FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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martes, 12 de marzo de 2019

Al despertar

comentario editorial
El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos (Platón)
17 de marzo.  Domingo II de Cuaresma
Lc 9, 28b-36
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él
The Awakening es una novela de la escritora Kate Chuoín, publicada en 1899. La mezcla de la novela, de narrativa realista, incisivos comentarios sociales y complejidad psicológica hace que El despertar sea un precursor del modernismo literario. La otra persona a la que recurre Edna durante este período de soledad es Mademoiselle Reisz, una dotada pianista cuya forma de tocar es conocida por toda Nueva Orleans pero quien mantiene una existencia por lo general hermética. 
También el cine ha abordado esta problemática. El Despertar, es una película de 2003, dirigida por Roland Suso Richter, en la que Sigmon Cable despierta en un hospital aquejado de amnesia. Tratando de recuperar su identidad descubre que tiene la capacidad de volver al pasado, modificar su futuro y resolver el misterio de la muerte de su hermano.
-“Nuestro camino espiritual nos conduce a la responsabilidad con el mundo. Nos conduce a la acción, nos conduce hacia nuestros semejantes. Es afirmativo de la vida y abierto al mundo y se compromete con una existencia digna del hombre, con la preservación de la naturaleza y la protección de los animales. Es la base de una ética del amor”, escribió Willigis Jäger en Sabiduría eterna.
Un Awakenig que agudiza todos los sentidos de todos los seres, elevándoles a categoría de destello que alumbra la noche oscura de la Tierra y el Cielo con un sentido de luz que les proporciona vida y sentido. Y es entonces cuando se cumple aquello que dijo Platón: El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos”. Entonces -despertar de Sigmon Cable-, que nos permite recuperar la memoria de nuestra identidad perdida.
Subimos y bajamos por el interior de nosotros mismos aflojando y apretando clavijas de nuestro violín, en la orquesta de la existencia, hasta dar con el tono adecuado y no desafinar del Coro monumental del resto de los seres. La mejor manera de ser todo y ser uno, fundido en un Universo Multiverso. La primera referencia a éste, proviene de la literatura Védica (800 A.C. - 200 A.C.), concretamente del Bhgavataha-Purana, escrito por Viasa. Término usado en cosmología, física astronomía, filosofía, psicología transpersonal, en particular dentro de la ciencia ficción y la fantasía.
Desaparece el hermetismo, tradición filosófica y religiosa basada principalmente en textos pseuodoepigríficos, atribuidos a Hermes Trismegisto, que han influido mucho en la Tradición Exotérica Occidental, y fueron considerados de gran importancia tanto durante el Renacimiento como en la Reforma. La tradición reclama ser descendiente de una Prisca theologia, que afirma que una simple y verdadera teología existe, la cual está presente en todas las religiones y fue dada por Dios al hombre en la Antigüedad. Uno de los primeros en utilizarla fue Agustín de Hipona en su obra La ciudad de Dios
Cardinal conocimiento y la aprehensión del cristianismo y sus postulados, de particular interés por el curso de Historia de la historiografía.
Lope de Vega y Carpio, lo canta de esta manera en Poemas del alma.

IR Y QUEDARSE.
Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno

El colmo del despropósito


Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Redes Cristianas

Son muchas las pruebas que muestran la pobrísima calidad de la democracia española cuya Constitución fue redactada por personas más o menos cercanas al Régimen pero en todo caso vigilantes de no alejarse demasiado del ideario franquista. Por eso en las normas constitucionales unas veces hay ambigüedad, otras lagunas y otras rigidez. La combinación de las tres propiedades es lo que abre camino a la endeblez del Estado de Derecho. Expresión ésta, Estado de Derecho, por cierto, que era propia de la nomenclatura franquista habitualmente empleada por los periodistas y juristas adictos: la fórmula perfecta para encajar la dictadura en algo políticamente correcto.
Pues bien, de un tiempo a esta parte vuelven a emplearla profusamente ciertos periodistas y juristas en un sospechoso ejercicio de autosugestión o de cinismo, en línea con la famosa frase de Gobbels acerca de lo eficaz que es la divulgación de una mentira repetida mil veces… Y es que, efectivamente, Estado de Derecho sugiere sobre todo ideas de autoridad, de disciplina y de ortopedia.
Es como si esos periodistas y juristas quisieran aproximarnos más al autoritarismo, a la disciplina cuartelera y a la ortopedia que al sentido democrático. Pues la palabra democracia va asociada a la mayor participación posible de la voluntad popular a través de la consulta, del plebiscito y del referéndum, y cuanto más participación más democracia. Por eso resulta sospechoso que pese a haber asuntos de calado que han estado incluso en los programas de partido y que en todo caso la sociedad los demanda: monarquía-república, por ejemplo, ninguno de los sucesivos gobiernos de estos cuarenta años haya estado en absoluto interesado en recurrir ni al plebiscito ni al referéndum. Es evidente que han preferido reforzar la idea “Estado de Derecho” impregnada de autoritarismo, que la idea de “Estado democrático”, tan devaluada está por todo lo que sabemos, más allá de votar cada cuatro años. Y así nos va el pelo…
Que el endeble marco constitucional y su inconsistencia técnica trae problemas sin cuento a la vida pública, lo prueban asimismo los tantos recursos de inconstitucionalidad promovidos precisamente por quienes acostumbran hacer, cuando les conviene, una lectura literal de la Constitución y no la conforme al espíritu de la ley que es lo propio de una democracia verdadera. Y eso sucede, con toda probabilidad, porque en la redacción del texto constitucional subyacen tres propósitos: fortalecer a la corona, favorecer a la clase política, y apuntalar el concepto de “unidad” territorial de la dictadura, sin concesión a fórmula política alguna que recuerde al federalismo, por ejemplo.
Sin embargo, precisamente por la ambigüedad sumada a la rigidez, ocurren cosas llamativas o esperpénticas en torno a la interpretación del texto constitucional. Por ejemplo, el hecho que da sentido a este titular. Pues más allá de las intenciones del legislador (en este caso los padres constitucionalistas), la realidad, la realidad política que hay detrás de toda norma y de toda democracia, es tozuda. Unas veces porque se pone en evidencia en el empeño de una clase de políticos y de la magistratura en que todos debemos interpretar la Constitución literalmente, otras veces se manifiesta en forma de oportunidad (política o electoral) favorable para esa misma clase de políticos, y otras la realidad tozuda aparece en el subconsciente de estos al abandonar la interpretación literal de la Constitución para mejor arremeter contra el adversario, que es el caso a que me refiero ahora…
Pues colmo del despropósito es que el juicio-espectáculo que se sigue contra siete gobernantes catalanes por supuesto delito de rebelión, viene precedido por un hecho crucial y política y humanamente lamentable. Un hecho crucial para los acusados y para esta democracia de cartón piedra. Me refiero a la comparecencia en el Congreso del líder de la Oposición en 2008. En aquella intervención reprochó abruptamente al entonces presidente del gobierno que no convocase un referéndum de autodeterminación para Cataluña.
Pero una vez en el gobierno aquel que había sido líder de la Oposición dio lugar a una serie de hechos repletos de violencia moral, al negar reiteradamente al gobierno catalán el referéndum que él había exigido diez años antes. Y no contento con ello y con negarse a negociar cualquier otra salida política con el gobierno catalán, ese presidente, el antes líder de la Oposición que había exigido el referéndum al gobierno anterior, reaccionó policíacamente contra los gobernantes catalanes y frente a su convocatoria; consulta que sin la autorización del gobierno no podría considerarse si no simbólica y en modo alguno vinculante. Así es como pasó el mismo personaje, de considerar no sólo legítimo sino también perentorio el referéndum, a considerarlo inconstitucional diez años después como presidente en 2018.
El hecho es suficientemente grave como para no sólo ser noticia de los medios, sino también para que el Tribunal Supremo lo tenga ahora en cuenta ya que nunca esa trampa personal y esa felonía institucional, ha formado parte del argumentario “democrático” en la relación Estado-gobierno de Cataluña, ni, hasta ahora en el repertorio del proceso penal en curso.
De modo que si los tribunales superiores europeos no corrigen este despropósito que pasará a la historia de la infamia, los encausados en este involucionista y desmedido juicio y millones de españoles y de catalanes, seguiremos sintiendo sobre nuestra nuca el peso de la vergüenza y de la indignación que acompaña a la sensación de que ni los partidos predominantes ni sus votantes, ni la Justicia española están dispuestos a romper definitivamente con tantos rasgos que caracterizaron a la dictadura franquista y ahora vuelven a reproducirse sin paredones…

¿Qué le digo hoy 8M a mi Iglesia?


M.Pau Trayner Vilanova

Como mujer, continuaría repitiendo lo que he aprendido en los textos evangélicos después de profundizar en la historia del tiempo que se sabe fueron escritos.
La transmisión de la experiencia de Jesús con las personas que tuvieron la suerte de oírle y convivir de cerca con Él siempre ha tenido grandes escollos. Por una parte, muchísima gente que lee los evangelios no se ha preguntado cómo era la sociedad concreta en la que vivió Jesús, las costumbres de los hombres y las mujeres que vivieron con aquella persona que nos mostró, con su ejemplo, lo que es necesario hacer para dar sentido a la vida y una libertad que nos ayuda a dar respuestas coherentes a lo que entendemos por vivir nuestra fe. Otra dificultad es la dogmatización de una Iglesia jerarquizada muy poco comunitaria, excesivamente clericalizada y poco evangélica.··· Ver noticia ···

De ramos y cenizas: estética teológica de la vida humana y eclesial


Juan Pablo Espinosa Arce

CenizaY marzo ha llegado queridos lectores. Volvemos a retomar nuestras actividades de estudios, de trabajo y pastorales. Y con marzo llega también la Cuaresma, este tiempo especial con el cual nos preparamos a la celebración de las Fiestas Pascuales en la próxima Semana Santa. Con esta Cuaresma, también comienzan a fraguarse las esperanzas de un tiempo nuevo para la Iglesia, un tiempo que todos deseamos. El camino se nos abre hacia el futuro, pero debemos tener la voluntad común de recorrerlo. Y una de las imágenes plásticas que nos permite entrever dicho sentido de conversión, purificación y novedad es la ceniza. La ceniza es un signo propio de la Cuaresma cristiana, la cual se nos impone en la frente como recordatorio que somos polvo, que somos frágiles y vulnerables.··· Ver noticia ··

Sacerdotes de Murcia acusan al obispo electo de Cartagena de ultraconservador y simpatizante de Vox


José Manuel Vidal

Sebastián Chico permitió la celebración de una misa por Franco en la capilla del seminario y con la bandera de la dictadura Sacerdotes de Murcia acusan al obispo electo de Cartagena de ultraconservador y simpatizante de Vox
¿Quién está engañando al Papa Francisco y colándole este tipo de obispos, que no comulgan con su primavera?
“Me da vergüenza que el rector, que patrocinó semejante celebración ultraderechista en un seminario, haya sido nombrado obispo auxiliar de mi diócesis”··· Ver noticia

¿Está naciendo la Mujer Multidimensional?


Germán Gorráiz López, analista
Redes Cristianas
El término utopía (lo que no está en ningún lugar) fue empleado por Thomas More en el siglo XVI y sería “la búsqueda incansable de la Humanidad desde el comienzo de los tiempos de un lugar o sociedad ideal” y a pesar de su carácter no real, permite reconocer los ideales de una sociedad o comunidad en un momento concreto de su singladura histórica así como los obstáculos que impiden cristalizar su sueño idílico.
La utopía así concebida sería el camino para alcanzar un sueño que llevaría implícito en su potencia la facultad de devenir en acto concreto (en el camino está la meta), siendo preciso transitar por la senda marcada por il poverello d´Assisi: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”, lo que implica una catarsis y posterior metanoia.
Metanoia (del griego μετανοῖεν, metanoien), sería “un enunciado retórico utilizado para retractarse de alguna afirmación realizada y corregirla para enfocarla de la manera adecuada a un nuevo contexto “,lo que traducido a la actual coyuntura socio-económica, se traduciría como “transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario sociológico”.Ello implicaría la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad tras desechar los viejos estereotipos vigentes ) y que tendrá como efectos benéficos la liberación de la parte indómita de una mujer que ha permanecido sedada y oprimida por la tiranía de la actual sociedad paternalista, en la que todo se supedita al mantenimiento del rol dominante del hombre.
Sin embargo, gracias a la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el llamado Quinto Poder que enlaza y ayuda a la formación de las identidades modernas), se estaría rompiendo el endémico aislamiento y pasividad de la mujer sumisa y acrítica (Mujer unidimensional) y estaría ya surgiendo una nueva Mujer (Mujer Multidimensional) reafirmada en una sólida conciencia crítica y sustentada en valores caídos en desuso como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes.
Asimismo, bajo el lema “Igualdad real” generará un tsunami popular de denuncia del déficit democrático, social y de valores de la actual élite paternalista dominante pues la nueva Mujer que está naciendo estará dispuesta a quebrantar las normas y leyes impuestas por la “monarquía de las tinieblas paternalista ”, lo que obligará a una profunda catarsis y metanoia de la sociedad en su conjunto que hará revisar los fundamentos que han posibilitado que “la mujer sea el negro del mundo” en acertada expresión de John Lennon y plasmada en su icónica canción “Woman Is The Nigger of the World”.

Contra la cultura de la violencia proponemos la cultura del cuidado


Leonardo Boff
Leonardo Boff3El odio y la rabia están diseminados en nuestra sociedad, toda ella desgarrada. Quien nos gobierna no es un presidente sino una familia, cuya característica principal al utilizar las redes sociales es el lenguaje chulesco, los comportamientos groseros, la difamación, la voluntad de destruir biografías, la distorsión consciente de la realidad y la ironía, y la satisfacción sobre la desgracia del otro, como en el caso de la muerte del pequeño Arthur, de siete años, nieto del expresidente Lula. Después del carnaval, el presidente mismo publicó en su twitter material pornográfico escandalizante.
Los sentimientos más perversos que anidan en el alma de los seguidores del actual presidente y de su familia han salido a la superficie. Los críticos no son vistos con adversarios sino como enemigos a quienes hay que combatir.
Los Bolsonaro violan la ley áurea, presente en todas las culturas y religiones: «no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti». Como se vive, según el eminente jurista Rubens Casara, en un Estado posdemocrático, peor aún, en un Estado sin ley, podemos entender el hecho de atropellar la Constitución, pasar por encima de las leyes y por fin, anular una ética mínima que da cohesión a cualquier sociedad. Estamos a un paso de un estado de terror.
Son adecuadas las categorías del conocido psicoanalista inglés Donald Winnicott, un clásico en el estudio de las relaciones parentales de los primeros años del niño, para entender un poco lo que nos parece ser algo patológico. Según él, la ausencia de una madre bondadosa y la presencia de un padre autoritario marcarían en sus familiares comportamientos desviados, violentos y falta de percepción de los límites. Tal vez esta base psicológica subyacente nos aclararía un poco sobre la truculencia de los hijos y el impudor del propio presidente al poner en su twitter una obscenidad sexual. Sin embargo, un país no puede estar regido por portadores de semejantes patologías que generan una inseguridad social generalizada, además de reforzar una cultura de la violencia, como ocurre actualmente.
Contra esta cultura de la violencia proponemos la cultura del cuidado, uno de los ejes estructuradores del citado psicólogo Winnicott. La categoría cuidado (care, concern) se presenta como un verdadero paradigma. Posee una remota ancestralidad, contada por el esclavo Higino, bibliotecario de César Augusto, en su fábula n. 220. El cuidado constituye también el núcleo central de la obra mayor de Martin Heidegger Ser y Tiempo ($ 41 y 42). En ambos, se afirma que el cuidado es de la esencia del ser humano. Sin el cuidado de todos los factores que se combinaron entre sí, jamás habría surgido el ser humano. El cuidado es tan esencial que si nuestras madres no hubieran tenido el infinito cuidado de acogernos, no hubiéramos tenido como dejar la cuna y buscar el alimento necesario. Moriríamos de hambre.
Bien escribió otro psicoanalista, este norteamericano, Rollo May: «En la actual confusión de episodios racionalistas y técnicos, perdemos de vista al ser humano. Debemos volver humildemente al simple cuidado. Es el mito del cuidado, y sólo él, lo que nos permite resistir al cinismo y a la apatía, las enfermedades psicológicas de nuestro tiempo» (Eros y represión, Vozes 1982: 340).
Todo lo que hacemos viene, pues, acompañado de cuidado. Todo lo que amamos también lo cuidamos. Todo lo que cuidamos también lo amamos. El cuidado es tan esencial que todos lo comprenden porque todos lo experimentan en cada momento, sea al atravesar la calle o al conducir el coche, sea con las palabras que dirigimos a otra persona.
Mediante el cuidado se expresan dos sentidos básicos. Primero, significa una relación amorosa, suave, amigable y protectora hacia nuestro semejante. No es el puño cerrado de la violencia. Es la mano extendida para una alianza de vivir y convivir humanamente.
En segundo lugar, el cuidado es todo tipo de implicación con aquellos que nos son cercanos y con el orden y el futuro de nuestro país. Él implica cierta preocupación porque no controlamos el destino de los demás y del país. Quien tenga cuidado no duerme, decía el viejo Vieira.
Finalmente, observó Winnicott, el ser humano es alguien que necesita ser cuidado, acogido, valorado y amado. Simultáneamente es un ser que desea cuidar como queda claro con nuestras madres, ser aceptado y ser amado.
Este cuidado de unos por otros y de todos por todo lo que nos rodea, la naturaleza y nuestra Casa común refrena la violencia, no permite la acción devastadora del odio que ofende y mata, y es el fundamento de una paz duradera.
La Carta de la Tierra, asumida por la ONU en 2003, nos ofrece una de las más verdaderas comprensiones de la paz: “es aquella plenitud que resulta de las relaciones correctas con uno mismo, con otras personas, otras culturas, otras vidas, con la Tierra y con el Todo mayor del que somos parte” (n.16, f).
En el actual momento de nuestro país, atravesado por odios, palabras ofensivas y exclusiones, el cuidado es imperativo. En caso contrario profundizaremos la crisis que nos está asolando y restringiendo nuestro horizonte de esperanza.
*Leonardo Boff es filósofo y escritor y ha escrito Saber cuidar, Vozes 1999, muchas rediciones, y también El cuidado necesario, 2013.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Por qué he escrito este libro. Lo que tiene y lo que le falta


José M. Castillo, teólogo
Castillo1He escrito este libro porque he intentado explicar – en cuanto eso es posible – por qué la Iglesia se interesa más y se preocupa más por el “sometimiento a la religión” que por el “seguimiento de Jesús”. Creo que, sin miedo a exagerar, se puede afirmar que en la Iglesia preocupa más el esplendor de la religión que la fidelidad al seguimiento de Jesús.
El “sometimiento a la religión” dio resultado y fue eficaz hasta finales del s. XV. A partir del Renacimiento, la Reforma (s. XVI), la Ilustración (ss. XVII-XVIII), la Resistencia y la Restauración (s. XIX), la industrialización y la violencia (dos guerras mundiales), que marcaron el s. XX, y finalmente la Modernidad y la Posmodernidad, todos estos grandes fenómenos históricos y culturales, han hecho que la religión nos sirva para creer en El Dios falsificado (Thomas Ruster). Un “Dios falso”, que ha llevado al mundo más avanzado al abandono de la religión. O en otros casos (que abundan) nos ha conducido, sin darnos cuenta, a que “la experiencia religiosa de todos nosotros ya no sea de fiar, porque nos remite a una falsa religión” (o.c., pg. 228).
La Iglesia de los dogmas, las normas y los ritos fue útil y tranquilizaba las conciencias mientras los “mitos”, los “ritos” y las “jerarquías” eran útiles y servían para explicar tantas cosas que los humanos no sabíamos cómo explicarlas o pensábamos que servían para darle sentido a la vida o tener una esperanza última, que suavizaba el hecho inevitable de la muerte.
Hoy todo eso ha perdido (sobre todo, en las generaciones jóvenes) su utilidad y su razón de ser. Hasta el extremo de que los adolescentes, apenas llegan a cumplir los doce o trece años, cortan con toda la “jerga” de temas, teorías y creencias, que enseña el clero, y sencillamente para ellos se acaba y ya no interesa más la “religión”. Y lo mismo que veo esto, pienso también que este problema (más grave de lo que mucha gente se imagina) no tiene más solución que lo que vio Lutero cuando, siendo todavía un monje joven, viajó a Roma. Y allí comprobó que lo que interesaba a la Iglesia era la sumisión al papa y los rituales (indulgencias…) que daban dinero (Lyndal Roper, Martín Lutero, p. 75-76).
Mi convicción es que veinte siglos antes de lo que sienten las últimas generaciones, fue Jesús de Nazaret, el “personaje-centro” y central del Evangelio, quien se dio cuenta de que la “religión” del templo y de los sacerdotes, de los dogmas y de las normas, de los rituales y las observancias, del poder y del dinero, todo eso fue útil para las culturas de la Antigüedad, pero no responde a lo que necesita el ser humano como tal.
Lo determinante, para el ser humano (lo que nos humaniza) no es satisfacer la “necesidad” de nuestras propias carencias (esto es lo que hace la “religión”), sino potenciar la “generosidad” para resolver las carencias de los demás (esto es lo que nos aporta el “Evangelio”).
Aquí es fundamental – incluso enteramente necesario – hacer una distinción clave. Hay dos formas de hacer teología y, por eso, hay “dos modelos de teología”: 1) La “Teología especulativa”, que se elabora a partir de “teorías”, que se basan en el pensamiento escolástico (con su “mortificante dependencia del pensamiento de Aristóteles”, según la acertada fórmula de Lyndal Roper) o tienen sus raíces en el pensamiento estoico (Pitágoras y Empédocles) (E. R. Dodds), en cuanto se refiere a la moral. 2) La “Teología narrativa”, que se construye mediante relatos tomados de la vida diaria. El ejemplo más patente (de esta teología) lo tenemos en los evangelios. Se trata, en este caso, de narraciones en las que lo determinante no es la “historicidad”, sino la “significatividad”. En el caso concreto del Evangelio, ¿qué nos dicen esos relatos para nuestra forma de vivir, para ser fieles al “seguimiento de Jesús”?
Con toda razón y precisión, J. B. Metz escribió: “La teología no es hoy teología de profesores, no se identifica con la teología de oficio. Con mayor razón, pues, no debe la teología histórico-vital encerrarse en los esquemas de expresión de un lenguaje científico exacto y reglamentado…. De ahí que deba evitar a toda costa someterse incondicionalmente al vocabulario de la exactitud. Precisamente la teología no es – ni ha sido nunca – una ciencia natural de lo divino” (La Fe, en la Historia y en la Sociedad, p. 230).
En esta dirección tiene que girar la teología, la liturgia y el gobierno de la Iglesia. Como nos lo está indicando sabiamente el Papa Francisco. Yo sé que darle este giro a la vida no es posible, si nos atenemos a lo que da de sí la condición humana. Por eso me parece tan genial la fórmula que nos dejó I. Kant: “La praxis ha de ser tal que no se pueda pensar que no existe un más allá” (en Gesammelte Schriften, VII, p. 40). Sólo si tomamos en serio y aceptamos de verdad que Jesús de Nazaret fue (y es) “un hombre en el que vemos a Dios” (Jn 1, 18; 14, 9-10; Mt 11, 27; Fp 2, 6-11; Col 1, 15; Heb 1, 2), es decir, solamente cuando sabemos y aceptamos que el Dios Trascendente se hizo presente en nuestra inmanencia mediante la vida, la forma de vivir y actuar, de Jesús de Nazaret, sólo así y en eso encontramos a Dios.
Ahora bien, lo que encontramos en el Evangelio es que la forma de vivir y de actuar de Jesús fue una vida marcada por una profunda espiritualidad (su oración frecuente y prolongada) y una constante preocupación por el sufrimiento humano.
Por eso Jesús no quiso templo. No quiso sacerdotes. No quiso rituales. No quiso ceremonias sagradas. No quiso obediencia y sometimiento de nadie a él. No mencionó para nada la división y la diferencia entre lo sagrado y lo profano. No habló nunca de orden (“ordo”) ni de ordenación. Intencionadamente curó a los enfermos cuando la religión prohibía curarlos. Rechazó con firmeza la observancia de rituales religiosos (Mc 7). Andaba frecuentemente con “malas compañías” (los pecadores, los samaritanos, los recaudadores de impuestos…). Nunca denunció las conductas criminales de los políticos (ni a Herodes, cuando degolló a Juan Bautista, ni a Pilatos cuando asesinó a los galileos que ofrecían sacrificios en el templo). Puso sus preferencias en los débiles, niños, mujeres, extranjeros…. La fe en Jesús fue un hecho solamente para el excomulgado por la religión: el ciego de nacimiento (Jn 9).
Conclusión: los cristianos tenemos una “religión” que cada día interesa menos. Porque cada día cobra más fuerza el rechazo al “poder vertical” (Peter Sloterdijk, Has de cambiar de vida, p. 151-153) y al “poder opresor” (Byung-Chul Han, Psicopolítica, p. 27-30). Lo que motiva a la mayoría de la gente es el “poder participativo” y el “poder seductor”. Si algo destacan los evangelios, es el poder seductor que mostró Jesús. No para hacerse él importante y famoso. Jesús fue así y se comportó así, para remediar el sufrimiento humano. Y mediante ese remediar el sufrimiento, así revelar lo que nosotros podemos saber de Dios; y cómo podemos relacionarnos con Dios: “Lo que hicisteis con uno de uno de estos hermanos míos tan insignificantes lo hicisteis conmigo” (Mt 25, 40). Jesús no prescinde de la religión, sino que desplaza la religión: la arranca de “lo sagrado” y la pone en el centro de “lo profano”, “lo laico”, “lo más plenamente humano”.
Lutero dijo: “El hombre es incapaz por naturaleza de querer que Dios sea Dios. Quiere ser Dios él mismo, no desea que Dios sea Dios” (Luther’s Works 31, 10; Martin Luthers Werke 1, 17, 225). Lo que hace el Evangelio es “dejar a Dios ser Dios, en cada ser humano”.