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Apretados y urgidos por las negras circunstancias, hasta la Casa Real se suma a los recortes y se baja el sueldo: El Rey sólo se baja el sueldo un 7%. En un gesto escaso, pero ejemplar. Algo es algo. Y con su gesto consigue conectar con el pueblo que pide ejemplaridad a todos sus líderes sociales. Del Rey abajo. Porque la gente llora, sufre y se aprieta el cinturón.
Y se indigna, cuando ve que las élites sociales, políticas, religiosas, económicas y financieras no dan ejemplo y no son los primeros en arrimar el hombro. Porque deberían ser los primeros en tener que dar ejemplo y, además, les cuesta poco hacerlo, porque tienen mucho. Tras el Rey, sólo sólo quedan los políticos (que se resisten a perder sus privilegios) y la Iglesia católica.
Mejor dicho, ya sólo queda la Conferencia episcopal española, dirigida por el cardenal Rouco Varela. Rauda para salir al quite casi de inmediato en otros muchos termas morales y sexuales, en éste guarda silencio. Un silencio sospechoso y que la gente interpreta como complicidad con el PP y, más en general, con la clase política. La CEE ni habla ni da trigo en este campo. Y eso que sólo se le pide el pequeño trigo de un gesto común de todo el episcopado para arrimar el hombro ante la crisis. Ofrecer ese gesto y “vender” ese gesto es lo que le falta por hacer a la CEE. Y, al no hacerl, arrastra la imagen de toda la institución.
Porque la Iglesia lleva tiempo haciendo sus deberes samaritanos. A pié de crisis está más y mejor que nadie. Parroquias, conventos, asociaciones, Cáritas, curas, frailes y monjas son los que están secando las lágrimas dle pueblo. Con lo que pueden, como pueden. NO hay nadie que haga tanto por tantos, como dice el famoso eslogan de la campaña del IRPF. Pero no basta. Su buen hacer no sale, no se conoce y, por lo tanto, no existe para la opinión pública.
Una opinión pública que, en circunstancias tan excepcionales, echa de menos la voz y el ejemplo del episcopado español en pleno. De la Conferencia episcopal en su conjunto. Como órgano colegiado, como referencia y estrella mediática.
¿Cuando se darán cuenta sus mentores que, en una sociedad mediática como la nuestra, la Iglesia no sólo tiene que dar trigo, sino también predicar con el ejemplo? Hay que venderse y saber venderse como institución. Sin que eso signifique nada peyorativo. En la dinámica social actual, lo que no sale en los medios no existe.
Nos sobran argumentos. Nos sobran hechos. Nos sobran realidades solidarias en todo el país. Pero hay que apuntalar eso, añadir a eso gestos y denuncias de las máximas estrellas mediáticas del episcopado: La CEE de Rouco Varela.
¿Por qué no se hace, por qué no se quiere hacer algo tan básico y sencillo como un pequeño documento de denuncia y de anuncio de esperanza para los que sufren y lloran la crisis? ¿Por qué no se hace ni se quiere ni se deja hacer el gesto común y compartido por todo el episcopado de bajarse el sueldo un 5, un 7 o un 10%? Hasta sería la mejor forma de que la gente se enterase de que los sueldos de los obispos no llegan a los 1.500 euros al mes. Pero, aún así, están dispuestos a compartirlo con los que todavía tienen menos.
Ejemplaridad, visibilidad y rransparencia, cardenal Rouco. Suya es la máxima responsabilidad. Aunque también son corresponsables los miembros de la Permanente y del Ejecutivo que no le urgen a dar la cara, arrimar el hombro y explicarlo a la opinión publicada, para que se entera la opinión pública que la Iglesia es la primera en capacidad samaritana.
Le nagativa del cardenal está obligando a algunos obispos (los que se atreven) a lanzar gestos y cartas pastorales desde sus propias diócesis. Gestos que, a veces, como el del obispo de Solsona (que se bajó el 20% de su sueldo) tienen eco público. Y cartas que se quedan en los circuitos internos y no pasan a los medios generalistas. Hoy se conoce que lo hizo el obispo de Almería, González-Montes, en Bruselas y ante los mandamases de la UE, en una intervención clara, contundente de denuncia y de anuncio.
Hay también acaba de hablar alto, claro y esperanzador el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, que participa en un curso de verano en Aranjuez, junto al cardenal Cañizares, que seguramente, también insistirá en la clausura del evento, que se va a celebrar el próximo viernes.
Pueden sus corifeos, cardenal Rouco, seguir cogiendo el rábano por las hojas y seguir malcitando la frase del Evangelio (que tu mano izquierda bno sepa lo que hace la derecha) para justificar el silencio de la CEE. No justifican nada. Sólo tapan el problema. Ya nadie se lo cree. Infinidad de católicos (de los que dan la cara por los demás, de los que sienten vergüenza ante estos silencios de su Iglesia) están esperando que usted y la CEE hablen, pongan a la clase política en el sitio que se merece y sean los primeros en dar ejemplo y en arrimar el hombro. ¿No les oye, señor cardenal? ¡Se lo están pidiendo a gritos!
