FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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sábado, 11 de noviembre de 2017

QUÉ FELIZ INTERPRETADA POR: LOLA MONTES LETRA: VICENTE SIMÓN

Expectativas

¿Clericalismo o sinodalidad?

Pepe Mallo-Fuenlabrada (Madrid)

De la fraternal “iglesia doméstica” a la clerical “iglesia domesticada”

Ya sabéis que los proclamados jefes de las naciones los gobiernan con despotismo y los poderosos los oprimen con su poder. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, que se haga el siervo de todos” (Mc 10,42-45).


“Debemos extirpar el clericalismo de la Iglesia”

No sé si se puede decir más claro, con más rotundidad, con más osadía. Pero las palabras del papa Francisco son así de claras, rotundas y osadas: “Debemos extirpar el clericalismo de la Iglesia”. Y más recientemente en su viaje a Colombia: “Es un imperativo superar el clericalismo que infantiliza a los laicos y empobrece la identidad de los ministros ordenados”. El clericalismo es un virus que la Iglesia católica ha venido incubando durante siglos. Y es que el clericalismo representa la “es-clero-sis” de la Iglesia. Es la expresión de un enfoque de Iglesia que solo cumple con objetivos de poder, dominación y control sobre las personas. Se trata de la “dictadura del clero”, de un sagrado “despotismo ilustrado”: “Todo para el pueblo (de Dios) pero sin el pueblo (de Dios)”. Hago y deshago, organizo y desorganizo, pongo y compongo, apruebo y desapruebo, incluyo y excluyo...


Implacable autoridad, incuestionable, severa e inhumana

La oposición clérigo-laico constituye una situación patológica dentro de la Iglesia. La tarea de los portavoces del clericalismo consiste en crear un público devoto, fervoroso, pasivo y obediente, no un colaborador participante en la toma de decisiones, sino un siervo fiel. Se trata de crear una comunidad atomizada y aislada; que no consiga organizarse y ejercer sus capacidades para desbaratar todo el tinglado de la concentración del poder. Y para que el mecanismo funcione, es necesaria, también, la domesticación, el adoctrinamiento; generar una mentalidad de “rebaño”, no en el sentido evangélico sino de “manada”. Hacer que los creyentes huyan de todo criterio personal y caigan en las redes del dogmatismo o la clerical interpretación de los Evangelios. Es decir, que se crean su propio “cuento” y lo justifiquen por autocomplacencia, pragmatismo puro o exacerbada egolatría. Confunden la autoridad con el poder. El poder persigue un único razonamiento, un solo orden, un exclusivo arbitraje infalible e intransigente. Quienes levanten la voz y se aparten del rebaño serán denigrados, hostigados y/o castigados.


El clericalismo surgió del poder, en el poder y para el poder

La Iglesia se constituyó en una sociedad jurídica perfecta, con pleno poder legislativo, judicial y coactivo; organizada y estructurada de arriba-abajo, con sus leyes y derechos, presidida por la jerarquía y el clero, escoltados por los fieles súbditos. Y así nos encontramos con un modelo único de Iglesia férreamente mantenido en torno a los clérigos. El clericalismo ha secuestrado al Espíritu Santo intentando convencer al “rebaño” de que los clérigos son “representantes de Dios”, que han sido “consagrados”, o sea, incorporados al espacio de lo sagrado, “divinizados”. Se arrogan el privilegio de haber sido elegidos especialmente por Cristo. Incluso hablan en nombre de Dios secuestrando la portavocía al Espíritu. Y en nombre de Dios dictan “sus” leyes a “su” arbitrio. Curas dueños de sus parroquias y obispos señores de sus diócesis, propiedad feudal. Son celosos de su poder y lo único que piensan es en la silenciosa obediencia ciega de sus súbditos. Un poder de arrogancia, soberbia y poderío, sobre otros seres humanos a los que se les ha quitado la voz. Un poder central cerrado y embriagado de autoridad. Ejercen la autoridad como si ellos fueran dueños de la Iglesia. Lo hacen con el pretexto de la doctrina y de la tradición, pero en el fondo es un abuso de poder, ejercitado no fraternalmente sino impositivamente.


La antítesis de esta teoría se encuentra en el Evangelio

Jesús defendió a toda costa la igualdad, en dignidad y derechos, de todos los seres humanos. En el Nuevo Testamento no hallamos ningún sistema de gobierno eclesiástico artificiosamente elaborado. Todos los miembros de la comunidad eran iguales y ejercían libremente los dones y carismas del Espíritu a favor de la comunidad. A medida que se fue perdiendo el primitivo concepto de “iglesia doméstica”, empezó a ganar terreno el espíritu clerical que dio lugar a la “iglesia domesticada”. El clericalismo reemplaza a Dios e instaura un proceso de deificación: la “Santa Iglesia”. La Iglesia ha asumido los excelsos atributos referidos a Dios, pero no ha asimilado los valores divinos que precisamente expresan el abajamiento, la kénosis del Hijo de Dios: “Se despojó de su rango”. Una religión que reemplaza a Dios, gobernada por una clericracia autocrática y autosuficiente, dedicada a mantener privilegios del pasado, desinteresada de los hombres y mujeres.


Francisco habla de “sinodalidad”

La palabra “Sínodo” significa “hacer juntos el camino”. En su discurso en la Conmemoración del 50° Aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos, 17 de octubre de 2015, afirmó: “Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra `Sínodo´. Caminar juntos –laicos, pastores, Obispo de Roma– es un concepto fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica”. Sinodalidad no es democracia, pero se asemeja, porque democracia significa el “gobierno del pueblo” y la sinodalidad supone consulta y escucha de todo el pueblo de Dios, no solo de una parte, la clerical. La sinodalidad es igualdad; el clericalismo es desigualdad, diferencia. La sinodalidad exige acercamiento, comunión, colaboración, corresponsabilidad en las parroquias. Acciones que un buen número de obispos y sacerdotes ignoran o repudian. El clericalismo lleva a la manipulación del laicado. Tratándolo como "mandaderos", coarta las diversas iniciativas y esfuerzos. Lejos de impulsar las distintas propuestas y proyectos, poco a poco va apagando el espíritu profético que la Iglesia “toda” está llamada a testimoniar en el corazón de las parroquias.


Confirmo lo dicho con algún ejemplo

En una conversación que mantuve con el nuevo rector de mi iglesia sobre el modelo de parroquia que se debía instaurar (yo diría “restaurar”), le pregunté si pensaba restablecer el Consejo Parroquial, como ya existía anteriormente y que está prescrito por ley. La respuesta delata su verdadera actitud: “El Consejo es un órgano meramente consultivo. Y si necesito consultar con alguien, yo ya tengo mis propios asesores. Así que no lo necesito para nada”. Demostración de un evidente desprecio hacia los seglares. Pienso que este señor no escucha ni lee al papa Francisco que con rotundidad espantosa afirma sin paños calientes:

“Un párroco sin Consejo pastoral corre el riesgo de llevar la parroquia adelante con un estilo clerical, y debemos extirpar el clericalismo de la Iglesia. El clericalismo hace mal, no deja crecer a la parroquia, no deja crecer a los laicos. El clericalismo confunde la figura del párroco, porque no se sabe si es un cura, un sacerdote o un patrón de empresa” (Visita a la Parroquia romana de Santo Tomás Apóstol 16-2-2014).

La fobia contra el Papa

Se comprende por qué hay tanta gente creyente –incluso muy religiosa – que no disimula su rechazo, y no menos su enfrentamiento con el papa Francisco. La fobia común de todos sus opositores está marcada, sin duda, por el clericalismo. El clericalismo es, por ende, el mal de la Iglesia por antonomasia.


Pepe Mallo

Fuenlabrada (Madrid) 

American Curios ¿Colonia Roma?


David Brooks

A veces uno tiene la tentación de proclamar que el panorama político (y en parte social) de Estados Unidos se parece a la versión seguramente simplista de la Roma de Calígula mezclada con la de Nerón; el declive ciego por la suprema arrogancia que acaba siendo una sátira involuntaria de la misma grandeza que autoelogia, mientras todos los demás pagan los costos.··· Ver noticia ···

Mujeres, poder y Iglesia

Míriam Díez

El cardenal Omella ha venido a Barcelona con ánimos de corregir anomalías históricas, y elegir una mujer laica para un cargo directivo como acaba de hacer es una buena señal. La elegida es Marion Roca Sagués, nueva secretaria general y canciller, un cargo que el obispado de Girona ya hace años que ocupa una mujer, también, la eficaz M. Teresa Cebrià, aunque desde hace unos años se dividieron las funciones y ahora ella es canciller y otra mujer, Mercè Corominas, es secretaria general. “En Girona, más”, ya se sabe.

La nueva secretaria general no es nueva en la plaza. Tiene décadas de experiencia y ha formado parte del equipo del secretario general saliente y desde ayer obispo auxiliar de Barcelona, ​​Sergi Gordo. De hecho, el cargo es tan alto que a veces es la antesala de ser nombrado obispo, eventualidad que, a Mariona, no le pasará, a corto plazo. Deberían removerse muchas cosas en la Iglesia católica. El Papa ya ha revuelto muchas. Bergoglio actúa como si fuera un electricista travieso, que entra en una empresa y empieza a cambiar cables de lugar, conectar aparatos que en principio no tenían relación, a desenchufar cosas, a pulsar botones. 

El Papa ensaya, pero no a lo loco. Es un hombre profundo, de convicciones muy profundas. Reza, calla, escucha. Y decide. Quizás un día tomará decisiones que visibilicen las mujeres en la Iglesia, estas que lo miran todo, como dice la lúcida Lucetta Scaraffia, desde el último banco.
Con la nueva incorporación femenina en un cargo directivo, la Iglesia de Barcelona está diciendo cosas también a otros obispados más pequeños, a entidades, escuelas, delegaciones diocesanas y comunidades eclesiales. Su tarea, en una alta función en la organización administrativa de la curia diocesana, es el paso para asegurar, y las palabras son textuales del obispado, una “adecuada transición”. Con este gesto, el arzobispo “muestra su talante renovador en sintonía con el Papa Francisco situando en la organización de la curia una mujer de valía”. Es decir, que estamos en renovación, y renovarse es incorporar mujeres en cargos directivos, una praxis que en la Iglesia ha sido escasa.

No podría contar las veces que me han formulado la pregunta “qué hace una mujer como tú en un sitio como éste?”, Considerando “sitio” la Iglesia, un reducto visto por tanta gente como anacrónico, machista y oscuro. Porque es una evidencia de que institucionalmente no se ha sabido gestionar de manera satisfactoria el papel de la mujer en la Iglesia. Los últimos Papas lo han confesado y este Francisco en concreto insiste especialmente.
Lucetta Scaraffia, historiadora y periodista, mujer de una vida fascinante, escritora del diario vaticano L’Osservatore Romano,  participó en el Sínodo de Obispos. No es normal. Hasta hace poco esto era una anomalía. Eran pocas, religiosas, y sin relevancia en las decisiones finales. Desde el último banco del Sínodo, la Lucetta observó. Y en su libro, que se titula precisamente  Desde el último banco, defiende que la Iglesia no puede olvidar que “el cristianismo dejó la semilla de la emancipación femenina en Occidente”. Según ella, “las mujeres son las únicas que pueden restituir vitalidad y corazón a una estructura rígida y autorreferencial”. Básicamente, sin las mujeres, la Iglesia se acaba. La Iglesia no puede pensar el futuro sin las mujeres y las mujeres ya no aceptan más no ser escuchadas. Pero resulta que las mujeres en la Iglesia han escuchado mucho y han hablado poco. La mujer ha sido sublimada, maldita, pero sobre todo, menospreciada u olvidada. Ignorada. Invisible. Durante demasiado tiempo, las mujeres han sido vistas bajo un prisma distorsionado, ya menudo empañado y lejano. Hay excepciones, santas, vírgenes, mártires. Pero poco más. En la gestión ordinaria del poder, las mujeres en la Iglesia pintan poco.

Que el Papa, el obispo y, esperamos, que hasta el último rector hagan gestos (y nombramientos) que recaen en la visibilización del poder de las mujeres, es positivo. Que quieran trabajar con ellas, escucharlas, argumentar con ellas, es una espléndida pequeña noticia que demuestra que la pesada maquinaria eclesial también se mueve. Y además, es una noticia necesaria en una organización con voluntad de perdurar, que sin estas acciones que muestren un “talante renovador”, como manifiesta el arzobispado de Barcelona, difícilmente podrá ir adelante. Las chicas jóvenes no pueden concebir que por el hecho de ser mujeres, porque es sólo por eso, no puedan tener un cargo. Y no lo pueden entender, porque es incomprensible. El fenómeno Marion, la lucidez de Scaraffia … son indicios de que el catolicismo no tiene ganas de ser rancio y anticuado, sino de ponerse al día, aquel  aggiornamento  que el Concilio Vaticano II acarició tanto y que, según el profesor y experto conciliar Alberto Melloni, hizo que se recuperara una dimensión olvidada de la Iglesia, que es la sinodalidad, y ésta lleva a la inclusión. Nos habíamos acostumbrado a dar por válidas premisas patriarcales que nos parecían obvias y que no lo son en absoluto. Que Mariona sea noticia, es un ejemplo, diáfano, pero también preocupante. Es tarde y los signos de los tiempos lo corroboran. Eppur si muove .
Omella en la Capilla Sixtina

Instan a la Iglesia a pedir perdón por su apoyo a la dictadura



(Foro por la Memoria,religiondigital)
La acusan de proporcionar “la ideología legitimadora de la dictadura que secuestró la soberanía popular”
La Federación Estatal de Foros por la Memoria ha organizado una recogida de firmas en la plataforma change.org para que la Iglesia católica española pida perdón “por su participación en la represión durante la Guerra Civil y la posguerra, así como por su connivencia con la dictadura franquista y por los beneficios obtenidos de esa colaboración”.


El texto completo de la Federación Estatal de Foros por la Memoria
A la Atención de:

Conferencia Episcopal Española:
Presidente: Cardenal Ricardo Blázquez Pérez
Secretario General: José Mª Gil Tamayo

Hemos conocido la noticia de que la Iglesia católica española pretende beatificar el próximo 11 de octubre de 2017 en Madrid a 60 denominados “mártires de Cristo”.
Resulta sorprendente, viniendo de una institución que ha manifestado con vehemencia su oposición a la recuperación de la memoria democrática en nuestro país, con el argumento de que constituye un atentado contra la reconciliación y el perdón, y únicamente busca reabrir heridas cicatrizadas. Asimismo, la Iglesia se ha manifestado en contra de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas de graves violaciones de derechos humanos durante la guerra civil y la dictadura franquista, tal y como han recomendado al Estado español las Naciones Unidas y otros organismos internacionales de derechos humanos.
Creemos que el acto del próximo 11 de noviembre constituye una ocasión inmejorable para que la Iglesia Católica pida perdón al conjunto de la sociedad española por su participación en la represión durante la guerra civil y la posguerra, así como por su connivencia con la dictadura franquista y por los beneficios obtenidos de esa colaboración.
En 1936 la jerarquía católica legitimó la rebelión militar contra las instituciones democráticas legales, convirtiendo la guerra en “Cruzada de Liberación Nacional” prestando con ello un enorme servicio a la causa de los militares golpistas, en paralelo al apoyo material prestado a Franco por la Italia fascista y la Alemania nazi.
La participación de clérigos y religiosos en la represión franquista desarrollada a lo largo de toda la guerra y hasta bien avanzada la posguerra, se dio en múltiples formas:
– “Asistencia espiritual” durante las ejecuciones extrajudiciales y en cumplimiento de las ilegales sentencias de los tribunales y consejos de guerra franquistas.
– Participación de órdenes religiosas en la represión de los/as presos/as políticos/as en el interior de cárceles, campos de concentración, destacamentos de trabajo forzado, etc.
– Participación de los párrocos como denunciantes y delatores de los/as ciudadanos/as, tanto en los ilegales consejos de guerra, como en expedientes de depuración de funcionarios y empleados, concesión de avales y salvoconductos, etc., extendiendo con ello una atmósfera de terror en la sociedad.
– La Iglesia católica proporcionó el núcleo de la ideología legitimadora del golpe militar y de la dictadura que, durante cuarenta años, secuestró la soberanía popular. Elaboró la base del sistema ideológico totalitario del régimen -el nacionalcatolicismo- que abarcaba desde el plano de encuadramiento político, hasta los aspectos más personales de la vida cotidiana.
– Ejerció una absoluta represión social, moral e intelectual desde el púlpito, pero sobre todo por medio del monopolio absoluto de un sistema de enseñanza represivo, alienante, clasista y sexista.
– Religiosos y religiosas tuvieron un papel central en la siniestra trama de robo de bebés, que tuvo su origen en el secuestro de los hijos e hijas de las presas políticas, y cuya verdadera magnitud sólo ahora está empezando a intuirse.
La represión franquista no se ejerció exclusivamente contra los demócratas, sino que afectó también a pastores y fieles de otros credos, e incluso, en la fase final de la dictadura, a sacerdotes católicos influidos por las corrientes progresistas de la Iglesia de la época.
La Iglesia no ejerció este papel desinteresadamente, sino a cambio de inmensos privilegios tanto económicos como de poder y de capacidad de influencia social, que el actual régimen democrático no ha cuestionado en los 38 años transcurridos desde la muerte física del dictador.
En consecuencia, creemos que es una excelente, aunque tardía oportunidad, para que la Iglesia católica española y en su representación la Conferencia Episcopal, hagan una declaración pública y nítida por la que pidan perdón públicamente al conjunto de la sociedad española, tanto por su participación en los crímenes franquistas como por su colaboración con la dictadura que sojuzgó a la sociedad española entre 1936 y 1977.
Firma la petición: http://bit.ly/2hO3ghO

Por qué un cristiano nunca votaría por Kast


Alonso Ignacio Salinas Garcia, Presidente Juventud Izquierda Cristiana.


El conservadurismo no es una expresión viable para el cristianismo.
Aquellos que representan esa derecha de JAK, de Solidaridad en la PUC, de los Gremialistas, representan el profundo miedo a la libertad, a la libertad que representa el amor y la fe cristiana. Se encierran en una lógica farisaica de ser leales a una visión tan antigua como las raíces brahmánicas para obtener su pedazo de cielo, se vuelven fanáticos en conservar un orden moral que les está establecido.··· Ver noticia ···

Transnacionales, oligarquía y criminalización de la protesta social. El caso Guatemala


Jesús González Pazos, Mugarik Gabe


Desde Mugarik Gabe, organización de solidaridad y cooperación internacional, presentamos ahora este informe, bajo el título de “Transnacionales, oligarquía y criminalización de la protesta social. El caso Guatemala”.
Cabría preguntarse en primer lugar sobre el objetivo principal de esta investigación realizada durante el presente año 2017 y la respuesta es sencilla y diáfana en cuanto a su intencionalidad: evidenciar, a través del caso paradigmático de Guatemala, cómo la criminalización de las protestas sociales en defensa de los territorios y sus recursos naturales es una estrategia articulada al servicio de las transnacionales y oligarquías locales, para la protección de los intereses políticos y económicos de estas clases, élites y estructuras. ··· Ver noticia ···