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miércoles, 1 de junio de 2016

Emergencias olvidadas: Crisis humanitaria de Etiopia

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- Por: Cristina Bermejo (JyD)
31/05/2016 


En Etiopia, la vida de más de 10 millones de personas se encuentra en grave peligro debido a la severa sequia que azota actualmente el país africano, de los cuales más de 5 millones son menores.

 
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En el mundo hay miles de personas que viven en situación de crisis y emergencia: desastres naturales, conflictos armados, epidemias, hambrunas…

Sin embargo, aunque en un primer momento despierten gran interés, la mayor parte de estas emergencias cae rápidamente en el olvido y son sustituidas por nuevas crisis. Se olvidan demasiado pronto, cuando son procesos que muchas veces duran años.

¿Qué pasó con Haití, Filipinas, Nepal o la epidemia de ébola? Son crisis olvidadas. No hay un seguimiento de las mismas en los medios de comunicación para poder conocer su evolución.

Con tantas crisis en la actualidad – como el conflicto en Siria – hay situaciones que reciben muy poca atención mediática, son crisis que pasan inadvertidas, que quedan silenciadas, muchas ni siquiera llegan a los titulares. Son precisamente estos “pequeños” desastres los más frecuentes, los que provocan más pérdidas económicas y humanas: el conflicto étnico en Gambella (Etiopia), la crisis de menores migrantes en Centroamérica, el éxodo masivo en Eritrea, desplazados en Colombia, crisis de Diffa, Somalia… conflictos con un gran impacto en las vidas de miles de personas.  Al sufrimiento de estas personas hay que sumar la falta interés y la falta de respuesta. Que no se hable de ella en los medios, no quiere decir que no estén en permanente emergencia.
Hay otros lugares donde las crisis se han convertido en la norma, hay emergencias que duran años, incluso décadas, que se vuelven crónicas, como la crisis humanitaria que atraviesa actualmente Etiopia.

En Etiopia, la vida de más de 10 millones de personas se encuentra en grave peligro debido a la severa sequia que azota actualmente el país africano, de los cuales más de 5 millones son menores.

Es uno de los países más afectados por el fenómeno climático conocido como El Niño, fenómeno que altera los patrones meteorológicos en muchas partes del mundo, el cual ha dado lugar a una de las sequias calificada como “la peor en 30 años”, algo dramático para un país en el que 8 de cada 10 personas dependen de la agricultura. Han sido ya 2 cosechas consecutivas sin poderse recoger por la falta de lluvias.

La situación es crítica también para los que dependen del ganado, cientos de animales han muerto, lo cual está provocando que miles de hogares estén perdiendo además sus medios de vida.

Crece de forma alarmante la preocupación por la protección infantil. Actualmente, casi  2.100.000 niños y niñas en edad escolar son afectados por la sequía. “En esta situación los niños y niñas dejan de ir al colegio para ayudar a sus familias recogiendo agua o con el ganado” según explica el Padre Estifanos Gebremeskel, Superior de la Provincia Salesiana de Etiopia. Multitud de escuelas permanecen cerradas. Más de 400.000 niños y niñas están afectados de malnutrición severa. Algunas zonas de Tigray, Afar y la región Somalí se encuentran ya en situación de emergencia, el paso previo a la declaración de hambruna.

La devastadora sequía fuerza a muchos etíopes a emigrar hacia ciudades como Addis Abeba o Mekelle e incluso a abandonar el país, siendo en este contexto víctimas de la desesperación, especialmente vulnerables a la migración ilegal, la explotación y los traficantes de seres humanos, que aprovechan para beneficiarse de estas situaciones de crisis.

Las últimas noticias que nos llegan desde Etiopía hablan de fuertes lluvias que han empezado a caer en algunas zonas del Sur del país, fuera de temporada y de forma desproporcionada, provocadas por el fenómeno El Niño, que están causando graves daños y corrimientos de tierras, dificultando así el transporte de alimentos y ayuda humanitaria a zonas afectadas por la sequía.

¿Qué estamos haciendo?
En Jóvenes y Desarrollo centramos nuestra atención y esfuerzos en la población más vulnerable, para enfrentar esta crisis nos hemos unido a la campaña puesta en marcha por los Salesianos de Don Bosco, que llevan más de 50 años trabajando en Etiopia y la ONG Salesiana VIS para apoyar a la población más afectada de las zonas de Oromia, Tigray, Somalí y la región de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur. Se está distribuyendo agua, principalmente en escuelas; comprando y distribuyendo alimentos energéticos multivitamínicos -especialmente para niños y niñas desnutridos- a más de 40.000 personas y actualmente se planifican las intervenciones a medio y largo plazo: construcción de nuevos pozos y rehabilitación de los ya existentes.
Con esta campaña pretendemos además rescatar a la población etíope del olvido que con frecuencia les castiga, con el fin de lograr cambios que les beneficien.

Si quieres colaborar para que la emergencia en Etiopia no se convierta en invisible, puedes hacerlo aquí:  http://jovenesydesarrollo.org/etiopia

 

Radicales Gabriel Mª Otalora

Radical viene de raíz en el sentido que afecta a la parte esencial de una cosa de una manera total o completa. En el terreno político, la RAE define como radical a quien pretende reformar total o parcialmente el orden político, científico, moral y aun religioso. Sin embargo, Rajoy y otros como él utilizan mucho esta palabra pero como adjetivo peyorativo para desprestigiar a los rivales, como sinónimo de extremistas, irresponsables y totalitarios. A pesar de que en la semántica del idioma castellano, no haya rastro negativo de este término.


Pero entiendo muy bien a Rajoy y a los que piensan como él porque necesitan desacreditar a las verdaderas posturas radicales que buscan el fondo de las cosas para cambiar aquello que es injusto y no funciona. Por ejemplo, la distribución de la renta en este sistema neoliberal cada vez más intervencionista en la política democrática.
Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística publicaba una encuesta sobre la evolución de la renta en el Estado. Lo más grave, es que los datos evidencian con claridad el desigual reparto generacional en los costes del descenso del nivel de vida. Lo que nos lleva a otra cuestión: la sostenibilidad del sistema de pensiones, al que además el gobierno mariano ha desfondado la hucha ahorrada en anteriores legislaturas.

El problema aparece cuando se quiere vender el crecimiento del PIB sin poner el acento en la desigualdad injusta de la renta; y la denuncia no viene no solo de los “radicales” que Rajoy despacha despectivamente, sino de otros radicales a los que él y sus amigos neoliberales no se atreven a desprestigiar, de momento: El secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, ha denunciado los datos “obscenos” sobre el aumento de la desigualdad en España. “Es inaceptable que exista una desigualdad tan grande, porque “millones de familias que quedan orilladas” y además, “se degrada la democracia”. Ha pedido a los gobernantes que afronten con urgencia el problema de la fiscalidad pues España “no tiene una fiscalidad redistributiva que genere igualdad”.
Ante la desigualdad, Cáritas propone una renta mínima para entre 500.000 y 600.000 hogares españoles que no perciben ningún ingreso. “Es algo asumible”, aseguran. Suiza parece que también se radicaliza yendo a la raíz del problema: debate implantar una renta mínima universal a todos sus ciudadanos, justo por encima del umbral de pobreza en aquel país. Nosotros estamos bastante radicalizados hace tiempo con nuestras RGI y la RIS navarra.
El Papa por su parte, es un radical de libro cuando dijo no a la “economía de la exclusión y de la iniquidad” y pidió (en febrero 2016) renunciar a la autonomía de los mercados y atajar la desigualdad. Para que la economía deje de “matar” y marginar a los pobres (sic). Por tanto, son dos discursos paralelos lo que produce escozor en quienes huyen de la verdadera radicalidad y se disfrazan de sensatos y prudentes; no paran de repetir la recuperación económica de España y de su papel de locomotora de Europa obviando, claro, los datos de grave desigualdad, deuda y déficit público. La realidad es que />Encuentro de entreParéntesisno solo aumenta la desigualdad social por los efectos devastadores de la crisis económica, sino la pobreza.
Este mismo año, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), de la que forman parte organizaciones radicales como Cáritas, Cruz Roja y la Once, dieron a conocer el dato del indicador europeo AROPE, que combina la renta con el consumo y el empleo: más de 12,8 millones de personas (27,3%), se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, con dificultades para alimentarse adecuadamente. No nos engañemos, la manipulación sostenida de la realidad esconde una falta de voluntad para acabar con la desposesión de los derechos más básicos de las personas. Si a esto añadimos “lo” de los refugiados, sobra indiferencia globalizada y falta verdadera radicalidad. También en nosotros, los católicos.

Las insidias del arzobispo Cañizares Berta Cao

 

Cañizares2
El arzobispo Cañizares es de esos hombres que siempre dan juego. Es posible que él, tan de llevar faldas, no sea consciente del odio que va destilando hacia quienes son diferentes, mientras mantiene, más que su fidelidad a Dios, un pacto con unos cuantos de los suyos, con esos que hablan desde el mismo rencor y el mismo desprecio de las mujeres, de la homosexualidad o de quienes piensan desde otros parámetros. ··· Ver noticia ···