FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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miércoles, 22 de noviembre de 2023

Los crímenes en la Franja de Gaza muestran la demencia de la razón y la falta de corazón

 


Leonardo Boff*

En pleno siglo XXI estamos presenciando lo que ha sido llamado “la era de la guerra eterna” llevada a efecto particularmente por los Estados Unidos de América en todas partes donde su dominio sobre todo el mundo es puesto en jaque. Viven la ideología del “Destino Manifiesto” de ser “el nuevo pueblo de Dios”, para llevar al mundo la democracia (burguesa), los derechos humanos (individuales, olvidando los sociales y ecológicos) y el valor supremo del individuo (base de la acumulación capitalista). En esa creencia sostienen a sangre y fuego la unipolaridad  según este lema: “un solo mundo – un solo imperio”, el suyo. Harán guerra para impedir la multipolaridad.

Mientras estamos escribiendo, se está produciendo la masacre cruel de todo un pueblo, el pueblo palestino de la Franja de Gaza, denunciado como un verdadero  genocidio, perpetrado por el sionista Benjamin Netanyahu, con el apoyo incondicional de Estados Unidos. Está actuando la razón enfurecida sin el más mínimo corazón y sin sensibilidad humana, ejerciendo su lógica fría y sin ningún escrúpulo ni límite éticos.

Sabemos que la razón sensible y cordial es más ancestral que la razón pensante. La primera surgió hace 125 millones de años cuando, en el proceso evolutivo, irrumpieron los mamíferos con el llamado cerebro límbico, sede del mundo de los afectos y de la cordialidad. La hembra al dar a luz se llena de cuidado y de sensibilidad hacia su cría. Nosotros, los seres humanos, olvidamos que somos mamíferos racionales, por lo tanto portadores de sensibilidad, de cuidado, de afecto y de amor. Este dato pertenece al DNA de nuestra naturaleza. Solo desde hace 7-8 millones de años se formó el cerebro neocortical, base del pensamiento y de la racionalidad conceptual. Y solo en los últimos 100 mil años emergió el homo sapiens sapiens del que somos herederos.

Nótese que lo más ancestral no es el logos, sino el pathos, la razón emocional, cordial y sensible. Somos seres racionales pero asentados sobre el universo de los afectos, de la sensibilidad, en una palabra: nuestra mente echa raíces en el corazón. En este viven los grandes valores que nos orientan, como el amor, la empatía, la amistad y la compasión. Como afirmaba un representante de la etnia Pueblo de Nuevo México (USA) al gran psicoanalista C.G.Jung que los visitó: “ustedes están locos”  porque presumen de pensar con la cabeza. Nosotros, sin embargo, pensamos con el corazón”. Esta respuesta hizo que el gran psicoanalista cambiara su percepción de la psique humana que tanto estudiaba. Jung entendió por qué los europeos conquistaron el mundo mediante la violencia y las guerras: porque usaban solo la cabeza sin el corazón. Habían perdido la dimensión de la sensibilidad y de la compasión. Por eso cometieron el mayor holocausto de la historia. En menos de 50 años, según la investigación más reciente de Marcelo Grondin y Moema Viezzer (Abya Yala, genocídio dos povos originários das Américas, 2021) exterminaron a cerca de 61 millones de habitantes de las Américas (de Estados Unidos a partir de 1607). Fue nuestro olvidado Holocausto, el mayor de la historia.

El drama del hombre actual es haber perdido la capacidad de sentir al otro como su semejante, de vivir un sentimiento de pertenecer a la misma humanidad, cosa que las religiones y las éticas humanitarias enseñaron siempre. Lo que se opone a la religión no es el ateísmo o la negación de Dios. Lo que se opone es la incapacidad de ligarse y religarse con los diferentes y con la naturaleza con un lazo de reconocimiento y de afecto. Hoy un gran número de personas están desenraizadas, desconectadas de sus semejantes humanos, de la naturaleza y de la Madre Tierra. En el lenguaje de Jung reprimieron la dimensión del anima que responde por la expresión de la sensibilidad, del cuidado, de la relacionalidad con los otros y con la espiritualidad.

Si no articulamos razón y sensibilidad, mente y corazón, difícilmente nos movemos para defender a quien está siendo sacrificado y martirizado, con más de 10500 muertos y más de 1500 niños bajo los escombros producidos por los ataques aéreos y terrestres del ejército del insensible y sin corazón Netanyahu.

La mera razón analítico-instrumental no acompañada de la inteligencia emocional se vuelve irracional e insana hasta el punto de practicar el Holocausto de 6 millones de judíos por los nazis y los 61 millones de representantes de nuestros pueblos originarios.

Una ciencia con conciencia, cuidadosa, sensible a todo lo que existe y vive, que une mente y corazón es la condición previa para que evitemos masacres y genocidio, como estamos presenciando en la Franja de Gaza. Es más, aseguraremos que no vamos a devorarnos mutuamente y salvaguardaremos la vitalidad del planeta Tierra. En caso contrario, él puede seguir girando alrededor del sol, pero sin nosotros.

*Leonardo Boff ha escrito Cuidar la Tierra-proteger la vida: cómo escapar del fin del mundo, Record y Nueva Utopía 2010; Habitar a Terra:qual o caminho para a fraternidade universal?,  Vozes 2022.

Traducción de María José Gavito Milano

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Religión Digital

«La paz es posible. Se necesita buena voluntad. No nos resignemos a la guerra»
«Ayer, en Sevilla, fueron beatificados Manuel González Serna, sacerdote diocesano y 19 compañeros, presbíteros y laicos, asesinados durante el clima de persecución religiosa de la guerra civil española»
«La confianza libera, el miedo paraliza. El miedo bloquea, la confianza desbloquea las capacidades. Y alegra el corazón del Padre, que se complace viendo a sus hijos que no lo temen, sino que lo aman» Ver noticia

SOS del obispo a los laicos para que den 'misas' ante la falta de sacerdotes

BAF

La Diócesis hace un llamamiento a los feligreses para que realicen celebraciones en ausencia de presbítero en los pueblos

Fuente:   La Gaceta de Salamanca

Por   Ángel Benito

Salamanca

19/11/2023


El vicario de Pastoral, Andrés González, se dirige a los feligreses. ALMEIDA


411 parroquias, muchas de ellas dispersas entre sí, divididas en cinco arciprestazgos para una cifra de sacerdotes que no se renueva en la Diócesis de Salamanca: solo hay 61 curas menores de 75 años que se les considera activos, según las cifras aportadas por el obispo, José Luis Retana, mientras que el resto (en torno a 120) están jubilados aunque, salvo que haya problemas físicos, mantienen su compromiso en las parroquias. No obstante, llegar a todos los templos se ha convertido en una utopía.

Ante esta situación, Retana ya planteó como una de las prioridades en la Semana de Pastoral la implicación de los laicos. Es decir, que los fieles pasen de ser una parte pasiva a formar parte de forma activa en lo que el Papa Francisco considera una «Iglesia, en misión». Y en lo más básico: llegar a las celebraciones donde los sacerdotes, por puro físico, no pueden llegar en lo que se conoce como celebraciones en ausencia de presbítero. Son aquellas 'misas' que se realizan sin sacerdote y se ciñen a la lectura de la Palabra de Dios, y al reparto de la comunión, ya que la consagración es una función patrimonio exclusivo de los sacerdotes.

Con esta intención, la Diócesis lanzó una campaña dirigida tanto a las personas que desempeñan este ministerio, como aquellos que quisieran conocer esta labor para desempeñarla en sus comunidades. «Los laicos tienen un papel fundamental cuando en ausencia del sacerdote abren el templo y mantienen viva la presencia de la eucaristía con las lecturas o la distribución de la comunión», explica Andrés González, vicario de Pastoral. Los sacerdotes suelen rotar por semanas para tener una presencia continua en las parroquias, pero en esta tarea, para llegar a todas la ayuda de los laicos como celebrantes de la palabra se torna fundamental.

A la hora de poner en marcha esta iniciativa, el responsable de la delegación plantea dos motivaciones, una más que urge a la necesidad y otra a la corresponsabilidad. «Cada vez somos menos sacerdotes y tenemos más comunidades que pastorear y no llegamos a todas los domingos», sentencia. Por ello, considera importante que la comunidad se reúna y pueda celebrar de forma comunitaria. La segunda vía viene más acompañada del compromiso. «El laico por la propia vocación bautismal puede llevar a cabo una serie de tareas que las puede hacer perfectamente con la formación adecuada catequética, caritativa, litúrgica», incide. Por ello, tras considerarlo como una «prioridad» en la Semana de Pastoral se hizo un llamamiento al que acudieron 75 personas, entre los que venían ya realizando celebraciones de la palabra y los que se habían interesado en ella. «Primero, les dimos una palabra de gratitud por su disponibilidad y su gratuidad hacia la Iglesia diocesana. Y recordarles que son enviados por el obispo».

El objetivo es conseguir equipos apostólicos que estén conformados por sacerdotes, laicos y religiosas de vida consagrada con el objetivo de que la implicación vaya más allá de la celebración dominical e incluya la parte de catequesis, asistencial, etc... Las partes con más dificultades para que lleguen los párrocos se encuentra en las zonas de Vitigudino, Sierra de Francia, e incluso en La Armuña, donde el propio González tiene a su cargo a trece parroquias.

Y es que en la implicación de los laicos se encuentra gran parte del futuro, ya que el relevo generacional en los sacerdotes no llega. «La realidad en nuestra Diócesis es que la edad media del clero es elevada y somos muy pocos los sacerdotes «jóvenes» —Andrés González tiene 44 años—y solo un seminarista de la Diócesis de Salamanca. «Estamos atravesando un invierno largo de vocaciones para el sacerdocio», asume.

No obstante, el vicario de Pastoral señala que cada vocación debe considerarse «un milagro» y por lo tanto debe hacerse un trabajo en fortalecer la vida de las comunidades para suscitar vocaciones a la vida cristiana y generar compromiso.

El propio obispo de la Diócesis durante la celebración del Día del Seminario planteó la pastoral vocacional como una «prioridad» para la Iglesia local y pidió una implicación de todas las comunidades para llevarla a cabo. «Esto incluye desde el obispo, hasta el presbiterio, el Seminario, la Delegación de pastoral vocacional, las familias, comunidades cristianas, movimientos eclesiales».

 

Las celebraciones en ausencia de presbítero

¿Por qué son necesarias estas celebraciones?

La despoblación en las parroquias rurales y la disminución del número de sacerdotes es la principal causa de este tipo de celebraciones. En el medio rural, los sacerdotes suelen tener a su cargo un gran número de municipios, muchos de ellos dispersos entre sí, y a los que es imposible celebrar todos los domingos. Suelen rotar todas las semanas para tener una presencia continua en las parroquias.

 

¿En qué consiste una celebración en ausencia de presbítero?

La celebración dominical en ausencia de presbítero se ciñe a la lectura de la Palabra de Dios y al reparto de la comunión, ya que la consagración es una función patrimonio exclusivo de los sacerdotes. El celebrante no usará el altar, excepto para colocar el copón en el momento en que se vaya a distribuir la comunión.

 

¿Quién puede ejercerlo?

Los encargados de presidir estas ceremonias pueden ser laicos, religiosas o religiosos, independientemente de su sexo. Según los criterios diocesanos recogidos en el Directorio emitido por el obispo emérito Carlos López, se prima a los laicos pertenecientes a la parroquia, posteriormente al arciprestazgo y en caso de que no hubiera nadie en estos dos casos se recurriría a los equipos apostólicos que se quieren formar. En este aspecto, las personas elegidas deben caracterizarse, según el Directorio Diocesano, por ser «personas de ejemplar vida cristiana, cualidades para el trabajo en equipo y que, a ser posible pertenezcan a la comunidad parroquial donde ejercen».

El Papa Francisco agradece a obispos canarios la respuesta a crisis migratoria

 

VATICAN  NEWS


El Pontífice exhorta a la Iglesia en Canarias a construir “redes de amor y faros de esperanza” que sanen las heridas de los que sufren.

Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano  

“Conociendo la difícil situación que está atravesando el archipiélago canario debido a la crisis migratoria, quisiera expresarles unas palabras de aliento y cercanía”, escribe el Papa Francisco en una carta a los Obispos de las Islas Canarias en España

Dirigiéndose a estas islas del Atlántico, Francisco agradeció a los Obispos por los esfuerzos realizados para responder a la emergencia: “La sensibilidad y hospitalidad que caracteriza al pueblo canario deja huella también en el modo de acoger, proteger, promover e integrar a los hermanos y hermanas que llegan a sus costas buscando un porvenir”.

“¡Gracias por abrir las puertas del corazón a los que sufren!”, les expresó el Papa invitándolos a no desanimarse ente esta tarea pastoral.  

El Santo Padre los exhortó a construir “redes de amor y faros de esperanza” para afrontar los desafíos migratorios “que iluminen las sendas de una nueva humanidad, dispuesta a inclinarse, como el Buen Samaritano, para curar las heridas de los que están caídos (cf. Lc 10,25-37)”, dice el texto publicado por la Conferencia Episcopal Española.

Finalmente invita el Pontífice a encontrar en los rostros de los migrantes “una mirada que anhela un futuro de paz y de fraternidad. Pidamos a Dios que estos anhelos lleguen a buen puerto”. Y concluye su menaje impartiendo la bendición al pueblo canario: “la Virgen Santa lo sostenga con su protección maternal”.

JOSÉ MARÍA CASTILLO, LA FUERZA PROFÉTICA DE LO DÉBIL


col sequeiros

 

castillo memorias

En una semana se nos han ido dos testigos cristianos del siglo XX: en México, el pasado domingo día 5 de noviembre fallecía Enrique Dussel, el filósofo de la liberación. El domingo 12 de noviembre nos dejó en Granada el teólogo de La Puebla de Don Fadrique José María Castillo. Un gran amigo suyo, Pedro Miguel Lamet, ha publicado en las redes sociales un sentido obituario al que titula “José María Castillo, la fuerza profética de lo débil” al que aquí nos referimos.

A los noventa y cuatro años de edad, después de una vida llena de estudio, búsqueda de la verdad evangélica y profunda bondad, pero difícil y plagada de obstáculos, se nos ha ido en Granada el teólogo popular libre y disidente, pero profundamente cristiano, José María Castillo.

En estos momentos, con el dolor de su pérdida, más que los datos fríos y académicos de su vida nos interesa su perfil humano e intelectual. Un pintor habría utilizado para retratarlo colores pálidos para trazar suavemente un rostro entre frágil e inteligente, solitario y cordial, humilde y respondón. Pero esa es solo la apariencia. Pepe Castillo es mucho más. Pueblo pequeño, escasez de la Andalucía oprimida, guerra y posguerra, franquismo y transición; Trento y Vaticano II, le configuran como marco político y vital. Un rasgo de sus comienzos emociona especialmente, su confesión de que de niño fue pastor literal de ovejas. Cuenta que durante años le dio vergüenza relatar esta vivencia infantil. Pero no solo es hermosa esa conexión primitiva con la naturaleza y la imagen bíblica del pastoreo, sino que viene a simbolizar lo que va a ser el eje de toda su vida: la centralidad del Evangelio como columna vertebral de su actividad teológica.

Como en una película hay secuencias que se alternan en su relato: el proceso de ir descubriendo al verdadero Dios contra la falsa religión en su hijo, Jesús de Nazaret, y, como en un salto continuado de obstáculos, superar los escollos que le irá poniendo la Iglesia institucional o real. Sobre el sustrato de una psicología frágil y sensible, como él mismo confiesa que es la suya, eso ha supuesto tener que afrontar muchas noches oscuras, incomprensiones, soledad e incluso tener que superar en varias ocasiones la depresión. Pero nunca ha claudicado en su lucha hasta alcanzar la libertad e incluso, en la medida que es posible en este mundo, la felicidad.

En este proceso ha estado muy presente la Compañía de Jesús. Yo creo que en cierto modo ser jesuita imprime carácter. Con sus defectos -entre ellos cierto orgullo corporativo-, la orden que fundó San Ignacio no deja indiferentes. De los muchos ex jesuitas que he conocido pocos no sienten cierta añoranza, y la mayoría asegura que la experiencia a fondo de los Ejercicios ha marcado para siempre su vida. Lo curioso de Castillo es que, a pesar de que abandona dos veces la Orden (la primera por enfermedad en el noviciado, la segunda por conflictos que el resume como “higiene mental”), mantendrá siempre un vínculo de gratitud y aprecio, tanto que Pepe le dedica a la Compañía de Jesús sus recientes “memorias” y le atribuye muchos de sus logros de formación y vivencia.

Una de las cualidades más destacadas de la Compañía, sobre todo los últimos tiempos, es su flexibilidad y tolerancia para albergar entre sus filas hombres tan distintos como Teilhard de Chardin y Karl Rahner, Gerald M. Hopkins y Carlo María Martini, generales como Janssens y Arrupe, y entre los españoles singularidades tan acusadas como los padres Llanos y Díez-Alegría. De estos dos grandes hombres, como Castillo, libres, proféticos y rompedores, he escrito biografías documentadas. La de José María Díez-Alegría la titulé “Un jesuita sin papeles: la aventura de una conciencia”. Precisamente por su objeción de conciencia Alegría tuvo que abandonar legalmente la Orden, aunque el simpar Arrupe, entonces superior general, le permitió seguir viviendo como un jesuita más en casas de la Compañía. No sé de otro instituto eclesial que haya tenido un gesto de este calibre.

Sea como fuere la trayectoria teológica de Pepe Castillo, insuflada de una enorme cultura y cientos de libros asimilados y otros escritos por él, es una continua superación de censuras y de problemas de libertad de cátedra. Llega a afirmar que la Teología es “un saber sometido a censura”. Su clave para entenderla es la encarnación como humanización de Dios. Por eso afirma en una estrecha unión de inmanencia y trascendencia: “Si luchamos en serio por ‘humanizar’ esta sociedad y este mundo, entonces y sólo entonces, podremos pensar en serio que estamos luchando por ‘divinizar’ nuestra existencia”. Para señalar lo que distingue a un cristiano del que no lo es, afirma que se produce cuando “sólo queda en pie el amor, la bondad y el comportamiento que cada cual ha tenido en su vida con sus semejantes”.

 

Leandro Sequeiros

Antiguo profesor de la Facultad de Teología de Granada

JUSTICIA SOCIAL, UNA REALIDAD DE VIDA O MUERTE

col martell

 

(Página 12).- La comunidad organizada de trabajadores, empleadores y gobiernos que es la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, constituida como unidad en la diferencia a partir de la realidad de sufrimiento que genera el desempleo estructural, la explotación y el tráfico de personas, no concibe la justicia social a modo de distribución como se cree, sino a modo de participación, como se teme. La justicia social, tanto para el mundo de las relaciones del trabajo, como para el magisterio social de la Iglesia Católica, no es una idea política, ni una fórmula económica. Es una realidad jurídica de vida o muerte. Se trata de quién decide y no de quién recibe. Por eso el Consejo de Administración de la OIT aprobó la Coalición Mundial por la Justicia Social.

Como dice el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si, el clamor que grita por justicia social ya no es solo de los pobres, sino también de la tierra. Es por eso que, en respuesta a la crisis socio-ambiental que amenaza las condiciones de vida en el planeta, durante la 349a reunión del Consejo de Administración de la OIT se aprueba la Coalición Mundial por la Justicia Social. Cuesta pensar que una vez más se deba salir a promocionar que todos los seres humanos “tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades”. Sin embargo, así lo dice y así lo hará la OIT con su experiencia centenaria, reafirmando en el siglo XXI la Declaración de Filadelfia. sumando los desafíos de la Agenda 2030.del Sínodo de la d

 Conformada para defender los pilares fundamentales del Programa de Trabajo Decente y los principios de la Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo, la Coalición no puede ser considerada ideológica.

Promover el empleo productivo, digno y decente con medidas de protección social, así como promover el diálogo social tripartito, no puede ser considerado un atentado a la libertad individual.

Fortalecer las capacidades de todas las personas para beneficiarse de las oportunidades de un mundo del trabajo en transición, al tiempo que fortalecer la dimensión social del desarrollo sostenible, el comercio y la inversión, no puede ser considerado un atentado a la seguridad pública.

Promocionar las instituciones del trabajo, el derecho a elegir donde vivir, aumentar la resiliencia de las periferias, ocuparse de los derechos sociales de los más vulnerables, luchar contra el desempleo juvenil, la desigualdad de género y la economía informal, no puede ser considerado ideología.

Por el contrario, despreciar la justicia social es un atentado a la democracia participativa.

El desafío

El desafío de la Coalición Mundial por la Justicia Social consiste en contrarrestar esa propaganda negativa libertaria logrando un “impacto significativo” a escala global de valorización positiva de la justicia social, visibilizando sus aspectos constitutivos y promocionándolos como universales.

Nunca está de más aclarar que la justicia social, lejos de ser una idea, está realizada como bien común a modo de instituciones que garanticen: trabajo digno y decente; oportunidades equitativas de acceso al empleo y a la riqueza; respeto de los derechos laborales como derechos humanos; integración de la protección social; salud, nutrición y educación de calidad; capacitación permanente; desarrollo de competencias; políticas públicas y financieras que responden a demandas reales de la sociedad; empoderamiento de jóvenes y mujeres; solidaridad entre las diferentes regiones; acuerdos de comercio y financiación para una transición justa; y derecho a la migración. Sus elementos constitutivos se van agregando como resultado de un proceso histórico de discernimiento social comunitario. Porque el cambio o viene desde abajo, o no viene. Los derechos no son otra cosa que necesidades reconocidas por el Estado bajo la forma de ley, como instituciones.

El desafío de la Coalición de la OIT no pasa por determinar qué es la justicia social, sino por “mejorar las actividades de promoción y el establecimiento de un programa para elevar el debate político sobre la justicia social; promover la coherencia de las políticas y las acciones conjuntas, y generar y difundir conocimientos”. Para eso “los asociados pueden adherirse a la Coalición y apoyar la causa de la justicia social de formas diferentes y complementarias, que van desde contribuir a los esfuerzos de promoción (por ejemplo, a través de eventos o talleres, y de la movilización inter pares) hasta proporcionar apoyo en especie (por ejemplo, conocimientos especializados, herramientas y datos) o realizar contribuciones financieras” (cf. n.12).

La modalidad

La modalidad para cumplir el propósito ético de la Coalición Mundial por la Justicia Social, consiste en conformar una plataforma de cooperación y alianzas multilaterales para impulsar la justicia social a escala mundial, regional y nacional. Lo hará mediante políticas coordinadas, en apoyo de las prioridades nacionales, fomentando los esfuerzos colectivos para aumentar “la escala y el impacto de sus respectivas acciones” (cf. n. 9).

Para eso, se aprovecharán las estructuras y alianzas existentes, y se crearán nuevas. Se tratará de influir en la agenda mundial generando inversiones para medir: el nivel de compromiso con la justicia social y de apoyo a la misma; la visibilidad de las acciones de promoción; el seguimiento de los avances y la contribución a crear un repositorio de buenas prácticas; y la contribución al foro político de alto nivel de las Naciones Unidas.

Mediante esta plataforma de alto impacto, la Coalición tratará de activar los “apoyos necesarios para el reconocimiento de la justicia social en la agenda multilateral -en particular en la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas de 2024, y en la Cumbre Social Mundial de las Naciones Unidas de 2025” (Cf. n. 7).

La conformación

La conformación de la Coalición Mundial por la Justicia Social sigue la estructura tripartita del diálogo social -gobiernos, organizaciones de trabajadores y organizaciones de empleadores-, sumando ahora: organizaciones internacionales y regionales; instituciones financieras internacionales; empresas; instituciones académicas y organizaciones no gubernamentales. Esta ampliación responde al desafío que representa el cumplimiento de los ODS de la Agenda 2030, tanto sociales como ambientales. Por eso, a las prioridades iniciales de trabajo digno y decente, se suman la de empresas sostenibles y la de planificación para una transición justa en favor de la mitigación de los efectos del cambio climático y la adaptación a estos.

El Director General de la OIT, Gilbert F. Houngbo, declaró: "Ahora contamos con los esfuerzos de todos para movilizar a los principales interlocutores y hacer avanzar la justicia social. La necesidad de que la Coalición empiece a trabajar es cada vez más urgente".

 Los fundamentos

Los fundamentos de la Coalición están definidos por varios documentos: la Constitución de la OIT, incluida la Declaración de Filadelfia; la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento (1998), en su versión enmendada en 2022; la Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa (2008), en su versión enmendada en 2022; la Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo (2019); el Llamamiento mundial a la acción para una recuperación centrada en las personas de la crisis causada por la COVID-19 que sea inclusiva, sostenible y resiliente (2021); y la Resolución sobre las desigualdades y el mundo del trabajo (2021).

Lejos de ser una improvisación demagógica de gobiernos corruptos o pastores populistas, las bases de la Coalición siguen los principios, los valores, el programa normativo y la estructura de gobernanza de la OIT.

 

Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina

Religión Digital

(Emilce Cuda es teóloga. Escribió el libro "Para leer a Francisco. Teología, ética y política", publicado en 2014) 

GRUPOS DE JESÚS


col acebo

 

Ya hace unos años que se escribió. Pero me parece sumamente INTERESANTE. Me refiero al libro GRUPOS DE JESÚS. José Antonio Pagola lo escribió queriendo dar una facilidad para poder conocer profundamente, vitalmente, visceralmente a Jesús de Nazaret y su Mensaje. Voy siguiéndolo con un grupo de personas y nos ayuda muchísimo.

Hasta pienso -como lo dice él- si no sería interesante, siendo fieles a su seguimiento profundo el sustituir la eucaristía de algunos domingos y dialogar con serenidad y hondura sobre el contenido de este libro.

El autor pretende que volvamos a Jesús, a sus raíces, a sus actitudes, a sus planteamientos, a sus propuestas. En sus páginas hay evangelio, explicación, reflexión, contemplación, oración y seguimiento de Jesús. Conocemos y seguimos a Dios presente en Jesús.

Creo que la renovación auténtica no va a venir por unos u otros grupos nuevos, por nuevas oraciones, por celebraciones inventadas o pasadas. Hace falta conocer, sentir, amar, impregnarnos, seguir a Jesús. Su estilo, sus costumbres, sus actitudes, sus raíces. Con energía nueva, con conocimiento vital, con enamoramiento de Jesús, desde el Evangelio. Y esto nos llevará a unos planteamientos totalmente nuevos, alternativas que los viviremos en una Iglesia Sinodal, comprometida, comunidad “de” y “con” los pobres. Hablamos muchísimo de los pobres pero realmente no vivimos ni planteamos unos cambios radicales desde los pobres.

Jesús nos ha prometido que “donde hay dos reunidos en su nombre, ahí está El”. Una serie de personas -no hace falta muchas- queriendo conocer a fondo a Jesús hasta llegar a entusiasmarnos con Él. Creo que es un precioso catecumenado. Y pienso que en la Iglesia necesitamos hacer procesos de este estilo para pasar de un conocimiento superficial y memorístico a un dejarnos convertir, transformar por Él, por su Presencia, por su Persona.

Con los años y los siglos ya ha caído mucho polvo sobre nuestro cristianismo y es preciso limpiar, quitar el polvo de la costumbre y de la memoria superficial y descubrir la Palabra, descubrirle a El presente en nuestras vidas con toda su fuerza y su vitalidad

Los GRUPOS DE JESÚS son como el Espíritu de Jesús que nos penetra, nos encharca, nos va transformando hasta llegar a vivir la Presencia actual y actuante de Jesús. Os invito a trabajarlo.

EL EVANGELIO DE LAS ACTITUDES


col zapatero

 

Si Juan Pablo I señalaba, en el año lejano-cercano de 1981, que los cristianos de hoy se sienten en gran medida perdidos, confusos, perplejos, y hasta decepcionados, qué no decir varias décadas después. El panorama incierto y un tanto oscuro en el que nos encontramos cuestiona a todos por igual. Lo que aquí reflexiono como católico en forma de decálogo, puede ser válido para otras sensibilidades cristianas desde lo esencial que nos une, que es la actitud en el seguimiento diario del Evangelio allí donde nos ha tocado vivir a cada persona.

decalogo otalora

Seguimiento que nos compromete a ser agentes creíbles de la evangelización, tal como lo entiende la sinodalidad puesta en marcha de Francisco, y que nos interpela de qué manera. Lo que importa de verdad es la manera de encarar la vida y sus vaivenes, el cómo, porque ahí se encuentra el meollo de la existencia. Hacemos mucho, pero Jesús nos cuestiona, con amor, la actitud con la que actuamos.

A partir de aquí, el foco de este libro se dirige a reflexionar sobre algunas actitudes esenciales, básicas, capaces de condicionar la vivencia y el seguimiento de Jesús en medio de las turbulencias diarias: Escucha, Oración, Humildad, Confianza; y el corolario de todas ellas, el Ejemplo.

Luces largas para el camino ante el cortoplacismo que impide los cambios necesarios para actuar con amor verdadero: actitudes que reflexiono y complemento con algunos condicionantes a tener muy presentes, como centrarse en el éxito recolector en lugar de sembrar con esperanza; actuar desde el miedo o el legalismo del adoctrinamiento; desvalorizar lo cotidiano y el discernimiento verdadero, o dejarse arrastrar por la tentación de la uniformidad. Incluyo una reflexión en torno a la exhortación Amoris laetia, por la importancia de la actitud ante los conflictos familiares, donde la ley está al servicio de la misericordia, y no al revés.

Sabemos lo que hay que hacer, la carretera por la que transitar, pero nuestra conducción no se guía por las actitudes evangélicas que señalan el camino día a día. Por eso es tan necesario el proceso sinodal abierto por Francisco, a la que dedico el apéndice final; su importancia estriba en la manera de caminar en la fe, juntos, en humildad y a la escucha, como la manera de transformarnos en verdadera comunidad cristiana. Es la herramienta que nos guía en este necesario cambio de actitudes, no exente de dificultades concretas y preguntas para avanzar en la autenticidad de nuestra fe.

Ojalá que la lectura de estas páginas contribuya a reforzar la esperanza en el camino que no queda por delante, juntos a la escucha, en medio de dificultades de fondo que desconciertan y cuestionan no pocas seguridades. Ya lo dijo el poeta Mario Benedetti: cuando creíamos tener todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas. Esto no deja de ser una llamada a la conversión frente a la natural tendencia hacia la zona de confort espiritual, incompatible con el mensaje evangélico, siempre novedoso e imposible de aprehender en un odre, por muy ortodoxo que este sea.

Una conversión que, en clave sinodal, va más allá del tiempo acotado de Adviento o Cuaresma, si queremos descubrir en nuestras actitudes cotidianas el terreno donde la fe cobra vida como llamada al estilo de Jesús, no por obligación, sino desde la alegría de sentirnos amados y transformados por su amor.

Como dice Estrella Moreno en la presentación del libro, “La conversión cristiana afecta radicalmente a la transformación de las actitudes, de forma personal y comunitaria. Considero, como nuestro autor, que el Papa Francisco nos anima en ese cambio y él mismo está encarnando algunas de ellas como la alegría, la acogida, la escucha, el diálogo…”.

 

El evangelio de las actitudes

Decálogo para cristianos perplejos

Gabriel Mª Otalora

Editorial San Pablo – 2023. 150 págs.

A VUELTAS CON EL ESCÁNDALO


 

"El Vaticano permite que personas transexuales puedan ser bautizadas", según un documento enviado por el prefecto para la Doctrina de la Fe a un obispo de Brasil, 'si no hay peligro de escándalo', matiza.
A mí sí que me hubiera podido llegar a escandalizar, y mucho, el hecho que se haya tardado tanto tiempo en enderezar dicha injusticia, si no fuera porque hace tiempo que superé ya ese tipo de escándalos motivados por dar preeminencia a la ley, a costa de subyugar a las personas. Claro que, por lo que a mí respecta, me resultó muy fácil llegar a semejante conclusión después de ver la contundencia y rotundidad con la que Jesús hablaba a una gente que no tenía el más mínimo escrúpulo a la hora de observar estrictamente el cumplimiento de la ley religiosa, aunque fuera a costa de conculcar el bien y la dignidad de la persona: "el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado". Porque debo decir que no puedo por menos de preguntarme si el Bautismo, en este caso, está ligado a aspectos físico-corporales, orientación sexual u otros factores que tienen que ver mucho con la morfología exterior y, muy poco o nada, con el corazón de la persona que pide recibir el sacramento que le abre la puerta de la Iglesia.
Me viene a la mente el pasaje del libro 1 de Samuel 16, 7: "Dijo Yahvé a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Yahvé no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Yahvé mira el corazón".
Tal y como suele ocurrir, no sé si siempre, pero sí muchas veces, la posibilidad que una persona transexual, en este caso, pueda ser bautizada, lleva postdata, consistente en que alguien pueda decir que el supuesto bautismo le provoca escándalo. Esto yo lo llamo "coladero" o, lo que es lo mismo, excusa para que alguien, desde fuera, pueda impedir la celebración de dicho sacramento por razones obvias, con la cuestión del escándalo como telón de fondo.
Lo que me preocupa, en este asunto, no es que esto haya existido hasta ahora, sino que va seguir existiendo mientras las prédicas, sermones y catequesis sigan en muchas iglesias y centros de culto en la misma línea y vayan por semejantes derroteros.
Al hilo precisamente de la cuestión del escándalo, quiero citar unas palabras certeras y muy aclaratorias del recientemente fallecido José María Castillo: "Pueden darse situaciones en las que sea bueno el escándalo: cuando a alguien le hace caer de sus ideas equivocadas, de sus falsas seguridades, de sus sentimientos de superioridad o de estados de ánimo parecidos". De su posesión, única e indiscutible, respecto a la verdad inmutable, añadiría yo.
"No deberíamos tener miedo, continúa diciendo el teólogo, a escandalizar a los puritanos, los prepotentes y los intolerantes".
Que se me perdone mi falta de confianza, pero creo que por esos caminos no vamos a llegar nunca a buenos destinos. O, en caso de que pudiéramos llegar, que lo dudo, sería a costa de haber ido dejando antes mucho dolor y sufrimiento en los márgenes del camino.

PADRE MACCALLI: "DESDE MI MIRADA MISIONERA, LA RELACIÓN ENTRE LA GUERRA Y LOS POBRES PARECE INMEDIATA"


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“La Jornada Mundial de los Pobres 2023 se enmarca hoy en un escenario mundial de guerras verdaderamente inquietante. Desde mi mirada misionera, la relación entre la guerra y los pobres parece inmediata”, subraya el Padre Pier Luigi Maccalli con ocasión de la séptima Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el domingo 19 de noviembre.s del Sínodo de la S’

"La categoría bíblica de los pobres", recuerda el sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA) en una reflexión recogida por la Agencia Fides, "se identifica con la clásica tríada de huérfano, viuda y extranjero, y las guerras siempre producen huérfanos, madres viudas y tantos refugiados obligados a huir a lugares donde se les califica de extranjeros. Muchas mujeres y niños ucranianos, rusos, palestinos, israelíes, sudaneses, etíopes, y de tantos lugares olvidados por los medios de comunicación, se encuentran ahora viudas y huérfanos, sin un hombre que las abrace, sin un padre que seque sus lágrimas mientras caminan tristemente sin rumbo por calles extranjeras."

"Los cristianos católicos -continúa el misionero- tenemos la costumbre de subrayar la presencia real de Cristo en la Eucaristía y juzgamos blasfemo cualquier acto cometido contra iglesias, estatuas y lugares de culto. Violar el cuerpo y ensangrentar el rostro de los seres humanos, especialmente de los frágiles e indefensos, puede ser mucho peor. La guerra es un crimen contra la humanidad y personalmente sueño con el día en que sea abolida mediante una declaración pública, como ocurrió con la esclavitud y la colonización".

"Esta Jornada Mundial -añade el padre Maccalli- nos recuerda la presencia real de Cristo en los pobres víctimas de tantos tipos de guerras. Los pobres y la paz son dos piedras angulares de las bienaventuranzas evangélicas que esta jornada viene a re-cordarnos. Los pobres y las periferias humanas nos recuerdan también que hacernos samaritanos es la esencia del Evangelio".

El lema de la Jornada de este año está tomado del libro de Tobías: “No apartes tu rostro del pobre” (Tb 4,7). Para la ocasión, el Papa Francisco presidirá la Celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro a las 10 de la mañana.

Hasta hace un par de años, el padre Maccalli estaba en misión en Níger, en el pueblo de Bomoanga de donde fue secuestrado en la noche del 17 al 18 de septiembre de 2018, a manos de un grupo de milicianos yihadistas (véase Agencia Fides 18/9/2018). Liberado el 8 de octubre de 2020, coincidiendo con la Jornada Mundial de las Misiones (véase Agencia Fides 9/10/2020), el sacerdote de la SMA continuó su misión llevando su testimonio de fe y esperanza. Firme defensor de la paz, de los pueblos más desfavorecidos y de las personas que más sufren, en los últimos días se ha reunido con el Papa Francisco a quien, entre otras cosas, ha presentado un texto haciéndose eco de sus palabras de paz.

 

Agencia Fides

Religión Digital

EL AMOR AL POBRE ES UNA DIMENSIÓN INELUDIBLE DEL AMOR CRISTIANO


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Este fin de semana la Iglesia celebra la séptima edición de la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco como un camino para que arraigue en la vida eclesial la convicción de que el amor a los pobres está en el corazón del Evangelio. Este año, la Jornada se da en el contexto del décimo aniversario de la exhortación Evangelii Gaudium, documento programático de este pontificado (en adelante: EG). Allí Francisco impulsa a la Iglesia a entrar en una dinámica de conversión pastoral. Una Iglesia en salida, que viva del sueño de llevar a todos la misericordia de Dios. En primer lugar a los pobres, que –como afirma Benedicto XVI y repite Francisco– son los destinatarios privilegiados del Evangelio (EG 48).

Desde los primeros días de su pontificado, Francisco mostró gestos proféticos de amor a los pobres. Uno de los más contundentes fue el haber elegido como destino de su primer viaje la isla de Lampedusa, una de las puertas traseras por donde los excluidos intentan filtrarse para recoger las migajas de las sociedades modernas. Con ese gesto, el Papa puso en el primer plano de la agenda internacional el drama de los migrantes, y le señaló a la Iglesia el camino de volver su rostro hacia el pobre y acercarse a los millones de marginados que genera –e invisibiliza– el mundo de hoy. Ese día, en una vibrante homilía, nos invitó a reflexionar sobre nuestra responsabilidad por la sangre de esos hermanos, al denunciar que semejante nivel de exclusión solo es posible porque hemos caído en la globalización de la indiferencia (Homilía en Lampedusa, 8/7/2013).

En Evangelii Gaudium, Francisco ofrece una fundamentación teológica de esos gestos proféticos. Allí explica que los cristianos estamos llamados a tener un amor de preferencia por los pobres y que esta actitud está arraigada en la predilección que el mismo Dios tiene por ellos (EG 197). La opción por los pobres es ante todo una opción teológica, de la que –como afirma San Juan Pablo II– da testimonio toda la tradición de la Iglesia (EG 198). Al pobre y a la pobreza se los contempla desde Cristo, que “se hizo pobre” (2Co 8,9) y se identificó con ellos (Mt 25,35s). En esta identificación de Cristo con los pobres, y en su pedido explícito de ser amado en ellos, está la raíz de esta opción.

El amor al pobre es una dimensión ineludible del amor cristiano, el pan cotidiano de nuestra vida de fe. Francisco nos recuerda que Dios nos quiere como instrumentos suyos para escuchar el clamor del pobre. Taparnos los oídos frente a este clamor “nos sitúa fuera de la voluntad del Padre y de su proyecto” (EG 187). No se trata solo de hacer beneficenciacon los pobres, sino que “estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos” (EG 198). El Papa nos llama a soñar en grande y buscar una evangelización desde los pobres entendida como “una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia” (EG 198).

A diez años de su promulgación, Evangelii Gaudium nos sigue interpelando con su llamado a una reforma misionera. Toda renovación eclesial consiste esencialmente en el aumento en la fidelidad a la propia vocación (EG 26). El llamado a amar preferencialmente a los que el mundo desprecia está en el ADN más profundo de la identidad de la Iglesia. Así lo entiende el Concilio Vaticano II cuando, al reflexionar sobre el misterio de la Iglesia, afirma que esta procura servir a Cristo en los pobres ya que “reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente” (LumenGentium 8). En la medida en que la vida eclesial crezca en el servicio a Cristo en los pobres, la Iglesia será un reflejo más limpio del rostro misericordioso de Dios. Este está amorosamente orientado hacia los últimos y nos invita a acompañarlo: “No apartes tu rostro del pobre” (Tb 4,7).

 

Enrique Ciro Bianchi

Religión Digital - Vatican News

¿QUÉ DICE YAHVÉ-JESÚS-ALÁ SOBRE LOS CONFLICTOS ENTRE EL PUEBLO DE DIOS?


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Tras el muro de la indiferencia se encuentran nuestros hermanos y hermanas

Después de leer la columna de Chris Herlinger en GSR titulada Los ucranianos que huyen del terror encuentran consuelo en una iglesia polaca, me ha quedado una sensación de tristeza que se prolonga a lo largo del texto. Al mismo tiempo siento agradecimiento por esos lugares y comunidades que están para acoger y hacer silencio en el que poder derramar el dolor. 

En primer lugar quiero agradecerle a Chris por el magistral trabajo realizado que consigue adentrarnos en una experiencia litúrgica, especialmente ortodoxa, con su estética rigurosamente cuidada, con múltiples velas, iconos maravillosos, cantos e incienso.

La combinación de la belleza mística de los lugares sagrados con el dolor indescriptible de las personas se mezcla en mi cuerpo y espíritu, dejándome orando con todos ellos, triste con los tristes y esperanzada con todos.

A esa descripción se le suma hoy la situación de Palestina-Israel. Las imágenes y noticias son tan incomprensibles que no encuentro palabras para expresar el sentimiento de horror y dolor que crean en una humanidad incrédula que vemos cómo va escalando la barbarie entre hermanos.

“Todos somos ‘uno’ y la Ruah nos hermana. Pedimos shalom para todos. Paz. No puedo estar tranquila cuando a unos cientos de kilómetros, unos hermanos matan a 700 personas en un día. (…)”: Hna. Magda Bennásar sobre conflicto Palestina-Israel

Posiblemente, hacer silencio sea la mejor y más congruente actitud. Todos rezamos al mismo Dios, todos pedimos al mismo Dios que nos ayude. Es una locura creer que el Dios de una religión es diferente al de otra. El Espíritu de Dios es ‘uno’ y nos hermana, nos ama, nos hace ‘uno’. Y sufre. Sufre con cada persona y ser vivo que sufre. Las tres religiones presentes en el lugar de conflicto (judaísmo, cristianismo, islamismo) son las religiones del ‘libro’.

En Europa sentimos que ambos conflictos, el de Ucrania y el de Oriente Próximo, están muy cerca. Las personas que huyeron de Ucrania y otros países recorren nuestras calles, sus hijos asisten a nuestras escuelas y algunos buscan refugio en nuestras iglesias. Muchas religiosas y religiosos han dejado sus conventos vacíos para alojar a los refugiados de Ucrania. 

Cuando hay dolor se discute menos y se filtra menos el discurso religioso, porque al final, a la hora de la verdad, todos entramos en esa corriente de ‘vida’ que es el Espíritu, la Ruah que hemos heredado del judaísmo y que ha tomado diferentes rostros y formas según las culturas, al igual que los diferentes rostros de los hijos e hijas de unos mismos padres.

Es precisamente en tiempo de crisis cuando las personas se unen. Esta es una oportunidad para todos y todas de conectarnos a esa corriente del agua de la ‘vida’ y desde ese espacio interior enterrar el hacha de guerra.

Estos días me traslado con el recuerdo a la experiencia de rezar una noche en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, después de cruzar controles con metralletas y detectores de armas. Llegué al muro de las mujeres, donde me senté en recogimiento silencioso y poco a poco me fui integrando al grupo de mujeres que rezaban en silencio o llorando. 

Recuerdo el color del muro, el olor a tierra, el sonido del llanto de una mujer con la cabeza apoyada en el muro, derramando su dolor y su amor al Dios de Israel. Aún puedo ver con los ojos del corazón los cientos de papelitos enrollados, que colocados en el muro, entre los ladrillos, son como un mosaico de oración en la pared milenaria del dolor y el amor. La presencia de Dios se siente y celebra allí.

Hace unos años, siendo profesora en un instituto de clase media donde había algunos alumnos magrebíes, me tocó una guardia a una hora intempestiva, cuando ya es imposible que los jóvenes trabajen más.

Al ser profesora de religión, nunca podía disfrutar de la presencia de las alumnas magrebíes por ser ellas y ellos musulmanes. Y esta ocasión era única para dialogar con ellas y se me ocurrió hacer una rueda de preguntas y respuestas con todo el curso. ¡Impresionante la curiosidad mutua!  

Y empezó el juego de las preguntas; de pronto, las tres chicas musulmanas nos van contando que se levantan a las 5 de la mañana para rezar con toda la familia, que ayunan durante el ramadán, que hacen limosna y acogen al pobre. 

La expectación en el aula de guardia era total; las exclamaciones de las españolas eran continuas, estaban en shock. Las alumnas españolas jamás habían preguntado por sus vidas ni prestado atención a las chicas magrebíes, y ahora estaban escuchándolas con absoluto interés. De pronto unas personas invisibilizadas por su procedencia, por su pañuelo… pasaron a ser el centro de atención de absolutamente todos.

Terminó la guardia y las chicas musulmanas pasaron a ser mis mejores amigas en el centro. Su sencillez y complicidad con la profe de religión fueron de agradecer. Nos unía el mismo Espíritu, sentíamos el mismo amor, orábamos a la misma hora, conectábamos desde dentro. Todavía hoy, después de años, las recuerdo y les agradezco su cercanía y bondad.

Hace también algunos años, cuando estudiaba teología en Berkeley, EE. UU., el profesor de Liturgia nos pidió, como parte de nuestra reflexión y estudio, que asistiéramos a liturgias de las diferentes iglesias cristianas. Tuve maravillosas experiencias; por ejemplo, la de vivir la primera eucaristía celebrada por una religiosa Franciscana Episcopaliana en Grace Cathedral en San Francisco. 

Por su parte, en San Francisco pude asistir a una liturgia ortodoxa griega. Ahí aprendí que los ortodoxos no usan tanto la palabra, como los cristianos occidentales, sino que usan más todos los sentidos a través de la experiencia que se crea con la estética en sus templos.

Durante la liturgia, se entonan largos cantos en forma de rezos, acompañados de incienso y múltiples velas encendidas en un templo semioscuro. Este efecto potente induce a la intimidad, al recogimiento. El templo está arropado de iconos de una belleza que penetra el alma. 

Además, la gente se mueve, se acerca a los iconos y enciende velas, menos cuando se proclama el Evangelio. En ese momento, toda la asamblea se concentra alrededor de un púlpito —situado en el centro del templo— que es abrazado por una congregación silenciosa, de pie en actitud de escucha atenta, con un silencio en el que resuena la proclamación de la Palabra, de una manera que te pone la piel de gallina. El respeto, la escucha y la sed de la gente se siente en el ambiente.

Igualmente, siempre que podíamos, nos escapábamos a la sinagoga en el sabbath. Y ya después, en Boston, fui varias veces con mi comunidad a escuchar a la rabina.  Esto no venía prescrito por el profe de liturgia; era puro placer escuchar a aquella mujer joven, poeta y escritora con dotes para la comunicación. Ni qué decir de la diferencia de comunicación que había con tantas parroquias poco vibrantes en muchos casos. El resto de la liturgia era interesante y diferente, pero este no es el lugar para seguir narrando. Sin embargo, llevo en mi corazón expresiones de las tres grandes religiones que hoy se debaten en Oriente Próximo.

Todos somos ‘uno’ y la Ruah nos hermana. Pedimos shalom para todos. Paz. No puedo estar tranquila cuando a unos cientos de kilómetros, unos hermanos matan a 700 personas en un día. A varios miles en una semana. ¿Dónde está tu hermano y tu hermana?

¿Qué dice Yahvé-Jesús-Alá?

Mi oración y mi lamento desde ese muro invisible que nos separa y ese Espíritu-Ruah que nos hermana y hace ‘uno ‘.

 

Magda Bennásar Oliver, sfcc

espiritualidadintegradoracristiana.es

Publicado  en Global Sisters Report /es

JESUCRISTO, SERVIDOR DE TODOS (A) Mt 25, 31-46

fe adulta

col labrador

 


Toda persona escucha una voz misteriosa en su interior, que lo impulsa a amar al prójimo por encima de todo

Desde el Concilio Vaticano II, la fiesta de Cristo Rey se sitúa en un nuevo contexto social dentro de las perspectivas litúrgicas del Viernes Santo, “ser testigo de la verdad” (Jn 18,37). La realeza de Cristo, no se visibiliza en la Iglesia por su poder o su grandiosidad, en un anacronismo que el mismo Papa Francisco denuncia, sino por la justicia, el servicio y la caridad. No es casual, que las lecturas de hoy hablen de un pastor, del servicio, del servidor de los más débiles, no de privilegios ni de poderosos.   

La antigüedad familiarizada con la cultura pastoril acuñó la imagen del pastor, para referirse a los guías de los pueblos. Hoy podríamos utilizar una imagen sacada del mundo en que nos movemos… que, en definitiva, viene a significar lo mismo: frente a los pastores que explotan el rebaño o lo conducen al abismo, frente a los poderosos ávidos de poder, ambición, carentes de ética y conciencia moral para resolver los problemas de los ciudadanos y de la sociedad, Dios reúne a los dispersos, a los descartados… y les conduce a la fuente de la vida. El profeta Ezequiel (34,11-12. 16) anuncia la salvación de Dios al pueblo destruido. “Así seguiré yo el rastro de mis ovejas… las libraré sacándolas de los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad… vendaré a las heridas, curaré a las enfermas”. Jesús actualizó esa imagen (Jn 10,1ss). El ejercicio del profetismo en el mundo que nos toca vivir es tarea esencial cristiana. Anuncio y denuncia.

Podríamos pensar que los cristianos tenemos la exclusiva de la salvación pero no así los demás. Ni unos ni otros somos conscientes de que al luchar a favor de los pobres, de los oprimidos, de los presos, luchamos a favor de Cristo. Y es que toda persona escucha una voz misteriosa en su interior, que lo impulsa a amar al prójimo por encima de todo. Aquellos que, por razones insondables, no han sabido reconocer o discernir explícitamente a Dios, son también creyentes… “ateos”, “escépticos”. No es ni siquiera una actitud religiosa, sino una actitud vital en relación con los más vulnerables.

Jesús habla muchas veces del Reino de Dios pero no reivindica para sí ningún reino, ni dice expresamente qué es, o en qué consiste esa “soberanía de Dios”. Lo único que dice es: “está cerca”, “está aquí”, “está dentro de vosotros” (Lc 17,20-22). Si estamos despiertos, atentos a las palabras y acciones de Jesús, podremos descubrir la clave para entender lo que significa y exige el Reino de Dios, y lo más importante, cómo hemos de vivir para entrar y construir el Reino.

El modo como Jesús anunció el Reino, así como el modelo del Reino que concibió, quién puede entrar en el Reino de Dios y quién no, provocó dos efectos simultáneos, entusiasmo por parte del pueblo y un rechazo brutal de los grupos dirigentes (fariseos, escribas, sumos sacerdotes, poder romano...)[1]

Entender la dinámica del Reino de Dios, podría compararse con las modernas Constituciones, en las que se recogen los principios que rigen la vida de los ciudadanos, el funcionamiento de los distintos poderes: el legislativo, encargado de elaborar las leyes, el ejecutivo que tiene como obligación hacer efectivas las leyes, que se cumplan, y el judicial, encargado de juzgar y decidir sobre las infracciones a las leyes o si las leyes se ajustan a lo que la Constitución determina.

El evangelio de Mateo (Mt 5, 2-12) explicita con claridad las leyes del Reino:

· Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de los Cielos.

· Dichosos los que estáis tristesporque Dios os consolará.

· Dichosos los humildesporque heredaréis la tierra.

· Dichosos los que tenéis hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios os saciará.

· Dichosos los misericordiosos, porque Dios será misericordioso con vosotros.

· Dichosos los que tenéis el corazón limpio, porque veréis a Dios.

· Dichosos los que construís la paz, porque seréis llamados hijos de Dios.

· Dichosos si os persiguen por hacer la voluntad de Dios, porque vuestro es el Reino.

· Dichosos si os insultan, piensan mal de vosotros, digan contra vosotros calumnias por mi causa. Alegraos porque vuestra recompensa será grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

El poder ejecutivo nos dice cómo deben ser los gobernantes (Mc 10,42-45), y ¿cómo deben gobernar? (Jn 13,12-15)

- Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus magnates las oprimen. No ha de ser así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos. Pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su propia vida por todos”.

- Después de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y dijo a sus discípulos: “¿Comprendéis lo que acabo de hacer? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, porque efectivamente lo soy. Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo mismo unos con otros. Os he dado ejemplo, para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros”.

En cuanto al poder judicial: Mateo lo describe con rotundidad en el evangelio de hoy (Mt 25, 31-46). El criterio para juzgar es la actitud de amor o indiferencia ante los necesitados, los sencillos, los disminuidos por cualquier causa, las personas corrientes. Ellos se convierten así en la representación de Cristo como juez.

Las ovejas y los cabritos no se refieren a dos clases de personas, unas buenas y otras malas, sino a dos realidades dentro de cada persona. Se salvará, pues, lo bueno que hay en cada uno (amor) y se perderá lo malo de cada uno (indiferencia, mentira, ego, ambición…) Esto significa infierno; la pérdida definitiva de plenitud del ser.

Frente a la desesperanza, la mentira, la inequidad, la supremacía de unos sobre otros, apostemos por el coraje y la firmeza en tiempo de desolación. Hay muchas buenas personas que aman “la solidaridad entre los españoles, la igualdad ante la justicia, el bien común, y la unidad como un bien moral forjado en nuestra historia”[2]. Alcemos nuestra palabra con respeto, con verdad. No entremos al trapo de quienes provocan enfrentamientos y división. No seamos cómplices de los veletas. La nueva humanidad está por encima de toda esa inmundicia. “Que nada sea capaz de quitarte tu paz. Cuando te  sientas apesadumbrado/a, triste, adora y confía…” (T. de Chardin)

¡Shalom!

Mª Luisa Paret

 

[1] Paz Garrido, Mujeres y Teología, Madrid.

[2] Santos Montoya, Obispo de Logroño.