FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Crisis del sacerdote

Jorge Costadoat, S.J.
 
La actual crisis de la Iglesia afecta al sacerdote. Que la Iglesia esté en crisis, lo ha dicho Benedicto XVI. Que esta crisis afecte al sacerdote, sería lo más normal. El sacerdote está en crisis, podría llegar a estarlo y puede incluso ser conveniente que lo esté. Hay casos y casos. La crisis tiene que ver con la ruptura entre fe y cultura detectada por Pablo VI, con la crisis institucional institucional que afecta a las instituciones de esta época y con la desconfianza que despierta el sacerdote (por los escándalos de abuso espirituales, psicológicos y sexuales).

Todo esto, sin embargo, es ocasión de un crecimiento espiritual significativo para los mismos sacerdotes. Tengo las siguientes razones para pensarlo:
1) La investidura sobrenatural del sacerdote ha podido cubrirlo de un orgullo sacro que no corresponde a la humildad evangélica. En la medida que ya no cuente con este tipo de orgullo, podrá trasparentar mejor el Evangelio.
2) La investidura sobrenatural del sacerdote encandila a muchas personas, privándolas de la autonomía que caracteriza especialmente a los adultos. En tanto el sacerdote no enceguezca a nadie con su prestancia podrá cumplir mejor su misión de hacer crecer a las personas en conciencia y libertad.
3) El nuevo planteamiento crítico/adulto de los católicos ante la Iglesia recordará al sacerdote que su sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común de los fieles.
4) La exposición a la mirada cauta de las personas sobre él le obligará a reconocer límites entre ambos. Esto facilitará establecer entre ellos relaciones formales que encaucen debidamente la expresión ideas y la manifestación de afectos. El amor entre el sacerdote y las personas podrá ser más intenso y honesto, libre de confusiones y dependencias malsanas.
5) Las sospechas y aprensiones que despiertan en la gente su condición sacerdotal le harán participar de la suerte de tantas personas a las que se las desprecia siendo inocentes. El tiene culpas personales, por cierto; pero la manera como se da hoy el sacerdocio y los graves abusos cometidos por otros sacerdotes no son responsabilidad suya. Por tanto, él debe tomar el maltrato como una injusticia, con lo cual se verá forzado a conectarse con la injusticia del mundo. Sin este contacto nadie está capacitado para ser sacerdote.
6) El sacerdote, al verse obligado a poner entre paréntesis su “rol oficial”, podrá asomarse a su propia humanidad y conectarse con la vida del común de las personas, siempre vulnerable y frágil, siempre necesitada de cura y de perdón. Así podrá aprender mejor de la vida y podrá predicar también más desde la vida que desde sus conocimientos estudiantiles.
7) La crisis obligará al sacerdote a recordar, reconocer o descubrir que su vocación al sacerdocio es cosa de Dios antes que suya propia. Tendrá que entender por fin que su vocación sacerdotal no es natural ni merecida.
8) El sacerdote, no pudiendo aferrarse a su sacralidad o a su prestigio social estará más obligado a depender de Dios. A Dios, por otra parte, le será más fácil hacerle comprender qué es realmente la vida, especialmente la de quienes son humillados en su dignidad y difamados; y podrá, en definitiva, ejercer con pertinencia su labor de conductor, de liturgo y de educador.
9) El sacerdote tendrá que ser culto. Habrá de estar al día en teología y atender de cerca los signos de los tiempos, lo cual se consigue estudiando y leyendo. El sacerdote ignorante desorienta. Puede ser incluso un peligro. Los laicos son hoy más cultos y más críticos que antes. No aceptarán de él cualquier respuesta o prédica. Ellos le preguntarán por lo que significa hoy el Evangelio para sus vidas. El, por su parte, tendrá que explicar cómo ha de entenderse la doctrina de la Iglesia de modo que traduzca el Evangelio en Buena noticia, en vez de ser ella una enseñanza rara o un factor de culpa.
10) En la medida que el sacerdote crezca en conciencia de que es Dios quien sostiene su vocación sacerdotal, tendrá que darse cuenta de que no es omnipotente y, por tanto, que no debe tratar de serlo ni de parecerlo. Liberado de ambos males, con su debilidad y su ignorancia estará en mejores condiciones de ser sacramento de la pasión de Cristo; como verdadero ser humano compartirá la impotencia de los crucificados de la vida, los entenderá con toda el alma y los representará valientemente delante del Creador.
11) En la medida que el sacerdote pueda comprobar exactamente en qué estriba su vocación y en qué no; si vuelve a responder al llamado primero del Señor y termina con la rutina en que ha se ha convertido su vida; si pierde las falsas seguridades en que se había asentado su vida, triunfará sobre el miedo y ganará libertad para jugarse por entero por los pobres (cualquiera sea la pobreza que les afecte). Adquirirá libertad como para cumplir una función profética incluso ante las autoridades de su Iglesia.
12) Todo lo anterior debiera convertir al sacerdote un ser humano auténtico, lo cual no significa otra cosa que vivir el bautismo a un grado radical. La gente no está para fingimientos de santidad. Esto significa que ha de ser un hombre como lo fue Jesús, digno como cualquier hijo de Dios y hermano de cualquier persona que nace en este mundo. El sacerdote que actualice su bautismo en la muerte y resurrección de Cristo, no tendrá que pedir reconocimientos de autoridad ante nadie. Al ver su autenticidad, los demás reconocerán espontáneamente su autoridad.
13) Un sacerdote auténtico podrá amar a rienda suelta. Su autoridad, en definitiva, no le vendrá más que de amar. Podrá establecer relaciones de amistad con mujeres sin “cartas tapadas”. Ellas le harán más humano, más hombre. Podrá, en general, establecer relaciones cariñosas simétricas y asimétricas según las distintas edades, las que le llenaran el corazón de ese amor del que nadie puede prescindir sin renunciar a Dios mismo.
Jorge Costadoat, S.J.

El Gobierno amenaza con ilegalizar FACUA como asociación de consumidores

Enviado a la página web de Redes Cristianas
Francisco Sánchez Legrán, presidente de FACUA

Estimado/a socio/a:
Hemos considerado necesario dirigirnos a todos los asociados/as de FACUA, con el fin de informaros de manera personal, sobre la amenaza que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, nos ha hecho llegar a través de un Oficio de la Presidenta del Instituto Nacional del Consumo (lee aquí el texto del Oficio: http://facua.org/amenazadelGobiernoaFACUA.pdf ), en el que nos comunica que si no cesamos de intervenir en la defensa de los consumidores y usuarios en materias relacionadas con la sanidad o educación públicas, y no retiramos de nuestra Web toda alusión a nuestras críticas contra los recortes del Gobierno y especialmente los relacionados con las materias indicadas, así como las informaciones relacionadas con la Huelga de Consumo convocada meses atrás y de nuestra posición en defensa de las prestaciones sanitarias a todos los inmigrantes, procederán a excluirnos del Registro Estatal de Asociaciones de Consumidores y nos ilegalizarán como Asociación de Consumidores.
Entendemos que se podrá compartir o no, las posiciones de FACUA en relación a los recortes que el Gobierno de España está imponiendo con el argumento de hacer frente a la crisis económica que sufre nuestro país, pero lo que no debe ser cuestionable por ningún demócrata es el derecho de cualquier asociación de consumidores a expresar libremente sus opiniones y críticas, sobre cualquier materia que afecte a los ciudadanos, o a defender los derechos y los intereses de los consumidores y usuarios en relación a los servicios de la sanidad o educación pública.
FACUA ha procedido ya a enviar su escrito de alegaciones al Instituto Nacional del Consumo, con suficientes argumentaciones jurídicas que demuestran nuestro derecho legal a hacer lo que estamos haciendo en las materias indicadas, y además estamos realizando otras actuaciones legales y gestiones ante los Grupos Parlamentarios en el ámbito español y europeo para tratar de que el Gobierno retire la mencionada amenaza.
No obstante, es posible que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, mantenga su equivocada e injusta actitud y proceda a no aceptar nuestras alegaciones y cumpla su amenaza de expulsarnos del Registro y nos ilegalice como asociación de consumidores, lo cual nos llevará a recurrir ante los tribunales por la vía contencioso administrativa hasta llegar hasta donde sea necesario en defensa de nuestro derecho a la libre expresión y asociación.
Queremos que todos nuestros asociados/as sepan que a pesar de este proceso inquisitorial que se ha puesto en marcha contra nosotros, FACUA seguirá funcionando como asociación y seguirá desarrollando las mismas actividades en la defensa de sus asociados y de los consumidores en general, y seguirá tramitando las consultas y reclamaciones como hasta ahora a través de nuestro Departamento de Reclamaciones, de la misma forma que seguiremos editando nuestra revista periódica Consumerismo y nuestros boletines digitales, a la vez que seguiremos realizando el resto de nuestras actividades. Los asociados de pleno derecho y los adheridos seguirán recibiendo los mismos servicios que hasta ahora.
Por ello y junto con la solidaridad que esperamos de todos nuestros asociados frente a este recorte en la libertad de expresión que se intenta imponer a FACUA, queremos trasladaros tranquilidad en relación al funcionamiento actual y futuro de la organización, pues aunque tendremos que hacer reducciones en nuestros gastos, las cuotas de nuestros socios y socias nos permiten garantizar dicho funcionamiento, aunque el Gobierno se niegue a concedernos las subvenciones a las que constitucionalmente tenemos derecho para desarrollar programas o campañas que mejoren los derechos de los consumidores. FACUA no se arrodillará por un puñado de euros en subvenciones a cambio del silencio frente a los abusos.
Para afrontar esta nueva situación se hace necesario vuestro valioso apoyo, especialmente en el fomento de la afiliación y es por ello por lo que pedimos a los socios de pleno derecho que asuman el compromiso de lograr al menos un nuevo socio de pleno derecho de FACUA entre sus familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo, a la vez que pedimos a los socios adheridos que se hagan socios de pleno derecho y aporten la cuota anual. Con vuestra ayuda podremos resistir mejor y mantener nuestro funcionamiento pleno.
Sin más por el momento y esperando vuestra colaboración y apoyo, recibid un cordial saludo.

Caso Gordillo: ¿Robo o hipocresía?

José María Castillo, teólogo

Lo del alcalde de Marinaleda, que con otros trabajadores del Sindicado de Obreros del Campo (SOC) robó en un supermercado con el argumento de que se apropiaba de lo que estaban necesitando personas que pasan hambre, es un asunto que sigue coleando. El domingo pasado, sin ir más lejos, un sacerdote (jesuita, para más señas), Esteban Velázquez, que trabaja en la diócesis de Sevilla, fue interrumpido en su homilía por un feligrés que mostró públicamente su desacuerdo con lo que el cura estaba diciendo sobre el caso Gordillo y el supermercado.
Este incidente eclesiástico, que por cierto terminó pacíficamente y en un distendido diálogo al acabar la misa, no habría tenido más resonancia si se hubiera difundido como realmente ocurrió. La cosa se ha complicado por causa de un periodista del diario El Mundo (edición digital de Andalucía), que ha difundido la idea según la cual el jesuita Esteban Velázquez pretendía justificar el “robo” de Gordillo y los trabajadores del SOC amparado por una indebida interpretación de la enseñanza de santo Tomás de Aquino y por ideas tomadas de la teología de la liberación.
Lo que realmente dijo el sacerdote Esteban Velázquez fue muy distinto. Porque ni pretendió hacer política, ni atacar o defender el comportamiento del alcalde de Marinaleda. Lo único que Velázquez destacó es la hipocresía que representa el hecho de que haya tanta gente que se ha rasgado las vestiduras por un hurto relativamente reducido ( el de Gordillo y los trabajadores del SOC), al tiempo que se nos ocultan o disimulan increíbles cantidades de millones que se han defraudado a la administración pública.
La crisis que sufrimos no ha sido causada por el comportamiento del parlamentario andaluz Gordillo. Los responsables de lo que estamos sufriendo siguen siendo gente respetable, que sigue ocupando los altos cargos que ocupaba o incluso ha sido promocionada para ostentar más altas responsabilidades. ¿Es esto soportable?
Pues esto, ni más ni menos, es lo que dijo el sacerdote Esteban Velázquez, al que los “inquisidores espontáneos”, que se han puesto de moda últimamente y los periodistas metidos a teólogos de pacotilla, quisieran llevar a la hoguera cuanto antes. Y la cosa resulta tanto más grave cuanto que el jesuita Velázquez dictó al periodista, por escrito, lo que realmente había dicho en su homilía. Pero el hecho es que el diario El Mundo presentó el incidente, no como realmente ocurrió, sino como, por lo visto, le convenía.
Y aprovecho la ocasión para decir que, si abundaran los obispos y sacerdotes que, en sus predicaciones, tuvieran la libertad y la coherencia de explicar el Evangelio con la claridad con que lo ha hecho Velázquez, la Iglesia tendría una credibilidad y transmitiría un mensaje que, cuando se presenta como realmente es, resulta ser una noticia. Y una noticia que da mucho que hablar.

Sin papeles

Siempre supimos que los enemigos más acérrimos del nacionalismo periférico eran acérrimos nacionalistas españoles, pero solían encubrirlo con pomposas apelaciones a la ciudadanía universal. “No somos un pueblo, sino ciudadanos”, enfatizaban con aire superior. Sospechábamos lo que querían decir, pero el otro día lo entendimos mucho mejor, cuando Antonio Basagoiti dijo aquello de “primero a los de casa, luego a los de fuera sin papeles”. Lo dijo sin complejo ni disfraz, apuntando con el dedo a los 17.000 inmigrantes ilegales de Euskadi, por unos míseros miles de euros. Se refería a la atención sanitaria, pero pronto se aplicará a todo lo demás.
Primero a los vascos, a los vascos-vascos, luego a los otros: los de fuera, los emigrantes, los sin papeles. Esos no son ciudadanos. De pronto se ha olvidado la “ciudadanía universal”, si alguna vez interesó. No quiero ni imaginarme la rechifla y la tormenta que hubieran sacudido a España entera si, en lugar de Antonio Basagoiti, presidente del PP vasco, hubiera hablado así Juan José Ibarretxe cuando fue lehendakari nacionalista.
Cuando Basagoiti dice que la salud –o el pan y la casa, la cultura y el cuidado– “primero para los vascos”, no es que se haya vuelto de pronto nacionalista vasco. ¡Qué va! Es que para él son vascos aquellos que tienen papeles del Estado español. Y punto. Los demás no son vascos, ni son legales, ni son ciudadanos. La ciudadanía, la dignidad humana y el derecho lo da el Estado con un papel. Lo demás –ha dicho también Basagoiti con desdén–, es “buenismo” ilusorio, es irreal. Está bien que sepamos dónde está cada uno y a qué llama realidad.
Se acabó, pues, la ciudadanía universal. Lo de los derechos humanos universales era para quedar bien. Lo que cuenta es la ciudadanía del Estado, impuesta a muchos contra su voluntad y negada a otros muchos también contra su voluntad. Y ahí están las fronteras y las aduanas; ahí está el ejército para que nadie pueda salirse del Estado aunque quiera salirse, y la policía de las aduanas para que nadie pueda entrar aunque quiera entrar. ¿Esa es la realidad? Dura y triste realidad para los “otros”. Es la versión inicua del nacionalismo, por mucho que lo llamen “patriotismo constitucional”, citando a Jürgen Habermas los más cultos.
Nos denominamos especie Sapiens Sapiens, dos veces sabia. Creíamos que lo más humano era cuidar del “otro”, no solamente del propio. ¿Acaso no cuidan todas las especies animales a los propios miembros? ¿Acaso no cuidan todas las madres a sus criaturas: la leona a sus cachorros y el pájaro a sus polluelos? ¿Acaso no cuidamos instintivamente la pupila de nuestros ojos? Creíamos que lo más humano era cuidar del otro, hacerse prójimo del herido del camino, como nos enseñó Jesús, y que eso es lo divino.
¿Estábamos equivocados? ¿Tendremos que seguir a bendiciendo Estados y ejércitos, con la fuerza como último argumento? ¿Tendremos que aplicar en política el darwinismo más duro, con la lucha por la supervivencia propia como última razón? ¿Tendremos que suscribir ciegamente la moderna hipótesis biológica del “gen egoísta”?
No. Nos resistimos. En nombre del aire puro –tibio aire del sur– de esta mañana de mayo, y de las primeras golondrinas que sobrevuelan Arroa, sin pasar por aduanas. En nombre de la palabra bíblica: “Cuidarás del inmigrante sin papeles, pues tú también fuiste inmigrante sin papeles”. En nombre de Jesús que dice en el evangelio de Tomás: “Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo”. En nombre de Dios.
José Arregi