FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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jueves, 26 de febrero de 2015

Escuelas Salesianas: Reflexión sobre el modelo educativo de Don Bosco

- Por: Redacción

En el marco del Bicentenario del nacimiento de Don Bosco, fundador de los Salesianos, los próximos días 4 y 5 de marzo se celebrará en el CaixaForum de Madrid el Congreso de Escuelas Salesianas, con el lema 'Juntos soñamos el futuro'.

Con este congreso nacional, el primero desde 1988, las escuelas salesianas inician un proceso de reflexión sobre el estilo pedagógico, el proyecto educativo salesiano y la innovación en las aulas. 2020 se presenta como el horizonte para lograr una escuela salesiana tal como la querría Don Bosco para la época actual.

Los objetivos del congreso son "visualizar y fortalecer la realidad institucional de las Escuelas Salesianas en España y afrontar juntos el desafío de actualizar el estilo educativo heredado; identificar y presentar procesos de cambios organizativos y educativos en las escuelas que respondan a las necesidades de los destinatarios y de la sociedad actual; y potenciar las sinergias en el cambio y en la construcción de futuro entre las escuelas ".

Para ello, se ha dispuesto la participación en el congreso de tres ponentes de excepción: Norbert Monfort, especialista en Liderazgo, Gestión del Cambio y Dirección de Personas; José Joaquín Gómez Palacios, sacerdote salesiano experto en temas de pastoral juvenil y pedagogía salesiana; y Ana Romeo, especialista en el desarrollo de la competencia de aprender a aprender y enseñanza para la comprensión, certificada por Harvard University.

Amplia participación
327 personas de alrededor de 130 escuelas salesianas de España llenarán el auditorio del CaixaForum de Madrid para participar en el congreso, que se abrirá el miércoles 4 de marzo a las 11:30 horas y se clausurará el jueves 5 de marzo a las 13:30 horas.

En total, en nuestro país hay 138 escuelas salesianas de los Salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora, en las que comparten su vida y su misión con más de 8.000 profesores y casi 120.000 alumnos.

Desde la cuenta de Twitter del congreso, @CongresoEscuela, se ha animado a todo el mundo a compartir con el hashtag --almohadilla;JuntosSoñamos su visión del cuidado y el acompañamiento de las personas en la Escuela Salesiana.

El nuevo temario de la clase de Religión vuelve a introducir los rezos en Primaria



Desaparecen las referencias explícitas a otras religiones y temas polémicos
La elaboración de los mismos compete a la Conferencia Episcopal, según los Acuerdos de 1979
Vuelven los rezos a las clases de Religión. El nuevo temario de la asignatura de Religión, que ha sido publicado este martes en el Boletín Oficial del Estado, contempla en Primero de Primaria como contenido evaluable que el alumno “memorice y reproduzca sencillas fórmulas de petición y agradecimiento”, algo que no figuraba en el anterior currículum de 2007.··· Ver noticia ···

La nueva revolución Jaime Richart, Antropólogo y jurista

Descartado el socialismo real, visto estúpidamente con terror, es asombroso a la par que motivo de consternación que no se haya salido todavía del bucle infernal consumo-empleo-desem­pleo-austeridad. Una nueva revolución de la economía política es ya un imperativo categórico para la sociedad occidental….
Porque es un hecho constatable que el pensamiento de todo ser humano, a cualquier nivel, incluido el más profundo, está atra­pado en la época que vive. Los grandes pensadores de cada mo­mento histórico reflexionan con amplias miras y general­mente adelantados a su tiempo, pero sin alejarse en exceso de los dictados de la conciencia colectiva. Siendo así que la con­ciencia colectiva es en general proyección de la enseñanza reci­bida en la familia o en la escuela pero en todo caso en sumi­sión, es también un subproducto en manos del poder: en otro tiempo y prácticamente hasta ayer primero el reli­gioso, luego el militar asociado al religioso, y en los tiempos más recientes el económico estrechamente ligado al civil.
Y así, por ejemplo, en la deriva evolutiva de la historia es obser­vable (ciñéndonos ahora a la cultura occidental y a partir del Cristianismo) que ningún pensador consagrado, explícita o implícitamente ha prescindido en su discurrir de la noción de “Dios”. Ni siquiera los heterodoxos. Naturalmente que hubo ateos que lo negaron. Pero citadme a uno que pasó a la posteri­dad que se atreviese a algo más que a interrogarse sobre él… Y si hay alguno será excepción. Esto sucede al menos hasta el si­glo XIX con Feuerbach, Nietzsche, Dostoyevski y Marx; los cuales consideran la noción “Dios” como una creación del hom­bre. En realidad podría decirse que a partir de la irrupción del pensamiento abstracto en la historia de la Humanidad, todo él y sus intentos de convertirse en praxis pueden reducirse a una sucesión de construcciones mentales en la medida que a los poderes interesa. Y es que el pensamiento conocido predomi­nante de cada época está atrapado en el espíritu y por el espíritu de la época como en una ratonera de la que no puede salir. Y quien se aventuró a sacudirse el yugo impuesto por ese espíritu, puede decirse que hasta ayer y casi indefectiblemente lo pagó al precio de la muerte y si no al de la locura…
Pues bien, lo mismo que ha sucedido con la noción de “Dios” ocurre con la noción “mercado” en el capitalismo hasta Karl Marx. Marx revolucionó la economía, pero su concepción de la economía y de la sociedad fue sepultada por los poderes de Occi­dente tras la caída del Muro de Berlín y arrancado de cuajo del discernimiento común. Pero también del discurrir de los eco­nomistas, que lo han eliminado de los discursos académicos y aun de los no académicos por temor a la postergación y a pa­sar por lo que no desean ser. Pero es que lo que ha pasado con la noción de “Dios” y de “mercado”, ocurre ahora con la idea de “consumo”, por definición de lo superfluo. Fruto del ex­tremo cretinismo de Occidente el teorema es: fuera del dios “mercado” y del semidiós “consumo” no hay salvación; ni para la economía, ni para la política, ni para la sociedad.
Y es que al término de la segunda guerra mundial las naciones vencedoras llegaron al acuerdo no escrito del pensamiento único, de la economía única y de la política única. (Idea ésta, la del pensamiento único, prestada del filósofo alemán Schopen­hauer, que luego Marcuse llama unidimensional y que yo llamo unidireccional). Al fin y al cabo, lo que entendemos por “reali­dad” no es más que lo acordado en consenso por minorías. Y ahora mismo, esas élites que asentaron primero el principio de Dios y luego el del dios Mercado (capitalista) y del semidiós Consumo, deciden la diosa “Austeridad”. Simplificando causas y efectos en contestación de austeridad frente al exceso de la época anterior pero reciente, del binomio hybris (exceso)-areté (austeridad) sale un engendro irresoluble y al tiempo paradoja: por un lado la austeridad impuesta no es austeridad sino priva­ción (pues no es austero el privado de lo indispensable sino quie, disponiendo de lo indispensable, se priva voluntariamente de lo superfluo), y por otro, la privación es causa directa de la austeridad por efecto del no consumo masivo.
Es así como el no consumo se convierte en el obstáculo insupe­rable para el desarrollo de la economía y causa de privación. Un efecto llamativo es que, siendo por sí misma la austeridad la virtud del término medio por excelencia (tanto individual como social y ya un imperativo de la razón al ser conscientes de la limitación de los recursos del planeta), es también un recurso diabólico en manos del poder, de los poderes. Pues es­tos, después de haber enriquecido a minorías a través del con­sumo salvaje durante al menos dos décadas, están haciendo de la austeridad otro instrumento de enriquecimiento de las mis­mas o de otras minorías a costa del despojo colectivo; es decir, a costa de la privación de lo imprescindible para la vida de mi­llones de personas. Así es que, siendo la austeridad asumida una actitud provechosa para el individuo aislado, para la socie­dad humana y para el mundo que se agota, la austeridad impro­pia -la forzosa impuesta casi a punta de pistola por los poderes económico y civil- por un lado anula la propia como opción de vida, y por otro es causa del efecto devastador en los excluidos, no ya de bienestar sino de supervivencia… a menos que sean so­corridos por la caridad o por la filantropía: justo lo que suce­dió con la esclavitud y con la servidumbre instituidas…
Así es que, si hasta los grandes pensadores en general están atra­pados en su tiempo y de entre los que ahora puedan existir, aun presa de la espiral mercado, consumo, austeridad se esfuer­zan por salirse de su tiempo pero son ignorados deliberada­mente por las fuerzas ideológicas que están detrás de la caja de resonancia de los medios, ya me diréis qué esperanza hay de un mundo nuevo y mejor para todos sin excepción. Por eso urge romper el tarro de acero donde se encierra el pensamiento único y la economía única por la revolución simultánea, tanto económica como política que comience por la mediática. Desafiar de esa manera a esos sociobiólogos que vienen pronos­ticando desde hace tiempo el suicidio de la Humanidad como el último avatar, creo que, hoy, antes que enfrentarse al is­lamismo como la bestia a destruir, debiera ser éste, el de la nueva revolución el principal objetivo de Occidente…

La catequesis vuelve a la escuela Juan José Tamayo



El Periodico de Cataluña, 26 de febrero de 2015
La enseñanza de la religión en la escuela es una de las asignaturas pendientes de la transición política y religiosa en España que, 37 años después de la aprobación de la Constitución, sigue todavía sin aprobarse. El mal de origen radica en el Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales entre la Santa Sede y el Gobierno Español, de rango internacional, firmado el 3 de enero de 1979, que establece la inclusión obligatoria de la enseñanza de la religión católica en los planes educativos de los niveles de Educación Preescolar, de Educación General Básica, de Bachillerato Unificado Polivalente y Formación Profesional en todos los centros de educación, en condiciones equiparables a las demás disciplinas.

Las sucesivas leyes de educación, lejos de resolver el problema, lo han agravado, y la actual LOMCE ha llevado el agravamiento al extremo. Veamos por qué. En primer lugar, obliga a los alumnos a elegir entre la asignatura de Religión Católica y la de Valores Cívicos. Esto implica que la escuela educa en dos tipos de ética: la confesional y la laica, y que quienes eligen la clase de religión católica se ven privados de la educación en los valores cívicos e indirectamente de la obligación de practicarlos en la esfera pública. Porque, ¿cómo van a practicar unos valores que no han aprendido? +

Con la LOMCE, la religión católica se torna evaluable, y la calificación cuenta para la nota media del curriculum y para conseguir una beca. Lo que aquí se evalúa no es el conocimiento de la historia de las religiones, sino las creencias del alumnado, que pertenecen a la esfera individual y no son evaluables. ¿Cómo, en un estado no confesional, las creencias religiosas pueden jugar un papel tan decisivo en asuntos tan importantes como la concesión o no de una beca o el aprobado o el suspenso en un curriculum escolar? Quizá no estemos en un estado no confesional
En tercer lugar, al tratarse de una enseñanza confesional de la religión, se produce una doble injerencia: de una disciplina ajena a los contenidos científicos y de una autoridad, la de la jerárquica católica, que interviene en un ámbito que no es de su competencia, cual es el de la educación.

A los despropósitos indicados hay que suma uno más en el caso del diseño del nuevo curriculum de Religión Católica en Primaria, Secundaria y Bachillerato que ha elaborado la Conferencia Episcopal Española. Los contenidos son en su totalidad catequético con tendencia al fundamentalismo. El pensamiento que se transmite es androcéntrico; el lenguaje, patriarcal; la concepción del cristianismo, mítica; el planteamiento de la fe, dogmático; la exposición, anacrónica. Al temario me remito: la creación y la relación de Dios con el hombre: Dios como “padre de la humanidad que quiere nuestra felicidad”; Adán y Eva; “Dios elige a María para que su hijo se haga hombre”; “Jesús, el hijo de Dios, se hace hombre, vive y crece en una familia; enseñar oraciones de petición y agradecimiento. La catequesis vuelve a la escuela y lo hace con los tonos machistas de los tiempos más rancios del nacional-catolicismo. Así, quien pierde es el cristianismo, que queda desacreditado.
Estamos pues ante otra ocasión perdida para construir una educación de carácter laico y para desarrollar un estudio crítico de las religiones como parte de la historia de las culturas.
Juan José Tamayo es profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Religión, razón y esperanza. El pensamiento de Ernst Bloch (Tirant lo Blanch 2015)

Los grandes números de los ricos, ruina de los demás José M. Castillo, teólogo



Teología sin censura

Ayer (24.II.2015), escuchando el debate sobre “el estado de la nación”, caí en la cuenta de la importancia y de la significación de una de las enseñanzas más fuertes que nos ofrecen los evangelios. Los grandes números de la economía, que manejan los ricos, cuando esos números son buenos para los potentados, tales números están gritando en desierto la ruina, el hambre y la miseria del resto de los ciudadanos. Esto es lo que ocurrió ayer en el debate de los políticos. En el que quedó patente que los mismos números, que ponían locos de contentos a quienes representan los intereses de los ricos satisfechos, son los números que ponen indignados y rabiosos a los que en el parlamento se sientan en la bancada de enfrente. Y, al revés, cundo el que representa a la gente de la calle pone al descubierto la desesperación de los parados, de los sin papeles, de los que tienen que huir de España para buscarse la vida…, entonces fue cuando los de enfrente se ponían nerviosos hasta mostrar una indignación que no podían reprimir.

La gente se pregunta ahora quién ganó el debate y quién lo perdió. Pero, ¿no nos damos cuenta de que lo que ayer quedó en evidencia fue algo mucho más grave, algo que entraña un peligro inmensamente más fuerte? ¿Qué más da que gane uno o que gane otro? Esto no es un juego. Ni es un deporte. Lo más esperpéntico, que vimos ayer, es que el sistema económico-político, que nos rige, está pensado y organizado de tal manera que la economía no puede funcionar si los grandes números, que maneja la gran economía, no van bien. Lo cual quiere decir que podemos tener un país en el que la economía está creciendo imparable, cuando eso, en realidad, lo que representa es que los ricos son cada día más ricos, al tiempo que la gran masa de la población se hunde en la miseria. Por eso, cuando alguien tiene la posibilidad de decir, a micrófono abierto, lo que realmente está pasando y soportando la enorme mayoría de la población, los que manejan los grandes números se quedan al descubierto y pierden hasta la exquisita educación que aprendieron en un colegio de pago.
La consecuencia de este estado de cosas da miedo. Mucho miedo. Porque no se trata ya de que este sistema está sosteniendo y fomentando la sociedad cainita de “las dos espeñas”. Eso, con ser tan grave, no es lo más malo. Lo peor de todo es que se está reproduciendo la sociedad de los esclavos. En la antigua Grecia, en el Imperio romano, en la Edad Media, la sociedad se mantuvo porque el “poder opresor” de los señores fue eficaz y tuvo medios para tener sometidos a la inmensa mayoría de los que trabajaban y sostenían a los de arriba. El problema – tranquilizante para los insensatos y aterrador para los que piensan – es que la sociedad actual ya no se sostiene sobre la base del “poder opresor”. La sociedad que hoy tenemos funciona sobre la base del “poder seductor”. Y lo que más miedo da es que quienes tienen el poder que proporcionan los grandes números, por eso mismo tienen el “poder seductor”, al que todos nos sometemos encantados y pensando, además, que somos libres. Cuando en realidad somos los nuevos esclavos que estamos, y estaremos, a merced de lo que decidan por nosotros, y para nosotros, los señores de los grandes números.
¿Se comprende así mejor lo que ocurrió ayer entre Rajoy y Sánchez? No sé si con esto queda más claro. En cualquier caso, lo que, a mi modo de ver, quedó en total evidencia es que de este estado de cosas no nos saca la economía que tenemos. Porque es una economía pensada para concentran la riqueza cada vez más y más en menos y menos personas. Tendrían que ser unos santos los que manejan los grandes números para no sacar tajada, cuando son tantas las suculentas tajadas que tiene al alcance de la mano.
Así las cosas, ¿qué solución nos puede quedar? Yo no veo otra, que una solución que venga de fuera del sistema y basada, por tanto, en otros supuestos de base. Y tales supuestos, se les llame como se les llame, son los que yo encuentro en el Evangelio. El proyecto de vida de aquel “campesino judío” (John D. Crossan) al que llamaban Jesús el Nazareno. El fenómeno inesperado del papa Francisco me ha dado mucho que pensar. ¿Cómo se explica que este papa de Occidente se haya plantado en un país del lejano Orienta y, con su sola presencia, haya concentrado a seis millones de personas hundidas en carencias y miseria? Sin duda, porque en este hombre, como símbolo, han visto un horizonte de esperanza. En esta “economía canalla” (Loretta Napoleoni) en que vivimos, por pervertir, hemos pervertido hasta el Evangelio. De aquel “proyecto de vida”, que se nos presentó como humanidad e igualdad para todos, hemos hecho una “religión de poderes, rituales y ceremonias”. Total, un mecanismo más de poder para los bien situados. Y un argumento potente de resignación para los que no pueden tirar de la vida. ¿Por qué los de los grandes números y los de este modelo de religión se llevan como uña y carne? Sin duda por la misma razón por la que quienes sueñan con una sociedad igualitaria y justa ponen de los nervios a los que no soportan oír lo que pasa en la calle.
Y termino con una advertencia capital. Que nadie me venga diciendo que yo defiendo al PP o al PSOE o a PODEMOS o a CIUDADANOS…. Mi convicción es que el sistema económico que tenemos, lo maneje quien lo maneje, no nos saca de donde estamos metidos. Lo que digo sobre el Evangelio se justifica porque el Evangelio entraña un “proyecto de vida” que, por su profunda humanidad, nos puede humanizar a todos. Y sólo así es como yo veo salida al sombrío estado de cosas en que nos han metido. 

A las agresiones humanas, la Tierra responde con flores Leonardo Boff



Mas que estar en el centro de una crisis de proporciones planetarias, nos enfrentamos hoy con un proceso irreversible. La Tierra ya nunca será la misma. Ha sido transformada en su base físico-química-ecológica de forma tan profunda que ha acabado perdiendo su equilibrio interno. Entró en un proceso de caos, es decir, perdió su sostenibilidad y afectó a la continuidad de lo que durante milenios venía haciendo: producir y reproducir vida.

Todo caos tiene dos lados: uno destructivo y otro creativo. El destructivo representa el desmantelamiento de un tipo de equilibrio que implica la erosión de parte de la biodiversidad y, en el límite, la disminución de la especie humana, que se produce o por incapacidad de adaptarse a la nueva situación o por no conseguir mitigar los efectos letales. Concluido ese proceso de purificación, el caos comienza a mostrar su cara generativa. Crea nuevos órdenes, equilibra los climas y permite a los seres humanos supervivientes construir otro tipo de civilización.

La historia de la Tierra nos enseña que ella pasó por cerca de quince grandes destrucciones, como la del cámbrico, hace 480 millones de años, que destruyó el 80-90% de las especies. Pero como es madre generosa, lentamente rehízo la diversidad de la vida.
Hoy, la comunidad científica en su gran mayoría nos alerta frente a un eventual colapso del sistema-vida, que puede amenazar el propio futuro de la especie humana. Todos podemos percibir los cambios que están ocurriendo ante nuestros ojos. Grandes efectos extremos: por un lado veranos prolongados asociados a gran escasez de agua, que afectan a los ecosistemas y a la sociedad como un todo, como está ocurriendo en el sudeste de nuestro país. En otros lugares del planeta, como en Estados Unidos, inviernos rigurosos como no se veían desde hace decenas o hasta cientos de años.
El hecho es que hemos tocado los límites físicos del planeta Tierra. Al forzarlos como lo hace nuestra voracidad productivista y consumista, la Tierra responde con huracanes, tsunamis, crecidas devastadoras, terremotos y una incontenible subida del calentamiento global. Si llegamos a aumentar la temperatura dos grados centígrados, la situación todavía sería manejable. Pero si no hacemos los deberes, disminuyendo drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero y no reorientamos nuestra relación con la naturaleza hacia la autocontención colectiva y el respeto a los límites de soportabilidad de cada ecosistema, entonces se prevé que el clima puede elevarse de cuatro a seis grados centígrados. Ahí conoceremos la “tribulación de la desolación”, para usar una expresión bíblica, y gran parte de las formas de vida que conocemos, inclusive partes de la humanidad, no podrán subsistir.
La renombrada revista Science acaba de publicar el 15 de enero de 2015 un trabajo de 18 científicos sobre los límites planetarios (Planetary Boundaries: Guiding human development on a changing Planet). Identificaron nueve dimensiones fundamentales para la continuidad de la vida y de nuestro ensayo civilizatorio. Vale la pena citarlas: (1) cambios climáticos; (2) cambios en la integridad de la biosfera con erosión de la biodiversidad y extinción acelerada de especies; (3) disminución de la capa de ozono estratosférico que nos protege de los rayos solares letales;(4) creciente acidificación de los océanos; (5) desarreglos en los flujos biogeoquímicos (ciclos del fósforo e del nitrógeno, fundamentales para la vida); (6) cambios en el uso de los suelos como la deforestación y la desertificación crecientes; (7) escasez amenazadora de agua dulce; (8)concentración de aerosoles en la atmósfera (partículas microscópicas que afectan al clima y a los seres vivos); (9) introducción de agentes químicos sintéticos, de materiales radioactivos y nanomateriales que amenazan la vida.
De estas nueve dimensiones, las cuatro primeras ya han sobrepasado sus límites y las demás se encuentran en un elevado grado de degeneración. Esta sistemática guerra contra Gaia puede llevarla al colapso como ocurre con las personas.
Y a pesar de este escenario dramático, miro a mi alrededor y veo, extasiado, el bosque lleno de árboles de la cuaresma violetas, casias amarillas y en la esquina de mi casa amaryllis belladonnas en flor, tucanes posados en los árboles frente a mi ventana y araras que hacen nidos debajo del tejado.
Entonces me doy cuenta de que la Tierra es realmente madre generosa: a nuestras agresiones, aun nos sonríe con flora y fauna. Y nos infunde la esperanza de que no es el apocalipsis sino un nuevo génesis lo que está en camino. La Tierra todavía va a sobrevivir. Como aseguran las Escrituras judeocristianas: “Dios es el soberano amante de la vida” (Sab 11,26). Y no permitirá que la vida que penosamente superó el caos, vaya a desaparecer.
Leonardo Boff es columnista del JBonline, filósofo, teólogo y escritor