FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

viernes, 13 de noviembre de 2020

LA FRATERNIDAD, CAMINO PARA LA ESPERANZA

RELIGIÓN DIGITAL

col espeja

 

Esperanza significa mirar confiadamente al porvenir. Pero ante los desastres que estamos sufriendo, el desánimo parece lo más razonable ¿Dónde apoyar nuestra esperanza y cómo abrir camino de futuro?

1. Dónde fundamentar nuestra esperanza

En la pandemia hemos constatado la limitación de nuestro deslumbrante progreso técnico y estamos viendo cómo nuestro desarrollo económico está muy dañado pues otra vez los pobres quedan en la cuneta. Por otro lado en nuestra sociedad moderna y laica, los cristianos estamos viendo que faltan oídos para el Evangelio, hay muchos malentendidos sobre la Iglesia, y las llamadas insistentes a la nueva evangelización no dan el fruto deseado. Esas y otras dificultades sociales y eclesiales que hoy encontramos para mantener viva la esperanza quedan chicas ante un hecho tan duro e inevitable como es la muerte. En la pandemia la muerte sorda y muda se ha llevado a muchos y nos ha metido el miedo en el cuerpo.

El desinfle y el desánimo tienen su justificación incluso, y tal vez de modo especial, para los mismos cristianos. En este panorama de oscuridad, cuando vamos   iniciar el tiempo litúrgico de Adviento, dejemos caer el interrogante: ¿Qué razones tenemos los cristianos para mirar confiadamente al porvenir y comprometernos en la construcción de un mundo mejor para todos?

Jesús de Nazaret constató el fracaso de su misión. Incomprendido y amenazado de muerte por los representantes oficiales de la religión, vivió la intimidad con el “Abba”, presencia inagotable de amor que se da: “no estoy solo porque el Padre está conmigo” (Jn 16,32). En esa confianza ya mirando a su muerte próxima, da gracias al Padre “porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a los pequeños” (Mt 11,25) Pero ¿cómo da gracias viendo que esos “sabios y prudentes” en breve le condenarán a muerte? Sencillamente porque experimenta esa   presencia de Dios amor y su porvenir, ocurra lo que ocurra, ya está habitado por esa presencia.

Cuando parece que no hay razones para esperar, debemos avivar la esperanza teologal. La presencia de Dios amor en quien existimos y nos movemos inspira en nosotros confianza y coraje de futuro sin ceder a las dificultades. Esa Presencia de amor es constitutivo de toda persona humana y responde al germen o anhelo de plenitud que puja en nuestra intimidad. San Agustín vislumbró que la huella de Dios está impresa en el corazón humano .Tomás de Aquino se refiere al deseo natural de ver a Dios. Y Juan de la Cruz habla de “los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados”. A esa presencia responden hoy la insatisfacción y búsqueda de otro porvenir mejor, los gestos de gratuidad no solo en la pandemia sino también en el voluntariado, en economías solidarias, y en otros muchos y justos reclamos de liberación. Los cristianos podemos discernir en estos signos reflejos de la presencia encarnada de Dios amor y fundamento de nuestra esperanza.

2. Avivar la fraternidad

Gracias en buena parte a nuestro desarrollo técnico, estamos viendo que todos estamos interrelacionados. El mundo es una aldea global donde hay entre todos unos lazos que nos hace inseparables. La misma pandemia es sugiriendo que todos integramos un sola familia.

Pero la globalización está procediendo con la exclusión creciente de los pobres e indefensos. Una lógica inspirada en la fiebre posesiva que busca la máxima ganancia individualista utilizando irreverentemente a las personas y al entorno creacional Una lógica de descarte que se ha impuesto en todos los ámbitos. Esa lógica que sin remedio a todos deshumaniza y hace imposible la esperanza en un porvenir mejor para todos. Consciente de la situación, con gran lucidez   Benedicto XVI en su encíclica “La caridad en la verdad” propuso la lógica del don que no anula sino que abre horizonte nuevo a la racionalidad del mercado. Los seres humanos hemos nacido para el don y esta vocación original exige una lógica del amor gratuito para la cohesión social. Dando un paso más el papa Francisco, en su reciente encíclica “Todos Hermanos” destaca el valor y la urgencia de la fraternidad.

Sin la fraternidad, no tienen salida los otros dos reclamos de la Ilustración: libertad e igualdad. Para salvaguardar la convivencia los ilustrados inventaron el eslogan; “mi libertad termina donde comienza la libertad del otro”. Pero según este principio, el otro sigue siendo un obstáculo para mi libertad y, lógicamente, si puedo lo elimino; es el criterio que se ha impuesto en el mercado; la competencia saludable ha degenerado en rivalidad a muerte. Solo cuando mire al otro como hermano, con su propia dignidad, entenderé que el ejercicio de mi libertad debe hacer posible la libertad del otro.

Y lo mismo para el reclamo de igualdad. Solo mirando a los demás   como hermanos, entenderemos que nuestras propiedades deben estar reguladas por el bien común, y que no compartir con los pobres los propios bienes es quitarles la vida. Desde la fraternidad tejida por el amor se abre una lógica de gratuidad y compasión solidaria. La fe o experiencia cristiana en Dios como presencia de amor garantiza la dignidad de cada uno, a todos nos hace hermanos invitados a la misma mesa, y abre camino para eliminar las diferencias abismales entre los pocos privilegiados y la multitud de excluidos

3. Qué debemos hacer

Considerándonos hermanos de todos, tenemos que ser responsables haciendo lo posible para que el virus no se propague y pueda ser sofocado. Pero la fraternidad debe ser vacuna contra el terrible virus de la injusticia social, de la desigualdad de oportunidades y de la exclusión, que tantas muertes causa en el mundo y dentro de nuestra sociedad hoy a los más débiles amenaza.

En la encíclica “Todos hermanos” el papa Francisco advierte: “No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil”. En lo que esté a nuestro alcance debemos compartir nuestros recursos con los pobres y hacer lo posible para que las políticas económicas tengan como objetivo el bien común o una vida digna para todos. Y hay algo decisivo que podemos y debemos practicar cada uno: la compasión solidaria que respira la parábola del buen samaritano y el papa en la encíclica describe con detalle.

 “Esta parábola recoge un trasfondo de siglos. La misericordia del Señor alcanza a todos los vivientes. El amor que sabe de compasión y de dignidad. Al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o es de allá pues   el amor que rompe las cadenas que nos aíslan y separan.

Jesús cuenta que había un hombre herido, tirado en el camino, que había sido asaltado. Pasaron varios a su lado pero huyeron, no se detuvieron. Eran personas con funciones importantes en la sociedad, que no tenían en el corazón el amor por el bien común. No fueron capaces de perder unos minutos para atender al herido o al menos para buscar ayuda. Uno se detuvo, le regaló cercanía, lo curó con sus propias manos, puso también dinero de su bolsillo y se ocupó de él. Sobre todo, le dio algo que en este mundo ansioso regateamos tanto: le dio su tiempo.

¿Con quién te identificas? Esta pregunta es cruda, directa y determinante. ¿A cuál de ellos te pareces?

Esta parábola es un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que nos duele. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano”

La práctica de fraternidad es el camino hacia un porvenir de más humanidad.

 

“FRATELLI TUTTI”: ¿SUEÑOS PAPALES O DESVIACIÓN VATICANA?


col delio

[Ilia Delio, miembro de las Hermanas Franciscanas de Washington, DC,  es catedrática de Teología en la Universidad de Villanova. Es autora de 22 libros, incluido Making All Things New: Catholicity, Cosmology and Consciousness (Orbis Books 2015), y editora general de la serie Catholicity in an Evolving Universe.]

National Catholic Reporter Publishing Company | 115 E. Armour Blvd., Kansas City, MO 64111 | 1-800-444-

Artículo original en Inglés publicado en National Catholic Reporter, traducido por Magdalena y Carmen de Espiritualidad Integradora Cristiana

El 3 de octubre, fiesta del transitus de San Francisco de Asís, el Papa Francisco firmó su nueva encíclica, Fratelli Tutti, sobre el orden social y la hermandad universal. Como en su encíclica anterior " Laudato Si ' , sobre el cuidado de nuestra casa común ", el Papa llama la atención sobre los problemas del mundo, la disparidad radical entre ricos y pobres, la cultura de consumo inflada que está afectando el calentamiento global y el individualismo desenfrenado, asociado con el exceso de riqueza. La encíclica tiene como objetivo promover un movimiento universal hacia la fraternidad y la amistad social basada en el amor compasivo, siguiendo la parábola del buen samaritano (Lucas 10: 29-37).

¿Quién podría argumentar contra los valientes esfuerzos de un líder mundial que intenta restaurar el sentido de bondad moral y justicia en el mundo? De hecho, mi propósito no es desmentir al Papa, cuyo corazón parece estar en el lugar correcto; sino llamar la atención sobre el problema más profundo que subyace a los problemas del mundo, a saber, la evaporación de la religión.

En este sentido, la encíclica del Papa es alarmante. Jesús de Nazaret amonestó a sus discípulos a no sacar la astilla del ojo de su hermano sin antes quitar la viga de su propio ojo (Mateo 7: 3-5). Esta advertencia se refleja a la luz del consejo del Papa al mundo.

Santa Clara de Asís, quien fue la compañera espiritual de Francisco de Asís y conocida como la piedra más fuerte de todo el movimiento franciscano, escribió a sus hermanas: "Debemos ser espejos y ejemplos unos para otros para que podamos ser espejos y ejemplos para el mundo."

Si predicamos los ideales evangélicos de Jesús, primero debemos estar dispuestos a ponerlos en práctica. Después de todo, si queremos que el mundo supere su adicción al poder, al dinero y al progreso, entonces debemos estar dispuestos a desvincularnos nosotros de estas cosas, porque ¿dónde sino encontrará el mundo su imagen?

Francisco de Asís era consciente de que para vivir una vida llena de Dios tendría que someterse a una conversión de corazón. Todas las grandes religiones del mundo promueven algún tipo de autodisciplina para reflejar la divinidad. Cada religión, a su manera, se da cuenta de que no cambiamos el mundo, nos cambiamos a nosotros mismos y la forma en que vemos el mundo. Una vida cambiada cambia el mundo. Ésta es la esencia de Francisco de Asís.

El Papa aboga por grandes ideas que no llegan a imponer políticas públicas: justicia, comunidad, compasión y, lo mejor de todo, sororidad y fraternidad. La ironía de su mensaje es que la Iglesia Católica Romana es la institución más homofóbica del mundo de hoy. Con un llamado a la solidaridad humana y a la fraternidad, el Papa busca establecer la equidad en el mundo, describiendo una visión de hermandad universal donde "todas las personas son mis hermanos y hermanas, y... el mundo realmente pertenece a todos".

Sin una revisión teológica significativa y sin desmantelar el patriarcado de la iglesia institucional, el Papa está hablando con algunos amigos cercanos mientras el resto del mundo hace fila para el iPhone más nuevo.

¿Cómo le damos sentido a esto en una iglesia que no considera a las mujeres como iguales? ¿Una iglesia que no permitirá la ordenación de mujeres o incluso la capacidad de las mujeres para predicar? ¿Una iglesia que insiste en mandar sobre los derechos del cuerpo de la mujer? ¿Una iglesia que excluye a las personas LGBTQ de la plena aceptación y no permite que las personas divorciadas y vueltas a casar participen en la liturgia?

¿Cómo le dice el Papa al mundo lo que debe hacer cuando encabeza una institución basada en el patriarcado, la jerarquía y las diferencias ontológicas?

Algunos de los mejores estudios críticos sobre el racismo hoy apuntan a la Iglesia Católica como la fuente misma del problema del racismo, los primeros cristianos distinguiéndose de los judíos como los puros y los salvados. ¿Cómo busca el Papa establecer un mundo de equidad cuando la doctrina teológica está arraigada en una metafísica de la sustancia, donde la masculinidad es ontológicamente superior a la feminidad y ser blanco es salvífico?

Según un artículo reciente de Forbes, el Vaticano no es un modelo de fraternidad; más bien, está atrapado en luchas de poder, incluidas diferencias ideológicas, abuso financiero y una crisis de pedofilia clerical no resuelta que ha redefinido la justicia como una reprimenda o pérdida del trabajo sin enjuiciamiento penal.

El Vaticano está impregnado de secretismo y clericalismo y parece que no hay esfuerzos reales para limpiar las telarañas que asfixian a la institución. Si bien Francisco lamenta los problemas del mundo, no reconoce que, en muchas áreas, incluida la atención médica y la educación, la vida global ha mejorado. La tasa general de pobreza ha disminuido en los últimos 10 años y, aunque queda un largo camino por recorrer para equilibrar un nivel standard global de vida, los esfuerzos para lograrlo no están del todo ausentes.

El hecho es que la tecnología ha acelerado la tasa de evolución en los últimos 30 años, y los países donde la tecnología ha crecido significativamente también han visto una reducción de la pobreza y mejoras en la educación y la atención médica. China es un ejemplo de ello; también lo es la India.

El hecho de que la tecnología informática haya cambiado el panorama mundial tan rápidamente merece consideración. Margaret Wertheim señala que el ciberespacio comenzó a llenar un vacío a mediados del siglo XX. Comenzamos a estudiar la materia, a aprender sobre física cuántica e inventamos formas de extender la inteligencia humana.

Es interesante notar que el Vaticano II y el nacimiento del mundo cibernético son eventos contemporáneos; sin embargo, el Vaticano II nunca se implementó lo suficiente como para lograr un cambio real en la iglesia. Los cibernéticos, por otro lado, engendraron una nueva filosofía de transhumanismo y una nueva cultura de trascendencia humana. A todos los efectos prácticos, la tecnología suplantó a la religión en el siglo XX.

Estamos en una marcación rápida tecnológica pero no sabemos hacia dónde vamos, si vamos juntos o si debemos avanzar en absoluto. El ritmo de la evolución tecnológica está superando la capacidad de reflexión humana y de elecciones críticas, y la velocidad del progreso es impresionante. El Papa quiere la fraternidad universal, pero la comunidad humana quiere una nueva vida.

La novedad y la creatividad marcan la trascendencia humana. Siguiendo la tesis del fallecido historiador canadiense David Noble, la creatividad es la marca de la divinización. Llegar a ser como Dios es trascendernos a nosotros mismos, inventar, crear, ir más allá de lo que somos para convertirnos en lo que no somos. Esto es tan cierto en América del Norte como en Cochabamba o en Sudán.

Desafortunadamente, Occidente ha estampado su huella gigante sobre la faz del globo y quiere que el mundo siga su máxima: Dios está en la máquina y ya no en las iglesias. El resto del mundo lo sigue porque el Dios de la religión institucional es demasiado blanco, masculino, viejo y prácticamente muerto.

La tecnología impulsa los mercados hoy en día y frenar la economía neoliberal es replantear la tecnología a lo largo de líneas religiosas y éticas. Hacerlo requiere mucho más que proponer una ética del bien común o reorganizar las ideas de Tomás de Aquino para satisfacer las necesidades del mundo.

Necesitamos una metafísica que involucre adecuadamente a un mundo de proceso y cambio. Necesitamos una teología que se sienta cómoda en la evolución, como preguntó Teilhard de Chardin: "¿Quién dará a la evolución su propio Dios?"

Sin una revisión teológica significativa y sin desmantelar el patriarcado de la iglesia institucional, el Papa está hablando con algunos amigos cercanos mientras el resto del mundo hace fila para el iPhone más nuevo. La pandemia es un espejo de la disfunción global, como reconoce el Papa, pero también muestra un mundo privado de un Dios creíble y una fe vitalizadora, tan innovadora y creativa como la última tecnología.

Sospecho que Francisco le está hablando al mundo porque nadie lo escucha en casa, o tal vez porque tiene miedo de hablar con sus propios hermanos, miedo de desmantelar el culto a un sacerdocio patriarcal y abrir las puertas de la iglesia a una comunidad real, en la que las mujeres gocen de plenos derechos y libertad.

El mundo pide algún tipo de dirección, un Dios creíble, una vitalidad de fe que no frene el crecimiento y el progreso. El mundo cambiará cuando cambien las personas humanas, cuando el ser humano sea empoderado por la chispa del amor interior, cuando la religión no sea asfixiante sino fuente de novedad y creatividad. Necesitamos una nueva religión de la Tierra, escribió Teilhard de Chardin, una religión de evolución, un Dios que se sienta en casa con lo incompleto, el caos y la complejidad. Estoy esperando que el Papa aborde esta preocupación.