FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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martes, 5 de marzo de 2019

SI VEMOS UNA SOMBRA, ES QUE AL OTRO LADO HAY UNA LUZ


col fraymarcos
Lc 4, 1-13
Debemos superar el enfoque maniqueo de la cuaresma que hemos arrastrado durante demasiado tiempo. Sin embargo, el sentido profundo de la cuaresma debemos mantenerlo e incluso potenciarlo. En efecto, en ninguna época de la historia el ser humano se había dejado llevar tan masivamente por el hedonismo. A escala mundial el hombre se ha convertido en productor-consumidor. El grito de guerra de las revueltas estudiantiles del 68 en Francia, era: “No queremos vivir peor que nuestros padres”. No querían ganar menos y consumir menos; para nada hacían alusión a la posibilidad de ser más humanos.
La crisis económica nos puede ayudar a superar la trampa. ¿Queremos consumir más o nos interesa ser cada día más humanos? En teoría no hay problema para responder, pero en la práctica, todos nos dejamos llevar por el hedonismo, aún a costa de menor humanidad. Aquí está la razón de la cuaresma. Todos tenemos la obligación de pararnos a pensar hacia dónde nos dirigimos. Alcanzar plenitud de humanidad exige el esfuerzo de no instalarnos en la comodidad. Para crecer en humanidad debemos ir más allá de la satisfacción de los instintos. Este es el planteamiento de una cuaresma para la reflexión.
No debemos escandalizarnos cuando los exégetas nos dicen que los relatos de las tentaciones no son historia sino teología. Mc, que fue el primero que se escribió, reduce el relato a menos de tres líneas. No son crónicas de sucesos, pero son descarnadamente reales. Empleando símbolos conocidos por todos, nos quieren hacer ver una verdad teológica fundamental: La vida humana se presenta siempre como una lucha a muerte entre los dos aspectos de nuestro ser; por una parte lo instintivo o biológico y por otra lo espiritual o trascendente. Esa lucha no hay que plantearla en el orden del obrar sino en del conocer.
El mito del mal personificado (diablo), ha atravesado todas las culturas y religiones hasta nuestros días. No necesitamos ningún enemigo que nos tiente desde fuera. El diablo nace como necesidad de explicar el mal, que no puede venir de Dios. Lo que llamamos mal no tiene ningún misterio; es inherente a nuestra condición de criaturas. La voluntad solo es atraída por el bien, pero como nuestro conocimiento es limitado, la razón puede presentar a la voluntad un objeto como bueno, siendo en realidad malo. Todos buscamos el bien, pero nos encontramos con lo malo entre las manos, no porque lo busquemos sino por ignorancia.
El mal es consecuencia de una inteligencia limitada. Sin conocimiento, la capacidad de elección sería imposible y no podía haber mal moral. Si el conocimiento fuera perfecto, también sería imposible el mal, porque sabríamos lo que es malo, y no nos atraería. Si la voluntad va tras el mal, es siempre consecuencia de una ignorancia. Es decir, creemos que es bueno para nosotros lo que en realidad es malo. La libertad de elección solo se puede dar entre dos bienes. Plantear una lucha entre el bien y el mal, es puro maniqueísmo. La lucha se da entre el bien aparente (mal), y el bien real para mí. Esto es muy importante.
El ser humano es un proyecto que está toda su vida desarrollándose. Para que el desarrollo humano concluya con éxito, cada etapa tiene que integrar la anterior y unificarse en una personalidad, solo que más cerca del objetivo final. Que las tentaciones sean tres, no es casual. Se trata de un resumen perfecto de las relaciones que puede desarrollar un ser humano. La tentación consiste en entrar en una relación equivocada con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Una auténtica relación humana con los demás depende, querámoslo o no, de una adecuada relación con nosotros mismos y con Dios.
1ª tentación: poner la parte superior de nuestro ser al servicio de la inferior. Si eres Hijo de Dios... No se debe entender desde los conceptos dogmáticos acuñados en el s. IV. No hace referencia a la segunda persona de la Trinidad. Significa hijo en el sentido semita. Si tú has hecho en todo momento la voluntad de Dios, también Él hará lo que tú quieres. Fíjate bien que la tentación de hacer la voluntad de Dios para que después Él haga lo que yo quiero, no tiene que venir ningún diablo a sugerírnosla; es lo que estamos haciendo todos, todos los días. Jesús no es fiel a Dios porque es Hijo, sino que es Hijo porque es fiel...
Di que esta piedra se convierta en pan. La tentación permanente es dejarse llevar por los instintos, sentidos, apetitos. Es decir hacer en todo momento lo que te pide el cuerpo. Es negarse a seguir evolucionando y superarse a sí mismo, porque eso exige esfuerzo. Los instintos nos ayudan a garantizar nuestro ser animal. Si ese fuera nuestro objetivo, no habría nada de malo en seguirlos, como hacen los animales. En ellos los instintos nunca son malos. Pero si nuestro objetivo es ser más humanos, solo a través del esfuerzo lo podremos conseguir, porque debemos ir más allá de lo puramente biológico. El fallo está en utilizar la inteligencia para potenciar nuestro ser animal.
No solo de pan vive el hombre. El pan es necesario, pero, ni es lo único necesario ni es lo más importante. Para el animal sí es suficiente. Nuestro hedonismo cotidiano demuestra que aún no hemos aceptado estas palabras de Jesús. El dar al cuerpo lo que me pide es para muchos lo primero y esencial, descuidando la preocupación por todo aquello que podía elevar nuestra humanidad. El antídoto de esta tentación es el ayuno. Privarnos voluntariamente de aquello que es bueno para el cuerpo, es la mejor manera de entrenarnos para no ceder, en un momento dado, a lo que es malo aunque sea apetitoso.
2ª tentación: Si me adoras, todo será tuyo. El poder, en cualquiera de sus formas, es la idolatría suprema. El poder lleva siempre consigo la opresión, que es el único pecado que existe. Adorar a Dios no significa dar incienso a un dios exterior. Se trata de descubrir lo que de Dios hay en nosotros y vivirlo. Nuestro auténtico ser no está en el ego aparente sino más a lo hondo. Si descubro mi ser profundo, no me importará desprenderme de mi falso yo y, en vez de buscar el dominio de los demás, buscaré el servicio a todos. El antídoto es la limosna. Para no caer en la tentación de aprovecharnos de los demás, debemos hacer ejercicios de donación voluntaria de lo que tenemos y de lo que somos.
3ª tentación: Tírate de aquí abajo. Realiza un acto verdaderamente espectacular, que todo el mundo vea lo grande que eres. Todos te ensalzarán y tu vana-gloria llegará al límite. La respuesta: deja a Dios ser Dios. Acepta tu condición de criatura y desde esa condición alcanza la verdadera plenitud. Dios no tiene que darte nada. Ya se lo ha dado todo a todos. Eres tú el que debes descubrir las posibilidades de ser que tienes sin dejar de ser criatura. Ya es hora de que dejemos de acusar a Dios de haber hecho mal su obra y exigirle que rectifique. El antídoto es la oración. Al decir oración no queremos decir “rezos” sino meditación profunda. Descubrir al verdadero Dios me librará de utilizar al dios ídolo.
Decía S. Agustín: amor meus, pondus meum = mi amor es mi peso. Pero “pondus” significa también “calidad, punto de gravedad”. Otra frase del evangelio: “donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón”. El ser humano nunca conseguirá el equilibrio si no encuentra un verdadero “peso”, un valor supremo que enderece y ponga a raya todas sus tendencias.

Meditación
Para llegar a tu verdadero ser hay que atravesar tu propio desierto.
Libérate de todo lo que crees ser para llegar a lo que eres de verdad.
En el desierto, y solo, tienes que tomar la decisión definitiva.
La tierra prometida”, está ya ahí, al otro lado de tu falso yo.
Mantente en el silencio, hasta que se derrumbe el muro que te separa de ti mismo.
En tu verdadero ser ya lo eres todo.


LAS TENTACIONES DE JESÚS


col sicre

Primer Domingo de Cuaresma
Ciclo C
El primer domingo de Cuaresma se dedica siempre a recordar el episodio de las tentaciones de Jesús. También los evangelios sinópticos abren la vida pública de Jesús con ese famoso episodio. Es un relato programático, para que el lector del evangelio sepa desde el primer momento cómo orienta Jesús su actividad y los peligros que corre en ella. Para eso, enfrentan a Jesús con Satanás, que encarna a todas las fuerzas de oposición al plan de Dios, y que intentará apartar a Jesús de su camino.
Marcos habla de ellas de forma escueta y misteriosa: “En seguida el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, y Satanás lo ponía a prueba; estaba con las fieras y los ángeles le servían” (Mc 1,12-13). Tenemos los datos básicos que recogerán todos los evangelios (menos Juan, que no habla de las tentaciones): lugar (desierto), duración (40 días), la prueba. Pero Mc no habla del ayuno ni concreta en qué consistían las tentaciones; y el servicio de los ángeles es continuo durante esos días.
Mateo y Lucas, utilizando una tradición paralela, han completado el relato de Marcos con las tres famosas tentaciones que todos conocemos; al mismo tiempo, presentan a Jesús ayunando durante esos cuarenta días (igual que Moisés en el Sinaí) y relegan el servicio de los ángeles al último momento.
Las tentaciones empalman directamente con el episodio del bautis­mo y explican cómo entiende Jesús lo que dijo en ese momento la voz del cielo: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”. ¿Significa esto que la vida de Jesús vaya a ser cómoda y maravillosa como la de un príncipe? 
1ª tentación: utilizar el poder en beneficio propio
Partiendo del hecho normal del hambre después de cuarenta días de ayuno, la primera tentación es la de utilizar el poder en beneficio propio. Es la tentación de las necesidades imperiosas, la que sufrió el pueblo de Israel repetidas veces durante los cuarenta años por el desierto. Al final, cuando Moisés recuerda al pueblo todas las penalidades sufridas, le explica por qué tomó el Señor esa actitud: “(Dios) te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios” (Dt 8,3). En la experiencia del pueblo se han dado situaciones contrarias de necesidad (hambre) y superación de la necesidad (maná). De ello debería haber aprendido dos cosas. La primera, a confiar en la providencia. La segunda, que vivir es algo mucho más amplio y profundo que el simple hecho de satisfacer las necesidades primarias. En este concepto más rico de la vida es donde cumple un papel la palabra de Dios como alimento vivificador. En realidad, el pueblo no aprendió la lección. Su concepto de la vida siguió siendo estrecho y limitado. Mientras no estuviesen satisfechas las necesidades primarias, carecía de sentido la palabra de Dios. 
Lo que acabo de decir refleja el gran problema teológico de fondo. En la práctica, la tentación se deja de sutilezas y va a lo concreto: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. Jesús, el nuevo Israel, no necesita quejarse del hambre, ni murmurar como el pueblo, ni acudir a Moisés. Es el Hijo de Dios. Puede resolver el problema fácilmente, por sí mismo. Pero Jesús, el nuevo Israel, demuestra que tiene aprendida desde el comienzo esa lección que el pueblo no asimiló durante años: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”. 
En realidad, la enseñanza de Jesús en esta primera tentación es tan rica que resulta imposible reducirla a una sola idea. Está el aspecto evidente de no utilizar su poder en beneficio propio. Está la idea de la confianza en Dios. Pero quizá la idea más importante, expresada de forma casi subliminar, es esa visión amplia y profunda de la vida como algo que va mucho más allá de la necesidad primaria y se alimenta de la palabra de Dios. 
2ª tentación: Tener, aunque haya que arrastrarse
La segunda tentación no es la tentación provocada por la necesidad urgente, sino por el deseo de tener todo el poder y la gloria del mundo. ¿Es esto malo, tratándose del Mesías? Los textos proféticos y algunos Salmos hablaban de su dominio cada vez mayor, universal, concedido por Dios. Pero Satanás parte de un punto de vista muy distinto, propio de la mentalidad apocalíptica: el mundo presente es malo, no está en manos de Dios, sino en las suyas; es él quien lo domina y entrega su poder a quien quiere. Solo pone como condición que se postren ante él, que lo reconozcan como dios. Jesús se niega a ello, citando de nuevo un texto del Deuteronomio: “Está escrito: al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto”.
El relato es tan fantástico que cabe el peligro de no advertir su tremenda realidad. El ansia de poder y de gloria lo percibimos continuamente (mucho más en España en tiempos de elecciones y de formación de gobierno), y también queda clara la necesidad de arrastrarse para conseguir ese poder. Pero este peligro no es solo de políticos, banqueros y grandes empresarios. Todos nos creamos a menudo pequeños ídolos ante los que nos postramos y damos culto.
3ª tentación: pedir pruebas que corroboren la misión encomendada.
En 1972, cuando todavía estaba permitido llegar hasta el pináculo del Templo de Jerusalén, tuve ocasión de contemplar la impresionante vista de las murallas de Herodes prolongándose en la caída del torrente Cedrón. Una de las pocas veces en mi vida en las que he sentido vértigo. En ese escenario coloca Satanás a Jesús para invitarlo a que se tire, confiando en que los ángeles vendrán a salvarlo.
Esta tentación se presta a interpretaciones muy distintas. Podríamos considerarla la tentación del sensacionalismo, de recurrir a procedimientos extravagantes para tener éxito en la actividad apostólica. La multitud congregada en el templo contempla el milagro y acepta a Jesús como Hijo de Dios. Pero esta interpretación olvida un detalle importante: el tentador nunca hace referencia a esa hipotética muchedumbre, lo que propone ocurre a solas entre Jesús y los ángeles de Dios.
Considero más exacto decir que la tentación consiste en pedir pruebas que corroboren la misión encomendada. Es algo típico del Antiguo Testamento, como recuerdan los ejemplos de Moisés (Ex 4,1‑7), Gedeón (Jue 6,36‑40), Saúl (1 Sam 10,2‑5) y Acaz (Is 7,10‑14). Como respuesta al miedo y a la incertidumbre espontáneos ante una tarea difícil, Dios concede al elegido un signo milagroso que corrobore su misión. Da lo mismo que se trate de un bastón mágico (Moisés), de dos portentos con el rocío nocturno (Gedeón), de una serie de señales diversas (Saúl), o de un gran milagro en lo alto del cielo o en lo profundo de la tierra (Acaz). Lo importante es el derecho a pedir una señal que tranquilice y anime a cumplir la tarea. 
Jesús, a punto de comenzar su misión, tiene derecho a un signo parecido. Basándose en la promesa del Salmo 91,11‑12 (“a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en volandas para que tu pie no tropiece en la piedra”), el tentador le propone una prueba espectacular y concreta: tirarse del alero del templo. Así quedará claro si es o no el Hijo de Dios.
Sin embargo, Jesús no acepta esta postura, y la rechaza citando de nuevo un texto del Deuteronomio: “No tentarás al Señor tu Dios” (Dt 6,16). La frase del Deuteronomio es más explícita: “No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá”. ¿Qué ocurrió en Masá? Lo cuenta el libro de los Números en el c.17,1-7: el pueblo, durante la marcha por el desierto, se queja por falta de agua para beber. Y en esta queja se esconde un problema mucho más grave que el de la sed: la auténtica tentación consiste en dudar de la presencia y la protección de Dios: "¿Está o no está con nosotros el Señor?" (v.7). En el fondo, cualquier petición de signos y prodigios encubre una duda en la protección divina. Jesús confía plenamente en Dios, no quiere signos ni los pide. Su postura supera con mucho incluso la de Moisés. 
Cuando termina el relato de las tentaciones, Lucas añade que “el tentador lo dejó hasta otro momento”. Ese momento será al final de la vida de Jesús, cuando esté crucificado.
Nuestras tentaciones
Las tentaciones tienen también un valor para cada uno de nosotros y para toda la comunidad cristiana. Sirven para analizar nuestra actitud ante las necesidades, miedos y apetencias y nuestro grado de interés por Dios. 
1) La necesidad primaria: afecto, comprensión.
2) ¿Está Dios en medio de nosotros?
3) La tentación de tener.
4) La tentación del dejarse arrastrar, dejar hacer a los demás, callar.
1ª lectura: recordar nuestra historia con gratitud (Deuteronomio 26, 4-10)
El texto del Deuteronomio recoge la oración que pronuncia el israelita cuando, después de la cosecha, ofrece a Dios las primicias de los frutos. Va recordando la historia del pueblo, desde Jacob (“mi padre era un arameo errante”), la opresión de Egipto, la liberación y el don de la tierra. En el contexto de la cuaresma, esta lectura nos invita a pensar en los beneficios recibidos de Dios y a ser generosos con él. El agradecimiento a Dios es más importante incluso que la mortificación cuaresmal.
2ª lectura: confesar al Señor e invocarlo (Romanos 10, 8-13)
En este breve pasaje Pablo comenta dos frases de la Escritura, aplicándolas al tema de la salvación personal (1ª cita) y de toda la humanidad (2ª cita). ¿Cómo se alcanza la salvación? Confesando que Jesús es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos. Algo que estamos tan acostumbrados a repetir que no valoramos rectamente. A mediados del siglo I, confesar a Jesús como Señor (Kyrios), cuando el Emperador romano era considerado el único Kyrios (César), suponía mucho valor. Y confesar que Dios lo había resucitado podía provocar más sonrisas y escepticismo del que podemos imaginar.
La segunda cita «Nadie que cree en él quedará defraudado» la interpreta Pablo de forma revolucionaria. Para un judío, estas palabras sólo podrían aplicarse a los judíos, al pueblo elegido. Ellos serían los único en no quedar defraudados. En cambio Pablo la aplica a toda la humanidad, judíos y griegos. Cualquiera que invoca el nombre del Señor alcanzará la salvación.

DEJARSE LLEVAR


comentario editorial
Sigue a tu corazón, pero lleva contigo a tu cerebro. (Alfred Adler)
10 de marzo. Domingo I de Cuaresma
Lc 4, 1-13     
Jesús, lleno del Espíritu santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por es Espíritu al desierto
No es un dejarse llevar por las sirenas al mundo de los sueños, donde la mente no piensa y se pierde en pensamientos yermos que desvalijan cosechas dejando los graneros de las conciencias vacíos, ni un caminar por el desierto, tentados por el demonio con una oferta de poder, semejante a la que Lady Macbeth hacía al protagonista de la ópera Macbeth, de Giuseppe Verdi, con estas tentadoras palabras de señorío:
“¡Ven! ¡Apresúrate! ¡Quiero encendertu frío corazón!Yo te daré valor para cumplirl
a audaz empresa;
las videntes te prometieronel trono de Escocia”.
Son brisas que estimulan voluntades y empujan los sentidos a recoger las mieses del verano, sembradas con esperanza en el campo personal de primavera.  
“Sigue a tu corazón, pero lleva contigo a tu cerebro”, dijo el Alfred Adler, médico y psicólogo austríaco, que. me invita a poner rumbo sobre las olas hacia un perenne crecimiento.
Del viento aprendemos a dejarnos llevar. No puedes guiar al viento, pero puedes cambiar tus velas de dirección. Navegando hacia el Norte a todo trapo, descubrirás una isla de belleza desnuda, milagrosamente virginal en apariencia, aunque milagrosamente embarazada por el Espíritu Santo para que tu puedas transformarla tratándola con mimo.
Claude Debussy compuso una obra en la que invita a los niños a dejarse llevar, y disfrutar de muchas cosas. Un concierto que integra la narración, la manipulación de objetos, la visualización de obras de arte y la interpretación al piano para hacer de la música de Debussy una auténtica aventura para niños y mayores, un monumento musical construido sobre siete movimientos:
Todo comienza en París - Vals ‘La plus que lente’
Juegos bajo la lluvia - Jardins sous la pluie 
Cae la noche - Claire de lune 
Amigos furtivos - La danse de Puck 
Nieva - The snow is dancing
Ruge la tormenta - Ce qu’a vu le vent d’ouest  
Hay otros mundos - Minstrels

La Caja de Música -todo aquello que le gustaba de la vida- estaba dentro del piano  y en él cabían muchas cosas: un paraguas, un libro, la nieve, el viento…, porque el piano es la caja en la que Debussy metía sus cosas favoritas, sacando de ella esas formas convertidas en música.
¿Incluso la luna estaba dentro del piano? (“¡Chi lo sa!...”)
Cuando buscamos dentro de nosotros mismos lo encontramos siempre
En la cara oculta de esta frase: ama y haz lo que quieras, está la historia del cristiano. Jesús de Nazaret, un Maestro que con su vida en la que tienen cabida silencios y palabras; oración y acción, porque quizá, sólo con él y como él, sí que podemos decir con San Agustín “Ama Deum et fac quod vis”.
En la película X, uno de los protagonistas dice: “¿Y qué pretendes con esto?” A lo que otro responde: “Encontrarme a mí mismo”. Una búsqueda que cuando es sincera, produce siempre abundante fruto.
Escena cuarta del Acto II, de la ópera Nabuco, de Giuseppe Verid, en la que los hebreos, desterrados a Babilonia, entonan el famoso Coro “Va', pensiero, sull'ale dorate”;
VA´, PENSIERO
¡Vuela pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el aire dulce de la tierra natal!
¡Saluda a las orillas del Jordán
y a las destruidas torres de Sión!
¡Ay, mi patria, tan bella y abandonada
¡Ay recuerdo tan grato y fatal!
Arpa de oro de los fatídicos vates,
¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?
Revive en nuestros pechos el recuerdo,
¡háblanos del tiempo que fue!
Canta un aire de crudo lamento
al destino de Jerusalén
o que te inspire el Señor una melodía
que al padecer infunda virtud.

Lucetta Scaraffia , directora del suplemento femenino de “L´Observatore romano”: “Falta control sobre los obispos. Es lo fundamental”

Redes Cristianas
Lucetta Scaraffia denuncia la impunidad con la que actúan los obispos en los casos de abusos y subraya la importancia de feminizar la Iglesia para protegerla estas crisis
El suplemento femenino que publica L’Osservatore Romano se imprimió hace un mes con un brutal reportaje sobre los históricos abusos que han recibido las monjas por parte de sacerdotes y obispos. Violaciones, abusos de poder, relaciones de esclavitud… La historia fue reproducida por decenas de medios, abrió un debate cerrado a cal y canto durante años en la Iglesia y obligó al Papa a pronunciarse y a reconocer el problema en pleno vuelo de vuelta de su viaje a Abu Dabi.

Aquella apuesta periodística, como tantas otras, fue idea de Lucetta Scaraffia (Torino, 1948), periodista, historiadora y directora de Mujeres, Iglesia y Mundo, el valiente suplemento que dirige y que impulsó el anterior responsable e L’Osservatore, Giovanni Maria Vian. Azote del machismo rampante en la Iglesia, Scaraffia está convencida que la institución debe feminizarse para afrontar plagas como la de los abusos.
Pregunta. ¿Usted es la gran voz del feminismo dentro del Vaticano. Más bien la única. ¿Qué pensó cuando escuchó decir al papa el otro día que cualquier feminismo es machismo con faldas?
En la Iglesia hay una tradición muy fuerte de ocultamiento de la verdad para salvar a la institución
Respuesta. La verdad es que no estoy muy contenta. Todas las veces que las mujeres son equiparadas metafóricamente a otra entidad simbólica significa también que viene negada su importancia real. Quiere decir que todavía no se acepta dar una respuesta positiva a su presencia. A esa frase le habría respondido que como mujer quiero ser escuchada con respeto y atención, no quiero ser una metáfora de nada. Solo ser escuchada como un sacerdote o un obispo. El feminismo, además, no es equiparable al machismo. Es una rebelión a un rol de opresión que viene del machismo. Son cosas opuestas.
P. ¿El Papa y la Iglesia son machistas?
R. Tienen una tradición patriarcal de la que no salen. No están acostumbrados a escuchar y a respetar a las mujeres.

P. ¿Se ha movido algo últimamente?
R. Algo sí… Pero cada comisión o nueva institución de la Iglesia debería estar compuesta por una mitad de mujeres. En esta cumbre eran poquísimas y han hablado solo tres. Y es una pena, porque las mujeres viven el problema de los abusos como víctimas, pero también como observadoras y protectoras de los menores con otra mirada.
P. Con los abusos da la sensación que sucede lo mismo que con el feminismo. No se entiende el fondo de la cuestión. No se perciben como un problema hasta que es demasiado tarde.
R. No se afronta con sinceridad y coraje. ¿Por qué se da tan poco espacio a las mujeres? No hay una razón. La única es una tradición que debe superarse. Con los abusos, lamentablemente creo que es muy difícil para la Iglesia tener una mirada crítica sobre su propia organización.
La Iglesia y el Papa no están acostumbrados a respetar a las mujeres

P. ¿En qué sentido?
R. Hoy he oído al padre Zollner [organizador de la cumbre sobre abusos] decir en las conclusiones que crearían unas líneas guía para que los obispos sepan cómo comportarse. ¿No lo sabían? Yo soy cristiana, y pensar que un obispo no sabía qué hacer delante de un sacerdote que abusaba de un niño me hace un daño terrible. ¡Claro que lo sabía! Tenía que saberlo. Un cristiano está siempre de parte de las víctimas, no necesitaba ninguna línea guía. Cómo es posible que un sacerdote como Zollner diga con esa tranquilidad eso. El obispo tenía que buscar la verdad y castigar al culpable. Nada más.

P. Y si lo saben, ¿por qué no lo hacen?
R. Hay una tradición muy fuerte de ocultamiento de la verdad para salvar a la institución. Es lo contrario al espíritu cristiano. La misericordia obliga a ponerse de la parte de las víctimas, pero ellos se ponían de parte de los verdugos. Y eso no ha sido afrontado. Hace falta hacer un giro copernicano para cambiar el punto de vista. No son las líneas guía, ¡es el Evangelio!
P. ¿Le ha decepcionado la cumbre?
R. Ha sido positiva porque han venido conferencias episcopales que hasta ahora no han afrontado el problema. La italiana a la cabeza, que hasta la fecha no ha querido escuchar a las víctimas. Pero ahora están obligados a afrontarlo.

P. ¿Qué ha faltado?
R. Más claridad. Una autocrítica mayor, que toque las raíces del Evangelio, y no solo de “líneas guía”. Y luego me choca mucho el problema de los obispos. Siguen siendo los controladores, como si fueran siempre inocentes. El obispo, según esta visión, por definición es bueno y el malo es el sacerdote. Pero hay muchos que no lo son. ¿Quién les juzga? ¿A quién se les puede denunciar? Si un cristiano denuncia a un cura pedófilo y el obispo lo cubre, ¿quién le denuncia? ¿Y si es el obispo el abusador, como le pasa a muchas mujeres? Falta control sobre los obispos. Y este asunto no está contemplado en la previsión de intervención. Debería ser prioritario, es el problema fundamental en esta cuestión. Los buenos propósitos sin esto, no sirven.
P. ¿Entiende la frustración de las víctimas?
R. Sí.

P. ¿Una Iglesia más femenina se protegería mejor de los abusos?
R. Estoy segura de que sí. En todas las comisiones de comportamiento del clero debería haber mujeres. También para romper una cierta solidaridad masculina.
Ya nunca se podrá negar el abuso de sacerdotes sobre las religiosas”
P. ¿Se imagina mujeres como jefas de dicasterios en el Vaticano?
R. Sí, incluso como secretaria de Estado. No hay ninguna ley que diga lo contrario. Pero antes deberían estar en las comisiones de control.

P. ¿Cree que el tema de los abusos históricos y masivos a las monjas que usted publicó en el suplemento de L’Osservatore Romano debería haber sido tratado en la reunión?
R. Bueno, la reunión era sobre menores. Y el Papa lo citó en su discurso final. Esperemos que tenga un seguimiento. Además, hubo un testimonio de una monja abusada. Ahora ya nunca se podrá negar el abuso sobre las religiosas.
P. ¿Qué dimensión tiene este problema y en qué punto estamos?
R. Es un fenómeno vastísimo, más que el de los abusos a menores. Y está solo emergiendo ahora.
P. Usted publica historias que no eran imaginables en un medio del Vaticano. ¿Cómo responde la jerarquía de la Santa Sede?


R. Responden con silencio. No sé si están imaginando otra cosa… Pero solo he notado silencio.
P. ¿Nunca algún comentario positivo?
R. No. Muchísimas felicitaciones y cartas de agradecimiento de las religiosas. Me hicieron comprender que hacía falta dar voz a ese dolor. Pero de la parte masculina, casi nada.
P. ¿Sabe si el Papa lo lee o qué le parece?
R. Supongo que lo lee, pero no me ha dicho qué le parece.

Cardenal Maradiaga: “Las víctimas de abusos tienen que saber que cualquier denuncia será llevada a los tribunales”


Jesús Bastante

Es, sin lugar a dudas, uno de los principales consejeros del Papa Francisco. El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga es el coordinador del C-6 (antes C-9), el grupo de purpurados que asesora al Papa en la reforma de la Curia, un trabajo que “ya está hecho y traduciéndose”, según revela en esta entrevista, en la que muestra su “dolor” por la condena a George Pell, y apuesta por acabar con el secreto pontificio en los casos de abusos a menores.
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La relación de géneros y el día de la mujer


Marcelo Barros

Marcelo Barros
El día internacional de la mujer (08 de marzo) recuerda que en Nueva York, en 1857, un grupo de mujeres fue asesinado por reclamar mejores condiciones salariales y el derecho al voto. Hoy, en casi todo el mundo, la igualdad legal entre hombre y mujer está garantizada. Sin embargo, todavía hay muchos prejuicios y violencias. En muchos países de nuestro continente, diariamente, ocurren hechos que revelan irrespeto, malos tratos y asesinatos, en los cuales la víctima es mujer y sufre violencia por ser mujer.
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¿El Feminismo es un machismo con faldas?


Consuelo Vélez

El próximo 8 de marzo celebraremos el Día internacional de la mujer, y, una vez más, surge la pregunta: ¿qué significa este día? Se pueden dar varias respuestas. Por una parte, hay avances. Se nota mayor conciencia sobre la realidad de subordinación, maltrato, invisibilización que las mujeres han vivido a lo largo de la historia y se hacen esfuerzos por superar esa situación. Las jóvenes comienzan a tener otra visión del mundo donde ellas tienen más cabida y no dudan en querer ocupar los lugares que antes estaban reservados exclusivamente a los varones.
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Huelga feminista 8M. Un nuevo momento para el feminismo


Justa Montero

El 8 de marzo siempre ha sido una fecha señalada. En el Estado español, desde 1978, año tras año, las calles se han teñido del morado feminista. La convocatoria de huelga de 2018 mostró un potente feminismo transversal, en el que millones de mujeres de todo el mundo se sintieron convocadas para expresar su hartazgo e indignación por las muy diversas formas en que el machismo y el patriarcado se expresan en sus vidas
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El clima planetario

Redes Cristianas
Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Greenpeace me remite una y otra vez uno de sus muchos anun­cios sobre el peligro que corre el planeta…
Yo a veces les digo que a mí no tienen que dirigirse porque yo no puedo hacer nada, salvo girarles unos pocos euros… para que sigan dándome la tabarra. Pero que en todo caso se equivocan de destinatario: yo y millones y millones en el mundo ya estamos so­bradamente concienciados. Los destinatarios son los dueños materiales del planeta, los dueños de las finanzas y de toda clase de industrias, los dueños de la política en todos los países, y quie­nes están, en fin, al frente de los organismos internaciona­les. Ellos son los verdaderos responsables, no “nosotros”, la ciu­dadanía común que no puede pasar de reciclar su basura, evitar en lo posible contaminar la tierra y el agua en todas partes y en último término maldecirles a todos ellos…

Pues, yo, por mi parte, veo el asunto de la siguiente manera…
Este artículo es largo. Pero se trata de un asunto que si por la de­riva que está tomando el clima planetario no se presta a hacer literatura, tampoco me parece ya apropiado el punto de vista científico que en tantas ocasiones equivoca a la sociedad humana. Esto es un avatar humano, y en todo avatar, en toda vici­situd, suele ser más atinado el parecer y el instinto del explora­dor, del pastor de ovejas o del anciano que el diagnóstico del físico o del astrofísico, o el dictamen del estudioso de la me­teorología. Más bien al contrario. Sabemos de casos clamoro­sos de errores en la Historia cometidos por los saberes oficiales de toda clase. Así es que se pongan todos ellos como se pongan, e destino nos alcanza…

Yo opino que no estamos viviendo un cambio climáti­co. Esta­mos empezando a vivir las segundas señales del desastre. Las primeras, hace un par de décadas, fueron aquellas detectadas por muchos en el mundo a las que respondieron cínicamente los nega­cionistas.
Digo que no hay un cambio climático, porque la pala­bra cam­bio en este sentido sugiere régimen, secuencia, compás, ritmo, or­den distinto pero orden al fin y al cabo, y sobre todo regulari­dad. Y lo que venimos observando no es precisamente orden, ni regularidad, ni en las precipi­taciones ni en las temperaturas; ni graduación en sus va­riaciones.
Lo que está sucediendo a ojos vista es otra cosa: es una muta­ción, una alteración de las células de un tumor. Ya no hay clima, ni climas ni microclimas. Hay desbarajuste. Lluvias torrenciales, o meses y meses sin lluvia en los que hasta hace una década la hubo regularmente, y cambios bruscos del termómetro en cues­tión de días o de horas. Como dice Le Monde: “el planeta ha en­trado en un territorio desconocido”. Y a una noticia como ésta no se le puede atribuir sensacionalismo. Este es un hecho de al­cance telúrico que hará “época”, como la de cada glaciación; en este nuestro caso un cambio climático antropogénico, no por azar o por causas naturales direc­tas, sino por la intervención irres­ponsable del ser hu­mano. Lo exasperante es que hace mu­cho que se sabe…
Pues no es preciso ser científico, ni siquiera experto en nada para saber que si se arroja durante más de un siglo trillones de to­neladas de partículas a un espacio ce­rrado limitado y aun relati­vamente ventilado como es la biosfera, ha de llegar la satura­ción y el enrarecimiento de la “estancia”, con los correspon­dientes efectos. Que un número prácticamente infinito de partí­culas en un espacio finito es una aberra­ción física que, como toda aberración, solo puede ser cau­sada por el ser humano. En el clima y en las corrientes de aire, desajustándolas hasta bloquearlas, alterando severamente las con­diciones genera­les existentes.
Un informe del Minis­terio de Medio Ambiente español ad­vierte de que, a este ritmo, tres millones de hectáreas de las zo­nas húmedas pasarán a áridas al llegar a 2100. Y decía que hará época, porque esto parece tener mucho que ver con el fin de los tiem­pos; tiempos entendidos como una forma de vida que previsi­blemente no volverán, en el espacio que dura una vida humana por longeva que sea. Además, generalmente esa clase de infor­mes evitan la alarma social y tienden a ser optimistas en lo que cabe. De manera que, si según éste, los tres millones de hectáreas serán áridas en 2100, ya podemos ir pensando que la aridez que nos atañe a quienes vivimos ahora es­tá a la vuelta de la esquina, y los graves problemas de abastecimiento de agua y de alimentos han de hacer acto de presencia antes de lo que se su­pone….
Este documento admite que “la desertificación es ya un pro­blema real” en más de dos tercios del territorio, agra­vado por la falta de lluvias y por las más altas temperaturas.
El informe se refiere naturalmente a la península ibéri­ca. Pero sabemos que eso mismo está sucediendo, más o menos, en las de­más latitudes, y que tanto el Ártico como el Antártico como los glaciares se derriten con celeridad. La causa de la causa en to­das partes es la misma: el calentamiento global y la desertiza­ción acele­rada.
Los problemas de guerras y movimientos migratorios conse­cuencia de ellas y de la desertificación que hace mucho empezó en el norte de Africa y en otras zonas del mundo, y la mutación climática, empiezan a em­pequeñecer al resto de problemas de la sociedad humana y a situar a la humanidad a la altura de vulnera­bilidad de cualquier otra especie viviente no humana: el infusorio, por ejemplo.
Vale que al principio la industrialización y las expecta­tivas que generó ofuscaran a aquellos que la manejaban a finales del si­glo XIX. Pero pronto, muy pronto, asomaron las señales de la catástrofe “previsible”. Y entonces y a partir de entonces, la acti­tud de quienes estaban y están llamados a reaccionar ha sido mi­rar a otra par­te para no enfrentarse a un problema que choca brutal­mente con la economía y con el poder de las finanzas a corto plazo, a fin de cuentas con la ambición y la codicia que trastorna la cor­dura y la humildad más elementales conectadas al instinto de conservación. Magnates, bancos y políticos son los res­ponsables. Los primeros al propulsar un “progreso” con ribe­tes o factura de infantil en infinidad de cosas y además sin orden ni concierto. Los segundos consintiéndolo cuando no ati­zándolo sin miramiento por estar próximos a sus personales intereses o los intereses de su clase social…
Es palmario que el asunto del clima se “nos” ha ido de las ma­nos. Y empleo el plural mayestático, la primera persona del plu­ral, por­que formo parte de la especie humana, pero no porque tenga yo la más mínima responsabilidad en la hecatombe que se avecina, como no la tiene el 99 por ciento de la po­blación del mundo que no pinta nada, manejada por el 1 por ciento restante a su an­tojo, que es el que siempre “hizo” y “hace” la Historia…
Pero hemos llegado a un punto en que es indiferente poner cara a los responsables y a los negacionistas de esta fatalidad. El hecho es que la inteligencia y la capacidad de respuesta del ser humano a semejante situación van a ser irrelevantes a partir de ahora. La población del mundo se diezmará por vías antinatura­les. Y tanto el valor del coeficiente mental como la “valía” (coefi­ciente y “valía” medidos por esas universidades que tratan de saberlo todo) de tantos a que en parte debido a ellos se han si­tuado o se les ha venido situando al frente de las responsabilida­des de la vi­da colectiva, no van a servir de nada. Esa inteligencia su­puestamente superior está ya, definitivamente, en eviden­cia como una inteligencia cuanto menos estragada y a menudo dege­nerada. La ínfima inteligencia y capacidades de quienes, ele­gidos en muchos casos por millones de débiles mentales, han permitido desde su posición política a la otra “inteli­gencia” -la de los que no han sabido o no han querido evi­tar el cataclismo si­lencioso cuya cercanía sentimos ya- demuestra que esos seres humanos que se nos presentan como excelentes son los más creti­nos de todos los seres vivos en los momentos decisivos; sea en las guerras contra sus congéneres que ni quieren ni pueden evi­tar, sea en los excesos cometidos en todo los órdenes y espa­cios de la conducta humana descontrolada, como los que han pro­vocado la mutación climática cuyas consecuen­cias debidas precisamente a su locura no han sabido prever, ni calcular, ni co­rregir.
Pues sólo eso, cretinos, ciegos del cuerpo, de la mente y de la espíritu podían y pueden ser incapaces de imaginar lo que ahora vemos se nos viene encima: una atmósfera, una troposfera y una biosfera descompuestas. Ahora esos irresponsables ignorantes, co­diciosos y necios dirán que van a hacer lo que debían haber hecho desde el principio. Pero a todas luces ya es tarde. No es po­sible imaginar que unas condiciones de vida existentes en un tiempo incal­culable sobre la tierra alteradas a lo largo de un si­glo, puedan revertirse si no es con el paso de otro tiempo incal­cu­lable…
Quizá los que vivimos en esta generación salgamos adelante aunque sea a trancas y a barrancas. Pero a nues­tros descendien­tes, a estas y a las siguientes generaciones, les “hemos” legado, ya, un planeta moribundo. Y todo por culpa de los necios que vie­nen tejiendo la Historia de estos últimos cien años, mientras unos pocos la escriben y el resto la padecemos. Como siempre fue. Se nece­sita ser imbéciles…

1 Marzo 2017

Iglesia clerical y abusos sexuales

José Arregi
José Arregui1
Patético. No encuentro mejor calificativo para lo visto en la cumbre vaticana contra los abusos sexuales. Leo en el Diccionario de la Real Academia: Patético 1. Que conmueve profundamente o causa un gran dolor o tristeza. 2. Penoso, lamentable o ridículo.
Todo ello a la vez. Patéticos son en la primera acepción los rostros y los relatos de las víctimas. Patéticos en la segunda acepción los cardenales y obispos en sotana negra, con solideos y fajines rojos los unos, fucsia los otros. Y el papa todo de blanco, perdido entre los unos y los otros. Expreso con franqueza algunas reflexiones y preguntas.

1. Una palabra en primer lugar sobre el despliegue mediático. Bochornoso. ¿Nos merecemos tantas horas y días de monotema, con tanto morbo y tan poco criterio? El ensañamiento de los medios lo desquicia todo. Los abusadores acaban siendo más importantes que las personas abusadas, y el castigo de los abusadores más importante que su rehabilitación.
2. Pero hablando de despliegue mediático, ninguno me parece más insano que el exhibido por la propia Iglesia clerical. ¿Era necesario el viaje de 190 personas, casi todos obispos y cardenales, y solo una decena de mujeres y unas pocas víctimas, para ofrecer al mundo entero esa escenificación medieval, a la que, por cierto, nunca habrían accedido de no haberse visto forzados por la situación? Y como colofón, la solemne liturgia penitencial en la Sala Regia del Palacio Apostólico (el nombre se las trae) presidida, en sobrecogedor contraste, por un gran Cristo crucificado con el costado sangrante, entre ciriales encendidos y súplicas de misericordia a Dios en latín y gregoriano: De profundis clamavi, Misserere, Kyrie eleison… Bellezas fuera de lugar y de tiempo. Para muchos, una parodia. Toca discreción, monseñores, no pompa. Más hechos fehacientes y menos imagen. Hechos de sanación.
3. Empezando por vosotras y vosotros, los que habéis padecido el abuso de poder y la compulsión sexual enferma de tantos clérigos. Vosotras y vosotros cuyas heridas sangran aún. ¡Perdón! Os debemos, la Iglesia clerical en cabeza, juicio justo, verdad y reparación integral para vuestra sanación, y la nuestra. Pero permitidme que humildemente y desde el fondo de mi corazón os diga también: Perdonad. Tomaos tiempo, pero perdonad. Perdonar no significa olvidar u ocultar. Significa querer mirar sin odio a quienes os hicieron daño, mirarlos como enfermos más que culpables, no desear ni pedir castigo sino sanación, sanación también para ellos. Solo así llegaréis vosotros mismos a la paz profunda.
4. Los hechos y los resultados de la cumbre están por ver. Es verdad que el discurso final del papa ofrece algunas buenas directrices, como la necesidad de recurrir a la justicia civil (y no a ruedas de prensa, por favor, como hemos visto por aquí). Todo seguirá, pues, dependiendo de los obispos. E insisto: no hacía falta tanta alforja para este viaje.
5. Permítaseme una palabra más sobre el papa Francisco. Creo que hace lo que puede, que no es todo lo que querría, contradicción inherente al absolutismo papal. Pero no se libra de preguntas embarazosas que no se han de ocultar. ¿Es creíble que no conociera las acusaciones que pesaban sobre Mons. Zanchetta, su “hijo espiritual”, cuando nada más ser elegido papa lo nombró obispo de Orán? ¿Ni las que pesaban sobre los cardenales Pell y Errázuriz, de abusos sobre monaguillos el primero y de ocultamiento el segundo, cuando a ambos los designó miembros de su consejo de 9 cardenales, sus asesores más cercanos? ¿Y cómo es que acaba de nombrar camarlengo –uno de los principales cargos del Vaticano– a Kevin Farrel, el colaborador más estrecho del excardenal y exarzobispo de Washington Mc Carrick, a quien acaba de “reducir” (¡!) al estado laical a sus 88 años por abusos a menores conocidos desde hace tiempo? En cuanto a su afirmación de que “detrás de los abusos está Satanás”, se comenta por sí sola. Y que “todo feminismo es un machismo con faldas”, no merece comentario. O sí.
6. Pues el problema tal vez tenga que ver con faldas, sí, pero con las del clero en sotana. Tiene mucho que ver con el clericalismo que sacraliza y enaltece a los clérigos, que exalta la figura desencarnada de María Madre y Virgen para así humillar a la mujer de carne y hueso, que impone el celibato como estado más perfecto y sagrado, que “sacrifica” el sexo a cambio de poder sagrado o jerárquico, que reprime y por ello exacerba la sexualidad. El clericalismo es un sistema patógeno. Y mientras no se libere de él, esta Iglesia no será creíble ni un lugar habitable, por mucha liturgia penitencial que ostente.

(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 3 de marzo de 2019)

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