FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA ENERO 2025

miércoles, 30 de julio de 2025

S. PEDRO POVEDA (PEDAGOGO, FUNDADOR Y MÁRTIR DE NUESTRO TIEMPO)


col martell

 

A partir de la revolución liberal del año 1868 se nota un cambio en España, que comienza a ser un país más cercano a Europa. En estos años de aspiraciones reformistas vamos a asistir a acontecimientos lastimosos, como puede ser el sentimiento generalizado de decepción, característico de la generación del 98, que coincide con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, la Primera guerra mundial, los desastres militares en África. El campo andaluz, mísero y desatendido, forma parte de una situación generalizada de anarquía política y desorden social, que hacen de la nación española un estado ingobernable, sin Dios, sin Estado y sin ley. En este delicado contexto político y social tuvo que moverse Pedro Poveda, hasta ser asesinado por motivos religiosos.

Había nacido el 3 de diciembre de 1874 en Linares, siendo sus padres José Poveda Montes y María Linarejos. Después de haber estudiado tres años en el instituto de Jaén surge en él la vocación de ser sacerdote y a tal efecto ingresa en el Seminario de Jaén en el año 1888. En esta ciudad tiene la oportunidad de conocer la obra educativa realizada por el P. Manjón a favor de los niños y niñas más pobres y piensa que en un futuro le gustaría a él poder hacer lo mismo. Seis años más tarde ingresa en el seminario de Guadix (Granada), donde el obispo de esta ciudad es Don Maximiano Fernández del Rincón, familiar suyo. Durante su estancia en Granada va a tener oportunidad de conocer los barrios depauperados y al concluir sus estudios es ordenado sacerdote el 17 de abril de 1897. Se licencia en teología y ejerce como profesor en el Seminario de Guadix, predicará y tratará de sensibilizar a la gente de la necesidad de acabar con esas bolsas de pobreza existentes en la zona.

Convencido de que la mejor forma de acabar con la pobreza es acabar con la ignorancia, comienza a acariciar la idea de llevar a cabo un proyecto educativo innovador a favor de los más necesitados, al estilo del realizado por el P Manjón.  Con este propósito, en 1902 funda las Escuelas del Sagrado Corazón, pero se ve obligado a abandonar su obra social en Guadix, debido a la presión por parte de fuerzas burguesistas. Covadonga será su próximo destino en 1896 y en este rincón asturiano seguirá fiel a su proyecto educativo, formando profesores cristianos, escribiendo e investigando sobre temas de educación, llegando a crear una Academia Pedagógica en Gijón para maestros y otra para mujeres estudiantes de magisterio. 17 años más tarde volvemos a verle por tierras andaluzas, como canónigo en la catedral de Jaén y profesor en el Seminario, pero su pasión sigue siendo llevar a la práctica su proyecto educativo; vuelve a repetir la experiencia de Gijón y funda la Academia de Sta. Teresa para jóvenes estudiantes de la Normal; con este motivo conocería a Josefa Segovia Morón, recién graduada en magisterio y que habría de ser pieza fundamental, no solo para la marcha de la academia en cuestión, sino para la obra fundacional de la Institución Teresiana, aprobada por Pio XI y que habría de estar destinada a trabajar en favor de la realización humana y cristiana por medio de la culturización.         

Nombrado Capellán Real llega a Madrid el 18 de enero de 1921 y aquí habría de permanecer hasta su muerte. Desde Madrid se le van a multiplicar las posibilidades para trabajar en favor del proyecto educativo que él persigue; colabora con la Comisión Nacional para la erradicación del analfabetismo, con los sindicatos femeninos católicos, forma parte de la Hermandad para Niños Pobres y Huérfanos, se relaciona con distintas asociaciones de maestros y padres vinculados con la enseñanza, se pone en contacto con la Federación de Amigos de la Enseñanza. En fin, extiende todos sus tentáculos por el complejo universo educativo. Lo que se dice un hombre entregado por entero a un proyecto educativo en el que siempre creyó.

Poveda, en la España del 36 continuaba con su actividad trepidante, pero siempre demostrando ser una persona tolerante, por lo que solo un odio visceral contra lo religioso puede explicar su martirio. El 28 de julio de 1936 fue detenido en su casa de Madrid, en la Calle de la Alameda Nº 8, para ser vilmente asesinado por los milicianos del frente popular. Al día siguiente su cuerpo aparecía en las tapias del cementerio de la Almudena.

Reflexión desde el contexto actual:

El Padre Poveda está actualmente reconocido por la UNESCO como “humanista y pedagogo”. Él es el gran propulsor de “La Escuela Nueva” y su pedagogía va orientada a la educación personalizada, tan de moda hoy día.  Éstos, sin duda, son los dos grandes tesoros que nos ha dejado en herencia; aparte del generoso derramamiento de su sangre, vertida por Dios y que aún en nuestros días hay que seguir viéndolo, como símbolo de reconciliación, porque como buen cristiano murió perdonando. Después de más de cien años de todo aquello, el laicismo se ha vuelto a enseñorear de la escuela con un analfabetismo religioso alarmante. El hueco dejado por la ausencia de Dios se intenta suplir con una “educación para la ciudadanía”, que en realidad viene a ser la proyección de la ideología política vigente. En vista de que nadie parece comprometerse en serio con lo que debiera ser una educación integral y responsable, bueno sería que intentáramos resucitar la idea que, sobre la educación, tenía este gran pedagogo cristiano. 

 

Ángel Gutiérrez Sanz

Religión Digital

SEXUALIDAD Y PERSONALIDAD

col martell

 

Estimadas y estimados, la madurez personal exige el dominio de los instintos, su integración en la libertad. La sexualidad es una realidad compleja, presente en toda nuestra vida. Si uno desea que su vida humana y cristiana tenga éxito, es necesario que la sexualidad madure al mismo tiempo con ella. Por todo esto, se hace urgente para todos, la educación sexual.

Decimos educación: no basta con la información o con la instrucción. La persona educada sexualmente tiene dominio de su instinto. La educación sexual de una persona es una historia que dura toda la vida, y empieza ya antes de nacer. Nadie es nunca lo suficientemente maduro humanamente, nadie ha integrado del todo su sexualidad en un comportamiento totalmente limpio y libre. Es un trabajo, un esfuerzo de toda la vida.

Podemos insistir en tres aspectos:

La madurez sexual se da en la persona que tiene madurez afectiva, la capacidad de dominar los propios impulsos y tensiones. En la relación con otras personas, implica no buscar el propio beneficio, ni querer dominar o imponerse al otro. Rehuye de cualquier tipo de sentimentalismos «pegajosos», de maneras de actuar llenas de desconfianza y celos. El hombre maduro afectivamente es la persona capaz de hacer verdaderas amistades. La ausencia de deseo sexual en las relaciones con nuestras amistades es señal de madurez humana y de madurez sexual. Hay que integrar el instinto en el pensamiento y deseo libres. Resulta muy sospechosa la teoría según la cual todo amor entre personas de distinto sexo llevaría a experiencias sexuales. Las personas maduras saben qué lugar tiene el sexo en el noviazgo, en el matrimonio, en las verdaderas amistades.

La madurez sexual requiere también madurez en la libertad. Ser capaz de tomar decisiones, de aceptar y pedir consejo, saber medir las consecuencias de las propias acciones y hacerse responsable de ellas. Es libre quien piensa únicamente en entregarse. El hombre verdaderamente libre habrá descubierto que la sexualidad debe vivirse como una palabra de amor; que la libido debe ser humanizada, que es necesario desterrar del sexo toda mentira y engaño, purificándolo constantemente de los comportamientos agresivos y falsos que pueden degradarlo. Entonces uno sabrá distinguir entre estos tres momentos de amar a una persona del otro sexo: la que se expresa con la admiración, el respeto y la alegría de ver que el otro es digno de ser amado; el noviazgo como tiempo de preparación para la entrega total en el matrimonio y como prueba de la verdad del amor mutuo; el matrimonio como compromiso de una entrega total, exclusiva y para siempre de la propia persona al cónyuge.

Finalmente, la madurez sexual requiere conocimientos e ideas claras, capacidad de discernimiento y de juicio. Al pan, pan; y al vino, vino. Hay que poseer criterios bien definidos y ciertos para distinguir lo que es bueno de lo que es malo, lo que es verdadero de lo que es falso. Conviene tener una recta escala de valores.

 

Joan Planellas

Religión Digital

PADRE NUESTRO... ¡DE TODOS, NO DE UNOS POCOS!

col koldo

 

En la fuente “Q” (Mt y Lc) encontramos que el propio Jesús, a petición de los suyos, nos enseña una oración. Ya nos lo había dicho, que no eran necesarias fórmulas ni oraciones prefabricadas, que el mismo Padre sabía bien lo que necesitábamos, que bastaba con hacerlo en secreto, sin gritos ni alharacas, sin aspavientos para que nos vean… Pero, ante la insistencia de los que quieren “la fórmula”, Jesús se anima y nos deja ese modelo que todos aprendimos de chicos y del que no nos aburrimos, el que repetimos cada día y el que resume bien todas nuestras necesidades. Vale la pena recordarlo y repasarlo. Es el “padre nuestro”.

Eso, comenzamos por no apropiárnoslo, por llamarlo “nuestro”, de todos, también de los que nos caen mal, de los que no soportamos, de aquellos que nos friegan a diario. Y no es fácil ser hijos del mismo padre y hermanos. Pero lo repetimos a diario, para que nos lo vayamos creyendo, poco a poco: no es una comida fácil de digerir, están duros los frijoles…

Y de golpe, como quien no quiere le endosamos tres peticiones para que Él las vaya haciendo realidad: “que santifiquemos su nombre, que se haga su voluntad y que llegue su Reino”. Las tres son don y tarea, más lo primero que lo segundo. Tenemos que poner nuestra parte, pero Él pone la principal. Y sabemos es su voluntad, que el Reino llegue. Para eso se encarnó, para eso plantó su carpa en nuestro campamento. Y nos lo demostró día a día, curando toda dolencia, creando condiciones para que fuéramos felices. Quiere que el Reino llegue, esa es su voluntad y así es como se va a sentir santificado (muy pronto lo entendió S. Ireneo: “la gloria de Dios es que el hombre viva” y viva con toda dignidad).

De aquella Encarnación han pasado dos milenios y aún no queremos entenderlo, le seguimos dando vueltas los cristianos ¿Más claro tuvo que hablar y actuar? ¡Pero nos cuesta! Esa es su voluntad y no otra, así vamos a santificar su nombre, poniendo nuestra partecita para que el Reino llegue. Es la única forma que tenemos,… ¡no hay otra!

Y eso nos da derecho a pedir que “el pan de cada día nos llegue”. A todos, porque Él hace llover y salir el sol para buenos y para malos, para justos y para injustos. Quiere que todos tengamos a diario nuestro pan. Y en el pan incluimos todas las condiciones para una vida digna: la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, internet hoy… ¡Pero para todos, no para unos pocos!

Sabemos que son muchos los que en el mundo carecen de pan, de condiciones para vivir con dignidad. Comenzando por el pan físico: mas de 700 millones en el mundo pasan real y verdadero hambre (no solo en Gaza, que ya clama al cielo); Pero unos 4,000 millones de personas (la mitad de la población mundial) viven sin acceso a condiciones elementales de salud; 2,700 millones no tienen agua potable; unos 773 millones de adultos son analfabetos; son millones y millones los que malviven con sueldos de miseria… Y así podríamos seguir. Con razón en el Padre nuestro le pedimos a Dios lo que más necesitamos, lo que la mayoría necesita para vivir con un mínimo de dignidad.

Y a continuación le pedimos a nuestro Dios que nos perdone nuestras ofensas. Pero lo condicionamos fuerte: que nos perdone como nosotros estamos dispuestos a perdonar. De lo contrario que no nos perdone. Es decir, en la práctica muchos le decimos que no nos perdone (¡Cuántos repetimos aquello de “perdono, pero no olvido”! o lo que es lo mismo “no perdono”). Y todos sabemos que el perdón es un proceso, proceso por el que hacemos un largo viaje, pues no es fácil llegar al final.

Somos realistas: le pedimos que “no nos deje caer en la tentación”, no que nos libre de la tentación, no, pues aceptamos ésta como lo más normal y cotidiano (en los sinópticos se nos dice que hasta el propio Jesús fue tentado por el diablo). Le pedimos vencer, no caer en tentación, y eso sí es posible con su gracia y nuestro esfuerzo. Si es lo más cotidiano -tentaciones las tenemos de todo tipo- normal que lo incluyamos en nuestra oración de cada día.

Y remacha Jesús la oración pidiendo “que nos libre del mal”. Y son muchos los males que nos acechan a cada paso. Que sea Él quien nos libre, a pesar de las muchas ocasiones y tentaciones que tengamos.

Seguimos rezando esa oración que a muchos nos enseñaron los respectivos “joaquines y anas” y seguimos diciéndole en ella al buen “Padre Nuestro” que se haga su voluntad, que TODOS tengamos condiciones de vida dignas y que lleguemos al final, a vernos libres de todo lo malo.

 

José Mª Rojo G

Religión Digital

PADRE ÁNGEL: "LOS ABUELOS SON NUESTRA 'INTELIGENCIA NATURAL', ELLOS SÍ QUE LO RECUERDAN TODO"

col kowalski

 

Hace 27 años, cuando el padre Ángel ideó celebrar el Día de los Abuelos, nadie parecía tomarle en serio. "Queríamos hacer una fiesta para nuestros mayores, esos que sufren la soledad de la que ahora tanto se habla, pero que antes no se conocía", recuerda el presidente de Mensajeros de la Paz. "Un día vi a unos mayores muy tristes, y justo era el día de San Joaquín y Santa Ana, y les dije que no estuvieran tristes, que íbamos a celebrar el santo de los abuelos de Jesús".

Después, el padre Ángel se fue a ver al presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, junto al entonces jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campos. En su cabeza, convertir el día de los Abuelos en un nuevo 'San Valentín'. La respuesta del empresario le dejó helado: "Mira, te voy a dar un donativo grande, pero me da pena comercializar algo como el día de los abuelos. Prefiero perder dinero…", le dijo. "Me pareció una idea preciosa, y con ese dinero hicimos la campaña, más pensada en acompañar a los que siempre nos han acompañado que en regalos comerciales. Y así llevamos 27 años".

Ahora, fundamentalmente desde el pontificado de Francisco, toda la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los Ancianos y los Abuelos, pero la idea original es, y seguirá siendo, del padre Ángel, aunque numerosas personalidades se han unido a la festividad. Este año, una treintena de obispos, ministros, presidentes de comunidades, alcaldes, empresarios... se han unido a la celebración enviando cartas de reconocimiento. Este sábado, la fiesta tendrá lugar en Valencia, que se convertirá en la capital mundial de los abuelos del mundo.

Una celebración que, este año, girará en torno a dos gestos: la lucha contra la soledad, y el impacto de la DANA. "Hay muchos suicidios, mucha soledad, no sólo están solos los ancianos, también los jóvenes, los sacerdotes, los obispos. Hasta el Papa está solo", cuenta el sacerdote, recordando la anécdota con Juan Pablo II cuando fue a mostrarle el proyecto del Teléfono Dorado contra la soledad. "Me dijo que los papas también están solos. Y yo le dí mi teléfono y le dije que me llamara si lo necesitaba". Nunca lo hizo, pero la frase se le quedó grabada al cura de Mieres en el alma. "Y es que la soledad ya no es patrimonio solo de los mayores", reflexiona, pensando en el reciente suicidio de un sacerdote en Italia. 

Desde la recientemente creada Fundación padre Ángel Contra la Soledad, éste será uno de los temas de futuro, con una campaña para paliar la soledad de los sacerdotes y obispos eméritos, y que contará con la participación de algunos insignes prelados, ya jubilados, "y algunos olvidados, incluso por sus sucesores". 

La elección de Valencia, por otro lado, es firme. "Queremos dedicar este día a los mayores que sufrieron la DANA, que fueron muchos. Les vamos a dar el diploma de honor". En la misa, junto al pater y al arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, también concelebrará Rafael Guerrero, un sacerdote abuelo (ha adoptado), y entre los galardonados se encontrará Carlos San Juan, promotor de la campaña "Somos mayores, no idiotas", por una mayor atención a nuestros mayores en las instituciones bancarias. 

¿Tiene futuro el Día de los Abuelos? El padre Ángel no tiene dudas: "Ahora que tanto hablamos de la Inteligencia Artificial, los abuelos han sido, y son, nuestra 'inteligencia natural', lo recuerdan todo, y lo que más aprecian, quieren y esperan es que alguien les quiera y les recuerde".

Para esta campaña, Mensajeros de la Paz cuenta con el apoyo explícito del Papa León XIV, que les ha enviado una carta de apoyo. "León XIV es un Papa que quiere mucho a los abuelos, y que ha dicho que abrazar a un abuelo es como abrazar a Jesús", sostiene el padre Ángel, quien añade: "Hoy, hay muchos 'jesuses' a los que nadie abraza". Y eso hay que cambiarlo.

En su carta, León XIV "les felicita y, deseando a los homenajeados un día de alegría experimentando la cercanía de los suyos y de cuantos les cuidan, les asegura un recuerdo en su plegaria para que, dispuestos a orar y amar, puesta la mirada y el corazón en Dios en esta etapa de la vida, aumenten su confianza en El que renueva cada día su esperanza". Esa que nunca se pierde, seas un niño o un abuelo.

 

Jesús Bastante

Religión Digital - 26.07.2025

EL ESTADO DE PALESTINA Y LA RESPONSABILIDAD DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

col kowalski

 

El presidente Emmanuel Macron ha anunciado que Francia reconocerá el Estado de Palestina y que el anuncio solemne se realizará durante la Asamblea General de las Naciones Unidas el próximo mes de septiembre. Mientras tanto, se está trabajando en la organización de la «Conferencia internacional de alto nivel para la solución pacífica de la cuestión palestina y la implementación de la solución de dos Estados», que debería haberse celebrado en la sede de la ONU en Nueva York el pasado mes de junio bajo la dirección de los Gobiernos de Francia y Arabia Saudí, pero que se pospuso debido al ataque israelí a Irán.

El drama que se está viviendo en Gaza, las repetidas matanzas de decenas de miles de civiles inocentes que han perdido la vida bajo las bombas y que ahora mueren de hambre y de penurias, o son blanco de ataques mientras intentan conseguir algo de comida, debería dejar claro a todos lo urgente que es detener los ataques militares que provocan una carnicería y, al mismo tiempo, lo imprescindible que se ha vuelto encontrar una solución a la cuestión palestina. Una solución que la Santa Sede lleva décadas invocando constantemente y que nunca podrá producirse sin la contribución efectiva de la comunidad internacional, además de los países directamente implicados.

A este respecto, es útil recordar que la Santa Sede ya había firmado hace 25 años un primer acuerdo de base con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Luego, hace diez años, firmó un Acuerdo Global con el Estado de Palestina, que entró en vigor en enero de 2016. Una decisión y un reconocimiento en línea con la preocupación expresada por los pontífices desde 1948 por el estado de los Lugares Santos y el destino de los palestinos. Pablo VI fue el primer Papa en afirmar explícitamente que eran y son un pueblo, y no solo un grupo de refugiados de guerra. En el mensaje navideño de 1975, el Papa Montini pedía a los hijos del pueblo judío, que veían ya consolidado su Estado soberano de Israel, que «reconocieran los derechos y las legítimas aspiraciones de otro pueblo que también ha sufrido durante mucho tiempo, el pueblo palestino».

A principios de los años noventa, Juan Pablo II estableció relaciones tanto con el Estado de Israel (1993) como con la OLP (1994), en un momento en que parecía que las partes estaban cerca de alcanzar un acuerdo y de reconocer los dos Estados. En febrero de 2000, unos meses antes de que el primer ministro israelí Ariel Sharon entrara en la Explanada de las Mezquitas, que dio inicio a la segunda Intifada, la Santa Sede había firmado el ya mencionado acuerdode base con la OLP. Al llegar a Belén, en marzo de 2000, Juan Pablo II dijo: «La Santa Sede siempre ha reconocido que el pueblo palestino tiene el derecho natural a tener una patria y el derecho a poder vivir en paz y tranquilidad con los demás pueblos de esta zona. A nivel internacional, mis Predecesores y yo hemos proclamado repetidamente que no se podría poner fin al triste conflicto en Tierra Santa sinsólidas garantías para los derechos de todos los pueblos involucrados, sobre la base del derecho internacional y de las importantes resoluciones y declaraciones de las Naciones Unidas».

Nueve años después, Benedicto XVI, durante su visita a Tierra Santa, reiteró: «Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas. Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino tiene derecho a una patria soberana, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Que la “solución de los dos Estados” se convierta en una realidad y no se quede en un sueño». En 2012, la Santa Sede dio su apoyo a la admisión del «Estado de Palestina» como miembro observador de las Naciones Unidas.

El Papa Francisco, durante su viaje a Tierra Santa en mayo de 2014, repitió ante el presidente palestino Mahmoud Abbas: «Ha llegado el momento de que todos tengan la audacia de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de la paz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dos Estados a existir y a disfrutar de paz y seguridad dentro de unos confines reconocidos internacionalmente». Y por primera vez se refirió al país que lo acogía como «Estado de Palestina».

Se llegó así al Acuerdo global entre la Santa Sede y el Estado de Palestina, de junio de 2015, que insiste en la solución de dos Estados ya contemplada en la resolución 181 de la ONU de noviembre de 1947. El preámbulo del Acuerdo, mediante una referencia al derecho internacional, enmarca algunos puntos clave, entre los que se encuentran: la autodeterminación del pueblo palestino, el objetivo de la solución de dos Estados, el significado no solo simbólico de Jerusalén y su carácter sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, su universal valor religioso y cultural como tesoro para toda la humanidad. En el preámbulo se reafirma, por tanto, el derecho del pueblo palestino «a la libertad, la seguridad y la dignidad en un Estado independiente propio», un «Estado de Palestina independiente, soberano, democrático y vital, basado en las fronteras anteriores a 1967, en Cisjordania, incluida Jerusalén Este, y en la Franja de Gaza, que conviva en paz y seguridad con todos sus vecinos».

Haciendo referencia al Acuerdo Base con la OLP de 2000, el Acuerdo Global renovaba la petición de una «solución equitativa a la cuestión de Jerusalén, basada en las resoluciones internacionales», afirmando que «las decisiones y acciones unilaterales que alteran el carácter y el estatus específicos de Jerusalén son moralmente y legalmente inaceptables» y que «cualquier medida unilateral ilegal, de cualquier tipo, es nula y carece de valor» y «constituye un obstáculo para la búsqueda de la paz».

Este breve resumen da fe de la linealidad y el realismo de la postura contenida en los llamamientos de los últimos pontífices, en las declaraciones de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y en los acuerdos firmados hasta la fecha. Inmediatamente después del inhumano ataque terrorista perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023, el Papa Francisco condenó la masacre y pidió públicamente en varias ocasiones la liberación de todos los rehenes. Al mismo tiempo, al reconocer el derecho de Israel a defenderse, la Santa Sede ha pedido repetidamente - en vano - que no se atacara indistintamente a todo el pueblo palestino presente en la Franja, así como ha pedido que se detuvieran los ataques de los colonos contra la población palestina que vive en los territorios del Estado de Palestina comúnmente conocidos como Cisjordania. Lamentablemente, esto no ha sucedido: en Gaza, y no solo en Gaza, se están produciendo ataques que no pueden tener ninguna justificación y que representan una masacre que pesa sobre la conciencia de todos.

Como dijo de manera clara e inequívoca León XIV en el Ángelus del domingo 20 de julio, es urgente y necesario «observar el derecho humanitario» y «respetar la obligación de proteger a los civiles, así como la prohibición del castigo colectivo, del uso indiscriminado de la fuerza y del desplazamiento forzado de la población». La comunidad internacional no puede seguir asistiendo impasible a la masacre que se está produciendo. Es de esperar que la Conferencia Internacional de alto nivel para la solución pacífica de la cuestión palestina y la aplicación de la solución de dos Estados, ante la urgencia de una respuesta compartida al drama de los palestinos, persiga con determinación una solución que garantice finalmente a ese pueblo un Estado con fronteras seguras, respetadas y reconocidas.

 

Andrea Tornielli, director de los media vaticanos

Religión Digital - 26.07.2025

EL PAPA CONDENA LA "GRAVÍSIMA SITUACIÓN HUMANITARIA EN GAZA, DONDE LA POBLACIÓN CIVIL ESTÁ ASOLADA POR EL HAMBRE"

col kowalski

 

Primer Angelus del León XIV tras su regreso de Castel Gandolfo"Sigo con mucha preocupación la gravísima situación humanitaria en Gaza, donde la población civil está asolada por el hambre, y sigue siendo expuesta a la violencia y la muerte", clamó el Papa, quien renovó su llamamiento "al cese del fuego, el rescate de los rehenes y el respeto al derecho humanitario", recordando "a las víctimas inocentes de los conflictos y a los gobernantes que tienen el poder de parar esto".  

El Pontífice, ante una muchedumbre en la plaza de San Pedro, reflexionó sobre el pasaje evangélico en el que Jesús enseña a sus discípulos el Padrenuestro, "la oración que une a todos los cristianos", y que muestra "los rasgos de la paternidad de Dios por medio de algunas imágenes sugestivas: la de un hombre que se levanta, en el corazón de la noche, para ayudar a un amigo que debe acoger a un visitante inesperado; y también la de un padre que se preocupa por  darles cosas buenas a sus hijos". 

Unas figuras que, apuntó el Papa, "nos recuerdan que Dios nunca nos vuelve la espalda cuando acudimos a Él, ni  siquiera cuando llegamos tarde a llamar a su puerta, quizá después de haber cometido errores,  omisiones, fracasos". Aunque ello suponga "'despertar' a sus hijos que duermen en la casa". Porque "en la gran familia de la Iglesia, el Padre no duda en hacernos a todos partícipes de cada uno de sus gestos de amor".

"El Señor nos escucha siempre cuando rezamos, y si a veces nos responde con tiempos y modos difíciles de comprender, es porque obra con una sabiduría y una providencia mayores, que van más allá de nuestra comprensión. Por eso, aun en esos momentos, no dejemos de rezar con confianza, en Él encontraremos siempre luz y fortaleza", rogó Prevost. 

El Papa abundó en la oración de Jesús en la que "expresamos también el compromiso de corresponder a ese don, amándonos como hermanos en Cristo". Y es que "no se puede rezar a Dios como 'Padre' y después ser duros e insensibles con los demás, sino que es importante dejarse transformar por su bondad, por su paciencia, por su misericordia, para reflejar como en un espejo su rostro en el nuestro". 

Tras el rezo del Angelus, y en sus saludos, León XIV recordó la jornada mundial de los abuelos y ancianos. "Niremos a los abuelos y ancianos como testigos de esperanza, no les dejemos solos. Salgamos a pasear con ellos, en una alizanza de amor y compasión", resaltó.

"Mi corazón está cerca de todos los que sufren por la violencia en el mundo, de manera especial rezo por las personas implicadas en los enfrentamientos en la frontera de Tailandia y Camboya, sobre todo por las familias", señaló, reclamando "diálogo y reconciliación entre ambos países. También, rezó "por las víctimas de la violencia en el sur de Siria".

"Sigo con mucha preocupación la gravísima situación humanitaria en Gaza, donde la población civil está asolada por el hambre, y sigue siendo expuesta a la violencia y la muerte", clamó el Papa, quien renovó su llamamiento "al cese del fuego, el rescate de los rehenes y el respeto al derecho humanitario".

"Toda persona humana tiene una dignidad intrínseca, querida por Dios mismo. Exhorto a las partes de todos los conflictos a detener toda acción contraria a esta dignidad, y los animo a negociar por la paz", insistió el pontífice, quien quiso encomendar "a las víctimas inocentes de los conflictos y a los gobernantes que tienen el poder de parar esto".  

"Gracias a todos los periodistas que contribuyen a una comunicación de paz y de verdad," culminó el Papa, saludando a los jóvenes que participarán esta semana en su Jubileo. "Una ocasión para encontrar a Cristo y vivir con coherencia la fe", finalizó, repitiendo el mensaje a los jóvenes en varios idiomas.

 

Jesús Bastante

Religión Digital

MARÍA MAGDALENA: HERMANA DE LAS QUE CRUZAN FRONTERAS


col anso

 

El revelador artículo de Juan José Tamayo María Magdalena y Virginia Woolf: pioneras de la igualdad (*) no solo rescata a dos mujeres desfiguradas por los relatos patriarcales, sino que las hace dialogar para que juntas sigan abriendo caminos. Al leerlo, he sentido que María Magdalena se convierte en hermana espiritual de tantas mujeres que cruzan fronteras, geográficas y vitales, que buscan un lugar donde el alma descanse.

Yo también soy una mujer que ha vivido entre fronteras —la de un país y otro, la de la Iglesia y sus márgenes, la de las propias preguntas, la de la propia identidad, la de la propia existencia. Y mientras leía el artículo de Tamayo, sentí que la historia de María Magdalena se abría paso como una carta antigua, escrita para nosotras —las que todavía buscamos un lugar para nuestra voz.

La asociación con Virginia Woolf no es decorativa; es profundamente simbólica. Ambas —la una desde la mística pascual, la otra desde la lucidez literaria— representan una espiritualidad que no busca permiso para existir. Son mujeres que hablaron desde su herida, pero también desde su inteligencia, y que no aceptaron el lugar que les fue asignado. Leerlas juntas, como propone Tamayo, es comprender que la espiritualidad femenina no siempre toma forma de doctrina: a veces se manifiesta como un temblor, como un texto, como una certeza que no se puede callar. En esa línea, muchas de nosotras —teólogas, migrantes, maestras, biblistas, cuidadoras, escritoras— caminamos no detrás de ellas, sino junto a ellas, haciendo que la fe suene también en voz de mujer.

Me han resonado especialmente tres ideas que, creo, iluminan el presente:

La recuperación de la autoridad de María Magdalena. Tamayo —siguiendo la obra de Jane Schaberg— la presenta no solo como “la que vio al Resucitado”, sino como maestra, consoladora y líder espiritual en igualdad de condiciones. Su voz, relegada por siglos, sigue siendo semilla de un cristianismo inclusivo que merece ser revivido. La conexión con Virginia Woolf y la frase “mi patria es el mundo entero”. Esa afirmación poderosa hace eco con el caminar de tantas mujeres migrantes de hoy —yo incluida— que vivimos entre geografías, idiomas y nostalgias, buscando una fe y una espiritualidad que nos abrace todas. La denuncia del cristianismo truncado por el patriarcado religioso y político. Más que una derrota definitiva, ese “fracaso” es una tarea pendiente: reinventar y reimaginar la Iglesia como comunidad de mujeres y hombres en igualdad, la Iglesia que los primeros siglos dejaron vislumbrar, pero que fue sofocada por las estructuras de poder.

Mientras leía el artículo, me sentí interpelada: cada una de nosotras, en su pequeño ámbito, está llamada a seguir “talando árboles y construyendo puentes” para que otras caminen. Porque eso hicieron Magdalena y Woolf, a su manera: abrir brechas para que otras pudiéramos pasar.

De esta lectura nacieron unas palabras breves —haikus— que no buscan “explicar” a María Magdalena, sino dejar que su presencia respire en versos cortos, como si fueran destellos, pausas para contemplar.

Seis haikus para María Magdalena

1 Llora la aurora, una mujer pronuncia la luz primera.

2 Voz temblorosa, levanta la noticia: La tumba vacía.

3 Los que dudaban callaron ante el paso de una mujer.

4 Patria sin bordes, ella abre los caminos que nadie abrió.

5 Cruzó el silencio, cargó con la esperanza, le dio voz nueva.

6 Nada la vence, ni tumba ni patriarca: la vida canta.

Tal vez esa sea la fuerza de María Magdalena hoy: recordarnos que la vida —y la fe— se sostienen en voces que se atreven a hablar aunque no sean escuchadas, en pasos que avanzan aunque no haya caminos trazados.

Ella sigue llamándonos a pronunciar, cada una desde su lugar, la luz primera de cada mañana.

 

Yolanda Chávez

Religión Digital

 

Nota de autora: Yolanda Chávez es teóloga pastoral, mujer migrante y acompañante de mujeres de fe. Su investigación doctoral explora la espiritualidad de mujeres migrantes, y su escritura busca tender puentes entre la teología, la poesía y la vida cotidiana.

*Tamayo, Juan José. "MARÍA MAGDALENA Y VIRGINIA WOOLF PIONERAS DE LA IGUALDAD". 

DEFENDER LA DEMOCRACIA Y FUNDAR UNA DEMOCRACIA ECO-SOCIAL

col arregi

 

Hoy en día, como pocas veces en la historia, la democracia como valor universal y forma de organizar la sociedad está siendo atacada. Hay una articulación mundial de grupos con mucho poder y dinero que la niegan en nombre de propuestas regresivas, autoritarias que rozan la barbarie.

La democracia, desde sus inicios griegos, se sustenta sobre cuatro pilares: la participación, la igualdad, la interacción y la espiritualidad natural.

La idea de democracia supone y exige la participación de todos los miembros de la sociedad, hechos ciudadanos libres y no meros asistentes o simples beneficiarios. Juntos construyen el bien común.

Cuanto más se ejerce la participación mayor es el nivel de igualdad entre todos. La igualdad resulta de la participación de todos. La desigualdad, como por ejemplo la exclusión de ciudadanos pobres, negros, indígenas, de otra opción sexual, de otro nivel cultural y otras exclusiones, significa que la democracia todavía no desplegó su naturaleza. Por naturaleza ella es, en palabras del sociólogo portugués Boaventura de Souza Santos (injustamente acusado) una democracia sin fin: debe ser vivida en la familia, en todas las relaciones individuales y sociales, en las comunidades, en las fábricas, en las instituciones de enseñanza (de primaria a la universidad), en una palabra, siempre allí donde los seres humanos se encuentran y se relacionan.

Con la participación de todos en pie de igualdad se crea la posibilidad de inter-acción entre todos, los intercambios, las formas de comunicación libre incluso en forma de comunión, propria de los seres humanos con su subjetividad, identidad propia, inteligencia y corazón. Así la democracia emerge como un tejido de relaciones que es más que el conjunto de los ciudadanos. El ser humano vive mejor su naturaleza de “nudo de relaciones” en un régimen donde prospera la democracia. Ella es un importante factor de humanización, es decir, de gestación de seres humanos activos y creativos.

Finalmente, la democracia refuerza la espiritualidad natural y prepara el terreno para su expresión. Entendemos la espiritualidad tal como la entiende hoy la new science, la neurociencia y la cosmogénesis, como parte de la naturaleza humana. No se confunde ni se deriva de la religiosidad, si bien esta puede potenciarla. Tiene el mismo derecho de reconocimiento que la inteligencia, la voluntad, la afectividad. Es innata en el ser humano. Como escribió Steven Rockefeller, profesor de ética y filosofía de la religión en el  Middlebury College de Nova York en su libro Spiritual Democracy and our Schools (2022): «la espiritualidad es una capacidad innata en el ser humano que, cuando es alimentada y desarrollada, genera un modo de ser hecho de relaciones consigo mismo y con el mundo, promueve la libertad personal, el bienestar, y el florecimiento del bien colectivo» (p.10). Ella se expresa mediante la empatía, la solidaridad, la compasión y la reverencia, valores fundamentales para la convivencia humana y de ahí para la vivencia en acto de la democracia.

Estos cuatro pilares, en el contexto actual del antropoceno (y sus derivaciones en necroceno y piroceno), en el cual el ser humano surge como el meteoro amenazador de la vida en toda su diversidad hasta el punto de poner en peligro el futuro común de la Tierra y de la humanidad, hacen de la democracia sin fin, integral y natural su antídoto más poderoso. Sostengo la misma opinión de muchos analistas de las actividades humanas con efectos a escala planetaria (la transgresión de 7 de los 9 límites planetarios), de que sin un paradigma nuevo, diferente del que tenemos que no incluye la espiritualidad natural, benigno con la naturaleza y cuidador de la Casa Común, difícilmente escaparemos de una tragedia ecológico-social que traerá grandes peligros para nuestra subsistencia en este planeta.

De ahí la importancia de combatir frontalmente el movimiento nacional e internacional de la extrema derecha que niega la democracia y se propone destruirla. Urge defender la democracia en todas sus formas, incluso en aquellas de baja intensidad (como la brasilera), en caso contrario sucumbiremos.

Recordemos la sabia advertencia de Celso Furtado en su libro Brasil: la construcción interrumpida (1993): «El desafío que se plantea en el umbral del siglo XXI es nada menos que cambiar el curso de la civilización, desplazar su eje de la lógica de los medios, al servicio de la acumulación en un corto horizonte de tiempo, a una lógica de los fines en función del bienestar social, del ejercicio de la libertad y de la cooperación entre los pueblos» (p.70). Ese giro implica fundar una democracia ecosocial que podrá salvarnos.

 

Leonardo Boff

Religión Digital

DE ANDAR SOBRADOS O SER RICOS PARA DIOS Lc 12,13-21

fe adulta

col labrador

 Jesús iba adquiriendo fama, la gente que iba a escucharlo percibía que era un hombre justo y sabio. Sus palabras sonaban a verdad. Quizás por eso tuvo que encontrarse en situaciones como las que hoy nos relata Lucas: “Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo”.

Los escribas realizaban ese oficio. Ellos conocían las leyes y eran expertos en herencias y repartos. “Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?”. Jesús no quiere realizar ese papel porque, entre otras cosas, eso presupone ya un modo de situarse ante la vida diferente al propuesto por Él, un modo en el que los bienes materiales adquieren una relevancia singular en la vida de la persona. Jesús propone, en cambio, una vida alejada de la búsqueda de esa seguridad que se sostiene en lo que poseemos, más que en lo que somos.

Su propuesta la expresa a través de la parábola que relata a continuación. No se trata de no tener bienes, sino del valor que les damos, la importancia que les adjudicamos y la dependencia que nuestra vida tiene de ellos. “Mirad, guardaos de toda clase de codicia”, nos dice Jesús, “pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”.

Aunque uno ande sobrado… Podemos preguntarnos de qué andamos sobrados nosotros. Seguramente de posesiones, de “por si acasos”, de pertenencias… Quién de nosotros no tiene más de lo que necesita para vivir. Quién de nosotros no ha pensado alguna vez que hay cosas que guarda y que nunca utiliza. Quienes hemos experimentado en alguna ocasión, aunque sea por un breve tiempo (una experiencia solidaria en otro país, unos días de campamento, un viaje en plan mochilero…) que no necesitamos tanto para vivir −y vivir felices− podemos volver a esa experiencia para confirmar que este evangelio no es solo verdad para quienes creemos, sino para todos los que han descubierto que lo esencial en la vida no está en lo que tenemos.

Lo de “andar sobrados” debe ser bastante similar a ese “guardar la vida” que el evangelista narra en otro pasaje: “quien guarda la vida, la perderá” (Lc 9,24). Andamos sobrados… y no solo de bienes materiales. A la codicia, más o menos disimulada en nuestra vida, suele acompañarle el egoísmo, la insolidaridad, la injusticia… Andamos tan sobrados que hasta se han inventado nuevos términos como “infoxicación”. Andamos “infoxicados”, sobrados de una información que nos acerca la realidad del mundo pero que nos deja insensibles ante ella… Andamos sobrados de redes sociales, de pantallas, de tiempos perdidos en cosas inútiles…

Sobrados… Cada uno de nosotros podemos pensar hoy de qué “andamos sobrados” porque, si a nosotros nos sobra, seguro que a otros les falta. Y porque si nos sobra algo, seguro que también nos falta alguna otra cosa importante. Pues si nos sobra, por ejemplo, orgullo, carecemos de humildad… si nos sobra autosuficiencia, carecemos de esa confianza en el otro y en el Otro necesarias para abandonarnos y no agarrarnos a las seguridades falsas… si nos sobran miedos, nos falta valentía…

Sobrados… ¿De qué ando sobrada? ¿de qué ando sobrado?

Ojalá podamos despojarnos de todo lo que nos encierra en nosotros mismos y nos hace guardarnos la vida en lugar de darla por el Reino, compartiendo lo que somos y tenemos con quienes más lo necesitan. Por eso la invitación es “a ser ricos para Dios”, ricos en generosidad, en solidaridad, en amor, en compartir… Si cada uno de quienes hoy oramos con este texto lo hiciéramos, no cabe duda de que eso repercutiría en bien de nuestro mundo. Jesús termina su parábola diciendo “necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado? Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios”.

El Señor, con sus palabras, nos ayuda a pasar de “andar sobrados” a “ser ricos ante Dios”. Ahora nos toca a nosotros hacer nuestra parte. ¡Ánimo con ello!

 

GUARDAOS DE TODA CODICIA

 


El evangelio tiene un alto poder de evocación y puede ayudarnos a la reflexión si nos detenemos un poco. Nuestro tiempos, tan convulsos, están necesitados de esa reflexión. Eso enriquece nuestra espiritualidad.

La parábola del rico necio se entiende a la perfección. Pero hay un detalle que merece la pena ser subrayado. Dice el evangelio: GUARDAOS DE TODA CODICIA. No solo de la codicia del dinero, de los bienes, que es a la que casi siempre nos referimos, sino de TODA codicia.

Porque la codicia es como la niebla que se filtra bajo la puerta, lo invade todo, lo desdibuja todo, lo contamina todo. La ambición nos hace inhumanos, deteriora nuestras relaciones.

¿De qué codicias habríamos de guardarnos?

· La codicia de querer tener siempre la razón: ese tratar de imponernos con gritos más que con razones, ese arrebatar al otro su palabra para que únicamente prevalezca la mía.

· La codicia de una visión supremacista de la vida: creyendo que solamente nuestra cultura es la buena, que todas han de aceptar nuestras formas de vivir porque son las únicas razonables. La codicia de que todos pasen por nuestro aro.

· La codicia de una fe excluyente: aquella que sigue pensado que las otras religiones están por debajo de la nuestra; la codicia de querer imponer mi visión de Iglesia como única.

Se cumplen 150 años del nacimiento del poeta Antonio Machado cuyos versos han acompañado y acompañan la vida de muchos españoles. No está mal citar hoy aquellos versos claros y limpios del final de su “Retrato”:

Y cuando llegue el día del último viaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Que vayamos aligerando nuestro equipaje, libres de toda codicia y siempre generosos con todos. Así de simples y hermosos son los caminos de la vida y del evangelio.

DE MANERA MÁS SANA José Antonio Pagola

 


«Túmbate, come, bebe y date una buena vida»: esta consigna del hombre rico de la parábola evangélica no es nueva. Ha sido el ideal de no pocos a lo largo de la historia, pero hoy se vive a gran escala y bajo una presión social tan fuerte que es difícil cultivar un estilo de vida más sobrio y sano.

Hace tiempo que la sociedad moderna ha institucionalizado el consumo: casi todo se orienta a disfrutar de productos, servicios y experiencias siempre nuevas. La consigna del bienestar es clara: «Date una buena vida». Lo que se nos ofrece a través de la publicidad es juventud, elegancia, seguridad, naturalidad, poder, bienestar, felicidad. La vida la hemos de alimentar en el consumo.

Otro factor decisivo en la marcha de la sociedad actual es la moda. Siempre ha habido en la historia de los pueblos corrientes y gustos fluctuantes. Lo nuevo es el «imperio de la moda», que se ha convertido en el guía principal de la sociedad moderna. Ya no son las religiones ni las ideologías las que orientan los comportamientos de la mayoría. La publicidad y la seducción de la moda están sustituyendo a la Iglesia, la familia o la escuela. Es la moda la que nos enseña a vivir y a satisfacer las «necesidades artificiales» del momento.

Otro rasgo que marca el estilo moderno de vida es la seducción de los sentidos y el cuidado de lo externo. Hay que atender al cuerpo, la línea, el peso, la gimnasia y los chequeos; hay que aprender terapias y remedios nuevos; hay que seguir de cerca los consejos médicos y culinarios. Hay que aprender a «sentirse bien» con uno mismo y con los demás; hay que saber moverse de manera hábil en el campo del sexo: conocer todas las formas de posible disfrute, gozar y acumular experiencias nuevas.

Sería un error «satanizar» esta sociedad que ofrece tantas posibilidades para cuidar las diversas dimensiones del ser humano y para desarrollar una vida integral e integradora. Pero no sería menos equivocado dejarnos arrastrar frívolamente por cualquier moda o reclamo, reduciendo la existencia a puro bienestar material. La parábola evangélica nos invita a descubrir la insensatez que se puede encerrar en este planteamiento de la vida.

Para acertar en la vida no basta pasarlo bien. El ser humano no es solo un animal hambriento de placer y bienestar. Está hecho también para cultivar el espíritu, conocer la amistad, experimentar el misterio de lo trascendente, agradecer la vida, vivir la solidaridad. Es inútil quejarnos de la sociedad actual. Lo importante es actuar de manera inteligente.

 

ACAPARAR LOS BIENES NECESARIOS PARA LA VIDA DE OTROS, ES CAUSAR MUERTE DOMINGO 18 (C) Lc 12,13-21

fe adulta

 


Es imposible hablar de riqueza y pobreza sin caer en demagogias simplistas. El problema no está solo en los ricos que acumulan a costa del trabajo de otro por un sueldo injusto. El problema está también en los pobres que alegando la justicia social pretenden vivir tan ricamente sin dar un palo al agua. No tener esto en cuenta también es demagogia. 

Se trata de un mensaje muy sutil. El mismo relato insinúa que ni el que lo escribió lo tenía muy claro. En efecto. El rico no es necio porque lo que ha acumulado lo va a disfrutar otro. Sería igual de insensato si toda la riqueza acumulada pudiera disfrutarla él mismo.

Tampoco es válido el “debemos ser ricos ante Dios” ni “no acumuléis riquezas en la tierra”. Nos invitan a valorar las riquezas espirituales. Es una propuesta también descabellada, entendida como obligación de hacer obras buenas que se acumularían para garantizar una felicidad para el más allá proporcional a lo buenos que hayamos sido aquí abajo.

Este planteamiento que hemos mantenido durante dos mil años sigue siendo insuficiente, porque sigue proponiendo la necesidad de seguridades para el falso yo. No importa que sean seguridades espirituales y para el más allá, porque siguen siendo necesidad de seguridades que necesita el falso yo para subsistir y afianzarse. Jesús nunca pudo hacer esta propuesta.

Intentaré explicarme. Si necesito cualquier seguridad o echo algo en falta, es señal de que estoy planteando mi existencia desde mi falso ser (“creatural”, decía Eckhart). Mi verdadero ser es absoluto y no le falta nada. Este ser que soy ha existido siempre. Ni ha nacido ni puede morir. No debo echar en falta ni siquiera la vida que sería el aparente valor supremo.

El evangelio nos está diciendo que tener más no nos hace más humanos. La posesión de bienes de cualquier tipo no puede ser el objetivo último. La trampa está en que cuánta mayor capacidad de satisfacer necesidades tenemos, mayor número de nuevas necesidades desplegamos; con lo cual no hay posibilidad alguna de alcanzar la meta definitiva.

El hombre tiene necesidades biológicas, que debe atender. Pero descubre que eso no llega a satisfacerle y anhela acceder a otra riqueza que está más allá. Esta situación le coloca en un equilibrio inestable. O se dedica a satisfacer los apetitos biológicos, o intenta trascender y desarrollar su vida espiritual, manteniendo en su justa medida las exigencias biológicas.

Es muy difícil mantener un equilibrio. Podemos hablar de la pobreza muy pobremente y podemos hablar de la riqueza tan ricamente. No está mal ocuparse de las cosas materiales e intentar mejorar el nivel de vida. Jesús no está criticando la previsión, ni la lucha por una vida más cómoda. Pero rechaza que lo hagamos a costa de las carencias de los demás.

Se trata de desplegar una vida plenamente humana que me permita alcanzar una plenitud. Solo esa Vida plena puede darme la felicidad. Se trata de elegir entre una Vida humana plena y una vida repleta de sensaciones, pero vacía de humanidad. La pobreza que nos pide el evangelio no es ninguna renuncia. Es simplemente escoger lo que es mejor para mí.

La clave está en mantener la libertad para avanzar hacia la plenitud humana. Todo lo que te impide progresar en esa dirección, es negativo. Puede ser la riqueza y puede ser la pobreza.

 

DOS SABIOS ANTE LA RIQUEZA Domingo 18 del Tiempo Ordinario. Ciclo C

 fe adulta

Un sabio pesimista (¿u optimista?): Qohélet (Eclesiastés 1,2; 2,21-23)

El nombre de Qohélet le suena a muy pocas personas. Sin embargo, muchos han oído citar su famosa frase: «Vanidad de vanidades, todo es vanidad», con la que comienza la primera lectura de este domingo. Pero su enseñanza no se refiere hoy a la vanidad sino a la riqueza.

En el Antiguo Testamento, la riqueza se ve a veces como signo de la bendición divina (casos de Abrahán y Salomón); otras, como un peligro, porque hace olvidarse de Dios y lleva al orgullo; los profetas la consideran a menudo fruto de la opresión y explotación; los sabios denuncian su carácter engañoso y traicionero. En esta última línea se inserta la primera lectura de hoy, que recoge dos reflexiones de Qohélet.

La primera reflexión afirma que todo lo conseguido en la vida, incluso de la manera más justa y adecuada, termina, a la hora de la muerte, en manos de otro que no ha trabajado (probablemente piensa en los hijos).

La segunda se refiere a la vanidad del esfuerzo humano. Sintetizando la vida en los dos tiempos fundamentales, día y noche, todo lo ve mal: De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.

Ambos temas (lo conseguido en la vida y la vanidad del esfuerzo humano) aparecen en la descripción del protagonista de la parábola del evangelio.

Un sabio optimista (¿o pesimista?): Jesús (Lucas 12,31-21)

En el evangelio de hoy podemos distinguir tres partes: el punto de partida, la parábola, y la enseñanza final.

El punto de partida es la petición de uno: Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo. Si esa misma propuesta se la hubieran hecho a un obispo o a un sacerdote, inmediatamente se habría sentido con derecho a intervenir, aconsejando compartir la herencia y encontrando numerosos motivos para ello. Jesús no se considera revestido de tal autoridad. Pero aprovecha para advertir del peligro de codicia, como si la abundancia de bienes garantizara la vida. Esta enseñanza la justifica, como es frecuente en él, con una parábola.

La parábola. A diferencia de Qohélet, Jesús no presenta al rico sufriendo, penando y sin lograr dormir, sino como una persona que ha conseguido enriquecerse sin esfuerzo; y su ilusión para el futuro no es aumentar su capital de forma angustiosa sino descansar, comer, beber y banquetear.

Pero el rico de la parábola coincide con el de Qohélet en que, a la larga, ninguno de los dos podrá conservar su riqueza. La muerte hará que pase a los descendientes o a otra persona.

La enseñanza final. Si todo terminara aquí, podríamos leer los dos textos de este domingo como un debate entre sabios.

Pesimismo, optimismo y realismo

Qohélet, aparentemente pesimista (todo lo obtenido es fruto de un duro esfuerzo y un día será de otros) resulta en realidad optimista, porque piensa que su discípulo dispondrá de años para gozar de sus bienes.

Jesús, aparentemente optimista (el rico se enriquece sin mayor esfuerzo), enfoca la cuestión con un escepticismo cruel, porque la muerte pone fin a todos los proyectos.

Pero la mayor diferencia entre Jesús y Qohélet la encontramos en la última frase.

Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios. Frente al mero disfrute pasivo de los propios bienes (Qohélet), Jesús aconseja una actitud práctica y positiva: enriquecerse a los ojos de Dios. Y este consejo es tremendamente realista porque no se fija en lo que ocurrirá al final de la vida, sino en lo que puedo y debo hacer desde ahora mismo.

CUANDO SOMOS NECIOS Domingo XVIII del TO 3 de agosto Lc 12, 13-21

 

fe adulta

Habitualmente, se utiliza el término “necio” como sinónimo de “estúpido”. De hecho, esa es una de las acepciones que presenta el Diccionario de la RAE. Sin embargo, en su etimología, alude directamente a la ignorancia más radical.

En latín, “nescio” es la primera persona del indicativo del verbo “nescire”, que significa no saber o ignorar. En consecuencia, el significado del término, en la parábola de Jesús, es obvio: quien se hace daño a sí mismo o hace daño a los demás es necio –“nescius”, en latín-, es decir, profundamente ignorante.

En nuestro medio cultural, por diferentes motivos, han terminado instalándose varias creencias completamente erróneas y de consecuencias funestas. Entre ellas, pueden destacarse tres: la creencia en la culpa, en la necesidad del castigo y en la maldad connatural al ser humano. Esta última -que hunde sus raíces también en otra creencia, nefasta en sus consecuencias: la del llamado “pecado original”- ha culminado en la extendida convención cultural de que el ser humano obra el mal porque es malo. De ese modo, se viene a concluir que el mal que percibimos a diario, en nosotros mismos y en los demás, y que llega a ser literalmente monstruoso en ocasiones, es fruto de la maldad humana.

Frente a esta creencia, las tradiciones sapienciales han afirmado que el ser humano se halla constitutivamente orientado hacia el bien. Y que cada persona, en todo momento, hace lo mejor que sabe y puede, de acuerdo con su mapa mental. El mal, por más grave que sea, es siempre hijo de la ignorancia, entendida esta en su sentido más radical y profundo, que hace referencia, no solo a no saber lo que se hace, sino a no saber lo que somos. De ahí que aquellas conocidas palabras que el evangelista Lucas pone en boca de Jesús crucificado, refiriéndose a sus verdugos -“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”-, significan, en realidad, “perdónalos porque no saben lo que son”. Esta es la ignorancia que nos hace vivir de manera necia, generando daño y sufrimiento, en nuestras relaciones interpersonales y en las relaciones entre países y pueblos, con tomas de decisiones crueles, inhumanas e incluso genocidas.

 

EL SENTIDO DE LA VIDA Lc 12, 13-21 «¡Necio! Esta misma noche te van a exigir la vida»

fe adulta

 


Tradicionalmente el ser humano ha sentido la necesidad de encontrarle algún sentido a su vida y habitualmente lo ha buscado en Dios, pero en la actualidad ya no ocurre así, y es creciente el número de personas que pasan por la vida sin preguntarse siquiera qué pintan en este mundo o si están aquí para algo.

También es creciente el número de personas que buscan el sentido de su vida fuera de Dios, pero el gran obstáculo que tienen para encontrarlo es la muerte, porque el reto de dar sentido a una vida sin Dios y con muerte no es trivial. A pesar de ello, es indudable que hay personas que ni creen en Dios ni en la trascendencia y que son capaces de hallar un sentido profundo a una vida que acaba en la muerte... aunque da la impresión de que la mayoría de personas es incapaz de hacerlo y su única salida es banalizar su existencia; es decir, reducir sus expectativas a pasar por la vida sin mayores sobresaltos; sobrenadándola sin osar zambullirse de lleno en ella.

Pero quizá no se pueda hablar del sentido de la vida sin considerar un hecho evidente, y es que hay personas que buscan el sentido en Dios y fracasan, y las hay que lo buscan fuera de Dios y también fracasan. Y este hecho nos lleva a formular una consideración que quizá sea la clave de todo: Si convenimos que la esencia de lo humano es la “humanidad” –es decir, ese sentimiento que nos mueve a compadecer y ayudar–, la única forma de dar sentido a la vida será a través de su práctica.

Y esto puede ser independiente de las creencias o increencias de cada uno, pues cualquier actitud vital que genere humanidad es portadora de sentido, y cualquiera otra que no lo haga provocará un vacío imposible de llenar con actividades mundanas o con prácticas religiosas.

Entonces ¿cuál es la diferencia?... Pues la diferencia está en que la capacidad de la religión (en su acepción más noble) para motivar a comportamientos humanitarios es muy superior a cualquier otra. De hecho, la praxis del cristianismo se asienta en el amor fraterno; en la humanidad, y ello nos puede llevar a entender a Jesús como “el que da sentido a mi vida”.

Hay momentos difíciles en que nos sentirnos arrojados al mundo sin referencias para vivir; condenados a elegir nuestro camino sin normas ni valores eternos que nos lo muestren y con el riesgo permanente de equivocarnos. Momentos en que sentimos la necesidad de encontrar un asidero firme donde aferrarnos para no ser engullidos por el lado oscuro de la vida, y es entonces cuando podemos encontrar a Jesús que nos dice: “No eres un animalillo condenado a morir y desaparecer, sino que tienes una misión en la vida; la misión de hacer realidad el proyecto de Dios; el sueño de Dios, y disfrutar más allá de la muerte de lo que has creado”…

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

El capitalismo es diabólico -- Celso Pinto Carias

 


Redes Cristianas

Fuente: Amerindia
Antes de que alguien diga que el comunismo es más diabólico o igual de diabólico, permítanme decir lo obvio: esta columna hablará del capitalismo. Ha sido una situación horrible tener que justificar afirmaciones negando otras, especialmente cuando se trata de negar algo sin fundamento.

Franz Hinkelammert, Hugo Assmann, Jung Mo Sung, entre otros, nos han recordado la naturaleza idólatra del capitalismo. Pero recientemente, Byung-Chul Han ha señalado la naturaleza autoexplotadora del sistema económico, sugiriendo que no se necesita un «capataz» que supervise los mecanismos de la relación entre el trabajo y el capital. Pero aquí, simplemente queremos observar la realidad desde la perspectiva de alguien que ha vivido en la periferia durante 63 años y fue capaz de combinar el análisis con la observación de la vida cotidiana.

            Muchos saben que el origen griego de la palabra «diabólico» es aquello que divide. «Simbólico» es aquello que une. Por lo tanto, hablaremos aquí, en resumen, de un mecanismo que se experimenta social y subjetivamente como una gran división que empuja a las personas hacia una muerte lenta y psicológicamente dolorosa. No existe un «pelotón de fusilamiento», por regla general, sino que el dolor y el sufrimiento se inyectan en las venas de la gran mayoría de la población del planeta, naturalizándolo todo; es decir, creando una cultura en la que, por ejemplo, la muerte violenta de inocentes se considera una consecuencia indeseable pero necesaria.  

            El capitalismo promete «El Dorado» a todos, afirmando que si trabajas duro, algún día alcanzarás todos tus sueños. Mi padre, quien falleció a los 54 años por una hernia estrangulada por trabajar tanto y no tener tiempo para cuidar su salud, solía decir: «Si Sílvio Santos pudo ser vendedor ambulante, yo también». Mi padre era vendedor ambulante y no ganó ni el 0,1% de los bienes del ilustre presentador. Fue después de su muerte que me uní a la lucha social, porque él no murió por voluntad de Dios, sino por culpa de un sistema que no reconoce la dignidad fundamental de toda persona humana.

            Aquí radica la perversidad del sistema. La culpa siempre recae en el individuo. Ciertamente, hay personas a las que se puede etiquetar de «vagas», pero generalizar a miles de millones de personas en el planeta es una tontería. ¿Por qué hay hambre en el mundo? No es porque la gente no quiera trabajar. Existe una profunda desigualdad social que impide que las personas nazcan, vivan y mueran con dignidad, porque no se comparte, y Jesús ya lo sabía cuando promovió compartir los panes y los peces.

            El capitalismo es la forma moderna y legal de esclavitud. Hay que convencer a las personas de que, a través del trabajo, ganarán su dignidad y podrán, en el futuro, tener una jubilación cómoda. Para lograrlo, el sistema afirma religiosamente que es posible. Solo se necesita fuerza de voluntad. Bueno, tomemos un ejemplo urbano: el trabajador se despierta a las 4 de la mañana, pasa dos horas en el tráfico, regresa a casa por la noche y puede que tenga o no un día libre a la semana (6 frente a 1). Esta persona apenas tiene tiempo ni recursos para el ocio. Solo va al médico de urgencia para conseguir uno o dos días libres; no hay tratamiento preventivo. Entonces, ¿tiene esta persona una vida? Es decir, cuando tiene un trabajo.

            Hablan de emprendimiento. Bueno, un conductor de taxis necesita trabajar más de diez horas al día para ganar un ingreso decente, sin garantías laborales ni de seguridad social. Pero alguien podría objetar: «Es mejor que estar desempleado». Por favor, podemos llevar este argumento hasta el «trabajo análogo a la esclavitud», un término técnico para una ley laboral que aún prevalece en Brasil.

            Hoy en día, la esperanza de vida está aumentando en todo el mundo. Sin embargo, esto se debe a la industria farmacéutica, ya que las personas viven más, pero no necesariamente mejor. Las enfermedades mentales y psiquiátricas están en aumento, e incluso el suicidio está en aumento. Por no hablar de los narcóticos virtuales. Así, el crecimiento del capital está garantizado por la fuerza laboral de personas que a menudo se matan trabajando, como mi padre.

            Existe una gran cantidad de investigaciones sobre esta realidad, que lamentablemente no es plenamente comprendida por las masas trabajadoras. Aquí es donde entra en juego lo que Han llama «psicopolítica», una forma de manipular las mentes y los corazones para su propia destrucción. Esta columna simplemente pretende llamar la atención sobre un factor clave que incluso los progresistas pasan por alto: dentro del capitalismo, no hay salvación .

            ¿Y la solución? Como todo en la historia, la solución dependerá de un largo proceso. Puede que no tengamos tiempo, ya que la crisis climática ya está aquí. Sin embargo, podemos aprender de los pueblos tradicionales, de nuestros ancestros. En 2023, publiqué un breve artículo que describía soluciones (https://portaldascebs.org.br/por-um-novo-projeto-de-sociedade/). Es difícil, porque el capitalismo es diabólico y muchos lo critican, pero sin renunciar a lo que la lógica del consumo, el motor del sistema, proporciona.

Como diría el Maestro Jesús de Nazaret, si el grano de trigo no muere, no dará fruto. ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a cambiar el rumbo de nuestras vidas? Solo el BUEN VIVIR podrá prolongar la vida en la tierra. Vida dada por Dios para ser gestionada con responsabilidad, no dominada: «¡Consideren los lirios, cómo crecen! No hilan ni hilan. Pero les digo que ni siquiera Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos». (Lucas 12:27).