FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Sabéis cómo comienza el salmo 132?

Primera reunión del Consejo de la Familia Salesiana de la Inspectoría Santiago el Mayor.


Estaba en Turín realizando mi último año de preparación al sacerdocio. Un día vino a hablar con nosotros una señora muy maja. Venía a “presentarnos la vocación” de las Voluntarias de Don Bosco. Comenzó su intervención preguntándonos: ¿Sabéis cómo comienza el salmo 132?

Hubo unos instantes de tenso silencio. Ella misma nos sacó del apuro: El salmo 132 dice: Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos. Luego, tras una introducción para realizar la exégesis de ese pequeño versículo de la Sagrada Escritura, nos explicó el carisma de las Voluntarias y atendió amablemente a nuestras preguntas.

El sábado 11 de octubre nos reunimos en la sede inspectorial de Madrid Atocha, presididos por el Sr. Inspector, don Juan Carlos Pérez Godoy, diecinueve personas que representaban a los once grupos de la Familia Salesiana que comparten la misión en la nueva inspectoría de Santiago el Mayor: Salesianos, Hijas de María Auxiliadora, Salesianos Cooperadores, Asociación de María Auxiliadora, Antiguos Alumnos de los SDB, Antiguos Alumnos de las FMA, Voluntarias de Don Bosco, Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, Damas Salesianas, Voluntarios con Don Bosco y Hogares Don Bosco.

En el nuevo Consejo de la Familia Salesiana, cada uno de estos once grupos envió, al menos, un representante. Por parte de los Salesianos, además del Presidente y del Delegado inspectorial, estaban otros cuatro hermanos que representaban a los que acompañan a los otros grupos que están en la inspectoría.

Tras la oración y el saludo del Sr. Inspector, recordamos algunos documentos  de los dos últimos Rectores Mayores que nos animan a participar en el gran acontecimiento que nos espera en agosto de 2015: El Bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco.

A continuación, tras recordar lo que dice la Carta de Identidad Carismática sobre el Consejo de la Familia Salesiana, todos los representantes de los once grupos pudieron tomar la palabra para presentar su programación anual.

A esto siguió un repaso del calendario general para este año; el convencimiento de que tenemos que mantener todos los encuentros conjuntos que hacíamos en cada una de las antiguas inspectorías,  y que sigamos considerando necesarios; y la invitación a participar en las próximas Jornada de Espiritualidad de la Familia Salesiana en Roma (del 15 al 18 de enero 2015).

Puedo decir, y creo que recojo el sentir de todos los presentes, que pudimos ver y sentir cómo, a largo de la mañana, se hacían realidad  las palabras del salmo 132: Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos.

Quedamos en volver a juntarnos el primer sábado después de Don Bosco.

Una alianza mundial para el desarrollo

 Por: Redacción
15/10/2014 - 12 Vistas 
La ONGD salesiana Jóvenes y Desarrollo (JyD) ha organizado el Congreso Internacional la F.P. y el Emprendimiento en la Agenda para el Desarrollo Post-2015, en el que planteará, entre otras propuestas, una alianza mundial para el desarrollo.

 
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“Se trata no solo de involucrar a los países del Sur, sino también a sus gobiernos, a los gobiernos occidentales, a las empresas y a los particulares. El desarrollo está globalizado”, asegura Manuel de Castro, presidente de Jóvenes y Desarrollo.

La Formación Profesional y el emprendimiento se presentarán como motores del desarrollo en los próximos años. En este sentido, se analizarán los beneficios de la Formación Profesional Dual y se hablará sobre la preparación de los jóvenes para poner en marcha una empresa.

Para abordar estas y otras cuestiones, el congreso contará con la participación de expertos nacionales e internacionales, como José Antonio Marina, filósofo y experto en inteligencia y creatividad, Patrick Werkin, consultor internacional y actualmente profesor en el CNAM de Paris, o Paquita Arbizu, ex Directora del INCUAL.

El Congreso se dirige principalmente a Centros educativos de Formación Profesional,  ONGD de desarrollo interesadas en la educación, empresas, universidades, administraciones públicas, y personas en búsqueda de empleo o nuevas oportunidades vinculadas al ámbito de la Formación Profesional.

Bicentenario del nacimiento de Don Bosco

La ONGD salesiana Jóvenes y Desarrollo celebra el Congreso Internacional la F.P. y el Emprendimiento en la Agenda para el Desarrollo Post-2015 en el marco del 25 aniversario de su fundación y del bicentenario del nacimiento de Don Bosco, fundador de los Salesianos.

“Estamos empeñados en la lucha contra la pobreza a través de la educación y, en concreto, mediante la Formación Profesional”, explica De Castro, subrayando la labor que desempeñan tanto JyD como los Salesianos en todo el mundo.

El congreso se celebrará los días 17 y 18 de octubre en el Auditiorio Caixa Forum de Madrid. Se puede obtener más información en la página web www.congresofp.org.
 

Las familias de caciques que mandan en España 15M Ronda


La oligarquía domina España
Emilio Botín se fue de este mundo sin su botín
Después de unas elecciones “democráticas”, las personas que forman el Gobierno son quienes gobiernan, pero no las que mandan en España. Las políticas, con mayúsculas, que se deciden no se hacen dentro del parlamento si no fuera.
El poder en España se mueve en parcelas, divididas y repartidas gracias a años de pugnas y corrupción, y arraigadas gracias a casi 70 años de franquismo, esto es, 35 años de dicta-dura militar y 33 de dictadura parlamentaria.
Durante el feudalismo la oligarquía española se organizaba en facciones dirigidas por familias.

Controlaban directamente la recaudación de im-puestos y gestionaban el territorio. 500 años después las oligarquías se organizan en fami-lias, esta vez el título hereditario es el de propie-dad. Al amparo del franquismo y tomando la forma de grupos empresariales. Poseen toda una suerte de empresas y dominan grandes campos de la producción si no toda. El dinero conseguido del privilegio y el ladrocinio, cuando no es conducido a paraísos fiscales, es reinvertido en toda suerte de empresas, destacando las Sicavs (ventajas fisca-les), gestionadas por los bancos.

Las familias de caciques que se han adueñado del territorio físico, de modo que su palabra es ley porque controlando ayuntamientos, jueces, comi-sarios, cajas, y periódicos, detentan el mismo poder que barones o marqueses y no necesitan presentarse a las elecciones para que la corpo-ración municipal haga lo que ellos ordenan.
Gracias a sus contactos políticos, también vasallos,
Amancio Ortega Gaona, el hombre más rico de Europa.


Emilio Botín, cuando era presidente del Banco Santander, saliendo del Palacio de la Moncloa.
El presidente del Instituto de la Empresa Familiar, José Manuel Entrecanales.
si no miembros de los clanes, controlan indirec-tamente la recaudación, y se aprovechan del siste-ma coercitivo estatal para adsorber los fondos de los presupuestos, en forma de subvención. Los mismos les proporcionan acceso a los concursos públicos.


La oligarquía domina el país de España. Controla todos los aspectos de nuestra vida: lo que come-mos, los vestidos, coches, casas. Es imposible escapar de sus garras acudiendo a los circuitos comerciales establecidos.
Algunas de las familias oligarcas de España
El español Amancio Ortega Gaona creó la cadena de tiendas Zara, es el hombre más rico de Europa, con un patrimonio evaluado en 40.900 millones de euros, según la lista de las 100 personas más ricas de Europa, publicada por la revista suiza Bilan.

El ex-presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, recientemente fallecido. Las autoridades fiscales francesas informaron a la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, el 24 de mayo de 2010, sobre una serie de clientes españoles, entre los que se encontraban la familia Botín con fondos en determinadas cuentas de un banco suizo, y que no habían presentado las autoliquidaciones del IRPF y/o del impuesto sobre el patrimonio de los ejercicios de 2005 a 2009.

El cambio de los ingresos generados por el boom del ladrillo en chispazos eléctricos ha permitido a Acciona convertirse de un plumazo en la segunda constructora por capitalización del país, a muy corta distancia de ACS. La familia Entrecanales, gracias a su apuesta por Endesa y el desarrollo de energías renovables se ha bautizado como la segunda familia más rica del país en Bolsa, con un patrimonio de 8.700 millones de euros. En tres generaciones, la compañía que ahora dirige José Manuel Entrecanales y Domecq (1963, Madrid) se ha consolidado como uno de los principales actores de la economía nacional. Familia Osborne. La historia del clan andaluz se remonta a finales del siglo XVIII, cuando un caballero inglés, Thomas Osborne Mann, fundó en El Puerto de Santa María las bodegas que llevan su nombre. Hoy, la quinta y la sexta generación de su familia están al frente de un consejo del Grupo Osborne con más de 200 accionistas.
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EN POCAS PALABRAS LA TRASTIENDA DE LA DEMOCRACIA
15-M RONDA http://www.facebook.com/15MRonda OCTUBRE 2014 Nº15

Ezzati denuncia ante el Vaticano a Felipe Berríos, Mariano Puga y José Aldunate

 eldesconcierto


Los tres emblemáticos sacerdotes católicos son investigados por la Congregación para la Doctrina de la Fe por, entre otras faltas, criticar el rol de la Iglesia Católica chilena frente a la pobreza y el matrimonio homosexual.
La escena la presenciaron cientos de testigos durante el último funeral de un sacerdote católico al que asistieron miles de personas en Chile: el del emblemático párroco de La Victoria Pierre Dubois. La marcha de pobladores caminó varios kilómetros desde Pedro Aguirre Cerda hasta la Catedral de Santiago y, entre ellos, el sacerdote Mariano Puga con chaleco chilote y ojotas. Al llegar a la Catedral esperaba, con los elegantes purpurados y otros símbolos de la autoridad eclesial, la jerarquía católica encabezada por monseñor Ricardo Ezzati. Puga dejó los restos de Dubois a la entrada y se retiró diciendo, mientras apuntaba al interior de la Catedral: “¡Dios no está ahí, Dios está donde estaba el Pierre, con los pobres!” ··· Ver noticia ···

Memoria contra el olvido Juan José Tamayo, Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones. Universidad Carlos III de Madrid


 La modernidad europea se ha construido bajo el primado de la razón histórica, crítica y científico-técnica, que con frecuencia desemboca en razón instrumental y corre el peligro de ser olvidadiza y selectiva. Tiende a considerar la historia como progreso, olvidándose de cuantos pueblos y personas se quedaron al borde del camino y no pudieron seguir adelante en la marcha triunfal del progreso y olvidando a los hombres y mujeres que nadaron contra corriente y se enfrentaron al sistema, del que fueron víctimas en vida y que los sometió al silencio más ominoso tras la muerte, quizá el peor castigo. Propende a recordar solo aquellos acontecimientos que refuerzan el poder de los vencedores a costa de los vencidos. Estamos, por decirlo con un oxímoron, ante una memoria amnésica.
La alternativa no puede ser otra que la memoria centrada en el recuerdo de las víctimas, en la narración de sus sufrimientos, en la rehabilitación de la dignidad de la que fueron despojadas y en la recuperación y activación de sus luchas por la libertad y la liberación de los seres humanos y de los pueblos. Y eso en todos los terrenos: el político, el moral, el jurídico, el simbólico, el religioso, el subjetivo, etc.
Pero no el recuerdo que vuelve la vista atrás con añoranza y actitd puramente contemplativa creyendo, con el poeta Jorge Manrique, que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”, ni el recuerdo que considera el pasado como el tiempo ideal a repetir e imitar. Tampoco el recuerdo que se refugia perezosamente en lo “ya sido” o acontecido para repetirlo miméticamente en el presente y en futuro sin aportar un ápice de creatividad a lo que hicieron nuestros antepasados. No es el recuerdo del pasado como restauración, ni como contemplación pasiva de las ideas eternas al modo de la anamnesis platónica1.
Es, más bien, el recuerdo subversivo contra el olvido de los hombres y mujeres que condujeron la historia en dirección a la libertad y contra el orden establecido autoritario e injusto de antaño, que se reproduce en el presente. Es el recuerdo que derriba los cánones de las evidencias dominantes, sabotea estructuras consideradas respetables y bien fundadas, evita la reconciliación precipitada con los hechos y libera de los mecanismos opresores de la mentaalidad dominante. Es la memoria peligrosa que mira al pasado en demanda de justicia para las víctimas. Es la mirada crítica al pasado para disentir y decir “no”. Es, en fin, el recuerdo que piensa el futuro no cansinamente como continuación del pasado, sino imaginativamente como aparición de lo nuevo.
El recuerdo así entendido se convierte en instrumento de liberación. La historia comprendida como memoria de los sufrimientos humanos conserva la forma de “tradición peligrosa”. La destrucción del recuerdo es una medida típica de la dominación totalitaria. Cuando a los seres humanos se les quitan los recuerdos, comienza su estado de esclavitud. Por eso es necesario luchar por la memoria, por el saber rememorativo con referencia a los sujetos, entendidos no en abstracto sino como víctimas reales, con nombres y apellidos, con identidad propia, con voz y voto, con derechos inalienables, que les fueron negados en vida. Un recuerdo que intenta extender la democracia hacia atrás, “solicitando de esa manera –en expresión de Benjamin- el voto de los muertos, como en parecidos términos ya postulara el escritor británico Chesterton”.
Tal es la apasionante y nada fácil tarea que lleva a cabo la historiadora calagurritana María Antonia San Felipe Adán en esta investigación: rescatar del silencio y del olvido -a los que fue sometido por el régimen franquista y por una parte de sus colegas en el episcopado, así como por muchos historiadores-, la figura estelar –si bien, sin brillo mediático– del Dr. Fidel García Martínez, obispo de Calahorra durante 32 años (1920-1952) a lo largo de cinco momentos clave de la reciente historia de España: la Restauración borbónica, la Dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Guerra (in) civil y la Dictadura del general Franco. Excelentes son los análisis de los diferentes contextos en que se desarrolló la vida y la actuación pública de García Martínez, a lo que hay que sumar el descubrimiento de documentos de gran trascendencia para la investigación que no habían visto la luz y que iluminan acontecimientos no suficientemente clarificados.
El propósito de la doctora San Felipe no es puramente biográfico de carácter positivista, menos aún hagiográfico. Lo que pretende es rehabilitar la dignidad que le quisieron negar a D. Fidel Martínez, las fuerzas más oscuras, vengativas e irracionales al servicio del sistema dictatorial. De lo que trata es de hacer memoria de su disidencia política y religiosa a través de sus pronunciamientos públicos, el más importante de los cuales fue la Pastoral sobre algunos errores modernos, de 1942, en la que condenaba el fascismo, el nazismo y el franquismo. La Pastoral fue prohibida por la dictadura y su autor calificado de desafecto al régimen católico, al tiempo que fue muy valorada y difundida a nivel internacional. Este texto, clave en las relaciones Iglesia-Estado, es objeto de un detallado y riguroso análisis y constituye uno de los argumentos centrales del libro, que es la reelaboración de una brillante tesis doctoral defendida por la doctora San Felipe en la Universidad de la Rioja con la calificación de summa cum laude.
Franco nunca perdonó tamaña desafección de un obispo provinciano contra un régimen político triunfador de la Cruzada y que tantos favores había hecho a la Iglesia católica. Po eso ordenó una campaña de descalificaciones, montajes y mentiras contra el obispo calagurritano que había osado quebrar la alianza entre el trono dictatorial y el altar nacional-católico, hasta lograr su renuncia en 1953.
María Antonia San Felipe hace memoria de la disidencia de D. Fidel en tiempos de unanimidades políticas y religiosas en torno a Franco; de su independencia y autonomía en tiempos de sometimiento; de su pensamiento propio en tiempos de pensamiento alienado; de pensamiento crítico en tiempos de pensamiento sumiso al sistema; de un pensar diferente frente al pensar único; de su defensa de los derechos humanos en tiempos de dictadura; de su apuesta por libertad religiosa, de conciencia y de pensamiento en tiempos de religión única; de su renuncia a medrar en la carrera eclesiástica cuando el ascenso era la principal aspiración de sus colegas en el episcopado; de su lucidez intelectual en tiempos de opacidad mental; de su dedicación al estudio en medio de sus tareas pastorales; de su austeridad en tiempos de boato; de su invisibilidad en tiempos de manifestaciones religiosas misional-callejeras; de la prioridad del ser frente a la apariencia. La autora deja constancia de la grandeza moral del obispo de Calahorra frente a la mezquindad de no pocos de sus colegas episcopales y curiales que, lejos de defenderle, echaron más leña al fuego para denigrarlo porque la libertad de D. Fidel delataba la falta de libertad y la sumisión al régimen de buena parte de los prelados españoles.
D. Fidel ejerció la disidencia y desafió al sistema desde la moderación, sin levantar la voz, sin estrépito, con solo sus escritos y su testimonio insobornable. Fue una amenaza para el régimen, que contó con la leal colaboración de uno de sus brazos largos organizativos e ideológicos que hizo el trabajo sucio de la calumnia sin escrúpulos: la Falange. Esta, aplicando el inmoral principio “el fin justifica los medios”, no cejó en sus tretas persecutorias, como la haber sorprendido a D. Fidel en una casa de prostitución. Tras un riguroso análisis de los documentos y un cotejo de los mismos, la historiadora San Felipe califica el Informe Reservadísimo de la Junta de Protección de la Mujer de Barcelona de “en sí mismo totalmente falso, fruto de una patraña ejecutada…” y aporta pruebas documentales, la mayoría inéditas, descubiertas en archivos y bibliotecas, que dan valor a la investigación y convierten a la doctora San Felipe en una historiadora exigente consigo misma que se ha ganado el prestigio en el campo historiográfico.
En el caso de los documentos oficiales del régimen contra D. Fidel, primero deja hablar a los textos, luego los analiza y escudriña, después los interpreta y compara para, aplicando la hermenéutica de la sospecha, desenmascarar sus contradicciones y negarles toda veracidad. No es, por tanto, una simple copista, ni se queda en la casuística, sino que va al fondo de las cuestiones no resueltas. Tampoco hace afirmaciones a humo de pajas. Es asertiva, ciertamente, pero solo cuando tiene argumentos que lo demuestren. Si no, lo deja en puntos suspensivos y se limita a expresar su opinión.
D. Fidel García, ya octogenario, participó activamente en el Concilio Vaticano II con intervenciones de gran profundidad teológica, sobre todo en cuestiones como la libertad del acto de fe y la libertad religiosa, tema este último que contó con un amplio rechazo en el aula conciliar por parte de los obispos españoles, formados en la teología nacional-católica y sometidos a los dictámenes del poder político, a quien tenía que dar cuenta. Fue, sin duda, el obispo que más destacó en el Concilio. Las Actas del mismo, donde están recogidos sus discursos, lo ponen de manifiesto.
Coincido con la doctora San Felipe en que D. Fidel García Martínez “no se acomodó a las dádivas del régimen lo que le convirtió entonces en un disidente y hoy en uno de los obispos más independientes del monolitismo nacional-católico, e indudablemente en la figura más interesante del episcopado español de la posguerra”.
Por eso lo callaron, lo silenciaron, los denigraron, le tendieron todo tipo de trampas, se inventaron todo tipo de embustes, y, lo más doloroso, sus colegas en el episcopado no salieron en su defensa. Todo lo contrario, le dejaron solo, peor aún, propalaron las calumnias, aun a sabiendas de su falta de credibilidad. Les faltó com-pasión y solidaridad. Pero él no protestó. Se refugió en el estudio y en la investigación, y ahí se reencontró a sí mismo como gran intelectual que era. Quizá la renuncia a la diócesis fuera una liberación que le permitió dedicarse al cultivo de la mente y del espíritu, sus dos pasiones más nobles. Así lo pone de manifiesto magistralmente esta obra que viene a llenar un vacío en la historiografía sobre la Iglesia católica española del siglo XX. 

El Papa obtiene su primera victoria silenciosa en el Sínodo

 Religión Digital


Francisco logró un diálogo abierto en el que el Pontífice todavía no ha intervenido
Bergoglio logra que los obispos moderen su duro discurso frente a los gays y divorciados
Apenas ha transcurrido la mitad del sínodo del Vaticano sobre temas de familia y el papa Francisco ya ha logrado su primera victoria silenciosa. El pontífice convenció a muchos líderes de la Iglesia católica a moderar su duro discurso frente a las uniones homosexuales y admitir que los gays tienen “dones y atributos que ofrecer”.··· Ver noticia ···

Un sector del clero se opone al mensaje aperturista del Sínodo Pablo Ordaz

 El País


Dos cardenales advierten sobre “expectativas excesivas” sobre gais y nuevas familias
El martes fue día de rebajas en el Vaticano. Un sector del clero, asustado por la repercusión mediática ante la posible apertura de la Iglesia hacia homosexuales y nuevas familias, se apresuró a echarle agua al fuego de las expectativas. El cardenal sudafricano Wilfrid Fox Napier y el italiano Fernando Filoni comparecieron para advertir de que el extenso documento sobre las discusiones del Sínodo de la Familia hecho público el lunes es solo un borrador, “no refleja la riqueza del debate” –o sea, las profundas discrepancias sobre los temas candentes—y, lo que es peor a su juicio, “genera expectativas excesivas a quien pueda pensar que ya existen soluciones para cuestiones tan problemáticas”.

No queremos una Iglesia que va a remolque José M. Castillo, teólogo




Fuente: Teología sin censura
Según el uso figurado, que se suele hacer del verbo “remolcar”, cuando decimos que alguien va “a remolque”, lo que en realidad estamos afirmando es que quien va así por la vida, eso sucede porque tiene que hacer lo que hace sin sentirse atraído para hacerlo. O lo hace a regañadientes y porque no le queda más remedio. Baste pensar que “remolcar” es sinónimo de “arrastrar”. Es decir, el que va “a remolque” es que va “arrastrado”. Y, la verdad, verse arrastrado, en este mundo y en la historia, no es una cosa agradable. Ni, por supuesto, ejemplar.

Pues bien, quienes tenemos creencias religiosas y, además, hemos puesto esas creencias en lo que hizo y dijo Jesús de Nazaret, tal como eso ha llegado hasta nosotros por medio de la Iglesia, con frecuencia tenemos la impresión de que esta Iglesia que vemos, va por la vida a remolque de los cambios que se producen en la historia, en la cultura y en la sociedad… A veces, me figuro a la Iglesia – ya lo he dicho en otra ocasión – como una cuadriga romana que avanza al trote de los caballos por una autopista en la que los coches corren a 120 por hora. Naturalmente, una cuadriga romana por una autopista es una cosa llamativa, curiosa, extraña, interesante, pero es poco práctica. Y, desde luego, con un transporte así, se llega siempre tarde y mal a todas partes. Porque siempre vas con retraso, sin duda con bastantes siglos de retraso.
Y es que, como ha escrito (no hace mucho) un conocido filósofo francés, Fréderic Lénoir, se ha hecho tan grande la distancia entre los mandamientos de Cristo y las prácticas de la institución eclesiástica, que estas prácticas responden cada vez menos al Evangelio, y cada vez más a la necesidad de asegurar la supervivencia, el desarrollo y la dominación de los hombres de Iglesia.
Un caso bien conocido fue el de la Inquisición, que se abolió en el s. XVIII (en España, ya entrado el XIX), pero ¿por qué? ¿fue porque la Iglesia se dio cuenta de su abominable comportamiento y decidió enmendarse? No. Simplemente porque ya no contaba con los medios que requería su voluntad de dominación. Porque la separación de la Iglesia y el Estado privó a los clérigos inquisidores del “brazo secular”, que era imprescindible para matar a los herejes. Cuando los poderes públicos se negaron a matar a la gente por sus ideas religiosas, entonces fue cuando la institución eclesiástica se puso a decir que no se podía quemar vivos a quienes no estaban de acuerdo con lo que pensaba el Santo Oficio. Y sabemos que, a lo largo del s. XIX, las ideas de la modernidad y de la Ilustración se fueron imponiendo en contra de la tenaz resistencia de los poderes de la Iglesia.
Incluso antes, ya desde los siglos XVI, XVII y XVIII, el poder eclesiástico se opuso a Galileo, a Darwin, a la libertad, igualdad y fraternidad que defendió la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, de la Asamblea francesa, en 1789. Una declaración a la que el papa Pío VI se opuso con firmeza en marzo de 1790. Y bien sabemos que todo el siglo XIX fue una secuencia de enfrentamientos continuos entre los hombres de la política y de la ciencia, por una parte, y los hombres de la Iglesia, por otra. Todavía, en 1878, León XIII se lamentaba de que los socialistas estuvieran enseñando que “todos los hombres son por naturaleza iguales” (ASS XI, 372), ya que, a juicio de aquel papa, “la desigualdad en derechos y poderes dimana del mismo Autor de la naturaleza”… para que “la obediencia se haga fácil y nobilísima” (ASS XI, 372).
Es demasiado larga la lista de estos enfrentamientos que, por otra parte, son de sobra conocidos. La pena es que, a estas alturas, cuando la Iglesia se va quedando más y más marginada por los escándalos y sombras oscuras que han obligado a un papa a dimitir de su cargo, y cuando nos encontramos con la grata esperanza de otro papa (Francisco) que nos abre ventanas de luz y de esperanza, todavía tenemos cardenales, obispos, curas y laicos que se empeñan en seguir manteniendo la misma intolerancia que hundió a la Iglesia en la miseria. Nos sobran razones para pensar y decir que son muchos los que quieren todavía que la Iglesia vaya siempre a remolque de la cultura, de la sociedad y de la historia.
Al decir estas cosas, estoy pensando en los problemas que, en estos mismos días, se plantean en el Sínodo sobre la familia, convocado por el papa Francisco. Lo indignante, en este momento, es que sobre la familia y el matrimonio no hay en la Iglesia ningún dogma de fe. Ni siquiera se puede demostrar que el matrimonio cristiano sea un sacramento, ya que los cánones de la Sesión VII del concilio de Trento no son definiciones dogmáticas. Según las Actas del concilio, a los obispos y teólogos, que tomaron las decisiones sobre los sacramentos, en contra de las enseñanzas de la Reforma de Lutero, se les preguntó si lo que condenaban eran “errores” o “herejías”. Pero no llegaron a ponerse de acuerdo sobre esta cuestión capital. No hubo, por tanto, ni siquiera sobre este asunto tan fundamental, un acuerdo vinculante para la fe de los católicos (ya demostré documentalmente esta cuestión en mi libro sobre los sacramentos, Símbolos de libertad, p. 320-343).
Pues bien, si el Sínodo no tiene que ajustar sus decisiones a previos dogmas de fe, que limiten a la máxima autoridad de la Iglesia su capacidad de decidir en asuntos de tanta importancia para la vida y la felicidad (o la desgracia) de familias, matrimonios, personas homosexuales, mujeres que reclaman los mismos derechos que tenemos los hombres…, ¿en qué argumentos se basan los más integristas para oponerse a determinadas decisiones que ya han sido tomadas por la cultura y la sociedad de nuestro tiempo en no pocos países de tradición cristiana? ¿no se dan cuentas esos integristas intolerantes de que, por mantener sus ideas y sus poderes, lo que realmente consiguen es aumentar el sufrimiento de millones de personas y desprestigiar cada día más a la Iglesia?
Quienes intervienen directamente en el Sínodo deberían tener presente que los cristianos siguieron los mismos condicionamientos y usos, por lo que se refiere al casamiento, que el contorno pagano. Esta situación duró, por lo menos, hasta el s. V. Y en asuntos, como el del divorcio, se sabe que el papa Gregorio II (año 726) le escribía a san Bonifacio una carta en la que le comunicaba que un feligrés al que su esposa, por enfermedad, no podía darle el débito conyugal, podía casarse con otra mujer (PL 89, 525). Por lo demás, los expertos en historia del Derecho en Europa saben que, durante la Edad Media, la Iglesia se regía por el Derecho Romano. Es más, “la custodia de la tradición jurídica romana recayó fundamentalmente en la Iglesia” (Peter G. Stein, El Derecho romano en la historia de Europa, p. 57). Incluso, en el concilio de Sevilla, presidido por san Isidoro en el año 619, se proclama que el Derecho romano era la lex mundialis (Conc. Hisp. II, can. 1-3; cf. Cth. 5.5.2).
Por lo demás, nunca deberíamos olvidar que cuando la Iglesia, precisamente en los asuntos que conciernen al matrimonio y a la familia, aceptó (sin más) las leyes civiles vigentes en la sociedad, entonces justamente fueron los tiempos en los que la Iglesia vivió su época de mayor crecimiento y su influencia en la transformación de Europa fue decisiva. Mientras que, por el contrario, cuando la Iglesia empezó a tener sus leyes propias, en asuntos sobre los que el Evangelio no se había pronunciado para nada, entonces ocurrió que los dirigentes eclesiásticos tuvieron que dedicar su tiempo y sus energías a defender unos derechos que ellos habían argumentado desde una presunta ley natural (que nadie sabe exactamente ni en qué se fundamenta ni qué obligaciones impone), cosa que sirvió para alejar a la Iglesia del pueblo, dando motivo para una serie de conflictos que ahora no sabemos cómo resolver.
Y así, nos encontramos con una lista interminable de contradicciones que ve todo el mundo, excepto las personas que acaban por cegarse con su fundamentalismo integrista. La última monarquía absoluta que queda en Europa es el Estado de la Ciudad del Vaticano. El único Estado que aún no ha firmado los pactos internacionales sobre los Derechos Humanos, es también el Vaticano. La única ley que no admite la igualdad entre hombres y mujeres es el Derecho Canónico. Cuando crece el número de los países cristianos que admiten, en sus leyes civiles, el matrimonio entre personas homosexuales, la autoridad eclesiástica se resiste a aceptar ese modelo de matrimonio y de familia.
Cuando más de la mitad de las parroquias del mundo no tienen ya un sacerdote que las pueda atender, el integrismo clerical prefiere que la gente se quede sin sacramentos con tal que ni los sacerdotes puedan ser hombres casados o que las mujeres puedan presidir una celebración de la eucaristía. La cosa, por tanto, está clara: la autoridad eclesiástica prefiere seguir a remolque de la sociedad, de la cultura y de la historia, con tal de mantener su autoridad intacta, por la sencilla razón de que quienes piensan así, prefieren mantener intactas sus ideas e intocable su poder, aunque la Iglesia termine de hundirse y la gente que todavía tiene creencias cristianas se hunda con ella en la desesperanza.