FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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jueves, 4 de agosto de 2016

Mirada en lo alto, afán en la tierra


col koldo

  
FE ADULTA

No falta en nuestros azarosos días quien nos sugiera cerrar los periódicos, ausentarnos de la dura actualidad, alejarnos de los vientos heladores que aún azotan a la humanidad. Puede tentar la propuesta de la distancia circunstancial, mas no del retiro total. Elegimos encarnar aquí y ahora, al tiempo que comienza a ceder una historia de odio y confrontación y por ende de sufrimiento e infelicidad, y se anuncia la nueva era de paz y por lo tanto de creciente bienestar y felicidad. Podemos tomarnos nuestras licencias, nuestro merecido agosto, nuestras ansiadas vacaciones para cargarnos de luz, fuerza y vida imprescindibles, pero aquí y ahora no podemos evadirnos de nuestro compromiso humano.
Estamos en el ayer y en el mañana, en la noche y en el alba, sobre todo estamos en el clarear de lo que ha de ser. Estamos con quienes padecen los azotes de lo que se desploma, estamos con quienes inauguran entre sentidos cantos y sonrisas verdaderas el nuevo escenario liberado y emancipado. Procuraremos el equilibrio para no polarizarnos, ni en la exclusiva aspiración hacia lo Alto con el consiguiente olvido de la suerte de nuestros hermanos, ni en la inmersión total en el barro, de forma que éste nos impida agitar las imprescindibles alas del espíritu.
Seguimos al Nazareno. Deseamos mantenernos en ese nexo sagrado, en ese altar fuera de todos los mapas, donde el Cielo y la Tierra se abrazan y contraen eternos esponsales. Deseamos ser intersección de la vertical y la horizontal, cruz de reconstrucción y resurrección, nunca más de muerte y fatalismo. La mirada siempre hacia lo Alto para no olvidar nuestros destino en las estrellas, pero nuestro puntual afán aquí abajo, junto a nuestros congéneres y sus avatares, junto a una humanidad aún sufriente. Nuestro anhelo hacia Arriba para sentir el calor de ese Sol físico y espiritual en la faz invisible del alma, pero nuestras manos y nuestros pies bien enraizados en la tierra, que es por el momento nuestro terreno de actuación y de trabajo.
No obviaremos el sufrimiento de nuestros semejantes. No tomaremos el expreso hacia ningún “nirvana” mientras algún remoto titular anuncie una gota de sangre, una lágrima perdida en un rincón del mundo. No podemos dar carta blanca al abuso con nuestro olvido.
Tampoco podemos quedarnos clavados en ese dolor. Tenemos que revelar las nuevas y esperanzadoras realidades que van emergiendo, el superior destino, la Clara Luz que en el mañana, no sabemos a qué distancia, nos aguarda. Ponemos la fe y el acento en ese Alba que ya se anuncia, pero nuestra mente está también con nuestros semejantes que aún padecen noche oscura. No les podemos dejar de lado en nuestros discursos y peroratas, sobre todo en nuestras oraciones.
Vayamos siempre juntos. Somos uno con los hermanos y hermanas de Turquía, de Siria, Sudán, Pakistán, con los hermanos refugiados...; somos uno en el dolor que irá cediendo, sobre todo en el sano y puro Gozo que está emergiendo.

Pokémon go


col Marta Garcia


No es inusual en estos días pasear por la calle o ir en el autobús con gente que cruzan con su móvil la realidad y de repente, ¡zas!, ¡un pokémon! A mí me pasó el otro día viajando en tren. Resulta que iba tan tranquila leyendo un artículo sin saber que a mi lado tenía un pokémon. Me llevé un buen susto cuando aquellos dos chicos que tenía en los asientos de enfrente apuntaron con su móvil a la butaca de mi lado, que yo ingenuamente veía vacía, y cazaron a Rubí Omega. Y es que según ellos hay que estar muy alerta porque en el momento y en el lugar más inesperado aparece uno.
De repente la monotonía de ir al trabajo se ha transformado en una búsqueda sorpresiva, un juego. La realidad no es la que vemos, se ha desdoblado y está llena de seres invisibles que habitan a nuestro lado. Solo hay que bajarse la aplicación para verlos. No sé si los inventores de esta franquicia son conocedores del mensaje de Jesús de Nazaret, pero el evangelio de este domingo les iría de perlas. Es más, salvando la distancia, y no solo de siglos, a su favor habría que decir que han sabido inventar una aplicación para conseguir eso a lo que hoy nos insta el evangelio: vivir preparados y mantenerse alerta porque no sabemos cuándo puede aparecer, en nuestro caso, el Hijo del Hombre. 
Probablemente las primeras comunidades cristianas pensaron que tras la Resurrección, la venida de Jesús iba a ser inminente. Sin embargo el tiempo pasó y, al ver que no sucedía nada y que incluso el mundo seguía igual, se fueron poco a poco desinflando. Es entonces cuando los evangelistas idearon esta "aplicación" para mantenerles alerta y despertarles del letargo de pensar que la realidad se circunscribe a lo que vemos y que no hay más dimensiones de la misma. La necrosis de la esperanza consiste precisamente en considerar que nuestro mundo no es capaz de generar un futuro diferente y que, por eso, no pasa nada. Creer es tener tensado el corazón hacia ese horizonte de sentido real y posible, aunque por ahora no se vea o sea para algunos invisible.
Y nada mejor que el presente para tensar las cuerdas que hacen vibrar la esperanza: el futuro está en los fundamentos, se halla aquí y ahora, no es un futuro pospuesto ni postergable, fecunda nuestro vivir cotidiano. Y es, precisamente, aquí donde la franquicia japonesa y el Evangelio ofrecen soluciones distintas. Hace varios domingos la liturgia proponía dos textos emblemáticos —el de la encina de Mambré (Gn 18,1-15) y el del Samaritano (Lc 10,29-37)— que, puestos como trasfondo del de hoy (Lc 12,35-40) genera una "aplicación" muy potente y atractiva.
De hecho, Abraham da hospitalidad a tres forasteros sin saber que está acogiendo al mismo Dios y aquel buen samaritano se hace prójimo de un hombre herido del que otros han dado un rodeo. Se trata de una categoría muy bíblica, el forastero, el vulnerable, el pagano, aquel del que menos te los esperas es portador de tu propia salvación. Es más, Dios se identifica con ellos: ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber, forastero y te acogimos, desnudo y te vestimos? (...) cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis (Mt 25,31-46)
La apelación a permanecer ceñidos y en alerta porque el Hijo del Hombre puede llegar en cualquier momento resulta muy motivadora. Pues no sabemos si nuestra salvación vendrá en patera, la encontraremos acurrucada en un banco del parque y cubierta de cartones mugrientos que improvisan una cama. Tal vez esté en unos ojos que se cruzan al salir de la iglesia mientras con una mano abren la puerta y con la otra mendigan generosidad. Quizás para encontrarnos haya tenido que cruzar varias fronteras, andar miles kilómetros con la casa a cuestas, saltar toda la serie de obstáculos que le hemos puesto: vallas de más de diez metros, protocolos eternos, visados y un largo etc. Y es que como canta Pedro Sosa:
«A ver si Europa se entera que no hay quien ponga barreras al sueño de la Esperanza. Que el alma se aferra a un sueño y el sueño mueve las barcas».
Esperemos que al volver Dios nos encuentre así, ceñidos como él con una toalla. Entonces nos preparará una mesa (Lc 12,37) y volveremos a escuchar aquellas sorprendentes palabras: venid benditos de mi Padre (Mt 25,34

Cristianismo e islamismo


Paul Buchet

Después del asesinato del sacerdote francés, el Papa Francisco señaló que no era “guerra de religión”. El degollamiento del padre Jacques Hamel, no es el único caso de animadversión dramática en contra de la religión católica o del cristianismo. Hemos conocido tantos casos parecidos en algunos países africanos como en países musulmanes de Asia y, porque no reconocerlo, en nuestra misma Araucanía también tenemos unos atentados contra la religión cristiana con las quemas de templos. Esto nos llama la atención.··· Ver noticia 

¿Aumenta el tono opositor al Papa?


Jaime Escobar- Editor de revista “Reflexión y Liberación” – Chile.

Se sabe con certeza que después del Sínodo de la Familia y la carta de los 13 prelados disidentes, son varios los cardenales de curia vaticana que manifiestan más que una simple oposición y, veladamente, reconocen que no toleran más los intentos reformistas del Papa Francisco.
Muchos pensaron que esta oposición al Papa Bergoglio disminuiría al concluir el Sínodo, pero muy por el contrario, este año se han producido una seguidilla de hechos que dan cuenta de que cardenales como Angelo Sodano, Tarcisio Bertone, Marc Ouellet, George Pell, Camilo Ruini, Carlo Cafarra, Giovanni Batista Re, Angelo Scola, Elio Sgreccia, Walter Brandmüller, Antonio Rouco…, encabezados por los purpurados-prefectos de dicasterios; Gerhard Müller y Roberto Sarah, están pasando desde sus posiciones ultraconservadoras de la oposición directa a la silenciosa conspiración anti Bergoglio.··· Ver noticia ·km

Renta ciudadana: Una salida viable a la crisis mundial

Leonardo Boff
Leonardo Boff2La crisis económico-financiera de 2007-2008 estremeció los fundamentos de la economía capitalista (esta es su modo de producción) y el neoliberalismo (este es su expresión política). La tesis básica era dar primacía al mercado, a la libre iniciativa, a la acumulación privada, a la lógica de la competición en detrimento de la lógica de la cooperación y a un Estado mínimo. El lema en Wall Street de Nueva York era: greed is good, la codicia es buena. Quien mira desde una perspectiva mínimamente ética ya podía saber que un sistema montado sobre un vicio (codicia) y no sobre una virtud (bien común), jamás podría resultar bien. Un día se derrumbaría.
El derrumbe empezó con la quiebra de uno de los mayores bancos norteamericanos, el Lehman Brothers, llevando todo el sistema bancario y financiero a una inconmensurable crisis. En pocos días se pulverizan billones de dólares. Parecía el fin de este tipo de mundo. Ojalá lo fuera.
Curiosamente, los que despreciaban el Estado, reduciéndolo al mínimo, tuvieron que recurrir a él, de rodillas y con las manos juntas. Los bancos centrales de los Estados tuvieron que habilitar billones de dólares para salvar las instituciones financieras quebradas. La máquina de hacer dinero giraba a máxima velocidad, día y noche.
A consecuencia de la crisis, todavía no superada hasta hoy, también entre nosotros, fueron a la quiebra miles de empresas e incluso países como Grecia, con un altísimo nivel de desempleo. Se destruyeron fortunas pero sobre todo se creó un mar de sufrimiento humano, de suicidio y hambre en el mundo entero. Datos recientes refieren que en Estados Unidos una de cada siete personas pasa hambre. Imaginemos el resto del mundo.
Nadie siguió la sabia sentencia atribuida a Einstein: «el pensamiento que creó la crisis no puede ser el mismo que nos saque de la crisis». Tenemos que pensar y actuar diferente. Fue justamente lo que no se hizo. Todavía se cree con convicción que este sistema sigue siendo bueno y válido, a pesar de la devastación ecológica que produce, poniendo en peligro las bases que sustentan la vida. Es bueno y válido para los especuladores que están acumulando una riqueza absurda. En Estados Unidos el 1% de los más opulentos acumula ingresos equivalentes al 90% del resto de los norteamericanos.
A pesar de todas las reuniones del G-8 y del G-20 para buscar alternativas, la política económico-financiera continúa igual: hacer más de lo mismo. Esto está desestructurando los países y podría llevar a una revuelta popular mundial con consecuencias funestas.
Se usaron dos estrategias. La primera fue la inyección de billones de dólares por parte de los Estados para impedir la quiebra total del sistema. Además de los billones de moneda física lanzada al mercado, se creó un complemento llamado quantitative easing. Según la definición de Wikipedia que me parece correcta: «es la flexibilización cuantitativa, que quiere decir, la creación de cantidades significativas de dinero nuevo (electrónicamente por lo general) por un banco, autorizado por el Banco Central dentro de determinadas condiciones».
Sucede que este dinero nuevo, en vez de ser invertido en la producción y en la creación, fue inyectado en la corriente especulativa de las finanzas mundiales. Aquí se gana mucho más, inmediatamente, que en la inversión productiva que demora mucho más tiempo. De esta forma las ganancias van a los ya multimillonarios, sin solucionar la crisis; al contrario, agravándola.
La otra medida fueron las políticas de ajuste, llegadas bajo el nombre de austeridad. Para garantizar las ganancias de los capitales se organizó un ataque sistemático a los derechos sociales, a los servicios públicos de salud y de educación, al sistema de la seguridad social y a las jubilaciones. Esto se inauguró primero en la zona del euro y ahora, según la misma lógica, en Brasil. Se fragilizó la ya frágil democracia y la disminución del gasto público está provocando recesión y desempleo.
Si hubiese habido pensamiento y un mínimo de sentido humanitario, una posible salida podría ser lo que viene proponiendo incansablemente desde hace muchos años el ex-senador Eduardo Matarazzo Suplicy: la renta mínima ciudadana. Por el hecho de ser humano, cada persona tiene derecho a una renta ciudadana que le garantice una vida digna, aunque sea frugal. Dice un estudioso, Antonio Martins: «Un cálculo del sitio Swiss Info, en 2009, mostró que sólo en los primeros meses de socorro a los bancos, los Estados gastaron 10 billones de dólares, lo cual sería suficiente para pagar a cada habitante del planeta 1.422 dólares, aproximadamente 4,5 mil reales, unos 1.280 euros» (cf. sitio Outras Palavras de 14/07/16). Sería la quantitative easing for People propuesta por el líder laborista británico Jeremy Corbyn. Ese dinero circularía mediante el consumo, los beneficios públicos y superaría el grave padecimiento humano a causa del desempleo y el hambre. Esta sería una solución viable, más ética y más humana. Todavía puede ser puesta en marcha. Quién sabe si con el agravamiento de la crisis mundial no nos veremos obligados a esta solución verdaderamente salvadora.

*Leonardo Boff es teólogo, filósofo, articulista del JB online.

Traducción de Mª José Gavito Milan