con Irán y por mayor control de la Seguridad Nacional y espionaje y aun tortura
Jeff Sessions quien ha sido designado como su Fiscal General. El siempre ha negado toda posibilidad de legalizar la situación de los Migrantes en EU, pues considera que los inmigrantes “no tienen Derechos Constitucionales”. ( En EU hay 11 millones de Migrantes indocumentados)


Otras designaciones que mandan una poderosa señal, son la de Mike Pompeo miembro del Tea Party, que es la extrema derecha del partido republicano, como nuevo director de la CIA. También es señal negativa el nombramiento del general retirado, Michael Flynn, como asesor de Seguridad Nacional. Flynn tiene una posición extremista contra la comunidad musulmana a la que no se han cansado de criminalizar. Y es muy grave su posición favorable hacia el espionaje masivo y su justificación de la práctica de la tortura
6.-En esto que he puesto arriba, se puede describir el perfil de Trump como presidente de Estados Unidos, y los antivalores que defiende. Creo que se entiende bien cada frase que lo describe. Pero para captar mejor el peligro que ya a lo inmediato representa Trump, conviene añadir algunas reflexiones sobre los Migrantes.
MIGRANTES: a) Es grave su amenaza de deportar millones de Migrantes con lo que implica de inseguridad, de división de las familias, de la disminución de las remesas, del mayor desempleo en su país de origen etc.


b) También muy grave el que quiera deportar a Maras presos en cárceles de EU…así en los años 90, de Pandilleros presos en E. U. deportados a El Salvador, nacieron las Maras…
c) El Muro… se teme que quiera cumplir su amenaza de que México pague al Muro, al poner impuestos a las Remesas.
Nota final: Ante todo esto estar bien informados, Analizar, Orar, Reflexionar, Actuar en lo que nos toca – y conocer y apoyar lo que se está haciendo para detener esta avalancha. Arnaldo Zenteno S.J. Desde la Mesa CEB de Profetismo y Compromiso Ciudadano.20-XI-16

LA MUERTE MORAL

Jaime Richart
He observado a lo largo de mi vida (que no es precisamente corta) en las personas comunes, que a su muerte física precede durante un tiempo, a veces prolongado, su muerte moral. Y ello sin signos exteriores, ni orgánicos ni psíquicos. Sencillamente han renunciado a la vida antes de que la muerte les eche de ella, suavemente… o a patadas. Y digo que eso sucede entre las personas comunes y no en las opulentas, porque en estas la mera posibilidad de acrecentar o de defender sus fortunas suele ser estímulo bastante para apegarse a la vida hasta el último sus­piro; estímulo que no creo aventurado decir que a esos años a veces funciona también como castigo inherente a la codicia. Dejar mucha riqueza en la antesala de la muerte, sin duda debe ser mucho más penoso que dejar poco o nada…

La muerte moral de la que hablo se refleja en el visible desasi­miento y desapego del individuo que ha alcanzado las eda­des del último tramo de la vida, a lo que no es su más es­tricta inmediatez. No hay nada que atraiga su atención: la sensa­ción de monotonía, el dejà vu, el tedio son el motor gri­pado del deseo de acabar. Y no les falta razón. Por muy vivaces que seamos, por mucha energía que hayamos acumulado, por muchos afectos que disfrutemos o por mucha imaginación que conservemos, esa vida moral tiene un tiempo que ordinaria­mente no coincide con los designios de la vida orgánica y tarde o temprano se pne de manifiesto. La oxidación por la acumula­ción de las vivencias y el moho espiritual de quizá tanto desengaño, actúan como la carcoma en la madera…
Ésta es la razón por la que percibo yo en el entusiasmo de la Ciencia que trata de prolongar la vida al ser humano con sus te­jemanejes biológicos y celulares, una visión neutra, aséptica, de la vida humana propia de la fase infantil de la consciencia. Y en todo caso, en línea con una paradoja entre dramática y ridí­cula: por un lado están, la Medicina y nosotros mismos em­peñados en revivificar nuestro cuerpo con recursos varios entre una incesante oferta de estímulos, actual y principalmente tec­nológicos, y por otro está el aliento de un sistema que empo­brece la vida afectiva real, induce al suicidio a los mayores y de­nigra los valores humanos de siempre. Y todo, mientras el sub­consciente recibe el atronador mensaje de un inexorable deterioro del planeta, que no hace abrigar esperanzas de alcan­zar una vida colectiva de superior rango, a no ser en otra dimen­sión.
Pues en su conjunto, esta visión mía personal acerca de la vida vida individual situada en sus confines, la veo asimismo en el rebaño o en la manada humana. Me refiero a un visible lan­guidecer del alma de la sociedad y un oscurecimiento paté­tico de la cultura occidental plasmados en una psicología deca­dente y crepuscular que, pese al ruido ensordecedor del pro­greso tecnológico, o incluso por culpa de él, quedan sofocados precisamente los intentos de vida interior y removidas las exce­lencias de la vida moral que dan a su vez vida a la orgánica.
Hay, en fin, tantos avisos, tantas señales, tantos motivos para pensar que la humanidad se está yendo sin remedio por los sumi­deros de la Historia, que no me extraña que sociobiólogos pronostiquen desde hace tiempo el suicidio de la especie humana, del mismo modo que ─realidad o mito─ periódica­mente los lemmings, desde un acantilado, se arrojan al mar… 

Domingo 27 de noviembre, 1 Adviento – A (Mateo 24,37-44): Con los ojos abiertos

José Antonio Pagola

Las primeras comunidades cristianas vivieron años muy difíciles. Perdidos en el vasto Imperio de Roma, en medio de conflictos y persecuciones, aquellos cristianos buscaban fuerza y aliento esperando la pronta venida de Jesús y recordando sus palabras: «Vigilad. Vivid despiertos. Tened los ojos abiertos. Estad alerta».
¿Significan todavía algo para nosotros estas llamadas de Jesús a vivir despiertos?
¿Qué es hoy para los cristianos poner nuestra esperanza en Dios viviendo con los ojos abiertos?
¿Dejaremos que se agote definitivamente en nuestro mundo secular la esperanza en una última justicia de Dios para esa inmensa mayoría de víctimas inocentes que sufren sin culpa alguna?
Precisamente, la manera más fácil de falsear la esperanza cristiana es esperar de Dios nuestra propia salvación eterna mientras damos la espalda al sufrimiento que hay ahora mismo en el mundo. Un día tendremos que reconocer nuestra ceguera ante Cristo Juez: ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Este será nuestro diálogo final con él si vivimos con los ojos cerrados.
Hemos de despertar y abrir bien los ojos. Vivir vigilantes para mirar más allá de nuestros pequeños intereses y preocupaciones. La esperanza del cristiano no es una actitud ciega, pues no olvida a los que sufren. La espiritualidad cristiana no consiste solo en una mirada hacia el interior, pues su corazón está atento a quienes viven abandonados a su suerte.
En las comunidades cristianas hemos de cuidar cada vez más que nuestro modo de vivir la esperanza no nos lleve a la indiferencia y el olvido de los pobres. No podemos aislarnos en la religión para no oír el clamor de los que mueren diariamente de hambre. No nos está permitido alimentar nuestra ilusión de inocencia para defender nuestra tranquilidad.
Una esperanza en Dios que se olvida de los que viven en esta tierra sin poder esperar nada, ¿no puede ser considerada como una versión religiosa de un optimismo a toda costa, vivido sin lucidez ni responsabilidad? Una búsqueda de la propia salvación eterna de espaldas a los que sufren, ¿no puede ser acusada de ser un sutil «egoísmo alargado hacia el más allá»?
Probablemente, la poca sensibilidad al sufrimiento inmenso que hay en el mundo sea uno de los síntomas más graves del envejecimiento del cristianismo actual. Cuando el papa Francisco reclama «una Iglesia más pobre y de los pobres», nos está gritando su mensaje más importante e interpelador a los cristianos de los países del bienestar.

Domingo 27 de noviembre de 2016, 1º de Adviento


1 AdvientoA1
Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa; Virgilio, obispo (784)
Hoy comienza el «año litúrgico», que no coincide con el año civil, ni con el curso lectivo, ni tal vez con el «ejercicio económico anual»… El año litúrgico es una periodización propia de la Iglesia católica.
Comienza con el tiempo de «adviento», uno de los varios que lo componen… «Ad-viento», apócope de «ad-venimiento», significa venida, llegada, y alude a «la venida de Cristo», que, bíblicamente hablando, son dos: la venida que ya tuvo lugar, que celebraremos en Navidad, y la futura, la llamada «segunda venida» de Jesús, «en poder y majestad», que, en la visión clásica tradicional, pondrá fin al mundo, inaugurará el «juicio final» o «juicio de las naciones», y abrirá la era definitiva, el «nuevo eón», la «vida eterna» beatífica para los salvados, y el sufrimiento eterno en el infierno para los «condenados». Todo ello, dicho en el lenguaje clásico tradicional religioso cristiano. Pero, ¿qué creemos hoy, realmente, de todo ello? ¿Cuánto de todo ello lo creemos sólo «simbólicamente», con un contenido de significado muy diferente del literal? ··· Ver noticia ···

El preocupante silencio de los obispos

José M. Castillo, teólogo

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Fuente: Teología sin censura
Es un hecho que hay asuntos importantes, que afectan a la vida nacional o a grandes sectores de la población, en los que los obispos no se callan. Baste pensar en asuntos que afectan a la moral pública, como puede ser el tema del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo o los privilegios legales y fiscales que afectan a la Iglesia. Y no hay que insistir en el empeño responsable de nuestros Prelados por difundir la religiosidad y las creencias cristianas, cosas que tanto bien hacen a no pocos sectores de la sociedad. Sabemos de sobra que, en estos casos (y otros que se podrían señalar), hay obispos – o incluso la Conferencia Episcopal en pleno – que se pronuncian con decisión y, en algunos casos, con una energía que llama la atención.



Por supuesto, los obispos – como los demás ciudadanos – tienen perfecto derecho a manifestar en público sus ideas, sus convicciones y, en general, aquellas cosas con las que están o no están de acuerdo. Lo que resulta aún más comprensible, si tenemos en cuenta que los obispos, como dirigentes y además responsables en el gobierno de la Iglesia Católica, tienen por eso mismo el derecho y el deber de orientar a la sociedad en aquellas cuestiones que, desde las creencias cristianas, inciden en la vida de los individuos y de la sociedad en asuntos muy determinantes para la ciudadanía, como tales ciudadanos y, además, como personas que tienen el derecho y el deber de cumplir con sus obligaciones religiosas.
Pero ocurre que, en la situación tan amplia y tan problemática, que acabo de plantear, tienen una importancia decisiva, no sólo las cosas que se dicen, sino también las que no se dicen. Como bien sabemos, a veces sucede que un silencio resulta más elocuente que mil palabras. En este sentido – y desde este punto de vista – hablo aquí del preocupante silencio de los obispos.


No me refiero, ni puedo referirme, a todos los obispos. El episcopado español es lo bastante numeroso como para que en él haya hombres de las más diversas mentalidades y formas de vida, dentro de lo que permite la condición de “obispo de la Iglesia Católica”. Como también es verdad que, a veces, los medios de comunicación conceden más o menos importancia a una determinada noticia según la mentalidad o las conveniencias de quien difunde los hechos y las ideas ante la opinión pública.
Todo esto es así. Pero precisamente porque es así, por eso mismo resulta tan preocupante el hecho de que los obispos españoles no se pronuncien, como tendrían que hacerlo, en asuntos muy graves, que afectan a grandes sectores de la población, y en los que una palabra autorizada, como lo sigue siendo (para esos asuntos) la palabra del episcopado o el pronunciamiento de un determinado obispo en ciertos casos.

Basta poner algunos ejemplos, para hacerse una idea más concreta de la gravedad del asunto. Ahora mismo están en juego, en España, problemas tan graves como el futuro de las pensiones de ancianos, viudas y huérfanos. ¿Y no tienen nada que decir nuestros obispos, al menos en las rayas rojas de mínimos que los legisladores nunca deberían traspasar? ¿Tampoco tienen nada que decir cuando se trata de gestionar la economía de manera que la consecuencia es que cada año la distancia entre los más ricos y los más pobres resulta más asombrosa? ¿Ni se les ocurre nada para quejarse – al menos “quejarse” – de la cantidad de familias que tienen que vivir de la limosna, buscar algo de comida en los contenedores de basura o sencillamente acostarse sin cenar? ¿Ni existe un pronunciamiento religioso a favor de los refugiados que aquí no encuentran refugio, ni de los jóvenes que aquí no encuentran trabajo, ni futuro, ni esperanza de una vida digna? Por no hablar de la cantidad de años que los jerarcas de la Iglesia se han callado los abusos que no pocos clérigos han cometido contra menores. Y en esto – también hay que decirlo – lo más doloroso es que la imposición del silencio venía de Roma (eran otros tiempos).

Porque lo que más importaba no eran los derechos de las víctimas, sino la “respetabilidad” de los clérigos.
Y a estas alturas, no faltan obispos que ponen el grito en el cielo cuando alguien se pone a defender los derec hos de personas homosexuales, feministas, transexuales…. ¿No se les cae la cara de vergüenza a los sedicentes “hombres de Dios”, cuando desde tales posturas nos quieren hablar precisamente de Dios? ¿De qué Dios nos están hablando? ¿Del Dios de los palacios episcopales, las vestimentas doradas, los títulos y las reverencias que pretenden promover entre la gente una “mentalidad sumisa” para que no haya “desorden” y todo siga tal como está?

No sigo. Con lo dicho, basta para ponerse a pensar a fondo en el problema que tenemos que afrontar quienes, a pesar de todo, queremos seguir creyendo en el Evangelio. He sufrido “de la Iglesia y por la Iglesia” más de lo que algunos se imaginan. Porque quiero a esta Iglesia, que, a pesar de todo, me ha conservado la “memoria peligrosa” del Evangelio. Y por eso – precisamente por eso – no me callo. El día que perdamos el miedo a la libertad, sin duda alguna, empezaremos a trazar un camino con menos sufrimiento y más esperanza.