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jueves, 27 de julio de 2023

La merecida derrota de la mentira


 Redes Cristianas

-- José Miguel Contreras

El resultado electoral en España deja abierta una nueva coyuntura en la que algunos caminos quedan claramente cerrados. La vía más clara que parece quedar descartada es la de que gobierne el Partido Popular.

Gracias a la absorción del voto de Ciudadanos ha conseguido ser la lista más votada, pero queda lejos de conseguir una mayoría suficiente para poder formar un Ejecutivo ultraconservador en coalición con Vox y sus posibles aliados de UPN y Coalición Canaria. Apenas llegan a 171 diputados, mientras hay, de momento, 179 que difícilmente apoyarían esa alternativa.

La derrota de la coalición liderada por Núñez Feijóo y Abascal es incontestable. Por otra parte, la defensa de que sea la lista más votada la que lidere el nuevo Ejecutivo está aún más lejos de hacerse realidad. Con apenas 136 escaños, el PP está a 40 diputados de distancia de los 176 necesarios para obtener una mayoría suficiente. La apelación del líder popular a buscar el apoyo de los sanchistas para que le ayuden a derogar el sanchismo es absolutamente ridícula. Roza la comedia.

Reconocer la realidad

Núñez Feijóo no ha obtenido el apoyo exigido democráticamente para formar gobierno. Ha fracasado. Ha perdido él y, sobre todo, ha sido derrotada su forma de hacer política. Ha perdido la mentira. La misma que él y sus compañeros de viaje fabricaron y que ellos mismos acabaron por creerse.

Toda la estrategia de la derecha política se ha basado estos últimos años en mentir, mentir y mentir. No ha habido una sola alternativa política que no fuera intentar destruir cualquier iniciativa que el Gobierno progresista quisiera poner en marcha. Han contado con todo el apoyo de un poder económico y mediático que no ha dudado en tomar partido político hasta límites inimaginables, perdiendo la mínima compostura y el mínimo rubor.

Si durante cinco años se ha intentado bloquear la acción del Gobierno, ahora se trata de intentar bloquear que se forme el siguiente.

Demoscopia falseada

En estas elecciones, el último descubrimiento ha sido el de involucrar con gran despliegue informativo a empresas de demoscopia que, como parte de su negocio, han aceptado realizar una campaña de propaganda política, distribuyendo datos falsos con el fin de manipular el estado de opinión de los ciudadanos. Diferentes empresas han distribuido estudios erróneos con el único ánimo de crear el espejismo de que este país detestaba a Pedro Sánchez y deseaba ansiosamente la llegada de un gobierno ultraconservador liderado por Núñez Feijóo.

Toda la estrategia de atropello de los principios democráticos ha estado a punto de salir victoriosa. A toda esta campaña de confusión generalizada le ha sobrado únicamente la última semana. Durante estos últimos cinco años se ha alentado un fuego alimentado por el odio y la confrontación ante una izquierda que inocentemente no supo entender la magnitud de lo que se le venía encima.

Fracasa el bloqueo, renace el bloqueo

Poco va a cambiar a corto plazo. La dirección del PP ya mostró anoche su nueva posición. Se trata de nuevo, de no reconocer la realidad y de plantear como verídica una inexistente victoria democrática. Pedro Sánchez ya gobernó como segunda fuerza más votada en España tras la moción de censura que hizo caer al corrupto Gobierno de Rajoy. El propio Partido Popular gobierna en diferentes comunidades y ayuntamientos sin haber sido la fuerza más votada. Así funciona nuestro modelo democrático. Si no reúnes una mayoría parlamentaria, no tienes el derecho democrático de formar un Ejecutivo.

El PSOE sí que tiene la única alternativa viable para reunir una mayoría. Para poder hacerla efectiva necesitará que el partido de Puigdemont la facilite con su abstención, antes que provocar una repetición electoral. A partir de ahora, aquí se va a concentrar toda la fuerza de la derecha política y mediática. Será más de lo mismo. Si durante cinco años se ha intentado bloquear la acción del Gobierno, ahora se trata de intentar bloquear que se forme el siguiente.

Proyectar su responsabilidad

Una vez más, veremos la acción de la derecha, consistente en proyectar en su rival su propia responsabilidad. La campaña encabezada por Feijóo ha mostrado nítidamente que no había mayor mentira en España que la suya acusando de mentir a sus oponentes. El uso continuado de la mentira ha sido la causa fundamental de su derrota. Ahora vamos a asistir a un nuevo capítulo del mismo fenómeno. La acusación a los socialistas de bloquear un gobierno de Feijóo, no ganado en las urnas, pretende encubrir la manifiesta intención del PP de bloquear una nueva legislatura de Pedro Sánchez como presidente.

La política de bloqueo permanente propiciada por PP y Vox en estos últimos años, apoyada en una estructura de medios de comunicación a su servicio, ha quedado cerca de conseguir su objetivo. De hecho, gracias a esta estrategia consiguió una importante cuota de poder el pasado 28 de mayo. Una impresionante reacción emocional del electorado de izquierdas en toda España ha conseguido detener la operación denominada “derogar el sanchismo” en las últimas semanas.

La reacción de Sánchez

Pedro Sánchez, el legítimo presidente del Gobierno de España apoyado por una amplia mayoría de la ciudadanía, no fue consciente del problema al que realmente se enfrentaba hasta el pasado día 28 de mayo. En aquella fecha, pudo comprobar el éxito de este intento de destrucción de los mecanismos democráticos de defensa de la verdad, sepultada por un tsunami de mentiras y deformaciones de la realidad. El sorprendente adelanto electoral le facilitó recuperar la iniciativa política. Decidió intentar tener voz directa en el escenario público. Sin intermediarios.

La campaña electoral de Sánchez se ha cimentado en asumir que tenía un grave problema a la hora de explicar su acción política a los españoles. El fracaso de las elecciones del 28M mostró a las claras que una importante parte de la ciudadanía vive inoculada por el virus del odio esparcido por la derecha política y mediática a través de la difusión continua del insulto y la mentira. La pérdida del mínimo respeto institucional ha formado parte del discurso cotidiano de lideres y comunicadores conservadores.

Un necesario cambio de imagen

Pedro Sánchez ha mejorado en dos meses su imagen pública de forma ostensible. Ha conseguido que la verdad y la transparencia sobre su figura política y personal se impongan a una deformada caricatura. Decidió ir a territorios enemigos a explicarse y a intentar deshacer años de infundios y de descarnadas descalificaciones lanzadas por comunicadores y medios declaradamente belicistas contra él.

Los estudios de opinión no manejados por la propaganda antisanchista han recogido este fenómeno de mejora ostensible de su imagen pública. Incluso, su intensa exposición mediática le ha permitido llegar a territorios nuevos, como el de la gente más joven, desconectados de envenenados medios tradicionales. La original y sorpresiva participación en el podcast de La Pija y La Quinqui mostró a millones de jóvenes un perfil humano del presidente jamás expuesto por ningún medio de comunicación en España. Quedará para la pequeña historia de esta campaña.

La fallida estrategia de Feijóo

Feijóo ha aflorado en esta campaña como un manifiesto difusor de falsedades, dotado de una sobrecogedora frialdad. La derecha mediática y política celebró con euforia su puesta en escena en el único debate cara a cara que aceptó, basado en una imparable y ya legendaria profusión de mentiras que dejaron fuera de juego a su oponente, que no pudo ni supo enfrentarse a semejante experimento de indignidad política.

La campaña desarrollada por PP y Vox, amplificada por sus medios afines, ha supuesto el intento de la imposición de la mentira y la falta de respeto como norma cotidiana. El civismo democrático ha quedado preocupantemente sepultado, de forma cotidiana, por un comportamiento tabernario y despreciable, cuyo paradigma puede encontrarse en el vomitivo uso del slogan ¡Que te vote Txapote!

Creer su mentira

El gran problema de esta extendida estrategia ha venido derivado de su éxito aparente. Feijóo y los suyos han acabado por verse engañados por su propia maquinaria de propaganda sucia. Tanto se ha mentido a tanta gente que han acabado por creer que esa realidad alternativa que iban creando nunca sería desvelada. Tanto empeño y tanta convicción pusieron en la labor que acabaron por creer que todo era verdad.

El resultado de las elecciones generales del 23J es histórico. El pueblo español ha derrotado con sus votos a una poderosa estructura dedicada a la difusión de la mentira como herramienta de manipulación social. Su omnipresencia ha facilitado su extensión, pero también ha acabado por hacer perder a sus promotores, embriagados de poder, la perspectiva y ha terminado por convertirles en las principales víctimas de su prefabricada irrealidad.

La palmaria verdad

Los gobiernos locales y autonómicos de PP y Vox han mostrado claramente quiénes son y qué pretenden hacer en España. Los ciudadanos lo hemos visto. Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, junto a otros grupos políticos alejados de un Madrid convertido en sede central de esta agencia de intoxicación, han conseguido ganar inesperadamente a una poderosa maquinaria político-mediática, que lleva tiempo intentando la generalizada manipulación de la opinión pública.

Alguien debería decirle la verdad. Feijóo no mereció darse por ganador en un debate basado en la mentira, que ha acabado por volverse en su contra. La periodista Silvia Intxaurrondo no fue culpable de su obscena defensa de sus falsedades. También perdió notoriamente el debate al que cobardemente decidió no acudir. Su denunciada íntima amistad de más de una década con un narcotraficante es un serio problema para un líder político y no es una anécdota del pasado utilizada por sus rivales. Este domingo, Núñez Feijóo ha perdido las elecciones, según las normas de la democracia.

Su apoyo electoral obtenido junto a su socio de Vox da, solamente, para convertirse en la primera fuerza de la oposición. Todo el viaje ha servido para acabar en el mismo punto en el que arrancó su travesía. Quizá, se deba tomar nota de la experiencia.

Fracasó la Mentira

 

Redes Cristianas

-- Antonio Zugasti

La campaña de la derecha para las pasadas elecciones generales, basada en la mentira, la descalificación y el insulto, no ha conseguido su objetivo. Un objetivo largamente acariciado, y que durante semanas parecía tener al alcance de la mano: una mayoría absoluta que le permitiera gobernar cómodamente y precipitar a España en un acelerado retroceso social y político.

Aunque la Ley D’Hont les ha favorecido seriamente, pues al PP cada escaño le ha costado 59.498 votos, mientras que al PSOE han sido 63.614, a VOX 91.931 y a SUMAR 97.226, a la derecha le han faltado siete escaños para la mayoría soñada.

Esto no quiere decir que no hayan conseguido engañar a mucha gente y lograr que votaran en contra de sus intereses. Lo cual supone que la izquierda tiene que poner un gran empeño en la batalla ideológica para abrir los ojos de la gente y ver lo que nos estamos jugando en unas elecciones. Los grupos de izquierda tendrían que ver cómo se baja a la calle y se llega a esa gran masa de jóvenes desencantados, que no esperan nada de nadie, a las mujeres que no se dan cuenta de lo que supondría para ellas un triunfo de la extrema derecha, a los agobiados por sus problemas y que pasan de política, a todos los que se abstienen porque “todos son iguales”. Y a los que se creen eso de que la derecha va a mejorar sus vidas.

Un tema fundamental es la postura ante el cambio climático, la amenaza más grave que la humanidad tiene en estos momentos. La derecha, en mayor o menor medida, es negacionista. VOX, y alguna persona tan estacada del PP como Díaz Ayuso, niegan abiertamente que tengamos un cambio climático provocado por los humanos, que cambios en el clima se han dado siempre. Otros lo niegan en la práctica, resistiéndose a tomar las medidas necesarias para intentar frenar un catastrófico cambio climático.

Estas elecciones han supuesto para la izquierda un agradable despertar de las ppesadillas en que estábamos sumidos desde las elecciones municipales y autonómicas, pero mucho cuidado con volver a dormirse que los fantasmas siguen rondando amenazantes.

Multinacionales voraces, pueblos hambreados

 

Fuentes: Rebelión


Movimientos sociales decepcionados y críticos

En vísperas de una nueva Cumbre sobre la Alimentación, movimientos sociales e indígenas de todo el mundo se oponen al cónclave y exigen un cambio radical de los sistemas alimentarios hegemónicos. LEER NOTICIA

Monseñor Foerster: «Si la Iglesia hiciera opcional el celibato, quizás más curas lo vivirían por convicción»

 RELIGIÓN DIGITAL

José Lorenzo

Misionero del Verbo Divino, y de 63 años de edad, Dom Norberto, como le llaman, es partidario del celibato opcional, de ordenar a mujeres diáconos y de la absoluta urgencia de los viri probati para atender a las comunidades dispersas y faltas de una adecuada atención sacerdotal. LEER NOTICIA

CARTA ABIERTA DE LA ASOCIACIÓN DE TEÓLOGAS Y TEÓLOGOS JUAN XXIII A D. JESÚS SANZ MONTES, ARZOBISPO DE OVIEDO, SOBRE SU ARTÍCULO “DE INCENDIOS Y ELECCIONES GENERALES”

En la sección de Opinión Tribuna Abierta, del diario ABC del día 11/7/2023, publicó Usted, ciudadano D. Jesús Sanz Montes, un artículo con el título “De incendios y elecciones generales”, que resulta coincidente con lo que el partido político Vox propone en su programa electoral para las próximas elecciones generales del día 23J.

Nada que objetar a que Usted, como cualquier otro ciudadano, proponga a sus lectores sus opiniones políticas. Está en su derecho. Esa es la libertad que a todos y a todas nos garantizan las instituciones democráticas.

 CRÍTICAS

 Creemos, con todo, que son declaraciones cuya veracidad no es demostrada. Simplemente las enumera como verdades rutinarias. Usted afirma que “lo que la comunidad cristiana (sic) puede hacer o decir sufre una censura implacable al ser expulsada del paraíso de la modernidad”. Se refiere a determinadas fuerzas y posicionamientos políticos que tienen “imborrables en sus genes la sangre de sus actos terroristas o la rentable monserga de sus aspiraciones ‘indepes’, “aliñadas con secesiones y bendecidas con indultos como monedas de cambio”.

Niega la emergencia climática afirmando que las temperaturas que sufrimos “es lo que sucede en verano con las calendas de julio, sin que lo decrete Greta Thunberg, con sus cambios climáticos y demás corifeos que la jalean”. Critica las “políticas erráticas nutridas de mentiras patentes y mucha ideología que campa” tildándolas de incendiarias. Declara que “todo eso sucumbe en el fragor de unas llamas que reducen a cenizas tantas cosas justas y necesarias”, como “el patrimonio cultural, moral, convivial, religioso que durante tanto tiempo hemos compartido”.

Estas son afirmaciones que dibujan un panorama apocalíptico y coinciden con las que estos días han estado repitiendo reiteradamente muchos dirigentes políticos de la derecha y la ultraderecha.

Después de ese panorama del presente ofrece unos tintes idílicos del pasado, a pesar, eso sí, “de nuestras tibiezas indiferentes, de peleas intolerables y contradicciones que traicionan”. La herencia, a su juicio, “era bella, fecunda y esperanzadora. Teníamos una historia de siglos que nos identificaba, con unos valores que alimentaban las creencias religiosas, la relaciones fraternas y el creativo afán de construir entre todos un mundo más justo, seguro y mejor”. Aquí no parece haber nada nuevo. De hecho, las propuestas que cierta derecha presenta en esta campaña electoral parecen mirar más al pasado, para ellos ideal, que al presente y al futuro.

Pero declarar no es argumentar. Tiene Usted el derecho a proclamarlas, pero en estos asuntos no se debiera impartir magisterio inapelable, sino razonamientos convincentes.

Lo que realmente nos alarma de sus declaraciones políticas es que se presente Usted como arzobispo de Oviedo. Porque eso sí nos concierne como personas y comunidades seguidoras de Jesús de Nazaret. Por eso le preguntamos: ¿habla usted en nombre de la iglesia?, ¿en nombre de Jesús de Nazaret?, ¿en nombre de sus comunidades?  No creemos que pueda Usted hablar así sin  usurpar sus nombres.

Usted nos dice que “la palabra de los que creemos en Dios sin hacerlo contra el hombre es una palabra que bebe del alto testimonio del Señor Jesús, de la sabiduría que recogen los evangelios, y que se estructura en la llamada doctrina social de la Iglesia y la tradición cristiana”. Lo compartimos, pero son afirmaciones tan genéricas, que más bien parecen un recurso retórico que en ningún caso se pone en relación con las severas afirmaciones que hace en su llamamiento.

Propone finalmente su programa electoral cuando afirma que “de esto van las próximas elecciones generales” que plantea como una cambio radical en una coyuntura que califica de “desastre trucado y mendaz”: “una oportunidad para re-estrenar lo que vale la pena, sin cansarnos nunca de estar empezando siempre”. Acaso ¿consiste el futuro en intentar repetir obstinadamente el pasado?

 

PROPUESTAS

 

En cuanto a sus propuestas, señala las siguientes: “La vida en todos sus escenarios (naciente, creciente, y menguante)”: es la primera, tan genérica que nadie pondría objeción a ella. El cuidado de la vida humana en todas sus fases y formas es el centro mismo del evangelio. Ahora bien, si Usted dijera que el hambre, la enfermedad, la exclusión social, la discriminación por género, identidad sexual, etnia, cultura, clase social o religión, la violencia de género, la esclavización y humillación de los emigrantes… no son compatibles con el seguimiento del Nazareno, quizá las personas para quienes Usted pide implícitamente el voto dirían que eso es pura ideología marxista.

La segunda propuesta: “La verdad como compromiso verificable de programas políticos que no mienten”, es tan verdadera como genérica y maleable. “La verdad os hará libres”, nos dice el Maestro, pero estamos viendo todos los días cómo se falsifican datos estadísticos para presentar un escenario político, social y económico en bancarrota y llevar a la confusión a la ciudadanía y cómo se obstaculiza la justicia para ocultar la corrupción.

Usted mismo niega en su artículo la evidencia científica del cambio climático al ridiculizar a los que claman por colocar este tema en el centro de la agenda política, y se separa, así, de la advertencia del Papa Francisco que ha dedicado a este tema la encíclica, Laudato Si’.

Somos testigos de cómo en nuestra propia iglesia se ha tratado de encubrir sistemáticamente a pederastas y violadores, y cómo, también en este tema tan delicado, muchos sectores de la iglesia se resisten a incorporarse a la transparencia y a la tolerancia cero que en este asunto promueve el mismo papa Francisco.

La tercera propuesta: “La libertad en su expresión religiosa y cultural”. Hay que congratularse que en este tema nuestro país haya avanzado espectacularmente, teniendo en cuenta que, durante mucho tiempo, la iglesia practicó la censura institucional en colaboración estrecha con las instituciones no democráticas, imponiendo un pensamiento y una moral uniformes. Son los partidos de la ultraderecha los que ya han empezado a desplegar su celo inquisitorial allí donde han asumido el poder.

La cuarta propuesta: “El respeto por la historia sin reescribirla con memorias tendenciosas que reabren heridas”. Seamos francos, señor arzobispo, esto no es un juego literario: las heridas a las que Usted se refiere no están abiertas, las verdaderas están bajo tierra, sepultadas no se sabe todavía dónde. Y esto clama a aquel que nos dijo que quería “misericordia más que rituales sacrificiales” “¿Dónde está tu hermano, tu hermana?” es un grito que, como cristianos y cristianas no podemos eludir. Y esto no es abrir heridas, es curarlas con el bálsamo de la humanidad y de la fraternidad-sororidad, que hasta ahora se les ha venido negando a las víctimas, a sus familiares y a todos nosotros como sociedad.

Termina Usted diciendo que España necesita su cambio. Pero nos tememos que la España a la que se refiere es la construida a imagen y semejanza de sus propuestas. España, sin embargo, es plural y multiforme, variada en lenguas y culturas, diferente en creencias y no creencias religiosas y, afortunadamente, en propuestas políticas.

No queremos darle consejos, pero sí expresarle un deseo: que se ahorme al prototipo que es Jesús de Nazaret (Pablo diría que se revista de él), quien, queriendo ejemplificar al ser humano ideal, escogió como modelo con el que él mismo quiso identificarse a un samaritano, que no dio un rodeo como los clérigos de su tiempo, ante otro ser humano caído y apaleado, y no le preguntó por su etnia, su lengua o su religión para tomarlo sobre sí, sino que practicó la compasión.

Terminamos ya. Nos gustaría que hablara con el espíritu profético de Jesús de Nazaret, el de las Bienaventuranzas, que no logramos adivinarlo en sus proclamas.

Cordialmente.

ASOCIACIÓN DE TEÓLOGAS Y TEÓLOGOS JUAN XXIII

FORMAR Y ACOMPAÑAR NIÑOS Y JÓVENES, UN RETO Y UNA GRACIA. CON LOS HERMANOS DE LA SALLE


col moreno

 

(Hoy desde el dolor)

Llega la noticia y nos duele por el fallecimiento en accidente de tráfico de una persona joven, te afecta porque ha sido en la carretera cercana a nuestro pueblo, en la localidad vecina. Pero te hinca más en el corazón, cuando en esta mañana me llama mi compañero Pedro Gómez, con el que compartí tareas formativas en el seminario de Badajoz, hace más de 25 años, y me sitúa en un chaval de Peraleda, hermano de Seve, primo de Prisco, que él valoraba de corazón como formador. Recuerda que le dolió que dejara el seminario, y que lo hizo porque también su hermano lo abandonaba estando ya en filosofía, yo fui formador de Seve y de Prisco, dos personas que buscaron y optaron con sinceridad y naturalidad en su camino vocacional. Hoy le vuelven aquellos sentimientos al que fue su formador con dolor. Ha fallecido en un día aciago y loco, deja mujer y dos hijos. Pedro le enviaba todos los días el evangelio cotidiano a su wasap y ahí mismo ha escrito un mensaje esperando que pueda llegar y consolar a la familia. Nos consolamos mutuamente con palabras de fe y de recuerdo vivo.

El hecho de vida, en este caso con muerte, me sitúa ante la relación del formando y el formador, cuando se realizan en la verdadera entrega de búsqueda de verdad y libertad para el joven. El joven puede abrirse o no a lo que se le propone y al discernimiento que se le ayuda a hacer, pero curiosamente también queda tocado el formador que acompaña y que realiza un tramo del camino con esa persona. Ya nunca olvidas su persona y sus pasos, la concreción de aquella acción constructiva en una relación que era desigual, de adulto a adolescente, pero totalmente servicial. Yo no olvido a las personas que estuvieron encomendadas a mí en el seminario, independientemente de cómo pudo desarrollarse dicha relación.

En estos días estoy celebrando la eucaristía con los hermanos de la Salle que descansan y oran juntos aquí en el santuario de Regla. Este año son catorce, en otros han sido más de cincuenta, la mayoría son de edad avanzada, jubilados civilmente. Cada uno de ellos tiene un recorrido brutal por colegios y lugares de toda España y del extranjero, no han hecho otra cosa que dedicar su vida a los jóvenes. Cada mañana les veo con su oración preparada en profundidad con un estilo nuevo, vivo, esperanzador y celebran con jovialidad la eucaristía, llena de vida y de amor, hoy con el poema eucarístico de Pedro Casaldáliga de fondo. Pienso en los miles y miles de jóvenes con los que habrán compartido camino, como hizo Pedro Gómez con José Manuel Torres. Cuánto bien a cuánta gente joven, que están grabado en sus corazones limpios y entregados.

En medio de esta marea de sospecha y dolor en el mundo y en la iglesia por lo que han sido abusos en esas relaciones de formación, necesitamos recuperar la verdadera misión y bien que se ha ido realizando a lo largo de los siglos por todas las personas que han dedicado su corazón a acompañar con verdadera pasión de entrega a los niños y jóvenes, con el verdadero sentido del evangelio, doliéndose de sus dificultades y aplaudiendo sus pasos decisivos y valientes como personas y como cristianos. A veces también, mirando con tristeza cuando no han podido o sabido responder generosamente a la propuesta de un Jesús de Nazaret que les invitaba a arriesgar para llenar sus vidas de verdad y de alegría plena.

Hoy en la eucaristía he tenido presente los años que estuve de formador en el seminario de Badajoz, los compañeros con los que compartí tarea –especialmente por el dolor que hoy siente Pedro Gómez- y con todos estos héroes de lo anónimo que han gastado sus vidas por todos esos colegios con el deseo firme diario de que Cristo viva siempre en sus corazones. Siento que toda mi vida sacerdotal ha estado ligada a esta misión de acompañar y animar vidas, especialmente juveniles. Y me alegro ante la próxima experiencia de acompañamiento que será del 24 al 30 en un pueblo de Málaga en la asamblea de la JEC, a la que asistirán jóvenes de mi parroquia, procesos abiertos de vida creyente y humana, que buscan verdad y vida auténtica, desean cuidarse y cuidar, sabiendo que son templos del Espíritu.

 

José Moreno Losada

Religión Digital

A GOLPE DE SORPRESAS


col zapatero

 

La web catalunyareligio.cat, de contenido religioso y social en el ámbito predominantemente catalán, publicaba el jueves, día 13, el siguiente titular de última hora "Sorprendente nombramiento del obispo auxiliar de Barcelona, Sergi Gordo, como obispo de Tortosa". Intentando explicar dicho titular, el periodista Jordi Llisterri decía "Ha sido un buen nombramiento, pero una sorpresa mayúscula". 

Tengo la sensación, si tenemos en cuenta los medios de comunicación, que últimamente vamos de sorpresa en sorpresa, por lo que a las jerarquías eclesiásticas se refiere y ateniéndonos al criterio de los profesionales de la información.

Dichas sorpresas estarían relacionadas, la primera muy directamente con el nombramiento del nuevo arzobispo de Madrid hace muy poco y la segunda con la del de Tortosa el día 13. Si nos atenemos a la categoría de ambas diócesis, hay que decir, teniendo en cuenta el ranking (perdóneseme la palabra), que no son comparables bajo ningún concepto. Por tanto, y a tenor de lo dicho por el periodista Llisterri, la sorpresa viene dada, en el caso de Tortosa, por la categoría del elegido. 

Por un momento, me he querido convertir en un "ciudadano normal" de la calle, para quien eso de la iglesia y "los que en ella mandan" le importan un rábano. He pensado que si alguien me preguntase qué opinión me merece este asunto, le respondería simplemente que "me trae sin cuidado"; que "ellos se lo guisan y ellos se lo comen".

Intentando ir más allá, si de esa categoría de ciudadano normal pasase a la de "católico normal", de los que van de vez en cuando a la iglesia (a misa, a veces, u otros sacramentos de caire más social), les respondería "que yo no tengo nada que decir", pues ya me está bien (por no decir que me es indiferente) lo que hacen el Papa, los obispos y los curas en este tipo de asuntos jurídicos y de mando. 

Pero si de "católico normal" diera el salto a "creyente integrado en una comunidad cristiana en general, en una comunidad cristiana de base, en un movimiento eclesial especializado, etc.", respondería diciendo que "estoy tremendamente dolido", por no utilizar otra palabra más fuerte.

Diría que me parece que esa es una forma de actuar que cuadra perfectamente con la Iglesia nacida a partir de Constantino y Teodosio, pero que está totalmente en contra de la de las primeras comunidades apostólicas. 

Y, por añadir algo más, las palabras del presidente de la CEE y arzobispo de Barcelona, cardenal Omella, cuando fue preguntado por la tardanza del nombramiento del obispo de Gerona: "No sé qué pasa con lo del nombramiento del obispo de Gerona. Pero, en caso de que lo supiese, tampoco podría decir nada". El tan mal llevado secreto y la ausencia de una posterior sorpresa, añado yo.

Y yo me pregunto: sorpresa, ¿por qué? ¿Y nos vamos a continuar resignando a que todas estas cosas produzcan o no sorpresa? ¿Y vamos a continuar aceptando como normal que el cuchicheo, el secretismo y las cábalas (vamos, las apuestas, que diría el otro) continúen siendo la manera habitual y normal de proceder en estos asuntos?

Me temo que el tiempo esté jugando en su contra. Con todo el dolor del mundo, no me sale decir otra cosa que: ¡"Allá ellos con sus secretos y sus sorpresas"!

 

NUESTRO SISTEMA EXHIBE: UNA MENTIRA ESTRUCTURADA, UNA DEMOCRACIA ENFERMA Y UN CRISTIANISMO CORROMPIDO


col faus

 No nos gobernarán Feijóo, Sánchez, Díaz o Abascal sino otros nombres... Quien nos gobernará tras el 23J son otros nombres como estos: A. Ortega, del Pino, J. Roig, Escotet, D. Maté, Abelló, Fluxá, Alicia Koplowitz… El próximo presidente del gobierno será en realidad “un mandao” que hará lo que le dejen esos señores

Cuidado pues hermanos porque vuestra responsabilidad es muy grande: podréis llamaros católicos pero no cristianos, por ese total desconocimiento de Jesús. Y una religiosidad desvinculada de Jesús tiene el gran peligro de convertirse en fariseísmo

Votar es un deber y no votar es una cómoda estupidez que favorece siempre a los malos. Pero ir a votar implica elegir quién nos va a gobernar y aquí es donde podemos equivocarnos pensando si nos gobernará Feijóo o Sánchez, o Díaz, o Abascal, o… Pues no tanto.

Quien nos gobernará tras el 23J son otros nombres como estos: A. Ortega, del Pino, J. Roig, Escotet, D. Maté, Abelló, Fluxá, Alicia Koplowitz… El próximo presidente del gobierno será en realidad “un mandao” que hará lo que le dejen esos señores. Lula da Silva ya lo dijo una vez: “Yo tengo el gobierno, pero no tengo el poder”. Y quien de veras gobierna es aquel que tiene el poder. Aunque disimule.

¿Quiénes son esos otros señores? Las diez fortunas mayores de España. Ya sabemos: la primera don Amancio Ortega con unos 77.000 millones de dólares en neto, al que sigue su hija Sandra en torno a 5000 millones. Todas las demás son fortunas que pasan de los mil millones. Y hemos de hablar siempre de “unos” o “entorno a”: porque son datos tomados de internet o de Forbes que hablan así, y porque estas fortunas pueden oscilar mucho. Ahí está el caso de Ana Botín que ha ido bajando desde los primeros a los últimos puestos, con pérdidas de cientos de millones; tanto que un amigo me preguntó: “esta mujer ¿es tonta o es que es honrada?”. ¡Dificilísima pregunta!

Esta primera lista se alarga con otra serie de nombres que nos llevará a balances como estos:

· Los Presupuestos generales para 2023 prevén unos ingresos en torno a los 400.000 millones de euros. Los cien españoles más ricos (de entre los 40 millones largos de ciudadanos que pueblan este país) poseen una fortuna cercana a los 150.000 millones (más de la tercera parte esos ingresos previstos). Ellos solitos.

· El 10% más rico concentra casi el 60 %; y el 1% en torno a la cuarta parte del patrimonio privado (El País, 7 21. Hoy, ya será un poco más).

· Se calcula que todos esos señores tienen más de 100.000 millones en paraísos fiscales

· Las fuentes de esas fortunas no están prácticamente nada en industria o creación de riqueza. Casi todo en comercio, banca, especulación inmobiliaria…

Y la conclusión tampoco debe extrañar mucho: España es uno de los países más desiguales de Europa y donde más crece la riqueza privada en proporción al PIB. Lo cual no dice demasiado sobre cómo son los demás; pero sí dice mucho sobre cómo somos nosotros. Y además, eso es muy difícil de arreglar pues obedece a un mal estructural de nuestro sistema: como ya denunció T. Piketty hace unos quince años, en El Capital contra el s. XXI, el capital tiende a un incremento mayor que el de la riqueza del país (la famosa fórmula r>g). Con ello, poco a poco esos señores se van haciendo tácitamente con todo el país: una forma nueva de colonialismo.

Pero las elecciones pasarán: nos moveremos después lo mejor que sepamos y hasta la próxima. El objetivo de lo antes dicho no es condenar a personas a las que solo Dios puede juzgar: como ciudadanos solo podemos denunciar diversas conductas y posturas, porque se trata de personas públicas (aunque traten de esconderse) y esa crítica es intrínseca a la democracia. Piketty llega a hablar del “grado de mala fe al que han llegado las élites económicas y financieras para defender sus intereses y, en ocasiones, también los economistas” (p.572). Pero lo importante no son las personas sino la cantidad de estructuras, argumentos y hábitos que configuran nuestra sociedad y nos hacen vivir en la mentira, mucho más de lo que creemos. Esas conclusiones nos ayudarán a conocernos mejor. Intentaré sugerirlas declarando que, para mí, la más importante es la última.

Mentira estructurada

Hacia el 2010 apareció la película-reportaje Inside Job, de Ch, Fergussonque hoy sería muy útil volver a ver porque ya no se trata de disputas concretas sobre la crisis del 2008 y las conductas de Lehman Brothers o Goldman Sachs… Todo aquello pasó. Pero puso de relieve estructuras y conductas habituales en nuestra sociedad que nos hacen vivir en la mentira sin saberlo. Cito un solo ejemplo de ello en esa película:

“La industria financiera ejerce una influencia sutil que pocos estadounidenses conocen: ha corrompido el estudio de la economía en sí… Muchos académicos ganan fortunas calladamente mientras ayudan a los financieros a formar política gubernamental… El grupo financiero XXX maneja una industria que suministra expertos a sueldo…  NB. Los presidentes de las universidades de Harvard y Columbia se negaron a comentar sobre conflictos de intereses académicos y a ser entrevistados para esta película”.

(NB. El texto casi íntegro de esta película se encuentra como apéndice en el libro El amor en tiempos de cólera… económica, ed. Khaf 201. Las citas aducidas están en las páginas 270-76).

Quique

Esos son los que en tiempo de nuestra transición llamábamos “poderes fácticos”: Entonces se decía que eran “la Iglesia y el ejército”; ahora, por lo visto ni siquiera conocemos su existencia. Pero es fácil comprender cuán fácil resulta que uno de esos poderes fácticos sugiera a un político decir, por ejemplo, que si gana las elecciones bajará impuestos a los ricos “para que así puedan invertir creando puestos de trabajo”. El argumento resulta perfecto porque hasta da un tono de justicia social a lo que es una enorme injusticia. Por lo demás, todo el mundo sabe que si al rico le bajan los impuestos no buscará crear puestos de trabajo con ese dinero sino especular para ganar más. Pero eso pasa desapercibido porque no estamos ante una mentira personal, sino ante una mentira estructural. Piketty no obstante, escribe que “el nivel óptimo de la tasa impositiva más alta en los países desarrollados, sería superior al 80%” (p. 570)…

Democracia enferma

Piketty (p. 564) aduce además esta cita de Bertrand Russell, cuyo valor viene de que fue uno de los primeros críticos de la Europa del Este y al que nadie podrá entonces acusar de “comunista”:“las democracias políticas que no democratizan su sistema económico son intrínsecamente inestablesUna presunta democracia política en una dictadura económica, es una democracia intrínsecamente enferma. Y si parece fuerte lo de “dictadura”, recordemos que Hayek lo corroboró sin querer, hablando de la necesidad del “sometimiento total y absoluto a las exigencias de la disciplina del mercado”.

¿No puede ser eso una razón seria de esos cambios absurdos que en cosa de una década pasan de gritos izquierdosos (Cinco estrellas, Podemos…) a alaridos de ultraderecha que nadie sabe cómo explicarse? En una democracia enferma la gente no vota eligiendo: se vota, por así decir “con fiebre”: renegando o tratando de castigar, un poco a la desesperada. Y así estamos

Cristianismo corrompido

Muchas de estas personas que he llamado “poderes fácticos” se profesan religiosas y “católicas” e, inconscientemente quizás, apelan a su religiosidad como argumento en favor de sus posiciones. Hay que decirles fraternalmente que su religiosidad tiene muy poco de cristiana. Apelan a las posturas de otros sobre el aborto, eutanasia o algunos temas sexuales, como argumento en favor propio. Debo decir que, aunque no comparto sin más las posturas de esos otros sobre dichos temas, sin embargo, la doctrina de estos poderes fácticos sobre la propiedad o la justicia social, dista del evangelio mucho más de lo que pueda distar la doctrina de los otros sobre el aborto. Y resulta incomprensible que no vean esto.

En los evangelios (que ellos quizá no han leído) encontrarán pocas referencias al aborto o a determinados problemas sexuales aunque Jesús nunca es partidario de soluciones facilonas. Pero encontramos infinidad de frases como estas: “ay de los ricos”; “no se puede servir a Dios y a Dinero”; “es imposible que un rico se salve”; “pon todo el dinero que tienes al servicio de los pobres”…, porque si no cumplimos esas normas, se produce una falsificación del Dios cristiano que ya criticaron Pablo e Isaías: “por culpa vuestra es denigrado el nombre de Dios entre las gentes”.

Cuidado pues hermanos porque vuestra responsabilidad es muy grande: podréis llamaros católicos pero no cristianos, por ese total desconocimiento de Jesús. Y una religiosidad desvinculada de Jesús tiene el gran peligro de convertirse en fariseísmo.

Si queréis una prueba, la tenemos a mano en el pasaje que ofrece la liturgia católica para la eucaristía de hoy (18 julio)[1]: Corozaín, Betsaida, Tiro y Sidón… son lugares y nombres que no significan absolutamente nada para nosotros; por eso las palabras de Jesús no nos molestan hoy nada. Pero fueron entonces enormemente provocativas. Si Jesús viviera hoy diría más o menos algo así: “ay de ti: España (nacionalcatólica), “ay de ti Francia (hija predilecta de la Iglesia): porque si en Moscú o en Pekín se hubieran visto los signos que ha habido entre vosotras, hace siglos que se habrían convertido. Y tú, Roma, ¿te crees que subirás directamente a los cielos? Pues a lo mejor en Albania subirán antes que tú”...

Si hoy oyéramos esto a Jesús es evidente que en poco tiempo lo crucificábamos. Como entonces. Pero es que el ser cristiano no es una especie de salvoconducto para sentirse superior a los otros y proteger las propias posturas económicas. Ser cristiano es sentirse más privilegiado y por ello más responsable: sentirse quizá más pecador (aunque también más acogido) y, por eso, también más obligado.

Luego de esto, votemos lo que queramos, pero sepamos lo que debemos saber.

[1] “¡Ay de ti, Corozain, ay de ti Bet Saida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubiesen hecho los signos vistos aquí, hace tiempo que se habrían cubierto de saco y ceniza en señal de penitencia y habrían cambiado de vida. Pero os aseguro que en el día del juicio, la suerte de Tiro y Sidón será más soportable que la vuestra. Y tú, Cafarnaúm ¿crees que te elevaras hasta el cielo? Te hundirás; porque si los signos que has visto tú, se hubiesen visto en Sodoma, todavía estaría viva hoy. Por eso te aseguro que, el día del juicio, la suerte de Sodoma será más soportable que la tuya” (Mt 11, 21-24)

 

ERES PERFECTO/A TAL COMO ERES


col yongey

 

¿Por qué te sientes mal contigo mismo cuando eres naturalmente consciente, amoroso y sabio?

El mundo moderno se ha enamorado de la práctica de la meditación. Meditadores sonrientes adornan las portadas de las revistas. Los CEO están llevando el mindfulness al lugar de trabajo. Incluso estamos enseñando a los niños a meditar en la escuela. Al ver todas estas imágenes y escuchar las historias, sería fácil pensar que la meditación es simplemente sentarse en una determinada postura siguiendo una determinada técnica.

Pero el verdadero poder de la meditación no está en el método. Está en que cambia nuestra perspectiva. En el budismo Mahayana, llamamos a esto «la visión». La visión no es una técnica. Se trata de cómo nos vemos y cómo nos relacionamos con nuestros propios pensamientos y emociones. Sin un cambio en nuestra visión, incluso las técnicas de meditación más poderosas solo reforzarán los viejos patrones y hábitos.

La visión esencial de la naturaleza de Buda es tan profunda como simple: Tú eres perfecto, tal como eres, en este mismo momento.

El problema con esta visión es que no nos parece real. Centrándonos en las negatividades que oscurecen nuestra naturaleza de Buda, parece que no podemos experimentarla por nosotros mismos.

Yo no podía.

Crecí en medio del Himalaya, justo al pie del monte Manaslu, la octava montaña más alta del mundo. Mi familia estaba repleta de grandes meditadores y yo mismo fui reconocido como un lama reencarnado, conocido en el Tíbet como un tulku, cuando tenía solo unos pocos años. Nací en un cuento de hadas.

Pero eso era solo superficialmente.

A pesar del hermoso entorno en el que crecí y de la familia cariñosa y los modelos espirituales que me rodearon, mis primeros años estuvieron llenos de ansiedad. Tenía siete años cuando comencé a tener ataques de pánico. El pánico me siguió como una sombra durante la mayor parte de mi infancia.

Esto fue casi al mismo tiempo que comencé a escuchar sobre la naturaleza de Buda. Mi padre, un famoso maestro de Dzogchen, me contó sobre la visión de la naturaleza de Buda, pero no lo creí. Al menos, no creía que fuera verdad para mí. Mi realidad era el miedo y el pánico; la naturaleza de Buda sonaba como una fantasía. Era la experiencia de otra persona, no la mía.

Cuando aprendí a meditar por primera vez, esperaba que me ayudara a deshacerme de todos mis defectos y deficiencias. Todos los demás que conocía parecían tan tranquilos y confiados, pero yo estaba lleno de ansiedad. Me atraía la meditación porque me imaginaba a un nuevo y mejorado yo. Uno sin miedo y ansiedad. Uno que no fuera tan sensible y fácilmente abrumado.

Intenté e intenté meditar en mi camino hacia la libertad. La meditación se convirtió en mi arma en mi batalla contra mi propia mente. Pero no funcionó. Hubo momentos en que mi mente estaba tranquila y el pánico parecía desaparecer, pero luego resurgiría con aún más fuerza, y cualquier pequeña cantidad de confianza que había desarrollado se desvanecía como la niebla.

El gran avance llegó cuando finalmente me rendí. Había estado luchando contra mis emociones durante tanto tiempo, con tan poco éxito, que finalmente me permití considerar una nueva posibilidad: tal vez yo no podía ser reparado, no porque tuviera un defecto fundamental, sino porque no estaba roto.

Así que dejé de jugar el viejo juego y comencé uno nuevo. En lugar de luchar contra mi pánico y alejar mis pensamientos temerosos y ansiosas expectativas, los dejé entrar. No me concentraba en ellos, pero no los ignoraba. Dejé todo el «hacer» y finalmente me di permiso para simplemente «ser».

Me gustaría decir que entonces fue cuando la tierra tembló y los cielos se abrieron, pero al principio, dejar de lado el impulso de estar siempre «haciendo» algo era incómodo y desconocido. Mis impulsos no desaparecieron, pero los dejaba entrar y salir sin seguirlos, incluso el impulso de «meditar». Ni siquiera estaba haciendo eso. Yo solo estaba allí.

Era tan simple y ordinario, pero fue un cambio radical: ya no estaba intentando ganar el viejo juego.

En este momento de dejar ir, comencé a ver que había perdido completamente el punto de la meditación. En mi búsqueda interminable para mejorar el momento presente, me estaba cegando a lo que ya estaba ahí, y siempre está. La Naturaleza de Buda. Nuestra perfección inherente. Nuestra verdadera naturaleza.

Como lo demuestra mi experiencia, no es fácil dejar de lado la opinión de que somos fundamentalmente defectuosos. Recibimos tantos mensajes en nuestra vida cotidiana que nos dicen exactamente lo contrario. No somos lo suficientemente inteligentes, lo suficientemente hermosos o lo suficientemente exitosos. Si pudiéramos trabajar más duro, comer más saludablemente o estar un poco menos estresados, entonces tal vez, solo tal vez, finalmente nos sentiríamos bien.

La suposición básica en todos estos mensajes es que no somos lo suficientemente buenos, y tal vez nunca lo seremos. No importa lo que logremos en la vida, cómo nos veamos o cuán lejos subamos la escalera del éxito. Siempre hay algo que falta.

Si no cuestionamos esta suposición, la meditación puede convertirse fácilmente en una forma sutil de agresión. Podríamos tener éxito en calmar las aguas turbulentas de la mente por unos momentos fugaces, pero terminaremos reforzando el viejo hábito de ver solo nuestros defectos. Al igual que todo lo demás en la vida, no importa lo que hagamos y no importa cuánto lo intentemos, siempre habrá otra colina más para escalar. No hay forma de ganar en este juego.

La Naturaleza de Buda no es una manera mejor de jugar el mismo juego de siempre. Es un juego completamente diferente. El principio de la naturaleza búdica nos invita a explorar nuestra experiencia de una manera nueva, no con el objetivo de corregir lo que está mal, sino de darnos cuenta de lo que siempre ha estado bien.

Nuestra conciencia sin esfuerzo

Una de las primeras cualidades de la naturaleza búdica que me presentaron mis maestros fue la conciencia. La conciencia es como un hilo que atraviesa cada experiencia que tenemos. Nuestros pensamientos y emociones cambian constantemente. Nuestras reacciones y percepciones van y vienen. Sin embargo, a pesar de estos cambios, la conciencia siempre está presente. Está abierta y acomodada como el cielo, inmensamente profunda y vasta como el océano, y estable y duradera como una montaña.

La conciencia no mejora cuando tenemos un pensamiento inspirado o una emoción sublime. No empeora cuando somos completamente neuróticos. La conciencia simplemente es. No es algo que hacemos. Es lo que somos.

Dado que la conciencia siempre está ahí, lo único que debemos hacer es reconocerla. No necesitamos mejorarla, y no podríamos incluso si lo intentáramos.

El mayor desafío con la conciencia es que está tan cerca que no la vemos. Es tan ordinaria que no la creemos. Es solo presencia consciente sin esfuerzo.

¿Quién está leyendo esto ahora? ¿Quién está teniendo esta experiencia? Es la conciencia. Esta conciencia es quien tú eres ahora, en este mismo momento.

Hagamos una breve práctica para experimentar esta conciencia sin esfuerzo:

Antes de seguir leyendo, haz una pausa por un momento.
Deja de hacer por un momento y permítete ser.
No medites en la respiración… solo respira.
No medites en el sonido… solo escucha.
Ahora no hagas nada. Solo sé aquí.
Lo que sea que este momento te depare, simplemente vívelo tal como es.

La conciencia misma es total y completa. Siempre está aquí y puede acomodar cualquier cosa. Puedes hablar, puedes moverte, incluso puedes leer, como estás ahora. Todo esto está sucediendo dentro de la conciencia.

Nuestro amor y compasión natural

Esta presencia sin esfuerzo no es un estado en blanco y sin vida. Está vivo y profundamente comprometido con el mundo.

Cuando simplemente estamos presentes con lo que sucede dentro y alrededor de nosotros, surge un sentido natural de amor y compasión. Al igual que la conciencia, estas cualidades no son algo que tengamos que desarrollar o cultivar. Son cualidades permanentes de nuestra verdadera naturaleza.

Las semillas de la compasión están presentes en nuestro simple deseo de evitar el dolor y la incomodidad. El amor está presente en el movimiento hacia la felicidad y la realización. En cada momento experimentamos estos movimientos. Cuando cambiamos nuestra postura o parpadeamos para evitar molestias, expresamos compasión. Cuando disfrutamos de un sorbo de agua o respondemos a la sonrisa de un amigo, experimentamos amor.

El amor y la compasión están presentes cuando menos esperamos que lo estén. Incluso están presentes dentro de emociones dolorosas como el miedo y la ira, ya que estas reacciones están enraizadas en el impulso de evitar el dolor y la incomodidad y experimentar felicidad y bienestar. Estaban presentes en mis ataques de pánico. No quería sufrir más. Quería sentirme a salvo y seguro. Simplemente no sabía dónde mirar. Pero lo que no vi fue que el instinto de ser feliz y libre de sufrimiento siempre estuvo ahí.

Haz una pausa por un momento y ve si puedes sentir estas cualidades.

¿Sientes el impulso de alejarte del malestar o evitar cualquier cosa desagradable?
Solo date cuenta de eso.
Ese sentimiento es compasión.
¿Puedes sentir el deseo de experimentar felicidad, satisfacción o simplemente sentirte completo?
Descansa un momento y mira lo que notas.
Ese movimiento sutil hacia la felicidad es amor.

Cuando hayas terminado de leer esto y continúes con tu día, observa estas cualidades en otras personas también. Son como los rayos del sol. Mientras la conciencia esté presente, el amor y la compasión también están presentes.

Nuestra sabiduría innata

Otra cualidad esencial de nuestra naturaleza de Buda es la sabiduría. Cada uno de nosotros tiene una visión o percepción profunda. Puede que no siempre lo notemos, pero está ahí.

Todos estamos buscando desesperadamente algo. No siempre sabemos qué es, pero sentimos que falta algo. Así que seguimos mirando y buscando.

La sabiduría es la compañera constante de toda esta búsqueda interminable. En algún nivel profundo, sabemos cuándo estamos buscando en el lugar correcto. Y cuando nos entregamos a un viejo hábito, sabemos cuándo nos estamos desviando. No siempre escuchamos esa voz, pero está ahí. Somos como un pájaro, volando de árbol en árbol buscando nuestro nido. Conocemos el hogar cuando lo encontramos, y mientras no estemos allí, sabemos que tenemos que seguir buscando.

Cuando comenzamos a cambiar del hacer al ser, comenzamos a sentir esa sensación de estar finalmente en casa. Podemos dejar de lado la búsqueda y relajarnos. Nadie necesita decirnos esto cuando sucede. Ese conocimiento intuitivo es sabiduría. Cada pensamiento, cada emoción y cada impulso están enraizados en esa sabiduría. Solo necesitamos reconocerla.

Siendo la Naturaleza de Buda

Si la conciencia, la compasión y la sabiduría fueran cualidades que pudiéramos alcanzar o desarrollar, tendría mucho sentido hacer algo para cultivarlas. Pero no tenemos que cultivarlas porque son parte de nuestra naturaleza básica. Ya las tenemos.

Cualquier intento de cambiar, arreglar o mejorar lo que está sucediendo en el momento presente refuerza la vieja creencia de que nos falta algo. Por otro lado, si no hacemos nada, estamos justo donde comenzamos. Nada cambiará.

La clave de esta paradoja es el reconocimiento. La naturaleza de Buda no es algo que hacemos, pero es algo que debemos reconocer.

Una manera simple de explorar esto en tu práctica de meditación es hacer una pausa de vez en cuando para simplemente ser. Si tu meditación habitual es enfocarte en la respiración, deja la meditación de vez en cuando y simplemente sé. No controles tu atención de ninguna manera. La atención es como una brisa; la conciencia es como el cielo mismo. No necesitas calmar la mente. La conciencia ya está en calma.

Cualquier pensamiento y sentimiento que surja déjalo ser. No hay una sola experiencia que pueda obstaculizar la conciencia. Solo deja que todas sean/estén ahí, y observa que la conciencia siempre está ahí también. Si eres consciente de tu conciencia, es suficiente.

Esto parecerá extraño al principio. Incluso puede ser inquietante, y es casi seguro que experimentarás el residuo del impulso de hacer. Eso es normal. A medida que te vayas familiarizando con esta cualidad de ser, comenzarás a ver que la compasión y la sabiduría están aquí. Te darás cuenta de que nunca serás más perfecto de lo que eres ahora, en este mismo momento.

 

Yongey Mingyur Rinpoche

Boletín semanal de enriquemartinezlozano.com

TRANSITOLANDIA. ISLA DE LA TRANSICIÓN


col francisco garcia

 Pasados los 80 apremia el tiempo y nace el deseo de desafiarle con la mejor opción de la que uno dispone: vivir en permanente tránsito transformador de la realidad presente y de la del futuro. 

Si la Realidad presente -cambio de época- es la gran incomprendida, ni la Inteligencia Artificial la entiende, la futura, que roza los niveles del misterio, lo es mucho más. Entonces ¿cómo pasar de la ignorancia de lo que somos a la conciencia de lo que queremos ser? 

¿De la inseguridad, la incertidumbre, la duda, a la seguridad y a la certeza que ansiamos poseer? ¿Del miedo, ira, agresividad, odio y sentimientos débiles, a la fortaleza del Amor y la Responsabilidad?   

¿De la Nada al Todo?  ¿De la vida que vivimos, a la Vida que esperamos? ¿De la muerte a la inmortalidad? 

Buscamos el tránsito del mundo anárquico y desalmado a un mundo armónico y con alma. Queremos el cambio del necio, al culto; del ignorante, al sabio; del orgulloso, al contento; del humano robot, al simplemente humano; del mentiroso, al verdadero; del maniqueo doble, al de un solo amor; del superviviente, al que viva con alguna dignidad. 

“Findelmundismocatastrofismofatalismo”, son palabras demoledoras. “Nihilismo, edadismo, futurismo”, no lo son menos. ¿Qué hacer? 

La comprensión de estas realidades nos lleva a la convicción de que solo en el amor y en el dolor podremos encontrar la transformación.  S. Agustín. Se precisa agradecimiento y reconocimiento de lo que somos y el de lo que podemos ser, ese por-venir que está a las puertas. La escucha del mensaje del cosmos y de nuestra propia conciencia obliga a seguir aprendiendo el lenguaje certero de la vida, de la realidad del presente, que no entendemos, y de la futura que ignoramos. Esforzarse por interpretar los acontecimientos y la realidad de cada día es vivir nuestra grandeza espiritual o nuestra pequeñez humana. Significa vivir en “tránsito transformador”. Vivir el aquí y el ahora.    

El vacío, la soledad, el desierto, las tinieblas, las falsas creencias y demás limitaciones humanas, nos están reclamando plenitud, luz, agua, verdad, fe, fenómenos que suponen largos tiempos para llegar a procesarlos y conseguir su transformación. El paso hacia el futuro será cuestión de esperar y ser pacientes viviendo la nueva mentalidad.  

Quienes han tenido experiencias próximas a la muerte hablan del “túnel de luz”, por donde caminaban muy a gusto, hasta que se vieron obligados a regresar a la tierra de los mortales para vivir el día a día. Otros lo entendieron con la sencillez del poeta: “al andar se hace camino / se hace camino al andar”, y, en ese caminar, encontraban la transformación. No faltan quienes lo hacen viviendo entre el cielo, la tierra y el mar. Pensar en palabras como Reencarnación, Renacimiento, Regeneración, Resiliencia o simplemente Cambio, hablan de procesos y tránsitos lentos de transformación. Pero la expresión más trágica, y no por eso menos poética, es comparar ese momento del camino con una matanza: “matando muerte en vida la has trocado”. Fue la explicación sanjuanista del tránsito transformador del alma  en una nueva vida. “Amada en el Amado transformada”. Es Jesús, con su Vida-Muerte-Resurrección-, “lleno del espíritu divino”, quien explica la verdadera transformación e invita, asímismo,  a hacer el tránsito a la transcendencia. Son el “más acá”, el camino a recorrer, y el “más allá,” la meta a conseguir, que no percibimos con los sentidos, pero que resultan ser lo realmente real, como la vida misma.  

La realidad, como la vida o la muerte, con todo lo bueno y lo malo que acarrean consigo, se vuelven hermosas cuando sabemos qué hacer con ellas. Lo que, a primera vista, parece incomprensible, y la muerte y la vida lo son, con el paso del tiempo y los años, nos descubren el sentido de la vida y de la muerte, a la vez que nos enseñan a aceptarlas con amorosa benevolencia.  

Vivir en Transitolandia quiere decir seguir lo que nos dice la conciencia en el momento presente, y realizar nuestro tránsito de cada día... 

¡Vivir plenamente el Presente es encontrar la Eternidad que se esconde en el Aquí y el Ahora del presente con con-ciencia y con paciencia!  Hoy día los seres humanos sabemos muchas cosas. Sabemos que somos peregrinantes, caminantes, viajeros del mundo. Sabemos de dónde venimos, pero, ¿sabemos por qué estamos aquí y a dónde vamos?  

En mi infancia le oía decir a mi madre:  

Peregrinos somos y al cielo vamos. 

Pronto llegaremos. No nos detengamos. 

Sucede que nos despreocupamos de ese destino a cada paso. Ignoramos lo que somos, qué es lo que nos mueve, lo que sentimos, la conciencia que tenemos, si está en nuestro cerebro o en la punta de los pies, y, por eso, caminamos por el mundo, en ocasiones, al abrazo del hermano, y otras, pisoteándole sin compasión. Confundimos egoísmos con realidad. Conciencia con deber. 

Si pasados los 80, -en mi caso 85- ese monstruo invisible que llamamos tiempo, es nuestro desafío o nuestro enemigo a derrotar, “matar el tiempo”, solo nos queda salir de él, o “darle vida”, entrando en el mundo cuántico o espiritual, donde todo es atemporal y donde podrá realizarse la auténtica transformación y tránsito a la trascendencia.  

En la década de los 80 hay algo que nadie puede eludir: el tránsito transformador como seres libres buscando la verdad, ya que sin ella, no habría ni siquiera libertad. 

Quizá la única explicación razonable de ese momento sublime que llamamos tránsito, sean el gozo, la paz y la valiente aceptación en la manera de vivirlo. Por ley de vida, todo envejece y, “dentro de 100 años…, también nosotros nos convertiremos en recuerdo, aunque no sepamos el día ni la hora. 

Las huellas de nuestro tránsito por este mundo serán el signo inequívoco de la sensibilidad o el amor que hayamos dejado a nuestro paso.  

Al fin, somos semillas que, enterradas, unas mueren y otras florecen, dando sus frutos a su debido tiempo.  

Tiempo al tiempo”.