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jueves, 9 de mayo de 2019

Evangelio del 12 - May - 2019 4 Pascua – C (Jn 10,27-30)

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

ESCUCHAR Y SEGUIR A JESÚS

Era invierno, Jesús andaba paseando por el pórtico de Salomón, una de las galerías al aire libre, que rodeaban la gran explanada del Templo. Este pórtico, en concreto, era un lugar muy frecuentado por la gente pues, al parecer, estaba protegido contra el viento por una muralla.
Pronto, un grupo de judíos hacen corro alrededor de Jesús. El diálogo es tenso. Los judíos lo acosan con sus preguntas. Jesús les critica porque no aceptan su mensaje ni su actuación. En concreto, les dice: «Vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas». ¿Qué significa esta metáfora?
Jesús es muy claro: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco; ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna». Jesús no fuerza a nadie. Él solamente llama. La decisión de seguirlo depende de cada uno de nosotros. Solo si le escuchamos y le seguimos, establecemos con Jesús esa relación que lleva a la vida eterna.
Nada hay tan decisivo para ser cristiano como tomar la decisión de vivir como seguidor o seguidora de Jesús. El gran riesgo de los cristianos ha sido siempre pretender serlo, sin seguir a Jesús. De hecho, muchos de los que se han ido alejando de nuestras comunidades son personas a las que nadie ha ayudado a tomar la decisión de vivir siguiendo sus pasos.
Sin embargo, esa es la primera decisión de un cristiano. La decisión que lo cambia todo porque es comenzar a vivir de manera nueva la adhesión a Cristo y la pertenencia a la Iglesia: encontrar, por fin, el camino, la verdad, el sentido y la razón de la fe cristiana.
Y lo primero para tomar esa decisión es escuchar su llamada. Nadie se pone en camino tras los pasos de Jesús siguiendo su propia intuición o sus deseos de vivir un ideal. Comenzamos a seguirlo cuando nos sentimos atraídos y llamados por Cristo. Por eso, la fe no consiste primordialmente en creer algo sobre Jesús sino en creerle a él.
Cuando falta el seguimiento a Jesús, cuidado y reafirmado una y otra vez en el propio corazón y en la comunidad creyente, nuestra fe corre el riesgo de quedar reducida a una aceptación de creencias, una práctica de obligaciones religiosas y una obediencia a la disciplina de la Iglesia.

Es fácil entonces instalarnos en la práctica religiosa, sin dejarnos cuestionar por las llamadas que Jesús nos hace desde el evangelio que escuchamos cada domingo. Jesús está dentro de esa religión, pero no nos arrastra tras sus pasos. Sin darnos cuenta, nos acostumbramos a vivir de manera rutinaria y repetitiva. Nos falta la creatividad, la renovación y la alegría de quienes viven esforzándose por seguir a Jesús.

LA MISA DEL DOMINGO IV Domingo de Pascua (C) 12 de mayo de 2019


El pastor y las ovejas es una imagen clásica en la cultura bíblica, de tradición agrícola y ganadera. Los profetas la han utilizado para hablar de las relaciones entre Dios y su Pueblo. Conocer a las ovejas, cuidar a las personas Jesús conoce personalmente a cada una de sus ovejas por su nombre y ellas le reconocen también.  Es un conocimiento interior, profundo, lleno de cariño. Es como el conocimiento que el Padre tiene del Hijo y el Hijo del Padre, muy alejado de un saber frío y distante. Está fundado en el amor, mutuo e incondicional. Sentir que somos pastores, que nuestra tarea es cuidar a las personas. Cuidar expresa atención, delicadeza y preocupación. También responsabilidad ante la existencia de alguien que es valioso y tiene importancia para nosotros. 

MISA CON NIÑOS DOMINGO IV DE PASCUA (C) Buen Pastor Vocaciones 12 de mayo de 2019


(Se recomienda mantener el tono festivo y pascual de la celebración: color blanco, las flores, el cirio pascual adornado, algunos carteles de pascua dibujados en la catequesis, alguna proyección con motivos del Buen Pastor.. 

Sin miedo a nada - 4º Domingo de Pascua, Ciclo C

DE LA MORAL DE ESCLAVAS A LA MORAL EMANCIPADORA DE LAS MUJERES


col tamayo
Del 4 al 6 de abril se celebró en la Universidad Miguel Hernández, de Elche (Alicante, España), el I Congreso Internacional sobre Masculinidades e igualdad: en busca de buenas prácticas de masculinidades igualitarias desde el ámbito de la Universidad con la asistencia de más de 300 personas. En dicho congreso fui invitado a pronunciar una conferencia sobre “Dioses varones, masculinidades sagradas y violencia contra las mujeres”, que contó con una excelente acogida. Uno de la momentos de mayor impacto de la conferencia fue mi reflexión sobre la moral que las religiones –o mejor, buena parte de sus dirigentes– imponen a las mujeres, y la alternativa de la emancipación de las mujeres, que resumí en los dos decálogos siguientes y quiero compartir con las personas lectoras de este blog. Agradezco de antemano su interés y la difusión que me gustaría pudieran hacer del texto.
  1. Decálogo de la moral de esclavas y subalternas, que imponen las religiones a las mujeres:
. Obedecer a los padres, maridos, patronos, hijos, etc.
. Someterse, como manda la Biblia leída fundamentalistamente (por ejemplo, la Carta a los Efesios), que legitima la periodista italiana Constanza Miriano en su libro “Cásate y sé sumisa”.
. Aguantar los insultos, los malos tratos, los desplantes, las agresiones físicas, los desamores, las traiciones…
. Soportar las cargas que le echen encima, como si fuera un animal de carga.
. Sacrificarse por los demás, sobre todo, por los hijos, esposos, etc. La expresión “qué sacrificada es esta mujer” es considera una virtud y un elogio, más que una humillación.
. Cuidar de las personas dependientes, enfermas, esposos, hijos, padres, madres y parientes en dificultades físicas o psíquicas, hasta de las plantas. El cuidado se considera la vocación, el destino de la mujer. Una mujer que no se dedica al cuidado es considerada una haragana. Un hombre que no cultiva el cuidado es porque tiene una misión superior y otras tareas más importantes.
. Depender de, no tener vida propia, carecer de autonomía, de independencia en el pensar y en el actuar. “Quien depende de otra persona –se dice-, nunca se equivoca”.
. Perdonar, siempre perdonar, cualquiera fuere la ofensa o la afrenta recibida, al violador en caso de agresión sexual.
. Ser humilde, persona recatada, comedida, discreta, que no llame la atención, invisible, recluida en el hogar (la mujer como “ángel del hogar”), que se traduce en “humillarse”.
. Renunciar al placer, al disfrute de la vida, al ocio, a la distensión. “La mujer –se dice- tiene que ser hacendosa, siempre tiene que estar ocupada”.
  1. Decálogo alternativo de la ética de emancipación de las mujeres
. Resistir al patriarcado, a la misoginia, al sexismo, al androcentrismo y no someterse a sus imposiciones. El patriarcado es una cárcel de la que hay que liberarse.
. Rebelarse contra la sinrazón, que se quiere imponer a las mujeres como verdad. Afirma Mary Wollstonecraft: “Las mujeres solo deben doblegarse a la autoridad de la razón”.
. Negarse a: decir “no”: “no es no” en todos los terrenos: sexual, afectivo, intelectual, moral.
. Empoderarse versus humillarse.
. Ser autónoma, independiente: tener un proyecto propio de vida. Escribe Mary Wollstonecraft“El uso de la razón es lo único que nos hace independientes”.
. Compartir los cuidados, las tareas domésticas. La ética del cuidado no pertenece a la naturaleza de las mujeres ni es tarea única suya; debemos practicarla tanto hombres como mujeres.
. Exigir perdón ante las agresiones, arrepentimiento y propósito de la enmienda como condiciones necesarias para perdonar.
. Afirmar y defender la propia corporalidad. Afirma Eduardo Galeano: “Dice la ciencia: el cuerpo es una máquina. Dice el mercado: el cuerpo es un negocio. Dice la Iglesia: el cuerpo es pecado. Dice el cuerpo: yo soy una fiesta”.
. Defender la igualdad entre hombres y mujeres Ser independiente: “Las desigualdades entre los hombres y las mujeres son tan arbitrarias como las referidas al rango, la clase o los privilegios”.
. Tener sentido festivo: disfrutar, gozar de la vida, de la amistad, del trabajo.
La ética feminista debe regirse por el imperativo que estableciera la filósofa feminista Mary Wollstonecraft (1759-1797): “No quiero que la mujer domine sobre el hombre, sino que sea dueña de sí misma”.

POR MUY MAL CAMINO


col munarriz
Cuando los primeros seres humanos comenzaron a tener conciencia de su entorno, se encontraron con un paraíso que les ofrecía todos los recursos necesarios para la vida, y además belleza y armonía. A día de hoy todavía podemos deleitarnos con lo que vemos y oímos cuando salimos a la Naturaleza; aún disponemos de los recursos esenciales para la vida y nadie trata de arrebatárnoslos por la fuerza, porque la humanidad aún no padece una escasez trágica de ellos. Todavía estamos a salvo de enfermedades tropicales y gozamos de un clima que no nos aplasta de calor en verano ni agosta nuestras cosechas. Pero todo indica que somos los últimos en disfrutar de todo eso porque estamos destruyendo el paraíso... Y nos surgen dos preguntas: Primera, ¿Cómo hemos llegado a esta situación?... Segunda, ¿Cuál es la causa de nuestra actitud infame?
Respecto a la primera, los hechos son muy sencillos. En las culturas antiguas la Naturaleza era motivo de culto. Los primeros filósofos la observaban y la investigaban, pero la seguían respetando. En la Edad Moderna se convierte en materia prima para explotarla y aprovecharla con fines prácticos. En el siglo veinte se dispara la actividad industrial, y para colmo, la globalización de la economía centuplica la producción de bienes y el medioambiente sufre una agresión brutal e insostenible. Pero los hechos son solo hechos, no son la causa de sí mismos, y detrás de ellos está la cultura que los provoca.
Y vemos que el desastre comienza con el nacimiento de la cultura materialista, cientifista, que considera falso todo aquello que escape al ámbito científico. Esta cultura nace en la Edad Moderna en estrecha relación con el desarrollo científico experimentado en esa época de la historia, y más concretamente, con el convencimiento de que a través de la ciencia íbamos a lograr en esta vida la felicidad que la religión reserva para después de la muerte. Los filósofos que la encarnan rechazan de plano la idea de Dios y consideran pueril la práctica religiosa. Se inicia así la desacralización del mundo, la banalización de la vida y la búsqueda frenética de cosas y sensaciones que puedan dar sentido a una existencia que de pronto se ha quedado vacía.
En este caldo de cultivo florece el capitalismo; un capitalismo oportunista que ofrece al ciudadano el sentido que busca a través del consumo compulsivo y la satisfacción de deseos, y que termina de liquidar aquellos principios y aquellos valores que habían guiado a la humanidad a lo largo de la historia. Y ya estamos en condiciones de contestar a la primera pregunta: Ha sido la acción conjunta del materialismo cientifista y el capitalismo salvaje la que nos ha llevado al desastre; un desastre que al menos en lo material ya es irreversible.
Pero hay más, porque cuando más necesita la humanidad de un potente bagaje moral para hacer frente a la situación extrema que está viviendo, mayor es su carencia. Y la razón es la misma: que el progresismo cientifista niega toda creencia y todo principio religioso o moral, y esto determina que el progreso humano consista ahora en despojar al ser humano de todo lo humano que hay en él; es decir, en animalizarlo.
Y ya podemos contestar a la segunda pregunta. Actuamos con tal infamia porque ahora la calidad de lo humano ya no es la humanidad ni la compasión, sino el instinto animal. Tampoco lo es la libertad, sino la esclavitud a la que nos someten nuestras pasiones y apetencias (hago lo que me apetece). Ni la inteligencia, sino la necedad supina de desarrollar chismes que nos están destruyendo. Ni el sentido ético, sino la ley del más fuerte. Ni la moderación, sino la compulsión...
Sí, muy mal camino.

AMOR EN TIEMPOS DE IRA Y DE ODIO, FRUTO DEL FUNDAMENTALISMO Y DE LA INTOLERANCIA


col boff
Vivimos, en el Brasil bolsonariano y en todo el mundo, tiempos de ira y de odio, fruto del fundamentalismo y de la intolerancia, como se vio en Sri Lanka donde cientos de cristianos fueron asesinados en el momento en que celebraban la victoria del amor sobre la muerte en la fiesta de resurrección.
Este escenario macabro nos lleva a renovar la esperanza de que, a pesar de todo, el amor es más fuerte que la muerte.
La palabra amor se ha banalizado. Es amor de aquí y amor de allí, amor en todos los anuncios que se dirigen más a los bolsillos que a los corazones. Tenemos que rescatar la sacralidad del amor. No disponemos de un nombre mejor o mayor para imaginar la Última Realidad, Dios, sino diciendo que ella es amor.
Tenemos que innovar nuestro discurso sobre el amor para que su naturaleza y amplitud resplandezca y nos caliente. Para eso es importante incorporar las contribuciones que nos vienen de las distintas ciencias de la Tierra (Fritjof Capra), especialmente de la biología (Humberto Maturana) y de los estudios sobre el proceso cosmogénico (Brian Swimme). Cada vez está más claro que el amor es un dato objetivo de la realidad global, un evento feliz de la propia naturaleza de la cual somos parte.
Dos movimientos, entre otros, presiden el proceso cosmogénico y biogénico: la necesidad y la espontaneidad. La necesidad está en función de la supervivencia de cada ser; por eso uno ayuda al otro, en una red de relaciones incluyentes. La sinergia y la cooperación de todos con todos constituyen las fuerzas más fundamentales del universo, especialmente, entre los seres orgánicos. Es la dinámica objetiva del propio cosmos.
Amor cósmico
Junto con esa fuerza de la necesidad aparece también la espontaneidad. Los seres se relacionan e interactúan por pura gratuidad y alegría de convivir. Tal relación no responde a una necesidad. Ella se instaura para crear lazos nuevos en razón de cierta afinidad que surge espontáneamente y que produce deleite. Es el universo de lo sorprendente, de la fascinación, de algo imponderable. Es el adviento del amor.
Ese amor se da desde los primerísimos elementos basales, los quarks, que se relacionaron más allá de la necesidad, espontáneamente, atraídos unos por los otros. Surge un mundo gratuito, no necesario pero posible, espontáneo y real.
De esta forma, irrumpe la fuerza del amor que atraviesa todos los estadios de la evolución y enlaza a todos los seres dándoles afecto profundo y belleza. No hay una razón que los lleve a combinarse en lazos de espontaneidad y de libertad. Lo hacen por puro placer y por la alegría de estar juntos.
Se trata del amor cósmico que realiza lo que la mística siempre intuyó: la vigencia de la pura gratuidad. El místico Angelus Silesius dice: “La rosa no tiene un porqué. Florece por florecer. No se preocupa de si la admiran o no. Ella florece por florecer”.
¿No decimos que el sentido profundo de la vida es simplemente vivir? Así el amor florece en nosotros como fruto de una relación libre entre seres libres y con todos los demás seres.
Pero como humanos y autoconscientes podemos hacer del amor, que pertenece a la naturaleza de las cosas, un proyecto personal y civilizatorio: vivirlo conscientemente, crear las condiciones para que ocurra la amorización entre los seres inertes y vivos. Podemos enamorarnos de una estrella distante y establecer una historia de afecto con ella.
El amor es urgente en los días actuales, donde la fuerza de lo negativo, del anti-amor, parece prevalecer. Más que preguntar quién practica actos de terror hay que preguntar por qué fueron practicados. Seguramente el terror surgió porque faltó amor como relación que enlaza a los seres humanos en la bienaventurada experiencia de abrirse y acogerse jovialmente uno al otro.
Digámoslo con todas las palabras: el sistema social y económico mundial imperante no ama a las personas. Ama los bienes materiales, ama la fuerza de trabajo del trabajador, sus músculos, su saber, su producción artística y su capacidad de consumo. Pero no ama gratuitamente a las personas como personas.
Predicar el amor y gritar: “amémonos los unos a los otros como nosotros mismos nos amamos” es ser revolucionario. Es ser absolutamente anticultura dominante.
Hagamos del amor aquello que el gran florentino, Dante Alighieri, testimoniaba: “el amor que mueve el cielo y todas las estrellas”, y nosotros añadimos: el amor que mueve nuestras vidas, amor que es el nombre sacrosanto de la Fuente Originaria de todo Ser, Dios.

Leonardo Boff
Religión Digital
*Leonardo Boff es filósofo y teólogo y ha escrito Reflexiones de un viejo teólogo y pensador, Vozes 2019.
Traducción de Mª José Gavito Milano

LUZ DE PASCUA


luz pascua1

El mar cambia de color según la luz. Si tienes la oportunidad, fíjate en la intensidad y diversidad de sus colores y contempla la causa.
También los ojos, nuestros ojos, cambian de color según la intensidad de la luz exterior y también interior. El brillo del mar y el de los ojos es el resultado de una experiencia de luz, de una luz que se acoge de dentro afuera y de afuera adentro.
Dicen los científicos que somos fruto de la luz, que gracias a ella se da la evolución…
Si algo caracteriza este Tiempo de Pascua es que la comunidad cristiana nos invita a recibir la Luz para comprender lo vivido: lo sufrido, lo amado, lo perdido, lo recibido, el presente y el futuro… es decir, ver y descubrir nuestra propia evolución como seres humanos fieles a la luz de la Vida que es Él y seguir acogiéndola para hoy y para mañana.
Como el mar, también cambia de color la percepción de lo vivido, según la luz. Si alumbro con mi inteligencia crítica, perfeccionista… mi mar está grisáceo porque no salgo de las nubes de mis exigencias.
Si alumbro con las opiniones de los demás me someto a su luz, que posiblemente, como la mía, está condicionada por miedos, dudas e inseguridades…
El Resucitado trae una luz que cruza el umbral de las cientos de muertes y apagones que la vida tiene, y desde su luz, tu mar, mi mar, recobra el azul intenso, el color y calor que da sentido y brillo a nuestra vida.
La persona cristiana tiene luz porque la recibe del Cristo que habita dentro. El movimiento ocurre de afuera a dentro: la Palabra, la Naturaleza, la Comunidad… y de dentro hacia afuera: la experiencia, el cariño, la reconciliación, la alegría por la convivencia con el Cristo que habita en ti y hace que transmitas su luz, su risa, su empatía, su silencio, su brillo achispado cuando acoges y danzas como las matriarcas, llena de liberación.
luz pascua2
Mirar la realidad desde la Luz cambia el color y la apreciación de todo. Es vivir lo mismo pero con una energía renovada. Tal vez es una sencilla experiencia de sosiego interior que transmites con ternura a los tuyos. Tal vez, con su luz, te “ves” capaz de activar lo paralizado o de desechar lo que te hace estéril… y reírte con Sara, ¿de alegría? ante un anuncio que traspasa toda lógica pero es capaz de poner brillo y color a la vida de una mujer estéril, mayor, y triste por una esterilidad ya irreversible que la hacía sentir inferior desde los parámetros de su tiempo. (Gn 18,13-14).
No son las posibilidades de Sara, estéril, las que están en juego, sino las de Dios. De pronto esa Palabra trae luz y vida, y hace evolucionar la vida que aplasta con sus límites y transporta a Sara, a todas las “Saras” de la historia, a una dimensión que se experimenta cuando dejamos entrar la Luz de la Palabra: “tendrás un hijo”.
¿Y eso? ¿Qué lenguaje es este? Es una palabra que ilumina la esterilidad ya crónica otorgándole la energía de la Vida que viene de otro y que se nos regala a manos llenas siempre, en todo lugar, en cualquier circunstancia.
Esa vida regalada, nos permite comprender que el seguimiento del Resucitado no es una creencia sino una vida iluminada paso a paso, en la tiniebla del día a día, por su Luz que fecunda lo estéril.
Al final todo es muy rápido. La vida parece que es muy larga, y es sólo una percepción. La vida es hoy. ¿Con color? ¿Con fecundidad?
Si espero que cambien las cosas… pierdo el color del momento, la belleza de ese ángulo que ahora contemplo y antes no veía porque le daba la sombra cuando dudaba. Si no descubro la luz de Dios en la mirada del que llama a mi tienda, a mi vulnerabilidad con su Luz… no he experimentado la Resurrección.
Cuando a la luz y calor de su Palabra sientes que algo se mueve en ti, este es el hijo de la promesa, la fuerza de Dios resucitando, levantando lo estéril, lo incrédulo, lo cronificado y esclerotizado.
Jesús Resucitado no inicia una institución que tiene que prolongarse en el tiempo… Jesús inicia un movimiento de Vida, de Luz, de Fecundidad.
Los y las que se arriman a él no es por cultura o costumbre, sino por decisión madura de optar por su Luz por encima de las otras.
Yo creo que el Resucitado me/nos invita a seguir con su Luz y Vida formando comunidades que no se queden atrapadas en las opacidades institucionales.
No es lo mismo identificarse con el Resucitado y la comunidad que se forma alrededor de esa experiencia, que hacerlo con una institución.
El pueblo de Dios lo forman aquellas personas guiadas por su Luz, dispuestas a cambiar de rumbo según la Luz.
De ahí la importancia de acoger la Luz. Todo depende de ella. No la escondas dirá el evangelio; sin ella caminamos en tinieblas.
La Luz trae fecundidad, es como un quitamiedos en alta montaña, de pronto te sientes segura. La subida sigue siendo empinada pero hay Luz y esa luz nos protege.
¿Qué sería el mar sin luz? Una terrible masa oscura que infundiría miedo incluso pavor…
¿Qué es una vida sin Vida?
El mar con luz es una maravilla inexplicable que no te cansas de mirar, de tocar, de sentir, de sumergirte en él, de sentirte parte de él, de alimentarte de él, de curarte, descansar, divertirte en él…y todo porque se deja iluminar por la Luz.
Así nuestra vida. ¿Te imaginas?
Acoge la Luz: la necesitamos, compártela. Seremos como el mar, que las personas estarán a gusto y no hará falta explicar… porque con la Luz, SOMOS. ESTAMOS VIVOS Y VIVAS.
Y con la risa por la alegría de la fecundidad más allá de toda impuesta esterilidad… una pascua, ciertamente.
Feliz y bendito (bien dicho) Tiempo Pascual.

Magda Bennásar Oliver
(www.espiritualidadintegradoracristiana.es)

SOMOS EN UNIDAD


col rosario ramos
Jn 10, 27-30
Nos encontramos en 4º domingo de Pascua. Todavía resuenan en toda la comunidad cristiana los ecos de la experiencia más esencial de nuestra fe. Este tiempo Pascual nos ofrece la oportunidad de conectar con el movimiento de la Vida. Estamos inmersos en la paradoja de la noche y la luz, la muerte y la vida, lo consciente y lo inconsciente. El mensaje de Pascua nos introduce en este movimiento para darnos a conocer que siempre triunfa la luz, la vida y la consciencia, aunque no sea como nuestra mente desea.
Este breve texto, propuesto por la liturgia de hoy, puede ayudarnos a comprender cómo se gesta en el interior del ser humano la experiencia de fe desde la Pascua. Para comprender estos versículos es importante conocer el contexto en el que Jesús lo expresa. Forman parte del capítulo 10 del Evangelio de Juan. En este capítulo Jesús se autodefine como el Buen Pastor y, curiosamente, es uno de los pasajes más íntimos que narra el autor del evangelio de Juan: presenta a Jesús en comunicación auténtica con quienes le siguen.
A lo largo de este capítulo se puede ver la gran controversia que ya había generado Jesús. Los judíos estaban alterados por la duda de si era el Mesías o no. Jesús había sido expulsado del templo por profanar las costumbres judías para las ofrendas, pero vuelve a él para celebrar la fiesta de la Dedicación. En esta fiesta se celebraba la purificación y consagración del templo por Judas Macabeo. Dice el texto, previo al evangelio de hoy, que Jesús se paseaba por el pórtico de Salomón que estaba al lado del Templo. Había traspasado los límites de una religión que consideraba el Templo como el lugar sagrado y espacio de poder; el Mesías transgrede esta ley dictada por las instituciones judías para afirmar que el lugar sagrado es su persona y todo el género humano.
Jesús recupera la imagen del Pastor que ya se había usado en algunos pasajes del Antiguo Testamento para hablar de Yahvé. Pero en estos escasos versículos expresa muy pedagógicamente lo que supone vivir “religados” a Dios; que, en definitiva, es lo esencial de toda religión al margen de sus dogmas e instituciones.
El proceso es muy claro y realiza un trayecto que va de las dimensiones más externas de la persona a las más profundas. El primer paso es “escuchar la voz”. Hay muchas voces que nos hablan en la vida y somos desafiados a descubrir la voz esencial, aquella que integra, equilibra y ensancha nuestra visión superando nuestro ego y sus ambiciones.
Quienes descubren esa voz se fían de ella y la siguen. Este es el segundo paso que ya no es una actitud sólo de escucha sino de puesta en movimiento. Comienza el éxodo personal, el viaje de la zona de confort a la zona de aprendizaje. Desde una experiencia de fe es la etapa de la consciencia de ese vínculo profundo con la trascendencia: “ellas me siguen y yo les doy vida eterna”.
Y la tercera etapa “el Padre y yo somo uno” es un paso esencial de todo creyente; es la mística de nuestra fe: Dios ya no es ese Otro al que tengo que ir o esperar a que venga, sino que forma parte de mi realidad, un espacio del que me puedo diferenciar, pero no separar: “nadie las arrancará de mi mano”.
Desde esta visión del ser humano, los desafíos de la vida pueden afrontarse desde la fuerza que da ser consciente de esta presencia que no es ni pasado, ni futuro; no se encontró un día y no me paso la vida buscándolo hasta la vida futura. Es PRESENTE, movimiento permanente de “vida eterna” como dice Jesús en el texto.
Deseo que este tiempo de Pascua no lo vivamos como espectadores de un acontecimiento histórico o desde la espera de la resurrección futura porque es un movimiento que “está siendo” en cada momento de la vida. Quizá lo que hay que buscar son las estrategias que nos ayuden a conectar con este espacio de VIDA y de LUZ.
FELIZ DOMINGO

A TRAVÉS DE JESÚS LLEGA A NOSOTROS LA MISMA VIDA DE DIOS


col fraymarcos
Jn 10,27-30
Hemos terminado con las apariciones, pero seguimos con un texto profundamente pascual. Juan nos habla de Vida definitiva, que es la clave del tiempo pascual. Es una pena que al hablar de vida eterna sigamos pensando en una vida biológica para más allá. La verdad es que los evangelios nos hablan de una Vida que hay que vivir aquí y ahora. Parece mentira el poco caso que hacemos al evangelio cuando no está de acuerdo con nuestras expectativas. En el evangelio de Jn está muy claro: “Hay que nacer de nuevo. Hay que nacer del Espíritu”.
Para poder entender el texto hoy, hay que tener en cuenta todo el discurso que sigue a la curación del ciego de: Jesús como puerta, Jesús como pastor. El pastor modelo da la Vida a las ovejas. Dar la Vida no significa dejarse matar, sino matarse por los demás. En griego hay tres palabras para decir vida: “Zoê”, significa la vida transcendente inmutable, “Bios”, la vida biológica concreta y “psykhê” significa la personalidad psicológica. Aquí dice psykhê. No se refiere a dar la vida biológica muriendo, sino a entregarse como persona durante la vida.
En el evangelio de Jn no habla Jesús sino la comunidad, que expresa lo que pensaban sobre Jesús. No concibo a Jesús creyéndose pastor de nadie. Jesús llega a su plenitud por las relaciones con los demás. Pero unas verdaderas relaciones humanas solo son posibles entre iguales. Porque nunca se creyó más que nadie, sino al servicio de todos, se presenta ante nuestros ojos como modelo de humanidad. Relación entrañable con los demás, de tal manera que se preocupa por todos como un pastor auténtico se preocupa por cada una de las ovejas.
Después de decir que ellos no son ovejas suyas, describe con todo detalle qué significa ser de los suyos, les está acusando de no querer seguirle, comprometiéndose con él al servicio del hombre. No se trata solo de oír a Jesús, se trata de escucharle. La mayoría de las veces oímos y aceptamos solamente lo que está de acuerdo con nuestros intereses. Escucharle significa acercarse sin prejuicios y aceptar lo que nos dice, aunque suponga cambiar nuestras conviccio­nes. Seguirle es estar dispuesto a darse a los demás como él y como Dios se dan.
“Y ellas me siguen”. No basta escuchar, hay que ponerse en movimien­to y entrar en la nueva dinámica. La buena noticia de Jesús consiste en manifestar que hay una nueva manera de afrontar la existencia humana, una manera de vivir que esté más de acuerdo con las exigencias profundas del ser humano. Esa será la manera de cumplir lo que Dios espera de nosotros. La voluntad de Dios está ya en lo más profundo de mí. Jesús no nos pide ser borregos sino ser personas adultas y responsables de sí mismos y de los demás.
Y yo les doy Vida definitiva. Se trata de la misma Vida que Jesús ha recibido de Dios. La consecuencia primera de seguirle es alcanzar esa Vida del Espíritu. Esto es lo importante para nosotros. Lo que pasó en Jesús tiene que pasar en mí. Éste es el meollo del misterio pascual. Como modelo de pastor que defiende a los suyos con todo su ser, no pasarán a manos de ladrones y bandidos. Ponerse en las manos de Jesús equivale a estar en las manos del Padre. "No hay quien libre de mi mano; lo que yo hago, ¿quién lo deshará? (Is 43,13)
Yo y el Padre somos lo Uno. Es la frase que mejor refleja la conciencia que la comunidad de Jn tenía de Jesús. Hoy sabemos que los discursos del evangelio de Jn no son originales de Jesús, por lo tanto no tiene sentido pensar que esa frase exprese su conciencia de ser Dios. Para nosotros, tiene más importancia caer en la cuenta de que fue la experiencia de la comunidad de Jn, la que llegó a la conclusión de que Jesús estaba en identificación con Dios.
La Vulgata no dice “somos unus” sino unum (neutro). Esto es más importante de lo que parece, porque nos está lanzando más allá del lenguaje ordinario. Jesús dice que él y el Padre (el Origen) no se distinguen en nada, pero tampoco se distingue de su origen ninguna otra criatura. Lo que Jesús dijo, lo puede decir cualquiera que tenga conciencia de sí mismo. No se puede ir más allá. El lenguaje humano no da más de sí. Lo único que cabe es el silencio.
El Maestro Eckhart llegó a decir que Dios se aniquila para identificarse con nosotros y que el hombre tiene que anonadarse para ser uno con Dios. Buscamos la unión con Dios pero sin dejar de ser nosotros. No puede funcionar. La simplicidad de las matemáticas nos puede ayudar. 1 + 1 siempre serán 2. Pero 1 x 1 = 1. Si el resultado de 1 x 1 lo vuelvo a multiplicar por 1, seguirá resultando 1. La unidad con Dios no solo nos hace uno con Él sino con todos.
Una de las pocas palabras que podemos asegurar que pronunció Jesús, es “abba”. Pero el concepto de padre que nosotros usamos no es suficiente para expresar lo que Dios es para Jesús y para cada uno de nosotros. Los padres biológicos nos han trasmitido la vida, pero esa vida sigue sus propios derroteros. En el caso de la Vida, que Dios nos comunica, se trata de su única Vida, que se convierte en nuestra propia Vida sin dejar de ser la de Dios.
El ser humano Jesús había llegado a una experiencia de unidad total con Dios. Ya no había ninguna diferencia entre lo que era él y lo que era Dios en él, porque de él, de su falso yo, no quedaba nada. Para dar sentido a una adhesión a su persona, se muestra él totalmente volcado sobre el Padre. Relacionarnos con Jesús es relacionarnos con Dios. Esta es la razón por la que, el Jesús que predicó el Reino de Dios, se convirtió en objeto de predicación.
Jesús, como nuevo santuario, hace presente al Padre. El diálogo se dirige a los dirigentes del Templo. El Padre se manifiesta en Jesús que realiza su obra creadora llevando al hombre a plenitud. No hay nada en Jesús que se encuentre fuera de Dios. Todo en él es expresión del Padre. Eso excluye toda instancia superior a él. Los judíos no pueden encontrar nada en qué apoyarse para juzgarle. Solo cabe aceptación o rechazo, que es aceptar o rechazar a Dios.
Jesús, viviendo para los demás, está identificándose con lo que es Dios. Así manifiesta la verdadera Vida, que es la misma de Dios. Esa Vida es la que comunicará a los demás. Dios se la está comunicando a él y nos la está comunicando a todos. Jesús es así manifestación de Dios y modelo de Hombre. Donde hay amor hasta el límite, hay Vida sin límite. Para quien ama como Jesús amó, no hay muerte. Por eso la entrega de la vida es espontánea.
Si Jesús promete la Vida al que le escuche, quiere decir que les ofrece la misma Vida que él ha recibido del Padre. La vida que se trasmite del padre al hijo es la misma vida del padre. Por eso se puede hablar de una identificación absoluta con el Padre. Recordemos las palabras de Juan en el discurso del pan de vida: "El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre, del mismo modo, el que me come vivirá por mí". Son realidades que nos desbordan.
Me habéis oído comentar decenas de veces la frase de Schillebeeckx: “Si pudiera quitar de mí lo que hay de mí, quedaría Dios; si pudiera quitar de mí lo que hay de Dios, quedaría nada”. Hoy puedo decir: si quitara de mí lo que hay de Dios, quedaría nada y si pudiera quitar de mí lo que hay de mí, quedaría nada. Con el ejemplo matemático se entiende muy bien: 1x0=0. Ni yo puedo existir sin Dios ni Dios puede existir sin mí. Ya lo había dicho el Maestro Eckhart.      

Meditación
Se trata de participar aquí y ahora de la misma Vida de Dios.
Desde la vida biológica, en la que me encuentro,
debo acceder a la Vida Divina, que también está en mí.
A esa VIDA no le afecta la muerte,
por eso, cuando la vida biológica termina, aquella continúa.


LAS OVEJAS, EL PASTOR Y LOS LADRONES


col sicre

Domingo 4º de Pascua. Ciclo C
El evangelio del 4º domingo de Pascua se dedica, en los tres ciclos, a recordar a Jesús como buen pastor. Aunque hoy día mucha gente solo ha visto un rebaño en televisión, la imagen sigue siendo muy expresiva. Pero el capítulo 10 del evangelio del cuarto evangelio es tan largo (42 versículos) que la liturgia ha seleccionado unos pocos para cada ciclo. Al C le ha tocado un fragmento tan breve que no se entiende bien si no se conoce lo anterior.
Un debate largo y complicado (el c.10 de san Juan)
Jesús comienza contando una extraña parábola a propósito de ladrones y bandidos que intentan robar el rebaño sin entrar por la puerta, saltando la valla. El pastor entra por la puerta, conoce a las ovejas por su nombre y ellas lo siguen confiadas, mientras que de los ladrones no se fían.
Cuando termina de contarla, los presentes “no entendieron de qué les hablaba”. Jesús, en vez de aclarar las cosas, las complica. A veces dice que él es la puerta del rebaño; otras, que es el buen pastor; y lo importante no es que conduce al rebaño a buenos pastos, sino que da la vida por las ovejas, porque tiene el poder de darla y de recuperarla. Y en medio introduce nuevos personajes: su Padre, “que me conoce y al que yo conozco”, y otras ovejas que no son de este redil.
La conclusión a la que llegan muchos de los oyentes no extraña demasiado: “Está loco de remate. ¿Por qué lo escucháis?” (literalmente: “tiene un demonio y está loco”). El autor del cuarto evangelio disfruta irritando al lector y casi poniéndolo en contra de Jesús.
El debate no termina aquí. Continúa en invierno, en la fiesta de la Dedicación del templo, mientras Jesús pasea por el pórtico de Salomón. Las autoridades judías (este es el sentido frecuente de “los judíos” en el cuarto evangelio) lo rodean y le piden que diga claramente si es el Mesías. Jesús responde que ya se lo ha dicho y que no creen en él. Y continúa ofreciendo el ejemplo tan distinto de sus ovejas.
Las ovejas, el pastor, los ladrones y el padre del pastor (Juan 10,27-30)
Las ovejas. El pasaje no comienza hablando del pastor, como sería lógico, sino de “mis ovejas”, las que escuchan la voz de Jesús y lo siguen, a diferencia de las autoridades judías, que no creen en él. Una lectura precipitada del capítulo puede producir la impresión de que hay personas predestinadas por Dios a seguir a Jesús y otras predestinadas a negarlo. Pero esta contraposición hay que entenderla a partir de lo dicho en el prólogo del evangelio: “Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron; pero a quienes lo recibieron les concedió convertirse en hijos de Dios”. La aceptación y el seguimiento de Jesús no excluyen la libertad humana.
El pastor. En la parábola inicial el pastor llega al rebaño, le abren la puerta y saca a las ovejas. ¿A dónde las lleva? No se dice. Recordando el salmo 22 (“El Señor es mi pastor”), podríamos completar: “en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas”. Pero Jesús introduce un cambio capital: las lleva a “la vida eterna”. Algo que se realiza no solo después de la muerte, sino ya en este mundo.  La fe en Jesús da una dimensión nueva a la existencia de quien cree en él.
Los ladrones. La parábola comienza hablando de ellos. Aquí no se los menciona expresamente, pero son los que intentan arrebatar a las ovejas de las manos de Jesús. En el contexto del evangelio serían los fariseos y demás autoridades que se oponen a que la gente lo siga. En la iglesia de finales del siglo I serían los “cristianos” que niegan que Jesús sea el Mesías y el hijo de Dios (a los que se denuncia en la 1ª carta de Juan). En cualquier caso, no tendrán éxito, no podrán “arrebatarlas de mi mano”. El salmo 22, hablando desde la perspectiva de la oveja, dice algo parecido: “Aunque atraviese cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo”.
El Padre. A lo largo del c.10 hay diversas referencias a la relación de Jesús con “mi Padre”. A primera vista, más que ayudar, estorban y confunden al lector. La clave podría estar de nuevo en el salmo 22, donde el pastor es Dios. Jesús, al arrogarse el título y la función, deja claro que no elimina al Padre. “Yo y el Padre somos uno”. La reacción del auditorio es más dura en este caso: “cogieron piedras para apedrearlo”, y Jesús terminará huyendo al otro lado del Jordán (esto no se lee en la liturgia).
Síntesis. ¿Qué nos dice este breve pasaje hoy día?
1) Lo esencial del cristiano es creer en Jesús y seguirlo. Algo que no es absurdo recordar, porque mucha gente piensa que lo importante es practicar una serie de normas y cumplir con determinados ritos. Todo eso tiene que basarse en una relación personal con Jesús.
2) Confianza en él. En otros momentos del capítulo se subraya su bondad, que culmina en dar la vida. Aquí la fuerza recae en que él no permitirá que nadie arrebate a las ovejas de su mano. Lo cual no significa que nos veamos libres de dificultades, como han dejado claro las dos primeras lecturas de este domingo.
3) Conocimiento de Jesús. Como en tantos otros pasajes del evangelio, se indica su estrecha relación con el Padre, hasta llegar casi a la identificación. Más adelante, en el discurso de la cena, dirá Jesús a Felipe: “El que me ha visto ha visto al Padre”. Algo que sigue resultando escandaloso a muchos cristianos, como lo fue para muchos judíos de su época.
Insultos y expulsión (Hechos de los apóstoles 13,14. 43-52).
La liturgia ha omitido los versículos 15-42, provocando algo absurdo. Al final del v.14 se dice Pablo y Bernabé “tomaron asiento”; e inmediatamente se añade que “muchos judíos y prosélitos se fueron con ellos”. Entonces, ¿para qué toman asiento?
Si no hubieran mutilado el texto habría quedado claro que se sientan para tomar parte en la liturgia del sábado. Al cabo de un rato, les invitan a hablar, y Pablo hace un resumen muy rápido de la historia de Israel para terminar hablando de Jesús. Ahora se comprende que, al terminar la ceremonia, muchos judíos y prosélitos se fueran con los apóstoles. Pero, al cabo de una semana, cuando vuelven a la sinagoga, la situación será muy distinta. Los judíos responden a Pablo y Bernabé con insultos. Más tarde los expulsan del territorio. Dentro de lo que cabe, tuvieron suerte. Más adelante apedrearán a Pablo hasta darlo por muerto.
Martirio y victoria (Apocalipsis 7,9.14b-17)
Cuando el cristianismo comenzó a difundirse por el imperio, encontró pronto la oposición de las autoridades romanas y de la gente sencilla. Veían a los cristianos como gente impía, que daba culto a un solo dios en vez de a muchos, inmoral, enemiga del emperador, al que no querían reconocer como Señor, etc. El punto final en bastantes casos fue la muerte, como ocurrió a Pedro, Pablo y a los otros durante la persecución de Nerón (lo que cuenta el historiador romano Tácito impresiona por la crueldad con que se los asesinó). Sin embargo, la lectura del Apocalipsis no se centra en sus sufrimientos sino en su victoria.

Regla general: libertad del acusado


Alberto J. Revuelta Lucerga

La reciente decisión de la Audiencia Nacional de suspender la privación de libertad del ciudadano Rosell ha de recogerse en el frontispicio de esta reflexión.
La Exposición de Motivos de la Ley 13/2003, de 24 de octubre, de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en materia de prisión provisional hace notar que «la excepcionalidad de la prisión provisional significa que en nuestro ordenamiento jurídico la regla general ha de ser la libertad del imputado o acusado durante la pendencia del proceso penal y, consecuentemente, que la privación de libertad ha de ser la excepción”. Reconocemos como ciudadanos españoles que los políticos catalanes presos, se encuentran, por mor de los jueces, en una situación de excepcionalidad.
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¿Qué hacía Müller este martes en Madrid?


Cardenal Muller
Acudió a celebrar una misa mozárabe en la basílica de la Concepción
Müller no quiso esperar a la llegada de Osoro ni del Nuncio, que acudían a la parroquia a presentar un libro
Las malas lenguas apuntan a que el cardenal se reunió con Rouco Varela y Martínez Camino, para sondear los posibles apoyos en España a la oposición al Papa Francisco
El ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe es uno de los líderes de la oposición a Francisco Acudió a celebrar una misa mozárabe en la basílica de la Concepción ¿Qué hacía Müller este martes en Madrid?
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Dramático ‘sos’ de misioneros en Haití: “Los que sufren la violencia son los más pobres. ¡Es un caos!”


Cameron Doody

haiti4
Católicos y protestantes condenan la crueldad “vil y bárbara” de las pandillas Dramático ‘sos’ de misioneros en Haití: “Los que sufren la violencia son los más pobres. ¡Es un caos!”
“El Gobierno vende armas a bandidos en barrios pobres para sembrar el miedo y permanecer en el poder”, denuncian
Las pandillas campan a sus anchas en el país, matando, aterrorizando u chantajeando incluso a quienes realizan proyectos humanitarios
El infierno de la violencia en Haití va en aumento, según han denunciado misioneros en el país a la Agencia Fides. “Los que sufren son los más pobres”, cuentan los religiosos.
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