FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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jueves, 1 de junio de 2017

¡¡A las barricadas!!

col yzuel

Muchas veces hemos leído los famosos versos de Martin Niemöller, pastor luterano alemán:
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas
guardé silencio porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas
guardé silencio porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas
no protesté porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos
no pronuncié palabra porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí
no había nadie más que pudiera protestar.»
Podríamos hacer una paráfrasis de estos paradigmáticos versos utilizando los graves problemas que aquejan hoy a la gran Familia Humana al comienzo de 2017: los efectos del cambio climático; el enquistamiento de las crisis económicas y de valores; el afianzamiento del capitalismo más salvaje con la llegada al poder de Trump aupado por la mentira y la xenofobia; el resurgimiento de los nacionalismos demagógicos europeos; el invierno árabe, la guerra de Siria, el sufrimiento de los refugiados y el auge del terrorismo islamista; la amenaza expansionista de Rusia y de China; las permanentes provocaciones del régimen norcoreano; la sangrante situación de Venezuela, Méjico y varios países centroamericanos; las interminables y silenciadas guerras de África,… A ello podríamos añadir los retos de nuestra Iglesia, donde el Papa Francisco se debate día a día por sacar adelante un proyecto de reforma a la luz del Evangelio que nos permita ser realmente sal y luz.
¿Nos quedaremos de brazos cruzados? No. Este es el año de la acción. Plantemos cara. No podemos dejarnos atenazar por el miedo, la indiferencia o la creencia, como denuncia el poema anterior, de que ya hará alguien algo. ¡Ese alguien somos cada uno de nosotros! Construyamos barricadas que detengan el mal. No las barricadas de la violencia, sino las del amor. No las del odio, sino las del perdón. No las de la descalificación, sino las del diálogo y el entendimiento. No las de la inacción, sino la de la militancia, el voluntariado y la generosidad…
Bienvenidas las barricadas evangélicas: la esperanza como sacos terreros, las bienaventuranzas como bandera, el amor como motor de cambio, la oración como fuente de energía y la comunidad como medicina para sanarnos las heridas.
Aquí va mi hombro, a unirse al vuestro para hacer nacer un mundo mejor.

Juan Yzuel
Eclesalia

HUBO UN PROFETA ENVIADO POR DIOS:GENTILEZA

col boff

Seguramente en Río de Janeiro muchos habrán conocido aquella figura singular de cabellos largos, barba blanca, vistiendo una bata albísima con apliques llenos de mensajes. Cargaba un estandarte en la mano con muchos dichos en rojo. Desde comienzos de 1970 hasta su muerte en 1996 recorría toda la ciudad, viajaba en las barcas Rio-Niterói, se subía a los trenes y autobuses para hacer su predicación.

A partir de 1980 llenó las pilastras del viaducto de Cajú, cerca de la estación de autobuses de Río, con inscripciones verdeamarillas haciendo su crítica del mundo actual y proponiendo su alternativa al malestar de nuestra civilización. No era un loco como parecía, sino un profeta del temple de los profetas bíblicos como Amós u Oseas.

Como todo profeta sintió también un llamamiento divino que vino a través de un acontecimiento de gran densidad trágica: el incendio del circo norteamericano en Niterói el 17 de diciembre de 1961 en el que murieron calcinadas unas 400 personas.

Era un pequeño empresario de transporte de carga en Guadalupe, barrio de la periferia del gran Río. Sabedor de aquella tragedia, se sintió llamado a ser el consolador de las familias de estas víctimas.

Dejó todo atrás, tomó uno de sus camiones, puso sobre él dos pipas de cien litros de vino y se fue junto a las barcas allí en Niterói. Distribuía el vino en pequeños vasos de plástico diciendo: "Quien quiera tomar vino no tiene que pagar nada, sólo pedirlo por gentileza, sólo decir agradecido".

José de Trino, ese era su nombre, comenzó a llamarse José Agradecido o Profeta Gentileza. Interpretó la quema del circo como una metáfora de la quema del mundo tal como está organizado: es un circo montado por el diablo-capital... que vende todo, destruye todo, destruyendo la propia humanidad.

Hizo una pequeña miniatura del mundo-Gentileza transformando el lugar del incendio en un hermoso jardín, llamado Paraíso Gentileza.

El cuarto aplique de su bata decía: La Gentileza es el remedio de todos los males, amor y libertad. Y lo fundamentaba así: Dios-Padre es Gentileza que genera al Hijo por Gentileza... Por eso, Gentileza genera Gentileza.

Enseñaba con insistencia: "en lugar de muchas gracias deberíamos decir agradecido y en vez de por favor usar por gentileza, porque nadie está obligado a nada y debemos ser gentiles unos con otros y relacionarnos por amor y no por favor".

Junto con el principio de geometría (Pascal), típico del pensamiento científico- técnico dominante, la Gentileza (espíritu de finura de Pascal) funda un principio alternativo de convivencia civilizada, principio descuidado por la modernidad y hoy de extrema importancia para humanizar las relaciones demasiado funcionales y frías y marcadas por la truculencia.

La crítica de la modernidad no es monopolio de los maestros de la Escuela de Fráncfort. El Profeta Gentileza, representante del pensamiento popular y sapiencial, llegó a la misma conclusión que aquellos maestros. Pero estuvo más acertado que ellos al proponer la alternativa: la Gentileza como irradiación del cuidado y de la ternura esencial hacia los demás y principalmente hacia la naturaleza.

Este paradigma tiene más posibilidades de humanizarnos y de garantizar la preservación de la vida amenazada del planeta que el que ardió en el circo de Niterói.

La cultura del capital es la principal, no la única, responsable del calentamiento global y de la insostenibilidad del sistema-Tierra y del sistema-vida.

O damos razón al Profeta Gentileza y asumimos su propuesta del paradigma de la Gentileza que supone una relación respetuosa y cuidadosa con la naturaleza, o podremos ir al encuentro de lo peor. El futuro de la vida y de nuestra civilización dependen de la Gentileza.

Podemos decir: hubo un hombre simple y pobre, ignorante de los saberes científicos de nuestro tiempo, pero portador de una sabiduría cordial y amiga de la vida, que nos fue enviado por Dios. Nos ofreció la clave para salir de nuestros impasses actuales: por el paradigma de la Gentileza.

¿Quién escuchó y siguió al Profeta Gentileza? Fue una voz proclamada en el desierto de la gran ciudad.

El Profeta Gentileza nos remite al relato triste del libro del Eclesiastés en el que se lee: "Había una pequeña ciudad de pocos habitantes: un rey poderoso marchó sobre ella, la rodeó y levantó contra ella grandes obras de asedio. En la ciudad había un hombre pobre, pero sabio, que podría haber salvado la ciudad con su sabiduría. Pero nadie se acordó de aquel hombre, porque era pobre. Y la ciudad fue tomada y destruida" (Ecl 9, 14-16).

Y comenta, apesadumbrado, el Eclesiastés: "Más vale la sabiduría que el poder, pero la sabiduría del pobre es menospreciada y sus palabras no se escuchan" (Ecl 9, 16).

Ojalá esta actitud de desvalorización de la sabiduría del pobre no se perpetúe. Ella posee una verdad escondida que, descubierta y acogida, nos puede proteger de catástrofes altamente destructivas. 
Pero si cultivamos la Gentileza que genera Gentileza, como una relación alternativa hacia la naturaleza, con seguridad habremos escogido el comportamiento adecuado que nos podrá salvar.          

Leonardo Boff
Koinonía

El cura portugués que no cree en Fátima y

 “Los pastorcillos fueron manipulados, las apariciones son mentira”
Aitor Hernández- Morales

El padre Mário de Oliveira asegura que lo ocurrido en 1917 es uno de los mayores timos de la Iglesia Católica.
El padre Mário de Oliveira (Lourosa, 1937) es un luchador innato. El teólogo, formado en el Seminario de Oporto, considera que evangelizar implica liberar al pueblo, y a lo largo de su carrera eclesiástica no ha dudado en plantar cara a las autoridades y utilizar sus sermones para denunciar mentiras e injusticias.··· Ver notic

En estado puro

col gerardo

Cualquiera puede tener un sueño. Yo he soñado hoy. Y me he imaginado viviendo al principio de la iglesia naciente. Aún sin más ley que el recuerdo de Jesús y la presencia viva de su memoria
No se sabe nada de palabras de poder, ni de leyes, ni de mandatos, ni de celebraciones. Únicamente nos juntamos al amanecer del día primero de la semana y recordamos al Señor. Con qué cariño, con qué entusiasmo bendecimos el pan y nos acordamos mucho de él. Y repetimos sus palabras. Y lo comemos entre todos. Y luego llevaremos comida a los pobres. La hemos traído entre todos.
Todo muy sencillo.
Me despisto un momento. Tengo la mesa llena de libros, papeles, bolis... hago una gran limpieza y dejo la mesa libre. La veo bien. Eso quiero hacer yo con Jesús. Verle, experimentarle sin tantas añadiduras, sin tantas leyes, sin tantos complementos… que casi me impiden ver a Jesús.
Nos entusiasmamos repitiendo palabras, parábolas, hechos de Él… Juan es el que mejor memoria guarda. Pero hacemos silencio cuando habla Maria. Todo lo que cuenta está pasado por su corazón de madre, por su recuerdo caliente y amoroso.
No nos ponemos ropas especiales. Solamente narrar, escuchar, acoger…
Nos reunimos en una casa, la que toca, y cuando nos juntamos se nota la presencia de Él, está con nosotros. Intentamos cada día narrar un dicho suyo y lo vamos comentando, saboreando, asimilando. Nos anima un montón. No hay normas, ni leyes, ni mandatos, ni ritos. Únicamente hablar y eso sí, de vez en cuando guardamos silencio.
Hoy han venido unas personas a las que hemos invitado. Han estado admiradas.
Y con la fuerza de esa Presencia de Jesús, hemos vuelto a la vida animados, decididos, impulsados a hablar de Él a la gente.
¡Ay! Es un sueño. Cuanto me gustaría que nuestras celebraciones fuesen algo así. Sin ritos, sin ropajes, sin normas. Solo con Él…
Pero no ha sido así. Yo estaba soñando y esperando a empezar en la iglesia una época nueva de verdad, en cuanto a la organización. Pensaba que ya no se nombrarían más cardenales. No es tan difícil. A la hora de consultar, de elegir papa, hay una forma fenomenal: que lo hagan los presidentes de las conferencias episcopales de cada país. Porque si no, puede ocurrir que cada papa nombre electores a los que él cree más oportunos. Y según los gustos y preferencias de cada papa, tendremos al papa siguiente.
No dejamos lugar a la aportación del Espíritu de la comunidad de base, a que vote primero a su obispo y luego al papa.
Veo el revuelo que se ha formado al nombrar a los últimos cardenales y los comentarios. Aún se sigue hablando de poderes, de príncipes de la iglesia, de tendencias, de fuerzas....Y creo que el Espíritu va por otro lado.
Siento que los nombramientos de esos servicios eclesiales debieran hacerse más desde la base, desde las comunidades eclesiales.
Me encantaría que tanto Roma como las demás diócesis fuesen el espejo donde mirarnos para animarnos a vivir el evangelio. Cada parroquia podría mirar a su catedral de turno, a la diócesis de Roma, y ver cómo funciona ahí la predicación, la catequesis, la economía, el servicio a los pobres. Y los demás aprenderíamos del modelo.
Y podríamos prescindir de todo lo que suene a trajes, poderes, cargos... Así canónigos, cardenales... son nombres que, por muy santos que sean y por muy bien que sirvan a la iglesia, siempre arrastran ya en su nombre, quizás por la historia, quizás por el fasto que le damos, a una organización con poderes muy fuertes. Y eso nos hace olvidar el evangelio.
Igual podemos llegar a que sea la comunidad cristiana de cada lugar quien elija a su animador en la fe. Y juntos elegimos al obispo. Y ellos al papa.
Ya sé que es un cambio fuerte, pero removería nuestra vivencia de iglesia, y nos dejaríamos impulsar por el Espíritu de Jesús. El concilio nos presenta un círculo y no una pirámide. Y dentro de ese círculo cada uno tenemos una misión que realizar, una tarea que hacer. Nadie es más importante que nadie. Únicamente el que sea más servidor de los pobres. ¿Qué te parece?

La buena voluntad que falta en el Brasil de hoy

Leonardo Boff
Leonardo Boff3En la sociedad brasileña actual existe una ola de odio, de rabia y de desgarramiento que rara vez hemos tenido en nuestra historia. Hemos llegado a un punto en que la mala voluntad generalizada impide cualquier convergencia hacia una salida de la abrumadora crisis que afecta a toda la sociedad.
Immanuel Kant (1724-1804), el más riguroso pensador de la ética en el Occidente moderno, en su Fundamentación para una metafísica de las costumbres (1785) hizo una afirmación de importantes consecuencias: No es posible pensar algo que, en cualquier lugar en el lugar del mundo e incluso fuera de él, pueda ser tenido estrictamente como bueno sino la buena voluntad (der Gute Wille). Kant reconoce que cualquier proyecto ético tiene defectos.
Sin embargo, todos los proyectos tienen algo común que es la buena voluntad. Traduciendo su difícil lenguaje: la buena voluntad es el único bien que es solamente bueno y para el que no cabe hacer ninguna restricción. La buena voluntad o es solo buena o no es buena voluntad.
Esta es una verdad con serias consecuencias: Si la buena voluntad no es la actitud previa a todo lo que pensamos y hacemos, será imposible crear una base común que nos envuelva a todos. Si malicio todo, si todo lo pongo bajo sospecha y ya no confío en nadie, será imposible construir algo que congregue a todos. Dicho positivamente: sólo contando con la buena voluntad de todos puedo construir algo bueno para todos. En momentos de crisis como el nuestro, la buena voluntad es el factor principal de unión de todos para una respuesta viable que supere la crisis.
Estas reflexiones valen tanto para el mundo globalizado como para el Brasil actual. Si no hay buena voluntad en la gran mayoría de la humanidad, no vamos a encontrar una salida a la desesperante crisis social que desgarra a las sociedades periféricas, ni una solución para la alarma ecológica que pone en peligro el sistema-Tierra. Sólo en la COP 21 de París en diciembre de 2015 se llegó a un consenso mínimo en el sentido de contener el calentamiento global. Ni aún así las decisiones fueron vinculantes. Dependían de la buena voluntad de los gobiernos, cosa que no ocurrió, por ejemplo, con el parlamento norteamericano que solamente apoyó algunas medidas del presidente Obama.
En Brasil, si no contamos con la buena voluntad de la clase política, en gran parte corrompida y corruptora, ni con la buena voluntad de los órganos jurídicos y policiales jamás superaremos la corrupción que se encuentra en la estructura misma de nuestra débil democracia. Si esta buena voluntad no está también en los movimientos sociales y en la gran mayoría de los ciudadanos que con razón se resisten a los cambios anti-populares, no habrá nada, ni gobierno, ni ningún lider carismático, que sea capaz de plantear alternativas esperanzadoras.
La buena voluntad es la última tabla de salvación que nos queda. La situación mundial es una calamidad. Vivimos en permanente estado de guerra civil mundial. No hay nadie, ni las dos santidades, el Papa Francisco y el Dalai Lama, ni las élites intelectuales mundiales, ni la tecnociencia que proporcionen una clave de solución global. Exceptuando a los esotéricos que esperan soluciones extraterrestres, en realidad, dependemos únicamente de la buena voluntad de nosotros mismos.
Brasil reproduce en miniatura la dramaticidad mundial. La llaga social producida en quinientos años de descuido con las cosas del pueblo significa una sangría desatada. Nuestras élites nunca pensaron una solución para Brasil como un todo, sino sólo para sí. Están más empeñadas en defender sus privilegios que en garantizar derechos para todos. Aquí está la razón del golpe parlamentario que ha sido sostenido por las élites opulentas que quieren continuar con su nivel absurdo de acumulación, especialmente el sistema financiero y los bancos cuyos beneficios son increíbles.
Por eso, los que sacaron a la Presidenta Dilma del poder con artimañas político-jurídicas, se atrevieron a modificar la constitución en cuestiones fundamentales para la gran mayoría del pueblo, como la legislación laboral y la seguridad social. Han pretendido, en último término, desmontar los beneficios sociales de millones de personas, integradas en la sociedad por los dos gobiernos anteriores, y permitido un traspaso fabuloso de riqueza a las oligarquías adineradas, absolutamente despegadas del sufrimiento del pueblo con su egoísmo pecaminoso.
Al contrario del pueblo brasileño, que ha mostrado históricamente una inmensa buena voluntad, estas oligarquías se niegan a saldar la hipoteca de buena voluntad que deben al país.
Si la buena voluntad es tan decisiva, entonces urge suscitarla en todos. En momentos de peligro, en el caso del barco-Brasil hundiéndose, todos, hasta los corruptores se sienten obligados a ayudar con lo que les queda de buena voluntad. Ya no cuentan las diferencias partidistas, sino el destino común de la nación que no puede caer en la categoría de un país fallido.
En todos existe un capital inestimable de buena voluntad que pertenece a nuestra naturaleza de seres sociales. Si cada uno quisiese de hecho que Brasil saliera adelante, con la buena voluntad de todos seguramente lo conseguiría.
*Leonardo Boff es teólogo y filósofo y articulista del JB on line.

Traducción de Mª José Gavito Milano