FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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miércoles, 20 de marzo de 2024

La Comisión por la Verdad ‘sentencia’ a Ayuso: “Se podrían haber evitado miles de muertes en las residencias” Óscar F. Civieta

 


La Marea

El dictamen final señala que la gestión de Ayuso supuso una vulneración del derecho a la vida: “No fueron decisiones improvisadas, sino perfectamente conscientes”. Afirma que hubo “una denegación del deber de socorro, que es un delito tipificado en el Código Penal español”. Ver noticia 

Israel ha destruido más de mil mezquitas en Gaza

 


Redes Cristianas

Fuente: Observatorio eclesial
Impide el ingreso a Al Aqsa al inicio del Ramadán. La
devastación incluye un millón de metros cuadrados de
carreteras y en las calles del enclave se acumulan unas
70 mil toneladas de basura Rafah.

La víspera del Ramadán, el ejército israelí volvió
a bombardear la franja de Gaza con saldo de decenas
de muertos, en medio de una fuerte movilización inter-
nacional para enviar ayuda humanitaria a la población
del enclave que se encuentra al borde de la hambruna.

En la Jerusalén ocupada, el ejército israelí impidió a los palestinos entrar en la mezquita de Al Aqsa para rezar, a pesar
de que hoy es el primer día del Ramadán, mientras en
Gaza realizaron los ritos en espacios habilitados entre
las ruinas, en la oscuridad, luego de que los bombar-
deos destruyeron más de mil mezquitas desde que co-
menzó la guerra, el 7 de octubre pasado.

La devastación se exiende a un millón de metros cua-
drados de carreteras a lo largo de la franja, denunció
Asem Nabeh, miembro del comité de emergencia del
municipio de Gaza, a la televisora catarí Al Jazeera.
Los municipios necesitan maquinaria, equipo pesado y
combustible, agregó Nabeh, al tiempo que señaló otro
problema: la ciudad acumuló 70 mil toneladas de basura.

Por otra parte, el funcionario comentó que si bien la
ayuda alimentaria que llegó es importante, no satisface
las necesidades de los ciudadanos y agregó que las reservas de agua subterránea en la franja también están en peligro. La proporción per cápita de agua en el municipio de Gaza es ahora de dos litros por día, afirmó.

Una joven de 20 años falleció por desnutrición y falta de
agua en el hospital Al Shifa. Tenía una enfermedad
crónica y necesitaba frutas, verduras y carne, indicó un
familiar.

Ella sucumbió a la deshidratación y la desnutrición,
apuntó uno de los médicos. Nos encontramos con ca-
sos similares todos los días, incluyendo tanto jóvenes
como ancianos. Están perdiendo la vida debido a la fal-
ta de comida y medicamentos, explicó.

Un primer barco cargado con 200 toneladas de apoyo
alimentario estaba listo para zarpar desde Chipre, a la
espera de las condiciones meteorológicas adecuadas,
así como las garantías de seguridad y los permisos de
Israel. Se trata de una iniciativa preparada durante va-
rias semanas por Open Arms y World Central Kitchen,
esta última ONG fundada por el chef español José An-
drés, responsable del operativo.

El viaje de Open Arms no tiene nada que ver con la
apertura de un corredor humanitario anunciado el vier-
nes por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula
Von der Leyen, aclaró una vocera de la institución, se-
gún el portal Infobae.

Algunos habitantes de Gaza acudieron ayer a una playa
del sur de ciudad con la esperanza de ver llegar al bar-
co. Estoy esperando desde esta mañana porque la si-
tuación es trágica, declaró Mohammed Harrara a la
agencia Afp.

Dijeron que iba llegar un barco lleno de ayuda y que la
gente podrá comer, añadió otro palestino. Sólo Dios
sabe. No lo creeremos hasta verlo, añadió.

En tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netan-
yahu, detalló al periódico alemán Bild que al menos 13
mil terroristas se encontraban entre los palestinos
muertos durante el asalto aéreo y terrestre de Israel
contra Gaza. Transcurridos cinco meses de la campaña
israelí tras el ataque de Hamas, las autoridades sanita-
rias palestinas afirman que han muerto más de 31 mil
palestinos.

Ambas partes en conflicto se acusan mutuamente de
impedir un acuerdo de alto el fuego. El jefe de Hamas,
Ismail Haniyeh, manifestó ayer que el grupo islamita si-
gue abierto a continuar las negociaciones para una tre-
gua. No queremos un acuerdo que no ponga fin a la
guerra en Gaza, sostuvo Haniyeh en un discurso televi-
sado.

Hamas exige que Israel se comprometa a poner fin a su
ofensiva militar, retirar sus fuerzas y
permitir a los palestinos desplazados re-
gresar a sus hogares en toda la franja de
Gaza.

Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra israelí,
declaró que Hamas quiere que el Ramadán pase de ser
un mes de oración a ser un mes de derramamiento de
sangre.

Al cierre de esta edición, el presidente de Estados Uni-
dos, Joe Biden, felicitó el inicio del mes sagrado mu-
sulmán, que ha llegado en un momento de inmenso do-
lor por la muerte de 31 mil palestinos en los ataques is-
raelíes.

Angustia argentina: Quieren rematar al país, pero antes quebrarlo Claudio della Croce, Aram Aharonian

 


Rebelión

Fuentes: CLAE
La realidad contradice a Milei: Argentina tiene mucha plata, sólo que está muy mal repartida.
El derrumbe de indicadores macroeconómicos, el desmoramiento de la actividad y la depresión de los salarios en los primeros tres meses de gobierno de Javier Milei es para los argentinos similar al colapso derivado de la pandemia o de una guerra. Su imagen se deteriora, pero no al ritmo de los brutales recortes llevados a cabo. Ver noticia 

En su autobiografía, la Iglesia ideal del papa Francisco

 

BAF


En un libro que saldrá a la venta en Francia el miércoles 20 de marzo, el papa Francisco hace un nuevo repaso de su vida, aportando útiles claves de comprensión de su pontificado.

Fuente:    La Croix

Por   Loup Besmond de Senneville

Roma

18/03/2024

Por lucazzitto.@Adobe Stock

Tras once años como pontífice, ¿con qué puede seguir soñando el papa Francisco? Una autobiografía, Vivre [Vivir], escrita con el periodista italiano Fabio M. Ragona y que saldrá publicada el 20 de marzo en varios países, da el principio de una respuesta. "Por mi parte, sigo cultivando un sueño para el futuro: que nuestra Iglesia sea amable, humilde y servicial, con los atributos de Dios y, por tanto, también tierna, cercana y llena de compasión", explica el papa.

El libro, que mezcla citas del papa con elementos narrativos que recuerdan a una biografía, ofrece el retrato de un joven jesuita argentino que llegó a ser papa, y la evolución de su pensamiento. Consciente de que ha llegado al final de su pontificado, Francisco sigue esbozando el retrato de una Iglesia más inclusiva y abierta, expresando las dificultades que ha experimentado en sus once años de reforma.

 

Las personas que viven en las periferias

"Jesús frecuentaba e iba a menudo al encuentro de las personas que vivían en los márgenes, en las periferias existenciales", dice Francisco, retomando uno de sus conceptos clave, cuya expresión, durante las congregaciones generales, las reuniones de cardenales celebradas antes del cónclave de 2013, había sido decisiva para su elección. "Esto es lo que la Iglesia debería hacer hoy con las personas de la comunidad LGBTQ+, a menudo marginadas en su seno", prosigue el papa. En este pasaje, Francisco reitera su hostilidad a todo matrimonio religioso entre personas del mismo sexo, pero se muestra favorable a las uniones civiles.

También lanza una lúcida mirada al Vaticano, donde, cuando aún era arzobispo de Buenos Aires, procuraba visitar "lo menos posible". "Sinceramente, prefería quedarme entre los míos, en parte porque la pompa de esos palacios no me hacía sentir cómodo", explica.

"Es cierto que el Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa y que aquí se practican a menudo razonamientos y maniobras cortesanas, pero estos patrones deben ser definitivamente abandonados y superados", prosigue el papa.

 

Una relectura de su vida

En este libro, que no contiene revelaciones, Francisco repasa los principales episodios de su vida, sobre todo antes de su pontificado. Recuerdos de su infancia, de la Segunda Guerra Mundial, de la Guerra Fría, la historia de su vocación, la caída del Muro de Berlín, su pasión por el fútbol... Como buen jesuita, el papa relee su vida cuando esta toca a su fin.

Hay dos aspectos sorprendentes en esta nueva obra. En primer lugar, estas páginas autobiográficas proporcionan sólidas claves de lectura del pontificado. Podemos ver hasta qué punto la experiencia personal de Jorge Mario Bergoglio ha influido en el pontificado de Francisco. Por ejemplo, la historia de su familia, que llegó a Argentina desde Italia a principios del siglo XX, influyó fuertemente en su visión de la crisis migratoria; el final de la Segunda Guerra Mundial influyó en su condena de las armas nucleares; y la casi quiebra de la economía argentina influyó en su feroz crítica del capitalismo.

En segundo lugar, a través de este libro, el sucesor de Benedicto XVI está trabajando claramente sobre su herencia teológica e intelectual. El papa argentino, que en otoño de 2023 nombró a uno de sus amigos íntimos, Víctor Manuel Fernández, para dirigir el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con el fin de poner en orden su "legado" teológico, ofrece aquí un relato personal de su propia influencia en la Iglesia.

Sin embargo, Francisco insiste en que abandonar no está en absoluto en su agenda. "Soy sincero", afirma. "Nunca me lo he planteado porque, como tuve ocasión de decir hace unos años a mis hermanos jesuitas africanos, creo que el ministerio de Pedro es ad vitam. Así que no veo ninguna condición para renunciar a él".

El único caso en el que se plantearía renunciar sería si surgiera "un impedimento físico grave". "Si esto sucediera, no me llamaría papa emérito, sino simplemente obispo emérito de Roma, y me trasladaría a Santa María la Mayor para volver a ser confesor y llevar la comunión a los enfermos". Insiste: "No tengo ningún motivo serio para plantearme la dimisión". Incluso si, como dice, "algunas personas" que le ven regularmente hospitalizado, la esperan.

 

 

EL PAPA, A LA SEMANA SANTA DE MÉRIDA: "NO ES UN ESPECTÁCULO, ES UNA PROCLAMACIÓN DE NUESTRA SALVACIÓN, POR ESO DEBE DEJAR HUELLA"


col martell

 

"'Abrir' y 'salir' es lo que se nos pide en la Semana Santa, abrir el corazón y salir al encuentro de Jesús y de los demás y también para llevar la luz y la alegría de nuestra fe. ¡Salir siempre!". Es el mensaje central del videomensaje del Papa Francisco a los cofrades de la Semana Santa de Mérida. Una Semana Santa que el mismo Papa dice que es "única en el mundo", entre otras cosas, porque se celebra "en escenarios de más de 2.000 años de antigüedad, contemporáneos a los que Cristo sufrió la pasión".

Videomensaje del Santo Padre 

Queridos Cofrades de Mérida, 

queridos emeritenses, 

hermanos y hermanas: 

Gracias por permitirme formar parte del Pregón de vuestra Semana Santa, única en el mundo,  porque muy pocas ciudades pueden revivir estos días que cambiaron la historia de la humanidad en escenarios de más de 2.000 años de antigüedad, contemporáneos a los que Cristo sufrió la pasión. 

Este año, cuando asista al rezo del Vía Crucis junto al Coliseo de Roma, tendré presente que  vosotros también lo estaréis celebrando en el impresionante Anfiteatro Romano de Mérida, que  congrega a tantos fieles de todo el mundo. 

Ustedes se encuentran también en pleno Año Jubilar Eulaliense, con el que honran la figura  de la niña mártir Santa Eulalia, cuyo culto convirtió a Mérida en cuna del cristianismo hispano y  destino de peregrinaciones a lo largo de la historia. 

Recuerdo perfectamente cuando el arzobispo de Mérida-Badajoz, D. Celso Morga, el alcalde  D. Antonio Rodríguez Osuna y el presidente de la Asociación de la Mártir Santa Eulalia, Luis Miguel González vinieron a Roma para explicarme todos los proyectos que están poniendo en marcha en este importante año jubilar. 

Me dirijo ahora a todas las Hermandades y Cofradías de Mérida, a todas, que durante todo el  año trabajan para contribuir a que la Semana Santa deje huella, huella indeleble y permanente en las  vidas de todos los que contemplan las Estaciones de Penitencia. No es un acontecimiento de  espectáculo, es una proclamación de nuestra salvación, por eso debe dejar huella. 

En el mensaje para la Cuaresma de este año recordaba que en la Semana Santa es necesario  dedicar tiempo para la oración, para acoger la Palabra de Dios, para detenerse como el samaritano  ante el hermano herido: "El amor a Dios y al prójimo es un único amor. Delante de la presencia de  Dios nos convertimos en hermanas y hermanos y percibimos a los demás con nueva intensidad”; en  lugar de figurarnos que son enemigos y separarnos cada vez más.  

La Semana Santa es un tiempo de gracia, no lo olvidemos, es un tiempo de gracia, que el  Señor nos da para abrir las puertas de nuestros corazones, de nuestras parroquias, de nuestras  cofradías. “Abrir” y "salir" es lo que se nos pide en la Semana Santa, abrir el corazón y salir al  encuentro de Jesús y de los demás y también para llevar la luz y la alegría de nuestra fe. ¡Salir siempre!  

Y hacer esto con amor y con la ternura de Dios, con respeto y paciencia, sabiendo que nosotros  ponemos nuestras manos, nuestros pies, nuestro corazón, pero que es Dios el que nos guía y nos  marca el camino.  

Queridos hermanos y hermanas emeritenses: rezo por ustedes, especialmente por las familias  que tienen algún ser querido enfermo, por los que se encuentran solos, por los necesitados, por quienes  pasan apuros económicos, y también por los jóvenes, que sois el presente y el futuro de las Cofradías  de Mérida. 

Les deseo una Semana Santa llena de frutos bajo la protección de Santa Eulalia y les envío mi  Bendición y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí. ¡Muchas gracias! 

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO, UN CANTO A LA VIDA Y AL UNIVERSO


col koldo

 

La conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús nos invita a penetrar en el Misterio de Cristo. En su vida histórica, Jesús nos reveló que Dios es “Abba”, Padre y Madre, que ama con infinita ternura a este mundo, que está al lado de los pobres y de la humanidad sufriente, un Dios de misericordia y de perdón. Proclamó que Dios no es monopolio de Israel ni de ninguna religión, sino un Dios universal (Mt 25,31ss). Nos enseñó que todos los hombres y mujeres somos hermanos.  Él “pasó por el mundo haciendo el bien”, sanando enfermos, liberando a los oprimidos, consolando a los afligidos, sirviendo, amando y entregando su vida.  Convocó a una conversión interior para reconstruir la armonía entre todos los seres humanos, con Dios y con la naturaleza. Anunció un nuevo estilo de vida basado en la justicia, la libertad, el amor y la fraternidad universal al que llamó Reino de Dios. Su pasión fue hacer presente este Reino de amor en el mundo. Por eso denunció con fuerza todo aquello que se opone al plan de vida de Dios para la humanidad.

Las autoridades religiosas y políticas de Israel lo consideraron como un hombre subversivo, peligroso para sus intereses (Lc 23.2-3). Lo persiguieron y le dieron muerte en la cruz (Mc 3,6; Jn 11,49-54 y 18,2-3). 

La pasión y muerte de Jesús no solo es un acontecimiento histórico, sino que se nos hace presente hoy en la humanidad sufriente. Da sentido a la pasión de tantos hombres, mujeres y niños que en todo el mundo son víctimas de la injusticia, de la guerra y del hambre. No podemos olvidar la muerte de los más de 15.000 niños y niñas masacrados en Gaza y en toda Palestina por el ejército israelí y en todas las guerras de la historia a causa de la ambición de los poderosos y de sus intereses geopolíticos y económicos. La sangre derramada a lo largo y ancho de la tierra corre por las venas de la historia. Sangre de masacrados en todas las conquistas, sangre de indígenas de la Amerindia, sangre de esclavos negros de África, sangre de los asesinados en los campos de concentración nazi…, sangre de mártires que dieron su vida por una causa justa. ¡Cuánto sufrimiento de gente inocente! ¡Y cuánta indiferencia en un mundo anestesiado por el dinero y el confort!

Jesús asumió todo este sufrimiento en la cruz, hasta tal grado que le llevó a exclamar: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46). Este es el grito de la humanidad sufriente a lo largo de la historia y también de la naturaleza explotada, saqueada y degradada. Toda la creación estaba con Jesús en la cruz.

Jesús expresa un sentimiento profundo de abandono, de rebeldía y casi de desesperación. Da la impresión de que Dios está ausente. Jesús, impotente y moribundo, pregunta ¿por qué?  ¿Dónde está Dios? La resistencia humana ante el sufrimiento llega a su límite y estalla en un grito que suena a desconsuelo. Le grita a Dios. Y en su angustiosa desesperación le interroga ¿por qué?, ¿por qué este sufrimiento injusto? Es una pregunta profundamente desgarradora. Jesús muere sin respuesta. Es la expresión más trágica de la humanidad sufriente. Su grito es el grito de todos los oprimidos, perseguidos y masacrados a lo largo de los tiempos, ¿Por qué? ¿Dónde está Dios?

En este grito desgarrador, “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, que expresa un sentimiento de abandono, soledad y tristeza de muerte, Jesús carga con el sufrimiento de todos los seres humanos y de todos los seres de la creación. Se hace solidario con ellos.

A este angustioso gemido de muerte, Dios respondió resucitando a Jesús, constituyéndolo en el sentido de la vida, de la historia de la humanidad y de todo el universo. Jesús vivo y resucitado es el Cristo cósmico. Toda la creación canta la victoria de Cristo sobre la muerte, anticipación de la plenitud de la vida. Nuestro destino individual es parte del destino universal de toda la creación. San Pablo presenta a Cristo como el alma del universo. “Todo fue hecho por él y para él”. El universo gime y sufre dolores de parto, anhelando su liberación y plenitud. Y no solo el universo, sino nosotros mismos gemimos interiormente esperando la liberación, desde cada persona hasta la más lejana estrella del universo (Ro 8, 22-24).

Por la Encarnación, Cristo se insertó en la humanidad y en el universo que la contiene. Cristo resucitado posee un cuerpo cósmico extendido por todo el cosmos. De ahí que su resurrección nos inyecta una conciencia cósmica y nos hace sentirnos ciudadanos del universo, hermanos y hermanas de toda la creación.

La resurrección de Cristo nos hace tomar conciencia de que todos los seres de la creación son nuestros hermanos. Las galaxias y estrellas que brillan en la noche en la bóveda celeste, el sol que ilumina de día nuestro planeta Tierra, con todos los seres de la naturaleza, montañas, volcanes y mares, ríos y lagos, árboles y plantas, selvas y desiertos, animales del campo, aves y peces, son nuestros hermanos. Pero, sobre todo, la fraternidad la vivimos de una manera efectiva y afectiva cuando abrirnos el corazón a todos los hombres y mujeres de la tierra, más allá de fronteras, nacionalidades, color de la piel, culturas o credos y acogemos y servimos a quienes nos necesitan.

La vivencia de Cristo resucitado nos compromete a ser hombres y mujeres nuevos que han optado ser como Jesús, quien pasó por el mundo haciendo el bien. Nos compromete a luchar por otro mundo diferente, profundamente humano, respetuoso con la diversidad, libre de armas, de guerras y de hambre, un mundo de igualdad, de reconciliación, paz y fraternidad universal, como señala Francisco en la Fratelli tutti.

Esta mística cósmica nos posibilita contemplar el mundo y todos los acontecimientos que envuelven nuestras vidas y la historia con una visión trascendente, de esperanza y de adoración, como canta Teilhard de Chardin en el Himno del Universo.

El Cristo cósmico, vivo y resucitado, presente en toda la creación aviva nuestra esperanza de encontrarnos, en la plenitud de la vida histórica, en un alegre y eterno amanecer con la Fuente infinita de Energía y de Luz, de Vida y Sabiduría, de Belleza y Amor, en el corazón de Dios.  

Laudate omnes gentes, laudate Deum

SOMOS LA ÚLTIMA GENERACIÓN


 

El pasado año empecé a hacer pequeños acercamientos a dos siglas que en poco tiempo se han puesto tan de moda que aparecen por todos lados: I.A y ChatGPT. Te asaltan en pantallas grandes y pequeñas, en conversaciones con amigos o familia y en el periódico de papel que de vez en cuando me compro.

Parece que el futuro se concentrara en estas dos siglas. Aunque no me atrae lo más mínimo, mi curiosidad por saber de qué va esto me pone en disposición para aprender y poder hacer crítica constructiva, o ya iré viendo.

¿Qué significa I.A.?: Inteligencia Artificial.

En principio me provoca un gran silencio interior. Prefiero no adelantarme. Dudo hasta del título. La inteligencia, si lo es, no concibo que sea artificial.

¿Qué significa ChatGPT? Aquí la cosa se complica.

Tuve que ir a Wikipedia, que dice que es “un sistema de procesamiento de lenguaje natural llamado “Generative Pre-trained Transformer”. De forma muy resumida explica que es algo así como que vamos a conversar de tú a tú con máquinas, de una forma tan natural como si fuera un humano.

El tema me supera y además no me lo creo. Pero lo seguiré intentando.

Mientras mi cabeza daba vueltas sobre estos temas me vino un pensamiento que me sobresaltó: “Creo que los que nacimos en el siglo pasado, entre los años 50 y 70, somos la última generación que va a dejar rastro en documentos escritos. Hay que preservarlos, aunque sea como una antigüedad”. Fin del pensamiento.

Quiero aclarar que aunque continuo con el acercamiento a estos temas,  yo sigo a lo mío y con mis convicciones. Una de ellas es hacer copias en papel de lo que me interesa conservar al viejo modo. No soy creyente de “La Nube”, soy agnóstica total. No me fío.

Anoté en un papel el pensamiento y como curiosidad diré que por detrás tenía escrita la lista de la última compra del supermercado. Y aquí estoy ahora compartiendo con quien siga conectado a este texto desde su ordenador o su móvil. Vamos, lo que vivimos día a día.

Quizás mi interés por preservar documentos escritos sea mi ofrenda a la cultura del tiempo que me ha tocado vivir. Que sepan de nosotros en futuros lejanos. ¿Es ingenuo? No sé. Ando confusa.

En realidad he dejado un tiempo para seguir pensando y me ha venido el recuerdo de Uno que no dejó nada escrito en pergamino, aunque desde luego sabía escribir. La religión de su pueblo enseñaba a los niños a leer y escribir a partir de los cinco años en diferentes etapas. Las niñas no recibían esta formación. Más de lo mismo en tantas culturas incultas.

Los que le seguían nos cuentan que, en un episodio complejo y violento bien conocido, “se agachó y escribía con su dedo en tierra” (Jn 8, 1-8).

Escribió en un espacio que el aire o las pisadas borrarían. Escribió algo que nadie sabe pero que seguramente tenía que ver con la encerrona que le estaban montando los que no consentían que se moviera ni una coma de la ley escrita.

¿Escribiría “perdón”? ¿Escribiría “justicia”? ¿Escribiría “compasión”? No sabemos, pero los juzgadores agacharon la cabeza, se escabulleron disimulando tras escuchar la sentencia, no escrita sino sonora: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y agachándose otra vez, continuó escribiendo en el suelo”.

¿Escribiría quizás “liberación”? Nunca lo sabremos. Lo que si podemos saber es que unos se retiraron con más peso del que trajeron; y ella, la mujer que iba a ser lapidada, se fue con la experiencia del perdón y la recomendación de vivir la vida de una forma ágil, sin el fardo aplastante que ya sabemos.

¿Cómo salté de la I.A. y el ChatGPT hasta este texto del evangelio de Juan?

No sé, pero lo que sí sé es que no se tejerán relaciones de perdón, justicia, compasión y, en definitiva, de amor al otro, “conversando de tú a tú con máquinas, de una forma tan natural como si fuera un humano”. Porque no tiene nada de natural, es un “corta-pega” tecnológico.

Creo que Tú escribiste en la tierra sin importarte que desapareciera lo escrito, porque lo que decías quedaría grabado en los corazones, de tal forma que ni el viento ni las sandalias podían hacerlo desaparecer.

No obstante me siento agradecida a quienes fueron dejando por escrito lo que Te escuchaban. Por ir tomando notas de lo que decías y hacías por los caminos, sabiendo que no era ni mucho ni todo.

Ellos dieron testimonio de que “otras muchas cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, (…) en el mundo entero no cabrían los libros que podrían escribirse” (Jn 21, 25)

Tu palabra sigue viva y vigente para quien la acoja a través de la lectura y la meditación, respondiendo en la oración y abriéndose a Tu encuentro en la contemplación. También en las obras de cada uno, inspiradas en Tu enseñanza, que escriben la historia a compartir cada día con quienes nos rodean y más allá.

 

Mari Paz López Santos

18 marzo 2024 -  V Lunes de Cuaresma

XAVIER MORLANS: "EL CELIBATO NO ES UN ELEMENTO CONSTITUTIVO DEL SACERDOCIO"


col koldo

 

Pocos días después de haber presentado De cero a Dios en 55 días (Albada), un curso de iniciación a la experiencia cristiana, Xavier Morlans (Llinars del Vallès, 1949) ya espera la llegada inminente a las librerías de una otra obra suya: Capellans cèlibes, capellans casats, dos pulmons per a una Església sinodal  (Curas célibes, curas casados. Dos pulmones para una Iglesia sinodal), publicada por la editorial Claret.

Con este nuevo libro, escrito en unos pocos meses, pero “cocinado mentalmente” durante los últimos veinte años, el cura y teólogo aprovecha el momento de discernimiento eclesial colectivo que supone el Sínodo 2021-2024 para aportar sus razonamientos sobre el celibato opcional de los sacerdotes católicos. Y lo hace, asegura, con la voluntad de colaborar en ese gran proceso de reflexión que culminará en Roma el próximo mes de octubre.

¿Qué idea quiere reflejar el subtítulo: Dos pulmones para una Iglesia sinodal?

La expresión de los dos pulmones la utilizó Juan Pablo II para decir que la Iglesia católica tiene un pulmón occidental y también uno oriental. La tradición de Oriente da más importancia al papel del Espíritu Santo y ha conservado determinados acentos y sabiduría que ayudan al cristianismo de una manera más completa. En Occidente, a menudo preocupa más la precisión conceptual y el sentido romano de la ley; en cambio, en Oriente, la ley no la ven tanto como una obligación que si no cumples implica castigo, sino como una utopía, un horizonte hacia el que debemos avanzar, sabiendo de antemano que somos limitados y pecadores por naturaleza.

¿Cómo sería esto, aplicado a los sacerdotes?

Por un lado, tenemos el pulmón del cura célibe, dedicado en cuerpo y alma a la comunidad. Y por otra, el pulmón del cura casado, que ya existía desde los inicios del cristianismo y existe actualmente en las iglesias grecocatólicas fieles a Roma, minoritarias en países del este como Hungría, Rumanía o Ucrania, donde los curas pueden contraer matrimonio antes de ser ordenados.

¿Qué pueden aportar los curas casados que no puedan los célibes?

Aportan sobre todo otro tipo de afinidad y sensibilidad al ejercicio del sacerdocio. Por eso hablo de dos pulmones que se complementan. Nosotros, como personas, necesitamos dos pulmones para respirar bien. Y esto, aplicado a la Iglesia católica, nos sugiere que quizás podríamos respirar mejor con la combinación de los curas célibes y de los curas casados.

El libro parte del reconocimiento sincero de las vidas de tantos sacerdotes que viven el celibato positivamente y con una dedicación total al servicio del Pueblo de Dios. ¿Cree que éste es un factor no siempre bien valorado?

Creo que se valora bastante bien. Lo que pretendo es dejar bien claro que valoro mucho a mis compañeros curas que viven su celibato asumido positivamente y al servicio de la gente. Por eso he puesto de antemano esta idea. No quiero que parezca que, porque he escrito un libro defendiendo la posibilidad del celibato opcional, estoy despreciando a los presbíteros célibes de la Iglesia católica de ritos latino, en la que todos somos célibes excepto los doscientos curas que dejaron la Iglesia anglicana y fueron acogidos en la católica con sus esposas.

La argumentación que despliega en este ensayo, como bien sabe, genera reacciones contrarias en ambientes en los que se ven con recelo sus ideas sobre el tema. ¿Cómo lleva esto?

Intento vivir aquella bienaventuranza que dice: “Dichosos quienes trabajan por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Entonces, me siento parte de una cadena inmensa de hombres y mujeres que han sido incomprendidos, criticados, por despertar la sensibilidad de la sociedad hacia unos derechos de las personas que hasta entonces habían sido ignorados.

El pontificado de Francisco cumple once años. En todo este tiempo, muchos han aplaudido sus reformas, pero también otros muchos lo han criticado con dureza, como el grupo de curas que aseguraban rezar mucho por el Papa para que "pueda ir al cielo lo antes posible”. ¿Qué piensa de este tipo de actitudes dentro de la Iglesia?

Hacer este libro me ha obligado a repasar la historia de la Iglesia, y en este proceso he descubierto que siempre ha habido tensiones entre las distintas formas de entender la doctrina y el papel de la Iglesia en la sociedad. Lo que ocurre ahora es que, con Internet y las redes sociales, estas polarizaciones son más abiertas, tienen más difusión.

¿Qué más puede avanzarnos del libro?

El libro parte de un hecho que es comúnmente aceptado por toda la doctrina de los papas y de los concilios, y es que el celibato no es un elemento constitutivo ni una exigencia dogmática interna del sacerdocio: es una conveniencia para que aquel que se haga presbítero pueda dedicar todas sus energías a la comunidad. Entonces, lo que defiendo es que hay otra afinidad más allá del celibato, que es la que se daba en las primeras comunidades cristianas. En este sentido, es muy correcto que un cristiano que ha demostrado ser fiel a su esposa y que ha logrado transmitir la fe a sus hijos y gobernar la casa, pueda ser ordenado cura. Son dos conveniencias, distintas entre sí, pero afines a la misión que es propia de los pastores.

En este sentido, usted hace énfasis en un argumento contundente a favor de la admisión de hombres casados en el presbiterado, que son los 9.000 curas católicos casados ya existentes, curas de las Iglesias orientales —grecocatólicas— que permanecieron fieles a Roma cuando los ortodoxos se separaron.

En efecto. Éste es un argumento que se desconoce, que se olvida, pero hay que reconocer que estos miles de curas llevan adelante unas misas y unas actividades pastorales tan evangélicas y eficaces como las de los casados.

 

Jordi Pacheco

Religión Digital / Flama

DEL REINO DE DIOS A LA IDOLATRÍA DEL DINERO: ¿QUÉ HA PASADO?


col kowalski

 

¿Qué ha pasado en nuestra historia para que ese proyecto del Reino de Dios se haya desdibujado y la idolatría del dinero tenga una gran relevancia en la vida diaria eclesial? El conflicto dentro de la Iglesia se encuentra que hay una Iglesia que quiere vivir desde el Reino de Dios y otra Iglesia que hace del dinero su Dios. Es el conflicto entre los que creen que “no se puede servir a Dios y al dinero” y los que sin negar esta máxima evangélica actúan afirmando  que el dinero es lo primordial. Es el conflicto entre lo que reafirman que amando al hermano y la hermana se ama a Dios y los que afirman que a través del dinero se ama a Dios. Es el conflicto en los que ven a Dios en los empobrecidos y los que ven a Dios en la cuenta de resultados, en las construcciones y en las complicidades con los poderosos. No podemos negar que participamos de esa idolatría del dinero, estando la diferencia que unos lo ven como un pecado y otros los ven como una bendición de Dios.

El proyecto vital de Jesús fue el Reino de Dios, un reino de justicia, fraternidad, reconciliación, paz, misericordia, libertad, responsabilidad y compasión. Un reino que había que comunicarlo no solo con el mensaje, sino con la propia vida y ahí estaba y está la credibilidad en juego, porque sin coherencia no hay aceptación de esa persona que nos escucha. Si hablamos de que tenemos que ser buena noticia para los pobres, no podemos dedicarnos a construir retablos de gran valor económico o mantos de oro o plateados para las imágenes de la Virgen. Si decimos que tenemos que estar al lado de los empobrecidos, de las víctimas de la historia, no podemos estar al lado de los enriquecidos, los verdugos de la historia.

Se oye poco la expresión ‘Reino de Dios’ y se oye mucho el término ‘Iglesia’. Se oye más la palabra ‘obispos’ que la palabra ‘pobres’. Y, la pregunta es por qué y la respuesta, en gran parte, la encontramos en la idolatría del dinero. Un reflejo de esto es el hecho de que muchos sacerdotes no quien ir a parroquias que se denominan marginales o rurales y prefieren “parroquiones”, donde se mueve mucho dinero y son parroquias consideradas de mucho prestigio. 

En el inicio, Jesús dijo a sus discípulos que no llevaran muchas cosas, solo las necesarias, y que no cayeran en la tentación del poder como hacían los poderosos, sino que  siempre fueran los últimos y al servicio de la gente. Nosotros nos hemos llenados de objetos y de poderes que se ha reflejado en cuestionar el proceso abierto del sínodo por el papa Francisco.

"¿Qué podemos responder ante la pregunta de si hemos convertido los templos en espacio de mercado más que de oración, de encuentro personal y comunitario con Jesucristo?"

Cuando Jesús va a orar a la casa de su Padre (Juan 2, 13-35) y se encuentra todo un mercado  de ventas de bueyes, ovejas y palomas y un sistema financiero, los cambistas, arremete contra ellos expulsándolos y acusándolos de haber convertido un lugar der oración en “una cueva de ladrones”. ¿Qué podemos responder ante la pregunta de si hemos convertido los templos en espacio de mercado más que de oración, de encuentro personal y comunitario con Jesucristo? Lo dejo en abierto para que cada uno lo responda como considere.

Antes de concluir, quería traer aquí un hecho que fue muy doloroso. Fue en un momento de gran sufrimiento para muchas familias que eran desahuciadas por los banqueros y banqueras, –los bancos son edificios, no pueden desahuciar-, que les destruían sus hogares y sus vidas y ante esta situación la Conferencia Episcopal Española guardó un silencio atronador. Los sindicatos policiales, sectores de la magistratura, hasta el sindicato de cerrajeros, pedían que se suspendieran los desahucios y se consideraran un problema social, no judicial. La Conferencia Episcopal Española no decía nada, porque no quería molestar a los banqueros y banqueras, no quería denunciar la crueldad de un sistema que recibió miles de millones de euros para tapar sus deudas provocadas por su avaricia, codicia y ambición de poder. Con su silencio se hizo cómplice.

En este sentido, se creó la Fundación Madrid Vivo vinculada a la Iglesia aunque se declare aconfesional y formada por los grandes empresarios y empresarias; de nuevo la idolatría del dinero en su máxima expresión. Aquí estaban los grandes banqueros y banqueras. Jesús de Nazaret volvería a decir no convirtáis la casa de mi Padre en una cueva de ladrones. Menos mal que el papa Francisco en el Primer Encuentro de Movimientos Populares apoyó a todos los movimientos que luchan por el derecho a la vivienda, al techo.

Tenemos que recuperar no solo el término Reino de Dios, sino también el compromiso con este reino que es utopía y esperanza para un mundo desgarrado y roto por tanto dolor causado por la inhumanidad que nace de la idolatría del dinero.

 

Joaquín Sánchez, sacerdote

Religión Digital

REPENSAR EL CRISTIANISMO


col anso

 

Tienes en tus manos un pequeño gran libro, profundo y sencillo, interesante y ágil, crítico y exquisitamente respetuoso, lleno de información y lucidez. Cada capítulo, tan breve como sustancioso, me parece magistral en su sencillez: claro, ágil, sobrio, bello.

Es un libro de plena actualidad, a pesar de lo que pudiera parecer por el tema del que trata: repensar el cristianismo. Repensar el cristianismo –sus formulaciones históricas, sus dogmas, ritos y cánones, todas sus instituciones, y también sus geniales y potencialmente inspiradoras intuiciones de fondo–, repensarlo desde nuestros grandes desafíos éticos, políticos, culturales, repensarlo todo, desde la A hasta la Z, de manera crítica, aconfesional y libre, me parece una tarea necesaria y fecunda para hoy. Es lo que se propone el autor, y lo hace excelentemente.

Si el propio término religión proviene –así lo enseñó el sabio y crítico Cicerón (s. I a.C.)– del latín relegere (releer críticamente, mirar y remirar a fondo, reinterpretar sin cesar), ¿no sugiere su propia etimología que el hecho religioso surge en el fondo de la contemplación profunda, desapegada y crítica de los signos –el misterio, la belleza, el drama– de la realidad en su conjunto? ¿Y si la “relectura” es su origen no habrá de ser su destino permanente? ¿La religión, para serlo en su sentido más profundo y verdadero, no habrá de acompañarse de una reinterpretación constante de toda creencia, fórmula y forma religiosa precedente? ¿No hicieron eso todas las figuras de sabiduría profunda, religiosas o no?

Así lo hicieron, en una época de hondas transformaciones culturales que K. Jaspers calificó como “tiempo eje” (entre los siglos VIII y III a.C.), Confucio y Laozi en China, Buda y Mahavira en la India, Zoroastro en Irán, los profetas de Israel, los grandes pensadores presocráticos de Grecia (Parménides, Pitágoras, Heráclito, Tales…). Así lo hizo Jesús, crítico de la religión legalista, profeta de la misericordia sanadora. Así lo han hecho desde entonces, a lo largo de estos 2000 años, las y los testigos mejores de su Buena Noticia liberadora. Al alto precio de ser declarados e incluso quemados en la hoguera, fueron fieles al espíritu que animaba la tradición cristiana y lo liberaron de las formas rígidas del pasado para que pudiera inspirar el presente.

Es lo que el Espíritu o la espiritualidad reclama hoy de las religiones establecidas. Hoy más que nunca, pues nunca los grandes sistemas religiosos, desde su origen hace unos 7.000 años hasta hoy, han conocido una crisis tan radical y general como vemos: la cosmovisión (dualista, fixista, antropocéntrica), la antropología, las categorías lingüísticas, los fundamentos sociales y éticos, la concepción de la vida y de la muerte… que durante milenios les han servido de soporte ya no se sostienen. Los credos, códigos, rituales y organizaciones religiosas afrontan una crisis global, acelerada e irreversible. Y nadie “cree” lo que quiere, sino aquello que le resulta culturalmente creíble, razonablemente coherente. Si las religiones quieren ser fieles al aliento que las mueve, si quieren vivir y hacer vivir, habrán de estar dispuestas a despojarse de casi todas sus formas milenarias.

Lo que vale de las religiones en general vale en especial para el cristianismo. Tenía razón John Shelby Spong, obispo episcopaliano y teólogo, cuando –¡hace ya 24 años!– escribió ¿Por qué el cristianismo tiene que cambiar o morir? (1999), uno de sus grandes libros. Pienso, en efecto, que esa es la alternativa. El dejar de repensarse y transformarse a fondo equivaldrá a morir. Y el simple perdurar como gueto social y cultural, equivaldrá también a morir, a dejar extinguirse la llama que movió a Jesús, el alma que late en el extraordinario patrimonio –vida, acción, pensamiento, literatura– de sus 2000 años de historia, el espíritu inspirador que ha animado lo mejor de sus 20 siglos.

Hoy como siempre necesitamos aliento. Hoy más que nunca quizás. Vivimos una época de transformaciones más radicales y aceleradas y de desafíos más inquietantes que en ninguna otra época de la especie Homo Sapiens desde su origen hace 300.000 años. El equilibrio ecológico de la comunidad planetaria viviente, la convivencia justa y pacífica de la humanidad en su conjunto, la supervivencia del propio Homo Sapiens, todo está amenazado, todo está en juego. ¿Podrá todavía el cristianismo seguir alentando la vida?

Solo un nuevo cristianismo, místico y liberador, plural y dialogante, desclericalizado y desjerarquizado, transreligioso y siempre itinerante, podría infundir aún el Espíritu universal de la Vida que, según el bellísimo mito bíblico de la creación, “vibraba en las aguas” del Génesis, el Espíritu de la Vida que –antes y más allá de toda forma religiosa y de toda frontera entre creyentes y no creyentes– sigue vibrando en la Tierra y en el Universo sin fin. ¿Podrá todavía el cristianismo –el cristianismo de la Iglesia Católica romana en particular– transformarse y vivir para inspirar, en un marco religioso o no religioso, al mundo post-religioso y post-positivista en que vivimos? Seria cuestión que tiene poco que ver con hacer predicciones de futuro.

En cualquier caso, por este cristianismo transformado opta Pedro Miguel Ansó, sin confesionalismo de ningún tipo y sin renegar de sus raíces cristianas y de su profunda adhesión a la persona, al mensaje, a la utopía de Jesús que le siguen inspirando. Y debo decir que, tras haber dedicado mi vida a enseñar teología, cada página de este libro me ha resultado instructiva e interesante. ¡Gracias, Pedro Miguel!

 

José Arregi, Aizarna, 15 de mayo de 2023
www.josearregi.com
(Prólogo de Por un cristianismo creíble. Autor: Pedro Miguel Ansó Esarte. Ed. Tirant lo Blanc, 2024)

HUMANIZAR LA HUMANIDAD


col arregi

 

Estar desmoralizados, en su doble sentido de desalentados ante unos objetivos y carentes de unos valores debido a los malos ejemplos o ideologías, no es algo nuevo en la Historia. El siglo XX, por citar un ejemplo cercano, ofreció abundantes y graves motivos como las dos guerras mundiales (y en España una fratricida guerra civil que además se tuvo el sacrílego cinismo de disfrazarla de cruzada). Pero las circunstancias que rodean a nuestro mundo son distintas. ¿Qué le ha llevado al filósofo Jürgen Habermas, otrora paladín del optimismo ilustrado, a afirmar: “Actualmente, todo a lo que había dedicado mi vida, se está perdiendo paso a paso”? Al igual que el gran pensador alemán, muchos de nosotros creímos que la racionalidad, el avance de las democracias y la formulación de los derechos humanos universalizables nos llevarían por fin a una nueva etapa en la que la humanidad podría disfrutar de una paz perpetua.

Hoy nos damos cuenta de lo ilusos que fuimos al albergar tan plausibles esperanzas. Lo cierto es que la competencia -más bien incompetencia- entre los imperios norteamericano, ruso y chino nos han puesto al borde de un abismo llamado tercera guerra mundial. Un estado democrático como Israel comete con los palestinos un genocidio para vengar un ataque de Hamás, un grupo terrorista que, por sí solo, no tiene capacidad de poner en peligro la existencia de dicho estado. Los conflictos armados, con la guerra defensiva ucraniana a la cabeza, son tan innumerables que hasta se duda si son treinta o cincuenta. Crecen las desigualdades económicas y los flujos migratorios. Y el cambio climático provocado por la acción humana es tan serio que las consecuencias quizá sean más graves que las previsibles.

No, no son tiempos para lanzar cohetes y la primera tentación es ceder al desaliento y buscar soluciones simplistas como el llamado a gobiernos con mano dura, a alternativas caudillistas cuya utilidad la historia ha demostrado que no conducen a nada bueno. Frente a esta tentación se levantan, desde el fondo de nuestra humanidad, eso que algunos llaman ‘fuerzas espirituales’ que nos pueden dar una energía para resistir ante tanto desvarío. Tenemos que jugar con la ficción de otro mundo posible. Ya se sabe que nuestra cultura está llena de ficciones: creemos que todos somo iguales cuando es evidente la diversidad; que todos estamos preparados para la democracia, cuando nadie, y menos los políticos, lo estamos; que tenemos dinero en el banco, cuando en realidad ese dinero no existe porque está invertido, etc. Las ficciones son muy importantes porque nos humanizan, nos elevan del nivel reptiliano y nos dan la posibilidad de avanzar a través de los siglos en ese largo y sinuoso camino de la humanización.

Esta moral de resistencia, estas energías motrices, deben articular cambios individuales en nuestros hábitos, desde la comida hasta la compra de la ropa, de modo que hagan posibles cambios sociales y políticos. Así, no se facilita una política legislativa contra los pesticidas si no consumimos productos de cercanía, si queremos alimentarnos con productos fuera de temporada, si no seguimos la trazabilidad de los alimentos, etc. La compra de la ropa podría ser otro ejemplo: se producen diariamente toneladas de excedentes que terminan en vertederos; si dividiéramos la cantidad de ropa producida mundialmente entre el número habitantes del planeta tendríamos que comprar cada año 187 prendas nuevas cada año; una locura. En consecuencia, no se trata de consumir más, sino de consumir mejor. No se trata de decrecimiento sino de un crecimiento controlado, que es muy distinto. Para tener fe en un proyecto es preciso previamente comprenderlo, ver el alcance que puede tener y tomarlo en serio. Nada será posible si cada uno de nosotros no es consciente de ello y remamos en otra dirección.

Hay estrategias que nos pueden ayudar a “ficcionar” un mundo mejor, como no dejarnos llevar por consignas facilonas o bulos simplistas del tipo: nos quitan puestos de trabajo, España se rompe, nos odian, van a acabar con nuestra cultura… Frente al pensamiento fácil pero defectuoso se alza un análisis riguroso, complejo, verificable empíricamente. Otro ejemplo podría ser juzgar con actitud crítica y propositiva los cambios en la tecnología del conocimiento. La irrupción de la inteligencia artificial, como cualquier otro progreso tiene sus riesgos, pero también innumerables ventajas. Podría producir clones humanos desalmados, pero abre la posibilidad de detectar precozmente el cáncer y curarlo. El riesgo no está en el conocimiento sino en el uso que se hace de él. De ahí la importancia, como han señalado incansablemente los filósofos, de una ciencia acompañada en su progreso por la Ética.

 

Pedro Miguel Ansó Esarte (Exprofesor de Humanidades)

PASIÓN DE JESÚS, AYER. PASIÓN DEL MUNDO, HOY Domingo de pasión, 24 de marzo de 2024. Marcos 15, 1-39


col labrador

 fe adulta


María, una de las discípulas de Jesús, llora desconsoladamente. Fue a celebrar la Pascua a Jerusalén, y vuelve a Galilea rota de dolor, como si le hubieran quebrado los huesos. Va a visitar a la anciana Sara, a la que acude cuando su fe se tambalea o se siente perdida.

- Sara, vengo rota. En Jerusalén han matado a Jesús de Nazaret, nuestro maestro. Me he quedado huérfana. Creí que era un profeta y ha muerto como un malhechor, con el cuerpo destrozado, en una cruz y a las afueras de la ciudad.

- María, siéntate aquí, a mi lado. Vamos a hablar de tu dolor y de la muerte de Jesús. Ha muerto como un profeta, aunque las autoridades hayan utilizado la mentira para hacernos creer que era un malhechor más, de los muchos que crucifica Roma cada semana.

- ¡Si al menos le hubieran hecho un juicio justo! pero se han ensañado con él. Lo han llevado atado ante Pilato, como si fuera un animal y los sumos sacerdotes le han acusado de cosas falsas. Tenían envidia de Jesús porque cada día crecía el grupo de personas que le escuchábamos, le seguíamos y le considerábamos nuestro maestro.

- Y no olvides que las autoridades religiosas no han soportado que Jesús les llamara sepulcros blanqueados y nido de víboras. Decir la verdad puede conducir a la muerte.

- Sara, no entiendo por qué Pilato ha querido salvar a Barrabás, malhechor y asesino, y ha condenado a Jesús.

- Hija, con el tiempo irás viendo que el poder es como una capa de barro que se va haciendo más espesa. Al principio, es una capa fina, y con un buen lavado puede desaparecer. Pero, con el tiempo, se va transformando en arcilla seca y se convierte en una máscara que oculta nuestro rostro y nos impide ver y oír lo que ocurre a nuestro lado. Pilato está borracho de poder. El poder se alimenta del miedo y controla a base de miedo. Por eso, ¿cuánto valía para él la vida de un inocente, si al entregarlo a la muerte podía continuar siendo gobernador?

- ¡Qué asco! Pilato es un cobarde.

- María, hija mía, todos somos cobardes, no lo olvides. Cada día tenemos que librar pequeñas batallas contra la cobardía para ser valientes y libres. Por eso, solo un pequeño grupo de mujeres habéis sido valientes para permanecer al pie de la cruz, acompañando a Jesús. El resto del grupo ha huido o se ha escondido.

- Sara, no olvidaré nunca cómo rezaba Jesús el salmo del justo agonizante. Empezó a recitarlo con voz potente, como si gritara: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” Y luego, con la voz más serena, le oíamos decir: “… a ti fui confiado desde el seno, desde el vientre de mi madre eres mi Dios. No andes lejos, que vivo en angustia, ven junto a mí, pues nadie me socorre… Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una bandada de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos…”. Nosotras íbamos rezando el salmo con él, entre sollozos, sabiendo que la muerte estaba próxima. Poco después, expiró.

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Algo así pudo pasar. San Ignacio de Loyola recomendaba leer el evangelio, como si estuviésemos presentes. Y, al hacernos presentes y reescribirlo, oramos.

Al mismo tiempo, tomamos conciencia de que hoy la pasión del mundo tiene los mismos rasgos que la de Jesús: en casi todos los países hay detenciones arbitrarias, acusaciones falsas, escarnio y burlas hacia las personas detenidas, abuso de poder, etc.

Sigue habiendo multitud de polític@s que, por dar gusto a su gente, como Pilato, apuestan por la mentira, la violencia y las armas. Y consiguen fortunas, a costa de los derechos robados a su pueblo.

Y seguimos descubriendo los nidos de envidia que albergamos cada uno, cada una. Nidos que salen al exterior en forma de desprecio, comparaciones y humillaciones… Pilato, hoy, es un espejo en el que podemos vernos reflejad@s.

Estos días vamos a escuchar, orar y contemplar la pasión de Jesús de Nazaret. Quizá nos sabemos párrafos de memoria. Que el Espíritu Santo nos ayude a saber encarnarnos en la pasión del mundo, que nos espabile el oído, nos de lengua de inciad@s, nos libre de los miedos, y nos revista de fortaleza y valentía.

María, discípula amada.

EL GESTO SUPREMO José Antonio Pagola


 Jesús contó con la posibilidad de un final violento. No era un ingenuo. Sabe a qué se expone si sigue insistiendo en el proyecto del reino de Dios. Es imposible buscar con tanta radicalidad una vida digna para los «pobres» y los «pecadores» sin provocar la reacción de aquellos a los que no interesa cambio alguno.

Ciertamente, Jesús no es un suicida. No busca la crucifixión. Nunca quiso el sufrimiento ni para los demás ni para él. Toda su vida se había dedicado a combatirlo allí donde lo encontraba: en la enfermedad, en las injusticias, en el pecado o en la desesperanza. Por eso no corre ahora tras la muerte, pero tampoco se echa atrás.

Seguirá acogiendo a pecadores y excluidos, aunque su actuación irrite en el templo. Si terminan condenándolo, morirá también él como un delincuente y excluido, pero su muerte confirmará lo que ha sido su vida entera: confianza total en un Dios que no excluye a nadie de su perdón.

Seguirá anunciando el amor de Dios a los últimos, identificándose con los más pobres y despreciados del imperio, por mucho que moleste en los ambientes cercanos al gobernador romano. Si un día lo ejecutan en el suplicio de la cruz, reservado para esclavos, morirá también él como un despreciable esclavo, pero su muerte sellará para siempre su fidelidad al Dios defensor de las víctimas.

Lleno del amor de Dios, seguirá ofreciendo «salvación» a quienes sufren el mal y la enfermedad: dará «acogida» a quienes son excluidos por la sociedad y la religión; regalará el «perdón» gratuito de Dios a pecadores y gentes perdidas, incapaces de volver a su amistad. Esta actitud salvadora, que inspira su vida entera, inspirará también su muerte.

Por eso a los cristianos nos atrae tanto la cruz. Besamos el rostro del Crucificado, levantamos los ojos hacia él, escuchamos sus últimas palabras... porque en su crucifixión vemos el servicio último de Jesús al proyecto del Padre, y el gesto supremo de Dios entregando a su Hijo por amor a la humanidad entera.

Para los seguidores de Jesús, celebrar la pasión y muerte del Señor es agradecimiento emocionado, adoración gozosa al amor «increíble» de Dios y llamada a vivir como Jesús, solidarizándonos con los crucificados.