FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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viernes, 6 de marzo de 2020

LIMPIAR Y PONER FLORES, QUE LO HAGAN LOS SEÑORES


col lopez alonso
En la calle, pero pegadas a la verja de la Catedral de la Almudena, esta mañana decenas de mujeres y también muchos hombres han descrito con cánticos de protesta la situación de “profunda discriminación” que viven dentro de la Iglesia: “Limpiar y poner flores, que lo hagan los señores”. Y es que no se puede negar que la imagen más común, la de una parroquia aleatoria, es aquella en la que ellos predican las homilías, consagran el pan y votan en los concilios, mientras ellas son las que friegan las baldosas del templo, las que preparan las flores, las que atienden a los niños y padres de la catequesis, sin voz para la toma de decisiones.
Reunidas bajo la convocatoria “Revuelta de mujeres en la Iglesia” (cuyo lema “Hasta que la igualdad se haga costumbre” se ha expandido estos últimos días por las redes sociales de las múltiples asociaciones, comunidades de base, parroquias y colectivos eclesiásticos en los que las mujeres participan activamente), a las 12 de la mañana han comenzado un evento de reivindicación exuberante pero pacífica y muy organizada, en el que han dado a conocer sus propuestas de cambios en la Iglesia.
“Estamos cansadas de las incoherencias y autoritarismos que vivimos a diario”, han expresado en su manifiesto, escrito a decenas de manos y leído por decenas de representantes. Con vitalidad y altavoces, han exigido el “acceso al diaconado y al presbiterado femenino”, y el fin de las “múltiples formas de invisibilización” que sufren las mujeres de Iglesia.
Homenaje a las olvidadas de la Historia
Además de palabras de protesta y reivindicación de derechos, la revuelta de mujeres ha establecido dos momentos del acto dedicados a hacer memoria y homenaje a las olvidadas de la Historia de la Iglesia. Levantando pancartas, han recordado en el micrófono la trascendencia de mujeres bíblicas como María de Nazaret o María Magdalena. Quien, cuando conoció a Jesús, “descubrió que la vida que llevaba no la hacía feliz, y empezó de cero”.
Mujeres de principio y de principios, que han existido desde la Antigüedad (Diaconisa Febe, Tecla) pero han sido infravaloradas. Mujeres medievales (Hildegarda de Bingen), encarceladas o acusadas de herejía por denunciar la corrupción de la jerarquía eclesiástica (la beguina Margarita Porete, que terminó en la hoguera). Mujeres racializadas como Josefina Bakhita, que fue vendida como esclava cinco veces. Que recuerda que “Dios también es mujer y negra” y que, como dice el manifiesto del movimiento, “este sistema expolia la tierra, fomenta la feminización de la pobreza y favorece la explotación laboral y sexual de las mujeres”.
 “Nos reunimos fuera porque fuera nos dejan por ser mujeres”
El siguiente momento de homenaje fue el llamado “Gesto de silencio”: un minuto de pausa en el que las mujeres en revuelta se pusieron el pañuelo en la boca y reflexionaron sobre todas aquellas a las que la desigualdad llenó de frío y de frustración. Sin embargo, algo bailaba en ese silencio, liberándolo de su carácter categórico: danza, expresión corporal, manos entrelazadas… acompañaron también este momento de recogimiento en medio de la alegría compulsiva de la revuelta.
“Nos reunimos fuera de la Iglesia porque fueran nos dejan por ser mujeres”, volvieron a clamar las protagonistas, muchas de ellas miembros de colectivos como María 2.0 o el movimiento internacional Voices of faith. “El cura, esta mañana, me ha dicho que no viniera”, le cuenta una asistente a su compañera. Esa es la realidad que afrontan la mayoría de ellas: una Iglesia que nos las comprende, pero que las exige compromiso; sacerdotes que no sienten la más ligera curiosidad por acercarse a la catedral de Madrid a conocer cómo se sienten las laicas de sus equipos pastorales. En cambio, ellas no pierden la esperanza en que se abran puertas al diálogo.
“Espero que se sienten a hablar con nosotras”
“La Iglesia gana mucho si nos escucha”, afirma María García, que con 22 años es catequista en una iglesia de Vallecas. Implicada hasta el fondo en la red de mujeres que ha organizado el acto, confiesa aprender a diario de las veteranas: “Muchas en el grupo son teólogas, juristas, psicólogas…”. Dato que recuerda a una de las denuncias del manifiesto de la revuelta: “la desproporción de teólogas preparadas y los puestos que ocupan como docentes en las facultades”.
Sobre el escenario, María ha leído el fragmento que rechaza una “moral sexual” sustentada en las prohibiciones y censuras, así como “el lenguaje patriarcal y sexista de las homilías, textos litúrgicos y documentos”. La joven diagnostica el desconocimiento acerca de figuras relevantes del feminismo en la Iglesia (“los propios creyentes no las conocemos”), pero confía precisamente en eso, en la educación, como principio para construir una cultura de igualdad y corresponsabilidad dentro y fuera de la Iglesia. “El mensaje de Jesús es un mensaje de igualdad. Yo no me estoy inventando nada en catequesis: Jesús ya era feminista, y se lo transmito a mis chavales”, cuenta. Apunta al futuro (“Seguiremos convocando la revuelta cada año, hasta que la igualdad se realice”) y pide que esos varones que toman las decisiones sepan responder a corto plazo: “Espero que se sienten a hablar con nosotras, para que haya cambios sustanciales en la estructura de la Iglesia”.
¿Qué costumbres debe perder la Institución?
Atendiendo a las canciones y al manifiesto de la revuelta, quedan explicitadas las respuestas a esta pregunta que están ofreciendo las mujeres del movimiento. La Iglesia, lo primero, debería dejar de culpar a la mujer por su cuerpo, de la censura de la indumentaria o el comportamiento social a las polémicas en torno al aborto. Debería dejar de defender el peligroso estereotipo de mujer virgen, madre, humilde, tranquila, entregada… “Soy lesbiana, ¿y qué?”, “soy divorciada, ¿y qué?”, han gritado en La Almudena. Porque no quieren seguir siendo le mujer vergonzosa, doliente y vulnerable que la tradición eclesiástica ha predicado.
La Iglesia debe, también, dejar de considerar “adoctrinamiento de género” a la educación afectivo-sexual, que previene las diferentes formas de violencia contra la mujer. De la misma manera, la Iglesia debe asumir la mutualidad en los cuidados (“¿Qué sería de la Iglesia si dejáramos de hacer todos estos trabajos?”, reza el manifiesto) y empezar a reconocer y normalizar “la diversidad de familias, identidades y orientación sexual” que existe en la sociedad y entre la feligresía de una parroquia.
Una hora y media después del comienzo del evento, la esquina de la catedral huele a perfume y sigue llena. Las mujeres entonan rimas firmes: “Con voz, con voz, así nos quiere Dios”, “Marta y María también se sumarían”. Tienen claro que una Iglesia clericalizada y masculinizada nunca las ha representado. Que no quieren más condescendencia, sino oportunidades reales. Nunca más sirvientas, apartadas, escrutadas, inferiores. Simplemente iguales. “Iglesia, despierta: cristianas en revuelta”.

Escuchar - 2º Domingo Cuaresma, Ciclo A

A TI, HOMBRE, EN MI DÍA: 8 DE MARZO


col zapatero

Sí, soy mujer; nada más, pero tampoco, nada menos. Quiero decir con ello que soy exactamente igual que tú, que eres hombre. Por tanto, no quiero pasar por encima de tu persona, pero tampoco quiero que tú pases por encima de la mía. Si comenzamos por lo físico, quiero que sepas que tengo un cuerpo diferente del tuyo, pero que, en absoluto, quiere decir inferior. Es el cuerpo que me hace que sea mujer, como el tuyo hace que tú seas hombre. Exteriormente mi morfología es específica, de la misma manera que también lo es la tuya. La cual cosa comporta que seamos diferentes; pero no superior el uno e inferior la otra: sencillamente diferentes. ¿Qué significa esto?, podrás quizás preguntarme. Pues una cosa muy sencilla: que hablar de diferencia no es hablar de oposición, sino de complementariedad y, por lo mismo, de riqueza. ¡Qué maravilloso, no!
No quisiera que te creyeras tampoco que soy inferior a ti, porque las mujeres tenemos en general menos fuerza física. A lo mejor es verdad; pero, en el caso que lo fuera, me entristece ver cómo en muchas ocasiones esa fuerza no la utilizas tú para proteger a las personas débiles e indefensas, sino para maltratar, aplastar e, incluso, asesinar a las mujeres. 
Me duele que mi porte externo haya servido, yo diría que casi desde siempre, y continúe sirviendo en la actualidad, para que me veas como un objeto de placer y de deseo. ¡No te puedes imaginar cuánto me duele! Cuando tú me miras de esta manera, lo estás haciendo porque te consideras, déjame decírtelo, como un gran macho, a cambio, también te lo digo, de no ser en absoluto persona. Me da mucha rabia que los grandes lobbys económicos, y por ende los lobbys de poder, hayan hecho de mí un instrumento de reclamo por lo que al mercado se refiere; intentando hacerte ver que, si compras el producto publicitado por mí, como mujer, serás eso, un gran “macho” que conseguirá tener todas las mujeres que quiera a su alrededor. Al hilo de esto también te digo que me entristece demasiado que haya mujeres que se presten con bastante frecuencia a este juego; aunque comprendo que, a algunas de ellas, no sé a cuantas, no les queda a veces otro remedio; porque una sociedad dominada por hombres así lo ha dispuesto y lo sigue disponiendo.
Pero, te equivocas si crees que eso es lo más grande e importante que tengo. En el fondo me das un poco o bastante pena, pues veo que ignoras que poseo una mente tan dotada como para llegar a conseguir logros y metas como las que tú consigues o puedes llegar a conseguir; aunque, modestia aparte, te digo que puedo conseguir, en muchas ocasiones, metas que tú nunca te habrías llegado a imaginar. Los títulos y los grados, sin embrago, serán, en su mayoría, para ti y para los tuyos. Otra de las injusticias que sufro y sufrimos en general las mujeres por parte de una sociedad patriarcal. ¡Pero, qué le vamos a hacer!
Y, por si esto fuera poco, quiero también que sepas que tengo un corazón capaz de amar hasta extremos que te resultará difícil comprender. Y cuando hablo de “amar”, me gustaría que, al menos por unos momentos, comprendieras todo lo que esta palabra encierra. No estoy hablando de sentimientos ni de nada que se lo parezca. Estoy hablando del amor como sinónimo de entrega, de donación total, es decir, sin pedir nada a cambio; de generosidad sin ningún tipo de límites, o sea, hacia toda persona que pueda necesitar de mí.
En el caso de que seas creyente y pertenezcas a alguna religión, creo que debo recordarte la gran injusticia que cometen todas las religiones contra mí y contra todas las mujeres; de manera especial, claro, contra las que se consideran y se sienten creyentes, y pertenecen a una confesión religiosa. Sí, lo digo bien claro y alto: todas las religiones sin ningún tipo de distinción ni diferencia; aunque, a lo mejor, sí que tendríamos que decir que unas son más discriminadoras que otras respecto a nosotras, las mujeres. No es el momento de entrar en pormenores; pero tengo la sensación de que se nos impide entrar en lo profundo de lo “sagrado” (presidir una celebración, por ejemplo), porque, de una manera u otra, se nos considera impuras u otras cosas, de las cuales no quiero hablar en este momento.
Si no te importa, me gustaría sugerirte, para acabar, una última cosa: echa una mirada, aunque sea de manera ligera, por este Planeta que tú y yo habitamos; ya ves que lo tenemos casi agonizando. Es el resultado de lo que todas y todos hemos hecho. Permitido, fomentado en algunos casos, que aún es peor, por dirigentes políticos, hombres en su mayoría; no por nada especial, sino porque las mujeres no hemos tenido hasta hace muy poco, en general, acceso al gobierno de los pueblos.
Después de todo esto, te pediría que no me compadecieras, pues no se trata de eso. Quiero sencillamente que te des cuenta de que se nos han usurpado y se nos siguen usurpando, muchos de los derechos que disfrutáis vosotros; por ninguna razón especial, sino sencillamente porque somos mujeres. No te debe extrañar, pues, que digamos ¡Basta ya!; queremos los mismos derechos, ¡porque son también nuestros! Pues, no lo olvides, soy mujer, somos mujeres. Nada más, pero tampoco nada menos.
¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!

EL VATICANO NO SE BAÑÓ EN EL AMAZONAS


col arregi

A un amigo teólogo español le pregunté: “¿Qué te parece la Exhortación postsinodal del papa “Querida Amazonía”? “Es un documento bipolar”, me respondió.
Tenía razón. De cuatro capítulos que componen la Exhortación, los tres primeros describen el sueño ético, cultural y ecológico de otra Amazonía. En tono enérgico y poético, exhorta a luchar por los derechos de los individuos y de las comunidades indígenas más pobres, a defender sus culturas, a cuidar la vida de sus ríos y bosques. Denuncia la colonización y la complicidad de la institución eclesial en sus crímenes horribles: genocidios, esclavitud, sometimiento, miseria. Delata la codicia asesina de las empresas mineras, petroleras, madereras, ganaderas e hidroeléctricas, que arrasan y matan sin piedad. Acusa al paradigma tecnocrático y consumista que sacrifica ríos, selvas y pueblos, el planeta entero, al interés egoísta de unos pocos. Llama a indignarse, a soñar, despertar y levantarse. A escuchar el grito doliente y alegre de la Amazonía que somos, los versos del agua, el poema de la flora y de la fauna, el llanto y la risa de sus niños. A contemplar la Amazonía como lugar teológico donde Dios o el Aliento creador se revela y encarna, en la comunión fraterno-sororal de todos los vivientes.
Son capítulos vibrantes. Un oráculo provocador e inspirado. Un sueño profético, espiritual y político, de una Amazonía libre, justa y pacífica, en la justicia y la paz de la Tierra, nuestra Madre común.
Pero sigue luego un cuarto capítulo, presentado como el sueño de una “Iglesia de rostro amazónico”, y de pronto el sueño se vuelve sopor clerical, teología dormida en el pasado, sin sueños de futuro. Nos habían anunciado que el papa Francisco iba a dar un paso decisivo hacia la reforma del modelo clerical de la Iglesia, asumiendo las dos propuestas estrella que el Sínodo había aprobado por amplísima mayoría: la ordenación de varones casados como sacerdotes y de mujeres como diaconisas. Y no sería descaminado pensar que todo el gigantesco y carísimo montaje sinodal tenía justamente como objetivo principal la legitimación de esa doble medida.
Y mira que era poca cosa lo que proponían los obispos sinodales, pues solo planteaban ordenar varones casados “en regiones alejadas de la Amazonía” y no exigían que la ordenación de mujeres como diaconisas fuese “sacramental” (hay que saber mucha mala teología para entenderlo…). Pues ni eso. Llega el capítulo IV, y silencio: ni alusión a las mencionadas medidas.
Y peor aun que el clamoroso silencio es el argumento que lo rompe. Afirma, en efecto, que lo “más específico” del sacerdote es “el sacramento del Orden sagrado que lo configura con Cristo sacerdote”, que le reviste de “un carácter exclusivo”, y que “solo a él lo capacita para presidir la Eucaristía” y para “absolver los pecados” (87-88). Y que, por ello, urge “promover la oración por las vocaciones sacerdotales” (90), célibes por supuesto. Y masculinas, pues solo “a través de la figura de un varón” “se presenta Jesucristo como Esposo de la comunidad que celebra la Eucaristía” (101). Es la consagración del clericalismo en lenguaje medieval, sustentado sobre un viejo mecanismo inconsciente bien estudiado: la renuncia (al menos como ideal) al ejercicio de la sexualidad se compensa con la libido del poder, justo lo contrario de Jesús y de la primera Iglesia. Y todo en nombre de Dios.
¿Y las mujeres? Las mujeres pueden ser “bautizadoras, catequistas, rezadoras, misioneras” (99), faltaría más, pero nunca representar a Jesús en la mesa del pan y del perdón. Y por si alguien sigue reivindicando que las mujeres puedan presidir la Eucaristía y pronunciar la absolución, al igual que los varones, se le dice: eso “nos orientaría a clericalizar a las mujeres” y “provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable” (100), sus labores de mujer… Así lo quiere Dios, viene a decir el papa.
¿Cómo es posible? Expertos vaticanistas lo excusan, diciendo que lo ha hecho para evitar un cisma. Tal vez. O que quizás vaya a dejar en manos de los obispos de cada lugar las medidas reformadoras. A lo mejor. Yo me quedo con el diagnóstico de Nicolás Castellanos, obispo de Palencia, que renunció y se fue a la Amazonía: “Las expectativas quedaron en el camino entreverado de la Curia” (lo que dejaría en evidencia el callejón sin salida del papado como sistema: poder absoluto sometido a poderes incontrolados e incontrolables).
Sea como fuere, el Amazonas pasó por Roma, pero el Vaticano se negó a reconocerse y a bautizarse en él. Le da miedo soñar y mojarse. Prefiere el pasado al futuro, opta por la fidelidad de la Curia frente a la libertad evangélica, teme más perder la obediencia de unos cuantos cardenales a la inmensa mayoría de hombres y mujeres de la querida Amazonía ancestral y de nuestro perplejo, huérfano, siglo XXI.
Sin embargo, el Espíritu anima la vida palpitante de las aguas, los bosques y el aire, y del corazón de todas las gentes. La institución eclesial pasará, pero el Aliento de la vida nunca dejará de soplar y de crear futuro.

José Arregi
(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 1 de marzo de 2020)

SOBRE LAS PISADAS DE NUESTRAS HERMANAS MAYORES


pisadas herm
¿SFCC? ¿Y eso qué es? Una comunidad cristiana de personas consagradas con los tres votos tradicionales traducidos al lenguaje de hoy y de la que forman parte personas de todos los estados de vida, hombres y mujeres, basada en los principios del Concilio Vaticano II.
Es una comunidad profética, ecuménica, no-canónica... Y la siguiente pregunta "esperada": ¿Está aprobada por la Iglesia?
Dan ganas de contestar: primero piensa y luego haz la pregunta pero es mejor decir: la comunidad no busca la aprobación eclesiástica porque no está dentro de los cánones de la iglesia católica sino que buscamos que podamos convivir personas de diferentes iglesias cristianas.
Si a continuación dices: ¿conoces Taizè? Mucha gente se queda más tranquila...es verdad, en Taizè conviven hermanos de distintas iglesias cristianas y no  buscan "la aprobación" de Roma sino lo que nos unifica: Cristo.
Pero son hombres...y en nuestra sociedad, a pesar de lo avanzados que nos creemos hay una obsesión por encajar a las mujeres y sobre todo a las religiosas en moldes claros y que no den lugar a confusiones.
A raíz de la convocatoria realizada a nivel nacional para protestar por la invisibilidad de las mujeres en la Iglesia en lo que concierne a los ministerios, la organización y por tanto en las mesas donde se toman las decisiones, es importante demostrar de manera contundente que estamos hartas de "pedir permiso", de que nos corten las alas porque las iniciativas nacen de nosotras y no de ellos.
"Nos oponemos a toda forma de autoritarismo que impide el logro de la maduración de  la plena personalidad. Nos oponemos específicamente al requisito actual de presentar nuestras constituciones a Roma para su aprobación. Como mujeres cristianas adultas, no necesitamos ni buscamos permiso para intensificar nuestros compromisos bautismales con los ideales del Evangelio y con los principios teológicos que reconocen que el Espíritu Santo habla en y para las personas de ambos sexos y de todos los rangos.
Nos oponemos al mandato de la Sagrada Congregación para los Religiosos de poner fin a la experimentación y buscar la aprobación de las constituciones definitivas. Consideramos este mandato y el proceso de aprobación propuesto como una violación de los principios de subsidiaridad y colegialidad enunciados por el Concilio Vaticano II. Para aquellos que comparten estas inquietudes morales, haga un llamado a todas las congregaciones religiosas y a las mujeres religiosas individuales para que: acepten la plena responsabilidad de las regulaciones y principios que rigen nuestras vidas en la comunidad, en la actualidad esto implica la aceptación del estatus no canónico ".
Sudden Spring: 6th Stage Sisters, Trends of Change in Catholic Sisterhoods by Lillianna Kopp, SFCC
Este escrito no es de hoy; tiene aproximadamente 50 años, y fue escrito for Lillianna Kopp y algunas compañeras que empezaron la comunidad SFCC basándose precisamente en las conclusiones del Concilio Vaticano II sobre la subsidiaridad y la colegialidad. En estos 50 años de andadura Roma ha ofrecido a la comunidad en un par de ocasiones la "canonicidad" a lo que hemos contestado: "No, gracias".
El motivo fundamental es la no aceptación de la imposición jerárquica no sólo a las comunidades religiosas femeninas sino a todas las comunidades laicales de cualquier tipo.
A pesar de que la Ruáh ha inspirado en todos estos años el nacimiento de comunidades al estilo de las Primeras Comunidades Cristianas, basadas en la igualdad de sus miembros respetando carismas y ministerios, la jerarquía busca "aprobarlas" según sus criterios, más basados en el control que en el evangelio.
Se ha acabado el tiempo de la rabia y la frustración: es hora de actuar según nos dicta nuestra conciencia como hijas de Dios, maduras, responsables, con el tiempo de dar estos pasos en nuestras manos, además de protestar.


TEOLOGÍA PARA UNA IGLESIA EN SALIDA: SÍMBOLOS DEL DESPOJARSE


col hanzel
La elección del papa Francisco el 13 de marzo de 2013 fue un acontecimiento que me dejó, inicialmente, confundido. En plena clase, luego de recibir una notificación en mi móvil, salí corriendo para traer un televisor viejo y poder seguir en vivo lo que sucedía. Entre alegría y desconfianza traté de explicar a mis estudiantes y colegas lo que estaba sucediendo al tiempo que trataba de traducir lo que escuchaba. Confieso que, para alguien como yo, un joven teólogo formado en la era postconciliar e influenciado directamente por la exégesis crítica y sociológica, cualquier figura que se asomase al balcón de San Pedro me iba a parecer poco esperanzadora. Después de décadas de "invierno" eclesial, así calificado por K. Rahner (1989), no me esperaba que los símbolos del despojarse que vi aquella tarde lograrían cambiar mi opinión.
¿Símbolos del despojarse? Sí, la elección de un jesuita, latinoamericano, proveniente de las periferias, fue la primera señal de algo más profundo y confuso para mí. Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, se presentó aquella noche romana saludando de forma afable, sin fórmulas elaboradas, con su italiano herrumbrado, sin mucho protocolo y con la simple sotana blanca despojada de la muceta roja y de la estola enarbolada en oro que identificaba a sus antecesores. No otorgó su bendición sin que antes pidiera la de su pueblo. Se trataba de un obispo que pedía el aval de su diócesis porque la imposición no puede estar nunca en el programa de un pastor: "Donde me aterra lo que soy para ustedes, allí me consuela lo que soy con ustedes. Para ustedes soy Obispo. Con ustedes soy cristiano" (San Agustín, Sermón 340).
Otro símbolo del despojarse fue su nuevo nombre. Representaba la sencillez de quien se hace pequeño para servir a los pequeños: Francisco. "No te olvides de los pobres", le dijo el cardenal brasileño Cláudio Hummes al recién electo obispo de Roma. Y esa frase, en palabras de propio papa, "entró aquí" (señalando su cabeza) y le hizo pensar de inmediato en il poverello, Francisco de Asís, "[...] el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación". Autodenominarse "Francisco" conllevaba todo un proyecto teológico, social e ideológico: "¡Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!" (16 de marzo, 2013).
Son símbolos del despojarse o, más precisamente, símbolos del despojo del poder clerical que, paso a paso, recuperan la contraculturalidad presente en los orígenes del cristianismo, en las primeras comunidades de seguidores de Jesús que, conscientemente, rechazaron la fuerza del poder imperial. No podría continuar enumerando cada una de las imágenes empleadas por Francisco y que dibujan su concepción eclesial, pero sí quisiera recordar que la simbología no es gratuita, sino que el verdadero símbolo (del griego syn-ballo) es aquel que une realidades, que no se queda en la expresión vacía ni en la simple caricatura, sino que porta consigo la fuerza de lo que representa.
Desde Centroamérica, concretamente desde Costa Rica, muchos/as teólogos/as recobramos el sentir esperanzado desde estos símbolos y desde las acciones concretas que se ven en la administración de la Curia Romana, del IOR, del nombramiento de obispos y cardenales al "estilo" de Francisco. Pero sobre todo al constatar que la "vuelta a Jesús" y a los "orígenes" se transparenta en cada una de las acciones del reciente pontificado. Muchos quisiéramos, lo confieso, menos ambigüedades en ciertos temas referentes a la teología crítica que ha sido sancionada otrora, a las declaraciones referentes al género y la familia, a ese "tira y encoje" que va adelante con ciertos temas y atrás con otros. Pero también confieso que las cosas, en una institución avejentada y estructurada, no pueden cambiar de la noche a la mañana y la sensibilidad de quienes le llevan la contra a Francisco está tan a flor de piel que los mínimos movimientos provocarían más conflictos. No obstante, creo también que no podemos ser "medias tintas" y el volver al Evangelio nos exige cambios fuertes y constantes. Por eso es que, si el papa Francisco, por la posición que ocupa, se ve limitado en explicitar su programa, los/as teólogos/as sí podemos lanzarnos más al adelante y preparar caminos que sensibilicen este regreso a los "orígenes" del movimiento galileo de Jesús.
Recuperar la pluralidad en la Iglesia, reconocer que el estilo de vida siempre estuvo antes que la formulación de la doctrina (y no al revés) y que el cristianismo tiene en su ADN la diversidad cultural, es un programa que debemos subrayar con fuerza en nuestros escritos, discursos y clases. La Iglesia que se funda en el recuerdo de Jesús no debe ser timorata para dialogar con la realidad contemporánea pero tampoco debe serlo para reconocer sus fallos y límites. No somos una "sociedad perfecta", sino una sociedad servidora del mundo, una comunidad de fe que busca la realización de la utopía de "projimidad" que el galileo denominó "Reino de Dios". Desde esta nueva plataforma de Religión Digital "Teología para una Iglesia en salida", un gran grupo de teólogos/as queremos visibilizar e impulsar esa nueva Iglesia del servicio desde nuestro ámbito: la academia, la universidad y, para quienes tienen ligamen eclesial, la praxis pastoral.
He sido bloguero de este medio religioso durante años, desde que fui profesor en la Universidad Católica de Costa Rica y hasta la fecha, ahora como director de la Escuela de Ciencias Bíblicas de la Universidad Bíblica Latinoamericana. Durante todos estos años he visto como la iglesia católica costarricense participa en el debate público, casi exclusivamente, en temáticas de moral sexual y familiar. Durante las campañas electorales la voz de los obispos se esfuma en medio de marchas que pierden legitimidad social día con día y el profetismo socio-económico de otros tiempos parece perdido en un país cada vez más desigual. Sigo pensando que las reformas de Francisco son asumidas con recelo en no pocos estamentos de la iglesia tica, pero eso no significa que debamos decaer. Tampoco puedo decir que no existan excepciones y que, a pesar de los embates de quienes creen en una iglesia cerrada y monolítica, muchos clérigos y laicos/as costarricenses apuestan abiertamente por una Iglesia de acogida.
Los/as teólogos/as que aún estamos "en la diáspora", unos más que otros, queremos caminar hacia la construcción de una Iglesia que salga de sus comodidades, que abandone los palacios arzobispales y se instale en plena calle, que evidencie a aquellos que utilizan la institucionalidad como pequeño feudo, tal como lo hace explícitamente el papa Francisco. Esta "Iglesia en salida" debe materializarse en una Iglesia despojada la cual proclame que su auténtica fuerza está en la debilidad (cf. 2 Co 12,7-10).

Hanzel J. Zúñiga Valerio


Bibliografía citada
Imhof, P. - Biallowons, H., La fe en tiempos de invierno: diálogos con Karl Rahner en los últimos días de su vida, Desclée de Brouwer: Bilbao, 1989.
San Agustín, Sermón 340: Sermones (6°) 339-396, Biblioteca de Autores Cristianos: Madrid, 1985.
L'Osservatore Romano, Audiencia con prensa del 16 de marzo de 2013: http://www.osservatoreromano.va/es/news/una-iglesia-pobre-y-para-los-pobres

LA MISA DEL DOMINGO DOMINGO II de CUARESMA (A) 8 de marzo de 2020



Subir al monte… Jesús subió al monte con tres apóstoles, Pedro, Santiago y Juan, para orar. En nuestra vida, parar, tomar perspectiva, vivir desde Dios es imprescindible para cuidar que nuestra vida siga siendo sal y luz para los demás, para vivir desde Dios.   IR A LA PÁGINA

MISA CON NIÑOS DOMINGO II de CUARESMA (A) “Vestidos de luz” 8 de marzo de 2020



(En el evangelio de hoy Jesús se nos va a presentar “transfigurado”, es decir, mejorada su figura, más luminosa. Es un hecho que, de alguna manera, prepara la Pascua a la que llegaremos después de la Cuaresma. IR A LA PÁGINA

¿Qué salesianos para los jóvenes de hoy?

Hablando de Paco Hernández que en paz descanse
- Por: Fernando García


Hoy en mi reflexión sobre el tema capitular no parto de ningún documento de trabajo, sino de un rostro concreto y de la propia experiencia de vida compartida. 

 
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Un salesiano sereno, discreto, presente... siempre presente y disponible para lo que haga falta, sin hacer ningún alarde ni buscar ningún protagonismo. Un salesiano que minimiza los problemas y construye comunidad, creando ambiente y repartiendo sonrisas con un estilo único. 

Un referente para centenares de jóvenes durante muchos años en las clases de Bachillerato y sabiéndose reciclar con genialidad una vez que llega el momento de dejar el aula. 

Una persona fiel, leal en la que sabes que puedes confiar y con la que puedes contar hasta para las tareas más sencillas. Un hombre de Dios que vive la espiritualidad salesiana con la sencillez de la vida cotidiana, haciendo extraordinariamente las cosas ordinarias de cada día. Gracias D.Paco, por haber sido un salesiano así. 

Cuántas veces hemos bromeado con el "Dios te ve" que te soltaba de improviso cuando nos cruzábamos por el Retiro... ahora no solo Dios te ve, sino que tú le estás viendo a Él, para interceder por nosotros y por tu casa de Atocha en la que dejaste vida y corazón. Ayúdanos para que sigamos siendo los salesianos que los jóvenes necesitan y que Don Bosco soñó.

Ha fallecido don Paco Hernández, sacerdote salesiano




Fallecía el lunes, 2 de marzo por la tarde. El Miércoles día 4, a las 11:45 h. se celebró una Misa de Despedida de la casa. Y a las 13:20 h. fue el Entierro en el Panteón salesiano de Carabanchel.


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El martes 3, desde las 11:00 h. Estuvo su cuerpo en la Capilla de los Mártires del Santuario de María Auxiliadora que estuvo abierta hasta las 21:00 h. 

El lunes día 9, a las 19:30 h. será el FUNERAL en nuestro Santuario de María Auxiliadora. Estará presidido por Mons. José Cobo,  Obispo Auxiliar de Madrid.

Damos gracias a Dios por tu vida y tu vocación como salesiano, siempre entregado a la misión. María Auxiliadora te ha recibido también en el Jardín Salesiano.