FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Domingo 3 de Enero Epifanía del Señor. (En algunos países es el 6 de Enero)

KOINONIA

 La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es decir, al regreso a Jerusalén de los exiliados en Babilonia, regreso a la gran ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias, las murallas derruidas y el templo, el lugar donde Yahvé habitaba, incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente, centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería para Israel la salvación plena en la misma historia. Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalén será una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.IR A LA PÁGINA

DOMINGO 2 Domingo de Navidad – B (Juan 1,1-18)

 JOSÉ ANTONIO PAGOLA

VIVIR SIN ACOGER LA LUZ

Todos vamos cometiendo a lo largo de la vida errores y desaciertos. Calculamos mal las cosas. No medimos bien las consecuencias de nuestros actos. Nos dejamos llevar por el apasionamiento o la insensatez. Somos así. Sin embargo, no son esos los errores más graves. Lo peor es tener planteada la vida de manera errónea. Pongamos un ejemplo.

Todos sabemos que la vida es un regalo. No soy yo quien he decidido nacer. No me he escogido a mí mismo. No he elegido a mis padres ni mi pueblo. Todo me ha sido dado. Vivir es ya, desde su origen, recibir. La única manera de vivir sensatamente es acoger de manera responsable lo que se me da.

Sin embargo, no siempre pensamos así. Nos creemos que la vida es algo que se nos debe. Nos sentimos propietarios de nosotros mismos. Pensamos que la manera más acertada de vivir es organizarlo todo en función de nosotros mismos. Yo soy lo único importante. ¿Qué importan los demás?

Algunos no saben vivir sino exigiendo. Exigen y exigen siempre más. Tienen la impresión de no recibir nunca lo que se les debe. Son como niños insaciables, que nunca están contentos con lo que tienen. No hacen sino pedir, reivindicar, lamentarse. Sin apenas darse cuenta se convierten poco a poco en el centro de todo. Ellos son la fuente y la norma. Todo lo han de subordinar a su ego. Todo ha de quedar instrumentalizado para su provecho.

La vida de la persona se cierra entonces sobre sí misma. Ya no se acoge el regalo de cada día. Desaparece el reconocimiento y la gratitud. No es posible vivir con el corazón dilatado. Se sigue hablando de amor, pero «amar» significa ahora poseer, desear al otro, ponerlo a mi servicio.

Esta manera de enfocar la vida conduce a vivir cerrados a Dios. La persona se incapacita para acoger. No cree en la gracia, no se abre a nada nuevo, no escucha ninguna voz, no sospecha en su vida presencia alguna. Es el individuo quien lo llena todo. Por eso es tan grave la advertencia del evangelio de Juan: «La Palabra era luz verdadera que alumbra a todo hombre. Vino al mundo… y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron». Nuestro gran pecado es vivir sin acoger la luz.


ANTES DEL TIEMPO EXISTÍAS, ERAS PALABRA DE DIOS

 FRAY MARCOS

FE ADULTA


Jn 1, 1-18

El misterio de la encarnación no es cosa de niños sino algo muy serio. Tan serio que en él nos va la Vida. Retomamos la idea central de la Navidad: La palabra se hizo carne, se hizo vida, se hizo luz. La encarnación es la verdad fundamental del cristianismo, pero no siempre la hemos entendido bien. Estamos sin duda ante la página más sublime de toda la literatura universal que yo conozco. Se trata de himno cristológico anterior a la redacción del evangelio, fruto de la experiencia de una comunidad eminentemente mística. Es una condensación de todo el evangelio. Es prólogo pero podía ser epílogo.

Me parece una osadía atreverme a comentar este texto. Ni tengo la preparación filosófica y teológica suficiente ni la experiencia mística requerida para hincarle el diente. El único consuelo es saber que lo que yo digo no es palabra de Dios, sino solamente un apunte provisional que pueda ayudar a alguno a encontrar la dirección de su propia búsqueda. Querer expresar una experiencia mística con palabras es sencillamente imposible, por eso se recurre a un lenguaje simbólico, poético que violenta el sentido normal de las palabras.

El primer versículo nos dice ya tres cosas sobre Dios y el Logos: Que el Logos está en el origen (en el principio ya existía la Palabra). Que los dos estaban volcados el uno sobre el otro (la Palabra estaba junto a Dios). Que aunque distintos uno y otro eran lo mismo (la Palabra era Dios). No se trata de conceptos trinitarios posniceanos. Al comenzar con la misma palabra que el Génesis, nos está diciendo que la encarnación no es el comienzo de algo nuevo, sino la culminación de la creación. El Logos no comenzó, porque es el origen de todo. Luego se hace carne (comienza a ser en el tiempo) para terminar la creación del hombre. Arch no significa principio de tiempo sino origen, fundamento.

La traducción de Logos por Palabra no creo que sea la más adecuada, porque se pierde la originalidad del concepto que quiere trasmitir el texto. La palabra Logos ya existía, pero el concepto al que quiere aludir es nuevo. Esta palabra se encuentra por primera vez en Heráclito. s. VI a C, (precisamente en Éfeso, donde parece que se escribió este evangelio) y significaba la realidad permanente dentro del devenir de la realidad material (panta rei). La utilizan los estoicos, Platón, y Filón de Alejandría que la emplea 1.200 veces en sus escritos. En el NT tiene un amplísimo significado; desde palabra engañosa hasta el sentido cristológico único del prólogo que estamos comentando.

Repito que aquí el concepto es original; no deducible de las distintas tradiciones. Ese concepto no se vuelve a repetir ni siquiera en Juan. El concepto es incomprensible sin la experiencia pascual. Sin una experiencia mística no se puede acceder al significado que se quiere expresar. Podíamos decir que es el Proyecto eterno que en un momento dado se ejecuta. Dios crea por medio de su Palabra. También nos puede ayudar a comprender lo que quiere decir la idea de Sabiduría preexistente de los libros sapienciales.

Es muy interesante la expresión: "junto a Dios" (pros ton qeon)= vuelto hacia, volcado sobre. Expresa proximidad pero también distinción. Está en íntima unión por relación pero que no se confunda con Dios. Se deja un margen para el misterio. Este dato no siempre lo hemos tenido en cuenta... En griego (Kai qeos en o Logos) y en latín (et Deus erat Verbum), no se dice sólo que la Palabra era Dios, sino también que Dios era la palabra. qeos está aquí sin artículo. Podíamos traducir: lo que era Dios, lo era la Palabra. Para los judíos, Dios era el totalmente trascendente; no podía haber otro. Para los helenistas, el peligro era el politeísmo. Por eso nos dice que ni es una “mónada” ni son dos seres.

“Por medio de la Palabra se hizo todo”. En el AT Dios crea siempre por su Palabra. No se trata de un sonido que emite Dios. Otra vez tenemos que ir más allá del concepto primero. Nos está diciendo que el Logos es origen de todo. Con una redundancia, intenta llevarnos más allá de la misma palabra. Al margen de Dios y del Logos, no existe nada. No se trata solo de lo que existe en el tiempo, sino de todo lo que existe en absoluto.

En la Palabra había Vida, y la Vida era la luz de los hombres”. No llegamos a la Vida a través de la luz, sino al revés. Aquí Jesús no es un Maestro que nos trae salvación con su enseñanza (como se da a entender en otras cristologías) sino Vida que nos lleva a la comprensión total viviéndola. Para nuestra Vida espiritual, este concepto es clave. Vivir es anterior a comprender. Sin vivencia no se puede comprender nada de Dios.

Y la tiniebla no la recibió. El mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Esta insistencia tiene que hacernos reflexionar. En Jn se percibe esa lucha incesante entre la luz y la tiniebla. Era una idea que flotaba en el ambiente de la época. En un escrito de Qumrán se dice: Que la luz no sea vencida por las tinieblas. Ni siquiera los suyos fueron capaces de descubrirla. Tenemos aquí el primer reproche al pueblo judío que no fue capaz de ver en Jesús la Vida que podía llevarle a la comprensión de la ley.

Pero a cuantos la recibieron… Vemos que lo anterior era una exageración. Unos no la recibieron pero otros sí la recibieron. Se habla aquí de creer en sentido bíblico. No se trata de la aceptación de verdades sino de la aceptación de su persona. Sería: A los que confían en lo que significa Jesús, les da poder para ser hijos de Dios. Tenemos aquí la buena noticia. El que cree es engendrado como hijo de Dios. En Juan, se advierte una diferencia clara en el concepto de hijo cuando se dice de Jesús y cuando se dice de otros. Para designar a Jesús dice uios y tekna para designar a otros, se emplea aquí y en Jn 11,52.

Es muy importante aclarar, en lo posible, este concepto. En AT se usa la expresión “hijo de Dios” para referirse a los ángeles, al rey y al pueblo. Estos conceptos no sirven ni para aplicarlos a Jesús ni a los demás hombres. Nos dan una pista para poder comprender lo que quiere decir Juan. En el AT, el término hijo, se empleaba con sentido mesiánico. Se decía del enviado a cumplir una tarea de salvación en nombre de Dios. Esta idea, unida a la de la Sabiduría, pudo dar origen al concepto de “Hijo”, ser preexistente vuelto al Padre.

Para los semitas "ser hijo" es, sobre todo, reproducir lo que es el padre, imitar, salir al padre, obedecer. En Jn 5,19 se dice: “Un hijo no puede hacer nada que no vea hacer al padre”. Se descubre que Jesús es Hijo porque actúa como Dios, no porque conozcamos su naturaleza. De ahí que todo el que se adhiere a Jesús y actúa como él, se hace hijo. En contra de lo que se ha intentado tantas veces, no podemos llegar por razonamiento al conocimiento de Jesús como hijo de Dios. Jesús no es hijo de Dios como yo soy hijo de mi padre. Lo importante no es nacer de la carne y de la sangre, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne. Meta de todo lo anterior. Se trata de una nueva presencia de Dios. Dios no está ya en el templo, ni en la tienda del encuentro. Ahora está en Jesús. No se identifica Palabra y Jesús. Se deja un margen para el misterio. Para la antropología semita hombre-carne, hombre-cuerpo, hombre-alma, hombre-espíritu, son aspectos de una solo realidad, el hombre. Se hizo hombre-carne; limitado pero susceptible de Espíritu. Se hizo carne, sin dejar de ser Logos, sin dejar de estar volcado sobre Dios.

“Y habitó entre nosotros". “eskenosen" significa plantar una tienda para vivir en ella. Hace referencia a la presencia de Dios entre pueblo (tienda del encuen­tro). También de la Sabiduría se dice: “Habita en Jacob, pon tu tienda en Israel”. Siendo uno de nosotros, levantando su tienda en nuestro propio campamento, hizo presente y visible a Dios.

1 DE ENERO. SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

FE ADULTA

col sicre

 

Seis peticiones para el nuevo año (Números 6.22-27)

El Señor habló a Moisés:

Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los hijos de Israel: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz». Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré.

Muchas personas piensan que esta bendición es de san Francisco de Asís. La escribió muchos siglos antes un autor bíblico para que la pronunciaran los sacerdotes sobre los israelitas. Aunque es muy breve, pide al Señor seis cosas.

«El Señor te bendiga». Es lo que hace Dios después de crear a la primera pareja humana, asegurándoles la fecundidad, el dominio de la tierra y el sustento (Gn 1,28-30) y lo que hace un padre antes de morir. La bendición de Isaac implica riqueza material y dominio sobre sus hermanos y otros pueblos (Gn 27,27-29).

«Te proteja». El mejor comentario se encuentra en el salmo 121, que repite a menudo este verbo, presentando a Dios como protector o guardián de Israel. « No duerme ni reposa, está a tu derecha, te guarda de todo mal, guarda tus entradas y salidas».

«Ilumine su rostro» no es una metáfora usual entre nosotros; pero sí hablamos de lo contrario: un rostro sombrío. Un rostro radiante inspira alegría y confianza; Sal 67,2 relaciona el rostro radiante de Dios con su bendición. El salmo 80 lo relaciona con la liberación de los enemigos (Sal 80,4.8.20), igual que Sal 31,16.

«Te conceda su favor». Se puede referir al don de los hijos (Gn 33,5), a dones materiales, la liberación de los enemigos y del pecado.

«Te muestre su rostro» es una petición extraña, porque nadie puede ver el rostro de Dios. En realidad, el texto hebreo dice: «levante su rostro hacia ti», se muestre benévolo, «se fije en ti».

«Te conceda la paz», que no es solo la ausencia de guerra, sino el conjunto de todos los bienes.

En el contexto de la Navidad, recordemos que todo esto que pedimos nos lo ha concedido Dios en Cristo, en quien nos ha proporcionado toda clase de bendiciones espirituales y celestiales.

La única referencia paulina a María (Gálatas 4,4-7)

En la fiesta de Santa María, la liturgia ha querido incluir esta única referencia de Pablo a la madre de Jesús, de suma importancia cuando la celebramos como madre del Hijo de Dios.

El texto habla de dos envíos del Padre: en el primero nos envía a su Hijo, para rescatarnos y recibir la adopción filial; en el segundo, nos envía al Espíritu de su Hijo, que completa la obra impulsándonos a llamar a Dios «Padre» y nos convierte en herederos. Nos ha tocado la lotería de Navidad. Pero este regalo ha necesitado de la colaboración imprescindible de una mujer.

Hermanos: Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Tres actitudes para el nuevo año y un nombre para toda la vida (Lucas 2,16-21)

El texto relaciona dos acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia: la visita de los pastores y la circuncisión de Jesús.

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.

María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

La visita de los pastores la leímos el 25 de diciembre, en la misa de la aurora. De ese relato podemos deducir tres actitudes fundamentales para el nuevo año: los pastores nos enseñan a responder al anuncio del ángel y a alabar y dar gloria a Dios; los presentes, a admirarnos de lo que nos cuentan; María, a guardar y meditar todo lo ocurrido. En el comentario a la misa de la aurora desarrollé estas ideas.

La circuncisión tiene lugar ocho días más tarde. Aunque la práctica es anterior a los israelitas, el libro del Génesis la relaciona con una orden expresa de Dios a Abrahán: «Circuncidad a todos vuestros varones, y será una señal de mi pacto con vosotros» (Gn 17,10-11). De ese modo, el varón israelita lleva en su carne un signo de su unión con el pueblo de Dios (en Israel no existe la circuncisión femenina, lo cual no significa que la mujer no esté en relación con el pueblo de Dios). Al principio, la imposición de un nombre al recién nacido no estaba vinculada con la circuncisión. El nombre se ponía en el momento de nacer, como lo demuestra el ejemplo de Moisés con su hijo Guersón (Éx 2,22) o el de Obed, nieto de Rut (Rut 4,17). Más tarde se introdujo la costumbre de unir ambos hechos, como recoge Lucas en los casos de Juan Bautista (Lc 1,59) y Jesús.

Lucas y Mateo, que ofrecen dos relatos muy distintos de la infancia, coinciden sin embargo en que el nombre de Jesús («Salvador») fue impuesto por un ángel, cuando se apareció a José (Mt 1,21) o a María (Lc 1,31). Solo Mateo explica su sentido: «porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

Pero esta salvación a través de la muerte hará que el nombre de Jesús sea interpretado, más tarde, como título de gloria. La carta a los Filipenses, después de recordar su humillación, añade: «Por eso Dios lo exaltó y le concedió un nombre superior a todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, la tierra y el abismo» (Fil 2,9-10).

A las ideas de salvación y gloria se añadió más tarde un aspecto íntimo, cordial, que refleja muy bien el himno «Iesu dulcis memoria»:

Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdadero gozo al corazón
cuya presencia es más dulce que la miel
y que todas las cosas.
Nada se canta más suave,
nada se oye más alegre,
nada se piensa más dulce
que Jesús el Hijo de Dios.

En vez de propósitos y buenos deseos, una buena compañía

El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y amor. La liturgia nos traslada a un mundo muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege; de Jesús, que nos salva y concede ser hijos de Dios; del Espíritu, que nos convierte en herederos; de María, que medita en todo lo ocurrido.

JESÚS NO ES UN APÁTRIDA

FE ADULTA

comentario editorial

 

Quien a mí me hace Dios,
la santa voluntad de Dios traiciona (Goethe)

Domingo II después de Navidad

Jn 1, 1-18.

La Palabra se hizo hombre y acampó entre nosotros.

La Liturgia acaba de inaugurar el añonuevo con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. En Gálatas 4, 4, Pablo nos recuerda que "Dios envió a su hijo, nacido de mujer". Theotokos –la Deípara- es el título que el Concilio de Éfeso (431) dio María en referenia a su maternidad divina. Un grave error teológico, que habría que corregir borrándola del calendario.

Casaldáliga nos dice de ella que el Verbo se hace carne en el vientre de su fe, y entonces sí podemos considerar que en su seno se engendra algo divino. Su mejor título, como el de toda mujer madre sin duda, el de haber dado a luz un ser humano. Todo lo demás, tinieblas de misterio.

Si Juan Evangelista hubiera conocido al toledano Rafael Morales (1918-2005), posiblemente nos hubiera puntualizado su "se hizo hombre" apostillándolo con esta estrofa de un Soneto al Jesús consustanciado por elementos terrenales en el vientre de su madre. De los mismos que hemos sido hechos el resto de los mortales:

El alba tomó cuerpo en tu figura,
el aire se hizo carne, los rosales
para crear tu piel silente y pura.

Y entonces, como dioses que somos, habremos nacido en nuestra paria, no en el exilio, como reza la novela del rumano Vintila Horia. Una tierra de esperanza que se abre a un horizonte de perspectivas infinitas. Aquí ninguna criatura es apátrida. Todas son terrenales. Sólo las celestiales, si existieran, pudieran considerarse como extrañas.

Quiero ser como él, hombre y sólo hombre, sin ribetes divinos. Pues considero con Goethe que

Quien a mí me hace Dios,
la santa voluntad de Dios traiciona.

De todas las nominaciones de Dios, la más notable y sustanciosa es la de Palabra. Sólo ella se hizo encarnación en las entrañas de María. Siento la mía Dios por endiosarse en carne. Por hacerse hijo de él e hijo de María.

Permite Madre que repose mi cabeza en tu seno, y sienta dentro de él lo que con tanta claridad perennemente siento fuera. A Jesús, con el que siempre me encuentro en todas partes cuando recorro todos los caminos de la vida. Déjame que escuche el amor expresado en sus latidos. Quiero sintonizar con ellos y luego hacer que suenen en el bosque del Universo entero los suyos, los tuyos –y por qué no-, los míos.

En su primera intervención navideña, el rey Felipe VI pronuncia un discurso cuyas constreñidas fronteras peninsulares me permito transpasar y elevar algunos de sus contenidos a tono universal. Cualquier religión podría hacerlos suyos y reconocer como propia la resonancia espiritual que los impregna: "Es evidente –ha dicho- que todos nos necesitamos. Formamos parte de un tronco común del que somos complementarios los unos de los otros pero imprescindibles para el progreso de cada uno en particular y de todos en conjunto.

¿No es ésta, acaso, ecuménica música de Evangelio dirigida a todos los que quieren escucharla? ¿O quizás a ninguno?

 

QUIEN ME HACE DIOS, A DIOS TRAICIONA

¿Un Dios aquí en la Tierra?
Lo dijeron los hombres
y huyeron las montañas y los bosques.
Las aves emprendieron fugaz vuelo
y este Globo quedó yermo de vida
poblado de desiertos.

La propia raza humana en desvarío,
lo reencarnó en uno de los suyos,
y todos menos él se lo creyeron.

Un Dios aquí en la Tierra: ¡qué locura!

La vida andaba triste en aquel tiempo
buscando por el mundo cementerios.

-"¡Un Dios humano!" lamentaba.

..................................

Regresaron las aves.
Los bosques y montañas repoblaron
de vida los desiertos
cuando Jesús pensando en el silencio,
como de él cantó Goethe,
alzó la voz y dijo:

-"Quien a mí me hace Dios,
la santa voluntad de Dios traiciona".

(SOLILOQUIOS, Edicciones Feadulta)

sábado, 26 de diciembre de 2020

Si esto no es prevaricación…

 

Javier Pérez Royo

Sin Permiso

El miércoles publiqué un artículo (Vicio insubsanable) al tener conocimiento de la sentencia del Tribunal Supremo (TS) por la que se ordenaba la repetición del juicio de Arnaldo Otegi por el caso Bateragune. Únicamente conocía el comunicado del TS, pero no la fundamentación jurídica de la sentencia, que ha sido hecha pública este jueves.
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Joaquín Sánchez: “Seamos un torrente de buenas noticias en un mundo que gime de dolor”

 Religión Digital

“Seamos malas noticias para todas esas élites que consideran que la vida humana y el planeta les pertenecen”
“La época que nació Jesús fue una época llena de crueldad y pobreza, donde Dios era utilizado como legitimación del poder y del expolio del pueblo”
“El rey Herodes representa a las élites sociales, religiosas, militares y económicas que quieren seguir manteniendo un mundo basado en el acaparamiento de las riquezas, utilizando la violencia y el control y dominio de pensamientos y sentimientos”
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El rescate del mensaje y del ideal cristianos

Antoni Ferret

 Redes Cristianas

El título se refiere a volver el mensaje y el ideal a su pureza original, perdida a muy poco tiempo de su formulación completa, eso es: formulación profética + formulación evangélica.
Confieso que los quisiera rescatar de varias hipotecas, pero en este escrito, y a fuer de brevedad, me referiré a un solo aspecto, aunque fundamental.

Entiendo, en mi fuero interno, pero apoyándome en opiniones parciales de otras personas, que:
1)Somos obra mediata de un Creador, el cual, además, nos acoge como hijos (igual podríamos decir amigos, hermanos u otra palabra que signifique un fuerte lazo amoroso). En un momento dado, la persona divina de Jesús se hizo presente entre los humanos para enseñar un ideal de vida de amor, completando los principios ya dados por sus predecesores: los profetas y legisladores de Israel.

2)Los hombres y las mujeres pecamos, a veces o a menudo o muchas veces, según los casos. Esos pecados, el Creador o Padre los perdona gratuitamente, siempre que haya buena voluntad por parte de la persona. (Aquí hay que decir, porque es importantísimo, que la inmensa mayor parte de los actos que se han considerado pecado por las autoridades eclesiásticas durante siglos, no lo eran, sobre todo la casi totalidad de los referidos al cuerpo humano.) Y hay que afirmar, especialmente, que ese perdón es siempre gratuito. (Podemos recordar especialmente los textos de Miqueas 7: 18-19, y de Lucas 15: 11-32.)

3)El apóstol Pablo, al parecer, quedó fuertemente impresionado por algunas frases del Segundo Isaías en relación con la figura simbólica del Sirviente de Yahvé, tales como: «De hecho, él llevaba / nuestras dolencias / y había tomado encima suyo / nuestros dolores. / Nosotros lo teníamos / por un hombre castigado / que Dios azota y humilla. / Pero él era malherido / por nuestras faltas, / triturado por nuestras culpas: / recibía la corrección que nos salva, / sus heridas nos curaban.»

4)Y Pablo tuvo la intuición de transponer la relación entre: pecados del pueblo israelita – sufrimientos del Sirviente – expiación de los pecados del pueblo; a la posible relación paralela entre: pecados de toda la humanidad – muerte de Jesús – perdón de todos los pecados del mundo. Y con ello afirmó la horrible frase de «Cristo murió por nuestros pecados, como decían ya las escrituras». Éramos «comprados» o «rescatados» por la sangre de Jesús. En definitiva: redimidos.

5)Ello ha dado un sentido a la fe cristiana, o ideal cristiano, de culpabilidad, de conciencia fuertemente pecadora, de dependencia, de tristeza.
6)Entiendo (y se va entendiendo) que el texto del Segundo Isaías era referente únicamente al pueblo de Israel en un momento de su historia, que los pecados se perdonan gratuitamente, que no era necesario que nadie muriera, ni sufriera, para alcanzar ese perdón, que un Creador i Padre eminentemente bueno jamás habría exigido, ni necesitado, la muerte ni la sangre de nadie para perdonar.
7)Finalmente, Jesucristo es nuestro Maestro, nuestro guía, nuestro lazo con el Padre, pero no nuestro Redentor.
Antoni

España no acaba de ser europea

 

Jaime Richart, Antropólogo y jurista

Redes Cristianas

Estas cosas son así. Unas cuantas familias de patricios que arrastran a centenares y estas a miles con el refuerzo de la jerarquía religiosa, se imponen en España desde tiempo inmemorial a todos los demás… Vestigios, estos, de tiempos primitivos que no se aprecian en ningún otro país europeo, y menos en los que proceden de la disolución del socialismo real.

Sospecho que España nunca llegará a entenderse ni a desenvolverse con soltura con Europa. Desde una perspectiva antropológica, hay una gran distancia entre la idiosincrasia de la población europea aunque naturalmente sea heterogénea, y los rasgos de carácter de las clases sociales que dominan de hecho y desde hace quizá tres siglos en España. Esa distancia empieza con la religión y la moral.

Por un lado, está aquí ese típico catolicismo exacerbado, entrometido y siempre amenazante, y por otro en Europa están el catolicismo atemperado y más cercano al mensaje evangélico y un cristianismo no católico; ambos mucho más proclives a predicar y practicar la tolerancia. Lo que tiene una importancia suma. Diferencias que se acusan demasiado en el carácter de los dirigentes políticos, económicos, empresariales pero sobre todo judiciales españoles, respecto a los rasgos de sus homónimos de la Europa Unida.

España ha soportado siempre muy mal el hundimiento de aquel imperio donde no se ponía el sol y luego la pérdida de las Colonias. De entonces datan muchísimas de esas familias. Y esa frustración siempre han tratado de compensarla con el infantil orgullo de ser y declararse diferente. Desde luego lo es.

Pues ese complejo, el haber hecho del catolicismo ideología con sus consecuencias psicológicas y morales, una guerra civil en la que la derrota hizo de la paz un sufrimiento incurable para millones de españoles por muchos años, una dictadura de 40 años, y la no implicación en dos grandes guerras que ha originado una inevitable ósmosis entre los dos bandos esforzados desde entonces a entenderse, problematiza considerablemente la relación política y judicial entre España y Europa. Y más precisamente entre España y la Unión Europea. Pues a la Unión no le interesa la apariencia. Lo que intenta es un proceso de integración en un espíritu común, con independencia de la idiosincrasia de cada nación. Por lo que ya no basta el compromiso económico contraído con la Comunidad Económica Europea cuya adhesión solicitó el franquismo en 1962. La entrada efectiva en la Unión Europea en 1985 supone también un acentuado compromiso político.

Y también un esfuerzo para aproximar la epiqueia (interpretación de la ley según su espíritu y no según la literalidad) al entendimiento de la justicia española en las materias espinosas de derechos humanos y territoriales. La falta de adecuación y de empatía entre ambos estamentos es lo que explica, pero no justifica, el sistemático incumplimiento por parte de España de las directivas del Consejo Europeo; así como explica y justifica las resoluciones del Tribunal de los Derechos Humanos aunque no sea una institución de la UE, y de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, que corrigen a menudo a los magistrados españoles aferrados a criterios más propios de la ideología franquista que de la lógica jurídica y formal. Lo que da lugar a toda clase de esperpentos, aunque los medios españoles los solapen como tales con alevosía y nocturnidad.

Lo que no puede entenderse ya es el interés de pertenecer a Europa exclusivamente por razones económicas. Lo que es una prueba de necedad es no facilitar la aglutinación posible con los miembros que la integran, sin ayudar a la superación de las diferencias conceptuales entre España y la UE.

Por todo ello cuando, aparte lo dicho, pienso -y es a menudo, vista la deriva permanente de mi sociedad- en el espíritu y la mente de aquellas generaciones de las demás naciones europeas cuyas vivencias intensas a lo largo de tres décadas, cuyos pensamientos y sentimientos impregnados de drama y de tragedias desgarradoras -legados luego a sus descendientes- son efecto y consecuencia de su enfrentamiento en dos guerras mundiales en el corto espacio de treinta años, casi consecutivas…

Cuando pienso, digo, todo eso y comparo ese universo comprimido en las almas de los europeos de uno y otro bando, con las vivencias, pensamientos y sentimientos de otras tantas generaciones de españoles a lo largo de cuatro décadas, y una espantosa guerra fratricida cuyas secuelas llegan hasta hoy mismo, comprendo que España, aunque medie un pacto técnico y orgánico, será muy difícil que conecte con Europa. Por lo menos no conectará mientras el espíritu de la España no protagonista en siglos (salvo la breve experiencia republicana) pero ciertamente esa sí europea, se haga con el timón de una manera prolongada. En otro caso, lo que nos queda por ver es cuánto tiempo va a tardar España en dejar de ser un palo entre las ruedas para el engranaje de la Unión Europea y un mero apéndice sin interés político y social para el Continente, sólo apto como sucedáneo cercano de lejanos paraísos caribeños…

El problema no es que sean ricos, sino riquísimos, ineficientes y a costa de los demás

 


Juan Torres López

Alainet

Juan Torres

Hace unos días mi compañera y amiga Carmen Lizárraga, profesora Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, publicó un comentario en Twitter señalando la abismal diferencia de ingresos entre los dueños de Inditex y Mercadona y sus trabajadores. Era una manera rápida, como no puede ser de otra forma en esa red social, de llamar la atención sobre las enormes diferencias de ingresos que se dan en el seno de las empresas, algo que muchos economistas bastante ortodoxos han reconocido siempre como una fuente de ineficiencias y pérdida de productividad, tal y como ella misma se encargó de señalar en un artículo posterior (aquí).
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Las dos Navidades 2/2

 


Óscar Fortin

Humanismo en Jesús

La Humanidad de nuestros tiempos esta, mas que nunca, sometida a fuerzas cuyos objetivos son la toma de control tanto de las personas que del conjunto de los pueblos.
El corona virus, producto del hombre, se impone a la Humanidad entera. En muchos de sus exigencias nos lleva al sentido contrario de nuestra naturaleza: como la fraternidad, el encuentro de los unos con los otros, el compartir etc…
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Juan José Tamayo: “Los obispos españoles no se sienten suficientemente cómodos en democracia”

 

Jesús Bastante

el diario

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El teólogo publica ‘La internacional del odio’ (Icaria), donde denuncia el discurso de Trump, Bolsonaro, Salvini… y también de Vox y HazteOir
“Los obispos españoles no se sienten suficientemente cómodos en democracia”. Juan José Tamayo no esquiva las afirmaciones contundentes. El teólogo publica La internacional del odio (Icaria), un libro en el que analiza los “cristoneofascismos”, un término que utiliza para explicar “la alianza entre la extrema derecha política y los movimientos integristas cristianos, fundamentalistas, ultraconservadores, en alianza con el modelo liberal, con el apoyo de importantes sectores de la Iglesia católica y protestantes en América Latina”. Y que han saltado el charco y se visibilizan en Europa con personajes como Matteo Salvini o los presidentes de Hungría y Polonia y, en España, con instituciones como HazteOír y partidos como VOX. Que, afirma Tamayo, cuentan con el respaldo silencioso de muchos obispos españoles.
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miércoles, 23 de diciembre de 2020

¿Existe el lobby tardofranquista judicial?

 Germán Gorráiz López, analista

Redes Cristianas

El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial,política, judicial, militar, jerarquía católica,universitaria y mass media del Estado español,herederos naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro “Oligarquía financiera y poder político en España” escrito por el ex-banquero Manuel Puerto Ducet).

Dichos lobbys de presión estarían interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses económicos y amalgamada por la defensa a ultranza del Régimen del 78 y de la “unidad indisoluble de España”, y cuyo objetivo confeso sería convertir al Estado español en una distopía de naturaleza no ficticia. Una distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal” y se ubican en ambientes enmarcados en sistemas antidemocráticos donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual.

¿Existe el lobby tardofranquista judicial?

El Tardofranquismo sería un anacronismo político que bebería de las fuentes del centralismo jacobino francés y del paternalismo de las dictaduras blandas y que incluirá en su cartografía la llamada “Doctrina Aznar” que tendría como ejes principales “la culminación de la“derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo encuentre en sus socios políticos el oxígeno que le permita sobrevivir a su derrota operativa” y el mantenimiento de la “unidad indisoluble de España “, lo que se tradujo en la prohibición por el Gobierno de Rajoy de la celebración del “referéndum del 1-O” en Catalunya y el posterior exilio y entrada en prisión de Puigdemont y sus Consellers.

El Tardofranquismo judicial tendría al Tribunal Supremo como muro de contención de los decretos-leyes aprobados por el “rodillo progresista” del Congreso; a su Presidente Carlos Lesmes como croupier en la ruleta de cargos y adjudicación de procesos judiciales y a los jueces Marchena, Lamela y Llarena como sus más destacados peones. Asimismo, el Tribunal Supremo estaría controlado por el llamado “clan de los políticos” en palabras del ex-Presidente de Sala del TS, Ramón Trillo y habría devenido en un verdadero lobby o grupo de presión de la derecha tardofranquista que mediante controvertidas decisiones judiciales intentará paralizar o revertir las decisiones políticas o económicas del Gobierno Sánchez. Así, el penúltimo ejercicio de “dislate jurídico” del Tardofranquismo judicial sería la revocación por el Tribunal Supremo del tercer grado a los 9 procesados por el procés que conlleva el finiquito del régimen flexible del que gozaban y les permitía salir de la cárcel para ir a trabajar o para hacer voluntariado, sentencia que sería la respuesta del Tardofranquismo judicial al intento de ERC de participar en la gobernanza del Estado tras su reciente apoyo a los Presupuestos Generales del Gobierno PSOE-UP.

En este mismo contexto se encuadraría la cabriola jurídica del Tribunal Supremo que habría decidido por unanimidad de sus miembros repetir el juicio a Otegi y a otros 4 implicados en el llamado “Caso Bateragune” por “pertenencia a organización terrorista” al intentar recomponer la extinta Batasuna. Otegi fue condenado a 6 años de prisión que cumplió en su integridad así como a inhabilitación para cargo público hasta febrero del 2021 pero dicha sentencia fue revocada en el 2018 tras estimar el TEDH de Estrasburgo que “se había vulnerado el derecho de los 5 acusados a un juez imparcial”, por lo que en el supuesto de una nueva sentencia condenatoria, tan sólo le quedaría pendiente de cumplir unos meses de inhabilitación. Como colofón a la ofensiva judicial contra el Gobierno Sánchez, asistimos a la decisión del Supremo de “investigar la gestión del COVID-19” en contra del criterio de la Fiscalía con la esperanza de incriminar al Vicepresidente segundo, Pablo Iglesias y provocar la ruptura del Gobierno PSOE-UP.

Todo ello serían elementos constituyentes de la llamada “perfección negativa”, término empleado por el novelista Martín Amis para designar “la obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal”.

El Papa a la Curia: Somos siervos inútiles en camino, no a los conflictos

 Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

Vatican News

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Discurso del Santo Padre a los miembros del Colegio Cardenalicio y de la Curia Romana con ocasión del intercambio de saludos por la Navidad. “Conservemos una profunda paz y serenidad, con la plena certeza de que todos nosotros, y yo en primer lugar, somos solamente «servidores a los que nada hay que agradecer», de los que el Señor ha tenido misericordia”.
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El Papa Francisco “santifica” a Helder Cámara, el obispo a quien llamaban “comunista”

 Luis Miguel Modino

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En su discurso a la Curia recuerda que “los pobres están en el centro del Evangelio”
“Me viene a la mente lo que decía aquel santo obispo brasileño: “Cuando me ocupo de los pobres, dicen de mí que soy un santo; pero cuando me cuestiono y pregunto: ‘¿Por qué hay tanta pobreza?’, me dicen ‘comunista’”
Los que llamaron comunista a Don Helder, o sus hijos, son los mismos que hoy llaman comunista al Papa Francisco
Don Helder, ejemplo de una Iglesia presente en las periferias geográficas y existenciales, que vivía de forma simple en la Iglesia de las Fronteras, nunca se distanció de los pobres, a pesar de que fue abiertamente perseguido por la Dictadura Militar
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Volver a las raíces, a lo esencial, a lo que Jesús vivió y contagió

 Entrevista de María Ángeles López  – País Vasco

José Antonio Pagola

Volver a las raíces, a lo esencial, a lo que Jesús vivió y contagió. 

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José Antonio Pagola.-

Desde hace algún tiempo viene insistiendo mucho en la importancia de volver a Jesús.

No estoy pensando en un aggiornamento pastoral, unas reformas religiosas o unas mejoras en el funcionamiento eclesial, algo, por otra parte, necesario. Pero, cuando el cristia­nismo no está centrado en el seguimiento a Jesús, cuando la compasión no ocupa un lugar central en el ejercicio de la autoridad ni en el quehacer teológico, cuando los pobres y los últimos no son los primeros en nuestras comunida­des…, creo que lo más urgente es impulsar la conversión al Espíritu que animó la vida entera de Jesús. Volver a las raíces, a lo esencial, a lo que Jesús vivió y contagió.

¿Cómo sería esa Iglesia convertida?
Una Iglesia preocupada por la felicidad de las personas, que acoge, escucha y acompaña a cuantos sufren; a la que la gente reconoce como “amiga de pecadores”. Una Iglesia donde la mujer ocupe el lugar querido realmente por Jesús. Una Iglesia más sencilla, fraterna y buena, humilde y vulnerable, que comparte las preguntas, conflictos, alegrías y desgracias de la gente.

Pero ¿no hay una necesidad grande  de reformas concretas en el funcionamiento y organización de la Iglesia?
Sí, y no pocas. Es probable que en los próximos años se intensifiquen los debates sobre la reforma de la Curia romana, el ejer­cicio del ministerio de Pedro, el nombra­miento de obispos, el lugar de la mujer en la Iglesia, la inculturación, la creatividad litúrgi­ca, los caminos reales hacia el ecumenis­mo… Pero pienso que, si no existe, al mismo tiempo, un clima de conversión apa­sionada a Jesús, los debates y discusiones nos llevarán una y otra vez a enfrentamien­tos, divisiones y pérdida de energía.

¿Cree que ese proceso de conversión aún es posible?
Creo que hemos de abandonar ya una lectura del momento actual en términos de crisis, secularización, desaparición de la fe… Necesitamos hacer una lectura más profética, introduciendo en nuestro horizonte otras preguntas: ¿Qué caminos está tratan­do de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas de esta cultura moderna? ¿Qué relación quiere instaurar con tantos hombres y mujeres que han abandonado la Iglesia? ¿Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna?

Esto no es fácil…
En unos tiempos en que se está produciendo un cambio sociocultural sin precedentes, la Iglesia necesita una conversión sin precedentes. Necesitamos un “corazón nuevo” para engendrar de manera nueva la fe en Jesucristo en la conciencia moderna.

¿Qué responsabilidad tenemos en esto como creyentes de a pie?
Tal vez, el rasgo más generalizado de los cristianos que todavía no han abandonado la Iglesia es seguramente la pasividad. Du­rante muchos siglos hemos educado a los fieles para la sumisión y la obediencia. La responsabilidad de los laicos y laicas ha quedado muy anulada. Por eso, creo que la primera tarea de todos es ir creando comu­nidades responsables. Todos somos necesarios a la hora de pensar, proyectar o im­pulsar la conversión a Jesucristo.

¿Es posible poner más verdad en el cristianismo actual?
No hemos de tener miedo a poner nombre a nuestros pecados. No se trata de echarnos las culpas unos a otros. Lo que necesitamos es reconocer el pecado actual de la Iglesia, del que todos somos más o menos responsa­bles, sobre todo con nuestra omisión, pasivi­dad o mediocridad. Ha sido una pena que ha­yamos entrado en el siglo XXI celebrando so­lemnes jubileos y sin promover una revisión honesta de nuestro seguimiento a Jesús. A veces, me sorprende nuestra agudeza para ver el pecado en la sociedad moderna y nuestra ceguera para verlo en nuestra Iglesia.

¿Qué nos exige esto?
Buscar una calidad nueva en nuestra re­lación con Jesús. Una Iglesia formada por cristianos que se relacionan con un Jesús mal conocido, confesado sólo de manera abstracta, un Jesús mudo del que no se es­cucha nada de interés para el mundo de hoy, un Jesús apagado que no seduce, que no llama ni toca los corazones…, es una Iglesia que corre el riesgo de irse apagando, envejeciendo y olvidando.

¿Qué nos enseña el relato evangélico?
El estilo de vida de Jesús: su manera de ser, de amar, de preocuparse por el ser hu­mano, de aliviar el sufrimiento, de confiar en el Padre. Este esfuerzo por aprender a pen­sar, sentir, amar y vivir como Jesús debería estar en el centro de las comunidades.

Se habla del peligro de convertirnos en un islote dentro de la sociedad moderna.
Tenemos que aprender a vivir en minoría, no de manera dominante y hegemónica, sino compartiendo con otros la condición de per­dedores en esta sociedad. A muchos la Iglesia se les presenta hoy como una institución lejana que sólo parece enseñar, juzgar y con­denar. El hombre moderno en crisis necesita conocer una Iglesia cercana y amiga, que sepa acoger, escuchar y acompañar.

¿Es posible mirar hacia el futuro de la Iglesia con esperanza?
Lo primero es construir nuevas bases que hagan posible la esperanza. Hemos de aprender a despedirlo que ya no evangeliza ni abre caminos al reino de Dios, para estar más atentos a lo que nace, lo que abre hoy con más facilidad los corazones a la Buena Noticia. Al mismo tiempo, hemos de impul­sar la creatividad para experimentar nuevas formas y lenguajes de evangelización, nue­vas propuestas de diálogo con gentes aleja­das, espacios nuevos de responsabilidad de la mujer, celebraciones desde una sensibili­dad más evangélica… Creo que hemos de dedicar más tiempo, oración, escucha del evangelio y energías a descubrir llamadas y carismas nuevos para comunicar hoy la ex­periencia de Jesús.


Semana del 27 de diciembre del 2020 al 2 de enero de 2020 – Ciclo B Sagrada Familia de Nazaret

 KOINONIA

Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Los textos de la liturgia hacen referencia a temas familiares. En la primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, escuchamos los consejos que un hombre, Ben Sirac, que vivió varios siglos antes de Jesucristo, da a sus hijos. El respeto y la veneración de éstos hacia sus padres es cosa agradable a los ojos de Dios, y que no quedará sin recompensa. Los hijos que veneren a sus padres serán venerados a su vez por sus propios hijos. Todos estos consejos, aún conservando hoy plena validez, parecen insuficientes, puesto que están dados desde una mentalidad estrictamente rural, en donde otros aspectos de la vida familiar no son tenidos en cuenta. No sólo importa hablar hoy del respeto que los hijos deber a los padres, sino de la actitud de éstos con relación a los hijos. Esta insuficiencia resulta particularmente notable en momentos como los actuales, cuando la familia tiene planteados problemas de pérdida de sus funciones. IR A LA PÁGINA

Sagrada Familia – B (Lucas 2,22-40)

 

José Antonio Pagola

EDUCAR EN LA FE EN NUESTROS DÍAS

El pasaje de Lucas termina diciendo: «El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él».

Cuando hablamos hoy de «educar en la fe», ¿qué queremos decir? En concreto, el objetivo es que los hijos entiendan y vivan de manera responsable y coherente su adhesión a Jesucristo, aprendiendo a vivir de manera sana y positiva desde el Evangelio.

Pero hoy día la fe no se puede vivir de cualquier manera. Los hijos necesitan aprender a ser creyentes en medio de una sociedad descristianizada. Esto exige vivir una fe personalizada, no por tradición, sino fruto de una decisión personal; una fe vivida y experimentada, es decir, una fe que se alimenta no de ideas y doctrinas, sino de una experiencia gratificante; una fe no individualista, sino compartida de alguna manera en una comunidad creyente; una fe centrada en lo esencial, que puede coexistir con dudas e interrogantes; una fe no vergonzante, sino comprometida y testimoniada en medio de una sociedad indiferente.

Esto exige todo un estilo de educar hoy en la fe donde lo importante es transmitir una experiencia más que ideas y doctrinas; enseñar a vivir valores cristianos más que el sometimiento a unas normas; desarrollar la responsabilidad personal más que imponer costumbres; introducir en la comunidad cristiana más que desarrollar el individualismo religioso; cultivar la adhesión confiada a Jesús más que resolver de manera abstracta problemas de fe.

En la educación de la fe, lo decisivo es el ejemplo. Que los hijos puedan encontrar en su propio hogar «modelos de identificación», que no les sea difícil saber como quién deberían comportarse para vivir su fe de manera sana, gozosa y responsable.

¿SUPRIMIR LA NAVIDAD?

RELIGIÓN DIGITAL

col vict perez

Leía hace unos días en un diario que uno de los científicos que se ocupan de la pandemia (Javier Sampedro) decía que “suprimir la Navidad” este año era “ciencia”,  y que ese era el camino que deberían seguir los gobiernos para limitar la extensión de la pandemia; pues la Navidad es “un paraíso para un virus pandémico” por la multiplicación de reuniones sin precauciones. Y yo, con matices, estoy de acuerdo con eso.

Estoy de acuerdo no sólo por las razones de salud que aconseja la situación actual, sino porque la Navidad ya dejó de ser hace tiempo lo que debería ser, y se convirtió en una caricatura esperpéntica de lo que fue en su origen y durante mucho tiempo. El gordo papá Noel inventado por la Coca-Cola y la orgía consumista –¡hay que comprar, comprar, comprar! sin compras no hay navidad- y derrochadora de un consumo energético, simbolizada ejemplarmente por la paranoia de los millones de luces que se gastan en la iluminación de nuestras ciudades, son la muestra de la degeneración del “espíritu de la Navidad”.

El origen de la Navidad es justamente lo contrario: la sencillez de la encarnación, del Dios-con-nosotros, de la encarnación humilde y el nacimiento en el seno de una familia humilde y en un lugar humilde; en armonía con la naturaleza y no en el derroche de recursos y la destrucción  de esa armonía, acogido por gente humilde y rechazado por los poderosos como una amenaza a su status. El origen de la Navidad es una luz en la oscuridad de un mundo opresor, violento, desigual y clasista.

El Evangelio –verdadero fundamento de la Navidad, aunque suele olvidarse, perdido en un mito infantilizado y manipulado- es una buena noticia, pero no para los ricos y los poderosos; para “los políticos que se dicen cristianos y niegan a los humillados de la tierra el derecho a salir de su humillación –como dice el obispo gallego Agrelo en su último mensaje–... No representa nada para un mundo que se olvida de cuidar a Cristo donde Cristo sufre, que no recibe a Cristo en los que tienen hambre, sed y frío, en las que carecen de un techo, en las que mueren de soledad... Las iglesias se llenaron de ahogaCristos y fingen comulgar con él”. El obispo de Tánger continúa su mensaje navideño: “Nos quedaremos sin buena noticia los obispos, curas, frailes y monjas, los poderosos y conformistas, que nos servimos de los pobres y del Pobre para mantener la posición, supuestos cristianos que justificamos el horror que padecen los pobres, haciéndonos culpables de los males que padecen, y pensamos que, después de todo, fueron los pobres los que buscaron la muerte, hasta pensamos que fueron tan tontos que, para morir, pagaron lo que no tenían”.

Pero el Evangelio es una buena noticia para los pobres, que son los verdaderos destinatarios y los únicos realmente dispuestos a acoger la Navidad. Nosotros –como sigue Agrelo– “corremos el riesgo de quedarnos sin Navidad, aunque nuestras mesas se llenen de cosas superfluas en las que gastamos los que los pobres necesitan”.

Por eso, yo no tengo ningún interés en “salvar” esa falsa Navidad, como quiere la presidenta de la comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, que presume de cristianismos y de quien algún tonto dijo que se expresaba mejor que los teólogos actuales, por un discurso tópico y oportunista que pronunció hace unos días. No tengo ningún interés en salvar esa Navidad que ahogó hace tiempo la verdadera y se convirtió en un insulto para la Navidad de Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios, que aún queremos celebrar muchos cristianos.

En realidad, el verdadero espíritu de la Navidad ni ha podido robárnoslo la orgía de consumo contemporáneo en que se han convertido estos días “navideños”, porque la verdadera Navidad no la ha inventado El Corte Inglés” -como cantaba Melendi-, ni podrán suprimirlo con el confinamiento por la pandemia, porque está entre nosotros y dentro de nosotros, como el Reino de Dios que anunció el Emmanuel. La seguiremos celebrando personal y comunitariamente –hasta donde se pueda-, como venimos haciendo desde los tiempos de Francisco de Asís, alrededor de nuestro humilde belén. Ojalá que como él sepamos tener presentes estos días no solo el misterio de Dios sino a los más pobres, que son su encarnación.

Estas palabras están dedicadas al Padre Angel, a los Mensajeros de la Paz y a tantas parroquias que abren sus puertas de par en par a los más necesitados; a ATD-Cuarto Mundo y a tantos voluntarios de Caritas y otras organizaciones que estos días se vuelcan en los verdaderos protagonistas de la Navidad: las más pobres, las mayores víctimas de esta pandemia. Y a los cristianos palestinos, que este año podrán celebrar la Navidad en la sufrida tierra de Jesús sin turistas, y ojalá al cobijo de las balas de sus hermanos judíos.