FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 11 de noviembre de 2021

Nicolás Castellanos: “El obispo es un servidor que no está apegado al poder, sino al evangelio, a Jesús, al servicio a los pobres”

 


Religión Digital

nicolas-castellano

Presenta ‘Memorias, vida, pensamiento e historia de un obispo del Concilio Vaticano II”
El libro, con prólogo de José Bono, fue presentado en la Cámara de Comercio de Palencia junto al ex presidente del Congreso y el dibujante Peridis
‘Memorias, vida, pensamiento e historia de un obispo del Concilio Vaticano II
Nicolás Castellanos, obispo emérito de Palencia y premio Príncipe de Asturias de la Concordia, ha afirmado que la Iglesia es la institución con más credibilidad en Bolivia, porque en ese país está «totalmente con la gente, con los pobres, con los que peor lo pasan», lo que consideró que «no es así en España».
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Greta Thunberg revela en su entrevista en ‘Salvados’ la causa que impide atajar la crisis climática

 


Público

Greta Thumberg

La joven activista más famosa del mundo, Greta Thunberg, estuvo con Fernando González “Gonzo” en una entrevista para Salvados, de La Sexta, en donde ha repasado un rosario de temas que van desde la crisis climática (cuya causa principal no es otra que la desigualdad) hasta el síndrome de Asperger que tiene diagnosticado, pasando por el ‘bulling’ al que es sometida sin piedad o su feminismo militante. En su propio país, Suecia, tiene que esconderse.
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José A.Pagola: “El hombre necesita en su corazón una esperanza que se mantenga viva”

 


Buenas Noticias

pagola

Las palabras de Jesús no pasarán
“La falta de esperanza puede disfrazarse de optimismo superficial, activismo ciego o secreto pasotismo”
“Se supone que un hombre que triunfa en la vida no puede sentirse solo, aburrido o temeroso. Necesitamos estar ocupados en algo para no enfrentamos a nuestro futuro”
“Pero la pregunta es inevitable: ¿qué nos espera después de tantos esfuerzos, luchas, ilusiones y sinsabores?”
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Ahora Facebook es Meta y vino a monetizar tu vida

 


James Muldoon

Sin Permiso

El giro de Zuckerberg hacia el «metaverso» pretende agregar una capa digital extra por encima del mundo real. Pero Meta, la nueva marca de Facebook, no está aquí para aumentar la realidad: solo quiere sacarnos más dinero.
La cosa es así: uno inicia sesión y es arriado hacia un bar virtual donde debe escuchar los chistes de su jefe. Mientras tanto, la primera empresa inmobiliaria del metaverso vende propiedades sobrevaluadas en una Londres virtual y los gamers compiten por tokens no intercambiables. Bienvenidos al zuckerverso, un lugar que nadie pidió pero en el que probablemente pasaremos mucho tiempo.
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¿Por qué la Iglesia española se niega a investigar la pederastia?

 


Jesús Bastante

Religión Digital

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Los obispos franceses venderán sus bienes para indemnizar a las víctimas de abusos…. los españoles, ni siquiera saben cuántas hay
La Iglesia gala se abre en canal para erradicar esta lacra, los obispos portugueses anuncian que se sabrá toda la verdad… sólo Italia y España siguen sin abrir investigación alguna, ni permitir que nadie lo haga. ¿Por qué?
La reacción de la Iglesia francesa tras la publicación del informe ‘Sauvé’ contrasta con la inacción absoluta de la Iglesia de nuestro país, que sigue negando que en España exista un problema de abusos
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Estados Unidos y Venezuela: un contexto histórico

 


Óscar Fortin

Humanismo en Jesús

“Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo; él los posee y nosotros los queremos ”~ funcionario anónimo de Trump..
Política estadounidense en América Latina: democracia, dictadura y movimientos sociales.
El catolico Presidente de E.U. tiene todo un desafío para dar, a su fe , que un respeto de la justicia y de la ley internacional que exige respeto de los pueblos en sus independencia y soverania.
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La voz profética de los pobres


Pedro Pierre

Amerindia

En tiempos de caos es bueno escuchar una voz profética. Cada vez más personas están tomando conciencia, organizándose y luchando para lograr una vida mejor para todos. La voz de la Iglesia de los pobres les quiere confirmar que son bendecidas por Dios y que continúan la gran cadena de liberación y construcción del Reino, historia comenzada por Moisés y Myriam, continuada por Jesús y las primeras Comunidades cristianas y sellada por los innumerables mártires de ayer y de hoy.
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En busca de obispos. Carta abierta a Bernardito Auza

 


César Rollán Sánchez

Eclesalia

Nuncio Bernardito

Estimado Bernardito: He leído que, en su calidad de Nuncio del Papa, anda buscando obispos para las diócesis españolas. Tengo entendido que esta tarea le ocupa buena parte de su labor y a ella dedica todas sus fuerzas. Quisiera, con esta carta, contribuir a su búsqueda, con la intención de seguir construyendo un buen lugar para nuestra Iglesia del siglo XXI.
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Las Cumbres. La economía sometida

Jaime Richart, antropólogo y jurista


 Redes Cristianas

¿Quién, desde el poder político y la libertad de mercado puede someter mediante el intervencionismo económico, a la economía y los poderes económicos y financieros de todos los países y del mundo, los responsables principales del desastre climático?

Si entre todos los países del sistema no se somete a la economía convencional, la Cumbre del clima en Glasgow, como las demás Cumbres, habrán sido una pantomima tras otra. Esta es la XXVI en veintiséis años. Hasta ahora, desde la primera en Berlín en 1995, no se ha avanzado ni un paso. Al contrario. Los esfuerzos e ingenios para neutralizar el avance del CO2 principal causa del calentamiento global y del cambio climático, no pasan de ser testimoniales.

El plástico, por ejemplo, no ha sido superado, pues si es cierto que se ha conseguido reciclar, también lo es que al parecer el reciclado es más caro. De todos modos son muchos los factores contaminantes a los que se puede atribuir el cambio del clima, todos provenientes de la acción humana. Con lo que, si no se consigue doblegar a la economía, lo más probable es que a la larga o a la corta se acabe colapsando la biosfera.

Y el problema parte de que, siendo la política una mera superestructura cambiante de lo económico (Marx), mientras la sociedad humana no consiga que la política deje de ser absolutamente dependiente de la economía, que es lo que sucede al menos en el reino de la ideología capitalista y neoliberal de los países a la cabeza de todo, no habrá mucho que hacer. Son numerosos los efectos producidos en las sociedades y en el planeta que se basan en esa ideología.

Por eso, no será posible la regresión a las condiciones medioambientales primigenias mientras los argumentos economicistas preponderen en la teoría y en la práctica sobre todos los demás; empezando por la política. Pasa lo mismo con los propósitos de cambiar el signo de la propia economía. Mientras no se declaren prohibidos o proscritos los paraísos fiscales, las enormes grietas por donde desaparece de hecho de las riquezas nacionales, en detrimento de la parte de la sociedad más débil, un inmenso número de millones, no habrá otra cosa que amagos o simulación de justicia social.

La solución sólo puede estar en una inversión del predominio. Vivimos en un sistema en el que la política es absolutamente dependiente de los poderes fácticos: es decir, de la economía y de las finanzas. Ellas son el becerro de oro, el fatum. Por eso, todos los intentos, también los de la socialdemocracia cada vez con menos fuelle, se estrellan con esa realidad. De ahí el fracaso clamoroso, uno tras otro, de las XXV Cumbres anteriores.

Porque, dígase lo que se diga, cualquier iniciativa política que, dentro de un sistema cuya naturaleza está frontalmente opuesto a cualquier clase de intervencionismo estatal en lo privado, sólo puede consistir en penalización económica, impositiva, etc se estrellará contra la resistencia feroz de los ciclópeos intereses de las empresas que contaminan. Por lo que sólo una política capaz de penalizar los argumentos capitalistas del tipo, “todo por las ganancias”, o “el riesgo justifica el beneficio”, y hacerlos anatema, puede cambiar el sempiterno estado de cosas relacionado con este asunto. Sólo una política que fulmine la libertad de mercado y practique un intervencionismo certero, podría revertir las condiciones de la biosfera.

De otro modo el capitalismo neoliberal y la libertad de mercado que interactúan con materias ultra sensibles provocadoras del calentamiento global, sepultarán a la humanidad antes de que acabe con ella directamente el CO2. Si no se consigue que la política se imponga al sistema, Cumbres como ésta y las anteriores seguirán siendo un espectáculo infantil donde los niños se tapan la cara para no ver el desastre que se avecina.

Por otra parte, disponemos de mucha información sobre los esfuerzos de quienes están en esta Cumbre con el loable pero casi fingido propósito de adoptar acuerdos. Pero nada informan las agencias sobre los motivos de China, India y Rusia para no estar presentes en la farsa; presentándolas así como naciones cuya población sumada representa más de un tercio de la mundial, que se niegan a cooperar. Pero es seguro de que sus razones no publicadas tienen mucho peso.

Seguro que, más o menos tienen que ver con lo siguiente: como Rusia e India son capitalistas y China ha abandonado las bases del comunismo, aun conservando sin embargo los planes quinquenales, los gobernantes de las tres naciones no se atreven a coartar demasiado la libertad de mercado implantando o reimplantando el intervencionismo en sus respectivos países. Aunque también puede suceder que se planteen que, aunque ellos consiguiesen domeñar a “sus” respectivas economías domésticas, los demás países del sistema, los que han acudido a la Cumbre, al no cambiar en los términos de la tesis que expongo aquí, sólo serán capaces de maquillajes que nada solucionarán. En suma, que si Rusia, India y China no han asistido a la Cumbre es para no participar de una nueva pero ya vieja comedia….

7 Noviembre 2021

Oda a los poetas sociales


Manu Andueza

Cristianismo y Justicia

El 16 de octubre de 2021 tuvo lugar el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares. En dicho encuentro, como en una hermosa danza, se entrelazaron de manera harmoniosa diferentes personas vinculadas a dichos movimientos y al Papa. Unos y otro se buscan, se citan, se hacen guiños y se elevan juntos en la búsqueda de un mundo mejor.
Estos encuentros nos han traído siempre una palabra de esperanza y nuevas ideas para generar el lenguaje y el discurso en favor de los empobrecidos, de aquellos que padecen de manera sistemática el ataque de tantas estructuras de pecado inmersas en nuestro sistema económico, político y social.
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El gobierno neoliberal de Ecuador anuncia estado de emergencia para imponer la austeridad

 


Vijay Prashad, Taroa Zúñiga Silva

Alainet

La vida cotidiana en Ecuador se ha deteriorado radicalmente desde la implementación de un programa de austeridad impulsado por el Fondo Monetario Internacional bajo la gestión del presidente anterior, Lenín Moreno
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Juan José Tamayo: «La falta de voluntad de la Iglesia para investigar los casos de pederastia delata cierta complicidad»

 

J. Hernández

Amerindia

Tamayo

Información.es
Vinculado a la Teología de la Liberación, Tamayo, de 75 años, presentará su libro en Alicante acompañado por la profesora titular de Antropología Social de la Universidad Miguel Hernández, Anastasia Téllez; y por el profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante, Manuel Alcaraz.
P ¿Dónde nace el libro «La internacional del odio»?
R El origen tiene lugar en Brasil en un curso de teología en distintas universidades. Un alumno intervino para decir que en la Iglesia les prohíben hablar de política pero Bolsonaro (presidente del país) está constantemente hablando de Teología, que se pasa el día hablando de Dios, citando la Biblia y relacionándose con iglesias evangelistas fundamentalistas. Dije que podíamos definirle como el predicador del «Cristo-neofascismo», y el alumnado prorrumpió en un largo aplauso.
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Si amas a tu hermano amas a Dios, si no amas a tu hermano no amas ni a Dios, ni a tu hermano, ni a ti mismo

 


Alfonso J. Olaz

El rincón del peregrino

¡Si sirves a tu hermano!
Amas a Jesús por encima de todo.
Amas al hermano, como a ti mismo y como a Jesús,
¡Un hermano muy cercano y muy vivo!
¡Si amas a tu hermano amas a Dios, si no amas a tu hermano no amas ni a Dios, ni a tu hermano, ni a ti mismo!
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“La vejez debemos inventarla”

Pepe Mallo

  Redes Cristianas

“La juventud siempre ha sido un escándalo, la madurez un aburrimiento y la vejez una humillación”. (…) Me niego a asumir el destino de los viejos: dar buenos consejos a falta de poder dar malos ejemplos.” Palabras del insigne filósofo Fernando Savater (El País, 11-09-2021). ¿Agudezas de veterano filósofo o lindezas de “viejo” pensador? Prefiero la exhortación de Francisco en carta a los sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía: “Están viviendo una estación, la vejez, que no es una enfermedad sino un privilegio”.,

La vejez es una etapa más en la evolución de la persona. Y no se puede definir por el baremo “edad”. Hay viejos que atesoran más valores, más vitalidad, inteligencia y creatividad que muchos con menos años que presumen de inteligentes y lúcidos. Yo ya no cumplo años, los colecciono. Tengo ya casi todos…, y ninguno repe. De hecho, hace unos días he incrementado mi colección con uno nuevo que no tenía. O sea, que soy más viejo que ayer y menos que en lo sucesivo, circunstancia que motiva mi reflexión de hoy, estimulado por la reciente conmemoración del Día Internacional de los Mayores.

No soy “un viejo”. Sí soy viejo. Me encuentro en la “flor de la vejez”. Y por ello, doy gracias a la vida “que me ha dado tanto”, como reza la canción de la desdichada Violeta Parra. Canción que ha entrado en el corazón de muchos para quedarse. Lo que la autora describe como don de la vida: ojos y oídos, sonidos y palabras, pies para la marcha y el camino, corazón para el amor y hasta la risa y el llanto, resulta ser lo que en la actual cultura dominante pasa inadvertido, cuando no desdeñado. Violeta Parra agradece a la vida lo que le ha permitido abrirse al mundo, sentir al otro, “madre, amigo, hermano”, conocer y vivir el amor. Todo este sumario es don de la vida desde el nacimiento, es “la vida misma”, es lo único que “poseemos” y que esconde un altísimo valor.

Pertenezco a una generación que lo ha tenido muy duro para llegar a adulta. No sabría decir si la guerra, las penurias y el hambre nos impedían madurar entorpeciendo nuestro crecimiento o nos convertían en adultos prematuros o apócrifos. Pero sí puedo garantizar que aquel afán de supervivencia nos infundió mayor coraje, porque, gracias a la vida, teníamos lo esencial: espíritu de lucha, pasión por la vida, ansias de vivir. Hoy, también gracias a la vida, algunos de aquellos niños disfrutamos de colmada y calmada vejez, sin frustraciones ni desencantos, conscientes de nuestro inquebrantable quebranto, de nuestra frágil salud de hierro y de nuestras inexorables limitaciones.

El papa Francisco ha aludido en variadas ocasiones a la cultura del descarte. “Lo que no sirve se descarta. Los viejos son material descartable: molestan. ”La sociedad es injusta con los ancianos. Nos movemos en una enquistada marginación social, política y económica. En el imaginario colectivo, los viejos estamos etiquetados con términos negativos: clase pasiva, improductivos, dependientes, enfermos e ignorantes frente a una cultura donde predominan la economía, la producción y las nuevas tecnologías. Sólo se nos valora en cuanto consumidores. Para las políticas públicas asistenciales somos pensionistas.Y como valemos un voto, intentan ganarnos con la pesadilla de las pensiones. Un amigo socarrón me sugería que el acrónimo“imserso” significa “inservibles sociales”.

La pandemia del coronavirus ha destapado y evidenciado al colectivo más frágil e indefenso y ha enfatizado las necesidades y vulnerabilidades que sufre. Y no menos ha acrecentado la conducta discriminatoria, incluso vejatoria, respecto a los ancianos, no solo a nivel social sino en conductas individuales. Traigo aquí un ejemplo que ratifica mi afirmación. Me refiero a un acreditado bloguero de RD, de todos conocido, nonagenario él, de clarividente lucidez, de ideas claras y preclaras, denostado por unos fanáticos comentaristas, de mente demente, que le tachan de “vago, senil, vejestorio que chochea” y otras groseras lindezas. Mientras alardean de fervorosos cristianos…¡De vergüenza!

“La vejez debemos inventarla”, se ha dicho. Y en ello estoy. En la antigüedad, la propia sociedad estaba tutelada por ancianos. Hoy, las experiencias de los viejos no encajan en los vigentes valores sociales, éticos y religiosos. Nos asemejamos a los “jarrones chinos” de que hablaba un expresidente. Escondemos gran valor, pero no se encuentra un sitio apropiado para nosotros. Considero que la vejez se presenta como catarsis. Tras haber sido Alguien en la vida laboral y social, aunque a ese alguien pocos le conocieran, resulta muy difícil llegar a ser don Nadie. Necesitamos soñar nueva vida real, creer en nosotros y en nuestros recursos, crear paradigmas y respuestas nuevos, explotar la creatividad. Más que nunca nuestra presencia y testimonio son necesarios, aportando el protagonismo que nos hurta la sociedad. Se trata de ser protagonistas de nuestra propia vida.

Personalmente hace tiempo que he desterrado de mi vocabulario la tópica muletilla “¡Vamos tirando!”. He decidido no “tirar”, sino“reciclar”, reciclarme. La longevidad no consiste solo en vivir mucho, sino en vivir animosamente cada oportunidad que nos brinda la vida. Se trata de intentar ralentizar el implacable desgaste corporal, prolongar nuestro debilitado deterioro mental y cognitivo y esquivar los dos crueles estigmas de la vejez, la nostalgia y la soledad.

La nostalgia, esa “pena o tristeza y melancolía por el recuerdo de una dicha perdida”, nos atasca e inmoviliza. Confisca nuestras facultades y capacidades, enquistándonos mentalmente en un pasado, ya inoperante e inútil, que impide la comunicación con el exterior. Enrocarse en algo dejado atrás que no va a volver. La nostalgia se da en todos los órdenes de la vida, social, político y religioso. En la heterogénea sociedad actual aún quedan nostálgicos que por “montañas nevadas, banderas al viento, van por rutas imperiales caminando hacia Dios”. Y otros que por “rutas tridentinas” también se dirigen hacia el Creador. ¿Qué será más positivo y humano lamentar lo mucho perdido, ya irrecuperable, o potenciar lo poco favorable que aún nos regala la vida?

No menos cruel y perversa es la soledad, tan relevante en los comienzos de la pandemia. Ante el abandono y vulnerabilidad de tantos ancianos, solo nos queda, en lo negativo, las protestas y lamentaciones; en lo positivo, la acogida, el acompañamiento, la empatía y la simpatía. Incluyo en los “ancianos” a los “presbíteros” jubilados. ¿Se sentirán acogidos y atendidos por la institución Iglesia a la que han servido religiosamente durante años? ¿Dónde y cómo acabarán sus días?, ¿en una residencia sacerdotal, sin más compañía que otros sacerdotes “solitarios”? Su potencial soledad no será por falta de compañía sino por ausencia de cariño, especialmente de afectos familiares debido a su celibato.

En lo que a mí respecta, doy gracias a la vida, que me ha regalado el compartir mi dilatada existencia con una formidable mujer, formar una familia y trasmitir a mis hijos mis convicciones y vivencias, ayudándoles en su desarrollo personal. Y en esta última etapa, disfrutar jubilosamente de los nietos que alegran y refrescan los alifafes de la vejez. Y sentir la cercanía de amigos que me quieren y de gente que me acepta y aprecia.

¡Gracias a la vida!

Post scriptum: Tras lo dicho, prometo esforzarme denodadamente por vivir para siempre… ¡aunque muera en el intento!

PERO ¿QUIÉN ES EL PRÓJIMO QUE DEBO AMAR?

BLOG EN RELIGIÓN DIGITAL

col ramon hdez

 

Realmente, los seres humanos no sabemos de dónde venimos. Sin duda, somos un producto avanzado del universo, tal vez el último eslabón de una larga cadena de evolución que ha hecho aparecer la vida sobre el planeta tierra. Mirando hacia atrás, nos asombra ver que nuestro desarrollo craneal y el inicial despegue de los ecosistemas nos llevó a la condición de seres autónomos, capaces de obrar libremente e incluso de dominar y someter la naturaleza a la conveniencia propia. Y tampoco sabemos adónde vamos, pues un gran misterio envuelve nuestro inexorable destino, al que solo podemos enfrentarnos armados de esperanza ciega, radical. Y, desde luego, no nos conocemos a nosotros mismos, pues no somos conscientes de la envergadura del potencial que nos otorga nuestra condición humana, razón por la que sería muy aventurado, pongamos por caso, vaticinar cómo serán, comparados con nosotros, los hombres que vivan dentro de mil años. Nuestras hazañas se han limitado a ir arañando, pasito a paso, gotas de verdad al universo del que formamos parte, pero es tanto lo que nos queda por descubrir que los más introducidos en el tema hablan de que todavía no hemos llegado a conocer ni el 5% de su contenido.

Por todo ello, debemos confesar, abierta y humildemente, que no sabemos a ciencia cierta de dónde venimos, adónde vamos y quiénes somos. Pero no hay duda alguna de que venimos de algún lugar (entidad) y de que somos un algo (entidad) que camina hacia algún destino (entidad), y es que el ser que somos, diametralmente opuesto a la nada de la que solo podemos servirnos como concepto dialéctico, jamás podrá identificarse con ella. Mucho peor lo tienen nuestros congéneres, los demás animales, que ni siquiera pueden plantearse tan entretenidas cuestiones y cuyo periplo vital les obliga a limitarse a nacer, a vivir comiendo y a procrearse copulando para, finalmente, morir sin ni siquiera tener conciencia de ello. Sin embargo, es muy curioso que, en el cúmulo de ignorancias referidas a nuestro entorno y a nosotros mismos, haya “palabras que quedarán en la memoria”, tal como nos asegura el libro del Deuteronomio en el texto recogido en la primera lectura de la liturgia de este domingo, y también es curiosa, por su claridad y contundencia, la sublime respuesta de Jesús al escriba que le pregunta cuál es el primer mandamiento, recogida en el relato del evangelio de hoy. Choca que, ignorando tanto sobre nosotros mismos, haya verdades a las que podamos asirnos y, sobre todo, que nos conste con meridiana claridad cuál es el primer y único mandamiento por el que deben regirse nuestras vidas.

Por lo demás, subrayemos el contraste entre el texto de Hebreos de la segunda lectura de hoy y el que comentamos el domingo pasado en relación a Jesús como sumo sacerdote. El texto de hoy, rebasando la cicatería del anterior, nos lo presenta sin limitación ni debilidad alguna, pues dice de él que es “santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo”. De este sumo sacerdote sí que podemos decir, con el salmo, que es nuestra roca, nuestro alcázar, nuestro libertador, nuestra peña, nuestro refugio, nuestro escudo, nuestra fuerza salvadora y nuestro baluarte, sirviéndonos de un lenguaje que trasluce un fondo bélico en el que Dios interviene como gran valedor y defensor de su pueblo.

Sin salirse del contexto de fortaleza y perfección que le son propias, el evangelio de hoy nos lleva afortunadamente a otro escenario para mostrarnos un Jesús sabio, menos alambicado y muchísimo más cercano, a la hora de entablar un diálogo fluido y abierto que le permite el acercamiento y la conversación llana y directa con el escriba ansioso de claridad. Frente a la dificultad de establecer una jerarquía entre los muchos mandamientos que contiene la ley, Jesús sorprende a su interlocutor con una respuesta asombrosa que pulveriza toda posible jerarquización, pues simplifica maravillosamente la complejidad legislativa al hacerla confluir en la dirección del mandamiento más coherente y de sentido común que cabe imaginar: “amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”, mandamiento que lleva adosada, como reflejo o como proyección, la obligación de amar “a tu prójimo como a ti mismo”.

El peso del propio egoísmo nos impide muchas veces no solo ponernos en el lugar del otro, lo que ciertamente es difícil, sino también identificarnos con él, lo que requiere incluso una buena dosis de heroísmo. Pero, por difícil que resulte, esa es la clave del proceder cristiano, claramente reflejada en el único mandamiento válido, el del amor que, a través del prójimo, nos lleva a Dios. Asombra ver la cantidad de cosas que los humanos especulamos a la hora de referirnos al cristianismo, rompiéndonos la cabeza con sus contenidos dogmáticos, y, sobre todo, la obsesión que tenemos con el tema de la “verdad”, y, más en particular, la cantidad de tácticas pastorales que proyectamos para que el mensaje de Jesús, su pan de vida y su bebida de salvación, sirva de alimento también a los seres humanos de nuestro tiempo. Y, sin embargo, el único mandamiento a que Jesús se atiene, que engloba cuanto es el cristianismo y lo que los cristianos debemos hacer, se limita a algo tan claro y simple como amar a Dios con todas nuestras fuerzas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Invito a los seguidores de este blog a reflexionar hoy en profundidad sobre tan clara y bella “verdad” para despejar su mente e inyectar energía a su corazón. Estoy seguro de que, de hacerlo, se sentirán felices, sensación difusa de seguridad y bienestar que, desgraciadamente, tantas veces nos conduce por senderos equivocados y que con frecuencia nos despeña en los acantilados que nos salen al paso. Todos buscamos ansiosamente la felicidad. ¿Alguien podría medir de alguna manera la fuerza y el empuje del instinto de supervivencia y el tesón con que procuramos no solo evitar cuanto nos hiere, sino también conseguir todo aquello que nos place?

Me refiero al amor incondicional que nos profesamos a nosotros mismos, al trabajo que realizamos en el ancho campo de continua acción benevolente que somos. Podría decirse que nos amamos a nosotros mismos hasta los tuétanos. Pues bien, ese es precisamente el amor con que el mandamiento divino, rubricado por Jesús, nos dice que debemos amar a nuestro prójimo, sabiendo que nuestro prójimo es todo ser humano sin excepción, un ser que nos rodea por todas partes y que indefectiblemente se nos muestra necesitado de amor.  Pero amar al prójimo, sobre todo con la intensidad con que lo hacemos a nosotros mismos, no es fácil, pues requiere un gran esfuerzo y un sufrido sacrificio que, como recompensa, nos deparan la grata sorpresa de descubrir que el amor a nosotros mismos solo se nutre del amor al otro, igual que el amor que debemos a Dios solo se concreta en el que profesamos a quienes nos reflejan su rostro, nuestros semejantes. Y así, el prójimo no solo es el único aeropuerto desde el que podemos despegar hacia Dios, sino también el único huerto que podemos cultivar para alimentarnos nosotros mismos. Los cristianos nunca deberíamos olvidar que todos los seres humanos formamos un único cuerpo, “el cuerpo místico” del que Jesús es la cabeza.

¡AY NICARAGUA!

FE ADULTA

col koldo

 

¿Cuántos amigos y hermanos no hicieron petate y entregaron a aquella revolución incipiente los mejores años de su juventud? En los años ochenta pocos nombres tenían más sonoridad que Nicaragua, pocas canciones más cerca del alma que ésa de “Ay Nicaragua, Nicaraguita…” El trópico la ensalzaba, pero más aún la sed de cambio, la urgencia de un modelo nuevo, de una rebeldía no mancillada.

Era la revolución más esperada, virgen, joven, espontánea, creativa, cargada de futuro… Una transición española lenta, bien amarrada, sin sorpresas la enaltecía. Aquella revolución por fin sí iba a colmar los anhelos que las pretéritas no habían conseguido ni de lejos satisfacer.

No se nos pasaba por alto el barro y la descomposición que las “revoluciones históricas” ya arrastraban. Era cuando aún pretendíamos obviar lo palmario, que la revolución de fuera siempre, siempre exigirá previamente la de dentro. Imposible la primera sin la segunda.

El tiempo ha constatado que ese interesado olvido tiraría también por tierra la esperanza que pudo representar en su momento el país centroamericano. El alto ideal exige transformación humana. Lo más hermoso se corrompe si dentro no lo habita la pureza. La pureza del ideal nos lleva ineludiblemente a la transformación interior.

La brutal ignominia de Lenin, Stalin, Mao, Maduro, Ortega… ha venido eludiendo esa elemental premisa. ¿Los últimos y bárbaros dictadores como Daniel Ortega nos grabarán para siempre la enseñanza? Ya no queremos más asaltos a palacios supuestamente definitivos, pues el único asalto definitivo no nos pide correr a cortar ninguna cabeza, no requiere ninguna escalinata cubierta de sangre, sino un simple cara a cara con nosotros mismos, un pulso diario, constante, exigente, ineludible por devenir mejores personas.

Sólo humanos definitivamente nuevos, victoriosos sobre sus propias miserias, podrán encarar el siempre entusiasmante reto de ir construyendo poco a poco un mundo diferente, una civilización más justa, solidaria, verde y fraterna.

EMPATÍA

 col arregi(Publicado en Respira tu serMeditaciones. Espiritualidad para la vida, Ediciones Feadulta.com, Illescas, Toledo 2021, pp. 81-82)

www.josearregi.com  

 

El término empatía nació en el siglo XX para expresar la capacidad de comprender los sentimientos del otro como desde su propio interior. Se deriva del griego empatheia, aunque este término significa propiamente pasión, enfermedad (en: dentro; pathos: sentimiento, sufrimiento). El término griego para designar la empatía era sympatheia (“padecer con” el otro), que se tradujo al latín como compassio.

Quedémonos con esto: empatía, como simpatía y compasión (despojada ésta de toda connotación paternalista) evocan la capacidad de comprender y hacer propio el “sentimiento” o “pasión” (pathos) del otro (en-, sym-, com-), de modo que sus sentimientos en general (incluido el gozo profundo), y sus sufrimientos en particular, no me son ajenos, sino que puedo entenderlos desde mi propio interior, es más, desde su propio interior.

Si soy capaz de adentrarme en el fondo de mí mismo, soy capaz de adentrarme en el fondo del otro, de empatizar, simpatizar, compadecer. Y, a la vez, no podré ser yo mismo, mi verdadero ser profundo, liberado de mis máscaras, proyecciones ilusorias e intereses egoístas, sino en la medida en que ejercite cada día mi projimidad, poniéndome en el lugar del otro, preguntándome: ¿Qué le duele? ¿Qué bálsamo necesita para curar su herida? Soy en cuanto me hago prójimo.

Todas las tradiciones espirituales, religiosas o laicas, han enseñado esta empatía profunda como “Regla de oro” de nuestra realización personal y de nuestra manera de mirar y tratar a los demás. En la tradición judía, son célebres dos rabinos de escuelas opuestas, contemporáneos de Jesús: Shammai y Hillel, riguroso el primero y liberal el segundo. Cuenta el Talmud que un pagano se presentó a Shammai y le dijo: “Me convertiré si eres capaz de enseñarme toda la Torá mientras pueda sostenerme sobre un solo pie. Shammai lo expulsó airado. El pagano se presentó a Hillel con la misma propuesta y Hillel le respondió: “No hagas a tu prójimo lo que no quieras que te hagan a ti. Esto es toda la Torá, lo demás solo es comentario”. El pagano se convirtió.

Hubiera podido convertirse igualmente al hinduismo, al budismo, al confucianismo, al taoísmo, al zoroastrismo o al Islam, o a las enseñanzas de Pitágoras y Aristóteles y de tantos otros que enseñaron lo mismo. También, por supuesto, al camino de Jesús, que lo expresó en forma afirmativa: “Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros, porque en esto consiste la Ley y los Profetas” (Mt 7,12).

Si alguien te ha hecho mucho daño, es normal que tu yo se aíre y reclame venganza o al menos derecho al rencor. Pero la venganza y el rencor no sanarán tu herida. Toma tu tiempo, pero entra más adentro en ti, entra más adentro en quien te ha hecho daño, y te encontrarás con una persona herida por alguien o por algo. Nadie hace daño por maldad, sino por sufrir carencias, errores o daños. Y mira sosegadamente en su fondo, y procura dar pasos hasta ponerte en su lugar y preguntarte: “¿Qué necesitaría yo si fuese él, ella, si estuviese en su lugar?”.

Tal vez vaya transformándose tu mirada y tu actitud ante él, ella, hasta no hacerle daño, o hasta no desearle ningún castigo, o hasta confiar en él y desearle el bien o incluso hacerle el bien. Entonces lo habrás perdonado, aunque nunca lo puedas olvidar ni ser su amigo. Cuando perdones, se habrá curado tu herida, y habrás ayudado a que se cure también la del que te hirió.

Serás como el buen samaritano. Realizarás tu ser “divino”, compasivo, para tu sanación y la salvación de todos los heridos.

 

Jose Arregi


MORIR EN LA MISIÓN

RELIGIÓN DIGITAL

col caro

Estoy seguro de que si Emilia hubiera podido elegir las circunstancias de su muerte, habría escogido justo lo que ocurrió: falleció en la misión, es decir, todavía útil y trabajando, y de manera rápida, sin dar castigo ni ocasionar a nadie molestias por tener que asistirla. Quizás hasta habláramos de ello alguna vez. Pero eso no nos ahorra ni una sola lágrima a quienes tuvimos la fortuna de conocerla.

Conocerla, y vivir y misionar con ella, porque Emilia y yo estuvimos juntos en el equipo de Islandia los tres años que pasé allí. Precisamente escribo esto a bordo del ferry, durante mi viaje de regreso de Santa Rosa e Islandia, donde esta semana he acompañado la fiesta del Señor de los Milagros y celebrado la Confirmación respectivamente. Ha sido una visita extraña y triste, con noticias confusas acerca de las dificultades para dar sepultura al cuerpo de Emilia en Ecuador, donde vivía, problemas que han continuado hasta ayer 5 de noviembre, cuando finalmente fue enterrada casi dos semanas después.

De modo que Emilia ya reposa, y sus restos forman parte para siempre de la tierra ecuatoriana de Roca Fuerte, Vicariato de Esmeraldas, junto al mar. No podía ser de otra manera, porque ella fue una misionera de raza, de pura sangre, y ha entregado su vida hasta el último aliento donde Diosito la quiso enviar, en su misión, junto a los más humildes.

Nuestra querida casa de Islandia estaba estos días como transida de su presencia. Mi gata Chacha, que luego fue de Emilia, pasó el sábado 23 muy inquieta, extrañamente nerviosa, acaso sintiendo en la distancia el adiós de su dueña, que aconteció aquella tarde. La gente de la comunidad no quería creer la noticia, menos de un año después de darle las gracias y despedirla rumbo a su próximo destino (ver "El deseo de lo ya vivido" - 7 de noviembre de 2020). La hemos recordado y hemos orado por ella como si transitáramos por una fea pesadilla.

Y hemos contado anécdotas con la voz ronca por la emoción. Recuerdo uno de las primeros recorridos por el Yavarí, en Dos de Mayo, una comunidad donde el salto del bote a tierra es medio complicadito por el desnivel y el barro; cuando Emilia, que tenía en aquel momento casi 70 años, intentó asir la mano que yo le tendía, resbaló y se cayó al río de pie, toda vertical y con su mano en alto, así que, en un movimiento reflejo, la agarré y la jalé rapidísimo hacia arriba para sacarla del agua. Salió mojada hasta la cintura y riendo.

Ella jugó un precioso papel en aquella comunidad religiosa intercongregacional naciente y en aquel equipo insólitamente variado que ellas formaban conmigo: era la serenidad, el ancla, la voz de la experiencia, la ponderación, el consejo oportuno, la sensatez. Cuántas veces, con una seña, me invitaba a salir a dar un paseo para conversar sobre algún asunto, ponerme sobre aviso o sugerirme, siempre con delicadeza, sabiduría y una paciencia adornada de sentido del humor genuinamente misionera.

Siempre me dio mucha seguridad en mis primeros pasos en la selva, y de ella aprendí cada día. Porque, a pesar de su edad y sus limitaciones físicas, era una cátedra viviente de vida misionera, de entusiasmo, de mística, de generosidad y de amor. Emilia siempre quería salir a las comunidades, hasta que debió modular su ritmo porque sus fuerzas le fallaban; incluso se empeñó en llegar hasta el lugar más lejano y más pobre, Nueva Esperanza en el remoto Mirim, un viaje inolvidable que tuve el privilegio de compartir con ella.

Jamás escuché a Emilia quejarse o rezongar, ya hubiera lluvia, zancudos, pan con pan para cenar, calor, ruido tremendo de los israelitas o tos seca. Reclamaba, como todos, pero lo soportaba con deportividad y nada le impidió realizar su misión, a su manera y siempre a manos llenas. Y sé yo que le gustaban mucho las galletas, como a mí.

A veces comentamos eso tan romántico de permanecer hasta el último día en la misión, y cómo los misioneros mayorcitos plantean el reto de atenderlos con eficacia y cariño cuando son ya dependientes. Se me ocurre ahora que morir con las botas puestas, en la brecha, es un honor reservado a los mejores, un premio con el que Dios distingue a los misioneros de pura cepa. Querida Emilia, tú sin duda, lo has merecido.

Descansa ahora en la eternidad y por favor cuídanos.

Domingo 14 de Noviembre 33º Ordinario Gertrudis (1302)

 KOINONIA

Por aquel tiempo se salvará tu pueblo

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas,/ para toda la eternidad.

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DOMINGO 33 Tiempo ordinario – B (Marcos 13,24-32)

 JOSÉ ANTONIO PAGOLA

LAS PALABRAS DE JESÚS NO PASARÁN

Los signos de desesperanza no son siempre del todo visibles, pues la falta de esperanza puede disfrazarse de optimismo superficial, activismo ciego o secreto pasotismo.

Por otra parte, son bastantes los que no reconocen sentir miedo, aburrimiento, soledad o desesperanza porque, según el modelo social vigente, se supone que un hombre que triunfa en la vida no puede sentirse solo, aburrido o temeroso. Erich Fromm, con su habitual perspicacia, ha señalado que el hombre contemporáneo está tratando de librarse de algunas represiones como la sexual, pero se ve obligado a «reprimir tanto el miedo y la duda como la depresión, el aburrimiento y la falta de esperanza».

Otras veces nos defendemos de nuestro «vacío de esperanza» sumergiéndonos en la actividad. No soportamos estar sin hacer nada. Necesitamos estar ocupados en algo para no enfrentamos a nuestro futuro.

Pero la pregunta es inevitable: ¿qué nos espera después de tantos esfuerzos, luchas, ilusiones y sinsabores? ¿No tenemos otro objetivo sino producir cada vez más, disfrutar cada vez mejor lo producido y consumir más y más, hasta ser consumidos por nuestra propia caducidad?

El ser humano necesita una esperanza para vivir. Una esperanza que no sea «una envoltura para la resignación», como la de aquellos que se las arreglan para organizarse una vida lo bastante tolerable como para aguantar la aventura de cada día. Una esperanza que no debe confundirse tampoco con una espera pasiva, que solo es, con frecuencia, «una forma disfrazada de desesperanza e impotencia» (Erich Fromm).

El hombre necesita en su corazón una esperanza que se mantenga viva, aunque otras pequeñas esperanzas se vean malogradas e incluso completamente destruidas.

Los cristianos encontramos esta esperanza en Jesucristo y en sus palabras, que «no pasarán». No esperamos algo ilusorio. Nuestra esperanza se apoya en el hecho inconmovible de la resurrección de Jesús. Desde Cristo resucitado nos atrevemos a ver la vida presente en «estado de gestación», como germen de una vida que alcanzará su plenitud final en Dios.

EL FUTURO ES AHORA, EL FUTURO ES HOY

FE ADULTA

col pepa torres com

(MC 13,24-32)

El evangelio de este domingo tiene profundas resonancias apolíticas. Está integrado en una secuencia que algunas y algunos exégetas denominan el “pequeño apocalipsis de Marcos”.  El género apocalíptico se desarrolla en contexto de grandes crisis y dificultades y tiende a reflejar un fuerte dualismo: la lucha del bien contra el mal en contextos y tiempos límites en los que parece que la injusticia y la violencia están saliendo vencedoras y la vida es arrasada.

Desde un imaginario “catastrofista” el evangelio apunta a la esperanza y urge atención y responsabilidad con los signos más pequeños y cotidianos para señalar que el presente tiene futuro, porque Dios no abandona a la creación y la humanidad más herida, sino que esta incrustado en lo más profundo de ella como una potencia inédita que pide nuestra responsabilidad y atrevimiento, pero ¿qué puede decirnos este texto a los cristianos y cristianas de hoy?

En estas últimas semanas estamos viviendo la COP 26 en Glasgow y las movilizaciones mundiales exigiendo justica climática frente a la situación de alerta roja que sufre la vida en el planeta. También estamos viviendo las consecuencias del colapso denunciado desde hace décadas por los y las ecologistas y sus consecuencias en la crisis de los abastecimientos de materias primas, a la vez que el covid y la pandemia del hambre y las guerras siguen haciendo estragos en los sures del planeta.

Estamos inmersas en pleno corazón del Antropoceno, o como otros prefieren llamar del Capitalozeno, es decir una nueva era en la que la humanidad se ha convertido en una fuerza geológica autodestructiva, bajo el prisma del capitalismo. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales nos abocan a una situación catastrófica, a la vez que el margen del que disponemos para acometer cambios estructurales que mitiguen el colapso es cada vez más corto.

En el año 2020 más de 82 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus países de origen como consecuencia de la violencia política y armamentística, y de los   desastres ecológicos En España hay más de 30.00 personas solicitantes de asilo a la espera de encontrar una alternativa a la pesadilla que a día de hoy son sus vidas. En esta realidad apocalíptica somos urgidas y urgidos no a la esperanza ingenua, sino a la esperanza comprometida, a estar atentas y atentos a los pequeños signos que en medio de los escombros de esta civilización señalan que hay otras formas de vida y estilos de relación y organización de lo común más allá del individualismo y de la escisión con la naturaleza y su explotación. Personas y colectivos que nos recuerda que es posible tener vidas que merecen la alegría y la esperanza de ser vividas, vidas que inauguran una nueva era, un tiempo emergente que hay que forzar, al modo de Jesús de Nazaret, poniendo en el centro el cuidado, empezando por la humanidad y la creación más vulnerada.

“Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, decid que el verano esta acerca, pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que Él está cerca, a la puerta”. Es tiempo de metanoias profundas desde lo más íntimos y personal a lo más estructural. Es tiempo como dice el papa Francisco de “un cambio de rumbo”. El futuro es ahora, el futuro es hoy.

 

DIOS NO TIENE PASADO NI FUTURO, ES UN ETERNO PRESENTE DOMINGO 33º (B) Mc 13,24-32

FE ADULTA

col fraymarcos

 


Estamos en el c. 13 de Marcos, dedicado todo él al discurso escatológico. Este capítulo hace de puente entre los relatos de la vida de Jesús y la Pasión. Los tres sinópticos proponen un discurso muy parecido, lo cual hace suponer que algo tiene que ver con el Jesús histórico. Pero las diferencias entre ellos son tan grandes, que presupone una elaboración de las primeras comunidades. Es imposible saber hasta que punto Jesús hizo suyas esas ideas. Tampoco debe sorprendernos que pensara como los demás.

Estamos ante una manera de hablar que no nos dice nada hoy. No se trata solo del lenguaje como en otras ocasiones. Aquí son las ideas las que están trasnochadas y no admiten ninguna traducción a un lenguaje actual. Tanto en el AT como en el NT, el pueblo de Dios está volcado sobre el porvenir. Israel se encuentra siempre en tensión hacia la salvación que ha de venir… y nunca llega. Desde Abrahán, a quien Dios dice: "sal de tu tierra", pasando por el éxodo hacia la tierra prometida; y terminando por el Mesías definitivo, Israel vivió siempre esperando de Dios la salvación que le faltaba.

La apocalíptica fue una actitud vital y un género literario. La palabra significa “desvelar”. Escudriñaba el futuro partiendo de la palabra de Dios. Nació en los ambientes sapienciales y desciende del profetismo. Desarrolla una visión pesimista del mundo, que no tiene arreglo; por eso, tiene que ser destruido y sustituido por otro de nueva creación. Invita, no a cambiar el mundo, sino a evitarlo. El futuro no tendrá ninguna relación con el presente. El objetivo era que la gente aguantara el chaparrón en tiempo de crisis.

Escatología procede de la palabra griega "esjatón", que significa “lo último”. Su origen es también la palabra de Dios, y su objetivo, descubrir lo que va a suceder al final de los tiempos, pero no por curiosidad, sino para acrecentar la confianza. El futuro está en manos de Dios y llegará como progresión del presente, que también está en manos de Dios, y es positivo a pesar de todo. Este mundo no será consumido sino consumado. Dios salvará un día definitiva­mente, pero esa salvación ya ha comenzado aquí y ahora.

En tiempo de Jesús se creía que esa intervención definitiva iba a ser inminente. En este ambiente se desarrolla la predica­ción de Juan Bautista y de Jesús. También en la primera comunidad cristiana se vivió esta espera de la llegada inmediata de la parusía. Solamente en los últimos escritos del NT, es ya patente un cambio de actitud. Al no llegar el fin, se empieza a vivir la tensión entre la espera del fin y la necesidad de preocuparse de la vida presente. Se sigue esperando el fin, pero la comunidad se prepara para la permanen­cia.

Hasta aquí hemos afrontado la salvación desde una visión mítica que ha durado miles y miles de años. Ahora vamos a situarnos en el nuevo paradigma en el que nos movemos hoy. Al superar la idea del dios intervencionista, se nos plantea un dilema. Por una parte sabemos que Dios no tiene pasado ni futuro sino que está en la eternidad. Por otro lado, el hombre no puede entender nada que no esté en el tiempo y el espacio. Meter a Dios en el tiempo es un disparate. Sacar al hombre del tiempo y el espacio, es tarea inútil.

Los novísimos (muerte, juicio, infierno y gloria) son viejísimos conceptos mitológicos que hoy no nos sirven para nada. Sabemos con absoluta certeza que no puede haber conciencia individual sin la base de un cerebro sano y activado. ¿Cómo podemos seguir aceptando una salvación para cuando no quede ni una sola neurona operativa? Piensa por tu cuenta, no sigas tragando el pienso que otros han preparado para ti, no sin antes haberte puesto orejeras para que la realidad no te espante. La realidad supera toda posible expectativa humana. Dios se ha dado, todo, a cada uno desde siempre.

Hoy sabemos que el tiempo y el espacio son productos de la mente. ¿Qué sentido puede tener el hablar de tiempo y espacio cuando ya no haya mente? Hablar de un cielo o infierno más allá de este mundo no tiene ningún sentido. Hablar de un “día del juicio”, cuando no haya tiempo ni espacio, es un contrasentido. Hablar de lo que Dios ha hecho en el pasado o de lo que va hacer en el futuro, es proyectar sobre él nuestros anhelos. Dios es un eterno presente. En el aquí y ahora debemos descubrir lo está siendo para nosotros siempre. En el aquí y ahora debemos hacer nuestra su salvación.

No esperes más a salir de una mitología que nos ha mantenido pasmados durante tanto tiempo. Salta de la pecera adonde has estado confinado y descubre el océano. Ni Dios tiene que cambiar nada ni Jesús tiene que volver al final de los tiempos a rematar su obra. Esperar que el bien triunfe sobre el mal, supone, no solo que existe el mal y el bien (maniqueísmo), sino que sabemos perfectamente lo que es bueno y lo que es malo y pretendemos, como en el caso de Adán y Eva, ser nosotros los que decidamos.

Todos los seres humanos que han vivido una experiencia cumbre han experimentado la verdadera salvación, que consiste en una conciencia clara de lo que son. Para alcanzar esa plenitud no se necesita ningún añadido a lo que ya es el hombre, ni quitarle nada de lo que tiene. Desde esta perspectiva no necesitaríamos un Ser supremo que nos quite lo que no nos gusta y nos dé todo aquello que creemos necesitar y no tenemos. Tú lo eres todo. Estás en la plenitud de ser y puedes vivir lo absoluto que hay en ti, aquí y ahora.

No tienes que esperar ninguna salvación que te venga de fuera, porque ahora mismo estás absolutamente salvado. La plenitud está ya en ti. Solo tienes que tomar conciencia de lo que eres y vivirlo. Todo está en ti en el momento presente. Nadie te puede añadir nada ni quitar nada de lo que te es esencial. En ningún momento futuro tendrás más posibilidades de ser tú mismo que en este precioso instante. Eres ya uno con todo en el instante presente y no hay ningún otro instante mejor que este.

Todo miedo y ansiedad debe desaparecer de tu vida, porque todas tus expectativas están ya cumplidas sin limitación posible. Si echas en falta algo es que aún estás en tu falso ser y pesa más lo accidental que lo esencial. Ningún tiempo pasado fue mejor y ningún tiempo futuro puede ser mejor que el ahora. Lo que te ha pasado, lo que te pasa y lo que te pasará es lo mejor que te puede pasar. Deja de dar valor a las circunstancias positivas y deja de temer las adversas. Descubre lo que eres y vívelo.

Todo el que te prometa una salvación para mañana o para después de tu muerte te está engañando. Si alguien te convence de que eres una mierda y tiene que venir alguien a sacarte de tus miserias, te está engañando. Aquí y ahora puedes descubrir en ti una absoluta plenitud y alcanzar la felicidad sin límites. No esperes a mañana porque mañanas estarás en las mismas condiciones que hoy. Muchos seres humanos lo han conseguido a través de la historia, ¿por qué no lo vas a conseguir tú?

PERSECUCIÓN Y ESPERANZA

 col sicre artFE ADULTA


Las lecturas del penúltimo domingo del Tiempo Ordinario parecen trasladarnos siempre a un mundo de ciencia ficción, difícil de ser tomado en serio. Sin embargo, los tres evangelios sinópticos contienen este discurso de Jesús sobre el fin del mundo. Lo cual significa que, para los primeros cristianos, era algo esencial: un mensaje de esperanza y consuelo en medio de las persecuciones. La 1ª lectura y el evangelio coinciden en ser la respuesta a momentos de crisis, mucho más profundas de las que nosotros a veces padecemos. Ambos textos pretenden consolar a los que atraviesan esta dura prueba.

Tres años terribles (169-167 a.C.)

Los años 169-167 a.C. fueron especialmente duros para los judíos. El 169, Antíoco Epífanes, rey de Siria, invadió Jerusalén, entró en el templo y robó todos los objetos de valor, después de verter mucha sangre. El 167, un oficial del fisco enviado por el rey mata a muchos israelitas, saquea la ciudad, derriba sus casas y la muralla, se lleva cautivos a las mujeres y los niños, y se apodera del ganado. Al mismo tiempo, Antíoco, obsesionado por imponer la cultura griega en todos sus territorios, prohíbe a los judíos ofrecer sacrificios en el templo, guardar los sábados y las fiestas, y circuncidar a los niños [como si a nosotros nos prohibieran celebrar la eucaristía y bautizar a los niños]; y manda contaminar el templo construyendo altares y capillas idolátricas, y sacrificando en él cerdos y animales inmundos.

Estos acontecimientos provocaron dos reacciones muy distintas: una militar, la rebelión de los Macabeos; otra teológica, la esperanza apocalíptica, que encontramos reflejada en la 1ª lectura de hoy.

Apocalipsis significa “revelación”, “desvelamiento de algo oculto”. La literatura apocalíptica pretende revelar un secreto escondido, que se refiere al fin del mundo: momento en que sucederá, señales que lo precederán, instauración definitiva del Reino de Dios. Es una literatura de tiempos de opresión, de lucha a muerte por la supervivencia, de búsqueda de consuelo y de unas ideas que den sentido a su vida. La única solución consiste en que Dios intervenga personalmente, ponga fin a este mundo malo presente y dé paso al mundo bueno futuro, el de su reinado.

La respuesta de Daniel

El pequeño fragmento del libro de Daniel recoge algunas de estas ideas. Se anuncia al profeta que habrá un tiempo de angustia como no lo ha habido nunca; pero, al final, se salvará su pueblo, mientras que los malvados serán castigados. Todo esto no puede ocurrir en este mundo, el autor está convencido de que este mundo no tiene remedio. Ocurrirá en el mundo futuro, cuando unos resuciten para ser recompensados y otros para ser castigados. Entre los buenos el autor destaca a los doctos, a los que enseñaron a la multitud la justicia, que brillarán como las estrellas, por toda la eternidad. Con ello deja clara su opción política y religiosa: la solución no está en las armas, como piensan los Macabeos.

Una década fatal (60-70 d.C.)

No sabemos con seguridad cuándo se escribió el primer evangelio. Pero lo que ocurrió en la década de los 60 del siglo I ayuda a comprender lo que dice el texto de este domingo.

El año 61 hubo un gran terremoto en Asia Menor que destruyó doce ciudades en una sola noche (lo cuenta Plinio en su Historia natural 2.86). El 63 hubo un terremoto en Pompeya y Herculano, distinto de la erupción del Vesubio el año 79. El 64 tuvo lugar el incendio de Roma, al parecer decidido por Nerón y del que culpó a los cristianos. El 66 se produce la rebelión de los judíos contra Roma; la guerra durará hasta el año 70 y terminará con el incendio del templo y de Jerusalén. El 68 hubo otro terremoto en Roma, poco antes de la muerte de Nerón. El 69, profunda crisis a la muerte de Nerón, con tres emperadores en un solo año (Otón, Vitelio y Vespasiano).   En la mentalidad apocalíptica, terremotos, incendios, guerras, disensiones son signos indiscutibles de que el fin del mundo es inminente.

Por otra parte, la comunidad cristiana sufre toda clase de problemas. Unos son de orden externo, provocados por las persecuciones de judíos y paganos: se les acusa de rebeldes contra Roma, de infanticidio y de orgías durante sus celebraciones litúrgicas; se representa a Jesús como un crucificado con cabeza de asno. Otros problemas son de orden interno, provocados por la aparición de individuos y grupos que se apartan de las verdades aceptadas. La primera carta de Juan reconoce que “han venido muchos anticristos”, no uno solo (1 Jn 2,18), y que “salieron de entre nosotros”.

La respuesta del evangelio de Marcos

En este ambiente tan difícil, el evangelio de Marcos también ofrece esperanza y consuelo mediante un largo discurso (capítulo 13). Todo comienza con un comentario ocasional de Jesús. Estando en el monte de los Olivos, donde se goza de una vista espléndida del templo, dice a los discípulos: «¿Veis esos grandes edificios? Pues se derrumbarán sin que quede piedra sobre piedra.»

A ellos les falta tiempo para identificar la destrucción del templo con el fin del mundo. Entonces, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntan en privado: «¿Cuándo sucederá todo eso? ¿Y cuál es la señal de que todo está para acabarse?» Los dos temas que obsesionan a la apocalíptica: saber qué señales precederán al fin del mundo y en qué momento exacto tendrá lugar.        La lectura de este domingo ha seleccionado algunas frases del final del discurso, en las que reaparecen estas dos preguntas, pero en orden inverso: primero se habla de las señales, luego del tiempo. En medio, la gran novedad, algo por lo que no han preguntado los discípulos: la venida gloriosa del Señor.

Las señales del fin y la venida del Señor

Las señales no acontecen en la tierra, sino en el cielo: el sol se oscurece, la luna no ilumina, las estrellas caen del cielo. Pero lo que ocurre no provoca el pánico de la humanidad. Porque la desaparición del universo antiguo da lugar a la venida gloriosa del Señor y a la salvación de los elegidos. Indico algunos detalles de interés en estos versículos.

1) A Dios no se lo menciona nunca. Todo se centra, como momento culminante, en la aparición gloriosa de Jesús.

2) De acuerdo con algunos textos apocalípticos judíos, se pone de relieve la salvación de los elegidos. Esto demuestra el carácter opti­mista del discurso, que no pretende asustar, sino consolar y fomentar la esperanza, aunque no encubre los difíciles momentos por los que atravesará la Iglesia.

3) A diferencia de otros textos apocalípticos, que conceden gran importancia a la descripción del mundo futuro, aquí no se hace la menor referencia a ese tema, como si pudiera descentrar la atención de la figura de Jesús.

El momento del fin

La parte final contiene tres afirmaciones distintas: 1) vosotros podéis saber cuándo se acerca el fin (parábola de la higuera); 2) el fin tendrá lugar en vuestra misma generación; 3) el día y la hora no lo sabe más que Dios Padre.

La segunda es la más problemática. Si se refiere a la caída de Jerusalén no plantea problema, porque tuvo lugar el año 70. Pero, si se refiere al fin del mundo, no se realizó. A pesar de todo, es posible que así la interpretasen muchos cristianos, conven­cidos de que el fin del mundo era inmi­nente. Así pensó Pablo en los primeros años de su actividad apostólica.

Pero al lector debe quedarle claro lo que se dice al final: nadie sabe el día ni la hora, y lo importante no es discutir o calcular, sino mantener una actitud vigilante [este tema, importantísimo, lo ha suprimido la liturgia de forma incomprensible].