FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 10 de enero de 2024

Magos de verdad: "Una fe sin amor a los hermanos, es una... Magos de verdad: «Una fe sin amor a los hermanos, es una idolatría»

 

Santiago Agrelo

«Una fe sin compromiso con los pobres hace mentiroso a Dios» Magos de verdad: «Una fe sin amor a los hermanos, es una idolatría»
«¿Qué justicia puede haber, qué libertad, para los muertos en la frontera, para los arrojados al mar después de una muerte atroz en la soledad de un cayuco? ¿Dónde está la piedad con el pobre, dónde la salvación del indigente?»  Ver noticia 

Teología palestina de la liberación: contra el colonialismo y el genocidio

 Infolibre


Juan José Tamayo

A propósito del genocidio causado por Israel contra Gaza, que ha provocado el asesinato de cerca de 23000 personas, voy a hablar de la teología palestina de la liberación —muy poco conocida en Occidente—, que viene jugando un papel fundamental en la denuncia del colonialismo al que se ve sometida Palestina por Israel con la colaboración de los Estados Unidos, y en la condena de la actual masacre que está reduciendo a escombros la Franja y eliminando a diario a centenares de vidas humanas.  Ver noticia 

José Cobo, arzobispo de Madrid a RD: «En Madrid se aplicará ‘Fiducia supplicans’ con la intensidad que pide el Papa»


 Religión Digital

«Los críticos responden más grupos de presión que no son católicos»
El Arzobispado de Madrid ha tenido que amonestar seriamente a dos sacerdotes que hicieron campaña pública para desobeder a Francisco y la declaración sobre las bendiciones a parejas en situación irregular o uniones homosexuales
«Pueden expresar su opinión, pero nunca en espacios civiles, en páginas de Internet, que nada tienen que ver con la dinámica eclesial , y que en definitiva se manifiesta opuestos a la doctrina ordinaria del Santo Padre», recalca Ver noticia

Scicluna apuesta por «pensar seriamente» el celibato opcional

 


Religión Digital

«Hay un lugar para el celibato en la Iglesia, pero también hay que tener en cuenta que un sacerdote a veces se enamora»
«La Iglesia ha perdido a muchos grandes sacerdotes porque eligieron el matrimonio», recalca Scicluna, quien insiste en que «si de mí dependiera, revisaría el requisito de que los sacerdotes tienen que ser célibes” Ver noticia

Francisco advirtió a Israel que los ataques a civiles en Gaza son... Francisco advirtió a Israel que los ataques a civiles en Gaza son «crímenes de guerra»

 


Religión Digital

Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano

Vuelve a reclamar la solución de dos Estados ante el Cuerpo Diplomático
El Papa abrió el año diplomático del Vaticano ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede: el pedido por los dos Estados, rechazó a la invasión rusa, críticas al régimen de Nicaragua, el cuidado del ambiente como vía a la paz y la «aberrante» maternidad subrogada, entre los temas Ver noticia 

InicioPalestinaBolivia. La cancillería valora “acción histórica” de Sudáfrica contra Israel ante CPI Bolivia. La cancillería valora “acción histórica” de Sudáfrica contra Israel ante CPI

 Resumen Latinoamericano

Cancillería de Bolivia estimó el hecho significativo de la República Sudáfrica que busca enjuiciar a Israel ante CPI por el “genocidio” perpetrado en la Franja de Gaza.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Bolivia, a través de un comunicado publicado el domingo, valoró “la histórica acción emprendida por la República de Sudáfrica” ante la Corte Penal Internacional (CPI) sobre los crímenes de guerra cometidos por Israel contra los civiles en Gaza.Ver noticia 

Los obispos, sobre la rebelión de los curas de Toledo: “Es la vuelta al conservadurismo eclesial”

 Religión Digital

“No representan a los seminaristas ni sacerdotes españoles”, dicen a Religión Digital
“Es un fenómeno mundial, una corriente que afecta a esos jóvenes que no vivieron el Concilio Vaticano II y la renovación que trajo a la Iglesia, porque no creen en sus argumentos y se agarran a una cuestión sentimental: es la vuelta al conservadurismo eclesial”  Ver noticia 

InicioRevista de prensaiglesia catolicaAsociación Kintsugi: El silencio “cómplice” y “calculado” de Zornoza Boy Asociación Kintsugi: El silencio “cómplice” y “calculado” de Zornoza Boy

 Religión Digital

«¿Está de acuerdo Zornoza Boy con lo que ha promovido su antiguo ecónomo?»
«Esta Asociación quiere hacer pública, por un lado, la doble vara de medir del Obispo diocesano, dependiendo quien sea la persona que levante la voz, y el tema que se trate»
«El actual promotor es Pedro Luis Llera, Director del Colegio Juan Pablo II de Puerto Real, antiguo Santo Ángel, perteneciente a la Fundación Educatio Servanda de Cádiz y Ceuta, creada por monseñor Zornoza y Antonio Diufaín, como patronos»  Ver noticia 

¿EXISTEN PRUEBAS CIENTÍFICAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS?


col zapatero

 

En estos meses han visto la luz dos voluminosos libros con un tema común y que se están convirtiendo en mediáticos, gracias a una intensa campaña de promoción. El contenido de estos dos ensayos se dedica a un mismo objetivo: mostrar a los lectores y a la opinión pública que existen pruebas científicas de la existencia de Dios.

El tema no es nuevo. Muchos de los seguidores de estas páginas nutrieron su fe juvenil con la lectura del libro del jesuita padre Jesús Simón, A Dios por la ciencia. Estudios científico-apologéticos. Frente a los ateos, el docto autor jesuita pretendía demostrar que Dios existe basado en argumentos científicos.

Pero la publicación en España de libros de claro diseño apologético, parece haber encontrado un grupo de personas preocupadas por solucionar en sus vidas el problema de Dios. Síntoma que creemos positivo aunque defendemos que la apologética no es el camino.

Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios

Uno de los libros que comentamos tiene como autor a un español: José Carlos González-Hurtado (Madrid 1964), Presidente de la red de comunicaciones EWTN España. Profesionalmente es Senior Advisor global de la consultora estratégica Roland Berger y de algunas de las mayores firmas mundiales de Private Equity así como Consejero de varias compañías multinacionales de tecnología y consumo basadas en Europa y América.

Este voluminoso y documentado estudio, Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios, puesto a la venta el 12 de septiembre de 2023, en la editorial Voz de Papel, aborda el tema de la relación entre ciencia y religión combinando diversos enfoques (histórico, cultural, testimonial, divulgativo, sociológico) y prestando especial atención a los debates científicos actuales y de los dos últimos siglos. No se limita a refutar la leyenda urbana de la incompatibilidad entre ambas formas de conocimiento. Su objetivo es demostrar que una mirada sin prejuicios al panorama de la ciencia moderna lleva necesariamente a la idea de Dios. Para ello presenta argumentos de peso apoyándose en abundante documentación y usando un estilo desenfadado que convierte la lectura del libro en gratificante y enriquecedora.

Dios, la ciencia, las pruebas. El albor de una revolución

El segundo de estos libros de carácter apologético que están teniendo mucha repercusión mediática es una traducción del francés: Michel Yves Bolloré y Olivier Bonnassies (2023). Dios, la ciencia, las pruebas. El albor de una revolución.Editorial Funambulista, en coedición con Ladera Norte, Madrid, 573 páginas. 

La tesis básica de este voluminoso y bien documentado estudio es que la ciencia moderna es impensable hoy sin aceptar la existencia de Dios. La tesis de este estudio ha sido refutada por el jesuita François Euvé (La ciencia ¿es una prueba de la existencia de Dios? Respuesta al libro Dios, la ciencia, las pruebas,edición de François Euvé y Etienne Klein. Éditions Salvator, mayo de 2022, 577 p.). Euvé pone en duda en valor de los argumentos, basados en el diseño del mundo, que para él no tienen valor para demostrar que Dios existe.

El trasfondo filosófico y teológico de este estudio es similar al del libro anterior. Para estos autores apologéticos, el llamado argumento del diseño, el argumento teleológico o “argumento del diseño inteligente”, se ha propuesto en teología durante siglos.  

De alguna manera, este libro se inscribe en lo que hoy se denomina “nueva apologética” impulsada por grupos de científicos católicos muy vinculados a movimientos conservadores. Michel Yves Bolloré es  Ingeniero de formación, es hoy administrador de empresas e instituciones de educación superior. en Londres. Olivier Bonnassies es un hipergraduado: politécnico, es intenso divulgador de videos, artículos, boletines en redes sociales sobre temas a menudo vinculados a la racionalidad de la fe.

Tomás de Aquino lo presentó en su quinta prueba de la existencia de Dios como consecuencia necesaria de un silogismo. En 1802, el teólogo William Paley presentó en Teología Natural ejemplos de propósito intrincado en organismos. Su versión de la analogía del relojero argumentó que, de la misma manera que un reloj ha sido evidentemente diseñado por un artesano, la complejidad y la adaptación observada en la naturaleza debe haber sido diseñada, y la perfección y la diversidad de estos diseños muestran que el diseñador es omnipotente, el Dios cristiano.

Al igual que la ciencia de la creación, el diseño inteligente se centra en el argumento religioso de Paley del diseño, pero mientras que la teología natural de Paley está abierta a un diseño deísta a través de leyes dadas por Dios, el diseño inteligente busca la confirmación científica de repetidas intervenciones milagrosas en la historia de la vida.

La ciencia de la creación prefiguró los argumentos del diseño inteligente de la complejidad irreducible, citando incluso el flagelo bacteriano. En los Estados Unidos, los intentos de introducir la ciencia de la creación en las escuelas llevaron a juicios que fallaron que es de naturaleza religiosa y, por lo tanto, no puede enseñarse en las clases de ciencias de las escuelas públicas. El diseño inteligente también se presenta como ciencia y comparte otros argumentos con la ciencia de la creación, pero evita referencias bíblicas literales a cosas tales como la historia del Diluvio, la historia del Génesis o el uso de versículos de la Biblia para datar a la Tierra.

¿El regreso de la apologética?

Tanto el libro de González-Hurtado como este último se inscriben dentro del género que podemos llamar “apologético”: la defensa de la existencia de Dios basada, en este caso, en argumentos científicos. ¿Dios existe? Después de que la fe en fuerzas superiores, múltiples o singulares, haya moldeado la historia de los hombres, la ciencia se ha esforzado por racionalizar el mundo, tanto el comportamiento de los astros como el de los hombres.

Los autores de Dios, la ciencia, las pruebas. El albor de una revolución no se han dedicado al mundo de la ciencias duras. Michel Yves Bolloré es el hermano mayor de Vincent Bolloré, líder del Grupo del mismo nombre. Ingeniero de formación, administrador de empresas, miembro de la organización católica Opus Dei (que nada tiene que ver con el nombre, con la secta estigmatizada por Dan Brown en la famosa novela El Código Da Vinci), es hoy administrador de empresas e instituciones de educación superior en Londres.

Olivier Bonnassies es un hipergraduado: politécnico, Instituto HEC, ¡licenciado en teología! Emprendedor, es también autor de una veintena de libros, vídeos, escenarios, artículos, boletines y agregador de contenidos en Internet sobre temas a menudo vinculados a la racionalidad de la fe.

Para los escritores apologetas, desde Galileo y Copérnico se ha buscado comprender mecanismos que ya no dependieran de lo divino, de la magia o de un orden inmutable; al comprender mejor el mundo, las estrellas y el cosmos, la ciencia ha hecho retroceder la idea misma de un Dios que diseñó el mundo y ordenó nuestros destinos.

En estos extensos ensayos, abundantemente documentado e ilustrado, los autores, González-Hurtado, Michel Yves Bolloré y Olivier Bonnassies nos llevan tras los pasos de los descubrimientos de los últimos 150 años, en astronomía, física, química, biología, matemáticas, lógica, en los debates que han generado en filosofía, no para señalar que “Dios ha muerto”, sino para testimoniar que abren nuevos argumentos, incluso pruebas, sobre el origen del universo y el significado de la vida.

Este conocimiento parece venir a consolidar las lecturas históricas y simbólicas de la Biblia, a testimoniar el destino excepcional del pueblo judío, tanto las analogías propuestas a nuestra reflexión hacen converger observaciones científicas y mensaje bíblico. “Hay libros sobre las pruebas científicas de la existencia de Dios, de otros sobre pruebas filosóficas y otros más sobre pruebas religiosas. La singularidad de nuestro trabajo es haber ofrecido deliberadamente un panorama variado, alternando cosmología, filosofía, moral, historia, milagros y enigmas históricos. Esta diversidad fue posible porque las pruebas de la existencia de Dios son tan numerosas que las hay, de hecho, en todos los ámbitos”. Si el libro niega ser militante, ¡el tono está fijado!

Claramente, leer estos ensayos es fascinante. Dependiendo de tus intereses, quizás seas más receptivo a atravesar décadas de descubrimientos científicos, desde lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño, o a las “verdades humanamente inalcanzables de la Biblia”, al destino del pueblo judío, a los razonamientos sobre la identidad de Jesús y la fuerza increíble de la difusión del mensaje evangélico. Más abstractas, la filosofía, la lógica y las matemáticas también tienen su lugar en la abundante presentación de argumentos de los que los autores deducen con convicción a partir de numerosas pruebas.

Una de las fortalezas de estos ensayos es que parece un archivo de alegatos. A priori, todo está ahí, argumentos, contraargumentos, autores -en gran parte premios Nobel-, fuentes, tesis y antítesis… para desarrollar razonamientos interesantes y sólidamente sustentados. 

En el campo bastante objetivo de la ciencia, aprendemos mucho sobre la comprensión progresiva de las leyes del universo, del consenso ahora ampliamente aceptado del Big Bang, un término acuñado originalmente para desacreditar la tesis de su autor sobre el tiempo cero del nacimiento simultáneo de materia, tiempo y espacio, sobre la expansión del universo y el increíble ordenamiento de la materia y la vida. 

Sus leyes ahora más conocidas, tan precisas (“la sintonía fina del Universo”), las teorías recientemente demostradas por observaciones astronómicas (la radiación fósil del Big Bang en particular) o microscópicas (la increíble singularidad, complejidad e inteligencia de la genética código) precisamente ponen en duda el azar y la necesidad en el surgimiento de la vida y la conciencia. Un llamado a la reflexión, liberada del dogma materialista, sobre las “pruebas de la existencia de Dios”, de un dios o un ente superior, creador del cosmos y de las leyes de la vida.

“Durante siglos, el progreso de la ciencia ha reforzado la creencia materialista de que Dios no existe, – explica Olivier Bonnassies, coautor del libro, en una entrevista- . Pero desde hace un siglo, nuevos conocimientos han demostrado que no solo es posible que Dios haya creado el universo, sino que incluso es necesario.»

"Tender puentes entre racionalidades" La tradición científica, intelectual e interdisciplinar de la Compañía de Jesús

La tradición científica jesuita es bien conocida en la antigua y restaurada Sociedad (A. Udías. Los jesuitas y la ciencia.  Una  tradición  en  la  Iglesia.  Ediciones Mensajero, Bilbao, 2014 (Grupo  de  Comunicación Loyola), 372 pág.            

En 1976 el Superior General de la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe (1907-1991) presentó un argumento convincente para la dedicación de los jesuitas a las ciencias naturales en una carta sobre el apostolado intelectual: "¿Cómo podemos hacer presente a la Iglesia y mantener los contactos personales necesarios en un contexto social de vital importancia como el científico y tecnológico, sin darle a la ciencia la importancia que merece? ¿Cómo podemos hacer una reflexión teológica que sea inteligible sin un conocimiento profundo de las raíces científicas de esta mentalidad?"  Vio muy claramente la importancia de la ciencia y la tecnología en los desarrollos humanos modernos.

Las preguntas que Arrupe planteó en su carta siguen siendo relevantes hoy en día, cuando la presencia jesuita en los campos científicos ha disminuido radicalmente.  Para implementar la tarea científica, intelectual e interdisciplinar, desde la Compañía de Jesús se impulsaron algunas iniciativas, como ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) y más modernamente, desde 2004, la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Comillas. 

En la práctica de ambas, siguiendo las indicaciones de las Constituciones de la Compañía de Jesús y las Congregaciones Generales, los jesuitas que se podrían incluir dentro del Sector del Apostolado Intelectual – tal como ya lo practicaron los grandes científicos jesuitas del pasado, como Matteo Ricci, José de Acosta, Christophorus Clavius, Bernabé Cobo, Christoph Scheiner, y otros – consideraban su función como de “tender puentes” con otras racionalidades más que la defensa ideológica de unas determinadas verdades de fe. 

Las raíces del apostolado intelectual: la ciencia, los saberes y la interdisciplinariedad

La Compañía de Jesús nació con una mirada hacia la cultura emergente. Y siempre procuró estar en los debates culturales y científicos de la modernidad. En esa convocatoria al debate intelectual hay que colocar a ASINJA. Pero acerquémonos a los últimos años.

La Compañía de Jesús, desde sus comienzos, se caracterizó por la presencia en los medios intelectuales (Congregación General 34, 1995, Decreto 16). Y desde el inicio, esa presencia fue muy significativa en los medios científicos. Años antes, en 1965, el Papa Pablo VI, dirigiéndose a la Congregación General 31, envió a la Compañía al mundo de ateísmo.  

Esto implicaba una sólida formación universitaria junto a una profunda espiritualidad. Y además, esto no es una tarea de unos cuantos, sino una dimensión transversal de la Misión de la Compañía. Y esta Misión no puede separarse de la promoción de la justicia, la ecología y la espiritualidad. 

Tal vez de la llamada del Papa Pablo VI a luchar contra el ateísmo y este Decreto 29 de la CG XXXI de 1965, marcan el inicio de ASINJA. El texto del decreto 29 (CG XXXI) comienza por recordar la importancia de ello:

Aprecien en gran manera los jesuitas el trabajo científico y en especial el de la auténtica investigación, y considérenlo como uno de los ministerios de la Compañía más necesarios. Es un apostolado muy eficaz, del todo conforme con la antigua tradición de la Compañía, y responder plenamente a las recomendaciones tantas veces reiteradas de los Sumos Pontífices, en particular durante el último siglo. Se adapta además muy bien a las exigencias de los hombres de nuestro tiempo, pues constituye una excelente base para iniciar y continuar el diálogo, incluso con los no creyentes, y sirve de medio para ganar su confianza en la Iglesia y para elaborar y enseñarles a realizar la síntesis de la fe con la vida [Congregación General XXXI (1965), Decreto 29 (“Investigación Científica”), número 1]

El documento anima también a los superiores a preocuparse por la formación de los jóvenes jesuitas en este campo, y a los que trabajan ya en él, a consagrarse enteramente a una tarea que requiere siempre al hombre entero (Decreto 29, número 4). También se recuerda, finalmente, que conviene respetar “la justa libertad de investigación, de pensamiento y de hacer conocer, humilde y valerosamente, su manera de ver en el campo de su competencia” (Decreto 29, número 4, citando textualmente al Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, número 62). 

Conclusión: La epistemología oculta: tender puentes interdisciplinares

Será necesario acudir a los más de 40 volúmenes de ACTAS de las Reuniones Interdisciplinares de ASINJA. No es fácil encontrar en las Actas de las reuniones una definición precisa de lo que se entiende por interdisciplinariedad. Desde el primer volumen se usa esta palabra y se alude a ella como un intento de diálogo entre diferentes disciplinas. E incluso, en el volumen XI, en la presentación de Alberto Dou, se lee “La Asociación, al igual que todas las once Reuniones Interdisciplinares ya celebradas, se propone promover el diálogo entre la fe y la cultura contemporánea al servicio de los hombres de nuestro tiempo”.

Da la impresión de que se entendía por interdisciplinariedad el “diálogo entre la fe y la cultura”.  Pero, ¿qué se quería decir con esta expresión? ¿Qué epistemología oculta?

Se daba por supuesto que la fe (se supone que fe religiosa, y cristiana porque nunca –que sepamos- hubo representación de otras religiones) tiene un componente racional. Y que, por tanto, está legitimada para “dialogar” –como se entienda – con la “cultura” (que en este caso se suponía que era la cultura universitaria, la cultura científica, la racionalidad científico-técnica. Y además, al hablar de ciencia, en los primeros años se tenía una visión restringida a las ciencias experimentales y lógico-matemáticas. Más posteriormente (tal vez por influjo de Popper) se incorporaron las ciencias sociales (aunque algunos miembros no lo entendieron demasiado).

Superados los conflictos que promovió Snow en 1959 con “las dos culturas” y los debates entre Wilson y Gould sobre la asimilación o no de las humanidades por las ciencias naturales, los socios y amigos de ASINJA han podido dialogar (entendido como intercambio de opiniones, sin más) en un ambiente plural. Tal vez el único escollo que ASINJA ha tenido –al igual que sucede en la Cátedra Ciencia, Tecnología, Religión (ICAI, Universidad Comillas) ha sido la incorporación de los teólogos. Tal vez no deje de tener razón la profesora María José Frapolli (en el Congreso “Teología y Universidad”, Facultad de Teologia de Granada, 2012) cuando afirma que el obstáculo para la entrada de la Teología en la Universidad sea epistemológico: el método científico de la teología (al menos en España) es incompatible con la búsqueda libre de explicaciones del mundo.

 

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)

2.024 (=8)


col martell

 

Los números árabes, también conocidos como cifras arábigas, se introdujeron en la cultura occidental alrededor del siglo X. Fueron introducidos en Europa principalmente a través de los contactos con los matemáticos árabes durante la Edad Media, y se difundieron rápidamente por su eficacia y versatilidad en comparación con otros sistemas numéricos utilizados en ese momento en Occidente. Este sistema numérico, que incluye el cero, transformó completamente la forma en que se hacían los cálculos y las operaciones matemáticas, y es la base del sistema que utilizamos hoy en día. Y la numerología siempre ha visto y ha considerado los números en algunas culturas como significativos.

Por tanto, los números son creación humana e intuimos que pueden indicar una realidad para saber situarnos en la Historia. Siempre una interpretación o lectura subjetiva para humanizarse más.

No olvidemos que fuera de la mente no existe nada que sea sagrado o profano o impuro. Todo depende de qué relación nos construyamos. Y esta construcción la hacemos desde el mundo emocional, y básicamente desde el inconsciente y no sólo el subconsciente, teniendo en cuenta además las necesidades para sobrevivir y como también para vivir, que es imprescindible. Recordemos lo que nos dice un buen filósofo, Baruq Spinoza (1632-1677): “He comprendido los afectos humanos, como son el amor, el odio, la ira, la envidia, la gloria, la misericordia y las demás afecciones del alma, no como vicios de la naturaleza sino como propiedades que le pertenecen como el calor, el frío, la tormenta, el trueno y otras cosas por el estilo a la naturaleza del aire”.

Y la numerología a pesar de no ser científicamente estricta puede despertar en el mundo emocional muchas ondas u oleajes que pueden ayudar a comprender otras reacciones que sobrepasan la lógica aristotélica o los cálculos científicos. Mi pregunta es: ¿Qué diría la inteligencia artificial? Lo dejo de momento a un lado aunque se habla mucho, y con mucha razón. Un gran desafío.

El número 2024 da como suma un 8. El 8 es ya un dibujo de dos ceros: plenitud vacía. Y unidos hacen más fuerte esta plenitud interior, que todo ser humano vive y constata, pero no sabe cómo mirarla. Y ahí está el problema. ¿Cuántos caminos bien acertados y otros, letales? ¿Cuál será el camino de la plenitud interior de 2024=8?

También se le puede contemplar, incluso el dibujo arábigo acompaña, una equilibración. Un constante equilibrio dinámico en marcha. ¿Cómo se piensa ir o llevar este llamado año nuevo?

Además, el 8 puesto horizontalmente nos reenvía el símbolo del infinito. No hay fin, pero todo Ser Humano es finito, temporal y espacial en su ego. Pero cuando el ego toma conciencia de sí mismo, se siente sensitivamente infinito. Un estado de ánimo o conciencia fuera de lo normal o común, pero dentro de la realidad profunda o transego. Es decir, el timonel que lleva el timón aprende que aunque puede ser el capitán del barco, no es su propietario. Y entonces tiene todo un vuelco de conciencia que le permite ver el Horizonte con otra mirada, de infinidad. El Horizonte es un espejo de su profunda interioridad. Y timonea de una forma totalmente nueva y diferente.

Es cierto que todo lo que acabo de explicar es totalmente relativo, pero indica, apunta... como el dedo de Colón en su monumento de Barcelona: Indica un lugar que el dedo no es ni tiene ni sabe. Hay que coger el barco e ir mar adentro, exponerse... emprender un camino.

Y un aspecto básico e imprescindible para emprender cualquier camino es la confianza en uno/a mismo/a. La palabra confianza está montada por cum y fidare, dos palabras latinas. Cum significa junto a... y fidare: poner el pie en un lugar seguro, que no nos fallará: Un buen soporte. Es decir, fiarse de alguien que estoy seguro de que no me va a fallar. Éste es un gran trabajo de toda “educación, no de la enseñanza”. Educar es sacar la gran riqueza que hay en el interior de todo ser humano... Enseñar puede ser un adoctrinamiento y, por tanto, manipulación y modelación. Y cómo esta base está ahí: Hay que educarla, sacarla, pero también es necesario un ambiente, un clima, un entorno, un lugar que se viva, se sienta. No es un asunto de palabras o números.

O existe una base de confianza en el número 8 (y en todo otro), o no hay realización o proceso de madurez. La confianza cuesta hacerse, pero se puede perder en un segundo.

Antes las religiones eran las que aportaban esa confianza. Recuerdo una cita bíblica del Antiguo Testamento, en el libro de los Proverbios, un gran libro lleno de sabiduría: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu prudencia”. Era hacer fe en Jehová. Pero cuando sabemos hoy en día, por la psicología profunda, que es una proyección de una necesidad humana en una imagen, es necesario reconocer esta profundidad en uno mismo.

De ahí conviene tomar conciencia de los distintos niveles del propio conocimiento. Y nos encontramos con "el conocimiento silencioso", la imagen de la Realidad puesta fuera es un aspecto interior de todo ser humano, que es esa grandeza o inmensidad mistérica de los mundos. Esto es fruto del conocimiento silencioso.

Pues que 2024, que suma un 8, sea un año profundo, de confianza en uno/a mismo/a para vivir con profundidad. Por eso hay que huir de la gran epidemia que es la pandemia de la superficialidad, carencia de capacidad crítica y sobre todo, tal vez, de una escala de valores, que Maslow (1908-1970), psicólogo transpersonal, ya indicó.

 EL SER HUMANO SE HACE A SÍ MISMO o LO HACEN

 ES SABER ESCOGER.

 

Jaume PATUEL, pedapsicogogo.

EL SILENCIO Y LO SAGRADO, ENTRE OTROS SILENCIOS (1/3)


col acebo

 

Este texto de Javier Elzo recoge los materiales usados por él para una intervención en el Curso de Verano 2021 de UPV/EHU, dirigido por Javier Urra con el título “El silencio. Sin aditivos” en Donostia- San Sebastián. Creo que es un texto básico para lo que queremos que sea ATRIO, donde el encuentro entre personas se produzca siempre en esa dimensión de escucha y palabras auténticas. Atrio invitará a ello presentando el texto en tres viernes seguidos. El guion previo que adelanta el autor muestra cada parte en el contexto global. AD.

Introducción

Los silencios en algunas de sus muchas acepciones

El silencio introspectivo

El silencio en relación con la escucha

El silencio condición de la relación.

El mutismo y sus variantes

El silencio de la comunidad tácita

El otro silencio de Arnoldo Liberman. Auschwitz

La muerte como el silencio absoluto. Jacques Sédat

El silencio angustioso.

Las trampas de la imprescindible memoria. Paul Ricoeur

“El silencio y lo sagrado”

Breve clarificación de unos conceptos

La sociedad del ruido

Cuando el silencio es necesario

El silencio religioso de un creyente

El silencio “religioso” de un ateo

Joas, Habermas y Fraijó ante el silencio de lo religioso en la sociedad de hoy

Calasso, Durkheim y la sociedad divinizada. La sociedad y los individuos

La sociedad – dios

La sociedad fuente de lo sagrado 

Experiencias colectivas y ruidosas de lo sagrado y su interpretación personal y silenciosa 

Cerrando estas páginas, que no concluyendo.

Sacralidades religiosas y laicas

¿Hacia una nueva guerra de dioses?

Introducción

Cuando el mes de septiembre del año pasado, poco después de finalizado el curso sobre “Los miedos”, también en el marco de estos Cursos de Verano de la EHU/UPV, y también dirigido por Javier Urra, nuestro director nos envió un correo señalándonos que el título del curso de este año 2021, sería “El silencio. Sin aditivos”. Aquel verano de 2020 estuve trabajando en los contenidos de un libro, para mi excepcional, de un sociólogo alemán, no muy conocido en España, Hans Joas, del que no se habían traducido al castellano sus últimas publicaciones. Particularmente, la última, editada en alemán en 2019, traducida, entre otros idiomas al francés, idioma en el que lo leí, releí y llegué a escribir 120 páginas con recortes del libro, y añadidos de otros autores y reflexiones mías. El título del libro, en castellano, es “Los poderes de lo sagrado. Una alternativa al relato del desencantamiento” en referencia, principalmente, a los trabajos de Max Weber de hace un siglo y, también al de Marcel Gauchet de 1985, “El desencantamiento del mundo”, así como a la abundante literatura de los, – ya minoritarios, pero hace cincuenta años, muy mayoritarios -, defensores de la tesis de secularización. El libro de 330 páginas y otras cien de nutridas notas y bibliografías, libro de gran densidad, que exige lectura atenta con papel y bolígrafo, me resultó de enorme riqueza intelectual, que me obligaba a detenerme en su lectura pues no había página que no me incitara a la reflexión. Pero no voy a comentar aquí el libro, pero, si me detengo un poco en él, es para mostrar la razón inmediata, del motivo o circunstancia, por el que propuse a nuestro director, Javier Urra, el título de mi aportación a este curso, “El silencio y lo sagrado” y así redacté las líneas en las que explicitaba algunas ideas que pensaba exponer en mi conferencia, como aparecen en el Programa del Curso. Algunas de estas ideas provenían del libro de Hans Joas, en cuya lectura estaba enfrascado.

Pero, meses después, a medida que se acercaba la fecha de esta intervención, me iba informando de otras reflexiones sobre “el silencio” de diferentes autores que iba anotando en mi Cuaderno de trabajo, junto a las ideas que, sobre “el silencio”, bullían en mi cabeza. Constaté, rápidamente, que el silencio, las ideas sobre el silencio, nos mostraban que el término “silencio” era polisémico, que reflejaba realidades bien distintas y, no solamente eso, sino que las valoraciones que cabía hacer de diferentes manifestaciones de “silencios” eran muy diversas. Desde las heroicas hasta las más abyectas e ignominiosas. De ahí que, como acabo de hacer, creo que es más correcto hablar de “los silencios” que de “el silencio”. Además, con la coletilla de “sin aditivos” al término Silencio, que nos enviaba nuestro director, nos permitía pasar al plural.

En consecuencia, voy a entretenerme en esta conferencia en dos partes muy diferenciadas. En primer lugar, en la presentación de diferentes significados asociados al término silencio, para, en segundo lugar, centrarme en el silencio en relación a lo sagrado.

Primera Parte. Los silencios en algunas de sus muchas acepciones.

El silencio introspectivo

En efecto, hay silencios y silencios. Comencemos por el silencio introspectivo. Es ese silencio en nuestro alrededor, fuera de nosotros que buscamos y llegamos a exigir para poder introducirnos en nuestro yo más profundo mediante el ejercicio de la meditación. Es un silencio que exige recogimiento, un tiempo de descanso del ajetreo cotidiano con el propósito de reencontrarnos y renovarnos. Hay, además, lugares donde se requiere el silencio porque participa en el desarrollo de la vida interior, en el trabajo sobre uno mismo, en la meditación y, en los creyentes, en la oración. Un ejemplo manifiesto de este silencio es el de la vida monástica. La vida monástica nos invita a cultivar el silencio en toda circunstancia, en el quehacer diario, en el compartir las comidas, en la oración: “ya no se trata de interioridad, sino de intimidad entre Dios y cada hombre”, dirán no pocos monjes. Quizá Ustedes han visto el extraordinario film- reportaje, “El Gran Silencio”, en el que un cineasta, tras 17 años de larga espera, obtuvo el permiso para filmar durante casi seis meses la vida cotidiana de los cartujos de la “Grand Chartreuse” al pie de los Alpes franceses. Un film absolutamente extraordinario, que capta y mantiene la atención del espectador, pese a su larga duración.

Pero este silencio introspectivo no es privativo de los monjes ni de los claustros de la vida monástica. Muchas personas buscan ese silencio en su vida cotidiana, cuando ponen en paréntesis el bullicio del día a día, para encontrarse consigo mismos. Unos practican el yoga, otros peregrinan a Guadalupe, a Lourdes, en búsqueda de ese silencio, otros hacen el Camino de Santiago, o un parte de mismo, en silencio, un Camino de Santiago, en el que la motivación religiosa se da en menos de la mitad de los que hacen el Camino. Luego la búsqueda del silencio exterior, lo repito, no es privativo de la experiencia religiosa. Cuantitativamente hablando, en la era secular, dominante en nuestros días, cabe afirmar que, en este modelo de silencio, hay una mayoría de personas que lo ejercen sin motivación religiosa alguna: simplemente se buscan a sí mismos.

El silencio en relación con la escucha 

Hay que detenerse también en el silencio que está fundamentalmente del lado de la escucha del otro, o de los otros. Exige estar en silencio, tiene que haber un silencio interior para poder escuchar al otro, aprehendiendo lo que realmente quiere decir. Es un silencio difícil y, desgraciadamente, poco frecuentado en demasiadas ocasiones. Pero, si no se aplica el silencio interior cuando el otro está expresándose, normalmente quiere decir que estamos pensado en replicarle más que en escucharle. Es una situación que podemos encontrar en los pugilatos dialecticos en muchos “debates” en los parlamentos, donde no se escucha al otro, sino que, en el mejor de los casos, se subraya algo de lo que el otro esgrime para oponerse o, también, se le contesta sin atender en nada a lo que ha dicho. “¿Qué tiempo hace? Manzanas traigo”. El silencio de escucha es tanto la condición del habla del otro como la condición del propio habla como sujeto, en la medida en que uno responde en su propio nombre y no en lugar del otro, que actuaría como interlocutor impositivo, y que, al final anularía nuestro propio razonamiento. En efecto, cuando interrumpimos el silencio interior para interrumpir al otro, podemos decir que, al romper el discurso del otro, corremos el riesgo de poner nuestras palabras en las suyas.

El silencio condición de la relación

Como corolario de lo anterior, cabe decir que el silencio es también, la condición de la relación. Para que haya una relación, tenemos que poder hacer el silencio interior. Pero, este silencio interior significa que estamos en lo relativo, es decir, escuchamos al otro como el discurso de un sujeto que nos habla, nos interpela, en un nivel de horizontalidad, donde todos estamos al mismo nivel. Algunos, como Jacques Sedat [1], a quien sigo en esta parte de mi reflexión, afirman que “no puede haber relación con el otro excepto en su propia relatividad con él. Solamente hay relación en lo relativo “. Pero no siempre es así. Pues no todas las relaciones con otra u otras personas se dan en un nivel de horizontalidad. Por ejemplo, cuando estamos en una relación de autoridad y, no digamos, de poder. El alumno ante su profesor, el marinero ante su capitán, el soldado ante su superior, el hijo menor ante sus padres, etc., etc. Aquí vivimos en una relación de diferenciación jerárquica en la que el silencio puede tener diferentes formas y modo de expresarse. Tanto, por decirlo simple y brevemente, en el lado del superior como en el del inferior.

El mutismo y sus variantes

Así llegamos al mutismo como otra variante del silencio. O estamos atrincherados en una fortaleza interior que nos impide o desaconseja comunicarnos con el otro, o nos encerramos en un silencio que significa: “no quiero decirle nada al otro”. Si continuamos reflexionando sobre el silencio como condición para la relación, hemos de reconocer que, a menudo, el mutismo es una forma de silencio, que puede ser libremente adoptado (aun con motivaciones bien diversas) o forzado, por ejemplo, en al caso de una relación jerárquica.

Hay diferentes manifestaciones de mutismo. Mutismo, tras consumos de drogas, por enfurruñamiento. Los jóvenes cuando sus padres les indican o abroncan, (así en la película “Historias del Kronen”), al descubrir su estado por haber abusado del alcohol o consumido drogas; en una entrevista, Marisol Touraine, siendo ministra con Hollande, confesaba que cuando su padre, el gran Alain Touraine se enfadaba, guardaba mutismo total durante dos días o, como me decía mi peluquera que cuando su pareja la enfadaba estaba dos o tres días sin dirigirle palabra alguna. 

En una relación asimétrica puede haber un mutismo parcial por parte del superior. Por ejemplo, cuando un profesor se limita a decir con tacto a un alumno que debe estudiar más sin humillarle por un examen catastrófico.

También en una relación horizontal, paralela, por ejemplo, en una matrimonio o pareja bien avenida, cuando uno de los dos enmudece ante alguna inconveniencia del otro, manifestándole con el silencio, su respeto y cariño. Es un mutismo de oro que mantiene la armonía de la pareja.

El silencio de la comunidad tácita

En este orden de cosas, cabe una breve referencia al silencio que los antropólogos llaman comunidad tácita. Es el hecho de que las parejas no hablan mucho, sobre todo cuando llevan muchos años juntos. A menudo las únicas palabras que se intercambian se limitan a “pásame la sal”, porque no saben hablar y todo se desarrolla al nivel de los actos de la vida cotidiana, de su repetición, como si todo hubiera ya sido dicho. Se habla más con los amigos y amigas, en el trabajo, en los lugares de ocio y se calla, o habla menos, en el hogar. Encontramos en la vida social, incluso en nuestra vida cotidiana, silencios organizados de esta manera.

El otro silencio de Arnoldo Liberman. Auschwitz

Quiero traer aquí el inicio de un texto de un buen amigo mío, judío ashkenazi, que nació hace 90 años en Argentina en donde sus padres recalaron huyendo del horror nazi. Me refiero a Arnoldo Liberman, musicólogo y psicoanalista. A menudo me envía sus textos antes de publicarlos. Este que hoy traigo aquí, y que no creo haya publicado todavía, lo titula “El otro silencio”. Lo inicia con estas palabras: “El silencio. Era el mismo silencio, el día de la partida, en el patio de la gran sinagoga que servía de lugar de agrupamiento. Locos de rabia, los nazis corrían en todas direcciones dando alaridos y golpeaban a los hombres, mujeres y niños, no tanto para hacerles daño como para quebrar su silencio. Pero la multitud guardaba silencio. Ni un grito. Ni un gemido. Herido en la cabeza, un anciano se ponía de pie con aspecto despistado. El rostro ensangrentado, una mujer caminaba sin aminorar el paso. Nunca se había conocido un silencio semejante. Ni un suspiro. Ni una queja. Ni siquiera los niños lloraban. El silencio perfecto del último acto. Los judíos hacían mutis. Para siempre”. Y cierra así su texto Liberman con unos versos que Pardo Zapatero cita, de autor aparentemente anónimo:

1.

1. “La botella ya vacía
el mensaje por descifrar
Ludwig se ha quedado dormido
Sólo quedan los pajarillos /
que en el olvido están
junto al chapoteo de carcajadas
la manía y tu callar”.

“Tu callar”: ¿es necesario insistir que el otro silencio es Auschwitz?

La muerte como el silencio absoluto

De una forma no tan trágica como la del exterminio de los judíos en el nazismo alemán, cabe hablar también la muerte como el silencio absoluto, en expresión de Jacques Sédat. “El silencio absoluto es muerte. Rendir el alma es perder la posibilidad tanto del habla como del silencio, ya que el silencio es correlativo del habla. El silencio definitivo ya no es silencio en el sentido de que el silencio es una experiencia subjetiva del sujeto. El muerto no guarda silencio desde este punto de vista. Está en el vacío, como sea que lo llamemos. Pero, el silencio es siempre, como el habla, una categoría del sujeto. El silencio de las estrellas no es silencio”.  

El silencia angustioso

Pues, un sujeto se construye con palabras y con silencios, que se concluye con la muerte. Pero, entre tanto, también está el silencio agonizante, el silencio angustioso: cuando uno se entrega al otro, al decirle al otro “te quiero”. Es un riesgo, una aventura. Es abrirse y comprometerse frente a alguien sin tener ningún poder sobre él, sin tener la seguridad de un eventual retorno positivo. Los que hemos vivido la experiencia del enamoramiento y hemos dado el paso de declararlo a la persona amada, sabemos de la angustia en la espera de la respuesta. En este caso, la ansiedad es, amén de legítima, evidente. Es abrirse en canal al otro lo que preocupa. Que puede ser fuente de sufrimiento si la respuesta es negativa. Es “el mal de amores” tantas veces evocado en la literatura de todos los tiempos y de todos los idiomas.

Las trampas de la imprescindible memoria. Paul Ricoeur

Hay un silencio ante lo que es difícilmente verbalizable. Es, ciertamente el silencio del espacio que se produce en el análisis psicoanalítico. Un silencio muy difícilmente interpretable. Nunca se sabe lo que sucede en el silencio hasta que se llegue al habla. Entretanto no se puede interpretar, es decir, poner palabras en algo que no conoces. Es un silencio de espera por lo que pueden surgir como pensamientos, ya que la regla del análisis es dejarlos surgir, libremente. Y es, precisamente, esta libertad de expresión la que causa problema. Pues, a menudo, es un silencio de vergüenza para decir cosas difíciles que la psique humana, en un principio de autodefensa, lo envía al ámbito del subconsciente inconsciente. En el idioma francés hay una distinción entre el subconsciente consciente, con el término “reprimé” que lo diferencia del subconsciente inconsciente para el que utiliza el término “refoulé”. Para el que no encuentro término en castellano. 

Pero esta situación se da también fuera del espacio psicoanalítico del que, si se trata del “refoulé” no tenemos consciencia, pero está ahí. Tiene que ver con lo que Paul Ricoeur denomina “las trampas de la memoria”, cuando se refiere a la memoria reprimida, memoria que hace que distorsionemos la memoria de lo sucedido para quedarnos con lo que nos satisface y ocultemos y tratemos de olvidar lo que nos denigra o nos avergüence de nuestro comportamiento, actitud o valores del ayer. Es, exactamente, lo que sucede, con la memoria de la guerra, del terrorismo, situaciones en la que, solamente a través del tiempo y la búsqueda de la verdad, es posible llegar a un relato compartido. Y no siempre. Así, más de un siglo después, no se ha llegado a un relato compartido del origen de la primera guerra mundial.

Estamos ante un silencio de vergüenza para decir cosas difíciles que la psique humana, en un principio de autodefensa, lo envía al ámbito del subconsciente, a menudo, inconsciente. Según el concepto judío de memoria, nos recuerda Arnoldo Liberman, la memoria es antes que nada un asunto hermenéutico, pues consiste en ver lo que algunos intentan considerar olvidable o menos relevante. Pero, sin memoria, las injusticias pasadas dejan de ser injusticias pues dejan de existir. Sin memoria nos quedamos sin identidad. El sujeto se vuelve amnésico. Sin memoria la racionalidad sucumbe. Por eso la memoria es la única jurisprudencia posible, la que impide olvidar lo que no debe ser olvidado. La que es capaz de oír el silencio de los muertos y recordarlos para que no mueran por segunda vez.

En las personas, existe el temor de que ciertas cosas del pasado estremezcan y nos flaqueen. Hay ciertas verdades que tenemos la impresión de que si las contamos nos amenazarán, ya que el trauma fue muy duro y decirlo será revivirlo. Lo que nos lleva al silencio. Se necesita tiempo para domesticar pensamientos terribles relacionados con hechos que pueden habernos trastornado, antes de poder transformarlos en palabras y salir de ese silencio cercano al terror, ese terror que, al superar el bloqueo y las digamos, vuelvan a la memoria del presente y las revivamos de nuevo, mientras que, sin embargo, es diciéndolas, como podemos conjurar el efecto que pueden haber tenido en nosotros, que puede llegar a ser un terror interior. Es el efecto benéfico de una confesión, una declaración a otro, de algo que nos pesaba en la conciencia y que nos impedía la serenidad de espíritu. Es, por eso, el efecto benéfico de una confesión, una declaración a otro de algo que nos pesaba en la conciencia y que nos impedía la serenidad de espíritu y descerrajar la verdad.

He aquí un ejemplo de un silencio difícil a negociar. De aquí, daremos el paso el próximo viernes a la segunda parte de este texto, sobre el silencio y lo sagrado.

[1] En Sophie Périac-Daoud et al., « Silences », Érès, 2004, p, 233 y ss.

 

Javier Elzo

Atrio

NUEVO AÑO, NUEVA OPORTUNIDAD PARA SEGUIR CRECIENDO EN LA FE


col zapatero

 

Cada vez que comienza el año da la sensación de que todo puede ser nuevo, con resultados más positivos que los del año anterior. Sin embargo, en la medida que pasan los meses, el ritmo de las cosas va siendo más fuerte que los buenos propósitos, llega el cansancio, los muchos quehaceres y cuesta trabajo recordar los planes que habíamos trazado. Parece que solo se espera concluir con lo que se lleva entre manos y llegar nuevamente a un fin de año que descanse y fortalezca para un nuevo comienzo.

Visto así parece que nuestra vida, año tras año, es un ciclo repetitivo. Esa misma dinámica la podemos vivir en la vida de fe, marcada por el año litúrgico que nos brinda la celebración de los momentos intensos del cristianismo -navidad y pascua- y lo cotidiano, marcado por el tiempo litúrgico denominado -tiempo ordinario-.

Por una parte, esos ciclos de vida caracterizan la vida humana. Por otra, el ser humano tiene tanta capacidad de novedad y creatividad que puede recrear esa continuidad que parece marcar la vida y seguir creciendo más y más con el paso del tiempo. Precisamente es ese “crecer” en todos los sentidos, lo que nos libra de la rutina y la repetición de los ciclos vitales y nos permite adentrarnos a ricas, fecundas y reconfortantes experiencias.

En lo que respecta a la fe: ¿Qué significa crecer en la fe? Para algunos no parece que esta conlleve crecimiento porque están tan seguros de seguir unas normas de moral enseñadas por la iglesia, unos ritos litúrgicos practicados durante años, unas oraciones y tradiciones aprendidas desde infantes que no conciben que algo pueda actualizarse, modificarse o transformarse con el paso del tiempo. Pero para otros, especialmente los que cultivan la vida espiritual, la nutren con estudios teológicos, se permiten pensar, debatir, reflexionar, cuestionar sobre ella, la fe crece cada día y se va comprendiendo mejor e, incluso, admite cambios que dejan de lado comprensiones anteriores, aunque estas hayan persistido durante siglos. Esto no quiere decir que la fe sea relativa -como aducen algunos- sino que es humana y su comprensión es procesual, gradual, histórica.

La experiencia de fe no es un conjunto de normas. Es un encuentro con Dios que, como todo encuentro humano, supone conocimiento mutuo, relación, crecimiento del amor, encuentros y desencuentros. De ahí que nuestra pregunta es por el crecimiento en ese amor a Dios. Esto es lo primero y fundamental en la experiencia de fe. Las normas morales son una expresión del amor a Dios y no al contrario. Lamentablemente algunos creen que Dios es un juez que dicta normas y su forma de vivir la fe es cayendo en el legalismo de su cumplimiento sin pensar que ellas están al servicio del ser humano y no al contrario. Jesús denunció ese legalismo de la Ley vivida en su tiempo, pero a veces, da la impresión, que no se entiende el lugar que Jesús dio a la Ley y siguen pensando solo en normas por cumplir.

La fe no es un conjunto de ritos litúrgicos. Sin negar la importancia de la liturgia para celebrar la fe, ella es fruto de la experiencia humana y se ha ido consolidando según las costumbres del tiempo en que surge. La liturgia católica tiene mucho de imperial porque se fue consolidando en esos tiempos donde a Dios se le comparaba con los reyes y se le quería rendir un honor mayor que a ellos. Pero ya no son esos tiempos y no en vano, Vaticano II decretó una liturgia que fuera entendida por la gente para que todos participaran efectivamente de lo que se celebra. Pero en este aspecto, lamentablemente algunos insisten en volver a la liturgia pre-vaticana, creyendo que dicha liturgia es la “correcta”.

La fe no es repetición ciega y sin preguntas de las respuestas del catecismo aprendidas cuando se era pequeño. Por el contrario, como dice la primera carta de Pedro: “ha de darse razón de la fe a todo aquel que nos pregunte” (1 Pe 3, 15). Aquí la interpretación bíblica, la reflexión teológica y los signos de los tiempos, continuamente preguntan, interpelan y exigen reflexiones nuevas a las realidades de la fe. Lamentablemente muchos se contentan con lo que se ha dicho desde siempre y se niegan a hacer nuevas preguntas, considerando que eso sería atentar contra la supuesta “inmutabilidad” de la fe.

Lo único inmutable, no cambiante, verdad absoluta es Dios mismo. Creemos ser creaturas suyas, creemos en su hacerse ser humano en Jesús, creemos en su presencia actual a través de las mediaciones sacramentales -la iglesia sacramento de Cristo, los siete sacramentos, sacramentos de la Iglesia-; creemos en su ser comunidad de amor -Dios Trinidad- y creemos en su designio salvador -Todos llamados a vivir la plenitud del reino que comienza aquí y llegará a su plenitud en la vida definitiva-. Podría precisarse algo más del núcleo de nuestra fe, pero lo esencial está dicho. Todo lo demás es necesario actualizarlo, renovarlo, recrearlo, contextualizarlo, hacerlo entendible para el hoy con sus nuevas comprensiones y desafíos.

En conclusión, que este 2024 sea un año para crecer en la fe preguntándonos seriamente qué formación he recibido, qué tan actualizada puede estar, qué preguntas me permito hacer y hacerme sobre la propia experiencia de fe, cómo responder a los desafíos actuales desde la fe cristiana, de qué manera no encerrarnos en la actitud defensiva y temerosa de los que se apegan al fundamentalismo o a la “auto referencialidad” como lo señala el papa Francisco (Cfr. Evangelii Gaudium n. 49) sino que se mantienen en el espíritu de Vaticano II -el aggiornamento o actualización de la fe- y, hoy con términos de Francisco, en la sinodalidad, donde la fe se hace diálogo, misión, apertura, novedad, actualidad. Que el 2024 sea un año de crecimiento en la fe no solo por la parte que nos interesa a cada uno de renovar nuestra propia experiencia sino pensando en un mundo que necesita una palabra de fe, pero no aquella anquilosada y rancia que ya casi nadie entiende, sino la que es capaz de abrirse al presente y buscar responder a este con creatividad y audacia.

 

Olga Consuelo Vélez Caro

Atrio

EL LIBRO NOS PERMITE RECORRER LA VIDA DE DOROTHY DAY Y SENTIR CON ELLA SU PASIÓN POR EL AMOR"


col koldo

 

El siglo XX nos ha dejado, entre muchos otros, un legado humano en forma de numerosas vidas singulares. Como todos los tiempos convulsos, vio aflorar lo mejor y lo peor del ser humano en todos los ámbitos – también así en la Iglesia, que se vio en muchos casos incapaz de responder con prontitud a los retos que esos tiempos demandaban. Destacan, en contraste, las vidas de aquellos que, aun sin saberlo, se adelantaron con su lenguaje y sus compromisos a lo que, en una cómoda retrospectiva, todos somos capaces de señalar.

Isabel Gómez-Acebo nos adentra, con una empatía difícilmente disimulable como mujer y como madre, a una de estas vidas que fue testigo de la accidentada historia del pasado siglo en los Estados Unidos. Dorothy Day, a través de su autobiografía novelada, nos va llevando de la mano a través de los sucesos que marcarían su vida, y frente a los cuales siempre buscó formular una respuesta coherente con sus valores, que acabarían guiando su propia conversión a la fe católica.’

La Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, o la Segregación Racial fueron los escenarios en los cuales fue madurando el compromiso de una vida siempre encarnada en la realidad, alimentada por una espiritualidad sin pretensión de elevarse, sino que se conmovía frente al sufrimiento ajeno.

Comunista, sindicalista, feminista, periodista, oblata benedictina, antiabortista, pacifista, anarquista o conversa, los calificativos con los cuales querer entender y definir a Dorothy Day se pisan mutuamente, a la vez que se agotan al intentar encajarla en una sola categoría ideológica, algo tan en boga en nuestros tiempos. La complejidad de una vida humana que se consumió para abrazar a pobres y adictos, alejados y descartados porque no se entendía a sí misma sin los demás, sacudió con su ejemplo a la sociedad de su tiempo y generó un movimiento de solidaridad con los excluidos cuyos ecos han permanecido hasta la actualidad, tan necesitada de testimonios creíbles como el suyo

La fe es un camino tortuoso, y nadie lo sabe mejor que aquellos que lo han recorrido en una búsqueda de sentido muchas veces a despecho de su entorno y de los suyos. Dorothy Day no estuvo exenta de luchas interiores, ni de contradicciones, y toda su vida buscó alimentar ese camino con lecturas de aquellos que lo han caminado antes, y con amistades que pudieran sumarse a su pasión por la justicia social.

Cuando el Concilio Vaticano II formuló que “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son los de los discípulos de Cristo” Dorothy Day llevaba décadas viviendo ese mismo compromiso, habiendo pasado por la cárcel, la calle, los hospitales y sobre todo compartiendo techo y plato en sus casas de acogida para personas sin hogar, muchas veces víctimas de su alcoholismo y adicciones.

El Papa Francisco afirma que “cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio” (Gaudete et Exsultate n. 19). Con justa razón se abrió el proceso para la canonización de Dorothy Day, una vida que fue capaz de traducir como pocas las obras de misericordia en compromiso real. Con su pluma íntima y amena, Isabel Gómez-Acebo nos permite recorrer esa vida desde la mirada de su protagonista y sentir con ella su pasión por el Amor.

 

Pablo Cirujeda

Religión Digital

UNA IGLESIA IRRELEVANTE EN UNA ESPAÑA POLARIZADA Y ATOMIZADA


col kowalski

 

El término “polarizado” está lamentablemente de moda para describir la realidad política española. Y, ciertamente así es, pero también al interior de los dos bloques y en sus márgenes se percibe una “atomización”, grupúsculos que pugnan por tener un protagonismo en la vida pública al precio que sea. Y todo esto desde una agresividad social y pública vergonzante. Los choques son constantes, ya aburren, pero responden al cortoplacismo electoral. Ante estas realidades, los ciudadanos de a pie se sienten cada vez más alejados de la clase política y de las Instituciones. Ni siquiera se sienten espectadores de estas pantomimas diarias. El efecto de desafección recorre transversalmente la realidad política, social, económica, cultural y, también, religiosa.

La Iglesia española ante esta realidad tan solo destila palabras de buena voluntad por parte de algunos, muy loables pero ineficaces, o agresivas por parte de otros, soñadores de tiempos pasados. El hecho es que la Iglesia española se ha vuelto insignificante e irrelevantes para nuestra sociedad. Todavía tiene alguna influencia en ciertas élites, pero a la hora de la verdad su palabra pasa desapercibida o es simplemente ignorada por una gran parte de ciudadanos y de católicos, incluso practicantes. El abismo entre obispos y fieles se está agrandando a la carrera y es muy preocupante.

Evidentemente ante estos dos análisis, ciertamente negativos: ¿Qué podemos hacer los ciudadanos y qué esperamos de la Iglesia?

Los ciudadanos deberíamos activar nuestro compromiso cívico y político para exigir a la clase política seriedad en sus planteamientos y actitudes, y la búsqueda de entendimiento, siempre respetando las diferencias, en aquellos aspectos que se refieren al bienestar de los ciudadanos, pero sobre todo de los más necesitados. La innecesaria agresividad de los políticos está llevando a este país a un desprestigio absolutamente intolerable.

De la Iglesia cabría esperar que fuera una de las Instituciones capaz de acercar posiciones, restañar heridas, crear espacios de diálogo…, pero lamentablemente está en otras cosas. Ensimismada en los informes de la pederastia, que por cierto no se saca de las manos, en cuitas de bendiciones, y en conjuras palaciegas de cara a los idus de marzo, las elecciones en la Conferencia Episcopal.

Pero además, ante la clase política la Iglesia ha perdido relevancia. El acercamiento o alejamiento de la Iglesia ya no es solamente ideológico, sino táctico también. Antes, sin nostalgias, había una serie de obispos que mantenían muy buenas relaciones personales con políticos relevantes de todo el espectro patrio, y podían ser influyentes en cuestiones determinantes, incluso acercar posiciones entre ellos…Hoy, la impresión es que no cuentan para nada, ni para nadie.

Antes estos panoramas, necesitamos una Iglesia con un liderazgo fuerte  y carisma convincente. que mire hacia adelante sin complejos, ya que el mensaje del evangelio vale la pena. Una Conferencia Episcopal más unida, más fraterna. Es sintomático lo de los Ejercicios, menos de la mitad, y otras convocatorias, que ni se difunden en algunas Diócesis, incluso algún obispo programa cosas parecidas en más o menos las mismas fechas.

Las reformas e iniciativas del Papa Francisco no han llegado a muchas Diócesis. Ni se les espera. Incluso hay obispos a ralenti, mirando constantemente a Roma para ver hacia donde decantarse en un momento dado. No se definen demasiado por si acaso, aunque se conocen bien entre ellos.

La Iglesia Universal está también viviendo un momento delicado, y necesita que las Iglesias locales expresen su cercanía y comunión al Papa. Esto no se siente de la Iglesia española de manera mayoritaria. Las tensiones actuales en la Iglesia pueden ser fecundas o nefastas. En parte dependen del nivel de relación entre Roma y las Iglesias locales. Alimentar críticas innecesarias al Papa es contribuir a tentaciones rupturistas. La Iglesia no debe ser una balsa de aceite, ni un cementerio, pero el diálogo tiene que ser constructivo y creativo.

No perdamos la esperanza y  trabajemos, cada uno desde nuestro lugar, por una Iglesia más significativa e inclusiva.

 

José Luis Ferrando Lada

Religión Digital