FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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jueves, 14 de septiembre de 2017

El Rector Mayor expresa su más profundo agradecimiento

- Por: Redacción

El 13 de septiembre, miércoles, don Ángel Fernández Artime, Rector Mayor ha enviado un comunicado a todos los Salesianos SDB y a toda la Familia Salesiana sobre la liberación del salesiano sacerdote Don Thomas Unzhunnalil: “La gran noticia es que, ciertamente, nuestro hermano Thomas ha sido liberado y se encuentra entre nosotros”.
En el comunicado emitido por el Rector Mayor él mismo cuenta que el padre Thomas llegaba el día 12 a las 6 de la tarde a la Comunidad Salesiana que presta su servicio en el Vaticano. Según cuenta don Ángel Fernández Artime: “he pedido a nuestros hermanos que durante algunos días lo acojan allí por múltiples razones, entre otras la de asegurar los primeros estudios médico, y un necesario descanso, así como  poder encontrarlo y abrazarlo en nombre de todos los hermanos Salesianos y de toda nuestra Familia Salesiana. Posteriormente, cuando los médicos lo indiquen y todo sea oportuno, podrá regresar, sin duda, a la India”.

En el comunicado, el Rector Mayor explica cómo ha sido el proceso para la liberación y cómo han estado informados por parte del Sultanato de Omán, el operador humanitario y las personas que se han ocupado del caso de modo diverso “en varias ocasiones y con generosa entrega”.

Además,  Don Ángel Fernández Artime afirma: “Debo decirles también a todos ustedes, y sin duda a personas que tendrán interés en saberlo, que a la Congregación Salesiana no se le ha pedido el pago de ningún rescate, ni tenemos noticias de que se haya realizado pago alguno”.

Profundo agradecimiento

Ha manifestado “un gracias a Dios, en su providencia, por este momento feliz que estamos viviendo. Y un gracias también a las miles y miles de personas que en estos 18 meses de Getsemaní de nuestro hermano Tom han orado con tanta fe. El Señor nos ha concedido una gran Gracia. Por eso hemos de seguir respondiendo en el futuro con más fidelidad y autenticidad a su llamada, y al carisma que nos ha confiado y al que ha vivido y entregado el P. Tom”.

Este mismo miércoles
Don Thomas Unzuhannalil era recibido por el Papa Francisco en el vaticano según ha informado la Agencia Salesiana ANS.

En el documento adjunto puede leerse el comunicado completo de Don Ángel Fernández Artime, X sucesor de Don Bosco.

 

CÚRAME, SALOMÉ ARRICIBITA

CÚRAME

col salome 2
Cúrame con tu amor, límpiame, sana mi vida, cúrame, Señor... mi Dios... cúrame el alma


Si pudiera borrar las cosas que enferman tanto mi alma,
si pudiera desdecirme de tanta palabra airada
si pudiera deshacer, tanto daño como he hecho
si pudiera comprender que un abrazo es un comienzo

Si pudiera confiar en tu amor y no en mis fuerzas
Si pudiera caminar hacia Ti y abrir mi puerta
Si pudiera descifrar las marañas de mi mente
Si pudiera no sentirme tan enferma, tan doliente....

MÍRAME, PUES TU MIRADA ME ILUMINA EL CORAZÓN
TÓCAME CON TU CARICIA QUE BENDICE MI ORACION
ESTRÉCHAME CON TU ABRAZO
ALZAME, TENME EN TUS BRAZOS
ACOMPÁÑAME POR SIEMPRE Y NO TEMERÉ EL CANSANCIO

GUIAME, DAME TU MANO, PARA NO PERDER LA SENDA
MUÉSTRAME CON TU PRESENCIA LA BELLEZA DE ESTA TIERRA
CURAME CON TU AMOR
LIMPIAME, SANA MI VIDA
CANTARÉ TU DESMESURA CADA UNO DE MIS DÍAS

Yo quiero darte posada
quiero ampliar la mirada
ser refugio para otros
despojarme, darlo todo
quiero acogerte en mi casa
cúrame, Señor...mi Dios...
cúrame el alma
cúrame el alma
cúrame el alma

Salomé Arricibita


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: Cúrame.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

El contundente discurso del Papa Francisco en la Casa de Nariño

AMABILIDAD

col mesa

Creo que la amabilidad es un valor que debería ser potenciado en todos los ámbitos de la sociedad, para que la convivencia se hiciera más pacífica, tolerante y respetuosa entre todas las personas.
Sería muy positivo intentar vivir la amabilidad tanto en un nivel personal como social, en el hogar, en el trabajo, en el colegio, en la calle, en el mercado o en la política.
La amabilidad, de la mano de la cortesía, nos descentra de nuestro yo egoísta y nos abre a nuevas realidades, buscando unas relaciones más fraternas, positivas y humanas. Va unida también al civismo y a la educación, por lo que es todo lo contrario a la violencia, el enfrentamiento, la división y la exclusión.
La Fundación Humanismo y Ciencia ha puesto en marcha ya dos campañas tituladas: «Hoy, sé amable. Hoy, serás más feliz». Y como parte de esas campañas, propusieron un «Decálogo de la amabilidad», que hoy deseo compartir en esta página: 
1. Trata de reconocer y respetar los derechos y los méritos de los demás, y de aceptar sus formas de pensar, aunque sean distintas de las tuyas.
2. Trata a los demás con el mismo respeto y cariño con el que te gustaría que te tratasen a ti.
3. Procura ser complaciente con los que te rodean cuando te piden un favor o solicitan tu ayuda.
4. Utiliza palabras como “gracias”, “perdón”, “por favor”, que te facilitarán y harán más agradable tu relación con los demás. Intenta ver en cada persona lo mejor de ella; seguro que lo encontrarás y te sorprenderá.
5. Acostúmbrate a expresar tus mejores sentimientos, no los reprimas.
6. Trata a los demás con toda la naturalidad, la alegría y el afecto que espontáneamente salgan de ti.
7. Acostúmbrate a sonreír, muéstrate solidario, optimista y colaborador con las personas con las que convives.
8. Piensa que si todos tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos, todos seremos mucho más felices.
9. Trata de analizarte y observa si, cuando eres amable o afectuoso con los demás, te sientes más a gusto contigo mismo.
10. Comprueba cuántas horas al día estás de buen humor, si son muchas, alégrate porque estás construyendo un mundo más amable».

VIAJE AL LIDERAZGO DE SERVICIO

col otalora

Leo que el personaje de Anne Perry, Melisande, le suelta al inspector Runcorn: “No deseo que se me proteja de la vida. Tal como lo veo, eso hace que nos perdamos buena parte de las cosas buenas, y las malas darán con nosotros de todas maneras. Cuando menos, la sensación de vacío. Creo que se preferiría comer algo desagradable de vez en cuando a perecer de inanición sentada a la mesa por miedo a probar la comida”. Esta actitud experimental y proactiva ante la vida va de la mano con los estudios que señalan al miedo como uno de los grandes frenos de nuestro desarrollo.
Sabemos por experiencia que lo de siempre no funciona; que el liderazgo “de siempre” no funciona. No en vano, los escandinavos centran el liderazgo en la disponibilidad y en el desarrollo de las personas, remarcando la importancia del ejercicio de la autoridad como un servicio. Que hasta para entenderse en el diálogo empresarial y en los equipos de trabajo intervienen todos los aspectos de la inteligencia: los intelectuales y los afectivos; las expectativas, el deseo de hacerse querer, los fracasos, los mecanismos de defensa; el deseo de saber, la comunicación no verbal, los condicionantes del carácter y los miedos a probar otras cosas¼
El término “liderazgo de servicio” fue acuñado por Robert Greenleaf, en 1970. La idea, según este emprendedor, surgió de la lectura de la novela Viaje a Oriente, de Herman Hesse. Narra la historia de un grupo de viajeros que emprenden un viaje mítico acompañados por un sirviente que realiza las tareas que parecen poco importantes. La presencia de este sirviente ejerce un gran impacto en el grupo, pero solo se verá el alcance cuando aquél desaparece, y descubren que era el verdadero líder, el que les guiaba con sus cuidados desinteresados.
¿Y si el liderazgo eficaz fuese efectivamente un servicio? Resulta un error confundir bondad con debilidad. También lo es actuar como si los principios de la autoridad y del poder descansan en los mismos pilares. Nos atrae más la imagen de superman o superwoman cuando la realidad es otra: el auténtico Superman solo existe cuando veíamos al actor Christopher Reeve batallando como un superhombre frente a su enfermedad en una silla de ruedas. Luchamos para ser fríos y pensar correctamente; o para echar mano del corazón y hacerlo más profundamente. Pero en el fondo, el servicio es una actitud de vida que no precisa de esta tensión entre analizar los problemas en ambos estados: pensar con frialdad y con profundidad. (Los antiguos persas, por si acaso, debatían todas las cosas dos veces: una, cuando estaban borrachos; y otra a la mañana siguiente, cuando estaban sobrios).
Gracias a estos líderes y lideresas que abundan calladamente entre nosotros, la realidad social, empresarial y familiar es mejor de lo parece a primera vista. Se habló en su día del impacto del trabajo silencioso de las mujeres africanas y su enorme aportación al IPC de África. Creo que ahora debieran contabilizarse impactos similares de muchas mujeres y hombres, bien cerca nuestro, que con su capacidad de servicio transforman para bien grandes espacios degradados de convivencia. Yo me acuerdo de algunas monjitas que atendían a los sidosos moribundos cuando nadie les quería, ayudándoles a morir, confortados y llenos de cariño. Acabamos de verlo en mucha gente actuando en medio de la tragedia de Barcelona y Cambrils. Vaya desde aquí mi admiración en estos tiempos recios hacia tantas personas que hacen de su vida un mundo mejor para quienes les rodean, y lo hacen con la inteligencia y el arrojo necesarios. Sus actitudes nada serviles ni calculadas son el liderazgo maduro que necesitamos más que nunca entre nosotros, y a todos los niveles.

FRANCISCO PIDE UN CAMBIO EN LA VIDA ECLESIAL, UNA NUEVA MIRADA, UN NUEVO JUICIO, UN NUEVO ACTUAR

col velez

Hay mucho debate en si el Papa cambia la doctrina o mantiene la continuidad con el magisterio anterior. Los expertos dicen que no cambia la doctrina. Los más tradicionalistas dicen que sí y "se rasgan las vestiduras" (en secreto, muchas veces, para no desentonar porque es sabido que siempre se ha respetado el magisterio pontificio).
Y los que desde siempre han vivido con esa inquietud profética de que la iglesia podría parecerse más a la iglesia de Jesús, no debaten si cambia o no la doctrina, pero si se sienten muy alegres al oír al Papa y al verlo actuar porque su presencia trae otro estilo de Iglesia, trae otra manera de situarse ante el mundo, invita a otra forma de ser y de juzgar, de actuar y de comprometerse.
Francisco habla muy claro pero no es de extrañar que muchos quieran mantener oídos sordos. El Papa dice todo lo contrario de lo que muchos jerarcas y católicos han enfatizado por décadas. En lugar de hablar de la "pureza" de la doctrina, de los ritos, de las tradiciones, se dedica a decir que en la iglesia han de caber TODOS porque la iglesia no es una aduana que impide la entrada a nadie. Además afirma que la rigidez, las seguridades y los apegos -a lo que se cree es la ley de Dios- no es de Dios. Todo esto constituye un cambio real en la manera como algunos jerarcas y no pocos laicos viven la predicación, las actitudes y las costumbres en la iglesia.
Como ya lo dijo Benedicto XVI, no se comienza a ser cristiano por una idea sino por el encuentro con una persona. Esto es el seguimiento de Jesús. Y Francisco recuerda que seguir a Jesús es preguntarse ¿qué es lo que le agrada al Señor? en lugar de escudarse en el cumplimiento de unas normas -que son mediaciones que pueden cambiar como todo lo humano-. Ante esto el Papa propone tres actitudes fundamentales del verdadero seguidor de Jesús: (1) ir a lo esencial (2) renovarse (3) involucrarse.
Para ir a lo esencial se requiere dejar esa mentalidad farisea, apegada a la norma y lejana a la experiencia de Dios. Por lo contrario, lo esencial es escuchar la Palabra y desde ella ver las necesidades de los hermanos que nos reclaman y no podemos dejar de atender. Renovarse respondiendo al llamado del Señor que nos habla a través de sus llagas presentes en la vida de los más pobres y nos invitan a la superación de la violencia buscando caminos de reconciliación y paz.
Involucrarse, saliendo de sí para encontrarse con todos y no impedirle a nadie que entre a la iglesia, no sentirse dueño sino servidor. La manera de involucrarse es haciendo uso del método latinoamericano: ver-juzgar-actuar (el Papa recordó que este método surge con la Conferencia de Medellín en 1968), "sin miopías heredadas" (¿estaría refiriéndose a todo el recelo frente al camino latinoamericano de tantos sectores eclesiales?) para examinar la realidad con los ojos de Jesús y juzgar y actuar desde esa mirada. Todo esto supone un cambio en la vida eclesial. Una nueva mirada, un nuevo juicio. Un nuevo actuar.
En el encuentro con los sacerdotes, religiosos/as, seminaristas y sus familias el Papa ahondó más en este cambio de mentalidad que se exige hoy a la Iglesia. A partir del texto bíblico de la vid y los sarmientos el Papa les propuso tres modos de hacer efectivo el permanecer:
(1) Permanecer tocando la humanidad de Jesús, contemplando la realidad no como juez sino como samaritano, conmovido ante la necesidad de las personas;
(2) Permanecer contemplando su divinidad, a través de las Sagradas Escrituras para conocer a Jesús y saber lo que él quiere de nosotros;
(3) Permanecer en Cristo para vivir en alegría, la cual es el mejor testimonio que podemos ofrecer al mundo.
En el fondo, el mensaje que el Papa quiso dar a los consagrados continuaba insistiendo en lo que él ve como esencial: contemplar a Jesús en la realidad, servirle allí asumiendo todo lo que esta conlleve, encarnar definitivamente la fe en la historia que nos toca vivir. Y en Colombia esta historia nos invita a superar los diluvios de los desencuentros y de las violencias, dando frutos de encuentro y solidaridad.
Sí, el Papa está cambiando la manera de ser iglesia. La manera de vivir el seguimiento. La manera contemplar el mundo. Pero no por un gusto personal sino porque mirando el evangelio de Jesús, quiere zarandear la iglesia para que lo asuma de una vez por todas, para que deje de estar acomodada y dé el primer paso y muchos otros pasos en el auténtico seguimiento.
¿Asumiremos esta propuesta? Sinceramente lo veo difícil. Pero no hay que perder la esperanza, porque el mismo Espíritu, que suscitó un Papa venido del fin del mundo que ha vuelto a lo esencial del evangelio, puede hacer que la iglesia colombiana, de una vez por todas, asuma el compromiso de construir la paz y la reconciliación, porque entiende que si esto no es evangelizar, ¿qué podría serlo?

Consuelo Vélez

EL PAPA SAMARITANO ANTE EL CRISTO MUTILADO DE BOYACÁ

col jmvidal

"Siempre con las víctimas". Es la consigna del Papa Francisco, para él y para su Iglesia, en cualquier situación o lugar. Siempre con todas las víctimas, ya sean las de la lacra de la pederastia clerical, las de las guerras, las del hambre, las del maltrato de género, las de cualquier tipo de violencia o las de la exclusión, la marginación, la pobreza y la inequidad.
La bella Colombia está sembrada de víctimas de todos esos tipos de escarnios y violencias personales o sistémicas. Azotada por una guerra de más de 50 años, sus 300.000 muertos y sus seis millones de desplazados claman al cielo, a la conciencia de la Humanidad y a la del Papa samaritano.
La bella Colombia, con las heridas todavía sangrantes del conflicto, busca, apoyándose en el bastón del Papa, dar el "primer paso" de un proceso de cauterización, que la conduzca al mar en calma de la paz y la justicia. Porque, como dice el himno de la visita, Francisco "nos trae luz, nos trae paz, nos trae palabras de verdad".
En Villavicencio, capital de una de las zonas más azotadas por la violencia fratricida, el Papa-profeta aprovecha para clamar a los cielos y a las conciencias de todos los colombianos que el sueño de la paz es posible, pero que sólo lo conseguirá, si disipan "las tinieblas" de la "sed de venganza" y salen "del pantano de la violencia y del rencor". Si van dando pasos, lentos pero seguros, en ese proceso recién iniciado (y por ende, todavía tambaleante) de tejer la reconciliación, único camino para alcanzar la meta soñada de la paz.
Francisco escenifica su pasión por las víctimas y su esperanza en la reconciliación ante un Cristo mutilado. Un Cristo al que la metralla de la guerra le segó brazos y piernas. Caído, sin miembros y ensangrentado. Como tantos otros 'cristos humanos'.
La figura religiosa quedó desmembrada por un artefacto explosivo lanzado por guerrilleros de las FARC contra una iglesia donde se refugiaba una comunidad negra en medio de un combate con los paramilitares en 2002: 79 personas murieron.
A los pies del Cristo mutilado, el Papa de la misericordia abre su corazón y escucha los llantos y los gritos de dolor de negros, indígenas, campesinos, ex guerrilleros y agentes estatales. Caín contra Abel a lo bestia y durante décadas. Porque, como dijo Francisco, citando a Juanes: "Los árboles están llorando / son testigos de tantos / años de violencia. / El mar está marrón / mezcla de sangre con la tierra".
En tres actos, como el misterio de amor de la Trinidad, el Papa clamó por la reconciliación. En el primero, en el parque Catama, Francisco beatificó y, por lo tanto, puso como ejemplo de víctimas, al obispo Jesús Emilio Jaramillo y al sacerdote Pedro María Ramírez. Al cura lo mataron los liberales en 1948 y al obispo, los guerrilleros del frente Domingo Laín (uno de los curas de los 'elenos') del ELN en Arauca, en 1989.
Un crimen que le duele especialmente al Papa. Porque la víctima fue un obispo, pero también, y quizás sobre todo, porque el frente victimario llevaba el nombre de Domingo Laín, un sacerdote español que estuvo en las filas del ELN hasta que murió en combate en 1974.
Domingo Laín y, sobre todo, Camilo Torres, que murió en su primer combate tras empuñar el fusil también con el ELN, o Manuel Pérez, otro cura zaragozano, que fue el máximo dirigente de esta guerrilla durante años, representan la paradójica relación que ha tenido la Iglesia con la violencia armada.
Francisco no quiere ni curas trabucaires ni teólogos de la liberación con el fusil en bandolera. Por eso, el Papa de la no-violencia, quiso mostrar otro camino y aterrizar la palabra reconciliación, para proclamar que tiene que ser concreta, justa y completa. Concreta, porque "basta una persona buena para que haya esperanza y cada uno de nosotros puede ser esa persona".
Reconciliación justa, porque hay que "combinar justicia con bondad". Y completa, porque tiene que incluir la naturaleza, la casa común. Sólo esta reconciliación "permite construir el futuro y hacer crecer la esperanza".
En el segundo acto de reparación y reconciliación, en el parque Las Malocas, el Papa contempló esa especie de gesto heroico, en el que unas 2.000 víctimas se reconciliaron físicamente con sus victimarios. Ante las palabras proféticas de Francisco: "No tengan miedo de arriesgar juntos".
El tercer acto, una acción de gracias ante la Cruz de la Reconciliación del Parque de los Fundadores. Allí, como símbolo de esperanza, Francisco plantó un árbol. El árbol de la paz de Colombia, que promete cobijar bajo sus ramas a un país que huye de más de 100 años de violencia y soledad.
Oración del Papa ante el Cristo mutilado
Oh Cristo negro de Bojayá,
que nos recuerdas tu pasión y muerte;
junto con tus brazos y pies
te han arrancado a tus hijos
que buscaron refugio en ti.
Oh Cristo negro de Bojayá,
que nos miras con ternura
y en tu rostro hay serenidad;
palpita también tu corazón
para acogernos en tu amor.
Oh Cristo negro de Bojayá,
haz que nos comprometamos
a restaurar tu cuerpo.
Que seamos tus pies para salir al encuentro
del hermano necesitado;
tus brazos para abrazar
al que ha perdido su dignidad;
tus manos para bendecir y consolar
al que llora en soledad.
Haz que seamos testigos
de tu amor y de tu infinita misericordia.

José Manuel Vidal
Religión Digital

PERDÓN Y JUSTICIA

col depalma

Mt 18, 21-35
Este relato de Jesús nos invita a perdonar. Siempre. Pero no es evidente cómo definiría el texto evangélico el perdón. Si prestamos atención a la narración siguiente, no se refiere a un perdón que olvida o que elimina las acciones pasadas. Todo lo contrario. Es un perdón absoluto, de todo. Pero solo se puede dar en un contexto de justicia. De hecho, el “señor” exigirá con posterioridad aquello que ya había perdonado. Quien perdona no pierde el derecho de reclamar y de recuperar lo que ha perdido.
La falsa idea de que perdonar es olvidar es antievangélica. Las relaciones que propone Jesús son siempre dinámicas, y el perdón no es un punto final. Es una gracia para reestablecer relaciones que nos empoderan mutuamente. Pero es una gracia exigente. Quien recibe el perdón se compromete a entrar en la dinámica del perdón, y perdonar a su vez. No puede seguir viviendo como si debiera todavía, como quien tiene miedo a que se le reclame algo, como quien tiene derecho a exigir. Ha de vivir como quien recibe gratuitamente y por tanto es capaz de dar gratuitamente.
La dignidad de quien perdona queda subrayada en este texto. Las personas podemos perdonamos siempre, absolutamente. Pero manteniendo lo que es nuestro. En este sentido el perdón exige la justicia El perdón exige acciones misericordiosas. Y la justicia es la reacción a la atención. El “señor” del relato conoce las acciones posteriores de su deudor perdonado, le informan sobre él, y, al no seguir este la dinámica del perdón, el señor reacciona exigiendo todo lo adeudado ya perdonado.
A diferencia de los “siervos” que han de perdonar setenta veces siete, este señor perdona una vez y luego exige hasta la última moneda. Se muestra intransigente, exigente, radical y brutal. Hasta que el deudor entienda que debe mucho pero que todo puede perdonarse. Y fundamentalmente hasta que descubra que él también puede entrar en la dinámica de una justicia que nace de la misericordiosa atención a quien está en situación de fragilidad.
El Reino que anuncia Jesús se hace así presente entre quienes perdonan en el marco de una justicia exigente y radical que obliga a la reciprocidad y al cuidado de los demás.

¿CUÁNTAS VECES TIENE QUE PERDONARTE A TI?

col fraymarcos

Mt 18, 21-35
El evangelio de hoy es continuación del que leíamos el domingo pasado. Allí se daba por supuesto el perdón. Hoy es el tema principal. Mt sigue con la instrucción sobre como comportarse con los hermanos dentro de la comunidad. Sin perdón mutuo sería imposible cualquier clase de comunidad. El perdón es la más alta manifestación del amor y está en conexión directa con el amor al enemigo. Entre los seres humanos es impensable un verdadero amor que no lleve implícito el perdón. Dejaríamos de ser humanos si pudiéramos eliminar la posibilidad de fallar y el fallo real.
La frase "setenta veces siete", no podemos entender­la literalmente; como si dijera que hay que perdonar 490 veces. Quiere decir que hay que perdonar siempre. El perdón tiene que ser, no un acto, sino una actitud que se mantiene durante toda la vida y ante cualquier ofensa. Los rabinos más generosos del tiempo de Jesús hablaban de perdonar las ofensas hasta cuatro veces. Pedro se siente mucho más generoso y añade otras tres. Siete era ya un número que indicaba plenitud, pero Jesús quiere dejar muy claro que no es suficiente, porque todavía supone que se lleva cuenta de las ofensas.
La parábola de los dos deudores no necesita explicación. El punto de inflexión está en la desorbitada diferencia de la deuda de uno y otro. El señor es capaz de perdonar una inmensa deuda (270 t. de plata). El empleado es incapaz de perdonar una minucia (400 grs.). Al final del texto, encontramos un ramalazo de AT: “Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo”. Jesús nunca pudo dar a entender que un Dios vengativo puede castigar de esa manera, o negarse a perdonar hasta que cumplamos unos requisitos.
El perdón sólo puede nacer de un verdadero amor. No es fácil perdonar, como no es fácil amar. Va en contra de todos los instintos. Va en contra de lo razonable. Desde nuestra conciencia de individuos aislados en nuestro ego, es imposible entender el perdón de evangelio. El ego necesita enfrentarse al otro para sobrevivir y potenciarse. Desde esa conciencia, el perdón se convierte en un factor de afianzamiento del ego. Perdono (la vida) al otro porque así dejo clara mi superioridad moral. Expresión de este perdón es la famosa frase: “perdono, pero no olvido” que es la práctica común en nuestra sociedad.
Para entrar en la dinámica del perdón, debemos tomar conciencia de nuestro verdadero ser y de la manera de ser de Dios. Experimentando la ÚNICA REALIDAD, descubriré que no hay nada que perdonar, porque no hay otro. Con un ejemplo podemos aproximarnos a la idea. Si tengo una infección en el dedo meñique del pie y me causa unos dolores inaguantables, ¿puedo echar la culpa al dedo de causarme dolor? El dedo forma parte de mí y no hay manera de considerarlo como un objeto agresor. Hago todo lo posible por curarlo porque es la única manera de ayudarme a mí mismo.
Desde nuestro concepto de pecado como mala voluntad por parte del otro, es imposible que nos sintamos capaces de perdonar. El pecado no es fruto nunca de una mala voluntad, sino de una ignorancia. La voluntad no puede ser mala, porque no es movida por el mal. La voluntad solo puede ser atraída por el bien. La trampa está en que se trata del bien o el mal que le presenta la inteligencia, que con demasiada frecuencia se equivoca y presenta a la voluntad como bueno, lo que en realidad es malo. Sin esta aclaración, es imposible entrar en una auténtica dinámica del perdón.
“Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo”. Dios no tiene acciones, mucho menos puede tener reacciones. Dios es amor y por lo tanto es también perdón. No tiene que hacer ningún acto para perdonar; está siempre perdonando. Su amor es perdón porque llega a nosotros sin merecerlo. Ese perdón de Dios es lo primero. Si lo aceptamos, nos hará capaces de perdonar a los demás. Eso sí, la única manera de estar seguros de que lo hemos descubierto y aceptado, es que perdonamos. Por eso se puede decir, aunque de manera impropia, que Dios nos perdona en la medida en que nosotros perdonamos.
Es muy difícil armonizar el perdón con la justicia. Nuestra cultura cristiana tiene fallos garrafales. Se trata de un cristianismo troquelado por el racionalismo griego y encorsetado hasta la asfixia por el jurisdicismo romano. El cristianismo resultante, que es el nuestro, no se parece en nada a lo que vivió y enseñó Jesús. En nuestra sociedad se está acentuando cada vez más el sentimiento de Justicia, pero se trata de una justicia racional e inmisericorde, que la mayoría de las veces esconde nuestro afán de venganza. El razonamiento de que sin justicia los malos se adueñarían del mundo, no tiene sentido.
Nuestro sentido de la justicia se la hemos aplicado al mismo Dios y lo hemos convertido en un monstruo que tiene que hacer morir a su propio Hijo para “justificar” su perdón. Es completamente descabellado pensar que un verdadero amor está en contra de una verdadera justicia. Luchar por la justicia es conseguir que ningún ser humano haga daño a otro en ninguna circunstancia. La justicia no consiste en que una persona perjudicada, consiga perjudicar al agresor. Seguiremos utilizando la justicia para dañar al otro.
Lo que decimos en el Padrenuestro es un disparate. No es un defecto de traducción. En el AT está muy clara esta idea. En la primera lectura nos decía exactamente: "Del vengativo se vengará el Señor". "Perdona la ofensa de tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas". Cuando el mismo evangelista Mateo relata el Padrenues­tro, la única petición que merece un comentario es ésta, para decir: "...Porque si perdonáis a vuestros hermanos, también vuestro Padre os perdonará; pero si no perdonáis, tampoco vuestro Padre os perdonará (Mt 6,14). ¿No sería más lógico pedir a Dios que nos perdone como solo Él sabe hacerlo, y aprendamos de Él nosotros a perdonar a los demás?
Para descubrir por qué tenemos que seguir amando al que me ha hecho daño, tenemos que descubrir los motivos del verdadero amor a los demás. Si yo amo solamente a las personas que son amables, no salgo de la dinámica del egoísmo. El amor verdadero tiene su justificación en la persona que ama, no en el objeto del amor y sus cualidades. El amor a los que son amables no es garantía ninguna del amor verdaderamente humano y cristiano. Si no perdonamos a todos y por todo, nuestro amor es cero, porque si perdonamos una ofensa y otra no, las razones de ese perdón no son genuinas.
No solo el ofendido necesita perdonar para ser humano. También el que ofende necesita del perdón para recuperar su humanidad. La dinámica del perdón responde a la necesidad psicológica del ser humano de un marco de aceptación. Cuando el hombre se encuentra con sus fallos, necesita una certeza de que las posibilidades de rectificar siguen abiertas. A esto le llamamos perdón de Dios. Descubrir, después de un fallo grave, que Dios me sigue queriendo, me llevará a la recuperación, a superar la desintegración que lleva consigo un fallo grave. La mejor manera de convencerme de que Dios me ha perdonado es descubrir que aquel a quien ofendí me ha perdonado.

Meditación
Si vivo en la superficie de mi ser (ego),
el perdón que nos pide Jesús, será imposible.
No hay ofensor, ni ofendido, ni ofensa.
No hay nada que perdonar, ni nadie a quien perdonar.
Cualquier otra solución no pasará de artificial e inútil,
o se convierte en refuerzo de nuestro ego.


PERDONAR DE CORAZÓN

col sicre

La visita del Papa Francisco a Colombia ha puesto de relieve algo muy sabido: las diferencias ante los acuerdos de paz y lo difícil que es perdonar. Algo parecido ocurrió y sigue ocurriendo en España con ETA, y en otros muchos países. Las lecturas de este domingo hablan del perdón. No a grandes niveles, sino a nivel individual y personal, que es el que afecta a la inmensa mayoría de las personas.
Argumentos para perdonar (1ª lectura: Eclesiástico 27,33-28,9)
La primera lectura está tomada del libro del Eclesiástico, que es el único de todo el Antiguo Testamento cuyo autor conocemos: Jesús ben Sira (siglo II a.C.). Un hombre culto y estudioso, que dedicó gran parte de su vida a reflexionar sobre la recta relación con Dios y con el prójimo. En su obra trata infinidad de temas, generalmente de forma concisa y proverbial, que no se presta a una lectura precipitada. Eso ocurre con la de hoy a propósito del rencor y el perdón.
El punto de partida es desconcertante. La persona rencorosa y vengativa está generalmente convencida de llevar razón, de que su rencor y su odio están justificados. Ben Sira le obliga a olvidarse del enemigo y pensar en sí mismo: “Tú también eres pecador, te sientes pecador en muchos casos, y deseas que Dios te perdone”. Pero este perdón será imposible mientras no perdones la ofensa de tu prójimo, le guardes rencor, no tengas compasión de él. Porque «del vengativo se vengará el Señor».
Si lo anterior no basta para superar el odio y el deseo de venganza, Ben Sira añade dos sugerencias: 1) piensa en el momento de la muerte; ¿te gustaría llegar a él lleno de rencor o con la alegría de haber perdonado? 2) recuerda los mandamientos y la alianza con el Señor, que animan a no enojarse con el prójimo y a perdonarle. [En lenguaje cristiano: piensa en la enseñanza y el ejemplo de Jesús, que mandó amar a los enemigos y murió perdonando a los que lo mataban.]
Pedro y Lamec
Lo que dice Ben Sira de forma densa se puede enseñar de forma amena, a través de una historieta. Es lo que hace el evangelio de Mateo en una parábola exclusiva suya (no se encuentra en Marcos ni Lucas).
El relato empieza con una pregunta de Pedro. Jesús ha dicho a los discípulos lo que deben hacer «cuando un hermano peca» (domingo pasado). Pedro plantea la cuestión de forma más personal: «Si mi hermano peca contra mí», «si mi hermano me ofende». ¿Qué se hace en este caso? Un patriarca anterior al diluvio, Lamec, tenía muy clara la respuesta:
«Por un cardenal mataré a un hombre,
a un joven por una cicatriz.
Si la venganza de Caín valía por siete,
la de Lamec valdrá por setenta y siete» (Génesis 4,23-24).

Pedro sabe que Jesús no es como Lamec. Pero imagina que el perdón tiene un límite, no se puede exagerar. Por eso, dándoselas de generoso, pregunta: «¿Cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Toma como modelo contrario a Caín: si él se vengó siete veces, yo perdono siete veces.
Jesús le indica que debe tomar como modelo contrario a Lamec: si él se vengó setenta y siete veces, perdona tú setenta y siete veces. (La traducción litúrgica, que es la más habitual, dice «setenta veces siete»; pero el texto griego se puede traducir también por setenta y siete, como referencia a Lamec). En cualquier hipótesis, el sentido es claro: no existe límite para el perdón, siempre hay que perdonar.
La parábola (Mt 18,21-35)
Para justificarlo propone la parábola de los dos deudores. La historia está muy bien construida, con tres escenas: la primera y tercera se desarrollan en la corte, en presencia del rey; la segunda, en la calle.
1ª escena (en la corte): el rey y un deudor. Se subraya: 1) La enormidad de la deuda; diez mil talentos equivaldrían a 60 millones de denarios, equivalente a 60 millones de jornales. 2) Las duras consecuencias para el deudor, al que venden con toda su familia y posesiones. 3) Su angustia y búsqueda de solución: ten paciencia. 4) La bondad del monarca, que, en vez de esperar con paciencia, le perdona toda la deuda.
2ª escena (en la calle): está construida en fuerte contraste con la anterior. 1) Los protagonistas son dos iguales, no un monarca y un súbdito. 2) La deuda, cien denarios, es ridícula en comparación con los 60 millones. 3) Mientras el rey se limita a exigir, el acreedor se comporta con extrema dureza: «agarrándolo, lo estrangulaba». 4) Cuando escucha la misma petición de paciencia que él ha hecho al rey, en vez de perdonar a su compañero lo mete en la cárcel.
3ª escena (en la corte): los compañeros, el rey y el primer deudor. 1) La conducta del deudor-acreedor escandaliza e indigna a sus compañeros, que lo denuncian al rey. Este detalle, que puede pasar desapercibido, es muy importante: a veces, cuando una persona se niega a perdonar, intentamos defenderla; sin embargo, sabiendo lo mucho que a esa persona le ha perdonado Dios, no es tan fácil justificar su postura. 2) La frase clave es: «¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" 
Con esto Jesús no sólo ofrece una justificación teológica del perdón, sino también el camino que lo facilita. Si consideramos la ofensa ajena como algo que se produce exclusivamente entre otro y yo, siempre encontraré motivos para no perdonar. Pero si inserto esa ofensa en el contexto más amplio de mis relaciones con Dios, de todo lo que le debemos y Él nos ha perdonado, el perdón del prójimo brota como algo natural y espontáneo. Si ni siquiera así se produce el perdón, habrá que recordar las severas palabras finales de la parábola, muy intere­santes porque indican también en qué consis­te perdonar setenta y siete veces: en perdonar de corazón.
La diferencia entre la 1ª lectura y el evangelio
Ben Sira enfoca el perdón como un requisito esencial para ser perdonados por Dios. La parábola del evangelio nos recuerda lo mucho que Dios nos ha perdonado, que debe ser el motivo para perdonar a los demás.

Terminó la visita del papa Francisco a Colombia (I)

Héctor A. Torres Rojas


Papa Francisco7Amigas y amigos de las UTOPÍAS DE JESÚS DE NAZARET:
Esta noche ha terminado la visita pastoral y política de Francisco-Papa a Colombia. El avión de AVIANCA despegó pasadas las siete de la noche.
La visita de cinco días (del 6 al 10 de septiembre), fue un verdadero acontecimiento nacional. Un hito histórico por el talante, personalidad, convicciones y pensamiento de Francisco-Papa.



Las y los católicos, y posiblemente no católicos, se volcaron literalmente por las calles y avenidas, y llenaron los grandes espacios para las eucaristías y otros eventos en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena.
Se calcula que más de seis millones de personas se interesaron directamente por la presencia de Francisco en Colombia, saliendo a las calles y/o yendo a los lugares de convocatoria. Sin olvidar a quienes siguieron su presencia, desde las casas y los lugares de trabajo, porque los medios audiovisuales, hicieron un total cubrimiento.
Es positivo leer y conocer el punto de vista de varios medios escritos y de diferentes columnistas.
Les hago llegar seis editoriales y un artículo de los siguientes periódicos: El Espectador-Bogotá, El Colombiano-Medellín, El País-Cali, EL Heraldo-Cartagena, El Universal-Cartagena, Vanguardia Liberal-Bucaramanga y un artículo de la revista virtual “Las Dos Orillas”.

Además seis columnas de opinión de Mauricio Cabrera Galvis, Ramiro Bejarano, Patricia Lara, Diana Giraldo, José Félix Lafaurie y Felipe Zuleta Lleras.

Un saludo cordial, Héctor A. Torres Rojas
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La revolucionaria sensatez de Francisco. Editorial El Espectador

Las palabras del papa Franciscoen Colombia fueron una invitación y un reto a todo el país, independiente de las creencias. Nos dejó la propuestade una moral humanista que priorice la lucha contra la desigualdad y la pobreza como esencia de la construcción de una nueva Colombia. ¿Caerá su mensaje en los oídos sesgados por el individualismo y cortoplacismo que han caracterizado al país, en particular en los años más recientes?
Desde el primer discurso se vio así. A lo largo y ancho del espectro ideológico, políticos y ciudadanos utilizaron las palabras del pontífice para darles una interpretación ajustada a sus intereses particulares. Aunque es innegable que Francisco vino con ocasión del proceso de paz con las Farc, al cual hizo referencia en varias ocasiones, sus palabras trascienden esa coyuntura y se niegan a ser instrumentalizadas con fines políticos.

De hecho, uno de los mensajes más claros iba dirigido a la polarización y a una idea sencilla, pero que se ha perdido en el debate nacional: la paz no depende de un acuerdo ni una política particular, mucho menos de unas personas, sino de la respuesta que todos los colombianos demos a la pregunta de si somos capaces de encontrarnos pese a nuestras diferencias. Como dijo el papa, “la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica. Que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses sólo particulares y a corto plazo”.

Utilizar las palabras anteriores para sostener una posición política particular es traicionarlas y, peor aún, perder la oportunidad de hacernos la pregunta difícil de cómo convivir pese a la polarización.
Leer la visita del papa en la dinámica estéril de los que están a favor y en contra del Acuerdo de Paz sería ignorar el verdadero reto de sus palabras. En un simbolismo no menor, Francisco aprovechó su primer discurso, dado ante la élite del poder en el país convocada al Palacio de Nariño, para hacer un ruego: “Les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren. Mírenlos a los ojos y déjense interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes”.


Para Francisco, Colombia necesita concentrarse en “resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y la deja siempre a las puertas de nuevas crisis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales”. Por eso, “todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esta no se hace sólo con algunos ‘de purasangre’, sino con todos. Y aquí radica la grandeza y belleza de un país, en que todos tienen cabida y todos son importantes. En la diversidad está la riqueza”.
Como escribió Mauricio García Villegas en El Espectador, “Francisco tiene un poderoso mensaje de unidad no sólo para los católicos, sino para todos. Ese mensaje está fundado en una moral simple, básica, de hermandad, solidaridad y respeto. Una moral universal, que podría no necesitar la fe en Dios para mantenerse en pie”.

Esa, nos parece, es la importancia del paso del papa por nuestro territorio. En medio de un mundo que tiende al sectarismo, y frente a un país con divisiones cada vez más agresivas, Francisco apela a nuestra capacidad de ser mejores; a recuperar el sueño de una Colombia donde, como dijo en Villavicencio, “el odio no tiene la última palabra”. El argumento elocuente en favor del humanismo quedó sobre la mesa. Depende de los colombianos decidir si estamos dispuestos a cambiar la mentalidad. Valdría la pena que lo intentáramos, que trabajáramos para conseguirlo.

Texto completo: Rueda de prensa del Papa Francisco en el vuelo de Colombia a Roma

ACI


papa Francisco34VATICANO 

Como ya es habitual al finalizar sus viajes internacionales, el Papa Francisco ofreció una rueda de prensa en el vuelo de regreso de Cartagena a Roma, tras su intensa visita a Colombia realizada del 6 al 10 de septiembre.
En la conferencia de prensa el Santo Padre aborda diversos temas como la situación de Venezuela, la crisis de Corea del Norte, la realidad de los jóvenes inmigrantes en Estados Unidos, los desastres naturales, y comenta también cómo está luego del golpe que sufrió en el papamóvil en Cartagena. ··· Ver noticia ···

Domingo 17 de septiembre, 24 Tiempo ordinario – A (Mateo 18,21-35): vivir perdonando

José Antonio Pagola

Los discípulos le han oído a Jesús decir cosas increíbles sobre el amor a los enemigos, la oración al Padre por los que los persiguen, el perdón a quien les hace daño. Seguramente les parece un mensaje extraordinario, pero poco realista y muy problemático.
Pedro se acerca ahora a Jesús con un planteamiento más práctico y concreto que les permita, al menos, resolver los problemas que surgen entre ellos: recelos, envidias, enfrentamientos y conflictos. ¿Cómo tienen que actuar en aquella familia de seguidores que caminan tras sus pasos? En concreto: «¿Cuántas veces he de perdonar a mi hermano cuando me ofenda?».
Antes de que Jesús le responda, el impetuoso Pedro se le adelanta a hacerle su propia sugerencia: «¿Hasta siete veces?». Su propuesta es de una generosidad muy superior al clima justiciero que se respira en la sociedad judía. Va más allá incluso de lo que se practica entre los rabinos y los grupos esenios, que hablan como máximo de perdonar hasta cuatro veces.
Sin embargo, Pedro se sigue moviendo en el plano de la casuística judía, donde se prescribe el perdón como arreglo amistoso y reglamentado para garantizar el funcionamiento ordenado de la convivencia entre quienes pertenecen al mismo grupo.
La respuesta de Jesús exige ponernos en otro registro. En el perdón no hay límites: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». No tiene sentido llevar cuentas del perdón. El que se pone a contar cuántas veces está perdonando al hermano se adentra por un camino absurdo que arruina el espíritu que ha de reinar entre sus seguidores.
Entre los judíos era conocido el «Canto de venganza» de Lámec, un legendario héroe del desierto, que decía así: «Caín será vengado siete veces, pero Lámec será vengado setenta veces siete». Frente a esta cultura de la venganza sin límites, Jesús propone el perdón sin límites entre sus seguidores.
Las diferentes posiciones ante el Concilio han ido provocando en el interior de la Iglesia conflictos y enfrentamientos a veces muy dolorosos. La falta de respeto mutuo, los insultos y las calumnias son frecuentes. Sin que nadie los desautorice, sectores que se dicen cristianos se sirven de Internet para sembrar agresividad y odio, destruyendo sin piedad el nombre y la trayectoria de otros creyentes.
Necesitamos urgentemente testigos de Jesús que anuncien con palabra firme su Evangelio y que contagien con corazón humilde su paz. Creyentes que vivan perdonando y curando esta obcecación enfermiza que ha penetrado en su Iglesia.

Domingo 17 de septiembre de 2017, 24º del tiempo Ordinario

Koinonía


24 del tiempo ordinarioARoberto Belarmino (1621)
Tanto en los tiempos de Jesús como en nuestro tiempo el corazón del ser humano está tentado por el odio y la violencia. Cuando hay odio y rencor el sentimiento de venganza hace presa de nuestro corazón. No sólo se hace daño a otros sino que nos hacemos daño a nosotros mismos. Sólo el perdón auténtico, dado y recibido, será la fuerza capaz de transformar el mundo. Y no sólo hablamos de un asunto meramente individual. El odio, la violencia y la venganza como instrumentos para resolver los grandes problemas de la Humanidad está presente también en el corazón del sistema social vigente. ··· Ver noticia ···