FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




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ATALAYA ENERO 2025

miércoles, 4 de diciembre de 2024

El Papa: la guerra es un horror que ofende a Dios y a la humanidad -- Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano

 


Vatican News

Largo llamamiento de Francisco al final del Ángelus del primer domingo de Adviento para que la comunidad internacional trabaje para detener los conflictos. El Pontífice recuerda el ejemplo de Argentina y Chile que con el diálogo evitaron el estallido de la guerra, luego dice alegrarse por el alto el fuego en Líbano, esperando que la tregua se mantenga y se extienda a Gaza donde la población «está agotada». El pensamiento del Papa para Siria, sumida en el caos, y para el pueblo ucraniano.Ver noticia

La publicidad -- Antonio Zugasti

 


Redes Cristianas

La previsión del gasto mundial en publicidad para 2023 es de 1,01 billones de dólares. Estados Unidos sigue siendo el máximo mercado publicitario del mundo con un gasto que superó los 292.500 millones de dólares en 2022

Joan Torres i Prat comienza su libro CONSUMO, LUEGO EXISTO, afirmando: “Aquí, en el denominado Primer Mundo, el aire que respiramos está compuesto por oxígeno, nitrógeno y… publicidad”. Y es que más de un billón de dólares dan para contaminar muchísimo el aire y todo lo que se ponga por delante. Pero es una contaminación muy atractiva. El semiólogo Louis Quesnel señala que la publicidad evoca un mundo ideal, purificado de cualquier tragedia, sin países subdesarrollados, sin bombas nucleares, sin explosión demográfica ni guerras. Un mundo inocente, lleno de luces y sonrisas, optimista y paradisíaco… vamos, que no es muy real.

La práctica totalidad de los medios de comunicación privados (prensa, radio y televisión), están más o menos financiados por el complejo comercial-publicitario. Y si los financian totalmente, como es el caso de las televisiones privadas, es para que todo el contenido del medio de comunicación nos empuje hacia ese mundo del consumo que es el alimento de la economía capitalista. La publicidad, pues, no sólo es una herramienta comunicativa al servicio del estímulo de las actitudes de compra y del fomento de hábitos de consumo. Es, además, y sobre todo, una eficacísima herramienta de transmisión ideológica.

La publicidad trata de convertirnos ante todo en consumidores, pero consumidores insatisfechos. Es verdad que cada anuncio parece prometernos una buena dosis de felicidad, pero lo cierto es que las personas felices son una ruina para el sistema capitalista: una persona realmente feliz está contenta con su situación, no necesita más, sólo compra para reponer lo que se le vaya gastando. Justo lo contrario de lo que pretende la publicidad: que aspiremos siempre a tener más, más y más.

La felicidad que nos promete la publicidad tenemos que buscarla por otro lado. Porque, además, no olvidemos que una sociedad de consumo supone la ruina para un planeta limitado como es la Tierra.

El avance de las mujeres en la Iglesia: una revolución en marcha que choca contra el ala conservadora

 


El periódico

Sectores conservadores son reticentes a la apertura que propugna el Sínodo, pero los expertos ven el cambio al alcance
La lucha del feminismo católicopara lograr más igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia suscita desde hace ya años feroces posicionamientos de los líderes del sector conservador eclesial.Ver noticia 

Palestina. Israel ha empleado más de 85.000 toneladas de explosivos en territorios ocupados

 


Resumen Latinoamericano

Mueren 33 prisioneros israelíes en bombardeo a Gaza
Esa cantidad de explosivos es cinco veces más potente que la bomba atómica lanzada por EE.UU. sobre Hiroshima, Japón.
El Ejército de la ocupación israelí ha empleado más de 85.000 toneladas de explosivos contra la Franja de Gaza, en el marco del genocidio que comente contra el pueblo palestino desde hace 422 días, de acuerdo con un balance hecho con datos oficiales.Ver noticia 

PACTO DE LAS CATACUMBAS: LA IGLESIA CON IDENTIDAD HUMILDE Y SENCILLA PARA LOS POBRES


col martell

 

Durante el último año del Concilio llegó a formarse un grupo considerable de partidarios de una Iglesia humilde y sencilla. Estos querían que se aprobara un decreto especial por el que los padres conciliares se comprometieran a luchar en favor de la sencillez evangélica y en contra de las viejas tentaciones triunfalistas. Centenares de obispos se mostraron dispuestos a dar el paso. Pero el decreto no se aprobó. Lo que sí aprobaron los padres conciliares es el #8 de la constitución dogmática Lumen Gentium

Cristo realizó la obra de la redención en pobreza y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada a recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de la salvación a los hombres. Cristo Jesús, «existiendo en la forma de Dios..., se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo» (Flp 2,6-7), y por nosotros «se hizo pobre, siendo rico» (2 Co 8,9); así también la Iglesia, aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo. Cristo fue enviado por el Padre a «evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos» (Lc 4,18), «para buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo… 

Gregoire Hadad, obispo de Beirut, quien había sido consagrado obispo en 1949 fue invitado por varios obispos de diversos países; redactó un texto de claro compromiso para la época posconciliar el 16 de noviembre de 1965, en él se reunía lo que se había elaborado en diversos equipos que no se conocían, pero que estaban animados por el mismo Espíritu. 

Completado y aprobado por varios cardenales y obispos, se dirigió el texto a los padres conciliares, para que estudiaran, discutieran y tomaran posición frente a él, sirviendo de meditación y compromiso de conciencia. No se trataba sino de sugerencias, cuya aplicación práctica ha de ir dictada por las circunstancias de cada lugar y las llamadas que cada uno sienta a conciencia. Dicho documento recibió el título del esquema XIV

Comparto parte del testamento del esquema XIV:

Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, habiendo sido iluminados sobre las deficiencias de nuestra vida de pobreza, según el Evangelio, animados mutuamente, de forma que cada uno quiere evitar las singularidades y la presunción, unidos a todos los hermanos en el episcopado, contando con la fuerza y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y presbíteros de nuestras diócesis respectivas, y colocándonos por el pensamiento y la oración ante la Santísima Trinidad, la Iglesia de Cristo, y los presbíteros y fieles de nuestra diócesis, en la humildad y en la conciencia  de nuestra debilidad, pero también con toda determinación, y fuerza que Dios nos quiere conceder por su gracia, nos comprometemos a lo que sigue. 

1.- Procuraremos vivir según la manera ordinaria de nuestra población, en lo que se refiere a la vivienda, alimentos, medios de transportes.

2.- Renunciaremos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza, especialmente en los hábitos (telas de calidad, colores vistosos), en las insignias de metales preciosos (deben ser evangélicas). El maestro vivió pobremente y debemos seguirlo en su pobreza. 

3.- No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni cuentas bancarias a nombre propio. Si es preciso tenerlos, pondremos todo a nombre de la diócesis o de las obras sociales o caritativas. 

4.- Confiaremos siempre que sea posible la gestión financiera y material, en nuestra diócesis, a un grupo de laicos competentes y conscientes de su deber apostólico, para ser mas pastores que administradores. 

5.- Nos negamos a que se nos llame de palabra o por escrito con nombres y títulos que significan grandeza y poder (eminencia, excelencia, monseñor…). Preferimos el titulo evangélico de Padre. 

6.- Evitaremos en nuestra conducta y relaciones sociales lo que puede parecer que da privilegios, prioridades, o incluso preferencias a los ricos y a los poderosos (banquetes ofrecidos y aceptados, clases en los servicios religiosos). 

7.- Evitaremos igualmente animar o halagar la vanidad de cualquiera con vistas a recompensas, dones o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a considerar sus ofrendas como una participación normal en la liturgia, en el apostolado y en la acción social.

8.- Daremos todo lo que sea necesario (tiempo, reflexión, corazón, medios…) para el servicio apostólico y pastoral de las personas, grupos de trabajadores, económicamente débiles y subdesarrollados, sin que esto sea un perjuicio para otros grupos y personas de la diócesis. Sostendremos a los laicos, religiosos, diáconos y presbíteros que el Señor llame a evangelizar a los pobres y a los obreros, compartiendo su vida y su trabajo. 

9.- Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad y de sus relaciones mutuas, intentaremos transformar las obras de “beneficencia” en obras sociales, basadas en la caridad y en la justicia, que tienen en cuenta de todo y de todas exigencias como un servicio humilde de los organismos públicos competentes. 

10.- Procuraremos por todos los medios que los responsables de nuestros gobiernos y de los servicios públicos decidan y apliquen las leyes, estructuras e instituciones sociales necesarias para la justicia, igualdad y desarrollo armónico y total de los hombres, y se consiga así un orden social nuevo, digno de los hijos del Hombre y de los hijos de Dios. 

11.- Ya que la colegialidad de los obispos encuentra su realización más evangélica en compartir la carga común de las mayorías en estado de miseria física, cultural y moral; nos comprometemos: a participar según nuestros medios en las inversiones urgentes de los episcopados en las naciones mas pobres, a requerir de forma conjunta a los planes de organismos internacionales, pero testimoniando el Evangelio, como Pablo VI en la ONU, la realización de estructuras económicas y culturales que no produzcan naciones proletarias en adelante en un mundo cada vez mas rico, sino que permitan a las mayorías salir de sus miserias. 

12.- Nos comprometemos a compartir en la caridad pastoral nuestra vida con nuestros hermanos en Cristo, presbíteros, religiosos, laicos, para que nuestro ministerio sea un servicio verdadero. Nos esforzaremos a revisar nuestra vida con ellos; suscitaremos colaboradores para ser animadores según el Espíritu más que los jefes según el mundo; intentaremos estar presentes de la manera mas humilde, acogiendo a todos; nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión. 

13.- Nos comprometemos a que, cuando regresemos a nuestras diócesis, haremos conocedores a nuestros diocesanos el compromiso que hemos tomado por los medios más discretos, pero, al mismo tiempo, más eficaces, pidiéndoles que nos exijan cuenta de los diversos puntos de este compromiso, y que nos ayuden con su comprensión, concurso y oraciones.  

El Pacto de las Catacumbas quiso ser el texto y el compromiso concreto de un reducido número de obispos (no se sabe con exactitud, si fueron 39 o 40 obispos), que lo firmaron en su propio nombre, en el contexto del Concilio, pero no en el aula rica del Vaticano, sino en la catacumba pobre de Domitila, en un lugar donde se mantiene viva la tradición de la Iglesia de los perseguidos y marginados de la antigua Roma. La conmemoración nos permite interpretar el Pacto en una perspectiva no solo episcopal, sino también de historia y teología, abierta a todos los espacios de vida y misión de los cristianos en un mundo donde aflora la acumulación, los portentos y riquezas. 

En el 2016 el Papa Francisco envió una carta a Julian Carrón donde pide un retorno a las raíces “en un mundo desgarrado por la lógica del beneficio que produce nuevas pobrezas y genera la cultura del descarte, no dejo de involucrar la gracia de una Iglesia pobre y para los pobres. No es un programa liberal, sino un programa radical”.

Muchos de los que hoy en la Iglesia optamos y realizamos la opción preferencial por los pobres nos miran como “bichos raros”, con desdén… debemos hacer el pacto de las catacumbas o renovarlo quedándonos bien grabadas las palabras de Jesús “a los pobres siempre los tendrán y podrán ayudarlos cuando quieran” (Mc 14, 7) “todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron”. En ocasiones los pobres lo único que reciben es la indiferencia (pecado social). Como nos ha dicho el Papa Francisco en repetidas ocasiones: nos urge la revolución de la ternura y del amor.

 

Julián Bedoya Cardona

Religión Digital

GÓTICO QUE TRANSFORMA


col martell

 

Tras la claustrofobia del románico, el humano del bajo medioevo podía participar de ese festival de luz ininterrumpido. El gótico representó un firme paso hacia el igualitarismo y la democratización de la sociedad. Brotó en la noche oscura de la Edad Media. Ese mismo humano suspiraba por la luz y las estrechas láminas de alabastro la proporcionaban con cicatería.

El milagro del cristal del gótico puso al alcance de los poderosos y de los últimos la "Jersusalen celeste". El naciente y pujante “burgo” había crecido y acogido; además se permitía el lujo de regalar "un trozo de cielo". Ningún "torno de paso" a la entrada, ningún “check point”, ninguna tasa. El abundante incienso se encargaría de igualar a todos, de que ningún tufo importunara o discriminara. En el exterior la peste, el hambre y la guerra, pero dentro de la catedral el siervo, el vasallo estaban en “casa”, resguardados de la intemperie.

Francia tomó la delantera. Reunió el dinero, las proporciones y los andamios. Concitó también a "les maîtres maçons". Las ciudades compitieron por reunir dentro de ellas más metros cuadrados de siempre cotizada gloria. Sin embargo, a la vuelta de los siglos, la gloria en la tierra era también combustible, por más que sonaran las más modernas alarmas.

Soñemos, o lo que es lo mismo, oremos, para que, al término de la ceremonia reapertura de Notre Dame del próximo sábado, los primeros políticos de las naciones salgan otros, para que el templo majestuoso reinventado, les reinvente también a ellos y a ellas, les toque el corazón. Quieran elevar a todas las naciones, sin restricción; hacerlas grandes, anchas, luminosas y bellas como la propia catedral.

El icónico templo reabierto con la presencia de los mandatarios nos rehaga, nos reubique, nos libere. Incluso las devastadoras llamas pretéritas de la catedral parisina podrían cobrar razón si el ancho templo retomara su sentido original; si en la hora del “sálvese quien pueda”, si en vísperas de la siempre hospitalaria Navidad, acogiera la voluntad de los políticos unidos para rehacer un mundo más fraterno. Bendito el fuego devorador si también traga las ínfulas, si nos diera la oportunidad de empezar sobre otros cimientos. La gran cita de los dirigentes en ese espacio sagrado pudiera rehacer nuestras relaciones, tornara al otro más sagrado, más digno de abrigo, de cobijarse en un sanctasanctórum universalizado.

Ya se habrá disipado todo su olor a madera quemada. Los grandiosos arcos ojivales volverán a apuntar orgullosos hacia los cielos. Opere el gótico y su raudal luminoso sobre quienes reclaman cielo exclusivamente para los suyos, sobre los que quieren sólo para sí el generoso caudal de luz del gran rosetón.

El credo particular vea con bien igualmente “prendidos” su exclusividad y privilegio; observe la oportunidad de reunir y congregar más allá de sus dogmas y sus muros. Imaginemos que las llamas de hace cinco años fueron para repensarnos, para rehacernos, para ensanchar el espacio de la comunión sin fronteras, para que nadie se quedara a la intemperie, tras sus arbotantes.

Ante la grandeza del Misterio encarnado circunstancialmente en la piedra tallada, los más poderosos de la tierra, Trump por delante, se tomen tiempo para levantar la cabeza. Puedan contemplar la inmensidad de esas bóvedas de crucero, rendirse bajo el celeste gótico y se vuelvan así más humildes, tornen más serviciales, se dejen atravesar por una luz que se prodiga para todos, que no sabe de privilegios. Culminada la reconstrucción del nuevo templo, se sumen, desde los primeros bancos junto al altar, a la obra no menos ambiciosa de reconstruir una tierra en la que por fin haya un lugar para todos.

OJALÁ DESCUBRÁIS LA RIQUEZA QUE TANTOS SACERDOTES VIVEN EN SU VOCACIÓN, QUE LES CUIDÉIS, SÍ; QUE NOS SOSTENGÁIS


col koldo

 

Hoy 1 de Diciembre es mi aniversario de cura, también un domingo de Adviento... ¡Ya 22 años! Cómo pasa el tiempo, cómo pasaron tantas cosas, alegres y difíciles, cuántas personas llegaron a mi vida y otras tantas valiosas que se fueron. Me recuerdo a mí mismo con 22 años menos, 20 kilos menos, un poco más de pelo y una sonrisa más luminosa. Pero me siento muy agradecido al Dios que inexplicablemente me eligió siendo un niño muy pequeño y me dio una misión como a Jonás, como a Pedro como a tantos compañeros que viven esta peculiar vocación.

Ser cura hoy en día no es fácil. Nos acompaña la mala fama de ser ricos, gordos, pesados y muchas veces perversos y abusadores. En las series y películas solemos aparecer como gente mala o rara. Somos carne de tópico. Sin embargo yo parto de la idea de que los curas, aunque seamos muy diferentes y variados como los bombones, cada cual intenta hacerlo bien con su estilo y peculiaridades como Dios nos da a entender.

Somos personas. No somos ángeles ni una casta superior y con conocimiento universal de todas las cosas. Pertenecemos a familias cada una con sus problemas y sus peculiaridades en las que a veces ni siquiera compartimos la fe o la vida. Nos cansamos, tenemos días buenos y malos y muchas veces nos equivocamos y caemos en oscuridades difíciles de llevar, como todo el mundo. Tenemos nuestro carácter, cualidades y defectos. Sueños y proyectos, pesadillas y frustraciones. No estamos más cerca de Dios que nadie, ni conocemos su voluntad al instante, como si fuésemos oráculos y tampoco tenemos todas las respuestas sobre la vida de los demás. Somos de nuestra tierra y nuestro mundo, hijos de nuestra historia.

Pero tenemos una misión especial

Estamos locamente enamorados de Jesús. Con nuestras ruinas y desastres, con nuestras luces y cualidades Dios nos llamó y decidimos estar a su lado como curas, y así lo hacemos cada día en la Iglesia Santa y Pecadora, pero al fin la Madre a la que amamos con todo el corazón. Somos barro y la luz que brilla en nuestros manos no es la nuestra sino la de Dios que maravillosamente hace sus obras a través y a pesar nuestro.

Un cura es especialista en cuidar a las personas. Como un pastor bueno conoce a su gente, les acompaña, les anima y les intenta transmitir siempre la presencia de Dios bueno y salvador en sus vidas. Un buen cura es como Jesús, que enseña con paciencia, perdona y acoge, reúne y celebra cosas grandes, abre los ojos a los ciegos, cura a los enfermos y heridos de la vida, resucita a tantos muertos y deprimidos. Además no se queda solo en su grupillo o parroquia sino que intenta acercarse a los que están más lejos, cuidando a los más débiles.

Y como yo digo siempre, cada uno lo hace como puede.

Yo, que soy artista y así me hizo Dios y ya no tengo remedio, jejeje, pues pongo lo que sé y lo que soy para hacer que la gente se encuentre con Jesús. Y así pinté su cara en acuarelas, esculpí su rostro en la nieve, grabe discos y escribí poesías y un libro que siempre hablan del gran protagonista de mi vida: Jesús.. Yo le hice para Él y para la gente. Si bien es cierto que muchas veces me equivoqué y me doy cuenta cada día de mis muchas miserias, sé que Él ha hecho cosas buenas por mí, por lo menos para algunas personas en estos 24 años. Ese es el gran milagro. Y sobre todo me ha ayudado a mí regalándome una vida preciosa llena de grandes experiencias y gente maravillosa.

Los curas somos parte de la Iglesia, los que siguen a Jesús. Tenemos una misión especial y a veces es difícil lidiar con nuestras cargas. Por eso os digo que ojalá descubráis la riqueza que tantos sacerdotes viven en su vocación, que les cuidéis, sí; que nos sostengáis. Porque vosotros sois nuestra familia, nuestra comunidad, con quien con compartimos nuestras vidas en cada pueblo, en cada barrio, en cada ciudad.

Curas rurales todo el día con el coche de acá para allá, curas de barrio en medio de la gente, curas viejos que gastaron su vida por su comunidad, curas de negro con clerygman e incluso sotana, curas de camisa de cuadros o camiseta, curas jóvenes e ilusionados bichos raros en medio de su gente, curas que no se cansan de intentarlo, curas que se enamoran y siguen otra vida, curas que viven solos o en comunidad, de zapatos brillantes o de botas sencillas, curas que son fuertes y débiles, hombres que Dios eligió para hacer llegar a todos el río de su salvación y su cariño. En Escuelas, hospitales, iglesias, selvas...

No sé cómo habrá sido tu experiencia al conocernos, seguro que en tu vida hay algún cura que te influyó y yo deseo que sea para bien. Quizá yo también te decepcioné u alguno de mis compañeros y no fuimos puertas sino barreras hacia Dios. Espero puedas perdonarnos y mirarnos con compasión.

Y además no se si sabes que ha habido y hay grandes curas científicos, músicos, periodistas, cantantes, escritores incluso botánicos, cocineros y hasta espeleólogos… En Madrid somos 2.549 viviendo para hacer presente a Jesús y darles esperanza para avanzar, fe para ver, Amor para vivir. Ser cura es una gran aventura, de verdad. Si eres joven igual te lo podías pensar, quizá Dios tiene un sueño precioso aquí para ti.

Y un cura es cura para siempre. Perdido, humillado, pecador o ya sin ejercer, retirado, viejo, todos sellados con un signo especial por Jesús que les eligió. A todos mis hermanos curas, los que ejercen y los que no, mi más completa gratitud y admiración por existir y compartiros con los demás.

Y a ti que te llega esta carta muchas gracias por leerme, que esto de las cartas ya no se lleva.

Gracias por todo, de corazón. Te deseo todas las bendiciones de parte de Dios.

Y de su Madre, que ella nuestro Pilar y Auxiliadora, nunca nos deja.

Un abrazo.

Toño Casado

Curartista.

Religión Digital

YO TAMBIÉN BUSCO CADA MAÑANA


col kowalski

Me vienen a la mente imágenes del viaje que hicimos a Tierra Santa hace ya algunos años y en concreto el recorrido por Galilea. ¡Qué diferente es Galilea del resto del país! Una tierra verde, con colinas, agua abundante y allí abajo el lago de Tiberíades. Un paisaje que no pareciera pertenecer a un país tan lleno de desiertos, tan árido, tan seco.

No es de extrañar que Jesús se encontrara a gusto en su tierra, donde se crio, donde experimentó la armonía entre la tierra y los seres que la habitan, a pesar de la pobreza, de los escasos medios y del duro trabajo. También se encontraba a gusto lejos de los poderes políticos y religiosos por los que no sentía aprecio y criticaba duramente.

Con tantos rebaños alrededor, experimenta a Dios como pastor que cuida, que conduce, que sacia y que procura el descanso. Esa experiencia diaria de haber dado con la fuente, con el sustento, le da fuerza para convertirse él en pastor de quien se quiera acercar.

Yo también, busco cada mañana en el silencio de todo y de todos el alimento para el día, sabiendo que tanto si lo siento como si no, Dios tiene dispuesta la mesa para mí. “Me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa” (Salmo 22, 5). Mi encuentro con Él es una fiesta donde no falta nada.

Me prepara para el camino, para el seguimiento al que me invita diariamente. Mucha parte del sendero se me presenta oscuro, contradictorio. Experimento el miedo de tantas cosas: de no hacerlo bien, de estar confundida, el miedo a la soledad y a la indiferencia de tantos.

“Nada temo porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan” (Salmo 23, 4)

Tampoco temo porque sé que camino en comunidad, que no voy sola; entre todos hacemos luz y nos ayudamos a discernir cuando se presentan los dilemas y las dificultades.

Tu bondad y tu amor nos acompañan todos los días de nuestra vida; transfórmanos en esa misma bondad y compasión.

 

Carmen Notario, SFCC

espiritualidadcym@gmail.com

SIGUIENTE PASO EN EL CAMINO SINODAL PODRÍA SER UN SÍNODO ECUMÉNICO DE TEÓLOGOS"


col kowalski

 

El teólogo y ensayista checo Tomás Halik declaró a la Agencia ECCLESIA que la sinodalidad es «absolutamente decisiva» para el futuro de la Iglesia, señalando la necesidad de un enfoque ecuménico de los desafíos del cristianismo.

«La sinodalidad es lo más importante, porque debe ser la forma de la Iglesia. El Papa Francisco ha dicho que la sinodalidad es una nueva forma de ser cristiano, es una nueva forma de ser Iglesia en nuestro mundo», afirmó el sacerdote, que presenta su nuevo libro, 'O sonho de uma nova manhã. Cartas al Papa' (Ed. Paulinas).

El autor subraya que, en un mundo marcado por la desconfianza en las instituciones, «las personas necesitan a alguien que las acompañe con respeto, que las escuche, no sólo que tenga todas las buenas respuestas a todas sus preguntas».

«En este acompañamiento de las personas, la Iglesia del futuro debe ser la Iglesia que acompaña», afirma.

Debemos ser una Iglesia sinodal, es decir, una Iglesia más católica en sentido universal, ecuménica, abierta, acogedora, integradora y, por tanto, verdaderamente madre y hermana».

La asamblea sinodal, cuya segunda sesión tuvo lugar del 2 al 27 de octubre, con el tema «Por una Iglesia sinodal: participación, comunión, misión», comenzó con la consulta a millones de personas por parte de las comunidades católicas en 2021; la primera sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo tuvo lugar en octubre de 2023.

Francisco promulgó el documento final y lo envió a las comunidades católicas, sin publicar una exhortación postsinodal, posibilidad prevista en la constitución apostólica 'Episcopalis communio' (2018).

Para Tomás Halík, el siguiente paso en el camino sinodal podría ser un «sínodo ecuménico de teólogos».

«El aniversario del Primer Concilio Ecuménico [Nicea, 325] el año que viene es una buena oportunidad para convocar este primer sínodo teológico, el sínodo ecuménico», afirma.

El teólogo checo alaba el método de mesa redonda del Sínodo, que incluye momentos de escucha y oración mutua.

«Creo que sería un gran acontecimiento, un Sínodo de teólogos, pero ecuménico», observa.

La obra «El sueño de una nueva mañana» se compone de una serie de 12 cartas a un Papa imaginario, Rafael, sobre los retos futuros a los que se enfrenta la Iglesia.

«En primer lugar, la Iglesia necesita descentralización, porque muchas cosas dependen de la cultura", afirma el padre Halik.

Preguntado por la ordenación sacerdotal de hombres casados, el entrevistado recuerda que hay «muchos sacerdotes casados» en la Iglesia católica, en los ritos orientales.

«No hay ningún problema con eso. Quizá lo haya, pero tiene que haber una reforma de la educación, de la formación de los sacerdotes», señala, asumiendo que “habrá nuevos problemas”.

Creo que en el futuro tendremos tanto sacerdotes casados como célibes en la Iglesia. Es posible que los célibes vuelvan a sus orígenes, que eran las comunidades monásticas, y eso tiene sentido, pero para algunos sacerdotes de parroquias quizá sería más conveniente que tuvieran sus propias familias. Ya veremos.

En cuanto a la situación de las mujeres, el ensayista subraya que «depende aún más de la cultura, del reconocimiento de su dignidad».

«Creo que en el futuro habrá muchos más lugares, puestos y posibilidades para las mujeres en la Iglesia», afirma.

El padre Tomás Halik cree que la Iglesia católica debe ser el «pueblo de la esperanza», con el «coraje de entrar en la nube del misterio».

«A veces tenemos que vivir con algunas preguntas abiertas y no necesitamos el optimismo como ilusión de que todo irá bien, sino paciencia y fuerza para soportar la situación difícil», afirma.

El teólogo y ensayista checo Tomás Halik también defiende que la Iglesia debe rechazar el «triunfalismo» y la explotación política de los movimientos «extremistas», buscando una mayor «apertura» de estructuras y mentalidades.

«No podemos empujar a la gente hacia las estructuras existentes de la Iglesia, las estructuras institucionales, las estructuras mentales. Debemos abrir más estas estructuras, abrir nuestra mentalidad y acompañarles», afirma el sacerdote, que presenta su nuevo libro, 'El sueño de una nueva mañana. Cartas al Papa' (Ed. Paulinas).

El entrevistado subraya que la Iglesia debe «ser verdaderamente una Iglesia universal», y que por ello los católicos tienen «la libertad de elegir sus partidos políticos».

«Hay algunos partidos extremistas, en la izquierda y en la derecha, cuyo programa no es compatible con los valores fundamentales del cristianismo», añade.

Tomás Halík apunta al diálogo con quienes, pese a no tener una afiliación religiosa, son «buscadores».

«Es muy importante. No creo que hayamos hecho lo suficiente en este sentido», advierte.

También hay muchas personas que fueron educadas como católicas, pero luego abandonaron la Iglesia porque no encontraron las verdaderas respuestas a sus preguntas existenciales».

El teólogo checo sostiene que «la fuerza interior de la religión es la espiritualidad».

«Nos centramos demasiado en las estructuras institucionales, en los rituales, pero también en las cuestiones morales», señala.

Para el sacerdote, la Iglesia debe buscar respuestas «flexibles y creativas», que indiquen un nuevo «estilo pastoral».

La obra 'El sueño de una nueva mañana', publicada en España con el título de 'Desde el reino de los sueños'(Herder) se compone de una serie de 12 cartas a un pontífice imaginario, Rafael, sobre los retos de futuro a los que se enfrenta la Iglesia, incluyendo una nueva forma de ver el servicio del Papa.

«Juan Pablo II ofreció un diálogo con las Iglesias no católicas sobre el papel del sucesor de Pedro como obispo que tiende puentes entre las Iglesias. Este es su papel, y creo que se ha hecho mucho, pero aún queda mucho por hacer», explica Tomás Halik.

«Creo que este sería el objetivo del papado en el futuro, tender puentes», añade.

Elogiando el pontificado de Francisco, el autor espera que su sucesor «siga en la misma dirección, sensible a los signos de los tiempos».

«Espero que el próximo Papa sea el hombre que tenga el coraje de hacer algunos cambios, pero también con fidelidad a lo que es realmente fundamental para los cristianos», concluye.

 

Agencia Ecclesia

Religión Digital

¿ESPERAR SIN ESPERANZA? A PROPÓSITO DE UN PAPADO 'DIFERENTE' Y EL MIEDO EN UNA IGLESIA POLARIZADA


col kowalski

 

Quizás la esperanza es la virtud más extraña y peculiar del ser humano. Que esperemos algo a partir de la experiencia que tenemos, a partir de la confianza que nos da lo que ya ha ocurrido, es comprensible. Lo extraño es seguir esperando cuando lo ya acontecido nos indica que no tiene sentido la esperanza. Somos irrealistas e ilusos, no optimistas, cuando mantenemos expectativas ya defraudadas y sin resquicios de que sean posibles.

Hace poco más de un año nos sorprendía la pérdida de una esperanza. El sínodo de octubre de 2023 no daba los frutos concretos esperados. Fue “un parto de los montes” que renovaba la experiencia tan repetida de una Iglesia miedosa, en la que la tradición del pasado bloqueaba el presente y cerraba expectativas de futuro. Quedaba todavía una esperanza debilitada pero no eliminada, la segunda sesión sinodal de octubre del 2024.

Ahora se confirma la verdad de esperanzas fallidas y de reformas concretas que ni siquiera se mencionan. Es verdad que no todo ha sido inútil y que ha habido muchas aportaciones positivas. Pero la globalidad de la esperanza fallida se confirma. Este papado “diferente” nos había hecho esperar tanto, que lo que ha cambiado nos parece muy poco para la necesidad que tenemos. Sus muchos gestos para cambiar la Iglesia y renovar la dinámica del Vaticano II, quedan muy limitados por el temor en una Iglesia polarizada. Hay miedo a volver al evangelio y a sus exigencias, se prefiere la paz religiosa, a los conflictos que generaría someterla al evangelio.

Y esto en un momento histórico en que se está gestando otro modelo de sociedad, una crisis de civilización y en ella de la Iglesia. Desde la Reforma del XVI no vivíamos una realidad más cruda. La Iglesia actual no puede atender a las necesidades del pueblo; tampoco ofrecer los sacramentos a los que los demandan y no tiene ministros para todas las comunidades. Y esa carencia global y esencial se mantiene después de los dos sínodos y de un papado reformador, pero que cada vez muestra más lo que puede y probablemente desea, pero no se atreve a hacer.

Y no porque vaya contra algún principio evangélico. Al contrario, lo inaceptable es aceptar comunidades sin pastores antes de asumir lo que sí permitió Jesús y los apóstoles, y el conjunto de la Iglesia durante más de mil años: un clero abundante, casado y célibe, integrado en el pueblo y con “olor a oveja” en una Iglesia sinodal. Se prefiere el statu quo actual, cuando la corrupción y los abusos sexuales y de autoridad son manifiestos. Nunca ha sido más necesario cambiar al clero, y sin hacerlo es difícil mantener la esperanza de reforma que se vuelve ilusoria.

Celebramos el adviento y nos preparamos para la navidad, que nos invita a la esperanza. Pero ¿En qué podemos encarnarla? ¿Qué mediaciones ponemos para realizarla? ¿No hacemos abstracta, ilusoria y engañosa la esperanza que teóricamente afirmamos? Dios no puede ni quiere hacerlo todo, cuenta con el seguimiento de los miembros de la Iglesia. Y cuando el miedo atenaza la libertad, la comprensión de la realidad se pierde. ¿A qué personas dirige la iglesia actual, y su jerarquía, el mensaje cristiano? ¿No nos damos cuenta de que en el siglo XXI ha comenzado a cambiar el mundo y el ser humano?

Para que la esperanza cristiana sea real tiene que haber correspondencia con la realidad existente. Sin ella no solo se desatiende el presente, sino también se bloquea el futuro. Es ilusorio hablar del Dios adveniente y de la esperanza que nos trae el nacimiento de Jesús, cuando anteponemos la paz jerárquica a los conflictos del evangelio. Si una comunidad cristiana no puede celebrar los sacramentos esta navidad, la jerarquía, comenzando por el papa, tiene una responsabilidad moral y jerárquica. Es cuestión de opciones por lo más coherente evangélicamente. Revitalizar el cristianismo exige las urgentes reformas necesarias para que no sea cada vez más difícil ser cristiano en una sociedad cada vez más distante de la cristiandad existente.

 

Juan Antonio Estrada

Religión Digital

ADVIENTO: TIEMPO DE LIBERACIÓN Y ESPERANZA PARA LAS MUJERES

 col anso 

1.⁠ ⁠Introducción: Tiempo de Adviento, Tiempo de Esperanza Feminista

Hoy comenzamos un nuevo año, no solo litúrgico, sino también un tiempo para renovar nuestra lucha por la justicia, la igualdad y la liberación de todas las mujeres. El Adviento, que significa “llegada”, ya no anuncia al emperador victorioso ni a los opresores de los pueblos. En nuestro horizonte de fe feminista, esta es la llegada de la Ruah, la fuerza liberadora de Dios que nos acompaña y nos llama a la acción. Este tiempo nos invita a revisar nuestra vida, nuestra historia y nuestro compromiso por construir un mundo donde la dignidad de todas las personas sea reconocida y respetada.

El Adviento no es solo preparación espiritual; es un llamado urgente a mantener despierta nuestra conciencia, a reconocer las cadenas que nos atan y a soñar con la llegada de la liberación, no como un acto pasivo, sino como una construcción colectiva, tejida en las luchas de cada día.

2.⁠ ⁠Las señales de los tiempos: Escuchar el clamor de la creación y de las mujeres

El evangelio nos habla de un cosmos estremecido, de un mundo que parece derrumbarse. Hoy, esta imagen resuena en las injusticias que vivimos: el grito de las mujeres silenciadas, la violencia que nos acecha, y los sistemas que perpetúan la opresión. Pero estas señales no son motivo de miedo; son un llamado a la acción.

Así como el Adviento nos invita a revisar nuestra historia, nosotras leemos estos signos desde la perspectiva feminista y teológica: ¿qué estructuras debemos derribar para construir “cielos nuevos y tierras nuevas”? ¿Cómo podemos sanar este mundo herido, no desde el poder, sino desde la sororidad, el cuidado mutuo y la justicia?

3.⁠ ⁠La liberación está cerca: Levantemos la cabeza

“Levanten la cabeza porque se acerca la hora de su liberación.” Estas palabras resuenan como un grito de esperanza para todas las mujeres que han sido oprimidas, invisibilizadas y relegadas. Este Adviento no es solo la espera de un acontecimiento; es el anuncio de que la liberación es posible y está en camino.

En la perspectiva feminista de la fe, levantar la cabeza es un acto de rebeldía y dignidad. Es reafirmar nuestra lucha diaria, sabiendo que Dios, como Ruah, camina con nosotras. Es reconocer que el mundo puede parecer caótico y lleno de adversidades, pero también está lleno de mujeres valientes que se levantan, que luchan, que transforman. Este Adviento nos dice: “Otra realidad es posible, y tú eres parte de ella.”

4.⁠ ⁠Velen y oren: Actuar desde la fe y la sororidad

El Adviento nos llama a estar alertas, a no adormecernos frente a las injusticias ni caer en la desesperanza. Este tiempo es una invitación a pasar del lamento a la acción. La oración no es pasiva; es un acto de comunión con todas las mujeres que han resistido antes que nosotras, que siguen luchando hoy y que lucharán mañana.

La Navidad nos recuerda que Dios no se quedó en los templos ni en las jerarquías patriarcales; se hizo Emmanuel, Dios-con-nosotras, Dios que habita en la vida cotidiana, en nuestras alegrías y dolores, en nuestras luchas y sueños. Desde esta certeza, asumimos nuestra historia con valentía, sabiendo que no estamos solas.

5.⁠ ⁠Reflexión final: Un Adviento de justicia y esperanza

En un mundo lleno de desigualdades, violencia y polarización, el Adviento feminista nos impulsa a levantar la cabeza y encontrar fuerza en nuestras comunidades. Nos invita a formar parte de esa “gente buena” que organiza, que sueña, que resiste. Pero también nos desafía: ¿cómo puedo colaborar activamente en la construcción de un mundo más justo? ¿Qué pasos concretos voy a dar en este tiempo para tejer redes de solidaridad, justicia y amor?

Adviento es la espera activa de un Dios que se hace presente en cada acto de liberación. Es tiempo de creer que la liberación está cerca porque la construimos juntas. Es tiempo de soñar con una tierra nueva y un cielo nuevo donde todas podamos vivir en libertad y dignidad. Es tiempo de esperanza. ¡Es tiempo de Adviento!

 

Luz Estela -Lucha- Castro

Religión Digital

MESÍAS ADVIENTO SEGUNDA SEMANA

 

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Sólo cuando somos conscientes de necesitar liberación y salvación podemos acoger la palabra que nos anuncia la llegada de acontecimientos o hechos cotidianos que nos puede llevar al otro lado. Los anawin pobres de Yhwh supieron reconocer al Mesías porque en su horizonte, los habitaba esa esperanza de liberación. Quien está satisfecho o evadido, no espera nada y por eso no ve los anuncios de la llegada de nuevas realidades sorprendentes.

En medio de un panorama desolador, el profeta Baruc invita a quienes tiene su confianza en Dios, a una nueva morada, a una nueva época:

Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y aflicción, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios. Envuélvete en el manto de la justicia que procede de Dios, pon en tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu esplendor a todo lo que hay bajo el cielo. Pues tu nombre se llamará de parte de Dios para siempre: «Paz de la Justicia» y «Gloria de la Piedad». Levántate, Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia Oriente y ve a tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del recuerdo de Dios.

Días en los que Yhwh habitará en medio de su pueblo y ese “tiempo de Dios”, será un tiempo de justicia y de paz, que reflejará el esplendor de la Energía Divina irrumpiendo en las calles de una ciudad habitada por paradigmas de amor y transparencia. Es necesario hacernos conscientes de que el anuncio bíblico que promete grandeza y bienestar, está unido siempre a la condición de lograrlo: esa condición es la justicia.

Vivir el adviento en nuestro mundo actual, atormentado por tantas guerras, injusticias y arbitrariedades exige de nosotros y nosotras una sensibilidad capaz de ver más allá de las apariencias y también capaz de esperar contra toda esperanza. Precisamente porque el mundo está mal, necesitamos “esperas” y anuncios de una LUZ que ilumine nuestro horizonte. Dios nos acompañará en la construcción de la justicia y el amor: Nuestra mirada ha de detenerse en tantas mujeres y hombres que día a día tejen la bondad y posibilitan un mundo de hermandad, de acogida y abrazos.

Si somos capaces de ver por detrás de las bombas, de las violaciones y múltiples violencias, por detrás de tanta injusticia y deshonestidad institucionalizadas… descubriremos universos de generosidad y manos amorosas. En: las madres que cuidan a sus hijos, las mujeres que acompañan enfermos, los médicos que luchan por la vida, los maestros-maestras que orientan sus alumnos, los hombres y  mujeres que cultivan la tierra cada día… El adviento es un buen tiempo para gritar la vida a cuatro vientos y acallar los sones espantosos del mal que quiere desplazar otras rutas. El adviento, kairós que nos permite descubrir el paso de Dios entre nosotros y nosotras.

Oculta y presente en tantos milagros cotidianos de la vida, oculta y presente en el amor que se derrama a manos llenas las 24 horas de cada día por medio de los seres que se entregan y cuidan de los otros… la Energía Divina anuncia y posibilita nuevos tiempos, nuevos amaneceres regados por el agua de la vida naciente. El Mesías visita nuestro mundo, vive en nuestro interior y se hace realidad cuando lo potenciamos, cuando somos capaces de encontrar sus huellas, sus llamados, sus luces.

¡Abramos nuestros ojos al llamado de VIDA que silenciosamente recorre nuestros días y recorre cada rincón de una sociedad muchas veces tan ciega!

 

HÁGASE EN NUESTRA HUMANIDAD Lc 1, 26-38 8 de diciembre de 2019

 

col labrador

 fe adulta


La liturgia de este domingo nos sitúa la fiesta de la Inmaculada en el marco del Adviento. Nos propone una honda reflexión sobre el texto de la Anunciación del nacimiento de Jesús adquiriendo la figura de María un protagonismo indiscutible. Para una comprensión más ajustada hemos de inscribir este relato en el contexto del pueblo de Israel y su esperanza mesiánica. Éste sería su aspecto de continuidad, pero es importante notar también sus puntos discontinuos y que son fuerza de arranque del cristianismo. Hay mucho silencio en torno a María y su historia, existen más antecedentes de reflexión teológica que históricos pero los datos de su vocación la sitúan en un primer plano en la historia cristiana.

Todos los líderes de Israel llevan asociados un relato de vocación, pero en este caso es la vocación de María la que es narrada por Lucas con una explícita intencionalidad. Se trata de un texto muy profundo que alterna la vocación de María con el anuncio del nacimiento de Jesús. Esta narración discurre en paralelo con el anuncio del nacimiento de Juan anunciado a Zacarías. La anunciación del nacimiento de Juan se realiza a un sacerdote en el Templo, en María, Dios se hace presente en el pueblo, en la realidad del mundo; el mensaje salvador ahora se inscribe en la historia. En este anuncio hay una doble particularidad que rompe con los esquemas de la tradición judía: es a una mujer con nombre propio (ni varón, ni sacerdote) y el impacto de este encuentro no es una misión para cumplir, sino la misma entrada de Dios en la historia como humano. La revelación ya no es a través de un rol religioso sino en la cotidianidad del ser humano que ahora es susceptible de la acción de Dios. Es la persona el lugar sagrado, el nuevo escenario de Dios.

Comienza el texto con un saludo del personaje del ángel que representa a Dios, un saludo que incluye un desglose de la identidad de María. Antes de revelar la misión, revela su identidad: “llena de Dios”. No la convierte en un instrumento del “Altísimo” sino que reconoce su condición de persona usando la misma expresión que con otros líderes israelitas: “el Señor está contigo”. María reacciona como persona; primero desde la emoción “se turbó…” y posteriormente racionaliza lo que vive: se preguntaba por el significado de aquel saludo. Ya hay una elaboración importante de lo que está viviendo. El ángel continúa con su mensaje y ahora presenta la misión de María con expresiones indicadas en futuro. La maternidad de María, como misión explícita, no es una imposición de nadie, pero sí tiene un sentido que trasciende lo biológico porque su Hijo será un nuevo referente de humanidad a través del cual Dios se hace liberación. La evolución del conocimiento humano hace consciente a un Dios que habita y actúa en su misma entraña.

Continúa el texto aludiendo a que María pide datos para avanzar en la comprensión de lo que se le está proponiendo para una aceptación responsable.  Es un diálogo que va revelando la identidad humana y divina en unidad y distinción. Dios no anula a María, espera su respuesta porque el amor más auténtico es aquel que respeta la libertad, el que no invade, sino el que espera a ser aceptado.

Termina María con unas palabras que vuelven a recordarnos a los grandes líderes de Israel: “he aquí la sierva del Señor”, palabras que la liberan de toda dependencia de otro semejante y la vinculan a la Historia de Israel con voz propia y como potencia mesiánica. Sus últimas palabras “Hágase en mi” renueva el hágase pronunciado por Dios en la Creación para dar paso a una nueva humanidad; ahora Dios ya no es un Otro que llega sino sustrato que construye desde dentro lo humano en una dinámica de “encarnación”.

Desde estas claves la Inmaculada Concepción de María adquiere todo su sentido: Dios ha suscitado un nuevo modo de existencia y María se convierte en la primera persona de la cadena humana que es consciente del origen divino de su Ser. Se establece un nuevo orden en la trama humana: el pecado y la ruptura con Dios queda en un plano inferior porque existe un espacio de gracia y de conexión con Dios indestructible. Creer que es destructible es darle poder al pecado y minimizar el amor liberador de Dios.  María es un referente de persona liberada de todo aquello que mutila la dignidad y la inviolabilidad de nuestra existencia. Hay una nueva revelación de la Creación, una confirmación de que la realidad divina forma parte de nuestra humanidad. María, mujer que coopera en la liberación del género humano, nos invita este domingo a recuperar nuestra capacidad de encarnar la VIDA en nuestra historia personal y eclesial. Una Iglesia consciente de que vive “llena de Dios” es capaz de avanzar hacia lo esencial.

FELIZ DOMINGO

CON DIOS TODO ES POSIBLE 8 de diciembre de 2024

col Fidel Aizpurua

 fe adulta

Cuando celebramos una fiesta de María queremos aprender de ella a vivir mejor la fe. No es un mero recuerdo festivo, sino, además, se trata de vivir una fe adulta como la de María.

En el relato literario de la anunciación se afirma que para Dios nada hay imposible. Lo hemos creído así y, en consecuencia, nos hemos dirigido a él cuando la necesidad nos agobiaba. Muchas veces hemos comprobado que Dios no nos hacía caso con lo que la certeza de que lo puede todo se quebraba. Como paliativo hemos dicho que no nos convenía lo que pedíamos y por eso no se nos daba.

Quizá nos hubiera ido mejor creyendo que Dios solamente puede amar. Esa es su tarea con nosotros, creándonos y acompañándonos en la vida. Lo demás es cosa nuestra. Por eso, la mejor traducción de la frase de san Lucas es: CON DIOS TODO ES POSIBLE. Todo nos es posible, en la medida humana, con el amparo amoroso de Dios. Pero no pidamos a Dios lo que tenemos que hacer nosotros.

¿Cómo podemos nosotros hacer que con Dios todo lo que es posible lo sea?

· Implicándonos: sin implicación la oración es una planta sin raíz; sin implicación las cosas no mejoran, quizá empeoran; sin implicación, la vida no avanza, retrocede.

· Confiando: si confías, las dificultades aminoran y las posibilidades de conseguir algo crecen; confiando, el corazón se entrega y los caminos humanos se hacen gozosos; si confías, hay más posibilidades de que la vida se entienda incluso cuando las cosas no van bien.

· Acompañando: cuando acompañas, Dios acompaña; cuando sales al camino, Dios se encuentra con el frágil; cuando escuchas amantemente, el necesitado de escucha cree que Dios mismo le escucha.

Tenemos que ir abandonando la idea de un Dios mágico, un gran rey mago al que le puedo sacar todo lo que necesite a fuerza de plegarias y promesas. No es así. Dios está de nuestra parte y nos da lo necesario para vivir dignamente dentro de los límites de la vida. Abandonemos la idea de un Dios todopoderoso y acojamos la de un Dios bondadoso del todo, amoroso sin desfallecimiento, generoso contando con los límites de la vida.

María nos enseña estos caminos de fe adulta. Dios estaba de su parte, pero a ella le correspondió dar cara a sus situaciones de vida nada fáciles. Celebrar su recuerdo habría de animarnos a encarar la vida con fuerza sabiendo que Dios está detrás sosteniéndonos. Con eso, el gozo de vivir será mayor y aumentará el valor ante las dificultades.

ABRIR CAMINOS A DIOS José Antonio Pagola

 


Juan grita mucho. Lo hace porque ve al pueblo dormido y quiere despertarlo, lo ve apagado y quiere encender en su corazón la fe en un Dios Salvador. Su grito se concentra en una llamada: «Preparad el camino del Señor». ¿Cómo abrirle caminos a Dios? ¿Cómo hacerle más sitio en nuestra vida?

Búsqueda personal. Para muchos, Dios está hoy encubierto por toda clase de prejuicios, dudas, malos recuerdos de la infancia o experiencias religiosas negativas. ¿Cómo descubrirlo? Lo importante no es pensar en la Iglesia, los curas o la misa. Lo primero es buscar al Dios vivo, que se nos revela en Jesucristo. Dios se deja encontrar por aquellos que lo buscan.

Atención interior. Para abrir un camino a Dios es necesario descender al fondo de nuestro corazón. Quien no busca a Dios en su interior es difícil que lo encuentre fuera. Dentro de nosotros encontraremos miedos, preguntas, deseos, vacío... No importa. Dios está ahí. Él nos ha creado con un corazón que no descansará si no es en él.

Con un corazón sincero. Lo que más nos acerca al misterio de Dios es vivir en la verdad, no engañarnos a nosotros mismos, reconocer nuestros errores. El encuentro con Dios acontece cuando a uno le nace desde dentro esta oración: «¡Oh, Dios!, ten compasión de mí, que soy pecador». Este es el mejor camino para recuperar la paz y la alegría interior.

En actitud confiada. El miedo cierra a no pocos el camino hacia Dios. Les da miedo encontrarse con él: solo piensan en su juicio y sus posibles castigos. No terminan de creerse que Dios solo es amor y que, incluso cuando juzga al ser humano, lo hace con amor infinito. Despertar la confianza en este amor es empezar a vivir de manera nueva y gozosa con Dios.

Caminos diferentes. Cada uno ha de hacer su propio recorrido. Dios nos acompaña a todos. No abandona a nadie, y menos cuando se encuentra perdido. Lo importante es no perder el deseo humilde de Dios. Quien sigue confiando, quien de alguna manera desea creer, es ya «creyente» ante ese Dios que conoce hasta el fondo el corazón de cada persona.

JUAN FUE TODO UN PROFETA, DE ÉL PARTIÓ JESÚS PARA SU MENSAJE DOMINGO 2º DE ADVIENTO (C) Lc 3,1-6

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Las tres figuras de la liturgia de Adviento son: Juan Bautista, Isaías y María. El evangelio de hoy nos habla del primero. La importancia de este personaje está acentuada por el hecho de que hacía trescientos años que no aparecía un profeta en Israel. Al narrar Lucas la concepción y el nacimiento de Juan antes de decir casi lo mismo de Jesús, manifiesta lo que este personaje significaba para las primeras comunidades cristianas. Para Lucas la idea de precursor es la clave de todo lo que nos dice de él. Se trata de un personaje imprescindible.

Los evangelistas se empeñan en resaltar la superioridad de Jesús sobre Juan. Se advierte una cierta polémica en las primeras comunidades, a la hora de dar importancia a Juan. Para los primeros cristianos no fue fácil aceptar la influencia del Bautista en la trayectoria de Jesús. El hecho de que Jesús acudiese a Juan para ser bautizado, nos manifiesta que Jesús tomó muy en serio la figura de Juan, y que se sintió atraído e impresionado por su mensaje. Juan tuvo una influencia muy grande en la religiosidad de su época. En el momento del bautismo de Jesús, él era ya muy famoso. A Jesús no le conocía nadie.

Es muy importante el comienzo del evangelio de hoy. Estamos en el c. 3, y curiosamente, Lucas se olvida de todo lo que dijo en los capítulos 1 y 2. Como si dijera: ahora comienza, de verdad, el evangelio, lo anterior era un cuento. Intenta situar en unas coordenadas concretas de tiempo y lugar los hechos para dejar claro que no inventa los relatos. Hay que notar que el “lugar” no es Roma ni Jerusalén sino el desierto. También quiere significar que la salvación está dirigida a hombres concretos de carne y hueso, y que esa oferta implica no solo al pueblo judío sino a todo el orbe conocido: “todos verán la salvación de Dios”.

Como buen profeta, Juan descubrió que, para hablar de una nueva salvación, nada mejor que recordar el anuncio del gran profeta Isaías. Él anunció una liberación para su pueblo, precisamente cuando estaba más oprimido en el destierro y sin esperanza de futuro. Juan intenta preparar al pueblo para una nueva liberación, predicando un cambio de actitud por parte de Dios pero que dependería de un cambio de actitud en el pueblo.

Los evangelios presentan el mensaje de Jesús como muy apartado del de Juan. Juan predica un bautismo de conversión, de metanoya, de penitencia. Habla del juicio inminente de Dios, y de la única manera de escapar de ese juicio, su bautismo. No predica un evangelio -buena noticia- sino la ira de Dios, de la que hay que escapar. No es probable que tuviera conciencia de ser el precursor, tal como lo entendieron los cristianos. Habla de "el que ha de venir" pero se refiere al juez escatológico, en la línea de los antiguos profetas.

Para los evangelios, Jesús predica una “buena noticia”. Dios es Abbá, Padre-Madre, que ni amenaza ni condena ni castiga, simplemente hace una oferta de salvación total. Nada negativo debemos temer de Dios. Todo lo que nos viene de Él es positivo. No es el temor, sino el amor lo que tiene que llevarnos hacia Él. Me pregunto, por qué, después de veinte siglos, nos encontramos más a gusto con la predicación de Juan que con la de Jesús.

La verdad es que la predicación de Jesús coincide en gran medida con el mensaje de Juan. Critica duramente una esperanza basada en la pertenencia a un pueblo o en las promesas hechas a Abrahán, sin que esa pertenencia conlleve compromiso alguno. Para Juan, el recto comporta­miento personal es el único medio para escapar al juicio de Dios. Por eso coincide con Jesús en la crítica del ritualismo cultual y a la observancia puramente externa de la Ley.

Dios no tiene ni pasado ni futuro; no puede “prometer” nada. Dios es salvación, que se da a todos en cada instante. Algunos hombres (profetas) experimentan esa salvación según las condiciones históricas que les ha tocado vivir y la comunican a los demás como promesa o como realidad. La misma y única salvación de Dios llega a Abrahán, a Moisés, a Isaías, a Juan o a Jesús, pero cada uno la vive y la expresa según la espiritualidad de su tiempo.

No encontramos la salvación que Dios quiere hoy para nosotros, porque nos limitamos a repetir lo ya dicho. Solo desde la experiencia personal podremos descubrir esa salvación. Cuando pretendemos vivir de experiencias ajenas, la fuerza de atracción del gozo inmediato acaba contrarrestando la programación. En la práctica, es lo que nos sucede a la inmensa mayoría de los humanos. El hedonismo es la pauta: lo más cómodo, lo más fácil, lo que menos cuesta, lo que produce más placer inmediato, es lo que motiva nuestra vida.

Más que nunca, necesitamos una crítica sincera de la escala de valores en la que desarrollamos nuestra vida. Digo sincera, porque no sirve de nada admitir teóricamente la escala de Jesús y seguir viviendo en el más absoluto hedonismo. Tal vez sea esto el mal de nuestra religión, que se queda en la pura teoría. Apenas encontraremos un cristiano que se sienta salvado. Seguimos esperando una salvación que nos venga de fuera.

Al celebrar una nueva Navidad, podemos experimentar cierta esquizofrenia. Lo que queremos celebrar es una salvación que apunta a la superación del hedonismo. Lo que vamos a hacer en realidad es intentar que en nuestra casa no falte de nada. Si no disponemos de los mejores manjares, si no podemos regalar a nuestros seres queridos lo que les apetece, no habrá fiesta. Sin darnos cuenta, caemos en la trampa del consumismo. Si podemos satisfacer nuestras necesidades en el mercado, no necesitamos otra salvación.

En las lecturas bíblicas debemos descubrir una experiencia de salvación. No quiere decir que tengamos que esperar para nosotros la misma salvación que ellos anhelaban. La experien­cia es siempre intransferible. Si ellos esperaron la salvación que necesitaron en un momento determinado, nosotros tenemos que encontrar la salvación que necesitamos hoy. No esperando que nos venga de fuera, sino descubriéndola en lo hondo de nuestro ser que tenemos capacidad para sacarla a la superficie. Dios salva siempre. Cristo está viniendo.

El ser humano no puede planificar su salvación trazando un camino que le lleve a su plenitud como meta. Solo tanteando puede conocer lo que es bueno para él. Nadie puede dispensarse de la obligación de seguir buscando. No solo porque lo exige su progreso personal sino porque es responsable de que los demás progresen. No se trata de imponer a nadie los propios descubrimientos, sino de proponer nuevas metas para todos. Dios viene a nosotros siempre como salvación, pero ninguna salvación puede agotar la oferta de Dios.

Es importante la referencia a la justicia, que hace por dos veces Baruc y también Pablo, como camino hacia la paz. El concepto que nosotros tenemos de justicia, es el romano, que era la restitución según la ley, de un equilibrio roto. El concepto bíblico de justicia es muy distinto. Se trata de dar a cada uno lo que espera, según el amor. Normalmente, la paz que buscamos es la imposición de nuestros criterios, sea con astucia, sea por la fuerza.