FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 31 de marzo de 2016

Poverty of the heart /pobreza del corazon


Beato Óscar Romero, mensajero de la misericordia Carlos Ayala Ramírez

 

Adital
RomeroMartirDeLaJusticia
Este 24 de marzo se cumplen 36 años del martirio de Óscar Arnulfo Romero. Con motivo de la beatificación del arzobispo mártir y del jubileo extraordinario de la misericordia, el papa Francisco declaró que hay que dar “gracias a Dios porque concedió [a monseñor Romero] la capacidad de ver y oír el sufrimiento de su pueblo, y fue moldeando su corazón para que, en su nombre, lo orientara e iluminara, hasta hacer de su obrar un ejercicio pleno de caridad cristiana”. Veamos cómo se concreta este modo de ser misericordioso.··· Ver noticia ···

La muerte de Cristo da sentido a nuestra vida (parte 2) Diego Pereira

 


Muerte natural no es lo mismo que muerte injusta
De todas formas hay que diferenciar la muerte como algo natural y la muerte provocada.Los pueblos originarios nos ayudan a recuperar el valor de la muerte como un paso más de la vida, donde la convivencia con ella no asusta, sino que nos ayuda a recuperar su valor trascendente. Morir es parte de la misión de cada ser humano, es parte de su realización en la tierra y por ello se preparan espiritualmente y la celebran de modo gozoso. Recuerdo cuando estuvimos en el cementerio de Ibi Bobo en el Chaco boliviano en 2013, junto a mi esposa e hijo: se celebraba un año de la muerte de un hombre y toda su gran familia se reunía alrededor de su tumba para celebrar con una misa y un gran banquete. Allí, a pesar de las lágrimas por la pérdida, se respiraba la alegría de saber que el muerto estaba donde tenía que estar.··· Ver noticia ···

Atentados de Bruselas: ¿Cómo hacer frente a la barbarie? Daniel Tanuro, Adolfo Gilly, Javier de Lucas

 


Después de los atentados de Bruselas: Frente a la impotencia segura ¿Qué respuesta al terrorismo?
Cuando detuvieron a Salah Abdeslam, las autoridades belgas cantaron victoria: “Lo tenemos! “… Unos días más tarde, los criminales de Daesh han golpeado en el corazón de Bruselas. Treinta y dos muertos, cientos de heridos, niños mutilados. Una horrible carnicería. ¿Hubiera sido posible evitarla? Tal vez. El mal funcionamiento de los servicios de seguridad en el caso de Ibrahim Barkhaoui es obvia, y es una reminiscencia del caso Dutroux. ··· Ver noticia ···

Retiro en la ciudad (III): Rasgar la vida para alumbrar lo inédito Pepa Torres

 

Las mujeres cobran un papel fundamental en los relatos de la Pascua. Ellas siguieron y sirvieron a Jesús con sus bienes por los caminos de Galilea (Lc 8,1-3) y permanecieron fieles hasta el final, hasta la cruz. Son testigos, como tantas mujeres hoy, de la permanencia en las situaciones límite, donde lo que toca hacer es estar y acompañar la impotencia y el duelo, hasta que emerja lo inédito. Son testigos de la semilla del amor entregado, que, aunque invisible en el útero de la tierra, va poco a poco abriendo caminos hacia la luz, quebrando losas y sepulcros, alumbrando lo inédito, porque el Dios de Jesús no es un Dios de muertos sino de vivos. Por eso no es la nostalgia del pasado lo que ha de caracterizar la vida cristiana sino la pasión por la vida aunque haya que atravesar tiempos oscuros. ··· Ver noticia ···

miércoles, 30 de marzo de 2016

La Inspectoría cierra su primer Capítulo Inspectorial


- Por: Redacción
22/03/2016 


152 capitulares venidos de diferentes puntos de la Inspectoría se dieron cita del 18 al 22 de marzo en la Residencia Fray Luis de Léon de Guadarrama, en la segunda sesión del CI16, tras la primera en diciembre.                     








La jornada del lunes se dedicó a los últimos trabajos del CI16. Las comisiones estuvieron trabajando el sábado y domingo sobre las aportaciones recibidas para cada documento. Estas aportaciones llegaban como intervenciones escritas (que no se habían hecho en el aula) y las intervenciones de los dos turnos de palabra que seguía a la presentación de cada uno de los documentos.

Las comisiones fueron estudiando los diferentes modos y reformando, en su caso, el documento previo. Ya el domingo por la noche se envió a todos los Capitulares los documentos finales preparados para la votación.

El lunes por la mañana, cada comisión presentó en el aula el documento final. Los relatores fueron explicando las aportaciones que se habían asumido, los cambios que se habían introducido y las razones de estos. A media mañana se concluyó este proceso. El resto de la mañana se dedicó a un tiempo de lectura personal de los textos para preparar las votaciones de la tarde.

De nuevo en el aula, toda la sesión de la tarde se dedicó a las votaciones de los documentos. En total se enviaron diez formularios de votación por correo electrónico. Poco a poco, en un trabajo disciplinado y serio, los Capitulares fueron respondiendo y votando los documentos que fueron obteniendo un refrendo ampliamente positivo.

Al terminar este día, el Inspector dirigió unas palabras para clausurar el primer Capítulo Inspectorial de la nueva Inspectoría Santiago el Mayor. Su intervención giró alrededor de cuatro palabras: gracias, comunión, compromiso y esperanza.

Habiendo terminado los trabajos capitulares, la mañana del martes 22 se dedicó solo a la Eucaristía de clausura. Aunque estaba previsto terminar este día con la comida, el buen y ágil hacer de los Capitulares hizo que no fuera necesario dedicar esta mañana.

En la Eucaristía de clausura, presidida por el Inspector, estuvieron presentes también representantes de otros grupos de la Familia Salesiana. Al final de la misma, se entregó una lámpara a cada comunidad como recuerdo de este primer Capítulo de la nueva Inspectoría, con el compromiso, como reza la frase que iba adherida, de ser “luz para llevar la salvación hasta el confín de la tierra” y, como señaló el Inspector en la homilía, comunicar “a los jóvenes, con transparente coherencia, el sentido de nuestra vida”.

El salesiano secuestrado pedía estar preparados para el martirio


- Por: Misiones Salesianas
23/03/2016


A falta de noticias sobre el P. Tom Uzhunnalil, NCR recoge el testimonio de la hermana Sally, única Misionera de la Caridad superviviente a la masacre terrorista en Yemen.






En plena Semana Santa, y sin noticias del salesiano secuestrado durante la masacre, se van conociendo nuevos detalles del ataque del Estado Islámico (ISIS) al albergue para ancianos y discapacitados de las Misioneras de la Caridad en Aden (Yemen) el pasado día 4. NCR ha publicado la carta de la única superviviente, la hermana Sally, en la que narra lo ocurrido.

Las misioneras tuvieron ese día, como es habitual, la celebración de la misa y el desayuno, mientras el misionero salesiano permanecía en la parte trasera de la capilla realizando las últimas oraciones y ordenando lo que había utilizado en la misa.

A las 8.30 del día 4 de marzo, miembros del ISIS vestidos de azul llegaron y mataron al vigilante y al conductor. Cinco jóvenes etíopes cristianos comenzaron a correr para avisar a las hermanas de que el ISIS estaba ahí para matarlos. Fueron asesinados uno a uno. Los ataron a los árboles y les dispararon en la cabeza.
Primero cogieron a las hermanas Judith y Reginette, las ataron y les dispararon en la cabeza. La superiora de la comunidad corrió al convento para tratar de advertir al misionero salesiano, el padre Tom Uzhunnalil. Después cogieron a la hermana Anselm y a la hermana Margarita, las ataron y también les dispararon en la cabeza.
La superiora vio a todas las hermanas y a los colaboradores del hogar asesinados. Mientras los hombres del ISIS estaban entrando al convento ella se metió en la cámara frigorífica. La buscaron por todos lados, pues sabían que eran cinco religiosas. La superiora se mantuvo de pie detrás de la puerta, sin esconderse y los terroristas entraron al menos tres veces, pero no la encontraron. Ella lo destaca como “milagroso”.

Mientras tanto, en el convento, el padre Tom había escuchado los gritos y consumió todas las formas consagradas. No tuvo tiempo de consumir la forma de la custodia, tiró el aceite de la lámpara del santuario y la disolvió en el agua.

Un vecino vio como los terroristas metían al padre Tom en un coche y como hacían añicos todos los artículos religiosos: la Virgen, el crucifijo, el altar, el tabernáculo, el atril, incluso los libros de oración y las biblias.

¿Quiénes, cuándo y por qué convirtieron a Jesús de Nazaret en un dios celestial y sufriente? Ollantay Itzamná




  • Semana Santa. Guatemala
    Tengo por vecinos a unas familias empobrecidas, y con niños desnutridos. Los papás, cada madrugada marchan disciplinados a trabajar a las cañeras y bananeras a cambio de jornales que no superan el equivalente a 5 dólares día. Ellos no saben que tienen derechos laborales, sólo saben que en retribución a la Gracia de Dios deben trabajar y obedecer al patrón misericordioso que les provee “trabajo y comida”. ··· Ver noticia 
  • La última ayuda a parados fracasa y consume solo el 15% del fondo previsto Manuel V. Gómez

     


    A falta de dos semanas para finalizar el plan, de los 1.200 millones presupuestados solo se han gastado 182 millones y apenas reciben el subsidio el 25% de los beneficiarios previstos
    Se mire por donde se mire, la última ayuda a parados puesta en marcha por el Gobierno es un fracaso. Se está quedando lejísimos de sus objetivos. Si se observa por el lado de los desempleados a los que ha llegado la ayuda, apenas la han cobrado o la cobran poco más del 25% de los beneficiarios potenciales calculados (105.500 de 400.000). Si se analiza por el lado del presupuesto, la distancia es aún mayor: de los 1.200 millones de euros consignados solo se han gastado 182 millones, a falta de que el programa venza el próximo 15 de abril, según datos del Ministerio de Empleo. ··· Ver noticia ···

    Entrevista al sociólogo y politólogo Sami Naïr: “Hace mucho tiempo que la Unión Europea liquidó el derecho de asilo” Enric Llopis

     

    Las organizaciones de derechos humanos han calificado de “vergonzoso” el pacto alcanzado entre la Unión Europea y Turquía para la deportación de personas refugiadas, pero más allá del reciente acuerdo, “la Unión Europea liquidó el derecho de asilo hace mucho tiempo”, afirma el catedrático de Ciencias Políticas, sociólogo y especialista en movimientos migratorios, Sami Naïr (Tlemcen, Argelia, 1946). Eurodiputado entre 1999 y 2004, autor de libros como “¿Por qué se rebelan?”, “El desengaño europeo”, “La inmigración explicada a mi hija”, “El Imperio frente a la diversidad del mundo” y “La Europa mestiza: inmigración, ciudadanía y codesarrollo”, entre otros, Sami Naïr fue la primera persona que planteó la idea de “codesarrollo”, que definió en 1997 como “una propuesta para integrar inmigración y desarrollo de forma que ambos países, el de envío y el de acogida, pudieran beneficiarse de los flujos migratorios”. El politólogo ha participado en un acto organizado por el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, junto al catedrático Javier de Lucas y la vicepresidenta del Gobierno Valenciano, Mónica Oltra. ··· Ver noticia ···

    Retiro en la ciudad (II): En la noche oscura del sufrimiento, la violencia y la injusticia Pepa Torres

     


    La vida no es una improvisación. Nuestras decisiones más importantes tampoco son espontáneas ni porque sí, sino que van precedidas de muchas otras pequeñas
    y cotidianas decisiones que van configurando el momento de la definitividad. Así sucede también en Jesús. Su vida es inseparable de su ajusticiamiento, su muerte. Estos son consecuencia de su modo de ser y estar en la vida y con la gente, siendo misericordia en acción, misericordia en relación. ··· Ver noticia 

    “La economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo” Max-Neef


  • Seguir forzando el crecimiento para consumir más y seguir produciendo una infinita cantidad de cosas innecesarias, generando una de las instituciones más poderosas del mundo como lo es la publicidad, cuya función es una y muy clara: hacerte comprar aquello que no necesitas, con plata que no tienes, para impresionar a quienes no conoces. Eso evidentemente no puede ser sustentable”, dijo el economista y autor de la tesis del desarrollo a escala humana.
    “La economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, y no hay ningún acusado, no hay ningún preso” ··· Ver noticia ···
  • martes, 29 de marzo de 2016

    Increíble drama de los refugiados y emigrantes: la UE, insolidaria, ilegal, inmoral Federico Mayor Zaragoza

     

    La reunión de los 27 en Turquía para abordar de una vez la inmensa y sangrante tragedia de los emigrantes y refugiados ha concluido -con un acuerdo, por fortuna provisional- de la forma más inaceptable y lamentable posible. Por las reacciones que ha producido en la sociedad y en el Euro Parlamento, es de esperar que el próximo día 17 no lo ratifiquen. Que, avergonzados, decidan cumplir las pautas que inequívocamente figuran en los Tratados internacionales y, desde luego, en las directrices éticas. Tanto hablar del “Estado de derecho” y, a la primera de cambio, no sólo toman decisiones inmorales sino ilegales. ··· Ver noticia ···

    Refugi@dos, los crucificados de hoy 15M Ronda


    Inmigrantes4Turismo, beneficios económicos, desfiles militares, procesiones, himnos patrios, autoridades civiles, militares, eclesiásticas… ¿Dónde quedan los pasos perdidos de las personas refugiadas? Esto sí que es un calvario, la verdadera pasión que dura más de una semana. Van descalzo al son de la lluvia y el frío. La saeta es el llanto de niñas y niños, su refugio es una tienda en una explanada y no una iglesia, sus pecados el haber nacido en Siria, las madres a sus hijas e hijos no las ven en una cruz, pero las ven en el mar sin vida, en la tierra con hambre. ¿Quiénes los condenas? El capitalismo financiero, los gobiernos y acólitos que están al servicio del dinero. En nombre del dinero deciden y matan.


    LA TIERRA ES UN SOLO PAÍS Y LA HUMANIDAD SU CIUDADANÍA
    Un acuerdo ilegal e inmoral

    El preacuerdo, adoptado este 7 de marzo por el Consejo de Europa con Turquía evidencia la absoluta insensibilidad de la UE y los Estados miembros ante la crisis humanitaria de las refugiadas y refugiados que arriesgan su vida huyendo de la guerra.
    El preacuerdo con Turquía da vía libre a las devoluciones sumarias en caliente. La UE ha “comprado” las devolucio-nes a Turquía por 3.000 millones de euros por los costes de gestión y 3.000 millones adicionales en 2018, sin ningún mecanismo de control del destino del presupuesto; además de la eliminación del requisito de visado para la ciudadanía turca en Europa a partir de junio de 2016 y la agilización de la entrada de Turquía a la UE. Obviando que el Gobierno de Erdogan se aleja paulatinamente y alar-mantemente de las prácticas democráticas, violando siste-máticamente los derechos humanos.
    Mientras, la brutal guerra en Siria se acerca a su sexto año y el sufrimiento se agrava provocando la mayor crisis humanitaria de los últimos años. Hoy en día, alrededor de 13,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en el interior de Siria. Más de 11 millones y medio de perso-nas sirias han tenido que abandonar su hogar y 5 millones han huido al extranjero. De ellos, 3 millones han ido a Turquía donde se han juntado con cerca de otros 500.000 personas que escapan de Iraq, Afganistán o Paquistán.
    Según la Organización Internacional para las Migraciones, desde 2000 hasta 2015 han muerto en el Mediterráneo más de 26.000 personas, a una media de 1.625 por año. Y 488 muertes en lo que llevamos de este año 2016. Por otro lado, desde principios de 2015 más de un millón de migrantes y personas refugiadas han llegado a las islas griegas a través de la ruta del Mediterráneo oriental, procedentes de Turquía.

    La consecuencia es que Europa ha declarado un estado de excepción para aquellas personas, imponiendo una abierta discriminación que las reduce a un espacio de no-derecho, de limbo jurídico, un régimen propio de un colonialismo interno, que, obviamente, favorece toda clase de abusos, como no cesamos de comprobar a diario. Como lo ha calificado el Profesor Javier de Lucas, la UE está en guerra contra los inmigrantes y ahora, también, contra los refugiados, una guerra que en no pocos aspectos tiene las características de guerra sucia y clandestina”
    Ante esta realidad, los textos de la UE se vuelven meramente declarativos. El derecho a la vida, expresión de la inviolable dignidad humana, el principio de solidaridad, el derecho de asilo, la prohibición de expulsiones colectivas y así sucesivamente constituyen una provocación frente a la defensa de los derechos humanos. Ha llegado la hora de exigir responsabilidades no solo políticas sino, sobre todo, penales, de las Autoridades europeas y nacionales.


    Recordar, que la mejor política migratoria es aquella que garantiza que ninguna persona se desplace de su comunidad de origen por razones forzadas, sean económicas, políticas, culturales, religiosas, militares o ecológicas. Para ello debemos tomar consciencia que lo primero que habría que realizar es una política que permita desarrollarse en libertad a los pueblos del Sur –en todos los sures del planeta-, quitarles primero el pie del cuello, dejarles de explotar y arrebatarles sus recursos. En segundo lugar, modificar el sistema de relaciones de producción, que acabe con un modelo productivo ecológica y socialmente insostenible.
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    EN POCAS PALABRAS


    ¿EN MANOS DE QUIÉNES ESTAMOS?
    15-M RONDA http://www.facebook.com/15MRonda MARZO 2016 Nº 26

    Atentado en Bélgica. Europa, ¿siembra lo que cosecha? Pablo Jofré Leal

     


    El día martes 22 de marzo de 2016 es un día que ha quedado marcado a fuego para la sociedad belga.
    Ese día, funesto y trágico, un doble atentado explosivo, contra la terminal aérea Zaventem de la capital de este país europeo y la estación del Metro Maelbeek, cercana al Complejo Administrativo del gobierno de la Unión Europea – UE – conocido como el “Barrio Europeo”, ha enlutado a centenares de familias.
    Un crimen deleznable, que merece la condena unánime, ejecutado contra ciudadanos anónimos, comunes y corrientes, que ha significado la muerte de 31 muertos y 300 heridos. Una arremetida de terror, que merece la misma repulsa que los ataques en Ankara, Saná, Bagdad o Beirut, que en este caso lleva consigo una formidable carga simbólica que más allá de lo trágico, condenable y abominable hay que profundizar. ··· Ver noticia ···

    L@s laic@s también también pedimos respeto Elisa Berni

     


    eldiario.es
    Yo, tengo que reconocerles que veo un uniforme al lado de un Cristo y me atraganto
    No me suelten lo de la tradición. Una tradición sólo es una cosa que se repite desde hace mucho tiempo y puede ser una barbaridad como lo es, sin duda, la tradición de la ablación en muchos países musulmanes
    Elisa Beni
    Pedimos respeto y el cumplimiento de la Constitución. Parece que no pudiéramos hacerlo. Que no estuviera bien que dijéramos que nos chirrían las meninges cuando vemos a instituciones del Estado -de ese Estado aconfesional que también es el mío- en actos puramente confesionales y de una única confesión además. Yo, tengo que reconocerles que veo un uniforme al lado de un Cristo y me atraganto. Lo curioso es que sería lo lógico,que se nos atragantara a todos. Por contra pasan los años y pasan las Transiciones y la transición a la normalidad en materia de religión y uso de instituciones del Estado no termina de resolverse. Es más, se les atraganta a todos los gobernantes que lo intentan. ··· Ver noticia ···

    Los cristianos, objetivo de los talibanes en Oriente Medio

     


    Los obispos españoles piden a los gobiernos poner fin a “masacres” como el atentado de Pakistán
    El atentado de Lahore y la matanza de monjas en Yemen, últimos episodios de persecución
    El grupo talibán Jamaat ul Ahrar ha reivindicado la autoría del atentado perpetrado este domingo en el parque infantil Gulshan e Iqbal de la ciudad paquistaní de Lahore, en el que han muerto al menos 69 personas y 300 han resultado heridas. El atentado estaba dirigido contra los cristianos ··· Ver noticia 

    Francisco denuncia el “execrable” atentado de Lahore, “un crimen vil e insensato” Jesús Bastante

     

    Papa Francisco I
    “La violencia y el odio homicida sólo conducen al dolor y a la destrucción”
    “Cristo, mi esperanza, ha resucitado”, clama el Papa en el Regina Coeli
    La alegría de la Resurrección se vio empañada por el “crimen vil e insensato” atentado que ha acabado con la vida de decenas de cristianos en Lahore (Pakistán), mientras celebraban la Pascua. A ellos quiso dedicar el Papa Francisco el primer Regina Coeli de este Lunes de Pascua, incidiendo en que “la violencia, el odio homicida sólo conducen al dolor y a la destrucción”, y clamando una oración por las víctimas, sus familiares y las minorías cristianas y étnicas en todo el mundo. ··· Ver noticia ···

    lunes, 28 de marzo de 2016

    CONTRASTES

    Contrastes en el Jueves Santo: Francisco y Carlos


    antonioDon Carlos Osoro llegó a Madrid como el elegido por el papa Francisco para renovar el episcopado español. Un pastor con olor a oveja. Un hombre de diálogo. Efectivamente se encontró con el Foro de curas de Madrid, dejándoles contentos. Se retrató pisando el barro de la Cañada Real. Renovó su equipo con algún vicario y delegado progresista. Se reconcilió pronto con el Padre Ángel tras su primer enfado por el acto en honor de Zerolo celebrado en San Antón. Y se ha apoyado inteligentemente en él para dar una imagen de Obispo que cena la Nochebuena con los pobres y con la alcaldesa roja. Últimamente declaró que como obispo no se sentía ofendido al gesto provocador de enseñar los pechos en un acto contra la confesionalidad que significa una capilla católica en una universidad pública.
    Pero el bueno de don Carlos ha continuado mostrando su talante conservador de siempre, sobre todo en la manera de gestionar el lujoso apartamento del Cardenal Rouco, para que dejase libre el palacio arzobispal donde al final ha ido él a instalarse, con la de soluciones que tenía en Madrid de imitar a Francisco en vivir de una manera más sencilla, más económica y más cerca de la gente que en San Justo. ¡Qué pocos obispos han imitado al papa en elegir un modus vivendi menos principesco y aislado!
    Pero hoy jueves santo mi querido Carlos me ha decepcionado más profundamente que otras veces. Hasta el punto de temer que ese alejamiento del estilo de Francisco ya no haya sido por carecer de vigor reformador sino como signo expreso de oponerse a su línea que empieza a ser muy criticada por ofensiva hacia los antecesores y exhibicionismo populista. Seguí por Centro Televisión Vaticano la Misa “in coena Domini” que celebró Francisco a las cinco. Y a las seis pasé a la 2ª de Televisión Española para seguir los oficios desde Madrid, mientras Francisco seguía saludando ¡durante una hora! a cada uno de los refugiados asistentes. El contraste fue tremendo y lo resumo, sobre todo, en estos puntos:
    • El lugar de la celebración.
    Francisco, obispo de Roma que preside en la caridad todas las Iglesias, fue a celebrar el Jueves Santo en uno de los mayores Centros de Acogida de Requirentes de Asilo (CARA) existentes en Italia, a las afueras de Roma. Un centro que fue especialmente conflictivo por manifestaciones, huelgas y tensiones durante el año pasado. En los años precedentes había escogido varias cárceles. Pues es la fiesta del amor fraterno, del gran gesto del servicio que es el lavatorio de los pies.
    Carlos se quedó en su catedral de la Almudena. Simbólicamente contigua al Palacio Real. Entregada para su decoración al lucimiento personal de Kiko Argüello, de discutido valor artístico. La catedral ya tiene su simbolismo en la misa crismal del jueves por la mañana en la que se reúne todo el clero de las parroquias con su obispo. ¿No tenía Carlos mejores escenarios para actualizar la cena del señor y su actitud de servicio a los más pobres y desamparados? ¿No podía haber dejado la Almudena, con su solemnidad, sus cofradías y sus señoras de peineta alta para que celebrara allí su obispo auxiliar, que estaba presente y a quien le hubiese encantado ser protagonista?
    • La homilía.
    Si siempre, más que nunca en el Jueves Santo, la homilía debe ser la actualización al aquí y ahora de los textos que se acaban de leer, uniéndoles al sentido profundo de lo que se va celebrar. Y todo pronunciado con una gran empatía comunicativa con quienes asisten a la celebración.
    No sé qué llevó al Arzobispo de Madrid a pronunciar una homilía (cuyo texto, como siempre, nos fue comunicado a los medios “bajo embargo” por un perfecto servicio de información archidiocesana) sobre la parábola de la moneda perdida, que no arrancaba precisamente de los textos espléndido del día. “La moneda es Jesucristo mismo”. Para encontrarla hay que hacer tres cosas, encender una luz, limpiar y buscar. Así se encuentra a Jesús que hoy, Jueves Santo, nos da… Pero se puede consultar toda la homilía aquí.
    Nada que ver con la homilía de Francisco, que fue del tipo de la de Jesús en la sinagoga de Nazaret: “esto se cumple hoy aquí”. Tan breve que puedo reproducirla toda en este breve artículo y todos pueden seguirla, en italiano, en el vídeo de YouTube.
    Los gestos hablan más que las imágenes y que las palabras, los gestos; en esta Palabra de Dios que hemos leído hay gestos. Jesús que sirve, que lava los pies, él, que era el ‘jefe’, lava los pies a los demás, a los suyos. Segundo gesto: Judas que va con los enemigos de Jesús, esos que no quieren la paz con Jesús, para cobrar el dinero con el que lo traicionó, las 30 monedas.
    Los gestos; también hoy y aquí hay dos gestos: este, todos nosotros, juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, hermanos, hijos del mismo Dios, que queremos vivir en paz, integrados; un gesto. Hace tres días, un gesto de guerra, de destrucción, en una ciudad de Europa, hecho por gente que no quiere vivir en paz, pero detrás de ese gesto, como detrás de Judas, había otros; detrás de Judas estaban los que le dieron el dinero para que Jesús fuera entregado; detrás del otro gesto están los fabricantes, los traficantes de armas, que quieren sangre y no la paz, la guerra y no la fraternidad; dos gestos: el mismo Jesús lava los pies y Judas vende a Jesús por dinero; todos nosotros juntos, diferentes religiones, diferentes culturas, pero hijos del mismo Padre, hermanos. Y allá, pobres aquellos que compran las armas para destruir la fraternidad.
    Hoy, en este momento, cuando yo haga el mismo gesto de Jesús de lavarles los pies a ustedes —continuó—, todos nosotros estamos haciendo el gesto de la fraternidad, y todos nosotros nos decimos: ‘Somos diversos, somos diferentes, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz’, y este es el gesto que yo hago con ustedes; cada uno de nosotros tiene una historia, cada uno de ustedes tiene una historia, tantas cruces, tantos dolores, pero también tiene un corazón abierto que quiere fraternidad, cada uno en su lengua religiosa le reza al Señor para que esta fraternidad se contagie en el mundo, para que no existan las treinta monedas para matar al hermano, para que siempre existan la fraternidad y la bondad. Que así sea.
    ¿Algún parecido entre la homilía de Francisco y el del arzobispo que dice que está con Francisco hasta la muerte? ¿Estará de verdad ese arzobispo dispuesto a seguir a Francisco en su denuncia de quien por dinero traiciona y mata a otros Cristo? Estas homilías las entiende el pueblo y no las olvidan los poderosos.
    • El lavatorio de los pies.
    Es un gesto eficaz que Juan prima en su Evangelio, poniéndolo a la par del “tomad y comed” con que los otros evangelistas recuerdan la última cena. Las primeras comunidades eligieron la eucaristía como sacramento central del cristianismo, dejando el lavatorio a un día al año. Es de agradecer que la liturgia no lo haya olvidado del todo en esta liturgia del jueves santo, aunque generalmente se haga de forma rutinaria mientras que se ha hipertrofiado la exaltación de la presencia real en el pan consagrado, para el que se hacen impresionantes monumentos esa tarde.
    Pero está claro que Francisco ha querido hacer de ese gesto de Jesús una ocasión para significar lo que quiere decir su reforma hacia una Iglesia de los pobres y para los pobres. Por eso ha elegido siempre para repetirlo en memoria de Jesús a personas marginadas, hombres y mujeres. Y como alguien le reprochó que el Ceremoniale Espiscoporum se requería que fueran varones, ya que simbolizaban a los Doce, supuestamente únicos invitados a la Cena, el 6 de enero de este año, por orden de Francisco, su prefecto para los ritos modificó la norma. En adelante se lavará los pies a “un pequeño grupo de fieles que represente la variedad y la unidad de cada porción del pueblo de Dios. Este pequeño grupo puede estar compuesto de hombres y mujeres, y es conveniente que formen parte de él jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, clérigos, consagrados, laicos”. [Ver Decreto]
    No es probable que el Arzobispo de Madrid desconociera la costumbre iniciada por el Obispo de Roma y su intencionalidad. Y tampoco el reciente documento. Tal vez se haya acogido a que en él no se dice “se debe” sino “se puede”. Pero en la celebración de la Almudena de esta tarde ha lavado los pies a doce presbíteros, identificados por la estola como tales. ¿Quiénes eran? ¿Ante quiénes simbólicamente se arrodillaba, les servía y les besaba los pies? El gesto proclamaba, fuera de todo juicio de intenciones, que ante una Iglesia clerical.
    Francisco en cambio hizo todo eso, con una mirada posterior a los ojos de cada uno, fueron 4 mujeres y 8 varones, todos con una terrible vida de migrantes en busca de refugio excepto una miembro de la cooperativa Auxilium que gestiona el Centro. Los nombres y datos de cada constan en esta nota de Vatican Insider.
    •  Una consideración final.
    Comprendo que una misa en la catedral tiene sus normas y hay maestros de ceremonias que te rodean y te las recuerdan. Francisco también celebra en la basílica de San Pedro y está rodeado deceremonieri. Pero él marca su estilo en muchos detalles, vestimenta y adornos que crean la escena. Seguro que Don Carlos podría hacer mucho más en su catedral y cuando quiere, como en el día de las familias, innova y se acerca a la gente y a los niños.
    ¿Por qué no imita a Francisco en un pequeño detalle, que parece sin importancia, pero que simboliza la desaparición simbólica de todo un modelo de poder autoritario? Sencillamente, quitarse por lo menos mitra cuando habla a su pueblo, por respeto, como se hace en la consagración en que se quitan hasta el solideo. Que así sea.

    Viacrucis de la Resurrección Leonardo Boff

    La  pascua de Jesús: por la muerte a la Resurrección
    Conocemos el drama que abarcó la vida de Je­sús. Su propuesta del Reino fue rechazada. Encon­tró la dureza de corazón. El judaísmo, en particular el fariseísmo, se encerró en sus creencias, en sus tradiciones, en su dogmática, en su imagen de Dios y condenó  a Jesús como blasfemo, Mesías ficticio y falso profeta.
    La condenación a muerte de Jesús fue conse­cuencia de su vida y de sus obras de misericordia. Estas escandalizaron a los piadosos del templo. Para ellos, Jesús había ido demasiado lejos. Intentaron encuadrarlo dentro de los cánones del tiempo; des­pués, procuraron reducirlo al silencio; enseguida lo enemistaron con el pueblo y con las autoridades romanas; lo expulsaron de la sinagoga, excomulgán­dolo; lo difamaron acusándolo de poseído del demo­nio, de hereje, samaritano, comilón y bebedor y amigo de gente de mala clase; lo amenazaron de muerte haciéndolo ir al exilio; finalmente, decidie­ron matarlo, aprisionándolo, torturándolo, some­tiéndolo a juicio y crucificándolo en el Calvario. La muerte de Jesús en la cruz no fue para ellos sino un crimen más.
    ¿Cómo reacciona Cristo, hombre lleno de ter­nura y misericordia? San Marcos nos dice que se entristeció profundamente por la dureza de corazón (3,5). Se produjo un desgarramiento en el interior de su alma. El no deja de amar, de anunciar la alegría del Reino que nace de la conversión, de creer que el Padre amoroso es también el Padre de los que lo rechazan.
    Su amor, para los enemigos se manifiesta como denuncia profética de la dureza de corazón que los imposibilita para acoger el Reino. La ira santa de los “ay de ustedes  escribas y fariseos” no es expresión de rechazo de las personas, sino de sus mentalidades; es una forma de amor que alerta y previene contra el desastre que produce la dureza de corazón.
    Su amor para con. los enemigos se manifiesta también en el sacrificio y el ofrecimiento del perdón. No deja que, el odio tenga la última palabra, sino el amor, aunque sufrido y doliente. Decide no echar pie atrás, no desistir, ni huir sino ofrecer su vida y sacrificarse.
    En esta situación no hay otro camino para Jesús sino el martirio. Mantiene su fidelidad a Dios y a su proyecto del Reino del Padre. En estas condiciones, Jesús debía morir realmente si quería permanecer fiel. La muerte no se presenta entonces como castigo sino como expresión de libertad. Es donación, sacri­ficio libremente asumido.
    Esta actitud sacrificial no fue fácil para Jesús. Él tuvo que atravesar una profunda crisis. Tuvo que asimilar el trauma del rechazo y de la muerte hasta abrazarla con plena decisión de su libertad. A El también le parecía la cruz una ignominia y maldi­ción, pues era el castigo para los falsos profetas.
    Siente la tentación del poder: invocar las legiones celestiales y derrotar a los enemigos. Subyugaría a los hombres pero no los conquistaría; el Reino no seria inaugurado, porque éste viene únicamente con la libertad y no por la imposición de la violencia.
    Siente la tentación de la soledad: “muerto de tristeza”, pide a los apóstoles: “quédense aquí con­migo y velando . Tuvo que orar solo y enfrentarse, desamparado, con el espectro de la muerte violenta.
    Siente la tentación de infidelidad: “Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz”. Como dice la epístola a los Hebreos: entre clamores y lágrimas dirigió oraciones y súplicas Y en el sufrimiento aprendió a obedecer, es decir, a ser fiel (5, 7-9).
    Finalmente; siente la terrible tentación de la desesperanza. En lo alto de la cruz grita al cielo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y la experiencia del infierno, de la ausencia de Dios, de la súplica sin respuesta.
    Supera todas las tentaciones en una entrega to­tal, en un vacío pleno: “¡Hágase tu voluntad!”, “¡Pa­dre, en tus manos entrego mi espíritu”.
    La muerte y la crisis de la muerte fue el precio de la fidelidad a su verdad. No permitió que la muerte fuese señora de la vida e impusiese sus normas. La vida en la tierra no es el supremo valor. Hay cosas por las cuales vale la pena entregar la vida. Morir así es un valor supremo. Hay una vida que no puede ser absorbida por la muerte; aquella que acepta morir por Dios, por los demás y por la causa de la justicia de los humildes.
    La resurrección revela todo el vigor de esta vida sacrificada. Ella no fue vencida; fue introducida en la suprema plenitud de la vida divina. La resurrección representa la realización de lo que el Reino de Dios significa. El proyecto de Jesús no fracasó, ni permaneció como mera promesa y profecía: se realizó en el crucificado. Por eso ahora es el Viviente, el que tiene las llaves de la muerte y del infierno’ (Ap 1, 18). Con otras palabras, Cristo aparece como el vencedor de la muerte; lejos de exaltar la cruz y el sufrimiento, vino a destruir su imperio. Si Cristo murió y resucitó fue para ser señor tanto de los vivos como de los muertos (Rm 14, 9). La redención de Cristo es una victoria y restablece el señorío de Dios sobre su creación dominada por fuerzas siniestras. No es, en primer lugar, una expiación, un rescate o una reparación. Es una liberación de la, muerte hacia, el reino de la vida y de la libertad.
    El paradigma Jesucristo muerto y resucitado
      Tanto la muerte como la resurrección de Jesús están ligadas a su vida. La muerte fue la consecuen­cia de la oposición que su vida y sus obras provocaron. La resurrección es el triunfo de la vida de Jesús; aquella vida de entera donación y servicio, aquella vida de intimidad con el Padre hasta el punto de identificarse con El no podía acabar en la cruz. Era más poderosa que la muerte. Atravesó el muro de la muerte y manifestó su potencia por medio de la resurrección.
    Pasión (crisis), muerte y resurrección constitu­yen una unidad y un mismo misterio pascual. Se trata de momentos de un único proceso, polos de una misma estructura. Romper esta unidad implica perder la novedad de Jesucristo.
    Si sólo anunciamos la cruz sin la resurrección, acabaremos por magnificar el dolor y dejaremos las lágrimas sin consuelo. Si predicamos la resurrección sin la cruz, caeremos en una ideología exaltadora de la vida, indiferentes a los que sufren y a los asesina­dos. Proclamamos la unidad del misterio pascual: aquel que fue rechazado y crucificado, es el mismo exaltado y resucitado. La resurrección sólo tiene sentido en el telón de fondo de la lucha de Jesús en favor de la vida y del Dios vivo. A su vez, la muerte de cruz sólo se comprende como condenación por parte de los que se opusieron al proyecto de la vida del Reino. El misterio pascual de Jesús demuestra la trayectoria del triunfo: propuesta del Reino, exigen­cia de conversión, rechazo por parte de los judíos, crisis por parte de Jesús, crucifixión por los judíos, resurrección de Jesús por Dios.
    En la actual situación de pecado, el Reino solamente viene por la conversión o por el martirio. Tanto la conversión como el martirio, exigidos por la vida nueva, implican ruptura y sufrimiento. Es el precio de la plena liberación. La cruz no puede significar la legitimación del sufrimiento sino un volverse contra él. A partir del misterio pascual de Jesús. el cristianismo solamente habla del sufrimiento partiendo de su superación por la resurrec­ción. No nos encontramos ya en la situación de Job rebelde sin respuestas para tantas preguntas nacidas del dolor. Hay una respuesta definitiva: a partir de la victoria sobre la muerte, podemos acoger serenos y resignados la muerte, porque ella dejó de ser el fantasma que nos amedrentaba. La muerte es el paso hacia el Padre. Es el momento de la pascua, es decir, pasaje oscuro que guarda en su seno el sol. Ella engendra el sol con todo su esplendor. A partir del brillo solar, las tinieblas tienen su sentido y dejan de ser totalmente absurdas.
    La historia de Jesús sirve de paradigma a la historia universal en su marcha hacia el Reino eterno. No camina rectilíneamente hacia su fin, bueno. Avanza entre crisis y enfrentamientos.. El Reino del no-hombre se organiza en su rechazo y su oposición al Reino de Dios. Se construye contra el Anti-Reino. La justicia de Dios abre camino entre los antojos de la represión. La liberación se hace superando opresiones. En todo ello ocurren conflic­tos, desgarramientos, sacrificios sin cuento y marti­rios. El sufrimiento, asumido en la lucha contra el sufrimiento y en la perspectiva de su superación, es digno y dignificante.
    La historia en clave con el misterio pascual, se urde por la lucha de Cristo con el Anticristo. El arribo feliz y el nacimiento del nuevo cielo y de la nueva tierra, pasan por los dolores del parto cós­mico por el cual la creación entera, finalmente, será acrisolada. Esta consideración nos libra de todo evolucionismo ingenuo. Todo lleva a creer que, en el campo de la historia, cizaña y trigo crecerán’ siempre juntos hasta el embate final cuando se dará la sínte­sis definitiva. La resurrección habrá triunfado para siempre sobre la muerte. Y llegará el reino de la paz y de la libertad de los hijos de Dios.
    Pasión-muerte-resurrección en la vida de cada persona
    Cada existencia humana viene estructurada por el dinamismo pascual. Todo tiene su precio. La vida nunca aparece terminada. Es una tarea que debe realizarse cada día. Obstáculos que deben superarse. Deseos frustrados. Cada uno tiene que aprender a renunciar y a aceptar, abriendo camino hacia ascensiones humanizadoras. Muchas veces comprobamos que hay dimensiones del mundo y de nuestro propio corazón que solamente se revelan y nos enriquecen cuando el sufrimiento nos penetra como una espada y las crisis nos liberan de tantas trabas acumuladas.
    Las crisis pertenecen a la estructura de la vida en continuo crecimiento. Significan una oportunidad de penetración en un horizonte nuevo. Un bienestar existencial que había construido penosamente, co­mienza a desvanecerse; no consigue conferir sentido a las experiencias nuevas que nos sobrevienen. Las estrellas indicadoras de nuestro camino se oscure­cen. Comenzamos a entrar en crisis; nos sentimos amenazados y desorientados; un sufrimiento se­creto, amargura, desesperanza, atormentan el cora­zón. Pero se ofrece una oportunidad de acrisola­miento de la vida; sólo resta lo que realmente cuenta, La médula, las intuiciones fundamentales. La deci­sión abre un nuevo espacio y crea una síntesis vital capaz de animar la existencia. Fue una experiencia de pasión, de muerte y de resurrección.
    La trayectoria humana viene marcada por esta estructura pascual. Especialmente, la existencia cris­tiana que procede del encuentro con Dios. Nos des­cubrimos dentro de la gratuidad de la vida, sopor­tada y atravesada por un sentido que no hemos creado; es la experiencia de la gracia de Dios. Pero luego nos encontramos pecadores y traidores; nos aferramos a nosotros mismos. Nos sentimos incapa­ces de darnos a los demás; sutilmente introducimos malicia en casi todos nuestros gestos. Nos condena­mos a nosotros mismos. Pero en el momento en que somos sinceros para con nosotros acogemos al Adán pecador que está en nosotros, escuchamos el men­saje de Jesús libertador: “¡Hijo mío, ve en paz, tus pecados te son perdonados!”. Resucitamos a un nuevo comienzo y volvemos a saborear la gratuidad del ser. Nuevamente nos descubrimos decadentes. Experimentamos la muerte en nosotros. Al entregarnos confiados en los brazos del Padre de infinita ternura, resucitamos de nuevo a su amistad y al gusto de existir. En la experiencia del infierno, el purgatorio y del cielo, sufriendo, muriendo y resuci­tando, vamos construyendo nuestro encuentro con Dios.
    En todo proceso de verdadera liberación hace­mos la misma experiencia pascual. La búsqueda de una mayor justicia para todos tiene que enfrentar la detracción, la persecución, la tortura y, muchas veces, la muerte violenta. Los sistemas se cierran, sus agentes se muestran represivos y eliminan a los pro­fetas y a los que buscan la liberación de los oprimi­dos. Así como la redención de Cristo no se hizo sin sangre, tampoco la liberación de los oprimidos no se hará sin martirio. Pero estas muertes engendran la victoria infalible de la libertad.
    Como decían los antiguos cristianos: “más vale la gloria de una muerte violenta que el gozo de una libertad maldita”. El mártir por la causa de la liber­tad que elige morir libremente, responde a la situa­ción opresora, se hace sacramento de una vida cuya dignidad es más consciente para todos los represo­res. El camino de la cruz sólo aparentemente des­truye al hombre; en realidad lo dignifica y enno­blece; a la luz del misterio pascual de Jesús sabemos que la cruz engendra la resurrección y con ella la victoria plena de la vida y la libertad.
    Cada existencia humana por más humilde que sea, está bajo el signo pascual. También ella está llamada a crecer, desarrollarse y madurar ante Dios y ante los hombres. En este proceso experimenta las espinas de la crisis, atraviesa noches oscuras y tene­brosas para poder irrumpir en el grato horizonte de luz que ilumina los rincones de nuestra morada.
    Quien valerosamente acepta todo, continúa creyendo y tenazmente alimenta la lumbre de la espe­ranza, encontrará razones para vivir y sabrá también por qué morir. En él la vida es más fuerte que la muerte porque la atravesó y ya la dejó atrás.
    Nuestro via crucis guarda una estructura pas­cual. En cada estación se da, en miniatura, la muerte y la resurrección. Así la Vía Sacra de Cristo concreta el paradigma de toda existencia humana en el camino de su personalización.

    domingo, 27 de marzo de 2016

    ¿Cómo, dónde y en quién está presente y actúa el Señor resucitado? José MARÍA Castillo

    ¿Cómo, donde y en quién está presente y actúa el Señor resucitado?

    José María CASTILLO


    Es un hecho que la resurrección de Jesús constituye el acontecimiento central de nuestra fe cristiana. Pero es un hecho también que ese acontecimiento central de la fe cristiana no parece estar en el centro de la vida de los creyentes. Por lo menos, a primera vista, no se tiene la impresión de que los cristianos lo entiendan y lo vivan así. Hay otras cosas que interesan más al común de los mortales bautizados. Y conste que me refiero a cosas estrictamente religiosas: la pasión del Señor, la devoción a la Virgen y a los santos, determinadas prácticas religiosas, etc.
    Sin embargo, a mí me parece que no deberíamos precipitarnos a la hora de dar un juicio sobre esta cuestión. Porque, sin duda alguna, se trata de un asunto más complicado de lo que parece en un primer momento. Por eso, valdrá la pena analizar, ante todo, de qué maneras el Resucitado debe estar presente en la vida y el comportamiento de los creyentes, según el Nuevo Testamento, para poder, desde ahí, sacar luego las consecuencias.
    La persecución: predicar la resurrección es entrar en conflicto
    El libro de los Hechos de los Apóstoles nos informa de que los discípulos de Jesús eran perseguidos por causa de la resurrección, exactamente por predicar que Cristo había resucitado: "el comisario del templo y los saduceos, muy molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban que la resurrección de los muertos se había verificado en Jesús, les echaron mano y, como era ya tarde, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente" (Hech 4,1-3). Más claramente aún, si cabe, cuando los apóstoles son llevados ante el tribunal y testifican valientemente la resurrección (Hech 5,30-32), provocan la irritación en los dirigentes religiosos, que deciden acabar con ellos (Hech 5,33). Y lo mismo pasa en el caso de Esteban: cuando éste confiesa abiertamente que ve a Jesús resucitado en el cielo "de pie a la derecha de Dios" (Hech 7,56), la reacción no puede ser más brutal: "Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos y, todos a una, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearle" (Hech 7,57-58). Y otro tanto cabe decir por lo que se refiere a Pablo, que confiesa por dos veces que fue llevado a juicio precisamente por predicar la resurrección (Hech 23,6; 24,1).
    Ahora bien, este conjunto de datos plantea un problema. Porque la verdad es que actualmente nadie es perseguido, encarcelado y asesinado por predicar la resurrección. Es más, parece que el tema de la resurrección es uno de los temas más descomprometidos y menos peligrosos que hay en el evangelio. De donde se plantea una cuestión elemental: ¿será que no entendemos ya lo que significa la resurrección del Señor?, ¿será, por lo tanto, que no la predicamos como hay que predicarla?
    Para responder a esta cuestión, empezaré recordando cómo presentan los apóstoles y discípulos la resurrección de Jesús. En este sentido, lo más importante es que la presentan en forma de denuncia. Una denuncia directa, clara y fuerte: Vosotros lo habéis matado, pero Dios lo ha resucitado (Hech 3,15; 4,10; 5,30; 13,30). Por lo tanto, se trata de un anuncio que, en el momento de ser pronunciado, tiene plena actualidad. Es decir, no se trata de una cuestión pasada, que se recuerda y nada más, sino que es un asunto que concierne y afecta directamente a quienes oyen hablar de ello. Más aún, es un asunto gravísimo, que, en el fondo, equivale a decir lo siguiente: Dios le da la razón a Jesús y os la quita a todos vosotros. Porque, en definitiva, la afirmación según la cual "Dios lo ha resucitado" (Hech 2,24-32; 3,15-26; 4,10; 5,30 ,30; 10,40; 13,30.34.37), viene a decir que Dios se ha puesto de parte de Jesús, está a favor de él y le ha dado la razón, aprobando así su vida y su obra.
    Por consiguiente, parece bastante claro que predicar la resurrección y vivir ese misterio consiste, ante todo, en portarse de tal manera, vivir de tal manera y hablar de tal manera que uno le da la razón a Jesús y se la quita a todos cuantos se comportan como se comportaron los que asesinaron a Jesús. Pero, es claro, eso supone una manera de vivir y de hablar que incide en las situaciones concretas de la vida. Y que incide en tales situaciones en forma de juicio y de pronunciamiento: a favor de unos criterios y en contra de otros; a favor de unos valores y en contra de otros; a favor de unas personas y en contra de otras; y así sucesivamente.
    De donde resulta una consecuencia importante, a saber: la primera forma de presencia y actuación del resucitado en una persona y en una comunidad de creyentes consiste en ponerse de parte de Jesús y de su mensaje, en el sentido indicado. Por lo tanto, se trata de una forma de presencia y de actuación que inevitablemente resulta conflictiva, como conflictiva fue en el caso de los primeros creyentes, que se vieron perseguidos por causa de su fidelidad al anuncio del resucitado.
    Y todo esto, en definitiva, quiere decir lo siguiente: Jesús fue perseguido y asesinado por defender la causa del ser humano, sobre todo por defender la causa de los pobres y marginados de la tierra, contra los poderes e instituciones que actúan en este mundo como fuerzas de opresión y marginación. Por lo tanto, se puede decir que cuantos sufren el mismo tipo de persecución que sufrió Jesús, esos son quienes viven la primera y fundamental forma de presencia del resucitado en sus vidas, mientras que, por el contrario, quienes jamás se han visto perseguidos o molestados, quienes siempre viven aplaudidos y estimados, ésos se tienen que preguntar si su fe en la resurrección no es, más que nada, un principio ideológico con el que a lo mejor se ilusionan engañosamente. He ahí un criterio importante, fundamental incluso, para compulsar y medir nuestra propia fe en Jesús Resucitado.
    El triunfo de la vida: el Resucitado está presente donde la vida lucha contra la muerte
    La enseñanza de San Pablo sobre la resurrección se centra, sobre todo, en un punto esencial, a saber: que la resurrección cristiana es el triunfo definitivo de la vida sobre la muerte. Así fue en el caso de Jesús. Y así es también en la situación, en la vida y en la historia de cada creyente (Rom 6,4.5.9; 7,4; 2 Cor 5,15; Fil 3,10-11; Col 2,12). Porque, en definitiva, el destino del cristiano es el mismo destino de Jesús.
    Por otra parte, hay que tener muy en cuenta, cuando hablamos de la resurrección, que no se trata solamente del triunfo de la vida en la "otra vida", sino del triunfo de la vida sobre la muerte ya desde ahora, en las condiciones y en la situación de nuestro mundo y de nuestra historia. En este sentido, la afirmación de la carta a los Colosenses resulta magistral: "Fue él quien os asoció a su resurrección por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó a él de la muerte. Y a vosotros, muertos como estabais por vuestros delitos y por no extirpar vuestros bajos instintos, Dios os dio vida con él" (Col 2,12-13). En este texto, los verbos están en pasado. Lo cual quiere decir que el acontecimiento ya se ha producido: la vida ha triunfado ya sobre la muerte. Y se expresa en el triunfo sobre los delitos y sobre los bajos instintos a los que va sometiendo progresivamente, hasta su expansión definitiva y última, que acontecerá en el "más allá".
    Ahora bien, todo esto quiere decir que la resurrección se vive y se hace presente donde la vida lucha contra la muerte, donde las fuerzas de la vida vencen a las fuerzas de la muerte. Pero aquí conviene que seamos lúcidos y no nos dejemos engañar. Porque en esta vida hay dos clases de fuerzas que empujan hacia la muerte: de una parte, están las fuerzas que son absolutamente inevitables, porque no dependen en absoluto de la libertad y de la voluntad de los hombres y mujeres; pero están, por otra parte, las fuerzas evitables, las que dependen directa o indirectamente de la libre determinación de las personas, A las primeras pertenecen, por ejemplo, el envejecimiento o una catástrofe natural; a las segundas pertenecen las guerras, las condiciones economices, sociales y políticas y todo lo que, en definitiva, está a nuestro alcance.
    Vistas así las cosas, hay que decir que la resurrección se hace presente y se manifiesta allí donde se lucha y hasta se muere por evitar la muerte que está a nuestro alcance y por suprimir el sufrimiento que se puede evitar. Y aquí es donde, sobre todo, tiene que hacerse patente y tangible la fe en la resurrección: sufriendo por suprimir el sufrimiento y hasta muriendo por evitar la muerte. De tal manera que la fe en la resurrección es lo que tiene que ser en la medida en que se acerca a esta forma de praxis, es decir, en la medida en que se acerca a este compromiso práctico con la vida y en favor de la vida.
    Desde este punto de vista, hay que denunciar todas las formas de evasión y alienación que, en último término, se vienen a reducir a una fe más o menos teórica y colocada solamente en el "más allá", mientras que asistimos, en el "más acá", al terrible espectáculo del sufrimiento y de la muerte con la conciencia de que eso no concierne propiamente a nuestra fe en el resucitado. Seguramente consiste en eso uno de los peligros más serios que amenazan a la fe: se acepta teóricamente lo que no está a nuestro alcance, mientras que no se presta atención a lo que prácticamente sí está en nuestra mano. Por la sencilla razón de que lo primero no compromete a nada, mientras que lo segundo constituye una amenaza terrible para nuestra propia seguridad. "¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?" (Hech 1,11). Sin duda, estas palabras angélicas, dirigidas a los primeros discípulos de, Jesús, deberían convertirse en lema para muchos cristianos. Para todos los que tranquilizan su conciencia con la fe en la otra vida, mientras que esta vida se desangra por mil heridas abiertas.
    Pero hay más. Jesús es la vida (Jn 14,6). De tal manera que él es la resurrección precisamente porque él mismo es la vida (Jn 11,25). No olvidemos que resucitar supone vivir antes. Luego se puede decir, con todo derecho, que Jesús es la plenitud de la resurrección porque él fue antes la plenitud de la vida. Por eso su presencia y su contacto curaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Por eso su tarjeta de presentación y su documento de identidad es la buena noticia de la vida para todo lo que en este mundo es muerte y actúa a favor de la muerte (Mt 11,2-6; Le 4,17-18). De donde resulta que comprometerse por la fe en Jesús es lo mismo que comprometerse por la lucha en favor de la vida. Por una vida más humana, más plena, más feliz y más completa en todos los órdenes de la vida.
    La esperanza: no hay fracaso, ni muerte -por el Reino- que nos pueda hundir
    Es sin duda alguna el aspecto más frecuentemente destacado en las cartas apostólicas. Seguramente porque esta cuestión representaba una dificultad muy fuerte en aquella sociedad y en aquella cultura, nada propensa a la aceptación de este tipo de cosas (cf. Hech 17,32). Por eso los autores del Nuevo Testamento tuvieron que insistir especialmente en este punto (Jn 5,24; 11,25-26; Rom 8,11. 1 Cor 6,14; 15,12-15; 2 Cor 1,9; 4,14; Ef 2, 5-6; Col 2,12; 3,1; 1 Tes 1,10; 4,14; 2 Tim 2,8; 1 Pe 1,3). Hasta el punto de llegar a decir que quien presta su adhesión incondicional a Jesús "no sabrá nunca lo que es morir" (Jn 8,51).
    Pero, en realidad, ¿qué es lo que nos viene a decir todo esto? Ante todo, nos viene a decir que nuestra vida no está condenada al fracaso y la frustración, sino que, por el contrario, quienes creemos en Jesús tenemos, por eso mismo, asegurada la pervivencia, por encima de la aplastante evidencia de la muerte. Por lo tanto, nos viene a decir que allí "donde se estrellan todas las esperanzas humanas" (J. Moltmann), allí precisamente empieza la esperanza de los creyentes. Y, por consiguiente, nos viene a decir que no hay fracaso ni frustración que nos pueda hundir, por muy sombrío que se presente el horizonte, incluso cuando tenemos delante una cosa tan inevitable como es la muerte o una realidad tan aplastante como el fracaso de un condenado a la más humillante de las ejecuciones.
    Pero, si es que somos coherentes, tenemos que sacar hasta la última consecuencia de todo este planteamiento. Porque lo absurdo sería esperar contra la muerte, pero no soportar la contradicción de todo lo que es menos que la muerte. Es más, todo esto nos indica también que la esperanza cristiana no consiste en eliminar la contradicción. Porque no consiste en eliminar la muerte. Pero es el triunfo sobre la muerte, a pesar de la misma muerte. Pues lo mismo en todo lo demás. En los fracasos de la vida, en las contradicciones grandes y pequeñas, en la oposición que con frecuencia experimentamos de la manera que sea. Con tal, claro está, que se cumpla una condición: que se trate de fracasos, frustraciones y oposición al reino de Dios, al proyecto de Jesús sobre la historia y la humanidad. Por eso, en la medida en que nuestras aspiraciones coinciden con ese proyecto, no tenemos derecho al desaliento y menos aún a la falta de esperanza.
    La consecuencia inmediata, que de aquí se sigue, es de una enorme actualidad. Con frecuencia encontramos en la vida a personas o grupos que se cansan de luchar, porque se han decepcionado a fuerza de fracasos y contradicciones. Por supuesto, una reacción así es comprensible. Pero es comprensible solamente cuando las cosas se miran sin fe. Por eso, cuando en un tiempo de desencanto como el actual vemos a tantos que dicen "¡basta ya!" y se dedican a vegetar en posiciones más o menos cómodas, hay que preguntarse dónde está la fe de esa gente, dónde está su profundidad cristiana y dónde está su esperanza. Porque -hay que decirlo una vez más- la esperanza de los cristianos no es solamente esperanza en la vida del cielo, sino también, y precisamente por eso, esperanza en el reino de Dios que ya se ha hecho presente en la tierra, en la vida y en la historia.
    Consecuencias: ¿en qué "lugares" se hace presente el Resucitado?
    Empezaba yo estas páginas preguntando si realmente se puede decir que la fe en la resurrección ocupa el centro de la vida de los creyentes. Ahora tenemos ya suficientes elementos de juicio para responder a esa cuestión.
    Y, ante todo, después de todo lo dicho, está bastante claro que la fe en la resurrección no consiste en el mero convencimiento teórico e inoperante de quien sabe que existe la otra vida y cree mentalmente en ese asunto. La fe en la resurrección entraña esencialmente la presencia y la actuación del Resucitado en quien tiene esa fe. Ahora bien, después de todo lo que hemos dicho aquí, se puede afirmar que el Resucitado se hace presente en aquellos que le dan la razón a él y se ponen de su parte, en aquellos que luchan en favor de la vida y contra las fuerzas de muerte que actúan en la sociedad y en la historia, y en aquellos que, a pesar de todos los pesares, no se dejan ni vencer ni aun siquiera acobardar por la contradicción y el enfrentamiento, vengan de donde vengan. Pero, en realidad, ¿quiénes son esas personas?
    1. No los que "saben" sino los que "actúan". Por supuesto no son los que saben todo eso y se limitan a saberlo, sino los que actúan en la vida de acuerdo con esos principios, aun cuando ellos se los formulen de otra manera. Aquí, por supuesto, hay que hacer mención expresa de los creyentes anónimos, es decir, de todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad, que desde sus propios presupuestos -dadas las posibilidades concretas de cada cual- actúan de hecho en favor de todo lo que actuó Jesús, aun cuando ni siquiera se hayan enterado de la existencia histórica del mismo Jesús. Y, por el contrario, hay que hablar también de los que, con razón, pueden ser calificados como "ateos religiosos", es decir, aquellos hombres y mujeres de mala voluntad, que. se sirven de las creencias y de la práctica de la religión para justificar comportamientos de insolidaridad y actuaciones opuestas a todo lo que defendió Jesús.
    2. Un tipo de hombre con talante utópico. Por otra parte, es claro que esta manera de entender la fe en la resurrección nos ofrece, como resultante, un determinado tipo de persona. Porque, a fin de cuentas, cada uno viene a configurarse de acuerdo con aquello en lo que de verdad cree o con aquello que constituye la base, de sus convicciones más profundas. Ahora bien, el tipo de persona que surge de la fe en la resurrección es, en primer lugar, un ser humano, con un marcado talante utópico, porque todo lo que defendió Jesús hasta la muerte es, en definitiva, una formidable utopía, la utopía de una sociedad verdaderamente fraternal y solidaria donde terminan por imponerse los valores del Reino de Dios.
    3. Inconformista frente a la realidad. En tercer lugar, el tipo de ser humano que surge de la fe en la resurrección es un profundo inconformista frente a la realidad tan desagradablemente injusta y contradictoria que tenemos que presenciar todos los días en nuestro mundo y en nuestra sociedad. Teniendo en cuenta que no se trata solamente del inconformismo frente al pecado, sino además frente a las fuerzas de opresión, de sufrimiento y de muerte que, con frecuencia, generan las instituciones con sus dinamismos a veces muy despersonalizados.
    4. Inevitablemente conflictivo. En cuarto lugar, el tipo de ser humano que surge de la fe en la resurrección es inevitablemente un ser humano conflictivo. Porque en la medida en que se toman en serio las dos características anteriores, en esa misma medida se provoca, antes o después, el enfrentamiento y la contradicción. Por lo tanto, no se trata del individuo complicado y difícil, que hace difícil también la convivencia, a resultas de la conflictividad que él vive. Se trata, por el contrario, del constructor de la paz, que se enfrenta a todos los violentos de la tierra.
    5. Mirada puesta en el futuro. Y por último, el tipo de ser humano que surge de la fe en la resurrección es el ser humano que cree en el futuro de la vida y de la historia. Y por eso, tiene su mirada puesta en el futuro, más que en la nostálgica consideración del pasado. Pero teniendo presente que no se trata solamente del futuro último, el futuro que trasciende a toda historia, sino el futuro histórico, el futuro de la tierra y de la creación, que es el futuro de cuantos trabajan por una humanidad mejor y un mundo más habitable.
    6. "Cor inquietum". Y para terminar, un texto apasionado y apasionante de J. Moltmann, el teólogo de la esperanza:
    «Creer significa rebasar, en una esperanza que se adelanta, las barreras que han sido derribadas por la resurrección del crucificado. Si reflexionamos sobre esto, entonces esa fe no puede tener nada que ver con la huida del mundo, con la resignación y los subterfugios. En esta esperanza, el alma no se evade de este valle de lágrimas hacia un mundo imaginario de gentes bienaventuradas, ni tampoco se desliga de la tierra. Pues, para decirlo con palabras de Ludwig Feuerbach, la esperanza sustituye el más allá sobre nuestro sepulcro en el cielo por el más allá sobre nuestro sepulcro en la tierra, lo reemplaza por el futuro histórico, por el futuro de la humanidad... La fe se introduce en esta contradicción, y con ello se convierte a sí misma en una contradicción contra el mundo de la muerte. Por esto la fe, cuando se dilata hasta llegar a la esperanza, no aquieta sino que inquieta, no pacifica sino que impacienta. La fe no aplaca el cor inquietum, sino que ella misma es ese cor inquietum en el ser humano. El que espera en Cristo no puede conformarse ya con la realidad dada, sino que comienza a sufrir a causa de ella, a contradecirla. Paz con Dios significa discordia con el mundo, pues el aguijón del futuro prometido punza implacablemente en la carne a todo presente no cumplido» (Teología de la Esperanza, Salamanca 1969, 26-27).
    Después de todo lo que hemos dicho aquí, y a la luz de estas palabras de Moltmann, podemos llegar a nuestra última conclusión: el resucitado se hace presente y actúa en la historia precisamente en aquellos hombres y mujeres que tienen ese cor inquietum, esa impaciencia. Aun cuando ellos no lo sepan decir con estas palabras o con otras parecidas. Porque aquí no es cuestión de saberes o de palabras. Es cuestión de una fe que inquieta, que impacienta, y que empuja hacia el futuro de la humanidad, con el firme convencimiento de que la utopía es posible. RFC CBF