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ATALAYA ENERO 2025

miércoles, 9 de julio de 2025

La Iglesia católica en España, sostén ideológico de las derechas -- José Antonio Naz Valverde


 Público

Según el Vaticano II la Iglesia no debe entrar en política partidista.
Muchos obispos en España contradicen a diario dicha instrucción. Recientemente el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, ha hecho un llamamiento público a la convocatoria de elecciones generales anticipadas. Ver noticia 

SI ALGUIEN SOBRA EN ESTE PAÍS, ES VOX Y SU FILOSOFÍA DE EXCLUSIÓN

 

col martell

 

"Hay que deportar a más de ocho millones de inmigrantes, aunque muchos hayan nacido aquí, vivan aquí o tengan hijos españoles para sustituir a la población autóctona".(Vox)

Ante las palabras infames y profundamente deshumanizadoras que Vox ha vertido contra los inmigrantes —incluyendo la amenaza de expulsar a más de 8 millones de personas que viven, trabajan, estudian y han nacido en España—, los ciudadanos y ciudadanas de este país no podemos ni debemos permanecer en silencio.

Decir que los inmigrantes vienen a vivir de ayudas, que colapsan servicios, que amenazan nuestra identidad o seguridad, no solo es falso: es indecente.

La realidad —observable y medible— desmiente esta narrativa tóxica: los inmigrantes trabajan en condiciones más duras, más precarias, y en sectores donde la población autóctona ya no quiere o puede trabajar: en el campo, en la hostelería, en el cuidado de mayores, en el transporte, en la limpieza, en la sanidad. Sostienen nuestro sistema público con su esfuerzo y con sus cotizaciones.

Además, son ellos quienes están manteniendo viva la natalidad en un país envejecido y estancado demográficamente. Son padres y madres que trabajan y crían, que aportan a nuestras aulas, a nuestros barrios, a nuestro porvenir. Y aún con todo esto, siguen siendo blanco de mentiras y odio.

La exigencia a la diócesis de Almería

Por otra parte, Vox también “exige” a la diócesis de Almería que retire su muy interesante proyecto de dedicar su seminario, ahora cerrado, a acoger y apoyar inmigrantes. Una iniciativa promovida por el Servicio Jesuita a Inmigrantes y que comenzará a funcionar el próximo mes de septiembre, con el apoyo del obispado.

¿Dónde está la ética cristiana de quienes agitan estas ideas? El Evangelio, lejos de sembrar miedo, exige hospitalidad"Fui extranjero y me acogisteis" (Mateo 25,35). El Papa Francisco ha sido claro: “Nadie es extranjero en la casa común”. Ha condenado el racismo, el rechazo al migrante, y ha recordado que cada ser humano tiene una dignidad inalienable.

Desde la perspectiva del Derecho Internacional, la protección de las personas migrantes no es un capricho: es una obligación. España ha firmado convenios que protegen sus derechos, que condenan la discriminación, que promueven la convivencia. Los derechos humanos no se negocian, no se votan, no se subordinan a encuestas ni a cálculos electorales.

¿Dónde están los obispos españoles que, con tanto ardor, defendían a Vox? ¿Por qué se callan? ¿Por qué no levantan su voz ante una clara ofensa a los más pobres y vulnerables? ¿Por qué se tolera la mentira organizada, financiada con dinero público? ¿Tenemos que seguir subvencionando a quienes mienten, dividen, insultan y socavan la democracia desde dentro? ¿Es que no hay límites, ni responsabilidad, ni decencia?

Deberían ser los obispos proféticamente valientes y alzar su voz para decir públicamente a todo el mundo que personas que rechacen a los inmigrantes no son cristianas, por mucho que quieran presumir de ello.

Exigimos a estos falsos políticos que se retracten. Que abandonen la manipulación como estrategia política. Porque en este país no sobra ningún ser humano honesto, trabajador y digno. Lo que sí sobra es el discurso del odio, el populismo que señala al débil para proteger al poderoso, la ideología del miedo y del desprecio.

Si alguien sobra en este país, es Vox y su filosofía de exclusión. Sobra su desprecio a los valores constitucionales, a la convivencia, a la verdad.

Este no es solo un clamor político: es un deber moral. La España que queremos no levanta muros ni propaga mentiras. La España que somos abraza, convive, defiende la justicia. No callaremos. Porque la dignidad humana está por encima de cualquier frontera o bandera. Y porque lo que está en juego no es solo el presente de los inmigrantes, sino el alma de nuestro país.

Desde Redes Cristianas gritamos: ¡Basta ya de odio! ¡Sí a la verdad, a la justicia y a la fraternidad!

 

Redes Cristianas

SAVERIO GAETA: "LEÓN XIV ES EL PAPA CON EL CURRÍCULUM MÁS AMPLIO DE SUS 266 PREDECESORES"

 

col koldo

 

Saverio Gaeta es periodista y vaticanista con más de 60 títulos publicados. Entre ellos, el polémico 'Nada más que la verdad', junto a Gänwein, y que despertó polémica por sus revelaciones y críticas al papa Francisco.

Este mayo publicó 'El papa León XIV. La historia del nuevo papa y los retos que deberá afrontar' en el que analiza al recién elegido papa León XIV. Gracias a su amplia trayectoria en medios vaticanos y su interés por la intersección entre fe y ciencia, ofrece en este libro un perfil sólido del nuevo pontífice, contextualizando su elección, estilo y desafíos tras el legado de Bergoglio.

-¿Te sorprendió la elección de Prevost? ¿Qué pensaste cuando oíste su nombre?

-Lo que me sorprendió no fue su elección, sino la rapidez con la que los cardenales lo eligieron. Durante los dos primeros días del cónclave, esperaba más bien el nombramiento de uno de los 'papables' más conocidos por los 133 hermanos electores (por ejemplo, Parolin, Zuppi, Tagle o Pizzaballa). Cuando oí al cardenal Mamberti pronunciar su nombre desde la logia de San Pedro, pensé que los cardenales habían sido más hábiles que nosotros, los vaticanistas, a la hora de identificar al que, cada día más, está demostrando ser el Papa adecuado para nuestros tiempos difíciles.

-León XIV fue duramente atacado por sectores ultracatólicos y pseudomedios de comunicación, que lo acusaron falsamente de complicidad en casos de abusos. ¿A qué se debían estos ataques? ¿Había una estrategia por parte de sectores de la Curia para impedir su nombramiento? ¿Por qué?

-Las acusaciones duraron solo unos días, ya que fueron inmediatamente desmontadas por las investigaciones de prestigiosos periodistas latinoamericanos que investigaron 'sobre el terreno'. Creo que la elección plebiscitaria de Prevost demostró que no se trató de una campaña apoyada por grupos significativos, sino, como mucho, por alguien que intentó aprovechar la ola de acusaciones de 'encubrimiento' para suscitar revuelo en la opinión pública, sin ningún éxito.

-¿Cómo definiría a León XIV?

-Es el Papa con el currículum más amplio de sus 266 predecesores. Normalmente, un religioso que se licencia en Matemáticas, Teología y Derecho Canónico va a dar clases a la universidad o, en cualquier caso, ocupa un cargo importante en su orden. Él, en cambio, se fue misionero a Perú, donde luego regresó como obispo. Por lo tanto, su compromiso ha estado totalmente en línea con el lema de los agustinos «Charitas et scientia» (caridad y ciencia), junto con una fuerte espiritualidad forjada en la acción de anunciar el Evangelio entre los más pobres.

-¿Su pontificado será una continuidad o una ruptura con el de Francisco? ¿Tendrá Prevost un estilo propio?

-Obviamente, cada pontífice tiene un estilo personal, pero este no se manifiesta de inmediato, sino a lo largo de varios años. En lo inmediato, podemos decir que las primeras señales muestran una continuidad con Francisco en la atención a los que están en dificultad y en el diálogo con el mundo, pero poniendo más de relieve la belleza de la fe católica como respuesta a las expectativas más amplias de la gente.

-Algunos medios de comunicación han interpretado el uso de la muceta, el cuidado de la liturgia o el regreso a Castel Gandolfo como señales de un alejamiento de Bergoglio. ¿Crees que es así?

-La sensibilidad de Francisco, probablemente debida a su experiencia exclusivamente latinoamericana, se mostraba alejada de la tradición eclesiástica romana clásica, lo que le llevó a dejar de lado algunos símbolos que León XIV recuperó, comprendiendo que no se trata simplemente de cuestiones estéticas. Por lo tanto, el retorno a los ornamentos pontificios habituales, a la solemnidad de la liturgia, a la residencia en el Palacio Apostólico, a las vacaciones de verano en Castel Gandolfo son, de hecho, un simple retorno a la normalidad.

-¿Cuáles son los principales retos de este pontificado?

-En el libro he identificado doce. Las principales, en mi opinión, son, en el ámbito interno, un renovado anuncio de la fe y la reorganización de la Curia romana y de las finanzas vaticanas y, en el ámbito externo, el restablecimiento de la autoridad moral de la Santa Sede y el compromiso con los derechos humanos y la paz.

 

Jesús Bastante

Religión Digital

IGLESIAS DEL SUR GLOBAL ALZAN LA VOZ POR LA JUSTICIA CLIMÁTICA


col kowalski

 

Las Conferencias Episcopales de América Latina, África y Asia, coordinadas por la Pontificia Comisión para América Latina, presentan un documento intercontinental en camino hacia la COP30: una denuncia contra las falsas soluciones y un llamado urgente a la conversión ecológica. El texto ha sido entregado al Santo Padre León XIV.

https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2025-07/justicia-climatica-documento-celam-africa-asia-cop-30.html

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

En una jornada marcada por la urgencia, la esperanza y la voz profética del Sur Global, fue presentado este martes 1 de julio de 2025 en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el documento “Un llamado por la justicia climática y la casa común: conversión ecológica, transformación y resistencia a las falsas soluciones”. Se trata de una iniciativa conjunta de las conferencias episcopales de África, Asia y América Latina y el Caribe —SECAM, FABC y CELAM, respectivamente— con la coordinación de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL), en preparación a la próxima COP30 que se celebrará en noviembre en Belém do Pará, Brasil.

Participaron en la presentación el cardenal Jaime Spengler (CELAM), el cardenal Filipe Neri Ferrão (FABC), el cardenal Fridolin Ambongo (SECAM) y la Dra. Emilce Cuda (PCAL). Al final del encuentro, también tomó la palabra el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

El documento había sido previamente presentado al Papa León XIV en una audiencia privada concedida a los tres cardenales presidentes de los organismos episcopales continentales, acompañados por Mons. Lizardo Estrada, secretario general del CELAM, y Mons. Josef Sayer.

Fruto del discernimiento y la resistencia

El cardenal Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre y presidente del CELAM, explicó que el texto es fruto de un “discernimiento espiritual y comunitario entre Iglesias hermanas del Sur Global”. Desde América Latina, llega cargado de experiencias concretas de sufrimiento y esperanza: “Levanto una voz que no es sólo mía, sino de los pueblos amazónicos, de los mártires de la tierra, de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas que cuidaron la vida en medio de la amenaza”.

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Presentación del documento en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, martes 1 de julio de 2025.

Criticó duramente las falsas soluciones climáticas que ignoran el componente ético de la crisis: “¿Cómo podemos aceptar que la solución climática sea un negocio para pocos y un sacrificio para los pueblos originarios y locales?”, preguntó. Frente a la lógica del “capitalismo verde”, propuso una transición “justa, popular y comunitaria”, centrada en las comunidades, las mujeres y los jóvenes.

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Diálogo del Santo Padre con los representantes de los Episcopados de África, Asia y América Latina el martes 1 de julio de 2025.   (@VATICAN MEDIA)

Asia: entre catástrofes reales y soluciones ilusorias

Desde el continente asiático, el cardenal Filipe Neri Ferrão ofreció una visión pastoral y ética. Denunció las consecuencias visibles del cambio climático: “Nuestra región vive ya inundaciones, migraciones forzadas, pérdida de islas... mientras se imponen soluciones como mega infraestructuras o minería para baterías verdes que no respetan la dignidad humana”.

Ferrão instó a los países del Norte a reconocer su deuda ecológica, estimada en 192 billones de dólares para 2050, y a garantizar una financiación climática justa y sin nuevas deudas. Subrayó que la respuesta de la Iglesia debe ser más que crítica: “Queremos promover alternativas como economías del decrecimiento, programas educativos, espiritualidad ecológica y redes interreligiosas por la vida”.

África: un grito por dignidad y justicia

El cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa y presidente del SECAM, alzó la voz en nombre de un continente que, aunque rico en recursos, ha sido históricamente saqueado. “África no es pobre: es un continente expoliado”, afirmó con firmeza. “No aceptamos que se sacrifiquen comunidades enteras en nombre de la transición energética, ni que nuestros bosques se conviertan en activos financieros mientras falta agua potable”.

Ambongo subrayó que la Iglesia africana propone una transformación centrada en la vida, los derechos de los pueblos indígenas y migrantes climáticos, y la equidad intergeneracional. “El tiempo de la indiferencia ha terminado. África quiere vivir, respirar y contribuir a un futuro justo para toda la humanidad”.

Cuda: organización, catolicidad y poder simbólico

La Dra. Emilce Cuda, secretaria de la PCAL, destacó en la rueda de prensa y en entrevista con Radio Vaticana el carácter profundamente comunitario del proceso. “Esto nace en América Latina con la necesidad de tener una voz profética para que nuestros pueblos tengan vida. Luego se sumaron África y Asia, y el Papa aprobó esta capacidad de organización de nuestra Iglesia en el Sur Global”.

Subrayó que la catolicidad no es un concepto abstracto, sino “la práctica concreta de una comunidad organizada que combate el individualismo y construye puentes”. En su opinión, este documento aporta a la COP30 “un poder simbólico que derriba muros”, aunque no posea fuerza política ni financiera directa. “Nuestra misión es pastoral: tocar el corazón también de quienes hoy están en lugares de decisión. Ellos también son católicos. Esta es una llamada para todos”.

En un mensaje dirigido especialmente a los comunicadores, Cuda afirmó: “La comunicación es parte del credo católico. Hoy necesitamos a los especialistas en comunicación más que nunca, para contrarrestar el negacionismo y organizar la esperanza”.

Mons. Lizardo Estrada: conversión y coraje desde el Evangelio

En diálogo con Vatican News, el secretario general del CELAM, Mons. Lizardo Estrada, sintetizó el mensaje del documento: “Estamos en una crisis que hay que tomar en serio. No esperemos más muertes ni exclusiones. Es tiempo de conversión, como pide el Evangelio”.

Destacó que el texto no sólo recoge la voz de los pastores, sino también de científicos, teólogos y especialistas. “Este es un llamado a actuar ya, con coraje. Como decía San Agustín, la esperanza tiene dos hijas: la indignación ante la injusticia, y el coraje para cambiar. A eso nos llama hoy la Iglesia”.

Czerny: la realización concreta de Laudato si’

Al tomar la palabra, el cardenal Michael Czerny vinculó el documento con el legado profético del Papa Francisco: “Me pregunto si hay alguien que, hace diez años, podría haber imaginado esta conferencia de prensa como un cumplimiento y una implementación de Laudato si’. Esta es una extraordinaria expresión de lo que el Papa Francisco ha pedido y lo que el Papa León sigue subrayando. Estoy agradecido”, expresó.

Hacia Belém: una voz unida y profética

El documento será presentado oficialmente en la COP30, con el objetivo de incidir en las decisiones globales desde una perspectiva ética, comunitaria y espiritual. “Vamos con los pies en la tierra y el corazón en el Reino”, expresó Spengler. Y como concluyó Ambongo: “Gracias por escuchar esta voz que viene de las periferias, pero que habla al corazón del mundo”.

 

Vatican News

MARADIAGA, CONTRA LOS "DICTADORES DE HOY" QUE "SE CREEN COMO DIOSES"

 

col kowalski

 

El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, dijo este domingo que su país se “debate en la cultura de la muerte” y cuestionó a los “dictadores de hoy”, a quienes acusó de creerse dioses y promover modelos autoritarios en América Latina.

“Honduras se debate en la cultura de la muerte. No puede estar presente nuestro Dios en personas que le quitan la vida a otra persona, ellos mismos se separan de Dios, rechazan a Dios”, expresó Rodríguez durante la misa que ofició en la Basílica Menor de Suyapa, en Tegucigalpa.

Honduras vive una ola de violencia que afecta a toda la población y causa a diario un promedio de entre 10 y 13 homicidios en este año, según cifras oficiales.

“Dios es el Dios de la vida, y Honduras tiene que ser un país de la vida, no de la muerte. Todos tenemos que luchar para que se eduque la juventud, especialmente en el respeto a la vida”, subrayó.

Rodríguez evocó el mandamiento “no matarás” y llamó a la población a renovar su fe en el “Dios Resucitado”, destacando que Jesús entregó su vida por amor.

Jesús “nos pide que lo reconozcamos como alguien que entrega su vida por nosotros”, enfatizó el religioso, quien preguntó a los fieles: “si existe un amor más grande que el amor que entregó su vida para salvarnos”.

Recordó también el mensaje de esperanza proclamado por el papa Francisco, ya fallecido, y reiterado por el papa León XIV: “La esperanza no defrauda”.

En ese sentido, advirtió que la esperanza de Honduras no puede estar en “volver atrás con todos los errores del pasado y peor todavía, querer rememorar errores, vergüenzas”.

Jesús nos “ama siempre, permanece a nuestro lado todos los días de nuestra vida, es la luz que nos guía, no son las ideologías, es la fuerza que nos sostiene. Jesús es el amigo que siempre nos acompaña y que nunca traiciona”, señaló.

“Recordar es de humanos, resentir es de tontos, porque es (como) echarle sal a una herida para que vuelva a doler”, indicó Rodríguez, quien llamó a los candidatos a cargos de elección popular en las elecciones generales del 30 de noviembre “a servir al pueblo” y no anteponer intereses personales.

El cardenal arremetió contra los “dictadores de hoy, que son muchos, y que se arrogan como la prioridad de ser ellos como dioses. Los vemos en todo el mundo y, tristemente, en nuestro continente latinoamericanos, como que es el único modelo que se animan a seguir”.

Advirtió que los políticos que se convierten en dictadores son personas que se vuelven “ciegas, piensa que es Dios y que sus caprichos deben ser leyes”.

“Esta es una lección que no la han aprendido los dictadores de este mundo, empezando por los grandes sátrapas de la antigua Asia, los perseguidores de la Iglesia como los emperadores romanos, los dictadores del siglo XX”, concluyó el cardenal hondureño.

 

RD/Efe

FRANCISCO: MEMORIA Y DESAFÍOS


col kowalski

 

Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel.  Será puesto como una señal que muchos rechazarán, y a ti misma una espada te atravesará el alma. Pero en eso los hombres mostrarán claramente lo que sienten en su corazón.  Lucas 2,34-35

Francisco fue un papa admirado por unos y cuestionado por otros, aunque seguramente todos coincidimos en que fue motivo de debates sobre el cristianismo. Supo tomar en serio el Concilio Vaticano II y el magisterio eclesial, y transparentar con gestos y palabras la necesidad de una Iglesia como pueblo de Dios. Promovió la conversión permanente de la Iglesia para que sea fiel a su esencia misionera, al servicio de las personas de nuestro tiempo, especialmente de aquellos olvidados o de quienes más sufren. Una doctrina repetida por décadas en todos los documentos eclesiales, pero lejos de ser la práctica mayoritaria de los cristianos.

Fue un papa incómodo para quienes creen que el Evangelio es para pocos. Es lo que supo llamar “mundanidad espiritual”[i]una constante con múltiples apariencias que reduce la fe a una relación personal e íntima con Dios, a valores del ámbito de lo privado y al cuidado de las apariencias que suponen cierta superioridad por cumplir determinados preceptos y prácticas de la vida interna de la Iglesia —catequesis, sacramentos, actos de caridad—. Sin embargo, es una espiritualidad que no se preocupa porque el Evangelio tenga real inserción en el pueblo fiel a Dios y en las necesidades concretas de la historia. En esta realidad, Francisco fue un Pastor que generó alegría y esperanzas en aquellos que intentan ser amigos de Cristo con una espiritualidad, una vida guiada por el Espíritu, que exige ir más allá de las palabras y de la vida familiar, como a muchos otros cristianos anónimos o sin cartel que trabajan y celebran la vida comunitaria junto a los descartados de la sociedad, construyendo relaciones más justas y fraternas.

Francisco aparece como signo de contradicción donde el rechazo que recibió no es negación de la naturaleza de su santidad, sino manifestación de la falta de entendimiento del mundo sobre la misión esencial del cristianismo. En eso los hombres mostrarán claramente lo que sienten en su corazón” (Lucas 2,35).

La mayoría de las críticas que recibió son consecuencia de su compromiso con una Iglesia que, aun estando debilitada, busca llevar al Evangelio como buena noticia a todos y a todas las realidades humanas.  Pagó el precio de todos aquellos que buscan un mundo más solidario y tocan los intereses de quienes que están satisfechos con las cosas como están. El costo adicional fue hacerlo como religioso desde una mirada, función y nivel de análisis propio - no es lo mismo hablar de “los pobres como lugar teológico” que de “pobreza como desigualdad social-” A la vez disgustó a los propios cuando señaló el clericalismo como un cáncer de la Iglesia y como un obstáculo para que los cristianos puedan cumplir con su misión.

Los cuestionamientos a Francisco desafían a que, quienes nos llamamos cristianos, mostremos lo que siente nuestro corazón. En un mundo impregnado de individualismos y dominado por los intereses del mercado —con sus consecuencias: pobreza generalizada, guerras y violencias de todo tipo—, su memoria y herencia nos invitan a salir, ir más allá de nosotros, de nuestras palabras y de lo que hacemos. Nos moviliza a construir fraternidad en todas las relaciones y ámbitos sociales, como principio de realidad que garantice la igual dignidad y derechos para todos los hijos del Padre y el respeto por la diversidad y la autonomía de cada uno de ellos[ii]. Se trata de pensar y construir otra sociedad, empezando por casa.

Los problemas sociales que afectan a las mayorías son complejos, responden a una lógica diferente a las cuestiones doctrinarias; nunca admiten una única mirada, ni conocimientos, cultura o nivel de análisis cerrados. Su resolución no depende solo de la voluntad personal, sino del modo en que las personas se desempeñan en las diferentes fuerzas sociales que participan o no —son parte de la mayoría silenciosa— y logran imponerse al conjunto social. Ante esa realidad terrenal, la Iglesia aparece como si fuera una reunión de religiosos con poca trayectoria en debates y acciones en dichas cuestiones. Casualmente, uno de los motivos por los cuales Francisco fue criticado.

Para que su propuesta de sinodalidad y la necesidad de caminar juntos no quede solo en buenas intenciones, es preciso que los cristianos dimensionemos los alcances y obstáculos que significa el clericalismo. Esto es, entenderlo como modo hegemónico de evangelización[iii] y responsable de la mundanidad espiritual de la mayoría de los integrantes de la Iglesia. No es una cuestión de personas, sino de roles y de prácticas institucionales que, como expresión del patriarcado, legitiman un orden de prestigio, un valor jerárquico, donde se naturaliza que unas personas decidan sobre la vida y bienes de otras.

Escucharnos fraternalmente no cambia las decisiones de un grupo con poder que no visibiliza las relaciones de dominación. Es una ilusión de simetría creer en consensos con una autoridad, por legítima que sea, cuando se ignoran las desigualdades —simbólicas, sociales, epistémicas, etc.— y las formas de resistencia de los sectores subalternos. La “unidad en la diversidad” aparece como eslogan cuando se asume que el reconocimiento de las diferencias crea respeto o acuerdo de manera inmediata.

Las instituciones no trasmiten lo que piensan, sino lo que hacen. Nos construimos como sujetos para desempeñar funciones sociales a través de normas, pero también por soportes y significados imaginarios, prácticas, mitos y narrativas que se repiten y se presentan como únicas. Sin embargo, quedan ocultas otras posibilidades de desempeño social, y prevalecen las maneras de actuar de quienes tienen el poder de decisión en ese campo de acción[iv]Por ello, el poder religioso condiciona un modo dominante de ser cristianos, laicos clericalizados, donde la mayoría de sus prácticas están destinadas a sostener la institución y las formas tradicionales de lo social asistencial ante necesidades urgentes y sectoriales, financiados por la economía de la salvación[v]. Si bien son prácticas indispensables ante el sufrimiento de los demás, son totalmente insuficientes para construir una sociedad más fraterna, y muchas veces hasta son contraproducentes cuando no se considera ni se opera sobre sus causas.   

El síntoma de la época es lo contrario a la fraternidad. No es la desigualdad, sino su causa, lo que Segato llama “dueñidad”[vi] cuando unos se adueñan de lo que pertenece a todos. Concepto que señala un ordenamiento y señorío concentrado en las instituciones, correlativo y funcional al capitalismo, donde se naturaliza la ley del “padre individual”, la idolatría o fetichización del poder[vii] —hecho por hombres—, por parte de quienes se hacen a sí mismos dueños, maestros o mejores para decidir por la comunidad. Así lo fundamentamos en nuestros aprendizajes sobre la pobreza al sintetizarla como una patología del sistema de autoridad e injusticia a reparar[viii]. Los excluidos no necesitan ser incluidos en el sistema actual de autoridad idolatrada; requieren otras formas de organización, donde la autoridad se ejerza obedeciendo y los dirigidos generen consensos cuestionadores.

Gracias al Espíritu de Dios existen otras prácticas colectivas, justamente por parte de aquellas personas que se alegraron con Francisco, quien las alentó en su manera de integrar fe y vida. En la urdimbre de la realidad, por difícil y adversa que sea, existen experiencias y movimientos de diferentes colores, que trabajan en comunidad para resolver solidariamente sus problemas o para transformar organizaciones —sociales, educativas, de salud, laborales— a fin de que todos tengan acceso a derechos básicos. Suelen ser minoritarias, desvalorizadas o en las periferias de las instituciones, pero nos alientan la esperanza de otros modos y significados posibles para el desempeño de los roles sociales.

Son posibles otros sistemas de gobernanza. Empezando por casa, al decir de Serena Noceti, “no solo de la eucaristía, sino de todas las funciones de la comunidad y de la red de relaciones entre cristianos como sistema cooperativo”[ix].

 

Alicia Torres. Junio 2025

Anisacate, 29 de junio de 2025

aliciatorres_t@hotmail.com

 

[i] Francisco (2013). Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. N.º 93 y ss.

[ii] Cerviño, L. (Compilador) (2012). Fraternidad e instituciones públicas. Propuestas para una mejor calidad democrática. Ciudad Nueva.

[iii] Torres, A. (2000). La Iglesia que nos robaron. Nueva Utopía.

[iv]  Castoriadis, C. (1993). La institución imaginaria de la sociedad. Vol. I y II. Tusquets.

[v]  Torres, A. (2016). Reinvención de lo comunitario. Hacia una ciencia domiciliada en América Latina. El Ágora.

[vi] Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Prometeo.

[vii] Dussel, E. (2013). Para una política de liberación. Las Cuarenta.

[viii]  Torres, A. (2021).  Navegando mar adentro. Revisión de prácticas cristianas en relación con la pobreza. CEJUP - Tiempo Latinoamericano - Comunidad Claretiana de Iruya.

[ix] Noceti, S. (2020). Reforma de la Iglesia, reforma del ministerio ordenado. En R. Luciani y C. Schickendantz (comp.), Reforma de estructuras y conversión de mentalidades. Retos y desafíos para una Iglesia sinodal. Editorial Khaf.

EL REINO DE DIOS ESTÁ EN EL DESARROLLO Y EL DESPERTAR ESPIRITUAL


col anso

 

El Reino de Dios o el Reino de los cielos. Es el anuncio principal que hemos de hacer: “vayan y anuncien el Reino de los cielos”, también llamado reino de Dios. ¿Cómo podemos interpretar el Reino de Dios?

El Reino de los cielos va siendo entendido de acuerdo al desarrollo espiritual que tenga la persona. Por esto algunas personas enfatizan más en el Reino de los cielos como algo que vendrá después de la muerte. Otras personas lo enfatizan más como el dinamismo de hacer mucho bien en la tierra; diciendo que los hombres se ayuden, que sean solidarios, para poderlo indicar: "Ahí está el Reino de los cielos, el Reino de Dios”. Otros enfatizan en una experiencia espiritual, una experiencia en la que se conocen dimensiones más profundas del ser humano. Pero otros se van dando cuenta de que todas esas realidades, y algunas más, hacen parte del Reino de Dios, Reino de los cielos.

Lo primero que tenemos que tener presente es que, ciertamente el Reino de Dios o Reino de los cielos, es un dinamismo activo y transformador de la Presencia divina. O sea, que no estamos ante algo estático, algo que está allí como un lugar quieto, como una habitación cerrada. No, es un dinamismo, es activo y es transformador. Ese Reino de Dios o Reino de los cielos, es lo que el Maestro envía a anunciar. Elige a algunas personas y las va mandando a anunciar. Pero, ¿a quiénes elige? Elige a personas que van conociendo ese dinamismo; de otro modo estarían anunciando algo que desconocen. Entonces de entre los que ve que van viviendo ese dinamismo, les confía: “Vayan y anuncien el Reino de Dios, el Reino de los cielos”. No les dice que anuncien ninguna doctrina fija. No se trata de decir dogmas, no se trata de decir verdades escritas en alguna parte, no se trata de decir un discurso memorizado sobre una interpretación religiosa.

Se trata de anunciar la presencia de un dinamismo divino activo y transformador que está en medio de nosotros, está dentro de nosotros, está en nosotros. Alguien que anuncia ese Reino es alguien que ha ido descubriendo ese dinamismo y lo anuncia. El dinamismo divino está entre nosotros. El dinamismo divino, la actividad de Dios, el reinado de Dios, la Presencia divina que se dinamiza está entre nosotros. Vengo a anunciarles esto. “No vayan allá, ni a otro lado, ni donde les digan, porque ese Reino está dentro de ustedes”, está entre nosotros. Entonces, anunciar el Reino no es llenar de doctrina a las personas; es anunciarles un dinamismo, un dinamismo divino.

Ahora, para entrar en ese dinamismo divino, debo convertirme. La palabra “conversión” utilizada en el Evangelio es metanoia, que realmente significa “transformación de la mente” o “conocer más allá de lo que suelo conocer”; “más allá de lo que normalmente conozco con mi entendimiento”. Normalmente las personas entienden la religión y el camino espiritual como aprenderse verdades de fe, como creer en ideas religiosas muy atractivas. Cuando en verdad, el anuncio es “metanoeite”; que es la palabra en griego que se utiliza, “metanoeite”; “transformen su mente”, “vayan más allá de su mente”. Entonces nos está diciendo que no se trata de conocer del modo como ya hemos conocido, sino de conocer de otra manera, de “ir más allá de la mente”.

Y ahí es donde entra una práctica espiritual que no consiste en sentarse a pensar cosas religiosas. Consiste, precisamente, en abandonar los pensamientos religiosos, los pensamientos políticos, los pensamientos ideológicos, los pensamientos que siempre me tienen anclado a las verdades en las que me suelo mover. Más bien me envía a un conocimiento pleno de toda la Vida y de toda la Realidad. Por eso nuestra práctica es una práctica silente, de abandono de todas las ideas, prejuicios o deseos, que, como ser humano condicionado, suelo tener. “Metanoeite”, conviértanse, cambien el pensamiento. Y entonces, cuando entro en ese dinamismo voy descubriendo que lo que está sucediendo en mí es que voy teniendo un desarrollo espiritual, a través del cual, voy conociendo cada vez con mayor profundidad la existencia.

La existencia, entonces, ya no es vista como cuando niño, que veía que todo era como mágico, como un juego, como algo que simplemente aparece allí y desaparece. O tampoco es imaginándonos divinidades que gobiernan el clima, que gobiernan, nuestros problemas personales; como cuando deseo encontrar algo, supuestamente tengo que invocar a alguien para que me ayude a encontrarlo. Toda esa visión mítica va pasando, y voy entrando a un entendimiento mucho más claro de la vida y de lo que es la presencia divina. Voy entendiendo más profundamente los Escritos Sagrados, y voy comprendiendo en profundidad que esos escritos sagrados también tienen otros lenguajes, y por eso otros pueblos también tienen Escritos Sagrados. Pero debo llegar a un punto en el que tenga una visión tal, en la que yo veo que todo eso hace parte de un proceso activo y transformador, que el Reino de Dios mismo realiza en mí, que me permite llegar a estar al punto de ser Uno con Él.

Pero no es suficiente comprender ese desarrollo. Es necesario que yo tenga experiencias directas de esa misma presencia divina. Y entonces hay experiencias directas como las que tuvo San Francisco de Asís, una experiencia directa de Dios en la creación; o experiencias directas como las que tuvo Santa Teresa, percibiendo que Dios es un Tú maravilloso, que me ama y estoy unido a Él profundamente; o una experiencia tan profunda que todo se vuelve silencio y vacío, total quietud, como la que han tenido muchos místicos como Maestro Eckhart, San Juan de la Cruz u otros tantos. Es una presencia plena que todo lo envuelve. Y hay muchas más experiencias todavía.

Entonces voy entendiendo que el Reino de Dios, el Reino de los cielos, ciertamente es el dinamismo divino activo y transformador de mi existencia y de la existencia de todo ser humano. Y por eso necesitamos que quienes lo vayan viviendo sigan profundizando en él y comiencen a anunciarlo. Cuando Él dice, "La míes abundante, hay mucho por hacer, pero los obreros son pocos”, nos vuelve a confirmar que quienes estamos en este camino, ciertamente no somos multitudes. ¿Cuántas personas estarán leyendo estas palabras? No serán muchas. Ese no es un problema real. El asunto es que quienes estamos viviendo este camino, anunciemos la presencia de ese dinamismo activo y transformador de la presencia divina mientras vamos viviendo Su Presencia.

Y entonces vamos comprendiendo de qué se trata este camino al que hemos sido llamados, del cual estamos profundamente agradecidos, pero que en el fondo nos va diciendo cuál es la verdadera presencia divina que buscamos. Y llegar al punto de descubrirme como pura manifestación divina con lo que soy, como soy, desde donde estoy; y que esta Presencia está precisamente para encender la chispa de ese Reino en medio de quienes la existencia me va poniendo al lado, y hacer del camino con la humanidad un camino transformador, un camino en el que unos van más adelante, otros van más atrás, pero todos vamos juntos. Los de adelante vamos ayudando a los de más atrás, los que van más adelante de nosotros nos van ayudando; vamos juntos.

Pero esto no es un discurso de ideas, es un discurso fuera del discurso, como decía también Raimon Panikkar, es una realidad que se manifiesta ella misma, a veces en nuestras palabras, en nuestras acciones, en lo que somos. Estamos para anunciar; y por eso, primero, profundizamos en el silencio; y desde ese silencio emerge aquello que se comunica a través de nosotros, un discurso que está más allá de las palabras. Es una Presencia plena; la presencia del Reino. Los invito entonces a nuestra práctica contemplativa.

 

Víctor Ricardo Moreno Holguín

Religión Digital

(1) Meditación SALMOS: El Reino de Dios está en el desarrollo y despertar espiritual. - YouTube

EL REINO DE DIOS ESTÁ EN EL DESARROLLO Y EL DESPERTAR ESPIRITUAL


col anso

 

El Reino de Dios o el Reino de los cielos. Es el anuncio principal que hemos de hacer: “vayan y anuncien el Reino de los cielos”, también llamado reino de Dios. ¿Cómo podemos interpretar el Reino de Dios?

El Reino de los cielos va siendo entendido de acuerdo al desarrollo espiritual que tenga la persona. Por esto algunas personas enfatizan más en el Reino de los cielos como algo que vendrá después de la muerte. Otras personas lo enfatizan más como el dinamismo de hacer mucho bien en la tierra; diciendo que los hombres se ayuden, que sean solidarios, para poderlo indicar: "Ahí está el Reino de los cielos, el Reino de Dios”. Otros enfatizan en una experiencia espiritual, una experiencia en la que se conocen dimensiones más profundas del ser humano. Pero otros se van dando cuenta de que todas esas realidades, y algunas más, hacen parte del Reino de Dios, Reino de los cielos.

Lo primero que tenemos que tener presente es que, ciertamente el Reino de Dios o Reino de los cielos, es un dinamismo activo y transformador de la Presencia divina. O sea, que no estamos ante algo estático, algo que está allí como un lugar quieto, como una habitación cerrada. No, es un dinamismo, es activo y es transformador. Ese Reino de Dios o Reino de los cielos, es lo que el Maestro envía a anunciar. Elige a algunas personas y las va mandando a anunciar. Pero, ¿a quiénes elige? Elige a personas que van conociendo ese dinamismo; de otro modo estarían anunciando algo que desconocen. Entonces de entre los que ve que van viviendo ese dinamismo, les confía: “Vayan y anuncien el Reino de Dios, el Reino de los cielos”. No les dice que anuncien ninguna doctrina fija. No se trata de decir dogmas, no se trata de decir verdades escritas en alguna parte, no se trata de decir un discurso memorizado sobre una interpretación religiosa.

Se trata de anunciar la presencia de un dinamismo divino activo y transformador que está en medio de nosotros, está dentro de nosotros, está en nosotros. Alguien que anuncia ese Reino es alguien que ha ido descubriendo ese dinamismo y lo anuncia. El dinamismo divino está entre nosotros. El dinamismo divino, la actividad de Dios, el reinado de Dios, la Presencia divina que se dinamiza está entre nosotros. Vengo a anunciarles esto. “No vayan allá, ni a otro lado, ni donde les digan, porque ese Reino está dentro de ustedes”, está entre nosotros. Entonces, anunciar el Reino no es llenar de doctrina a las personas; es anunciarles un dinamismo, un dinamismo divino.

Ahora, para entrar en ese dinamismo divino, debo convertirme. La palabra “conversión” utilizada en el Evangelio es metanoia, que realmente significa “transformación de la mente” o “conocer más allá de lo que suelo conocer”; “más allá de lo que normalmente conozco con mi entendimiento”. Normalmente las personas entienden la religión y el camino espiritual como aprenderse verdades de fe, como creer en ideas religiosas muy atractivas. Cuando en verdad, el anuncio es “metanoeite”; que es la palabra en griego que se utiliza, “metanoeite”; “transformen su mente”, “vayan más allá de su mente”. Entonces nos está diciendo que no se trata de conocer del modo como ya hemos conocido, sino de conocer de otra manera, de “ir más allá de la mente”.

Y ahí es donde entra una práctica espiritual que no consiste en sentarse a pensar cosas religiosas. Consiste, precisamente, en abandonar los pensamientos religiosos, los pensamientos políticos, los pensamientos ideológicos, los pensamientos que siempre me tienen anclado a las verdades en las que me suelo mover. Más bien me envía a un conocimiento pleno de toda la Vida y de toda la Realidad. Por eso nuestra práctica es una práctica silente, de abandono de todas las ideas, prejuicios o deseos, que, como ser humano condicionado, suelo tener. “Metanoeite”, conviértanse, cambien el pensamiento. Y entonces, cuando entro en ese dinamismo voy descubriendo que lo que está sucediendo en mí es que voy teniendo un desarrollo espiritual, a través del cual, voy conociendo cada vez con mayor profundidad la existencia.

La existencia, entonces, ya no es vista como cuando niño, que veía que todo era como mágico, como un juego, como algo que simplemente aparece allí y desaparece. O tampoco es imaginándonos divinidades que gobiernan el clima, que gobiernan, nuestros problemas personales; como cuando deseo encontrar algo, supuestamente tengo que invocar a alguien para que me ayude a encontrarlo. Toda esa visión mítica va pasando, y voy entrando a un entendimiento mucho más claro de la vida y de lo que es la presencia divina. Voy entendiendo más profundamente los Escritos Sagrados, y voy comprendiendo en profundidad que esos escritos sagrados también tienen otros lenguajes, y por eso otros pueblos también tienen Escritos Sagrados. Pero debo llegar a un punto en el que tenga una visión tal, en la que yo veo que todo eso hace parte de un proceso activo y transformador, que el Reino de Dios mismo realiza en mí, que me permite llegar a estar al punto de ser Uno con Él.

Pero no es suficiente comprender ese desarrollo. Es necesario que yo tenga experiencias directas de esa misma presencia divina. Y entonces hay experiencias directas como las que tuvo San Francisco de Asís, una experiencia directa de Dios en la creación; o experiencias directas como las que tuvo Santa Teresa, percibiendo que Dios es un Tú maravilloso, que me ama y estoy unido a Él profundamente; o una experiencia tan profunda que todo se vuelve silencio y vacío, total quietud, como la que han tenido muchos místicos como Maestro Eckhart, San Juan de la Cruz u otros tantos. Es una presencia plena que todo lo envuelve. Y hay muchas más experiencias todavía.

Entonces voy entendiendo que el Reino de Dios, el Reino de los cielos, ciertamente es el dinamismo divino activo y transformador de mi existencia y de la existencia de todo ser humano. Y por eso necesitamos que quienes lo vayan viviendo sigan profundizando en él y comiencen a anunciarlo. Cuando Él dice, "La míes abundante, hay mucho por hacer, pero los obreros son pocos”, nos vuelve a confirmar que quienes estamos en este camino, ciertamente no somos multitudes. ¿Cuántas personas estarán leyendo estas palabras? No serán muchas. Ese no es un problema real. El asunto es que quienes estamos viviendo este camino, anunciemos la presencia de ese dinamismo activo y transformador de la presencia divina mientras vamos viviendo Su Presencia.

Y entonces vamos comprendiendo de qué se trata este camino al que hemos sido llamados, del cual estamos profundamente agradecidos, pero que en el fondo nos va diciendo cuál es la verdadera presencia divina que buscamos. Y llegar al punto de descubrirme como pura manifestación divina con lo que soy, como soy, desde donde estoy; y que esta Presencia está precisamente para encender la chispa de ese Reino en medio de quienes la existencia me va poniendo al lado, y hacer del camino con la humanidad un camino transformador, un camino en el que unos van más adelante, otros van más atrás, pero todos vamos juntos. Los de adelante vamos ayudando a los de más atrás, los que van más adelante de nosotros nos van ayudando; vamos juntos.

Pero esto no es un discurso de ideas, es un discurso fuera del discurso, como decía también Raimon Panikkar, es una realidad que se manifiesta ella misma, a veces en nuestras palabras, en nuestras acciones, en lo que somos. Estamos para anunciar; y por eso, primero, profundizamos en el silencio; y desde ese silencio emerge aquello que se comunica a través de nosotros, un discurso que está más allá de las palabras. Es una Presencia plena; la presencia del Reino. Los invito entonces a nuestra práctica contemplativa.

 

Víctor Ricardo Moreno Holguín

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¿SON NECESARIAS LAS RELIGIONES?


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Bonhoeffer en el recuerdo

Bien avanzado el siglo XX, D. Bonhoeffer, el pastor protestante asesinado por Hitler el 9 de abril de 1945, cuando apenas contaba 39 años, escribía: “Ha pasado el tiempo de la religión en general. Nos encaminamos hacia una época totalmente arreligiosa… si un día resulta claro que no existe el apriori religioso, sino que ha sido una forma del hombre históricamente condicionada y transitoria ¿qué significaría esto para el cristianismo?”

Bonhoeffer pensaba que en Europa se había decretado ya la muerte de Dios y, por consiguiente, el final de la religión cristiana. Él se proponía viajar a la India por si de allí pudiera venir la “salvación”. No se proponía, naturalmente, convertirse al hinduismo ni al budismo. Y tampoco deseaba predicar allí el cristianismo. Él sabía que en veinte siglos solo un 3% de Asia se ha convertido al cristianismo. Probablemente lo que Bonhoeffer buscaba en la India era la innegable religiosidad de aquellas tierras. Allí, pensaba él, quedan “semillas” de la auténtica actitud religiosa. Actitud que Bonhoeffer plasmó en su libro Resistencia y sumisión.

Varias generaciones encontramos en aquellas cartas, escritas desde una prisión berlinesa, antesala de la muerte, aliento y lucidez. Y nos quedó claro -si no lo sabíamos ya- que la vida consta de días de Resistencia (de vigor, de fuerza, de salud, juventud), y de Sumisión (eclipse de todo lo anterior, lento acabamiento, vejez, enfermedad y muerte). Bonhoeffer experimentó la sumisión definitiva, la última, aquel 9 de abril en el que, con su Biblia bajo el brazo, enfiló el camino del patíbulo. Todavía le dio tiempo de decir a un compañero de prisión: “Es el final, para mí el comienzo de la verdadera vida”. Aquel día se truncó el futuro del que, según sus biógrafos, habría sido el nuevo K. Barth de la teología protestante. Y, sobre todo, se truncó la vida de una persona buena, de un cristiano solidario y responsable. Antes de participar en la conjura contra Hitler abandonó “solo oficialmente” su Iglesia para que esta no pudiera ser acusada de complicidad.

En una de sus cartas, Bonhoeffer se preguntaba qué problemas de los muchos que aquejaban a aquella Europa en guerra se podrían solucionar suprimiendo las religiones. Tal vez tenía presente el título de un celebrado libro del padre de la teología protestante del siglo XIX, F.D.E. Schleiermacher: Sobre la religión. Discursos a sus menospreciadores cultivados. En los días de Schleiermacher (1768-1834) la religión era abiertamente zarandeada por no pocos círculos intelectuales. El libro de Schleiermacher se proponía rebatir a aquellos osados pensadores ilustrados.

Hoy, casi un siglo después de la muerte de Bonhoeffer, sabemos que las religiones no se pueden suprimir, están indisolublemente ligadas a la cultura de sus pueblos. Los grandes sistemas metafísicos de la India, por ejemplo, son incomprensibles sin el hinduismo y el budismo. Es más: cuando una religión se debilita queda su cultura. J. L. López Aranguren (1909-1996) aventuraba la hipótesis de que España se deslizaba hacia un tiempo nuevo en el que, en lugar de hablar de “religión cristiana”, sería más correcto hablar de “cultura cristiana”.  También el filósofo polaco L. Kolakowski advirtió a los europeos que “ser enteramente no cristiano significaría no pertenecer a esta cultura”. El rechazo del credo cristiano es compatible con un firme anclaje en la cultura cristiana. Se trata de una tesis aplicable al resto de las religiones. Al concluir un viaje por China, el filósofo B. Russell concluía que los chinos no tenían religión. “La religión de los chinos es ser chino”, concluyó. Habría podido añadir que “ser chino” es estar profundamente enraizado en la cultura confuciana o taoísta, es decir, en las religiones de aquellas tierras. 

El universo de las religiones es altamente plural. Hasta diez mil religiones cuentan los historiadores. Ortega y Gasset, refiriéndose a los habitantes de Togo (tuvo, en Alemania, un compañero de estudios de esta nacionalidad), recuerda que se diferencian unos de otros con la expresión: “ese baila al son de otro tambor”. El tambor simboliza el sistema de creencias para muchos pueblos primitivos.

Los historiadores de las religiones suelen hablar de “tres tambores”, de tres grandes familias o grupos de religiones: religiones proféticas (judaísmo, cristianismo, islam), místicas (hinduismo, budismo), sapienciales (taoísmo, confucionismo). Estas líneas se proponen “tocar” fugazmente los tres tambores, es decir: ofrecer una somera información descriptiva que muestre la irreparable pérdida que supondría prescindir del legado y la herencia de las religiones.

Nos referiremos a las religiones, no a las Iglesias. Son difícilmente separables, peroro mezclarlas nos conduciría a otro escenario. Tampoco abordaremos el complejo tema de la “verdad” de las religiones. El historiador Salustio zanjó el tema de la verdad con una afirmación que ha pasado a la historia: “Estas cosas no sucedieron nunca, pero existen siempre”. A partir de la Ilustración europea se ha ido abriendo camino el convencimiento de que no tenemos acceso a la verdad de las religiones. La investigación ha renunciado al “qué son” y se ha centrado en el “para qué sirven”.

La utilidad ha ido ganando la partida a la verdad. El concilio Vaticano II admitió que todas las religiones son caminos de salvación paras sus creyentes. Aceptó de esta forma, sin abordar el tema de la verdad de sus contenidos doctrinales, que todos los credos religiosos conducen a la salvación. “Salvación” es la palabra definitiva de las religiones. Buda predicaba que, así como el agua del mar sabe toda ella a sal, también todas las religiones saben a salvación. Por lo demás es legítimo que todas las religiones pretendan ser verdaderas y tener “validez universal”; el problema surge cuando cada una de ellas pretende ser la “única” portadora de la verdad. Solo entonces brota la discordia, incluso las guerras, entre ellas. Se impone, pes, distinguir entre la legitima pretensión de “validez universal” y la conflictiva, rechazable, pretensión de “validez única”.

Tres grandes familias (tambores) de religiones

Defendía el gran teólogo protestante, Adolf von Harnack, que quien conoce el cristianismo conoce todas las religiones. Por las mismas fechas, a comienzos del siglo XIX, Max Müller, el iniciador de la moderna ciencia de las religiones, le corrigió asegurando que quien conoce solo una religión no conoce ninguna (Goethe había dicho que quien conoce solo una lengua no conoce ninguna).

Tal vez convenga distinguir entre “conocer” y “tener información”. Solo es posible “conocer” la propia religión, la que se practica o se ha practicado a lo largo de la vida. De las restantes solo nos es permitido “tener información”. Renán, siempre tan sagaz, afirmaba que cuando mejor se conoce una religión es cuando se la abandona. Probablemente se refería a la fuerza cognoscitiva de la ausencia: a los seres queridos se les conoce mejor cuando ya se fueron, cuando solo el recuerdo nos une a ellos. Una religión abandonada, despojada de la rutina de la familiaridad, puede cobrar nueva fuerza ante su antiguo fiel practicante. El abandono de la fe puede ser fuente de mayor y más profundo conocimiento de la religión abandonada. Lo tenido por obvio suele perder profundidad. Pero abordemos ya nuestros “tres tambores”.

-Las religiones proféticas

Son las monoteístas, es decir, las que creen en un solo Dios. Solemos considerar como tales el judaísmo, el cristianismo, y el islam. Su figura emblemática es, obviamente, el profeta. Son religiones activas, dinámicas, transformadoras de la realidad social. Son, además, religiones afirmativas que en su largo caminar han acumulado una rica herencia doctrinal. Precisamente por ello, el diálogo con ellas se torna trabajoso.

Tienen un amplio legado que defender. En su interior han introducido filosofías muy precisas que no toleran la ambigüedad en el ámbito de los enunciados doctrinales.  Son religiones muy configuradas, muy firmes en su universo de creencias. Rechazan todo proceder quebradizo o meramente insinuante. Desean saber a qué atenerse. No están dispuestas a poner en peligro los logros de su pasado, de su tradición. De ahí que, a veces, confundan el diálogo con la rendición incondicional. Su tolerancia, en este sentido, será siempre matizada. Agobiadas de convicciones, les queda poco espacio para la negociación con otras religiones. No consideran negociable su identidad. Sus concesiones no rebasarán nunca el ámbito de lo accesorio. En este sentido, los trofeos que ofrecerán a sus interlocutores serán siempre bien secundarios. De ahí el estancamiento del diálogo interreligioso. Con frecuencia no se traspasa el umbral de los “acuerdos operativos”, es decir, de la colaboración en las tareas solidarias que nos interpelan a todos. Son más propensas a entenderse en los temas éticos que en los contenidos doctrinales religiosos.

-Las religiones místicas

Estas religiones, el hinduismo y el budismo, tienen en el místico su figura emblemática. En ellas predomina la contemplación sobre la acción. Cultivan la interioridad, la indiferencia frente al mundo, la extinción de las pasiones y deseos. Buscan la paz interior, el sosiego, la calma espiritual. Aspiran a dominar nuestro siempre agitado mundo interior. Son tolerantes, pacíficas, compasivas (aunque también su pasado sabe de guerras y exterminios).  Persiguen una cierta imperturbabilidad. El tiempo y sus avatares pierden mordiente. Su meta es un cierto señorío sobre todo lo que ocurre. Piensan que, si estamos bien amueblados interiormente, podremos hacer frente al trajín del devenir histórico.

La gran batalla se libra en el ámbito de la extinción del deseo. Hay que calmar y dominar la insaciable apetencia del ser humano. De ella brotan todas las desventuras y sufrimientos. Es necesario desplazar acentos y relativizar la marea de los acontecimientos históricos. Algo que no se alcanza solo por la práctica del culto y los ritos. Estos pierden su importancia central. La batalla decisiva se libra en el campo de la ascesis personal. Es ahí donde se aprende a otorgar el debido relieve a cada cosa.   Es necesario jerarquizarlo todo debidamente.

La meditación y la contemplación son los mejores aliados del hinduismo y el budismo. Por medio de ellas se despierta la profundidad, el recto pensar y sentir. Hay en estas religiones una poderosa confianza antropológica de fondo. Consideran que las personas disponemos de recursos suficientes para tomar las riendas de nuestro destino. Creen posible la victoria sobre el agitado mundo interior. La meta final es la paz interior. En el fondo, las religiones místicas son un canto a la dignidad del ser humano. Creen que, si se lo propone, puede hacerse con el mando de su vida. En este sentido, son más optimistas de lo que se suele pensar.

-Las religiones sapienciales

Tienen su prototipo en el sabio. Las más conocidas son el confucionismo y el taoísmo. Lo que estas religiones buscan, sobre todo el confucionismo, es organizar y ordenar la vida, la privada y la pública. Se procura una organización sabia y prudente de la sociedad, la política, la economía y la familia. Se cultiva el recuerdo de los antepasados y las tradiciones familiares. Se otorga gran relieve a los usos ancestrales relacionados con la magia y la adivinación. La gran duda es si estas religiones son realmente religiones o, más bien, sabidurías, cosmovisiones filosóficas. Esta duda es mayor en el caso del confucionismo, la religión de los funcionarios chinos. Es una religión urbana, volcada en la civilización y en todo lo que puede fomentarla. Fundamental es también el humanitarismo. Confucio prohibía incluso “disparar a un pájaro posado”. No sería “juego limpio”, advertía

El taoísmo, en cambio, es la religión de las clases campesinas que desconfían profundamente de la civilización y de sus logros. Se refugia en el contacto con la naturaleza y en el cultivo de las relaciones humanas y familiares. Este contacto con la naturaleza reviste en el taoísmo un carácter hondamente místico.

Para concluir: por motivos pedagógicos hemos destacado lo que prevalece en cada uno de estos grupos de religiones. Pero existe un notable cruce de herencias. Hay mística en las religiones proféticas. Ahí están los grandes místicos cristianos para mostrarlo; sin olvidar, naturalmente, el sufismo en el islam. Y también hay sabiduría en las religiones proféticas. Baste recordar la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. Y también existe el profetismo en las religiones místicas. La figura de Gandhi lo avala. Y acabamos de ver que la mística está presente en las religiones sapienciales, sobre todo en el taoísmo. Por tanto: en todas las religiones hay mística, profetismo y sabiduría. Se trata de un problema de acentos y prevalencias.

Bien mirado, nuestra pregunta inicial ¿Son necesarias las religiones? tal vez carece de sentido. El 85% de la humanidad practica alguna religión, religión que le ayuda a vivir, o sobrevivir, digna y esperanzadamente. Y todo lo que presta tan crucial ayuda adquiere la categoría de necesario y debería gozar del respeto universal.

¿NOS COMPADECEMOS O PASAMOS DE LARGO? Lucas 10, 25-37

 

col labrador

 


El relato del evangelio comienza en un clima de desconfianza y desafío. Un maestro de la ley quiere poner a prueba a Jesús, porque mucha gente le llama “maestro”, sin haber sido reconocido oficialmente como tal. El estudio de la ley era duro y exigía mucha dedicación. A cambio, el título permitía ser un referente a la hora de interpretar la ley o discutir sobre ella. Cuando se llegaba a una casuística exagerada, el maestro de la ley tenía la última palabra.

Podemos suponer que quien tenía el título no querría que alguien que no lo tenía le hiciera la competencia. Había una solución: dejar a Jesús en ridículo públicamente. Por eso le pone a prueba con una pregunta fundamental: ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

No le hace cualquier pregunta relacionada con el trabajo, el bienestar o las costumbres, sino que apunta directamente a la salvación. Y ¿quién puede tener “la clave” de la salvación, sino quien conoce la respuesta de memoria, porque se la ha aprendido? (Nota: también ahora adolecemos del mismo mal…)

El maestro de la ley quiso justificarse, como hacemos cualquiera de nosotr@s a menudo. Porque amar a Dios tiene muchas escapatorias, muchos “atajos”. Podemos creer que le amamos, ofreciéndole ritos que Jesús denunció reiteradas veces. Recordemos: “Misericordia quiero, no sacrificios”.

Sin embargo, para amar al prójimo solo hay dos caminos: pasar de largo o compadecernos. No hay escapatoria posible.

Hoy es un buen día para recordar los rostros y los nombres de las personas que nos hemos ido encontrando por el camino de la vida, esas personas que nos necesitaban y, en lugar de ayudarles, hemos pasado de largo.

Es posible que, para tranquilizar nuestra conciencia, le hayamos pedido a Dios que hiciera nuestro trabajo. Es más cómodo orar e interceder por las necesidades ajenas que “curar las heridas y montar al prójimo en la cabalgadura en la que vamos sentados cómodamente”.

Hoy, hay millones de hombres, mujeres y niñ@s que están tan maltratad@s como el hombre que cayó en mano de bandidos. Much@s huyen de sus lugares de origen buscando la paz y el pan de cada día. Están entre nosotr@s. ¿Pasamos de largo o nos compadecemos?

La Palabra nos interpela con fuerza: Practicar la misericordia, es dirigir nuestro corazón, nuestra alma, nuestras fuerzas y nuestra mente hacia la miseria del prójimo. Ojalá nos sacudan las frases: “Haz esto y tendrás vida”, “Anda y haz tú lo mismo”.