FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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viernes, 27 de marzo de 2015

Cari confratelli marzo 2015 spagnolo


Vídeo del Rector Mayor a sus queridos hermanos

El 25 de marzo se cumplió un año de la elección como Rector Mayor del salesiano español Ángel Fernández Artime.





En relación con el primer aniversario de la elección del Rector Mayor, y ahora ad portas de la Semana Santa, el X Sucesor de Don Bosco, Don Ángel Fernández Artime, envía a todos los salesianos un nuevo vídeo mensaje de de caracter trimestral "Queridos Hermanos". El primado de Dios, "la insuprimible prioridad de Dios en nuestra existencia" está en el centro del pensamiento ofrecido en esta ocasión.

Respetando la intención del Rector Mayor de llegar a todos los salesianos de la forma más clara posible, el Dicasterio para la Comunicación Social ha realizado el vídeo mensaje en 21 ediciones lingüísticas diferentes, cuatro más que el primero de la serie, publicado noviembre pasado.

En el corto mensaje, de unos cuatro minutos, el Rector Mayor vuelve a dirigirse a sus hermanos con una actitud de cercanía y paternidad, deseoso de "encontrarse" con las diferentes comunidades y de "mirar a los ojos" a los salesianos, si no directamente, al menos a través del vídeo.

Don A.F. Artime recuerda los últimos acontecimientos de la Congregación, la presentación del Aguinaldo y el compromiso de ser "Como Don Bosco, CON los jóvenes, PARA los jóvenes". Por esta razón, el Rector Mayor invita a vivir en la propia existencia de Salesianos "la primacía de Dios", conscientes de la gran tradición de santidad de la Familia Salesiana y como servicio a la autenticidad de los jóvenes.

El mensaje termina con un saludo dirigido a toda la Familia Salesiana "con quienes sin duda, tendrá momentos y otras posibilidades de encuentro" y la bendición de Don Bosco y de María Auxiliadora a todos; pero al mismo tiempo Don A.F. Artime aprovecha esta oportunidad para reiterar la intención de llegar específicamente "a mis hermanos salesianos, porque esta era la intención de partida y porque realmente siento la necesidad".

Pascua de misericordia Gabriel Mª Otalora


El papa lleva dos años y parecen cinco, a tenor de su ejemplo lleno de mensajes para que recuperemos la esencia evangélica. No ha temblado en la denuncia profética llena de misericordia, fiel al lema de su pontificado (“Lo miró con misericordia y lo eligió”).
Pero está tan convencido de que este atributo de Dios es especialmente necesario practicarlo para crecer como cristianos, que ha elegido estos meses para instaurar el Año Santo de la Misericordia, coincidiendo con el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II (1962-1965).


En la Biblia, las entrañas maternas son el ejemplo de la misericordia, presentando a Dios con sentimientos maternos y entrañas de amor, misericordia y ternura. Jesús es comparado con una madre que reúne a sus polluelos bajo sus alas y está más cerca a la forma de actuar de una madre que de un padre, según los arquetipos patriarcales de la época: corre hacia el hijo, le abraza, le besa efusivamente… E igualmente, en las cartas de los apóstoles abundan las referencias metáforas femeninas y maternas de Cristo. Pero dicho esto, tampoco debemos caer en un antropomorfismo superficial: nuestro Dios ni es un adusto padre ni tampoco un Dios femenino, es decir, una diosa, sino un Dios materno, de actitudes entrañables, que solo significa que todos los atributos humanos que solemos atribuir al padre y/o a la madre, ya los tiene Dios hasta el infinito. No hay que paganizar el culto reduciendo a Dios a categorías sexuales sino sentirnos acogidos por un Dios-amor-total.
¿Por qué, entonces, esa cultura tan arraigada de ver a Dios Padre como alguien lejano y permanentemente insatisfecho con sus criaturas?
El papa Francisco no se cansa de recordar que nuestro Dios es pura misericordia, que su mensaje es la misericordia, “hija predilecta del amor y hermana de la sabiduría; que nace y vive en el perdón y la ternura” como se refleja admirablemente en el salmo 102. Sin embargo, esta característica no ha sido el asunto principal entre las diferentes jerarquías cristianas, ni tampoco entre sus feligresías.
Misericordia viene de misesere: compadecerse por un infeliz (miser, desdichado, miserable); y de cor: tener corazón con los aplastados por la vida. Y significa abrirse a su necesidad desde las mismas entrañas. De ahí surge el fundamento del perdón como parte esencial de la obra redentora del Padre que no deja margen para la división entre justicia y amor. No existe amor a Dios sin amor al prójimo aunque la medida con el prójimo la hemos colocado a un nivel bastante inferior.
En este sentido, el problema fundamental de la Iglesia toda es determinar cuál es su actitud en el mundo, pero no en teoría sino en la práctica. Para Jon Sobrino, el ejercicio de la misericordia es lo que pone a la Iglesia fuera de sí misma, allí donde acaece el sufrimiento humano. La razón es que, en este mundo, se aplauden las “obras de misericordia”, pero no se tolera a una Iglesia configurada por el “Principio-Misericordia” que le lleve a denunciar a los salteadores que producen víctimas, a desenmascarar la mentira con que cubren la opresión quienes son sepulcros blanqueados y a animar a las víctimas a liberarse de los victimarios. En otras palabras, Jon Sobrino afirma que los salteadores del mundo anti-misericordioso toleran que se curen heridas, pero no que se sane de verdad al herido ni que se luche para que éste no vuelva a caer en sus manos.

Cuando eso ocurre, la Iglesia es amenazada, atacada y perseguida, lo que muestra que se ha dejado regir por el “Principio-Misericordia” y no se ha reducido simplemente a sumar “obras de misericordia”. La ausencia de tales amenazas, ataques y persecuciones significa, a su vez, que la Iglesia tiene una asignatura pendiente aunque haya podido realizar “obras de misericordia”. Si se toma en serio la misericordia como lo primero y lo último, entonces se torna conflictiva. A nadie lo meten en la cárcel ni lo persiguen simplemente por realizar “obras de misericordia”, y tampoco lo habrían hecho con Jesús si su misericordia no hubiera sido, además, lo primero y lo último. Pero, cuando sí lo es, entonces subvierte los valores últimos de la sociedad, y ésta reacciona en su contra.
Cercanos a la Semana Santa y la Pascua de Resurrección, bien nos vendría a todos reflexionar un poco más sobre esta actitud que ha sido considerada demasiadas veces como la hermana débil del mensaje cristiano, cuando es el epicentro de la Buena Nueva.

Gracias Francisco, por recuperar la teología de la misericordia.
(*) Autor del libro Compasión y misericordia. San Pablo, 2014)

Rajoy culmina su hachazo a las libertades de los ciudadanos

 

Ley mordazaTodos los grupos de la oposición se muestran en contra de la cadena permanente revisable y de la ley “mordaza”, aprobadas definitivamente en solitario por la mayoría absoluta del PP en el Congreso de los Diputados··· Ver noticia ···

Sin ánimo de molestar, y mucho menos de ofender Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Pienso que este artículo puede molestar a algunos. Pero como he escrito en mi blog, varias veces, la conciencia de cada uno es la norma próxima de moralidad de los actos de cada individuo. Y mi conciencia me empuja a escribir el comentario que sigue. Trata sobre las setenta y dos horas que llevamos atormentados y agobiados por la cobertura de las televisiones del triste y tremendo accidente del avión estrellado en los Alpes con ciento cincuenta (150) personas a bordo, todas ellas fallecidas en el sobrecogedor impacto. No seré yo el único que no lamente y sienta, en lo más profundo del corazón, el trágico suceso, y la terrible sensación de desamparo, impotencia y desolación que un suceso así deja en los parientes más cercanos, amigos y colegas. La presencia en el desdichado viaje hacia tierras alemanas de un grupo de adolescentes provenientes del intercambio con alumnos españoles con alemanes, hace todavía más luctuoso el accidente, si es que eso era posible. Es decir, me uno, de corazón como ciudadano y como cristiano, al dolor de mis hermanos.

Pero dicho lo que precede, considero de conciencia exponer lo que en mi conciencia me aprieta. No cabe duda de que la cercanía de las personas hace más gozosa su presencia, y mucho más dolorosa su ausencia. Y en este último caso, cuando ella se produce de modo y forma imprevistos, y atropelladamente, como sucede en el tipo de accidente que ha teñido de luto a toda Europa, entonces el impacto vital, existencial, familiar, ciudadano, y, evidentemente, mediático, es mucho mayor que si se hubiese dado en la distancia. Pienso que si algo ha llamado poderosamente la atención a la opinión pública europea y mundial es el hecho de los países implicados en la tragedia: Alemania, Francia, y España. Las dos primeras gigantes colosales en avances tecnológicos, y nuestro querido país uno de los punteros en el turismo mundial. Con todo eso quiero decir que entiendo perfectamente la saturación de imágenes y palabras, en televisiones y radios, tendentes a informarnos, explicando hasta los últimos detalles del suceso.
Pero me remuerde un gusanillo escondido en lo profundo de mi razón. No sé si habríamos derrochado la cuarta parte de los medios si el evento impactante hubiese tenido lugar en otras tierras, o en otras aguas. O, sencillamente, no hubiera sido un acontecimiento aislado, sucedido en lugar y con fecha concretos, sino que la tragedia se produjera silenciosamente en el tiempo, y se fuese cociendo lenta, pero inevitable e irresolutamente, durante semanas, meses y años. Y eso aunque la calamidad alcanzara a un número incomparablemente mayor de personas, ciudadanos del mundo como nosotros.
Mis feligreses saben, porque me lo oyen una docena de veces en las homilías de mis misas, que al día, todos días del año, con el silencio vergonzante de los medios de comunicación de masas de los países mal llamados desarrollados, -¡desarrollados ¿en qué?!-, mueren, de hambre, o por enfermedades y dolencias provocadas por esa plaga inconcebible en nuestros días, unos tres mil niños, entre un día y dos años de vida. Eso significa, al mes, 90.000 niños, personas humanas, que mueren sin algazara, sin molestar, sin hacer ruido, sin la mirada amorosa del resto de los habitantes del orbe, sin su acompañamiento tierno y cómplice en la vergüenza, con las solas lágrimas y la sequedad de corazón de los más allegados, impotentes y consternados, a esos inocentes, a los que no se les santifica y jalea como a los niños inocentes de Belén.
No pretendo estropear la digestión, ni alterar el sueño de mis lectores. Pero os traigo el informe que publicó la BBC, con fecha de 15 de octubre de 2002. Y las cosas no han ido al ritmo deseado. De tal manera que en la reunión de la FAO, de ese año, se aseguró que el proyecto sobre el propósito de reducir un 50% de la desnutrición en el mundo para el año 20015, estaba frenado, y que al ritmo que se llevaba, se cumpliría el objetivo con 100 años de retraso y una millonada de cadáveres por el camino: “25.000 personas mueren todos los días en el mundo como consecuencia del hambre y la pobreza. Esta es la cifra estimada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Según el informe anual del organismo seis millones de niños menores de cinco, mueren de hambre cada año.” (A mí me resulta, como diría Francisco, una terrible, atroz e infame vergüenza).

El Papa tiene buena voluntad, pero no puede revolucionar el papel de la mujer en la Iglesia Paulo Emanuel Lopes

 Adital

El movimiento feminista teológico en el mundo viene ganando espacio a partir de los vientos reformistas impulsados con las reformas del papado de Francisco. Para Ivone Gebara, teóloga, estudiosa y referencia nacional en Teología Feminista, no debemos, sin embargo, esperar cambios en la estructura masculina de la Iglesia Católica. “El Papa Francisco tiene buena voluntad (…) pero, viviendo dentro de una tradición sagrada masculina, no tiene condiciones para dar pasos revolucionarios para promover de hecho la innovación necesaria al mundo de hoy”.

La dimensión política de la Semana Santa Arnaldo Zenteno, S. J. , Comunidades eclesiales de base de Nicaragua


Jesús
La Semana Santa se puede vivir de muy diversas maneras. Puede vivirse simplemente como días de vacaciones y si se puede pasarlas en el mar. Puede también vivirse con un barniz de Semana Santa viendo en la Tv películas de la Pasión de Cristo o Benhur. Puede ser también simplemente una semana más.
Al decir esto no estoy haciendo ningún juicio moral, ni digo que eso sea malo. Simplemente digo lo que suele pasar. Hay otra manera de vivir la Semana Santa participando en las Celebraciones en los templos o Iglesias o en los Viacrucis en las calles. Se puede suponer que esta es una buena manera en que los cristianos podemos celebrar la Semana Santa. Esto es verdad, pero todavía dentro de ese marco hay dos maneras bien distintas de Celebrar la Semana Santa. Y en esto quiero detenerme.


Se puede participar con mucha devoción en las tan ricas celebraciones litúrgicas de Semana Santa y también en lo que se vive en la Religiosidad popular como La Judea, el Huerto, el santo entierro. Eso está bien y da buenos frutos pues se centra en Jesús y en su inmenso Amor que lo llevó a dar la vida por nosotros en medio de tanto dolor, sufrimiento, traiciones y abandono. Pero se puede celebrar eso aisladamente de lo que pasa en Nicaragua, y en particular de lo que le está pasando a tantos niños que están en la calle, tantos desempleados y emigrantes que son los crucificados de hoy día. Y lo que es también muy grave, se puede vivir fuera del contexto real en donde vivió Jesús los misterios de la Última Cena, Pasión, Muerte y Resurrección que estamos celebrando. Para remediar el primer aislamiento que menciono, se suelen tomar con razón varias iniciativas, por ejemplo en el Viacrucis en cada estación nos detenemos en el Viacrucis de Jesús y el Viacrucis del Pueblo. Y cada día en las Celebraciones se ora por las distintas necesidades de la población.
Eso está bueno y hay que hacerlo, y no quedarse en celebraciones como en el limbo fuera del espacio y del tiempo. Recuerdo que en las CEB hace tiempo decíamos: La Misa y la vida siempre unidas. Y Pablo VI al final del Concilio Vaticano II, afirmaba que un mal muy grave de nuestro tiempo es la separación de la Fe y la Vida. Por lo mismo hay que tener presente el contexto real en que Jesús vivió y padeció lo que estamos celebrando. El lunes pasado aquí en El Nuevo Diario el P.José Mulligan publicó un excelente artículo con este título: ¿Por qué ejecutaron a Jesús? En ese artículo podemos ir recorriendo los conflictos que tuvo Jesús con las autoridades religioso-políticas de su tiempo: Maestros de la Ley, Fariseos, Sumos Sacerdotes y también podemos ver los conflictos de Jesús con Herodes y con Pilatos que en definitiva lo condena por una razón política: para no quedar mal con el César. Este es el contexto real de la Pasión y muerte de Jesús. Y así como decimos que en la Biblia hay que leer el texto en el contexto en que fue escrita y transmitida, de igual manera nuestras Celebraciones de Semana Santa debemos vivirlas en su hondo sentido en el contexto en que Jesús lo vivió y en el contexto de nuestra realidad actual.
Supongo conocido el enfrentamiento de Jesús con las autoridades desde el comienzo de su vida pública. Me quiero centrar en algunos aspectos de las Celebraciones de estos días Santos en que deberíamos tener muy presentes- como en la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús- la dimensión política.
DOMINGO DE RAMOS. Conflicto de visiones sobre el Mesías, y conflicto con las Autoridades . En las celebraciones, se subraya la devoción al Señor del Triunfo o se habla de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén como Rey, un Rey que entra humildemente en un burrito (subrayando la humildad de Jesús). Pero ese enfoque omite elementos importantes de la realidad que vivió Jesús. Días antes de esa entrada, Jesús va a Jerusalén en medio de amenazas de muerte. Tanto que los apóstoles van caminando como frenados, hasta que Tomás en un momento pasajero de valor dice: Vayamos y muramos con El. Jesús entra a Jerusalén y su sola entrada es un desafío a las autoridades político-religiosas que se lamentan de que tanta gente lo siga, y deciden matarlo, pero después de la fiesta-para que no se alborote la gente.

Su entrada es también un desafío, pues no entra como un Mesías triunfante, Rey bueno y poderoso. Jesús se presenta como Mesías humilde y servidor y así se deja reconocer y aclamar por el pueblo sencillo. Las autoridades político-religiosas se escandalizan y quieren que calle a la gente sencilla. Jesús les dice : Si ellas se callan, hasta las piedras gritarían. Ellos tienen un corazón más duro que las piedras.

En el templo Jesús se enfrenta no solo con los comerciantes de ese atrio que se volvía como un mercado. Se enfrenta con las autoridades que han propiciado que esa casa de Oración, se haya vuelto una cueva de ladrones. Y ellos entienden que a ellos se refiere, y por eso lo increpan: ¿con qué autoridad haces eso? Y a raíz de ese hecho, toda la semana es de confrontación y de palabras muy fuertes de Jesús, como cuando los llama en una parábola, viñadores asesinos.

En este contexto de reconocimiento de Jesús, como el Mesías servidor, que va hacia la muerte y que se enfrenta a los que oprimen al Pueblo, es en el que tienen pleno sentido nuestras celebraciones del Domingo de Ramos, y que no se pueden reducir a mover las Palmas y cantar: Bendito el que viene en nombre de El Señor. Le pregunté algunas personas de las CEB¿ qué mensaje tiene el Domingo de Ramos para nuestro compromiso social y político? Así me respondieron: vivir la realidad, comprometernos más con los pobres y no tener miedo a Denunciar las injusticias y a Anunciar la Buena Nueva de Jesús,Buena Noticia para los Pobres, Liberación para los Oprimidos.

Francisco se reúne con 150 sin techo en la Capilla Sixtina

Religión Digital


Papa Francisco 11El Papa: “Bienvenidos. Esta es la casa de todos, es vuestra casa”
Bergoglio ha definido la visita como “una pequeña caricia” para los huéspedes
(Zenit/Agencias).- El papa Francisco se ha reunido esta tarde en la Capilla Sixtina con los 150 sin techo, invitados por la Limosnería pontificia para visitar los Museos Vaticanos. Así, el Santo Padre ha estrechado la mano a cada uno de ellos y les ha dicho: “Bienvenidos. Esta es la casa de todos, es

•Domino de Ramos: El gesto supremo José Antonio Pagola

EL GESTO SUPREMO

Jesús contó con la posibilidad de un final violento. No era un ingenuo. Sabía a qué se exponía si seguía insistiendo en el proyecto del reino de Dios. Era imposible buscar con tanta radicalidad una vida digna para los «pobres» y los «pecadores», sin provocar la reacción de aquellos a los que no interesaba cambio alguno.
Ciertamente, Jesús no es un suicida. No busca la crucifixión. Nunca quiso el sufrimiento ni para los demás ni para él. Toda su vida se había dedicado a combatirlo allí donde lo encontraba: en la enfermedad, en las injusticias, en el pecado o en la desesperanza. Por eso no corre ahora tras la muerte, pero tampoco se echa atrás.
Seguirá acogiendo a pecadores y excluidos aunque su actuación irrite en el templo. Si terminan condenándolo, morirá también él como un delincuente y excluido, pero su muerte confirmará lo que ha sido su vida entera: confianza total en un Dios que no excluye a nadie de su perdón.
Seguirá anunciando el amor de Dios a los últimos, identificándose con los más pobres y despreciados del imperio, por mucho que moleste en los ambientes cercanos al gobernador romano. Si un día lo ejecutan en el suplicio de la cruz, reservado para esclavos, morirá también él como un despreciable esclavo, pero su muerte sellará para siempre su fidelidad al Dios defensor de las víctimas.
Lleno del amor de Dios, seguirá ofreciendo «salvación» a quienes sufren el mal y la enfermedad: dará «acogida» a quienes son excluidos por la sociedad y la religión; regalará el «perdón» gratuito de Dios a pecadores y gentes perdidas, incapaces de volver a su amistad. Esta actitud salvadora que inspira su vida entera, inspirará también su muerte.
Por eso a los cristianos nos atrae tanto la cruz. Besamos el rostro del Crucificado, levantamos los ojos hacia él, escuchamos sus últimas palabras… porque en su crucifixión vemos el servicio último de Jesús al proyecto del Padre, y el gesto supremo de Dios entregando a su Hijo por amor a la humanidad entera.
Es indigno convertir la semana santa en folclore o reclamo turístico. Para los seguidores de Jesús celebrar la pasión y muerte del Señor es agradecimiento emocionado, adoración gozosa al amor «increíble» de Dios y llamada a vivir como Jesús solidarizándonos con los crucificados.