FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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jueves, 25 de mayo de 2017

5 frases de Don Bosco sobre María Auxiliadora

Albert Einstein La maldad

TESTIMONIO DE LAICO CISTERCIENSE

col oroz

La culpa de todo la tuvo aquel papelito. Apareció en el corcho del monasterio y rezaba así: Iniciación a la oración". Y después decía algo de que los monjes querían compartir con la Iglesia entera los tesoros de contemplación que tenían en el monasterio. O algo así. Y yo, que llevaba ya tiempo buscando autenticidad espiritual, decidí probar.
La verdad es que iba un poco a la desesperada. Sentía sed de Dios y no hallaba agua que calmase esa sed. Había probado todas las modalidades de espiritualidad que en nuestro siglo XX y en nuestra sociedad occidental se anuncian al hombre. Había visitado las técnicas de oriente, y de todas partes, buceando en ese cajón de sastre que luego se llamó New Age. Pero nada funcionaba. Sus técnicas de relajación relajan y sus métodos de concentración concentran, pero todo se estrella en el límite humano en que hemos de dejar paso a Dios. En el punto límite en el que la única realidad es la rendición.
Duele decirlo, pero no puedo escamotear la verdad. Venía, por educación y cultura, de la religión de las parroquias. Pero el trajecito de primera comunión que las parroquias ofrecen no servía para dar respuesta seria a la llamada que Dios había puesto en mi corazón. Antes al contrario, sólo es ocasión de rechazo ese evangelio sin filo de las parroquias, anunciado sin el fuego del espíritu, sin convicción, sin el poder contagioso y sanador del amor, sin la fascinante belleza de lo sagrado. Nada puede hacerse desde ese evangelio ligth, edulcorado, domesticado, descafeinado, que no implica, que no compromete, que no transforma, sino un cumplimiento frío y muerto, que no se traduce en vida. No puede seguir siendo ésta la respuesta que la Iglesia ofrezca al mundo. Menos aún cuando la Iglesia está llena a rebosar de tesoros inmensos de espiritualidad, verdad y fe.
Así que, un buen día cualquiera disfrazado de azar, vi el papelito, llamé y me apunté. Yo aún no lo sabía, pero acababa de dar el paso que iba a cambiar mi vida por completo.
Si hablo de mí, como decía aquel, es porque es quien más cerca tengo. Pero sé que mi historia es la historia de mis hermanos de Fraternidad –y aun la de otros hermanos de otras Fraternidades- si cambiamos sólo las circunstancias más anecdóticas.
De aquel fin de semana largo, guardo el recuerdo de un cara a cara con la Verdad y con el Amor. Demasiado íntimo y difícil para traducirlo en palabras. Pero sí diré que fue un nuevo comienzo. Que por primera vez conocí el amor de la Palabra y la palabra del Amor. Y que, entre las ruinas del monasterio, cuando yo mismo era sólo un puñado de ruinas, me esperaba, sentado en lo alto de un muro derruido, Dios mismo.
Allí supe también de la existencia de algo que se llamaba Fraternidad de Laicos Cistercienses de La Oliva, que llevaba unos pocos años de andadura.
Me enteré de que, a todo lo largo del mundo, en los cinco continentes, sin contacto entre ellas y de modo espontáneo, han surgido simultáneamente agrupaciones de laicos que se han presentado a los monjes con el sentimiento de ser cistercienses sin sentirse llamados a renunciar a su realidad de laicos y con la intención de seguir un camino comunitario en el carisma cisterciense.
Pero la puerta de la Fraternidad no se me franqueó inmediatamente. Después de ese primer encuentro, tuve unos cuantos más con el monje que en aquel entonces estaba encargado de la Fraternidad, antes de que, tras ese discernimiento, se me ofreciera la posibilidad de conocer a los que hoy son mis hermanos de Fraternidad.
Lo primero con lo que te topas en la Fraternidad es el autoconocimiento. Allí nadie es más que nadie y no hay otra realidad que la verdad. O un puñado de personas luchando por vivir en su verdad. Ahí todo lo que llevas, sobra. Todas las máscaras con las que has estado viviendo y bailando al compás del carnaval que el mundo nos toca, no sirven para nada. Se caen por sí mismas, como hojas inútiles o como lágrimas incontenibles. Y te encuentras contigo mismo, contemplándote en el espejo de caridad de las pupilas de Dios, que siempre están mirándonos.
Ya nada vuelve a ser lo mismo. Regresas a casa, a la misma casa de siempre, al mismo trabajo que tenías, a las mismas calles y a la misma gente, pero ya todo es diferente. Porque tú ya no eres el mismo.
No es un camino fácil. Entre los míos, al principio, no se entendió la cosa demasiado bien. Pero por aquella época ni yo mismo la entendía demasiado bien. Sólo estaba mortalmente seguro de que aquello era la voluntad de Dios en mi vida y que iba a producir frutos de amor en mi propia casa. Era sólo cuestión de tiempo. De esperar, de dejar hacer a Dios, que estaba ya haciendo en mi corazón. De dejar que el aroma de eso se fuera esparciendo por todo alrededor. Tal y como sucedió.
Allí, descubrir el císter es descubrirte a ti mismo. Vas conociendo la espiritualidad cisterciense y es como estar ante un espejo, ante el espejo de la verdad y las cuerdas más delicadas y hondas de tu corazón vibran con el canto silencioso de un carisma de mil años.
Y te encuentras con que císter, con su llamada a lo esencial, a evitar lo superfluo para centrarse en lo nuclear, tiene una palabra de vida para ti y para el mundo.
Que císter, con su silencio, vale para nosotros y para nuestro mundo ahogado en palabrerías, mentiras y ruido.
Que císter, con su humildad, es cura para nuestra soberbia y la de un mundo que se cree autosuficiente y todopoderoso.
Que císter, con su sencillez, sana nuestra complicación y la de un mundo que se convierte en laberinto para el hombre.
Que císter, con su austeridad, es antídoto contra nuestra avaricia y la del mundo del consumismo que termina consumiendo al hombre.
Que císter, con su libertad, es medicina contra nuestro egoísmo y el de un mundo que quiere hacer del hombre un esclavo físico y moral.
Que císter, con su amor, transforma nuestra realidad deforme y caída en un canto de alabanza y hermosura.
Que es un camino válido y posible para nuestros pasos, más aún en este mundo de hoy, harto de cosas y de consumo, enfermo del pecado de la sobreexplotación, y hambriento de verdad, de paz, de amor y de Dios.
Yo aún no sabía esto, pero estaba a punto de descubrirlo en mis propias carnes.
Aprendí en ese silencio a escuchar. A escuchar mis voces y mis ruidos; y a acallarlos. Para escuchar el silencioso latido de Dios, que ocupa la vida entera. La Palabra ya no eran palabras mil veces repetidas y, aunque hermosas, vacías de sentido. Ahora eran palabras y Voz.
Eran un Evangelio que pasa del papel a la vida. Que zarandea, que sacude, que te pone del revés, cabeza abajo, te desubica, te descoloca. Hasta la rendición. Hasta el abandono.
Hasta que lo único que sabes es que eres un corazón estremecido ante un Misterio infinito. Ante una Fascinación que te ama, y que quiere hacerse vida en tu vida.
Si le haces sitio. Si no te pones tú en medio: tú y tus egoísmos, tus planes, tus proyectos, tus acciones. Vuestros caminos no son mis caminos.
Te topas con una verdad que te deja sin referencias, sin agarraderos. A la intemperie de un camino exigente, que no es de broma aunque esté repleto de alegría, y que pasa, ineludiblemente, por el monte Calvario.
Y ya la vida toda se ha convertido en campo de pruebas; en Tierra Santa, donde vamos del desierto al Tabor, pasando por todos los versículos. Y haces oración en cada rincón de tu vida y haces oración de cada rincón de tu vida, porque si no, estás perdido. Y porque ves al Señor esperando, para verte combatir.
Y ya la vida ha pasado a ser historia sagrada. Se nos ha convertido en un nuevo evangelio, nuestro e íntimo; el paso de Dios mismo por nuestros días...
Quien ha probado lo auténtico, no gusta de lo falso. Quien ha escuchado, aunque sea sólo una vez, en su corazón, una Palabra, o el eco simplemente de esa Palabra, ya no acepta más la mentira. Ya los dioses y señores de la tierra no le satisfacen.
Es tiempo de coraje.
Nuestra sociedad es la del cuento infantil del traje del emperador. Una mentira común a la que todo el mundo se adhiere por miedo: a quedar mal, a no estar a la altura, a ser diferente, a quedarse solo, a... Es una mentira, porque está basada en seres falsos, los egos, esas máscaras tras las que ocultamos nuestra verdad. Y el laico cisterciense es el niño, sin máscaras, profético e inocente, que desenmascara la realidad: el emperador está desnudo.
Hay que apostarlo todo a la Verdad, sin miedo. A sabiendas, eso sí, del precio: ir contracorriente. No temáis, yo he vencido al mundo.
Nada de esto sería posible sin los hermanos de la Fraternidad, caminando a tu lado, siempre. Siendo apoyo, siendo ejemplo, siendo amor. Sólo desde ahí, sólo con ellos, es posible recorrer con autenticidad, con verdad y con libertad, este camino de humildad y despojo, que nos deja en el límite mismo del hombre, al borde de un vacío que sólo Dios llena.
Y, si en tu corazón ves que tu camino es este y que para ti no hay otro, llega un gozoso día en el que todo este itinerario culmina en una Promesa. El escenario, tu monasterio-madre. Las palabras podrán cambiar de una Fraternidad a otra, pero el sentido es uno: dedicar el resto de tu vida a continuar por este camino de amor. A perseverar hasta la muerte en una transformación que es conformación con Cristo, en la Voluntad del Padre y a merced del Espíritu. A abandonarnos a nosotros mismos en esta senda que conduce al encuentro del Amado.
Una Fraternidad laica cisterciense se sabe y se quiere escuela de amor. Y es comunidad de amor y de oración. Oración que conduce al amor. Oración que nos despoja de todo lo que no sea amor. Y que nos deja en las orillas de un mar de amor que llamamos Dios.
Con la humildad y la firmeza de nuestra verdad, estamos aquí. Al servicio de los hermanos: caminando, no sin tropiezos, pero apoyados en la fuerza del Señor que viene en ayuda de nuestra debilidad. Estamos aquí para aprender y para ser eco de la Palabra que hemos escuchado en nuestros corazones y que se llama Dios, porque se llama amor.

EL BIEN COMÚN EN TIEMPOS DE DESCONFIANZA

col velasquez

El 15 de mayo se cumplen 126 años de la promulgación de la primera encíclica social de la Iglesia, la Rerum Novarum de León XIII. Con dicho documento magisterial la Iglesia irrumpe en el campo de la justicia social, iluminando el quehacer de la política y de la economía, en una época de grandes transformaciones sociales.
Se inaugura así un gran capítulo de la historia, donde la Doctrina Social de la Iglesia acompaña al desarrollo de importantes movimientos sociales. Su mayor contribución será el discernimiento moral del bien común, al subordinar el interés privado a la supremacía de este bien superior. Queda así trazado el límite de lo que es bueno y justo, respecto de lo malo e injusto.
Así, la Doctrina Social de la Iglesia se transforma en un criterio de orientación de la conducta humana para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, pero para los cristianos adquiere el valor de una obligación moral.
En el contexto de una realidad global, Chile acumula una larga lista de lacras sociales que han dañado gravemente la convivencia cívica. Ahí están los abusos, la corrupción y la injusticia social, que provocan indignación y desconfianza. En la base de estos males es vulnerado gravemente el anhelo universal del bien común.
La tarea de articular el bien común es responsabilidad individual y colectiva, de la que nadie queda excluido. Sin embargo, la más elevada manera de favorecer el ejercicio de este bien superior es la función política y el servicio público. En esa lógica, el desprestigio de la política encuentra sus raíces en demasiados hechos en que el interés privado, partidista o de grupos de presión ha suplantado al bien común. 
Consecuentemente, la ciudadanía responde a la transgresión del bien común con desconfianza. Sin embargo, ello tiene un perjuicio inevitable, en cuanto quebranta el propio sistema democrático, debilitando su estructura y sus funciones.
Lamentablemente, en Chile, junto con las conductas personales y colectivas que vulneran el imperio del bien común, hay un elemento estructural propio que ha impedido su ejercicio pleno y es la Constitución de 1980. Su porfiada vigencia garantiza el derecho preferente de unos pocos en perjuicio del interés general, representado por la necesidad de garantizar derechos sociales universales.
En dicha constitución el eufemismo neoliberal remite erróneamente a la Doctrina Social de la Iglesia mediante el denominado rol subsidiario del Estado. Bajo ese principio se establece la no discriminación del Estado en materia económica, para consagrar la libertad económica privada y restringir la acción del Estado a un rol subsidiario y pasivo, allí donde no existe iniciativa privada.
Dicho precepto constitucional encuentra su símil en el principio de subsidiaridad de la Doctrina Social de la Iglesia. Sin embargo, hay una diferencia sideral en cuanto el rol subsidiario exacerba la libertad económica, mientras el principio de subsidiaridad establece la obligación moral del Estado de asegurar la realización plena del bien común, tendiente a garantizar derechos sociales fundamentales.
En un país de innegable raíz cristiana como Chile, surge una consecuencia moral incuestionable y es el imperativo del bien común. Al respecto, es oportuno tomar conciencia que entre los ciudadanos existe una reserva moral que se mantiene intacta y que remite a él, prueba de ello es el repudio social de la indignación que despiertan las faltas a la probidad de algunos actores políticos y sociales.
Actualmente Chile enfrenta una importante encrucijada histórica en un contexto de desconfianza social generalizada. El país, o se deja llevar por interesados ideologismos o decididamente opta por volver a darle cabida a la moral del bien común, como el principio rector de la conducta pública que debe regir el comportamiento de sus líderes sociales.
En medio de la desconfianza que afecta a muchas instituciones fundamentales del país, hay la gran oportunidad de abrir el camino de retorno al imperio del bien común.

¿UN DIOS DEBILIDAD?

col maurino

1) ¿Por qué un  Dios Todopoderoso?
Es imposible, ilícito, inaceptable hablar de Dios Padre desde una situación de poder. El poderoso no puede hablar de Dios Padre sin ser un cínico. El dictador no puede hablar de Dios Padre sin cinismo. Hay dictadores asesinos que hablan de Dios, invocan a Dios y se legitiman en el nombre de Dios (recordemos a Franco, a Pinochet, y tantos otros). El rico no puede hablar de la paternidad de Dios a los pobres. El vencedor no puede hablar de Dios Padre al vencido. Los excluidos son los vencidos de la vida.
¿Por qué será que la inmensa mayoría de nuestros textos litúrgicos, escritos entre el siglo IV y el siglo XVI, no dirigen la oración al Padre sino al “Señor Dios todo-poderoso”? Dicen así: “Dios todopoderoso y eterno.” Se trata de una desobediencia formal a la orden de Jesús, que mandó rezar invocando a Dios con el nombre de Padre. Jesús enseñó así: cuando recéis, decid “Padre Nuestro”. La Eucaristía es una oración comunitaria.
Es verdad que la Iglesia conservó la fórmula del “Padre nuestro”. Era imposible borrar esta página del Evangelio. Sin embargo, fuera de esta fórmula, casi siempre dice “Dios todopoderoso y eterno, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna”. Creemos en Dios padre Todopoderoso” Y así hasta 9 veces en la liturgia de la misa. Es en la Iglesia , en las parroquias, donde los textos litúrgicos hablan desde el poder, no desde la humildad, desde la debilidad, y la gente está más por creer en el Dios Poderoso de los milagros que en el  Dios, Padre bueno y amigos de l os hombres y mujeres.
¿No fue acaso porque el clero sentía que era imposible hablar al Padre desde la posición de privilegio, riqueza y poder que ocupaba? La liturgia de la cristiandad fue expresión de la inmensa riqueza del clero y de los religiosos. ¿Cómo hablar del Padre en el esplendor de las catedrales y las iglesias de las abadías de ese tiempo? ¿Cómo hablar del Padre estando revestido de ornamentos litúrgicos de precio altísimo, manipulando objetos litúrgicos de oro y plata, en un ambiente de imágenes cubiertas de piedras preciosas y perlas? Todo era (y sigue siendo) signo de poder,  riqueza, fuerza, dominación. Todo esto era atribuido a Dios, pero no dejaba de estar reservado a una clase privilegiada. En este contexto la fórmula que se impone es “Dios todopoderoso y eterno”. No había lugar para el Padre. Instintivamente los autores de los textos litúrgicos sintieron la imposibilidad de hablar de Dios Padre.
Cuando las liturgias celebraban las conquistas, las victorias en las batallas, la destrucción de pueblos considerados enemigos de Dios, ¿cómo hablar del Dios Padre? En las misas que celebraban la destrucción de los indios, la represión de las revueltas de esclavos, ¿se puede hablar del Padre? ¿Se puede agradecer al Padre, celebrar la Misa, por el exterminio de los indios, la expulsión de los judíos, la destrucción traicionera del reino musulmán de Granada? Sólo se podía invocar al “Dios todopoderoso y eterno” de quien se pensaba que había manifestado el poder de su brazo. Este título de Padre tenía que ser reprimido.  La Iglesia tenía que legitimar la conquista y la dominación, no podía invocar el amor del Padre, sino sólo la ira del Dios eterno y todopoderoso ofendido por la incredulidad de los pueblos paganos.
Los cristianos fueron instruidos por la liturgia, por la forma de hablar de los padres. No es de extrañar que son pocos los que dirigen su oración al Padre. En la vida diaria invocan al “Señor eterno y omnipotente.” Dado que este Dios es muy distante, prefieren invocar al Sagrado Corazón de Jesús o a Nuestra Señora adornada con todos sus atributos. Las devociones populares fueron el substituto de Dios Padre.
2) ¿Por qué un Dios debilidad?
El Dios de Jesús no es un Dios Todopoderoso, es un Dios débil, es un Dios misericordioso y compasivo, lejos de todo poder. Dios no es un Señor Omnipotente (como se reza en la Misa) sino el Padre bueno que sabe perdonar y abrazar a los que pecan. No es fácil compatibilizar en esa liturgia de la Misa, el rezo del Padrenuestro con esas otras afirmaciones de Dios Todopoderoso. Jesús se opuso al poder político y religioso de su tiempo. Jesús estuvo siempre al lado de los débiles y defendió a los débiles, pero no desde el poder sino desde la  humildad, la mansedumbre, desde la pobreza, desde los de abajo.  Jesús no se mostró nunca como el Mesías triunfador, militar, que iba a liberar a su pueblo de la invasión del imperio romano. Era el Hijo del Hombre que predicaba las bienaventuranzas. Él era manso y humilde de corazón. Los que creen en los milagros están aceptando a un  Dios poderoso, el Dios de los milagros, que no es el Dios de Jesús.
Dos argumentos:
a) Del Evangelio de Juan: “El verbo de Dios se hizo carne”. Y “carne” en griego se dice sarx y sarx se traduce por debilidad, fragilidad. Entonces se puede decir con toda claridad que “El verbo de Dios se hizo debilidad”.
b) Del Evangelio de Mateo: Tuve Hambre, tuve sed estaba enfermo, etc. Todo lo que hagáis por estos hermanos míos más débiles, lo hacéis conmigo. Jesús se identifica con los más débiles de la sociedad.

Alud de críticas para el obispo de Solsona por vincular la homosexualidad con la falta de una figura paterna

Público


Xavier Novell se preguntó el domingo si la “confusión en la orientación sexual” era debida a la “difuminada” figura paterna de las familias occidentales. El Observatorio Contra la Homofobia ha llevado su carta ante la Generalitat y pide que se aplique ley contra la Homofobia
El obispo de Solsona, Xavier Novell, ha recibido un aluvión de críticas, desde el Govern de la Genelalitat de Catalunya hasta de varios ayuntamientos, incluido el de Cervera, que quiere declararle persona no grata. Varios los colectivos LGTBI han llevado su glosa del pasado domingo ante el Observatorio contra la Homofobia (OCH) después de que el obispo vinculase la homosexualidad con una ausencia de una figura paterna en las familias ··· Ver noticia ···

Alemania.Colonia: sacerdotes alemanes: piden abrir el sacerdocio a las mujeres, y hacer que el celibato sacerdotal sea voluntario


Christa Pongratz-Lippitt

Mujer sacerdote christina-moreiraEn una carta abierta sobre el estado de la iglesia y el ministerio sacerdotal en Alemania, un grupo de 11 sacerdotes alemanes de la archidiócesis de Colonia han instado a la iglesia para abrir el sacerdocio a hombres y mujeres y hacer voluntario el celibato sacerdotal. ··· Ver noticia ···

Escándalo en Murcia: el cardenal Rouco-Varela desacredita al papa Francisco ante los seminaristas de Murcia

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Rouco VarelaEs la noticia triste, vergonzosa, que trae hoy Religión Digital (RD) en primera página. Y a la vista de las informaciones y detalles esgrimidos en el artículo que firma el director de la revista digital, José Manuel Vidal, la información tiene todos los visos de verdad. Para mí que don Antonio María, como o lo he llamado siempre cariñosamente, está perdiendo los papeles, `pero no en la mesa del despacho, y en sus lecturas y conferencias, sino lo que es más importante, en sus neuronas. Que un cardenal, cuyo principal cometido es ayudar y servir al papa reinante hasta el derramamiento de sangre, si fuera preciso, se ponga a rajar sin misericordia y a comparar un papa con los anteriores, solo puede indicar que el señor Rouco está perdiendo, gravemente, sus facultades mentales. Además nos obliga, al salir en defensa del papa actual, a precisar detalles y aspectos del papa supervalorado, Juan Pablo II, que pongan a éste en un peldaño , o muchos, más bajos. Las comparaciones son odiosas, sobre todo para el que las pierde, y, en este caso, el que pierde por goleada, en mi opinión, y en la de muchos en la Iglesia, es el papa polaco. Es decir, Rouco ha ido a mover unas guas turbias, comprometedoras y, tal vez, pestilentes.

También son ganas las de comparar a Francisco con Juan Pablo II, y no es solo el cardenal Rouco quien lo hace, sino muchos más que tienen al papa polaco como un campeón de la evangelización. En una evidente y clara exageración del cardenal gallego, llega a afirmar que el papa Karol Wojtyła, (Karol Józef) evangelizó más que los doce apóstoles juntos. Afirmación que es, otra vez, para dudar del equilibrio mental del ex arzobispo madrileño. y que nos obliga a recordar el tipo de evangelización, de Juan Pablo, y de sus evidentes, tristes, y, talvez, tremendas lagunas. Pero es preciso recordar que ha sido el arzobispo emérito de Madrid el que, con su imprudente irresponsabilidad, ha propiciado esta nada edificante comparación. Yo estoy cansado y enfadado con la manía de usar las virtudes, inteligencia y profundidad teológica de Juan Pablo para dejar mal parado al papa argentino en la comparación. Así que me ocuparé en resolver esta, para mí, incomprensible injusticia.
Lo que se busca en un cristiano no es inteligencia, sino seguimiento de Jesús. Francisco no tiene culpa de que casi todos de sus antecesores hayan vivido de manera incompatible con la de Jesús. ¿Hubiera vivido éste en un palacio, aunque fuese “el Palacio apostólico”? Una burda manera de disfrazar lo que, evidentemente, es una bofetada a las enseñanzas básicas del Señor en el Evangelio. ¿Puede, en sana conciencia, y en justa lógica, acompañar el adjetivo “apostólico” al sustantivo “palacio”? El hecho de que nos hayan acostumbrado durante siglos a esa contradicción no disculpa la dejadez de criterio evangélico antes esa escandalosa aceptación.
El pastor tiene que oler a oveja, Veamos el sentido pastoral de Juan Pablo II, y recordemos momentos estelares del ejercicio de esa pastoral: 1º) el saludo amigable y connivente con el dictador cruel y sanguinario Pinochet, que había fustigado, perseguido, y asesinado a ministros de la evangelización y de la pastoral chilena: 2º), la humillación pública a una persona de fe y de sensibilidad religiosa indudables como el padre Ernesto Cardenal, cuyo delito, nunca probado, es que fuera de ideología comunista, (¿habrá que recordar al cardenal Rouco Varela, y en su momento, al papa “más evangelizador que los doce apóstoles” que el papa Pío XI condenó con la misma intensidad al Comunismo que al capitalismo?); 3º) y respecto a la preocupación por la educación, ¿ha olvidado el arzobispo emérito de Madrid la fascinación que el “¡¡ gran educador”!! ¿¿¿???), y corruptor pederasta e incestuoso, fundador de “los legionarios de Cristo Rey” (¿cómo una congregación del Vaticano puede permitir ese nombre tan edificante?), Marcial Maciel, hasta presentarlo como un gran educador de la juventud mundial?; 4º) También ha olvidado el cardenal cómo el gran Papa evangelizador hizo salir a monseñor Romero del despacho papal llorando, humillado, y hundido, ante la terrible injusticia de apreciación papal de que a uno de sus sacerdotes colaboradores lo habían torturado y asesinado por su mentalidad izquierdista, sin una palabra de consuelo ni ninguna palabra o gesto de denuncia por el maltrato a los pregoneros del Evangelio?
Y no me vengan con la profundidad teológica del Wojtyla. Se encomia demasiadas veces en la Iglesia la repetición de ideas, enseñanzas y lugares comunes, con teorías llenas de hipótesis que tal vez fueron dignas de estudio cuando la novedad las hacía interesantes, secundadas con un profundo desprecio por la inteligencia y la fuerza, también teórica e intelectual, de una praxis vigorosa, valiente y decidida. Es muy probable que cualquier fiel católico aprenda más con la praxis directa, llana, evangélica y cristológica del papa argentino que con elucubraciones misteriosas, siempre en el trapecio de lo inseguro por indemostrable, de las elucubraciones inextricables y pesadísimas de las Teologías de culto, como las de Josef Ratzinger, cuyos destellos y promesas de gran teólogo se perdieron en los pasillo y alfombradas estancias vaticanas.

3,7 millones de niños y niñas refugiados no tienen una escuela a la que asistir


Valeria Méndez de Vigo

Valeria Méndez de Vigo y Carla Sala. Los conflictos bélicos, la violencia generalizada, el cambio climático, la pobreza extrema o las violaciones de derechos humanos son algunos de los motivos que siguen provocando el desplazamiento forzado de miles de familias dentro y fuera de sus países impidiendo, en muchos casos, la educación de niños y niñas. ··· Ver noticia ···