FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA
SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA
ESTAMOS EN LARREA,4 - 48901 BARAKALDO

BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

ATALAYA
ATALAYA

miércoles, 20 de marzo de 2019

Cavar y abonar para dar fruto

col rosario ramos
Lc 13, 1-9
Nos encontramos en el tercer tramo del tiempo de Cuaresma. Siempre se ha recibido este tiempo como un momento de conversión, de interiorización, de revisión de vida. Cada comunidad cristiana ha ido interpretando este significado a partir de las recomendaciones eclesiales y desde la realidad de cada una. Ahora bien, este texto de hoy puede ayudarnos a dar un paso más y adentrarnos en el significado de la CONVERSIÓNdesde lo que plantea Jesús. Sería interesante no quedarnos en los gestos propios y sí tocar fondo en lo que supone esta palabra tan nuclear en nuestro itinerario creyente. Ser creyente es un proceso personal y comunitario de experimentar la unidad con la Trascendencia, no a golpe de pecho sino a golpe crecimiento. Este parece ser el planteamiento que nos hace Jesús en esta narración recogida por Lucas.
El texto de hoy tiene dos partes con dos enseñanzas de Jesús tremendamente importantes. Por un lado, le plantean a Jesús el tema del pecado como el no cumplimiento de la ley judía. La respuesta de Jesús puede resultar confusa. Sin embargo, por coherencia con toda la posición de Jesús posterior, se puede entender que la conversión tiene mucho que ver con esa invitación a liberarse de la ley cerrada en contra del cumplimiento absurdo.
Jesús hace notar que “el pecado” no es una cuestión de grados, de juicio sobre quién peca más y las consecuencias de éste. Es más bien una cuestión de no tomarse en serio la conversión de corazón, de ser conscientes de lo que se hace, sin duda, pero también de decidir cambiar la posición ante la vida. Lo uno sin lo otro no parece que ayude a dejar fluir el verdadero sentido de la existencia. Existe el riesgo de quedarnos en sumar o restar actos puros o impuros y vivir convencidos de que lo que no son cuentas son cuentos. Quizá no sea este el paradigma que Jesús plantea sobre la conversión; no es un problema de malas obras sino de encontrar un espacio interior de conexión con nuestro origen divino y que toda nuestra vida gire en torno a ello. Tampoco quiere Jesús compensar estas salidas del camino con gestos puntuales que sólo nos engañan y tranquilizan nuestra conciencia.
Conversión tiene tres componentes léxicos que pueden ayudarnos a una interpretación más vital de la palabra: CON (junto, completamente) VERSUS (dado vuelta, girado) SIÓN (acción y efecto). Estos tres componentes nos hablan, sin duda, de un movimiento que conduce más a una transformación que puede llegar a dar la vuelta a nuestra vida que a un cambio de actitudes. Sería una búsqueda completa de nuestra VERSIÓNoriginal y dejar ya de vivir haciendo doblajes que nos alejan mucho de nuestra esencia y de nuestra verdad más honda. Por eso, la parábola con la que concluye el texto de este domingo nos plantea la aridez e infertilidad de la vida cuando nos dejamos llevar por la inercia de los acontecimientos, de las situaciones, por sentir la seguridad que nos da hacer lo de siempre, por no afrontar el miedo que supone entrar en nuestra realidad y “abonar y cavar” nuestra tierra personal para tocar las raíces donde está la verdadera esencia de nuestra savia vital.
Y esto que ocurre a nivel personal es también el drama de nuestras comunidades y de nuestra Iglesia; No existe mala voluntad sino poca voluntad para arriesgarse y buscar alternativas. Esta parábola es muy clara, si la higuera no da fruto no tiene sentido que siga ocupando un espacio que “otros” pueden ocupar. El planteamiento, quizá, sea ponernos de acuerdo en cómo cavar, qué abono echar y qué frutos esperamos obtener. Es importante cavar para sanear las raíces, nuestras raíces más hondas dónde está la fuerza de Dios vitalizando nuestra existencia; el abono, tal vez, sea conectar más con el mensaje de Jesús, con el Evangelio y amasarnos en el Dios de la Vida: los frutos, sin duda, tendrán más el color y el sabor de la visibilidad, de la osadía, de la libertad, de la denuncia de aquello que atenta contra la dignidad humana, de atrevernos a soltar lo de siempre y generar nuevas formas de vivir el Evangelio en el siglo XXI.
FELIZ DOMINGO

ESTAMOS AQUÍ PARA RECTIFICAR NUESTRA TRAYECTORIA

FRAY MARCOS
Lc 13,1-9
El mensaje de hoy es muy sencillo de formular, pero muy difícil de asimilar. Con demasiada frecuencia seguimos oyendo la fatídica expresión: ¡Castigo de Dios! El domingo pasado decíamos que no teníamos que esperar ningún premio de Dios. Hoy se nos aclara que no tenemos que temer ningún castigo. Premio y castigo son dos realidades correlativas, si se da una, se da la otra. Si Dios es el que manda la lluvia, la sequía es necesariamente un castigo. Es difícil superar la idea de “el Dios que premia a los buenos y castiga a los malos”. La dinámica en la que hemos metido a Dios, es un callejón sin salida, para Él y para nosotros.
La gran teofanía de Yahvé a Moisés, indica el principio de la liberación. Debemos tener mucho cuidado al leer estos textos. No son relatos históricos tal como entendemos hoy la historia. Hace referencia a acontecimientos del s. XIII a. de C. y se escribieron entre el VII y el IV. Los primeros relatos fueron orales. La última fijación de la Biblia se produjo en el siglo V a. de C. en tiempos de Esdras y Nehemías. Su único objetivo era afianzar la fe del pueblo.
Dios salva a su pueblo y en esa salvación, se reconoce como elegido por Dios. Fíjate bien: Dios responde a las quejas del pueblo. No es un Dios impasible, trascendente, que le importa muy poco la suerte de los seres humanos. Es un Dios que interviene en la historia a favor del pueblo oprimido. Así lo creían ellos, desde una visión mítica de la historia. Dios se sirve de los seres humanos para llevar a cabo la obra de salvación. Esto es muy importante a la hora de pensar la liberación. Somos nosotros los responsables de que la humanidad camine hacia una liberación o que siga hundiendo en la miseria a la mayoría de los seres humanos.
“Yo soy el que soy”. Estamos ante la intuición más sublime de toda la Biblia, y seguramente de todo el pensamiento religioso: Dios no tiene nombre, simplemente, ES. El nombre de Dios es una expresión verbal: “El que es y será”. En aquella cultura, conocer el nombre de alguien era dominarlo. La enseñanza es que Dios es inabarcable y nadie puede conocerle ni manipularle. Es una pena que hayamos intentado durante dos mil años, meterlo en conceptos y explicarlo. Todos sabemos que el discurso sobre Dios es siempre analógico, es decir: sencillamente inadecuado, y solo “sequndum quid” acertado. Pero a la hora de la verdad, lo olvidamos y defendemos esos conceptos como si fueran la realidad de Dios.
Partiendo de la experiencia de Israel, Pablo advierte a los cristianos de Corinto que no basta pertenecer a una comunidad para estar seguro. Nada podrá suplir la respuesta personal a las exigencias de tu ser. El ampararse en seguridades de grupo, puede ser una trampa. Esta recomendación de Pablo está muy de acuerdo con el evangelio. Pablo dice: “El que se cree seguro, ¡cuidado! no caiga.” Y Jesús dice por dos veces: “si no os convertís, todos pereceréis”. La vida humana es camino hacia la plenitud, que necesita de constantes rectificaciones. Si no corregimos el rumbo equivocado, nos precipitaremos al abismo.
El evangelio de hoy nos plantea el eterno problema: ¿Es el mal consecuencia del pecado? Así lo creían los judíos del tiempo de Jesús y así lo siguen creyendo la mayoría de los cristianos de hoy. Desde una visión mágica de Dios, se creía que todo lo que sucedía era fruto de su voluntad. Los males se consideraban castigos y los bienes premios. Incluso la lectura de Pablo que acabamos de leer se pude interpretar en esa dirección. Jesús se declara completamente en contra de esa manera de pensar. Lo expresa claramente el evangelio de hoy, pero lo encontramos en otros muchos pasajes; el más claro, el del ciego de nacimiento, en el evangelio de Jn, donde preguntan a Jesús, ¿Quién peco, éste o sus padres?
Debemos dejar de interpretar como actuación de Dios lo que no son más que fuerzas de la naturaleza o consecuencia de atropellos humanos. Ninguna desgracia que nos pueda alcanzar, debemos atribuirla a un castigo de Dios; de la misma manera que no podemos creer que somos buenos porque las cosas nos salen bien. El evangelio de hoy no puede estar más claro pero, como decíamos el domingo pasado, estamos incapacitados para oír lo que nos dice. Solo oímos lo que nos permiten escuchar nuestros prejuicios.
Insisto, debemos salir de esa idea de Dios Señor o patrón soberano que desde fuera nos vigila y exige su tributo. De nada sirve camuflarla con sutilezas. Por ejemplo: Dios, puede que no castigue aquí abajo, pero castiga en la otra vida... O, Dios nos castiga, pero es por amor y para salvarnos... O Dios castiga solo a los malos... O merecemos castigo, pero Cristo, con su muerte, nos libró de él. Pensar que Dios nos trata como tratamos nosotros al asno, que solo funciona a base de palo o zanahoria, es ridiculizar a Dios y al ser humano.
Claro que estamos constantemente en manos de Dios, pero su acción no tiene nada que ver con las causas segundas. La acción de Dios es de distinta naturaleza que la acción del hombre, por eso la acción de Dios, ni se suma ni se resta ni se interfiere con la acción de las causas físicas. Desde el Paleolítico, se ha creído que todos los acontecimientos eran queridos por un dios todopoderoso. Pero resulta que Dios, por estar haciéndolo todo en todo instante, no puede hacer nada en concreto. No puede empezar a hacer nada, porque una acción es enriquecimiento del ser que actúa, y si Dios pudiera ser más, antes no sería Dios. No puede dejar de hacer nada de lo que hace, porque perdería algo y dejaría de ser Dios.
Si no os convertís, todos pereceréis. La expresión no traduce adecuadamente el griego metanohte, que significa cambiar de mentalidad, ver la realidad desde otra perspectiva. Perecer no es desaparecer sino malograr la existencia. No dice Jesús que los que murieron no eran pecadores, sino que todos somos igualmente pecadores y tenemos que cambiar de rumbo. Sin una toma de conciencia de que el camino que llevamos termina en el abismo, nunca estaremos motivados para evitar el desastre. Si soy yo el que voy caminando hacia el abismo, solo yo puedo cambiar de rumbo. Cada uno es responsable de sus actos. No somos marionetas, sino personas autónomas que debemos apechugar con nuestra responsabilidad.
La parábola de la higuera es esclarecedora. La higuera era símbolo del pueblo de Israel. El número tres es símbolo de plenitud. Es como si dijera: Dios me da todo el tiempo del mundo y un año más. Pero el tiempo para dar fruto es limitado. Dios es don incondicional, pero no puede suplir lo que tengo que hacer yo. Soy único, irrepetible. Tengo una tarea asignada; si no la llevo a cabo, esa tarea se quedará sin realizar y la culpa será solo mía. No tiene que venir nadie a premiarme o castigarme. El cumplir la tarea y alcanzar mi plenitud, será el premio, no alcanzarla el castigo. La tarea del ser humano no es hacer cosas sino hacerse, es decir, tomar conciencia de su verdadero ser y vivir esa realidad a tope.
¿Qué significa dar fruto? ¿En qué consistiría la salvación para nosotros aquí y ahora? Tal vez sea esta la cuestión más importante que nos debemos plantear. No se trata de hacer o dejar de hacer esto o aquello para alcanzar la salvación. Se trata de alcanzar una liberación interior que me lleve a hacer esto o dejar de hacer lo otro porque me lo pide mi auténtico ser. La salvación no es alcanzar nada ni conseguir nada. Es tu verdadero ser, estar identificado con Dios. Descubrir y vivir esa realidad es tu verdadera salvación.
Meditación
No tienes que esperar nada de fuera.
Dios ya te lo ha dado todo, lo que falta lo tienes que hacer tú.
La tarea fundamental está dentro de ti mismo.
Es un proceso de iluminación, de toma de conciencia de lo que eres.
Convertirse es centrarse, bajar al centro.
La única meta que te puede saciar está dentro

TRES MANERAS DE MORIR Y UNA SOLA DE SALVARSE

col sicre

Domingo 3º de Cuaresma. Ciclo C.
El evangelio de hoy es exclusivo de Lucas, sin correspondencias en Mateo y Marcos. Y las tres breves partes en que podemos dividirlo se centran en el mismo tema, muy apropiado a la Cuaresma: la conversión.
Tres maneras de morir
1) Asesinado por Pilato; 2) Aplastado por una torre; 3) Negándonos a convertirnos.
Todo comienza con el aparente deseo de informar a Jesús, galileo, de lo que ha hecho el procurador romano a otros galileos: matarlos mientras ofrecían sacrificios en el templo[1]. Parece un informe imparcial, pero es una trampa muy astuta: nadie le pregunta qué piensa de este hecho; se limitan a contarle el caso. Si responde airadamente, se enemistará con las autoridades; si se calla la boca, se revelará como un mal galileo y un mal israelita.
Para quienes han venido a contarle el caso, todo se juega entre unos galileos muertos, Pilato y Jesús. Ellos se limitan a informar, como la prensa; el caso no les afecta personalmente. Y aquí es donde Jesús va a cazarlos en su propia trampa. Con una ironía muy sutil da por supuesto que sus informadores no le piden una declaración de tipo político (Pilato es un asesino, muerte a los romanos) sino de tipo religioso (esos galileos han muerto por ser pecadores). De hecho, la mayoría de los judíos de la época (y muchos cristianos actuales), consideran que una desgracia es consecuencia de un pecado.
Pero Jesús toma un rumbo completamente distinto. Los importantes no son los galileos muertos, Pilato y Jesús. Los importantes son ellos, los que preguntan, que no pueden considerarse al margen de los acontecimientos. Si piensan que esos galileos eran más pecadores que ellos, se equivocan. También se equivocaron quienes pensaron que los dieciocho aplastados por el derrumbe de la torre de Siloé eran más pecadores que los demás.
La muerte no solo la provocan políticos injustos y criminales (Pilato) o desgracias naturales evitables (la torre). Hay otra amenaza mucho más grave: la que tramamos contra nosotros mismos cuando nos negamos a convertirnos.
Dios pide higos a la higuera, no pide peras al olmo
La historia de los galileos y de la torre la ha utilizado Jesús para avisar seriamente, y por dos veces: “Si no os convertís, todos pereceréis”. Este tono tan amenazador recuerda al de Juan Bautista, cuando clama: «¡Raza de víboras! ¿Quién os ha enseñado a escapar de la condena que se avecina? (…) El hacha está ya aplicada a la cepa del árbol: árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego» (Lc 3,7-9). Quienes conciben a Jesús como un hippy de los años 80 del siglo pasado, repartiendo flores y besos, no han leído nunca el evangelio. Él no hay traído paz, sino espada.
Pero la invitación tan seria a convertirse, con la amenaza de perecer en caso contrario, no debe interpretarse de forma equivocada. Dios no va a caer sobre nosotros como una torre, ni va a mandar a sus ángeles con espadas desenvainadas. Mediante un breve parábola Lucas cuenta cómo nos va a tratar: como un agricultor sensato, realista y paciente.
Sensato, porque solo nos pide lo que podemos dar naturalmente, sin especial esfuerzo. De la higuera solo espera que dé higos, no plátanos ni melones. Lo que espera de nosotros es algo que cada uno debe pensar teniendo en cuenta sus circunstancias familiares y laborales, pero nunca esperará nada que exceda nuestra capacidad.
Realista, porque no se deja engañar. La higuera lleva tres años sin dar fruto. Con él no valen las excusas del mal estudiante que asegura haber trabajado mucho cuando no ha dado golpe en todo el curso. A nosotros podemos engañarnos diciendo que damos fruto; a Dios, no.
Paciente, porque ha esperado ya tres años, y todavía está dispuesto a conceder uno más.
Pero la parábola no habla solo del dueño de la viña. El gran protagonista es el viñador, el que intercede por la higuera y se compromete a cavarla y echarle estiércol. Ya que la higuera nos representa a cada uno de nosotros, el viñador tiene que ser Jesús. Se espera que la higuera produzca fruto no solo por ella misma sino también gracias a su acción.
En definitiva, la parabolita final matiza bastante la dureza de la primera parte del evangelio. Pero matizar no significa anular. Si nos empeñamos en no dar fruto, si no mejora nuestra relación con Dios y con el prójimo, por más que Jesús cave y trabaje, la higuera será cortada.
2ª lectura: Nosotros no somos distintos ni mejores (1 Cor 10,1-6.10-12)
En el evangelio, Jesús advierte a los presentes que no deben considerarse mejores que los asesinados por Pilato o muertos por el derrumbe de la torre. La segunda lectura nos recuerdan que nosotros no somos mejores que el pueblo de Israel. A pesar de tantos beneficios divinos (paso del Mar, maná, agua que brota de la roca), muchos israelitas no agradaron a Dios y terminaron pereciendo en el desierto. Esto debe servirnos de ejemplo y escarmiento. Nos puede ocurrir lo mismo si nos comportamos igual que ellos. Dicho con las palabras del evangelio. “Si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.”
1ª lectura: Moisés (Ex 3,1-8.13-15)
Tras recordar a Abrahán el domingo pasado, hoy se cuenta la vocación de Moisés. La lectura del Éxodo nos habla de la preocupación de Dios por su pueblo esclavizado en Egipto. La vocación de Moisés será el primer acto de su liberación. Por eso, el estribillo del Salmo repite: “El Señor es compasivo y misericordioso”.

José Luis Sicre

[1] Flavio Josefo no informa de este hecho, aunque sí de una matanza ordenada para reprimir una revuelta contra el uso del tesoro del templo para construir un acueducto (Guerra de los Judíos, libro II, 175-177). Tampoco tenemos información sobre el derrumbe de la torre de Siloé.

Como una higuera

comentario editorial
“El hacha del leñador le pidió al árbol el mango, y el árbol se lo dio”. (Rabindranath Tagore)
Lc 13, 1-9Un hombre tenía plantada una higuera en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró (v6)
Jesús, hombre de campo y amante de la naturaleza, como demuestran las constantes menciones que hace de elementos de los mismos -la higuera estéril (Mc. 11, 13), la viña (Mt. 21, 33), el trigo y la cizaña (Mt. 13, 26), etc.-, contó parábolas porque, como dice Cantar de los Cantares Rabbah, sirven de llave para abrir los misterios que afrontamos, y nos ayudan a hacernos las preguntas correctas: cómo vivir en comunidad, cómo determinar lo que en última instancia importa, cómo vivir la vida que Dios quiere que vivamos. Las parábolas son el modo como enseñaba Jesús y son recordadas hasta el presente no sólo porque están en el canon cristiano, sino porque siguen provocando, desafiando e inspirando (Amy-Jill Levine, Relatos cortos de Jesús. Las parábolas enigmáticas de un rabino polémico).
Actualmente son numerosos los biblistas que consideran que las parábolas de Jesús no tratan, o no solamente, de la salvación, sino también de cuestiones prácticas como por ejemplo cómo nos comportamos con el prójimo, cómo nos comprometemos en las relaciones laborales, o abordamos los asuntos económicos o políticos.
corta arb
En la parábola de la higuera estéril el evangelista, que pone esta enseñanza en labios de Jesús de Nazaret, ubica la misma en un pasaje en el cual se realiza una llamada a la conversión y al arrepentimiento, y con ella estimula a los oyentes a rectificar sus conductas“Un hombre tenía plantada una higuera en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró”.
En la de la viña, John Wesley “afirmaba que el “objetivo fundamental” de la parábola era mostrar que muchos judíos serían rechazados y muchos paganos admitidos”.
Y, finalmente, la del trigo y la cizaña, ha sido mencionada como ejemplo de la tolerancia que hay que tener sobre todo a personas con una religión distinta a la propia.
En su Carta al obispo Roger de Chalons, el obispo Wazo se basó en dicha parábola para argumentar que “la iglesia debe dejar que la disidencia crezca con la ortodoxia hasta que venga el Señor para separarlos y juzgarlos”.
El creyente ha de vivir, según manifiesta Jesús, en actitud de producir buenos frutos, es decir, buenas obras: hacer el bien, practicar la justicia, mantener unas buenas relaciones consigo mismo, con los demás y con el mundo entero: animal, vegetal y mineral. ¿No somos todos hijos de la misma Madre Naturaleza, y en consecuencia hermanos?
Una fraternidad tan sentida por todos los seres del Universo, que hasta los inanimados responden con generosidad a ella, como testimonian estas palabras de Rabindranath Tagore: “El hacha del leñador le pidió al árbol el mango, y el árbol se lo dio”.
Teilhard de Chardín, dijo:
EN BUSCA DE DIOS
 “¡Te necesito, Señor!, 
porque sin Ti mi vida se seca. 
Quiero encontrarte en la oración, 
En tu presencia inconfundible, 
durante esos momentos en los que el silencio 
se sitúa de frente a mí, ante Ti. 
¡Quiero buscarte! 
Quiero encontrarte dando vida a l8aturaleza que Tú has creado; 
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro, 
y en la profundidad de un bosque 
que protege con sus hojas los latidos escondidos 
de todos sus inquilinos. 
¡Necesito sentirte alrededor! 
Quiero encontrarte en tus sacramentos, 
En el reencuentro con tu perdón, 
en la escucha de tu palabra, 
en el misterio de tu cotidiana entrega radical. 
¡Necesito sentirte dentro! 
Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres, 
en la convivencia con mis hermanos; 
en la necesidad del pobre 
y en el amor de mis amigos; 
en la sonrisa de un niño 
y en el ruido de la muchedumbre. 
¡Tengo que verte! 
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser, 
en las capacidades que me has dado, 
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí, 
en mi trabajo y mi descanso 
y, un día, en la debilidad de mi vida, 
 cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo”.

San Romero de América

José Arregui
Óscar Romero
El domingo 24 de marzo celebramos, por primera vez de manera canónica y oficial, la festividad de “San Romero de América, Pastor y Mártir” (Pedro Casaldáliga), canonizado el pasado 14 de octubre. Pero ¡a qué vienen aquí cánones y canonizaciones, tan costosas y arbitrarias estas, tan arbitrarias como el reconocimiento de los dos “milagros” requeridos como condición! Su vida fue el milagro, su muerte se volvió pascua, y el pueblo salvadoreño lo canonizó como canon o modelo para su camino de cruz y de esperanza.

Óscar Romero, obispo profeta y mártir, se entrañó con su pueblo. Cuando digo “pueblo”, digo la multitud, la mayoría condenada a la miseria por el poder y el lucro de unos pocos. Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de su pueblo fueron sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias. La cruz de su pueblo fue su cruz. La pascua de su pueblo, la suya. Es un modelo, afable y firme, de la mística del pueblo, de la espiritualidad de las Bienaventuranzas. Pero no siempre lo fue. Tuvo que convertirse al Espíritu de Jesús, el Espíritu de Medellín y de las comunidades eclesiales de base.
Era hijo del pueblo humilde, sometido a las fuerzas armadas y/o a la oligarquía terrateniente –14 familias dueñas de casi todas las tierras y riquezas– respaldadas siempre por el capital y las armas de los Estados Unidos del Norte. Hijo de un pueblo hambriento de pan y libertad, que se debatía entre la desesperación resignada y la violencia armada, igualmente desesperada, contra la violencia primera, la violencia institucionalizada del poder y del dinero, la más asesina. Era, también hay que decirlo, hijo sumiso de una institución eclesiástica alienada, alienante, dedicada a sus rezos y mandamientos, aliada de los grandes, olvidada de las Bienaventuranzas revolucionarias del profeta galileo.
Fue un sacerdote, un párroco, un obispo bueno: austero, caritativo y piadoso. Ayudaba a los pobres y los acompañaba cuanto podía. Pero aún ignoraba las causas del hambre y del conflicto armado que asolaban el país. “A los pobres les aliviaba sus problemas y a los ricos su conciencia” (José Manuel Mira). Dios había hecho pobres a los pobres para ganar el cielo con su pobreza, y ricos a los ricos para ganar el mismo cielo con sus limosnas. Cada uno en su sitio. Eso era la paz.
Es lo que le habían enseñado, y es lo que él enseñó y practicó durante años, a pesar de la “opción preferencial por los pobres” proclamada por los obispos latinoamericanos en Medellín en 1968, a pesar de las numerosas comunidades eclesiales de base y de los muchos sacerdotes, de los jesuitas Rutilio Grande, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino y de tantos otros religiosos en los que había prendido el fuego de Jesús, el Espíritu y la teología de la liberación.
Los hechos y la vida, sin embargo, le fueron enseñando otra cosa, y él se dejó enseñar. Se fue convirtiendo a la verdad de la realidad, a los dolores y sueños del pueblo. El 12 de marzo de 1977 los escuadrones de la muerte mataron a su amigo jesuita Rutilio Grande junto con dos laicos: Manuel, de 72 años, y Nelson Rutilio, de 16. En cuanto lo supo, Monseñor Romero, ya arzobispo de San Salvador, acudió al templo donde descansaban los tres cuerpos acribillados. Permaneció un largo rato contemplando, ésta es la palabra, en el cadáver de Rutilio a Dios o la Realidad en el pueblo crucificado. Se le cayeron las vendas, se le abrieron los ojos del todo y todo lo vio de otra forma, como Ignacio de Loyola junto al río Cardener en Manresa: Todas las cosas le parecieron nuevas. Como Jesús junto al lago Genesaret de Galilea: Al desembarcar, vio un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas (Marcos 6,34), cosas de vida o muerte. Dadles vosotros de comer, dijo Jesús a sus discípulos, que a gusto se hubieran quedado en la barca con Jesús. Pero Jesús no se quedó.
En el cuerpo de Rutilio veía Monseñor Romero la injusticia flagrante, del fondo de sus heridas le llegaba el grito de los pobres. Tocaba tierra en la otra orilla. Por fin, rompiendo su largo silencio, solo dijo: Si lo mataron por hacer lo que hacía, me toca a mí andar por su mismo camino. Todo se revelaba.
Desembarcó. Optó. Vio, juzgó y actuó. Denunció sin cesar los abusos del poder. Condenó la violencia de los pobres, la guerrilla de los desesperados, pero sobre todo la guerra de los poderosos y la causa principal de toda violencia: la injusticia, la desigualdad, el hambre. Por comprensible que fuera la opción armada frente a las armas del poder, ¿era la opción más humana? Nuestra especie lleva trescientos mil años, desde su origen, empeñada en vano en lograr la justicia y la paz a través del poder violento en sus infinitas formas: individuos contra individuos, tribus contra tribus, pueblos contra pueblos, imperios contra imperios. Empresas contra empresas, iglesias contra iglesias, religiones contra religiones, el hombre contra la mujer, todos contra todos. La ley del más fuerte. Pero ¿la fuerza violenta es acaso la más poderosa? ¿La violencia del corazón y de las armas puede ser camino de esperanza?
San Romero anunció una esperanza rebelde y no violenta. Lo dijo Jesús: Bienaventurados los pobres porque dejaréis de serlo. Bienaventurados los pacíficos, porque poseeréis la tierra. Una esperanza pacífica y activa, fundada en la confianza en Dios o en la Bondad Creadora, en el pueblo, en el ser humano, en sí mismo. Una confianza capaz de trasladar montañas. Una esperanza valiente y arriesgada. La esperanza de Jesús, la esperanza de los profetas, la esperanza más profunda del pueblo salvadoreño.

El profeta Romero tuvo que pagar, eso sí, el precio de la esperanza profética, como Gandhi y Luther King, como Rutilio Manuel y Nelson, como luego Ignacio Ellacuría junto con otros cinco jesuitas, y Elba y Celina con ellos. Al igual que Jesús, él también lo presentía, pero no lo temía, estaba dispuesto a todo. El 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador a las órdenes de un alto militar, mientras celebraba la eucaristía en un hospital. Dos semanas antes había declarado: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño. Se lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande humildad. Y de antemano perdonó a su asesino. Con el último aliento resucitó del todo.
Nosotros todavía no. Nuestro pobre mundo y nuestra pobre Iglesia y todas las religiones viven una gran crisis espiritual: crisis de respiro, de comunión planetaria de todos los pueblos, de fraternidad-sororidad de todos los vivientes. Necesitamos testigos como Óscar Romero. Testigos creyentes o laicos del Aliento Vital, del Espíritu subversivo y consolador. San Romero de América, camina con nosotros.

Carta a toda la juventud del 15M. José I. González Faus, a los jóvenes: “No salvaréis la tierra si no conseguís cambiar el sistema económico”


González Faus
Felicitación y aplauso de un pobre viejo octogenario, aunque quizás debería comenzar pidiéndoos perdón por el planeta que os dejamos
“El sistema solo produce a condición de no repartir, solo sabe crear ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres”
“No hay que ser pacientes hasta que todos sean ricos, sino impacientes para que se acaben pronto los ricos”
··· Ver noticia ···

Venezuela, a quien pueda interesar

María Fernanda Vacas- Hermanas del Sagrado Corazón (Venezuela)
Redes Cristianas
venezuela
Venezuela, 14 de marzo del 2019
Empecemos por lo evidente: Venezuela está viviendo un momento crítico de su historia, un
momento complejo y difícil, cargado de desafíos y de oportunidades como todo momento de
crisis. Y, en este momento, yo me atrevo a preguntar por qué hay quien toma por absurdo
nuestro claro pronunciamiento en apoyo al Proyecto Bolivariano y al Gobierno del Presidente
Nicolás Maduro, por qué hay quien ridiculiza hasta el menosprecio nuestros juicios y criterios
sobre la realidad que estamos viviendo, por qué hay quien nos ignora y hasta da lecciones sobre
lo que debemos o no hacer y pensar en este momento histórico.

Disculpen mi atrevimiento al plantear estas cuestiones. En verdad, creo urgente y necesaria esta
reflexión juntas y juntos, este debate que nos ayude a conversar en profundidad sobre la realidad
del mundo de hoy. No para llegar a consenso, sino para llegar a la esencia de la Vida y la
Convivencia, del respeto y la dignidad.

¿Quién ha levantado muros de incomunicación que niegan, y hasta aplastan, la vida diversa y los
modelos alternativos? ¿qué es lo que nos impide mirarnos a los ojos y reconocernos cada una,
cada uno, en nuestra forma de “descubrir y manifestar amor”? Y, ¿quién nos dio derecho a
descalificar lo diferente, lo distinto, lo que rompe esquemas mentales y costumbres ancestrales?
¿quién nos obligó a culpabilizar e ignorar al empobrecido que se atreve a alzar la voz?
Pero volvamos a lo evidente: Venezuela está viviendo un momento crítico de su historia porque
el planeta, en general, está viviendo un momento crítico de su historia, un momento complejo y
difícil, cargado de desafíos y de oportunidades como todo momento de crisis.

Venezuela y su revolución, Reino Unido y su Brexit, Francia con chalecos amarillos y España de
independentismo y “pactos de gobierno”, la desunión de la Unión Europea, sus políticas
migratorias, la eterna lucha del pueblo palestino por existir, la compleja vida en el Congo y el
hambre de Somalia, la pobreza en Filipinas -un paraíso natural-, el negocio de la guerra en la
economía estadounidense y su lucha comercial con China, el lobby de los laboratorios
farmacéuticos imponiendo políticas en salud y agricultura, el robo de la tierra y la vida al pueblo
paraguayo, Haití recibiendo una bofetada tras otra, el dolor de mafias gubernamentales en
Centroamérica, … y tantas otras situaciones que reclaman nuestra atención.

Todo esto debe llevarnos a sentir y pensar en profundidad. No podemos quedarnos con los
clichés mentirosos de los medios de comunicación más poderosos, ni con el conformismo de
nuestro “status quo” que divide el mundo entre indios y vaqueros, negros y blancos, buenos y
malos. No podemos quedarnos con la declaración del Sr. Casado (Presidente del Partido Popular
en España) sobre “el enfermo de Maduro” que quema camiones de ayuda humanitaria, ni esperar
a que el New York Times demuestre lo evidente desde tempranas horas en Cúcuta, frontera
Colombo-Venezolana: que el incendio fue provocado por los coctel molotov de los manifestantes
del terror, alentados por el Gobierno Colombiano y queriendo violentar la frontera con Venezuela.
No podemos confiar en las bondades de una intervención militar de la que ya tenemos sobrada
prueba de sus intereses económicos, aunque conlleven “daños colaterales” de muerte,
destrucción y un país en guerra.

Nosotras no hablamos del Gobierno de Maduro, lo vemos actuar cada día en las calles y en los
pueblos, en la educación y la cultura, en la vivienda y la dignidad. No hablamos de chavistas y de
oposición, simplemente conversamos con cada uno, sabemos sus posturas y sus desmesuras, sus
aciertos y sus errores. No hablamos de sanciones económicas, sufrimos el bloqueo económico a
las cuentas del Estado (no a los personeros del Gobierno), la negación de las transacciones
económicas para la compra de medicinas y alimentos, el incumplimiento unilateral de acuerdos
comerciales por motivos políticos y no por falta de pago. No hablamos de injerencia, padecemos
el abuso injerencista sobre la política venezolana, sus recursos, sus instituciones y su Constitución

¿Acaso puede algún Gobierno reconocer a Carles Puigdemont como Presidente de Cataluña? ¿por
qué se atreven a reconocer a quien se autoproclamó, a quien nadie eligió? ¿Acaso el Parlamento
Latinoamericano se pronuncia sobre las políticas migratorias europeas y el mayor cementerio del
mundo: el Mediterráneo? ¿por qué el Parlamento Europeo se cree con la “santa misión” de
defender los derechos humanos en Venezuela basándose en mentiras y en sanciones unilaterales
que los violan? ¿Acaso las lacrimógenas y los antidisturbios aplicados en Francia o en Brasil,
Colombia, Estados Unidos, Argentina, … son más legítimos porque los aplican gobiernos
conservadores y neoliberales?

Y no me digan que todo esto es porque el pueblo venezolano está pasando hambre y necesidad.
¿Acaso a estos gobiernos les importó el hambre y la necesidad del pueblo venezolano durante los
años de gobierno adeco y copeyano? ¿les importó la corrupción y la represión? ¿acaso les importa
el hambre la necesidad, la corrupción y la represión en Paraguay o Haití, en Colombia, Chile o
Perú, en EEUU o Canadá, en Francia o en España?

De nuevo, propongo hablar desde la profundidad de la realidad. Y es que la realidad que vivimos
tiene un enorme potencial espiritual que estamos dejando perder por defender posturas
preconcebidas e intereses económicos que ni siquiera son los nuestros, sino los de las grandes
corporaciones: corporaciones del petróleo, de la guerra, de la industria farmacéutica y de los
medios que éstas controlan y manejan.

Y dígame usted de corazón si algún gobierno puede escuchar las continuas amenazas del
Gobierno Norteamericano y de la Unión Europea a nuestro Estado, a nuestra integridad territorial,
y no escandalizarse y denunciar la violación de todo acuerdo de convivencia internacional. Y
después de estas amenazas, convertidas en injerencia y sanciones, aun piensan que el Gobierno
Venezolano constituye “una amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad de los EEUU como
reza el famoso decreto de Barack Obama (2015), renovado año tras año por el Gobierno
Estadounidense y acompañado de sucesivas acciones legales, comerciales y militares (políticas
migratorias, bloqueo de cuentas tanto del Estado Venezolano como de empresas privadas,
secuestro y robo de la empresa petrolera CITGO propiedad del Estado Venezolano, movilización
de tropas, …). Hablemos sin tapujos, ¿quién está amenazando a quién? ¿con qué armamento y
con qué motivos?

Y, después de todo esto, quién puede negar la presión y opresión que vive el pueblo venezolano
desde hace más de 5 años y que hoy se concretó en un sabotaje eléctrico de gran magnitud. Sí,
sabotaje, y probado. Y, además, no es la primera vez que ocurre en el mundo. Pero, ¿por qué a
alguien le extraña si son los mismos personajes capaces de desatar una guerra a partir de una
mentira (las inexistentes armas de destrucción masiva en Irak) y contra la opinión de los pueblos
del mundo que hicieron grandes manifestaciones para impedirlo, sin éxito alguno?
Es imposible seguir creyendo que estos gobiernos poderosos del mundo actúan motivados por su
altruismo, su fidelidad a la democracia y su defensa de los derechos humanos. Y esto no es una
opinión, por ahora, es un hecho.


Dejemos hablar a los pueblos y elegir su destino y solucionar sus conflictos. Esta es nuestra
oportunidad de “hacer humana la humanidad”.
No tenemos que estar de acuerdo con el Gobierno de Maduro o con la Revolución Bolivariana,
pero hemos de respetar al pueblo que EXISTE y que lo ha elegido, a las instituciones que dan vida
a un Estado, a los acuerdos y reglas internacionales que son aplicables para TODOS y no solo para
algunos países que se dicen “más democráticos”, “más formados y más sabios”, “más dignos”.
Hoy el pueblo venezolano chavista reclama su derecho de ciudadanía porque EXISTIMOS. Porque
tenemos criterio, y no ignorancia: criterio histórico, criterio formado, criterio colectivo, criterio de experiencia. Porque es justa y sincera nuestra lucha por la vida digna, por ESTA democracia y por
ESTE socialismo. 

Ángel Munárriz, periodista: “Donde la Iglesia crea y transforma es en las élites, no entre los pobres”


Olivia Carballar

Dinero2
El periodista Ángel Munárriz radiografía el negocio de la institución en ‘Iglesia S.A. Dinero y poder de la multinacional vaticana en España (Akal)’.
“La Iglesia es una institución terrenal que se ocupa de asuntos divinos, o al revés. Predica la pobreza, pero ostenta un ingente patrimonio. Nos declara a todos hermanos, pero acumula privilegios. Se dice poseedora de la verdad, pero incurre en la ocultación, o usa el envoltorio de las palabras equívocas. O manipula. Quizás incluso miente”.
··· Ver noticia 

Obispos españoles entregan sus diócesis a los seminarios ultras de los ‘kikos’ ante la falta de curas


Jesús Bastante

Rouco Varela
14 obispados han abierto en los últimos años seminarios paralelos a los diocesanos y gestionados por grupo Camino Neocatecumenal, los kikos
Entre ellos están prelados opuestos al papa Francisco o cercanos a las tesis de Hazteoir y Vox como Reig Pla, Zornoza, Demetrio Fernández o José Manuel Lorca
La, en otros tiempos, catolicísima España se queda sin curas. Los últimos datos, correspondientes a este curso, que acaba de ofrecer la Conferencia Episcopal con motivo del día del Seminario, lo muestran a las claras. En un país que hace varios décadas sacaba pecho con más de 8.000 seminaristas, hoy apenas cuenta con 1.206 aspirantes al sacerdocio.
··· Ver noticia ··

Obispos alemanes anuncian “proceso sinodal” para debatir celibato y moral sexual


celibato2
El Arzobispo de Munich y Frisinga, Cardenal Reinhard Marx, anunció que la Iglesia Católica en Alemania se está embarcando en un “proceso sinodal” para abordar y debatir lo que denomina las tres cuestiones clave que surgen de la crisis del abuso clerical.
El también Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana se refiere a las tres como: celibato sacerdotal, enseñanzas de la Iglesia sobre la moral sexual y reducción del poder clerical.
··· Ver noticia ···

Un invierno tropical

Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Redes Cristianas
Nos decían hace años los sabios temerarios adictos a este sistema de mierda, que nuestra alarma ante un supuesto cambio climático no estaba justificada. Incluso el primo de un estadista español le dijo a éste que el clima no estaba cambiando; que en último término era un “ciclo natural. Y el estadista, ni corto ni perezoso se apresuró a decírselo, primero a los mucho españoles y luego a los españoles del montón. El buen señor quiso dejarnos tranquilos. Aunque a los mal pensados nos pareció que era una añagaza, pues si el clima estuviese en verdad cambiando -debió pensar para sí-, noticiando la explicación de su primo, él no tendría que molestarse en tomar medidas contra la polución, no se distinguiría una causa o la otra a lo largo de dos legislaturas y él, ante el electorado, quedaría como un gobernante sagaz. Y todo gracias a su primo…
Pues bien, han pasado esas dos legislaturas y todo el mundo ha podido ir comprobando hasta qué punto aquel estadista y su primo erraron. Digo todo el mundo, pero algunos, científicos o no pero con olfato e instinto del salvaje muy metidos en años, ya veníamos desde mucho antes que la ciencia se pronunciase registrando por la natural observación que el clima planetario estaba caminando con paso de gigante hacia una Era de sequía; que las estaciones cada vez se diferencian menos, que año tras año el otoño es más o menos una prolongación del verano, que el invierno cada vez es más otoñal, y que cada año sube la temperatura media en todas las latitudes. De las dos últimas décadas a esta parte, sólo a comienzos del año hidrológico, que en el hemisferio sur empieza en marzo o abril, unos cuantos días de nieve y lluvia nos sacan el resuello del cuerpo, respiramos y seguimos adelante como si la biosfera no se estuviese tambaleando. Un año tras otro, la península ibérica se va librando de la catástrofe en el último momento. A veces, a algunos nos parece que ese año va a ser el último que veamos nieve y que no va a volver a llover jamás en abundancia…

Desde luego este invierno es casi tropical; sin apenas nieve, sin borrascas profundas, sin apenas nubes, sin apenas vientos, sin apenas lluvias… Lo que nos hace temer a quienes tenemos ese instinto salvaje del que hablaba es que, si no aparece de nuevo el Deus ex machina del teatro clásico que arrebata en su caída hacia el abismo al protagonista evitando que se estrelle, 2019 lo vamos a recordar toda la vida. Como toda la vida vamos a recordar la necia explicación de aquel estadista necio, a su no menos necio primo y a la necia madre que los parió…