FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 17 de octubre de 2019

Misioneros del mundo - 29 Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C

Agrelo, a Fernández Díaz: “Yo encendí la luz y ladré cuando usted empujaba a Cristo hacia las cuchillas de la frontera española”


AgreloEl exministro ha declarado que “vuelve la persecución religiosa”
En medio de la polémica por la exhumación de Franco, el arzobispo emérito de Tánger le recuerda al político que, en la Frontera Sur de España, “usted molía a golpes a Cristos de carne y hueso”
Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior del gobierno de España, ha escrito que “el cierre del recinto del Valle de los Caídos para exhumar a Franco… es un hecho de una gravedad que no podemos ignorar”; y comparte también con los lectores su personal interpretación política de la exhumación.··· Ver noticia ··

“Da igual lo que te pase en la vida, siempre hay una salida”

FacebookLinkedInTwitter- Por: Angel Pellitero y Marian Serrano

Bajo está afirmación se ha iniciado en el Colegio Salesianos Castrelo-Cambados en Galicia el proyecto “Resiliencias”, con el objetivo de que el alumnado crea en sus posibilidades.

 
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El proyecto incide en el fomento de la inclusión. Impulsado por Merchi Álvarez, antigua alumna y presidenta de la Asociación de afectados por al Atrofia Muscular Espinal AME-Galicia. Es un proyecto educativo interdisciplinar en el que el alumnado aprenderá a creer en sus posibilidades, a adaptarse a las circunstancias, a crecer como personas y a trabajar en sus puntos fuertes individuales.

Ponencias y trabajo de campo en las asignaturas
El pasado jueves, 10 de octubre, tuvo lugar la primera intervención con los alumnos. ?Se trató de la exposición de Gil Barrero, Ingeniero Técnico en Informática por la Universidad de Oviedo, especialista en informática adaptada y en tecnología de apoyo y asesor delegado de BJ Adaptaciones para Asturias, Cantabria, Castilla y León Norte (Burgos, León, Palencia, Zamora), Galicia, La Rioja, Navarra y País Vasco.

Gil Barrero mostró a los alumnos el papel de la tecnología para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con dificultades psicomotrices, con problemas de movilidad , con lesiones medulares …

La mañana entera pasada con los alumnos se hizo corta para mostrar cómo la tecnología puede cooperar a que personas con estas discapacidades mejoren su situación.??En el Centro, en las clases de tecnología y educación física ya están trabajando, planeando aplicaciones y objetos que puedan ser útiles para personas con capacidades disminuidas.

“Esta intervención de Gil Barrero será un impulso más que les ayude en la búsqueda de estos ‘descubrimientos’ y sobre todo una lección que les impulse a crecer como personas”, comentan los responsables del proyecto.

A lo largo del curso escolar varios de los ponentes, personas que padecen alguna discapacidad, compartirán con los alumnos sus historias de auténtica superación. Según Merchi Álvarez: “el objetivo es que vean otras realidades. Es un proyecto bonito que va a ayudar a la convivencia y a fomentar la inclusión”

Ejemplo de resiliencia
Merchi Álvarez, es la impulsora de este proyecto. Antigua alumna del colegio de Castrelo padece la enfermedad de AME (Atrofia Muscular Espinal) y ha luchado desde la Fundación GALICIAME para que avancen las atenciones y protocolos específicos de esta enfermedad minoritaria.

En octubre, Merchi tomará posesión como asesora del consejo consultivo del CHUS (Complejo Hospitalario Universitario de Santiago) y la fundación Galiciame ha sido reconocida por el SERGAS (Servicio Gallego de Salud) como entidad prestadora de servicios sanitarios, permitiendo que trabaje coordinadamente con médicos especialistas para avanzar en el estudio de esta enfermedad.

Tiene ya en su haber el que Galicia fuera la primera comunidad en dispensar el medicamento Spinraza que está consiguiendo que muchos niños puedan realizar acciones tan sencillas, pero imposibles por culpa del AME, como pintar.  ?“Este medicamento no sirve para mi tipo de AME, pero soy feliz sabiendo que está ayudando a los demás”, afirma.

El proyecto “Resiliencias” se desarrollará en Salesianos Castrello-Cambados de Galicia durante todo el curso, una docena de voluntarios de diferentes campos sensibilizarán al alumnado sobre la discapacidad.
 

Adjuntos

LA MISA DEL DOMINGO Domingo XXIX del Tiempo Ordinario - Ciclo C 20 de octubre de 2019




LA PALABRA DE DIOS  

• Éxodo 17,8-13: Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel. • Salmo 120: Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. • 2ª Timoteo 3,14–4,2: El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena. • Lucas 18,1-8: Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él. 
  
UNA PROPUESTA DE HOMILÍA 

Durante todo este mes de Octubre, convocada por el Papa Francisco, la Iglesia universal está celebrando el Mes Misionero Extraordinario. Un mes para cuidar de modo especial la dimensión misionera de nuestra vida cristiana, manteniendo viva la conciencia misionera universal de la Iglesia; retomando con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral de la Iglesia; animándonos a que todos llevemos en el corazón el anuncio del evangelio y la conversión misionera y evangelizadora de nuestras propias comunidades; procurando que crezca el amor por la misión, que es una pasión por Jesús, pero al mismo tiempo, una pasión por su pueblo. 

MISA CON NIÑOS DOMINGO XXIX ORDINARIO (C) DOMUND “DOMUND, Bautizados y Enviados” 20 de octubre de 2019

IÑAKI LETE SDB

(Se puede ambientar la iglesia con algún cartel del DOMUND de este año. O ir proyectando imágenes de las misiones. En este año en que se celebra un “Mes Misionero Extraordinario”.

Se trata de acercar la idea de ser “misionero-misionera” a la realidad donde se encuentra cada persona: la misión te espera. Al mismo tiempo es el día para “abrir” nuestros ojos a otras culturas y a la labor que desarrollan los misioneros y misioneras en naciones más necesitadas. 

Un signo para la celebración: unas cajas o huchas de colores para hacer la colecta. Se pueden colocar en lugar visible. En las cajas se puede pegar el logo del DOMUND de este año. 

También se puede adornar la iglesia con algunos vestidos, telas o adornos que se vean claramente que son de otros países: lo exótico llama la atención y puede ser signo.

Si se contara con la palabra viva de algún misionero o misionera, voluntario o voluntaria en misiones, en la homilía, sería muy oportuno.

Colecta: hoy se puede motivar y cuidar más la colecta. Presentar las cajas o huchas de colores (preparadas en las catequesis o grupos) ante el altar, como aportación para el DOMUND. 

En cuanto a las oraciones del día, se puede rezar la misa por la “Evangelización de los pueblos”. Ver Misal. Evangelio, del domingo.

Cantos para la celebración: “Ay de mí si no evangelizara”. “Alma misionera”. “Id y enseñad”).
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29 Tiempo ordinario – C (Lc 18,1-8) ¿SEGUIMOS CREYENDO EN LA JUSTICIA?

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

Lucas narra una breve parábola indicándonos que Jesús la contó para explicar a sus discípulos «cómo tenían que orar siempre sin desanimarse». Este tema es muy querido al evangelista que, en varias ocasiones, repite la misma idea. Como es natural, la parábola ha sido leída casi siempre como una invitación a cuidar la perseverancia de nuestra oración a Dios.
Sin embargo, si observamos el contenido del relato y la conclusión del mismo Jesús, vemos que la clave de la parábola es la sed de justicia. Hasta cuatro veces se repite la expresión «hacer justicia». Más que modelo de oración, la viuda del relato es ejemplo admirable de lucha por la justicia en medio de una sociedad corrupta que abusa de los más débiles.
El primer personaje de la parábola es un juez que «ni teme a Dios ni le importan los hombres». Es la encarnación exacta de la corrupción que denuncian repetidamente los profetas: los poderosos no temen la justicia de Dios y no respetan la dignidad ni los derechos de los pobres. No son casos aislados. Los profetas denuncian la corrupción del sistema judicial en Israel y la estructura machista de aquella sociedad patriarcal.
El segundo personaje es una viuda indefensa en medio de una sociedad injusta. Por una parte, vive sufriendo los atropellos de un «adversario» más poderoso que ella. Por otra, es víctima de un juez al que no le importa en absoluto su persona ni su sufrimiento. Así viven millones de mujeres de todos los tiempos en la mayoría de los pueblos.
En la conclusión de la parábola, Jesús no habla de la oración. Antes que nada, pide confianza en la justicia de Dios: «¿No hará Dios justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?». Estos elegidos no son «los miembros de la Iglesia» sino los pobres de todos los pueblos que claman pidiendo justicia. De ellos es el reino de Dios.
Luego, Jesús hace una pregunta que es todo un desafío para sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?». No está pensando en la fe como adhesión doctrinal, sino en la fe que alienta la actuación de la viuda, modelo de indignación, resistencia activa y coraje para reclamar justicia a los corruptos.

¿Es esta la fe y la oración de los cristianos satisfechos de las sociedades del bienestar? Seguramente, tiene razón J. B. Metz cuando denuncia que en la espiritualidad cristiana hay demasiados cánticos y pocos gritos de indignación, demasiada complacencia y poca nostalgia de un mundo más humano, demasiado consuelo y poca hambre de justicia.

Domingo 20 de Octubre Tiempo 29º Ordinario


Honorio (s. VI)

 
Pulse en cualquier punto del recuadro para ver los textos.
Éxodo 17,8-13:
Moisés oró hasta la puesta del sol
Salmo 120: Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra
2 Timoteo 3,14-4,2: Proclama la palabra siempre
Lucas 18,1-8: Parábola de la viuda y el juez

Jesús propuso esta parábola para invitar a sus discípulos a no desanimarse en su intento de implantar el reinado de Dios en el mundo. Para implantarlo, además de trabajar duro, deberán ser constantes en la oración, como la viuda lo fue en pedir justicia hasta ser escuchada por aquél juez que hacía oídos sordos a su súplica. Su constancia, rayana en la pesadez, llevó al juez a hacer justicia a la viuda, liberándose de este modo de ser importunado por ella.

¿ORAR SIN DESFALLECER O SER CANSINOS EN LA ORACIÓN?


col labrador

Lc 18,1-8

Para orientarnos desde el principio, el evangelio de este domingo empieza diciéndonos que tipo de relato vamos a escuchar, una parábola, y la intención de Jesús al narrarla: enseñarles, y enseñarnos, que hay que orar siempre, sin desfallecer.
Pero no es lo mismo orar sin desfallecer que ser cansinos en la oración pidiendo a Dios que cumpla nuestra voluntad.
No desfallecer es de orantes, de los que confían y se ponen en manos de Dios, buscando su voluntad. Dejar que la oración toque y transforme nuestra vida es distinto de pedir a Dios cosas para que nos las conceda, convencidos de que cuantas más veces lo hacemos más probabilidades tenemos de lograrlo.
Lucas, el evangelista que nos presenta a Jesús como el gran orante, se vale de dos personajes muy definidos para enseñar esta actitud a las primeras comunidades cristianas.
Un juez, persona de autoridad en el pueblo, al que describe de modo muy  significativo. En tiempos de Jesús, los ejes sobre los que se asienta el comportamiento humano son Dios y los demás, el amor, el respeto o la importancia que cada persona da a ellos la definen. Al decirnos que a este juez no le importan ni Dios ni los hombres, nos está destacando la “calaña” del juez. Una persona terrible, sin principios, al margen de toda ley y al margen de todos.   
Una viuda, que en ese momento era, junto con los huérfanos, el prototipo de la persona pobre, que no tiene quien la defienda, de la que muchos otros, sin escrúpulos, suelen abusar. Ya los profetas hacen llamadas a defenderlas.  Y esta mujer pide justicia a un hombre injusto el juez, que al final cede y le imparte justicia. No por compromiso ético, sino para que le deje en paz.
Cuando la gente escuchara a Jesús y entendiera que los ruegos de una mujer, que no es nada en la sociedad, conmueven el corazón de un juez sin principios, entenderían más claramente que nuestros pobres ruegos llegan al corazón de Dios.
Sorprende a la gente de entonces, y a nosotros hoy, el que un juez injusto le haga justicia. Evidentemente este juez no es imagen de Dios. No tenemos que “ganarnos” el corazón de Dios a fuerza de insistir. Esa imagen está muy lejos de Abbá que nos presenta Jesús como Buena Noticia.
Por eso la pregunta es muy importante, y marca la distancia entre lo que dice y hace el juez y el modo de actuar de Dios. ¿Es que Dios no hará justicia… o nos dará largas? Dios es justicia y está preparado para hacerla pronto. Pero no es lo mismo hacer justicia que hacer lo que nosotros queremos y a nuestro ritmo.
Las primeras comunidades cristianas viven en medio de muchas dificultades y persecuciones y su tentación es que Dios les saque de ellas, y lo haga ya. Les parecía que Dios no les escuchaba y la tentación del desanimo y el abandono de la fe y de la comunidad, estaban presentes.
Ante esta tentación, que nos lleva a pensar que Dios es un juez que no atiende a todos, Jesús nos invita a cambiar nuestra mirada y descubrir el auténtico ser de Dios. A descubrir que muchas veces la justicia que Dios quiere queda interrumpida por nuestro comportamiento injusto, que estamos siendo un obstáculo a la justicia de Dios
Orar sin desfallecer y con fe es abrirnos a la justicia de Dios y descubrir mi responsabilidad y la parte que me toca en aquello que estoy pidiendo.
No basta con insistir pidiendo a Dios que conceda la paz y la justicia a nuestro mundo, si nos somos, allí donde estamos y con todas nuestras posibilidades, constructores de paz y de justicia. La paz y la justicia que, en la oración, el Espíritu del Señor infunde en nuestros corazones. Construir el reino es trabajar en la línea de la justicia de Dios.
El evangelio de hoy, así como empezaba enmarcándolo todo para que supiéramos que estábamos escuchando, termina sorprendentemente con una pregunta abierta, para la que no tenemos una contestación rápida. La segunda venida de Jesús era algo esperado como inminente por los primeros cristianos, como nos dicen en diversas ocasiones los evangelios.  En ella se cifran muchas veces el triunfo de la justicia de Dios. Pero Lucas nos plantea, en este momento, el Hijo del Hombre ¿encontrará esta fe en la tierra? ¿Seremos capaces de perseverar hasta el final? ¿Nos mantendremos en la oración como la viuda?
Que este domingo nos ayude a renovar nuestra fe y  nuestra oración.

ORACIÓN, FIN DEL MUNDO E INJUSTICIA


col sicre

Domingo 29 Ciclo C
Un enfoque distinto de la oración
Los cristianos para los que Lucas escribió su evangelio no estaban muy acostumbrados a rezar, quizá porque la mayoría de ellos eran paganos recién convertidos. Igual que muchos cristianos actuales, sólo se acordaban de santa Bárbara cuando truena. Lucas se esforzó por inculcarles la importancia de la oración: les presentó a Isabel, María, los ángeles, Zacarías, Simeón, pronunciando las más diversas formas de alabanza y acción de gracias; y, sobre todo, a Jesús retirándose a solas para rezar en todos los momentos importantes de su vida.
El comienzo del evangelio de este domingo (Lucas 18, 1-8) parece formar parte de la misma tendencia: “En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola”. Sin embargo, el final nos depara una gran sorpresa. El acento se desplaza al tema de la justicia, a una comunidad angustiada que pide a Dios que la salve. No se trata de pedir cualquier cosa, aunque sea buena, ni de alabar o agradecer. Es la oración que se realiza en medio de una crisis muy grave.
Los elegidos que gritan día y noche
Recordemos que Lucas escribe su evangelio entre los años 80-90 del siglo I. Algunas fechas ayudan a comprender mejor el texto.
Año 62: Asesinato de Santiago, hermano del Señor.
Año 64: Nerón incendia Roma. Culpa a los cristianos y más tarde tiene una persecución en la que mueren, entre otros muchos, según la tradición, Pedro y Pablo.
Año 66: los judíos se rebelan contra Roma. La comunidad cristiana de Jerusalén, en desacuerdo con la rebelión y la guerra, huye a Pella.
Año 70: los romanos conquistan Jerusalén y destruyen el templo.
Años 81: sube al trono Domiciano, que persigue cruelmente a los cristianos y promulga la siguiente ley: “Que ningún cristiano, una vez traído ante un tribunal, quede exento de castigo si no renuncia a su religión”.
En este contexto de angustia y persecución se explica muy bien que la comunidad grite a Dios día y noche, y que la parábola prometa que Dios le hará justicia frente a las injusticias de sus perseguidores.
Sin embargo, Lucas termina con una frase desconcertante: «Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
La venida del Hijo del Hombre
¿Por qué esta referencia al momento final de la historia, que parece fuera de sitio? Para comprenderla conviene leer el largo discurso de Jesús que sitúa Lucas inmediatamente antes de la parábola de la viuda y el juez (Lc 17,20-37). Algunos pasajes de ese discurso parecen escritos teniendo en cuenta lo ocurrido el año 79, cuando el Vesubio entró en erupción arrasando las ciudades de Pompeya y Herculano. Muchos cristianos pudieron ver este hecho como un signo precursor del fin del mundo y de la vuelta de Jesús. Ese mismo tema lo recoge Lucas al final de la parábola para relacionar la oración en medio de las persecuciones con la segunda venida de Jesús.
La fe de una oración perseverante
El tema de la vuelta del Señor es esencial para entender el evangelio de Lucas, aunque subraya que nadie sabe el día ni la hora, y que es absurdo perderse en cálculos inútiles. Lo importante es que el cristiano no pierda de vista el futuro, la meta final de la historia, que culminará con la vuelta de Jesús y el final de las persecuciones injustas.
Pero esa no era entonces la actitud habitual de los cristianos, ni tampoco ahora. Lo habitual es vivir el presente, sin pensar en el futuro, y mucho menos en el futuro definitivo, que nos resulta, hoy día, mucho más lejano que a los hombres del siglo I.
Eso es lo que quiere evitar el evangelio cuando termina desafiándonos: Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Que nuestra fe no se limite a cinco minutos o a un comentario, sino que nos impulse a clamar a Dios día y noche.
La primera lectura
Los amalecitas, un pueblo nómada, atacaban a menudo a los israelitas durante su peregrinación por el desierto hacia la Tierra Prometida. Una persecución parecida a la que sufrieron los cristianos por parte de Roma. Pero Moisés no espera que Dios intervenga para salvarlos; ordena a Josué que los ataque. Lo interesante del relato es que mientras Moisés mantiene las manos en alto, en gesto de oración, los israelitas vencen; cuando las baja, son derrotados. ¿Y si se cansa? A los judíos nunca le faltan ideas prácticas para solucionar el problema.
Este texto se ha elegido porque va en la misma línea del evangelio: orar siempre sin desanimarse. Pero usar la oración para matar amalecitas no parece una idea muy evangélica.

DIOS NO TIENE QUE HACER JUSTICIA


col fraymarcos

Lc 18,1-8
Comentar las lecturas de hoy es complicado porque, partiendo de ellas, tenemos que concluir literalmente lo contrario de lo que dicen. La 1ª: el mito de la elección. El Dios de Jesús no puede estar en contra de nadie. Amalec es para Dios tan querido como el pueblo israelita, aunque los judíos sigan pensando otra cosa. La 2ª: El mito de la inspiración. No toda la Escritura es útil para enseñar. Recordad las palabras de Jesús: habéis oído que se dijo… pero yo os digo… La 3ª: el mito de la justicia de Dios. Ni ahora ni después, ni al que se lo pida con insistencia ni al que no se lo pida, va a hacer justicia humana de ninguna manera.
La Escritura es fruto de una experiencia religiosa personal, pero está expresada en conceptos que corresponden a una visión mítica del mundo. Al intentar entenderla y juzgarla desde nuestra mentalidad, que ya no es mítica, distorsionamos el mensaje. Debemos tener la valentía de separar el mensaje del envoltorio en que ha sido transmitido. Nuestra teología ha sido un intento de convertir el mito en logos. La racionalización del mito nos impide descubrir su valor y nos lleva a una falsificación de la verdad que en él se contiene.
La modernidad cometió el error de lanzar por la borda la increíble riqueza de la experiencia religiosa, porque confundió el embalaje mítico en que venía presentada con la verdad que quería trasmitir. Con el agua del baño hemos tirado por la ventana al niño. Pero las religiones, sobre todo la nuestra, sigue manteniendo el error de no querer prescindir del envoltorio porque después de tanto tiempo insistiendo en que había que mantener a toda costa el mito, ahora no tienen la valentía de proponer la verdad separada del mismo mito.
Hoy es imprescindible atender al contexto para entender el texto. A continuación del relato de los diez leprosos, que hemos leído el domingo pasado, le preguntan a Jesús los fariseos sobre cuándo llegará el Reino de Dios. Jesús responde con afirmaciones sobre el Reino de Dios y sobre la última venida del Hijo del hombre. Con la perspectiva de ese pequeño apocalipsis, el relato de hoy cobra su verdadero sentido. No trata de prevenir cualquier desánimo, sino del peligro de caer en el desaliento porque la parusía se retrasaba demasiado. Recordemos que la expectativa de un final inmediato era el ambiente en que se vivió el primer cristianismo.
La parábola del juez y la viuda no tiene aplicación posible desde nuestra religiosidad actual. No podemos poner como modelo para Dios a un juez injusto que actúa por aburrimiento. Es que ni siquiera podemos esperar que haga justicia. Hoy sabemos que Dios no puede tener ahora una postura y otra para dentro de una hora o para el final de los tiempos. Dios es siempre el mismo y no puede cambiar para amoldarse a una petición. No tenemos que esperar al final del tiempo para descubrir la bondad de Dios sino descubrir a Dios presente, incluso en todas las calamidades, injusticias y sufrimientos que los hombres nos causamos unos a otros.
El tema es de máxima importancia, porque la oración, en cualquiera de sus formas, es una de las manifestaciones religiosas que más nos dice sobre nuestra manera de entender a Dios y al hombre. Lo que esperamos de la oración de petición nos puede servir de test para comprender el estadio en que se encuentra nuestra religiosidad. Agustín, con su genialidad, nos ha metido por un callejón sin salida cuando afirmó que la oración no era eficaz, quia malum, quia mala, quia male. Que quiere decir: porque soy malo, porque pido cosas malas, porque las pido de mala manera. Este razonamiento es insostenible porque, constatado que Dios no responde, nos las arreglamos para dejar a salvo a Dios, pues la culpa la tenemos siempre nosotros.
De manera menos lapidaria yo me atrevo a decir: Si rezamos, esperando que Dios cambie la realidad: malo. Si esperamos que cambien los demás, malo, malo. Si pedimos, esperando que el mismo Dios cambie: malo, malo, malo. Y si terminamos creyendo que Dios me ha hecho caso y me ha concedido lo que le pedía: rematadamente malo. Cualquier argucia es buena, con tal de no vernos obligados a hacer lo único que es posible: cambiar nosotros.
No es tarea de Dios impartir justicia humana, y la justicia divina se está realizando en todo momento. Para Él todo está en orden en cada instante. El que es objeto de injusticia no será afectado en su verdadero ser si él no se deja arrastrar por la misma injusticia. La justicia humana se impone por el poder judicial. Cuando pedimos a Dios que imponga “justicia” le estamos pidiendo que actúe para restablecer un desequilibrio. Para Dios todo está siempre en absoluto equilibrio, no necesita equilibrar nada. Dios no puede actuar contra nadie por malo que sea. Dios está siempre con los oprimidos, pero nunca contra los opresores.
En la Biblia “hacer justicia” es liberar al oprimido. Esta era la acción más propia de Dios. El pueblo de Israel interpretó los acontecimientos favorables como acción de Dios a su favor. Pero cuando las cosas le iban mal tenían que concluir que se debía a que no habían sido fieles a la Alianza. La verdad es que ante las mayores injusticias de entonces y de ahora, Dios se calla. Es muy difícil armonizar este silencio de Dios con la insistencia en la eficacia de la oración. Dios no puede hacer justicia, tal como la entendemos los humanos.
Aquí no se trata de la oración sino de la petición a Dios de justicia para los oprimidos. No debemos esperar la acción puntual de Dios, sino descubrir su presencia en todo acontecer y en toda situación. Es mucho más importante saber aguantar la injusticia que alcanzar nuestra justicia. Es mucho más importante ser siempre “justos” que conseguir justicia de otros. La justicia de Dios es una actitud que permite descubrir todo lo que puedo esperar en el momento actual, sin que Dios tenga que hacer nada, mucho menos teniendo que echar mano de su poder.
La oración no la hago para que la oiga Dios, sino para escucharla yo mismo y darme la ocasión de profundizar en el conocimiento de mi ser profundo. Todo ello me llevará a dar sentido al sinsentido aparente. El silencio de Dios me obliga a profundizar en la realidad que me desborda y a buscar la verdadera salida, no la salida fácil de una solución externa del problema, sino la búsqueda del verdadero sentido de mi vida en esa circunstancia. Mi justicia la tengo que hacer yo en mí. La injusticia del otro no me debe hacer injusto a mí.
Pedir a Dios justicia, aquí o para el más allá, es mantener el ídolo que hemos creado a nuestra medida. La justicia en el más allá se inventó precisamente para armonizar la idea de un Dios justo al modo humano con la realidad de una injusticia presente. En tiempo de los macabeos se vio que los males que afligían a los seres humanos no se podían explicar como castigo de Dios, porque Antíoco estaba sacrificando precisamente a los más fieles a la Ley. Para superar esa contradicción se sacó de la manga un castigo y un premio para después de la muerte.
El mensaje de Jesús está sin estrenar. ¿A quién de nosotros se nos ha ocurrido alguna vez dar la túnica al que nos roba el manto? ¿Quién ha puesto una sola vez la otra mejilla cuando le han dado una bofetada? Ni siquiera admitimos la posibilidad de entrar en la dinámica del evangelio. Todo lo contrario, tratamos por todos los medios de que Dios se acomode a nuestra manera de pensar y actúe como actuamos nosotros. La única manera de ser justo es no practicar ninguna injusticia. Este es el sentido que tiene casi siempre “justicia” en la Biblia.

Meditación
La mayor injusticia, sufrida desde esta perspectiva,
es compatible con la plenitud humana más absoluta.
Nuestra justicia está siempre mezclada con la venganza.
Mi plenitud no está en la derrota del enemigo
sino en dejarme derrotar por mantenerme en el amor.
Esto es el evangelio. ¿Quién se lo cree?

JUECES INICUOS


comentario editorial
“En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario” (George Orwell)
20 de octubre 2019. DOMINGO XXIX DEL TO
Lc 18, 1-8
Había en una ciudad un juez que ni respetaba a Dios ni respetada a los hombres
 Una viuda que representa la clase más desprotegida y abandonada de aquel tiempo y un juez, golpeada por una sociedad desprotegida de los más mínimos derechos, y unos jueces inicuos que no atendían los derechos de nadie.  En la ópera Porgy and Bess, de George Gershwin (1898-1937), autor de Rahpsody in blue hay numerosas frases, fácilmente aplicables a nuestro juez inicuo Porgy: “Porgy, ahora soy tuya, sí, completamente ¡tuya!”, le decía Bess, protagonista de la obra, a su lisiado amigo, o posiblemente eso era lo que él se creía de la viuda pobre y desprotegida.
La propuesta de Jesús, en cambio, como es el caso de esta viuda, era animar a esa masa de empobrecidos y tan injustamente desahuciados, a luchar a rebelarse contra la opresión y la justicia. Una rebelión que llevaban en la sangre cristianos y judíos.
Mario Javier Sabán dice en su libro Las raíces judías del cristianismo:
“Cada vez que, los judíos se rebelaban contra el poder del Imperio, los cristianos también sufrían las consecuencias porque los romanos los consideraban un “grupo judío”, el objetivo ideológico del judeo-Cristianismo desde el 110 y el 120 fue diferenciarse totalmente del judaísmo desde el que hasta entonces formaba parte”.
Jesús habla en parábolas y en imágenes, pues sabe que las simples ideas y conceptos, se quedan cortos para significar lo que él quería decir  con las palabras, y nos ponen en la dirección correcta para alcanzar la meta del camino, lo que supone una ventaja y un peligro: la ventaja de que nos ponen en la dirección adecuada, para entender mejor a la naturaleza: el agua, el pastor, el padre, que son lo mejor para nosotros; y el error, que sacamos a veces las consecuencias indebidas.
mart juic
Las novelas críticas de George Orwell (1903-1950), pensador distópico, -“representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas, causantes de alienación moral-, como la definió José María Merino- con el statu quo de su tiempo, tienen una lectura totalmente contemporánea, en las que se fustiga los abusos del poder.
Orwel dice refiriéndose a la docilidad de las masas, y por qué en muchos casos no despiertan a pesar de ser víctimas de opresión, que “Hasta el momento en que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse revelado, no será, conscientes: ese es el problema”.
Y en su faceta periodística da fe de esta máxima sobre la libertad de expresión:
“En tiempos de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario, decía el novelista británico.
Pero los jueces inicuos de Lucas 18.2: -Había en una ciudad un juez que ni respetaba a Dios ni respetada a los hombres- siguen representado la justicia en nuestros días.
-He encontrado un hermoso Poema de Leonard Cohen que, a modo de protesta contra las imposiciones de Tiempo y de la Naturaleza, solfea:
Los pájaros cantan al hacerse de día:
“empieza de nuevo”,
oí que decían.

No pierdas el tiempo
pensando en lo que ya pasó
o en lo que aún no ha pasado.

Tañe las campanas que aún pueden repicar,
olvídate de tu ofrecimiento perfecto.

Todo tiene una grieta:
así es como entra la luz.
“Vuelve tu rostro hacia el sol y las sombras caen detrás de ti”.

Leonard Cohen