FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 20 de abril de 2017

Encuesta reveladora

Gabriel Me. Otalora

Leo en Religión Digital los datos de una reciente encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre cómo se definen los ciudadanos en materia religiosa. Mientras que casi el 69,9% se dice católico, el 59,6% no pisa “casi nunca” la iglesia y si lo hace es en ceremonias sociales como bodas, comuniones, etc. de allegados. A la pregunta de con qué frecuencia asisten a oficios religiosos sin contar esas ceremonias por uso social, un 59,6% responde “casi nunca”; el 13,9% lo hace “varias veces al año”; el 10,1% “alguna vez al mes”; el 13,3% “casi todos los domingos y festivos” y el 2,4% “varias veces a la semana”. Solo el 3,1% se declara creyente de otra religión.
Lo curioso es que, el 75,3% cree en Dios frente al 24,7% que no (el 15,8% se define como agnóstico y el 8,9% como ateo). Es decir, que el sustrato social sigue siendo religioso pero la vivencia, no. Sería interesante que una encuesta de estas características siguiera ahondando en el tema y preguntase a los entrevistados sobre las causas de este divorcio entre la convicción y la práctica.
En mi opinión, veo dos causas principales en estos resultados: el materialismo consumista reinante que se manifiesta en una pavorosa indiferencia; y la imagen deteriorada de la Iglesia católica como institución. La primera nos envuelve a casi todos, y de qué manera. Este modelo neoliberal nos arrastra hacia la indiferencia solidaria dificultando la verdadera experiencia religiosa, la práctica de la oración en escucha y el compromiso con el hermano sufriente.
La segunda causa es un problema que el Papa Francisco no se cansa de repetir por activa y por pasiva alertando del daño que ocasionan las carrearas eclesiásticas, los dogmatismos curiales y la falta de ejemplo que facilita el escándalo. Los templos se vacían de fieles y generaciones casi completas ignoran la liturgia católica. Las vocaciones sacerdotales son exiguas, los laicos pintamos poco en general y las mujeres -religiosas y monjas incluidas- son el vagón de cola. Javier Elzo recuerda en su último libro que Francisco, hace dos años en Filadelfia, dijo que el futuro de la Iglesia pasaba por los laicos y las mujeres para concluir -el sociólogo vasco- que el poder sin autoridad es lo que está en juego en la Iglesia.
Diríase que la mayoría de obispos mantiene una fe replegada y defensiva sin asomo de autocrítica que esperan a un sucesor de Francisco más propicio a sus intereses. No es de extrañar que la sociedad les dé la espalda siendo el colectivo de cristianos peor valorados (muy deficiente, según las encuestas anuales de El País, mientras que Cáritas está en el grupo de cabeza de las instituciones mejor valoradas).
De nuevo el Papa Francisco da las claves para volver al evangelio como Buena Noticia para todos: “Que nadie intente separar estas tres gracias del Evangelio: su Verdad, su Misericordia y su Alegría. Nunca la verdad de la Buena Noticia podrá ser sólo una verdad abstracta, de esas que no terminan de encarnarse en la vida de las personas porque se sienten más cómodas en la letra impresa de los libros. Nunca la misericordia de la Buena Noticia podrá ser una falsa conmiseración, que deja al pecador en su miseria porque no le da la mano para ponerse en pie y no lo acompaña a dar un paso adelante en su compromiso como expresión de una alegría enteramente personal”.
Suficiente material revelador para reflexionar ante la Pascua de Resurrección ahora que el CIS nos cuenta que la mayoría no son agnósticos ni ateos (como algunos rojeras de medio pelo tratan de convencernos) sino desencantados de una oferta religiosa carente de las tres virtudes teologales tal y como el Maestro nos enseñó a vivirlas, es decir, con el ejemplo. En palabras del profeta Casaldáliga, es tarde pero es madrugada si insistimos un poco.

COMPARANDO EL GOBIERNO DE ESPAÑA CON EL DE PORTUGAL

Xavier Caño, ATTAC. Madrid

En Portugal, el gobierno de izquierdas, formado por el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Bloco d’Esquerdas, dice adiós a la austeridad. A diferencia de lo que le pasa al PSOE en el Reino de España, el partido socialista portugués no ha olvidado el significado de la palabra ‘socialista’. Y en julio de 2015, el Gobierno portugués de coalición que preside Antonio Costa, descartó nuevas medidas de austeridad en una carta a la Comisión Europea: “No tenemos propuestas ni medidas adicionales de austeridad para 2016 ni para 2017“, dejo claro el ministerio portugués de Finanzas.
Finalmente, en 2016, tras dos presupuestos generales de la coalición de izquierdas, Portugal ha vuelto a crecer y ha rebajado el déficit fiscal al 2,1%, cuatro décimas menos que lo exigido por el implacable Eurogrupo. Pero lo más importante es que los portugueses han recuperado salarios, pensiones y empleo en cifras anteriores al inicio de la traída y llevada crisis. Con estímulos e impulso real a la economía productiva, negada la rigidez presupuestaria exigida por Alemania, Portugal levanta cabeza.
No ocurre lo mismo en el Reino de España que gobierna el partido Popular con la insustancial complicidad de Ciudadanos y los dubitativos movimientos y abstenciones del PSOE. Lo que sucede en Madrid, Valencia, Andalucía y otras comunidades autónomas, por ejemplo, es que la ciudadanía espera mucho más tiempo que hace cuatro años para ser operados en quirófano. Y eso son riesgos. Y también muestra que algo va mal en Valencia, Granada, Málaga, Palma, Barcelona, Burgos, Madrid y otras ciudades, la formación de largas colas de miles de personas para recibir periódicamente paquetes de alimentos con aceite, arroz, leche, azúcar, pan, pasta, legumbres, zumo… Sin embargo, esas largas colas en grandes ciudades no las veréis nunca en los telediarios de ninguna televisión. Son las colas del hambre. Y del hambre no se habla.
Porque la cruda realidad es que la organización solidaria Banco de Alimentos, por ejemplo, solo en Madrid ha distribuido más de 20 millones de toneladas de alimentos para ayudar a unas 200.000 personas. Por tanto cabe concluir que hay hambre en España. Lo remacha un estudio de La Caixa sobre gente pobre en sus programas de ayuda. Según ese informe, 30.000 familias con niños pasan hambre en España y 60.000 menores de edad han pasado o pasan hambre con frecuencia.
Comen muy poco durante el día y nunca cenan, al tiempo que más de 700.000 hogares en España no tienen ingreso alguno y sobreviven por solidaridad familiar y ciudadana. Hace siete años esos hogares sin ingresos eran menos de medio millón. Sin olvidar que un 15% de trabajadores, aún con un empleo y salario, son pobres. Pobres de verdad. Lo que incluye hacer cola cada equis tiempo para conseguir un paquete de alimentos para no pasar hambre. Alimentos que no proporciona el gobierno, sino la solidaridad ciudadana.
Da igual que España ratificara en 1976 el Pacto Internacional de Derechos Sociales, que reconoce el derecho de cualquier persona a no pasar hambre y tener la alimentación adecuada en cantidad y calidad. Da igual, porque lo de este gobierno es parloteo y brindis al sol, pero no tomar medidas para asegurar ese derecho y otros contra la pobreza y la desigualdad.
Sin embargo, Mariano Rajoy, presidente del gobierno, pretende que salimos de la crisis. ¿Con estos hechos, con esos datos? Vivir para ver. Tan falaz visión nada tiene que ver con la auténtica recuperación de derechos del pueblo trabajador, que sería en verdad superar la crisis. Como en Portugal. Pero no que se recupere la minoría, élites económicas y financieras, cuyos beneficios e intereses defienden Rajoy, su gobierno y su partido con tanto ardor.
A modo de didáctico ejemplo, ¿cómo explicar que aumenten tanto los turistas en España (y los ingresos por turismo) cuando no crece un ápice el empleo en el sector ni mejoran los salarios de sus trabajadores? Solo crecen los beneficios de la minoría propietaria del sector turístico. Pero eso no es recuperación. La recuperación es de todos o no hay recuperación. Si no crece el empleo ni aumentan los salarios ni se restauran derechos laborales, estamos otra vez ante una transferencia de rentas del pueblo trabajador a la minoría rica. Y eso en modo alguno es superar la crisis. Eso en buen castellano es saqueo.

La ayuda humanitaria no acabará con el hambre


Andrés R. Amayuelas, presidente de la Coordinadora de ONG de Desarrollo

hambre4Artículo publicado en Planeta Futuro, de El País.
La humanidad afronta la peor crisis humanitaria de los últimos 70 años. Más de 20 millones de personas están al borde de la hambruna en cuatro países: Sudán del Sur, Somalia, Yemen y el nordeste de Nigeria. Tanto las organizaciones de cooperación para el desarrollo como las agencias de Naciones Unidas llevamos tiempo advirtiéndolo sin que la comunidad internacional haya sido capaz ni tan siquiera de dar una respuesta humanitaria inmediata a la altura de la gravedad de la situación. Pleno S.XXI, hambruna e indiferencia política, ¿cómo es posible?··· Ver noticia ·

A falta de curas católicos, las mujeres suben al altar en las iglesias de Portugal


AFP

Mujeres sacerdotesEn ciertas aldeas del sudeste de Portugal, la escasez de curas católicos ha llevado a varias mujeres, simples creyentes, a celebrar ellas mismas el encuentro dominical para animar la vida religiosa de estas comunidades envejecidas pero abiertas al cambio.
En la minúscula iglesia de Carrapatelo, aldea de medio centenar de casas posadas sobre una colina que da a los viñedos de la región de Reguengos de Monsaraz, Claudia Rocha, vestida de negro y con zapatillas, se dirige a una docena de fieles, mujeres mayores en su mayoría.··· Ver noticia

Javier Baeza, párroco de San Carlos Borromeo: “Francisco anuncia un Dios todo-cariñoso”


Juan Ignacio Cortés

Javier Baeza es el párroco de San Carlos Borromeo, una parroquia del barrio de Entrevías (Madrid) que, como se presenta en su página web, “ha intentado poner en práctica el mensaje evangélico de Jesús”, haciendo de la parroquia “un espacio de acogimiento e integración… para seres humanos a los que nuestra sociedad excluye”.··· Ver noticia