FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 5 de marzo de 2015

La Santa Sede vuelve a reclamar el fin de la pena de muerte

Tomasi, ante Naciones Unidas

"Existen otros medios"
(RV).- La Santa Sede lanza un nuevo llamamiento al mundo para "una suspensión global del uso de la pena de muerte" en vista de su abolición: así lo expresó Mons. Silvano Maria Tomasi, Observador Permanente del Vaticano ante la Oficina de las Naciones Unidas de Ginebra, durante la 28ª sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre la pena de muerte en curso en la ciudad suiza.
El prelado, al recordar lo expresado por Juan Pablo II en la Evangelium Vitae, ha reiterado que es evidente que hoy en día existen otros medios que no son la pena de muerte "para defender las vidas humanas del agresor y proteger el orden público y la seguridad".
Mons. Tomasi citando al Papa Francisco, recordó además "la posibilidad de la existencia del error judicial y el uso que hacen los regímenes totalitarios y dictatoriales... como instrumento de represión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales".
Asimismo el Observador Permanente ante las Naciones Unidas subrayó el hecho de que "ningún efecto positivo claro de disuasión resulta de la aplicación de la pena de muerte y que la irreversibilidad de esta pena no consiente eventuales correcciones en caso de errores judiciales".
Finalmente Mons. Tomasi, realizando el llamamiento para la abolición de la pena de muerte, exhorta a "mejorar las condiciones de detención, con el fin de garantizar el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de la libertad".

El Papa, contra los "epulones" que tienen "los vidrios oscurecidos para no ver a los pobres"

  • "Hasta el último momento, tenemos un Padre que nos espera", afirma

    "La mundanidad transforma las almas, hace perder la conciencia de la realidad


Radio Vaticana).- La mundanidad oscurece el alma, haciéndonos incapaces de ver a los pobres que viven junto a nosotros con todas sus llagas: así, en síntesis, el Papa Francisco en la Misa de la mañana presidida en Casa Santa Marta.

Comentando la parábola del rico epulón, un hombre vestido "de púrpura y lino finísimo" que "cada día se daba a grandes banquetes", el Papa observa que no se dice de él que fuera malo: al contrario, "quizás era un hombre religioso, a su modo. Rezaba, quizás, alguna oración, y dos o tres veces al año seguramente se dirigía al Templo a hacer los sacrificios y daba grandes ofrendas a los sacerdotes, y ellos, con esa pusilanimidad clerical, le daban las gracias y le hacían sentar en el sitio de honor".

Pero no se daba cuenta de que a su puerta había un pobre mendigo, Lázaro, hambriento, lleno de llagas, "símbolo de la tanta necesidad que tenía". El Papa explica la situación del hombre rico:

"Cuando salía de casa, eh no ... quizás el coche con que salía tenía los vidrios oscurecidos para no ver lo de fuera... quizás, no lo sé... Pero seguramente sí, su alma, los ojos de su alma, estaban oscurecidos para no ver. Sólo veía dentro de su vida, y no se daba cuenta de lo que le sucedía a este hombre, que no era malo: era enfermo. Enfermo de mundanidad. Y la mundanidad transforma las almas, hace perder la conciencia de la realidad: viven en un mundo artificial, hecho por ellos ... La mundanidad anestesia el alma. Y por esto, este hombre mundano no era capaz de ver la realidad".

Y la realidad son los muchos pobres que viven junto a nosotros: "Muchas personas que llevan la vida de forma difícil, de modo difícil; pero si yo tengo el corazón mundano, nunca entenderé esto. Con el corazón mundano no se puede entender la necesidad de los demás. Con el corazón mundano se puede ir a la Iglesia, se puede rezar, se pueden hacer muchas cosas. Pero Jesús, en la Última Cena, en la oración al Padre, ¿qué pidió? ‘Por favor, Padre, custodia a estos discípulos que no caigan en el mundo, que no caigan en la mundanidad. Es un pecado sutil, es más que un pecado: es un estado pecador del alma".


En estas dos historias - afirma el Papa - hay dos juicios: una maldición para el hombre que confía en el mundo y una bendición para quien confía en el Señor. El hombre rico aleja su corazón de Dios: "la su alma está desierta", una "tierra de salinas donde nadie puede vivir", "porque los mundanos, para la verdad, están solos con su egoísmo".

Tiene "el corazón enfermo, tan apegado a esta forma de vivir mundana que difícilmente podía curar". Además - añade el Papa - mientras el pobre tenía un nombre, Lázaro, el rico no lo tiene: "no tenía nombre, porque los mundanos pierden el nombre. Son sólo uno de la muchedumbre acomodada, que no necesita nada. Los mundanos pierden el nombre".

En la parábola, el hombre rico, cuando muere se encuentra en los tormentos del infierno, y pide a Abraham que envíe a alguno de entro los muertos a advertir a sus familiares aún vivos. Pero Abraham responde que si no escuchan a Moisés y los Profetas, no creerán ni aunque resucite uno de entre los muertos. El Papa afirma que los mundanos quieren manifestaciones extraordinarias, y sin embargo "en la Iglesia todo está claro, Jesús habló claramente: ese es el camino. Pero hay al final una palabra de consuelo".

"Cuando ese pobre hombre mundano, en los tormentos, pide que le envíe a Lázaro con un poco de agua para ayudarle, ¿cómo responde Abraham? Abraham es la figura de Dios, el Padre. ¿Cómo responde? ‘Hijo, acuérdate ...'. Los mundanos han perdido el nombre. También nosotros, si tenemos el corazón mundano, hemos perdido el nombre. Pero no somos huérfanos. Hasta el final, hasta el último momento hay la seguridad de que tenemos un Padre que nos espera. Confiemos en Él. ‘Hijo'. Nos llama ‘hijo', en medio de esa mundanidad: ‘hijo'. No somos huérfanos".

•Papa Francisco puede impedir repetición de un golpe de Estado en Venezuela Óscar Fortin, Québec- Canadá








La intervención del papa Francisco para que Cuba y Estados Unidos vuelvan al restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, indica claramente su capacidad de influir sobre Obama. El papa puede hacer lo mismo, en cuanto a Venezuela, con Maduro y Obama.
En su discurso del sábado pasado (28 de febrero) al pueblo venezolano y al mundo, el presidente Maduro dijo que a dos ocasiones pidió encontrarse con Obama y que en las dos ocasiones Obama no le abrió la puerta. Me parece importante que los dos dirigentes tengan la oportunidad de explicarse mutuamente y que vean las aberturas que se presentan para volver a relaciones normales entre los dos estados soberanos y independientes. ¿Cómo no hacer todo para impedir una guerra llevando con ella muchos muertos, heridos, huérfanos etc. Entre personas de buena fe, inspiradas del mismo Evangelio sabrán resolver los problemas pendientes.
El papa Francisco firmó, en marzo pasado, un pacto secreto con el presidente Obama, para, supongo, trabajar juntos a la paz en el mundo. Si logro convencer al presidente Obama de reconocer que el bloqueo económico fue un fracaso, puede convencerlo para que se encuentre con su homologo venezolano, Nicolás Maduro. No se puede vivir siempre con una amenaza de golpe de estado alimentada por una desinformación que impide entender en su realidad lo que pasa. En este caso, importa que el problema sea tratado directamente por el papa Francisco. Ya sabemos lo que piensan Pietro Parolin, y el Episcopado venezolano.
El primer paso consiste en una carta del papa Francisco a los dos Presidentes para que se encuentren para discutir y buscar un camino político para resolver los problemas que se presentan. Los dos pueden decidir de confiar a un equipo de altos funcionarios tanto de los Estados Unidos como del gobierno de Venezuela para aclarar los diferentes. El papa Francisco mandaría también representes cedibles de la Iglesia para participar a esos encuentros de trabajo.
Todos sabemos que los Estados Unidos están tras esos llamados paro un golpe de Estado promovidos por una cierta oposición. Sabemos también que ningún golpe de Estado es posible en América latina sin que estén aprobados por los Estados Unidos y el Vaticano. En eso esta la importancia que el papa Francisco cuya credibilidad por un mundo de paz es indiscutible, se haga presente en una forma muy activa para que Obama y Maduro se encuentren y den soluciones a los problemas presentados , en el cuadro de las leyes internacionales y de los derechos humanos.
Si el papa se metió en el caso de Cuba y de Estados Unidos, es importante que haga lo mismo en el caso de Estados Unidos y de Venezuela. Es muy importante que el contacto del papa con Obama y Maduro, sea un contacto directo, sin intermediarios. es mas que importante.
Yo creo al papa Francisco que hace el portavoz de una Humanidad que quiere justicia y paz. No le gusta tampoco las mentiras y manipulaciones que considera como pecados graves. Se trata de un papa que se hace cada día mas cercano de los pobres y humildes.
Un papa del cual dijo Obama a la salida de su encuentro, en marzo pasados: hay que escucharlo. Es tiempos que se haga escuchar por todas las Américas con una vox que no se presta a ninguna ambigüedad.

•Domingo 8 de Marzo, 3 Cuaresma – B (Juan 2,13-25): Un templo nuevo José Antonio Pagola


UN TEMPLO NUEVO

Los cuatro evangelistas se hacen eco del gesto provocativo de Jesús expulsando del templo a «vendedores» de animales y «cambistas» de dinero. No puede soportar ver la casa de su Padre llena de gentes que viven del culto. A Dios no se le compra con «sacrificios».
Pero Juan, el último evangelista, añade un diálogo con los judíos en el que Jesús afirma de manera solemne que, tras la destrucción del templo, él «lo levantará en tres días». Nadie puede entender lo que dice. Por eso, el evangelista añade: «Jesús hablaba del templo de su cuerpo».
No olvidemos que Juan está escribiendo su evangelio cuando el templo de Jerusalén lleva veinte o treinta años destruido. Muchos judíos se sienten huérfanos. El templo era el corazón de su religión. ¿Cómo podrán sobrevivir sin la presencia de Dios en medio del pueblo?
El evangelista recuerda a los seguidores de Jesús que ellos no han de sentir nostalgia del viejo templo. Jesús, «destruido» por las autoridades religiosas, pero «resucitado» por el Padre, es el «nuevo templo». No es una metáfora atrevida. Es una realidad que ha de marcar para siempre la relación de los cristianos con Dios.
Para quienes ven en Jesús el nuevo templo donde habita Dios, todo es diferente. Para encontrarse con Dios, no basta entrar en una iglesia. Es necesario acercarse a Jesús, entrar en su proyecto, seguir sus pasos, vivir con su espíritu.
En este nuevo templo que es Jesús, para adorar a Dios no bastan el incienso, las aclamaciones ni las liturgias solemnes. Los verdaderos adoradores son aquellos que viven ante Dios «en espíritu y en verdad». La verdadera adoración consiste en vivir con el «Espíritu» de Jesús en la «Verdad» del Evangelio. Sin esto, el culto es «adoración vacía».
Las puertas de este nuevo templo que es Jesús están abiertas a todos. Nadie está excluido. Pueden entrar en él los pecadores, los impuros e, incluso, los paganos. El Dios que habita en Jesús es de todos y para todos. En este templo no se hace discriminación alguna. No hay espacios diferentes para hombres y para mujeres. En Cristo ya «no hay varón y mujer». No hay razas elegidas ni pueblos excluidos. Los únicos preferidos son los necesitados de amor y de vida. Necesitamos iglesias y templos para celebrar a Jesús como Señor, pero él es nuestro verdadero templo.

La Justicia española, entre África y Sicilia Ruth Toledano

Como considera la acusación particular, la pérdida del sumario sobre la destrucción de los discos duros de Bárcenas conlleva “demasiadas casualidades”. Dos cajas, tres tomos, 1.000 folios no son tan fácilmente despistables y, en todo caso, se habrían tenido que custodiar como oro en paño. El oro de la dignidad de un país protegido por el paño de la Justicia.
Pero aquí las cosas están llegando muy lejos. La abogada Isabel Elbal dice que parece que estamos en África. A mí me recuerda a Sicilia. La realidad es que estamos en el Juzgado 32, plaza de Castilla, Madrid. Un lugar en donde, simplemente, puede reinar el caos, pero al que también puede llegar el flujo apestoso de “las cloacas del Estado” (como acusa el periodista Inda, con el que no me queda más remedio que coincidir) para arrastrar con su mierda la posibilidad de desvelar unos delitos que comprometerían seriamente al Partido Popular y al Gobierno de la nación.
Ante la pérdida del sumario de Bárcenas, no se trata de que seamos un desastre, de que tengamos las dependencias de la Administración como la habitación de un adolescente, no se trata de que los despachos y archivos sean una leonera, no se trata de que el monstruo del aparato se haya quedado obsoleto, anclado en un pasado analógico, incapaz ante un presente y un futuro digital. Ni siquiera se trata de “que todo cambie para que no cambie nada”, como apunta el abogado Gonzalo Boye en un artículo imprescindible sobre la necesidad de “una transformación radical de entender y abordar lo que es impartir Justicia”.
Todo eso, más propio de África (es decir, sin evolucionar a causa de regímenes totalitarios, predemocráticos, feudales o, sencillamente, saqueados, destruidos, arrasados por las colonias, las guerras, la miseria y la indiferencia), podemos afrontarlo con un cambio de rumbo político, de organización, podemos transformarlo relevando a los responsables del poder y poniéndonos a trabajar. Siendo urgente, esa transformación radical será factible con voluntad de cambio.
Lo más importante, sin embargo, lo más grave, es lo que huele a Sicilia: la posibilidad de que una voluntad camorrana haya extendido por los Juzgados de la plaza de Castilla de Madrid una mano negra que haga desaparecer documentación esencial, beneficiando con tales métodos al PP. La sola posibilidad de que pueda suceder algo así (y, visto lo visto en Génova cuando estalló el caso Bárcenas, no sería de extrañar), es para que nos asustemos de verdad. La mano negra camorrana es capaz de cualquier cosa y su existencia demostraría que estamos más indefensos de lo que creemos y ante un grave peligro.
Por mucho que se pueda recomponer el sumario (y cuesta creer, dadas las condiciones en las que se trabaja en los Juzgados, que no vaya a faltar ni una sola de esas 1000 páginas), es imprescindible que la desaparición del sumario no sea noticia de un día y que se despejen todas las cuestiones que suscita tan turbia circunstancia: ¿quién tiene en los Juzgados responsabilidad real sobre la custodia, la manipulación y el traslado de una documentación de vital importancia? ¿El juez correspondiente? ¿La funcionaria de turno? ¿Por qué se enviaron (presuntamente) los originales y no una copia? ¿Por qué no se enviaron (presuntamente) por “oficio judicial” y se hizo por “providencia”, cuya validez jurídica podría haber sido recurrida? ¿Por qué se tarda más de un mes en enviarlo (presuntamente) desde que lo ordena el juez? ¿Por qué nos enteramos de la presunta pérdida casi un año después?
Son preguntas que requieren de respuestas urgentes y contundentes. De no disponer de ellas, seguiremos sospechando de esta pérdida. En todo caso, queda en evidencia que el ya de por sí kafkiano laberinto de la Justicia no nos ofrece un mínimo de confianza, que la indefensión a la que el sistema judicial aboca los ciudadanos (unido a la aplicación de unas tasas judiciales que favorecen a los ricos) se encuentra entre lo más grave que está sucediendo en el Estado español.
Debe dar estas explicaciones el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá, y proceder a la depuración de todas las responsabilidades. De lo contrario, nos quedará claro que no solo tenemos un sistema judicial propio de África sino cercano a Sicilia. Y que la celebración este domingo del foro ‘Más justicia, Mejor Sociedad’, organizado en Madrid por el PP y al que han asistido Catalá, Aguirre, Arenas y Floriano, sería lo más cercano a una misa negra, antes que la gran burla que ya es.