FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 28 de noviembre de 2019

Domingo 1 de Diciembre 1º de Adviento Eloy (660)




Pulse en cualquier punto del recuadro para ver los textos.
Isaías 2,1-5: El Señor reúne a las naciones
Salmo 121: : Qué alegría cuando me dijeron: “¡Vamos a la casa del Señor”!
Romanos 13,11-14: La salvación está cerca
Mateo 24,37-44: ¡Estén en vela, para estar preparados!

Hoy comienza el «año litúrgico», que no coincide con el año civil, ni con el curso lectivo escolar o universitario del hemisferio norte, ni tal vez con el «ejercicio económico anual»... El año litúrgico es una periodización propia de la Iglesia católica.

MISA DEL DOMINGO Un nuevo año litúrgico: ¿qué esperas? I Domingo de Adviento 1 de diciembre de 2019


Este domingo comenzamos un nuevo año litúrgico, una nueva oportunidad de hacernos disponibles a la propuesta de Dios sobre cada uno de nosotros. Sería bueno preguntarnos ¿qué esperamos? Todos esperamos algo: el tiempo de vacaciones, un viaje, un trabajo, una pareja, aprobar unos exámenes, la lotería, curar una enfermedad, el black Friday… Pero también… ¿Esperamos algo bueno para el mundo, para la humanidad, para mí?

MISA CON NIÑOS DOMINGO I de ADVIENTO (A) “Preparad el camino” 1 de diciembre de 2019



(Comienza un tiempo precioso de preparación a la Navidad, con numerosas posibilidades de intervención catequética: murales, frases de adviento, celebraciones de adviento, celebración penitencial, preparación del Belén con sentido catequético, preparación de la “corona de adviento”, proyección de alguna parte de un film que trate el tema del Antiguo Testamento, en espera del Salvador, o el nacimiento de Jesús, oración para la cena de navidad… En fin, comienza un tiempo fuerte de anuncio del mensaje cristiano. IR A LA PÁGINA

1 Adviento – A (Mateo 24,37-44)

José Antonio Pagola

REORIENTAR
NUESTRA VIDA

No siempre es fácil poner nombre a ese malestar profundo y persistente que podemos sentir en algún momento de la vida. Así me lo han confesado en más de una ocasión personas que, por otra parte, buscaban «algo diferente», una luz nueva, tal vez una experiencia capaz de dar color nuevo a su vivir diario.
Lo podemos llamar «vacío interior», insatisfacción, incapacidad de encontrar algo sólido que llene el deseo de vivir intensamente. Tal vez sería mejor llamarlo «aburrimiento», cansancio de vivir siempre lo mismo, sensación de no acertar con el secreto de la vida: nos estamos equivocando en algo esencial y no sabemos exactamente en qué.
A veces, la crisis adquiere un tono religioso. ¿Podemos hablar de «pérdida de fe»? No sabemos ya en qué creer, nada logra iluminarnos por dentro, hemos abandonado la religión ingenua de otros tiempos, pero no la hemos sustituido por nada mejor. Puede crecer entonces en nosotros una sensación extraña: nos hemos quedado sin clave alguna para orientar nuestra vida. ¿Qué podemos hacer?
Lo primero es no ceder a la tristeza ni a la crispación: todo nos está llamando a vivir. Dentro de ese malestar tan persistente hay algo muy saludable: nuestro deseo de vivir algo más positivo y menos postizo, algo más digno y menos artificial. Lo que necesitamos es reorientar nuestra vida. No se trata de corregir un aspecto concreto de nuestra persona. Eso vendrá tal vez después. Ahora lo importante es ir a lo esencial, encontrar una fuente de vida y de salvación.
¿Por qué no nos detenemos a oír esa llamada urgente de Jesús a despertar? ¿No necesitamos escuchar sus palabras?: «Estad en vela», «daos cuenta del momento que vivís», «es hora de despertar». Todos hemos de preguntarnos qué es lo que estamos descuidando en nuestra vida, qué es lo que hemos de cambiar y a qué hemos de dedicar más atención y más tiempo.

Las palabras de Jesús están dirigidas a todos y a cada uno: «Vigilad». Hemos de reaccionar. Si lo hacemos, viviremos uno de esos raros momentos en que nos sentimos «despiertos» desde lo más hondo de nuestro ser.

Evo Morales diciendo las verdades en la cara al emperador


Todo parece indicar que el golpe de estado en Bolivia y la definitiva exclusión de Evo Morales en las nuevas elecciones hayan sido la reacción del actual presidente de EE.UU. que no podía permitir que un indígena de los Andes le dirigiera palabras tan claras y verdaderas como las que tuvo que oír hace un año en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en septiembre de 2018. Recomiendo no perderse esas proféticas palabras con las que Evo sabía que se jugaba su vida, al menos su vida política como ha ocurrido.


"La sociedad aún no entiende lo que es la violencia de género". Marina M...

JESÚS ATACA LA RAÍZ DEL FUNDAMENTALISMO


col ruz
Hacia el siglo III a.C., cuando, como consecuencia de la conquista de Alejandro en Oriente viene a ser impuesta la cultura helenista, surge en Israel un movimiento de resistencia que queda como un hito en la historia del pueblo judío. Y es que el helenismo obedece a la política de Alejandro de unificar culturalmente, por motivos de dominación, lo que va surgiendo como un imperio. Empero y dado que en Israel la cultura no se limita a la lengua, las costumbres y la organización socioeconómica, sino que tiene su núcleo en el monoteísmo, la aceptación del helenismo viene a resultar equivalente a renegar la fe en un único Dios, que ha sido —y habrá de continuar siendo— el elemento aglutinante, por antonomasia, del judaísmo.
Luego de mantenerse al margen de la lucha armada, se alinea a la resistencia un segmento religioso conocido como los piadosos: éstos son, justamente, los antepasados de los fariseos. Con todo y al correr del tiempo, los fariseos van tomando un perfil muy peculiar caracterizado no solo por la observancia rigurosa de la Ley, sino por haber generado una tradición oral que, para el tiempo de Jesús de Nazaret, acaba imbricándose con la Ley misma. Sea como fuere, tanto por su origen como por su cercanía al pueblo llano, el pensamiento religioso fariseo acaba siendo cuantitativamente dominante en la Palestina del primer tercio del siglo I. No resulta, entonces, difícil suponer que los fariseos, gozando de la aceptación y el respeto popular, acaben percibiéndose a sí mismos como el paradigma perfecto de la relación con Yahvé, cosa que conlleva una serie de privilegios que protegen celosamente ora con sus actitudes, ora con su vestimenta. En una sociedad mediterránea —como aquélla judía de entonces— donde el código honor-vergüenza determina el puesto que el individuo ocupa en su colectivo, el fariseo viene a ser el referente por antonomasia del honor.
Por lo contrario, el publicano es el exponente más acabado de la vergüenza, tanto por lo que es en sí, como por su origen. Allá por el 133 a.C. y a propósito de la donación de un reino, el Senado romano acaba utilizando la infraestructura para el cobro de impuestos propia de las monarquías de Oriente. Así y para no mancharse las manos, los senadores adoptan la institución de los publicanos que consiste en el arrendamiento de un sector geográfico para la exacción. Los arrendatarios de la cosa impositiva vienen a ser inversionistas que, provistos de recursos considerables o formando sociedades de capital, pujan por los sectores sujetos a cobro y responden ante el Estado comprometiéndose a entregar una cantidad determinada de impuestos recaudados o, en su defecto, a cubrirla con su propio peculio. La ganancia del negocio está en la diferencia del monto a entregar y la cantidad recaudada, misma que habrá de depender de la habilidad de los cobradores de impuestos para aumentarla. Lógicamente, no son los inversionistas quienes se hacen cargo personalmente del cobro de los tributos: para esto contratan empleados recaudadores —que acaban siendo llamados, por extensión, publicanos— con la consigna de extorsionar tanto cuanto puedan a los sujetos de impuesto: sobra decir que el trabajo de recaudador es odioso y odiado, por lo que quienes se contratan como publicanos suelen ser gentes que no tienen otra posibilidad de ganarse la vida.
Tal es el contexto de los protagonistas de la parábola: ambos, el fariseo y el publicano, suben al Templo a orar. Según el uso común, se oraba de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada dirigida hacia abajo; y si bien los golpes de pecho son un gesto tradicional y frecuente en las mujeres, en caso de extrema angustia también los hombres lo hacen tal como, en este caso, el publicano, que, observando la postura tradicional de la oración, al añadir los golpes en el pecho, muestra la conciencia de sí que su propia realidad le evidencia.
Se podría considerar al publicano como el elemento de contraste que Jesús usa en lo que, evidentemente, viene a ser una crítica severa, no tanto ni solo a los fariseos, sino a aquellos que, a partir de una conciencia inflada y mistificada de sí mismos se arrogan el derecho de dividir a los seres humanos en buenos y malos. Porque es éste el meollo de la cuestión: no se pone en duda las obras de las que se jacta el fariseo, sino su convicción de que tales obras justifican el situarse por encima del publicano con un desprecio excluyente.
Convicción peligrosa. Sumamente peligrosa. Y es que justamente de la conciencia de la propia perfección se deriva el derecho autootorgado no solo de juzgar, no solo de pensar, sino de pasar a los hechos en relación con quienes se considere en un estatus inferior, o peor, censurable. A mayor abundancia, cuando la conciencia de la superioridad se tiene como justificada por el mismo Dios, lo que es de suyo peligroso acaba siendo letal en tanto que resulta ser la raíz del fundamentalismo: ¿o es que no está detrás de tantas exclusiones que llegan incluso a la muerte —sea por vía de la violencia, sea por una legalidad sumamente cuestionable— la certeza arbitraria de la perfección y la superioridad, personal o colectiva, bendecida por el único Dios de judíos, cristianos y musulmanes?

EL IDEAL DE SERVICIO. “A ESTO HE VENIDO, A SERVIR” (MT 20.28)


col ramonhnz

La coincidencia circunstancial de que hoy la Iglesia católica celebre la “jornada mundial de los pobres” encuadra a las mil maravillas el tema de esta reflexión. ¿Somos conscientes los cristianos de que seguimos a un líder que se hace comida y bebida para compartir?  El pobre, y todo hombre lo es, es la diana a que apunta el cristianismo y la piedra angular de su fortaleza, pues el Verbo se encarnó para enriquecernos.
La palabra clave del cristianismo no hace referencia a una “idea” y a su universo conceptual sino a una “acción” y a su contexto de esfuerzo. Esa palabra es claramente “amar” como acción exigente que, al llevarse a efecto, genera una gran libertad y abre una panorámica espectacular.
Dependemos unos de otros
La naturaleza hace que los seres vivos dependamos unos de otros. Los seres humanos, más incluso que nuestros congéneres. Frente a animales que, al nacer, se echan a correr, los humanos viviríamos pocas horas de no recibir cuidados vitales especiales en ese preciso instante.
Por muy autosuficientes que lleguemos a sentirnos, a lo largo de la vida seguimos siendo casi tan dependientes como al nacer. De hecho, cuando en una pesadilla del sueño me veo solo en el mundo, de la conciencia de mi abisal impotencia nace la angustia de que mi propia andadura vital será triste y corta. Aterrado por la soledad, me veo como un torpe Robinson incapaz de sobrevivir.
La idea troncal de servicio
La idea cristiana de servicio (el “he venido a servir”, de Jesús de Nazaret) hace posible nuestra andadura humana porque, amén de mostrar nuestras severas carencias y limitaciones, nos asigna la misión de comportarnos conforme a un orden moral que, al regular nuestra conducta, asegura nuestra supervivencia. Nuestra conciencia propugna la vida humana, esa gran maravilla que es fruto de la valiosa y misteriosa cooperación de lo que hemos dado en llamar reinos mineral, vegetal y animal.
El ideal de servicio, piedra angular del cristianismo, inspira y encuadra las actuaciones de otras organizaciones internacionales de gran renombre, tales como, por ejemplo, el Rotary International, organización a la que dediqué unos años de intensa actividad y de la que salí escaldado al constatar la distancia infranqueable que a veces media entre la idea y su plasmación. Su sublime eslogan básico de “dar de sí antes de pensar en sí” ilumina y enamora. Los rotarios, profesionales ávidos de comunicación, siguen la estela de un ideal que les alumbra, les seduce y les emociona al obligarse los clubes a realizar cada año cinco precisos proyectos de servicio en cinco campos diferentes: el del propio grupo, el de la sociedad en general a través de la profesión de cada cual, el de la propia demarcación territorial del grupo, el de la comunidad internacional y el de las nuevas generaciones.
Hermoso ideal que entronca, más allá de lo meramente social y profesional, con las aspiraciones más genuinas del evangelio cristiano y de la conciencia de humanización. Sin duda, es el ideal que inspira las actuaciones de la mayoría de las ONG, nacidas en nuestro tiempo de la necesidad de atender con premura las carencias de determinados grupos humanos o de todo un territorio. Reconforta saber que donde los seres humanos padecen necesidades inaplazables para la subsistencia y para cuya satisfacción no se bastan por sí mismos, allí acuden otros con capacidad profesional y económica para hacerlo.
Ojalá que, conforme a la más persuasiva propaganda que hacen los partidos políticos en las campañas electorales, este ideal impregne de verdad la acción política. El ideal de servicio es uno de los pilares más sólidos que sustentan la sociedad, una razón irrefutable que hace que la humanidad entera sea, a pesar de tantas conductas depredadoras, acreedora a una larga supervivencia sobre la tierra.
En la Iglesia católica
Como ocurre en otros ámbitos, también en este merece una mención especial la Iglesia católica, muchas veces denostada merecidamente por su arcaica estructura jurisdiccional y dogmática y por un bagaje moral que carga pesados fardos de obligaciones sobre las espaldas de sus fieles, pero se vuelve flexible y permisiva ante las deplorables conductas de dirigentes que claudican ante las exigencias del servicio que dicen prestar.
Obviando tan deleznables lacras, propias de las sociedades que se fundamentan en el poder, el más corrosivo de los cuales es el eclesial, la realidad es que la Iglesia católica viene avalada por una gigantesca obra en beneficio del hombre.  Desde la perspectiva de la acción humanitaria, es posible que nunca haya existido o pueda existir una institución equiparable. De ahí que no sea el poder eclesiástico sino la caridad cristiana lo que sostiene una compleja estructura que requiere una piedra angular consistente.
Horizonte de humanización
Si desde la mera crónica de las calamidades de unos hombres, a las que otros prestan socorro, saltamos al hombre en sí, sea como problema humano o como fuerza de solución, el pesimismo sobre el destino fatídico de la humanidad se desvanece a impulsos de la fuerza inconmensurable que brota del hecho de que los seres humanos nos conmovemos ante las catástrofes públicas y el dolor ajeno hasta redoblar o triplicar nuestras fuerzas y nuestras capacidades en beneficio de los damnificados.
Nunca sabremos si somos héroes o cobardes hasta el día en que nos veamos en una situación de peligro extremo en la que la rapidez de intervención pueda salvar la vida de un hombre. En frío, seguro que nos acobardaría adentrarnos en una casa en llamas para rescatar a un niño o lanzarnos a un río desbordado para tenderle la mano. Pero, llegado el momento, puede que una fuerza interior, superior a nosotros mismos, nos fuerce a emprender acciones tan arriesgadas sin medir sus secuelas. La fuerza que dimana del sentido de humanidad que atesoramos nos hace humanos y nos mantiene en pie en una sociedad tan egoísta como la nuestra.
El faro del ideal de servicio alumbra el camino de humanización del hombre. Nuestra categoría no se mide por las riquezas acumuladas o por el poder acaparado, sino por convertir nuestros haberes en fuente abierta y por la disposición a servir a nuestros semejantes.
Ávidos de dinero, poder y fama, hemos entronizado la más pura depredación humana creyendo que no se puede ser alguien sin ningunear a otros, rico sin empobrecerlos o señor sin esclavizarlos. La crudeza de la vida, que no permite muchos señores ricos, nos obliga afortunadamente a comportarnos como auténticos seres humanos que se ayudan a vivir.  
El ideal de servicio sitúa el poder y el señorío en el servicio. El cristianismo habla de ser el último para ser el primero, de un Dios benefactor.  El servicio deifica. Cuando el señor sirve al esclavo es cuando consolida y transfiere su propio señorío.

SER EL CAMBIO


col koldo
La toma de conciencia solidaria puede ser a menudo un ejercicio más de detenerse, serenarse y adentrarse que de movimiento y agitación. La empatía no nos lleva inequívocamente a la calle y a la pancarta. La pancarta tiene sus evidentes límites a la hora de transformar el mundo y las relaciones humanas. No tanto pasearla como encarnarla. No tanto gritar la consigna sino integrarla, ser testimonio de lo se proclama a los cuatro vientos, entre otras cosas porque, de vuelta de su recorrido, los vientos siempre acaban pidiéndonos cuentas.  No necesariamente activismo, sino “seísmo”, o como diría Ghandi “ser nosotros el cambio que queremos ver en el mundo”. 
Pueden tocar o no la aldaba, que el reclamo será primeramente interior. La empatía con respecto a quienes sufren no implica después necesariamente una exteriorización. “¿Qué estás haciendo tú?” Me preguntan por “washapp” en un mensaje/cartel contra la violencia hacia las mujeres que firma, entre otras entidades, el Gobierno de Navarra. Quisiera hacer más, pero hoy por hoy me retiro, respiro y me reitero internamente en favor de quienes padecen, pido igualmente para que se arríen todas las manos amenazantes. Estamos haciendo todo lo que podemos. Es preciso poner todo cuanto esté a nuestro alcance para erradicar esa lacra, es preciso comprometerse en la urgente causa contra el maltrato de la mujer, pero tenemos delante legión de empeños. En realidad, no hay plazas, ni avenidas para tanto anhelo. Hay también otras apremiantes causas que requieren nuestra atención y compromiso. No deberíamos entrar en la peligrosa espiral de pedirnos cuentas los unos a los otros por nuestros grados de respuesta. 
Somos cada vez más los que optamos por la revolución de la distancia corta, del círculo más cercano. “¿Y yo que hago…?” Pues mirarla con mis mejores ojos. Buscar mis más amables palabras, a sabiendas de que quizás mis gestos nunca lleguen a la altura de lo que ella merece. Cariño y ternura siempre suman, pero no compitamos en su derroche. Cada quien fije sus propios retos. Hay un ámbito de intimidad que ningún Gobierno debería traspasar. Es preciso preservar lo que ocurre en el hogar. Sí hay infiernos a erradicar puertas adentro, pero no se extienda la sospecha.
Es preciso afianzar el principio supremo de la libertad. Es preciso ser cuidadosos a la hora de respetar las opciones de preferencial solidaridad de cada quien. Hay que respetar al que agita conciencias, también a quien simplemente sopla sobre ellas. Es preciso sumar las causas altruistas y no hacer cundir recelos. Hay que acabar con la terrible lacra del maltrato de la mujer, pero igualmente salvar los bosques de la Amazonía, rescatar a los hermanos que se ahogan en el Mediterráneo, erradicar el hambre de la Tierra, proseguir en la profundización democrática… El etcétera sería largo. 
“¡Queremos tíos buenos!” dice la actual campaña de la Diputación de Bizkaia, pero a nosotros no se nos ocurre, ni siquiera en broma, poner esa frase en femenino. Lo sagrado frena en seco hasta el chiste. La portadora de vida lo es y lo llevamos tan dentro escrito que no necesitamos sábanas, ni rotuladores para recordárnoslo. Por lo tanto, la sola condición de varón no auspicie recelo. No propiciemos separación de sexo ante lo que a todas y todos nos concierne. Unamos corazones y voluntades de ambos géneros tras la misma y noble causa morada. Queremos hombres y mujeres de buena voluntad armonizados y haciendo todos los posibles para erradicar la violencia machista. 
Cada quien sabe dónde puede aportar más, dónde puede ser más útil, dónde se encuentra más a gusto… Sí podemos pedir ayuda, sí podemos y debemos recabar apoyos, pero creo que no debemos inquirir: “¿Qué estás haciendo tú…?” Quien más, quien menos, en una medida u otra, todos y todas estamos haciendo los posibles por construir un mundo definitivamente nuevo, más cordial y amable en el que esté erradicado todo tipo de violencia. Todas y todos estamos por hacer posible una nueva sociedad más justa, solidaria y sostenible, en la que por supuesto a ningún varón se le ocurra la infamia de poner la mano agresiva sobre ninguna mujer. Permanecemos por lo tanto unidos/as tras la causa lila, también tras la causa verde, roja, amarilla…
Somos devotos de la mujer que nos ha tocado en suerte poder acompañar. Perdón si nos movemos en el asiento cuando alguien cuestiona nuestra devoción. Perdón si no salimos a la calle para manifestarla. Nos estamos midiendo cada día puertas adentro.

LA POSESIÓN DE ARMAS ATÓMICAS ES INMORAL


col hernan reyes
“Todavía hoy se sigue escuchando fuerte el grito de los que ya no están”. Con esas palabras demoledoras, Francisco planteó desde el inicio de su discurso de este domingo en Hiroshima el rechazo absoluto a las armas nucleares y la importancia de recordar lo sucedido en el trágico agosto de 1945 como garantía de un futuro fraterno.
Su rechazo al armamentismo nuclear es un constante. Pero hoy subió la apuesta: ya había dicho el mes pasado que el uso de energía atómica para la guerra es "inmoral". Hoy, en la única frase que agregó al discurso escrito, fue más allá, directo a los nueve países con bombas atómicas: "La posesión de armas atómicas es inmoral".
Como es su estilo, Jorge Bergoglio empezó su discurso en Hiroshima poniendo en el centro a las miles de víctimas del ataque atómico del 6 de agosto de agosto de 1945, cuando "Litlle Boy" cayó del cielo: “
Todos quedaron unidos por un mismo destino, en una hora tremenda que marcó para siempre, no sólo la historia de este país sino el rostro de la humanidad”
Frente a él, entre las 1.300 personas, se encontraban 20 sobrevivientes del bombardeo del 6 de agosto de 1945 en Hiroshima, los denominados “hibakusha”. Una de ellas, Yoshiko Kajimoto, recordó a la precisión el instante en el que, aquel día, "en el momento en que una luz azul entró por la ventana, pensé que era una bomba", al tiempo que lamentó cómo aún 74 años después sigue luchando contra el cáncer y la leucemia.
Murieron 80.000 personas al instante
"Nadie en este mundo puede imaginarse semejante imagen de infierno", evocó. De marco, el reloj que aún marca las 8.15, la hora en la que la por primera vez caía una bomba atómica en la tierra, y que inmediatamente mató a 80.000 personas.
Fue así que, luego del discurso de unas pocas horas antes en Nagasaki, centrado en la convocatoria a los líderes para que de una vez frenen el armamentismo, Bergoglio centró sus palabras en Hiroshima tanto en el rechazo a las armas atómicas como en la importancia de preservar en la memoria mundial ese episodio doloroso.
“Hago memoria aquí de todas las víctimas y me inclino ante la fuerza y la dignidad de aquellos que, habiendo sobrevivido a esos primeros momentos, han soportado en sus cuerpos durante muchos años los sufrimientos más agudos y, en sus mentes, los gérmenes de la muerte que seguían consumiendo su energía vital”, planteó en esa dirección.
El Parque Conmemorativo de la Paz, de más de 122.000 metros cuadrados, está dedicado al legado de Hiroshima como la primera ciudad en sufrir un ataque nuclear y a la memoria de todas las víctimas de la bomba. El parque se terminó de completar en 1954 y su diseño corrió a cargo de Tange Kenzo, el famoso arquitecto japonés que también fue responsable de la sede de la Fuji TV en Odaiba o de los edificios del Gobierno Metropolitano de Tokio, entre otros.
“He venido a este lugar lleno de memoria y de futuro trayendo el grito de los pobres, que son siempre las víctimas más indefensas del odio y de los conflictos. Quisiera humildemente ser la voz de aquellos cuya voz no es escuchada, y que miran con inquietud y angustia las crecientes tensiones que atraviesan nuestro tiempo, las inaceptables desigualdades e injusticias que amenazan la convivencia humana, la grave incapacidad de cuidar nuestra casa común, el recurso continuo y espasmódico de las armas, como si estas pudieran garantizar un futuro de paz”, reclamó.
El escenario, fue inmejorable: el denominado Cenotafio Memorial de la Paz de la Ciudad de Hiroshima, erigido “para conmemorar la reconstrucción de Hiroshima como ciudad de la paz tras convertirse en la primera ciudad del mundo destruida por el poder de una bomba atómica”.
Se trata de una escultura que homenajea a las antiguas construcciones que había en la zona antes de la caída de la bomba, y bajo ella una cámara de piedra en la que se guarda la lista de nombres de las casi 300 mil personas de todo el mundo que han sido víctimas de las bombas atómicas, tanto dentro como fuera de Japón. Su famoso epitafio dice así: “Descansad en paz, ya que no permitiremos que esto vuelva a ocurrir”.
Seremos juzgados por esto
Así, el pontífice reiteró uno de los ejes de su discurso: “que el uso de la energía atómica con fines de guerra es hoy más que nunca un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad sino contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa común”.
“El uso de la energía atómica con fines de guerra es inmoral. Seremos juzgados por esto. Las nuevas generaciones se levantarán como jueces de nuestra derrota si hemos hablado de la paz, pero no la hemos realizado con nuestras acciones entre los pueblos de la tierra”, reclamó.
“¿Cómo podemos hablar de paz mientras construimos nuevas y formidables armas de guerra? ¿Cómo podemos hablar de paz mientras justificamos determinadas acciones espurias con discursos de discriminación y de odio?”
“La construcción de la paz en la verdad y en la justicia significa reconocer que son muchas y muy grandes las diferencias entre los hombres en ciencia, virtud, inteligencia y bienes materiales, lo cual jamás puede justificar el propósito de imponer a los demás los propios intereses particulares”, planteó luego.
“Por el contrario, todo esto constituye una fuente de mayor responsabilidad y respeto. Asimismo, las comunidades políticas, que legítimamente pueden diferir entre sí en términos de cultura o desarrollo económico, están llamadas a comprometerse a trabajar por el progreso común, por el bien de todos”, convocó.
“¿Cómo podemos proponer la paz si frecuentamos la intimidación bélica nuclear como recurso legítimo para la resolución de los conflictos? Que este abismo de dolor evoque los límites que jamás se pueden atravesar. La verdadera paz sólo puede ser una paz desarmada”, se preguntó.
Recordar, caminar juntos, proteger
El mensaje del Papa, sus gestos, sus llamados estuvieron centrados en “recordar, caminar juntos, proteger”.
“Estos son tres imperativos morales que, precisamente aquí en Hiroshima, adquieren un significado aún más fuerte y universal, y tienen la capacidad de abrir un auténtico camino de paz”, propuso.
“Por lo tanto, no podemos permitir que las actuales y nuevas generaciones pierdan la memoria de lo acontecido, memoria que es garante y estímulo para construir un futuro más justo y más fraterno; recuerdo expansivo capaz de despertar las conciencias de todos los hombres y mujeres, especialmente de aquellos que hoy desempeñan un papel especial en el destino de las naciones; memoria viva que nos ayude a decir de generación en generación: ¡nunca más!”, convocó, en un grito cargado de simbolismo: El “Nunca más”, fue la expresión con la que cerraron su alegato quienes enjuiciaron a los militares de la última dictadura argentina.
Su grito final resumió el que sin dudas ya es de los días más emblemáticos de su pontificado: “¡Nunca más la guerra, nunca más el rugido de las armas, nunca más tanto sufrimiento!”.

Hernán Reyes Alcaide, enviado especial a Tokio

La ‘guerra santa’: Iglesias evangélicas y el poder conservador en Latinoamérica


Walter C. Medina

La participación de las iglesias evangélicas en la política latinoamericana alimentó a la ultraderecha para impulsar su agenda conservadora
Hasta la segunda mitad de la década de los ‘80, la derecha religiosa de los Estados Unidos era considerada una minoría de fanáticos. Sin embargo a partir 1988, con la irrupción en la escena política de Pat Robertson, comenzó un aluvión de “mensajeros divinos” que supieron ganar espacios en las democracias americanas. ··· Ver noticia ··