Redes Cristianas
jueves, 14 de mayo de 2020
Hacia una mística de ojos abiertos, corazón solidario y amor políticamente eficaz (I)
María Mazzarello, ‘Maín’
Nuestra historia dice que en el transcurso de un viaje, el Padre Pestarino se encontró con Don Bosco, quien en ese momento se encontraba meditando acerca de la posibilidad de ampliar sus enseñanzas también a las niñas pobres. Pestarino, le contó la obra que realizaba junto con la joven María Mazzarello y lo invitó a conocerla personalmente. Así, el 7 de octubre de 1864, San Juan Bosco fue por primera vez a Mornese. Don Bosco constató que aquellas muchachas que dirigía el Padre Pestarino eran excelentes candidatas para ser religiosas, y con ellas fundó la Primera Comunidad de Hijas de María Auxiliadora, o salesianas, que hoy en día son más de 11.000 religiosas en 96 países.
El Papa Pío Nono aprobó la nueva congregación, el 5 de agosto de 1872. María Mazzarello fue superiora general hasta el día de su muerte, el 14 de mayo de 1881. Sus tres grandes amores fueron la Eucaristía, María Auxiliadora y la juventud pobre, a la que educó y salvó.
Una imagen de la Santa María Mazzarello se encuentra en la capilla de la Casa salesiana de formación Salesianos Coadjutores “ARTEMIDE ZATTI” dentro de la Residencia Salesiana “Martí-Codolar” un espacio donde se acogen personas refugiadas y migrantes. La tradición salesiana asegura que en este espacio, dedicado actualmente a capilla, fue donde Don Bosco descanso un momento después de la comida y antes de realizar la famosa fotografía del grupo con Don Bosco en Barcelona, el 3 de mayo de 1886. La mejor fotografía de Don Bosco.
La imagen de María Mazzarello de la “Casa Zatti” es una escultura en altorrelieve, talla en madera de cedro (árbol de Don Bosco), con decoración policromada teñida. La figura, a tamaño inferior real, representa un grupo de la santa acompañada de dos jóvenes. El autor de esta obra es el famoso escultor Joan PUIGDOLLERS(1927-2005)
La trayectoria del escultor catalán Joan PUIGDOLLERS está estrechamente vinculada a la familia Salesiana, especialmente de Barcelona. Fue alumno de la sección de escultura de las escuelas profesionales Salesianas de Sarriá, en la que creció personal y profesionalmente (se sentía orgulloso de que le llamarán “’escultor salesiano»). De alumno pasaría a operario, luego, a maestro de taller y de ahí a director de la sección de escultura, donde durante 50 años formaría y educaría a diversas generaciones de carpinteros y ebanistas en los Salesianos de Sarriá. Paralelamente, desarrollaría una destacada vocación artística como escultor, acunando un estilo propio, caracterizado por su figuración a través de planos, como podemos observar en esta presente escultura (altorrelieve), labrada en madera policromada . Como decía el propio Joan Puigdollers, «lo atribuyo al intento de tomar lo esencial de lo que quiero transmitir en la siempre difícil sencillez».
A lo largo de su vida realizó una extensa obra, de la que se contabilizan unas 300 imágenes, 160 relieves, 40 bustos y 30 grupos escultóricos. Trabajó asiduamente para los salesianos, de tal forma que entre su producción se encuentran unas sesenta imágenes de María Auxiliadora y cincuenta de san Juan Bosco. Una de las más relevantes es la estatua de San Juan Bosco en el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona.
Joan Puigdollers i Olm (Vich, 2 de septiembre de 1927-Barcelona, 7 de diciembre de 2004) fue un escultor español, especializado en escultura religiosa, un artista cristiano, un escultor salesiano, un magnífico maestro y un buen padre de familia. Sin embargo, entre todos los calificativos que podrían añadirse a su nombre es significativo el que él mismo elegía: “un antiguo alumno salesiano”.
MISA CON NIÑOS DOMINGO VI PASCUA “Jesús nos dice algo nuevo” 17 de mayo de 2020
Nombramientos de Directores

DOMINGO 14 Tiempo ordinario – C (Lucas 10,1-12.17-20)
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J.A PAGOLA |
PORTADORES DEL EVANGELIO
Lucas recoge en su evangelio un importante discurso de Jesús, dirigido no a los Doce sino a otro grupo numeroso de discípulos a los que envía para que colaboren con él en su proyecto del reino de Dios. Las palabras de Jesús constituyen una especie de carta fundacional donde sus seguidores han de alimentar su tarea evangelizadora. Subrayo algunas líneas maestras.
«Poneos en camino»
Aunque lo olvidamos una y otra vez, la Iglesia está marcada por el envío de Jesús. Por eso es peligroso concebirla como una institución fundada para cuidar y desarrollar su propia religión. Responde mejor al deseo original de Jesús la imagen de un movimiento profético que camina por la historia según la lógica del envío: saliendo de sí misma, pensando en los demás, sirviendo al mundo la Buena Noticia de Dios. «La Iglesia no está ahí para ella misma, sino para la humanidad» (Benedicto XVI).
Por eso es hoy tan peligrosa la tentación de replegarnos sobre nuestros propios intereses, nuestro pasado, nuestras adquisiciones doctrinales, nuestras prácticas y costumbres. Más todavía, si lo hacemos endureciendo nuestra relación con el mundo. ¿Qué es una Iglesia rígida, anquilosada, encerrada en sí misma, sin profetas de Jesús ni portadores del Evangelio?
«Cuando entréis en un pueblo… curad a los enfermos y decid: está cerca de vosotros el reino de Dios»
Esta es la gran noticia: Dios está cerca de nosotros animándonos a hacer más humana la vida. Pero no basta afirmar una verdad para que sea atractiva y deseable. Es necesario revisar nuestra actuación: ¿qué es lo que puede llevar hoy a las personas hacia el Evangelio?, ¿cómo pueden captar a Dios como algo nuevo y bueno?
Seguramente, nos falta amor al mundo actual y no sabemos llegar al corazón del hombre y la mujer de hoy. No basta predicar sermones desde el altar. Hemos de aprender a escuchar más, acoger, curar la vida de los que sufren… solo así encontraremos palabras humildes y buenas que acerquen a ese Jesús cuya ternura insondable nos pone en contacto con Dios, el Padre Bueno de todos.
«Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa»
La Buena Noticia de Jesús se comunica con respeto total, desde una actitud amistosa y fraterna, contagiando paz. Es un error pretender imponerla desde la superioridad, la amenaza o el resentimiento. Es antievangélico tratar sin amor a las personas solo porque no aceptan nuestro mensaje. Pero ¿cómo lo aceptarán si no se sienten comprendidos por quienes nos presentamos en nombre de Jesús?
YO ESTOY CON MI PADRE, VOSOTROS CONMIGO Y YO CON VOSOTROS
YO ESTOY CON MI PADRE, VOSOTROS CONMIGO Y YO CON VOSOTROS
Jn 14,15-21
Se habla de la presencia de Dios, de Jesús y del Espíritu en la primera comunidad. Se trata de hacer ver a los cristianos de finales del s. I, que no estaban en inferioridad de condiciones con relación a los que habían conocido a Jesús; por eso es tan importante este tema, también para nosotros hoy. Nos pone ante la realidad de Jesús vivo que nos hace vivir a nosotros con la misma Vida que él tenía antes y después de su muerte; y que ahora se manifiesta de una manera nueva. Se trata de la misma Vida de Dios (Zoe). Esto explica que entre en juego un nuevo protagonista: el Espíritu.
No debemos dejarnos confundir por la manera de formular estas ideas sobre la relación de Jesús, Dios y el Espíritu por aquellos cristianos de finales del s. I. No se trata de una relación con alguna entidad exterior al ser humano. Tampoco se está hablando de tres realidades separadas, Dios, Jesús, Espíritu. Si uno se fija bien en el lenguaje, descubrirá que se habla de la misma realidad con nombres distintos. Una y otra vez insisten los textos en la identidad de los tres. Después de morir, el Jesús que vivió en Galilea, se identificó absolutamente con Dios que es Espíritu. Ahora los tres son indistinguibles.
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Mandamientos que en el capítulo anterior quedaron reducidos a uno solo: amar. Quien no ama a los demás no puede amar a Jesús, ni a Dios. Los mandamientos son exigencia del amor. Las “exigencias” no son obligaciones impuestas desde fuera sino la exigencia que viene del interior y que se debe manifestar en cada circunstancia concreta. Para Jn, “el pecado del mundo” era la opresión, que se manifiesta en toda clase de injusticias. El “amor” es también único, que se despliega en toda clase de solidaridad y entrega a los demás.
Yo pediré al Padre que os mande otro defensor que esté con vosotros siempre. Cuando Jesús dice que el Padre mandará otro defensor, no está hablando de una realidad distinta de lo que él es o de lo que es Dios. Está hablando de una nueva manera de experimentar el amor, que será mucho más cercana y efectiva que su presencia física durante la vida terrena. Primero dice que mandará al Espíritu, después que él volverá para estar con ellos, y por fin que el Padre y él vendrán y se quedarán. Esto significa que se trata de una realidad múltiple y a la vez única: Dios.
“Defensor” (paraklêtos)=el que ayuda en cualquier circunstancia; abogado, defensor cuando se trata de un juicio. Se trata de una expresión metafórica. La defensa a la que se refiere, no va a venir de otra entidad, sino que será la fuerza de Dios-Espíritu que actuará desde dentro de cada uno. Tiene un doble papel: interpretar el mensaje de Jesús y dar seguridad y guiar a los discípulos. El Espíritu será otro valedor. Mientras estaba con ellos, era el mismo Jesús quien les defendía. Cuando él se vaya, será el Espíritu el único defensor, pero será mucho más eficaz, porque defenderá desde dentro.
“El Espíritu de la verdad”. La ambivalencia del término griego (alêtheia) = verdad y lealtad, pone la verdad en conexión con la fidelidad, es decir con el amor. “De la verdad” es genitivo epexegético; quiere decir, El Espíritu que es la verdad. Jesús acaba de decir que él era la verdad. “El mundo” es aquí el orden injusto que profesa la mentira, la falsedad. El mundo propone como valor lo que merma o suprime la Vida del hombre. Lo contrario de Dios. Los discípulos tienen ya experiencia del Espíritu, pero será mucho mayor cuando esté en ellos como único principio dinámico interno.
No os voy a dejar desamparados. En griego órfanoús=huérfanos se usa muchas veces en sentido figurado. En 13,33 había dicho Jesús: hijitos míos. En el AT el huérfano era prototipo de aquel con quien se pueden cometer impunemente toda clase de injusticias. Jesús no va a dejar a los suyos indefensos ante el poder del mal. Pero esa fuerza no se manifestará eliminando al enemigo sino fortaleciendo al que sufre la agresión, de tal forma que la supere sin que le afecte lo más mínimo.
El mundo dejará de verme; vosotros, en cambio, me veréis, porque yo tengo vida y también vosotros la tendréis. La profundidad del mensaje puede dejarnos en lo superficial de la letra. “Dejará de verme” y “me veréis”, no hace referencia a la visión física. No se trata de verlo resucitado, sino de descubrir que sigue dándoles Vida. Esta idea es clave para entender bien la resurrección. El mundo dejará de verlo, porque solo es capaz de verlo corporalmente. Ellos, que durante la vida terrena lo habían visto como el mundo, externamente, ahora serán capaces de verlo de una manera nueva.
Aquel día experimentaréis que yo estoy identificado con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. Al participar de la misma Vida de Dios, de la que él mismo Jesús participa, experimentarán la unidad con Jesús y con Dios. Es el sentido más profundo del amor (ágape). Ya no hay sujeto que ama ni objeto amado. Es una experiencia de unidad e identificación tan viva, que nadie podrá arrancársela. Es una comunión de ser absoluta entre Dios y el hombre. Por eso, al amar ellos, es el mismo Dios quien ama. El amor-Dios se manifiesta en ellos como se manifestó en Jesús.
“El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; a quien me ama le amará mi Padre y le amaré yo y yo mismo me manifestaré a él”. Su mensaje es el del amor al hombre y no el del sometimiento. La presencia de Jesús y Dios se experimenta como una cercanía interior, no externa. En (14,2) Jesús iba a preparar sitio a los suyos en el “hogar”, familia del Padre. Aquí son el Padre y Jesús los que vienen a vivir con el discípulo. En el AT la presencia de Dios se localizaba en un lugar, la tienda del encuentro o el templo, ahora cada miembro de la comunidad será morada de Dios. No será solo una experiencia interior; el amor manifestado hará visible esa presencia.
Un versículo después de lo que hemos leído dice: el que me ama cumplirá mi mensaje y mi Padre le demostrará su amor: vendremos a él y permaneceremos con él. Los discípulos tienen garantizada la presencia del Padre y la de Jesus. Esa presencia no será puntual, sino continuada. Dios no tiene que venir de ninguna parte porque está en nosotros antes de empezar a ser. Una vez más se utiliza el verbo “permanecer” que expresa una actitud decidida de Dios. También queda una vez más confirmada la identidad del Jesús con Dios, una vez que ha terminado su trayectoria terrena.
Jesús vivió una identificación con Dios que no podemos expresar con palabras. “Yo y el Padre somos uno.” A esa misma identificación estamos llamados nosotros. Hacernos una cosa con Dios, que es espíritu y que no está en nosotros como parte alícuota de un todo que soy yo, sino como fundamento de mi ser, sin el cual nada puede haber de mí. Se deja de ser dos, pero no se pierde la identidad de cada uno. Esa presencia de Dios en mí no altera para nada mi individualidad. Yo soy totalmente humano y totalmente divino. El vivir esta realidad es lo que constituye la plenitud del hombre.
ALEGRÍA, ESPERANZA, AMOR
FE ADULTA

EL MUNDO NO LE RECONOCE
FE ADULTA


que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, lento.
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti, ronco río que revierte