FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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viernes, 9 de diciembre de 2022

La conspiración de la derecha contra el Gobierno se extiende al Tribunal Constitucional

 eldiario

 Ignacio Escolar

El sector conservador del Constitucional bloqueará la entrada de los dos magistrados nombrados por el Gobierno para que así el PP mantenga la mayoría en este tribunal
El enorme deterioro institucional que está provocando el Partido Popular es una mancha negra que todo lo enfanga, que todo lo pudre y que no para de avanzar. … Ver noticia …

Estados Unidos y Palestina: rectificación tardía e insuficiente en la dirección correcta

 palestinalibre

Fuente: La Jornada de México

Con o sin Trump, el gobierno de Estados Unidos ha sido, en su condición de protector, aliado y proveedor principal de armas del régimen de Tel Aviv, corresponsable de una de las más graves atrocidades de la historia contemporánea: el despojo territorial, la limpieza étnica, los asesinatos, las violaciones a los derechos humanos, los bombardeos de civiles, el cerco implacable y los tratos racistas que han venido sufriendo los territorios palestinos desde la proclamación del Estado hebreo, en 1948. … Ver noticia …

Francisco: «Hoy la guerra en Ucrania, ayer la Shoah. La historia se repite»


Religión Digital

El papa dice que en Ucrania se reproduce la historia del exterminio
El lunes pasado, el centro de Relaciones Católico-Judías de la Universidad Católica de Lublin conmemoró el aniversario de la ‘Operación Reinhardt’, el nombre en clave del plan secreto que los nazis pusieron en marcha en la Segunda Guerra Mundial para exterminar a los judíos polacos … Ver noticia …

LA MUERTE COMO ENTREGA

religión digital

col faus

 

Los monumentos más importantes los hombres los han hecho intentando Sobrevivir… ¿Qué hay después? ¿Habrá algo? Queremos creer que hay algo que no puedo demostrar…

(José Múgica, expresidente de Uruguay en entrevista televisada).

En su estado actual la medicina ha logrado alargar la vida pero no la calidad de vida: muchas veces, como dije otra vez, más que alargar la vida, la medicina solo retarda la muerte.

Ello ha dado lugar a la palabra “eutanasia” con la que, más que buena muerte, queremos decir buen camino hacia ella; y ha reclamado el “derecho a morir dignamente”, el cual, desde la forma egótica como tendemos a razonar los humanos, confunde la dignidad con la ausencia de malestar y con el no necesitar a los demás[1].

Pero dejemos que estas cosas las resuelvan las sociedades civiles y democráticas. Lo que me gustaría comentar aquí es que esa situación descrita ha cambiado también la reflexión sobre nuestro final: se atiende más a la muerte como “salir de”, que a la muerte como “llegar a”. Y no estaría mal preguntarse por eso segundo.

Sigue valiendo, no obstante, el término clásico: “descanso”. Pero ese descanso es concebido más como un dormirse (tan profundo que ni siquiera tienes sueños), que como una auténtica plenitud: más como descanso en la nada que como “descanso eterno”.

El cuerpo: ¿cárcel o esplendor?

Antes de intentar asomarnos un poco a ese “llegar” concebido como plenitud, lo antedicho sugiere unas reflexiones previas sobre el cuerpo y su natural degradación (la cual parece contradecir lo dicho). En ellas encontraremos la clásica dialéctica de todo lo humano.

En efecto: los griegos hablaban antaño del cuerpo como cárcel o prisión del alma. Hoy, nuestra idolatría de la juventud y nuestro asombro ante sus promesas (tan pocas veces cumplidas por otro lado), junto con nuestro miedo a la caducidad (ante la que preferimos cerrar los ojos), nos han llevado a despreciar a los griegos, a concebir el cuerpo no como cárcel sino como expresión del alma. Y acuñamos aquel dicho tan repetido de que no tengo un cuerpo sino que soy un cuerpo.

Como tantas veces ocurre, lo que se discute aquí son medias verdades que no son incompatibles (“subcontrarias” las llamaban los clásicos). Los griegos percibieron también el asombro de los cuerpos: ahí están Praxíteles y Fidias y las discusiones sobre si la estatura ideal era la equivalente a siete cabezas o a ocho, y si los pechos debían tener una forma u otra... Pero la vida era entonces mucho más breve. Y nosotros deberíamos comprender que, ante la posibilidad de vivir en silla de ruedas y con pañales, decir que somos nuestro cuerpo es decir que somos una birria. Por algo rezaba el salmista: “no me rechaces ahora que soy viejo. Me van faltando las fuerzas, no me abandones” (71,9).

En conclusión, por tanto: no deberíamos contraponer sino sumar. Pero ¡qué difícil nos es a los occidentales pensar y sentir dialécticamente! Desde nuestro cartesianismo hereditario buscamos siempre “ideas claras y distintas” que solo pueden ser tales porque son fragmentos de verdades más amplias, más complejas y más globales.

La materia no es mala, por supuesto y con permiso de Platón. Pero es inerte y necesita ser animada. El cuerpo puede ser expresión pero es también prisión. Y desde aquí brota la pregunta que suscita la muerte como liberación, a saber: si hemos de quedarnos solo con la muerte como liberación “de”, o si hay alguna posibilidad de hablar de la muerte como liberación “para”, en el atisbo o la sospecha de un más allá. La razón y la ciencia no pueden responder a esta pregunta porque escapan a sus competencias; y tanto al que afirma como al que niega se le puede objetar: ¿cómo lo sabes?

La muerte: ¿salida o llegada?

Podemos reformular esa pregunta decisiva del subtítulo con unos preciosos versos de José Mª Valverde, dedicados a un amigo ateo marxista:

“Ese amigo marxista, tierno padre,

¿no ha de querer la clara alienación

de amar y ser amado tras la muerte?

Alienación, lo llama Valverde, eligiendo una palabra típicamente marxista. Pero, dándole la vuelta a esa palabra tan marxista, no la usa ahora en el sentido de enajenación, sino en el sentido de algo “ajeno”: inesperado. Y ahí se expresa el choque de dos experiencias muy nuestras y que no parecen compatibles: lo que se atisba de eternidad en el amor y lo que se experimenta de caducidad en la vida cotidiana.

Un ejemplo de ese atisbo testarudo lo tenemos en esa práctica tan inconsistente como universal e in-eliminable, y que además se ha convertido en fuente de beneficios para muchas empresas aprovechadas: me refiero al cuidado de las sepulturas (con flores y todo) y las visitas a los cementerios. Analicémosla un momento.

Tanto el creyente como el increyente (aunque por razones diversas) deben reconocer que allí no queda nada real del difunto: la expresión castellana de “los despojos” me resulta bastante pedagógica. Como comenté en su momento, podía ser deleznable que Franco hubiese sido sepultado en el llamado Valle de los Caídos. Pero el lenguaje de “sacar de allí a Franco” resultaba un poco analfabeto, aunque refleja esa obsesión inconsciente de que “algo queda”; tan opuesta a aquel lenguaje cuaresmal de la antigua liturgia: “eres polvo y volverás a ser polvo”

Por suerte ya no les ponemos comida a los muertos como en las culturas más primitivas: algo hemos avanzado. Pero sigue inmutable esa seguridad de que allí no queda solo recuerdo sino también algo de presencia. Y esa curiosa seguridad, llega a provocar el aguante de 32 horas de cola para “dar el adiós” a una reina de Inglaterra que ya no está allí, pero que uno desea que esté “un poquito”. Quizá es aquello de Pascal de que el corazón tiene sus razones que la cabeza no entiende; o que la experiencia del cariño y la admiración nos abre a unos abismos donde podemos perdernos, pero que no por eso dejan de ser abismos reales y no simples ausencias.

Por todo lo que acabo de exponer, creo que la respuesta a ese choque de experiencias opuestas nunca la encontraremos por el camino de la razón; por ejemplo (para nosotros los occidentales): por el camino de una filosofía que afirma la existencia de un alma inmortal (la cual, además, se concebía como “infundida” por el Creador en el cuerpo y no como brotando del cuerpo mismo). Y esto, no solo por el dualismo que implica esa respuesta filosófica, sino porque la cárcel del espacio en que estamos inmersos (y que además no la vivimos como cárcel sino como si el espacio fuera una dimensión de todo lo real), nos impide pensar extraespacialmente.

Puede ser entonces que la verdadera respuesta a nuestra pregunta no vaya por la línea de la inmortalidad sino de la resurrección: Para cristianos, por esa afirmación paulina de una “corporalidad transformada” como don[2], y revelada en la Resurrección de Jesús de Nazaret como “primicia” (1 Cor 15,20). Y allí donde no exista esa fe cristiana que fundamenta la esperanza, la respuesta puede darse como una esperanza intuitiva en que todas las mortalidades de esta vida no logran borrar ese atisbo de eternidad que se nos da tantas veces.

Es decir: los meros saberes son igualmente inseguros en este campo. Quedan los caminos de una fe esperanzada o de una apuesta esperanzada cuyo fundamento se desconoce pero que no por eso es irracional[3]. Puede servir de ejemplo la afirmación de un hombre, tan racional por otra parte, como Theodor. Adorno: “el pensamiento de que la muerte sea simplemente lo último es impensable”[4].

Ahora bien, y esto es muy importante: en ambos casos, se trata de una confianza que no imagina; porque nuestra pobre imaginación daña siempre a la verdadera confianza: “viviremos, amaremos y gozaremos”, decía Agustín. Y no hace falta más.

Pero lo que importa destacar es el papel que juega el amor auténtico en estas maneras de tomar posición. Y digo “auténtico” porque se trata del amor como don gratuito, no como apropiación interesada. Amor gratuito que tantas veces se asoma en nosotros cuando se va una persona y nos duele no habernos portado mejor con ella durante su vida. O cuando pensamos en los seres queridos que ya se fueron y casi nos parece que los queremos más, ahora que ya no pueden sernos rivales ni obstáculos.

Un no sé qué que queda balbuciente

He citado en otro lugar la frase de Gabriel Marcel: “querer a una persona es como decirle: tú no te puedes morir”. Algo parecido expresa sin saberlo una preciosa canción catalana: “trobarem a faltar el teu somriure” porque te has ido; pero a pesar de tu marcha queda algo tuyo, entrevisto en “aquest cor que ara guarda la pena tan amarga del teu comiat”[5]. A pesar de la experiencia de que nuestros amores suelen ser frágiles, amenazados y pasajeros, el amor transmite siempre lo que cantaba aquella película: “un coup d’éternité”. Y lo transmite precisamente porque se trata de un amor “plus forte que nous”[6]. Y puestos a cantar, no olvidemos aquello de la zarzuela: “agüita que corre al mar, no puede volver atrás; así es también mi cariño…”. Nietzsche intuye también algo de eso cuando, con su típica falta de matices, hace clamar a su Zaratustra que “todo placer pide eternidad”. Y Simone Weil le corrige sin saberlo cuando atisba que es más bien el dolor injusto el que reclama una eternidad reparadora[7].

Todo eso se dará pocas veces, al menos de manera plena. Pero, cuando se da, transmite esa esperanza desnuda que antes he llamado intuitiva o “todavía no fundada”. En cambio, cuando se trata de una esperanza fundada en la promesa de Alguien (en el caso cristiano: en el significado de la Resurrección de Jesucristo) uno sabe bien que no tiene la experiencia y la constatación material de aquello que cree: pues en eso precisamente consiste la fe, a diferencia de la seguridad material; y Jesús ya dijo que dichosos los que creen sin haber visto. Pero sabe también que esa fe tiene consecuencias para esta vida. Consecuencias mal expresadas en aquellas imágenes del juicio, seguido de una condena (¡exterior!) al cielo o al infierno. Expresiones deficientes que Juan de Yepes intentó mejorar con su frase tan citada: “al atardecer te examinarán del amor”.

Pero esas expresiones deficientes podemos reformularlas mejor diciendo que la fe en la resurrección convierte la vida humana en una especie de autogestación o de “embarazo consciente”: en todo aquello que hace, el hombre “se hace”.

Se realiza así aquel atisbo genial de la sabiduría griega: “llega a ser lo que eres”[8] que, sin saberlo, reformuló también el Nuevo Testamento: “somos hijos de Dios pero aún no se ha manifestado lo que somos; cuando se manifieste seremos tan parecidos a Él que le veremos tal cual es” (1 Jn 3, 1ss). Y eso era consecuencia de la experiencia vivida en Jesucristo: que siendo Hijo de Dios desde la Encarnación, llegó a ser plenamente Hijo en su Resurrección.

Consecuencias para esta vida

Todo lo anterior cambia definitivamente el valor de esta vida humana. Otras veces he citado a Simone de Beauvoir cuando explicaba que la razón de nuestro interés por el hombre es “que no tenemos otra cosa mejor”. Es la argumentación lógica desde la increencia. Aunque hoy, en la línea de las películas Matrix, le responderían que el hombre es precisamente, lo peor de esta tierra…

Desde la fe cristiana se puede añadir otra fundamentación de más peso: la razón del humanismo es que la vida humana tiene un valor divino, ha recibido por la encarnación “una dignidad absoluta”, como canta la liturgia de la Iglesia[9].

Y eso tiene después consecuencias prácticas que no siempre percibimos.

Por ejemplo: se discute hoy mucho sobre el aborto. No quiero entrar ahora en la cantidad de pros y contras que pueden alegarse. Pero me gustaría destacar que creyentes y no creyentes, sin darse cuenta, están discutiendo de cosas distintas: para unos se tratará solo de eliminar una vida que no tiene un valor absoluto; simplemente es lo nuestro y lo mejor que tenemos. Para los otros se trata de eliminar una vida que tiene un valor que nos supera, una “chispa” de algo superior a nosotros.

No niego que después, dado lo fragmentario y dinámico de nuestras vidas humanas, podrá quedar espacio para esas discusiones ulteriores sobre fechas y plazos. Pero lo que quiero decir ahora es solo que el creyente contrario al aborto no debe aquí ser duro con el increyente abortista porque, de salida, están hablando de cosas distintas: si me permite decirlo de manera gráfica, es como si uno estuviera hablando del dólar y otro del peso mexicano… Las actitudes serán inevitablemente distintas.

Y, en segundo lugar, esa valoración de la vida será más bien motivo para decir muchas veces a los creyentes aquellas palabras de Jesús: “escribas y fariseos hipócritas”. Porque han tenido en ocasiones actitudes muy contrarias a su concepción absoluta de la vida humana: por ejemplo cuando el problema de la esclavitud en el s. XVIII (sin que sirva de excusa el que Voltaire o Montesquieu pensaran lo mismo); y con el problema de la pena de muerte en el XX.

“Abbá: en tus manos pongo mi vida”. Y eso, dicho desde una experiencia de desamparo. Fiarse totalmente y no querer saber más. Valga el ejemplo de Etty Hillesum que, en el tren hacia Auschwitz, confiaba plenamente en Dios como su roca firme. Nuestros últimos años suelen ser un tren difícil y sabemos a dónde nos lleva. Pero de ninguna manera pueden compararse con los trenes que iban a Auschwitz cargados de judíos.

Por eso, si la vida es como una especie de embarazo consciente en el que uno termina dándose a luz a sí mismo, conviene prepararse conscientemente para ese final en el que uno se entrega deliberadamente. Y por si, dados los avatares de la vida y la medicina, la muerte nos sorprende de repente o inconscientes, acostumbrarse a repetir esa aceptación constantemente.

Pero también tranquila y confiadamente[10].

A modo de apéndice.- En otra meditación sobre la muerte terminé con unos versos del poeta Francisco Brines que acababa de fallecer. Unos versos anclados en la duda y en el no-saber. Esta vez quiero que el apéndice sean otras reflexiones, de Etty Hillesum, a quien acabo de citar, que encontramos en la edición completa de su diario y que pueden ser un ejemplo de esa esperanza cuyo fundamento se desconoce, y que he citado en tercer lugar en la exposición anterior:

“La posibilidad de la muerte está tan absolutamente integrada en mi vida que, por así decirlo, he ensanchado mi vida con la muerte al aceptar la muerte, la destrucción, sea del tipo que sea, como parte de esta vida. No quiero entregar una parte de esta vida a la muerte por temerla y no aceptarla. Esa falta de aceptación y todos esos temores hacen que la mayoría de las personas se queden con un pedazo de vida miserable y mutilada que apenas merece ese nombre. Casi suena paradójico: al no aceptar la muerte en nuestra vida, no vivimos una vida plena, mientras que si integramos la muerte en nuestra vida la estaremos ensanchando y enriqueciendo… Todo es tan sencillo: no hacen falta reflexiones profundas. De pronto la muerte ha entrado en mi vida, grande y sencilla, y lo ha hecho de una forma natural, casi silenciosa... Últimamente, lo siento con creciente intensidad, hasta en mis más pequeñas actividades y percepciones cotidianas se cuela una pizca de eternidad. (3 de julio 1942; Obras completas de E. H., pp. 815.818).

Y Etty nos enseña otra forma de entrega de la muerte: cuando se trata de las personas queridas y su partida llegamos a convertirla de pérdida en entrega. Después de haber escrito infinidad de veces que no podría soportar la ausencia de J. Spier (S), luego de su muerte prematura escribe agradecida:

“Tú has liberado en mí las fuerzas de las que dispongo. Me has enseñado a pronunciar el nombre de Dios sin reservas. Has sido el intermediario entre Dios y yo y ahora tú, mi mediador, te has ido y ahora mi camino conduce directamente a Dios. Es bueno que así sea, lo presiento. Y yo me convertiré a su vez en mediadora para todos aquellos a los que pueda llegar” (15 septiembre 1942, por la noche). Y al día siguiente:

“¿Se espera de mí que ponga una cara solemne o triste? Pero yo no estoy triste. Quisiera juntar las manos y decir: soy tan feliz y estoy tan agradecida que la vida me parece bella y llena de sentido. ¡Dios mío, te estoy tan agradecida por todo! Seguiré viviendo con esa parte de los muertos que vive para siempre e insuflaré nueva vida a esa parte que está muerta en los vivos y, de este modo no habrá más que vida. Una gran vida Dios mío (16 septiembre 1942).

Al final no queda más que la lírica para expresar algo que, por su grandeza, es inexpresable para nuestra pequeñez humana. Lo que no sabía Etty es que, poco más de un año después le acompañaría ella a Spier, entrando desnuda y pacificada en una cámara de gas en Auschwitz. Pero cabe decir entonces que aquello que se entrega, cuando efectivamente se entrega y no se nos arrebata al fuerza, no lo perdemos nunca. Ese es el gran misterio del amor.

 

José Ignacio González Faus

Religión Digital

 

[1] Etty Hillesum, en su famoso diario, piensa de manera algo diferente sobre la dignidad: “sufrir no está por debajo de la dignidad humana. Quiero decir: se pude sufrir digna o indignamente. La mayoría de los occidentales desconocen el arte de sufrir y, en lugar de ello, tienen mucho miedo” (2 de julio 1942; en E. H. Obras completas, Burgos 2020, p. 808). Y conste que yo puedo ser el primero de esa mayoría de occidentales.

[2] La expresión paulina del “cuerpo espiritual” (1 Cor 15,40) es también ambigua, al menos para nosotros hoy, pero intenta decir algo de eso. Remito a su explicación en el capítulo 3 de La Humanidad Nueva: ensayo de cristología.

[3] Para que se vea que esto no es pura irracionalidad, sino solo trans-racionalidad, déjeseme evocar el dato siguiente: durante mucho tiempo se desconoció la existencia del óvulo; y la razón y la ciencia argumentaban que solo el varón era fecundo. Solo algunos poetas griegos, por cierta intuición de la armonía de lo real, argumentaron que también la mujer aportaba algo a la generación: que no era mera tierra para sembrar. Al final la ciencia acabó dando la razón a aquellos que antes parecían irracionales. Porque el problema de la ciencia es que, por válida que sea, siempre es parcial o incompleta.

[4] Dialéctica negativa, Madrid 1975, p. 371. Adorno añade: “de ser la muerte el Absoluto que en vano invocó positivamente la filosofía, todo sería simplemente nada” (Ibid). Pero, como pensador que no quiere olvidar a Auschwitz, cita poco después una frase de Walter Benjamin (en Las afinidades no electivas): “La esperanza nos ha sido dada por los que no la tienen (p. 378).

[5] “Encontraremos a faltar tu sonrisa”. Y “este corazón que ahora guarda la pena tan amarga de tu despedida”.

[6] Recordemos la película de Cl. Lelouch: Un homme et une femme.

[7] Ver mi capítulo: “Mística y verdad; solidaridad y belleza” en el libro editado por Emilia Bea: Simone Weil. La conciencia del dolor y de la belleza, Madrid 2010, pp. 87-94.

[8] Enoi enoi osios essi (en la Pythia II de Píndaro)

[9] En uno de los prefacios de Navidad.

[10] En la piedad antigua se hacía eso con frecuencia mediante el clásico “padrenuestro” a San José (patrón de la buena muerte). Hoy puede haber maneras de hacerlo más consciente y más libremente.

EL DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS Y EL ADVIENTO

fe adulta

col leandro sequeiros

 

“Jesús les respondió: id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan…· (Mateo 11, 3). Y podría haber añadido: “y se respetan los Derechos Humanos”.

En el día de los derechos humanos se puede hacer una lectura de Adviento: la esperanza de un mundo posible diferente”.

Desde el año 1950 el 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos, coincidiendo con el aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que se aprobó en 1948.

Por otra parte, 1968 fue declarado como el Año Internacional de los Derechos Humanos.

Como lectores y colaboradores de FE ADULTA hemos de sentirnos golpeados por el hecho de que los Derechos Humanos no son respetados. E incluso dentro del ámbito de las religiones, Iglesias y tradiciones espirituales hay déficit de sensibilidad a los derechos humanos. Los derechos humanos, son derechos inalienables y que pertenecen a todos los seres humanos, sin importar su raza, sexo, nacionalidad, lengua, religión, origen étnico o cualquier otra condición.

Actualmente existe una lista de derechos humanos creada por la Organización de las Naciones Unidas, donde se defiende el derecho a la vida, la libertad, a la educación, al trabajo y muchos otros más, que deben ser respetados sin que exista discriminación alguna. Pero este código se refiere casi todo a derechos individuales que tienen su contrapartida en los deberes ciudadanos de respetar los derechos de los demás ciudadanos.

En estos años se han incluido como Derechos Humanos los derechos ambientales, sociales y políticos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos

"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos"

Es el texto del artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En base a esta premisa, la Declaración proclama los derechos inalienables inherentes a todos los seres humanos, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento ni ninguna otra condición.

Lema 2022: Dignidad, libertad y justicia para todos

Este es el lema para la campaña de 2022, una campaña que va a durar un año entero para conmemorar el 75 Aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que se producirá en 2023.

El objetivo de esta campaña es que la población tenga un mayor conocimiento de la Declaración y el activismo asociado a ella, para así poder abordar los problemas mundiales más acuciantes.

Igualdad, inclusión y no discriminación están en el centro del discurso de este año, protegiendo a los grupos más vulnerables: niños, mujeres, pueblos indígenas, personas LGBTI, migrantes, personas con capacidades diferentes.

Y la igualdad debe aplicarse cumpliendo este mandato: "Reconstruir mejor, más justo y más verde" con los objetivos siguientes:

  • Basar la economía en los derechos humanos para romper ciclos de pobreza.
  • Servir de base a un nuevo contrato social, con más derechos sociales y culturales.
  • Igualdad de oportunidades para los jóvenes.
  • Acabar con la injusticia de las vacunas.
  • Justicia climática y derecho a un medio ambiente saludable.

Los derechos humanos y el viaje del Papa a Bahréin

Un titular de prensa era este: El Papa Francisco llega a Bahréin como "peregrino de paz" y pide la promoción de los "derechos humanos fundamentales"

Y decía a continuación: hace muy pocos días, a comienzos del mes de noviembre, el papa Francisco peregrinó a este pequeño país. En su primer discurso en Awali, el Santo Padre ha señalado además la emergencia de la crisis laboral mundial: "Que se garanticen en todas partes condiciones laborales dignas"

La mayor riqueza de este país, según el Papa, es su “variedad étnica y cultural, la convivencia pacífica y la tradicional hospitalidad de la población”. Francisco ha alertado que en los últimos tiempos está creciendo “la indiferencia y la sospecha recíproca, la expansión de rivalidades y contraposiciones que se pensaban superadas, populismos, extremismos e imperialismos que ponen en peligro la seguridad de todos”. El Santo Padre ha pedido así no dejar evaporar “la posibilidad del encuentro entre civilizaciones, religiones y culturas, ¡no permitamos que se sequen las raíces de lo humano! ¡Trabajemos juntos, trabajemos por todos, por la esperanza!”.

El Papa ha subrayado además como los temas del respeto, la tolerancia y la libertad religiosa “han de ser puestos en práctica constantemente, para que la libertad religiosa sea plena y no se limite a la libertad de culto; para que la misma dignidad y la igualdad de oportunidades sean reconocidas concretamente a cada grupo y a cada persona; para que no haya discriminaciones y los derechos humanos fundamentales no sean violados, sino promovidos. Pienso principalmente en el derecho a la vida, en la necesidad de garantizarlo siempre”.

En sus discursos, el Papa ha hecho también referencia al tema de la inmigración en Bahréin: “Cerca de la mitad de la población residente es extranjera y trabaja de modo notable por el desarrollo de un país en el que, aun habiendo dejado la propia patria, se siente en casa”. Aun así, Francisco ha advertido que “el trabajo aún es muy escaso, y hay demasiado trabajo deshumanizador. Eso no sólo conlleva graves riesgos de inestabilidad social, sino que representa un atentado a la dignidad humana”.

Por último, el Papa no se ha olvidado de la guerra, otro de los temas de más actualidad: “Siembra destrucción en todas partes y erradica la esperanza. En la guerra emerge el lado peor del hombre: el egoísmo, la violencia y la mentira. Sí, porque la guerra, toda guerra, representa también la muerte de la verdad. Rechacemos la lógica de las armas e invirtamos la ruta, convirtiendo los enormes gastos militares en inversiones para combatir el hambre, la falta de asistencia sanitaria y de instrucción. Tengo el corazón lleno de dolor por tantas situaciones de conflicto”.

Francisco ha hecho un ulterior llamamiento por la paz: “¡Que callen las armas, comprometámonos en todas partes y realmente por la paz! “Estoy aquí como creyente, como cristiano, como hombre y peregrino de paz, porque hoy más que nunca estamos llamados, en todo el mundo, a comprometernos seriamente por la paz”, así ha finalizado su primer discurso el Papa Francisco en el Reino de Bahréin.

Los Derechos Humanos, también reflejados en la gran pantalla

Un modo de vivir el día de los Derechos Humanos en un contexto de Adviento, puede ser asistiendo activamente a algunas películas.

El mágico mundo del cine es una ventana abierta al espectador, a través de la cual puede contemplar todo lo que le rodea, inclusive las tristes realidades, injusticias y atropellos que se comenten a diario hacia niños, mujeres y hombres, vulnerando todos sus derechos.

Durante años, los cineastas han buscado sensibilizar a las personas exhibiendo películas con una trama real o imaginaria, pero que deje un mensaje de esperanza, fe y optimismo de que podemos hacer de este mundo, un lugar mucho más humano.

Aquí te dejamos algunas de las producciones cinematográficas que más impacto han dejado en los amantes de la gran pantalla en lo relacionado con los derechos humanos:

  1. La Lista de Schindler (1994): Una película, que sin lugar a dudas mostró todo el sufrimiento y la barbarie sufrida por los judíos en la Alemania nazi.
  2. Lalia (1999): Nominada a los premios Goya, este documental muestra la difícil vida de una pequeña niña en el Sahara, quien se ve obligada a permanecer en un campo de refugiados y sometida a una realidad terrible, de la cual sueña con escapar.
  3. El niño con la pijama de rayas (2008): Una historia dramática, pero también aleccionadora y humana, que muestra la inocencia de un niño en un mundo sumido en una guerra mundial, pero que, a pesar de todo, es capaz de creer en la verdadera amistad.
  4. 12 años de esclavitud (2013): Una cinta que narra hechos reales vividos por un hombre de raza negra, quien es sometido a la esclavitud. Aquí se narra cómo pueden ser vulnerados los derechos de un ser humano, que siendo libre, de un momento a otro, pierde su libertad y es sometido a crueles torturas.

Los Derechos Humanos: Una oportunidad para el cambio de modelo de sociedad

Sin lugar a dudas, la humanidad a lo largo de su historia, ha pasado por duros momentos, pero justo ahora, todos los seres humanos tenemos la oportunidad de dar el gran paso hacia el cambio que está pidiendo a gritos nuestro planeta. Es la petición del Adviento.

Estamos atravesando una profunda crisis de valores como no se había presentado antes y que ha trastocado todos los cimientos de la vida de toda la raza humana. Sin embargo, no todo está perdido, pero hace falta mayor conciencia, unión, compromiso y mundo de igualdad para que logremos salir adelante y superar esta difícil prueba que nos trajo la pandemia.

Juntos podremos hacer de nuestro planeta un lugar más sostenible, con mayores oportunidades para todos y teniendo muy presente el llamamiento de las Naciones Unidas en relación a los derechos humanos, donde exista el compromiso de los distintos sectores de la vida pública y privada, organizaciones, gobiernos y la sociedad en general para contribuir a la pronta recuperación y a un mayor bienestar colectivo, donde todos salgamos ganando. Es vivir el Adviento.

¿Cómo celebrar el Día de los Derechos Humanos?

Todos los seres que vivimos en este planeta tenemos derechos humanos universales y esto fue posible, gracias a que un grupo de personas, trabajando durante años de manera mancomunada en las Asambleas de las Naciones Unidas, lograron hacer posible un sueño que beneficiara a todos los ciudadanos del mundo.

Hoy gozamos de una lista basada en 30 artículos que están redactados en uno de los documentos más emblemáticos para toda la humanidad y que ha significado una gran victoria para el progreso, la libertad y la paz de los pueblos. Y unas declaraciones complementarias de Derechos y obligaciones (medio ambiente, los niños, las personas vulnerables)

En este sentido, es una fecha significativa, que invita a la reflexión, pero también a la celebración, sobre todo, en un momento tan difícil para toda la humanidad, donde los derechos de las personas más vulnerables pueden verse afectados debido a la pandemia conocida como COVID-19 que, nos guste o no, sigue ahí y afecta todavía a los países pobres.

Es responsabilidad de todos, trabajar por una sociedad mejor, nuestro pequeño granito de arena, puede hacer la diferencia, así que aprovechemos esta fecha para contribuir de alguna manera, ya sea publicando algún material informativo sobre este interesante tema en las distintas redes sociales. Tu opinión también cuenta y no te olvides de incluir la etiqueta #DíadelosDerechosHumanos.

A VUELTAS CON EL SÍNODO: "LO IMPORTANTE ES QUE SE HABLE CON LIBERTAD Y QUE SE ROMPAN LOS TABÚES"


col rojo

 religión digital

Tal vez ni el propio Francisco pensó que lo del Sínodo iba a traer tanta cola como está teniendo. Desde distintos lados, con posiciones distintas -frecuentemente contradictorias- está habiendo posicionamientos sobre los distintos temas que más se airean. Últimamente hemos leído las declaraciones del Cardenal Rouco (¿Se aguantará su par limeño, también emérito, el cardenal Cipriani? ¿O es que le pusieron un esparadrapo en la boca al aceptar su renuncia?).

Por otro lado, no cabe duda que las aguas se han movido mucho en países como Alemania donde, sobre todo los laicos, claramente no están dispuestos a que “se vacíen los templos y se borren los creyentes” por la imagen de una iglesia encorsetada y mirando siempre hacia dentro. Tampoco parecen estar dispuestos a seguir siendo sumisos, sin más. No ha sido solo ruido lo del “Sínodo alemán”, no.

Por supuesto que lo más importante no son los porcentajes de los que van de acuerdo o en desacuerdo con el planteamiento de Francisco, con incidir en determinados temas (como el celibato sacerdotal, el rol de la mujer en la iglesia o los sacerdotes casados)… ni siquiera con la formulación de los mismos.

Lo más importante es que en la Iglesia se hable ya con cierta libertad de todos estos temas, que se rompan los tabúes y que el camino sinodal haya echado a andar desde la práctica, no solo en teoría. Importante que se discutan o debatan ciertos temas, sí, y más importante, que se vayan dando pasos si es que queremos, entre todos, ir haciendo esa “Iglesia otra” (¡no “otra iglesia”, que nadie habla de salirse!), en la que nos sintamos más a gusto y cristianos más adultos todos.

De eso se trata. Y, afortunadamente, esta vez los aires soplan desde Roma, en la persona del papa Francisco, que ha querido volvamos a Aparecida y al Vaticano II (en el fondo al evangelio, creo). No por casualidad sufre ataques tan directos y desde dentro, no. Desde el comienzo de esta andadura la reacción fue fuerte y se han utilizado maneras insospechadas en los que siempre defendieron la obediencia al papa y a la jerarquía.

Digámoslo claro: El Vaticano II nos dejó dos intuiciones geniales en sus dos Constituciones sobre la Iglesia. En la Lumen Gentium se nos dijo que primera y principalmente la Iglesia es pueblo de Dios, todos discípulos misioneros (en lenguaje de Aparecida) y en la Gaudium et Spes, que la Iglesia no es fin en sí misma, que está al servicio del Reino. En otras palabras, que lo que importa es una sociedad mejor, un mundo mejor, no una iglesia mejor (aunque, de rebote, la tendremos). El objetivo, el fin es claro.

Ni lo uno ni lo otro han querido aceptar esos sectores de Iglesia que le hacen la guerra a Francisco. Como si él se lo estuviera inventando, como si Aparecida o el Vaticano II lo hubieran inventado. No, está clarito en los evangelios. Ya nos lo dijo el Papa a todos en el 2013, en la Evangelii Guadium: hay que volver a la frescura original del Evangelio (EG 11). Y nos advirtió que la EG era programática, para largo.

Como dice Mío Cid (aunque normalmente se lo cuelgan a D. Quijote) mayores cosas veredes. Pero nos gustaría que fueran cosas mejores. Eso esperamos de este camino sinodal que abogamos porque no tenga marcha atrás.

¿HAY SIGNOS DE RENACIMIENTO RELIGIOSO EN EL OCCIDENTE SECULARIZADO?


col mercier

 Redacción de Atrio

Muchos creen que el tinglado religioso está solo ligado a las políticas de derecha. Hace unos días el presidente de los obispos italianos rechazaba rotundamente la propuesta de Salvini de financiar desde el gobierno los matrimonios que se celebraran en la  Iglesia. Pero tal vez asistamos a un futuro religioso plural en Europa. Esa posibilidad la plantean Elzo y Hans, Y también este autor francés. AD.

Un historiador francés de la Iglesia, escéptico ante los discursos recurrentes sobre el revivalismo, admite que están apareciendo nuevas formas de religiosidad. Como esto contradice los resultados de las encuestas, se pregunta si estamos usando los indicadores correctos para observarlas

A unos pocos asientos de mí, en mi viaje en tren por la tarde de París a Bruselas, dos personas negras de unos treinta años están enfrascadas en una conversación. No se conocían hasta hace unos momentos. El hombre lleva chándal y habla con una voz apagada y suave. La mujer lleva un gorro de punto y un gran abrigo de lana gris, a pesar del clima templado de otoño, tiene una risa clara y contagiosa.

Inmerso en mi lectura, de repente me sobresalto al escuchar “¡Ese es el Espíritu Santo!” y luego “¡Gloria a Dios!” surgen de su conversación. Hago la suposición algo perezosa de que deben haber descubierto que son parte de la misma Iglesia Pentecostal. Su conversación pronto resonará con otros eventos que se desarrollarán este martes a fines de octubre

El presidente de la laica Francia en Roma

En el tramo anterior de mi viaje, mientras tomaba el tren de Burdeos a París, había visto en Twitter que el presidente francés Emmanuel Macron, durante una visita a Roma, había pedido a los sacerdotes de la basílica de San Juan de Letrán que oraran por él y por los otros líderes mundiales. Unas horas antes, el Papa le había pedido a la esposa de Macron que rezara por él y ella le aseguró a Francisco que rezaba por él todos los días

Mientras estaba sentado en el salón de viajeros frecuentes en París mientras esperaba mi conexión, recogí una copia gratuita de Le Figaro . Tenía un artículo sobre Rishi Sunak, que revelaba que el nuevo primer ministro de Gran Bretaña era un hindú devoto. Sunak decía en el reportaje que la fe era la base de su vida y que uno de los momentos de mayor orgullo de su carrera había sido encender diyas en los escalones del número 11 de Downing Street para celebrar Diwali cuando era ministro de Hacienda

Esa mañana, incluso antes de salir de Burdeos, tuve una entrevista con un periodista del periódico Le Parisien . Me había preguntado sobre la nueva popularidad de las religiones en general, y del cristianismo en particular, entre los jóvenes. Dijo que le llamó la atención el comportamiento explícitamente confesional que muchos de ellos expresan en las redes sociales y en la calle y quería saber qué explicaba esto

Era la cuarta vez en seis meses que los medios me interrogaban sobre este fenómeno, que es contraintuitivo, al menos para el catolicismo. Al fin y al cabo, la evidencia empírica y los datos estadísticos parecen converger hacia la constatación incuestionable de una crisis en la transmisión de la religión a las nuevas generaciones

Ante un futuro incierto

Cada vez que intento una respuesta, trato de poner las cosas en perspectiva e insto a la precaución. El retorno de la religión ya se anunciaba a finales de los 90 (la New Age, el velo en las escuelas, el éxito de las Jornadas Mundiales de la Juventud, etc). También se habló del resurgimiento de la fe a finales de los 70 (Solidarnosc en Polonia, la revolución iraní, la mayoría moral en Estados Unidos, etc)

¿No es esta un aparente reavivamiento, que surge aproximadamente cada veinte años, una especie de tema periodístico recurrente que se basa solo en unos pocos hechos espectaculares, pero no realmente significativos? Las encuestas muestran que la curva de secularización continúa creciendo y las instituciones religiosas continúan desintegrándose.

Y sin embargo… ¿Y si, en este contexto del final de una era, la religión realmente está volviendo, como una especie de recurso necesario para ayudar a las personas a enfrentar un futuro ansioso e incierto?¿Y si ya se estuviera cumpliendo la profecía, repetida hasta la saciedad, de que el siglo XXI sería espiritual, pero que –con la mirada clavada en la crisis interminable de la principal organización religiosa francesa, la Iglesia católica, y su enredo en escándalos sexuales– han estado ciegos a los resurgimientos que están ocurriendo a bajo nivel?Tendemos a entender la religión como una actividad específica, localizada en el tiempo (viernes, sábados o domingos, según la denominación) y en el espacio (el lugar de culto), y la medimos mediante indicadores centrados en las prácticas colectivas. Quizás esto nos hace incapaces de captar expresiones religiosas individuales emergentes, entretejidas en las rutinas de la vida diaria, o anidadas en los minúsculos espacios del mundo digital

Más allá del sonido de las infraestructuras que crujen y se desmoronan, es muy posible que se esté gestando una revolución espiritual.

 

Por Charles Mercier | La Croix International


Charles Mercier (n. 1977) es profesor de historia contemporánea en la Universidad de Burdeos (Francia). Su último libro, L’Église, les jeunes et la mondialisation. Une histoire des JMJ (Bayard, 2020) examina la Iglesia católica, los jóvenes y la globalización en el contexto de las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud

ENTRAR EN ADVIENTO CON DIOS

religión digital

col agrelo

 

Adviento es palabra con sabor a esperanza, sabor que esa palabra pierde si la sacamos del diccionario de la fe.

Adviento es palabra con sabor a esperanza de Dios y a esperanza de los pobres.

Dios está siempre en adviento porque ama la vida, porque nos ama, porque quiere que vivamos, porque sueña locuras para sus hijos: Dios sueña, se entrega y nos llama a que nos pongamos con él a la tarea de realizar lo que ha soñado.

En ese mundo, que es de Dios y es nuestro, serán de casa la justicia, la rectitud, la lealtad; ese mundo estará lleno de ciencia del Señor y en él florecerá la paz.

Para hacerlo realidad, hubo un tiempo en que el Señor vino a los suyos como palabra profética, hasta que, en la plenitud de los tiempos, vino al mundo como Palabra encarnada: vino y se entregó; viene y se entrega; viene y espera siempre a que la fe lo acoja, y por la fe la tierra se vuelva casa de paz y justicia, de pan y libertad para excluidos, desamparados y desvalidos.

El Señor vino, viene y vendrá, y su nombre es Cristo Jesús, nombre de Dios en adviento, de Dios en camino, de Dios en busca de ovejas perdidas, de hijos que se le fueron lejos de casa, nombre de Dios pobre, de Dios con nostalgia de bienaventuranza para sus hijos.

En Cristo Jesús, Dios se ha hecho servidor de todos, a todos nos llama, a todos acoge, para que todos conozcamos su misericordia y lo alabemos por ella.

Ahora, Iglesia de pobres con esperanza, Iglesia en adviento, atiende a la palabra del Señor; escucharás imperativos apremiantes: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.

Que le prepare el camino al Señor tu deseo de recibirlo; que se lo prepare tu pobreza, tu necesidad, tu hambre, te noche, tu infierno.

Que le prepare el camino al Señor tu fe, tu confianza, la certeza del amor que Dios te tiene.

Clama por la justicia que Dios quiere darte. Pídele que a tu vida venga Jesús.

Si entras con Dios en adviento, entra también en adviento el Reino de Dios, pues por Dios y por ti, el Reino está cerca, está naciendo, va en busca de quienes lo esperan, se ofrece a quienes lo necesitan. 

Si entras con Dios en adviento, por Dios y por ti, “habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito”; Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, hará posible que, de acuerdo entre nosotros, unánimes, alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Si entras con Dios en adviento, por Dios y por ti “florecerá la justicia y la paz abundará eternamente”, y unos a otros nos acogeremos, como Cristo nos acogió para gloria de Dios.

Si entras con Dios en adviento, la libertad se habrá acercado “al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protección”; él salvará por tus manos la vida de los pobres.

Ellos, los pobres, darán testimonio de la verdad de tu adviento, de la cercanía del Reino de Dios, de la realización de los sueños de Dios.

Feliz camino de adviento con tu Dios.

 

Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger

¿QUIÉN ES EL OBISPO A QUIEN EL PAPA FRANCISCO PUSO COMO EJEMPLO DE “BUEN PASTOR”?

RELIGIÓN DIGITAL

col jose lorenzo

 

“Permítanme mencionar un obispo del que no sé si es conservador, si es progresista, si es de derecha o de izquierda, pero es un buen pastor: Seitz, en la frontera con México. Es un hombre que capta todas las contradicciones de ese lugar y las lleva adelante como pastor. No digo que los otros no sean buenos, pero este es uno que conozco”.

Esas fueron las palabras del Papa en la reciente entrevista concedida a la revista America Magazine y en donde respondía a la pregunta de cómo pueden los obispos de Estados Unidos recuperar la fe de los católicos norteamericanos. “Ustedes tienen algunos buenos obispos que están más a la derecha, algunos buenos obispos que están más a la izquierda, pero son más obispos que ideólogos; son más pastores que ideólogos. Esa es la clave”, señaló el Papa.

Activista 'en y de' la frontera

Pero, ¿quién es ese obispo al que el Papa ha puesto como ejemplo de “buen pastor”? Pues  se trata de Mark J. Seitz, uno de los primeros obispos que nombró, concretamente para El Paso, en la frontera con México, a los dos meses de ser elegido sucesor de Pedro y al que ha llamado personalmente por teléfono para felicitarle por alguna de sus iniciativas.

Considerado uno de los líderes católicos más comprometidos con la migración y otras temáticas de la frontera, según recoge El Diario de El Paso "es conocido a nivel internacional por la defensa de los que menos tienen". Habitual participante en mesas de debate, consejero de líderes políticos en Washington, no ha dudado en realizar poderosos gestos simbólicos, tanto en la frontera mexicana, a donde arriban centenares de migrantes centroamericanos o contra el racismo en el país.

Un obispo a favor del 'Black Lives Matter'

En junio de 2020, "el Papa llamó por teléfono a Seitz por haber sido el primer obispo católico en arrodillarse públicamente en reconocimiento simbólico de la injusticia racial y la brutalidad policial en Estados Unidos". "El lunes 1 de junio, Seitz había asistió a una manifestación con feligreses y otros clérigos y, sosteniendo un cartel que decía ‘Black Lives Matter’ se arrodilló y cerró los ojos, dirigiendo una oración en silencio durante 8 minutos y 46 segundos, el tiempo que el oficial de Policía de Minneapolis, Derek Chauvin, sostuvo su rodilla sobre el cuello de George Floyd”, señala el diario.

Dos días después, el miércoles 3 de junio, el Papa se comunicó por dos o tres minutos vía telefónica con Seitz y hablaron en español. “Dijo que quería felicitarme”, señaló el obispo. “Yo le expresé al Santo Padre que sentía que era imperativo mostrar nuestra solidaridad con aquellos que están sufriendo”.

8.000 MILLONES DE HABITANTES


col arregi

 

Por primera vez en la historia de la Tierra, escrita en fuego, agua y vida, los Homo Sapiens, una especie muy reciente, hemos sobrepasado la barrera de los 8.000 millones de habitantes. No me parece ningún hito glorioso, sino una inquietante señal de alarma. No tenemos nada que celebrar, y sí mucho que recapacitar en todos los órdenes. El dato nos coloca ante graves y complejos desafíos éticos, ecológicos, filosóficos, también religiosos. Apunto 4 de los más decisivos.

1. El ritmo de crecimiento es insostenible. Se calcula que al final del Paleolítico, hace unos 12.000 años, antes de la revolución neolítica que se produjo con la agricultura y la ganadería, la población humana del planeta –ya para entonces solo quedaban los Sapiens– sumaban en torno a 1 millón; hace 2000 años, en tiempo de Jesús, eran unos 200 millones; en el año 1800 ascendían en torno a los 1.000 millones; en el año 1900 llegaban casi a los 2.000 millones; y en el año 2000 éramos 6.000 millones; veinte años después, somos 8.000 millones.

Las cifran hablan a gritos: este ritmo de crecimiento de la población humana –a pesar de su progresiva ralentización– sigue siendo insostenible. Es insostenible para el planeta y sus recursos limitados, para las demás especies vivientes que lo habitan, y para todos los pueblos que se quedan atrás. Tal vez la Tierra, gracias a la ciencia y a las tecnologías –y a la justa distribución de los recursos, si ésta se diera–, pudiera alimentar a 15 o 20 mil millones de humanos, pero no estamos solos y no podemos regirnos solo por el bien de la humanidad. Tengámoslo muy claro: lo que no es sostenible para todos los vivientes acabará por ser insostenible también para los humanos.

2. La desigualdad es la causa de que la natalidad baje en los países ricos y se mantenga alta en los pobres. Que baje la natalidad en aquellos y no en éstos parece paradójico, pero responde en el fondo a la misma razón: la inequidad, la desigualdad injusta. Si baja la natalidad en los países ricos, se debe sobre todo a la creciente precariedad económica, a la falta de conciliación familiar y al miedo al futuro. Y si se mantiene alta en los países más pobres, se debe principalmente a la sumisión de la mujer, a su falta de autonomía económica, a la carencia de anticonceptivos, a la alta mortalidad, a la necesidad de brazos que traigan pan a casa y cuiden a los padres cuando sean ancianos sin sistema público de atención. Son formas diversas de la misma desigualdad que lleva a unos a no desear hijos ni tenerlos, y empuja a otros a desear tenerlos o a tenerlos sin desearlos. Son síntomas contradictorios de un sistema económico global irracional e inhumano que a unos les impide engendrar y a otros les fuerza a hacerlo. Paradojas de esta nuestra especie humana tan dotada y tan indigente.

La solución verdadera no vendrá de políticas familiares –de fomento de la natalidad en unos lugares y de reducción en otros–, por necesarias que sean. Y menos aún, de políticas de inmigración que abren o cierran fronteras según dicten los intereses económicos de los más ricos. No habrá solución para los unos mientras no haya solución para todos. Nunca seremos sabios si no acertamos a ser hermanos, ni seremos libres mientras no nos reconozcamos iguales.

3. Es inhumano que la especie humana se adueñe de todo el planeta. A pesar de todas las enfermedades, hambrunas, epidemias y guerras, la población humana en la Tierra no ha cesado de crecer, y sigue y seguirá creciendo al menos un tiempo. El hecho revela la fuerza y la pasión de la vida, pero el precio pagado y los desastres provocados por este crecimiento son tan espantosos, que me debato entre la admiración y la pesadumbre por esta especie humana que gente más optimista llamó Sapiens, Sabia. Es capaz de lo más sublime y de lo más horrible. Es ángel de la guarda y ángel exterminador: envenenamos el aire y las aguas, arrasamos las selvas y los mares, inyectamos enfermedades a otros animales para curar las nuestras, multiplicamos inmundas macrogranjas y crueles mataderos, seguimos cazando por placer y matando toros por diversión, y un millón de especies se hallan hoy mismo en peligro de extinción a causa nuestra. ¿No somos todos hijos de la misma Tierra y de la misma vida?

Somos la especie más contradictoria. La que más depende del cuidado, y la más invasora y depredadora de la naturaleza de la que formamos parte. La más poderosa y la más sufriente. Somos los más inteligentes y los más insensatos de todos animales, pues no sabemos vivir con lo que tenemos ni morir cuando nos toca. Y no se debe a ningún “pecado original” ni a ningún castigo divino, sino al desarrollo cerebral evolutivo que nos ha establecido en este estado de desequilibrio constitutivo o de difícil equilibrio, casi imposible. Casi. Algo o mucho está en nuestras manos, hoy más que nunca, gracias entre otras cosas a la ciencia. Pero la ciencia no bastará. Si queremos realmente avanzar hacia el equilibrio profundo de nuestro ser, deberemos liberarnos de la codicia de ganar, poseer, crecer a toda costa. Y empezar por reconocer que no somos los dueños y señores de la Tierra, que somos Tierra, que somos de la Tierra y que la Tierra es más fuerte. No creceremos en humanidad mientras no aprendamos a decrecer para compartir.

4. La enseñanza de la Iglesia Católica romana sobre la natalidad es irresponsable. La especie Sapiens creó a un “Dios” a su propia imagen humana –cumbre de la sabiduría o de la necedad– y los grandes monoteísmos establecieron que el ser humano –preferentemente varón– es imagen, la única o la suprema imagen, del “Dios” omnipotente. El cristianismo extremó su divinización afirmando que “Dios” se encarnó plenamente solo en un hombre judío varón, aunque Jesús de Nazaret, profeta de la liberación, no tuvo nada que ver en ese dogma de la encarnación excluyente.

Sería una grave irresponsabilidad que las Iglesias cristianas siguieran aferradas a la letra de ese dogma y a la cosmovisión antropocéntrico-androcéntrica que lo sustenta, y sigan enseñando que la especie humana es la más noble y digna de todas las criaturas, el centro, la cima y el sentido de toda la creación. Como si la Tierra fuera el centro del cosmos y solo en ella hubiera surgido la vida y el ser humano significara el fin de la evolución. Todo ello se ha vuelto insostenible.

Es una grave irresponsabilidad ignorante, o una grave ignorancia irresponsable, que la Iglesia Católica siga leyendo a la letra el mandato divino del Génesis: “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla” (Gn 1,28), y siga apoyándose en la letra y el mundo del pasado para legitimar su defensa de la natalidad, su anacrónica doctrina de la procreación que llama “natural” y su absurda condena de los métodos anticonceptivos, su arraigado patriarcalismo, su pertinaz e hiriente homofobia, su perniciosa obsesión por la sexualidad cuyas dolorosas consecuencias saltan a la vista.

Es hora de redefinir nuestro lugar y responsabilidad en la tierra, en la comunidad de los vivientes. Es hora de pensar y decidir si queremos salvarnos juntos o perdernos todos.

 

José Arregi
Aizarna, 20 de noviembre de 2022
www.josearregi.com

Adviento 3º PREGUNTAS INQUIETANTES DEL ADVIENTO Mateo 11, 2-11

col pepa torres com

 FE ADULTA

El Evangelio de este tercer domingo de Adviento nos recuerda que la esperanza no está exenta de preguntas ni incertidumbre, sino que se apoya también en signos. Pero estos no tienen nada que ver con los niveles de productividad, el cálculo estadístico, ni la previsión de resultados eficaces o pragmáticos, sino con la desmesura de Amor que se encarna y se compromete en hacer histórica la liberación de los y las descartables.

La lectura de Isaías que antecede al Evangelio de este domingo recoge también esta idea: Dios viene en persona y nos salva. Se aprojima. la esperanza del Adviento es inseparable de esta aprojimación. Orígenes se refiere a ello con el termino synkatábasis. Con esta categoría expresa que Dios en Jesús se familiariza con la humanidad: se aprojima. En consecuencia, también nosotros nos familiarizamos con Dios y comulgamos con Él en la medida en que vivimos dejándonos afectar y comulgando con las vidas de los y las más vulneradas. De manera que la plenitud de lo humano no acontece nunca en la negación, la indiferencia del otro/a, o el olvido de la interdependencia y la relación, sino en el cuidado y el encuentro con la alteridad y la diversidad que nos constituye.

Esa es la Buena nueva del Evangelio y quizás la novedad de cristianismo frente a otras religiones. Los signos del Reino no remiten a actitudes abstractas o meramente intencionales, sino a la liberación del sufrimiento y la humanización de la vida. No conocen tampoco las fronteras entre lo sagrado y lo profano, sino que acontecen en escenarios donde lo humano y la casa común está más amenazados, porque la profecía del Evangelio encuentra un humus más adecuado en las periferias y sus riesgos que en la seguridad de las zonas de confort.

Traduciéndolo a nuestra vida cotidiana y a nuestro contexto mundial de crisis civilizatoria y eco-social esto significa que allá donde se antepone el cuidado de la vida y su sostenibilidad, en lugar del dinero, el consumo y el lucroallá donde se genera cultura del encuentro y lo comunitario frente al cada uno a lo suyo; allá donde se practica la hospitalidad y se ensancha la mesa del compartir los bienes; allá donde se enfrenta la injusticia y la violencia que nos quiebra como seres humanos, allá se nos revelan los signos del reino y el Evangelio se hace seminalmente presente.

El Evangelio de este domingo nos invita preguntarnos hoy por el nivel de nuestra sensibilidad para captar hoy estos signos, y comprometernos con su cuidado y aliento. La esperanza del Adviento no es una esperanza cómoda, sino inquietante, cargada de preguntas, como las de Juan Bautista a Jesús y las de Jesús a sus interlocutores. Abrámonos con profundidad a ellas y quizás desde ahí, podamos experimentar, como diría la gran mística y activista cristiana Dorothy Day, que el Evangelio es verdad, el Evangelio es ahora.

 

DOMINGO 3 Adviento – A (Mateo 11,2-11) AMOR A LA VIDA

JOSÉ ANTONIO PAGOLA


 Frente a las diferentes tendencias destructivas que se pueden detectar en la sociedad contemporánea (necrofilia), Erich Fromm ha hecho una llamada vigorosa a desarrollar todo lo que sea amor a la vida (biofilia), si no queremos caer en lo que el célebre científico llama «síndrome de decadencia».

Sin duda, hemos de estar muy atentos a las diversas formas de agresividad, violencia y destrucción que se generan en la sociedad moderna. Más de un sociólogo habla de auténtica «cultura de la violencia». Pero hay otras formas más sutiles y, por ello mismo, más eficaces de destruir el crecimiento y la vida de las personas.

La mecanización del trabajo, la masificación del estilo de vida, la burocratización de la sociedad, la cosificación de las relaciones, son otros tantos factores que están llevando a muchas personas a sentirse no seres vivos, sino piezas de un engranaje social.

Millones de individuos viven hoy en Occidente unas vidas cómodas, pero monótonas, donde la falta de sentido y de proyecto puede ahogar todo crecimiento verdaderamente humano.

Entonces, algunas personas terminan por perder el contacto con todo lo que es vivo. Su vida se llena de cosas. Solo parecen vibrar adquiriendo nuevos artículos. Funcionan según el programa que les dicta la sociedad.

Otras buscan toda clase de estímulos. Necesitan trabajar, producir, agitarse o divertirse. Han de experimentar siempre nuevas emociones. Algo excitante que les permita sentirse todavía vivas.

Si algo caracteriza la personalidad de Jesús es su amor apasionado a la vida, su biofilia. Los relatos evangélicos lo presentan luchando contra todo lo que bloquea la vida, la mutila o empequeñece. Siempre atento a lo que puede hacer crecer a las personas. Siempre sembrando vida, salud, sentido.

Él mismo nos traza su tarea con expresiones tomadas de Isaías: «Los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí».

Dichosos en verdad los que descubren que ser creyente no es odiar la vida, sino amarla, no es bloquear o mutilar nuestro ser, sino abrirlo a sus mejores posibilidades. Muchas personas abandonan hoy la fe en Jesucristo antes de haber experimentado la verdad de estas palabras suyas: «Yo he venido para que los hombres tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10,10).

DIOS ES PARCIAL Mt 11, 2-11 «A los pobres se les anuncia la buena Noticia»

fe adulta

comentario editorial fa7

col munarriz

 


Juan pide una señal porque teme por su vida y quiere dejar a buen recaudo a sus seguidores. Manda una delegación, y Jesús les contesta citando a Isaías: «Los ciegos ven … y a los pobres se les anuncia la buena Noticia» 

La gran revolución de Jesús es mostrarnos que Dios es de todos. Que lo suyo no va de templos magníficos, vestiduras ostentosas o gente sagrada y poderosa, sino de todo lo contrario. Los sabios, los sacerdotes o los puros no tienen ninguna preferencia ante Él; es más, si nos guiamos por lo que vemos en Jesús, Su corazón se inclina hacia los marginados, los impuros, los desafortunados. Podríamos decir que el Dios de Jesús no es justo, sino descaradamente parcial en favor de los más necesitados.

El evangelio nos presenta a Jesús rodeado siempre de enfermos, lisiados, pobres y pecadores. Gente despreciada por los poderosos, los privilegiados, los predilectos de un dios que premia a los justos con bienes y castiga a los pecadores, como ellos, con miserias. Jesús en cambio se compadece de ellos, les cura de la enfermedad, les enseña y les devuelve la esperanza que habían perdido. Y a aquellos desarrapados, míseros, a veces cojos, o ciegos, casi siempre impuros, les dice que poseen la dignidad de hijos de Dios; que son herederos de su Reino; que no son unos pobres desgraciados, sino los más importantes a Sus ojos.

Ellos por su parte le siguen fascinados. Son como ovejas sin pastor que tienen la necesidad perentoria de que alguien les escuche y les dedique su atención; alguien que no los considere unos malditos empecatados aborrecidos de Dios… Y eso es lo que les ofrece Jesús. Para ellos aquello es el reino de Dios en la Tierra; ya no tienen que esperar más; está allí, a su lado.

Los sabios, los puros y los poderosos no sienten necesidad de él, no le siguen, y se quedan a las puertas del Reino sin ninguna oportunidad de entrar en él. Y es que la primera condición para entrar es sentirse necesitado: «Si no os hacéis como niños —los seres más necesitados— no entraréis en el reino de los cielos».

Y aquí viene la aplicación a nuestra propia vida, porque nosotros —gente sabia y acomodada— creemos tener cubiertas todas nuestras necesidades materiales y espirituales, y cada vez sentimos menos necesidad de los criterios de aquel carpintero que, hace veinte siglos, recorría los polvorientos caminos de Galilea y hablaba de Dios contando cuentos sencillos a gente sencilla.

Mateo, el pequeño recaudador de Cafarnaúm, no se sintió necesitado hasta que se vio llamado por Jesús; lo mismo que Zaqueo, el odiado jefe de recaudadores de Jericó. Pero Jesús sabía que, aunque ellos lo ignorasen, eran gente necesitada de ayuda, los llamó y cambió su vida. Quizás algún día caigamos en la cuenta de lo necesitados que somos a pesar de acumular tanto conocimiento y bienestar, y cambie también la nuestra.

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí