FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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martes, 24 de mayo de 2016

24 DE MAYO DÍA DE MARIA AUXILIADORA

Rector Mayor en la Inspectoría María Auxiliadora, zona de Cataluña

"Haced lo que Él os diga"

23/05/2016 


Mensaje del inspector, Juan Carlos Pérez Godoy a toda la Familia Salesiana y cada uno en particular.

 
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A TODAS LAS COMUNIDADES SALESIANAS
A LAS COMUNIDADES EDUCATIVO-PASTORALES A LA FAMILIA SALESIANA


Madrid, 23 de mayo de 2016


Queridos hermanos y hermanas:


Cuando aún resuenan los ecos de la visita del Rector Mayor a nuestra inspectoría me dirijo a todos para desearos una FELIZ FIESTA DE MARÍA AUXILIADORA.

Las fiestas de mayo en honor de nuestra Madre Auxiliadora y especialmente la novena son una buena oportunidad para renovar la devoción a la Virgen y hacerla más auténtica. Hoy concluimos la novena, muy concurrida y muy bien preparada en todas las casas. Durante ella nos hemos dejado acompañar por María, madre, maestra y compañera. Ella nos indica el camino de los auténticos discípulos de su Hijo.

En la celebración de la Eucaristía de la solemnidad de María Auxiliadora, cada 24 de mayo, escuchamos la Palabra que nos orienta, ilumina y guía para andar con meta clara y rumbo cierto. De labios de María escucharemos aquel "Haced lo que Él os diga". Tendremos la oportunidad  de compartir  y  comulgar el Cuerpo del Señor en la Eucaristía, pan  de vida, alimento  sin el cual difícilmente se persevera en este camino, y fuente  de compromiso solidario con los necesitados que esperan el auxilio de Dios y es para algunos su única esperanza. Comulgar el cuerpo de Cristo de la mano de la Auxiliadora, debe conducirnos a un compromiso concreto para ser auxiliadores con la Auxiliadora de quienes por diferentes causas lo están pasando mal.

Nos encontraremos con tantos hermanos y hermanas con los que compartimos la misma fe, vivida en diferentes vocaciones, en el seno de la familia salesiana, y renovaremos nuestro compromiso de trabajar por la salvación de la juventud. Fiesta de María Auxiliadora, tiempo oportuno para sentir la misericordia de Dios que nos auxilia perdonando nuestros pecados. Dejémonos reconciliar con Dios, con los hermanos y  con nosotros  mismos, rectificando  el camino y proponiéndonos  un cambio de vida. Así nuestra fiesta será más auténtica.

Con mi afecto y mi oración


Juan Carlos Pérez Godoy
SDB Inspector

Mujeres seguidoras de Cristo Gabriel Mª Otalora


Ha vuelto a primera línea el papel de la mujer en la Iglesia católica. Todos sabemos que fueron diaconisas y que ahora no pueden serlo según las leyes eclesiales vigentes. En este tema, por tanto no se puede alegar derecho divino ni tradiciones eclesiales para prohibir el diaconado de la mujer.
Pero lo importante es lo que se ha destapado con el comentario del papa sobre este tema, lo que subyace enmascarado por envoltorios varios que no resisten la mirada de la verdad. Si la curia romana actuase con honestidad, hubiera reaccionado aceptando estudiar de inmediato la posibilidad de este carisma diaconal femenino: ya existió, vamos a trabajar para actualizar su recuperación.


Pero no; porque lo que subyace es una concepción limitadora de la mujer sin que se tenga la intención de avanzar un ápice en este terreno. Bastante enfadados están algunos con el papel participativo de las laicas en las celebraciones litúrgicas.
Pero esto, no es evangélico, más bien va contra la actitud y los mensajes de Jesús de Nazaret. Lo importante en el discipulado es el seguimiento entendido como la fidelidad del discípulo a la práctica del mensaje de Jesús (Jn. 12,2). El sustantivo diácono viene a confirmar esta realidad al definirse como ayudante y colaborador desde el servicio prestado siguiendo las instrucciones del otro, por amor, no por subordinación.
Las mujeres ocuparon una parte central en la misión y mensaje de Jesús como ejemplos de modelos a seguir a pesar del rechazo legal y cultural de entonces. Ellas fueron parte de la enseñanza de Jesús acerca del Reino. Ellas lo siguieron en su peregrinar, no solo desde el corazón, y demostraron estar dispuestas a todo por seguir las obras del Maestro; y la realidad es que fueron testigos privilegiados de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús. De hecho, son las primeras en saber de Jesús resucitado. 
El evangelio de Marcos contiene un llamado al discipulado el cual incluye no sólo a los hombres sino también a las mujeres. El cuarto evangelio enfatiza el estatus de discípulo par todos, porque lo que confiere la dignidad es el amor de Jesús. Ahí es donde duele, porque la dignidad no viene del poder eclesial ni por los cargos y dignidades de por vida. Revisemos los evangelios y las cartas de san Pablo (los primeros textos cristianos escritos), para aceptar el verdadero papel de la mujer en la Buena Noticia. Incluso aunque no perteneciesen al pueblo elegido, como la samaritana, a la que le tocó “el gordo” de escuchar por boca de Jesús que Él era el Mesías. Fijémonos los evangelios están plagados de narraciones que tienen a mujeres como protagonistas importantes, lo que nos debe activar la humildad de aceptar su estatus para Jesús.
Los últimos serán los primeros, dice Jesús; entre los últimos estaban las mujeres como seres totalmente desvalorizados que no contaban para nada civil ni religiosamente. Y llegarán a ser las primeras. Aquellas leyes religiosas judías han cambiado en el catolicismo actual, como cambiarán las actuales para que la mujer entre con fuerza en las estructuras de servicio de la Iglesia. En tiempo de Jesús, los rabinos no podían saludar ni hablar por la calle ni a su madre, ni a su esposa, ni a su hija… a ninguna mujer. Los rabinos no admitían nunca a mujeres como discípulas o aprendizas.
Para ser enviado (apóstol) que muestre la Buena Noticia, debe ser primero discípulo. En tiempos de Jesús, los expertos en Dios era un grupo selectivo de varones. Hoy tenemos mujeres teólogas, consagradas y laicas, que enseñan a otros en facultades y con su ejemplo a seguir a Jesús. A no mucho tardar, confío que las restricciones católicas, por el hecho de ser mujer, sean definitivamente abolidas par que el mensaje cristiano del amor brille más y mejor. Porque el hecho de que la mujer llegue a ser diaconisa otra vez solo repararía una injusticia puntual.

Carta abierta a Munilla Consejo parroquial de Arantzazuko Andra Maria de Ventas – Irún



MunillaEstimado José Ignacio Munilla:
Después de haber tenido 2 entrevistas con el vicario Olaetxea y una contigo, y como hemos visto que no has querido escuchar a esta comunidad cristiana de la parroquia Arantzazuko Andre Maria queremos volver a transmitirte varias ideas, por medio de esta “carta abierta”.
Los antecedentes son estos: Después de varias décadas de la presencia entre nosotros de Ignacio Guezuraga, por edad y salud se le relevó con la “entrada en escena” de dos sacerdotes del Opus Dei.


Ellos no se comprometieron con la parroquia ocupándose solamente de un puro sacramentalísmo con una cierta obsesión con “la confesión”, después de unos meses donde la parroquia sufrió cierta pérdida de identidad comunitaria, y fieles, nos presentasteis a Iñaki como el nuevo cura de la parroquia (Aunque sin dejar de ser párroco uno de los curas de la Obra que durante todo el curso no le hemos visto el pelo).
Estos meses Iñaki Benito se ha hecho cercano a la sensibilidad de la comunidad, creando espacios de fraternidad, acercando las celebraciones a la vida de las cristianas y cristianos de Ventas. Cercanía con los niños, mayores, enfermos y con los feligreses “que no son de iglesia”. Nos sentimos muy cómodos con él. Ha puesto mucho empeño con el Euskera (los domingos celebra en esta lengua la Eucaristía).
En lugar de: De un día para otro nos enteramos que a nuestro sacerdote lo quieres enviar a la parroquia de San José Obrero de Irún (a 3 kilómetros de la nuestra) y a cambio No tenemos nada contra él, pero sí con la manera de actuar con nosotros. Yo diría: Es cierto que cuando vino Iñaki nos dijísteis que este Setiembre lo llevábais a la Parroquia San Jose Obrero de Larrendi, por cierto, a 3 km. de nuestra parroquia, pero eso no quita para que sigamos pensando y así te lo hicimos saber que, vuestro proyecto ya estaba “manipulado” para imponernos un sacerdote (nos vais a mandar a un cura peruano, que estudia en la facultad del Opus Dei del Bidasoa) contra el que no tenemos nada, pero sí contra vuestra forma torticera de hacer las cosas. Vuestro silencio de entonces habla hoy muy claro sobre los intereses que perseguis
Nos quisiste “dejar claro” en nuestra entrevista contigo, que la reducción de sacerdotes conlleva una adecuación de éstos a las parroquias, de ahí las modificaciones, pero en nuestro caso, creemos que se anteponen otros intereses a los puramente parroquiales. La venida de sacerdotes de otras provincias e incluso de otros países (el que nos queréis enviar es del Perú, y cada dos años nos enviareis uno distinto, cosa que no dará estabilidad a la comunidad) podrá aliviar temporalmente las necesidades de nuestras parroquias, pero ya te dijimos, que en nuestra opinión, no lo veíamos como una solución.
Otro tema que no has querido tomarnos en cuenta es el de que nuestro barrio es el más euskaldun de Irún. Nosotros tenemos el derecho que el sacerdote sepa la lengua de nuestro pueblo, hiciste oídos sordos a nuestra petición, es más nos sonó muy jocoso eso de que el sacerdote peruano “está aprendiendo el Gure Aita (Padre nuestro) en euskaraz”, ¿Te piensas que con eso nos vas a contentar?.
Nos dijiste que quieres unir “comunidades” de sacerdotes a parroquias, de ahí el vínculo que quieres lograr entre el colegio “Erain” del Opus Dei y la parroquia. Estamos totalmente en contra que nuestra parroquia sea una pista de aterrizaje de esta sensibilidad. Somos una comunidad plural, y queremos seguir siéndola.
Nos insististe que “quitáramos hierro” a que esté el Opus Dei en nuestra parroquia, que no hiciéramos grupitos pues el Papa Francisco nos pide trabajar conjuntamente. ¿Francisco solo dice eso?, creemos que haces un reduccionismo de la figura de Francisco. Él también ha invocado a los pastores a que tengan en cuenta a los laicos, y tú nos recordaste una y otra vez que esta iglesia es jerárquica. ¿Acaso Jose Ignacio los laicos en las parroquias solo estamos para “limpiar la Iglesia”, sostenerla con ”nuestra X” en la declaración de la renta y pagar el sueldo del sacerdote y decir a todo amén?.
Este consejo parroquial se ve ninguneado por ti. Somos una comunidad de cristianas y cristianos maduros en la fe, Y con tu visión paternalista nos tratas como menores en la fé, y no tienes en cuenta nuestras peticiones, ¿por qué?
Pensamos que con esta actitud altiva, poco participativa y nada consultiva esta diócesis no va a buen puerto. Nos transmitiste que todo Irún (62.000 habitantes y 9 parroquias) dentro de poco tiempo lo llevarían 2 o 3 presbíteros. ¿Nuestro papel como comunidad de base será de meros “observadores”, “pagadores”, “limpiadores” y “catequistas”?. Antes de que tu vinieras se instauraron con Juan Mari Uriarte, tu antecesor como obispo de la diócesis, “Unidades pastorales”, en lugar de: la nuestra se instauró con alguna parroquia y con laicos con encomienda pastoral. Nuestra parroquia creó unidad pastoral con la Sgda Familia y Pentecostes, ambas de Irún.
Fueron muchos años de preparación que en cuanto tomaste posesión de la diócesis fueron fulminadas. Esta manera de actuar nos entristece. ¿Juan Mari Uriarte no tuvo buena intuición a la hora de crear unidades pastorales?, crees que esta escasez de curas se arregla trayendo curas del “entorno” del Opus, extranjeros o de otras provincias como el caso que nos expusiste de Ayete donde unos sacerdotes de una fraternidad de Toledo, según tu están levantando la parroquia (los ecos que nos llegan son muy distintos, imposición de un clericalismo exacerbado, falta de pluralidad, dureza en formas…).
Creemos que el laicado tenemos que tomar parte activa en nuestras comunidades.
La Semana pasada el Papa Francisco se preguntó el porqué no crear una Comisión que considere la participación de la mujer como diaconisa; parece que presentíamos esta noticia cuando te lo comentamos en nuestra entrevista y te planteamos por qué no se cuenta con personas laic@s preparadas, que a nuestro entender las hay y no seguir dependiendo exclusivamente de la llegada de sacerdotes ajenos a nuestra provincia? Por qué no apostamos por lo que tenemos en casa? Se que “obispos de tu linea” no han perdido un segundo en desmentir esta información; ¿ya ves?, otra vez tratandonos como laicos que no entienden bien las noticias, pues lo leímos y lo entendimos…
Resumiendo: Como bien sabes, salimos de la reunión cabizbajos y diciéndote que no nos parecía bien el interés de llevar a Iñaki Benito, que había encajado muy bien con la comunidad parroquial y vecinal de Ventas-Irún a la parroquia de Larrendi. También comprobamos ahí, que hay otros intereses, que no se nos escapan y que son a la postre, los que van a primar… Verdaderamente una lástima, pues te ganarás el apoyo del Opus, pero que sepas que los representantes de nuestra comunidad no lo aprobamos.

Carta al cardenal Cañizares Florencio Salvador Díaz Fernández


Cañizares2
Príncipe de la Iglesia y Eminencia Reverendísima, la paz sea con usted. ¿Es acaso que por ocupar usted la sede arzobispal de la ciudad de Valencia, arrebatada por el Cid Campeador a los árabes; mantiene usted esas ínfulas de conquista y cruzada contra todo lo que no sea su absoluta y episcopal voluntad? ··· Ver noticia ···

Historia de un desvalijamiento Jaime Richart, Antropológo y jurista


Unos cuantos hacen la historia, algunos la escriben y el resto la padece… Siempre fue así y así seguirá siendo.
Partamos de la idea de que la historia de Occidente, leída desde el otro lado -el lado de los sufridores- empezó en socieda­des donde el esclavo era un humano considerado sólo como cosa propiedad de otro ser humano. Pasaron muchos si­glos y el esclavo se convirtió en siervo, una mo­dalidad de escla­vitud en la que el siervo tenía -en teoría- algún derecho. Por fin, en el siglo XX, ya efectivamente libre, el siervo se muta en trabajador y ciudadano. Pero poco a poco los sufrido­res van tomando el camino de retorno. Y en el recién ini­ciado si­glo XXI el trabajador vuelve a asemejarse cada día más al siervo, y por los caminos tortuosos del presente no resulta difí­cil barrun­tar que no tardará en regresar nuevamente a la condi­ción de es­clavo. El eterno retorno nietzscheano se cumple. La di­feren­cia es que si el antiguo esclavo era propiedad de un opu­lento, en estos tiempos lleva camino de ser propiedad de un em­presario. Y el que se libre de esa servidumbre, pro­bable­mente no se sentirá algo diferente de un alma en pena…


Este es otro más de los fenómeno sociológicos. Como lo son las guerras cuya explicación global resulta inútil. Pues cada gue­rra tiene una causa próxima y otra remota más o menos reco­noci­ble, pero su causa profunda hunde sus raíces en la condi­ción humana. Y puesto que el ser humano como tal no tiene depreda­dores que le devoren, él mismo se erige en depreda­dor de sí mismo. El caso es que el sector mayoritario de la sociedad humana pertenece a la condición trabajadora. Todo lo que se ha hecho y todo lo que perdura es obra del trabajador, como lo son del panal y del hormiguero la abeja y la hormiga obrera. Si bien, quien pasa a la historia del humano no es el obrero, sino su depredador.
Y depredadores han sido los protagonistas de una larga y com­pleta historia del desvalijamiento en España; desvalija­miento que, durante casi cuarenta años, ha estado a cargo de dos organizaciones políticas. Una, de la especie del monipodio que se ha llevado la mayor parte del botín, y otra que ha partici­pado en menor medida del pillaje pero ha consentido el sa­queo masivo a la otra. La trama es bien simple: un ejército de facinero­sos que se hicie­ron pasar por políticos y otro regi­miento de bribones que fingieron ser empresarios respetables, se han dedicado metódi­camente durante décadas a objetivos pro­pios de bandas de ladro­nes; no para apropiarse de la ri­queza de individuos aisla­dos, sino para embolsarse los fondos del Es­tado y de las Auto­nomías, que es tanto como decir el dinero co­lectivo de todos los habitantes del país.
Dicen que una crisis económica mundial más de las muchas que irrumpen en la historia del dinero acumulado en manos espe­culadoras priva­das, se ha apoderado de Occidente desde hace un lustro; pero en todo caso estamos ante una crisis fabri­cada por los que mane­jan en el mundo los resortes de la eco­nomía llamada de li­bre mercado, que de libre tiene tan poco que más valdría emplear otro conceptoPero en países como España, esa crisis ha sido agravada de una manera extraordina­ria por el saqueo sistemá­tico de sus recursos públicos a cargo de cuadrillas de auténticos truhanes…
Así, se calcula que cuatro millones al menos de españoles, como consecuencia de ese bandidaje, han pasado de pertenecer convencionalmente a la clase media, a la clase baja. Se ha roto el nexo, el vínculo que debe haber entre el desarrollo econó­mico y el desarrollo humano…
Pues bien, en estas deplorables condiciones hay quienes recla­man optimismo y esperanza. Y otros dan la voz de alarma por­que si a los ricos el Estado les recorta su opulencia con impues­tos, abandonarán el país. Pero a esto los sufridores, los futuros esclavos, responden: ¡qué importa que se vayan del país los ri­cos si no pagan impuestos o estos son irrisorios o grotescos! Es más, a esa especie de humanos codiciosa habría que darle un ul­timatum: o pagan lo que deben con arreglo a la justicia distri­butiva, o se les expulsa del país como colectivos perniciosos para el bien común, como en otro tiempo a otros grupos huma­nos por motivos menos razonables. Y como esta decisión no va a to­marse, ¿qué optimismo y qué esperanza cabe en un lugar pla­gado de granujas donde grandes mayorías están excluidas no ya del bienestar material y civil logrado tras milenios, si no de la mismísima supervivencia en sus diversas formas? Sólo algu­nos, decididos a romper los moldes de un sistema por sí mismo injusto y corrompido, podrán conseguir devolvernos si no el pa­raíso perdido sí la esperanza en un futuro ilusio­nante. Hagamos preces y en todo caso ayudémosles a conseguirlo…

Renovar la Iglesia es hacer actual el “recuerdo peligroso” de Jesús José M. Castillo, teólogo



Castillo2Fuente: Teología sin censura
Si la Iglesia quiere renovarse en serio y a fondo, una de las primeras cosas que tendría que hacer es renovar en serio y a fondo el recuerdo de Jesús. No meramente recordando lo que sucedió cuando Jesús andaba por el mundo. Sino actualizando lo que ocurrió entonces. Es decir, la liturgia tiene que celebrarse de tal manera que se haga presente, en lo que vivimos ahora, lo que Jesús vivió, hizo y decidió cuando estaba en esta vida. Concretamente lo que ocurrió la noche aquella en que cenó, por última vez, con el grupo de personas que le acompañaron y compartieron lo que él vivió y cómo lo vivió. En aquella ocasión, Jesús dijo: “Haced esto en recuerdo mío” (1 Cor 11, 24. 25; Lc 22, 19). Lo cual quería decir: “Haced esto para que me tengáis presente”, como en seguida explicaré.


Lo que acabo de indicar se basa en un presupuesto previo: la última cena de Jesús con sus discípulos no fue un ritual religioso. El ritual de la “cena pascual” que celebran los judíos, con motivo del pèsaj, la fiesta del cordero, que marcó el punto de partida de la liberación de los judíos esclavos en Egipto (Ex 12). Por supuesto, sabemos que, según los evangelios sinópticos, la última cena fue la cena de Pascua (Mc 14, 12; Mt 26, 17; Lc 22, 7). Pero el evangelio de Juan, que se escribió después que los sinópticos, puntualiza este dato capital indicando que la cena se celebró antes de la Pascua (Jn 13, 1; 18, 28), de forma que Jesús murió el día de la Preparación de la Pascua (Jn 19, 14; cf. 19, 31. 42). Y san Pablo, que nos ha conservado el recuerdo más antiguo de la cena, ni menciona la Pascua (1 Cor 11, 23). Además, en ninguno de los relatos de la Cena se menciona el cordero pascual, ni se habla de las hierbas amargas, ni hay alusión alguna a los mazzen, ni de la haggadà, ni del primer hallel, ni se mencionan las cuatro copas que eran esenciales en el ritual judío de la Pascua. No hay, pues, traza ni indicio alguno de que allí se estuviera celebrando un ritual sagrado (Ulrich Luz, El evangelio según san Mateo, vol. IV, Salamanca, Sígueme, 2005, 138-139).
Ahora bien, si aquello no fue un “ritual sagrado”, sino una “cena”, en la que se vivieron una serie de experiencias muy fuertes, cuando Jesús les dice a sus “amigos” (Jn 15, 14-15): “Haced esto en memoria mía” (1 Cor 11, 25) o sea,”Haced esto para que me tengáis presente”, sin duda alguna, el término “esto” (toûto) engloba la cena entera, no únicamente el pan, sino el conjunto de experiencias vividas allí aquella noche (François Bovon, El evangelio según san Lucas, vol. IV, Salamanca, Sígueme, 2010, 282-283). Hacer lo que allí dijo Jesús no es repetir rutinariamente un ritual, sino actualizar (hacer presente y operante hoy) lo que allí se vivió aquella noche. El “recuerdo”, la “anamnêsis”, según la raíz original zkr, quiere decir “hacer presente el pasado” (H. Patsch, en Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, vol. I, Salamanca, Sígueme, 2005, 251-254).
Pero, ¡atención!, estos datos no son meras matizaciones – por lo demás, muy elementales – de erudición. Nada de eso. Aquí se juega el ser o no ser de la autenticidad o del fracaso de lo que Jesús quiso. Sabemos que Jesús no fue amante, ni practicante de ritos, ceremonias, altares y templos. Jesús centró sus preocupaciones en tres cosas: el “sufrimiento humano” (curaciones), la “alimentación compartida” (comidas y comensalía, sobre todo con pobres y pecadores), las “relaciones humanas” (sermón del monte, en Mt, o de la llanura, en Lc). Al proceder así, Jesús desplazó la religión: la sacó del templo, la disoció de los “rituales” y la puso en el centro y en el conjunto de la “vida”.
Aquí y en esto está la clave y el secreto de todo lo demás. ¿Por qué? Porque hoy está sobradamente demostrado que los ritos constituyen un factor tan importante en la pervivencia de las sociedades humanas, que, desde hace incontables generaciones, los ritos (religiosos, políticos, sociales…) son decisivos en la integración o exclusión del individuo en la sociedad y, en general, en el sistema establecido (Walter Burkert, La creación de lo sagrado, Barcelona, Acantilado, 2009, 60 ss; ID., Homo necans, Barlona, Acantilado, 2013, 50-61). Pero no se trata de esto solamente. Porque los ritos integran al sujeto en el sistema de tal forma, que, al mismo tiempo que el sujeto hace suyos los valores del sistema, por otra parte, esos mismos ritos no modifican la conducta del sujeto que los cumple. Concretamente, un piadoso creyente se puede pasar cuarenta años comulgando a diario, y al cabo de ese tiempo sigue teniendo los mismos defectos que tenía el día que inició su comunión diaria. Y es que el ritual, por sí solo, no solamente no modifica la conducta, sino que además tiene la virtualidad de tranquilizar la conciencia del observante.
Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando afirmó en la Cena: “Haced esto en memoria de mí”? No se refería simplemente a repetir lo que llamamos ahora “las palabras de la consagración”. Porque esta referencia al recuerdo o memoria (anamnêsis) lo introdujo san Pablo (1 Cor 11, 24. 25), del que depende el relato de Lucas (22, 19), para motivar a la comunidad de Corinto, al decirles a aquellos cristianos que lo que ellos hacían – y tal como lo hacían -, en realidad aquello ya no era la Cena del Señor. Literalmente: “eso ya no es comer la Cena del Señor” (“oúk éstin kyriakòn deipnon phagein”) (1 Cor 11, 20) (H. Patsch, o. c., 252-254). O sea, en Corinto, realizando exactamente el rito, realmente no celebraban la eucaristía. ¿Por qué? Porque la comunidad de Corinto estaba dividida. No por ideas teológicas, sino por la forma de vida que llevaban. Concretamente, porque allí había ricos y pobres. Y cuando se reunían para la eucaristía, los ricos comían hasta emborracharse, mientras que los pobres se quedaban con hambre (1 Cor 11, 21). Es decir, lo que pasaba en Corinto es que allí se repetían las palabras del Señor, pero allí no había una comunidad unida en la que quienes tenían dinero y comida lo compartían con los demás. Cada cual iba a lo suyo. Y Pablo afirma: donde hay división entre ricos y pobres, por mucho y muy bien que se repitan las palabras de Jesús, en realidad la memoria de Jesús está ausente. No se recuerda a Jesús. En esas condiciones, se dirá misa, pero allí no está Jesús. (J. D. Crossan, J. L. Reed, En busca de Pablo, Estella, Verbo Divino, 2006, 398-405).
Conclusión: la Eucaristía no consiste en “decir misa”, observando exactamente lo que manda la Sagrada Congregación de Ritos (o del Culto divino). Se puede hacer eso y no celebrar la Cena que quiso Jesús. Y tal como la quiso Jesús: haciéndonos esclavos unos de otros (Jn 13, 12-15), queriéndonos unos a otros, como él nos quiso (Jn 13, 33-35), mojando todos en el mismo plato, como él lo hizo (Jn 13, 20). Celebrar la Eucaristía no es repetir literalmente un “ritual”. Eso es una misa que nos tranquiliza (incluso nos da devoción). Pero eso no es lo que instituyó y quiso Jesús: el “recuerdo peligroso” (J. B. Metz, La Fe en la historia y en la sociedad, Madrid, Cristiandad, 1979, 100-102; 210-211), que hace actual la subversión de esos presuntos valores que se sostienen repitiendo los ritos. Lo que instituyó Jesús fue un “proyecto de vida”, que se expresa simbólicamente y que hace presente la persona y la vida de Jesús, en nuestras vidas y en nuestra sociedad. El día que resulte más “peligroso” ir a misa que acudir a una manifestación, ese día empezará a ser cierto que celebramos la Cena del Señor, en la que los cristianos vivimos la presencia, en el recuerdo vivo, de aquel Jesús que “aceptó la función más baja que una sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado” (G. Theissen, El movimiento de Jesús, Salamanca, Sígueme, 2005. 53). Entonces será cierto y la gente palpará que la misa no es un mero “rito”, sino un “recuerdo peligroso”. 

Colectivos ciudadanos lamentan el "discurso de odio" de Cañizares

RELIGIÓN DIGITAL

El colectivo Lambda de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales estudia la posibilidad de tomar medidas legales contra el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, por las declaraciones realizadas el miércoles en el transcurso de una misa, donde lamentó la "importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el 'imperio gay' y ciertas ideologías feministas".
Desde Lambda, la vocal de Delitos de Odio, Mar Ortega, ha lamentado "profundamente" que "desde la Iglesia Católica hagan este tipo de declaraciones", por lo que, junto a Movimiento Contra la Intolerancia y otras asociaciones, se están planteando la posibilidad de tomar medidas legales contra "este discurso de odio" para que "no se vuelvan a producir". SEGUIR LEYENDO