FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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jueves, 5 de julio de 2018

Profeta en su tierra - 14º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo B.

MISA CON NIÑOS Domingo 14º del T.O.B 8 de julio de 2018


Subrayados de la Palabra 
• 1ª lectura (Ez 2,2-5): «En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: "Hijo de Adán, yo te envió a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envió para que les digas: ‘Esto dice el Señor’. Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos"». IR A LA PÁGINA

Julio, mes para las presentaciones de los nuevos directores

- Por: Marian Serrano


El 4 de julio daban comienzo las celebraciones en las que se irán presentando a los nuevos directores, en esta ocasión en Salesianos Estrecho y Fuenlabrada.

 
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Fco. Javier Zapata en Estrecho y Jesús Javier Llorente en Fuenlabrada han sido los primeros directores en celebrar su incorporación como directores a Salesianos Estrecho y Fuenlabrada, respectivamente.

En la eucaristía celebrada en Estrecho a las 13:00 h. se hizo presente el vicario episcopal, Ángel Camino que acercó a esa Comunidad y a todos los salesianos el saludo del cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid: “Saluda con inmensa gratitud a los salesianos, con los que me siento tan unido, a Juan Carlos y a toda la comunidad, que sigan siendo esos Don Bosco que mueven el corazón y la vida de los jóvenes con propuestas que alcanzan su corazón”. Además, el vicario episcopal agradecía todo el trabajo que la congregación realiza en Madrid “que es mucho y referente”.  El cardenal hacía llegar un abrazo a todos los presentes en la celebración y la bendición.

Ya por la tarde, Jota Llorente asumía su responsabilidad como nuevo director en Fuenlabrada. Él mismo, al final de día comentaba en sus redes sociales: “Hoy comienza una nueva etapa en mi vida. Director de la casa de Fuenlabrada, rezad un poquito por mi y por toda la buena gente de aquí”.

En ambas eucaristías, Juan Carlos Pérez Godoy agradecía el servicio de los directores salientes Mariano Sáez De Castro en Estrecho y Esteban Tapia en Fuenlabrada.

Desde el 4 de julio y hasta el día 28 se sucederán las presentaciones: el día 5 en Salamanca María Auxiliadora, el 15 en Ourense, el 19 en Parla, el 26 en Valladolid, el 27 en Logroño-Los Boscos y Azkoitia y el 28 en Soto del Real.

CREO


col salome 2
Aunque mi fe sea pequeña, creo y quiero creer, quiero crecer ancho y profundo, elegir el Amor como camino y futuro. La presentación es de lenin Cárdenas.

No quiero creer ni creo
en el valor del dinero
que compra paz y conciencias
a costa de hambres y miedos
No creo en señores regios
sin corazón ni ternura
que reparten privilegios
haciendo buena la usura
Ni creo en falsos profetas
que apoyan grandes posturas
y denuncian injusticias
mientras crecen sus fortunas
CREO EN UN DIOS QUE SE ENREDA
QUE SE MANCHA Y SE DESVELA
QUE CELEBRA CON NOSOTROS
QUE SUFRE CON NUESTRAS PENAS
EN UN DIOS QUE DE AMOR LLENA
CADA ESPACIO, CADA ESPERA
CADA RINCÓN DE ESTA VIDA
Y NO SE VALORA EN MONEDAS
Creo en la dignidad de todos
aún empeñados en esconderla,
unos para someterla,
los otros... para no perderla...
Creo en la bondad por bandera
la que se da, sin reservas
en la amistad que, sincera,
hace vivir hacia afuera.
Creo en la verdad primera
que cada uno busca y espera
en la paz con uno mismo
que reconforta y serena
CREO EN UN DIOS QUE SE ENREDA
QUE SE MANCHA Y SE DESVELA
QUE CELEBRA CON NOSOTROS
QUE SUFRE CON NUESTRAS PENAS
EN UN DIOS QUE DE AMOR LLENA
CADA ESPACIO, CADA ESPERA
CADA RINCÓN DE ESTA VIDA
Y NO SE VALORA EN MONEDAS
Creo.... aunque mi fe sea pequeña
y quiero creer, porque la vida se llena
quiero crecer ancho y profundo
elegir el Amor como camino y futuro

Salomé Arricibita


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: Creo.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

CREO POR SALOMÉ ARRICIBITA

SEGUIDORES DEL NUEVO CAMINO


col mesa

“Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de cristianos” (He 11,26). Así, de una forma tan concisa, relata el libro de los Hechos dónde comenzó el apodo de los seguidores de Jesucristo.
Pero antes de que este término se enseñoreara, perdurando a través de los siglos hasta nuestros días, a los seguidores de Jesús se les denominaba de otra forma. Cuenta también el libro de los Hechos de los Apóstoles, que Saulo de Tarso iba hacia Damasco para capturar y llevar detenidos a Jerusalén a «los seguidores del nuevo camino, hombres y mujeres» (He 9,2). Este término, los seguidores del nuevo camino, aparece reiteradamente en otras citas (He 16,17; 18,25-26; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).
Yo creo que podríamos volver a reapropiarnos de esta expresión, que se dio en los primeros años del cristianismo, ya que no ofrece definiciones inflexibles que no hacen más que dividir, sino más bien una invitación a seguir recorriendo el camino cotidiano de la existencia de una manera muy sencilla y, esto, es algo fundamental para el encuentro profundo con el otro, con las alegrías y los sufrimientos de los demás, con la novedad y la sorpresa del sendero de la vida, con la incertidumbre y el reto de seguir confiando en la buena noticia de Jesús, que se mantuvo siempre, constantemente en camino por los senderos de Palestina, para alzar de las cunetas a los heridos, oprimidos y excluidos del sistema.
Como cuando el mismo Jesús salió al encuentro de los discípulos en el camino hacia Emaús, para volver a infundirles ánimo y esperanza, para que reemprendieran la vuelta a la senda de la reilusión y la libertad personal y comunitaria.
Por los diversos caminos de la historia pierden su valor las verdades inamovibles, dogmáticas, eternas, porque lo importante en la vida es discernir en cada cruce del recorrido, qué nos dice hoy la Divinidad, su Presencia y su Voz manifestada en los rostros y las existencias de los hombres y mujeres de nuestro mundo y esta hora, en especial de los más despreciados y olvidados.
Porque la fe (que es algo consustancial a toda la humanidad ‒junto a la espiritualidad‒, aún expresada mediante distintas religiosidades, creencias y convicciones diferentes), en el Misterio y en el ser humano, tiene que cambiar, adaptarse, renovarse constantemente, porque si no se quedará como algo perdido en el pasado, en el olvido, sepultado.
La fe y la esperanza empapada de vida tiene que vivirse como un permanente éxodo, como pascua –el paso hacia otra realidad‒, seguimiento de alguien que nos convoca al amor, a la donación gratuita, al agradecimiento permanente, a la libertad. A la pasión por la vida.
Para ello hay que salir también de los templos que pretenden encerrar y aprisionar al Espíritu, para dirigirse a los caminos del mundo, para adorar al Corazón y el Manantial de la Vida, “en espíritu y verdad”, en la carne concreta de la Humanidad y de la Madre Tierra, del Universo en el que vivimos, respiramos, luchamos y trabajamos cada día.
Jesús le dijo a su amada María de Magdala, cuando ella le abrazaba fuerte, deseando que no desapareciera de nuevo: “Déjame María, no me retengas, porque tengo que seguir caminando, sanando, ofreciendo justicia, paz e ilusión. Nada nos separará ya más. Dile a mis amigas y amigos que no dejen nunca de caminar, ofreciendo la buena noticia de la liberación para la construcción de un mundo más justo, libre, reconciliado y fraterno. Nos veremos y sentiremos siempre, en cada recodo de los caminos de la vida, en el encuentro con los más empobrecidos y marginados y al compartir el pan, el gozo y las lágrimas, la fiesta y el abrazo”.

TOCAN A FUEGO


col gerardo

En los pueblos suele ser muy corriente que cuando hay un fuego de noche, se toquen las campanas a vuelta. Y todos los vecinos acudimos rápidamente.
Estoy pensado en tocarlas. Celebramos el domingo la fiesta de San Juan Bautista. Yo diría que es un buen campanero. Él denunciaba una sociedad a un rey que quería apoderarse del reino de los Asmoneos a través de la esposa robada a su hermano. Denunciaba la hipocresía y anunciaba la alternativa uno a quien él “no era digno de desatar las correas de las sandalias” porque ese Jesús estaba bien casado y comprometido con la humanidad.
Siento -no sé si por ser verano- que la sociedad está muy tranquila, pacífica, consumista, adormecida, de verano. Y necesitamos que alguien interrumpa nuestro sueño -nuestra siesta- y nos despierte. Porque hay muchísimas personas sufriendo: inmigrantes, refugiados, sin techo, hambrientos, sin sanidad en el mundo, sin vida.
Necesitamos profetas, personas que denuncien estas situaciones, que clamen por la justicia y desde los débiles por un mundo digno. Lo pasamos tan bien de veraneo, que pensamos que todos los viven así.
Juan es un hombre recio con un mensaje fuerte de cambio social.
Pero hay un detalle importante. Juan vivía en la austeridad, sin ropa, sin apenas comida. Y hasta dio la vida por lo que creía y denunciaba.
Hoy podemos denunciarlo en los medios de comunicación, en los parlamentos, en las manifestaciones...
Pero ojo, necesitamos profetas cuya vida sea coherente con lo que intentan conseguir. Que no vayan buscando el dominar, el enriquecerse, porque para eso ya tenemos a los Herodes del momento.
El gran profeta Jesús anunció el amor a todas las personas y eso fue más revolucionario. También acabó en la cruz. Seguimos oyendo las denuncias y los anuncios de uno y otro.
No sé si necesitamos que griten más o quizás va a ser mejor que veamos la realidad de la vida de las personas empobrecidas. Porque una vista así, serena, profunda, nos va a interrogar y a mover. Buena oportunidad para el verano.
Pero que no dejen de sonar las campanas para levantarnos porque hay fuego.

¿CÓMO SER IGLESIA EN LA POST-CRISTIANDAD?


col velasquez

Es una pregunta que no puede ser rehuida, más allá de las resistencias para aceptar el término de ese extenso ciclo histórico de la cristiandad. Sí, porque antes que los escándalos de la pederastia y su encubrimiento hiciera estragos, hay abundante evidencia que las sociedades han tomado un rumbo ajeno al anhelo eclesial. Y sí, porque la indiferencia religiosa, la increencia y el abandono de la fe de los padres es un hecho irrefutable y un signo de los tiempos.
Si bien se trata de un fenómeno universal, en una Iglesia en crisis como la de Chile, las decisiones y acciones que se emprendan desde Roma, así como su evolución, pueden dar luces para encontrar caminos de salida. En tal sentido, todo indica que la Iglesia chilena, con su particular debacle institucional y por su pequeño tamaño en el contexto universal, resulta propicia para probar decisiones ad experimentum.
Las búsquedas son confusas, mientras la feligresía experimenta esa suerte de enajenación bipolar, que trata de encontrar arraigos para una fe quebrantada. Sí, porque, en pleno caos eclesial, los fieles aun buscan referentes humanos inexistentes. En efecto, en un momento esa esperanza se depositó en los emisarios del Papa, pero con el pasar de los días aquello se ha esfumado. Y ahora, porfiadamente, vuelve a ponerse la esperanza del futuro de la Iglesia en los obispos.
La cristiandad acondicionó a la feligresía a esa dependencia humana, en circunstancias que el verdadero Salvador resulta esquivo para quienes necesitan experimentar la fe desde lo concreto, donde lo único sensible son la perplejidad y el hastío.
En ese mundo de lo concreto, las antípodas de la realidad jerárquica aparecen graficadas por Iglesia chilena y la Iglesia de Roma. Mientras una ha sido convertida en el chivo expiatorio de la maldad eclesial universal, la otra aparece ocupada de los grandes problemas de la humanidad. Mientras una encarna el anti testimonio cristiano, la otra la coherencia evangélica. Así, pareciera haber dos Iglesia, una desvirtuada y otra servidora. Sin embargo, ambas son parte de una misma realidad, la cristiandad.
Atisbando respuestas
Las respuestas espontáneas intentan hacer un control de daños para emprender la reconstrucción ficticia de un anhelo superado e imposible de revertir. Otros, aprovechando los espacios que deja una jerarquía cuestionada, tratan de llenarlos con propuestas que permitan ganar posiciones. Al final, pareciera que no se dimensiona la gravedad de los efectos estructurales de la debacle pastoral, porque aún persiste esa reminiscencia de la cristiandad, donde algunos intentan reafirmar el poder jerárquico, y otros compensarlo con alguna cuota de poder laical.
Entonces sigue sin respuesta esa pregunta fundamental: ¿cómo ser Iglesia en la post-cristiandad?
Para intentar una respuesta seria habría que comenzar por abandonar esa introspección eclesial que conduce a diagnósticos y miradas autorreferentes de la realidad. En las actuales circunstancias habría que ser audaces y dejarse auscultar por los pulsos de la sociedad, particularmente por la mirada de quienes no comparten la propia fe, más específicamente por el juicio crítico de quienes no son cristianos, que en última instancia son los destinatarios de la misión esencial de la Iglesia.
Esto tiene particular importancia en la crisis de la Iglesia chilena, donde los escándalos conocidos han derribado todo tipo de expectativas sociales respecto de la jerarquía, ello porque ésta se ha vuelto irrelevante en el amplio espectro de los problemas de interés social. En esto, hay que reconocer que el interés local de los escándalos eclesiales tiene más importancia mediática que una auténtica preocupación por el bien común comprometido en tal crisis.
En el presente, el juicio social aparece graficado abundantemente en los medios de comunicación social, que se expresan en todas las formas existentes y en todos los idiomas, con realismo y también con aversión. Ahí están la prensa, la televisión, la radio, las redes sociales y los más variados foros de análisis de la realidad. Ahí, la conclusión es lapidaria e incuestionable: la cristiandad ha defraudado todas las expectativas de servir al bien común de los pueblos.
Sin embargo, en la historia, la mejor crónica de la influencia de los cristianos en la sociedad la ofrece la carta de un pagano escrita a un amigo suyo, llamado Diogneto. Con una data histórica, muy probablemente del segundo siglo de la era cristiana, reproduce la admiración del mundo pagano por la coherencia que los cristianos expresan en su modo de vida. Como crónica, la Carta a Diogneto tiene un valor histórico, en cuanto resume cómo la fe de los cristianos es percibida en la cultura, y cómo ello afecta la conciencia pagana.
Dicha carta hace un extenso y pormenorizado relato de las conductas privadas y públicas de los cristianos, destacando su coherencia y contrastándolas con la cultura imperante. Destaca que los cristianos no imponen sus costumbres, sino que al practicar sus convicciones provocan el cuestionamiento de la conciencia ajena y de las tradiciones paganas. Y con solemne admiración describe cómo los seguidores de Jesucristo respetan la ley vigente para todos, pese a tener una ley interior no escrita, que los mueve hasta el límite del martirio cuando son puestos ante el dilema de claudicar a sus principios.
Como dice esa maravillosa carta: “Para decirlo con brevedad, lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo.” (Carta a Diogneto, de autor anónimo).
Aquella misiva es una verdadera apología del auténtico cristianismo, y por contraste se convierte en una prueba contundente del fracaso de la cristiandad. Surge así la evidencia de la fecundidad apostólica que produce la radicalidad evangélica, sentando el precedente histórico que los tres primeros siglos del cristianismo dieron frutos más visibles y abundantes en la historia de la humanidad, que los últimos diecisiete siglos de cristiandad.
Junto a la coherencia y sencillez de los primeros cristianos, revelada en la Carta a Diogneto, aparece implícito un elemento clave que hoy, más que nunca, es necesario explicitar. Sólo así podrá será posible reencontrar el camino que ponga a la Iglesia en la senda del Evangelio, para servir a la cultura y a la sociedad.
Dualismo entre lo imperial y lo servicial
La cristiandad, fiel heredera de su alcurnia imperial, desplegó sus mejores esfuerzos y fatigas tras el objetivo de imperializar la fe cristiana en el extenso concierto universal. Se expresa así la catolicidad, en cuanto ha perseguido el objetivo de cristianizar a todos los pueblos, universalizando el cristianismo. Así, la Iglesia de la cristiandad se orientó tras la lógica de los grandes números, con lo que el éxito pastoral se mide con el criterio proselitista de la cantidad.
Con esa lógica, la cristiandad actualmente parece exitosa, al cobijar la pretenciosa cantidad de mil trescientos millones de católicos en el mundo, que representan el 18% de la población mundial.
Sin embargo, la realidad cualitativa demuestra que la incoherencia es la característica de esa cristiandad, que por defecto perdió un rasgo esencial de la virtud cristiana original, su fecundidad. De esta manera, los éxitos cuantitativos quedan frustrados por los resultados empíricos, que dejan al descubierto una flagrante esterilidad apostólica.
El germen de corrupción de la Iglesia de la cristiandad está precisamente en esa lógica de los grandes números, porque para conseguir tales resultados, la Iglesia institución ha debido fortalecer su estructura de poder, quedando expuesta a graves contradicciones evangélicas, donde la credibilidad resulta seriamente comprometida.
Cuando la Iglesia se imperializó, la cristiandad asumió una opción fundamental que terminó siendo nefasta. Optó porque ser cristiano fuera una opción de mayorías; en circunstancias que desde sus orígenes, ser cristiano ha sido siempre una opción de minorías. En esto, no deja de ser interesante el aporte de la Iglesia latinoamericana, que en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Puebla le dio a esa opción preferencial un contenido específico, como fue el de ese foco estratégico de los pobres y sufrientes.
Ahí está el núcleo de la contradicción fundamental de la cristiandad, porque la lógica de las numerosas feligresías no es ni puede ser un objetivo del ámbito religioso, ésa es tarea esencial, propia y necesaria del quehacer político, completamente ajeno a la religión. Ese es el gran pecado de la cristiandad.
No hay que olvidar que en los orígenes del cristianismo, Dios puso su mirada en ese “resto de Israel”, representado por los “anawim”, los pobres de Yahveh, cuya única riqueza era que tenían a Dios en su corazón. Hay ahí una clave escatológica en la decisión divina de elegir a María como la madre virginal del Hijo de Dios. Una mujer vaciada de sí, pero llena de Dios, proveniente de esa condición de los pobres de Yahveh, fue el instrumento escogido para realizar su plan de salvación universal.
Es en esa realidad, presente en muchos ámbitos silenciosos de la Iglesia actual, donde la fecundidad apostólica es elocuente, donde existe esa esperanza que no defrauda y donde las Bienaventuranzas son una realidad cotidiana entre quienes todo lo esperan de Dios.
Es ahí donde esos sencillos signos evangélicos de la sal, de la levadura y de la luz, adquieren consistencia apostólica, porque actuando en lo poco consiguen dar sabor, esponjar la cultura e iluminar las más oscuras realidades ensombrecidas por el pecado. Es ahí donde los cristianos actúan, no por saturación, sino osmóticamente por su poquedad, consiguiendo alentar la esperanza de otros que no necesariamente comparte la misma fe.
Sólo así, los caprichos cederán a los fundamentos, la vanidad a la esencia, lo superficial a lo intrínseco, lo exterior al fuero interno, los privilegios a los peligros, la comodidad a la audacia, la pasividad a la acción, la imposición al servicio, el dogma a la convicción, la rutina a la celebración, los cálculos a la parresía, la certeza a los riesgos, los fieles a los necesitados, la jerarquía al pueblo, la desconfianza al amor, la obligación a la misericordia, el secretismo a la justicia, la oscuridad a la verdad, la conquista a la paz y el dinero a Dios.
Asumiendo esta dinámica como un imperativo moral propio del ser cristiano, recién ahí tendrá sentido lucubrar en “dilemas pastorales en tiempo de crisis eclesial”.

LA LEY DEL CELIBATO NO TIENE FUNDAMENTO BÍBLICO


col castillo
El Concilio Vaticano Primero, en la Constitución dogmática "Dei Filius" (año 1870), cap. 3º, definió que "deben creerse con fe divina y católica todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional ("in verbo Dei scripto vel tradito continentur"), y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas" (Denzinger - Hünermann, nº 3011).
Toda afirmación (o toda práctica) que no entre en el contenido de esta afirmación dogmática puede ser modificada por la autoridad suprema de la Iglesia. En cuanto a las verdades o actividades, que se justifican por el llamado "Magisterio Ordinario Universal" de la Iglesia, debe tenerse cuidado y no concederles un valor absoluto e intocable, ya que, como es bien sabido y por poner un ejemplo, durante siglos, se pensó que era verdad de fe que el sol daba vueltas en torno a la tierra, hasta el extremo de condenar a Galileo cuando afirmó lo contrario. Y hoy sabemos que quien tenía razón era Galileo.
Un problema importante, que la Iglesia tiene en la actualidad, en lo que se refiere a las "verdades de fe", está en que se puede (y a veces sucede que) hay hechos "históricos" o "sociológicos" a los que se les concede un "valor dogmático". Esto exactamente es lo que sucede cuando nos preguntamos si las mujeres o las personas casadas podrán ser sacerdotes.
En cuanto a las mujeres, en la Antigüedad, no tenían los mismos derechos que los hombres. Por eso no podían ser testigos oficiales de nada. Ni tomar decisiones sobre otros. Ni sobre ellas mismas (J. Jeremias, "Jerusalén en tiempos de Jesús", Madrid 1977, pg. 371-387). Es lógico que, en tales condiciones, no podían ejercer cargos de responsabilidad en instituciones públicas. Hoy la situación social y legal de la mujer es completamente distinta. Y, en todo caso, lo que no se puede hacer es convertir en revelación divina lo que no pasa de ser una situación social ya superada. La Iglesia no tendrá credibilidad mientras siga manteniendo la desigualdad de la mujer en dignidad y derechos respecto al hombre.
En cuanto a las personas casadas, el Evangelio no impone ningún mandato respecto al celibato. Por otra parte, el apóstol Pablo dice que es un derecho de los apóstoles vivir y viajar con una mujer cristiana, como lo hacían Pedro y los parientes del Señor (1 Cor 9, 5). La continencia de los sacerdotes empezó a imponerse a comienzos del s. IV, en el concilio de Elvira (Granada). Y la ley del celibato se impuso progresivamente en la Edad Media. Se fijó como ley a partir del concilio segundo de Letrán (en 1138).
La ley del celibato no tiene fundamento bíblico. Y se basa principalmente en las ideas, sobre el puritanismo, que provenían del estoicismo de los griegos del s. V (a. C) (E. R. Dodds).
¿Cómo justifica la Iglesia el empeño por no cambiar esta ley cuando cada día hay menos sacerdotes y, por tanto, más parroquias y comunidades que no pueden tener su vida cristiana organizada y gestionada como la misma Iglesia impone obligatoriamente? Es urgente que la Iglesia estudie este asunto a fondo y sin miedo. Para buscarle la solución a la que los fieles cristianos tienen derecho. De no hacerse así, resultará inevitable controlar un hecho que ya existe: los grupos de laicos que clandestinamente celebran la eucaristía sin sacerdote.
En este delicado asunto, es de suma importancia tener presente que la doctrina de la Ses. VII del Concilio de Trento, sobre los sacramentos, no contiene definiciones dogmáticas. Por las Actas del Concilio se sabe que los obispos y teólogos, que tomaron las decisiones sobre los sacramentos, no llegaron a ponerse de acuerdo en un punto capital: si condenaban como "herejías" o rechazaban como "errores", las doctrinas y prácticas que rechazaron en esta Sesión séptima (Denz.-Hün., 1600-1630). La Iglesia, por consiguiente, puede y debe sentirse libre, para tomar las decisiones, en temas de sacramentos y de liturgia, que la misma Iglesia vea como más urgentes y necesarias en este momento, para el mayor bien espiritual y cristiano de los fieles.

Miles de mujeres palestinas protestan en Gaza para pedir el fin del bloqueo y de la ocupación israelí


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Se manifiestan como parte de las movilizaciones de la Gran Marcha del Retorno que tienen lugar en el enclave desde el 30 de marzo
Miles de mujeres se manifestaron hoy en el este de Gaza, cerca de la frontera con Israel, como parte de las movilizaciones de la Gran Marcha del Retorno que tienen lugar en el enclave desde el 30 de marzo. Una gran columna de mujeres marchó hacia las inmediaciones de la zona fronteriza del enclave bajo bloqueo, mientras ondeaban banderas y coreaban eslóganes contra Israel y la ocupación. 
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Obispos de Estados Unidos visitan a migrantes en la frontera con México


Un grupo de obispos de Estados Unidos visita esta semana la frontera con México para encontrarse con los migrantes y conocer sus sufrimientos.
La delegación está encabezada por el Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (UCSSB) y Arzobispo de Galveston-Houston, Cardenal Daniel DiNardo. También la integran el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gomez; el Obispo de Brownsville, Mons. Daniel Flores; el Obispo Auxiliar de Rockville Centre; Mons. Robert John Brennan; y el Obispo Auxiliar de Brownsville, Mons. Mario Alberto Avilés.
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Trescientos teólogos acusan de racismo a Trump por su política migratoria “draconiana y cruel”


Cameron Doody

Trump
DENUNCIAN QUE “EXPLOTA Y VICTIMIZA” A LOS MIGRANTES EN LA FRONTERA CON MÉXICO
Animan a cristianos a manifestarse contra medidas que resultan “moral, ética y espiritualmente reprensibles”
Una política “inhumana” que resulta “moral, ética y espiritualmente reprensible”. Así han calificado más de trescientos teólogos y personalidades públicas la política de “tolerancia cero” de Donald Trump con los migrantes en la frontera con México.
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La inmigración nos interpela

Gabriel Mª Otalora
Creo que todos estamos un poco descolocados ante la realidad inmigratoria. Algunos la ven como un asedio, otros como algo inevitable fruto de una descolonización de mentirijillas, y los más solo desean mantenerse encerrados en su indiferencia cuando no el rechazo abierto. Pero el fenómeno ha llegado a un punto de no retorno que parece imposible obviarlo. Al hilo de lo que vamos viendo y leyendo, se me ocurren algunas reflexiones:
1. Demasiados cristianos se mantienen silentes ante este problema, incluida buena parte de los obispos y clérigos. Diríase que son los menos los que alzan la voz, proponen actitudes a favor de estos desheredados de la Tierra y aun menos los que dedican tiempo y esfuerzo por ayudarles. Es doloroso ver como los esfuerzos de liderazgo del Papa Francisco, a base de ejemplo y denuncia profética, no cale en demasiados católicos. Si los que nos decimos seguidores de Jesús tuviésemos un mensaje uniforme, las soluciones propuestas en la Eurocámara serían bien distintas.
2. En la Alemania del siglo XX, ganó las elecciones el Partido Nazi, de extrema derecha. Todo lo que sucedió fue lento, progresivo y tan inesperado como podría ser hoy en día. Sorprendentemente los nazis se encontraban, en no pocas ocasiones, con la entusiasta colaboración de la población local. Incluso se formaron movimientos fascistas que perseguían por su cuenta a los judíos. En otros muchos casos, se miraba para otro lado, como hoy se hace con los inmigrantes: es el fascismo al fondo de la indiferencia, modelo siglo XXI: Si no hay trabajo para nosotros, ¿cómo va a haber para ellos? Las clases medias de la Europa ve peligrar el Estado del Bienestar que tanto costó y tanta prosperidad dio, se ven cada vez más tentadas por el anti-pensamiento fascista: “Blindemos el Estado del Bienestar sólo para nosotros, que se vayan los extranjeros”. Los resultados electorales, por ejemplo, de Austria, Noruega, Holanda, Polonia, Italia, Hungría… muestran una clara tendencia hacia esta actitud propia del miedo y de la cobardía.
3. Afortunadamente, el ser humano es un ser por hacerse gracias a su libertad, no es un ser acabado, aunque lo creamos con frecuencia. Nos vamos haciendo lo que somos, o en lenguaje escatológico, tenemos la oportunidad en nuestras manos de ser la mejor posibilidad para lo que fuimos creados. Nunca es tarde, pues la consciencia nos permite superar las limitaciones y miserias para elevarnos hacia una realidad más justa, fraterna, evangélica.
4. El problema va a más, y reclama una reflexión en serio y preguntarnos cuál es, de verdad, nuestra actitud cristiana ante la masiva inmigración que no cesa, proveniente de muy variados puntos geográficos y situaciones: huida de la guerra, del hambre y la miseria, deseo de una vida mejor… Y qué vara de medir tenemos, qué sentimos respecto de las situaciones que padecen todas estas miles de personas en sus lugares de origen. No es posible ya escudarse en un problema político de la Unión Europea ni escondernos en el manido yo no puedo solucionar semejante embrollo.

En definitiva, creo que no es posible concluir diciendo que no tenemos nada que hacer, que además no podemos hacer nada y que bastante tenemos con nuestros problemas cotidianos. Si no queremos salir de nuestros centros, nunca entrará el Espíritu; la conclusión es que nos pareceremos cada vez más a aquella sociedad europea que ante el rampante nazismo, al terminar la Segunda Guerra Mundial propalaba a los cuatro vientos que no sabía nada de lo ocurrido. Estamos ante otro tipo de Holocausto con la seguridad de que la capacidad para justificarnos es ilimitada, y lo que es peor, siempre es bienvenida. Rezar, rezar para no caer en la tentación… 
Benjamín Forcano
Redes Cristianas
Benjamín Forcano1
Cuanto aquí pueda decir, se refiere a cualquier mediador, aunque en el caso presente se refiere a los obispos de Nicaragua y, en particular, a lo dicho por el obispo Silvio José Báez (Entrevistado por Silvia Sánchez Aguilar en ALFA y OMEGA, de ABC).
No suena tan remoto el tiempo en que el pueblo de Nicaragua hubo de afrontar la violencia del mayor imperio del mundo para lograr su soberanía nacional. Y el pueblo entero, dejando miles y miles de cadáveres en el camino, luchó hasta vencerlo contra la dinastía tiránica de Somoza (45 años) apoyada por EE.UU.y por la parte episcopal más significativa de Nicaragua.

El viejo Somoza García, fue nombrado por la jerarquía de la Iglesia, príncipe de la Iglesia y una hija suya fue coronada reina en la antigua catedral de Managua con cetro de oro y plata por el arzobispo Lezcano y Ortega.
¿Dónde estaba la Jerarquía eclesiástica cuando la represión de Somoza? ¿Por qué una vez aposentada la revolución, lanzó contra el gobierno sandinista reproches que eran revancha de la burguesía reaccionaria e imperialista de Reagan? “Quienes luchan contra el sandinismo son defensores de la humanidad y paladines de la libertad” (Reagan).
Varios obispos acusaban a la Iglesia popular de comunista y atea, justificaban la ayuda de EE UU a los contrarrevolucionarios y hasta un portavoz de la curia brindaba por la pronta llegada de los marines. Y apoyaban sin el menor escrúpulo a quienes habían masacrado al pueblo, perpetrando el asesinato no de 50 ni de 200, sino de más de 50.000 nicas.
Y, cuando el obispo Pedro Casaldáliga, poeta, místico y poeta del Mato Grosso (Brasil) decidió ir a Nicaragua para apoyar la revolución, los obispos no lo aceptaron ni le dieron acogida.

Nadie puede dejar de alabar y aplaudir la postura de los obispos actuales de Nicaragua cuando afirman que “ser mediadores en el diálogo no nos hace neutrales frente a la violencia”. Nadie, que se considere humano, puede mostrarse indiferente ante acciones que atentan arbitraria y despóticamente contra la vida humana.
Pero la no neutralidad ante la violencia no aclara sin más la dramática y angustiosa situación que se vive en Nicaragua. Es de primordial interés descubrir las causas de esa violencia y sus sujetos reales.
1. No es cierto, según dicen los obispos, que “La Iglesia católica en Nicaragua siempre ha estado cercana a la gente”.
2. Los obispos, sin ser neutrales ante la violencia, no pueden pronunciarse en favor de ninguna de las dos partes, pues tal cosa requiere un análisis sereno y veraz de las causas y causantes de dicha violencia y poder así estimular a superar las causas del enfrentamiento por ambas partes.
La indignación ante la injusticia, la opresión y el sufrimiento es lo primero e indispensable por parte de todos, también de los obispos.

Pero, si es verdad que nunca la violencia con sus terribles consecuencias es fortuita o casual, es imperativo moral, si se aspira a erradicarla, descubrir las causas que la producen y los sujetos que la apadrinan.
En este sentido, se consideran partidistas –impropias de mediadores- las palabras de Mon. Silvio José Baez cuando afirma que la situación de crueldad y represión que está sufriendo Nicaragua con sus reiteradas detenciones, torturas, persecuciones y muertes es efecto de la dictadura criminal del Gobierno de Daniel Ortega.

Repudiar la violencia no se hace ni se logra de verdad si no se suprimen las causas que la generan. El mismo obispo lo reconoce abiertamente:
“En Nicaragua la población no lucha por el poder sino por el modo de ejercer el poder. En el exterior no se entiende que es un Estado armado el que está reprimiendo a una población desarmada, pacífica, ética… A parte de eso, creo que hay intereses políticos muy grandes, intereses finacieros a nivel continental, que están obstaculizando un apoyo más decidido a la comunidad internacional, pero esto a los obispos se nos escapa, no lo comprendemos”.

Es fundamental señalar las causas de la violencia, si no se quiere alancear molinos de viento. A quien conozca y haya vivido la historia de la revolución sandinista, le resultarán estas palabras un tanto angelicales o abstractas, incapaces de dar con el fondo del conflicto y garantizar un diálogo que acabe con la violencia.
¿Esos intereses financieros y políticos a nivel continental sólo están obstaculizando la labor de la comunidad internacional o son precisamente los que muestran en su siniestra desnudez el repudio planificado sutilmente contra el presidente Daniel Ortega?

Averiguar esas posibles causas (Cfr. Por ejemplo, ¿Por qué los gringos decidieron montarle a Daniel Ortega el golpe de Estado, Artículo de Amaru Barahona) es paso previo, imprescindible,desde un análisis racional-científico, que queda asumido y potenciado desde el compomiso de una fe real y coherente.
Y, lógicamente, si los obispos, de mediadores o no, se proponen profundizar ese análisis doptando sus conclusiones, están en su derecho, dejan entonces de ser neutrales y proceden a aplicar el Evangelio desde un enfoque interdisciplinar con toda su fuerza liberadora, como lo han hecho tantos otros obispos: Helder Cámara, Oscar Romero, Leónidas Proaño, Pedro Casaldáliga…

Cualificados autores sin sospecha, alertan convencidos que en el origen, desarrollo y meta del conflicto actual nacaraguense está la mano implacable y omnipotente de quien más desprecio, daño, ruinas y muertes causó en Nicaragua.
Y no vale decir que, en la conyuntura actual, eso escapa a los obispos y no lo comprenden, en tanto que sí -inverificadamente y con dura parcialidad- se decantan contra el presidente Daniel Ortega.

Ya en ese planteamiento, al diálogo se le señala otro objetivo, deja de poner sobre la mesa las causas y sujetos reales de la violencia y se desentiende de determinar la tarea y responsabilidad incumbentes a los actores reales de la misma.
Y, atendiendo a la política históricamente implacable del Imperio yanki, revelada en el Destino Manifiesto, estos mismos autores temen que en Nicaragua se vuelva a reimplantar la dominación del imperio USA y la condición dependentista y sometida de la Nicaragua presandinista.

No, pues, absolutamente no, a las posibles injusticias, abusos,irregularidades y errores de la política “democrática” del Gobierno Daniel Ortega, pero con igual y más precavido énfasis, no a la política de USA, la que con mayor cinismo y desprecio, sembró de ruinas y muertes la insumisa Nicaragua sandinista.
Y quien no subraye, priorice y exhiba la negra política de este imperialismo yanki y no desconfie absolutamente de ella, ¿no ha comprendido todavía las “hazañas” de estos adalides de la libertad en toda Lationoamerica?


¿Y, en este momento, en un país cristiano como Nicaragua, no podrían hacerse realidad entre los contendientes aquellas palabras que Gunther Grass escribió sobre la revolución sandinista: “La revolución nicaragüense es la primera en la historia que ha aplicado políticamente el perdón del Evangelio”, si es que estamos hablando de diálogo, autocrítica, eliminación de las causas y fraternal reconciliación y paz entre los nicaragüenses?