FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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jueves, 17 de enero de 2019

Semana del 20 al 26 de enero de 2019 – Ciclo C 2º Domingo de Tiempo Ordinario


La vida de Jesús se desarrolló dentro de la normalidad propia del ambiente cultural y la religiosidad de un judío del primer siglo de nuestra era. Los discípulos descubren a Jesús como un hombre normal, en un ambiente normal y sin ningún tipo de manifestaciones espectaculares o ni siquiera extraordinarias. Esta realidad de una vida normal en Jesús, hace que entre los discípulos y él no haya ningún tipo de distanciamiento, antes por el contrario, una vida verdaderamente humana como la de Jesús, hace que su experiencia del Dios sea más creíble y mucho más accesible a la conciencia y a la vida de los que le escuchan y le siguen. La actitud de Jesús, sin ningún tipo de pretensión, va revelando una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios. Dios ha dejado de ser ese ser extraño y lejano, que atemoriza al ser humano, y toma la característica del Dios original de Israel, el Dios que camina con su pueblo. IR A LA PÁGINA

Domingo 2 Tiempo ordinario – C (Jn 2,1-11)

José Antonio Pagola

UN GESTO POCO RELIGIOSO

Había una boda en Galilea. Así comienza este relato en el que se nos dice algo inesperado y sorprendente. La primera intervención pública de Jesús, el Enviado de Dios, no tiene nada de religioso. No acontece en un lugar sagrado. Jesús inaugura su actividad profética «salvando» una fiesta de bodas que podía haber terminado muy mal.
En aquellas aldeas pobres de Galilea, la fiesta de las bodas era la más apreciada por todos. Durante varios días, familiares y amigos acompañaban a los novios comiendo y bebiendo con ellos, bailando danzas festivas y cantando canciones de amor.
El evangelio de Juan nos dice que fue en medio de una de estas bodas donde Jesús hizo su «primer signo», el que nos ofrece la clave para entender toda su actuación y el sentido profundo de su misión salvadora.
El evangelista Juan no habla de «milagros». A los gestos sorprendentes que realiza Jesús los llama siempre «signos». No quiere que sus lectores se queden en lo que puede haber de prodigioso en su actuación. Nos invita a que descubramos su significado más profundo. Para ello nos ofrece algunas pistas de carácter simbólico. Veamos solo una.
La madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se da cuenta de que «no les queda vino» y se lo indica a su hijo. Tal vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede terminar una boda sin vino? Ella confía en Jesús.
Entre los campesinos de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de la alegría y del amor. Lo sabían todos. Si en la vida falta la alegría y falta el amor, ¿en qué puede terminar la convivencia? María no se equivoca. Jesús interviene para salvar la fiesta proporcionando vino abundante y de excelente calidad.
Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del reino de Dios. Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión, Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente.

Los evangelios presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en la vida. No es solo para personas religiosas y piadosas. Es también para quienes viven decepcionados por la religión, pero sienten necesidad de vivir de manera más digna y dichosa. ¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un Dios en el que se puede confiar y con el que se puede vivir con alegría, y porque atrae hacia una vida más generosa, movida por un amor solidario.

LA MISA DEL DOMINGO DOMINGO II ORDINARIO (C) 20 de enero de 2019

Koldo Gutiérrez, sdb

Iniciamos los domingos del tiempo ordinario leyendo un texto del evangelio de San Juan. El evangelista quiere mostrar el amor que Dios nos tiene y para ello habla de las bodas de Caná. Cuando hablamos de una boda a todos nos viene en mente el recuerdo del amor. Hay que reconocer que el deseo del amor está en lo más profundo del ser humano. 

Dios es amor 

Esta es la gran verdad del cristianismo. Si esta verdad calara profundamente en nosotros, si palpitara en nuestro corazón, si tuviéramos la sabiduría para para saber comunicar esta verdad, todo sería más sencillo. Si Dios es amor no es ninguna ingenuidad hablar de la fe como de un proceso de enamoramiento. No podemos olvidar que la fe es una respuesta de amor a un amor recibido. Esto hace que la fe no sea una carga sino que sobre todo sea un gozo. La fe es frescura y alegría. 

Por amor… 

“Por amor no callaré”. “Por amor no descansaré”. Dice el profeta en la primera lectura. De esta misma manera se han expresado los grandes creyentes a lo largo de la historia. ¿Qué no estará dispuesto a  hacer una persona enamorada por amor? ¿Qué no estará dispuesto a hacer una madre o un padre por amor? ¿Qué no estará dispuesto a hacer un creyente por amor a Dios? Pero seamos más concretos: ¿qué estaría dispuesto hacer yo mismo por amor? Por amor… se hacen grandes sacrificios. Por amor se trabaja, se estudia, se compromete,… se da la vida. 

Haz lo que Él te pida 

En este texto de las bodas de Caná, el evangelista San Juan hace ver que con Jesús ha llegado el tiempo definitivo del amor. Ese amor de Dios, manifestado en Jesucristo, da alegría, una alegría festiva como la alegría que hay en una boda. Los cristianos decimos que amamos a nuestro Señor Jesucristo. Solo podemos hablar de esta manera desde la fe. Y en la clave de la fe, se entienden las palabras de María: “Haced lo que él os diga”. Amas a Jesús y le preguntas: ¿Señor que quieres de mí? Escucha en ese momento las palabras de María: “Haz lo que él os diga”. Pidamos al Señor que escuchemos de sus labios eso que Él nos pide y nos comprometamos a hacerlo con la ayuda de María. 

MISA CON NIÑOS DOMINGO II ORDINARIO (C)


 “Una boda en Caná de Galilea” 
20 de enero de 2019 


(Después de estas fiestas que hemos celebrado de navidad llega una cierta “normalidad” en las celebraciones. Entroncamos con el Tiempo Ordinario, que nos permitirá también una catequesis continuada, hasta llegar al inicio de la Cuaresma. 
Un signo para la celebración: una jarra de cristal transparente con agua y otra jarra de cristal con vino. 
Una canción para la celebración: “Jesús, el amigo”)

Abrirse a la vida - 2º Domingo Tiempo Ordinario, Ciclo C

¿CÓMO SE PUDO (O SE DEBIÓ) DESARROLLAR LA INFANCIA, LA JUVENTUD Y LA ADULTEZ DE AQUEL NIÑO?


col castillo

En los días de Navidad, como es lógico, la liturgia de la Iglesia nos recuerda los relatos de la infancia de Jesús, que nos han conservado los evangelios de Mateo y Lucas. En estos relatos, como es bien sabido, se habla de hechos prodigiosos, que las gentes de Judea y Galilea pudieron advertir cuando vinieron a este mundo Juan Bautista y Jesús de Nazaret.
Es enorme la cantidad de estudios, investigaciones y análisis bien documentados que han hecho y publicado los especialistas en la investigación de estos relatos. Que en Nazaret, Belén y Jerusalén ocurrieran las cosas que se cuentan -y tal como se cuentan- en los relatos del nacimiento y la infancia de Jesús, es un asunto muy discutido y sobre el que existen numerosas y muy diversas opiniones de los entendidos.
Sea lo que sea, de estas opiniones, hay un hecho que, "para los cristianos", es de suma importancia. El nacimiento de Jesús representó, a fin de cuentas, al menos un acontecimiento fundamental: mediante este nacimiento, Dios entró en la historia de la humanidad y se hizo presente en ella. Por eso (y ante un hecho de tal importancia), parece razonable pensar que tal acontecimiento se viera acompañado de fenómenos que tuvieron que llamar la atención de la gente. Y eso, de una forma o de otra, es lo que se recuerda en los relatos de la infancia de Jesús.
Pues bien, esto supuesto, el problema más serio se plantea cuando pensamos en cómo se pudo (o se debió) desarrollar la infancia, la juventud y la adultez de aquel niño y aquel joven, que fue Jesús de Nazaret. O sea, lo que solemos denominar "la vida oculta" de Jesús el Nazareno. ¿Por qué representa esto un problema y, por cierto, un problema que da mucho que pensar?
La dificultad, que esto entraña, se comprende enseguida. El evangelio de Marcos nos dice que cuando los parientes de Jesús vieron la vida que éste llevaba, tan entregado a la gente, hasta el extremo de no tener tiempo ni para comer, fueron a llevárselo por la fuerza, porque "decían que se le había ido la cabeza" (Mc 3, 21). No cabe duda: para la gente muy "religiosa" y sumisa a las "leyes clericales" (o equivalentes), el Evangelio y quien se entrega a él de veras, se hace insoportable.
Pero lo más fuerte no es lo que acabo de contar. El mismo Marcos nos informa -y lo confirman los otros sinópticos (Mc 6, 1-6; Mt 13, 53-58; cf. Lc 4, 16-30)- de algo que resulta sobrecogedor.
Cuando Jesús fue por primera vez a su pueblo (Nazaret), después de haber dedicado su vida al anuncio del Evangelio, el día que se puso a enseñar en la sinagoga, los vecinos del pueblo se quedaron "impresionados" (Mc 6, 1) y se preguntaban: "¿De dónde le viene a éste todo eso que dice y qué sabiduría es la que le han enseñado"?
A los paisanos de Jesús no les cabía en la cabeza que a un hijo de aquella familia, tan vulgar, le hubieran enseñado cosas tan sublimes y que hiciera prodigios tan admirables. Es más, todo aquello "les escandalizaba" a los parientes y vecinos de Jesús en Nazaret. Y lo que es más grave: Jesús se sintió allí "despreciado" hasta por su propia familia (Mc 6, 4).
La "vida oculta" de Jesús no la conoció nadie. Ni sus vecinos. Ni su familia más cercana. Y es que la expresión "vida oculta" puede referirse a algo que es exactamente lo contrario de lo que nos suele ocurrir a casi todo el mundo. Casi todos ocultamos lo que hacemos y nos avergüenza.
Jesús, por el contrario, ocultó lo que enaltece y encumbra. Concretamente, en los temas del "saber" y el "poder", Jesús pasó casi toda su vida en un anonimato casi total. Esta actitud ante la vida y la sociedad fue central en la conducta de Jesús.
En el polo opuesto, ahí tenemos a tantos y tantos de nuestros intelectuales, de nuestros políticos, de nuestros clérigos y monseñores... Y hasta nuestro vecino, el de la esquina, que sabe de todo, pontifica de todo y tiene soluciones para todo. ¡Qué pobres hombres somos! ¿Y así queremos, a fuerza de ridículos y mentiras, arreglar este mundo?

LA MISERIA DE LA EXCELENCIA O LA FALSA EXCELENCIA EN LA IGLESIA


col urio

Este es un tema que merece, y prometo hacerlo, mejor y más amplio desarrollo.
Me refiero a lo siguiente: se tiene de pequeño, yo por lo menos lo tuve, una sensación de respeto y confianza por las personas con cargos relevantes, a quienes voy a llamar desde ahora revestidas de “excelencia”, maestros, sacerdotes, el alcalde del pueblo (el mío, Olite, es ciudad, y tiene su categoría), alguaciles, ministros, y no digamos los que ya por protocolo son oficialmente “excelencias”, como los obispos, cardenales, etc. Meto a todos en el mismo saco porque así los veía yo de pequeño. Ese reconocimiento casi automático infantil se incrementaba con la peculiar educación de la época franquista, en que cualquier autoridad la ejercía sin críticas ni cortapisas. ¡Cualquier uniformado te podía montar un pollo!
Así que aun de joven, con la estricta, pero muy buena, educación que recibimos en el noviciado y el escolasticado (estudios de filosofía y teología), esa tendencia al respeto y al reconocimiento de la “excelencia” en la autoridad, sobre todo en la Vida Religiosa (VR) y en la Iglesia, persistió, y se fue manteniendo mucho más tiempo del que se podría esperar, y, desde luego, del que sería de desear. Hasta que, ya bien metidos en la faena pastoral, uno pudo ir apreciando los puntos flacos, a veces, flaquísimos, de superiores, provinciales, generales, y otras altas autoridades. Pero voy a dejar de lado el tema de la VR, con las fuertes implicaciones de los votos, especialmente de obediencia.
Y me paso al mundo de la pastoral en la Iglesia, en general. Al mundo de los cardenales, obispos, vicarios, arciprestes, y todo el escalafón jerárquico eclesiástico, de arriba abajo o de abajo arriba. Sin excluir ningún escalón. (También sería ese asunto de amplia aplicación en la vida política civil, con la evidente miseria de muchos “excelentes”, pero el sistema de libre elección supone una posible corrección posterior). El caso es que en el mundo eclesiástico –excluyendo de él la VR- , en las altas esferas no conocemos otra elección que la de Papa, por los cardenales. Pero ésta se ve lastrada por una evidente endogamia, y en la Historia de la Iglesia ha habido papas deleznables, en muchos de los cuales la miseria ha tapado la posible excelencia debida al cargo.
Está demasiado, y sangrantemente claro, que en la Iglesia actual funciona con descaro el “dedómetro”, con todo lo que ello conlleva: subjetivismo, lucha por los favores de los que deciden, halagos y peloteo generalizados, pavor a quedar mal o a la crítica valiente hacia los más influyentes, desvío de las nobles actitudes que se debería suponer en un pastor, más preocupación por los mayorales que por las ovejas, ambiente enrarecido para la opinión clara, respetuosa pero valiente, terreno abonado para la adulación, la simulación y el enchufismo. El resultado es lo que yo llamo un alto índice, muchos más del deseado y previsible, de “miseria” en la Excelencia. ¡Ojo!, no digo pecado, que es inherente a la condición humana, sino a un tipo de pecado que debería ser impedido lo más posible por la propia Institución y sus reglas, pero que, desgraciadamente, es alentado e incentivado.
Y los últimos acontecimientos deleznables, desde el punto de vista moral, sociológico, psicológico, y no digamos, cristiano y evangélico, de tantos curas, obispos, arzobispos, y hasta cardenales, en los que queda patente, ridícula y grotesca la contradicción entre los títulos pomposos y rimbombantes, como excelencia, eminencia, reverendísima, y los comportamientos escandalosos, no solo inadecuados, sino hasta delictivos y execrables, que nos han sumido a todos, en la comunidad eclesial, en lodos de vergüenza y desolación. Y no me refiero exclusivamente a la lacra horrible e inaceptable desde todos los puntos de vista, de la pederastia, sino también a actitudes improcedentes de prelados, y ayudantes señalados, del tipo que he comentado en mi anterior blog, sobre el abuso del poder, que según la opinión de un obispo de la Baja Sajonia está ya instalado en el ADN de la Iglesia, y que yo me atrevo a corregir que no, que no se encuentra en la Iglesia, sino en aquella parte de la Iglesia en la que tratamos a sus miembros como excelentes, reverentes y eminentes, es decir, en la Jerarquía.

LA IGLESIA ES FEMENINA... EN TEORÍA


col otalora

Como dice Francisco, "la Iglesia es femenina". Y tiene razón, aunque sea una realidad por venir como ya ocurre en otras parcelas de la sociedad. La situación eclesial de la mujer no es ejemplar si nos fijamos en cómo Jesús les trataba, sin considerarles en minoría de edad como fueron tratadas entonces y durante todos estos siglos desdichados para ellas en todos los órdenes, no solo dentro de la Iglesia. Y a pesar de todo, la mayor parte de quienes participan en la vida eclesial son laicas. ¿Por qué?
Porque no tardaron en darse cuenta que Jesús es mucho mejor partido que ciertas autoridades eclesiásticas. La diferencia de cómo les consideraba Jesús y los expertos religiosos era abismal, más de lo que se ha querido reconocer. A los hechos me remito en este principio de año que, como todos, trato de verlo con esperanza; que llegue con estas líneas incluso a quienes han dejado de tenerla por nuestras inconsecuencias.
Las mujeres siguieron a Jesús desde el principio como atestigua con profusión el evangelio. Le acompañaron en su testimonio de Buena Noticia aceptando su misma vida desinstalada y aceptaron su enseñanza. Tampoco le abandonaron cuando estuvo en la cruz y fueron solo mujeres las testigos del Resucitado como lo resaltan los cuatro evangelistas.
No se puede encontrar en su boca un dicho o palabra que minusvalore o justifique la subordinación de la mujer. El comportamiento patriarcal de la Iglesia posterior con las mujeres no pudo basarse ni en Jesús sino en razones más humanas menos confesables. El biblista Xabier Pikaza es claro: Jesús no quiso algo especial para las mujeres. Quiso para ellas lo mismo que para los varones. La singularidad de Jesús sobre las mujeres es la "falta de singularidad: no buscó un lugar especial para ellas, sino el mismo lugar de todos, es decir, el de los hijos de Dios.
Jesús rompió con los tabúes de una sociedad donde los varones rezaban así por las mañanas: "Te doy gracias, Señor, por no haberme hecho mujer". Pero a Él nadie le atribuyó algo que pudiera resultar lesivo, marginador ni discriminatorio contra las mujeres. Nunca se refiere a ellas como algo malo ni como personas inferiores. Tampoco aparece en los evangelios ninguna acusación ni rastro de ser un mujeriego que les cosifica.
A Jesús de lo que le acusaron fue de transgresor de la Ley y blasfemo, de agitador político, endemoniado, de estar perturbado y loco, precisamente por su amor lleno de ternura, compasión y misericordia infinitas que irradiaba también con las mujeres en su empeño por implantar una fraternidad verdadera. Les trata por igual y con total naturalidad, con la misma dignidad y categoría que el hombre. Les defiende cuando son injustamente tratadas y no duda en mantener una relación cercana con muchas de ellas. Como dice Ermes Ronchi, únicamente entre las mujeres no tuvo enemigos Jesús.
Contra todo pronóstico socio-religioso, Jesús les acoge sin reservas, forzando a interpretar adecuadamente las tradiciones culturales y religiosas de su tiempo desde el verdadero significado que Dios quería. De hecho, no quiso bendecir la sociedad patriarcal de su época: puso en marcha un movimiento de varones y mujeres en contra de los rabinos, que no admitían a las mujeres en sus escuelas.
De todo esto se ha contado poco, de lo que suponía social, legal y religiosamente que Jesús les acogiera, escuchase y dialogara con ellas. Al final, fueron las discípulas más ejemplares, incluso en la crucifixión, cuando casi todos los varones abandonan al Maestro. Ellas le fueron fieles hasta el final desde su experiencia de un Jesús profundamente inclusivo.
Se ganó el corazón de las mujeres al abrir para ellas nuevos horizontes de realización personal: les hizo portadoras de amor, de esperanza y de paz, en un mundo en el que estaban denigradas. Todo el trato de Jesús con ellas es una buena noticia por la defensa pública de su igualdad y dignidad.
Hoy muchas mujeres religiosas y laicas piden que el gobierno de la Iglesia sea, como ya exigió el Concilio Vaticano II, más corresponsable. Reivindican una Iglesia que no discrimine a la mujer, libre, sin poder ni privilegios al servicio de los más necesitados y esperanza de los desvalidos. Que viva, ore y se comprometa con la justicia profética. Esta es la esperanza por hacer en este nuevo año: una Iglesia que sea femenina, más allá del género sustantivo gramatical.
Extracto del libro La revolución pendiente. Editorial San Pablo, 2018.

MUJERES Y ABUSOS, DEUDAS DEL PAPA


col lucetta

Durante los primeros años de pontificado del papa Francisco, una revolución atravesó la vida de la Iglesia católica, que en las décadas anteriores se había centrado sobre todo en los problemas de bioética, a los que era difícil y arriesgado enfrentarse, y ante los que la Iglesia, cuya postura parecía siempre muy rígida, no siempre conseguía presentarse como la defensora de los débiles.
Francisco devolvió al primer plano a los pobres, representados hoy principalmente por los emigrantes, pero también por los habitantes de las zonas más míseras del tercer mundo, oprimidos por la miseria y los desastres ecológicos, mientras que su misericordia se extendió a aquellos que, después de un matrimonio, habían formado una nueva familia, así como a las mujeres que pedían perdón por el pecado del aborto, y que hasta su providencial intervención debían dirigirse a un obispo para obtener la absolución.
Sin duda, se ha tratado de elecciones fundamentales, que parecían haber vuelto a situar a la Iglesia, institución muy discutida y criticada frente a la modernidad, del lado de los "buenos", el único en que una institución religiosa puede colocarse para ser aceptada. Y los escándalos de pedofilia y filtración de documentos que marcaron el pontificado de Benedicto XVI parecían superados, si no resueltos.
Las nuevas acusaciones a miembros del clero (entre ellos cardenales famosos y poderosos como Pell, McCarrick y Barbarin) han llegado de forma repentina e inesperada y afectan no solo a países en los que ya se habían producido escándalos semejantes, como Estados Unidos y Alemania, sino también a Latinoamérica, e incluso a Argentina. No parece que el escándalo provocado por las acusaciones de abusos, encubrimientos y falta de sensibilidad hacia las víctimas, vaya a apagarse a corto plazo: una imagen devastadora que la Iglesia deberá mejorar con medidas concretas, severas y urgentes.
Pero ahora surge otra cuestión, la de las mujeres inexistentes e invisibles a ojos de las jerarquías eclesiásticas, acostumbradas a dar por descontado su servicio. Hoy las religiosas ya no aceptan condiciones vergonzosas de explotación y humillación. Los episodios de rebelión abundan, casi siempre ignorados por los medios de comunicación, como la protesta de algunas benedictinas suizas que desde un antiguo monasterio, con una foto provocadora, han pedido el voto para las religiosas en el sínodo.
Esto está haciendo que reaparezca un fenómeno infravalorado, el de los abusos y la violencia de miembros del clero hacia las religiosas, clasificados por las jerarquías como relaciones románticas. En cambio, en la mayoría de los casos, se trata de relaciones impuestas por un hombre con poder a una mujer que no lo tiene, a veces obligada a soportarlo por sus propias superioras, temerosas de que se tomen represalias contra la institución.
La crisis está confirmada por la rápida y dramática caída de las vocaciones femeninas: sin las monjas, que trabajan intensa y desesperadamente en todo el mundo, dando un testimonio cristiano concreto, ¿cómo resistirá la institución?
Pero nadie parece darse cuenta de la gravedad del problema, nadie parece percibir que la violencia hacia las mujeres por parte de eclesiásticos a veces provoca abortos, incluso pagados por quien ha abusado de ellas, porque las monjas no tienen dinero. También las jóvenes laicas están dejando la Iglesia, y sus madres y abuelas, que sostenían las parroquias como catequistas, u organizando la asistencia a los pobres y a los ancianos, no encuentran quien las sustituya. Después de ellas solo está el vacío.
Pero la jerarquía solo piensa en los hombres, los discursos sobre las vocaciones se centran en las sacerdotales y ni siquiera el sínodo sobre los jóvenes ha afrontado los problemas de las jóvenes. A pesar de las numerosas llamadas del papa Francisco, la antigua y consolidada costumbre de considerar a las mujeres algo inexistente no ha encontrado hasta ahora ninguna respuesta seria.



Lucetta Scaraffia es historiadora y directora del suplemento de la mujer en L’Osservatore Romano (Traducción de News Clips).

¿Indígenas en defensa de la democracia criolla y el Estado etnofágico?

Ollantay Itzamná
Redes Cristianas
En la casi bicentenaria República criolla de Guatemala, subsisten cuatro pueblos (dos indígenas y dos coloniales) en condición de subalternidad, bajo el poder de los criollos y del gobierno norteamericano.
Durante el primer siglo de la República, los criollos organizaron su Estado sobre la esclavitud indígena. Durante el segundo siglo republicano, los criollos, bajo el mando del gobierno norteamericano, remozaron su Estado esclavista con fachada de Estado de Derecho, y semblante democrático.

Durante la República, los pueblos indígenas y campesinos, muy a pesar del Decreto Nº 900 (1952), que en su artículo 2º abolía toda forma de esclavitud o servidumbre indígena, jamás salieron de la condiciones de ser NO ciudadanos, y no pocas veces maltratados como “enemigos internos” del Estado de Derecho criollo. Esquilmados para ser utilizados como “electores” en rituales de la democracia representativa excluyente.
Esta verdad incómoda, aflora mucho más en estos tiempos cuando la “institucionalidad” criolla, o el Estado de Derecho del patrón se derrumban estrepitosamente con el colapso moral e intelectual de la oligarquía.
¿Por qué indígenas salen en defensa de la democracia criolla y de la institucionalidad racista?
El desplome de la “institucionalidad”, o los susurros sobre un supuesto golpe de Estado, o el rompimiento de la democracia criolla, producto de la “trifulca intrapatronal”, deberían ser, en el mejor de los casos, una buena noticia para los pueblos subalternos, o ser aprovechados como una oportunidad para la soñada sublevación indomestiza.
¡Es el Estado criollo del patrón el que se cae a pedazos fruto de su entropía! ¡Es la herramienta de dominación y despojo indígena la que se debilita! Es la democracia representativa anti indígena la que colapsa! ¿Acaso todo esto no es una buena noticia para los subalternos? ¡El enemigo de los pueblos indígenas se cae a pedazos!
Pero, no. Ante el colapso del Estado nación etnofágico, indígenas y campesinos salen a las calles a protestar pidiendo la restauración del Estado criollo. Ese Estado anti maya que impuso obligaciones y sufrimiento para indígenas, campesinos y mestizos. Los NO ciudadanos salen para exigir la restauración de la democracia y la institucionalidad criolla que los esquilma. ¡Sí, aunque Ud. no lo crea!
Otro de los matices de esta pintoresca coyuntura teatral es que casi ningún analista mestizo o indígena identifica/señala, al gobierno norteamericano como el principal responsable de este “caos” delirante de la República oficial. Por tanto, la posibilidad de la emancipación de Guatemala de la dominación norteamericana tampoco es parte del ideario del indigenismo o de los “revolucionarios”.
Indígenas y campesinos en resistencia proponen e impulsan un Estado Plurinacional
Ante el derrumbe del Estado de Derecho criollo, indígenas y campesinos que no fueron cooptados por la cooperación de la USAID, ni por el oenegismo colonizador, desde hace algunos años atrás construyen y proponen un proceso constituyente popular y plurinacional para la creación de un Estado Plurinacional con autonomías territoriales que posibilite la soberanía y dignidad plurinacional.
Esta propuesta se afianza aún más en el contexto del presente ciclo del colapso estatal criollo, y su correlato teatro de la lucha anti corrupción iniciado por la Embajada de los EEUU., en 2015.

Las comunidades indígenas en resistencia que impulsan el proceso constituyente plurinacional, por experiencia saben que la protesta contra la corrupción sólo lleva al enroque de un corrupto por otro, vía elecciones excluyentes. Ellos saben que defender el Estado de Derecho criollo, o la institucionalidad criolla, lejos de mejorar sus vidas, empeorará sus condiciones de vida subalterna. Por eso, surfean sobre las olas emotivas de la “guerra anti corrupción” para posicionar social y culturalmente su propuesta de cambios estructurales en el imaginario plurinacional del país. 

Nueve años del terremoto de Haití: un país olvidado del mundo


Sofía Lobos

haiti3
Vatican News entrevista al sacerdote jesuita, padre Miller Lamothé, director del Centro de espiritualidad de la Compañía de Jesús en Haití: un país que vive sumido en la pobreza y que tras 9 años del demoledor terremoto en 2010; sigue sin recuperarse mientras su pueblo es ignorado por gran parte del mundo.
Han pasado 9 años desde la fatídica tarde del 12 de enero de 2010 en el que un demoledor terremoto sacudió Haití, con epicentro a 15 km de Puerto Príncipe, su capital. El primer temblor se produjo a las 16:53 hora local. Según los servicios geológicos fue el más fuerte registrado desde 1770 y sus consecuencias fueron devastadoras, teniendo en cuenta que hablamos del país más pobre del continente americano.
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