FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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miércoles, 25 de abril de 2018

La magia que nos une - 5º Domingo de Pascua, Ciclo B.

Esperanza

La Iglesia armenia pide que Turquía restituya propiedades para reparar el genocidio

RELIGIÓN DIGITAL

Se cumplen 103 años desde el principio del "gran crimen"

El "reclamo legítimo" del pueblo armenio no es sólo que haya "un reconocimiento del genocidio", sino también que "se reparen" los agravios sufridos, ateniéndose "a las convenciones internacionales y a la Declaración de los derechos del hombre". Es el pedido del Catholicos de Cilicia de la Iglesia Apostólica Armenia, Aram, en una extensa reflexión difundida a través del periódico franco-libanés L'Orient-Le Jour, en ocasión del día en que se conmemora el genocidio armenio.SEGUIR LEYENDO

MISA CON NIÑOS DOMINGO V DE PASCUA (B)


 “La vid” 29 de abril de 2018 

(Sigue el ambiente festivo de Pascua y continúan los elementos ambientales que nos lo recuerdan.  

• Para mostrar cierta continuidad en la temática de las lecturas de estos domingos podemos hacer ver que el domingo pasado Jesús se nos mostraba como “un buen pastor”, que conoce a sus ovejas. Hoy se nos presenta como “la verdadera vid”. • Un signo para la celebración: en este domingo destaca el signo de la vid. Estaría bien una cepa, o las ramas de unos sarmientos. También se podría proyectar la imagen de una cepa. Si no hubiera estos elementos puede servir una cesta con racimos de uvas. • Canciones para la celebración: “Quiero estar contigo” (Luna). “Bendigamos al Señor”, “Jesús, ven tú” (Misa Joven). IR A LA PÁGINA

RESUCITAR


col manvicent

Cristo y los espárragos, los virus y las bacterias, los ajos tiernos y las habas, todo resucita esta mañana de gloria. Las golondrinas vuelven, las torcaces pasan, el caracolillo se pega a la carena de los barcos, el pulgón de los rosales realiza la primera escalada hacia la belleza, la flor de los cerezos desafía a la nieve en el deshielo, los insectos hierven en las charcas, las semillas después de pudrirse germinan, el trigo ensaya el primer verde oleaje.
Toda la naturaleza celebra la fiesta de la resurrección, de modo que sal del sepulcro de todos los días, levántate y anda. O más bien, huye, porque hoy la huida es la única forma de salvación.
Creer que mientras vives no estás muerto es solo una bella suposición, puesto que mucha gente muere antes de morir y no se da cuenta. He aquí algunas pruebas inapelables.
Si de madrugada, despierto en la cama, estiras una pierna hacia el lado fresco de la sábana y no sientes placer, es que estás muerto.
Si al abrir los ojos descubres que está el sol en la ventana y no concibes que ese es un milagro que se repite cada mañana exclusivamente en tu honor, es que estás muerto.
Si no agradeces que la brisa de primavera infle los visillos y llene tu habitación de un aroma de mar, es que estás muerto.
Si pese a todo, persistes en enterarte de las noticias que llenan de basura moral el mundo y las prefieres al aroma de café que te llega de la cocina, es que estás muerto.
Bosteza, ráscate la espalda por debajo del pijama y prepárate para el examen ante el espejo del cuarto de baño. Si ese espejo, que lo sabe todo de ti, no te absuelve, es que estás muerto.
En la forma de partir el pan reconocieron al Maestro resucitado sus discípulos en el camino de Emaús. Prueba a compartir una agradable sobremesa con los amigos y si ignoras que la inmortalidad está en el fondo de ese placer, vuelve al sepulcro.

CADA ONCE DÍAS, UN SACERDOTE ES ASESINADO EN ALGÚN LUGAR DEL MUNDO


La violencia contra curas en el mundo no da tregua. Con el asesinato de dos clérigos esta semana en México, los primeros meses de este 2018 han arrojado un total de 11 sacerdotes brutalmente asesinados: una media de uno cada 11 días. África, América, Asia, Europa... casi no hay lugar del mundo que no ha visto la muerte violenta de un presbítero en lo que va de año.
Según recoge Il Sismografo, tres sacerdotes han sido asesinados en África en los primeros tres meses y medio de este año, concretamente en Malawi, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo. En América han sido cinco los curas ejecutados: uno en Colombia, uno en El Salvador y cuatro en México, un país especialmente peligroso para los trabajadores de la Iglesia. Asia y Europa han visto cada una, por su parte, el homicidio de un solo sacerdote, en India y en Alemania respectivamente, dejando así a Oceanía como el único continente que no ha llorado en 2018 la pérdida de ningún presbítero.
¿Cuáles son las razones para tal repunte de violencia? Aunque en muchos casos se tarda mucho tiempo en esclarecer los motivos del asesinato de un sacerdote -si es que se llega a conocer la verdad- existen algunos factores comunes que permiten hacerse una idea de por qué los curas están en el blanco de la diana.
En primer lugar, los sacerdotes están expuestos a los mismos peligros que la población civil, sean la guerra, las tensiones políticas o el crimen común u organizado. Los conflictos en la República Centroafricana que han causado la muerte de al menos 6.000 civiles desde 2013, por ejemplo, también segaron la vida del cura Joseph Désire Angbabata, quien murió el 24 de marzo tras un ataque el ataque a la parroquia de Séko.
Un caso similar al del padre Florent Mbulanthie Tulantshiedi, quien apareció estrangulado en marzo en la orilla del Río Kasai: otra víctima, posiblemente, del régimen brutal de Joseph Kabila en la República Democrática del Congo.
Incluso hay veces en la que la violencia de la guerra persigue a los curas, aun cuando han abandonado su país de origen, como fue el caso del padre Alain-Florent Gandoulou, el capellán de la comunidad católica francófona de Berlín asesinado el 22 de febrero como consecuencia, según las hipótesis que manejan las autoridades, de las tensiones étnicas en su Congo natal.
Pero no hace falta que haya guerra para que los curas sufran como tantos otros de su pueblo. En Malawi el cura Tony Mukomba murió el 18 de enero víctima de una extorsión de delincuentes callejeros. En México el padre Rubén Alcántara Díaz -fallecido este mismo miércoles 18 de abril- parece haber sido víctima igualmente de un criminal común. Hoy mismo conociamos el asesinato del padre Juan Manuel Contreras en Jalisco.
Los otros dos curas asesinados en este país en lo que va de 2018 -Germaín Muñiz García y Iván Añorve Jaimes- parecen haber caído en manos del crimen organizado, al igual del presbítero salvadoreño Walter Osmir Vásquez Jiménez, quien fue abatido presumiblemente por pandilleros de la Mara Salvatrucha el pasado 29 de marzo.
Sí es cierto, no obstante, que si los curas pueden morir como cualquier otro ciudadano, también lo es que su trabajo les pone en situaciones de especial riesgo. Dos sacerdotes asesinados este año -el colombiano Dagoberto Noguera y el indio Xavier Thelakkat- perdieron sus vidas a manos de personas a las que intentaron ayudar: inmigrantes venezolanos, en el caso del primer cura, y un ex-sacristán con problemas mentales, en el caso del segundo. Hechos que hacen pensar, aún más que las muertes de los otros ocho curas matados hasta aquí en 2018, ya que estos curas no han hecho más que seguir el ejemplo de su Señor, por muy dolorosas que nos parezcan sus muertes aquí en la tierra.

LA OTRA MADRE


col zapatero

Los medios de comunicación, pero especialmente la radio, vaya, el cuarto poder en general, ¡para qué andar con remilgos!, llevan bombardeándonos desde hace ya algunas semanas, concretamente desde el día 20 de marzo, con spots publicitarios en los que la madre ocupa de manera total y absoluta el protagonismo. He especificado el día en qué comenzó su campaña, porque hasta dos días antes habían hecho exactamente lo mismo con el padre. ¿Quién no se enternece ante una madre y sobre todo ante lo que este ser representa? Digo esto porque los señores y señoras que nos hablan a través de semejantes medios juegan con ventaja. Sea como fuere lo que pretenden estos comunicadores, no voy yo a dudar de sus intenciones, ¡solo faltaba!, pero especialmente de quienes les pagan, es conseguir que todo hijo o hija, que se den por bien nacidos, la muestren su afecto de manera especial en su día que, según marca el calendario, este año es el 6 de mayo. No cabe la menor duda que la intención es a todas luces buenísima. Ahora bien; no lo es tanto, sin embargo, cuando la manera de mostrar dicho afecto queda reducida a que los hijos e hijas obsequien con regalos de todo tipo a su progenitora. Como podéis ver una vez más estamos en lo de siempre: afecto y consumo ligados de manera estrecha. Podría seguir escribiendo sobre el tema, pero pienso que habéis intuido por dónde voy y, por ello, no voy a continuar por semejante derrotero, porque mi intención es otra en este caso.
Afortunadamente cada vez se habla más de otra madre que no es precisamente la que biológicamente no has transmitido la vida a los hijos e hijas. Me refiero a la Tierra, al planeta en donde habitamos. Bien es verdad que son sobre todo los países sudamericanos cuyos orígenes habría que fijarlos en las culturas incaicas, aztecas, mayas etc. quienes más arraigado tienen en su cultura el concepto “madre” aplicado a la Tierra. De ahí la expresión tan propia y tan típica de ellos a la hora de denominarla como “pacha mama”. Sí, la tierra también es nuestra madre; tuya y mía. De ella hemos salido, ella nos ofrece todo lo necesario para nuestro cuidado y alimento y, de una manera u otra, a ella volveremos un día. Tengo la impresión, sin embargo, que de esta madre nos recordamos muy poco. Baste traer a colación, pues creo que no está de más saberlo, que el día dedicado a conmemorar su efeméride no fue otro que ayer, 22 de abril, y que comenzó a celebrarse el año 1970 con el nombre, nada menos que, de “Día internacional de la Madre Tierra”. ¿Qué medios de comunicación lo han puesto en solfa? Creo que lo mejor es callar. Ya no hablo de regalos, por lo que a la “Madre Tierra” se refiere, sino de atropellos, a veces en grado demasiado extremo. ¿Qué hemos hecho de ella? Me parece que bien poca cosa puedo añadir a lo que tú ya no sepas. La hemos troceado en mil añicos, levantando fronteras por todas partes, con las consecuencias que todo esto ha llevado y continúa llevando por diferentes lugares del planeta. Los más poderosos han excluido a los más débiles, aduciendo cuestiones de raza, de cultura, de educación, de pensamiento, de religión, etc. Pero, no nos engañemos, en el fondo de semejante destrozo no existe ninguna otra razón que no sea la fuerza y el poder económico de los más poderosos y potentados. La estamos esquilmando sin piedad ni miramientos, intentando sacar de la misma todo lo que podemos y más, precisamente quienes más pueden para satisfacer sus intereses económicos, sin tener en cuenta para nada las nefastas consecuencias que por ello, con toda certeza, ya están padeciendo muchas personas y padecerán aún más las generaciones venideras. Mientras tanto, los mandatarios y gobernantes no están dispuestos a hacer el más mínimo esfuerzo, no ya para dejarla al menos como está en estos momentos, sino para no llegar más allá, si para ello tienen que renunciar a conseguir pingües ganancias o si ello les supone ser menos que otro país o que la potencia política frente a la cual rivalizan.
Seguramente estarás pensando y me puedes decir, con toda razón, que tú puedes hacer bien poco. Es posible; cada una, cada uno, lo sabrá según su propia conciencia. Yo solamente te sugiero una cosa: que comiences por respetarla desde tu vida diaria. Tú sabrás qué te implica poner en práctica dicho concepto. Pero pienso que es el mejor de los regalos que en estos momentos puedes hacer a la “Madre Tierra”. ¡Gracias!

LA VID Y LOS SARMIENTOS


col depalma

Jn 15, 1-18
Todos los seres humanos vivimos profundamente relacionados. El vínculo es algo que nos caracteriza esencialmente. Este relato evangélico nos descubre una relación muy poderosa. Sin la cual, dice el texto, estamos desconectados, secos, como muertos… Es una vinculación profunda con Jesús, fuente de vida y de acción. “Sin mí no podéis hacer nada”, “separados de mí no dais fruto”… Nuestras acciones y especialmente la fecundidad de estas acciones dependen de esta conexión profunda con Jesús. De lo contrario, aquello que hagamos “separados” o por nuestra cuenta, será caduco, le faltará profundidad y sentido.
Como es habitual, el Jesús de los evangelios no expone esta situación con largas explicaciones o filosofías, sino que utiliza imágenes, parábolas o símbolos ciertamente conocidos por todo el mundo. En este texto nos habla a partir de la vid, una planta que ha sido objeto de mucha significatividad en la tradición judía. La vid, o mejor, la viña, en textos del Antiguo Testamento, representa al pueblo de Israel, al cual Dios ha plantado, podado y cuidado de todas las maneras posibles. El Padre ha sido representado en muchas ocasiones como un labrador que cuida a su viña Israel. A diferencia de otras parábolas e imágenes, el que actúa con eficiencia y radicalidad es el Padre. Jesús aparece fijamente fecundando como la savia a los sarmientos, pero quien riega, poda, corta… es el Padre. Nosotros tenemos la tarea de permanecer; permanecer unidos, vinculados, conectados a él de donde mana la vida, porque sin él “no podemos hacer nada”. Nuestra fe es un continuo de apertura y respuesta; y de arriesgar en tiempo de dudas. Y siempre, pase lo que pase, Dios actúa.
Pero lo que resulta radicalmente novedoso respecto al Antiguo Testamento es que Jesús se presenta a sí mismo como la vid. Ya no se trata solamente de un pueblo al que Dios consolida y asiste. Dios mismo, en Jesús, es la savia que corre por esta comunidad-vid.  Cada uno en esta comunidad somos como los sarmientos, ramas nacientes, destinadas a dar fruto.
Diversos textos paulinos hablan de esta misma situación. Un texto clave es Colosenses 1,17: “Cristo existe antes que todas las cosas y todas tienen en él su consistencia”. Y también “Dios tuvo a bien hacer habitar en él toda la plenitud. Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas” (Col 1,19-20).
En épocas de búsqueda de sentido o de desorientación, reencontrar la vinculación existencial con “todas las cosas” y encontrar la “consistencia” en Cristo se vuelve fundamental. Cuando las experiencias de aislamiento, abandono o de individualismo resultan generalizadas, la lectura de este texto nos anima a potenciar las relaciones profundas y a reforzar la corriente de vida que viene desde Jesús y que nos comunica entre nosotros de manera creativa.

A LA SAVIA QUE NOS DA VIDA LE LLAMAMOS ESPÍRITU


col fraymarcos

Jn 15, 1-8
Estamos en el comienzo del capítulo 15 del evangelio de Jn, incluido en el larguísimo discurso de despedida, que Jn pone en boca de Jesús, después de la cena. En esta parte del discurso, se habla de la comunidad y su misión en el mundo. Insiste en que la Vida de Dios debe atravesar a cada miembro para que sea posible el amor que se debe manifestar en obras. La división de los organismos vivos, en partes, siempre es inadecuada. Toda la vid es un único ser vivo. Para producir frutos, necesita de los tres elementos.
El simbolismo de la viña es muy frecuente en el AT, Pero no es tan frecuente la imagen de la vid. Además, el sentido que le da Jn es completamente original. El doble aspecto de una misma vivencia individual y una proyección a los demás, es la clave de la experiencia pascual. La Vida de Dios, la de Jesús y la de los discípulos es la misma. Aunque no se nombra expresamente, la Vida sigue siendo el centro del discurso.
Hay que tener en cuenta que la vid es una de las plantas que no produce fruto de provecho, si no se poda severamente. Su capacidad de echar follaje es tan grande que, si no se le aplican fuertes correctivos, se le va toda la fuerza en tallos y hojas. La poda se realiza en dos etapas. La primera se hace antes de que brote y consiste en eliminar casi todos los sarmientos del año anterior, dejando solo una parte mínima (dos o tres nudos) de los más robustos. La segunda se hace en verde, eliminado todos los tallos que no llevan fruto e incluso desmochando los que lo llevan.
Yo soy la vid verdadera. Detrás del símbolo de la vid, se esconde todo un mundo de sugerencias. Se trata de un ser vivo que se manifiesta a través de elementos distintos, pero unificados por una realidad que los trasciende, la vida. Una vez más es la Vida el centro del discurso. Todo el que se adhiere a Jesús forma parte de la misma vid. Forma una comunidad viva que fructifica. En el AT es frecuente que la viña sea improductiva.
Mi Padre es el labrador. Como en el AT, es el Padre quien la ha plantado y la cuida. Pero hay que tener cuidado a la hora de interpretar este aspecto. Jesús nunca se propone como centro de su mensaje. Él predica el Reino que es Dios. Nunca se interpone entre Dios y el ser humano. Jesús nos dice que lo que Dios es para él, lo es también para cada uno de los hombres. No pensemos que Jesús es más que el Padre. La alusión al Padre labrador, expresa la preocupación y el interés porque que los sarmientos den fruto.
Todo sarmiento que en mí no produce fruto, lo elimina, y a todo el que produce fruto, lo poda, para que dé más fruto. ¡Ojo a este párrafo! Tenemos un juego de palabras muy curioso: “airei” no significa cortar ni arrancar sino abolir, quitar. “kathairei” no significa podar sino limpiar, purificar. Ni uno ni otro verbo se suele utilizar para designar tareas agrarias. Al emplearlos nos fuerza a ir más allá del primer significado. El versículo siguiente nos ayuda a salir del error de interpretación: Vosotros estáis ya limpios por el mensaje que os he comunicado. “Limpios” tampoco tiene nada que ver con la pureza legal que se consigue por rituales. Para Jn el único pecado es la opresión. Como ellos han salido de ese ámbito, se han liberado del pecado.
No debemos entender estos versículos como si Dios actuara en nosotros desde fuera y mecánicamente. Para Jesús, Dios es la savia, la Vida que se comunica a toda la vid. Jesús es el primer sarmiento que vivió plenamente de esa savia divina. No debemos confundir al hombre Jesús con el Dios cristiano, sino como el primer cristiano que, haciendo suya la misma Vida de Dios, nos ha indicado la manera de alcanzar la verdadera plenitud humana. El mensaje de Jesús consiste en que todos vivamos esa Vida divina.
Ni cada individuo, ni la comunidad deben considerarse entes estáticos, tienen que dar fruto. Sarmiento improductivo es el que pertenece a la comunidad pero no responde al Espíritu. Incluso el que produce fruto tiene que seguir un proceso que no acaba nunca. Solo el don total de sí mismo permitiría alcanzar la meta. La posesión del Espíritu es un dinamismo que no se detiene nunca. El producir fruto no hace referencia a una moralidad.
El sarmiento no tiene vida propia, necesita recibir la savia de la cepa. La ausencia de fruto, delata la falta de unión con Jesús. La presencia de fruto manifiesta que la savia-Vida está llegando al sarmiento. Ni la Vid sin sarmientos puede producir frutos, ni los sarmientos separados de la cepa. Los frutos se alcanzan por la unidad de ambos. Esa unión con Jesús no es algo automático, ni ritual, ni externo. Exige la actualización constante por parte del discípulo. Cada individuo y cada comunidad tienen que estar constantemente eliminando todo aquello que le impida llegar a la identificación con Jesús.
Existe una fuerte tendencia a equiparar el “producir fruto” con las buenas obras. En Jn no se hace ninguna distinción entre ser y obrar. Adherirse a Jesús es inseparable de producir el fruto que esa adhesión conlleva, pero el fruto no son directamente las obras, sino la Vida-amor, que necesariamente se manifestará en obras. De esta manera queda erradicado el peligro de creer que son las obras las que me llevan a la identificación con Jesús. Solo la Vida-Amor nos hace ser uno con Jesús y nos capacita para obrar.
Porque sin mí, no podéis hacer nada. Por activa y por pasiva repite una y otra vez la misma idea. El sarmiento que es una sola vida con la cepa produce fruto y hace que la vid sea capaz de dar fruto. El que está separado, no sirve para nada porque no tiene vida. Se trata de participar de la misma Vida de Jesús, que es la del Padre. Recordad: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el padre; del mismo modo el que me coma vivirá por mí”. Estar unido, comer a Jesús es comprometerse con él y participar de su misma Vida. De la misma manera alejarse de Jesús es garantizarse la esterilidad y la muerte. 
En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir mucho fruto por haberos hecho discípulos míos. En este versículo queda claro que no pueden ser palabras pronunciadas por Jesús en la última cena. Los discípulos no comenzaron a dar frutos hasta después de la experiencia pascual. Solo entonces descubrieron al verdadero Jesús y lo vivieron de verdad. No son palabras de Jesús, sino palabras de la comunidad sobre Jesús. Si no hacemos esta composición de lugar, no habrá manera de dar un auténtico sentido al evangelio de Jn.
El domingo pasado se hablaba de un solo rebaño, hoy nos habla de una sola vid. Jesús y los discípulos constituyen una sola realidad viva. Ser vid significa estar unido no solo a Jesús y a Dios, sino a los demás sarmientos. Si me separo de otro sarmiento, que está unido a la vid, me tengo que separar de la vid. Esa es la experiencia pascual que tiene que continuar hoy en nosotros. Todos participamos de la misma Vida de Dios, que descubrimos gracias a Jesús. La Vida es una sola; al participar de ella tomamos conciencia de que formamos una unidad con todos los hombres, con todo el cosmos y con Dios.

Meditación
En el centro de mi ser esta la fuente de Vida.
En el orden del Espíritu, todo es Uno.
La aparente diversidad es una ficción de la mente.
Si consigo trascender el mundo de las apariencias,
me encontraré inmerso en la inmensidad del Ser.
En mi verdadero ser, la armonía y unidad son absolutas.

EL LABRADOR, LA VID Y LOS SARMIENTOS


col sicre

Una anécdota y un consejo
Hace años un amigo tuvo que predicar este domingo en un pueblo de la Axarquía malagueña, donde los hombres estaban acostumbrados a ir todos los días al bar a tomar una copa de vino. Un sitio ideal para hablar de la vid y los sarmientos. Sin embargo, cuando terminó la misa, le preguntaron llenos de curiosidad: "Padre, ¿qué es la vid?" En aquel pueblo a las vides las llaman cepas. No se habían enterado de nada.
Experiencia parecida tuve yo la primera vez que di charlas bíblicas en Centroamérica. La gente nunca había visto una vid o un olivo. Por desgracia, Jesús nunca contó la parábola del buen cafetero.
Lo primero que debe preguntarse el que vaya a tener una homilía este domingo es si la gente entenderá una parábola contada en una cultura campesina y mediterránea. En nuestros días, Jesús probablemente habría contado otra muy distinta en la forma, aunque idéntica en el fondo. Una parábola en la que el Padre es un informático, Jesús la corriente eléctrica y nosotros ordenadores (computadoras) que no pueden funcionar si no están conectados a él. Incluso a los que funcionan bien, el Padre los limpia a fondo para que funcionen mejor. Pero esta adaptación, aparte de ser mucho menos poética, comete el mismo error: quien no viva en una cultura tecnológica no la entenderá; y dentro de unos años, cuando los ordenadores no necesiten estar conectados a la red, la parábola perdería su sentido. Más vale atenerse a la imagen original.
El labrador, la vid y los sarmientos
Este pasaje se conoce como «la parábola de la vid y los sarmientos». Título erróneo, porque no tiene en cuenta al protagonista principal, el labrador, que es quien poda, arranca y tira los sarmientos que no dan fruto. Y más bien que parábola es una fábula, donde los protagonistas son animales o plantas que pueden hablar y actuar. En este caso, los protagonistas secundarios, los sarmientos, no hablan, pero sí actúan. Algunos deciden mantenerse unidos a la vid, y dan fruto abundante. Otros deciden independizarse, cortar la relación con la vid, y dejan de dar fruto. (La imagen de unas ramas en movimiento, en este caso alejándose del tronco, recuerda la fábula de Yotán, que comienza: «Se pusieron en marcha los árboles para elegirse un rey»).
El título habitual subraya la importancia de la vid. Y en parte lleva razón: de estar unidos a ella o separados de ella depende el futuro de los sarmientos. Pero la vid no hace nada. Simplemente está ahí. Todas las acciones las realizan el labrador o los sarmientos. Enfoque curioso, que nos obliga a reflexionar sobre la importancia de Dios Padre en la vida del cristiano; y el papel fundamental de Jesús, aunque a veces tengamos la impresión de que no hace nada en nuestra vida.
1ª lectura: la poda de Dios
La fábula destaca una de las acciones que realiza el labrador: «a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto». Podar es cortar, herir al árbol, despojarlo de algo que le ha costado tiempo y esfuerzo producir. Pero el campesino lo hace para que esté más sano y fuerte. Estas palabras del evangelio se pueden aplicar muy bien a lo que cuenta de Pablo la primera lectura. Después de su conversión, podría esperar que lo recibieran muy bien en Jerusalén. Pero ocurre algo muy distinto: no se fían de él, lo rehúyen, hasta que Bernabé lo presenta a los apóstoles. Cuando comienza a predicar, los judíos de lengua griega intentan eliminarlo y debe huir a Tarso. En realidad, toda la vida de Pablo fue una gran poda, una vida llena de persecuciones y sufrimientos. Pero a través de ellos se convirtió en el mayor de los apóstoles. Dio mucho fruto. Una buena enseñanza para los que quisiéramos que todo nos fuera bien en la vida, sin ningún tipo de dificultades.
2ª lectura: cómo permanecer unidos a la vid
El evangelio insiste en la necesidad de que el sarmiento esté unido a la vid. La segunda lectura nos indica el modo concreto de mantener la unión. «Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él». «Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó.» El texto, como es habitual en Juan, resulta complicado y mezcla diversos temas: el amor falso y el verdadero, el complejo de culpabilidad, la confianza en Dios, la observancia de los mandamientos, la fe en Jesús y el amor mutuo, la permanencia en Dios y el don del Espíritu. Siguiendo la metáfora del evangelio, es una vid demasiado frondosa que conviene podar. Bastaría recordar que amar de verdad y con obras equivale a creer en Jesús y amarnos unos a otros. Esa es la forma de permanecer unidos a la vid y la única garantía de que daremos fruto como cristianos.

SER CRISTIANO


comentario editorial

Sea lo que sea que puedas hacer, empiézalo. La audacia contiene genio y poder”. (Goethe)
29 de abril. V domingo de Pascua
Jn 15, 1-8
El que está en mí y yo en él, ese da fruto abundante
El hombre está llamado a dar sus frutos. Y para eso tenemos que estar como los sarmientos, unidos a la vid. Jesús es la vid verdadera y estaremos unidos creyendo en su palabra y amándonos los unos a los otros. Porque es generoso. Y es humano y divino, cuando está injertado en el tronco de la vid del Evangelio.
Un fruto que comido con conciencia es, como dice Tich Nhat Hanh, muy agradable. Nos sentamos elegantemente. Somos conscientes de las personas que se sientan a nuestro alrededor y de la comida en el plato. Es una práctica profunda. Cada bocado se convierte en un embajador del cosmos. Un brindis de alegría, libertad y placer como el que hizo Carmen en el banquete de la ópera de Giuseppe Verdi. En el de los cristianos brindamos todos con el vino espumoso de sus bodegas, macerado en las barricas del roble de los cielos.
La música –o la palabra– no está en la radio que estamos escuchando. Una radio es tan solo un artefacto que recoge y transmite los sonidos hacia los espacios siderales que quieren recibirlos. Pero no solo recibirlos, pero también amplificarlos con fidelidad para que los demás seres vivientes puedan oírlos y gozarlos. Recordemos los versos del protagonista a Horacio cuando le canta: “Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de lo que puede soñar tu filosofía” (Shakespeare, Hamlet).
Sueños de profundo calado que intentan, casi siempre en vano, resolver misterios. La novelista Sonia Fernández Vidal, lo aborda en este diálogo entre Agustín y un niño, en la novela Desayunar con partículas, embarcados ambos en el arduo problema trinitario:
- ¿Qué haces, niño?
- Quiero meter el océano en un hoyo, le responde sonriente el pequeño.
- San Agustín aleccionó al pequeño con un tono paternal: lo que pretendes hacer es imposible.
Pues es exactamente lo que estás intentando tú, le dijo para su sorpresa el niño, meter en tu mente finita los misterios de Dios.
Tu fábula, mi querida Sonia, a mí personalmente no me desalienta en absoluto. Más bien me da ánimos para seguir trayendo cubos del evangélico licor a mi arenoso hoyo de la playa. Jamás acaba de colmarse, pero yo siento que su gracia inunda la raíz de mi cepa, anunciando una generosa vendimia que yo transformaré en amor en mis lagares. ¿Te gustaría, Sonia, acompañarme para pisar descalzos los racimos? Invitaré también a Agustín con cara de filósofo adusto y también al niño sonriente. ¿Sería Jesús ese niño?
Sea lo que sea que puedas hacer, empiézalo. La audacia contiene genio y poder”. (Goethe). Un poder como el de la lámpara de Aladino, que con resplandor ilumina el mundo de luz y de calor.

CLARO DE LUNA
Claro de luna sobre el alma mía
en plenitud de luces y de sueños,
donde los vinateros viñadores
entonan sus canciones del solsticio.

Que yo encuentre la senda iluminada
que conduzca hasta la mesa,
donde se sientan al banquete los amantes.

Si Agustín se quedó
cabizbajo en la playa,
es su problema.

Yo me voy dibujando canciones en el aire.

El Papa aboga por “una Iglesia en movimiento, no un grupo cerrado de elegidos”


Jesús Bastante

Papa Francisco6
“SIEMPRE HABRÁ RESISTENCIAS AL ESPÍRITU SANTO, OPOSICIONES A LAS NOVEDADES Y A LOS CAMBIOS”
Francisco denuncia a los que han transformado la ley “en ideología” y “son prisioneros de las ideas”
“Siempre habrá resistencias al Espíritu Santo, oposiciones a las novedades y a los cambios”. El Papa asumió que no siempre es fácil cambiar las cosas, pues siempre hay quienes “han recibido la ley que era vida pero la han ‘destilado’, la han transformado en ideología y así giran, giran, son incapaces de salir, y cualquier novedad para ellos es una amenaza”.
··· Ver noticia ···

Domingo 29 de abril, 5 Pascua – B (Juan 15,1-8): Creer

José Antonio Pagola
La fe no es una impresión o emoción del corazón. Sin duda, el creyente siente su fe, la experimenta y la disfruta, pero sería un error reducirla a «sentimentalismo». La fe no es algo que dependa de los sentimientos: «Ya no siento nada; debo de estar perdiendo la fe». Ser creyentes es una actitud responsable y razonada.
La fe no es tampoco una opinión personal. El creyente se compromete personalmente a creer en Dios, pero la fe no puede ser reducida a «subjetivismo»: «Yo tengo mis ideas y creo lo que a mí me parece». La realidad de Dios no depende de mí ni la fe cristiana es fabricación de uno. Brota de la acción de Dios en nosotros.
La fe no es tampoco una costumbre o tradición recibida de los padres. Es bueno nacer en una familia creyente y recibir desde niño una orientación cristiana de la vida, pero sería muy pobre reducir la fe a «costumbre religiosa»: «En mi familia siempre hemos sido muy de Iglesia». La fe es una decisión personal de cada uno.
La fe no es tampoco una receta moral. Creer en Dios tiene sus exigencias, pero sería una equivocación reducirlo todo a «moralismo»: «Yo respeto a todos y no hago mal a nadie». La fe es, además, amor a Dios, compromiso por un mundo más humano, esperanza de vida eterna, acción de gracias, celebración.
La fe no es tampoco un «tranquilizante». Creer en Dios es, sin duda, fuente de paz, consuelo y serenidad, pero la fe no es solo un «agarradero» para los momentos críticos: «Yo, cuando me encuentro en apuros, acudo a la Virgen». Creer es el mejor estímulo para luchar, trabajar y vivir de manera digna y responsable.
La fe cristiana empieza a despertarse en nosotros cuando nos encontramos con Jesús. El cristiano es una persona que se encuentra con Cristo, y en él va descubriendo a un Dios Amor que cada día le atrae más. Lo dice muy bien Juan: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es Amor» (1 Juan 4,16).

Esta fe crece y da frutos solo cuando permanecemos día a día unidos a Cristo, es decir, motivados y sostenidos por su Espíritu y su Palabra: «El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada».

Domingo 29 de abril de 2018, 5º de Pascua


5 de PascuaB
Catalina de Siena (1380)
Para entender bien este texto es necesario saber que tanto la vid (o las uvas) o como la higuera (o los higos) son símbolos del pueblo de Dios en el AT. Así, el profeta Oseas (9,10), refiriéndose al pueblo, dice: “Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva en la higuera descubrí a vuestros padres”. Jeremías (24,1-10) cuenta una visión con estas palabras: “El Señor me mostró dos cestas de higos… una tenía higos exquisitos, es decir, brevas; otra tenía higos muy pasados, que no se podían comer”. Los higos exquisitos aparecen como figura de los desterrados fieles a Dios; los «muy pasados que no se podía comer» son figura del rey, sus dignatarios y el resto de Jerusalén que han quedado en Palestina o residen en Egipto (v. 8).
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Palestina 1948: Partición, desposeimiento y fragmentación


Richard Falk

Palestina4
Israel ha logrado moldear y desviar el discurso público sobre el futuro de Palestina de manera brillante durante muchos años. Entre sus primeros logros en este sentido cuenta con la victoria propagandística de conseguir que la guerra de 1948 sea conocida internacionalmente como la “guerra de independencia”. Esta denominación borra a los palestinos de la conciencia política y distorsiona las consecuencias humanas y políticas más profundas del conflicto armado. El lenguaje importa, especialmente en circunstancias vitales, cuando hay ganadores y perdedores, y ese es el caso de una guerra de desposesión, como aquella.
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Nicaragua: El plan consistía en demostrar la ingobernabilidad


Nicaragua
Se elevan a 27 los muertos en las protestas pero despues del mensaje de Ortega llegó la calma (más información)
Se repitieron todos estos días escenas similares a las guarimbas que vivió Venezuela antes de la elección de la Asamblea Constituyente. ¿Alguien duda que más allá de la justeza de tal o cual reivindicación, detrás de estos graves incidentes no esté la mano de Washington?
Se elevan a 27 los muertos en las protestas de Nicaragua
Al menos veintisiete personas han muerto, entre ellos un policía y un periodista, en las protestas contra la reforma de la seguridad social que comenzaron el miércoles pasado en Nicaragua, según han informado diversas organizaciones de derechos humanos.
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Nicaragua: Hay que condenar la represión y las medidas neoliberales de Daniel Ortega


Olmedo Beluche

El gobierno de Daniel Ortega, del partido FSLN, ha procedido a realizar una drástica reforma de las pensiones, aumentando la cuota obrero patronal y descontando 5% de las jubilaciones de los actuales jubilados. Todo esto sugerido por el Fondo Monetario Internacional en una típica medida de corte neoliberal.
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