FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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martes, 25 de diciembre de 2018

Federico Mayor Zaragoza, exdirector de la Unesco:”Del 15-M queda la esperanza de que pueda haber otro 15-M

Neus Tomàs

El exdirector general de la Unesco es muy crítico con los medios de comunicación: “La mayoría dependen de un sistema neoliberal en el que paga manda”
“Podemos saber mucho inglés y ser unos grandes maleducados”, advierte para insistir en que la educación pasa por tener ciudadanos libres y responsables
Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) es farmacéutico, político, escritor pero sobre todo es alguien preocupado por la educación. El cargo más destacado que ha ocupado es el de director general de la Unesco entre 1987 y 1999. Insiste en que la máxima prioridad que gobernantes y ciudadanos deberían tener en estos momentos es luchar contra el cambio climático.··· Ver noticia

Trabajar para vivir dignamente


Xavier Domènech

Del 16 de octubre al 20 de noviembre ha tenido lugar en Cristianisme i Justícia el curso ¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? Una propuesta desde el Evangelio, con una docena de asistentes procedentes mayoritariamente de diferentes realidades de Pastoral Obrera. La propuesta formativa se ha estructurado en 6 sesiones que se distribuyeron, de dos en dos, siguiendo el esquema del Ver, Juzgar y Actuar. En un mundo globalizado y cada vez más tecnificado (robotizado), el objetivo del curso era dar una mirada al mundo del trabajo, en el que el paro y la precariedad laboral se convierten en caras de la misma moneda, desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) para movilizarnos en favor del trabajo digno y decente.··· Ver noticia

Los rebeldes renacen en Navidad

Jorge Costadoat

Jesús es un descubrimiento de personas que, antes y después de su muerte, siguieron a este judío notable y que, en los años sucesivos, lucharon por un mundo distinto convencidos de que su líder había resucitado. Estas personas, digámoslo así, reconocieron en un pesebre al Cristo que de algún modo esperaban. Los pastores, gente menospreciada en esa época, intuyeron que algún día Dios les haría justicia. Miraron al cielo para que se les indicara el lugar donde habrían de arrodillarse. Reconocieron en un niño pobre al Hijo de Dios. Se arrodillaron y lo besaron.
Estos días la Iglesia, antigua dos mil años, se arrodilla ante el mismo niño, pero en circunstancias completamente nuevas. Jesús renace. Como entonces, nuevamente habrá de reconocérselo. Unos podrán, otros no. Unos harán de pastores, de reyes magos, de María y de José, y otros posiblemente de herodianos.
Este año 2018 ha sido un año turbulento. ¿Dónde renace el Cristo que puede renovar a los cristianos tanto como a los que no lo son? La institucionalidad eclesiástica ha crujido en una Iglesia que se rebela. Los católicos no tolerarán los atropellos clericales. Junto a las víctimas, claman justicia por abusos sexuales, psicológicos y espirituales, sucesivamente encubiertos. Llegó para las personas abusadas la hora de la verdad y la justicia. Nunca debieron padecer los vejámenes con que fueron denigradas. Los católicos, y los chilenos en general, han crecido en humanidad y siguen humanizándose en tanto aguzan sus sentidos para cuidar a los inocentes y a las personas inermes, y van generando leyes, protocolos y conductas que los custodien.
Este mismo año, en Chile y otras partes del mundo, se han dado brotes de rebelión femenina/feminista que auguran otros progresos en los modos de tratarnos. ¿Cómo no va a ser un renacimiento que haya mujeres que se estén atreviendo a repudiar prácticas y normativas que las humillan o marginan por el solo hecho de ser mujeres? En la medida que esta rebelión cuaje en una cultura más incluyente e integradora los varones también mejoraremos.
Estos últimos meses, a casi 500 años de la conquista de la Araucanía, el pueblo mapuche resiste.Cristo renace. Los mapuche aguantan con una tenacidad centenaria la invasión occidental, chilena, religiosa, narco, estatal, forestal y progresista. El que afloja, pierde. Si nuestros hermanos mapuche mantienen alta la bandera del cultrún, el país llegará a entender que su cultura puede enriquecernos de un modo insospechado. Su rebelión contra las múltiples violencias que los aquejan, es asumida como propia por muchos chilenos.
¿Quién se arrodilla esta Navidad ante el pesebre?
Si Jesús renace, unos se inclinarán y otros no. Los papeles son los mismos. Pero Cristo no se repite. No se puede venerar al judío del siglo I y desconocer al Cristo del siglo XXI.
www.reflexionyliberacion.cl

El Papa dona nuevo Centro de atención médica para indigentes y peregrinos


Renato Martinez

Papa Francisco7Navidad 2018: El Papa Francisco dona un nuevo Centro Médico-sanitario instalado en la columnata de la Plaza de San Pedro, para la atención de personas sin techo y servirá también para la atención de peregrinos que visitan el Vaticano.
La Limosnería Apostólica dio a conocer a través de un Comunicado que, abre un nuevo Centro médico-sanitario instalado en la Columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro, el mismo que reemplazará al de “San Martín”, en funcionamiento desde febrero de 2016.
Centro de salud – “Madre de Misericordia”
“Centro de salud – Madre de Misericordia”, es el nombre que se lee en la placa colocada al ingreso del local. Es el nuevo regalo del Papa Francisco a las personas sin techo, que ya venían recibiendo atención medica siempre en esta zona de la Columnata, junto con los otros servicios frecuentados desde hace mucho tiempo, como son duchas y barbería.··· Ver noticia ·

Qué Navidad celebro

José Arregi 
José Arregui1Por Santa Lucía, Itziar, con su gusto exquisito, puso el Nacimiento en la entrada de la casa. Venid y miradlo.
Un poco de musgo, unas hojas secas, una escultura de escayola policromada: José con el niño en brazos contra su mejilla, y María, los pies descalzos, abrazada a José, derramándose como un río de ternura, y unas ovejillas como asombradas. El Misterio del mundo. La mujer, el hombre, el niño, en una insignificante gruta de un pequeño planeta de una galaxia mediana en un universo infinito en expansión que cientos de miles de millones de soles ardientes y de lunas relucientes de más de 100 billones de galaxias aún no han llegado a iluminar.
El Misterio de la vida probablemente propagada en planetas incontables, en formas inimaginables. El Misterio del Infinito sin forma encarnándose eternamente en el mundo, en todas sus formas. Vacío creador y Plenitud creándose, Palabra y Carne, Corazón palpitante del mundo, que llamo DIOS, el nombre más propio y común de todos los nombres.
Es lo que me revelan estas figuras entrañables del Nacimiento de escayola viviente. La Justicia y la Paz se abrazan. La Bondad nos engendra y sostiene. Eso es Navidad, Verdad del mundo, ¡aleluya! Sí, pero justo entonces emergen del fondo las imágenes de Jakelin y de Laura, inundándome de zozobra y de preguntas. Jakelin Caal, la niña guatemalteca de siete años que, después de haber cruzado México con su padre, murió de frío, fiebre y vómitos bajo la custodia de la policía de fronteras de EEUU. Fronteras de muerte. Laura Luelmo, joven zamorana, profesora de plástica, enésima mujer violada y asesinada por la demente violencia de un hombre. ¿Qué es la Navidad para ellas y sus familias, y para todos aquellos a quienes se les cierran las fronteras?
No será Navidad mientras no lo sea para todos, y que lo sea está en nuestras pobres manos, en las mías, en las tuyas. No haremos Navidad para todos difundiendo miedos y mentiras contra los inmigrantes, y cerrando fronteras como a Jakelin. Ni la haremos endureciendo penas al fervor de las pasiones populares o por fríos cálculos electorales: ¿acaso la prisión permanente revisable devolverá la vida a Laura o curará la locura violenta del asesino o impedirá la próxima acción de algún otro loco? Para que sea Navidad para Laura y para todos, ¿no habrá de serlo también para el asesino loco?
No será Navidad mientras no la hagamos, mientras no encarnemos a Dios o la Bondad creadora, aunque solo sea una semilla, nada más que una semillita de bondad que humanice nuestro corazón y transforme las estructuras de este mundo donde crece el peligro. Así lo hicieron José y María: soñando, caminando, cayendo, cuidándose, cuidando a Jesús y a las demás hijas e hijos que engendraron y criaron entre los dos. Así lo hizo Jesús: buscando, mirando, denunciando, consolando, rebelándose, compartiendo la mesa, infringiendo, curando, arriesgando, muriendo por vivir, viviendo por morir.
Por eso celebro el nacimiento de Jesús. No porque sea la única Navidad verdadera, rival de las Navidades “paganas”, del solsticio de invierno, del nacimiento del Dios Mitra o de Jakelin y de Laura y de cualquiera de vuestros hijos. Todo lo que hace la vida más alegre y bondadosa es divino, eso es lo divino, eso es su encarnación.
Para contemplar en el niño Jesús la gloria y la carne del Infinito, hay que tener los ojos muy puros, el corazón desasido y la mente libre de esquemas y de fórmulas dogmáticas propias de una cultura agrícola milenaria que ya no es la nuestra. ¿Podemos hoy afirmar a Jesús como la única encarnación plena de Dios en los 13.800 millones de años del universo transcurridos desde el Big Bang y en los billones de años que aún le quedan por delante? ¿La única encarnación plena habría tenido lugar en Nazaret, en una pequeña aldea galilea de campesinos, en un individuo humano de la especie Sapiens que las biotecnologías y las infotecnologías están a punto de alterar profundamente?
Tales esquemas se han vuelto obsoletos para la inmensa mayoría de los cristianos, también para mí. Sin embargo, te celebro, Jesús, y me postro ante ti humildemente. No porque fueras perfecto ni porque seas el único o el mejor, sino porque fuiste libre, hermano, profeta, porque tu vida fue sacramento o anticipo de la plena encarnación. Por eso celebro tu Navidad, junto con todas las demás Navidades.
(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 23 de diciembre de 2018)

El nacimiento del Mesías

 blog de Juan José Tamayo en amerindiaenlared.org

El 24 de diciembre de 1999 publiqué en el diario EL PAÍS el artículo “El nacimiento del Mesías”, que tuvo una excelente acogida y provocó un fuerte impacto tanto entre personas creyentes como no-creyentes. 19 años después he hecho consultas sobre la bibliografía reciente en torno al tema y he comprobado que existe una coincidencia básica con los datos expuestos en el artículo de entonces. Por eso he decidido publicarlo de nuevo actualizando algunos análisis e incorporando la siempre lúcida reflexión de Ernst Bloch, que acentúa aspectos sociales del nacimiento de Jesús de Nazaret hoy olvidados en las celebraciones religiosas, que se quedan en la formalidad litúrgica sin creatividad alguna, y en las celebraciones laicas, que con frecuencia no hacen otra que degenerar en consumismo. Como dice el viejo adagio latino: Corruptio optimi pessima.
El género literario de los evangelios de la infancia
Las recientes investigaciones sobre el judaísmo de la época de Jesús, y muy especialmente las llevadas a cabo en torno al Nuevo Testamento, han hecho importantes aportaciones en torno al Jesús histórico. Los métodos histórico-críticos (historia de las formas, historia de la redacción) e histórico-sociológicos y antropológicos (antropología cultural, historia social y económica, sociología), aplicados al estudio de la literatura cristiana primitiva, han contribuido a cuestionar algunas de las tradiciones más arraigadas en el cristianismo ya bimilenario. Dos de ellas son la fecha y el lugar de nacimiento de Jesús; la primera se encuentra en la base del calendario de Occidente; la segunda constituye uno de los motivos principales de la Navidad.
Apenas contamos con documentos históricamente fiables que nos informen sobre el nacimiento de Jesús. Por una parte, los historiadores romanos y judíos no nos han dejado ninguna referencia. Por otra, dentro de los escritos de la Biblia Cristiana, solo los evangelistas Mateo y Lucas hablan de él en dos textos independientes entre sí, que son conocidos como “relatos de la infancia”. Ellos han alimentado la piedad cristiana popular y el imaginario colectivo de Occidente, al tiempo que constituyen una importante fuente de inspiración de poetas, artistas y narradores. A su vez, han sido objeto de crítica -también de burla- en entornos culturales racionalistas y secularizados, ajenos al mundo de los símbolos y los mitos. Se trata, en realidad, de dos textos que pertenecen a un género literario peculiar, el de los relatos de nacimiento e infancia de los grandes héroes -tanto judíos como paganos-, que poseen una gran dosis de fantasía, aparecen envueltos en múltiples motivos legendarios y nos familiarizan con el mundo de lo sobrenatural y milagroso: apariciones de ángeles, concepción virginal, estrella que guía la ruta de los magos, precocidad del niño Jesús, escenas truculentas como el asesinato de los inocentes por el rey Herodes, etc.
Entre ambos relatos se observan importantes divergencias, e incluso contradicciones, por ejemplo, en la información sobre los viajes de María y José, en los esquemas geográficos, que están en la bases de las narraciones sobre el nacimiento de Jesús, etc.-, que ponen seriamente en cuestión su historicidad. Su plan literario responde a una intención teológica bien concreta, que más adelante explicitaré. Son, además, textos aislados, a los que no vuelven a referirse ni los evangelios citados ni los de Marcos y Juan. Tampoco la primera predicación cristiana incorpora lo descrito en ellos.
Con todo, hay algunos datos que los especialistas tienden a considerar históricos. Este es el caso de la fecha del nacimiento de Jesús. Mateo (2, 1) y Lucas (1, 5) coinciden en que Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande, que gobernó Judea, Idumea, Samaría, Galilea, Perea y otras regiones de Haurán, del año 37 al 4 antes de Cristo. Mateo sugiere que pudo nacer al final de dicho reinado. La fecha más verosímil está entre el 4 y el 6 antes de la era común. Ésa parece ser la más acorde con otros datos cronológicos de la vida de Jesús proporcionados por los Evangelios.
Sin embargo, nuestro calendario no se atiene a esas fechas. El error se debe al cálculo incorrecto realizado por el monje del siglo VI Dionisio el Exiguo, que fue quien fijó la división de la historia en dos etapas: antes de Cristo y después de Cristo. Él propuso que los cristianos debían establecer la cuenta de los años partiendo del nacimiento de Cristo, y no desde el reinado de Diocleciano, emperador romano que había perseguido a los cristianos con especial severidad, como tampoco desde la fundación de Roma (ab Urbe condita). Pero se equivocó en cuatro o seis años a la hora de fijar la fecha de la muerte de Herodes el Grande y, en consecuencia, también la del nacimiento de Jesús. Si damos por buena la fecha del año 6 al 4 antes de la era común -y parece que hay que darla, porque el consenso entre los expertos es muy elevado-, el dos mil aniversario del nacimiento de Jesús tuvo lugar ya lugar entre el 1994 y 1996.
En cualquier caso, la fecha es solo aproximada. Lo que no debe de extrañar, ya que lo mismo sucede con otros personajes relevantes de la época grecorromana, por ejemplo: Nerva, Trajano, Herodes Antipa, Poncio Pilato. Ahora bien, teniendo en cuenta que Jesús fue, según la certera observación de John P. Meier, “un judío marginal” en la historia grecorromana, esta aproximación cronológica me parece más que suficiente.
¿Belén o Nazaret?
Mateo (2,1) y Lucas (2,4-7) coinciden también en señalar a Belén como lugar de nacimiento de Jesús. Sin embargo, este dato no parece histórico. Para esta valoración me atengo al cualificado criterio del prestigioso biblista católico Raymond E. Brown, autor de El nacimiento del Mesías (original: The Birth of the Messiah, Nueva York, 1979, vers. cast.: Cristiandad, Madrid, 1982), para quien “las probabilidades están más frecuentemente en contra de la historicidad que en favor de ella”. Dicho criterio es ampliamente compartido, hoy, por los especialistas neotestamentarios.
Conviene recordar a este respecto que, fuera de los relatos de la infancia de Mateo y Lucas, Belén no vuelve a ser citado en los Evangelios ni en Hechos de Apóstoles como lugar de nacimiento de Jesús. Sólo en el Evangelio de Juan encontramos un texto que recoge las discusiones de los judíos en torno a la procedencia del “Cristo” y muestra la desconfianza de quienes no aceptaban su origen galileo (7,41-42). Aun dentro de su ambigüedad, dicho texto viene a confirmar que Jesús no era oriundo de Belén, sino de Galilea, zona fronteriza considerada pagana (era llamada “Galilea de los gentiles”) por los judíos ortodoxos e, históricamente, ámbito de importantes movimientos revolucionarios contra la ocupación del Imperio Romano.
El lugar concreto de nacimiento de Jesús parece ser el pueblo de Nazaret, perteneciente a la Baja Galilea. En numerosas ocasiones, los Evangelios y el libro de Hechos de los Apóstoles presentan a Jesús como oriundo de ese pueblo y le llaman el Nazareno. Ahora bien, Nazaret no era una aldea de cuento, un pueblecito de fábula, un lugar de ensueño donde viviera apaciblemente la “sagrada familia”. Era una tierra conflictiva, rebelde, donde se tejieron esperanzas y sueños de liberación, en clave de resistencia frente al Imperio romano. Ahí nació Jesús y en ese clima creció y se educó.
Aun cuando no debemos excluir taxativamente a Belén como lugar de nacimiento de Jesús, creo puede afirmarse con John P. Meier, uno de los más cualificados investigadores en torno al Jesús histórico de nuestra época, que ese dato no debe entenderse como un acontecimiento histórico, sino como una afirmación teológica en la modalidad de un relato histórico -que sólo lo es en apariencia- cuya pretensión es mostrar la mesianidad y el origen davídico de Jesús (John P. Meier, Un judío marginal, tomo I, EVD, Estella, Navarra, 1998, 230). [EVD ha publicado los cinco volúmenes de esta magna obra, cuya lectura recomiendo no solo a las personas especialistas, sino también a cuantas estén interesadas por seguir las investigaciones sobre el Jesús histórico].El Mesías, según el profeta Miqueas, debía nacer en Belén de Judá, patria del rey David. Así respondían los evangelistas a los judíos que no podían creer en un mesías nacido en Galilea.
Mi intención con este artículo es evitar la confusión entre lo histórico, lo legendario y lo mítico en el caso del nacimiento de Jesús de Nazaret, si bien debe reconocerse que los tres niveles se encuentran aquí entremezclados y cada uno ejerce su función no excluyente. No se olvide lo que decía con razón el filósofo de la esperanza Ernst Bloch (1885-1977): “También Prometeo es un mito” y como tal portador de utopía, que creo es aplicable a los relatos del nacimiento de Jesús. Además, aun reconociendo que “Jesús está rodeado por el mito”, afirma la existencia de material histórico en los relatos evangélicos de la infancia y lo comenta de esta guisa:
“Se adora a un niño que ha nacido en un establo. De modo más próximo., más bajo, más secreto no puede hacerse refractar ninguna mirada hacia lo alto Y a la vez el establo es real, nos e ha inventado este origen tan mínimo del fundador. La leyenda no pinta la miseria, y desde luego, ninguna miseria que se prosigue a lo largo de toda una vida. El establo, el hijo del carpintero, el visionario entre la gente humilde, la ejecución del final, todo ello está tejido con material histórico, no con el material dorado que la leyenda prefiere” (El principio esperanza, tomo 3, Trotta, Madrid, 2007, 376)1.
Juan-José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus libros más recientes son Invitación a la utopía. Estudio histórico para tiempos de crisis (Trotta, 2016, 1ª ed., 1ª reimpresión); Religión, razón y esperanza. El pensamiento de Ernst Bloch (Tirant lo Blanch, 2015, 2ª ed.); Religión, género y violencia (Dykinson, 2ª ed., 2ª reimpresión, enero 2019); Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, Madrid, 2017); La utopía, motor de la historia (Madrid, 2017); Teologías del Sur.
El giro descolonizador (Trotta, Madrid, 2017); ¿Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías? (Biblioteca Nueva, Madrid, 2018); Dom Paulo testimunhos e memorias sobre o Cardeal dos Pobres (editor y coautor con Agenor Brighenti), Paulinas, Sâo Paulo, 2018); Islam: sociedad, política y feminismo (Dykinson, Madrid, 2018, 1ª ed., 1ª reimpresión) (director y coautor); Iglesia, política, religión y Sociedad. Interacciones para el bien público desde Ignacio Ellacuría, Dykinson, Madrid, 2018 (editor y coautor con Juan luís Hernández); De la Iglesia colonial al cristianismo liberador en América Latina (Tirant lo Blanch, València, enero 2019).

A pesar de las tribulaciones todavía celebraremos la Navidad

LEONARDO BOFF 
decora-un-belen-aunque-sea-un-belen-pequeno-L-zJNpj7Leonardo Boff2Vivimos en el mundo y en nuestro país tiempos sombríos. Hay mucha rabia y mucho odio. Sobre todo reina falta de sensibilidad hacia nuestros semejantes, especialmente hacia los niños, como el Niño Jesús, que viven en las calles y sufren abusos. A pesar de todo vivimos la humanidad de nuestro Dios que asumió nuestra condición humana tan contradictoria.
El cristianismo no anuncia la muerte de Dios, sino la humanidad, la benevolencia y el amor misericordioso de Dios. Miremos al Niño entre el buey y la mula: en él sonríe la jovialidad y la eterna juventud del mismo Dios.
Pasé por Belén de Judá y oí un susurro tierno. Era la voz de María acunando a su hijito: “Mi niño, mi Sol, ¿cómo voy a cubrirte con ropa? ¿Cómo voy a amamantarte, si eres tú quien nutres a todas las criaturas”?
Del pesebre vino también una voz angelical que me decía: “Oh criatura humana, ¿por qué tienes miedo de Dios? ¿No ves que su madre envolvió su cuerpecito frágil? Un niño no amenaza a nadie, ni condena a nadie. ¿No escuchas su suave llanto? Más que ayudar, él necesita ser ayudado y llevado en brazos”.
No dejemos que sea verdad lo que escribió el evangelista San Juan: “El vino a los suyos y los suyos no le recibieron”. Nosotros queremos estar entre quienes lo reciben como hermano y compañero de camino.
La entrada de Dios en el mundo no fue estrepitosa. Se dio al margen de la historia oficial, fuera de la ciudad, en medio de la noche oscura, en una gruta de animales. En Roma, capital del imperio, y en Jerusalén, el centro religioso del Pueblo de Israel, no se supo nada. Casi nadie se dio cuenta. Solamente aquellos que tenían un corazón sencillo, como los pastores de Belén. Estos caminaron hasta la gruta, donde tiritaba de frío el Divino Niño.
La Navidad nos ofrece la clave para descifrar algunos misterios insondables de nuestra atribulada existencia. Los seres humanos siempre se han preguntado y se preguntan: ¿por qué la fragilidad de nuestra existencia? ¿Por qué la humillación y el sufrimiento? Y Dios callaba. Pero he aquí que en Navidad nos viene una respuesta: Él se hizo frágil como nosotros. Él se humilló y sufrió como todos los humanos. Esta fue la respuesta de Dios: no con palabras sino con un gesto de identificación. Ya no estamos solos en nuestra inmensa soledad. Él está con nosotros. Su nombre es Jesús.
La Navidad nos descubre también una respuesta última al sentido del ser humano. Somos un proyecto infinito. Sólo el Infinito puede realizar nuestra plena humanidad. Y sucede que el Infinito se hace humano para que el humano realice su proyecto Infinito. El Infinito se hizo ser humano para que el ser humano se hiciese Infinito.
Para concluir nada más conmovedor que estos versos de Fernando Pessoa, el gran poeta portugués, sobre el Niño Jesús:
Él es el Niño Eterno, el Dios que faltaba.
Es tan humano que es natural.
Es lo divino que sonríe y que juega.
Por eso sé con toda seguridadç
Que él es el Niño Jesús verdadero.
Es un niño tan humano que es divino.
Nos llevamos tan bien los dos,
En compañía de todo,
Que nunca pensamos el uno en el otro.
Pero vivimos los dos juntos,
Con un acuerdo íntimo,
Como la mano derecha y la izquierda.
Cuando me muera, Niño mío,
Déjame ser el niño, el más pequeño.
Tómame en tus brazos y llévame a tu casa.
Desnuda mi ser cansado y humano.
Y acuéstame en tu cama.
Cuéntame historias, si me despierto,
Para que me vuelva a dormir.
Y dame tus sueños para que juegue,
Hasta que nazca cualquier día
Que tú sabes cuál es.
Feliz Navidad a todos y a todas. Confiemos: hay una Estrella como la de Belén que ilumina nuestro camino por más sombrío que se presente. Si yo no sé el camino, Niño, tú lo sabes y lo sabes muy bien.
*Leonardo Boff es teólogo y ha escrito Navidad: la humanidad y la jovialidad de nuestro Dios, Vozes, 8ª edición 1976.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Navidad: Jesús modificó la Historia

José M. Castillo, teólogo

Castillo1Fuente: Teología sin censura
Es evidente que la Navidad es una fiesta de gozo y alegría, de familia y amistad, de disfrute y de tantos recuerdos que, hasta en los últimos rincones del mundo, de una forma o de otra, se hace presente. Esta fiesta, vivida así, se ha hecho carne de nuestra historia y, en buena medida, una manifestación patente de nuestra cultura.
Como es lógico, una fiesta así, se puede vivir de mil maneras. En todo caso, con el paso del tiempo y con los muchos cambios, que han experimentado nuestras costumbres, lo más frecuente es lo que más le interesa a casi toda la ciudadanía es el jolgorio, la comida, la diversión y todo lo que sean motivos para evadirse de la dura realidad de nuestra historia, tan confusa y preocupante por tantos motivos, que no es mi propósito ponerme ahora a recordar. Son cosas de las que precisamente queremos evadirnos en estos días.
Pues vamos a intentar lo de la evasión. La más sana evasión. Desde hace algún tiempo, vengo notando un fenómeno, que se da en no pocas personas y que me hace la impresión que va en aumento. Se trata del creciente número de individuos (hombres o mujeres), que se alejaron (hace algunas décadas) de la religión y de la Iglesia, hasta detestar a obispos, curas y frailes sin piedad. Pero ahora resulta que, sin saber exactamente por qué, en esas personas “a-religiosas”, está surgiendo – y va en aumento – una profunda y secreta admiración por el personaje y la significación de Jesús de Nazaret.
El problema, para algunas de estas personas, está en que la cristiandad ha fundido y confundido, de tal manera y hasta tal punto, a Jesús con la religión, que el rechazo de “lo religioso” está dificultando (más de lo que imaginamos) el encuentro con Jesús y la aceptación de su mensaje. Y es que quienes se hacen un lío con este asunto concreto, posiblemente nunca han caído en la cuenta de que a Jesús lo mató la religión.
Aquí es fundamental dejar claro que los evangelios son “teología narrativa”. Es decir, se trata de una teología hecha, no a base de teorías, doctrinas, especulaciones y argumentos. Los evangelios son una recopilación de relatos, tomados de la vida diaria de la gente, que nos presentan y nos platean un “proyecto de vida”. Una forma de vivir, que antepone la vida (y la felicidad de la vida) a la religión, a sus dirigentes, sus leyes, sus amenazas, sus ceremonias, el “yugo” y la “carga”, que Jesús le suavizó a la gente hasta hacerla feliz. Teniendo muy presente que, en todo este asunto, lo que importa no es la “historicidad” de los relatos. Lo que interesa es la “significatividad” de esos relatos.
En definitiva, ¿por qué la religión no soportó el Evangelio? ¿Por qué los “hombres de la religión” se enfrentaron, odiaron y mataron a Jesús? Porque la “religión” brota de la “necesidad”. El Evangelio, por el contrario, surge de la “generosidad”. Esto es lo que explica que Jesús fue un hombre muy “religioso”, pero como no soportaba ver a la gente sufrir, por eso, ni más menos, antepuso el “Evangelio” a la “religión”.
Por eso – y con razón – tanta gente (sin saberlo), cuando llega Navidad, se alegra lo indecible. Porque llega el Evangelio