FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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jueves, 10 de mayo de 2018

La mejor canción para el Día de la Madre - Para las Madres del mundo en ...

YO VOY A LA CÁRCEL


col gerardo

Constantemente se está hablando estos días de la cárcel. Por un motivo u otro, entran nuevas personas en ella. Y percibo en la sociedad un ambiente de ganas de castigo. Todo tiempo nos parece corto y todo castigo, pequeño.
Subo como voluntario cada quince días a la prisión a celebrar la misa los domingos. Y subo como voluntario. Eso me ha llevado a pensar ¿por qué lo hago?
¿Por qué quiero a las personas presas? En ellas descubro personas. Y creo en sus posibilidades de descubrir cualidades y ser personas nuevas. Las personas que están ahí no necesitan castigo sino redescubrir y creer en sus posibilidades.
Veo en la sociedad el intento de que el castigo sea mayor. Yo prefiero que hagamos todos, un esfuerzo por ayudar a curarles. Ellos son enfermos. Lo bueno será descubrir su enfermedad y tratar de acompañarles para que se curen. Enviar a todos, aunque sea mentalmente, nuestro cariño, aprecio, entrega para que se curen. Los presos dejarán de cometer males el día que se sientan queridos de verdad.
Según la constitución española las prisiones tienen como objetivo la recuperación y reintegración.
He vivido 30 años en mi casa con personas inmigrantes, presas, prostitutas… Y creo que ha servido para que esas personas vivan en un ambiente normal. Imaginaos una sociedad en la que acogiésemos así a las personas.
Al amar a una persona, estoy amando a Jesús de Nazaret. Ser cristiano es amar al otro, tal cual es. Todos somos un poco enfermos y siempre hay debilidades en nuestro ser que necesitan recuperar y curar. Todos necesitamos de los demás. Pienso que los presos son expresión de una sociedad enferma.
Es cierto que la mayoría de los presos han cometido grandes faenas. Pero mayor es la capacidad de amar, de sanar, que tenemos las personas. Contra grandes crímenes, mayores amores.
Me gustaría que no se diesen en los medios estas noticias volviendo mil veces sobre ellas. Que no nos hagamos todos jueces. Es preciso limpiar nuestro noticiario. Simplemente pensar que esas personas acusadas son familia nuestra.
Y sobre todo, siento una gran alegría al quererles, al manifestarles mi amor. Va a ser la energía que les cura. Aquí está la receta para sanar a la sociedad.

APARICIONES ENTRE INTERROGANTES (II). LA MADRE DE JESÚS


col salvsantos

Recorte y rebaje
Como era de esperar, Mateo y Lucas suprimieron de su texto el apunte de Marcos: “Al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio” (Mc 3,21).
No lo omitieron porque dudaran de su historicidad, sino porque contradecía sus relatos de la infancia. Soslayaron, por tanto, la otra opción a su alcance: Escaquearse y evitar escribir esas imaginadas narraciones sobre un nacimiento virginal y divino.
Respecto a la segunda parte de Marcos, en la que este refleja la actitud autoritaria y mandona de la madre y los hermanos del Galileo:
“quedándose fuera, lo mandaron llamar”,
Mateo suaviza tan desabridos modales y añade una pizca de afecto:
“se presentaron fuera, tratando de hablar con él” (Mt 12,46).
Lucas, lija en mano, afina toda la acción y presenta al grupo de familiares en su intento por entrar adonde él enseñaba. Pretende convencer que se esfuerzan para aproximarse a él. El evangelista justifica la inviabilidad del movimiento debido al muro de una multitud imposible de superar:
“Se presentó allí su madre con sus hermanos, pero no lograban llegar hasta él por causa de la multitud” (Lc 8,19).
La locura del Galileo
Más allá del cepillado, los retoques y alisados de Mateo y Lucas se impone retomar la pregunta que aflora desde los hechos: ¿Qué actuación del Galileo dio origen a que su madre y hermanos consideraran que estaba fuera de sus cabales e iniciaran ese movimiento para aprehenderle?
La respuesta la encontramos en el relato que precede a la acción coercitiva de los familiares: La constitución formal de una sociedad alternativa: LOS DOCE (Mc 3,13-19).
Los familiares sabían del carácter y los arranques del Galileo. Además de no haberse casado, de salir arrebatadamente de la aldea atraído por el mensaje del Bautista, de organizar una pandilla de individuos con mala pinta, de juntarse y comer con gente de mala fama y acoger entre los suyos a mujeres de la calle, se ha atrevido a desafiar a los responsables de la nación, a los líderes religiosos y hasta a las divinas promesas del AT. Los Doce significaban un ataque sin antecedentes al orden establecido. Representaban la ruptura con la institución y el poder. Su madre y hermanos, como es natural, consideraron que la cordura consistía en estar de parte del sistema político-religioso. El Galileo, por el contrario, incluso descartó por inútil la vía reformista. Había situado su proyecto al margen de ese marco: ¡UNA LOCURA!
María y los hermanos del Galileo estuvieron en desacuerdo con su dislocada actuación. Ninguno de ellos se adhirió a su proyecto. Nunca en los evangelios aparecen con él.
Familia y gerifaltes coinciden
Tras correr las noticias del disparate efectuado por el Galileo, sus familiares más cercanos no tuvieron más remedio que coincidir con reconocidos e ilustres personajes salidos de la capital. Tipos de cuidado que no se andaban con miramientos. Marcos los menciona a continuación del movimiento de los suyos para recogerlo y devolverlo a la cordura. No van de tapadillo. Buscan, como siempre, influir en la opinión pública. Y lanzan al aire sus juicios sobre la enajenación del Galileo. Son sentencias que sirven de consignas para la gente:
“Los letrados que habían bajado de Jerusalén iban diciendo: – Tiene dentro a Belcebú.
Y También: – Expulsa a los demonios con poder del jefe de los demonios” (Mc 3,22).
Intentona fallida
Los datos que nos aportan los textos indican que los familiares del Galileo no consiguieron sus propósitos. Su lanzado desplazamiento con el objetivo de reintegrarlo al orden establecido quedó, pues, en una simple intentona. El Galileo sabía lo que hacía. No iba de farol. Se mantuvo firme en sus convicciones, rechazó acompañar a su madre y hermanos y declaró cuál era su auténtica familia (Mc 3,33-35). María ya no aparecerá más de forma real en los evangelios. Aunque esa ausencia abrirá nuevos interrogantes y suscitará ciertas dudas a considerar.
El Galileo se deja ver
Algunas de esas preguntas e incertidumbres están relacionadas con otras apariciones. Las del Galileo una vez ajusticiado. Las narraciones que las cuentan destacan por sus notables diferencias. Salvo detalles muy específicos (el sepulcro vacío y las mujeres), no hay concordancia entre los evangelistas.
En Marcos nada se dice sobre apariciones del resucitado. Unas mujeres buscan un cadáver. Llevan aromas. Quieren embalsamarlo. Reconocen que no podrán quitar la losa que da acceso al sepulcro. No será necesario que nadie lo haga. El lugar de la muerte está abierto. ¡Y vacío! Un joven con vestiduras blancas les anuncia que el Galileo está vivo. Deben informar a Pedro y a los discípulos. Él les verá en Galilea. Las mujeres se espantan. Callarán. Tienen miedo. Ahí termina Marcos. El apéndice posterior (Mc 16,9-20) no pertenece al texto original. Se escribió mucho más tarde a base de mezclar datos extraídos de los textos de Mateo, Lucas y Juan. Con tal revoltijo pretendieron arreglar el duro y cortante final del primer evangelio escrito.
En Mateo aparece un mensajero celestial: “el ángel del Señor”. Sin nombre específico, se trata del mismo emisario que visitó a María a comienzos del evangelio. Él corre la losa del sepulcro. Se dirige a las mujeres. Les pide que no tengan miedo. Y les señala el lugar vacío. No hay cadáver. Anuncia que está vivo. Va delante hacia Galilea. Deben informar a los discípulos. El miedo de las mujeres se transforma en alegría. Por el camino se les aparece el Galileo. Más tarde pone fin a sus apariciones presentándose ante los Once.
Lucas amplia los hechos. No habla del mensajero. Serán dos hombres quienes anuncian a las mujeres que el sepulcro está vacío. Por propia iniciativa, las mujeres informarán a los Once y al resto de discípulos. El Galileo se aparecerá a dos de ellos que iban de camino. Luego al grupo.
En Juan, solo María Magdalena acude al sepulcro. Está abierto. Avisa a Pedro y al discípulo predilecto (personaje figurado). Ellos confirman el hecho. El Galileo se aparece primero a María Magdalena. Conversa con ella. Los discípulos se muestran temerosos. El Galileo se les aparece. Uno de ellos, Tomás, está ausente. No reconoce la experiencia de los otros. El Galileo se le aparecerá también. Por último se dejará ver por siete de ellos, con los que llegará incluso a comer.
Nada de apariciones a María
Pero, ¿y María? De aparecerse a María, nada de nada. Se ha aparecido a tantos… Y, ¿por qué no se dejó ver por su madre? Ni ella ni sus hermanos formaban parte del grupo de discípulos. Ellos no le siguieron. Incluso llegaron a pensar que se le había ido la cabeza. Pero, al fin y al cabo, ella era su madre. Se merecía un encuentro por corto que hubiera sido. Le habría devuelto la alegría. Y la memoria. ¡Y tantos recuerdos de infancia! Incluso la posibilidad de arrepentirse por haber pensado mal de él. No aparecérsele la dejaba en mal lugar. ¿Qué pensarían los discípulos de esta exclusión? ¿Y los vecinos de Nazaret? ¡Qué humillación tan grande!
Que nadie se entere
Del asunto de no dejarse ver por su madre, María, no se habla. Ni siquiera en estos tiempos se habla. El gran público lo desconoce. Mejor, callar. El silencio sostiene creencias extendidas, aparentemente esenciales y muy útiles. A falta de explicaciones, reina el mutismo. La ocultación resulta un excelente instrumento para mantener la ignorancia. Aunque la ausencia de lógica exige aclaraciones.
Experiencias de Vida
La teología, como el poder político, acostumbra a explicar lo inexplicable. Puede ofrecer enrevesados razonamientos para justificar que María no necesitaba que se le apareciese su hijo. Aunque no hace falta ningún discurso con esa orientación. La realidad es que no hubo ninguna aparición.
Lo que el primer evangelio escrito, Marcos, apuntó fue que el lugar de la muerte no dio cabida al Galileo. La muerte no es lo definitivo. La vida, la mostrada con su proyecto, sí lo es. La pesada losa que marca la separación entre vida y muerte está quitada. El sepulcro está vacío. Buscarlo ahí resulta inútil. Ese no es su sitio. Ya lo advirtió con Lázaro. La tumba no era lugar para su amigo. Quienes dieron continuidad a su proyecto desde el principio (Galilea) y sintieron el pálpito de esa vida obtuvieron, tras la muerte del Galileo, la experiencia de sentir su refrendo. La vida definitiva permite ese feliz y entrañable encuentro. Una vida imposible de detener. Años más tarde, Mateo, Lucas y Juan, escenificaron esas experiencias.
Otras apariciones
Antes de los escritos de Mateo, Lucas y Juan sobre apariciones del Galileo, en I Cor 15,5-8 se lee:
“Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido:…
que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce.
Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto.
Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos.
Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo”.
¡Ni a María ni a las mujeres!
Esta carta de Pablo, escrita en el 55 o 56, recoge una tradición anterior a esa fecha. Y también deja a María al margen de los beneficiados por las apariciones. Y, por si fuera poco, ¡también excluye a las mujeres!
Pablo no aporta ningún dato en relación a la procedencia de la tradición recibida por él. Desde luego, nada tiene que ver con el texto de Marcos, escrito hacia el año 41 (ver en Atrio: Una fecha para Marcos). Y tampoco coincide con los otros tres documentos evangélicos que vieron la luz años más tarde. El dato más sorpresivo es que la tradición de Pablo omite a las principales protagonistas de las apariciones: Las mujeres. Los cuatro evangelios, en cambio, las sitúan en primer plano. En la tradición usada por Pablo no queda ni rastro de ellas. Una de esas mujeres, María Magdalena, es la única identificada en todas las ocasiones. En Pablo, no. ¿Cuál es la razón? ¿Qué se pretendía evitar? ¿Y qué, destacar? ¿A quién se quería distinguir? ¿Por qué ignoraron esta tradición los textos más tardíos de Mateo, Lucas y Juan? ¿De dónde salió esa tradición?

SÍNODOS LOCALES PARA LA ELECCIÓN DE OBISPOS


col huerta

Hemos escuchado reiteradas veces en canales de televisión, en la prensa escrita, por parte de denunciantes de abusos y de representantes de la Iglesia decir que lo que antecede al abuso sexual es el abuso de poder.
A esta altura, esa constatación parece innegable. La raíz de la crisis, podríamos decir entonces, radica en el modo de ejercicio del poder que vivimos en la Iglesia católica particularmente, aunque seguramente es un problema extensivo también a otras religiones. La educación religiosa en nuestro país es precaria, y eso ha permitido todo tipo de tergiversaciones, manipulaciones y abusos de parte de los líderes actuales, facilitada por la masificación -intencional tal vez- de una fe acrítica, irracional, fanática y ciega, muchas veces.
Frente a la ignorancia, no queda más que someterse a los "iluminados", a los que saben más, a quienes "están más cerca de Dios", a los que tienen autoridad, rindiéndonos ante ellos y sometiendo nuestra conciencia más profunda, poniendo a su disposición nuestra vida entera, nuestro fuero interno y toda nuestra intimidad espiritual. Más que un "abandono de sí mismos", como nos exhortan a hacer en los retiros espirituales, resulta más bien ser un despojo de nuestra valía y capacidad propia para relacionarnos con Dios. Por eso, la crisis de poder en lo más profundo, es también una crisis espiritual que atraviesa y rasga a toda la Iglesia.
Para superar la crisis, es necesario desinfantilizar la fe de la Iglesia. Eso incluye a los sacerdotes y obispos, ojo. Por años se ha criticado al laicado por su pasividad e ignorancia, pero los sacerdotes no lo han hecho mucho mejor. Sin ir más lejos, 50 sacerdotes en Santiago vivían enamorados de Fernando Karadima y le rendían culto. Cuatro de ellos llegaron a ser obispos, muchos formadores en el seminario o en la Universidad. Todos ellos de élite, "gente educada", diríamos. Pero no estaban educados en una fe que libera. Por tanto, esta ignorancia no se le debe achacar sólo al laicado parroquial, de barrios bajos, poblacional; evitemos esa caricatura de clase. Para superar la crisis se requiere de un ejercicio de crecimiento de toda la Iglesia, del Pueblo de Dios en su conjunto, para que pueda discernir junto, crítica y reflexivamente, sobre su futuro.
También hemos escuchado estos días que, ahora que ya se sabe todo, sólo "hay que esperar lo que diga el Papa". Lo hemos escuchamos del obispo Barros, y de los demás obispos de la Conferencia Episcopal para definir el futuro de la Iglesia chilena en crisis. Sorprendentemente también lo escuchamos de parte de los denunciantes de Karadima luego de su encuentro en el Vaticano. Creo que esto es un síntoma de la enfermedad espiritual que vivimos en la Iglesia. El Papa, hermanos míos, no puede resolverlo todo. Aunque quisiéramos encontrar consuelo y protegernos de la crisis bajo el amparo del poder absoluto del Papa esperando que haga justicia con mano firme, hacerlo bordearía la idolatría.
No podemos esperar que el Papa despida como un gerente a los obispos y coloque a otros, sobre los cuales rezaremos para que sean mejores. Esto, creo sinceramente, profundizaría la crisis. El Papa es y debe ser signo de unidad de la Iglesia, servidor de todos y todas. Su misión no puede -aunque quisiera- suplantar la fe de los fieles.
Nuevamente, si el problema es el modo de ejercicio del poder, sería una ilusión contradictoria creer que un poder centralizado desde Roma mejorará nuestra experiencia espiritual en Chile. El Papa ya ha hecho mucho en desautorizar a la Conferencia Episcopal, les ha enseñado a ellos a tratar a las víctimas y a pedirles perdón; a nosotros nos queda aprender más de la Comunidad de Laicas y Laicos de Osorno, y levantar la voz ante la injusticia, tal como lo hicieron para develar la crisis que está matando silenciosamente a la Iglesia.
El Papa estuvo mal informado durante años. Las distancias son muchas, somos un país pequeño al final -o comienzo- del mundo. Él vive en Roma, nosotros en Chile. Hay millones de casos más de abusos con cardenales y obispos involucrados en todo el mundo. Por lo menos hay dos cardenales involucrados en acusaciones que son parte de su círculo de confianza. Debe tener muchas cosas más que atender en Roma. ¿Cómo hará el Papa ahora para "informarse bien" sobre el nombramiento de los nuevos obispos en Chile? ¿En quiénes confiará? ¿Cuánta carrera estarán haciendo los obispos actuales para mantener sus puestos o dejar a sus sucesores de confianza y así mantener su red de influencia?
Dicen por la prensa que ya "suenan nombres", todos santiaguinos y que provienen de esferas de poder, desde congregaciones religiosas, universidades, vicarías o funcionarios de la misma Conferencia Episcopal. Será una decisión muy difícil designar a unos y no a otros, o peor, lograr un "equilibrio" de fuerzas internas entre los grupos de poder que presionan dentro de la Iglesia. Esto se podría transformar en un descampado de sangre, o peor, en un juego de luces que en definitiva hará que todo siga igual: una Conferencia Episcopal sin voz, sin acuerdos mínimos, sin fuerza ni capacidad de renovación.
¿Y cuándo la Iglesia? Esperar todo del Papa es desconfiar de la Iglesia, de su gente, la gente creyente. Esa gente paciente que sigue yendo a misa a pesar de todo, a pesar de ver sus iglesias vacías y el desprestigio de toda una comunidad. Nadie mejor que el Pueblo conoce "a su pastor", conoce "su voz". ¿Quién estará mejor capacitado que el Pueblo de Dios creyente, sacerdotes y laicos, para reconocer entre ellos mismos al más apto para presidir la comunidad como obispo? Me asiste la convicción de que ya no resiste más el sistema de "obispos de exportación" que rige actualmente.
La Iglesia local, asistida por el Espíritu, en comunión con el Papa, puede perfectamente escoger de entre los suyos a un pastor que conozca y reconozca como propio. No es necesario ir a buscarlos tan lejos. Saldrán obispos "que no suenan", unos desconocidos, que no son "de carrera" formados desde el seminario en los modos episcopales. Aparecerán aquellos que actualmente trabajan junto a la gente, que conocen su comunidad, la valoran, respetan y escuchan, porque se deben a ella.
Obispos agradecidos de su comunidad por la misión ecomendada, y no del lobby de poder del obispo que los encaminó en la "carrera episcopal". Obispos valientes e independientes, humildes, inmerecedores del carisma, que ayuden a renovar la Iglesia desde adentro, espiritualmente. Este sueño sólo será posible si se realiza la elección de obispos mediante Sínodos locales. Para esto podríamos recuperar algunas prácticas valiosas presentes en la antigua tradición de la Iglesia:
IV,1. "También vemos que viene de la autoridad divina que la elección del obispo se haga en presencia del pueblo, a la vista de todos, para que sea aprobado como digno y apto por juicio y testimonios públicos (...) 2. Dios manda que el sacerdote sea elegido en presencia de todo el pueblo, esto es, enseña y manifiesta que las consagraciones episcopales no se han de hacer sino con conocimiento del pueblo y en presencia de él, para que en presencia del pueblo se descubran los delitos de los malos o se publiquen los méritos de los buenos y así, con el sufragio y el examen de todos, la ordenación sea justa y legítima (...) 5. Se obraba así convocando a todo el pueblo con tanta cautela [Hch 6,2], para que nadie indigno se introdujera furtivamente en el ministerio del altar o usurpase la dignidad sacerdotal". Extracto del Sínodo de Cartago, año 254. (ASy p. 69-71).
En la Iglesia chilena actual todos adolecemos de una crisis espiritual que nos ha infantilizado negando nuestra propia intuición y experiencia de Dios. Por eso, no podemos continuar alimentando esa crisis esperando "iluminaciones" de otros, de salvadores o héroes, personalismos o autoritarismo del Papa para renovarnos. Eso la profundizaría, eso mismo fue lo que se puso en marcha con Sodano en los años 70', un reemplazo centralista de los obispos chilenos.
Una experiencia Sínodal sería relevante para avanzar en renovación, nos permitiría volver a confiar en nosotros mismos como Cuerpo, como Pueblo de Dios caminante, para discernir el modo en que Dios nos habla hoy día, sin olvidar que aún el Espíritu sopla y reza por nosotros cuando no sabemos hacerlo (cf. Rm 8,26). Esta experiencia nos haría un poco más adultos y responsables.
La crisis de confianza se supera confiando en la Iglesia toda. No habrá uno que traiga la solución. Hoy la Iglesia en su conjunto tiene un desafío: dar una respuesta, y llegó el momento de darla con valentía y esperanza. Nuestra fe se renovará en la medida que el camino lo construyamos juntos, colectivamente, porque en la comunidad creyente es donde privilegiadamente está Dios (cf. Mt 18,20). Sería de Dios convocar Sínodos locales en las diócesis vacantes para decidir juntos el futuro de nuestra Iglesia.

El JEMAD dice que quiere más y más dinero para armas y guerras


Cristóbal Orellana González, de Ecologistas en Acción-Andalucía y de la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía (R.A.N.A.)

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Un vídeo mortecino, aunque digno de ver, donde un lacónico y quejoso JEMAD se lamenta, advirtiendo a los políticos de las infinitas amenazas que el mundo nos trae, acerca de los supuestos recortes del presupuesto militar:
El JEMAD, General Alejandre, trata de leerle la cartilla a los parlamentarios, a pesar de que el aumento del gasto militar ha sido de más de un 10% en el último presupuesto aprobado… denunciando (valga la expresión) que el presupuesto militar aún no ha vuelto a ser garboso y creciente como lo era en 2008 cuando empezó la crisis. El general adopta una actitud lastimera, de víctima, y dice que a pesar del esfuerzo de contención del Mº de Defensa, no puede, con tan escasos recursos (según él) adquirir nuevos materiales, modernizar la cosa, ganar operatividad en las “misiones asignadas”, etc. Alejandre señala la “situación crítica” de las FAS y piropea, a la vez, los esfuerzos que está haciendo el secretario de estado de Defensa por implementar un nuevo programa de inversiones militares…
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Siria denuncia ante la ONU masacres de civiles sirios en bombardeos de EEUU


La Cancillería siria condenó el jueves las continuas masacres que cometen las fuerzas militares de la Coalición Internacional, encabezada por EEUU, contra la población de este país levantino.
Ese organismo oficial precisó en carta enviada a la presidencia de las Naciones Unidas, con copia a su Consejo de Seguridad, que los crímenes de guerra contra los civiles socavan la soberanía e integridad territorial de Siria y prolongan la actual crisis.
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Leonardo Boff: “Lula quiere que el poder económico y político se oriente a quienes siempre fueron excluidos”


Luis Miguel Modino

Leonardo Boff3
“VA A SALIR MÁS FUERTE DE LO QUE ENTRÓ” AFIRMA, TRAS VISITARLO EN PRISIÓN
El ex presidente “quiere volver al poder para dar centralidad en las políticas a los pobres”
Tras un encuentro de una hora y media con Lula da Silva en la sede de la Policía Federal de Curitiba, donde se encuentra preso el ex-presidente brasileño, Leonardo Boff ha declarado emocionado que “me he encontrado con un viejo amigo y recordamos muchas cosas de nuestro pasado, y puedo decir que él está muy bien, con entusiasmo y vigor”.
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Ciudadanía y proyecto de refundación de Brasil

Leonardo Boff
Leonardo Boff3
La ciudadanía tiene varias dimensiones: es político-participativa, es económico-productiva, es popular-incluyente, es con-ciudadana, es ecológica, y por último es terrenal.
En el contexto actual de un régimen de excepción que no respeta sino que hiere la ciudadanía de todo un pueblo, necesitamos profundizar en este tema.
La ciudadanía es un proceso inacabado y abierto siempre a nuevas adquisiciones de conciencia de los derechos, de participación política y de solidaridad, como fundamento de una sociedad humanizada. Sólo los ciudadanos activos pueden fundar una sociedad democrática, como sistema abierto (democracia sin fin, en el decir de Boaventura de Souza Santos), que se siente imperfecta pero al mismo tiempo siempre perfectible. Por eso, el diálogo, la participación, la vivencia de la corrección ética y la búsqueda de transparencia constituyen sus virtudes mayores.

La ciudadanía se realiza dentro de una sociedad concreta que elabora para sí proyectos, muchas veces conflictivos entre sí, de construcción de su soberanía y de los caminos de inserción en el proceso mayor de planetización. Todos ellos quiere dar respuesta a la pregunta: ¿qué Brasil, después de más 500 años, queremos finalmente? Ocurre que el golpe actual ha interfirido tanto en la Constitución, poniendo límites a los gastos sociales, que acaba por hacer imposible la creación de un Estado Social Democrático nacional. Es un proyecto contra la nación libre, contra el pueblo y su futuro.
Fundamentalmente y simplificando una realidad muy compleja, podemos decir que hay actualmente dos proyectos antagónicos disputándose la hegemonía: el proyecto de los muy ricos, antiguos y nuevos, articulados con las corporaciones transnacionales (y hoy sabemos, apoyados por el Pentágono) quieren un Brasil menor del que realmente es, un Brasil con un máximo de 120 millones, pues así, creen ellos, daría para administrarlo en su beneficio sin mayores preocupaciones. Los restantes millones que se fastidien, pues han tenido que acostumbrarse siempre a vivir en la necesidad y a sobrevivir como han podido. Bastan políticas pobres para calmar a los pobres.
El otro proyecto quiere construir un Brasil para todos, pujante, autónomo, activo, altivo y soberano frente a las presiones de las potencias militaristas, técnica y económicamente poderosas, que buscan establecer un imperio del tamaño del planeta y vivir de la rapiña de las riquezas de los otros países. Aquellas se asocian con las élites nacionales que aceptan ser socios menores y agregados al proyecto-mundo, a cambio de ventajas que pueden obtener en lo económico. Quieren recolonizar América Latina particularmente Brasil para que sean solo exportadores de commodities y desnacionalizar nuestra infraestructura industrial (energía eléctrica, petróleo, tierras nacionales etc).
Los dos golpes que conocimos en la fase republicana, el de 1964 y el de 2016, se tramaron y se ejecutaron en función de la voracidad de los muy ricos contra el pueblo, negándose a construir un proyecto de nación soberana que tendría mucho que contribuir a esta fase planetaria de la Humanidad. Ellos no tienen un proyecto de Brasil, solamente un proyecto para sí, para su acumulación absurdamente cuantiosa.
La correlación de fuerzas es profundamente desigual y corre en función de las élites opulentas que según Jessé Souza compran a las demás élites. Ellas consiguieron dar el golpe a Dilma Rousseff e hicieron tanto que, con un proceso judicial completamente viciado, pusieron en la cárcel al expresidente Lula que goza, de lejos, de las preferencias electorales del pueblo.
Esas élites del atraso no tienen nada que ofrecer a los millones de brasileros que están al margen del desarrollo humano sino más empobrecimiento y discriminación.
Pero estas élites, que ni este título merecen, pues son solo ricos sin llegar nunca a ser élites (Belluzo), no son portadoras de esperanza y, por eso, están condenadas a vivir bajo permanente amenaza y con miedo de que, un día, pueda revertirse esta situación y perder su posición de riqueza y de privilegios.
Esta es nuestra esperanza: que el futuro acabe perteneciendo a los humillados y ofendidos de nuestra historia que un día –y ese día llegará– heredarán las bondades que la Madre Tierra reservó para ellos y para todos.
Es utópico pero representa el sueño de todas las culturas: que, un día, todos, alegres, se sentarán juntos a la mesa, en la gran comensalidad de los libertos, gozando de los frutos de la generosidad de la Madre Tierra. Entonces, mirando hacia atrás comprenderán que valió la pena la resistencia, la indignación contra las injusticias y el coraje de cambiar.
Sólo entonces comenzará una nueva historia, de la cual los resistentes y luchadores serán los principales protagonistas de aquello que, en el caso de nuestro país, podrá ser la verdadera refundación de Brasil.
*Leonardo Boff es filosofo-teólogo y escribió: Brasil, ¿prolongar la dependencia o concluir la refundación? , Vozes 2018.

Traducción de Mª José Gavito Milano