FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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lunes, 10 de octubre de 2016

Antiguos Alumnos celebra la primera reunión de la Federación Regional San Francisco Javier

- Por: F. Pintor



Día 8 de octubre, primera reunión de la Regional San Francisco Javier con sede en Burgos.

 






Convoca y se estrena como presidente D. Aurelio López Castrillo, acompañado por la totalidad de la Junta Local.Nunca las fechas satisfacen a todos. En este caso dado que en Bilbao celebraban fiesta por el 80 aniversario de la proclamación del primer Gobierno Vasco de Euskadi, no asistieron todos los que pensaban hacerlo. Tampoco estaban presentes los de Pamplona por un error  humano. Coincidiendo con la visita a esta obra de Salesianos P. Aramburu del Vicario Inspectorial D. Samuel Segura, dirigió a los presentes unas palabras de saludo y ánimo en el trabajo; “con el mensaje de la importancia de las asociaciones en la presencia de la obra salesiana juntamente con los demás grupos de la Familia Salesiana. Cada grupo es un reclamo para los jóvenes y un apoyo en la misión de D. Bosco. El carisma está repartido, todos somos corresponsables de la tarea encomendada. Que hay que pre-ocuparse menos por lo que nos falta y ocuparse más de nuestro papel ante los jóvenes, la Iglesia y ante la sociedad”. Yo, añado que el que lo persigue lo consigue. Si todos los proyectiles van disparados al mismo punto de mira, el muro caerá. Tener clarito lo que queremos y a trabajar por conseguirlo.

A continuación se trabajaron  los puntos previamente enviados a las asociaciones.

Terminado el encuentro, la Junta Local invitó a comer en el lujoso Casino de Burgos, del cual Aurelio es de su Junta, y queriendo por eso del estreno, la primera vez, etc. Quedar bien, elegantemente se dijo: señores, los de  Burgos pagamos la comida.

Fue un día  bonito  en Burgos, buen ambiente, libertad, ilusión por el trabajo que se desarrolla, por las posibilidades que se vislumbran… hasta el sol estaba de fiesta.

Acerca de la innovación en la educación

Manu Andueza.


 En estos momentos en que la innovación educativa está en boca de todos, no queremos dejar pasar la oportunidad para ofrecer una pequeña reflexión que pueda dar un poco de luz y ayude a ubicar el tema.
Es por eso que ofrecemos a continuación una serie de puntos que puedan ayudarnos a entender el momento que vivimos y el horizonte hacia el cual caminar.
1. La educación está en crisis. Es evidente. Nadie que se tome en serio la educación puede negar esta afirmación. Así lo vemos en la falta de motivación, tanto de alumnos como de profesorado; en la pérdida del valor que se le da a la educación por parte de la sociedad; en la ruptura entre lo que pasa y lo que se analiza dentro de la estructura escolar y lo que acontece fuera de la misma… Llevamos años de leyes, renovaciones y modificaciones de dichas leyes sin ir a ningún lado. Nadie tiene la suficiente valentía para afrontar la realidad y tomar medidas que sean eficaces. Lo que estamos haciendo es poner parches a una situación que necesita ser reconstruida. Además, por si esto no fuera suficiente, la educación se ha convertido en moneda de cambio político, ha perdido el lugar de privilegio que le corresponde para ser un mero apéndice de los programas políticos. LEER MÁS

Dios en Auschwitz

Jesús Martínez Gordo


GordoEl pasado 2 de julio falleció, a los 87 años, en Nueva York, Elie Wiesel, escritor, premio Nobel de la paz (1986) y uno de los supervivientes con más proyección mediática del exterminio nazi. Este judío, de origen húngaro, fue trasladado a los 15 años, con toda su familia, al campo de Auschwitz donde murieron su madre y su hermana pequeña y lograron sobrevivir sus dos hermanas mayores. De allí fueron trasladados, él y su padre, al campo de Buchenwald, donde éste último falleció poco antes de la liberación en abril de 1945.

La trilogía formada por La noche, El alba y El día (1956-1961) es, sin duda alguna, su obra más importante. En ella relata, de manera novelada, algunos de los innumerables padecimientos en los campos del nazismo, así como sus primeros años de libertad en Francia y la creación del Estado de Israel (1948). De entre los muchos pasajes reseñables, hay uno, particularmente conocido, y que -todavía en nuestros días- sigue siendo objeto de sugerentes y, a veces, enfrentadas consideraciones.
Un día, cuenta, regresando del trabajo al campo de Auschwitz, encontraron en el patio a tres compañeros encadenados que iban a ser colgados. Uno de ellos, era un niño. Nada más entrar, se les fue colocando, con toda la parafernalia al uso, para que presenciaran tan macabra ejecución. Momentos antes de ser ahorcados, los dos adultos gritaron “viva la libertad”. El niño, en cambio, permaneció callado. Y, en ese momento, alguien que estaba detrás de E. Wiesel preguntó: “¿Dónde está el buen Dios?, ¿dónde está?”
Seguidamente se procedió al ahorcamiento del niño y de los dos adultos, retirándoles las sillas a las que habían sido aupados. “En el horizonte, comenta, el sol se estaba ocultando” en medio de un silencio absoluto. A continuación, comenzó el dramático y punitivo desfile de los prisioneros, entre lágrimas y sollozos, por delante de sus tres compañeros. Cuando le tocó el turno a él, los adultos ya habían expirado. En cambio, el niño, seguía agitándose. Aún vivía. Y así estuvo media hora, luchando entre la vida y la muerte, agonizando hasta morir, lentamente asfixiado, a causa de su escaso peso. En ese momento E. Wiesel volvió a escuchar, detrás de sí, la misma pregunta de hacía unos minutos: “¿Dónde está Dios?”. Sentí, recuerda, una voz que, saliendo de mí, respondía: “¿Dónde está? Ahí está, está colgado ahí, de esa horca…”. “Esa noche, concluye, la sopa tenía gusto a cadáver”.
Años después, en sus memorias, muestra su enfado con las lecturas ateas de este pasaje: “mi reacción y mi respuesta, sostiene, solo tienen sentido en el interior de la fe. Yo no he renegado de Dios. Me he levantado contra su justicia, he protestado contra su silencio y contra su ausencia, pero siempre era una cólera que se alzaba en el interior de la fe, nunca fuera de ella. Frecuentemente, prosigue, tenemos que aceptar el dolor de la fe para no perderla, aunque parezca que la tragedia del creyente es más devastadora que la del increyente”.
En otro pasaje explica el sentido de dicha “tragedia creyente”: lo que nos afecta a nosotros, sus hijos, también le afecta a Dios, pero dejando bien claro que semejante compasión divina no anula ni palía el dolor humano. Simple y trágicamente se suman sin equilibrarse y sin aportarnos consuelo de ninguna clase, sino un castigo suplementario. Por eso, manifiesta, solo está permitido preguntar al cielo, de manera semejante a como lo hizo Job: “¿No tenemos bastante con nuestro sufrimiento como para que añadas el tuyo?”.
Confieso que la rotundidad y radicalidad de estos (y otros) párrafos, a la vez que me sobrecogen, hacen que me percate no solo de la cercanía entre el judaísmo y el cristianismo, sino también de su diferencia y de sus respectivos riesgos. La fe hebrea, al menos, tal y como la vive E. Wiesel, parece estar anclada únicamente en la promesa futura, con pocas o muy escasas anticipaciones en el presente. Es una fe que, marcada por la experiencia de la irredención, solo parece encontrar consuelo en la esperanza de una justicia futura. También la fe cristiana, cuando, como así sucede en muchos de los colectivos alentados en los últimos pontificados, se asienta exclusivamente en la resurrección (descuidando que quien resucita es un crucificado), corre el riesgo de ignorar el dolor o remitir al “más allá” una posible respuesta y solución del mismo.
En Auschwitz se derrumbó, tanto para judíos como para cristianos, el imaginario de un Dios omnisciente y todopoderoso que parecía satisfacer, y acallar, una buena parte de nuestros deseos. A partir de entonces, somos cada día más los cristianos que hemos empezado a darnos cuenta de la centralidad que tiene el grito de abandono de Jesús el viernes santo, del silencio de Dios el sábado santo y, sobre todo, de la sorpresa -felizmente descolocante- del domingo de resurrección. Mucho ha tenido que ver en ello E. Wiesel. Por eso, yo, al menos, le estoy particularmente agradecido.

CÚRAME, SALOMÉ ARRICIBITA

Apuntes de la III Guerra Mundial: La ‘Zona de Exclusión Aérea’ nos lleva a la guerra

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ERNESTO VIENTO

Cada vez más analistas están elevando la voz para decir que las tensiones generadas por el conflicto sirio suponen la peor crisis diplomática entre Estados Unidos y Rusia desde la Crisis de los misiles del año 1961. No olvidemos que en aquella ocasión, el mundo estuvo realmente cerca de una conflagración nuclear.
Cualquier chispa puede encender una explosión cuyas consecuencias llegarán a todas las esquinas del planeta. Las espadas están en alto, y es necesario que todas las partes mantengan la serenidad en estos momentos.
Sin embargo, desde Estados Unidos muchas voces están pidiendo una intervención en Siria, en forma de Zona de Exclusión Aérea (No-fly-zone en inglés). Bajo la excusa de proteger a la población civil de los bombardeos, lo que se está proponiendo es sencillamente una invasión ilegal de un país; un país protegido por Rusia, que no dudará en responder a la agresión. Esta intervención nos lleva directamente a una guerra con Rusia, tal como reconocen abiertamente los generales del Pentágono.

Es necesario aclarar lo que se esconde bajo ese concepto aparentemente inofensivo llamado ‘Zona de Exclusión Aérea’.
Rusia y Siria son actualmente las dueñas del espacio aéreo sirio. Las normas internacionales dictan que todos los países son soberanos respecto a sus cielos, y que por tanto ninguna aeronave puede entrar en su territorio sin permiso; mucho menos un avión militar. Esto último es considerado prácticamente un acto de guerra. No hay más que recordar cómo Turquía abatió hace unos meses un avión ruso por haber penetrado durante unos segundos en su territorio, y las instituciones internacionales se pusieron del lado de Turquía (pese a lo confuso del accidente) amparadas bajo la legislación internacional.
Rusia, por su parte, ha sido invitada por el gobierno sirio a colaborar conjuntamente en la guerra contra el yihadismo radical, y por tanto, ambos países comparten el control del espacio aéreo de Siria sin ninguna contradicción con las leyes internacionales.
El control del espacio aéreo en situación de guerra supone una ventaja tan formidable que, normalmente, el dueño del espacio aéreo se convierte, a medio o largo plazo, en vencedor de la contienda. Esto es precisamente lo que está ocurriendo en Siria. El gobierno sirio tenía la batalla prácticamente perdida contra el yihadismo radical hace aproximadamente un año. A partir de noviembre de 2015, el ejército ruso se hace dueño del espacio aéreo de Siria y, sin necesidad de mandar tropas, la participación rusa ha dado la vuelta a la situación, y actualmente son el ISIS y Al Qaeda (Al Nusra) quienes se baten en retirada.
La superioridad aérea, sin envío de tropas, permite inmiscuirse en un conflicto sin mancharse demasiado. Las bajas son pocas, y la posibilidad de quedarse ‘atascado’ en el conflicto (como le ocurrió a EEUU en Vietnam) son escasas. Es una forma ‘aséptica’ de cambiar los equilibrios en una guerra.
Es por ello que Estados Unidos ha desarrollado en las últimas décadas, especialmente en las guerras de Bosnia, Irak y Libia, la polémica idea de la ‘no-fly-zone’, la zona de exclusión aérea, por la que un país extranjero (obviamente EEUU o la Otan) toma la decisión de controlar el espacio aéreo de un país en guerra civil.
Se trata de una acción evidentemente ilegal, así que estas acciones se han hecho siempre (o casi siempre) bajo el amparo de la ONU, y bajo una gran campaña mediática dirigida a explicar las bondades de esta acción militar.
En el caso de Libia, la ONU autorizó a Estados Unidos y Francia a crear una ‘no-fly-zone’ sobre el territorio libio, con la supuesta intención de evitar los bombardeos de Gadaffi a su propio pueblo. Tanto China como Rusia apoyaron a regañadientes esta autorización. Sin embargo, tras recibir la autorización, estos países no se conformaron con tomar el control aéreo, sino que se dedicaron a bombardear sistemáticamente todos los recursos militares del gobierno libio. A partir de ese momento, los ‘rebeldes’ libios (es decir, los yihadistas radicales) tardaron pocas semanas en vencer a Gadaffi y hacerse con el país. Hoy podemos observar los resultados de esa decisión, con Libia convertida en una de las bases principales del terrorismo yihadista internacional.
Rusia se sintió traicionada con este desenlace, ya que la autorización de la ONU no implicaba una intervención militar como la que se desarrolló.
El siguiente capítulo fue Siria. En septiembre de 2013, Estados Unidos dio a conocer al mundo que tenía la inteción de imponer una ‘no-fly-zone’ sobre Siria. La respuesta rusa esta vez fue inmediata: si Estados Unidos entra en Siria, nosotros también lo haremos. Rusia dispone de una base militar en Siria, y estaba dispuesta a defender el país a cualquier precio.
Una entrada de Estados Unidos en Siria hubiese significado un confrontamiento directo con Rusia, es decir, el comienzo de la III Guerra Mundial. Afortunadamente, Estados Unidos deshizo alguno de sus pasos, utilizando diversas excusas diplomáticas que Rusia y Siria se encargaron de facilitarle.
Cuando Rusia, hace ahora un año, toma el control de los cielos de Siria, su objetivo principal es sencillamente adelantarse a que otros países pudieran hacerlo. Rusia ha desplegado en Siria su armamento antiaéreo y antimisiles, precisamente para ‘blindar’ a Siria de ataques o invasiones aéreas desde el exterior. Y ha afirmado en repetidas ocasiones que el destino de ambas naciones está unido: un ataque a Siria es un ataque a Rusia.
Hay diversas formas en que Estados Unidos podría intentar obtener un control aéreo de ciertas zonas de Siria. Todas ellas suponen una escalada de tensiones, en la que tarde o temprano habrá un combate directo entre fuerzas rusas y norteamericanas.
Debemos rechazar cualquier propuesta para una Zona de Exclusión Aérea en Siria, por dos razones:
– Es una invasión ilegal
– Nos lleva directos a la guerra mundial

Asimismo, debemos denunciar también a los agentes mediáticos que apoyan esta Zona de Exclusion Aérea. Prácticamente toda la prensa occidental, y organizaciones internacionales como Avaaz (cuyo apoyo a la guerra es vergonzoso).
El Papa Francisco y la Iglesia católica jugaron un papel importante en detener la guerra en el año 2013; la situación actual requiere de nuevo trabajar con energía por la paz.
Para saber más:
(Zona de Exclusión Aérea)