FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA ENERO 2025

jueves, 25 de septiembre de 2025

México: Ayotzinapa: 11 años de impunidad -- Mario Patrón

 


Fuente: Observatorio eclesial

Estamos a ocho días de conmemorar un nuevo aniversario de los hechos ocurridos en la noche del 26 de septiembre de 2014 en los alrededores de Iguala, Guerrero. Once años de indeclinable dignidad por parte de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, pero 11 años también marcados por la inconsistencia de  as autoridades en sus intentos de dar con el paradero de los 43 y brindar justicia y verdad para los familiares de las víctimas.

El hecho es que, 11 años después, persiste la deuda
histórica en un caso que reveló la cruda realidad de un
México profundamente herido, ya no sólo bajo la forma
de la comisión de homicidios en el marco de la denominada guerra contra el narcotráfico desde la primera década de este siglo, sino también bajo la ominosa figura de la desaparición de personas.

Ayotzinapa desnudó la profundidad de la violencia es-
tructural de México en dos vías: la desaparición forzada de personas cometida por autoridades de cualquier orden, especialmente policías y fuerzas armadas, pero también la desaparición de personas a manos del crimen organizado, misma que hizo necesario construir la distinción jurídica que supone el concepto de la desaparición de personas cometida por particulares.

Los esfuerzos iniciales de dar con el paradero de los 43 sacó a la luz la aterradora realidad de un país repleto de fosas clandestinas en cuyo interior yacen cuerpos y pertenencias de miles de personas sin identificar.

A 11 años de aquellos hechos, la crudeza de la crisis
de desaparición –que, no lo olvidemos, es una grave
violación de los derechos humanos– se ha profundiza-
do en nuestro país. Son más de 133 mil personas las
que al día de hoy se encuentran desaparecidas, y sus
índices de incidencia continúan al alza, en contraste
con la marginal reducción que se observa en los homi-
cidios.

Del total de personas desaparecidas y no localizadas,
más de 56 mil desaparecieron en el sexenio anterior y
cerca de 14 mil han desaparecido en el actual. A las ci-
fras hemos de sumar la caracterización de una realidad
nacional sometida al crimen organizado, especialmente
en numerosos territorios donde las organizaciones cri-
minales ejercen el control total, ya sea en abierta con-
frontación con las fuerzas del Estado, o bien, valiéndo-
se de las estructuras e instituciones estatales.

Ante esta realidad que persiste y se agrava, podemos
afirmar que, desgraciadamente, Ayotzinapa no significó un antes y un después, sino que hoy por hoy es un momento especialmente crítico de un continuum marcado por la impunidad como el mayor factor de normalización de la violencia y la peor patología de la vida pública de nuestro país.

Muestra de este patrón de continuidad son las distintas
etapas del proceso marcadas por variaciones notables
en la voluntad política para la atención del caso, a la
par de omisiones graves en los esfuerzos de investiga-
ción del mismo.

La primera etapa se vio marcada por la llamada verdad histórica; la segunda, por el desmantelamiento de la misma y la presencia de la asistencia internacional.

Esta colaboración de especialistas provenientes de otros países hizo posible evidenciar la vinculación de distintas instituciones públicas desde el nivel municipal hasta el federal en la comisión de los actos, aportando elementos que permitieron confirmar la presencia de profundas redes de macrocriminalidad en esa zona del
país, pero claramente a lo largo y ancho de nuestro te-
rritorio.

La tercera etapa estuvo caracterizada por la constitu-
ción de un andamiaje institucional que, en teoría, posi-
bilitaría la verdad y la justicia a partir de acciones como la creación de una fiscalía especial, una comisión de la verdad y el regreso de la asistencia internacional.

Finalmente, es posible identificar una cuarta etapa, que podemos denominar como la de la ?oportunidad perdiçda?, dado que se distingue por la falta de disposición del gobierno de López Obrador para desvelar la profundidad de los vínculos macrocriminales.

El gobierno que enarboló la narrativa del ?no somos
iguales?, no sólo no puso a la vista la verdad de lo su-
cedido, sino que contribuyó a hacer más denso el halo
de encubrimiento sobre una posible participación de las fuerzas armadas en los hechos.

Hoy, a 11 años de la tragedia y a un año de gobierno
de Claudia Sheinbaum, los padres se siguen jugando lo
mismo que el primer día: una dignidad inquebrantable
que con el paso del tiempo sigue en pie exigiendo ver-
dad, justicia y no repetición.

Mientras tanto, la presidenta Sheinbaum se juega el alcance de la disposición del Estado que representa para colaborar en la investigación del caso, especialmente en relación con los señalamientos que refieren a las fuerzas armadas como probable actor clave en el pro-
ceso de desaparición de los normalistas, sobre todo por la confirmación de que varias de sus altas autoridades estuvieron enteradas en todo momento de los hechos, e incluso tenían infiltración en la escuela Normal.

Los meses siguientes serán clave para la definición del
rumbo de la atención al caso, en donde el actuar del
gobierno en turno definirá no sólo su pauta de relación con los padres y madres de los normalistas, sino con las familias buscadoras de todo un país, que permanecen en su lucha con una enorme dignidad altamente contrastante con las omisiones del
Estado.

Entretanto, Ayotzinapa sigue siendo una herida abierta
que evidencia la intolerable tragedia incesante de la
desaparición de personas en nuestro país, no como
una cadena de actos aislados, sino como un grave
condicionante estructural en la vida de todas y todos los mexicanos, que se reitera en casos recientes, como el del rancho Izaguirre en Teuchitlán, los jóvenes de Lagos de Moreno o los desaparecidos y localizados en
Amozoc.

A 11 años de la desaparición de 43 normalistas, el asesinato de seis personas y la lesión de más de 40, desde este espacio seguimos uniendo nuestra voz a la de cientos de miles de familiares en búsqueda que siguen exigiendo verdad y justicia.

(jornada.com.mx) 18/09/2025

Obispo de Málaga José Antonio Satué: «Criminalizar a los inmigrantes es un pecado grave»

 


Religión Digital

«Hay un déficit en el acceso de la mujer en los lugares de toma de decisiones dentro de la Iglesia»
Refiriéndose a la detención del sacerdote de Toledo en Torremolinos, Satué mostró su dolor por la noticia, y asumió la necesidad de transparencia, también en este asunto, en la Iglesia. «Cuando reconocemos los errores que cometemos, también podemos ser un referente» Ver noticia 

¡CÓMO NOS GUSTA EL RUIDO!


col martell

 

Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos rodeados constantemente de ruidos, tantos que quizá no somos ni conscientes de lo acostumbrados que ya estamos. Obras, coches, motos, gritos etc. y si no tenemos bastante con todo esto, nos ponemos los cascos con música a todo volumen para no enterarme de lo que pasa fuera, es como si fuese una barrera que pongo entro yo y el resto del mundo. Da igual lo que suceda fuera porque no me importa, soy yo el que elijo lo que quiero escuchar, lo demás no me interesa. Ya pueden pedirnos ayudar o llamarnos, que da lo mismo.

“El mundo de hoy se ha convertido en un mundo sordo” dice la encíclica Fratelli Tutti. La naturaleza grita, pide auxilio. Los incendios han arrasado este verano media España y la mayoría provocados. Los animales dependen del sonido como medio de vida, lo necesitan para comunicarse, para orientarse, para poder comer, pero se lo estamos impidiendo, y no solo a los animales, porque eso nos repercute a nosotros también, pero parece que no somos conscientes, o no queremos serlo.

¿Habéis pensado cuantas personas están desquiciadas por esta forma de vida, consumiendo ansiolíticos, estresadas, deprimidas, irritables etc…?

Amig@s nos falta la capacidad de escucha. La escucha requiere silencio para poder contestar, pero no sabemos, no somos capaces. Interrumpimos sin dejar acabar al otro para poder hablar yo. La escucha es un estilo de vida, pero nos incomoda, de ahí la necesidad del ruido y cuanto más, mejor.

El silencio es como si nos molestase y cuanto más se prolonga, más incomodos nos sentimos. ¿te has preguntado por qué?

 

Ana Bou

Religión Digital

RICHARD WOOD: “LAS FAMILIAS SON EL LUGAR DONDE SE ABSORBEN LOS IMPACTOS DE LA TRANSFORMACIÓN ECONÓMICA”


col martell

 

Escuchar, discernir e iniciar procesos de transformación cultural y estructural que respondan a los desafíos que enfrentan las familias en las periferias, especialmente en América Latina y el Caribe, en diálogo con otras regiones del mundo, es el propósito del Encuentro Jubilar y Sinodal para el Discernimiento Esperanzador sobre el Futuro de la Vida y la Familia que tiene como sede el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II de Roma de 17 a 19 de septiembre.

Diálogo y escucha para discernir

El presidente del instituto que acoge el encuentro, Philippe Bordeyne, destaca la importancia de llevar a cabo “un diálogo de escucha, de resonancia, para discernir sobre las cuestiones emergentes en el ámbito del matrimonio y la familia”, subrayando el hecho de “retomar y acoger la experiencia práctica de la acción social en las comunidades en la base”, citando el ejemplo de la migración y el trabajo que la Iglesia colombiana, con una metodología adecuada, lleva a cabo para ayudar a acoger a los migrantes venezolanos.

En ese contexto, Bordeyene denunció como algo dramático la destrucción de la familia, del Estado y de la democracia. Junto con ello, dijo ver en el encuentro un soplo de esperanza, que, a través del diálogo sinodal, puso de relieve el deseo de formar parte de la construcción de una familia que se abre al servicio del bien común. En ese sentido, no podemos olvidar que el encuentro aborda la realidad de la familia a partir de conflicto social.

La economía entra en el mundo a través de los hogares

Una realidad presente en la vida de muchas familias es el desempleo estructural y las economías extractivas, una situación social que pone a las familias bajo presión, como mostró el presidente del Instituto de Estudios Superiores del Catolicismo de la Universidad del Sur de California en Los Angeles, Richard L. Wood. El sociólogo estadounidense señaló que “la economía entra en el mundo a través de los hogares”, citando como ejemplos la pérdida del empleo de un padre o los jóvenes sin perspectivas. Desde ahí, subrayó que “las familias son el lugar donde se absorben los impactos de la transformación económica”.

Richard L. Wood llamó a ir más allá de las cuestiones morales en lo que respecta a la familia. De ahí la necesidad de abordar el enorme impacto que las estructuras económicas tienen en la familia, de la presión que ejerce sobre la familia el desempleo estructural y las economías extractivas, tradicionalmente las empresas mineras, pero que hoy tiene que ver con lo que llama extracción cognitiva, que explota la atención de las personas con fines lucrativos, y con la extracción moral, que coloniza a las personas y las familias y extrae el significado de la solidaridad de esos entornos, socavando la vida familiar y social, dando pie al actual populismo autoritario.

Para ello propuso, remodelar nuestras instituciones a partir de los conceptos de Nueva Evangelización de Juan Pablo I y de discipulado misionero de Francisco. Conceptos que “pueden entenderse como esfuerzos por reorientar nuestras instituciones y nuestra cultura hacia fuentes profundas de significado y solidaridad y una integridad auténtica dentro de nuestras instituciones que puedan reconstruir la vida civil y democrática de formas inspiradas en la enseñanza católica”, concluyó el sociólogo.

Cinco amenazas que hacen que la vida penda de un hilo

En América Latina hay, según la profesora de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, Rosana Manzini, cinco amenazas que hacen que la vida penda de un hilo: la idolatría extractivista; la necro política del descarte; el robo del futuro; la desfiguración del santuario familiar; la colonización de las mentes.

Abordar temas presentes en la agenda mundial

De ahí la importancia de un encuentro que busca reflexionar sobre temas fundamentales de la agenda mundial actual, como el extractivismo, las migraciones, el tráfico de personas, según el superior general de los Scalabrinianos, padre Leonir Chiarello. Los ve como temas urgentes que la humanidad, la sociedad y la política necesitan responder. Algo que el encuentro lleva a cabo desde la perspectiva de la vida y de la familia.

Chiarello lanza algunas preguntas: “¿Cómo reflexionar sobre esos temas, viendo las consecuencias que esa situación lleva a la vida y a la familia, en una perspectiva proyectiva y sistémica? ¿Cómo, una vez que analizamos, discernimos, como decía el Papa Francisco, pasar de la cabeza al corazón y a las manos? ¿Cómo convencernos que es necesario trabajar juntos, de forma sinodal, y cómo hacer eso concreto?” En ese sentido, muestra su satisfacción ante el hecho de poner a las personas a reflexionar juntos, a poner eso en el corazón y convencerse que es necesario trabajar en forma sinodal y llevar acciones muy concretas para responder a los desafíos, una demanda más que necesaria para quienes trabajan con migrantes y refugiados, una misión asumida por los Scalibrinianos, que, según su general, “nos ayuda a reflexionar y a caminar en forma sinodal”.

Extractivismo y puestos de trabajo

Hablando sobre la relación entre el extractivismo, que domina la mayoría de las economías africanas y latinoamericanas, y el desempleo estructural, el profesor del Instituto Juan Pablo II, Shaji George Kochuthara, afirmó que “el desempleo estructural se deriva de la discrepancia entre los puestos de trabajo disponibles y las competencias de los trabajadores”, dado que estamos ante “una economía rica en recursos, pero con puestos de trabajo limitados”. Junto con ello, los proyectos mineros conllevan el fin de la agricultura, provocando la migración a los centros urbanos de gente sin competencias aprovechables en el mercado laboral.

Analizando la realidad de Asia, el profesor indio, dijo que presenta una situación heterogénea, dado que hay países que son defensores y agentes del extractivismo, y otros que son víctimas. El extractivismo, según Kochuthara, impulsa a mucha gente a la pobreza, al desempleo, a la pérdida de sus hogares, sus tierras y sus trabajos tradicionales y, por lo tanto, a la desintegración de los núcleos familiares y a la desesperación. Demasiados trabajadores se ven obligados a buscar trabajos para los que no están cualificados, a vivir lejos de sus familias y de su tierra natal. Algo que tiene gran importancia, pues para los tribales, perder sus tierras significa también perder su identidad.

Por eso, el profesor defiende la “necesidad de que los países promuevan políticas industriales sostenibles, reformas en el ámbito de la educación y diversificación económica, de modo que la riqueza en términos de recursos se traduzca en empleo sostenible e inclusivo”. Por eso, no duda en afirmar que “el fortalecimiento de las economías locales es la única alternativa real para combatir el extractivismo”. En esa perspectiva demanda un diálogo entre la Iglesia y el Estado, las multinacionales y la sociedad en su conjunto para defender la dignidad y la integridad de la familia.

 

Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe

Religión Digital

LEÓN XIV, ENTRE LA PRUDENCIA Y LA PROFECÍA


col koldo

 

León XIV ha mostrado desde el inicio de su pontificado una mezcla de continuidad social con prudencia doctrinal: ha anunciado que mantendrá buena parte del impulso pastoral y social heredado de Francisco, pero sin pronunciarse por cambios inmediatos en materias sensibles como la ordenación de mujeres, el matrimonio igualitario o el reconocimiento jurídico de personas trans. El reto, por tanto, no consiste en repetir gestos idénticos, sino en discernir qué actitudes y decisiones concretas pueden conservar el espíritu profético del papa saliente sin vulnerar la prudencia que el nuevo pontífice parece preferir.

En este sentido, León XIV tendría que mantener la audacia pastoral que caracterizó a su predecesor. Francisco puso el foco en los pobres, en la presencia en zonas de conflicto y en gestos que descolocaban la rutina clerical. Esa línea solo puede sostenerse con acciones equivalentes: visitas a territorios en guerra, denuncias públicas contra las injusticias, acompañamiento cercano a migrantes y desplazados. El Evangelio se anuncia con la palabra, pero sobre todo con la presencia arriesgada, con el gesto concreto que incomoda a quienes prefieren una Iglesia ensimismada.

Junto a ello, la sinodalidad debe convertirse en un método real, no en una etiqueta. Francisco abrió procesos de escucha en todo el mundo, pero el riesgo es que terminen diluidos en documentos que no cambian nada. León XIV necesitaría transparentar los trabajos, dar a conocer los avances de las comisiones y explicar públicamente los debates teológicos, como los que giran en torno al diaconado femenino. Solo así se evitará que la sinodalidad se perciba como un simple eslogan sin consecuencias.

Un ámbito especialmente delicado es el de la inclusión institucional de la mujer. El nuevo papa ha dejado claro que no pretende modificar la doctrina sobre el sacramento del orden, pero sí puede dar pasos significativos en la vida interna de la Iglesia. Ampliar la presencia femenina en órganos de decisión, no de manera simbólica sino con verdadero poder, sería una forma concreta de responder a una demanda legítima. La clave está en no caer en una clericalización forzada, sino en potenciar liderazgos laicales que reflejen la riqueza de todo el Pueblo de Dios.

También resulta esencial trazar con claridad la frontera entre doctrina y pastoral. Que la Iglesia no reconozca oficialmente el matrimonio igualitario no debería significar abandono de las personas que viven realidades diferentes. Aquí se juega buena parte de la credibilidad del nuevo pontificado: mantener la enseñanza tradicional no impide desplegar una pastoral de acompañamiento creíble, que dé seguridad, que reduzca improvisaciones y que muestre, con hechos, que nadie queda fuera del abrazo de la Iglesia.

En la comunicación, León XIV debe recordar que “armar lío” no significa alimentar el espectáculo, sino provocar conciencia moral. Francisco lo logró con gestos que descolocaban y obligaban a pensar: una llamada telefónica, una visita inesperada, una frase directa en una homilía. El nuevo papa puede seguir esa senda con gestos significativos que incomoden a las estructuras de poder y sacudan conciencias, sin necesidad de caer en el ruido mediático que polariza y divide.

La cuestión de los nombramientos episcopales será decisiva. Aquí se juega buena parte de la continuidad con Francisco. No basta con elegir hombres de doctrina sólida; es imprescindible que sean pastores cercanos, que huelan a oveja, como decía Bergoglio. En España, por ejemplo, Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol, se ha convertido en un ejemplo de esa cercanía: un pastor que no teme bajar a la calle, dialogar con la gente sencilla y comprometerse con las realidades sociales de su entorno. Si los nombramientos futuros siguen este perfil, se garantizará una Iglesia más viva y más coherente con el mensaje evangélico.

La transparencia y la reparación también son ineludibles. No puede haber pausas en la gestión de los abusos, ni en la rendición de cuentas económicas. Una Iglesia que denuncia la corrupción y la injusticia en el mundo, pero que no limpia a fondo su propia casa, pierde toda autoridad moral. La continuidad profética pasa por la coherencia interna.

A este panorama se suma un desafío cada vez más urgente: la falta de sacerdotes. En muchos lugares se han creado unidades pastorales que, lejos de revitalizar la vida cristiana, terminan siendo estructuras frágiles que desgastan a los curas y dispersan a los fieles. El riesgo es reducir la misión a una mera gestión administrativa. Para afrontarlo, el Papa tendría que recuperar con fuerza la visión conciliar: todos los bautizados participan del sacerdocio común. Esto no borra la diferencia con el ministerio ordenado, pero sí recuerda que la misión evangelizadora no depende solo del clero.

La respuesta pasa por formar laicos y laicas con una preparación seria en teología, espiritualidad y pastoral, para que puedan animar comunidades, acompañar procesos y sostener la fe incluso sin la presencia constante de un sacerdote. No se trata de suplencias improvisadas, sino de ministerios estables y reconocidos, que ya existen en la Iglesia y que podrían ampliarse con creatividad. Del mismo modo, el futuro exige comunidades vivas más que grandes estructuras: grupos pequeños, pero comprometidos, capaces de orar, servir y anunciar. Que cada comunidad, aunque no tenga misa dominical, sea un núcleo de Evangelio.

Esto implica asumir una corresponsabilidad real. Los laicos no están para “ayudar al cura”, sino para compartir con él la misión. Eso significa tomar decisiones, planificar la pastoral, gestionar recursos y llevar el Evangelio a la vida diaria. La Iglesia debe dejar de pensarse como una red de parroquias gestionadas por curas y empezar a vivirse como un pueblo en misión, donde cada bautizado se sabe responsable de anunciar la fe y de sostener la comunidad.

En paralelo, es necesario acompañar la reflexión teológica con medidas institucionales. No basta abrir debates; hay que generar recursos y espacios para que teólogos, pastores y laicos trabajen juntos. Y la comunicación debe ser franca y pedagógica: explicar por qué se mantienen ciertos límites doctrinales, pero también qué ofrece la Iglesia a quienes se sienten en los márgenes.

La continuidad prudente puede dar estabilidad, pero si se percibe como tibieza, el pontificado perderá fuerza. La única manera de seguir a Francisco es recuperar su criterio de coherencia entre palabra y vida: valentía pastoral, fidelidad teológica y escucha efectiva. Si León XIV logra combinar gestos que movilizan, diálogo que no se cierra y transparencia que restaura confianza, podrá honrar el legado franciscano sin reproducirlo servilmente. Y demostrará, al fin, que la profecía cristiana no depende de la velocidad del cambio, sino de la hondura del testimonio.

 

José Carlos Enríquez Díaz

Religión Digital

TERLINDEN: “NO ME SIENTO MENOS OBISPO POR TENER MUJERES A MI LADO, AL CONTRARIO”


col kowalski

 

La de Bélgica es una Iglesia en la encrucijada, llena de retos y desafíos, y la archidiócesis de Malinas-Bruselas no escapa a esa situación, y a analizar la misión de la evangelización, la acogida de los más vulnerables, el papel de los laicos y de las mujeres o la cuestión de los abusos se dedicó su arzobispo Luc Terlinden (1968) su participación en el programa La vie des dioceses de KTO.

Una encrucijada de culturas e idiomas a la que tampoco es ajena su diócesis, que Terlinden señaló que "es lo que enriquece a la Iglesia hoy", y que no es un obstáculo, sino una oportunidad, como indicó: "Estoy especialmente agradecido a estos cristianos que revitalizan nuestras parroquias y nos permiten crecer en un espíritu misionero", añadiendo que la Iglesia en Bélgica está experimentando una transformación comparable a la del resto de Europa, "pasando de ser una institución consolidada a una comunidad misionera alegre y audaz".

Se refirió también el arzobispo al nombramiento de Rebecca Alsberge como delegada episcopal para el Brabante Valón, lo que, según informacion recogida por Cathobel, es una señal contundente para Terlinden: "Rebecca está ahí por sus cualidades y su carisma. Esto demuestra la complementariedad entre carismas y ministerios", añadiendo que "no me siento menos obispo por tener mujeres a mi lado, al contrario. No trabajamos igual en un consejo cuando hay mujeres presentes, y eso es para bien", añadiendo que sería necesario "profundizar constantemente" en esa complementariedad entre sacerdotes, diáconos y laicos.

Igualmente se refirió a la serie documental "De nonnen" (Las Monjas), que profundiza en la violencia infligida a los niños entre 1950 y 1990 en orfanatos regidos por instituciones católicas: "Es muy impactante escuchar estos testimonios. Yo mismo he tenido la oportunidad de conocer personalmente a algunas personas que fueron adoptadas y separadas de sus madres prácticamente al nacer. Hoy nos preguntamos cómo es posible".

En este punto, enfatizó la responsabilidad actual de la Iglesia en estos asuntos, que han generado una gran desafección social muy grande: "En nombre del Evangelio, debemos ser capaces de denunciar situaciones indignas del hombre. Ya no queremos colaborar con este tipo de prácticas", afirmó Terlinden.

Frente a ellos, mostró su deseo de una Iglesia hospitalaria y fraterna. "En esta transformación que estamos viviendo, la Iglesia está llamada a ser cada vez más misionera. Esto implica hospitalidad, acoger a quienes llaman a nuestras puertas o a quienes encontramos en las periferias", indicó.

Y, finalmente, mostró signos de esperanza al constatar el aumento de los bautismos, especialmente entre los jóvenes adultos, lo que, según señaló significa que "hay una generación en búsqueda, sedienta. El reto es acogerlos, pero también recibir de ellos. Ellos renovarán nuestra Iglesia".

 

José Lorenzo

Religión Digital

LEÓN XIV: "LA PALABRA 'GENOCIDIO' SE ESTÁ USANDO CADA VEZ MÁS PARA REFERIRSE A GAZA"


col kowalski

 

El Papa León XIV afirma en su primera entrevista que "la palabra genocidio se está usando cada vez más" para referirse a lo que está sucediendo en Gaza pero aclara que "oficialmente, la Santa Sede no cree" que pueda "hacer ninguna declaración al respecto en este momento".

Se trata de unos comentarios que realizó el pasado 10 de julio de 2025 a lo largo de la conversación que mantuvo con la periodista Elise Ann Allen, de 'Crux', que se publica íntegramente en Perú este jueves 18 de septiembre bajo el título 'León XIV. Ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI' (Penguin Random House). En España, este libro-entrevista verá la luz el próximo 23 de octubre.

"Hay una definición muy técnica de lo que podría ser un genocidio, pero cada vez más personas están planteando la cuestión, incluyendo dos grupos de derechos humanos en Israel que han hecho esa declaración", remarca en el libro consultado por Europa Press.

En cualquier caso, pide a los cristianos que no sean "insensibles" ante "tan horrible" situación y anima a "seguir presionando para intentar lograr un cambio allí".

Sobre la relación con los judíos a raíz de la ofensiva en Gaza, León XIV asegura, a riesgo de parecer "demasiado presuntuoso" que, "ya en los primeros dos meses, la relación con la comunidad judía como tal ha mejorado un poco" y subraya que "es importante hacer algunas distinciones que ellos mismos hacen en cuanto a lo que está haciendo el Gobierno de Israel y quiénes son los miembros de la comunidad judía".

"Afortunadamente, ha habido incluso un par de reuniones que ya he tenido, un pequeño acercamiento. Pienso que las raíces de nuestro cristianismo se encuentran en la religión judía, y no podemos cerrar los ojos a eso", añade.

Por otra parte, sobre la guerra en Ucrania, León XIV afirma que "el Vaticano no tiene que ser el mediador" en este conflicto sino alzar la voz para abogar por la paz y proponer "un lugar que fuera neutral" para favorecer el diálogo.

"Soy muy consciente de las implicaciones que tiene pensar en el Vaticano como mediador, incluso el par de veces que nos hemos ofrecido a acoger reuniones de negociaciones entre Ucrania y Rusia, ya sea en el Vaticano o en alguna otra propiedad de la Iglesia", apunta. Si bien, aclara que "hacer la oferta fue un mensaje, y fue escuchado porque el presidente Putin llamó poco después".

"Él tomó esa iniciativa. Obviamente, el Vaticano no ha sido aceptado como un posible lugar para celebrar las negociaciones, y no había ninguna restricción al respecto. Yo estaba hablando de un lugar que fuera neutral, al que pudieran venir, y que proporcionara el ambiente donde el diálogo, la negociación, podrían tener lugar. El Vaticano no tiene que ser el mediador. Eso podría ser trabajado con alguien más", explica.

Sobre el hecho de que sea el primer Papa estadounidense y preguntado por si puede marcar una diferencia, Prevost reconoce que no tiene planeado involucrarse "en la política partidista" aunque reconoce que no tendría "ningún problema" en abordar "temas específicos" con el presidente de EEUU, Donald Trump, y que le "gustaría apoyarlo" en asuntos como la defensa de la dignidad humana o la promoción de la paz en el mundo. Si bien, añade que "evidentemente, hay algunas cosas que están ocurriendo en Estados Unidos que son motivo de preocupación".

"Algo que hizo Francisco hacia el final de su pontificado, que fue muy significativo, es la carta que escribió sobre el trato a los inmigrantes. Me alegró mucho ver cómo los obispos estadounidenses lo asumieron, y algunos de ellos fueron lo suficientemente valientes como para seguir adelante con eso. Creo que ese enfoque, en general, es un mejor enfoque, es decir, que me relacionaría principalmente con los obispos", subraya.

En todo caso, el Pontífice no cree que su rol deba ser el de solucionar las crisis que hay en el mundo. "En un sentido, no veo que mi papel principal sea el de tratar de ser el solucionador de los problemas del mundo. No veo mi rol así en absoluto, aunque creo que la Iglesia tiene una voz, un mensaje que necesita seguir siendo predicado, ser hablado y hablado en voz alta. Los valores que la Iglesia promoverá al tratar con algunas de estas crisis mundiales no surgen de la nada, provienen del Evangelio", explica Prevost.

También advierte del peligro de que la Iglesia caiga en la ideología y en la polarización. "La ideología quiere usar al Evangelio en lugar de que sea el Evangelio en lo que debamos centrarnos", avisa.

Además, frente a la polarización, León XIV propone la sinodalidad y lamenta que "algunas personas se han sentido amenazadas por eso". "A veces, los obispos o los sacerdotes pueden sentir que 'la sinodalidad va a quitarme autoridad'. De eso no se trata la sinodalidad, y tal vez su idea de lo que es su autoridad está un poco desenfocada, equivocada. La sinodalidad es una forma de describir cómo podemos unirnos y ser una comunidad", aclara.

En cualquier caso, puntualiza que "no se trata de intentar transformar la Iglesia en una especie de Gobierno democrático" y, de hecho, advierte de que en "muchos países del mundo hoy en día, la democracia no es necesariamente una solución perfecta para todo".

EL OBISPO ALEMÁN DE SPEYER LO TIENE CLARO: "ABOGO POR LA ABOLICIÓN DEL CELIBATO SACERDOTAL OBLIGATORIO"


col kowalski

 

“Abogo por la abolición del celibato obligatorio como condición para la vocación sacerdotal”. Así de rotundo se manifiesta el obispo de la diócesis alemana de Speyer,  Karl-Heinz Wiesemann, sobre una cuestión que sigue generando una gran controversia. Y explica sus razones –cuando este pastor de 65 años está a punto de cumplir el 40º aniversario de su ordenación sacerdotal–, señalando que “seguimos necesitando el celibato como un importante estilo de vida espiritual, en el que se clarifique y se realice la dedicación total del sacerdocio a este ministerio. Este sigue siendo un plan de vida espiritual importante tanto para sacerdotes religiosos como seculares. Pero creo que puede haber otras maneras de expresar y vivir esta dedicación total a Cristo y a su Iglesia. Esto también es posible en el matrimonio y puede sacar a la luz otros aspectos del mismo”.

Sobré qué cambios podrían darse, especifica que “debería abolirse la conexión exclusiva entre el sacerdocio y el celibato. Ya existen ciertas excepciones. Esto podría devolverle credibilidad social a la naturaleza voluntaria de la elección de este estado de vida y a su significado espiritual y existencial”, apunta en información recogida por el portal Katholisch.

En opinión de monseñor Wiesemann, la “gran tradición” de las órdenes religiosas podría ser de utilidad a la hora de abordar esta cuestión, dado que en ellas, primero se emiten los votos temporales y, posteriormente, tras un “período de maduración”, la posibilidad de emitir los perpetuos. “Vemos, después de todo, que los problemas en la vida sacerdotal a menudo solo comienzan después de cinco o diez años”.

De ahí que el obispo, quien fue nombrado pastor de Speyer en 2008, asegure que “eliminar el tabú que rodea todo el asunto y permitir una decisión definitiva, especialmente durante este período de maduración sacerdotal, podría aumentar significativamente el testimonio del celibato. Sin embargo, el requisito previo para ello es que el ejercicio del sacerdocio no esté ligado a la decisión final sobre el celibato”.

Y abunda el pastor en su razonamiento. “Estamos perdiendo a muchas personas muy buenas que no pueden o no quieren practicar el celibato. Y estamos perdiendo a otras tantas que ni siquiera eligen el sacerdocio debido al celibato”, sostiene Wiesemann, por lo que reitera que “el celibato no debería estar completamente ligado al ejercicio del sacerdocio”, y añade que “algunas iglesias locales, por ejemplo, la Iglesia en Alemania, podrían adoptar este camino. No tiene por qué ser igual en todo el mundo”.

Sin argumentos contra el diaconado femenino

Igualmente aboga el obispo germano por “debatir abiertamente la posibilidad de que las mujeres se conviertan en diaconisas”, dado que “no existe un argumento teológico absoluto contra la ordenación de mujeres”, afirma.

“Hoy nos encontramos en un contexto social muy diferente al de épocas anteriores. La cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres y de la justicia es muy importante hoy en día”, indica para, a continuación, y citando la encíclica Fratelli tutti, del papa Francisco, asegurar que “nosotros ponemos en primer plano de nuestro mensaje la universalidad de la salvación y, por tanto, también la igual dignidad de todos, y la exclusión de las mujeres del ministerio ordenado es muy difícil de hacerla plausible hoy en día”.

 

José Lorenzo

Religión Digital

LA PAZ NO VIENE SOLA


col anso

 

Entre todo lo que tenemos que agradecer a Dios, quiero destacar que se manifiesta como el garante de la verdadera paz. Sin embargo, nos parece algo cada vez más lejano de sentir por dentro y de vivir por fuera. Qué pronto la vida nos planta en el dolor y el sufrimiento intolerables, propios o ajenos -sobre todo en tantos inocentes, como ocurre hoy en Gaza- que impiden la ansiada paz interior, la que no está supeditada a los acontecimientos externos.

En el diario espiritual de Etty Hillesum escrito poco antes de partir a un campo de concentración nazi, reflexiona así: “Si algún día se instala la paz, ésta solo podrá ser auténtica si cada individuo hace la paz primero en sí mismo, si arranca de sí todo sufrimiento de odio hacia cualquier raza o pueblo, o bien si domina ese odio y lo transforma en otra cosa, quizás incluso, a la alarga en amor". Y en otro lugar: "Ya no creo en absoluto que podamos corregir nada en el mundo exterior que no hayamos corregido primero en nosotros".

La persona subsiste superándose, no violentando las conciencias de los demás. Nada de grandes Cruzadas ni fastos, nada de imposiciones con nuestra verdad. Hacen falta hechos, comenzando por domeñar nuestros demonios interiores. A través de la paz interior se puede conseguir la paz mundial, decía el Dalai Lama. Parece, pues, evidente que la responsabilidad individual: la atmósfera de paz debe ser creada dentro de uno mismo como requisito para que pueda germinar en la familia y luego en la sociedad… hasta que llegue a los dirigentes del mundo. No es algo utópico, ocurre sobre todo tras una gran conmoción, de una guerra, cuando los horrores todavía están en carne viva, y el corazón de las personas rezuma humanidad consternado. Tras la II Guerra Mundial se firmo la Carta de Derechos ONU por una gran mayoría de países, por primera vez en la historia.

¿Por qué no vivir la paz como un objetivo diario y comprometido, haciendo Reino en el círculo de influencia personal? Cuando algunos se preguntan para qué sirven los monasterios en pleno siglo XXI, es porque desconocen que sus moradores viven trabajando sus debilidades para alcanzar la paz -personal y en comunidad- que Cristo prometió. No hay más que hablar con una monja o un monje retirados a orar en sus cenobios para darse cuenta de lo transformador que resulta encontrarte a una persona que irradia paz. Todas las personas que la alcanzan, sean monjes o no, tienen una mirada especial y da gusto estar con ellos. Se les nota. En realidad, es un premio al esfuerzo que realizan para transformar la vida aceptando sus limitaciones y grandezas. No son en absoluto pánfilos. Sus miradas reflejan dulzura y sabiduría gracias a su actitud; han logrado un estadio seductor que a todos nos gustaría llegar.

La falta de paz interior tiene mucho que ver con la incapacidad de aceptarnos como somos en nuestros perfeccionismos estériles. Y todavía peor, con no confiar en la capacidad de Dios para transformarnos poniendo la confianza en Él. No la experimentamos porque eso requiere del salto confiado por encima de nuestros fallos; y por el miedo a sufrir. Pero la medida de la providencia divina para nosotros, afirma san Juan de la Cruz, es la confianza que tenemos en ella. Y la medida de nuestra paz interior será la de nuestro abandono en Dios porque es infinitamente más capaz de hacernos felices de lo que intentamos con nuestros afanes. Dicho abandono es un fruto del Espíritu que recibimos por la oración. Si queremos y confiamos, lo lograremos. Invito al lector a orar con el salmo 23 degustando la ternura pacificadora del Padre.

La paz interior es lo más cercano a la felicidad. Etty Hellisum tenía razón en que debe trabajarse por y en cada persona. Así lo hacemos en otros estadios del bienestar, como la forma física, las aptitudes profesionales o las habilidades sociales. Una paz cuyo fruto inmediato es querer el bien de los demás lo que nos hace más tolerantes y comprensivos. En resumen, quererme mejor para amar al prójimo….  Y en lo cotidiano es donde nace todo.

 

GAZA EN NUESTRO CORAZÓN


col arregi

 

Sois otro yo, otro nosotros de tez más morena, de mirada más cansada, de historia con más llaga. El machacón estruendo en la ciudad acorralada, mueve más que nuestras alisadas cortinas. Vuestra media luna verde, también vuestra estrella azul es en medio de nuestro firmamento. Nuestra  piel, no digamos nuestro corazón, alcanzan vuestras sufridas costas.

Los tanques rallan en realidad el asfalto de nuestras calles, disparan contra nuestros muros, frente a nuestros hospitales y guarderías. Las bombas y misiles estallan en realidad a nuestra vera.

El carro blindado no arrase, no descargue. El niño duerma. La madre respire. La bandera blanca engalane algún esqueleto de ladrillo y su azotea esperanzada. El viento vuelva a soplar cálido y el mar a cantar suave. La Estrella de David detenga su injustificable barbarie. Ni un pequeño más amputado de su aliento. La marea verde desista en su venganza. Asalto solo al abuso y el desatino, embate a las almenas del despropósito, invasión sólo a las guarniciones del odio.

El horror quede para siempre atrás...  Un sitio para todos bajo el Sol, una patria, un Estado libre para los unos, otro de generosos limoneros y verdes oasis también para los otros. ¡Paz ahora y siempre en Tierra Santa!

 

Koldo Aldai Agirretxe

ECLESALIA

SOMOS LIBRES POR NATURALEZA Lc 16, 19-31 28 de septiembre de 2025

fe adulta

col labrador

 


El Evangelio de este domingo nos propone ahondar en el significado de la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro. Para poder comprender su mensaje es importante recordar que la obra de Lucas introdujo esta parábola en la sección más propia y original de este evangelio, en el contexto del gran viaje de Jesús hacia Jerusalén.

A lo largo de este viaje Jesús va instruyendo a quienes le siguen para que puedan conocer las grandes líneas de su mesianismo; un mesianismo que no consistía en una rebelión política sino en una inversión de los valores sociales, económicos y todo cuanto pudiera afectar a la dignidad de cada ser humano, incluso la misma idea-experiencia de Dios.

Como bien podemos percibir en esta parábola, Lucas se muestra muy radical con respecto a la pobreza y a la riqueza. Su posición es muy crítica: existe una cuestión social y una pobreza real, porque hay una riqueza injusta que genera pobres y ricos. Ahora bien, como veremos, no se centra sólo en la cuestión material y destaca que hay algo más en nuestra existencia que trasciende la situación en que se viva, aunque no lo desplaza ni lo convierte en secundario.

La parábola, al separarse de su contexto original, ha llevado a interpretar como idea propia de Jesús lo que en realidad era una adaptación a las creencias de los fariseos: el seno de Abraham hace referencia a la Vida eterna y el lugar donde van los muertos, purgatorio-infierno y que está lleno de sufrimiento. El mensaje principal es claro: ambos personajes mueren, pero mientras Lázaro recibe una nueva vida, del rico sólo se dice que fue enterrado. Detrás de estos personajes, probablemente existía ya una comunidad cristiana que no terminaba de unir a los que priorizan la observancia ritual frente al valor de compartir.

Pero hay una segunda capa de significado en esta parábola que nos interroga sobre las consecuencias de nuestras decisiones y de nuestro proyecto de vida. Nos cuestiona en cómo vivimos, cuál es nuestra opción fundamental, en qué ponemos nuestro foco, nuestras ambiciones y prioridades. Una vida en opulencia, no sólo material sino también ideológica, nos lleva a ignorar a las víctimas y vulnerables. Y, como vemos en la situación actual de muchos dramas de nuestro mundo, gastamos energías en buscar culpables y responsables. Esta es la inmadurez y miseria del ser humano.

La escena que narra Jesús nos mantiene en tensión y parece sostenernos en el dualismo tan embutido en el que vivimos: rico-pobre, bueno-malo, cielo-infierno, premio-condena. Sin embargo, rompe con esta visión al interrumpir su historia donde, seguro, todos los oyentes ya se habían posicionado en un bando: en el rico o en el pobre. Es entonces cuando aparece la reacción de Abraham con respecto al rico al llamarle también HIJO. Detrás de Abraham está la nueva imagen del Dios de Jesús y que los fariseos no podían comprender y a los que desarma de alguna manera. Reconocerle hijo supone respetar al máximo su libertad y la de sus hermanos que sólo será completa cuando asuman con madurez las consecuencias de sus elecciones. Las señales de Dios para que reaccionemos en esta vida no vienen en formato de muertos que resucitan sino como un movimiento interior, una invitación a vivir despiertos, pendientes de los signos que apelan al valor de cada ser, tanto por la luz de quienes eligen la vida como por las desgracias que padecen tantas personas.

Se acabó el dualismo de buenos y malos, ricos y pobres, de cielo e infierno, castigo y premio; no va de esta contraposición de categorías el proyecto de Jesús, sino de despertar a una nueva conciencia que nos sitúe en favor de la dignidad de todo ser humano o, por el contrario, en un egocentrismo extremo, insano y lleno de incoherencias. Es decir, Jesús deja intacta la libertad personal, sabe que forma parte de nuestra identidad, de nuestros genes; la cuestión no es si somos buenos por naturaleza, sino la certeza de que somos libres por naturaleza.

La libertad nos iguala, la muerte nos iguala y la dignidad de hij@s nos iguala, por tanto, las relaciones humanas, desde esta visión cristiana, ya están vinculadas por una horizontalidad que supone la fraternidad como consecuencia de nuestra identidad esencial. Sin Epulones nunca habrá Lázaros. ¿Te atreves a ahondar en ello?

 

NO SE CONVENCERÁN NI AUNQUE RESUCITE UN MUERTO

 


Jesús ha usado mucho el género parabólico como explicación popular de su idea del reino y de la vida misma. Por eso, estos textos conservan una frescura indudable.

Lucas es tajante con los ricos. Cree que su autorreferencialidad no tiene remedio: no piensan más que en ellos mismos, en su beneficio personal, en el de su familia. Los demás no existen. Por eso su convicción final: NO SE CONVENCERÁN NI AUNQUE RESUCITE UN MUERTO.

Es el misterio de la cerrazón humana: no hay maltratador, xenófobo, capitalista, que se convierta. Es un mundo ocupado solamente por el yo y los demás no tienen sitio. Y los pobres, menos.

¿Cómo construir una espiritualidad de la apertura? ¿Cómo no caer en las garras de una manera cerrada de ver el mundo?

· Mira a Jesús: él es una persona de mente y corazón abiertos: entiende la ley con flexibilidad, comprende las situaciones de los pobres, se abre al mundo de los paganos, es solidario con los dolores ajenos.

· Escucha incansablemente: porque la apertura pasa por la escucha amante, aquella que escucha a la vez que aprecia y considera los argumentos del otro.

· Cree en la verdad del otro: porque no tenemos toda la verdad, sino que cada uno aportamos una parte de ella. Apropiarse de la verdad es el primer paso para la tiranía.

Nos conviene leer y releer FT 87 del recordado papa Francisco donde se da el fundamento de la espiritualidad de la apertura el otro: «Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros: sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera existencia humana, porque la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte».

ACERCARNOS José Antonio Pagola

 


El pobre Lázaro está allí mismo, muriéndose de hambre «junto a su puerta», pero el rico evita todo contacto y sigue viviendo «espléndidamente» ajeno a su sufrimiento. No atraviesa esa «puerta» que le acercaría al mendigo. Al final descubre horrorizado que se ha abierto entre ellos un «inmenso abismo». Esta parábola es la crítica más implacable de Jesús a la indiferencia ante el sufrimiento del hermano.

Junto a nosotros hay cada vez más inmigrantes. No son «personajes» de una parábola. Son hombres y mujeres de carne y hueso. Están aquí con sus angustias, necesidades y esperanzas. Sirven en nuestras casas, caminan por nuestras calles. ¿Estamos aprendiendo a acogerlos o seguimos viviendo nuestro pequeño bienestar indiferentes al sufrimiento de quienes nos resultan extraños? Esta indiferencia solo se disuelve dando pasos que nos acerquen a ellos.

Podemos comenzar por aprovechar cualquier ocasión para tratar con alguno de ellos de manera amistosa y distendida, y conocer de cerca su mundo de problemas y aspiraciones. Qué fácil es descubrir que todos somos hijos e hijas de la misma Tierra y del mismo Dios.

Es elemental no reírnos de sus costumbres ni burlarnos de sus creencias. Pertenecen a lo más hondo de su ser. Muchos de ellos tienen un sentido de la vida, de la solidaridad, la fiesta o la acogida que nos sorprendería.

Hemos de evitar todo lenguaje discriminatorio para no despreciar ningún color, raza, creencia o cultura. Nos hace más humanos experimentar vitalmente la riqueza de la diversidad. Ha llegado el momento de aprender a vivir en el mundo como la «aldea global» o la «casa común» de todos.

Tienen defectos, pues son como nosotros. Hemos de exigir que respeten nuestra cultura, pero hemos de reconocer sus derechos a la legalidad, al trabajo, a la vivienda o la reagrupación familiar. Y antes aún luchar por romper ese «abismo» que separa hoy a los pueblos ricos de los pobres. Cada vez van a vivir más extranjeros con nosotros. Es una ocasión para aprender a ser más tolerantes, más justos y, en definitiva, más humanos.

 

SIEMPRE HAY UN LÁZARO A MI PUERTA DOMINGO 26 (C) Lc 16,19-31

fe adulta

 Por última vez, después de una insistencia machacona, nos habla Lucas de la riqueza, pero está claro que en materia de riqueza no haremos caso ni aunque resucite un muerto. La parábola va dirigida a los fariseos, que son amigos del dinero. Jesús les dice que, si de verdad creyeran lo que predican, no estarían tan apegados a las riquezas.

Esta parábola es clave para entender lo que dice el evangelio sobre las riquezas. No se puede hablar de ellas en abstracto y la parábola nos obliga a pisar tierra. El rico no tiene en cuenta al pobre y sin esa toma de conciencia nada tiene sentido. Lo único negativo de la parábola es que, mal interpretada, nos ha permitido utilizarla como opio del pobre.

Nos dice lo mismo que Mateo: Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber. Utilizar los textos para seguir hablando de un premio para los pobres y un castigo para los ricos no tiene sentido alguno; a no ser que se busque la resignación de los pobres para que los ricos puedan seguir disfrutando de sus privilegios.

Rico es el que tiene más de lo necesario y puede acumular bienes. Pobre es el que no tiene lo necesario para vivir y pasa necesidad. En el AT la perspectiva es siempre religiosa. Fueron los profetas, empezando por Amós, los que denunciaron la maldad de la riqueza. Su razonamiento es simple: la riqueza se amasa siempre a costa del pobre.

Pobres, en el AT, sobre todo a partir del destierro, eran aquellos que no tenían otro valedor que Dios. No tenían a nadie en quien confiar, pero seguían confiando en Dios. No existe en el AT concepto puramente sociológico de rico y pobre.

Por eso el evangelio da por supuesto que las riquezas son malas sin matizaciones. No se dice que fueran adquiridas injustamente ni que el rico hiciera mal uso de ellas. Si Lázaro no hubiera estado a la puerta, no habría nada que objetar. Pero es precisamente el pobre, el que, con su sola presencia, llena de maldad el lujo y los banquetes del rico.

La actitud de Jesús para con los ricos parece contradictoria. No fue excluyente, sino abierta y de acogida. Admitió la visita de Nicodemo, era amigo de Lázaro, aceptó la invitación de Mateo, acogió con simpatía a Zaqueo, fue a comer a casa de fariseos ricos. No es fácil descubrir las motivaciones profundas de la manera de actuar de Jesús.

El evangelio denuncia una falsa actitud religiosa. Está lejos del capitalismo, pero también del comunismo. Jesús predica el “Reino de Dios”, que consiste en hacer a todos los hombres hermanos. El comunismo despoja al rico por la fuerza, pero mantiene al pobre en su pobreza para seguir justificándose. Jesús quiere hermanos libres y voluntarios.

No basta despojar a los ricos de su riqueza, porque los ahora pobres ocuparían su lugar. El evangelio va mucho más allá de la solución de unas desigualdades sociales, pero también esas injusticias quedarían superadas con un verdadero amor-compasión entre todos.

Ahora entenderemos por qué la incapacidad de cada uno para solucionar el hambre no es excusa para no hacer nada. Nuestra pasividad demuestra que la religión solo intenta sumar seguridad espiritual a las seguridades materiales. Jesús no está pidiendo que soluciones el hambre del mundo, sino que salgas de tu error al confiar en la riqueza.

 

LUJO Y MISERIA Domingo 26 Ciclo C Una parábola inspirada en una denuncia profética (Amós 6,1a.4-7)

 fe adulta

La parábola del rico y Lázaro, exclusiva del evangelio de Lucas, se inspira en un texto del profeta Amós, elegido este domingo como primera lectura. Este profeta del siglo VIII a.C. vivió una situación muy parecida, en ciertos aspectos, a la de hoy: gente millonaria, que puede permitirse toda clase de lujos, y gente que llega a duras penas a fin de mes o incluso pasa hambre.

El profeta se dirige a la clase alta de las dos capitales, Jerusalén (Sión) y Samaria, y denuncia su forma lujosa de vida. El lujo se extiende a todos los ámbitos: al mobiliario, con lechos y divanes de marfil, mientras la inmensa mayoría de la gente duerme en el suelo; a la comida, a base de carne de carnero y de ternera, cuando los pobres se contentan con pan y agua, unas uvas y un poco de queso; a la bebida en copas refinadas o de gran tamaño (el término hebreo puede interpretarse de ambos modos); a los perfumes carísimos, mientras los pobres sólo huelen a sudor.

Y esta gente que se permite toda clase de lujos “no se duele del desastre de José”. José no es una persona concreta sino todo el país, conocido entonces como Casa de José porque sus tribus principales eran Efraín y Manasés, los dos hijos del patriarca José. Lo que denuncia el profeta es que esa gente que vive con toda clase de lujos no se preocupa lo más mínimo del sufrimiento de millones de personas que lo pasan mal. Como castigo, les anuncia la invasión de un ejército extranjero que pondrá fin a sus orgías y los deportará.

El rico comilón (Epulón) y el pobre Lázaro (Lucas 16,19-31)

La parábola de Lucas, inspirada inicialmente en el texto de Amós, podemos dividirla en tres partes.

El rico y el pobre (vv.19-21). Del rico no dice el nombre, solo menciona su forma de vestir y su excelente comida. Se viste de púrpura y lino, tejidos valiosos, que se usan para los ornamentos sacerdotales (Ex 28,5). Su excelente comida le ha valido en España el nombre de Epulón, basado en la palabra epulabatur de la traducción latina.

Del pobre, en cambio, comienza dando su nombre. Lázaro significa «Dios ayuda», nombre que resulta irónico, porque Dios no parece ayudarlo. Su vestido son llagas que le cubren el cuerpo y lamen los perros. Comida no tiene. Desearía llenarse el vientre con los trozos de pan que se utilizaban para empapar en el plato y para limpiarse las manos, que luego se arrojaban bajo la mesa. La expresión «deseaba saciarse» recuerda al hijo pródigo en su época de hambre, pero este tuvo la posibilidad de buscar solución, volviendo a la casa paterna. El pobre está tirado a la puerta del rico, casi sin poder moverse.

Muerte y sepultura (v,22). Cosa nada extraña en un cuento, parece que los dos mueren el mismo día. Desde ese momento cambia su suerte. El pobre es llevado por los ángeles al seno de Abrahán, idea que no encuentra paralelo en la literatura bíblica, pero que expresa muy bien el excelente trato recibido por el pobre. Del rico se dice escuetamente que «fue sepultado». El autor del libro de Job habría descrito un cortejo fúnebre solemne: «Lo conducen al sepulcro, se hace guardia junto al mausoleo… Después de él marcha todo el mundo, y antes de él incontables» (Job 21,32-34). La parábola no menciona tanta pompa, ni siquiera un solo acompañante; solo dice que lo sepultaron, se hundió en la tierra, no en el seno de Abrahán.

El rico, Lázaro y Abrahán (vv.23-31). Los protagonistas son el rico y Abrahán. Lázaro no dice nada, se limita a pasarlo bien. Después de enterrarlo, el rico se encuentra en el Hades, término griego que designa originariamente al Dios del mundo subterráneo y, más tarde, a dicho mundo, un lugar de tormento, en el que las llamas provocan una sed terrible. Aunque ese espacio está separado del seno de Abrahán por un abismo infranqueable, se puede ver al patriarca y dialogar con él. Esto da lugar a un largo diálogo entre ellos, con tres peticiones del rico y las consiguientes repuestas del patriarca.

Primera petición (24-26). Lo que pide no puede ser menos: una gota de agua en la punta de un dedo de Lázaro, para apagar la sed. Abrahán comienza su respuesta en el mismo tono cariñoso. El rico lo ha llamado «padre» y él lo llama «hijo». Pero no le concede lo que pide, aduciendo dos argumentos.

1) La suerte se ha invertido: el que tenía todo lo bueno en esta vida, se ve ahora atormentado; el que solo tuvo males, ahora es consolado. Que el pobre reciba su premio después de haber sufrido tanto en esta vida es fácil de aceptar. En cambio, el castigo del rico es tan terrible que algún pecado debe haber cometido. En esta línea, lo que más debe intranquilizarnos (porque la parábola pretende sacudir la conciencia) es que el rico no es un explotador ni un criminal, no se dice que pagara un salario de miseria a sus obreros ni que se hubiera enriquecido con el narcotráfico. Lo que denuncia la parábola es su forma exquisita de vestir y de comer, sin fijarse en el pobre que está tendido a su puerta. Es la injusticia indirecta causada por el egoísmo.

2) Entre nosotros y vosotros existe un abismo infranqueable. La idea coincide con la del libro etiópico de Henoc, que habla de un abismo entre la región donde termina la gran tierra y un lugar desierto y terrible.

Segunda petición (v.27). El rico no ceja y plantea un deseo muy distinto, que a él no le beneficia en nada, pero sí a su familia. De nuevo sería Lázaro quien debería actuar, presentándose ante los cinco hermanos para darles un testimonio e impedir que vengan a este lugar de tormento. La respuesta de Abrahán es breve y seca: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen». No es fácil imaginar a cinco millonarios consultando la Biblia. ¿Qué espera el patriarca que saquen de su lectura? El mensaje social de la legislación del Pentateuco (Moisés) y de profetas como Amós, Isaías, Miqueas… es de una fuerza enorme. Si el lector no lo sabe, el rico lo ha captado de inmediato.

Tercera petición (vv.30-31). Lo que pretende el rico es la conversión de sus hermanos. Y esto se consigue mejor con la aparición de un muerto (Lázaro) que con mucha lectura. La respuesta de Abrahán niega que incluso el mayor milagro, la resurrección de un muerto, sirva de algo si no existe la actitud de escuchar a Dios. El v.31 recuerda lo ocurrido con otro Lázaro, el hermano de Marta y María. Después de su resurrección, muchos judíos creyeron en Jesús; pero algunos contaron a los fariseos lo que había hecho, y se decidió su condena a muerte (Jn 11,45-48). Y las comunidades cristianas, al escuchar este cuento, refrendarían que tampoco la resurrección de Jesús consiguió convencer a quienes se negaban a creer en él.

El cambio que introduce la parábola. Mientras Amós piensa que el castigo ocurrirá en esta vida, mediante la invasión de los asirios, Jesús lo desplaza a la otra vida. Él no se hace ilusiones; en esta vida, el rico seguirá disfrutando, y el pobre pasando hambre. Este cambio radical en el punto de vista ayuda a entender otras afirmaciones del evangelio de Lucas.

En el Magníficat, María pronuncia unas palabras que, aplicadas a nuestro mundo, resultan estúpidas o de un cinismo blasfemo cuando dice que Dios “a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”. A la luz de la parábola del rico y Lázaro queda claro cuándo tendrá lugar esa revolución.

Lo mismo afirma el comienzo del Discurso en la llanura, que contrasta la situación presente (ahora) con la futura. “Dichosos los pobres, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos los que ahora pasáis hambre, porque seréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis… Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya recibís vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque pasaréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque lloraréis y haréis duelo” (Lc 6,20-25).

¿Dos textos trasnochados?

Tanto Amós como Jesús viven en una sociedad muy distinta de la nuestra (al menos de la del Primer Mundo). Entonces no existía la clase media. La riqueza se acumulaba en pocas manos, mientras la mayor parte del pueblo vivía en circunstancias muy duras. Aplicar la parábola a los multimillonarios de hoy día, jeques árabes, grandes industriales, artistas de cine, deportistas de élite… supondría dejar con la conciencia tranquila a los millones de personas que vivimos en circunstancias infinitamente mejores que la inmensa mayoría de la población mundial. Si ahora mismo resulta difícil resistir su mirada, mucho más difícil será cuando nos mire Dios.