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miércoles, 7 de septiembre de 2016

Primera profesión religiosa de Alberto Arteaga Carrasco

- Por: Redacción



Será el próximo jueves 8 de septiembre en Genzano (Roma) cuando Alberto celebre este importante paso en su vida como Salesiano de Don Bosco.









El próximo jueves 8 de septiembre, la Parroquia de la Santísima Trinidad de Genzano de Roma acogerá la celebración de la Primera Profesión como Salesianos de Don Bosco de 13 novicios de cinco países distintos: Italia (5), Croacia (5), Hungría (1), Portugal (1) y España (1).
Damos gracias a Dios por haber suscitado en estos jóvenes la vocación salesiana y, de forma especial, nos alegramos por el importante paso vocacional de Alberto Arteaga Carrasco, joven de nuestra Inspectoría “Santiago el Mayor”, que emitirá sus primeros votos en la Congregación bajo el lema “Porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5).
Alberto es natural de Campo de Criptana (Ciudad Real, 1990). Durante toda su vida ha estado ligado a la Parroquia de su pueblo “Asunción de Nuestra Señora”, donde ha sido también animador y catequista. Está graduado en Magisterio por la Universidad de Castilla-La Mancha y, durante el curso 2014-2015, realizó el prenoviciado en la Casa de Orientación Vocacional de Carabanchel, en Madrid.
El comunicado completo del Coordinador inspectorial de Animación Vocacional, Xabier Camino, junto con un saludo del propio Alberto, se pueden consultar en el documento adjunto.

PERÚ: DESAFORTUNADAS DECLARACIONES DEL CARDENAL CIPRIANI

col mariano

Desde que fue nombrado arzobispo y  cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani utiliza con frecuencia las celebraciones litúrgicas en la catedral para emitir opiniones que tienen más relación con el momento político del Perú que con las lecturas bíblicas de la festividad. Tiene también a su disposición los sábados por la mañana un espacio en Radio Programas del Perú (RPP) con cobertura nacional  titulado “Diálogos de fe”.
Dada su condición de miembro relevante del Opus Dei, desde esas y otras tribunas el Cardenal no ha escatimado su adhesión a las posiciones políticas y religiosas más reaccionarias. Sus más recientes  intervenciones han provocado críticas y comentarios que lo han obligado a retractarse, pero con el agravante de que sus declaraciones son tan confusamente ambiguas que empeoran lo que dice que no quiso decir.
El 28 de julio, fecha de conmemoración de la independencia del país en 1821, se celebra en la catedral de Lima una misa y Te Deum con asistencia de las autoridades religiosas, políticas y militares. Durante la homilía, el Cardenal rechazó una vez más la unión civil entre personas del mismo sexo; y ante la anunciada movilización para el 13 de agosto en rechazo al feminicidio, discriminación y violencia contra la mujer bajo el lema “Ni Una Menos” y habló de la ideología de género, sobre la que se pronunció abiertamente: “Las campañas para dañar la dignidad de la mujer en su ser mujer y madre queriendo imponer la llamada ideología de género, no son humanas”.
Este pronunciamiento público en un acto religioso-político al más clásico estilo del nacional-catolicismo mereció el comentario en el diario El Comercio de la historiadora María Emma Manarelli, directora de la maestría de género de la Universidad  Mayor de San Marcos: "La campaña del 13 de agosto busca parar la violencia, humanizar a la mujer, llamar la atención de las autoridades acerca de cómo no puede seguir existiendo esta manera de pensar doméstica que oprime a las mujeres, no solo en casa, sino también en autoridades públicas".
 Pero lo que ha llamado más la atención de los últimos días ha sido la frase pronunciada en el espacio “Diálogos de fe” del sábado 30 de julio: “Las estadísticas nos dicen que hay abortos de niñas, pero no es porque hayan abusado de ellas, sino muchas veces porque la mujer se pone como en un escaparate, provocando”.
Ese mismo día, la recientemente nombrada Ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ana María Romero Lozada, comentó ante los medios limeños: “Rechazo una declaración de esa naturaleza, pues les quita responsabilidad a los agresores. En el Perú cada día hay 4 madres de entre 11 y 14 años. ¿Acaso esas niñas se ponen en un escaparate?”
Ante la reacción negativa de varios congresistas, ministros  y representantes de instituciones en los medios masivos, al Cardenal no le quedó más remedio que reconocer su error y tratar de relativizar sus declaraciones. Esto fue lo que dijo desde un albergue que acoge a jóvenes madres víctimas de violencia y abandono, en un enlace televisivo concedido por el programa de RPP Noticias el viernes 5 de agosto:
"En primer lugar en estos días, ha habido toda una comunicación en los medios y yo lo que quiero decir aquí, porque aquí es donde se dicen las cosas, es que les pido perdón a quien pueda haber sido maltratada, a quien pudo haberse sentido ofendido con unas opiniones o declaraciones que son desafortunadas, como dije; equivocadas, vuelvo a repetir. Pero siempre y de manera clara es evidente que no ha habido la menor intención porque toda mi vida me he dedicado a ayudar y apoyar a la mujer, desde su momento más inicial y su momento más difícil".
"Quiero, con toda claridad, rechazar de parte mía cualquier violencia y cualquier trato que menosprecie a la mujer por su condición de mujer. Realmente he estado fastidiado leyendo y escuchando interpretaciones que, utilizando una frase totalmente desafortunada y equivocada, pretenden criticar de una manera francamente baja, la responsabilidad que tengo como pastor, como hombre, como peruano y como persona, de defender y proteger a la mujer siempre. Por lo tanto, no hay matices, no hay excusas para ningún tipo de maltrato contra la mujer. Este es mi pensamiento y esto es lo que he tratado siempre de explicar en todas las ocasiones, sean escritas, sean habladas o sean predicadas”.
“Jamás se me ocurrirá a mí ofender o maltratar a la mujer, por eso con toda la veracidad y fuerza que pueda imprimirles, les pido perdón a ellas que están aquí, si se han sentido ofendidas con esa nobleza de una familia, una mamá, una chica en dificultades, siempre la Iglesia tendrá una enorme comprensión y un lugar en su corazón para ellas”. 
El rechazo a las más recientes y desafortunadas declaraciones públicas del arzobispo y cardenal de Lima han generado una presencia del tema en las redes sociales, en las que están circulando cartas dirigidas al papa Francisco para que lo antes posible encuentre para el cardenal Cipriani un destino que no le permita hacer tanto daño a su cada vez más reducida feligresía.

Mariano Martínez Dueñas

BARULLOS INTERIORES

col aleixandre

¿Qué tienen que ver entre sí Gregorio el Sinaita, monje bizantino del monte Athos del s. XIV, Sri Aurobindo, sabio hindú muerto en el pasado siglo y Thich Nhat Hant, maestro zen vietnamita, autor actual de numerosos libros? Más allá de la diversidad de sus culturas y épocas, los tres coinciden en señalar la importancia de aquietar ese barullo de pensamientos, juicios, ideas y cavilaciones que nos habitan y que, como una marea incontrolable, nos arrastra como las olas a una botella vacía.
“Me avergüenzan mis pensamientos, -se queja un orante anónimo del s. X.- vagan por sendas torcidas mientras rezo los salmos; ante los ojos del Dios verdadero se agitan. Sin barcas cruzan los mares, desde la tierra hasta el cielo llegan a mí con rápidos brincos. Van en loca carrera en torno a mí o por tierras lejanas en vertiginosa huida y luego me vuelven. Aunque los quisiera atar y les pusiera grilletes no gustarían de un breve reposo. Ningún cerrojo ni cárcel del mundo, ni fortalezas, ni mares detienen su vuelo…”
“Ya estamos con el rollito del mindfulness ese, que me tiene hasta la coronilla”, estará pensando más de uno. “Vaya hartura de modas orientales, y todo desde que Richard Gere se declara budista…”. “A esos, antes de ponerse a hablar de la atención plena, les ponía yo a rezar los quince misterios del rosario…”
Me permito avisar a estos escépticos de que sus resistencias les vienen de su ignorancia acerca de la importancia que da el NT a esos murmullos oscuros de retorcimiento, doblez y descontento y que salen al exterior en forma de crítica, protesta o murmuración: “Del corazón salen los pensamientos malvados (dialogismoi)” (Mt 15,19)
“Estaban allí sentados unos letrados que murmuraban para sus adentros…” (Mc 2,8). Discutían los discípulos sobre quién era el más importante y Jesús “conociendo los pensamientos de sus corazones, tomando un niño lo puso en medio…” (Lc 9,46). Santiago observa las actitudes discriminatorias de los que tratan bien a los ricos y desprecian a los pobres (“siéntate cómodamente aquí”, “quédate ahí de pie…”) y deduce que ese comportamiento procede de sus “pensamientos perversos” (San 2,4).
Jesús dirige a los suyos este reproche en uno de los relatos de apariciones: “¿Por qué suben esos dialogismoi a vuestros corazones?” (Luc 24,38) y la imagen espacial (algo sube de lo más hondo del corazón de los discípulos…), hace pensar en una incredulidad agazapada en lo profundo que asciende y ocupa el espacio que debería abrirse a la alegría del Resucitado.
Como aquel salmista que suplicaba a Dios: “¡Que te sean gratos los pensamientos de mi corazón!” (Sal 19,15), necesitamos contagiarnos de su deseo de aquietar y silenciar esos murmullos indeseables que amenazan con ocupar nuestra interioridad. Contamos para ellos con la complicidad del “Dulce Huésped del alma”, el único capaz de sosegar y acallar el barullo de nuestro corazón.

Dolores Aleixandre
ALANDAR 

OBISPOS POCO REALISTAS

col luque
  
En estos meses se divulgará el último documento publicado por los  obispos españoles: “Jesucristo, salvador del hombre y esperanza del mundo”. Pretendo señalar algunos de sus aspectos mejorables  desde la teología progresista del siglo XXI.  Les recuerdo unas luminosas palabras de Guillermo Rovirosa, fundador de la HOAC, en una carta que escribió a un seminarista  catalán y con las que,  en el pasado mes de julio, iniciábamos en Salamanca el Curso de Verano de la HOAC: “La gran dificultad para el contacto de un sacerdote y un obrero es establecer el diálogo sobre el tema religioso. Pues resulta que el obrero  (o el laico)  solo sabe hablar en el lenguaje habitual de la vida ordinaria, y el cura (o el obispo) solo sabe hablar el lenguaje eclesiástico. Y para que los dos se entiendan es necesario, en primer lugar que hablen un lenguaje común. En caso contrario se llega necesariamente a un diálogo de sordos… La solución a este problema es que el cura (o el obispo) aprendan a hablar  el lenguaje ordinario… El Nuevo Testamento nos ayuda a  reencontrar el lenguaje perdido”.
Estamos llamados a  descubrir una nueva forma de hacer teología. Nuestro lenguaje sobre Dios no puede ser atemporal y  alejado de la realidad. Una parábola de Buda de hace ya 2.500 años nos da que pensar: Una persona recibió un flechazo mientras atravesaba un bosque. Cuando sus amigos  quisieron ayudarle, no permitió que le quitaran la flecha hasta  saber quién había disparado, su nombre, edad, pueblo… e insistió en saber si las plumas de la flecha eran de buitre, cigüeña o halcón.
Esta parábola era una crítica mordaz de Buda contra la teología de los brahanes de su tiempo y sus abstractas especulaciones metafísicas que no tenían ninguna importancia en la praxis. Buda llamó a todos a que respondieran al sufrimiento humano con compasión y misericordia, y sin demora. Hace unos días me encontré en Madrid con un obispo amigo y le pregunté su opinión sobre el documento que comentamos. Me decía que lo veía en un  lenguaje demasiado técnico e incomprensible. Alejado de la realidad concreta. Al lado de los escritos del papa Francisco, tan realistas y catequéticos, la instrucción de nuestros obispos se nos cae de  las manos, me aseguraba el obispo.
Cuando la casa está ardiendo solo tenemos tiempo para salvar lo esencial. Cuando la humanidad y la naturaleza se encuentran en una crisis profunda, e inmersas en la desigualdad y la exclusión, necesitamos elaborar teologías que aborden la situación de la crisis de la humanidad y de la creación. Nos dice el papa Francisco que  el llanto de la naturaleza está ligado al llanto de los pobres.  Puede  ser apasionante discutir sobre el arrianismo, el docetismo, el adoptionismo, el dogma de Cristo, el gnosticismo, el Jesús histórico y el Cristo de  la fe,  los métodos histórico-críticos en el estudio de la Biblia, lo misterios helenistas, el uno en lo múltiple (del Cusano o de Melloni) o la ciencia de las religiones. Pero todas estas preocupaciones doctrinales han de pasar a segundo plano ante la magnitud de los problemas que afronta la humanidad: desigualdad, exclusión, violación  de los derechos humanos y los derechos de la madre Tierra, los problemas medio ambientales, la tercera guerra mundial a trozos (como dice Francisco), el hambre, el terrorismo, etc. Desgraciadamente gran parte de la teología actual evade estos temas. Una teología que se limita a  explicar  e interpretar aspectos doctrinales del cristianismo no sirve a la humanidad. Necesitamos volver la mirada al mundo e intentar responder a aquellas cuestiones cruciales de los seres humanos. Hay que mojarse… Existe un abismo entre la llamada teología clásica y la experiencia real cotidiana de la vida y de las luchas  que implica. ¡Superemos las teologías de escritorio!,  nos recomienda Francisco.
Dios se ha identificado con la humanidad (“El Verbo se ha hecho carne”). Exilar a Dios y al prójimo del horizonte de la economía, de la política y de lo social constituye  el mayor desafío para la teología actual. Les recordaba la parábola de Buda. Quinientos años después de Buda, Jesús se identificó con la humanidad sufriente. Nos habló de un Dios que es Padre/Madre, que está profundamente implicado  en la vida  de los seres humanos y en sus sufrimientos. Tenemos un gran mensaje de esperanza para “continuar el camino abierto por Jesús” como bellamente nos dice el teólogo José Antonio Pagola. Un camino que consiste en llevar a la práctica el programa del Nazareno que nos propone  el capítulo 4, 16-21 del Evangelio de Lucas. Texto  que leemos todos los años en la llamada Misa Crismal en Semana Santa y al que nuestros obispos parece que les tienen miedo a explicarlo  y aterrizarlo. Parece que les cuesta trabajo ser contraculturales como lo fue Jesús según nos dice la carta a los Filipenses 2, 5-9 y que también se lee en la citada Misa.
Necesitamos una teología sensible al problema de las desigualdades  existentes en nuestro mundo y en nuestro país. Sensible a la exclusión que tantas muertes ocasiona. Tenemos la tarea de desacralizar “el becerro de oro” del mercado libre, de una economía neoliberal que mata, que produce incontables muertes como nos dice Francisco. La teología ha de intentar constantemente entretejer la cuestión de Dios con los graves problemas que afligen a la humanidad. Nuestra teología no puede ser un entretenimiento intelectual al que no le afectan las urgencias de la humanidad. Ya es hora de que superemos la  consabida definición que ve a la teología como la ciencia que nos plantea unos problemas que a nadie le interesan. La teología europea no tiene futuro a menos que esté dispuesta a entrar en diálogo con las nuevas  teologías que  emergen sobre todo en los países del tercer mundo. No podemos seguir, como denunciaba Jesús, “colando el mosquito y tragándonos el camello”.

José Sánchez Luque
Asociación de Sacerdotes de el Prado

EL BEATO ROMERO Y SANTA TERESA "SON DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA"

religion-digital

Cuando la Madre Teresa de Calcuta ganó el premio Nobel de la Paz en 1979, Mons. Óscar A. Romero de El Salvador, quien había sido nominado ese mismo año para el galardón, le envió un telegrama dándole la felicitación, en que deja saber que el arzobispo comprendió que ambos trabajaban por el mismo fin:
Madre Teresa de Calcuta, India. Alégrome Premio Nóbel condecore en usted [la] opción preferencial [por los] pobres como eficaz camino para la paz. Quienes generosamente deseáronme semejante honor siéntanse igualmente satisfechos [por] haber estimulado [la] misma causa. Bendígola. El Arzobispo. (Homilía del 21 de octubre de 1979.)
La pronto-Santa Teresa y el Beato Romero son ejemplares de la famosa dicotomía de Dom Hélder Câmara: «Cuando doy comida a los pobres me llaman santo. Cuando pregunto por qué son pobres me llaman comunista». La Madre Teresa dio comida a los pobres y será llamada santa; Romero denunció por qué hay pobres, y fue "difamado, calumniado, ensuciado... incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y en el episcopado" (Papa Francisco, Discurso del 30 de octubre del 2015).
En realidad, Romero y Teresa son dos caras de una misma moneda. Ambos comprenden, "la hermosa y dura verdad"-como dice Mons. Romero-"de que la fe cristiana no nos separa del mundo, sino que nos sumerge en él". (Discurso al recibir el «honoris causa» de la Universidad de Lovaina, 2 de febrero de 1980.)
Es necesario, nos dice, salir del templo, del santuario, a la ciudad, a la "polis". Esta es la misma opción por los pobres de Teresa en 1948 cuando abandona el claustro de su convento y sale a las calles de Calcuta a ayudar a los ancianos, a los moribundos, y a los leprosos. Participando de su miseria, cuenta como sentía la tentación de regresar al albergue y la comodidad de su convento, pero tuvo la intuición de que, "Nuestro Señor quiere que yo sea una monja libre, cubierta con la pobreza de la Cruz".
Tanto Mons. Romero como la Madre Teresa tuvieron que rodearse y empaparse en sus ámbitos no religiosos de un mundo sin Dios. A Romero le tocó sortear cadáveres de masacres campesinas, mientras que, la Madre Teresa tuvo que instalarse en un templo de la diosa Kali para dar muertes dignas, con ritos según las devociones de cada persona beneficiada, ya sean hindúes o musulmanes, de India, Pakistán, Etiopía, Tanzania y otros lugares por Asia, África, Europa y Estados Unidos, donde sus misiones la llevaban. En esta inmersión total en esta dura realidad, de privación, lejos del sagrario y el altar, la Madre Teresa sufrió sentimientos de un vacío espiritual, hasta el punto de dudar la misma existencia de Dios.
Sin embargo, su propósito y motivación al emprender esta estancia en la austeridad es precisamente buscar a Dios, y a pesar de las acusaciones contra Mons. Romero de que había traicionado su misión religiosa y los sentimientos de la Madre Teresa de alienación espiritual, ambos encuentran a Jesús. "En ese mundo sin rostro humano"-nos dice Mons. Romero-se halla cara a cara con el "sacramento actual del Siervo Sufriente de Yahvé". (Lovaina.) Y le hace eco la Madre Teresa cuando nos dice, "hoy hay tanto sufrimiento-y siento que la pasión de Cristo está siendo vivida de nuevo". (Discurso Premio Nobel, 11 de diciembre de 1979.) "Él se vuelve el hambriento, el desnudo, el sin hogar, el enfermo, el prisionero, el solitario, el no querido... Hambriento de nuestro amor, y este es el hambre de nuestra gente pobre". (Id.)
Ambos valoran al pobre de una manera que difiere de las formas anticuadas y paternalistas de entenderlos. Tanto Mons. Romero como la Madre Teresa se fijan en el pobre no solo como un beneficiario de nuestra generosidad (léase: lástima) o un sujeto que nos permite experimentar la caridad (léase: remordimiento), sino personas que tienen algo que ofrecernos, y cuyo valor intrínseco sirve para beneficiarnos. Los pobres nos ayudan a entender nuestro cristianismo: "poniéndose del lado del pobre e intentando darle vida sabremos en qué consiste, la eterna verdad del evangelio", dice Mons. Romero. (Lovaina, supra.)
Madre Teresa está de acuerdo: "Ellos nos pueden enseñar tantas cosas hermosas", dice, recordando como los pobres en uno de sus centros de atenciones le confirmaron un aspecto de su misión: "El otro día uno de ellos vino a agradecer y dijo: Ustedes que han hecho voto de castidad son las mejores para enseñar planeación familiar. Porque no es más que auto-control y amor del uno al otro". Este tema que era de debate entre expertos, sociólogos y teólogos, también era competencia de una persona pobre: "Y estas son las personas que no tienen nada que comer, tal vez no tienen un hogar donde vivir, pero son grandes personas. Los pobres son gente maravillosa". (Teresa, Discurso Nobel, supra.)
Algunos han criticado el camino llevado por la Madre Teresa por ayudar en casos concretos pero no cambiar el sistema que genera desigualdades e injusticia. Según esta crítica, "los ricos y los poderosos la amaban", porque ella no les exigía nada y a eso se debe su premio Nobel y su canonización, mientras que los teólogos que denuncian a los ricos son "depurados o suprimidos". (Sara Flounders, Workers World, 25 de septiembre de 1997, traducido por Iniciativa Socialista.) Pero Mons. Romero defiende su postura, argumentando que tener corazones convertidos vale más que tener estructuras reformadas: "a la Iglesia no le importa que haya sólo una distribución más equitativa de las riquezas: le interesa que se dé esa distribución porque existe realmente en todos los hombres una actitud de querer compartir no sólo los bienes, sino la misma vida". (Hom. 24 feb. 1980.
Por su parte, la Madre Teresa reconoce la necesidad de hacer justicia cuando denuncia, "Cuando un pobre se muere de hambre, no es porque Dios no lo ha cuidado. Es porque ni tu ni yo quiso darle lo que necesitaba".
La Santa y el Beato seguramente hoy se congratulan en el cielo por haber dado testimonio del espectro completo del amor a los pobres.

Redacción Religión Digital

¡Ayer vi en la televisión un Papa mohíno!

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Tengo la impresión de que el Papa no estaba a gusto en la ceremonia fastuosa de la canonización de la Madre Teresa de Calcuta. No por el ritual de la canonización, sino por el fasto vacío, ampuloso, magnífico para las cámaras dela RAI, pero alejado, distante, diferente. extraño, para uno que recuerde la íntima familiaridad, la cercanía, la sencillez y, al mismo tiempo, la sentida solemnidad con que los judíos celebraban sus ágapes familiares, sobre todo la Pascua. Con esto quiero decir, recordando algo que ya he tocado en varias entradas de este blog, la enorme, la abismal distancia que hay entre la Cena del Señor, entre una reunión eucarística sencilla y sentida, y la, para mí, aburrida y enervante, y aparente solemnidad de la ceremonia que se celebró ayer en la Plaza de San Pedro, bajo un sol sofocante, pero, eso sí, con un muy buen sistema de megafonía, que para estas cosas se las pintan de cine los italianos, y, entre ellos, todavía más, los romanos vaticanistas.

Pero yo vi a Francisco mohíno, encorsetado, nada suelto, con cara de sorpresa, cansado y ¡hasta triste!. No pienso que ese tipo de celebraciones masivas, grandilocuentes, multitudinarias, me atrevo a decir, que hasta mastodónticas, sean muy del agrado, del estilo, y de la simpatía del papa argentino. Recuerdo cuando comenzó, por parte de ¿liturgistas? supra ortodoxos, c0nservadores, medievalistas, preconciliares, y ortopédicamente ritualistas, la cantinela de que muchos curas jóvenes abusaban de la aplicación de la reforma litúrgica conciliar. Hasta que unos cuantos, entre los que me encontraba, nos hartamos, y pusimos de manifiesto los verdaderos abusos consentidos, bien vistos, y con todas las bendiciones de la Sagrada Congregación del Culto divino y de la Disciplina (¡qué palabra más horrible!) de los Sacramentos: el evidente desprecio a las líneas litúrgicas del Concilio, el abandono de la reforma de la celebración de la Eucaristía, que preveía tres momentos sucesivos en la renovación de los gestos litúrgicos, el A, el B, y el C, que serían progresivos, pero en unos pocos años, no pasando de siete u ocho, no recuerdo bien el tiempo propuesto, y, con la irrupción de Juan Pablo II se pararon abruptamente en el B, y de él no hemos pasado. Esto en el modo y estilo de la celebración cotidiana y normal. Pero el mayor abuso lo veo en aprovechar la Eucaristía para montar espectáculos que, según el pensamiento de algunos, nos ayudan a hacer publicidad de la magnificencia, riqueza, ampulosidad, hieratismo y, ¿por qué no?, hasta del lujo y la belleza estética de nuestras mastodónticas celebraciones.
Pues bien: yo acuso de irreverencia petulante, de abuso litúrgico incomparable, convertir lo que Jesús nos dejó como una cena, o comida, o ágape fraterno y familiar, en un suntuoso acontecimiento masivo para cientos de miles, y algunos fardan, que hasta para millones de personas. Por muy acostumbrados que estemos a estos excesos, solicito a los fieles, clérigos o no, de buena voluntad, y a los que sinceramente quieren ponderar objetivamente el sentido teológico, cultual y bíblico de nuestras celebraciones, y, en ellas, de nuestro respeto y lealtad a la voluntad del Señor, si para este tipo de celebraciones encontramos alguna pista, insinuación, sugerencia o incitación en las páginas de los Evangelios o de todo el Nuevo Testamento (NT). A mi me parecen, objetivamente, unan traición desmesurada a la cercanía, familiaridad, alegría, compañerismo, (compañeros, los que comen el mismo pan), y gozo sereno, que una comunidad, pequeña por el sentido mismo de la celebración del ágape, encuentra en la celebración de la Cena que nos dejó el Señor.
Y por ahí veo yo la tristeza, el sentimiento de haber sido superado por tanta multitud, el acoquinamiento y pequeñez que me pareció notar en la presidencia presbiteral de Francisco. ¿Como su gesto, su palabra, sus matices, su mirada, iban envolver, y llegar, hasta el corazón de tanto participante, que se podría convertir, mas que en un comensal a la misma mesa, con el mismo mantel, y partiendo el mimo pan, en un espectador de un espectáculo religioso, sí, pero tan alejado de la maravillosa cercanía del Maestro partiendo el pan, y mojando todos de la misma salsa? No me extraña que el Papa, según mi observación, estuviera mohíno. Porque este papa sí que está demostrando tener esa sensibilidad para llegar a sentirse naufragar en un acontecimiento masivo, multitudinario, solemne, hierático, pero frío, y dudosamente evangélico.

“Somos un grupo de amigos de San Sebastián que da de comer a 1.700 refugiados diarios”


  • Una grupo gastronómico vasco ha puesto en marcha el proyecto Zaporeak para dar de comer a los refugiados y voluntarios de la isla griega de Chíos. A pesar de los ataques por parte de grupos extremistas que ha sufrido su cocina, los integrantes aseguran que no les van a echar de allí. ··· Ver noticia 
  • En el Vaticano, papa Francisco dijo que Brasil vive “momentos tristes”


    Papa Francisco7
    Francisco rezó por el país durante la inauguración de una imagen de Nuestra Señora Aparecida, en el Jardín de Vaticano
    Durante la inauguración de una estatua en bronce con la imagen de Nuestra Señora Aparecida, considerada por la religión católica patrona de Brasil, el papa Francisco dijo que el país vive un “momento triste” y rezó para que la Santa, así como fue encontrada por trabajadores brasileños, pueda ser encontrada “por todos, y especialmente por todos aquellos que necesitan trabajo, educación y por los que son privados de su dignidad”. ··· Ver noticia